AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Recuerdo del primer mensaje :
Crystall se había levantado de la cama, Derek aún dormía. Mas en la mente de Crystall las imágenes de su condena no se iban, se intensificaban. Y ahora una inquisidora los asechaba, Killer Bee era su nombre y aunque no la habían visto aún, los hermanos pensaban que en alguna parte de su vida se cruzó, ambos la conocían bajo otro nombre. ¿Cuál? Ese era el misterio.
Haciéndose de una bata Crystall salió de la habitación y caminó hasta la colección personal de libros que su hermano había adquirido y de los cuales a penas había leído un puñado.
Hacía unos días que Crystall había adquirido una librería y la llamó Libreire Wijsheid, la vieja librería contaba con sus propios libros que también compró. Y ahí, entre grande y vieja colección encontró un libro muy especial, "Elixires de mundos antiguos", él libro era tosco y muy grande, con hojas amarillentas y dibujos a una tinta elegante y que han se conservaba, no había editorial ni año de edición, no existía autor, sólo el título, y nada más que pudiere identificarlo. Había registros de numeroso elixires dentro del libro que ella ignoraba, muchos podían ser fantasías, quizás no existieren. Pero a ella algo le decía que todo cuanto estaba escrito existía.
Y el agua de plata que descendió por la montaña en la antigua Babilonia, se cristalizó. Maravillados por la belleza del cristal plateado, del cristal que emitía su propia luz, su propia temperatura, el hombre de la edad de bronce la tomó y fue entregada a Reyes. Pero existía un hechizo dentro de esos cristales paganos, los reyes pelearon y muchos reinos cayeron hasta que el vencedor recolectó todas las piezas y las fundió, guardándolas en una gran vasija. Nuevamente era el agua de plata. La historia de los cristales y el agua de color plateado casi desapareció hasta que los Persas derrocaron al Rey y tomaron el agua para ellos. Por primera vez el líquido como espejo fue bebido por el Rey Dios Persa Sah Pahlavi que vivió 250 años, el agua poseía poderes mágicos, que dio inmortalidad a Sah, no sangraba, sus heridas instantáneamente sanaban y ninguna enfermedad lo atacaba. El imperio de Sah Pahlavi se convirtió en el más poderoso hasta que los griegos, vencieron al imperio y mataron a Sah Pahlavi cortándole la cabeza.
El "elixir de la inmortalidad" como lo llamó Sah, ya no era la misma cantidad de cuando la obtuvo, más de la mitad había sido consumida y más lo sería. El agua cayó en manos de demonios bebedores de sangre y el elixir actuó de nuevo, uno de esos inmortales, de piel blanca y corazón muerto bebió el agua plateada, su cuerpo cayó y convulsionó. Sus compañeros vieron todo cuanto pasó. El corazón muerto volvió a latir, la piel blanca tomó un color rosado y la sed de sangre se convirtió en una repulsión, aquel bebedor de sangre había regresado a su forma mortal, era libre de la maldición. El rumor se extendió, muchos condenados y malditos viajaron a Oriente en busca de Cereus el poderoso vampiro guardián del "elixir de la vida" como él lo llamó, regresaba a la vida a los no muertos, liberaba la maldición de los mitad lobo, mitad hombre; de los que cambiaban de humanos a varios animales, los propios humanos con habilidades extraordinarias las perdían ante el poder del elixir de la vida.
Poseer semejante poder corrompió a Cereus, sus propios fanáticos lo quemaron y el elixir se perdió.
Por casi un siglo el recipiente de un litro de la mágica bebida se ocultó del mundo hasta que un hombre lo encontró, un hombre al que él mundo llamaba Jesucristo, con el agua de plata Jesucristo sanó a mucha gente, hizo milagros y profesó la palabra de un único DIOS, el elixir sobrevivió el tiempo suficiente para que Jesus lo entregara a Maria. —Estás son las Lágrimas de Dios, que curan todo mal, bebe de ella y que mis apóstoles también lo hagan, pues con ellas tendrán la redención y el perdón eterno de Dios—.
Pero ese libro no decía nada más de las Lágrimas de Dios, —¿dónde se ubicaba dicho elixir?, ¿Maria y los apóstoles lo habían agotado?— Eran preguntas que desolaban la vida incestuosa de Crystall, en la biblioteca de Derek encontró algo más, un libro de Maria, de donde fue y que fue de su verdadero final. La bruja consultó la Biblia más de una vez buscando pistas pero no encontraba nada.
Sin embargo, aquella mañana buscaría nuevamente la esperanza. Su librería presentaría una exposición de libros antiguos, ella recibiría un paquete especial y grandes personalidades compartirían libros en un intercambio cultural de todos países y todas razas.
Crystall se apresuró y abrió la librería Libreire Wijsheid, colocó el anunció de libros antiguos y volvió a cerrar, preparó los libros en las estanterías y seleccionó los libros más antiguos a la vista. Subió algunos de su cuarto de pared falsa, para compartir algo más especial y esperó a que el atardecer viniera, no quería conformarse con pensamientos humanos, esperaba que algún inmortal viniera, quizás encontrara a alguien que vivió y conoció a Cereus. Si era así podía interrogarlo ella misma o con el poder de Derek.
Y abrió por fin a las seis en punto, esperando a que la gente se acercara, entrara y leyera. Crystall sólo estaría pendiente a los hallazgos que otros harían, después de todo dos cabezas buscan mejor que una, pero cientos mejor que dos.
Haciéndose de una bata Crystall salió de la habitación y caminó hasta la colección personal de libros que su hermano había adquirido y de los cuales a penas había leído un puñado.
Hacía unos días que Crystall había adquirido una librería y la llamó Libreire Wijsheid, la vieja librería contaba con sus propios libros que también compró. Y ahí, entre grande y vieja colección encontró un libro muy especial, "Elixires de mundos antiguos", él libro era tosco y muy grande, con hojas amarillentas y dibujos a una tinta elegante y que han se conservaba, no había editorial ni año de edición, no existía autor, sólo el título, y nada más que pudiere identificarlo. Había registros de numeroso elixires dentro del libro que ella ignoraba, muchos podían ser fantasías, quizás no existieren. Pero a ella algo le decía que todo cuanto estaba escrito existía.
Y el agua de plata que descendió por la montaña en la antigua Babilonia, se cristalizó. Maravillados por la belleza del cristal plateado, del cristal que emitía su propia luz, su propia temperatura, el hombre de la edad de bronce la tomó y fue entregada a Reyes. Pero existía un hechizo dentro de esos cristales paganos, los reyes pelearon y muchos reinos cayeron hasta que el vencedor recolectó todas las piezas y las fundió, guardándolas en una gran vasija. Nuevamente era el agua de plata. La historia de los cristales y el agua de color plateado casi desapareció hasta que los Persas derrocaron al Rey y tomaron el agua para ellos. Por primera vez el líquido como espejo fue bebido por el Rey Dios Persa Sah Pahlavi que vivió 250 años, el agua poseía poderes mágicos, que dio inmortalidad a Sah, no sangraba, sus heridas instantáneamente sanaban y ninguna enfermedad lo atacaba. El imperio de Sah Pahlavi se convirtió en el más poderoso hasta que los griegos, vencieron al imperio y mataron a Sah Pahlavi cortándole la cabeza.
El "elixir de la inmortalidad" como lo llamó Sah, ya no era la misma cantidad de cuando la obtuvo, más de la mitad había sido consumida y más lo sería. El agua cayó en manos de demonios bebedores de sangre y el elixir actuó de nuevo, uno de esos inmortales, de piel blanca y corazón muerto bebió el agua plateada, su cuerpo cayó y convulsionó. Sus compañeros vieron todo cuanto pasó. El corazón muerto volvió a latir, la piel blanca tomó un color rosado y la sed de sangre se convirtió en una repulsión, aquel bebedor de sangre había regresado a su forma mortal, era libre de la maldición. El rumor se extendió, muchos condenados y malditos viajaron a Oriente en busca de Cereus el poderoso vampiro guardián del "elixir de la vida" como él lo llamó, regresaba a la vida a los no muertos, liberaba la maldición de los mitad lobo, mitad hombre; de los que cambiaban de humanos a varios animales, los propios humanos con habilidades extraordinarias las perdían ante el poder del elixir de la vida.
Poseer semejante poder corrompió a Cereus, sus propios fanáticos lo quemaron y el elixir se perdió.
Por casi un siglo el recipiente de un litro de la mágica bebida se ocultó del mundo hasta que un hombre lo encontró, un hombre al que él mundo llamaba Jesucristo, con el agua de plata Jesucristo sanó a mucha gente, hizo milagros y profesó la palabra de un único DIOS, el elixir sobrevivió el tiempo suficiente para que Jesus lo entregara a Maria. —Estás son las Lágrimas de Dios, que curan todo mal, bebe de ella y que mis apóstoles también lo hagan, pues con ellas tendrán la redención y el perdón eterno de Dios—.
Pero ese libro no decía nada más de las Lágrimas de Dios, —¿dónde se ubicaba dicho elixir?, ¿Maria y los apóstoles lo habían agotado?— Eran preguntas que desolaban la vida incestuosa de Crystall, en la biblioteca de Derek encontró algo más, un libro de Maria, de donde fue y que fue de su verdadero final. La bruja consultó la Biblia más de una vez buscando pistas pero no encontraba nada.
Sin embargo, aquella mañana buscaría nuevamente la esperanza. Su librería presentaría una exposición de libros antiguos, ella recibiría un paquete especial y grandes personalidades compartirían libros en un intercambio cultural de todos países y todas razas.
Crystall se apresuró y abrió la librería Libreire Wijsheid, colocó el anunció de libros antiguos y volvió a cerrar, preparó los libros en las estanterías y seleccionó los libros más antiguos a la vista. Subió algunos de su cuarto de pared falsa, para compartir algo más especial y esperó a que el atardecer viniera, no quería conformarse con pensamientos humanos, esperaba que algún inmortal viniera, quizás encontrara a alguien que vivió y conoció a Cereus. Si era así podía interrogarlo ella misma o con el poder de Derek.
Y abrió por fin a las seis en punto, esperando a que la gente se acercara, entrara y leyera. Crystall sólo estaría pendiente a los hallazgos que otros harían, después de todo dos cabezas buscan mejor que una, pero cientos mejor que dos.
- Pequeña mención:
- La escritura es libre, recuerden que nadie conoce el secreto del elixir más que Crystall, en este tema se les será revelado por ella misma, tratamos de formar las alianzas y una vez enterados, querer saber más del elixir, exponer (para sí) las ambiciones personales y terminando el tema iniciará la búsqueda, ya les diré como.
No hay ninguna clase de restricción a la hora de escribir, a divertirnos chav@s.
¡IMPORTANTE!
Aparece como Privado pero quien quiera unirse lo puede hacer siempre y cuando me informen vía mp.
Crystall.
Última edición por Crystall Van Wijs el Miér Dic 05, 2012 7:34 pm, editado 1 vez
Crystall Van Wijs- Hechicero Clase Alta
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
"Con el prejuicio de todos, me inclino ante la sabiduría y tacho con amor y énfasis lo que son las leyes de los inmortales"
Con una calma incorruptible fui observando todo en cuanto pasaba; mi sonrisa hacia ella, Crystall, había sido encantadora. Había escuchado cada palabra y con suavidad y disfrute me dirigí a la caja asintiendo a sus palabras para así depositar el dinero en un costado, apoyando el libro arriba. Se trataba de un libro antiguo; sobre historia de la antigua parís, cuando no tenía realmente ese nombre. París siempre fue un punto donde las energías se acumulaban y por eso los seres míticos la rodeaban por completo. Algo que me fascinaba y deseaba saber mas y mas de aquello. De repente, ella me expuso en su mirada una clara nota. Como si dejase un papel pegado en mi frente. Era como si notara mis acciones y aquello me hacia arquear la ceja y al mismo tiempo liberar una sonrisa, asintiendo; mientras apoyaba mi cuerpo en donde estaría la mesada alargada que luego daba a la caja registradora. La esperé a que cobraba. Realmente el lugar empezaba a estar muy concurrido. No me agradaba tanta gente, pero mi rostro seguía portando una adorada sonrisa. Y acepté sin dudarlo; iba a esperar a la exposición quería saberlo todo y como siempre, aunque era impaciente. Me iba a obligar a esperar.
Y con un suspiro de tranquilidad me volví a dirigir hacia los libros; estaba cerca de una muchacha de piel blanca y cabellos marrones al igual que sus ojos. Era encantadora y empezaba a tomar un libro verde. Color que no era de mis preferidos a no ser que esté en unos ojos. Pero de todos modos le curioseé y me fijé en el titulo del libro. No lo entendía bien, pues aun estaba algo lejos y creí haber notado que estaba en algún otro idioma. Miré a la muchacha y pestañeé.
-Disculpe Mademoiselle, de qué es aquel libro?
Con una soltura y caballerosidad perfecta, pero de igual forma, algo forzada; me dirigí a ella. La verdad es que odiaba hablar de ese modo. Pero no podía dejar que me tomen como un estúpido o como alguien sin educación. Mi francés era torpe, pero no por eso in-entendible. Mi sonrisa vislumbraba por su blancura y mis colmillos guardados, apenas se hacían notar con una punta un poco mas filosa de lo habitual. Ella tenía una presencia envidiable, era el tipo de personas que me agradaban. Pero al tiempo que le hablé noté que estaba mirando algo a su alrededor, y observé con cautela; la dama que era la dueña, parecía hablar con alguien; era como si una presencia estuviera rondando por el lugar. Me daba algo de temor. No entendía exactamente que estaba pasando; con evidencia no era algo de mi mundo. Pero tampoco era algo del mundo mortal. Y me pregunté quizá, donde me había metido y si valdría la pena. Sentí como estaban ocurriendo cosas ajenas a nosotros y me volteé a la mujer nuevamente, ladeando el rostro algo confundido.
