Solo quero ir con papi {Libre}

por **Caliope M. Osweder** Dom Feb 24, 2013 7:05 pm

La pequeña Caliope se había pegado el día jugando en casa, con su osito y, secundariamente, con la osita que le había regalado su tía el día que llegó. Le gustaba mucho estar allí, se sentía en casa y siempre estaba ansiando que llegara la noche para poder estar con su padre. Para ella eran los mejores momentos del día, pues cuando el sol era el astro rey ni siquiera podía verlo. Lo malo de aquello, es que siempre estaba demasiado cansada y acababa durmiéndose demasiado pronto para su gusto.

No faltaba mucho para que la oscuridad poblara la ciudad, quizá una hora escasa, pero aun así quería ir a pasear un ratito. Le pidió a André que por favor se la llevara a jugar. Al principio le costó convencerle, pues sabía perfectamente que en cuanto Santhiago despertara ella le pediría que salieran a pasear, pero al final acabó accediendo, al darse cuenta de que la pequeña no podía pegarse el día en casa encerrada.

Ella no se soltaba de su mano, mientras que con la otra, no soltaba a su osito. No recordaba nada a antes de llegar son su familia, pero había despertado con él y no quería separarse de su peluche por nada del mundo. De estas que vio un pequeño conejo y se alejó del mayordomo unos instantes mientras él miraba unas hierbas que quería usar para la cocina. No se percató de que se estaba alejando, siguiendo a aquel animal cuando de repente se encontró sola en el bosque. Al principio le entró miedo y quería echar a correr, entonces se dio cuenta de que no sabía por donde había venido y que, cuanto más se alejara, más se perdería en aquel lugar.

por **Xiamara Kattalakis** Dom Feb 24, 2013 7:56 pm

Había sido un largo día para Xiamara, había estado débil y algo intranquila, mas no le había dado mucha importancia a su malestar pues la noche anterior había bebido un poco más de la cuenta y tenía días que no comía bien, como era costumbre cuando se acercaba la fecha de aniversario de la muerte de sus padres. Ella aún no entendía como los había perdido de un momento a otro y luego todo se veía confuso en su mente o si no confuso si como si las cosas pasadas desde esa noche hasta ahora no tuvieran sentido.

A pesar de no sentirse bien todo el día, había permanecido en el burdel aunque con la puerta cerrada y con la instrucción de que iba a estar más como cliente y que quería que la sirvieran. Pero nada la hacía sentir bien así que después de tomar un baño de agua tibia que pidió que le prepararan decidió salir a pasear por París.

Una vez vestida adecuadamente salió en un carruaje silenciosamente de aquel lugar y pidió al chofer que la llevase a casa, aunque claro esa era solo una excusa, no tenía ganas de estar acompañada, ella quería caminar, encontrar algo de tranquilidad en su interior y eso generalmente se lo daba la naturaleza así que una vez llego a casa, saludo a su mayordomo, dejo su antifaz y se cambió de ropa a un vestido más cómodo y zapatos al piso salió de su habitación dirigiéndose al bosque que estaba dentro de su propiedad, o bueno, parte de este lo estaba.

Xiamara estuvo caminando por varias horas en aquel lugar, lo conocía muy bien, desde niña había aprendido a andar en él y su padre le había enseñado todo lo necesario para regresar a casa si alguna vez se perdía.

Después e caminar por algún tiempo supo que ya no estaba dentro de la parte del lugar que era de ella, pues siempre había ordenado que mantuvieran el lugar hermoso para los animales que estuviera o viviesen ahí, y había llegado a una parte de este bosque que estaba más descuidado, ella no le dio mucha importancia pues gracias a su contacto con la naturaleza se sentía bastante mejor y tenía idea clara de donde estaba y que si seguía hacia al sur saldría a uno de los parques de la cuidad.

No había pasado mucho tiempo caminando por la parte de aquel lugar que estaba sin cuidar cuando mirando alrededor para disfrutar del paisaje se dio cuenta de que había alguien más ahí, lo supo en cuanto sus emociones le golpearon, era alguien que estaba asustado y que sin dudas tenía mucho miedo, Xiamara miro a su alrededor con cuidado y en un árbol cercana a ella había una niña pequeña, en cuanto se enfocó a ella se dio cuenta de que estaba perdida pues además de que no había nadie más cerca sus emociones lo gritaban.

Xiamara no estaba acostumbrada a tratar con infantes, nunca lo había hecho, pero se dio cuenta de que tenía que ayudar a la niña, era pequeña y estaba indefensa, además de que el lugar podría ser peligro para alguien como la pequeña. Se acercó despacio a la niña para que ella la viese – Hola, mi nombre es Xiamara ¿Cómo te llamas? – decidió preguntarle tranquilamente y se sentó a su lado mientras influenciaba sus emociones para que se calmara. La niña tardo un poco en contestar – Tranquila no te hare nada – le dijo sonriéndole e infundiéndole confianza – Estoy aquí porque me gusta pasear por el bosque, hacerlo me hace sentir bien – le comenta mirándole tranquilamente y embozando una sonrisa – y tu ¿qué hacer aquí? – Le pregunto sin dejar de verla y dándole tiempo para que le contestara y ella pudiera calmarla por completo a la pequeña.

por **Caliope M. Osweder** Jue Mar 07, 2013 9:10 am

Caliope, en esos instantes de terror, no podía dejar de llorar. Abrazada a su osito, miraba por todas partes, dando vueltas sobre si misma mientras intentaba recordar por donde había venido pero, con tantas vueltas, le resultaba casi imposible centrarse. Para ella, todo era exactamente igual y lo nerviosa que estaba no la ayudaba precisamente para volver con André.

En esos instantes se imaginó lo enfadado que se pondría su padre al enterarse de que ella se había alejado de André, pero no lo había a posta, ella solamente estaba siguiendo a un pequeño conejo, el cual también había perdido en aquella pequeña travesía que le había llevado a perderse entre árboles grandes. Todo era muy grande y ella se sentía cada vez más pequeña, incluso escucho varios lobos aullar a lo lejos, lo que la hizo llorar mucho más, llevándose las manos al rostro y rezando para que su papi la oyera.

Fue en esos instantes cuando escuchó como alguien se acercaba a ella, escuchando una voz que no conocía de nada pero que, curiosamente, conseguía calmarla levemente. ¿Quizá era por qué era una persona y no un lobo que quisiera comerla? No lo sabía, pero cuanto más hablaba y estaba con ella, más tranquila se sentía. Al final solo se la quedó mirando, agarrando con fuerza a su osito mientras, aunque ya no sollozoba, las lágrimas seguían cayendo por su pequeño rostro.

-Ca-Caliope...-Susurra y luego señala a su peluche.- Y osito.- Sigue mirándola, ladeando el rostro mientras esa sensación de calma seguía invadiéndola hasta que dejaba de llorar.- André coger... Plantas... Yo seguir... Conejo... y perdida.-Volvió a sentir como esa angustia renacía. ¿Y si no volvía a ver a su familia? Seguro que André la estaría buscando, pero tenía mucho miedo.

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