AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Crystall se había levantado de la cama, Derek aún dormía. Mas en la mente de Crystall las imágenes de su condena no se iban, se intensificaban. Y ahora una inquisidora los asechaba, Killer Bee era su nombre y aunque no la habían visto aún, los hermanos pensaban que en alguna parte de su vida se cruzó, ambos la conocían bajo otro nombre. ¿Cuál? Ese era el misterio.
Haciéndose de una bata Crystall salió de la habitación y caminó hasta la colección personal de libros que su hermano había adquirido y de los cuales a penas había leído un puñado.
Hacía unos días que Crystall había adquirido una librería y la llamó Libreire Wijsheid, la vieja librería contaba con sus propios libros que también compró. Y ahí, entre grande y vieja colección encontró un libro muy especial, "Elixires de mundos antiguos", él libro era tosco y muy grande, con hojas amarillentas y dibujos a una tinta elegante y que han se conservaba, no había editorial ni año de edición, no existía autor, sólo el título, y nada más que pudiere identificarlo. Había registros de numeroso elixires dentro del libro que ella ignoraba, muchos podían ser fantasías, quizás no existieren. Pero a ella algo le decía que todo cuanto estaba escrito existía.
Y el agua de plata que descendió por la montaña en la antigua Babilonia, se cristalizó. Maravillados por la belleza del cristal plateado, del cristal que emitía su propia luz, su propia temperatura, el hombre de la edad de bronce la tomó y fue entregada a Reyes. Pero existía un hechizo dentro de esos cristales paganos, los reyes pelearon y muchos reinos cayeron hasta que el vencedor recolectó todas las piezas y las fundió, guardándolas en una gran vasija. Nuevamente era el agua de plata. La historia de los cristales y el agua de color plateado casi desapareció hasta que los Persas derrocaron al Rey y tomaron el agua para ellos. Por primera vez el líquido como espejo fue bebido por el Rey Dios Persa Sah Pahlavi que vivió 250 años, el agua poseía poderes mágicos, que dio inmortalidad a Sah, no sangraba, sus heridas instantáneamente sanaban y ninguna enfermedad lo atacaba. El imperio de Sah Pahlavi se convirtió en el más poderoso hasta que los griegos, vencieron al imperio y mataron a Sah Pahlavi cortándole la cabeza.
El "elixir de la inmortalidad" como lo llamó Sah, ya no era la misma cantidad de cuando la obtuvo, más de la mitad había sido consumida y más lo sería. El agua cayó en manos de demonios bebedores de sangre y el elixir actuó de nuevo, uno de esos inmortales, de piel blanca y corazón muerto bebió el agua plateada, su cuerpo cayó y convulsionó. Sus compañeros vieron todo cuanto pasó. El corazón muerto volvió a latir, la piel blanca tomó un color rosado y la sed de sangre se convirtió en una repulsión, aquel bebedor de sangre había regresado a su forma mortal, era libre de la maldición. El rumor se extendió, muchos condenados y malditos viajaron a Oriente en busca de Cereus el poderoso vampiro guardián del "elixir de la vida" como él lo llamó, regresaba a la vida a los no muertos, liberaba la maldición de los mitad lobo, mitad hombre; de los que cambiaban de humanos a varios animales, los propios humanos con habilidades extraordinarias las perdían ante el poder del elixir de la vida.
Poseer semejante poder corrompió a Cereus, sus propios fanáticos lo quemaron y el elixir se perdió.
Por casi un siglo el recipiente de un litro de la mágica bebida se ocultó del mundo hasta que un hombre lo encontró, un hombre al que él mundo llamaba Jesucristo, con el agua de plata Jesucristo sanó a mucha gente, hizo milagros y profesó la palabra de un único DIOS, el elixir sobrevivió el tiempo suficiente para que Jesus lo entregara a Maria. —Estás son las Lágrimas de Dios, que curan todo mal, bebe de ella y que mis apóstoles también lo hagan, pues con ellas tendrán la redención y el perdón eterno de Dios—.
Pero ese libro no decía nada más de las Lágrimas de Dios, —¿dónde se ubicaba dicho elixir?, ¿Maria y los apóstoles lo habían agotado?— Eran preguntas que desolaban la vida incestuosa de Crystall, en la biblioteca de Derek encontró algo más, un libro de Maria, de donde fue y que fue de su verdadero final. La bruja consultó la Biblia más de una vez buscando pistas pero no encontraba nada.
Sin embargo, aquella mañana buscaría nuevamente la esperanza. Su librería presentaría una exposición de libros antiguos, ella recibiría un paquete especial y grandes personalidades compartirían libros en un intercambio cultural de todos países y todas razas.
Crystall se apresuró y abrió la librería Libreire Wijsheid, colocó el anunció de libros antiguos y volvió a cerrar, preparó los libros en las estanterías y seleccionó los libros más antiguos a la vista. Subió algunos de su cuarto de pared falsa, para compartir algo más especial y esperó a que el atardecer viniera, no quería conformarse con pensamientos humanos, esperaba que algún inmortal viniera, quizás encontrara a alguien que vivió y conoció a Cereus. Si era así podía interrogarlo ella misma o con el poder de Derek.
Y abrió por fin a las seis en punto, esperando a que la gente se acercara, entrara y leyera. Crystall sólo estaría pendiente a los hallazgos que otros harían, después de todo dos cabezas buscan mejor que una, pero cientos mejor que dos.
Haciéndose de una bata Crystall salió de la habitación y caminó hasta la colección personal de libros que su hermano había adquirido y de los cuales a penas había leído un puñado.
Hacía unos días que Crystall había adquirido una librería y la llamó Libreire Wijsheid, la vieja librería contaba con sus propios libros que también compró. Y ahí, entre grande y vieja colección encontró un libro muy especial, "Elixires de mundos antiguos", él libro era tosco y muy grande, con hojas amarillentas y dibujos a una tinta elegante y que han se conservaba, no había editorial ni año de edición, no existía autor, sólo el título, y nada más que pudiere identificarlo. Había registros de numeroso elixires dentro del libro que ella ignoraba, muchos podían ser fantasías, quizás no existieren. Pero a ella algo le decía que todo cuanto estaba escrito existía.
Y el agua de plata que descendió por la montaña en la antigua Babilonia, se cristalizó. Maravillados por la belleza del cristal plateado, del cristal que emitía su propia luz, su propia temperatura, el hombre de la edad de bronce la tomó y fue entregada a Reyes. Pero existía un hechizo dentro de esos cristales paganos, los reyes pelearon y muchos reinos cayeron hasta que el vencedor recolectó todas las piezas y las fundió, guardándolas en una gran vasija. Nuevamente era el agua de plata. La historia de los cristales y el agua de color plateado casi desapareció hasta que los Persas derrocaron al Rey y tomaron el agua para ellos. Por primera vez el líquido como espejo fue bebido por el Rey Dios Persa Sah Pahlavi que vivió 250 años, el agua poseía poderes mágicos, que dio inmortalidad a Sah, no sangraba, sus heridas instantáneamente sanaban y ninguna enfermedad lo atacaba. El imperio de Sah Pahlavi se convirtió en el más poderoso hasta que los griegos, vencieron al imperio y mataron a Sah Pahlavi cortándole la cabeza.
El "elixir de la inmortalidad" como lo llamó Sah, ya no era la misma cantidad de cuando la obtuvo, más de la mitad había sido consumida y más lo sería. El agua cayó en manos de demonios bebedores de sangre y el elixir actuó de nuevo, uno de esos inmortales, de piel blanca y corazón muerto bebió el agua plateada, su cuerpo cayó y convulsionó. Sus compañeros vieron todo cuanto pasó. El corazón muerto volvió a latir, la piel blanca tomó un color rosado y la sed de sangre se convirtió en una repulsión, aquel bebedor de sangre había regresado a su forma mortal, era libre de la maldición. El rumor se extendió, muchos condenados y malditos viajaron a Oriente en busca de Cereus el poderoso vampiro guardián del "elixir de la vida" como él lo llamó, regresaba a la vida a los no muertos, liberaba la maldición de los mitad lobo, mitad hombre; de los que cambiaban de humanos a varios animales, los propios humanos con habilidades extraordinarias las perdían ante el poder del elixir de la vida.
Poseer semejante poder corrompió a Cereus, sus propios fanáticos lo quemaron y el elixir se perdió.
Por casi un siglo el recipiente de un litro de la mágica bebida se ocultó del mundo hasta que un hombre lo encontró, un hombre al que él mundo llamaba Jesucristo, con el agua de plata Jesucristo sanó a mucha gente, hizo milagros y profesó la palabra de un único DIOS, el elixir sobrevivió el tiempo suficiente para que Jesus lo entregara a Maria. —Estás son las Lágrimas de Dios, que curan todo mal, bebe de ella y que mis apóstoles también lo hagan, pues con ellas tendrán la redención y el perdón eterno de Dios—.
Pero ese libro no decía nada más de las Lágrimas de Dios, —¿dónde se ubicaba dicho elixir?, ¿Maria y los apóstoles lo habían agotado?— Eran preguntas que desolaban la vida incestuosa de Crystall, en la biblioteca de Derek encontró algo más, un libro de Maria, de donde fue y que fue de su verdadero final. La bruja consultó la Biblia más de una vez buscando pistas pero no encontraba nada.
Sin embargo, aquella mañana buscaría nuevamente la esperanza. Su librería presentaría una exposición de libros antiguos, ella recibiría un paquete especial y grandes personalidades compartirían libros en un intercambio cultural de todos países y todas razas.
Crystall se apresuró y abrió la librería Libreire Wijsheid, colocó el anunció de libros antiguos y volvió a cerrar, preparó los libros en las estanterías y seleccionó los libros más antiguos a la vista. Subió algunos de su cuarto de pared falsa, para compartir algo más especial y esperó a que el atardecer viniera, no quería conformarse con pensamientos humanos, esperaba que algún inmortal viniera, quizás encontrara a alguien que vivió y conoció a Cereus. Si era así podía interrogarlo ella misma o con el poder de Derek.
Y abrió por fin a las seis en punto, esperando a que la gente se acercara, entrara y leyera. Crystall sólo estaría pendiente a los hallazgos que otros harían, después de todo dos cabezas buscan mejor que una, pero cientos mejor que dos.
- Pequeña mención:
- La escritura es libre, recuerden que nadie conoce el secreto del elixir más que Crystall, en este tema se les será revelado por ella misma, tratamos de formar las alianzas y una vez enterados, querer saber más del elixir, exponer (para sí) las ambiciones personales y terminando el tema iniciará la búsqueda, ya les diré como.
No hay ninguna clase de restricción a la hora de escribir, a divertirnos chav@s.
¡IMPORTANTE!
Aparece como Privado pero quien quiera unirse lo puede hacer siempre y cuando me informen vía mp.
Crystall.
Última edición por Crystall Van Wijs el Miér Dic 05, 2012 7:34 pm, editado 1 vez
Crystall Van Wijs- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 297
Fecha de inscripción : 26/08/2012
Edad : 36
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
En cualquier momento te darás cuenta;
nunca jamás podrás dar nada por hecho
Aquella mañana se presentó curiosamente alegre. O lo más cercano a la alegría que Selene podía encontrar. Ya para ella era motivo de alegría no tener mucho que hacer respecto a lo que le tocaba hacer, por lo que podía darse unas cuantas horitas de asueto, en las que normalmente o salía a disfrutar de un paseo o se limitaba a preocuparse, tanto por su primo como por el resto de su familia, o a leer un poco, o a examinar aquella pequeña mercancía que ahora guardaba en su casa como si guardara una joya valiosa.
Y era de día...por lo que podía hacer varias cosas. Selene quería encontrar algunos libros nuevos, por lo que decidió salir y encontrar alguna librería o algún sitio parecido. Comprar algunos. Quizás luego leyera un rato o se pusiera a escribir alguna carta.
Así que la muchacha se enfundó en un vestido blanco, y salió de su casita paseando por las calles de París, disfrutando del sol de la mañana, pensando en varias cosas, pero por lo general algo distraída.
Estuvo deseando maldecirse para sus adentros...tenía que echarle otro vistazo a esa pequeña mercancía. Y quizás luego se perdería otra vez por el bosque, o buscaría a su viejo amigo. No le gustaba quedarse sin cosas que hacer. Selene era una muchacha demasiado inquieta para ello. Si estaba ociosa, pues llenaba esa ociosidad con cosas interesantes.
Y entonces recordó que un viejo amigo le había hablado de una librería que se acababa de abrir. No recordaba el nombre con exactitud, pero le habían contado que tenía varios libros interesantes.
Libros antiguos, sobre todo, lo cual ya despertaba el interés de Selene, que necesitaba examinar unos cuantos.
Hummm...sí, quizás fuera lo más sensato pasarse por allí.
Pero por la noche. Porque la verdad es que debía de hacer otra cosa más. Uno de sus pequeños experimentos con aquella pequeña reliquia que había adquirido hacía poco. Acababa de recordar que tenía que hacer otra cosa, así que regresó a su casa y salió luego de allí otra vez para encaminarse hacia la biblioteca, en dónde se quedaría casi todo el día, hasta que comenzó a caer la noche, a las seis por ahí más o menos.