-Disculpadme, me pareció... Este lugar es extraño, no lo pensáis así?
Pregunté mientras tomaba otro libro y miraba de reojo a la caja, esperando que ella terminase con sus cosas para cobrarme; ojeando el libro que había sacado para luego voltear a verla nuevamente a la muchacha. La curiosidad me embriagaba, pero lo hacía aún mas las personas que iban entrando. Olor a cambia formas, sensaciones de frío como a muerte. Vampiros y personas que tenían un aura sorprendente-mente fuerte. Tal como la muchacha a mi lado. Era un cumulo de energías que me afirmaba con evidencia que París era un gran cumulo de fuertes presencias. Lo que faltaría sería un maldito hombre lobo. Pero deseaba que no aparezca o causaríamos un alboroto en la hermosura de los libros. Que recordé, justamente, por aquello, que los lycanes no parecían ser personas demasiado aplicadas a los libros y con ello me tranquilicé; sonriendo de lado.
"Deseo que las palabras rijan sobre mi; llenadme de información; lo deseo saber todo; todo y mas. Los libros son la extensión de la sabiduría. La inteligencia continuada que nunca nadie podrá ser."
Invitado- Invitado
Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Crystall colocó el dinero en la caja registradora, francos que el vampiro oriental había dejado a compra de un libro que cargaba y no pretendía abandonar.
De pronto Dalma se acercó a la bruja y comenzó a hablarle. Señaló a Cammille y la acusó de inquisidora, y cuando mencionó el nombre de Killer Bee el cuerpo de Crystall se estremeció. –No puede ser– se dijo y casi se echó a llorar, –¡no!- se negaba a aceptar en su mente. Y Crystall entró en la vista espiritual y vio todas las almas que rodeaban a Cammille, no, a Killer Bee. –¿Cómo no pude saberlo antes?– se reprochó.
Miró los ojos de Killer Bee, ésta también le miraba y una ira fue apoderándose de ella. No permitiría que arruinara su noche, tenía que deshacerse de ella. La mataría ahí y ahora. Pero entonces se detuvo a pensar, –no puedo hacerlo, mis invitados se irían– y como una niña caprichosa cerró sus puños de frustración.
—Dalma, busca a Derek. Muestrate a él y traelo aquí. No es seguro que esté solo— ordenó y la fantasma desapareció.
Crystall sintió deseos de acercarse y llamar a la inquisidora por su verdadero nombre, por su alias. Pero se limitó a no hacerlo, ya llegaría el momento. En vez de eso, caminó hacía los jardines y a medio camino se detuvo a contemplar el reloj; muy pronto daría comienzo la exposición.
Esperaría un poco más.
De pronto Dalma se acercó a la bruja y comenzó a hablarle. Señaló a Cammille y la acusó de inquisidora, y cuando mencionó el nombre de Killer Bee el cuerpo de Crystall se estremeció. –No puede ser– se dijo y casi se echó a llorar, –¡no!- se negaba a aceptar en su mente. Y Crystall entró en la vista espiritual y vio todas las almas que rodeaban a Cammille, no, a Killer Bee. –¿Cómo no pude saberlo antes?– se reprochó.
Miró los ojos de Killer Bee, ésta también le miraba y una ira fue apoderándose de ella. No permitiría que arruinara su noche, tenía que deshacerse de ella. La mataría ahí y ahora. Pero entonces se detuvo a pensar, –no puedo hacerlo, mis invitados se irían– y como una niña caprichosa cerró sus puños de frustración.
—Dalma, busca a Derek. Muestrate a él y traelo aquí. No es seguro que esté solo— ordenó y la fantasma desapareció.
Crystall sintió deseos de acercarse y llamar a la inquisidora por su verdadero nombre, por su alias. Pero se limitó a no hacerlo, ya llegaría el momento. En vez de eso, caminó hacía los jardines y a medio camino se detuvo a contemplar el reloj; muy pronto daría comienzo la exposición.
Esperaría un poco más.
Crystall Van Wijs- Hechicero Clase Alta
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
¿Llegaría tarde a la exposición de su amada esposa?
Era posible pero antes tenía que atender los negocios, por lo que había escuchado no iban muy bien. Y es qué llevar el control de plantaciones estando en otro continente no era sencillo, algo que el incestuoso Van Wijs no sospechaba.
No dejaba de pensar en aquella primera noche en el que poseyera a su hermana, como imágenes fugaces que no dejaban de transitar por la estela celestial de su pecadora mente. Pero antes de ser un recuerdo grato, un recuerdo que lo hiciera desearla por siempre, necesitarla, como el hombre al agua. En él el fantasma del arrepentimiento lo encadenaba, su cuerpo era ya más pesado y la distracción de Derek costaba no sólo dinero, sino tiempo y cariño de Crystall, a quién amaba como nunca lo había con alguien más.
La renta del coche había sido costosa, siempre lo eran en las noches y cuando se trataban de elegantes carros, dignos de un rey. Ataviado con un traje negro, camisa blanca y moño del color del traje Derek descendía al fin.
Era la primera vez que visitaba la librería de Crystall, aquella librería que tanta alegría le había causado a su esposa, como cuando de niña se alegraba por los dulces. Impresionada con los libros y la estructura del local, como cuando se impresionaba con la magia inicial de Derek. Así Crystall vivía desde que Derek le hubiera obsequiado lo que consideró regalo de bodas.
Y presente estaba al fin, Derek creía que una exposición tan tarde en la zona comercial no era gran idea. Pero le alegró equivocarse, en su interior vio a Crystall, la belleza de su hermana que destacaba entre la gente que se hallaba concurrida. Pero también vio a la srta. Cammille White y por un momento su corazón se detuvo.
Oh, cuanta atracción sentía por esa mujer. Derek la deseaba, como los cazadores desean su presa. El simple hecho de tenerla entre sus brazos, sentir su piel desnuda unida a la de él le provocó generar una ilusión de la proyección de sus deseos y se excitó. Luego, sintió traicionar a su esposa y el remordimiento llegó a él, mas no suficiente para apaciguar los deseos sobre la srta. White.
Como los vientos dentro del tornado, potentes, indomables y a su vez sublimes. Así Derek no abandonaba la idea de poseer a Cammille, hacerla su amante. Y entonces Derek fue a ella, que descarado que coquetearía con su esposa en el mismo recinto, ¿pero acaso no era un hombre infiel a su propio corazón? La lógica de Derek era tan estúpida que había decidido engañar a Crystall, a su hermosa y amada esposa.
Llegó hasta Cammille White con una amplia sonrisa y un fugaz brillo en sus ojos, el brillo de un seductor. —Buenas noches mademoiselle, que honor es volver a tener su presencia y deleitar con su belleza— apremió con la mirada de un enamorado. Tomó la mano de Cammille y la besó sin importarle lo que pensaran los demás, añoraba tocar esa piel y la notó fuerte, era una mano que simulaba ser delgada y frágil. Pues sus dedos mostraban una fuerza y resistencia superior a la de él, sintió heridas bajo la palma, callos de armas y Derek comenzó a sospechar sobre el trabajo de Cammille, unas manos así no pertenecían a una diseñadora.
Era posible pero antes tenía que atender los negocios, por lo que había escuchado no iban muy bien. Y es qué llevar el control de plantaciones estando en otro continente no era sencillo, algo que el incestuoso Van Wijs no sospechaba.
No dejaba de pensar en aquella primera noche en el que poseyera a su hermana, como imágenes fugaces que no dejaban de transitar por la estela celestial de su pecadora mente. Pero antes de ser un recuerdo grato, un recuerdo que lo hiciera desearla por siempre, necesitarla, como el hombre al agua. En él el fantasma del arrepentimiento lo encadenaba, su cuerpo era ya más pesado y la distracción de Derek costaba no sólo dinero, sino tiempo y cariño de Crystall, a quién amaba como nunca lo había con alguien más.
La renta del coche había sido costosa, siempre lo eran en las noches y cuando se trataban de elegantes carros, dignos de un rey. Ataviado con un traje negro, camisa blanca y moño del color del traje Derek descendía al fin.
Era la primera vez que visitaba la librería de Crystall, aquella librería que tanta alegría le había causado a su esposa, como cuando de niña se alegraba por los dulces. Impresionada con los libros y la estructura del local, como cuando se impresionaba con la magia inicial de Derek. Así Crystall vivía desde que Derek le hubiera obsequiado lo que consideró regalo de bodas.
Y presente estaba al fin, Derek creía que una exposición tan tarde en la zona comercial no era gran idea. Pero le alegró equivocarse, en su interior vio a Crystall, la belleza de su hermana que destacaba entre la gente que se hallaba concurrida. Pero también vio a la srta. Cammille White y por un momento su corazón se detuvo.
Oh, cuanta atracción sentía por esa mujer. Derek la deseaba, como los cazadores desean su presa. El simple hecho de tenerla entre sus brazos, sentir su piel desnuda unida a la de él le provocó generar una ilusión de la proyección de sus deseos y se excitó. Luego, sintió traicionar a su esposa y el remordimiento llegó a él, mas no suficiente para apaciguar los deseos sobre la srta. White.
Como los vientos dentro del tornado, potentes, indomables y a su vez sublimes. Así Derek no abandonaba la idea de poseer a Cammille, hacerla su amante. Y entonces Derek fue a ella, que descarado que coquetearía con su esposa en el mismo recinto, ¿pero acaso no era un hombre infiel a su propio corazón? La lógica de Derek era tan estúpida que había decidido engañar a Crystall, a su hermosa y amada esposa.
Llegó hasta Cammille White con una amplia sonrisa y un fugaz brillo en sus ojos, el brillo de un seductor. —Buenas noches mademoiselle, que honor es volver a tener su presencia y deleitar con su belleza— apremió con la mirada de un enamorado. Tomó la mano de Cammille y la besó sin importarle lo que pensaran los demás, añoraba tocar esa piel y la notó fuerte, era una mano que simulaba ser delgada y frágil. Pues sus dedos mostraban una fuerza y resistencia superior a la de él, sintió heridas bajo la palma, callos de armas y Derek comenzó a sospechar sobre el trabajo de Cammille, unas manos así no pertenecían a una diseñadora.
Derek Van Wijs- Hechicero Clase Alta
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Crystall se retiró de pronto, sin explicación alguna y Killer Bee la siguió con la mirada intrigada. Marchaba a un lugar alejado, a un rincón donde nadie podría escucharle y eso intrigó a la inquisidora. –¿Qué está sucediendo?– se preguntó curiosa mientras se mordía el labio inferior.
Luego dio un vistazo a toda la gente, parecían normales aunque no dudaba que hubieran sobrenaturales entre ellos. Aunque a Killer Bee poco le importaba, para ella sólo estaba Crystall y Derek Van Wijs. Dentro de toda su vida nunca conoció a alguien que practicará el incesto y el hecho de verse envuelta en un caso le estaba generando un placer que sabía no debía de experimentar.
–Dios dame la fuerza para cumplir tu voluntad sabiendo que es por un bien y que no comience a pensar en que es una satisfacción, dame la sabiduría para no convertirme en mi maestro y no caiga en la obsesión de matar sobrenaturales– oró con los ojos cerrados y se negó a sentir aquella sensación de placer por visualizar muertos a los abominables Van Wijs. Si, Killer Bee era una asesina, la asesina que libera almas pecadoras, extermina abominaciones y aberraciones, mas no una cazadora que trabaja por venganza, capricho o simple placer. Y aunque Killer Bee sentía cruzar la raya oraba pidiendo fuerza y voluntad.
Continuó observando a la bruja y se dio cuenta de que conversaba con alguien, ¿pero con quién si no había nadie más en aquel rincón?, algo no andaba mal y Killer Bee tenía que investigar y cuando pretendía hacerlo apareció Derek Van Wijs.
El brujo echó flores a la inquisidora que pensó, –¿realmente está enamorado de mí, o quiere una noche llena de pasión entre sábanas?– pensó, le pareció una aberración que aquel incestuoso de pensamientos infieles le hablara de esa forma, con ese tono, con esa mirada y después, el atrevimiento de tomar una de sus manos y besarlas.
Aquel movimiento sorprendió a Killer Bee, no lo esperaba y aunque pudo retirar la mano antes del beso no lo hizo, sintió como aquello labios ardientes tocaban su piel y como la mano de Derek acariciaba la suya. De pronto Derek mudó de expresión, como si detectara algo en ella. –Demonios que es un maldito brujo, quizás pueda averiguar mis intenciones con sólo tocarme– se reprochó y retiró su mano fingiendo molestia.
—Que atrevido, le recuerdo que es un hombre casado... ¡Su esposa está aquí mismo, que pretende!— le espetó sin llegar a generar un escándalo. Pero Derek lo miraba pensativo, –¿qué averiguó?, maldita sea me descuidé– continuaban sus reproches cuando vio que Crystall se acercaba, los gestos de la bruja no prometían nada bueno. –Genial, seguro vio la acción de su hermano y por celos querrá armar un escándalo... mmm... podría ser conveniente, en una riña accidentalmente podría matarla– y casi se echa a reír. Esperaba que Crystall llegara, pero los pasos se le hacían eternos. Los deseos de que se diera el combate, si se daba, la estaban poseyendo, olvidándose completamente de los rezos para no caer en esos sentimientos.
