Un solo respiro (libre)

Phenril andaba como cual niño perdido; buscando respuestas sin poder encontrarlas, y para colmo, la noche no le ayudaba para nada, estaba más fúnebre de lo común, al igual que su ánimo. Varios suspiros se escapaban de su boca mientras recorría los callejones, estaba cabizbajo y era la primera noche de toda su vida en la que se sentía la persona más desdichada de todas. Ademas, tenía hambre y los animales no querían aparecer para satisfacer su sed. Había prometido no lastimar a ningún humano luego de aquel accidente de hace 5 años. Maldición .Este hombre preferiría morirse antes que romper su promesa...

Ya estaba cansado de caminar, por lo cual decidió buscar un lugar para recuperar fuerzas y poder llegar a su casa. Pero grata fue su sorpresa al encontrar a una joven pensativa no tan lejos de él. Era raro ver a una chica sola, en los callejones cuando ya era de noche. Sabiendo de los peligros que se le podían presentar. Podría ser posible que ella tambien este ofuscada con el mundo, o consigo misma, como lo estaba él. Cauteloso, se le acercó. Esas ropas no parecían abrigarle del todo en tan gélida noche de invierno así que se retiro el saco para ponerselo a ella. Sabía que lo podía tomar de dos maneras. Pensar que era un estúpido pervertido que quería cortejarla o un tonto transeúnte que la menospreciaba. Siempre tenía que ser una de esas dos, nunca toman lo bueno de una persona, y es que esta bien desconfiar de vez en cuando, pero no es bueno hacerlo siempre, es así como la gente se aisla y se queda sola. Bueno, lo que ella pensara sería su desición, ya que lo único que pasaba por la mente de Phenril era el ser amable y ayudarla, nada más. Nunca se debe dejar de lado a una mujer. Otro de sus grandes lemas. - ¿Que hace sola por aquí? Es peligroso andar de noche y más si es una bella dama como usted -. Se le acercó un poco para poder observarla mejor. Se dió cuenta que era joven, aún una chiquilla como solía decir. La ropa que tenía puesta estaba sucia, por lo cual podía deducir que había estado ocupada haciendo algo todo el día. Vaya, encontrar a una chica en esa condición lo hacía sentir mal, no solamente por el hecho de ser de la clase media, sino porque, vamos hombre, las mujeres deben recibir el mejor trato, son delicadas como una flor.

Su depresión iba reemplazandose por un sentimiento protector, las angustias se opacaban para intentar descifrar como ayudarla sin que esta pensase que lo hacia por lastima.- Imagínese usted, si alguien que no fuera yo la hubiese visto primero. No es bueno andar sola por lugares en los que puede pasar de todo... -. Una punzada en el estomago no lo dejo terminar su largo sermón, obligandolo a poner un gesto de dolor. El hambre se hacía más fuerte y para calmarla, al menos, debería de beber un trago, aunque el no fuera por esas riendas de alcoholico. Si se quedaba más tiempo con ella, terminaría siendo su cena y no quería eso, pero necesitaba saber que ella estaría bien. Una enfermedad pulmonar o un borracho sin escrupulos era lo último que quería que le pasara. Estaría el tiempo suficiente para asegurarse de que la joven volviera a su casa, aunque fuese necesario quedarse hasta el día siguiente y contenerse lo mejor posible de no "clavarle los dientes".