Así que se encaminó hacia allá con la intención de curiosear lo que había por allí. Trató de recordar dónde le habían dicho que estaba...y al cabo de unos veinte minutos logró encontrar el sitio indicado.
"Librería Wijsheid" ponía en la pancarta. Observó la librería con interés, el anuncio de los libros antiguos...y se decidió a entrar.
Allí sólo había por ahora una persona aparte de ella. Una mujer, debía de ser la dueña de la librería recién abierta.
-¡Bonjour!-exclamó la joven saludando con una inclinación de cabeza a la dama...a quién por cierto había visto ya, en la sede de la Alianza. Selene recordaba que se llamaba Crystall. O al menos eso era lo que ella creía-Tenéis una colección bastante interesante por aquí-se acercó a dónde estaban los libros antiguos y los observó con sumo interés.
nunca jamás podrás dar nada por hecho
Aquella mañana se presentó curiosamente alegre. O lo más cercano a la alegría que Selene podía encontrar. Ya para ella era motivo de alegría no tener mucho que hacer respecto a lo que le tocaba hacer, por lo que podía darse unas cuantas horitas de asueto, en las que normalmente o salía a disfrutar de un paseo o se limitaba a preocuparse, tanto por su primo como por el resto de su familia, o a leer un poco, o a examinar aquella pequeña mercancía que ahora guardaba en su casa como si guardara una joya valiosa.
Y era de día...por lo que podía hacer varias cosas. Selene quería encontrar algunos libros nuevos, por lo que decidió salir y encontrar alguna librería o algún sitio parecido. Comprar algunos. Quizás luego leyera un rato o se pusiera a escribir alguna carta.
Así que la muchacha se enfundó en un vestido blanco, y salió de su casita paseando por las calles de París, disfrutando del sol de la mañana, pensando en varias cosas, pero por lo general algo distraída.
Estuvo deseando maldecirse para sus adentros...tenía que echarle otro vistazo a esa pequeña mercancía. Y quizás luego se perdería otra vez por el bosque, o buscaría a su viejo amigo. No le gustaba quedarse sin cosas que hacer. Selene era una muchacha demasiado inquieta para ello. Si estaba ociosa, pues llenaba esa ociosidad con cosas interesantes.
Y entonces recordó que un viejo amigo le había hablado de una librería que se acababa de abrir. No recordaba el nombre con exactitud, pero le habían contado que tenía varios libros interesantes.
Libros antiguos, sobre todo, lo cual ya despertaba el interés de Selene, que necesitaba examinar unos cuantos.
Hummm...sí, quizás fuera lo más sensato pasarse por allí.
Pero por la noche. Porque la verdad es que debía de hacer otra cosa más. Uno de sus pequeños experimentos con aquella pequeña reliquia que había adquirido hacía poco. Acababa de recordar que tenía que hacer otra cosa, así que regresó a su casa y salió luego de allí otra vez para encaminarse hacia la biblioteca, en dónde se quedaría casi todo el día, hasta que comenzó a caer la noche, a las seis por ahí más o menos.
Así que se encaminó hacia allá con la intención de curiosear lo que había por allí. Trató de recordar dónde le habían dicho que estaba...y al cabo de unos veinte minutos logró encontrar el sitio indicado.
"Librería Wijsheid" ponía en la pancarta. Observó la librería con interés, el anuncio de los libros antiguos...y se decidió a entrar.
Allí sólo había por ahora una persona aparte de ella. Una mujer, debía de ser la dueña de la librería recién abierta.
-¡Bonjour!-exclamó la joven saludando con una inclinación de cabeza a la dama...a quién por cierto había visto ya, en la sede de la Alianza. Selene recordaba que se llamaba Crystall. O al menos eso era lo que ella creía-Tenéis una colección bastante interesante por aquí-se acercó a dónde estaban los libros antiguos y los observó con sumo interés.
Última edición por Selene Ladomie el Jue Dic 06, 2012 4:51 pm, editado 1 vez
Selene Ladomie- Condenado/Hechicero/Clase Media
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Alisson había recibido una invitación personal por parte de su amiga Crystall, había pedido que llevara libros de leyendas y cuentos de mitología e historia. Alisson no poseía mucho respecto al tema, puesto que sus ideales y falta de creencia en cosas místicas, inclusive del mismo Dios, era el factor que la hacía comprar todo menos eso.
Tomó a penas sus tres libros, uno era de historia de culturas antiguas, otro de mitología griega y el último era la Odisea. Salió de su casa y subió a un coche rentado.
—A la Libraire Wijsheid por favor— ordenó Alisson y sacó otro libro, "reflexiones del capitalismo de Adam Smith" un ensayo crítico que ella misma había escrito y expuesto en la corte francesa hacía un mes. Alisson lo acompañó de un tratado que llamo "Investigación y Tecnologías", dicho artículo hablaba de lo importante que era ejercerlos al ciento por ciento, haciéndolos una prioridad y materia de estudio. Sin embargo, y pese a los grandes argumentos fue rechazado.
El viaje no había sido muy largo, de hecho le pareció demasiado corto, pero por supuesto eso se debía a la dedicación que había puesto en la lectura.
—¡Hemos llegado mademoiselle!— Anunció mientras abría las puertas del carruaje, Alisson guardó el libro en su bolso y bajó con la ayuda del cochero.
—Muchas gracias buen hombre— apremió y le pago más francos de los que solicitó.
Alisson comenzó a caminar hacía la librería, ya estaba todo listo, el gran anuncio y la gente que llegaba. Era el atardecer, un lindo atardecer y Alisson sonrió, creía que sería la primera pero al parecer se equivocaba. entró y buscó a su amiga para presentarle sus libros y tal vez, leer algo que no haya leído.
Tomó a penas sus tres libros, uno era de historia de culturas antiguas, otro de mitología griega y el último era la Odisea. Salió de su casa y subió a un coche rentado.
—A la Libraire Wijsheid por favor— ordenó Alisson y sacó otro libro, "reflexiones del capitalismo de Adam Smith" un ensayo crítico que ella misma había escrito y expuesto en la corte francesa hacía un mes. Alisson lo acompañó de un tratado que llamo "Investigación y Tecnologías", dicho artículo hablaba de lo importante que era ejercerlos al ciento por ciento, haciéndolos una prioridad y materia de estudio. Sin embargo, y pese a los grandes argumentos fue rechazado.
El viaje no había sido muy largo, de hecho le pareció demasiado corto, pero por supuesto eso se debía a la dedicación que había puesto en la lectura.
—¡Hemos llegado mademoiselle!— Anunció mientras abría las puertas del carruaje, Alisson guardó el libro en su bolso y bajó con la ayuda del cochero.
—Muchas gracias buen hombre— apremió y le pago más francos de los que solicitó.
Alisson comenzó a caminar hacía la librería, ya estaba todo listo, el gran anuncio y la gente que llegaba. Era el atardecer, un lindo atardecer y Alisson sonrió, creía que sería la primera pero al parecer se equivocaba. entró y buscó a su amiga para presentarle sus libros y tal vez, leer algo que no haya leído.
Última edición por Alisson Larter el Jue Dic 06, 2012 2:34 pm, editado 1 vez
Lina Montecristo- Humano Clase Alta
- Mensajes : 21
Fecha de inscripción : 21/11/2012
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Inmortales, los mortales; mortales, los inmortales; viviendo unos la muerte de aquéllos, muriendo los otros la vida de aquéllos.
Heráclito
Heráclito
Esperaba a que caiga la noche; cuando los inmortales caminamos por la tierra, en donde se abre una brea de maldad; seres horribles salimos de cacería, cenar sangre y disfrutar de las bellezas de un mundo mortal; de un mundo con vida. Como mil demonios disfrutamos las calles y deambulamos por ellas, estamos muertos y nada podemos hacer públicamente. Hombres y mujeres de belleza absoluta, piel tan blanca como la leche, el marfil esta sucio a nuestro lado. Tan fina y dura. Fría y seca. Somos la peste del cosmos. Una espantosa hermosura, tan infinita que el miedo asombra.
Buscamos un único fin. Somos humanos, aunque somos inmortales. Realmente nada importa en este mundo, solo lo que yo mismo busco. Y yo solo busco, desesperadamente una hermosa felicidad. Como tragado por el infierno recorro las calles en soledad y con una sonrisa alegre y despistada saludo a quienes me conocen.
¡Cantante del teatro de vampiros! ¡No parece estar vivo! ¡Diría que es un ángel de la muerte!
La luz de las velas me encandilan y los pequeños faroles me hacen retroceder hacia las sombras.
Y de repente, como si el mundo girara en torno a mi, ah! Que es esto? Podía observar gente dentro, una librería nueva en la Rue del Boulevard? Mi curiosidad era tan grande como un gato sin adiestrar. Mis ojos de rasgos largos se fijaron en aquellas letras impetuosamente. Odiaba el francés, aprenderlo había sido tan difícil como entender que el sol me quemaba. Y la herida en mi mano distinguía de que no me había conformado con que me lo digan una vez.
"Libros antiguos" Que tan antiguos? Me pregunte y mi mirada se fue hacía arriba ladeando el rostro sin saber realmente que debería hacer. Siempre leía en la biblioteca, pero allí donde nadie te miraba, todos estaban apartados en sus mundos. Pero leer en una librería? Aquello era completamente una ridiculez a mi cabeza. Pero aún así, aunque mi cabeza dijera que no. Al levantar el rostro me vi frente a una estantería. Me quede perplejo. Había entrado entre pensamientos, guiados por mis mas bajos instintos, como siempre he sido.
-Wooo! Yah! Pos este libro ha de ser de la edad de las piedras!
Exclamé sin pensar un segundo en mis palabras, un libro que se caía a pedazos estaba frente a mi y me quedé ladeando la cabeza. Con evidencia había ignorado a quien sea que estaba allí. Solo estaba frente al libro y alargué mis manos para tomarlo muy cuidadosamente. Siempre era ruidoso y alarmante, pero mi cuerpo y mis formas de tomar lo que no me pertenecía siempre habían sido elegantes. Al tomarlo me giré hacia donde estarían probablemente las personas que atendían o quizá mas clientes. No lo había notado, pero estaba en el medio de la sala frente a la estantería mas grande. Me había tomado por sorpresa, no creía ser tan torpe, pero al parecer era peor de lo que me imaginaba. Y de repente, embadurnado por mi cabeza, me puse a pensar en lo que era, y que pasaría si seguiría siendo humano. Mi memoria volvería a mi? Podría ser un aristócrata normal de clase alta? Quizá ahora estaría casado con una cualquiera elegida por mi familia, para así cuidar de la herencia familiar. Y me preguntaba como sería esa vida. Como sería la vida. Yo quería tener una, aunque desde siempre mi vida ha sido la inmortalidad pues otra no recuerdo. El misterio de saber como era y de conocerlo todo, abría mi sed del saber.
Última edición por Hero Jaejoong el Miér Dic 05, 2012 9:39 pm, editado 1 vez (Razón : Borre el comentario de usser, por el mp ya indicado-)
Invitado- Invitado
Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Cuando abrí los ojos la mañana había llegado y con ella un nuevo día lleno de posibilidades se abría paso. Igual no es que tuviese muchas ganas de hacer la gran cosa ese día, deseaba por lo menos salir y comprar algunas cosillas que se atravesaran en mi camino, si es que algo que consideraba valiese la pena aparecía.
Abandone pesadamente la cama y tome el primer vestido que encontré, curiosamente era de mis favoritos; no solo por el color perla que tenía si no porque era bastante cómodo sobre todo para lo que tenía planeado aquel día, que era caminar un buen rato. Me puse aquel vestido, deje mis cabellos sueltos y me dirigí a las calles, dispuesta a que el destino me trajera lo que quisiera.
Tarde un poco en llegar a mi destino pero aquello era obvio puesto que había decidido ir a pie.
La zona comercial era bastante amplia y en todos lados se observaban cosas interesantes pero nada que finalmente llamara tanto mi atención como para detenerme lo suficiente o como para comprar, al menos fue de esa manera hasta que me tope con una librería pero para ese punto ya habían transcurrido varias horas, tantas que ya no era de mañana como cuando me vi abandonando mi casa, ahora el atardecer aparecía esperando ansioso la entrada de la noche. Intente hacer memoria sobre si la había visto antes pero nada, jamás había caído mi atención en ella o quizás era nueva mas la verdad fuese lo que fuese no importaba porque ahora estaba frente a ella y su letrero me gritaba que entrase por lo menos a dar una ojeada a lo que en su interior existía.
Camine un poco más y me sitúe justo frente al anuncio. "Libros Antiguos" clamaba orgulloso; si eso era lo que me había atraído esas dos simples palabras que me llevaban a otra época con una yo mucho más joven y no es que ahora fuese una vieja pero en definitiva ya no era la niña que jugueteaba con los preciados libros de mi abuelo.
"Uno nunca sabe lo que puede encontrar en un buen libro Maya"; cuantas veces aquella frase había salido de los labios de mi abuelo, justo al igual que sus palabras de consuelo cuando las premoniciones o simples pesadillas me atacaban de noche sin mencionar que me había enseñado a amar aquella naturaleza que mía y que compartía con él.