Luego dio un vistazo a toda la gente, parecían normales aunque no dudaba que hubieran sobrenaturales entre ellos. Aunque a Killer Bee poco le importaba, para ella sólo estaba Crystall y Derek Van Wijs. Dentro de toda su vida nunca conoció a alguien que practicará el incesto y el hecho de verse envuelta en un caso le estaba generando un placer que sabía no debía de experimentar.
–Dios dame la fuerza para cumplir tu voluntad sabiendo que es por un bien y que no comience a pensar en que es una satisfacción, dame la sabiduría para no convertirme en mi maestro y no caiga en la obsesión de matar sobrenaturales– oró con los ojos cerrados y se negó a sentir aquella sensación de placer por visualizar muertos a los abominables Van Wijs. Si, Killer Bee era una asesina, la asesina que libera almas pecadoras, extermina abominaciones y aberraciones, mas no una cazadora que trabaja por venganza, capricho o simple placer. Y aunque Killer Bee sentía cruzar la raya oraba pidiendo fuerza y voluntad.
Continuó observando a la bruja y se dio cuenta de que conversaba con alguien, ¿pero con quién si no había nadie más en aquel rincón?, algo no andaba mal y Killer Bee tenía que investigar y cuando pretendía hacerlo apareció Derek Van Wijs.
El brujo echó flores a la inquisidora que pensó, –¿realmente está enamorado de mí, o quiere una noche llena de pasión entre sábanas?– pensó, le pareció una aberración que aquel incestuoso de pensamientos infieles le hablara de esa forma, con ese tono, con esa mirada y después, el atrevimiento de tomar una de sus manos y besarlas.
Aquel movimiento sorprendió a Killer Bee, no lo esperaba y aunque pudo retirar la mano antes del beso no lo hizo, sintió como aquello labios ardientes tocaban su piel y como la mano de Derek acariciaba la suya. De pronto Derek mudó de expresión, como si detectara algo en ella. –Demonios que es un maldito brujo, quizás pueda averiguar mis intenciones con sólo tocarme– se reprochó y retiró su mano fingiendo molestia.
—Que atrevido, le recuerdo que es un hombre casado... ¡Su esposa está aquí mismo, que pretende!— le espetó sin llegar a generar un escándalo. Pero Derek lo miraba pensativo, –¿qué averiguó?, maldita sea me descuidé– continuaban sus reproches cuando vio que Crystall se acercaba, los gestos de la bruja no prometían nada bueno. –Genial, seguro vio la acción de su hermano y por celos querrá armar un escándalo... mmm... podría ser conveniente, en una riña accidentalmente podría matarla– y casi se echa a reír. Esperaba que Crystall llegara, pero los pasos se le hacían eternos. Los deseos de que se diera el combate, si se daba, la estaban poseyendo, olvidándose completamente de los rezos para no caer en esos sentimientos.
Camile Avery- Inquisidor Clase Alta
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
—Creo que ya es tiempo— se dijo la bruja y miró a la entrada, quería saber que estaba haciendo Killer Bee. Y lo que vio no le agradó.
Derek la tomaba de la mano y la miraba pensativo, como si hubiera descubierto algo. Y Crystall fue hasta la escena, no permitiría que esa inquisidora asesinara a su esposo. Estaba primero él que la exposición, mas Killer Bee se giró para esperar a Crystall, la bruja noto la postura de la inquisidora, esperando que ella cayera en su trampa. –No te daré el gusto perra– se dijo y sólo le dedicó una sonrisa, hipócrita, pero al fin de cuentas una sonrisa.
Llegó a los brazos de su hermano y se acurrucó en él. —Te extrañé amor— dijo y lo besó como lo haría cualquier matrimonio feliz. Sus hilos de titiritera ya estaban envueltos en las almas que rodeaban a la inquisidora y las almas ya la sostenían por todas partes. Pero la bruja aún no ordenaba que se materializaran por lo cual Killer Bee no se percataba del peligro en el que ya estaba envuelta.
—Entremos amor, hay abejas en los alrededores no me gustaría que te picara alguna— prosiguió cuando dejó de besar a su hermano y dedicó una mirada audaz a la inquisidora, como si le dijera, "te descubrí perra".
Y Killer Bee se quedó ahí, sin mudar de expresión, quizás analizando su siguiente movimiento.
Derek la tomaba de la mano y la miraba pensativo, como si hubiera descubierto algo. Y Crystall fue hasta la escena, no permitiría que esa inquisidora asesinara a su esposo. Estaba primero él que la exposición, mas Killer Bee se giró para esperar a Crystall, la bruja noto la postura de la inquisidora, esperando que ella cayera en su trampa. –No te daré el gusto perra– se dijo y sólo le dedicó una sonrisa, hipócrita, pero al fin de cuentas una sonrisa.
Llegó a los brazos de su hermano y se acurrucó en él. —Te extrañé amor— dijo y lo besó como lo haría cualquier matrimonio feliz. Sus hilos de titiritera ya estaban envueltos en las almas que rodeaban a la inquisidora y las almas ya la sostenían por todas partes. Pero la bruja aún no ordenaba que se materializaran por lo cual Killer Bee no se percataba del peligro en el que ya estaba envuelta.
—Entremos amor, hay abejas en los alrededores no me gustaría que te picara alguna— prosiguió cuando dejó de besar a su hermano y dedicó una mirada audaz a la inquisidora, como si le dijera, "te descubrí perra".
Y Killer Bee se quedó ahí, sin mudar de expresión, quizás analizando su siguiente movimiento.
Crystall Van Wijs- Hechicero Clase Alta
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Cerré los ojos y di un ligero respingo cuando la voz del joven que estaba en el lugar se dirigía a mi, abrí los ojos y le mire solo para darme cuenta de que estaba más cerca de lo que había esperado por lo que deduje su curiosidad de lector se había encontrado tentada por el libro que sostenía en mi mano, pero del cual no había leído nada aún. Me había perdido en el exterior del lugar.
- Aún no se de que trata - moví mi mano mostrando más el libro - solo me llamo la atención el color y sus letras, pero no leí nada me quede pensando en otras cosas, pero si quieres verlo anda tomalo - le sonreí estirando un poco mi mano con el libro para que lo tomase si quería. Sonreía aún incluso a pesar de que a nuestro alrededor parecían ocurrir cosas un poco fuera de lo común. Comencé a preguntarme si sería la única que notaba como la dueña parecía hablar sola, aunque algo dentro de mi me decía que sola, era lo ultimo que esa mujer podía estar.
Mi vista aunque de manera discreta no dejaba de seguir las acciones de la dueña, quería saber que estaba pasando en aquel sitio, en que clase de librería había entrado.
Asentí a sus palabras, el sitio se estaba tornando algo extraño. No podía por más que quería despegar mis ojos de la dueña, pero me obligue a mi misma a mirar a otro sitio solo para observar como una de las mujeres que estaba también en el sitio tampoco perdía detalle de los movimientos de la dueña. Solo que su mirada a diferencia de la mía no parecía curiosa, si no decidida a algo pero… ¿Decidida a qué?
- Extraño de verdad - mire al chico y estaba a punto de decirle que creía que lo mejor sería alejarnos un poco, de esa manera no me daría tanta tentación seguir mirando. Porque algunas veces cuando uno mira demasiado, se da cuenta de cosas que no quiere saber. Justo antes de que le hiciera la propuesta entro al establecimiento otro hombre que se dirigió directo a la mujer de mirada calculadora, y justo después se acerco la dueña al hombre besandole.
Escrute todos los rostros, la situación se tornaba cada vez más confusa para mi, pero claro como no iba a serlo si estaba observando cosas que no me incumbían.
Mi expresión se había tornado sería, haber estado al pendiente de ellos me había hecho olvidarme brevemente del joven por lo que volví a mirarle, lo mejor sería movernos de verdad. Solo era cuestión de tiempo para que iniciara la exposición así que me obligaría a mi misma a mantenerme lejos de lo que no me incumbía.
- ¿Se quedara usted a la exposición? - pregunte sin más - de ser así tal vez podríamos permanecer juntos - sonreí y lance una mirada rápida a donde se encontraban aquellos que tanto me estaban intrigando y acercandome un poco pero no lo suficiente como para que luciera sospechoso le hable en voz baja - creo que sería lo mejor dado que algo extraño pasa aquí - no perdí la sonrisa en mi rostro, no quería llamar la atención y di unos pasos esperando que el joven me siguiera.
- Aún no se de que trata - moví mi mano mostrando más el libro - solo me llamo la atención el color y sus letras, pero no leí nada me quede pensando en otras cosas, pero si quieres verlo anda tomalo - le sonreí estirando un poco mi mano con el libro para que lo tomase si quería. Sonreía aún incluso a pesar de que a nuestro alrededor parecían ocurrir cosas un poco fuera de lo común. Comencé a preguntarme si sería la única que notaba como la dueña parecía hablar sola, aunque algo dentro de mi me decía que sola, era lo ultimo que esa mujer podía estar.
Mi vista aunque de manera discreta no dejaba de seguir las acciones de la dueña, quería saber que estaba pasando en aquel sitio, en que clase de librería había entrado.
Asentí a sus palabras, el sitio se estaba tornando algo extraño. No podía por más que quería despegar mis ojos de la dueña, pero me obligue a mi misma a mirar a otro sitio solo para observar como una de las mujeres que estaba también en el sitio tampoco perdía detalle de los movimientos de la dueña. Solo que su mirada a diferencia de la mía no parecía curiosa, si no decidida a algo pero… ¿Decidida a qué?
- Extraño de verdad - mire al chico y estaba a punto de decirle que creía que lo mejor sería alejarnos un poco, de esa manera no me daría tanta tentación seguir mirando. Porque algunas veces cuando uno mira demasiado, se da cuenta de cosas que no quiere saber. Justo antes de que le hiciera la propuesta entro al establecimiento otro hombre que se dirigió directo a la mujer de mirada calculadora, y justo después se acerco la dueña al hombre besandole.
Escrute todos los rostros, la situación se tornaba cada vez más confusa para mi, pero claro como no iba a serlo si estaba observando cosas que no me incumbían.
Mi expresión se había tornado sería, haber estado al pendiente de ellos me había hecho olvidarme brevemente del joven por lo que volví a mirarle, lo mejor sería movernos de verdad. Solo era cuestión de tiempo para que iniciara la exposición así que me obligaría a mi misma a mantenerme lejos de lo que no me incumbía.
- ¿Se quedara usted a la exposición? - pregunte sin más - de ser así tal vez podríamos permanecer juntos - sonreí y lance una mirada rápida a donde se encontraban aquellos que tanto me estaban intrigando y acercandome un poco pero no lo suficiente como para que luciera sospechoso le hable en voz baja - creo que sería lo mejor dado que algo extraño pasa aquí - no perdí la sonrisa en mi rostro, no quería llamar la atención y di unos pasos esperando que el joven me siguiera.
Virgile- Humano Clase Baja
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Y allí estaba. Aquella mujer que cargaba con la muerte de su gemela, de su querida Liza. Cammy White hacía acto de presencia en la librería, al parecer para investigar toda esa parafernalia sobrenatural. La salvaje cambiaformas aún no estaba enterada del incestuoso matrimonio de los Van Wijs, y tampoco se interesaría mucho en ello. Que los hombres hicieran lo que quisieran con sus efímeras vidas. Ella tenía cosas más importantes que atender.
La constante y macabra vigilancia a su rival era una de ellas.
Me pregunto… La voz de Liza la despabiló. Me pregunto… ¿Y si fuera una especie de fantasma? ¿Y si esta voz que escuchas fuera sólo tu cabeza hablando sola y yo estuviera atada maldiciendo a esa mujer?
-¿De qué estás hablando?- Riful soltó unas silentes carcajadas, a la vez que se abandonaba su cómoda posición para jugar entre las vigas- Tú siempre estás conmigo. No me abandonarías solamente por una tonta inquisidora. Si no, ¿Cómo explicas todo lo que has hecho por mí todos estos años? Como cuando me buscaste por los bosques de Bulgaria y me trajiste de nuevo a la vida, por ejemplo.
Esa es una opción válida. Ahora ten cuidado y que no te descubran. Por mucho que hayas ayudado a la dueña, dudo que seas bienvenida en este lugar, y más aún con la presencia de Killer Bee. Espera un momento… ¿Qué está pasando allí?
La cambiaformas tomó atención a tres personas. Killer Bee, Crystal Van Wijs y aquel brujo que se había salvado de la muerte. Hasta lo que había oído, era su hermano. Pero al ver cómo la bruja con el aura de muerte se arrimaba celosamente al ilusionista, se confundió… y luego entendió. Entendió la peligrosa presencia de Killer Bee en aquel lugar. ¡Incesto! Si hubiera podido echarse a reír, con esas carcajadas dementes tan características suyas, lo habría hecho. Pero como había dicho Liza, era imprudente descubrirse en ese lugar, y su hermana era siempre la voz de la razón.
Riful nunca había negado la existencia de su hermana en su mente. Pero se dice que los dementes nunca se objetan su propia locura.
La constante y macabra vigilancia a su rival era una de ellas.
Me pregunto… La voz de Liza la despabiló. Me pregunto… ¿Y si fuera una especie de fantasma? ¿Y si esta voz que escuchas fuera sólo tu cabeza hablando sola y yo estuviera atada maldiciendo a esa mujer?