Te lo dejo por el mismo hecho de que hace frío.- El rubor que la infunfió, le produjo un poco de risa. Se veía como una niña pequeña, en ese momento parecía que le tomaba mucho cariño, pero al sentir la mano de la joven, un escalofrío le recorrió la espalda. El tacto. Ella era un ser vivo que emitia calor, mientras el... ya estaba muerto. Los vagos recuerdos infundieron su mente. Los recuerdos que escaceaban, los que estaban borrosos ante él. Intentaba descifrar como había vivido antes de ser vampiro. ¿Su vida habría sido buena? talvez lo haya sido, o tal vez no. Como siempre, ya estaba perdido en su mente cuando el dolor volvió y lo hizo despertar, escuchando la voz preocupante de la chica. No podría decirle que tenía hambre y debía beber sangre o que lo esperara un rato para ver si por suerte se encontraba con algún animal para volverlo su cena. Era momento de soportar el dolor y poner la mejor cara creíble para que ella dejara de pensar en eso. Era seguro que si se enteraba de lo que el era, ella saldría corriendo. Se alejó un poco, distanciandose lo necesario para no sentir su aroma y no ser empujado cada vez mas por su instinto y morderla.- Estoy bien, no hay necesidad de que te preocupes... Pero cambiando de tema, será mejor que vayas a tu casa, cada vez se hace más tarde -. La garganta se le secaba y sus manos empezaban a temblar, como siempre cuando estaba nervioso. Debía irse, pero tambien debía esperar a que ella lo hiciera primero. Estaba a punto de proponer algo por lo que tal vez se arrepentiría al ver el cadaver de esa hermosa joven.- ¿Te acompaño? -. La caballerosidad antes que todo. O dejaba sus ideales o rompía la promesa de no beber sangre humana. Una encrucijada se le presentaba y debía buscar una solución rápida. Quería protegerla ante cualquier mal porque se veía tan inocente, pero a la vez tan agobiada por los problemas del mundo. ¿Que podría hacer él para que ella sonriera siempre? Se dio cuenta de que no solo la miraba como una chica que necesitaba su ayuda, parecía un pequeña hermana de la cual, el se encargaría de cuidar aunque la costara la muerte.

Otra punzada, más fuerte que cualquier anterior, hizo que Phenril se apoyara en el muro, sus energías tambien se agotaban. Con este sería un día y medio días sin beber sangre, faltaba poco para que muriera y aunque lo quiso hacer por mucho tiempo, ahora no era el momento. Empezó a jadear, no tan fuerte para que ella no se de cuenta de su sufrimiento.- Disculpa, fui grosero, no te pregunte tu nombre... yo soy Phenril, Phenril Du Coudary....- Apretó los puños, no iba a dejar que lo vea en tanto dolor, ademas, era bueno disimulando, o eso creía. Sabía sus límites, y estaba por alcanzar uno de ellos. No me dejaré llevar. Aguantaría todo lo posible... lo posible. Empezó a deslizarse lentamente por la pared hasta quedar en cuclillas. Frunció el ceño. Esto no era bueno.

- Skylight... lindo nombre.- Sintió la calida caricia en su mejilla y por un momento estuvo a punto de morderle la muñeca, pero su recuerdo volvió. Vivia atormentado por lo que había hecho en el pasado. No, no iría a hacerlo otra vez. Había estudiado muchas formas de como controlarse, pero esta chica se lo quería hacer difícil. Sabía que si se esforzaba aguantaría así que decidió hacerlo. Cruzaron miradas y pudo ver el hermoso color de sus ojos. Un azul muy suave, muy cautivador. Empezaba a comprender el porque de su nombre. Le cogió la mano a Sky y adolorido, se paró. Si ella veía como era su casa, se daría cuenta que era un vampiro, ya que habían puras cortinas negras y unas pocas velas. Ademas, todo ese lugar era residencia para vampiros. Si uno se enterace de que una humana estaba ahí, todo se complicaría. Sería mejor ir a la suya aunque no encontraría protección al día y los rayos del sol lo matarían al primer contacto. De las dos formas sería arriesgado.

El cielo y los rayos que caían cada vez mas seguidos hacían saber que pronto llovería. No había tiempo para pensar. Y una solución un tanto gustosa paso por su mente. Desde hace cinco años había querido morir así que si el sol le llegaba, no haría nada por huir y de paso se aseguraría de que Sky estuviera a salvo, al menos ese día. Garraspeo un poco y soltó la mano de Sky.- No es el frío, así que quedate con el abrigo...-. Puso sus manos en los hombros de ella. Acomodandole de una mejor forma el saco. Para luego acomodarle el cabello, poniendole los mechones que caían hacia su cara tras sus orejas .- Gracias por tu amabilidad... creo que puedo aguantar hasta tu casa. La mía queda en un terreno un tanto difícil y se te hará trabajoso cruzar por ahí. Si no te molesta claro -. Una sonrisa disimuladora del dolor se esbozo en su rostro y metió sus manos a los bolsillos como si no hubiera pasado nada.