De verdad que yo amaba ser bruja, lo había amado siempre y ahora mucho más porque sentía que era lo único que mantenía mi lazo con mi fallecido abuelo; pero lo único que me daba tragos amargos eran las premoniciones, no me gustaban y mucho menos despertar después de un sueño y preguntarme si algo pasaría o sería un simple sueño, quería ser capaz de soñar como las personas normales lo hacían, sin preocupaciones.
Finalmente deje de mirar aquel letrero y camine para entrar en la libreria.
- Buenas tardes - salude una vez dentro y comencé a husmear por ahí dejando que el olor tan peculiar de los libros llenara mis pulmones, una sonrisa apareció en mis labios y simplemente me sumergí en el lugar y en lo que me rodeaba.
Abandone pesadamente la cama y tome el primer vestido que encontré, curiosamente era de mis favoritos; no solo por el color perla que tenía si no porque era bastante cómodo sobre todo para lo que tenía planeado aquel día, que era caminar un buen rato. Me puse aquel vestido, deje mis cabellos sueltos y me dirigí a las calles, dispuesta a que el destino me trajera lo que quisiera.
Tarde un poco en llegar a mi destino pero aquello era obvio puesto que había decidido ir a pie.
La zona comercial era bastante amplia y en todos lados se observaban cosas interesantes pero nada que finalmente llamara tanto mi atención como para detenerme lo suficiente o como para comprar, al menos fue de esa manera hasta que me tope con una librería pero para ese punto ya habían transcurrido varias horas, tantas que ya no era de mañana como cuando me vi abandonando mi casa, ahora el atardecer aparecía esperando ansioso la entrada de la noche. Intente hacer memoria sobre si la había visto antes pero nada, jamás había caído mi atención en ella o quizás era nueva mas la verdad fuese lo que fuese no importaba porque ahora estaba frente a ella y su letrero me gritaba que entrase por lo menos a dar una ojeada a lo que en su interior existía.
Camine un poco más y me sitúe justo frente al anuncio. "Libros Antiguos" clamaba orgulloso; si eso era lo que me había atraído esas dos simples palabras que me llevaban a otra época con una yo mucho más joven y no es que ahora fuese una vieja pero en definitiva ya no era la niña que jugueteaba con los preciados libros de mi abuelo.
"Uno nunca sabe lo que puede encontrar en un buen libro Maya"; cuantas veces aquella frase había salido de los labios de mi abuelo, justo al igual que sus palabras de consuelo cuando las premoniciones o simples pesadillas me atacaban de noche sin mencionar que me había enseñado a amar aquella naturaleza que mía y que compartía con él.
De verdad que yo amaba ser bruja, lo había amado siempre y ahora mucho más porque sentía que era lo único que mantenía mi lazo con mi fallecido abuelo; pero lo único que me daba tragos amargos eran las premoniciones, no me gustaban y mucho menos despertar después de un sueño y preguntarme si algo pasaría o sería un simple sueño, quería ser capaz de soñar como las personas normales lo hacían, sin preocupaciones.
Finalmente deje de mirar aquel letrero y camine para entrar en la libreria.
- Buenas tardes - salude una vez dentro y comencé a husmear por ahí dejando que el olor tan peculiar de los libros llenara mis pulmones, una sonrisa apareció en mis labios y simplemente me sumergí en el lugar y en lo que me rodeaba.
Virgile- Humano Clase Baja
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
La tarde-noche había caído en París, en ese momento no queria cazar, no queria hacer otra cosa que no me hiciera sentir peor de lo que ya padecía, el nombre de aquellos dos curiosos hombres que eran tan humanos rondaba mi cabeza, torturandome y escuchandolos en medio de los recuerdos torturaban cada vez mi alma que confundida estaba entre las ansias de ser humana y mi propia naturaleza.
Nio ganaba nada pensando todo aquello en quel enorme ventanal que posía mi casa, el teatro hoy no abría sus puertas y los museos me los sabía de memoria así que decidi dar una caminata por la zona comercial, pronto y a prisa tome mi abrigo negro aquel que mi creador me ragalo ya hace unos meses, el clima estaba calido pero aún asi me gustaba sentir el sueave abrazo de las telas.
Allí iba entre gente que en esa zona algo en particular buscaba, era impresionante ver con curiosidad ese entorno, jamás... en un año de residir en París me había aventurado a caminar por allí, los tacones anunciaban mi paso que cada vez iba más a prisa entre las aceras con los faroles ya encendidos para que los paseantes tomarán precauciones al andar o vieran los anuncios y mercancias de todos los locales -Nada hay aquí que me interese- dije susurrando en un suspiro y me acerque hasta una banca vacía donde por unos escasos momentos contemple allí sentada todo lo que acontecía, pero fue justo en aquella banca de un verde pasto que pude ver una libreria abierta, no podía negar que era una adicta a los libros y que siempre que via ese tipo de locales salía con dos tres libros para leelos después de cazar.
Cruce la calle entre el bullicio de los compradores, los vendedores y los enamorados que pasaban tomados de la mano y finalmente me detuve allí donde un anuncio gritaba graficamente a los cuatro vientos "Libros antiguos" -¿Libros antiguos?- pense -parece que al fin voy encontrar algo que me distriga un rato- culmine mis ideas después de asentir con la cabeza y puse aquellos zapatos de charol en los adentros del piso fino y antiguo que tanía aquella libreria, en cada respiro podía llegar hasta mi los olores de las hojas amarillentas que conformaban cada libro ya fuera grande, mediano, chico, muy gordo o demasiado delgado pero absolutamente todos tenían ese aroma con el que me embriagaba.
Ya había gente en los adentros de la librería, a todos les hice una reverencia sin importar si me vieran o no, caminaba entre los estantes de madera que alvergaban miles de titulos que mi mano blanca y helada acariciaba como anhelando que todas esas historias fantasticas fueran reales, como la historia que tanto imaginaba cuando esos caballeros se cruzaron en mi camino, esa historia que por más fe que le pusiera parecía ser un cuento de hadas y nada más donde la princesa que era un sapo condenado quería regresar a ser la humana libre y encerrada a la vez que siempre fue, después de aquella descabellada idea vino otra peor: que tal si en aquella exposición de libros antiguos podía encontrar algo que me ayudara a ser más humana, algo que me permitiera ver el sol sin quemarme o permanecer despierta hasta la tarde y que tal si en lugar de sangre veviera vino como la gente normal, la idea me había sacado una sonrisa que de haber más gente seguro me hubieran confundi por una loca, pero fue esa misma faz que se arruino al recordar que no haía ni un secreto que salvará o condenara mi alma, con la cabeza gacha acepte esa terrible realidad -Es demasiado tarde para arrepentirse Montserrat- dicto mi conciencia y así como si como un perro que llevará la cola entre las patas seguí en busca de otras cosas, quizas algunas obras de mis favoritos Shkespeare o Maquiavelo.
Nio ganaba nada pensando todo aquello en quel enorme ventanal que posía mi casa, el teatro hoy no abría sus puertas y los museos me los sabía de memoria así que decidi dar una caminata por la zona comercial, pronto y a prisa tome mi abrigo negro aquel que mi creador me ragalo ya hace unos meses, el clima estaba calido pero aún asi me gustaba sentir el sueave abrazo de las telas.
Allí iba entre gente que en esa zona algo en particular buscaba, era impresionante ver con curiosidad ese entorno, jamás... en un año de residir en París me había aventurado a caminar por allí, los tacones anunciaban mi paso que cada vez iba más a prisa entre las aceras con los faroles ya encendidos para que los paseantes tomarán precauciones al andar o vieran los anuncios y mercancias de todos los locales -Nada hay aquí que me interese- dije susurrando en un suspiro y me acerque hasta una banca vacía donde por unos escasos momentos contemple allí sentada todo lo que acontecía, pero fue justo en aquella banca de un verde pasto que pude ver una libreria abierta, no podía negar que era una adicta a los libros y que siempre que via ese tipo de locales salía con dos tres libros para leelos después de cazar.
Cruce la calle entre el bullicio de los compradores, los vendedores y los enamorados que pasaban tomados de la mano y finalmente me detuve allí donde un anuncio gritaba graficamente a los cuatro vientos "Libros antiguos" -¿Libros antiguos?- pense -parece que al fin voy encontrar algo que me distriga un rato- culmine mis ideas después de asentir con la cabeza y puse aquellos zapatos de charol en los adentros del piso fino y antiguo que tanía aquella libreria, en cada respiro podía llegar hasta mi los olores de las hojas amarillentas que conformaban cada libro ya fuera grande, mediano, chico, muy gordo o demasiado delgado pero absolutamente todos tenían ese aroma con el que me embriagaba.
Ya había gente en los adentros de la librería, a todos les hice una reverencia sin importar si me vieran o no, caminaba entre los estantes de madera que alvergaban miles de titulos que mi mano blanca y helada acariciaba como anhelando que todas esas historias fantasticas fueran reales, como la historia que tanto imaginaba cuando esos caballeros se cruzaron en mi camino, esa historia que por más fe que le pusiera parecía ser un cuento de hadas y nada más donde la princesa que era un sapo condenado quería regresar a ser la humana libre y encerrada a la vez que siempre fue, después de aquella descabellada idea vino otra peor: que tal si en aquella exposición de libros antiguos podía encontrar algo que me ayudara a ser más humana, algo que me permitiera ver el sol sin quemarme o permanecer despierta hasta la tarde y que tal si en lugar de sangre veviera vino como la gente normal, la idea me había sacado una sonrisa que de haber más gente seguro me hubieran confundi por una loca, pero fue esa misma faz que se arruino al recordar que no haía ni un secreto que salvará o condenara mi alma, con la cabeza gacha acepte esa terrible realidad -Es demasiado tarde para arrepentirse Montserrat- dicto mi conciencia y así como si como un perro que llevará la cola entre las patas seguí en busca de otras cosas, quizas algunas obras de mis favoritos Shkespeare o Maquiavelo.
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
La duquesa había despertado, caminó languidamente hasta el alféizar de su alcoba, recorrió la cortina y se dejó seducir por el atardecer. Era tiempo de salir, de recorrer París, pocas veces visitaba la ciudad de luz y ahora creía conveniente ir a la zona comercial. No encontraría muchos locales abiertos, eso lo suponía, pero que encontrara sería bueno.
La noche anterior había bebido suficiente para que su piel presentara un ligero color rosado, se maquilló para que realmente pareciera viva y se vistió al estilo londóniense con guantes blancos qu ele cubrían las manos y parte del brazo.
Y cuando salió como una bella muñeca de porcelana subió al carruaje y fue llevada a la zona comercial. La duquesa lo miraba todo desde la ventanilla y algo le llamó bastante la atención... –Libraire Wijsheid–
—Detente— ordenó al cochero y éste no desobedeció, se detuvo y ayudó a la duquesa a bajar del carruaje. Keyla lo despachó con generosos francos y se dirigió a la dichosa libreria que exponía "Libros antiguos", –¿Qué tan antiguos?– se le antojaba.
Ya había varias personas en el interior, ingresó en sus mentes como siempre lo hacía. Estaba la dueña y de ella se enteró de que existían un próposito más grande que el sólo compartir lectura e intercambios y eso ató a la duquesa, la incertidumbre. Estaba también una mujer rubia, de clase alta y toda una idealista, pensaba en política y sus propios trabajos, y luego una pelirroja que había sido la primera en llegar y hablaba con la dueña, una mujer interesante. Pero también estaba un vampiro, la duquesa achicó sus ojos y lo miró con detenimiento abandonándo la mente de esa criatura no quería ser detectada y por último se fijo en una joven de cabello negro, una curiosa y que no dejaba de reparar en algo, la aungustia de la premonición... Era una bruja, y la duquesa sintió deseos hacía ella. Sin embargo, la duquesa no había entrado para beber o buscar una amante, no, estaba allí para descubrir de que iba Crystall.
—¡Buenas tardes!— dijo la duquesa con respeto e ingresó caminando directamente hacía un estanted e libros. Realmente eran antiguos, en títulos y años. Keyla cogió uno que le hizo sonreír, "El imperio de Bizancio", nunca había escuchado hablar de ese libro. Keyla hizo memoría, ella conoció a Bizancio y la intriga de saber que tan cierto era lo escrito con lo real la orilló a sentarse y leer.
La noche anterior había bebido suficiente para que su piel presentara un ligero color rosado, se maquilló para que realmente pareciera viva y se vistió al estilo londóniense con guantes blancos qu ele cubrían las manos y parte del brazo.
Y cuando salió como una bella muñeca de porcelana subió al carruaje y fue llevada a la zona comercial. La duquesa lo miraba todo desde la ventanilla y algo le llamó bastante la atención... –Libraire Wijsheid–
—Detente— ordenó al cochero y éste no desobedeció, se detuvo y ayudó a la duquesa a bajar del carruaje. Keyla lo despachó con generosos francos y se dirigió a la dichosa libreria que exponía "Libros antiguos", –¿Qué tan antiguos?– se le antojaba.