-¿De qué estás hablando?- Riful soltó unas silentes carcajadas, a la vez que se abandonaba su cómoda posición para jugar entre las vigas- Tú siempre estás conmigo. No me abandonarías solamente por una tonta inquisidora. Si no, ¿Cómo explicas todo lo que has hecho por mí todos estos años? Como cuando me buscaste por los bosques de Bulgaria y me trajiste de nuevo a la vida, por ejemplo.
Esa es una opción válida. Ahora ten cuidado y que no te descubran. Por mucho que hayas ayudado a la dueña, dudo que seas bienvenida en este lugar, y más aún con la presencia de Killer Bee. Espera un momento… ¿Qué está pasando allí?
La cambiaformas tomó atención a tres personas. Killer Bee, Crystal Van Wijs y aquel brujo que se había salvado de la muerte. Hasta lo que había oído, era su hermano. Pero al ver cómo la bruja con el aura de muerte se arrimaba celosamente al ilusionista, se confundió… y luego entendió. Entendió la peligrosa presencia de Killer Bee en aquel lugar. ¡Incesto! Si hubiera podido echarse a reír, con esas carcajadas dementes tan características suyas, lo habría hecho. Pero como había dicho Liza, era imprudente descubrirse en ese lugar, y su hermana era siempre la voz de la razón.
Riful nunca había negado la existencia de su hermana en su mente. Pero se dice que los dementes nunca se objetan su propia locura.
Riful- Cambiante Clase Baja
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Derek salió del trance que las manos de la inquisidora habían provocado, cuando ésta le acuso de irrespetuoso.
Tenía razón y Derek pretendía disculparse, cosa que no consiguió.
Su esposa llegó hasta él, expresó el sentimiento de ausencia y lo besó, Derek la tomó de la cintura y acercó más esos dulces labios.
Pero después, las siguientes palabras de Crystall provocaron una reacción que ninguna de las dos mujeres imaginarían. Derek lo comprendió… Aquella mujer tan atractiva que le provocaba deseos de poseerla, de hacerla suya, era nada más y nada menos que Killer Bee, aquella asesina que tenía como objetivo matar a ambos y finalmente exterminar a la familia Van Wijs.
Derek de inmediato buscó las manos de la inquisidora, usó la reminiscencia sobre ella y vio parte del pasado. Vio las muertes que dio, aquel primer encuentro con él y descubrió la participación dentro de la redada en París, también el momento en el que se enteró del incesto de los Van Wijs.
La inquisidora retiró las manos y dio un paso atrás, había sido descubierta y estaba a merced de los hermanos y ellos a los de ella. Tenían que actuar rápido, Killer Bee había callado el incesto por lo que si moría ella, el secreto de su amor sólo sería conocido por el duque Emerick y dos mujeres más que precisaron el momento en el que Crystall lo llamó hermano. Por supuesto eso se lo había dicho Crystall.
Quiso dar un paso al frente, pero dudo, nunca había combatido y cuando intentó defenderse aquella noche de jueves no pudo engañar a un inquisidor que estaba a más de 5 metros de distancia. Esta mortal inquisidora que inclusive mataba haciendo uso de sus fuertes piernas, enlazándolas en el cuello y quebrándolo en un movimiento podía actuar más rápido que cualquier ilusión de Derek.
¿Y Crystall? Derek ignoraba los poderes de ella, sabía que podía ver y comunicarse con los muertos, ¿pero qué podían hacer ellos contra la inquisidora que los miraba como el cazador mira a una presa acorralada?
Tenía razón y Derek pretendía disculparse, cosa que no consiguió.
Su esposa llegó hasta él, expresó el sentimiento de ausencia y lo besó, Derek la tomó de la cintura y acercó más esos dulces labios.
Pero después, las siguientes palabras de Crystall provocaron una reacción que ninguna de las dos mujeres imaginarían. Derek lo comprendió… Aquella mujer tan atractiva que le provocaba deseos de poseerla, de hacerla suya, era nada más y nada menos que Killer Bee, aquella asesina que tenía como objetivo matar a ambos y finalmente exterminar a la familia Van Wijs.
Derek de inmediato buscó las manos de la inquisidora, usó la reminiscencia sobre ella y vio parte del pasado. Vio las muertes que dio, aquel primer encuentro con él y descubrió la participación dentro de la redada en París, también el momento en el que se enteró del incesto de los Van Wijs.
La inquisidora retiró las manos y dio un paso atrás, había sido descubierta y estaba a merced de los hermanos y ellos a los de ella. Tenían que actuar rápido, Killer Bee había callado el incesto por lo que si moría ella, el secreto de su amor sólo sería conocido por el duque Emerick y dos mujeres más que precisaron el momento en el que Crystall lo llamó hermano. Por supuesto eso se lo había dicho Crystall.
Quiso dar un paso al frente, pero dudo, nunca había combatido y cuando intentó defenderse aquella noche de jueves no pudo engañar a un inquisidor que estaba a más de 5 metros de distancia. Esta mortal inquisidora que inclusive mataba haciendo uso de sus fuertes piernas, enlazándolas en el cuello y quebrándolo en un movimiento podía actuar más rápido que cualquier ilusión de Derek.
¿Y Crystall? Derek ignoraba los poderes de ella, sabía que podía ver y comunicarse con los muertos, ¿pero qué podían hacer ellos contra la inquisidora que los miraba como el cazador mira a una presa acorralada?
Derek Van Wijs- Hechicero Clase Alta
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
"Si yo tuviera el sol lo esconderia en lo mas profundo del mar...
y lo venderia al mejor postor"
y lo venderia al mejor postor"
Esa noche había decidido no salir del palacio en el que vivía. La noche anterior ya había bebido lo suficiente como para mantenerme sin sed a la siguiente y para sorpresa de mis sirvientes, fui encontrada con libro en mano en mi biblioteca personal, como no había sucedido hasta entonces. Temieron. El terror de encontrarme allí lo delataron sus ojos y los detuve apenas con palabras calmas antes que se retiraran. Uno de ellos se quedó casi en contra de su voluntad y yo lo observé con mucha curiosidad mientras limpiaba mis estantes con libros. En ocasiones se me hacía interesante observar humanos sin intervenir en asboluto. A veces sus ojos se cruzaban con los míos y entonces él bajaba la mirada nervioso, que interesante y maravilloso era ese tono de verguenza que se superponía a su piel oscura!... Permaneció así largo rato hasta que rompió el silencio: -"Señora, disculpe mi intromisión, pero veo que tiene usted bastantes libros que parecen antiguos. Tal vez le interese saber que ya ha empezado una exposición de ese estilo por el centro de París." Lo interrogué un poco al respecto y para mi fortuna él había memorizado bien la ubicación como para poder llegar sólo con sus descripciones. Salí de inmediato.
Cuando llegué ya habían bastantes personas adentro, yo había llegado algo tarde. Pero al pararme frente a la entrada con un par de mis ejemplares de libros antiguos, supe que algo raro había allí. El olor que salía del lugar no era de sólo libros antiguos, estaba combinado con olor a animal, licántropo o cambiaformas, un ambiente que parecía mágico y en el que incluso habían vampiros. ¿Qué era esto con exactitud? Algo ocultaban. Si no fuera así no habría una cambiaformas escondida observando todo mientras parecía contener pequeñas risitas. La ignoré por completo y entré en silencio. No pretendía llamar la atención de nadie, ni siquiera de los otros bebedores de sangre como yo. Atravesé el salón principal de la exposición observando a cada uno con el mayor detalle que me fue posible pero manteniendo mi mente completamente cerrada y ojeé un par de ejemplares de tapa similar a los libros que yo llevaba.
Mis ejemplares tenían muchos años. Yo tenía 1200 y casi 25 cuando fui convertida. A ello le sumo que aquella colección la heredé, así que es demasiada la antiguedad de aquellos. Llevé tomos incompletos buscando los faltantes pero sin intensión de dejarles nada. Tenía el tomo 4 y 5 de algo que no conocía. Sólo quería completar la colección, es todo. Escuché comentarios ajenos sobre lo extraño de este lugar, pensamientos que indicaban que la dueña parecía hablar sola pero que dudaban de ello. Y luego algo de Bee, que seguro nos recordaba a todos a la famosa inquisidora que se movía grácil desempeñando diestramente su labor. Si he de ser sincera, no me importaba. Nadie. Asistí por curiosidad y porque el conocimiento siempre te abre puertas inesperadas, así que sólo me restaba aguardar al inicio de la exposición de la que mi sirviente me había hablado. Supuse que lo que veíamos ahora, era sólo una entradita a lo verdaderamente valioso, algo por lo que muchos de nosotros pugnaríamos con nuestro dinero. Aguardaría, sí, lo demás, estaría por verse.
Última edición por Lara Karstein el Vie Ene 11, 2013 7:42 am, editado 1 vez
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Killer Bee volvió a repetir las palabras de Crystall en su mente –hay abejas en los alrededores– y la inquisidora no pudo evitar endurecer sus gestos. –Me han descubierto...– y antes de siquiera prosiguiera con su argumento Derek la tomó de la mano nuevamente.
El brujo estaba indagando en sus recuerdos, o al menos eso pensó Killer Bee, no podía permitirlo, no podía revelar al mago toda su vida, sus secretos. Y retiró sus manos de manera brusca, Derek dudo en como actuar, mas la inquisidora no que estaba lista, dio un paso hacía atrás, desentensando sus brazos que correrían a desenfundar sus pistolas y darles muerte, tan simple como eso. Las ilusiones no dañaban y aunque el brujo fue un maestro en la materia no se libraría de las balas envenenadas de Killer Bee tan fácil.
En milesimas de segundos Killer Bee observó de reojo a Crystall, parecía estar indiferente a la situación, no lucía nerviosa o preocupada; era como si se sintiera segura de que el plan de Killer Bee fracasaría. La inquisidora tuvo curiosidad, ¿qué clase de poderes tenía la bruja?
En su mente el recuerdo de la redada en París le hizo contemplar a su maestro herido, gastado por la lucha y se preguntó, –¿el vampiro fue capaz de ponerlo en ese estado o ella también participó?–
Crystall no se inmutaba, Derek en cambio se mantenía dudoso. Dio un paso al frente como si pretendiera enfrentar a la inquisidora, pero no se atrevía a más, le temía, Killer Bee lo veía en sus ojos. ¡Si! Él había visto parte del pasado de ella, contempló su gran habilidad, la velocidad con la que llevaba su piernas, como el aguijón de la abeja, al cuello, dislocándolo en un movimiento. Ese poder era la reminiscencia, para ser más mortal, Killer Bee había tomado una tutoría con un brujo de la facción 5, los condenados, le había contado como se presentaba aquel poder, los muchos usos que se podían dar, así como los pros y los contras en un brujo.
Derek no era la amenaza, lo era Crystall, el no conocer sus habilidades le hacían peligrosa por muy inocente que simulaba ser, al menos cuando la conoció lo era, el actual rostro de la incestuosa bruja, desconcertaba a Killer Bee, le hacían dudar y comenzó a sospechar que sus dudas eran generadas por un poder, una dominación.
No perdió más el tiempo, dio un paso al frente y se dejó caer hacía atrás, arqueó su espalda y llevó sus manos al suelo, luego, y digna a una gimnasta levantó su cuerpo para ponerse de cabeza y con lo pies hacía arriba, en ese movimiento la falda cayó sobre sus pechos por la gravedad y la bota oculta en aquel vestido azul golpeó la mandíbula de Derek haciéndolo retroceder. El cuerpo alcanzó la máxima altura y cuando comenzó a caer a una mano desenfundó su revólver, se impulsó con su fuerte brazo y cayó de pie, encarando a la bruja, la falda cubrió las piernas de nuevo y la daga que estaba sujeta a una de ellas se ocultó. Derek aún no reaccionaba y antes de que pudiera hacerlo el arma de la inquisidora rugió tres veces dejando una marca de humo en el cañon, los aguijones venenosos volaron a Crystall, en una amenaza mortal que no podía ser esquivada.
El brujo estaba indagando en sus recuerdos, o al menos eso pensó Killer Bee, no podía permitirlo, no podía revelar al mago toda su vida, sus secretos. Y retiró sus manos de manera brusca, Derek dudo en como actuar, mas la inquisidora no que estaba lista, dio un paso hacía atrás, desentensando sus brazos que correrían a desenfundar sus pistolas y darles muerte, tan simple como eso. Las ilusiones no dañaban y aunque el brujo fue un maestro en la materia no se libraría de las balas envenenadas de Killer Bee tan fácil.
En milesimas de segundos Killer Bee observó de reojo a Crystall, parecía estar indiferente a la situación, no lucía nerviosa o preocupada; era como si se sintiera segura de que el plan de Killer Bee fracasaría. La inquisidora tuvo curiosidad, ¿qué clase de poderes tenía la bruja?
En su mente el recuerdo de la redada en París le hizo contemplar a su maestro herido, gastado por la lucha y se preguntó, –¿el vampiro fue capaz de ponerlo en ese estado o ella también participó?–
Crystall no se inmutaba, Derek en cambio se mantenía dudoso. Dio un paso al frente como si pretendiera enfrentar a la inquisidora, pero no se atrevía a más, le temía, Killer Bee lo veía en sus ojos. ¡Si! Él había visto parte del pasado de ella, contempló su gran habilidad, la velocidad con la que llevaba su piernas, como el aguijón de la abeja, al cuello, dislocándolo en un movimiento. Ese poder era la reminiscencia, para ser más mortal, Killer Bee había tomado una tutoría con un brujo de la facción 5, los condenados, le había contado como se presentaba aquel poder, los muchos usos que se podían dar, así como los pros y los contras en un brujo.
