Oh, why is everything so confusing? Maybe I'm just out of my mind [Gianella Massone]

El mundo no parece el lugar que era, aquel hoyo oscuro y sin salida en el cual había vivido tantos años, no, por fin ve una luz, una luz hacia un nuevo comienzo, hacia la superficie y una mano que se estira para sacarla, pero por más que se estire no la alcanza, necesita que la cazadora ponga de su parte y estire su mano, entonces la misma sensación que tuvo en el bosque la acorrala ¿qué hacer?, pero esta vez es diferente, se atreve a tomar la mano y todo se vuelve de otro color, reconoce el rostro que esta observándola con aquella sonrisa curveada, su corazón se detiene… ese mismo sueño que la atormentaba todas las noches y aquella mano que se detenía a ayudarla tenía un rostro, tenía un nombre… Gianella.

Despierta de golpe, jala aire como si le faltara, pero no es solo por el sueño que ha tenido, se da cuenta que no sabe donde se encuentra, está en una cama, le duele la cabeza, y cuando lleva la mano hacía su cabello se da cuenta de la gasa que tiene en la mejilla izquierda, no recuerda mucho, el golpe fue bastante fuerte, cierra los ojos e intenta concentrarse, pero su mente se llena de imágenes sobre sangre, los ojos de la licantropa y aquella espada cubierta de sangre… ¿ella está muerta? ¿Ella le hizo eso?

La puerta se abre y espera que entre por ella la licantropa y le de alguna explicación, pero no es ella, si no un par de niños con una bandeja de agua que se espantan al verla despierta, intenta respirar hondo para calmarse, está segura que su rostro muestra salvajismo con un miedo latente.

- ¡oh!, veo que te has despertado, ¿te sientes bien? – la mujer que entra detrás de los niños con materiales de curación le habla, su voz es dulce e incluso sus gestos lo son, cosa que calma un poco a Kaida, esta traga saliva, no sabe qué decir, ni siquiera sabe cómo es que llego ahí.

- ¿Y Gi…ella? – no termina de decir su nombre, no se atreve, después de todo sigue sin saber cómo es que debería sentirse, lo que sabe es que no le gustaría saber que ha muerto, que gracioso resultaba aquello después de haber pasado toda su vida esperando que dejara de respirar, ahora, le causaba un dolor que no podía explicar.

– descuida, Gianella se encuentra bien, estable, por suerte las encontramos a ambas a tiempo – los niños dejaron la bandeja sobre una vieja mesita y salieron de la habitación no sin antes hacer una reverencia, la cazadora sonríe, por sus ropajes es más que obvio que no son de una alta sociedad, pero sus modales son tan impecables que no pudo evitar sonreírles a ambos, Jeanne espera que la puerta se oiga detrás de ella para poder hablar. – Casi muere, la herida fue bastante profunda y a ti… te tuvimos que mantener sedada varios días, para evitar que te lastimaras a ti misma –

El rostro de Kaida mostraba su miedo latente, e incluso su confusión, pasaron días desde ese encuentro, no habla se mantiene callada pero gira su cuerpo de tal modo que sus pies tocan el suelo, debía irse de ahí y parecía que la mujer se había percatado de las ideas de la cazadora por que volvió a hablar.

- Puedes irte cuando quieras, pero si decides quedarte me gustaría mucho que trabajaras con nosotras, alguien tan poderosa podría ser una excelente guardia, necesitamos toda la gente que podamos – Kaida gira la cabeza para mirarla, pero vuelve a permanecer callada, no puede quedarse de eso está completamente segura, empieza a vestirse.

Jeanne sale de la habitación dejando a Kaida completamente sola, no tarda en vestirse, pero no se siente del todo bien aun, se siente bastante mareada y sus piernas no responden con normalidad, el tiempo y las drogas, sale recargada en la pared, en busca de las escaleras, cuando llega a ellas nota la luz que sale de una de las habitaciones, Kaida mira hacia los lados, no hay nadie cerca, asi que decíde entrar, y su sorpresa es obvia, ver aquella mujer milanesa recostada en la cama, corta la respiración de la cazadora que no puede dar un paso más, no debe irse, se lo debe.

La puerta se vuelve a abrir a su espalda, la anciana sonríe cuando Kaida voltea sobre su hombro un segundo y vuelve la mirada al frente, – Me quedo – sentencia.