El fuerte sonido de un rayo hizo que se estremeciera. Unas cuantas gotas de agua caían, anunciando la lluvia. Las calles se volvían cada vez mas borrosas por la tenue niebla que aparecía. Phenril le acomodo nuevamente el saco a Sky, esta vez poniendolo en la cabeza de ella.- Será mejor irnos rápido -. Su actitud bromista y carismática aparecía, dejando la depresión de lado. Estaba más animado. Aunque el dolor siguiera presente. Miro a Sky a los ojos y esta vez si produjo una verdadera sonrisa, un tanto cómica cuando se vió empapado por la lluvia.- Tienes suerte de que ese saco sea impermeable.- Soltó una leve carcajada para luego aclarar algo.- Ni pienses en devolvermelo -. Refiriendose al saco -. Un poco de agua no me hará daño...- Hizo una reverencia frente a ella. Como si de una princesa se tratáse.- ¿Sería tan amable de mostrarme el camino señorita Sky? -. La miró a los ojos.

Phenril se sorprendió un poco cuando Sky tambien puso el abrigo sobre su cabeza. El no iba a enfermarse, pero no quería quitarle la gran sonrisa que ella levaba en la cara. El quería vivir como un humano y aunque ya no lo fuera, el que ella lo tratáse como tal, le agradaba bastante. Como las calles se llenaban cada vez más de agua, empezaron a caminar un poco rápido, para no quedarse varados ante aquella tormenta. El sentía el roce de sus brazos cada vez que ella se acercaba para no mojarse. Percibía el calor que ella emanaba y se pregunto si alguna vez él fue así. No recordaba nada de su pasado, solo desde el primer día que fue vampiro, un día no muy glorioso de recordar. Un ataque, ningún sobreviviente...

Al salir de sus pensamientos se dio cuenta que ella estaba concentrada buscando algo en su bolsillo, cosa que no era buena al estar caminando por calles mojadas y resbalosas. Sería peligroso si ella se caía así que, rodeo los hombros de Sky con su brazo, pegándola mas a él y haciendo que ella aligerara un poco su paso.- No me gustaría que se cayera señorita Sky -. Tal vez ella se sentiría un tanto incómoda y más con su típica característica de tener el cuerpo frío, pero prefería eso que a una dolorosa caída. La miraba a cada rato por el rabillo del ojo, a ver si temblaba o se encontraba bien. Y así fue por un largo rato. Caminaron en silencio por las calles. No era un silencio incómodo, era un silencio necesario para que cada uno sepa que decir y como actuar. La lluvia caía cada vez mas rápido y la niebla no dejaba ver bien el camino que tenían adelante, pero aún así seguían. El agua de la alcantarilla formaba riachuelos, que corrían por el callejon. Solo eran ellos dos, o al menos lo eran, hasta que Phenril escuchó los pensamientos de alguien, buscando sangre. Era otro vampiro y no estaba muy lejos. Era imposible que este oliera a Sky, la tormenta no se lo dejaría, pero debía asegurarse de que no le pasara nada. Así que, mientras caminaban la guió hacía la pared, solo Phenril pasaría al costado de este, para que de igual manera, neutralizar un poco el aroma. Aún mantenía su brazo en los hombros de Sky y conforme se acercaban, la pegaba más a él. Su corazón se aceleraba, listo para intervenir si sucedía algo.

La tensión solo duró unos cuantos minutos hasta que Phenril se aseguró de que ella no corriera ningún peligro y volvieron al centro de la calle. Suspiró de una manera profunda y al darse cuenta que aún la tenía apretada contra su pecho, fue soltandola poco a poco, sin llegar a sacar su brazo. Ahora estaba un poco incómodo, por unos momentos había sentido el calor humano en todo su cuerpo. Caminaba y caminaba, parecía que ya iban a llegar, pero no sabía que hacer ni que decir, solo se concentraba en la calidez que poco a poco se iba...

La luz de las velas le hizo parpadear unas cuantas veces para que se acostumbrase. La vio prender fuego en la chimenea. Con eso se podrían calentar un poco. Al caminar se dio cuenta que tiraba gotas de agua al suelo. Su ropa estaba totalmente mojada, aunque no le importaba mucho, pues el no sentía mucho frío. Pero al escuchar a Sky decir que le traería ropa seca lo hizo cambiar de opinión.- Que amable de su parte -. Se quedó parado hasta verla entrar en la otra habitación. Miró el fuego por unos instantes y se dirigió a la habitación correspondiente.