Derek no era la amenaza, lo era Crystall, el no conocer sus habilidades le hacían peligrosa por muy inocente que simulaba ser, al menos cuando la conoció lo era, el actual rostro de la incestuosa bruja, desconcertaba a Killer Bee, le hacían dudar y comenzó a sospechar que sus dudas eran generadas por un poder, una dominación.
No perdió más el tiempo, dio un paso al frente y se dejó caer hacía atrás, arqueó su espalda y llevó sus manos al suelo, luego, y digna a una gimnasta levantó su cuerpo para ponerse de cabeza y con lo pies hacía arriba, en ese movimiento la falda cayó sobre sus pechos por la gravedad y la bota oculta en aquel vestido azul golpeó la mandíbula de Derek haciéndolo retroceder. El cuerpo alcanzó la máxima altura y cuando comenzó a caer a una mano desenfundó su revólver, se impulsó con su fuerte brazo y cayó de pie, encarando a la bruja, la falda cubrió las piernas de nuevo y la daga que estaba sujeta a una de ellas se ocultó. Derek aún no reaccionaba y antes de que pudiera hacerlo el arma de la inquisidora rugió tres veces dejando una marca de humo en el cañon, los aguijones venenosos volaron a Crystall, en una amenaza mortal que no podía ser esquivada.
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Derek volvió a tomar la mano de Killer Bee, pero esta vez era con un propósito diferente. Derek estaba viendo el pasado de la inquisidora, que no se lo permitió por mucho tiempo.
Killer Bee retrocedió mientras Derek se mantenía a la expectativa, sin saber que hacer. La calculadora inquisidora dirigió una rápida mirada a Crystall, pero ella no le ofreció reacción alguna, no le daría gusto, no dejaría que Killer Bee aprovechara sus gestos para sacar ventaja a lo que sea que estaba planeando.
En un movimiento rápido, Killer Bee se adelantó para luego dejarse caer de espaldas, con una de sus piernas golpeaba a Derek dejándolo fuera de la jugada. Pero Crystall también había reaccionado, —¡Bloqueenla!— susurró la bruja en una orden a las almas que rodeaban a Killer Bee, almas que la sujetaban de brazos, pies y cabeza y que sin embargo aún no se manifestaban, no hasta la orden de Crystall.
Pero antes de que las almas se materializaran Killer Bee logró disparar, tres peligrosas balas que se dirigían hacía Crystall, mas las energías que rodeaban a Crystall se movieron más rápido y crearon un muro, tres almas como rayos alcanzaron las balas y atrapados en los hilos titiriteros inutilizaron las balas que cayeron al suelo. Las energías comenzaron a manifestarse como un fuerte viento que envolvió a Crystall, un torbellino que hizo que sus cabellos se alzaran y se replegaran salvajemente. Crystall extendió sus brazos de forma intimidante.
La inquisidora retrocedió ante semejante espectáculo y antes de que quisiera hacer algo noto que ya no podía moverse, las almas ya la habían generado presión, sometiéndola.
Crystall la miraba con desdén, una sonrisa de demencia se dibujó en su rostro, Crystall movió los brazos, las manos como si manejara un títere y Killer Bee reaccionaba a esa danza que las almas sujetas a los hilos invisibles del poder titiritero, le obligaban ejecutar.
Y aunque el sometimiento de Crystall era impresionante, aunque el torbellino que levantaba su cabello y falda haciéndolos danzar abrumara, o el semblante asesino que la bruja exhibía, a pesar de todo ello, Killer Bee no la miraba con temor.
Aumento la intensidad, tensó los brazos de Killer Bee, las manos de las almas comenzaron a marcarse en la piel blanca de la inquisidora, manos invisibles que aterrarían a muchos. Y concentrando varias energías llevó su mano derecha al frente como arrojándolas. —¡Yàh gudur èkej!— exclamó y las energía abandonaron el plano fantasmal presentándose como luces azules y como y se tratara de un rayo se dirigió a la inquisidora golpeándola en el pecho.
El poder titiritero liberó las almas que sometían a Killer Bee haciendo que el poder de las energías la arrojaran a varios metros, la luz centelló como en una gran explosión, dejando fuera de combate a Killer Bee. El torbellino ceso y Crystall jadeaba. Tenía mucho tiempo que no usaba la combinación de almas y energías en combate. Un cansancio la invadió y miró de un lado a otro, en las calles no había nadie, sin embargo, a su espaldas seguramente todos sus invitados habían contemplado el espectáculo de la bruja.
–¿creo que se irán?... Maldición por qué tenías que aparecer en estos momentos, pero tengo que presentarles el libro y el pergamino, espero que se queden—
Killer Bee retrocedió mientras Derek se mantenía a la expectativa, sin saber que hacer. La calculadora inquisidora dirigió una rápida mirada a Crystall, pero ella no le ofreció reacción alguna, no le daría gusto, no dejaría que Killer Bee aprovechara sus gestos para sacar ventaja a lo que sea que estaba planeando.
En un movimiento rápido, Killer Bee se adelantó para luego dejarse caer de espaldas, con una de sus piernas golpeaba a Derek dejándolo fuera de la jugada. Pero Crystall también había reaccionado, —¡Bloqueenla!— susurró la bruja en una orden a las almas que rodeaban a Killer Bee, almas que la sujetaban de brazos, pies y cabeza y que sin embargo aún no se manifestaban, no hasta la orden de Crystall.
Pero antes de que las almas se materializaran Killer Bee logró disparar, tres peligrosas balas que se dirigían hacía Crystall, mas las energías que rodeaban a Crystall se movieron más rápido y crearon un muro, tres almas como rayos alcanzaron las balas y atrapados en los hilos titiriteros inutilizaron las balas que cayeron al suelo. Las energías comenzaron a manifestarse como un fuerte viento que envolvió a Crystall, un torbellino que hizo que sus cabellos se alzaran y se replegaran salvajemente. Crystall extendió sus brazos de forma intimidante.
La inquisidora retrocedió ante semejante espectáculo y antes de que quisiera hacer algo noto que ya no podía moverse, las almas ya la habían generado presión, sometiéndola.
Crystall la miraba con desdén, una sonrisa de demencia se dibujó en su rostro, Crystall movió los brazos, las manos como si manejara un títere y Killer Bee reaccionaba a esa danza que las almas sujetas a los hilos invisibles del poder titiritero, le obligaban ejecutar.
Y aunque el sometimiento de Crystall era impresionante, aunque el torbellino que levantaba su cabello y falda haciéndolos danzar abrumara, o el semblante asesino que la bruja exhibía, a pesar de todo ello, Killer Bee no la miraba con temor.
Aumento la intensidad, tensó los brazos de Killer Bee, las manos de las almas comenzaron a marcarse en la piel blanca de la inquisidora, manos invisibles que aterrarían a muchos. Y concentrando varias energías llevó su mano derecha al frente como arrojándolas. —¡Yàh gudur èkej!— exclamó y las energía abandonaron el plano fantasmal presentándose como luces azules y como y se tratara de un rayo se dirigió a la inquisidora golpeándola en el pecho.
El poder titiritero liberó las almas que sometían a Killer Bee haciendo que el poder de las energías la arrojaran a varios metros, la luz centelló como en una gran explosión, dejando fuera de combate a Killer Bee. El torbellino ceso y Crystall jadeaba. Tenía mucho tiempo que no usaba la combinación de almas y energías en combate. Un cansancio la invadió y miró de un lado a otro, en las calles no había nadie, sin embargo, a su espaldas seguramente todos sus invitados habían contemplado el espectáculo de la bruja.
–¿creo que se irán?... Maldición por qué tenías que aparecer en estos momentos, pero tengo que presentarles el libro y el pergamino, espero que se queden—
Crystall Van Wijs- Hechicero Clase Alta
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Estaba en París apenas hace tres noches digo noches porque el barco había llegado por la noche. Apenas había llegado de Estados Unidos había caído en Francia como un extranjero que no solo no sabia hablar sino que me veía mas como un prófugo o exiliado que como un hombre de clase media.
La primera noche la había pasado en un hotel que contaba con los servicios básicos y me sirvió para acicalarme, comer y descansar un rato que era lo mas urgente. Vale mencionar que era un exiliado por decisión propia, atrás en mi país natal había dejado todo lo que tenia por la feroz persecución que nos estaba dando la iglesia gracias a un descuido estúpido. Trataba de olvidarlo para no caer en el suicidio.
El hotel lo había abandonado por la mañana luego de pernoctar porque temía no poder costear con los gastos por el resto del mes hasta ubicarme bien. Otro de los problemas mayores era el lenguaje, no entendía nada y tampoco me expresaba en francés. Solo hablaba ingles y gracias, lo que me quitaba posibilidades aquí.
La primera mañana que pasé en Francia me había dedicado a buscar un lugar donde habitar en los bosques, la conexión con la gente era necesaria pero no era algo que preciaba demasiado asi que se armó una improvisada tienda donde pasar las futuras noches hasta construir al menos un techo decente para vivir allí.
Había algunas pertenencias que había dejado en el hotel, unos libros que no deseó retirar del lugar y por pocas monedas ellos lo iban a guardar, por la tarde se había dedicado a construir un techo mas decente que la tienda improvisada y había avanzado bastante en eso, a pesar que le llevó casi todo el día hacerlo, se había bañado en el río y tomó una muda de ropa que llevaba consigo, algo mas decente.
Cerca de la tarde - noche fue al hotel donde se había hospedado con su habitual bolso que solía cargar, tomó los libros y pagó al hombre que llevaba la caja. Había sido un largo viaje desde el bosque hasta el centro y estaba cansado por el trabajo arduo del día así que se aventuro a pasar una noche mas en ese hotel, a pesar de sentirse perseguido. Pagaría el pernocte nuevamente y dejaría los libros allí mientras iba por algo de comida elaborada al centro.
Antes de retirarse del hotel, el hombre que llevaba la recaudación recordó que había llegado correspondencia para él. Buscó por el escritorio hasta que la encontró. No sabia como había llegado allí la carta, o mejor dicho si lo comprendió apenas leyó la firma de su tutor en el pergamino. Tomó el recaudo de leerla en la cena, seguramente eran noticias de su país y alguna que otra referencia, aunque su intuición le decía que debía estar sentado para leerla.
Fue en un bodegón donde cenó hasta llenarse y cuando leyó la carta su corazón pareció destruirse. Unos compañeros entre los cuales estaba su mejor amigo James, había tomado el mismo rumbo de partir en el primer barco que saliera del país, el problema fue que no corrieron con la misma suerte que él y terminaron siendo cautivos por la Santa Inquisición Francesa. Un suspiro de desolación brotó de Lorenz al comprenderse como parte esencial de este desenlace para las vidas de estos. Estaba consternado.
Al salir del bodegón desahuciado estaba paseando por las calles pensando que podía hacer y como asumiría los cargos de conciencia que este hecho le generaba. Por las calles desoladas del centro estaba cuando encontró un folleto pegado en la pared que informaba de la apertura de una librería con una exposición de libros antiguos. Los libros no eran los habituales, al parecer todos remitían a lo místico. Para despejar su mente al saberse inútil de hacer nada decidió encaminarse hasta allí, dos cuadras mas de donde estaba, las farolas iluminaban la entrada y de pronto un destello azul brotó por la puerta del lugar. Conocía esa irradiación pero prefería estar equivocado. Alguien mostrando sus dotes hechiceras? No podía ser... era algo prácticamente ilógico en estas tierras.
La curiosidad me llevó hasta el lugar mas pronto de lo que imaginaba, me mantuve aislado de todas formas, por las dudas, no quería tener mas problemas, bastaban con los actuales. Podría simplemente decir que estaba allí por un diccionario o por un libro de ingles/francés. Todo menos por la atención que me causaban los libros de antigua magia, conjuros y hechizos. Era dudoso que me presentara solo por eso. Pasé por la puerta de la librería como quien pasa por allí nomas y observé un poco su interior. El lugar olía a muerte, lo noté a medida que iba acercándome. Mis dotes de nigromante me decían que allí había mucha historia, muchos espíritus y principalmente sangre espesa en cuerpos muertos y pútridos por dentro.
Ademas una situación era de lo mas ilógica, una tensión entre 3 personas y el asombro del resto que allí se congregaba, ademas de la amalgama de auras allí presentes era lo mas raro que había visto desde su llegada y contuvo una sonrisa.
La primera noche la había pasado en un hotel que contaba con los servicios básicos y me sirvió para acicalarme, comer y descansar un rato que era lo mas urgente. Vale mencionar que era un exiliado por decisión propia, atrás en mi país natal había dejado todo lo que tenia por la feroz persecución que nos estaba dando la iglesia gracias a un descuido estúpido. Trataba de olvidarlo para no caer en el suicidio.
El hotel lo había abandonado por la mañana luego de pernoctar porque temía no poder costear con los gastos por el resto del mes hasta ubicarme bien. Otro de los problemas mayores era el lenguaje, no entendía nada y tampoco me expresaba en francés. Solo hablaba ingles y gracias, lo que me quitaba posibilidades aquí.
La primera mañana que pasé en Francia me había dedicado a buscar un lugar donde habitar en los bosques, la conexión con la gente era necesaria pero no era algo que preciaba demasiado asi que se armó una improvisada tienda donde pasar las futuras noches hasta construir al menos un techo decente para vivir allí.