Ya había varias personas en el interior, ingresó en sus mentes como siempre lo hacía. Estaba la dueña y de ella se enteró de que existían un próposito más grande que el sólo compartir lectura e intercambios y eso ató a la duquesa, la incertidumbre. Estaba también una mujer rubia, de clase alta y toda una idealista, pensaba en política y sus propios trabajos, y luego una pelirroja que había sido la primera en llegar y hablaba con la dueña, una mujer interesante. Pero también estaba un vampiro, la duquesa achicó sus ojos y lo miró con detenimiento abandonándo la mente de esa criatura no quería ser detectada y por último se fijo en una joven de cabello negro, una curiosa y que no dejaba de reparar en algo, la aungustia de la premonición... Era una bruja, y la duquesa sintió deseos hacía ella. Sin embargo, la duquesa no había entrado para beber o buscar una amante, no, estaba allí para descubrir de que iba Crystall.
—¡Buenas tardes!— dijo la duquesa con respeto e ingresó caminando directamente hacía un estanted e libros. Realmente eran antiguos, en títulos y años. Keyla cogió uno que le hizo sonreír, "El imperio de Bizancio", nunca había escuchado hablar de ese libro. Keyla hizo memoría, ella conoció a Bizancio y la intriga de saber que tan cierto era lo escrito con lo real la orilló a sentarse y leer.
Keyla Van Zuiverheid- Vampiro/Realeza
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
La primer persona en llegar fue una mujer pelirroja, muy atractiva y con mucha educación saludo a Crystall con una inclinación de su cabeza.
—Tenéis una colección bastante interesante por aquí— dijo y caminó hasta la colección, Crystall la acompañó, la mujer se concentró en los libros antiguos y a Crystall le alegró, pues no se vería en la necesidad de inducirla a buscar lo que ella pretendía y generar en ella sospechas.
—Bienvenida, es una pequeña colección. Sabe esta noche haré una exposición de tres libros muy interesantes. Espero que nos acompañe... Mi nombre es Crystall Van Wijs— se presentó haciendo énfasis en el apellido.
Posteriormente entró su amiga Alisson con tres libros en el brazo derecho y unos documentos en la mano izquierda.
—Con su permiso— dijo a la mujer pelirroja y fue a donde Alisson.
—Llegaste, me alegra mucho volverte a ver. En la noche presentaré una exposición de tres libros muy interesantes. Aunque claro no lo creo que sean tanto para ti— y Crystall se echó a reír. —¿Tienes algo para mi?— preguntó mirando los libros de Alisson.
—Sí, tómalos espero te sirvan para lo que, sea que busques— y Alisson entregó los libros con una sonrisa.
—Gracias, pero adelante al fondo encontrarás los jardines donde puedes leer. En un momento te alcanzo—, Alisson asintió y se encaminó a los jardines.
Posteriormente entró un hombre oriental de piel blanca y fue directamente a los libros más antiguos, Crystall no le prestó más atención pues ya le saludaba otra cliente.
—¡Buenas tardes!— dijo cortésmente y entró, Crystall la siguió como lo hiciera con la mujer pelirroja. —Bienvenida a la librería Wijsheid, mi nombre es Crystall Van Wijs, le podría ayudar a buscar algo en especial. En la noche daré una exposición de tres libros muy interesantes, al menos para mi punto de vista. Espero que se nos una— y le sonrió.
Entró una nueva mujer, blanca como el oriental, de un cabello rubio y sumamente hermosa. Saludos y entró, dirigiéndose a los estantes de los libros Bizantinos. La vio coger el libro "El imperio de Bizancio", era un libro interesante,, a Crystall le había gustado pero no era más que un libro de historia. Nada que le ayudase a descifrar y encontrar más de las Lágrimas de Dios.
Crystall volvió a atender a la joven que momentos antes hablaba. —Tenemos muchos libros de historia, de religión y místicos. Buena literatura debo de considerar— y le volvió a sonreír.
—Tenéis una colección bastante interesante por aquí— dijo y caminó hasta la colección, Crystall la acompañó, la mujer se concentró en los libros antiguos y a Crystall le alegró, pues no se vería en la necesidad de inducirla a buscar lo que ella pretendía y generar en ella sospechas.
—Bienvenida, es una pequeña colección. Sabe esta noche haré una exposición de tres libros muy interesantes. Espero que nos acompañe... Mi nombre es Crystall Van Wijs— se presentó haciendo énfasis en el apellido.
Posteriormente entró su amiga Alisson con tres libros en el brazo derecho y unos documentos en la mano izquierda.
—Con su permiso— dijo a la mujer pelirroja y fue a donde Alisson.
—Llegaste, me alegra mucho volverte a ver. En la noche presentaré una exposición de tres libros muy interesantes. Aunque claro no lo creo que sean tanto para ti— y Crystall se echó a reír. —¿Tienes algo para mi?— preguntó mirando los libros de Alisson.
—Sí, tómalos espero te sirvan para lo que, sea que busques— y Alisson entregó los libros con una sonrisa.
—Gracias, pero adelante al fondo encontrarás los jardines donde puedes leer. En un momento te alcanzo—, Alisson asintió y se encaminó a los jardines.
Posteriormente entró un hombre oriental de piel blanca y fue directamente a los libros más antiguos, Crystall no le prestó más atención pues ya le saludaba otra cliente.
—¡Buenas tardes!— dijo cortésmente y entró, Crystall la siguió como lo hiciera con la mujer pelirroja. —Bienvenida a la librería Wijsheid, mi nombre es Crystall Van Wijs, le podría ayudar a buscar algo en especial. En la noche daré una exposición de tres libros muy interesantes, al menos para mi punto de vista. Espero que se nos una— y le sonrió.
Entró una nueva mujer, blanca como el oriental, de un cabello rubio y sumamente hermosa. Saludos y entró, dirigiéndose a los estantes de los libros Bizantinos. La vio coger el libro "El imperio de Bizancio", era un libro interesante,, a Crystall le había gustado pero no era más que un libro de historia. Nada que le ayudase a descifrar y encontrar más de las Lágrimas de Dios.
Crystall volvió a atender a la joven que momentos antes hablaba. —Tenemos muchos libros de historia, de religión y místicos. Buena literatura debo de considerar— y le volvió a sonreír.
Crystall Van Wijs- Hechicero Clase Alta
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
¿Qué puedes encontrar en un libro?
Quién sabe...quizás te encuentres con tus recuerdos
La dueña de la librería se acercó a Selene y se presentó. La muchacha miró con curiosidad a la mujer cuando se presentó. Crystall Van Wijs. La verdad es que aquel apellido...aunque de todos modos ya había oído su nombre, si la memoria no le fallaba. La curiosidad aumentó todavía más cuando anunció que aquella noche haría una exposición de tres libros interesantes. ¿Serían más libros antiguos? La joven se giró y toqueteó un poco los libros. La mayoría de los libros antiguos trataban de temas religiosos, o de historia antigua, cuando no hablaba de mitos clásicos o de descubrimientos que no fueron quemados como la mayoría de esos conocimientos que de un momento a otro terminaron en la hoguera por ser considerados demasiado peligrosos o perniciosos.
-¿De qué trataran esos libros en cuestión?¿A qué hora será esa exposicón?-le preguntó Selene a Crystall, con dos preguntas rápidas, tal como las hacía cuando algo le daba mucha curiosidad.-Ya me muero de curiosidad...-probablemente sería en un par de horas, teniendo en cuenta la hora que era ya a estas alturas.
Cogió uno de los libros y miró a su alrededor antes de responder de nuevo. Cada vez llegaba más y más gente a la librería. Ella había llegado la primera, pero en unos pocos minutos el lugar se fue llenando más y más, hasta el punto de que estaba bastante bien abarratada, teniendo en cuenta la hora que era y que la librería era nueva, al menos que ella supiera.
-Desde luego, estaré aquí para cuando comience la exposición. Un placer conocerla mi nombre es Selene Ladomie-se presentó la muchacha antes de que la dueña de la librería fuera a atender al resto de los clientes.
Cuando así fue la muchacha siguió curioseando entre los libros. Sí...la mayoría de los libros antiguos tenían esas temáticas. Selene opinaba que o hablaban de temas religiosos, históricos o de algunos conocimientos que no habían sido pillados por esa clase de gente que arrojaba a la hoguera los conocimientos que consideraban paganos. Siempre había cosas que se terminaban salvando. Casi todos los libros antiguos que hablaban de matemáticas eran de filósofos griegos o romanos. Cosas del estilo de Aristóteles y Pitágoras.
Y estaban los de temas religiosos...cogió uno y lo abrió. Lo estuvo leyendo durante un buen rato. Y algo en él le produjo un asco tremendo. Algunas de esas palabras, de esas gentes que decían cosas que no hacían más que ponerla furiosa...
Selene dio un pequeño aspaviento y el libro se le cayó en el pie. Conteniéndose para no soltar un taco, se agachó para recogerlo. Mientras tanto, a su alrededor la gente iba y venía mirando los libros. La verdad es que algunos de esos rostros le sonaban. Quizás a algunos los había visto antes y a otros no, pero lo que estaba claro es que había una o dos de esas personas a quiénes conocía de vista.
Quién sabe...quizás te encuentres con tus recuerdos
La dueña de la librería se acercó a Selene y se presentó. La muchacha miró con curiosidad a la mujer cuando se presentó. Crystall Van Wijs. La verdad es que aquel apellido...aunque de todos modos ya había oído su nombre, si la memoria no le fallaba. La curiosidad aumentó todavía más cuando anunció que aquella noche haría una exposición de tres libros interesantes. ¿Serían más libros antiguos? La joven se giró y toqueteó un poco los libros. La mayoría de los libros antiguos trataban de temas religiosos, o de historia antigua, cuando no hablaba de mitos clásicos o de descubrimientos que no fueron quemados como la mayoría de esos conocimientos que de un momento a otro terminaron en la hoguera por ser considerados demasiado peligrosos o perniciosos.
-¿De qué trataran esos libros en cuestión?¿A qué hora será esa exposicón?-le preguntó Selene a Crystall, con dos preguntas rápidas, tal como las hacía cuando algo le daba mucha curiosidad.-Ya me muero de curiosidad...-probablemente sería en un par de horas, teniendo en cuenta la hora que era ya a estas alturas.
Cogió uno de los libros y miró a su alrededor antes de responder de nuevo. Cada vez llegaba más y más gente a la librería. Ella había llegado la primera, pero en unos pocos minutos el lugar se fue llenando más y más, hasta el punto de que estaba bastante bien abarratada, teniendo en cuenta la hora que era y que la librería era nueva, al menos que ella supiera.
-Desde luego, estaré aquí para cuando comience la exposición. Un placer conocerla mi nombre es Selene Ladomie-se presentó la muchacha antes de que la dueña de la librería fuera a atender al resto de los clientes.
Cuando así fue la muchacha siguió curioseando entre los libros. Sí...la mayoría de los libros antiguos tenían esas temáticas. Selene opinaba que o hablaban de temas religiosos, históricos o de algunos conocimientos que no habían sido pillados por esa clase de gente que arrojaba a la hoguera los conocimientos que consideraban paganos. Siempre había cosas que se terminaban salvando. Casi todos los libros antiguos que hablaban de matemáticas eran de filósofos griegos o romanos. Cosas del estilo de Aristóteles y Pitágoras.
Y estaban los de temas religiosos...cogió uno y lo abrió. Lo estuvo leyendo durante un buen rato. Y algo en él le produjo un asco tremendo. Algunas de esas palabras, de esas gentes que decían cosas que no hacían más que ponerla furiosa...
Selene dio un pequeño aspaviento y el libro se le cayó en el pie. Conteniéndose para no soltar un taco, se agachó para recogerlo. Mientras tanto, a su alrededor la gente iba y venía mirando los libros. La verdad es que algunos de esos rostros le sonaban. Quizás a algunos los había visto antes y a otros no, pero lo que estaba claro es que había una o dos de esas personas a quiénes conocía de vista.
Selene Ladomie- Condenado/Hechicero/Clase Media
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
¿Por qué siempre tenía la mala costumbre de espiar? Ah, cierto. Podía encontrar algo interesante en sus pesquisas del día a día. Y lo que venía a ver hoy era de seguro muy, muy interesante. Se sonrió a la vez que se acomodaba en la viga que había elegido como centro de espionaje. En su mente, otra voz le reprochaba todos y cada uno de sus actos.
Riful, sabes que es malo espiar.
-Shhh- respondió la aludida, llevándose un dedo a los labios. Luego habló en susurros-. Espiar nunca ha sido malo. De hecho, nos ha servido bastante. Vamos, ¿de qué te quejas ahora? Posiblemente saquemos información importante de aquí. Es Crystall Van Wijs, ¿sabes?
El cómo había encontrado el nombre de aquella bruja de la redada era simple. Espionaje descarado. Pocas veces un humano llamaba la atención de Riful si no era para descuartizarlo o usarlo de tentempié de la tarde, pero cuando se interesaba en alguno podía llegar a ser, digamos… obsesiva. Y Crystall Van Wijs había llamado mucho su atención en la Redada. Al parecer tenía habilidades más allá de cualquier simple brujo… y el olor a muerte que despedía era siempre bienvenido para su nariz.
Hay mucha gente extraña en esta exposición. ¿Qué crees que pase? ¿Acaso tendrá algo entre manos?