Cerró la puerta tras de sí y cayó lentamente al piso hasta quedarse sentado. No había tenido mucho contacto con los humanos hasta hoy. No podía creer que la había seguido a su casa. Se encontraba en una mala situación, puesto que aún quería beber sangre. No quería despertar en medio de la noche y atacarla... De pronto se dio cuenta que estaba imaginando que se quedaría a dormir. ¿Debería irse? Tal vez la ofendería si se iba, pero no creía posible que ella lo dejara quedarse a dormir ¿O sí? Bueno, si lo hacía él no haría nada, o al menos trataría de no hacerlo. Sus pensamientos se estaban entreverando, estaba confundido y eso le produjo gracia. El nunca antes había estado tan indeciso ante algo. Pero bueno, no regresaría a casa hasta mañana en la noche, en parte porque el tramo era largo y llegaría cuando el sol ya este en el punto más alto del cielo. Pasó sus manos por su cabeza y sonrió. Este día sin duda era uno de sus preferidos. Se paró y miró por la ventana de la habitación. Era luna llena.- Será una interesante noche, me pregunto cuanto aguantaré -. Empezó a desabrocharse la camisa, hasta que se deshizo de ella, tirándola al suelo. Se quedó un rato pensativo. No sería bueno desvestirse completamente y luego decirle que entrase a dejarle la ropa seca. Prefirió salir así como estaba.- Sky... -. Con toda confianza, la llamó por su apodo sin añadir nada más. Pasó la vista por la sala y la encontró sentada en la alfombra, mirando la chimenea. La vio con un poco de ternura, extrañamente le recordaba algo.- Vaya, que mejor manera de calentarse que esa. Espero que no te hayas enfermado -. Se le acercó y cogiéndole de la muñeca la levanto del piso cuidadosamente. Le toco la frente con la palma de su mano.- Parece que estas bien -.

Se dio cuenta de que ella estaba ruborizada.- ¿Comer? -. Por unos breves instantes su mirada fue directa al cuello de Sky. Si llenaba su estomago al menos podría estar bien y no morderla por el momento. Le soltó las muñecas y se dirigió al sofá, cogiendo la ropa que estaba ahí.- No soy exclusivo en la comida. Cualquier cosa estará bien, así que no te preocupes -. Se quedó parado viéndola, examinando cada característica de su rostro, para recordarla. Era una chica amable, la primera a la que conoció que no lo trataba como un ser miserable. Se aseguraría de no decirle lo que era, hasta que ella no se viera afectada con su realidad. No quería que saliera corriendo y lo odiara. Tal vez sentiría miedo como la mayoría.

Su mirada revelaba tristeza y añoranza. El no poder recordar como era o no saber si lo habían querido en su anterior vida, le hizo sentir extraño, ajeno al mundo. Al despertar de sus pensamientos le sonrió a Sky y posó su mano en la cabeza de ella para darle un beso en la frente. No dejaría que nada los separara. Silencioso se dirigió otra vez al cuarto.- Eso de monsieur... Prefiero que me llames Phenril, no me incomoda -. Cerró la puerta. Suspiro y empezó a cambiarse. El dolor volvió a aparecer. Se cogió la nuca con ambas manos, intentando distraerse con cualquier cosa. No era muy fuerte, por lo cual pasó rápido. Solo un día más... Frotándose el cabello mojado recogió su camisa del suelo y antes de volver a salir, respiro hondo sin saber porque. Al abrir la puerta, no había nadie, parecía que Sky había ido a otra habitación. La cocina quizás. El mismo amarró una pita cerca de la chimenea, colgando su ropa. No quería darle más trabajo. Se sentó en el sofá, estaba cansado.

El poco calor que recibía de la chimenea lo reconfortaba de algún modo. Y es que en días como esos, en los que la lluvia caía fuerte y el cielo era oscuro, se sentía devastado y no podía mostrar muy bien su personalidad carismática. Era como el primer día en el que despertó luego de ser transformado. Miraba fijamente el fuego, pensativo e ido. No percibía nada a su alrededor, solo se concentraba en reprocharse a sí mismo por lo sucedido en aquel entonces. Había sucedido hace 5 años, pero para él era como si eso hubiera pasado ayer ... ¿Que clase de ser era? ¿Porqué no murió cuando fue atacado? ¿Porqué lo eligieron a él para soportar esa vida fúnebre?

