Un solo respiro (libre)

Phenril se encontraba sumido en un profundo sueño. Si podía llamarse así. Eran distintas formas negras que empezaban a rodearlo, mientras un charco de sangre se formaba bajo él. La angustia, el miedo, la desesperación, podía sentirlo todo al mismo tiempo. Las carcajadas de los niños de esa noche volvían a sus recuerdos. Él había cometido algo imperdonable, su primer asesinato fue despreciable. Se retorcía en la cama mientras un dolor en su pecho aparecía. Las imágenes eran horribles, y tambien borrosas. Le habría gustado saber como se sentía ser humano, pero su memoria de ese tiempo había sido borrada. El tiempo parecía eterno hasta que despertó de golpe. El fuerte jadeo que producía iba debilitándose para dejarlo respirar normalmente. Estaba desorientado y el suceso de ayer lo obligó a rápidamente palpar sus dientes, enterándose de que sus colmillos ya no estaban ahí. Fue sentándose poco a poco, apoyando su cabeza en ambas manos. No sabía si lo que había hecho estaba bien. No debió de habérselo dicho. Ella se veía tan asustada. Esa respuesta no era la que quería, pero todo tomaría tiempo, si ella deseaba aceptarlo claro está.

Esta bien Phenril, admite que eres inservible. Tenía rencor consigo mismo desde hace mucho tiempo, se odiaba con todo el alma, pero cada vez que quería morir, no podía. Era tan cobarde, prefería que otra persona hiciese el trabajo que tanto miedo le ocasionaba. No podía clavarse una estaca el mismo o salir a pleno sol, la muerte ocasiona tantos sentimientos diferentes en él. Ese momento justo en que todo pasa tan lento, hacía que lo reconsiderara. El no poder morir es el peor castigo que podían darte, el amor no existía a menos que fuese con otro vampiro, pero en algún momento se aburriría. Toda su vida la paso solo, aislado del mundo, encerrado en su casa investigando sobre su nueva condición y como aprender a controlarla. Hace poco había decidido salir y fue donde la conoció. Sky era un alma bondadosa que le transmitía felicidad. Pero no podía aceptarlo. El pensaba que debería estar siempre lejos de los demás para no llegar a lastimarlos.

Luego de un largo rato, alzó la mirada, la habitación estaba oscura sin rastro alguno de luz. Ella lo había salvado de una muerte que tanto ansiaba. Le agradecía desde el fondo del corazón y a la vez se desesperanzaba. Sabía que cuando anocheciera debería irse, sin decirle ni una sola palabra para no sufrir. Sus ojos se abrieron a la par.- ¿Sufrir? -. Definitivamente sentía algo por ella, algo que nunca antes había sentido en su vida. Había prometido protegerla. Pensaba porque había dejado salir tal cosa. Sky, ella, tenía algo que el necesitaba y era ese mismo calor que emanaba, los sentimientos que le daba y la confianza que podía tener con ella que lo adormilaban y lo confundían. Acaso eso tenía nombre. ¿Debía llamarse cariño? ¿Aprecio? Era lo más raro que le podía pasar. No saber que responderse a sí mismo, siempre le encontraba una solución a todo y este era el único caso. Ella iba a convertirse en su debilidad, en algo que apreciaría de por vida. El destino lo había querido así, ahora solo debía aprender a como manejarlo perfectamente.

Fue saliendo de la cama cuando vio a Sky en el suelo y sin saberlo, se encontraba leyendo sus pensamientos. Automáticamente se "desactivo" luego de escuchar lo suficiente. Ella estaba asustada. No quería presionarla ni nada por el estilo, dejaría que ella eligiese el creer en él o no. Phenril ya había decidido en irse, pero antes quería dejar algunas cosas en claro, asi como el, al menos, ser amigos. Por más que ya no la viera, la recordaría. No iría a olvidarla. Fue hacia ella e hizo que se levantara. Le dio un abrazo sincero, al comienzo sintió como ella temblaba, pero luego iba calmándose.- Lo siento Sky. Te produje temor... todas las personas que me vieron salieron corriendo, pero tu... te quedaste aquí. Es difícil de creer, lo sé. Yo tampoco lo creía cuando me sucedió... y no espero que me aceptes, pero quiero que sepas que yo...- La abrazo con más fuerza, con miedo a que todo lo que había pasado aún fuera un sueño. Que nada hubiera sido real y que ella haya sido producto de su imaginación.- ...yo no podría hacerte daño, no me atrevería a lastimarte de algún modo. Lo que viste ayer, era algo de mí que lamentablemente no puedo evitar.- La voz se le cortaba, el miedo a perderla lo enloquecía. No quería, no podría dejar ir a una persona como ella.- Pero puedo hacer todo lo posible por controlarme... No bebo sangre humana por un incidente del pasado, tampoco me atrevo a hacerlo, sobrevivo con la de los animales. Pero el simple hecho de ser quien soy, se que te infundirá odio o pánico hacia mí...- No sabía que mas decir ¿Que podía hacer más que decirle lo que en ese momento su mente lo permitía. Estaba ofuscado por varias cosas. Y no podía sacárselas de la cabeza.- Realmente lo siento.- Dijo para ponerle fin al dolor