-No tengo idea, ni me importa. Sabes que estoy aquí por cualquier detallito sobre la Inquisición. Siempre es bueno tener otras fuentes. Y me muero por saber si estará por aquí mi Inquisidora Favorita.
Sus labios se curvaron en una sonrisa retorcida. Cualquier información sobre Killer Bee y su paradero era siempre bien recibida.
Riful, sabes que es malo espiar.
-Shhh- respondió la aludida, llevándose un dedo a los labios. Luego habló en susurros-. Espiar nunca ha sido malo. De hecho, nos ha servido bastante. Vamos, ¿de qué te quejas ahora? Posiblemente saquemos información importante de aquí. Es Crystall Van Wijs, ¿sabes?
El cómo había encontrado el nombre de aquella bruja de la redada era simple. Espionaje descarado. Pocas veces un humano llamaba la atención de Riful si no era para descuartizarlo o usarlo de tentempié de la tarde, pero cuando se interesaba en alguno podía llegar a ser, digamos… obsesiva. Y Crystall Van Wijs había llamado mucho su atención en la Redada. Al parecer tenía habilidades más allá de cualquier simple brujo… y el olor a muerte que despedía era siempre bienvenido para su nariz.
Hay mucha gente extraña en esta exposición. ¿Qué crees que pase? ¿Acaso tendrá algo entre manos?
-No tengo idea, ni me importa. Sabes que estoy aquí por cualquier detallito sobre la Inquisición. Siempre es bueno tener otras fuentes. Y me muero por saber si estará por aquí mi Inquisidora Favorita.
Sus labios se curvaron en una sonrisa retorcida. Cualquier información sobre Killer Bee y su paradero era siempre bien recibida.
Riful- Cambiante Clase Baja
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.
Proverbio hindú
Proverbio hindú
"Exposición" Pensé para mis adentros, mientras aquellas palabras se hacían agua en mi mente. Que hermosa palabra, que me cuenten de cosas, que me den mas información de algo. No importaba de que, realmente me quedaría pero tenía curiosidad al menos, quería una pista y la conseguiría. Me senté un poco sobre mis piernas y me quedé mirando uno de los libros antiguos, recorriéndolo con sumo cuidado mientras escuchaba aquellas conversaciones que aquellas personas tenían. Al parecer habíamos sido unos de los primeros en llegar. Que bueno que la tienda era nueva, ya que las cosas mas geniales nadie las había comprado aún.
Me levanté al terminar de leer la parte de atrás del libro y el primer párrafo de la hoja numero uno. Acercándome hacía la muchacha que parecía ser la dueña. Pero algo me distrajo totalmente y me dí vuelta mirando a unas mujeres que iban entrando casi al mismo tiempo. Mis ojos ovalados y grandes se abrieron y dí un pequeño paso hacia atrás. Que hacían esas vampiresas por aquí? Era raro, ver tantos vampiros en un solo lugar. Se me puso la piel de gallina. Miré a los lados intentando no poner a mi cuerpo mas nervioso y volví a dirigir mi rasgada mirada a la muchacha.
-Mademoiselle, de que tratará la exposición? Me gustaría llevar este libro. Y si me puede dar una pista os agradecería. De ese modo, me fijo si me quedo aquí o ya me voy...
Con una sutileza inevitable le pregunté acercando el libro antiguo hacía ella. La verdad es que no sabía si estaría a la venta. Se veía tan viejo, que seguramente era inigualable. Y por esa misma razón lo quería. Coleccionaba esa clase de libros que no se encontraban. Y ese de por si parecía muy entretenido, con información antigua pero al mismo tiempo con algo de información que podría utilizarse para la actualidad. Sobre esos personajes, que ya premeditaban todo antes de que ocurra. Me daba envidia la existencia de aquellas personas. Tan capaces, que hasta podían pensar en que cosas iban a pasar, sin tener ningún poder en especial, mas que una mente con un gran nivel informático.
Miré de reojo nuevamente a las vampirezas y volteé mi mirada a quien llegaba, olía a animal. Un cambia formas? Sería como mi adorada Camila? Era raro, demasiada gente rara reunida en un solo lugar. Observé todo a mi alrededor y empecé a notar como el lugar en si parecía emanar algo de aura mística. Un lugar dotado de un poder. Que no sabía de donde podría venir. Era como si nos llamara, como si buscara personas de alto poder espiritual. Pero todos esos pensamientos se esfumaron ante unas palabras; se iban presentando. Por que se presentaban? Nunca entendería esas cosas de humanos, decirle el nombre a cualquiera. Mi nombre era demasiado preciado, un nombre que iba a durar en mí probablemente toda la eternidad. Tenía que cuidarlo para que la gente no notara durante años y años que yo seguía "viviendo".
-De donde habéis sacado tal colección, tiene muchos libros interesantes.
Predispuse a decir, al tiempo que hacía una suave reverencia a quienes iban llegando, no me agradaba hacer ese tipo de cosas, pero tenía que conservar mi compostura y tratar con amabilidad a todos lo que estaban alrededor, de no ser así seguramente caería mal. Y no deseaba caerle mal a un grupo de vampiras o cambia forma o quien sabe que mas serían. No, tenía que mostrar mis encantadores dotes y con ello, dejé salir mi habilidad para caerle bien a las personas.
Invitado- Invitado
Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Me sobresalte levemente cuando la que parecía ser la dueña de la libreria se acerco hasta mi, me tomo por sorpresa completamente pues estaba yo sumergida en los titulos de los libros que se encontraban en aquel lugar, los cuales se leian interesantes en su mayoria.
- Muchas gracias - sonrei e incline levemente mi cabeza - solo estoy observando todo haber que puedo encontrar y - me mantuve pensativa sobre el asunto de la exposición de los tres libros, pero bueno yo ya me encontraba en aquel lugar así que no había nada de malo en quedarme un rato y ver que tan interesantes eran los mencionados tres libros - por supuesto que me unire a la presentación, es una propuesta sumamente atractiva.
Para cuando se alejo de mi lado, note que ya habían ingresado más personas de las que estaban cuando yo entre, cada quien parecía sumido en su propio mundo de libros justo como yo lo estaba momentos atras, observe todos los rostros presentes en aquel lugar pero ninguno me resulto remotamente familiar por lo que suspire y camine un poco viendo más de aquella colección y de los presentes.
Todas mujeres y un chico, sonrei internamente pues aquello dejaba notar que tenía un buen gusto para escoger las librerias a las que iba, él y las demás que se encontraban en aquel lugar. Seguramente todos habian acabado ahi por la mera curiosidad que generaba el anuncio fuera, vaya que la dueña sabía como atraer a los demás.
Eramos un grupo bastante peculiar eso podía notarse a simple vista y si todos se quedaban para la presentación seguramente se darían opiniones o conversaciones sumamente interesantes, un motivo más para permanecer en la libreria más tiempo.
Camine y tome un libro que atrajo mi atención pues el lomo era verde esmeralda y las letras relucián en una color dorado que lo hacía sumamente llamativo pero antes de leer el titulo y ver de que trataba aquel tesoro repleto de letras, observe a las afueras del lugar donde la gente iba y venia de un lado a otro.
- Muchas gracias - sonrei e incline levemente mi cabeza - solo estoy observando todo haber que puedo encontrar y - me mantuve pensativa sobre el asunto de la exposición de los tres libros, pero bueno yo ya me encontraba en aquel lugar así que no había nada de malo en quedarme un rato y ver que tan interesantes eran los mencionados tres libros - por supuesto que me unire a la presentación, es una propuesta sumamente atractiva.
Para cuando se alejo de mi lado, note que ya habían ingresado más personas de las que estaban cuando yo entre, cada quien parecía sumido en su propio mundo de libros justo como yo lo estaba momentos atras, observe todos los rostros presentes en aquel lugar pero ninguno me resulto remotamente familiar por lo que suspire y camine un poco viendo más de aquella colección y de los presentes.
Todas mujeres y un chico, sonrei internamente pues aquello dejaba notar que tenía un buen gusto para escoger las librerias a las que iba, él y las demás que se encontraban en aquel lugar. Seguramente todos habian acabado ahi por la mera curiosidad que generaba el anuncio fuera, vaya que la dueña sabía como atraer a los demás.
Eramos un grupo bastante peculiar eso podía notarse a simple vista y si todos se quedaban para la presentación seguramente se darían opiniones o conversaciones sumamente interesantes, un motivo más para permanecer en la libreria más tiempo.
Camine y tome un libro que atrajo mi atención pues el lomo era verde esmeralda y las letras relucián en una color dorado que lo hacía sumamente llamativo pero antes de leer el titulo y ver de que trataba aquel tesoro repleto de letras, observe a las afueras del lugar donde la gente iba y venia de un lado a otro.
Virgile- Humano Clase Baja
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
—Muy bien, estaré por aquí. Puede tomar cualquier libro que guste. Al fondo está nuestro jardín predispuesto para una gran sala de lectura. Allí se llevará acabo la exposición— dijo a la joven de cabello negro y volvió a caminar entre la gente que leía y observaba.
La bruja esperaba que llegara su amado, no lo había visto desde la mañana y ya sentía ansias. En eso se cruzó nuevamente con la pelirroja, ésta le interrogó con dos preguntas rápidas. Crystall le dedicó una sonrisa; la exposición estaba iniciando bien.
—La exposición es una mesa de discusión, son tres libros antiguos, como mencioné. Historia, artes místicas y elixires— hizo una pausa manteniendo su sonrisa, —alrededor de las 9 pm iniciaremos, tengo esperanzas de que más gente se nos una, señorita Ladomie— y con una reverencia se apartó.
Siguió su caminar interesada en cada uno de los invitados. Mientras se encontraba distraída el hombre oriental se plantó frente a ella. La bruja casi se exaltó con la voz del joven asiático, del vampiro...
—La exposición es una mesa de discusión, son tres libros antiguos, como mencioné. Historia, artes místicas y elixires. Existe un elixir fascinante en la literatura y es el que expondré. Las lágrimas de Dios es uno de sus muchos nombres. Y con respecto al libro, claro puede comprarlo serían 950 francos—.
Crystall sintió necesidad de seguir caminando cuando el vampiro le preguntó por su colección, la bruja le miró a esos ojos rasgados, atractivos y calculadores y se sintió encantada por él. Supo que estaba ejerciendo un hechizo no solamente sobre ella, sino sobre todo el lugar. Crystall asintió divertida y le sonrió de forma coqueta. —Un regalo de bodas por parte de mi esposo, además el antiguo dueño poseía una colección interesante, al igual que mi marido . Fui una viajera por varios años y leí muchos libros que estoy consiguiendo para aumentar los conocimientos. ¿Sabe? No me limito a libros básicos y si se queda a la exposición sabrá de que hablo— y antes de proseguir vio en la entrada a una mujer muy especial, la que fuera su diseñadora de bodas. Cammille White.
—Ahora si me disculpa— se dirigió al vampiro y caminó hasta Cammille. —¡Buenas noches un gusto volver a verla mademoiselle. Presentaré una interesante exposición sería un honor para mí y mi esposo que se quedara a verla— y le sonrió de forma fraternal, como si se tratase de su mejor amiga.
La bruja esperaba que llegara su amado, no lo había visto desde la mañana y ya sentía ansias. En eso se cruzó nuevamente con la pelirroja, ésta le interrogó con dos preguntas rápidas. Crystall le dedicó una sonrisa; la exposición estaba iniciando bien.
—La exposición es una mesa de discusión, son tres libros antiguos, como mencioné. Historia, artes místicas y elixires— hizo una pausa manteniendo su sonrisa, —alrededor de las 9 pm iniciaremos, tengo esperanzas de que más gente se nos una, señorita Ladomie— y con una reverencia se apartó.
Siguió su caminar interesada en cada uno de los invitados. Mientras se encontraba distraída el hombre oriental se plantó frente a ella. La bruja casi se exaltó con la voz del joven asiático, del vampiro...
—La exposición es una mesa de discusión, son tres libros antiguos, como mencioné. Historia, artes místicas y elixires. Existe un elixir fascinante en la literatura y es el que expondré. Las lágrimas de Dios es uno de sus muchos nombres. Y con respecto al libro, claro puede comprarlo serían 950 francos—.
Crystall sintió necesidad de seguir caminando cuando el vampiro le preguntó por su colección, la bruja le miró a esos ojos rasgados, atractivos y calculadores y se sintió encantada por él. Supo que estaba ejerciendo un hechizo no solamente sobre ella, sino sobre todo el lugar. Crystall asintió divertida y le sonrió de forma coqueta. —Un regalo de bodas por parte de mi esposo, además el antiguo dueño poseía una colección interesante, al igual que mi marido . Fui una viajera por varios años y leí muchos libros que estoy consiguiendo para aumentar los conocimientos. ¿Sabe? No me limito a libros básicos y si se queda a la exposición sabrá de que hablo— y antes de proseguir vio en la entrada a una mujer muy especial, la que fuera su diseñadora de bodas. Cammille White.
—Ahora si me disculpa— se dirigió al vampiro y caminó hasta Cammille. —¡Buenas noches un gusto volver a verla mademoiselle. Presentaré una interesante exposición sería un honor para mí y mi esposo que se quedara a verla— y le sonrió de forma fraternal, como si se tratase de su mejor amiga.