Cuando escuchó la voz de Sky, despertó de sus pensamientos. Estaba frente a él con lo que parecían empanadas, a juzgar por el olor. Y también algún tipo de infusión. Tomo ambas cosas e inclinó la cabeza en modo de agradecimiento. Se alegro de que ella lo llamara por su nombre, ya que a él no le importaba el estatus social ni las clases a las que uno podía pertenecer. La riqueza solo esta presente en la vida. Cuando uno muere no se lleva absolutamente nada, solo se queda con sus pecados o con las cosas buenas que pudo haber hecho para luego ser juzgado. Estar vivo o estar muerto. En el caso de Phenril, no sabía muy bien en que lado estaba, pero Sky le hacía saber que aún podía ser aceptado. Vio que ella se sentó frente a la chimenea y que aún así temblaba levemente. Al parecer el frío la seguía molestando. Le ofreció aguardiente, y el negó con la cabeza.- No gracias -. No quería que Sky se sintiera mal, agradecía su atención y su preocupación, pero el alcohol era algo que no iba con él. Un sabor amargo en su garganta que solo era capaz de beber si sus ánimos estaban por los suelos y quisiera morirse ahí mismo. Ademas era de las personas que al estar "pasado de copas" cambiaba mucho su actitud y no era muy cordial. Empezó a comer las empanadas. El sabor que tenían era exquisito y la infusión fue una combinación perfecta para él, y aunque su estomago rechazaba el alimento, él tenía en mente llenarse para no pensar en sangre. Terminó justo cuando Sky hizo una pregunta que el quería evitar.- Estoy bien... no es nada serio, solo...- El fuego aumentaba su tamaño, emitiendo más calor a la habitación y como se encontraba detrás de Sky, le daba a ella, un brillo inigualable.- ...estaba cansado -. Dejó el plato y la taza en una mesita cercana y se sentó al costado de Sky. No muy cerca para no incomodarla. Con sus manos peinó su cabello hacia atrás, dejando caer algunas gotas al piso, y luego las extendió hacia las chimenea, buscando calor. Él era frío pero aún así, buscaba algo a lo que aferrarse para creer que seguía teniendo humanidad y esa cosa era la calidez. Ese sentimiento le producía nostalgia. Entrecerró sus ojos, un tanto triste y se echó en la alfombra. Quería relajarse un poco. Dejar de pensar en lo que es ser alguien "inmortal" y que el mejor favor que le podrían hacer en ese momento sería clavarle una estaca y dejarlo morir.

El silencio entre los dos daba un ambiente tranquilo. Parecía que él podía confiar en ella, más de lo que había pensado, pero... ¿Debería decírselo? Apenas se habían conocido y, extrañamente, no quería perderla. Si ella se espantaba, se odiaría mucho. Pero si la lastimaba, sería otra carga en la conciencia que debería llevar por el resto de sus días.- Sky... gracias por todo... -.Sus ojos se cerraron completamente, poco le importaba el lugar en el que estaba y menos el ligero frío que pasaba por la casa. En su interior se libraba una batalla para atacarla o no hacerlo. Así que se puso de costado, dándole la espalda a Sky. Sabía que podía tomarlo de otra manera, pero no quería percibir su aroma. No en ese preciso momento en el que los dolores en el estomago volvieron y hacían que se encorvara un poco. Que estado tan lamentable. Ya había pasado un día y medio desde que no bebía sangre. Y si moría, quería hacerlo cumpliendo su promesa. Sin morder a ningún humano. Sobreviviendo solo de animales salvajes.- La noche es tan... oscura -. Susurró para sí mismo.