Había algunas pertenencias que había dejado en el hotel, unos libros que no deseó retirar del lugar y por pocas monedas ellos lo iban a guardar, por la tarde se había dedicado a construir un techo mas decente que la tienda improvisada y había avanzado bastante en eso, a pesar que le llevó casi todo el día hacerlo, se había bañado en el río y tomó una muda de ropa que llevaba consigo, algo mas decente.
Cerca de la tarde - noche fue al hotel donde se había hospedado con su habitual bolso que solía cargar, tomó los libros y pagó al hombre que llevaba la caja. Había sido un largo viaje desde el bosque hasta el centro y estaba cansado por el trabajo arduo del día así que se aventuro a pasar una noche mas en ese hotel, a pesar de sentirse perseguido. Pagaría el pernocte nuevamente y dejaría los libros allí mientras iba por algo de comida elaborada al centro.
Antes de retirarse del hotel, el hombre que llevaba la recaudación recordó que había llegado correspondencia para él. Buscó por el escritorio hasta que la encontró. No sabia como había llegado allí la carta, o mejor dicho si lo comprendió apenas leyó la firma de su tutor en el pergamino. Tomó el recaudo de leerla en la cena, seguramente eran noticias de su país y alguna que otra referencia, aunque su intuición le decía que debía estar sentado para leerla.
Fue en un bodegón donde cenó hasta llenarse y cuando leyó la carta su corazón pareció destruirse. Unos compañeros entre los cuales estaba su mejor amigo James, había tomado el mismo rumbo de partir en el primer barco que saliera del país, el problema fue que no corrieron con la misma suerte que él y terminaron siendo cautivos por la Santa Inquisición Francesa. Un suspiro de desolación brotó de Lorenz al comprenderse como parte esencial de este desenlace para las vidas de estos. Estaba consternado.
Al salir del bodegón desahuciado estaba paseando por las calles pensando que podía hacer y como asumiría los cargos de conciencia que este hecho le generaba. Por las calles desoladas del centro estaba cuando encontró un folleto pegado en la pared que informaba de la apertura de una librería con una exposición de libros antiguos. Los libros no eran los habituales, al parecer todos remitían a lo místico. Para despejar su mente al saberse inútil de hacer nada decidió encaminarse hasta allí, dos cuadras mas de donde estaba, las farolas iluminaban la entrada y de pronto un destello azul brotó por la puerta del lugar. Conocía esa irradiación pero prefería estar equivocado. Alguien mostrando sus dotes hechiceras? No podía ser... era algo prácticamente ilógico en estas tierras.
La curiosidad me llevó hasta el lugar mas pronto de lo que imaginaba, me mantuve aislado de todas formas, por las dudas, no quería tener mas problemas, bastaban con los actuales. Podría simplemente decir que estaba allí por un diccionario o por un libro de ingles/francés. Todo menos por la atención que me causaban los libros de antigua magia, conjuros y hechizos. Era dudoso que me presentara solo por eso. Pasé por la puerta de la librería como quien pasa por allí nomas y observé un poco su interior. El lugar olía a muerte, lo noté a medida que iba acercándome. Mis dotes de nigromante me decían que allí había mucha historia, muchos espíritus y principalmente sangre espesa en cuerpos muertos y pútridos por dentro.
Ademas una situación era de lo mas ilógica, una tensión entre 3 personas y el asombro del resto que allí se congregaba, ademas de la amalgama de auras allí presentes era lo mas raro que había visto desde su llegada y contuvo una sonrisa.
Lorenz Kane- Hechicero Clase Media
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Localización : Paris - Francia
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Keyla había estado muy atenta a todo, su mente estaba abierta a todo los pensamientos. La edad le había permitido leer varias mentes a la vez y eliminar conversaciones completas.
Pero el pensamiento más atractivo provino de la dueña, Crystall Van Wijs. La miró desde donde estaba, sentada con el libro de historia bizantina, ya lo había cerrado y lo mantenía en el regazo. Cruzó las piernas y vio a Crystall hablando a la nada. No conversaba con un yo interior, no, era distinto y después, un pedazo de pergamino apareció en la delgada mano.
El interés de Keyla creció, –¿qué clase de exposición será... Lágrimas de Dios?– pensaba mordiéndose el labio inferior. –¿Podrá ser un fantasma?– se decía. No estaba segura pero aquella voz que no surgía al parecer de ningún cuerpo, de ninguna parte y que sin embargo, Crystall le llamaba Dalam mencionó algo que a la duquesa le pareció sumamente atractiva... Existía una inquisidora en la librería.
La buscó con su mente, leyó cada pensamiento de Kiler Bee y descubrió el porqué de estar ahí.
–¿Quién lo diría?– ironizó, –es una bruja incestuosa– y rió en sus adentros. La noche se estaba poniendo interesante y se imaginaba que mejoraría.
De pronto ocurrió algo inesperado, sintiéndose amenazada Killer Bee atacó, pero la defensa de Crystall hizo que la duquesa se levantara de su asiento. Nunca había visto semejantes poderes, conocía a muchas brujas y brujos, pero nadie usaba sus poderes como los usaba Crystall. La bruja venció y sus pensamientos acerca de que probablemente los presentes se marcharan hizo que Keyla actuara.
Camino discretamente, controlando su velocidad y se acercó a la dueña.
—¿Cuándo iniciará la exposición?, ya estamos impacientes— dijo con una sonrisa.
Pero el pensamiento más atractivo provino de la dueña, Crystall Van Wijs. La miró desde donde estaba, sentada con el libro de historia bizantina, ya lo había cerrado y lo mantenía en el regazo. Cruzó las piernas y vio a Crystall hablando a la nada. No conversaba con un yo interior, no, era distinto y después, un pedazo de pergamino apareció en la delgada mano.
El interés de Keyla creció, –¿qué clase de exposición será... Lágrimas de Dios?– pensaba mordiéndose el labio inferior. –¿Podrá ser un fantasma?– se decía. No estaba segura pero aquella voz que no surgía al parecer de ningún cuerpo, de ninguna parte y que sin embargo, Crystall le llamaba Dalam mencionó algo que a la duquesa le pareció sumamente atractiva... Existía una inquisidora en la librería.
La buscó con su mente, leyó cada pensamiento de Kiler Bee y descubrió el porqué de estar ahí.
–¿Quién lo diría?– ironizó, –es una bruja incestuosa– y rió en sus adentros. La noche se estaba poniendo interesante y se imaginaba que mejoraría.
De pronto ocurrió algo inesperado, sintiéndose amenazada Killer Bee atacó, pero la defensa de Crystall hizo que la duquesa se levantara de su asiento. Nunca había visto semejantes poderes, conocía a muchas brujas y brujos, pero nadie usaba sus poderes como los usaba Crystall. La bruja venció y sus pensamientos acerca de que probablemente los presentes se marcharan hizo que Keyla actuara.
Camino discretamente, controlando su velocidad y se acercó a la dueña.
—¿Cuándo iniciará la exposición?, ya estamos impacientes— dijo con una sonrisa.
Keyla Van Zuiverheid- Vampiro/Realeza
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
El carruaje que llevaba a Consuelo de Abreu, corría por las calles empedradas y muy bien iluminada, por supuesto era una de las mejores zonas comerciales de Paris. Se había enterado por una amiga que en una tienda de libros, reabierta hacía poco, estaban vendiendo algunos ejemplares muy interesantes y quería ver si encontraba unos de hierbas y hechizos para combinar con lo que sabía utilizar – es que la flora de esta región es distinta a la de Sudamérica – se lamentó, además quería poder hacer amistad con otras personas como ella para que le ayudaran a desarrollar mejor sus habilidades.
Tiziano había sugerido que la acompañaría pero al verlo mirar con desdén por la ventana, cuando le contaba sobre su interés por aquellos libros, prefirió asistir sola ya que disfrutaría de la velada sin tener que estar tratando de que Tiziano no se metiera en problemas – puedo asistir sola y listo – pensó, mientras enfurruñada miraba unas notas en su libro de hechizos, – ni se te ocurra pensarlo, mujercita adorada, tu sola no vas a ninguna parte – le dijo su esposo. Ella se sobresaltó porque todavía no se acostumbraba a que él pudiera escuchar sus pensamientos, lo oyó reírse, sabía que le divertía en sobremanera asustarla, -vamos que no es malo, no necesitas decirlo en voz baja o muy cerca mío que ya sé que es lo que quieres o a donde me mandaste a pasear - le dijo cariñoso mientras le acariciaba una mejilla y tomaba su mentón para darle un beso en los labios. Era imposible pelear con él, lo había amado siendo humano y ahora lo amaba más, aunque debería odiarle por lo matar a su padre, pero ella sabía que no podía controlar su sed de sangre en esos momentos.
No se demoró mucho en llegar, al final Tiziano, había decidido a último momento asistir a una velada de teatro. Descendió del carruaje y dirigiendo su mirada al cochero, un cambia formas, que le había dado trabajo por expreso pedido de Maryeva, – Arturo, vete y vuelve en una hora o un poco más –, el joven asintió con el gesto y sin decir más, se puso en movimiento. Se acercó a la puerta,- Libraire Wijsheid - leyó el cartel que mostraba el nombre del comercio, y el aroma a libros viejos y nuevos le llegó como un hermoso recuerdo apenas entrar al local - de mis años en el convento, junto a Sor Águeda y sus conocimientos sobre elixires, venenos y antídotos – caviló.
Miró a su alrededor y observó que había llegado bastante gente – cuántos de ellos serán seres sobrenaturales – se dijo mientras se dirigía a una sección de libros y los comenzaba a inspeccionar. Vio acercarse a uno de los clientes una mujer hermosa de ojos llamativos, apenas verla sintió una agradable conexión, como si tuvieran en común algo más que el amor a los libros y las ciencias. —Bienvenida, es una pequeña colección. Sabe esta noche haré una exposición de tres libros muy interesantes. Espero que nos acompañe... Mi nombre es Crystall Van Wijs— se enteró que se trataba de la dueña del comercio y la curiosidad hizo que se acercara más a ella. Un joven oriental se acercó a Cristal y preguntó por un libro en especial a lo que le respondió y comentó que la mesa de discusiónsería sobre libros de Historia, artes místicas y elixires. Este último tema le gustó – justo lo que buscaba - dijo en voz baja, sonrió mientras seguía inspeccionando los libros.
Pero pronto todo cambió y lo que parecía ser una agradable velada tomo un tinte bastante peligroso. La llegada de una mujer, le causó repeluz, pero en verdad fue ver entre las estanterias al fantasma de Sor Agueda, solo se presentaba cuando alguin muy cercano a ella estaba en peligro, su rostro livido y sereno la miró y con suma tristeza señaló a la recién llegada - mantente lejos de ella, la muerte la sigue a todas partes y su destino se mezcla con el tuyo - luego de esas palabras, se desvaneció. Ella sabía que solo otro nigromante podría haber visto la aparición y miró a su alrededor esperando descubrir alguien que la observara, pero nadie reparó en ella. La energía que envolvían y rodeaban a la dueña de la librería, no le ocacionaban ningun sentimiento de angustia, apesar de comprender cual era el origen de aquel poder. Pero esa recien llegada, mas la advertencia de Sor Agueda le indicaba que algo estaba mal y pronto se pondría peor, - Tiziano, por que no insistí para que me acompañaras - se reprendió al pensar en que útil hubiera sido el poder que tenía su esposo de leer las mentes. No tuvo que esperar mucho para presenciar una discusión agresiva entre tres personas un hombre, la mujer llamada Crystall y aquella otra que le había dado tan mala espina. Decidió alejarse un poco y observar la situación desde una posición mas segura.
Tiziano había sugerido que la acompañaría pero al verlo mirar con desdén por la ventana, cuando le contaba sobre su interés por aquellos libros, prefirió asistir sola ya que disfrutaría de la velada sin tener que estar tratando de que Tiziano no se metiera en problemas – puedo asistir sola y listo – pensó, mientras enfurruñada miraba unas notas en su libro de hechizos, – ni se te ocurra pensarlo, mujercita adorada, tu sola no vas a ninguna parte – le dijo su esposo. Ella se sobresaltó porque todavía no se acostumbraba a que él pudiera escuchar sus pensamientos, lo oyó reírse, sabía que le divertía en sobremanera asustarla, -vamos que no es malo, no necesitas decirlo en voz baja o muy cerca mío que ya sé que es lo que quieres o a donde me mandaste a pasear - le dijo cariñoso mientras le acariciaba una mejilla y tomaba su mentón para darle un beso en los labios. Era imposible pelear con él, lo había amado siendo humano y ahora lo amaba más, aunque debería odiarle por lo matar a su padre, pero ella sabía que no podía controlar su sed de sangre en esos momentos.
No se demoró mucho en llegar, al final Tiziano, había decidido a último momento asistir a una velada de teatro. Descendió del carruaje y dirigiendo su mirada al cochero, un cambia formas, que le había dado trabajo por expreso pedido de Maryeva, – Arturo, vete y vuelve en una hora o un poco más –, el joven asintió con el gesto y sin decir más, se puso en movimiento. Se acercó a la puerta,- Libraire Wijsheid - leyó el cartel que mostraba el nombre del comercio, y el aroma a libros viejos y nuevos le llegó como un hermoso recuerdo apenas entrar al local - de mis años en el convento, junto a Sor Águeda y sus conocimientos sobre elixires, venenos y antídotos – caviló.