Crystall Van Wijs- Hechicero Clase Alta
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Una noche más se asomaba en el melancolico mundo de Gideon Stark, un mundo que podía notarse le pesaba tanto que hasta al caminar podía notarse una postura encorbada, menos derecho de lo normal.
Ese chico caminaba a marchas forzadas, empujando a la gente que iba pasando frente o a sus costados, muchos podrían jurar que eran acquellos mechones negros como la noche que se veía venir en Paris aquel día le tapaban sus ojos impidiendole ver lo que se cruzaba en su peregrinaje entre las aceras de la zona comercial, ¡Pobre chico!, pensaba encontrar alli algo de alegría que le contagiara y pudiera sonreir como solía hacerlo antes... como era su costumbre no encontro nada más que la envidia de siempre al ver a las personas comunes y corrientes que amaban, que reian, que no tenían que matar para seguir en una existencia tan maldita, sabía cual era la puerta fácil, la única que conocía pero quitarse la vida para alguién de su pensamiento tan... conservador era igualarse a un cobarde que no aceptaba el mandato de su Dios, de esa divinidad que sabía algún día le perdonaria si encontraba el antidoto para ser un joven cualquiera.
Pensando en eso vio hacia a los cielos y vio el infinito color purpura que empezaba a colorear toda l admosfera dejando unicamente vivas a las estrellas, que poco a poco comenzaban a brillar, el aire tan fresco tipico del verano se hizo presente y el joven condenado se detuvo para poder sentir un briza como esa en todo su helado y funebre cuerpo, cuando desperto de aquella maravilla nocturna se percato que justamente a su lado se hayaba una librería, algo antigua por cierto pero en buen estado que le invitaba cordialmente a sambullirse por entre sus estantes.
Quedo hipnotizado ante el anuncio que afuera se encontraba, el cual lo leyo más de una vez, finalmente decidio entrar postrandose en la puerta, sus ropajes raros y su apariencia siempre llemaban la atención en lugares concurridos, esperaba con mucha fe que hoy fuera la excepción pues gente ya había navegando entre páginas he ideas -Buenas noches- saludo apenas con un tono que se pudiera escuchar, metio las manos en los bolsillos de esos pantalones oscuros que lo hacían ver más delgado de lo normal, se quedo pasmado por unos minutos al ver que todos estaban leyendo o buscando -¿Que buscaré?- pensó -No lo se- contesto ya en voz apenas audible y camino desubicado sin saber a donde dirigirse -Espero alguién tenga una idea de que diablos puedo buscar- dijo su voz interior acariciando simplemente los lomos de esos viejos pero muy valorados libros antiguos.
Ese chico caminaba a marchas forzadas, empujando a la gente que iba pasando frente o a sus costados, muchos podrían jurar que eran acquellos mechones negros como la noche que se veía venir en Paris aquel día le tapaban sus ojos impidiendole ver lo que se cruzaba en su peregrinaje entre las aceras de la zona comercial, ¡Pobre chico!, pensaba encontrar alli algo de alegría que le contagiara y pudiera sonreir como solía hacerlo antes... como era su costumbre no encontro nada más que la envidia de siempre al ver a las personas comunes y corrientes que amaban, que reian, que no tenían que matar para seguir en una existencia tan maldita, sabía cual era la puerta fácil, la única que conocía pero quitarse la vida para alguién de su pensamiento tan... conservador era igualarse a un cobarde que no aceptaba el mandato de su Dios, de esa divinidad que sabía algún día le perdonaria si encontraba el antidoto para ser un joven cualquiera.
Pensando en eso vio hacia a los cielos y vio el infinito color purpura que empezaba a colorear toda l admosfera dejando unicamente vivas a las estrellas, que poco a poco comenzaban a brillar, el aire tan fresco tipico del verano se hizo presente y el joven condenado se detuvo para poder sentir un briza como esa en todo su helado y funebre cuerpo, cuando desperto de aquella maravilla nocturna se percato que justamente a su lado se hayaba una librería, algo antigua por cierto pero en buen estado que le invitaba cordialmente a sambullirse por entre sus estantes.
Quedo hipnotizado ante el anuncio que afuera se encontraba, el cual lo leyo más de una vez, finalmente decidio entrar postrandose en la puerta, sus ropajes raros y su apariencia siempre llemaban la atención en lugares concurridos, esperaba con mucha fe que hoy fuera la excepción pues gente ya había navegando entre páginas he ideas -Buenas noches- saludo apenas con un tono que se pudiera escuchar, metio las manos en los bolsillos de esos pantalones oscuros que lo hacían ver más delgado de lo normal, se quedo pasmado por unos minutos al ver que todos estaban leyendo o buscando -¿Que buscaré?- pensó -No lo se- contesto ya en voz apenas audible y camino desubicado sin saber a donde dirigirse -Espero alguién tenga una idea de que diablos puedo buscar- dijo su voz interior acariciando simplemente los lomos de esos viejos pero muy valorados libros antiguos.
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
El espionaje continuaba. Los Van Wijs no contenían su acto sacrílego, lo demostraban en público orgullosos de su pecado y la gente a su alrededor pasaba por desapercibidos a la mujer y el hombre que unidos en incesto contrajeran matrimonio. ¿Es que acaso sólo la servidumbre de los Van Wijs conocían el secreto? Al parecer si era la respuesta.
Sin embargo, Killer Bee profundizaba en la investigación, sí existían más conocedores, más cómplices de semejante abominación tendrían que someterse al castigo de Dios. Pues tan culpable es el que comete el pecado como el que ayuda a que no se divulgue.
Crystall había comprado una librería a las pocas semanas de haber contraído matrimonio con su hermano y aunque Killer Bee aún no hacía presencia en el establecimiento y tampoco frente a los Van Wijs. Era ya consciente de que los hermanos sabían que andaba sobre ellos, según los informes conocían que una inquisidora que se hace llamar Killer Bee fue asignada para el caso de los Van Wijs. Era muy probable que los Van Wijs lo aludieran a su brujería, o eso esperaba Killer Bee y es que lo que si sabía era que los Van Wijs no relacionaban a la inquisidora con la inteligente y habilidosa Cammille White, la diseñadora.
Salió de la mansión que la iglesia hubiera dado en el centro de París. Con aquel vestido de color zafiro azulado, con detalles en encaje dorado, de faldas anchas y cintura mínima, de escote reservado, no llevaba corsé, pues como siempre Killer Bee llevaba debajo de las faldas su pantaloncillo. Las faldas eran de fácil desprendimiento y verse limitada por un corsé no era lo que le viniera a la hora del combate. Llevaba su daga en una pierna y un revólver en la otra.
Subió a un coche rentado y fue a donde Crystall había anunciado una exposición, en aquella librería antigua, o al menos esos eran los reportes de los espías. Ya caía la noche cuando llegó, la librería seguía abierta y se visualizaba gente en su interior. Killer Bee fue asistida para descender del coche y sola se encaminó a la entrada.
Crystall estaba en la recepción, hablaba con alguien. Un hombre oriental de piel pálida y cuando la bruja se percató de la presencia de Killer Bee fue a atenderla.
—¡Buenas noches un gusto volver a verla mademoiselle. Presentaré una interesante exposición sería un honor para mí y mi esposo que se quedara a verla— así se dirigió a Killer Bee con una sonrisa, la inquisidora respondió con un movimiento de cabeza y también ofreció una sonrisa. –Vaya, al parecer no sabe que está en frente de la persona que la enviará al juicio de Dios. Eso es bueno– pensó Killer Bee.
—Me alegra volver a verle madame Van Wijs, ¿está su esposo aquí? Me gustaría saludarlo y si, me quedaré amo la literatura y la verdad me genera curiosidad lo que esta librería puede exponer— dijo Killer Bee y dio un vistazo en búsqueda de Derek mas él no se hallaba aún ahí, o quizás estaba en otra área de la librería y es que aunque no lo aparentase por afuera, el edificio era amplio.
La inquisidora estudió los gestos de Crystall, buscaba celos y al no hallarlos planeó una forma para evadir a Crystall, caminar hasta el centro y comenzar a hojear libros. Pero esperó, quería la respuesta de la bruja y una vez la obtuviera avanzaría.
Sin embargo, Killer Bee profundizaba en la investigación, sí existían más conocedores, más cómplices de semejante abominación tendrían que someterse al castigo de Dios. Pues tan culpable es el que comete el pecado como el que ayuda a que no se divulgue.
Crystall había comprado una librería a las pocas semanas de haber contraído matrimonio con su hermano y aunque Killer Bee aún no hacía presencia en el establecimiento y tampoco frente a los Van Wijs. Era ya consciente de que los hermanos sabían que andaba sobre ellos, según los informes conocían que una inquisidora que se hace llamar Killer Bee fue asignada para el caso de los Van Wijs. Era muy probable que los Van Wijs lo aludieran a su brujería, o eso esperaba Killer Bee y es que lo que si sabía era que los Van Wijs no relacionaban a la inquisidora con la inteligente y habilidosa Cammille White, la diseñadora.
Salió de la mansión que la iglesia hubiera dado en el centro de París. Con aquel vestido de color zafiro azulado, con detalles en encaje dorado, de faldas anchas y cintura mínima, de escote reservado, no llevaba corsé, pues como siempre Killer Bee llevaba debajo de las faldas su pantaloncillo. Las faldas eran de fácil desprendimiento y verse limitada por un corsé no era lo que le viniera a la hora del combate. Llevaba su daga en una pierna y un revólver en la otra.
Subió a un coche rentado y fue a donde Crystall había anunciado una exposición, en aquella librería antigua, o al menos esos eran los reportes de los espías. Ya caía la noche cuando llegó, la librería seguía abierta y se visualizaba gente en su interior. Killer Bee fue asistida para descender del coche y sola se encaminó a la entrada.
Crystall estaba en la recepción, hablaba con alguien. Un hombre oriental de piel pálida y cuando la bruja se percató de la presencia de Killer Bee fue a atenderla.
—¡Buenas noches un gusto volver a verla mademoiselle. Presentaré una interesante exposición sería un honor para mí y mi esposo que se quedara a verla— así se dirigió a Killer Bee con una sonrisa, la inquisidora respondió con un movimiento de cabeza y también ofreció una sonrisa. –Vaya, al parecer no sabe que está en frente de la persona que la enviará al juicio de Dios. Eso es bueno– pensó Killer Bee.
—Me alegra volver a verle madame Van Wijs, ¿está su esposo aquí? Me gustaría saludarlo y si, me quedaré amo la literatura y la verdad me genera curiosidad lo que esta librería puede exponer— dijo Killer Bee y dio un vistazo en búsqueda de Derek mas él no se hallaba aún ahí, o quizás estaba en otra área de la librería y es que aunque no lo aparentase por afuera, el edificio era amplio.
La inquisidora estudió los gestos de Crystall, buscaba celos y al no hallarlos planeó una forma para evadir a Crystall, caminar hasta el centro y comenzar a hojear libros. Pero esperó, quería la respuesta de la bruja y una vez la obtuviera avanzaría.
Camile Avery- Inquisidor Clase Alta
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Los días pasaban y pasaba, y yo iba de un lado para otro haciendo cada vez más cosas. En mi nueva residencia podía hacer muchas cosas, ahorrándome aquellos viajes para esconder pociones, ocultar evidencias, incluso montar improvisados laboratorios, aunque esto seguía haciéndolo de vez en cuando pues claro, aunque tuviera un lugar estupendo en el que crear cosas nuevas, no siempre está una cerca de casa, así que hay que saber cómo montarse un pequeño altar para hacer lo que se tiene que hacer en cualquier lado. Y a estas alturas esto era condenadamente fácil para mí. Pero también había otras cosas cada vez más fascinantes. Los meses pasaban y era feliz. Había hecho algunos amigos muy queridos, y casi había olvidado aquel incidente que me había hecho huir de casa...pero no pensaba volver, por supuesto. Me sentía muchísimo mejor allí. Aunque puede que dentro de un par de meses hiciera algún viaje a Noruega, o a Italia. Siempre he querido ver esos lugares. Aunque me gusta más Berlín. Tan frío, tan invernal...tiene que reinar una agradable melancolía allí. Tan...poética.
Aquella noche andaba por París en busca de algo nuevo. Alguna que otra diversión, quizás fuera a casa de alguna amiga, quizás fuera a ver luego a Ruslana o a quién yo me sabía, o puede que me subiera a algún árbol, o me colara en alguna fiesta. O simplemente buscara algo para leer. No podía ponerme a hacer ninguna poción porque tenía en casa una que se estaba haciendo y que no estaría lista hasta dentro de cinco horas...no era como las otras pociones. Si me salía bien tendría un efecto bastante interesante, así que no me quedaba más remedio que esperar. Llevaba un vestido de color lila y el pelo de color blanco aquel día. Sí, me había teñido el pelo de blanco con una poción...lo que me daba un aire muy dulce. Con el color del pelo y el del vestido parecía un chicle andante, o al menos eso es lo que dirían mis hermanos si vieran de la guisa de la que iba en aquel momento. Un pequeño ridículo andaba escondido debajo de mi vestido, dónde guardaba una poción y varias hierbas, dónde guardaba algunas que me encontraba por ahí.