Sintió la humedad de las lágrimas en su cuello y como lo abrazaba más fuerte. Estaba feliz de quitarse algo que tanto lo perturbaba. Siguió con el abrazo luego de escuchar sus palabras y fue poniendo su mano en la cabeza de Sky, intentando hacer que ella percibiera lo que el sentía. Acariciando su pelo e intentando hacer que se calmara. Luego de un rato, empezó a alejarla lentamente, mientras le limpiaba la mejilla con las manos. No quería verla llorar, lo hacía sentir pésimo.- No tienes que preocuparte por mí... -. Retiro el pelo que Sky tenía en la cara y le dio un beso en la frente. Ella era hermosa, debía reconocerlo, pero no era solo su apariencia lo que le atraía. Había algo más. La alzó en brazos y la dejó encima de la cama, que aún conservaba su olor, tapándola un poco.- Gracias por haberme traído hasta aquí, ahora, será mejor que tu duermas. Te ves cansada.- Volvió a darle un beso en la frente, mirándola directamente a los ojos. Salió de la habitación y soltó un profundo suspiro. Lo había hecho tan rápido que pensó que hubiera sido mejor darle un tiempo para hablar, pero todo ya estaba hecho y solo esperaría el tiempo que le quedaba con ella para luego irse, aunque no quería.

Las cortinas de la casa estaban corridas, lo que no dejaba entrar ni un poco de luz. Por lo tanto decidió prender la chimenea, la que había compartido con Sky hace poco. Recogió su ropa seca y al ver que Sky aún no salía, se cambió. Dejó la ropa prestada doblada en el sillón, donde luego se echó. De su pantalón sacó una especie de frasco que tenía tan solo una gota de sangre que recorría el vidrio y al acordarse de algo, rebusco el otro bolsillo, dándose con la sorpresa de que uno de sus libros preferidos había terminado empapado y destrozado en la noche anterior. Desanimado lo dejó apoyado en su estomago y miró el techo. Recopilaba todo lo que le había pasado hasta ahora. Por momentos sonreía y por otro lado se entristecía. La mañana aún tenía un ambiente frío a pesar de tener al sol en su máximo punto. No sabía que hacer con el dolor que aún sentía, ni como hablarle a Sky. Su vida había cambiado radicalmente en menos de un día y eso lo hacía sentir inseguro consigo mismo.- Sky... -. Termino quedándose dormido otra vez.

Un olor familiar fue haciendolo despertar de su sueño. Estaba tapado. Silenciosamente agradecía a Sky por ese gesto. Luego de haber quedado totalmente despierto pasó la mirada por la habitación, frenando al ver el abrigo con manchas de sangre. Lo primero que paso por su mente fue que ella había sido atacada o estaba herida, más se relajo al  percibir lo que lo había despertado. No era sangre humana, era de un animal. Se le hacia agua la boca y no dudo ni un segundo en pararse a seguir el aroma. En la mesa encontró con un frasco lleno de un líquido carmesí. Definitivamente lo había traído para él. Era lo que acostumbraba a tomar. Miro a los costados para asegurarse de que Sky no estuviera cerca, no le gustaría que ella lo viese en esa situación. Con la mano un poco temblorosa cogió el frasco. Dudaba en si tomarlo o esperar a irse en la noche... Empezó a beberlo, paulatinamente para poder disfrutarlo. Era como un vaso de agua luego de varios días en el desierto. Tan refrescante. Al terminar se relamió los labios y dejo la botella en la mesa. Con uno de sus dedos se limpio el leve chorro que caía de la comisura de sus labios.- Que bien se siente -. Una pícara sonrisa se escapó. Se sentía mas animado. Mas vivo si se podría decir. Echó más leña al fuego para después sentir nuevamente el olor a sangre. Aún no se había llenado y tal vez Sky le habría guardado un poco más. Siguió andando por la casa y se dio con la sorpresa de que lo que olía provenía del cuello de Sky. Ella estaba despierta, mirándolo fijamente. La mancha en su cuello se veía tan tentadora. Tan vivaz, en esa piel palpitante. Phenril estaba parado en la puerta, observándola. El aroma lo seguía atrayendo, así que fue hacia ella y se sentó a su costado. Le cogió el mentón haciendo que volteara la cara. Acercandose a su cuello, e inspiro el olor a sangre. Tan deliciosa. Abrió la boca mientras se pegaba más. Sus colmillos rozaron a Sky cuando Phenril le lamió la parte manchada de ese tono carmesí. Dio un respingo al darse cuenta de su palpitante corazón y se alejo de ella. Se tapó un poco la boca mientras miraba al suelo.- Gracias por la... tu sabes, eso .- La miraba de reojo de vez en cuando.- Será mejor que te limpies bien... ese olor es muy fuerte, no quiero hacerte daño -. Salió de la habitación presuroso, ya no sabía como hablar con ella, ademas lo que había hecho. No estaba pensando bien. Fue algo tonto, impulsivo. Idiota. Le habría causado miedo, debía de pensar antes de actuar, había podido controlar su instinto durante 5 años y ahora todo el esfuerzo se veía afectado por una humana, por Sky.