Sky ya estaba dudando de él y eso era malo. No podría decirle lo que era. En realidad tenía miedo de lo que pasará despues. A pesar de ya ser mayor, no quería quedarse solo y eso probablemente sonara como si fuera indefenso. Se sentía débil, cuando una persona esta sola, el dolor se vuelve más fuerte y no volvería a esa vida. Era lamentable. Ella le ofreció algo que nunca en su vida le habían ofrecido. Este ser amable, no quería que se alejara. Antes de que pudiera hablar, escuchó los pasos de Sky acercándose cada vez más. Su corazón se aceleraba, no solo por contenerse al sentir su aroma. Tenía pánico. No quería hacerle daño. No quería.

Aún con los ojos cerrados sintió la mano de Sky retirándole el cabello que cubría su frente. Y sus palabras, era tan honesta, decía lo que le parecía correcto, lo que no le afectara. Tan amable y tan... viva. Sus colmillos se mostraban ante una sonrisa que no quería hacer. Se paró y vio a Sky a los ojos. Phenril estaba siendo dominado por la sed de sangre. Empezó a acercarse a ella. Su aroma...- ¡No! ¡No lo haré! .- Se cogió la cabeza y retrocedió. Era la peor batalla que tenía que dar consigo mismo, estaba en el borde del precipicio, a punto de caer en una fosa de la cual no había retorno hasta matarla. Era difícil llevar esa vida tan despreciable. Sentía rencor, no quería hacerlo, pero su cuerpo era el que se movía solo. Se alejó más de ella y cuando tocó la pared del otro extremo empezó a caer sentado, cogiéndose más fuerte el pelo y agachando la cabeza, lo estaba viendo, sabía que lo hacía y también podía leer lo que pensaba.- No debo ceder... Sky, por favor... vete, huye de mí -. Una de sus manos pasó a su estomago. Había sido mucho tiempo el que no probaba sangre y el dolor se incrementaba. Ademas el viento que pasaba por la habitación no favorecía la situación. Hacía que el aroma de Sky llegara mas rápido a él. Haría lo posible para contenerse mientras ella se iba, pero Sky no se movía. De seguro la había sorprendido, ya sabría lo que era él y lo odiaría. Maldición. Esto no terminaría bien, debía irse.

Me aparté rapidamente mientras pegaba un respingo. Si es cierto que me asustó, que no esperaba aquello, y que en una milésima de segundo muchas cosas cruzaron mi mente. la primera de ellas, y la mas curiosa...¿que tenía en la boca? ¿Que crecía de sus dientes? ¿Eran colmillos? ¿Estaban allí antes? No...tenía que ser una alucinación...¿Estaría yo enferma? ...Me...aquel chico me acababa de decir que me fuera..que huyera de el...no iba a hacer eso, ¿porque debía hacerlo? Que gran estupidez...no estaba dispusta a abandonarlo, y además, era mi casa...
Me acerqué a el con cuidado, con algo de miedo por la reacción que podía llegar a tener el chico. Tragué saliva y me agaché para quedar a su altura. Le volví a acariciar el pelo y la mejilla, mirandolo a los ojos. El chico tenía la respiración acelerada, y la mía...apenas se había dado por aludida. Solo no podía respirar, mi corazón iba a cien por hora, incluso me daba miedo que lo escuchara y todo.

-Que...que os pasa? Phenril...miradme...no voy a huir...no tengo porque hacerlo...vamos...miradme a los ojos por favor...

Lo llamé por el nombre, hablando con un tono dulce en los labios, para que así pudiera tranquilizarse un poco.  ¿Que no quería hacer?

off: siento la tardanza y que sea corto, no me encuentro muy bien u.u

Cuando sintió la mano de Sky, se estremeció. Pudo sentir su corazón a mil y como su sangre se transportaba tan rápido por sus venas. Dios, ese olor que desprendía. El calor de su cuerpo. Debía hacerlo, pero no quería. Pero, solo una vez, se aseguraría de detenerse antes de matarla, solo sería un pequeño piquete en la muñeca, o tal vez mejor el cuello, o el hombro tantos lugares disponibles para saciar su sed. Un millón de cosas pasaron por su mente a una velocidad increíble. Podía leer lo que pensaba. No había usado ese poder desde hace mucho tiempo y hoy se daba el lujo de hacerlo. Se notaba que ella estaba preocupado por él, en esos momentos poco le importaba. Cuando es poseído por su demonio interno lo único en lo que piensa es en sangre.