Había muchísima gente a aquellas horas por la calle, y yo iba completamente distraída. Hasta que me topé con un lugar que llamó mi atención. "Librería Van Wijs". Arqueé una ceja y miré el lugar con curiosidad. Qué extraño. Creía que me conocía todas las librerías de la ciudad, no por algo incluso conocía a algún librero que me hacía descuento, aunque ésto no me hiciera ninguna falta. Probablemente lo abrieran hace poco. Me acerqué con curiosidad para ver cómo era...parecía interesante. Quizás debiera curiosear. Así que finalmente me decidí y entré en aquella librería.
Estaba bastante concurrido. Había un montón de gente interesante. Pasé por el lado de una mujer muy guapa con un vestido de color azul zafiro y de un chico muy guapo también de piel pálida. La que parecía la dueña de la librería iba de un lado para otro. ¿Sería la dueña? Pasé por el lado de una muchacha pelirroja que parecía tener mi edad y de varias personas más. Finalmente cogí un libro al azar y lo abrí.
Aquella noche andaba por París en busca de algo nuevo. Alguna que otra diversión, quizás fuera a casa de alguna amiga, quizás fuera a ver luego a Ruslana o a quién yo me sabía, o puede que me subiera a algún árbol, o me colara en alguna fiesta. O simplemente buscara algo para leer. No podía ponerme a hacer ninguna poción porque tenía en casa una que se estaba haciendo y que no estaría lista hasta dentro de cinco horas...no era como las otras pociones. Si me salía bien tendría un efecto bastante interesante, así que no me quedaba más remedio que esperar. Llevaba un vestido de color lila y el pelo de color blanco aquel día. Sí, me había teñido el pelo de blanco con una poción...lo que me daba un aire muy dulce. Con el color del pelo y el del vestido parecía un chicle andante, o al menos eso es lo que dirían mis hermanos si vieran de la guisa de la que iba en aquel momento. Un pequeño ridículo andaba escondido debajo de mi vestido, dónde guardaba una poción y varias hierbas, dónde guardaba algunas que me encontraba por ahí.
Había muchísima gente a aquellas horas por la calle, y yo iba completamente distraída. Hasta que me topé con un lugar que llamó mi atención. "Librería Van Wijs". Arqueé una ceja y miré el lugar con curiosidad. Qué extraño. Creía que me conocía todas las librerías de la ciudad, no por algo incluso conocía a algún librero que me hacía descuento, aunque ésto no me hiciera ninguna falta. Probablemente lo abrieran hace poco. Me acerqué con curiosidad para ver cómo era...parecía interesante. Quizás debiera curiosear. Así que finalmente me decidí y entré en aquella librería.
Estaba bastante concurrido. Había un montón de gente interesante. Pasé por el lado de una mujer muy guapa con un vestido de color azul zafiro y de un chico muy guapo también de piel pálida. La que parecía la dueña de la librería iba de un lado para otro. ¿Sería la dueña? Pasé por el lado de una muchacha pelirroja que parecía tener mi edad y de varias personas más. Finalmente cogí un libro al azar y lo abrí.
Anneliese Wasenbell- Hechicero/Realeza
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Y vagaba un alma, pero no estaba en pena y tampoco en el mundo terrenal, no. Dalma se hallaba en el reino de la muerte, una esfera celeste siempre sin noche, así es el reino de la Santa muerte. Y sin preocupaciones Dalma iba de un lado a otro, ¿y por qué si tanto le preocupaba Crystall Van Wijs, no mostraba ansiedad?, no era resignación, no, la santa muerte le había dado descanso al fin, había borrado su mente, liberando sus penas.
Pero como fuera en un principio, Dalma regresaría al mundo terrenal, con los vivos... Con Crystall.
¿Qué es lo que veo?, es una niña en un campo y estoy ahí. ¿Un recuerdo, pero acaso no había dicho la Santa Muerte que no recordaría... Quién es esa niña?
Era la voz de su majestad la Muerte, y acompañada de ella me vinieron los recuerdos, mi niña mi Crystall. Todo hasta lo último que vi en el mundo terrenal. Ruggero Rosso en el parque de diversiones, ejerciendo un exorcismo sobre Goldyr, Gabriel y Foucautl. —¿Qué ha sido de ella, está a salvo?—
Su majestad estaba molesta, su voz gutural resonó por el reino y comprendí que mi niña se había unido a su hermano. Yo estuve presente aquel día en el que la Santa Muerte revelara parte de su futuro a Crystall.
Había dicho con su inmensa sabiduria, y sin embargo, Crystall cayó en el incesto. ¿Qué podía hacer yo después de todo? Me encontraba atada a este plano, al reino de su majestad la Muerte.
Y en mis manos apareció un rollo, busqué la voz de la Santa Muerte pero no la hallé. —Bendita sea tu caridad— dije y cuando menos me di cuenta estaba en las afueras de una librería, “Libreire Wijsheid”, estaba en el estado fantasmal y me quedé de esa forma solamente quería que Crystall me viera, ay mi niña, no la había recordado en el tiempo que había trancurrido desde mi exorcismo, pero sentía que la había extrañado tanto. Y entonces la vi, conversaba con una mujer de cabello corto y negro.
Me fui acercando valiendome de la levitación y pasé en frente de ella pues quería llamar su atención y que ella viniera a mi. Y la miré a los ojos y ella a los míos. La vi emocionada y al borde de las lágrimas y yo me sentía igual, mi niña, mi amada. Lucía diferente, el aura malvada ya no la rodeaba, –¿Será acaso el incesto lo que desvaneció la maldad en su corazón?– pensé.
Pero como fuera en un principio, Dalma regresaría al mundo terrenal, con los vivos... Con Crystall.
¿Qué es lo que veo?, es una niña en un campo y estoy ahí. ¿Un recuerdo, pero acaso no había dicho la Santa Muerte que no recordaría... Quién es esa niña?
«Ella es Crystall Van Wijs»
Era la voz de su majestad la Muerte, y acompañada de ella me vinieron los recuerdos, mi niña mi Crystall. Todo hasta lo último que vi en el mundo terrenal. Ruggero Rosso en el parque de diversiones, ejerciendo un exorcismo sobre Goldyr, Gabriel y Foucautl. —¿Qué ha sido de ella, está a salvo?—
«Ella está condenada, le advertí que se uniría a su sangre y que no debería de hacerlo. ¿Y acaso me hizo caso?»
Su majestad estaba molesta, su voz gutural resonó por el reino y comprendí que mi niña se había unido a su hermano. Yo estuve presente aquel día en el que la Santa Muerte revelara parte de su futuro a Crystall.
«¡Se presentará ante ti un acto profano, te unirás a tu sangre y engendrarás un hijo de la misma sangre. Condenarás al hijo, al padre y a ti misma. Mas es una elección que más te vale no aceptes... Te ha quedado claro!»
Había dicho con su inmensa sabiduria, y sin embargo, Crystall cayó en el incesto. ¿Qué podía hacer yo después de todo? Me encontraba atada a este plano, al reino de su majestad la Muerte.
«Dalma esa miserable no merece otra oportunidad, mas es voluntad de mi padre santísimo darsela. Te enviaré a donde está y le llevarás el siguiente escrito, habla acerca de las Lágrimas de Dios, es la única forma de redimirse de todos sus pecados. También le dirás que iré a verla pues me las pagará»
Y en mis manos apareció un rollo, busqué la voz de la Santa Muerte pero no la hallé. —Bendita sea tu caridad— dije y cuando menos me di cuenta estaba en las afueras de una librería, “Libreire Wijsheid”, estaba en el estado fantasmal y me quedé de esa forma solamente quería que Crystall me viera, ay mi niña, no la había recordado en el tiempo que había trancurrido desde mi exorcismo, pero sentía que la había extrañado tanto. Y entonces la vi, conversaba con una mujer de cabello corto y negro.
Me fui acercando valiendome de la levitación y pasé en frente de ella pues quería llamar su atención y que ella viniera a mi. Y la miré a los ojos y ella a los míos. La vi emocionada y al borde de las lágrimas y yo me sentía igual, mi niña, mi amada. Lucía diferente, el aura malvada ya no la rodeaba, –¿Será acaso el incesto lo que desvaneció la maldad en su corazón?– pensé.
Última edición por Dalma Folckò el Jue Dic 27, 2012 5:29 pm, editado 1 vez
Dalma Folckò- Fantasma
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Dicen que la curiosidad mató al gato;
pero sin curiosidad no existiría la vida
Selene le escuchó, y sus ojos brillaron con interés cuando dijo de que iban a tratar los libros en cuestión. A decir verdad sería interesante poder hojear esos libros. Le encantaban esos temas...sobre todo los que trataban de historia y de elixires, pues la alquimia por lo general era condenadamente útil. A la pelirroja le habían enseñado en su infancia a usar muchas pociones para hacer ciertas cosas. O más bien su tía, que era la única que tenía cierto interés en enseñarle...ya que los demás no iban a hacer mucho. Y no pudo evitar desear apabullar a esa mujer a preguntas, según se le iban viniendo en la mente, cosa que no hizo, por supuesto, ya que sabía por experiencia que no era una idea muy buena que digamos. Quizás dentro de un rato. Así lo decidió la chica.
Y luego tuvo que adelantarse, abrirse paso entre la gente, ya que con la de personas que entraban hacía cada vez más calor, y ella se estaba asando un poco, aunque quizás eso se debiera a lo que llevaba debajo del corsé...se lo había apretado un poco más de la cuenta. Y ella por lo general no aguantaba el corsé tan...digamos que tan ajustado.
Mientras tanto entraron otras personas, entre las que se contaban un joven, una chica de su edad con los cabellos blancos como la nieve y una mujer un poco más mayor, cuyo rostro le sonaba sobremanera...ya que la había visto antes. Varios recuerdos asomaron por su mente bailarina. El bosque, los olores de la comida y del vino, los cánticos, las voces llenas de alegría de la gente, la música, sobre todo la música...y luego la sangre que fue derramada después. Toda esa sangre, esa muerte, ese chico, ese baile...¡todo esto! Que sonaba casi tan dulce como si fuese la más exquisita de las poesías.
Los ojos de la muchacha se abrieron como platos, recordando. Luego disimuló y se metió entre la gente para estudiar otros libros de historia, canturreando algo para sus adentros y deseando con todas sus fuerzas que la exposición comenzara ya de una buena vez. Se sumergió en un libro que hablaba de la vieja historia de los celtas. Era un tema bastante ameno e interesante, algo que podría tenerla ocupada durante un buen rato, al menos hasta que comenzara todo esto de la exposición. Era curioso, pero en cierto modo era como leer sobre casa...aunque Suiza no tenía nada que ver con esto. No en lo que se suponía que era su parte más importate, en lo esencial, en lo que era maravilloso o simplemente poético o puramente bello.
Selene suspiró y siguió leyendo.
pero sin curiosidad no existiría la vida
Selene le escuchó, y sus ojos brillaron con interés cuando dijo de que iban a tratar los libros en cuestión. A decir verdad sería interesante poder hojear esos libros. Le encantaban esos temas...sobre todo los que trataban de historia y de elixires, pues la alquimia por lo general era condenadamente útil. A la pelirroja le habían enseñado en su infancia a usar muchas pociones para hacer ciertas cosas. O más bien su tía, que era la única que tenía cierto interés en enseñarle...ya que los demás no iban a hacer mucho. Y no pudo evitar desear apabullar a esa mujer a preguntas, según se le iban viniendo en la mente, cosa que no hizo, por supuesto, ya que sabía por experiencia que no era una idea muy buena que digamos. Quizás dentro de un rato. Así lo decidió la chica.
Y luego tuvo que adelantarse, abrirse paso entre la gente, ya que con la de personas que entraban hacía cada vez más calor, y ella se estaba asando un poco, aunque quizás eso se debiera a lo que llevaba debajo del corsé...se lo había apretado un poco más de la cuenta. Y ella por lo general no aguantaba el corsé tan...digamos que tan ajustado.
Mientras tanto entraron otras personas, entre las que se contaban un joven, una chica de su edad con los cabellos blancos como la nieve y una mujer un poco más mayor, cuyo rostro le sonaba sobremanera...ya que la había visto antes. Varios recuerdos asomaron por su mente bailarina. El bosque, los olores de la comida y del vino, los cánticos, las voces llenas de alegría de la gente, la música, sobre todo la música...y luego la sangre que fue derramada después. Toda esa sangre, esa muerte, ese chico, ese baile...¡todo esto! Que sonaba casi tan dulce como si fuese la más exquisita de las poesías.
Los ojos de la muchacha se abrieron como platos, recordando. Luego disimuló y se metió entre la gente para estudiar otros libros de historia, canturreando algo para sus adentros y deseando con todas sus fuerzas que la exposición comenzara ya de una buena vez. Se sumergió en un libro que hablaba de la vieja historia de los celtas. Era un tema bastante ameno e interesante, algo que podría tenerla ocupada durante un buen rato, al menos hasta que comenzara todo esto de la exposición. Era curioso, pero en cierto modo era como leer sobre casa...aunque Suiza no tenía nada que ver con esto. No en lo que se suponía que era su parte más importate, en lo esencial, en lo que era maravilloso o simplemente poético o puramente bello.