Al verla temblar, cogió la manta que aún estaba en el sillón y se la puso en los hombros, intentando taparla para que no sintiera tanto frío. En la estación en la que estaban podía ser que ella cogiera una neumonía o se enfermara gravemente. Solo la chimenea podía ofrecerle el calor necesario, ya que Phenril también era frío. Se sentó al costado de Sky. Un poco lejos para no incomodarla por lo de hace rato.- Perdona si tuviste que conseguir alimento para mí -. No se iba a quedar mucho tiempo, por lo que quería disfrutar un rato tranquilo junto a ella. Ya no había problemas de control, ya había saciado su sed. Podía conversar normalmente, o al menos intentar hacerlo. Aunque no lo pareciese, se sentía avergonzado por haberle lamido el cuello a Sky, y sentir el corazón palpitante de ella a través de su piel. Eran emociones nuevas, incomprensibles.- Me alegra el que no hayas salido corriendo al saber lo que era -. Desvió su mirada al fuego, algo le causaba dolor, o eran las palabras que decía o era el verdadero motivo del porque las mencionaba.- Te agradezco el cuidado que has tenido conmigo. El haberme traido a tu casa, el darme un lugar donde dormir y preocuparte por mí, de alguna u otra forma te devolveré el favor, te lo aseguro -. ¿Sonaba a una despedida? Phenril se estaba adelantando para poder irse sin tantas cosas en su cabeza. El agradecerle era lo primero, luego intentaría conocerla más y por último, se iría durante la noche, en completo silencio. La primera persona que se ofrece a conocerlo y debía dejarla. Seguir su rumbo sin mirar atrás, pero ... ¿Estaría bien el irse? Una parte de él quería y la otra no. Ahora lo que batallaba en él era una guerra mental y como era costumbre suya, se quedo distraído. Ni siquiera parpadeaba, estaba tan concentrado por buscar una respuesta adecuada. El fuego y su silencio reinaban en el cuarto. ¿Qué debería hacer?

Con las palabras de Sky, Phenril fue saliendo de sus pensamientos. Si ella lo aceptaba, estaría bien quedarse un tiempo. Pero no iría a dañarla, ella se veía tan frágil, tan radiante y el constante tiriteo le hacia preocuparse. Ella era humana y podía enfermarse rápidamente. Phenril suspiro levemente y la miro de reojo, encontrando miradas. Se acercó a ella y con uno de sus brazos la acercó, acurrucandola en su pecho. Aunque el no pudiera emitir calor, recompensaría esa falta pegando la manta más a ella, así tal vez ya no temblaría tanto. Se enrojeció un poco con lo que hizo. Nunca había estado con alguien de esa manera. Era un campo nuevo para él, un campo que estaba dispuesto a investigar. Cerró los ojos y pegó su mentón a la cabeza de Sky. No sabía que hacer en esa circunstancia más que mantenerse quieto para no incomodarla.- Esta bien, me quedaré -. Parecía que ella ya estaba entrando en calor y Phenril sonrió al darse cuenta. No quería que Sky enfermara, ya que él no sabría que hacer, como hace poco había salido de su casa y solo había estudiado sobre su especie, no sabía casi nada de humanos. Seguía sin moverse a pesar de estar agitado. Empezó a abrir los ojos mientras la rodeaba con sus brazos. Volvía a sentir el calor en su piel. Ese sentimiento que tanto le agradaba. Empezó a reír para sí mismo sin darse cuenta que lo hacía en voz alta. Empezaba a cambiar de opinión. Solo debería asegurarse de salir a cazar cada noche y se podría quedar con ella... pero esa no era su casa y no podía darse el lujo de invadir el espacio de su querida Sky. Sería irrespetuoso. Al pensar eso se le pasó por la mente el llevarla a su pequeña mansión, aunque desistió al darse cuenta que esas calles estaban llenas de vampiros y ella correría mucho peligro. A menos que neutralizara su aroma, pero el no estaba preparado para hacer eso. Otra vez ese cuestionamiento de buscar lo mejor para ella. Se preocupaba demasiado. Pasó muy poco tiempo cuando sintió el aroma de Sky, era algo tan suave, podría reconocerla a distancia. Ademas, a pesar de la poca luz podía notar el brillo de su cabello y sus ojos eran como gemas. Tambien tenían una profundidad atrayente. Definitivamente Phenril sentía algo por ella.- Sky... -. Susurro emitiendo una risilla. Y al darse cuenta de que lo había escuchado agachó la cabeza un tanto avergonzado.