Levanto la mirada hacía Sky, sus ojos habían cambiado a un tono más rojizo. Sus colmillos sobresalían con su sonrisa. Cogió la mano de Sky que aún estaba posada en su mejilla y se paró empujándola un poco. Soltó una leve risa, mientras la observaba con determinación.- Sky, te dije que te fueras...- Le dio la vuelta, poniéndola contra la pared, no estaba muy pegado a ella, solo quería retenerla. Su profunda mirada estaba puesta en los ojos de la chica. Ladeando su cabeza de lado a lado por breves momentos, cuando le soltó la muñeca y se alejo un poco.- ¿No te diste cuenta? -. Una carcajada lleno la habitación. Phenril había perdido su batalla, ya no podía controlarse y necesitaba llenarse con lo que llamaba verdadera comida. Rompería su promesa, la cual lo había mantenido vivo hasta ahora, lo que tanto apreciaba. Ademas, lastimaría a Sky, pero ya era tarde, no podía detenerse, lo poco que le quedaba de "cordura humana" había desaparecido. Dando paso a un ser oscuro, a un monstruo que habita en la oscuridad, que solo puede encontrar satisfacción haciendo sufrir a los demás. Si, eso era lo que el pensaba de sí mismo, por eso tanto desprecio. Se creía un miserable demonio, cuyo derecho a morir fue arrebatado. Para muchos la inmortalidad sonaba de lo mejor, el no poder morir tan fácil era espectacular... pero para Phenril era un castigo. Siempre se pregunto el porque le tocó este maleficio, el vivir hace que cada día que pase, intentes hacer lo mejor y disfrutar de este, pero al no morir ¿Para qué preocuparse de la vida? Era inmortal y nada cambiaría hasta que algún alma bondadosa le clavara una estaca. No podía esperar mucho, solo de los cazadores, pero por alguna razón, muchos de estos le habían permitido vivir porque sobrevivía con sangre de animales y no humanos.

Phenril esquivó la mirada, dirigiéndola al fuego, que crecía conforme el viento se escapaba de la habitación. Era difícil, muy difícil para él. Tal vez, hasta la decisión más improvisada que tuvo. Nadie lo sabía y ahora ella compartiría parte de su secreto.- ¿No tienes miedo? ... Sky, soy un vampiro -. Agacho la cabeza, no estaba muy orgulloso de tales palabras. A pesar de tener hambre no la atacaría. Por ahora.

Él podía sentir como Sky temblaba y tenía dificultades. Era obvio, todas las personas habían sentido lo mismo cuando supieron lo que escondía. Estaba frustrado, no quería que ella se enterara, pero ya era muy tarde. ¿Correría? Parecía que no, pero como estaría seguro. El perder a la primera persona que fue tan amable con él le produjo pánico. No quería perderla. No quería que se fuera. Al menos no ahora, que estaba mostrando el lado que más odiaba. A ver si al menos, ella pudiera ser la única que lo acepte como es.- Se que tienes miedo, lo siento, pero criaturas como nosotros existen en este mundo. No es un sueño ni un cuento de niños. Y yo soy la prueba de eso.- Abrió un poco más la boca para dejar ver los colmillos que sobresalían. Su control fue volviendo y eso era algo que agradecía mucho. Con temor a asustar a Sky se fue acercando nuevamente. Tranquilo para que ella no se pusiera nerviosa. Acarició su mejilla, sintiendo su corazón latir rápida y fuertemente. A pesar de poder mantener su sed de sangre, el dolor aún seguía. Un descanso no le vendría nada mal. Sus parpados caían pesadamente. El sueño se adueñaba de su cuerpo y la conciencia se le iba. Apoyo su cabeza en el hombro de Sky, con los brazos ya sueltos.- Te prometo que... -. La garganta seca hizo que se tomara un tiempo. O tal vez fuera a como ella reaccionaría- ...nunca te haré daño -. Con un suspiro, su mente se puso en blanco y pudo emitir una sonrisa antes de ir cayendo al suelo, y quedar sentado con la cabeza agachada. Muchas cosas habían pasado y el no estaba acostumbrado a eso, pero... Sky le producía un raro sentimiento, uno que no conocía muy bien aún y que quería saber el porqué.

"Prometí algo que definitivamente cumpliré. Me aseguraré de protegerte"