Miró a su alrededor y observó que había llegado bastante gente – cuántos de ellos serán seres sobrenaturales – se dijo mientras se dirigía a una sección de libros y los comenzaba a inspeccionar. Vio acercarse a uno de los clientes una mujer hermosa de ojos llamativos, apenas verla sintió una agradable conexión, como si tuvieran en común algo más que el amor a los libros y las ciencias. —Bienvenida, es una pequeña colección. Sabe esta noche haré una exposición de tres libros muy interesantes. Espero que nos acompañe... Mi nombre es Crystall Van Wijs— se enteró que se trataba de la dueña del comercio y la curiosidad hizo que se acercara más a ella. Un joven oriental se acercó a Cristal y preguntó por un libro en especial a lo que le respondió y comentó que la mesa de discusiónsería sobre libros de Historia, artes místicas y elixires. Este último tema le gustó – justo lo que buscaba - dijo en voz baja, sonrió mientras seguía inspeccionando los libros.
Pero pronto todo cambió y lo que parecía ser una agradable velada tomo un tinte bastante peligroso. La llegada de una mujer, le causó repeluz, pero en verdad fue ver entre las estanterias al fantasma de Sor Agueda, solo se presentaba cuando alguin muy cercano a ella estaba en peligro, su rostro livido y sereno la miró y con suma tristeza señaló a la recién llegada - mantente lejos de ella, la muerte la sigue a todas partes y su destino se mezcla con el tuyo - luego de esas palabras, se desvaneció. Ella sabía que solo otro nigromante podría haber visto la aparición y miró a su alrededor esperando descubrir alguien que la observara, pero nadie reparó en ella. La energía que envolvían y rodeaban a la dueña de la librería, no le ocacionaban ningun sentimiento de angustia, apesar de comprender cual era el origen de aquel poder. Pero esa recien llegada, mas la advertencia de Sor Agueda le indicaba que algo estaba mal y pronto se pondría peor, - Tiziano, por que no insistí para que me acompañaras - se reprendió al pensar en que útil hubiera sido el poder que tenía su esposo de leer las mentes. No tuvo que esperar mucho para presenciar una discusión agresiva entre tres personas un hombre, la mujer llamada Crystall y aquella otra que le había dado tan mala espina. Decidió alejarse un poco y observar la situación desde una posición mas segura.
Última edición por Consuelo Tejeda de Abreu el Dom Ene 13, 2013 9:40 am, editado 1 vez
Consuelo Tejeda de Abreu- Hechicero Clase Alta
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Caminaba por los tejados nocturnos de París mientras todavía estaba saboreando la sangre de una de las prostitutas del puerto, la exuberante belleza de aquella dama no tenía limites, pero todavía no había encontrado a ninguna otra mujer que me arrebatara de la cabeza la imagen de aquella chica de alta alcurnia que me entretuvo y desordeno mi mente por completo. La noche ya había llegado hacia unas horas, yo ya había comido y palpando el bolsillo interior de mi largo y oscuro abrigo tenía mi petaca de sangre para alguna emergencia.
Sin saber hacia dónde dirigirme tan solo anduve y anduve sin rumbo fijo por los tejados parisinos, hacía tiempo que no tenía trabajo y los entrenamientos empezaban a aburrirme; si esta sequía de trabajo continuaba de esta manera, estaba seguro que mis instintos de caza se verían tremenda mente atrofiados y para colmo, en esa misma noche se me habían eliminado por completo todas mis ganas de jugar con algún guarda de la cuidad, inquisidor o protector de la luz divina.
Cuando paseaba tranquilo, distraído y con la mirada apuntando al oscuro firmamento, justo en la calle que tenía bajo mis pies me saco del ensimismamiento. Me dirigí al extremo del tejado y me coloque de cuclillas mirando a la calle que tenía abajo, un montón de personas llegaban y entraban en una estancia. Vi entrar gente de todo tipo, aristócratas, gente rica y trajeaba que enseñaban sus hermosos trajes a medida, como enseñado su estatus al gentío de sus alrededores, también divise entrar a algún rondador de las sombras como yo, y la cosa que se había formado hay abajo capto más aun mi atención. Con prisa me dirigí a un pequeño callejón sin luz alguna para bajar sin ser visto. Con la agilidad de un gato baje con rapidez al suelo, golpee mis pantalones para quitar el posible polvo que hayan podido coger e hice lo mismo con mi abrigo. Me ate los botones de este y me levante el cuello para tapar parte de mi rostro, y me dirigí hacia el edificio en cuestión. Al situarme delante me sorprendió al ver una librería y de la gente que había logrado reunir, mire el título que portaba la tienda - Libraire Wijsheid – y a continuación la mirada se dirigió hacia un cartel – así que libros antiguo…, puede ser interesante - pensé en voz alta, como tantas veces hacia sin darme cuenta.
Como ya era costumbre en mi forma de vida, mis pasos eran igual de sigilosos a los de un gato, suaves, firmes, y sin hacer ruido. Entone una cancioncilla en mi mente a posibles agresiones exteriores, de momento esa táctica de cantar cosas infantiles y estúpidas en su mente le resulto, siempre pensaban que estaba loco o que tenía una mentalidad un tanto reducida, pero nunca hay que percatarse de las apariencias, como siempre pensaba.
Al entrar en la librería. Como siempre, a simple vista nadie se había percatado de su existencia, ya que eso era la base de todo asesino, vivir al margen, en la sobra de la sombra, ver todo aquello que el ojo no ve. Ver salidas, posibles puntos para atacar, cosas de interés para uso propio. Pero hoy no entraba hay como asesino, si no como otro cliente en busca de enfrascarse en el gran mundo de la lectura.
Me dirigí directamente a la sección donde estaba todo lo místico. Cogí el primero que vi y ley su portada – las artes místicas orientales –. Abrí el libro con cuidado, tenía pinta de tener muchos años sobre sus hojas, el olor a papel antiguo lleno mis heladas fosas nasales, y comencé a leer un poco al tuntún; saltando páginas y capítulos, mientras leía, anduve por la biblioteca improvisada durante un buen rato, la verdad no sabía cuánto tiempo había pasado desde que comencé; el libro hablaba mucho sobre el arte del chi, de la energía espiritual del mundo, de las personas, animales y objetos, de cómo hacerla fluir, como retenerla y cosas realmente interesantes que me dieron ganas de comprar el libro, pero nunca lleva mis cuartos encima, el dinero era peso, el peso es un lastre en mi trabajo, y un lastre en mi trabajo podía tranquilamente transformarse en una muerte si darte cuenta.
De repente, un fogonazo de luz hizo que mis ojos fuese a parar en hacia donde había provenido la luz, mi mente se pudo modo precaución, y con la rapidez y el sigilo de un gato, me acurruque en el lugar más apartado, escondido y oscuro del lugar, con una mano acariciando la empuñadura de una de las dagas del cinturón; y al ver que no pasaba nada más, volví a mis quehaceres de lectura.
Sin saber hacia dónde dirigirme tan solo anduve y anduve sin rumbo fijo por los tejados parisinos, hacía tiempo que no tenía trabajo y los entrenamientos empezaban a aburrirme; si esta sequía de trabajo continuaba de esta manera, estaba seguro que mis instintos de caza se verían tremenda mente atrofiados y para colmo, en esa misma noche se me habían eliminado por completo todas mis ganas de jugar con algún guarda de la cuidad, inquisidor o protector de la luz divina.
Cuando paseaba tranquilo, distraído y con la mirada apuntando al oscuro firmamento, justo en la calle que tenía bajo mis pies me saco del ensimismamiento. Me dirigí al extremo del tejado y me coloque de cuclillas mirando a la calle que tenía abajo, un montón de personas llegaban y entraban en una estancia. Vi entrar gente de todo tipo, aristócratas, gente rica y trajeaba que enseñaban sus hermosos trajes a medida, como enseñado su estatus al gentío de sus alrededores, también divise entrar a algún rondador de las sombras como yo, y la cosa que se había formado hay abajo capto más aun mi atención. Con prisa me dirigí a un pequeño callejón sin luz alguna para bajar sin ser visto. Con la agilidad de un gato baje con rapidez al suelo, golpee mis pantalones para quitar el posible polvo que hayan podido coger e hice lo mismo con mi abrigo. Me ate los botones de este y me levante el cuello para tapar parte de mi rostro, y me dirigí hacia el edificio en cuestión. Al situarme delante me sorprendió al ver una librería y de la gente que había logrado reunir, mire el título que portaba la tienda - Libraire Wijsheid – y a continuación la mirada se dirigió hacia un cartel – así que libros antiguo…, puede ser interesante - pensé en voz alta, como tantas veces hacia sin darme cuenta.
Como ya era costumbre en mi forma de vida, mis pasos eran igual de sigilosos a los de un gato, suaves, firmes, y sin hacer ruido. Entone una cancioncilla en mi mente a posibles agresiones exteriores, de momento esa táctica de cantar cosas infantiles y estúpidas en su mente le resulto, siempre pensaban que estaba loco o que tenía una mentalidad un tanto reducida, pero nunca hay que percatarse de las apariencias, como siempre pensaba.
Al entrar en la librería. Como siempre, a simple vista nadie se había percatado de su existencia, ya que eso era la base de todo asesino, vivir al margen, en la sobra de la sombra, ver todo aquello que el ojo no ve. Ver salidas, posibles puntos para atacar, cosas de interés para uso propio. Pero hoy no entraba hay como asesino, si no como otro cliente en busca de enfrascarse en el gran mundo de la lectura.
Me dirigí directamente a la sección donde estaba todo lo místico. Cogí el primero que vi y ley su portada – las artes místicas orientales –. Abrí el libro con cuidado, tenía pinta de tener muchos años sobre sus hojas, el olor a papel antiguo lleno mis heladas fosas nasales, y comencé a leer un poco al tuntún; saltando páginas y capítulos, mientras leía, anduve por la biblioteca improvisada durante un buen rato, la verdad no sabía cuánto tiempo había pasado desde que comencé; el libro hablaba mucho sobre el arte del chi, de la energía espiritual del mundo, de las personas, animales y objetos, de cómo hacerla fluir, como retenerla y cosas realmente interesantes que me dieron ganas de comprar el libro, pero nunca lleva mis cuartos encima, el dinero era peso, el peso es un lastre en mi trabajo, y un lastre en mi trabajo podía tranquilamente transformarse en una muerte si darte cuenta.
De repente, un fogonazo de luz hizo que mis ojos fuese a parar en hacia donde había provenido la luz, mi mente se pudo modo precaución, y con la rapidez y el sigilo de un gato, me acurruque en el lugar más apartado, escondido y oscuro del lugar, con una mano acariciando la empuñadura de una de las dagas del cinturón; y al ver que no pasaba nada más, volví a mis quehaceres de lectura.
Amser Deligt- Vampiro Clase Media
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
La bruja había inutilizado las balas de forma asombrosa, Killer Bee intentó hacer otro movimiento pero no podía moverse, era como si estuviera atada a la pared, por más que aplicara fuerzas su cuerpo no reaccionaba. En la piel de la inquisidora se marcaron manos. –Es una nigromante– dedujo Killer Bee.
Un torbellino rodeó a la bruja y su aspecto intimidante surgió de ese rostro dulce. Y Killer Bee no cedía, su semblante no se doblegaba al ímpetu de la bruja.
De pronto Crystall conjuró un hechizo y un rayo salió de sus manos. El cuerpo de la inquisidora fue liberado del poder de la bruja y cruzó sus brazos para que el impacto no dañara su pecho. La luz fría, como una corriente de viento extremadamente fuerte la arrastró y centello escandalosamente. Killer Bee chocó contra una pared, no estaba herida ni mucho menos y no se explicó porqué Crystall se había limitado, un grave error que la inquisidora no desaprovecharía.
Ya conocía los poderes y capacidades de Crystall, si quería terminar con ellos lo haría desde las sombras.
La inquisidora dio unos pasos hacía la librería pero se detuvo, –no es buena idea– se dijo mientras a lo lejos contemplaba la luz de la librería.
Un torbellino rodeó a la bruja y su aspecto intimidante surgió de ese rostro dulce. Y Killer Bee no cedía, su semblante no se doblegaba al ímpetu de la bruja.
De pronto Crystall conjuró un hechizo y un rayo salió de sus manos. El cuerpo de la inquisidora fue liberado del poder de la bruja y cruzó sus brazos para que el impacto no dañara su pecho. La luz fría, como una corriente de viento extremadamente fuerte la arrastró y centello escandalosamente. Killer Bee chocó contra una pared, no estaba herida ni mucho menos y no se explicó porqué Crystall se había limitado, un grave error que la inquisidora no desaprovecharía.
Ya conocía los poderes y capacidades de Crystall, si quería terminar con ellos lo haría desde las sombras.
La inquisidora dio unos pasos hacía la librería pero se detuvo, –no es buena idea– se dijo mientras a lo lejos contemplaba la luz de la librería.
Camile Avery- Inquisidor Clase Alta
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Crystall recobraba su estabilidad cuando una vampiro se acercó, —¿Cuándo iniciará la exposición?, ya estamos impacientes— dijo y Crystall supo que era lo mejor. Si no quería que se fueran sus invitados era el momento.
Entró y caminó hasta estar a mitad de la librería, —La exposición dará inicio, por favor acompáñenmen a los jardines ahí iniciaremos— dio media vuelta dedicando una mirada a todos, —les puedo asegurar que será muy interesante— corroboró e inició su camino hasta los jardines, allí estaba Alisson que dejó de leer y asintió con la cabeza. Al parecer ella no había presenciado el espectáculo y Crystall agradeció eso.
