¡ Hay un diamante en mi vestido ! {Privado}

-Los dedos hábiles de la pelirroja daban la sensación de flotar en la tela de aquel fardo especial que habia envuelto su vestido, no era lo más idóneo para comprar pero dada su situación actual y los caprichos a los que se había dejado influenciar de una manera un tanto dócil por decirlo de ese modo no le dejaban la opción mas que de comprar lo que deseaba en un sitio que no fuera demasiado caro, lo hacía para ahorrar incluso habia aumentado su tarifa solo a aquellos que sabian podía pagarle sin rechistar. En ocasiones como esa, ser cortesana a veces era más que un placer, le regalaban vestidos caros con solo un pestañeo y unos tacones con una promesa falsa de "cliente favorito" por eso habia ido a recoger el vestido que le habia comprado uno de sus amantes.

Se despidió con una sonrisa sensual al muchacho encargado de ese puesto, los ojos de aqueste estaban pegados a su escote, Mar nunca habia gustado de vestir recatadamente, estaba orgullosa de su cuerpo asi que lo mostraba siempre que se ofrecía la ocasión como por ejemplo en aquesta, sus senos parecian acariciar la camisa que llevaba, era un escote en forma de U que aun sin dejar expuestos sus encantos femeninos se hacía experimentar fielmente la vista del movimiento de sus senos, así como la falda que se apegaba a sus caderas, de un talle corto mostrando sus piernas encadenadas a unas medias largas por encima de los muslos, la falda escondía el ligero rojo que llevaba, pero no podía esconder el movimiento de sus caderas que era tan sensual como la propia dueña de éste, los labios de la cortesana parecian mas gruesos que de costumbre, no era necesario ningun truco para aquesto sino morderse un poco los labios de ese modo aquestos se enrojecen un poco más de lo normal al menos por unas horas.

Divertida, se sentó cerca de un puesto de collares, si veía el vestido tal vez pensara en comprarse una de esas baratijas que a pesar de no valer para nada, era suficiente para hacerle pasar más que por una buena situación económica ante muchas mujeres, ella no acostumbraba a presumir pero los clientes siempre se fijaban en las mujeres y algunos las preferían "señoritas" para poder pervertir a una de ellas, Mar no es que fuera del todo inocente pero habría sido una buena actriz, cruzó las piernas ante la mirada escandalizada de una anciana que musitando palabras poco propias de una dama se marchó a paso ligero, pero la cortesana poco le escuchó dedicándose a abrir el fardo, era de una tela exquisita, color turquesa que paecía aún de noche brillar con luz propia- ¿Esto que es? -Expresó como en un susurro, no era que la tela fuera más brillante de lo usual es que justo encima del vestido color Rojo fuego había un diamante. No era demasiado grande a decir verdad si no tuviese una buena vista lo habría tirado al suelo sin más, acarició su textura y lo mordio un poco, era en efecto un diamante- ¿Que haces tu aqui pequeño, eres parte de mi regalo?