Selene suspiró y siguió leyendo.
Última edición por Selene Ladomie el Sáb Dic 29, 2012 5:34 am, editado 3 veces
Selene Ladomie- Condenado/Hechicero/Clase Media
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Cammille lucía muy hermosa pero Crystall sufrió un extraño sentir cuando ella preguntó por su esposo con ese interés, ¿acaso eran celos? No, Crystall descartaba que lo fueran.
—Él se halla en casa pero no tardará en acompañarnos, después de todo tiene que traerme los libros para la exposición—respondió Crystall con una sonrisa y entonces la vio... Era Dalma, su amada amiga.
La impresión cristalizó los ojos de la bruja que sentía deseos de llorar, espectáculo que Cammille contempló en primera fila. Y vio como Dalma se iba a un rincón apartado, tenía algo en la mano y no pretendía tomar forma corporal. Fue así que Crystall decidió seguirla, —con su permiso mademoiselle White— y fue detrás de la fantasma.
—Dalma estás aquí... Te creía en el reino de la Santa Muerte... Sí estabas en este plano terrenal, ¿por qué no me buscaste?— y quiso continuar, sin embargo Dalma la interrumpió.
—¿Te has unido a tu hermano Crystall?—
Crystall ocultó sus pecadores ojos de Dalma, se encontraba apenada y no sabía que decir. Buscó los amables ojos de Dalma pero encontró los ojos de una madre que se encuentra decepcionada de su hija.
—Ya no somos hermanos, él es mi esposo y yo soy su mujer... Nos amamos Dalma— le respondió al fin y Dalma suspiró. —Te enviaron, ¿cierto? Ruggero si te exorcisó, ¿qué es lo que tienen tus manos?— le acedió de comentarios Crystall y lo que hizo Dalma fue entregarle el pergaminó, cuando Crystall lo tomó el papel se materializó.
Era un pergamino viejo, lo abrió pero se dio cuenta de que era una lengua antigua que ella no sabía leer y que sabía Dalma tampoco.
—Habla de las lágrimas de Dios— susurró Dalma con una sonrisa conciliadora.
—¿Entonces si existen?— y casi estalló en euforia, el elixir existía y en ese pergamino encontraría las respuestas. Mas la frustración cayó sobre ella. ¿Quién podría leer un texto tan antiguo? Ni siquiera Crystall sabía que idioma era, pensó en la iglesia, ellos podrían, o tal vez un vampiro muy viejo... ¿Pero Crystall donde conocería a alguno? Y sobre todo, que leyera e interpretara el pergamino.
Miró de reojo la entrada seguían entrando la gente, –Derek, ¿dónde estás?– pensó, —te quiero Dalma— dijo de pronto y Dalma se sorprendió, le dedicó una sonrisa y corrió a ella para abrazarle, mas no pudo hacerlo, sólo la atravezó y Crystall no entendía porqué no tomaba forma corporal.
—Tengo que atender a mis invitados, quizás encuentre a alguien que pueda leer el pergamino— dijo y regresó a la librería.
—Él se halla en casa pero no tardará en acompañarnos, después de todo tiene que traerme los libros para la exposición—respondió Crystall con una sonrisa y entonces la vio... Era Dalma, su amada amiga.
La impresión cristalizó los ojos de la bruja que sentía deseos de llorar, espectáculo que Cammille contempló en primera fila. Y vio como Dalma se iba a un rincón apartado, tenía algo en la mano y no pretendía tomar forma corporal. Fue así que Crystall decidió seguirla, —con su permiso mademoiselle White— y fue detrás de la fantasma.
—Dalma estás aquí... Te creía en el reino de la Santa Muerte... Sí estabas en este plano terrenal, ¿por qué no me buscaste?— y quiso continuar, sin embargo Dalma la interrumpió.
—¿Te has unido a tu hermano Crystall?—
Crystall ocultó sus pecadores ojos de Dalma, se encontraba apenada y no sabía que decir. Buscó los amables ojos de Dalma pero encontró los ojos de una madre que se encuentra decepcionada de su hija.
—Ya no somos hermanos, él es mi esposo y yo soy su mujer... Nos amamos Dalma— le respondió al fin y Dalma suspiró. —Te enviaron, ¿cierto? Ruggero si te exorcisó, ¿qué es lo que tienen tus manos?— le acedió de comentarios Crystall y lo que hizo Dalma fue entregarle el pergaminó, cuando Crystall lo tomó el papel se materializó.
Era un pergamino viejo, lo abrió pero se dio cuenta de que era una lengua antigua que ella no sabía leer y que sabía Dalma tampoco.
—Habla de las lágrimas de Dios— susurró Dalma con una sonrisa conciliadora.
—¿Entonces si existen?— y casi estalló en euforia, el elixir existía y en ese pergamino encontraría las respuestas. Mas la frustración cayó sobre ella. ¿Quién podría leer un texto tan antiguo? Ni siquiera Crystall sabía que idioma era, pensó en la iglesia, ellos podrían, o tal vez un vampiro muy viejo... ¿Pero Crystall donde conocería a alguno? Y sobre todo, que leyera e interpretara el pergamino.
Miró de reojo la entrada seguían entrando la gente, –Derek, ¿dónde estás?– pensó, —te quiero Dalma— dijo de pronto y Dalma se sorprendió, le dedicó una sonrisa y corrió a ella para abrazarle, mas no pudo hacerlo, sólo la atravezó y Crystall no entendía porqué no tomaba forma corporal.
—Tengo que atender a mis invitados, quizás encuentre a alguien que pueda leer el pergamino— dijo y regresó a la librería.
Crystall Van Wijs- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/08/2012
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Cuando Crystall mostró tanta alegría cuando le corroboré la exitencia de las lágrimas de Dios me sentí con tanta alegria de verla feliz, que, y a pesar de reprobar la relación con sus hermano le agradecí a mi padre Santísimo. Ver la sonrisa de mi niña, una sonrisa inocente, unos ojos esperanzadores me hizo suspirar.
Pero de pronto se frustó y supe que era debido al lenguaje en el cual estaba escrito el pergamino, Dalma también lo desconocía, aunque de cualquier forma poco conocía de lenguas. Y luego cuando me encontraba pensando mi niña me sorprendió con un “Te quiero”. —Y yo a ti mi niña— le contesté y ella corrió a abrazarme pero sólo atravezó mi cuerpo fantasmal. Miré a Crystall y me miraba decepcionaba pues creía que me iba materializar para abrazarla.
—Tengo que atender a mis invitados, quizás encuentre a alguien que pueda leer el pergamino— había dicho y regresó a hacer de anfitriona.
Y ahí me quedé pensativa, viendola de espaldas, yendo de un lado a otro. Hablando con los invitados si soltar el pergamino y claro, sin soltarlo. Pero fue entonces cuando decidí hacer algo, ayudaría a mi niña.
Aprovechándo mi levitación y mi estado incorpóreo recorrí todo el lugar.
Habían cuatro vampiros ocupados en sus propios asuntos, el resto personas quizás comunes y había alguien escondida, espiando desde una viga, era muy claro para mi que no era humana. Quizás un licantropo o una cambiaformas y me declinaba por la segunda. Me quedé analizándola, parecía simplemente contemplar el lugar, sin representar amenazas. Una intrusa que solo venía a perder el tiempo. Así que descendí nuevamente y me volví invisible también para Crystall, algo que nunca había hecho.
Y entonces me di cuenta de algo, aquella mujer con la que Crystall habló antes de mi llegada no dejaba de ver a mi niña. Parecía analizarla de pies a cabeza, la miraba diferente, con frialdad. La asechaba, era la misma mirada que Crystall hacía cuando investigaba a los inquisidores que mataría, los ojos de una asesina.
Puso atención en ella y vio la aura asesina, vio las almas que la rodeaban, vidas que fueron arrebatadas por sus manos y sus armas. –¿Pero cómo es que Crystall no ve a los fantasmas que rodean a esta mujer?– me pregunté, –¿acaso la felicidad está entorpeciendo su juicio, su amplia vista en el ambiente, sus defensas?– era lo más lógico.
Me acerqué a una alma, todavía tenía consciencia pero no fuerza para ser un fantasma. —¿Dime quién eras?— le dije y la alma me miró con sus ojos vacíos, era una mujer y en vida debió de ser muy bella, –espero que tenga recuerdos– pensé mientras esperaba a que hablara.
—No recuerdo mi nombre, pero si lo que fui y a quién me asesino— respondió con una voz gutural, imposible a saber si se trataba de una voz de hombre o mujer. —¿Esta mujer es tu asesina?— pregunté a algo que era más que obvio. —Sí, su nombre es Cammy White y se enorgullece de ser llamada por su orden Killer Bee— dijo en ese tono tenebroso y a su vez, ausente. —¿Orden?— continué en mis respuestas, aunque ya sabía a lo que se refería, quizás lo que esperaba era que lo negara y aliviara mi preocupación. —Es una inquisidora, mortal e incorruptible, sabe que la dueña es una bruja y que cometió incesto. Esta aquí para matarla a él y su incestuoso hermano— y sintí un frío que me recorrió el cuerpo fantasmal, o al menos eso pensé sentir. —Mi niña, ella corre peligro— y fui a buscarla.
Se encontraba tratando de entender el pergamino, ya que, era más que obvio que no lo leería. Y cuando ella me vio venir me dedicó toda su atención. —Crystall esa mujer...— y señalé en dirección a la inquisidora. —Es una inquisidora y su nombre es Cammy White mejor conocida como Killer Bee, tu vida corre peligro y las de todos los presentes si es que tiene compañía—.
Pero de pronto se frustó y supe que era debido al lenguaje en el cual estaba escrito el pergamino, Dalma también lo desconocía, aunque de cualquier forma poco conocía de lenguas. Y luego cuando me encontraba pensando mi niña me sorprendió con un “Te quiero”. —Y yo a ti mi niña— le contesté y ella corrió a abrazarme pero sólo atravezó mi cuerpo fantasmal. Miré a Crystall y me miraba decepcionaba pues creía que me iba materializar para abrazarla.
—Tengo que atender a mis invitados, quizás encuentre a alguien que pueda leer el pergamino— había dicho y regresó a hacer de anfitriona.
Y ahí me quedé pensativa, viendola de espaldas, yendo de un lado a otro. Hablando con los invitados si soltar el pergamino y claro, sin soltarlo. Pero fue entonces cuando decidí hacer algo, ayudaría a mi niña.
Aprovechándo mi levitación y mi estado incorpóreo recorrí todo el lugar.
Habían cuatro vampiros ocupados en sus propios asuntos, el resto personas quizás comunes y había alguien escondida, espiando desde una viga, era muy claro para mi que no era humana. Quizás un licantropo o una cambiaformas y me declinaba por la segunda. Me quedé analizándola, parecía simplemente contemplar el lugar, sin representar amenazas. Una intrusa que solo venía a perder el tiempo. Así que descendí nuevamente y me volví invisible también para Crystall, algo que nunca había hecho.
Y entonces me di cuenta de algo, aquella mujer con la que Crystall habló antes de mi llegada no dejaba de ver a mi niña. Parecía analizarla de pies a cabeza, la miraba diferente, con frialdad. La asechaba, era la misma mirada que Crystall hacía cuando investigaba a los inquisidores que mataría, los ojos de una asesina.
Puso atención en ella y vio la aura asesina, vio las almas que la rodeaban, vidas que fueron arrebatadas por sus manos y sus armas. –¿Pero cómo es que Crystall no ve a los fantasmas que rodean a esta mujer?– me pregunté, –¿acaso la felicidad está entorpeciendo su juicio, su amplia vista en el ambiente, sus defensas?– era lo más lógico.
Me acerqué a una alma, todavía tenía consciencia pero no fuerza para ser un fantasma. —¿Dime quién eras?— le dije y la alma me miró con sus ojos vacíos, era una mujer y en vida debió de ser muy bella, –espero que tenga recuerdos– pensé mientras esperaba a que hablara.
—No recuerdo mi nombre, pero si lo que fui y a quién me asesino— respondió con una voz gutural, imposible a saber si se trataba de una voz de hombre o mujer. —¿Esta mujer es tu asesina?— pregunté a algo que era más que obvio. —Sí, su nombre es Cammy White y se enorgullece de ser llamada por su orden Killer Bee— dijo en ese tono tenebroso y a su vez, ausente. —¿Orden?— continué en mis respuestas, aunque ya sabía a lo que se refería, quizás lo que esperaba era que lo negara y aliviara mi preocupación. —Es una inquisidora, mortal e incorruptible, sabe que la dueña es una bruja y que cometió incesto. Esta aquí para matarla a él y su incestuoso hermano— y sintí un frío que me recorrió el cuerpo fantasmal, o al menos eso pensé sentir. —Mi niña, ella corre peligro— y fui a buscarla.
Se encontraba tratando de entender el pergamino, ya que, era más que obvio que no lo leería. Y cuando ella me vio venir me dedicó toda su atención. —Crystall esa mujer...— y señalé en dirección a la inquisidora. —Es una inquisidora y su nombre es Cammy White mejor conocida como Killer Bee, tu vida corre peligro y las de todos los presentes si es que tiene compañía—.
Dalma Folckò- Fantasma
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