Cruzó el jardín hasta pasar junto a Alisson, comenzó a ver que todos se acomodaban, luego alzó las manos y varias energías se manifestaron como luces opacando la luz mortecina y generando una luz como el día.
—Existen muchos libros de fantasía en el mundo, libros de magia antigua, de secretos históricos y artes prohibidas en su tiempo, como la alquimia. El día de hoy les mostraré tres libros con un exquisito contenido. Muchos creerán que se trata de ficción y es qué... ¿cómo creer en palabras maravillosas en un mundo tan escéptico? No les pediré que crean sólo escuchen y al último pongan atención a mi proposición— dijo y sacó el primero libro y más importante. Lo alzó a todos para que lo contemplaran, era un libro encuadernado en piel y grabado una figura que Crystall no reconoció.
—Este es el libro de Elixires del Mundo Antiguo, una recopilación de pociones y teorias alquimicas, mas lo que expondré en particular es un elixir que a lo largo de los años a cambiado su nombre, conocido como Elixir de la inmortalidad, elixir de la vida y pocas veces mencionado como las Lágrimas de Dios— extendió su mano hacía Derek pues él le ayudaría proyectando las imágenes, sería como transmitir una película conforme Crystall hablaba de las Lágrimas de Dios.
Entró y caminó hasta estar a mitad de la librería, —La exposición dará inicio, por favor acompáñenmen a los jardines ahí iniciaremos— dio media vuelta dedicando una mirada a todos, —les puedo asegurar que será muy interesante— corroboró e inició su camino hasta los jardines, allí estaba Alisson que dejó de leer y asintió con la cabeza. Al parecer ella no había presenciado el espectáculo y Crystall agradeció eso.
Cruzó el jardín hasta pasar junto a Alisson, comenzó a ver que todos se acomodaban, luego alzó las manos y varias energías se manifestaron como luces opacando la luz mortecina y generando una luz como el día.
—Existen muchos libros de fantasía en el mundo, libros de magia antigua, de secretos históricos y artes prohibidas en su tiempo, como la alquimia. El día de hoy les mostraré tres libros con un exquisito contenido. Muchos creerán que se trata de ficción y es qué... ¿cómo creer en palabras maravillosas en un mundo tan escéptico? No les pediré que crean sólo escuchen y al último pongan atención a mi proposición— dijo y sacó el primero libro y más importante. Lo alzó a todos para que lo contemplaran, era un libro encuadernado en piel y grabado una figura que Crystall no reconoció.
—Este es el libro de Elixires del Mundo Antiguo, una recopilación de pociones y teorias alquimicas, mas lo que expondré en particular es un elixir que a lo largo de los años a cambiado su nombre, conocido como Elixir de la inmortalidad, elixir de la vida y pocas veces mencionado como las Lágrimas de Dios— extendió su mano hacía Derek pues él le ayudaría proyectando las imágenes, sería como transmitir una película conforme Crystall hablaba de las Lágrimas de Dios.
Crystall Van Wijs- Hechicero Clase Alta
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Un secreto, un verdad;
una nueva puerta que se abre
Al principio parecía que iba a ser una noche cualquiera. Selene pensaba que se pasaría un par de horas más leyendo sobre libros que trataban de historia antigua o de plantas, o quizás luego terminaría leyendo una de esas novelas ridículas que venden a veces en las librerías y que por lo general suelen acabar tan bien o, en su opinión, tan mal. Las novelas pastelosas siempre acababan mal, en su opinión. Y por eso podías ver a Selene con uno de los libros de ésos entre sus manos cuando sucedió lo que sucedió. Cuando la tranquilidad del lugar pasó a convertirse en una especie de altercado entre una bruja y una inquisidora de la que se había oído hablar tan a menudo. La muchacha tardó en darse cuenta de ello. Sí. Al principio consideró que los ruidos no eran otra cosa más que gente chillando y peleándose, algo normal, cosas que suceden de vez en cuando, sobre todo en el mercado o en algún que otro lugar de la Corte de los Milagros.
Selene se abrió paso entre la gente y contempló a las tres personas que andaban en aquel percance, el fantasma, la bruja, la inquisidora, luego el otro joven...¿es qué acaso tenían intención de matarse mutuamente entre los cuatro o qué? Pues si pretendían hacerlo que procuraran no molestar a los demás. Sin embargo no se marchó de allí. La pelirroja sentía demasiada curiosidad por ver cómo acabaría aquello, por ver si se derramaría sangre o no. Un percance siempre ameniza la noche, y ella no pensaba hacer nada para pararlo. No iba a salir de las sombras por una pelea estúpida.
Así que allí se quedó metida entre la asombrada multitud, preparada de todos modos para defenderse por si era necesario. Y entonces, de un momento a otro, las cosas se calmaron, Crystal habló, les habló de cuál iba a ser el tema de a exposición aquella noche. Siguió a los demás y escuchó a la bruja, y contempló fijamente el librito que se les mostraba, con un interés cada vez más creciente al escuchar hablar sobre pociones y demás cosas. Las Lágrimas de Dios...¿las lágrimas de Dios? Selene bufó en voz baja. Esperaba que fuera algo importante...por ahora no parecía que fuera a serlo.
una nueva puerta que se abre
Al principio parecía que iba a ser una noche cualquiera. Selene pensaba que se pasaría un par de horas más leyendo sobre libros que trataban de historia antigua o de plantas, o quizás luego terminaría leyendo una de esas novelas ridículas que venden a veces en las librerías y que por lo general suelen acabar tan bien o, en su opinión, tan mal. Las novelas pastelosas siempre acababan mal, en su opinión. Y por eso podías ver a Selene con uno de los libros de ésos entre sus manos cuando sucedió lo que sucedió. Cuando la tranquilidad del lugar pasó a convertirse en una especie de altercado entre una bruja y una inquisidora de la que se había oído hablar tan a menudo. La muchacha tardó en darse cuenta de ello. Sí. Al principio consideró que los ruidos no eran otra cosa más que gente chillando y peleándose, algo normal, cosas que suceden de vez en cuando, sobre todo en el mercado o en algún que otro lugar de la Corte de los Milagros.
Selene se abrió paso entre la gente y contempló a las tres personas que andaban en aquel percance, el fantasma, la bruja, la inquisidora, luego el otro joven...¿es qué acaso tenían intención de matarse mutuamente entre los cuatro o qué? Pues si pretendían hacerlo que procuraran no molestar a los demás. Sin embargo no se marchó de allí. La pelirroja sentía demasiada curiosidad por ver cómo acabaría aquello, por ver si se derramaría sangre o no. Un percance siempre ameniza la noche, y ella no pensaba hacer nada para pararlo. No iba a salir de las sombras por una pelea estúpida.
Así que allí se quedó metida entre la asombrada multitud, preparada de todos modos para defenderse por si era necesario. Y entonces, de un momento a otro, las cosas se calmaron, Crystal habló, les habló de cuál iba a ser el tema de a exposición aquella noche. Siguió a los demás y escuchó a la bruja, y contempló fijamente el librito que se les mostraba, con un interés cada vez más creciente al escuchar hablar sobre pociones y demás cosas. Las Lágrimas de Dios...¿las lágrimas de Dios? Selene bufó en voz baja. Esperaba que fuera algo importante...por ahora no parecía que fuera a serlo.
Selene Ladomie- Condenado/Hechicero/Clase Media
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
Cabe aclarar nuevamente que la situación era de lo mas rara hasta entonces, el ambiente estaba rodeado por un aroma cautivante, el aire era puro y esperanzador esta noche. Una especie de poderoso hechizo envolvía esta librería que de repente se vio colmada de humano y no tan humanos.
Una amalgama de seres, que bien podrían ser humanos con vidas normales y tan distinto era lo que se veía de lo que realmente era. Hasta ahora solo se había sentido la tensión en un pequeño grupo por un altercado del pasado, pero no se suscitaba ninguno aun entre el resto. Algo los congregaba allí, con o sin un sentido manifiesto. Algo encubría esta muestra fuera de la mera propuesta de una venta de libros o inauguración/exposición de libros especiales. Todos sabían que era mas que eso aunque no se les hubiera dicho apropiadamente, en su subconsciente algo les decía que debían estar allí. Y yo, era parte de ellos también, nada me ataba a permanecer en la ciudad, nada me obligaba a tener que pasar por una librería a la noche cuando podía pasar la mañana próxima.
Estaba pasando por el frente como había dicho, la situación tensa se descompensaba fugazmente mientras los ánimos se calmaban poco a poco, una de las nigromantes (no la única), informó que daría comienzo a la exposición de la que se hacia mención en la entrada del lugar. Era atrapante el nombre, así que como tenía mucho tiempo para perder, entré en el lugar, pasando por el escalón de mármol de la entrada y seguí a la congregación de seres que se dirigían al fondo.
Me ubiqué bajo una arcada contra la columna y desde allí me dispuse a escuchar la reseña de los libros mas antiguos de los que se hacia mención. Y confirmo que me intrigó, llamó mi atención directamente y me puse a dedicarle toda mi atención.
Una amalgama de seres, que bien podrían ser humanos con vidas normales y tan distinto era lo que se veía de lo que realmente era. Hasta ahora solo se había sentido la tensión en un pequeño grupo por un altercado del pasado, pero no se suscitaba ninguno aun entre el resto. Algo los congregaba allí, con o sin un sentido manifiesto. Algo encubría esta muestra fuera de la mera propuesta de una venta de libros o inauguración/exposición de libros especiales. Todos sabían que era mas que eso aunque no se les hubiera dicho apropiadamente, en su subconsciente algo les decía que debían estar allí. Y yo, era parte de ellos también, nada me ataba a permanecer en la ciudad, nada me obligaba a tener que pasar por una librería a la noche cuando podía pasar la mañana próxima.
Estaba pasando por el frente como había dicho, la situación tensa se descompensaba fugazmente mientras los ánimos se calmaban poco a poco, una de las nigromantes (no la única), informó que daría comienzo a la exposición de la que se hacia mención en la entrada del lugar. Era atrapante el nombre, así que como tenía mucho tiempo para perder, entré en el lugar, pasando por el escalón de mármol de la entrada y seguí a la congregación de seres que se dirigían al fondo.
Me ubiqué bajo una arcada contra la columna y desde allí me dispuse a escuchar la reseña de los libros mas antiguos de los que se hacia mención. Y confirmo que me intrigó, llamó mi atención directamente y me puse a dedicarle toda mi atención.
Lorenz Kane- Hechicero Clase Media
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Re: Exposición de Libros Antiguos [Privado]
"Cada cual con su quimera"
Más vale que a nadie se le cruzara por la mente la palabra "Espectacular" para referirse a los movimientos de una pareja de brujos y una inquisidora en medio de un montón de gente desconocida. Lo que sí llego a ser, fue un espectáculo de lo más molesto para mí en un principio. Incluso debí contenerme para no mover un dedo, pero, al final, mi especie no estaba involucrada en ello, no tenía motivo ni para inquietarme ni para intervenir.
Muchos de nosotros, los vampiros, nos preocupamos notablamente por mantener a los humanos lejos de pensar que realmente existimos. Algunos errores diminutos nos han permitido permanecer únicamente en el campo de los mitos, y los culpables por torpeza han ido desapareciendo con el tiempo. En mi caso, yo misma les he dado pase directo al Seól a un par de inútiles de esos.
Por mi mente se cruzaron un cúmulo de ideas sobre el grado de rivalidad de aquellos en enfrentamiento. Había sido demasiado riesgoso mostrar algo así en un lugar público, pese a que la mayoría de los presentes no eramos comunes y corrientes. Creí que de cierto modo les pudo haber sido absolutamente necesario actuar, aunque había sido todo demasiado evidente. Para evitar confusiones me mantuve sin emitir palabra alguna a nadie y ni siquiera hice contacto visual con los otros asistentes, aunque eso no evitó que siguiera a los involucrados en toda la escena, los cuales, evidentemente, no eran ni unos brujos cualquiera ni una inquisidora novata, era más bien al contrario, cada uno de ellos poseía dones o cualidades especiales... tal vez como muchos de los presentes, o tal vez no.
Una mujer, otro vampiro, intervino para preguntar por el inicio de la exposición y sorprendente e incluso cínicamente todo retomó su "rumbo". Deseé que las puertas fueran cerradas a cualquier curioso y busqué con la mirada a algún humano corriente, pensando en darle muerte otro día, sólo por eliminar evidencia sobrenatural. Mientras tanto, en cuanto estaba ensimismada en mis pensamientos noté que todos empezaron a moverse hacia otra instancia de aquella librería y tras esperar que todos avanzaran, caminé con los últimos y escuché con atención a aquella mujer que dirigía todo, la.. nigromante? creo que así se denominan aquellos con sus dones.
Me crucé de brazos en la parte trasera del jardín y fruncí el ceño a tanta iluminación producida una vez más por sus manifestaciones sobrenaturales ¿Qué le pasaba por la cabeza, acaso no prevenía nada? O tal vez, ella sabía que no había ni uno sólo de nosotros que no supiera que existiamos seres como los allí presentes. Intenté controlar mi enojo por esa luz diurna fingida y dediqué mi atención al inicio de todo, finalmente, estaba allí por eso y no me iría sin algo útil. Las palabras que buscaba se generaron con prontitud, pero no me apresuré hasta saber más, tal vez aquél hombre, el otro brujo involucrado que ahora parecía continuar con la explicación, pudiera tener más respuestas, más datos. Tiempo al tiempo y para la paciencia, vendrá la sangre.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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