Al sentir el beso en la mejilla, se quedó pasmado. Eso era algo que nunca había imaginado. O mejor dicho, algo que nunca antes había vivido. Cuando Sky lo abrazo, se sintió raro. No por tal contacto, sino por el sentimiento que se estaba presentando. Era difícil de describir, pero no quería que esto terminara. Si fuera posible, se quedaría así por el resto de la tarde. En esa posición cálida, reconfortante, llena de vida. En esos momentos se olvidaba de lo que era, solo se sentía "humano".

Entrecerró los ojos y sonrió, abrazándola con un poco más de fuerza. No quería dejarla ir. No permitiría que esta felicidad se esfumara, pero algo en sí era cierto. El un vampiro, un ser inmortal, con una humana. No se podría decir que fuese posible, el nunca envejecería mientras Sky... Suspiro, descontento con sus pensamientos. Y empezó a acariciarle un mechón de cabello. Quería conocerla mejor, aunque creía que hacerlo incomodara a Sky. Luego de meditarlo por breves momentos, dejo soltar sus palabras.- ¿Qué te parece si nos conocemos mejor? No creo que te sientas tan segura con conocer solo mi nombre y yo estoy intrigado por ti. No lo vaya a tomar mal, pero ¿Me haría el favor de contarme más sobre usted? .. Ah, y si tienes alguna pregunta, siéntete libre de hacerla, haré lo posible por contestártela -. Sintió que era muy atrevido de su parte, pero ya había hablado, no podía retractarse. Si sabía de ella, se sentiría más cercano. Y eso era lo único que buscaba. Aparte de que ella confiase más en él.- Pero si no quieres decirlo no hay problema, aún así responderé tus preguntas. No te sientas forzada -. Era amable, pero si ella no aceptaba contarle, lo entendería. Un nudo en su garganta se formaba, mientras esperaba escuchar su voz

La escuchaba con atención. Memorizando cada palabra que escapaba de sus labios. Interesado cuando ella dijo que podía tocar el violín. Le hubiera gustado oirla tocar y tal vez el la podría acompañar con el piano. Una fabulosa melodía, los dos juntos.

Cuando Sky termino de hablar, sintió que aún se guardaba algo. El respondería cualquier cosa, pero al parecer ella había cambiado de opinión sobre eso. De cualquier manera, si le preguntaba algo en otra ocasión, encantado le daba la respuesta adecuada. Pero dejando de lado ese tema, le enterneció la sonrisa que hizo al final. Era tan cálida, tan honesta.- Eres una persona muy considerada Sky. Y agradezco mucho eso -. Le recogió el pelo que tenía tapándole la cara y le dio un suave beso en la frente ¿Que le pasaba? Esta vez tenía un sentimiento extraño. Se podría decir que con la misma intensidad de sed de sangre, pero nada parecido a esta. Algo muy raro.

Mientras observaba como ella descansaba con sus ojos cerrados, él seguía jugueteando con su cabello intentando transmitirle calma. De vez en cuando llegando a rozarle las mejillas. Siendo ese contacto, el causante de su nerviosismo. Ella se veía tan frágil. Phenril empezaba a darse cuenta de lo que sentía por ella. Era la primera persona que aceptaba el hecho de que el era vampiro y no solo eso, también era una de las primeras personas con las que había entablado una larga conversación. Ella era especial, definitivamente.

El tiempo pasaba, pero él aún seguía ahí. Sin incomodarla, respirando su aroma. Era una atmósfera reconfortante que le quitaba toda tristeza y le hacía dejar de pensar en su vida. No era pasado, no era futuro, ahora se preocupaba por el presente y eso estaba representado por Sky.

A las primeras palabras que ella menciono, dio un leve respingo sobre su lugar, esa voz lo cautivaba cada vez más. Él se encargaría de que no le temiera, haría lo posible por controlarse y no volver a cometer errores.

Cuando sus miradas se juntaron, sintió una extraña sensación. Se sentía nervioso ante esos ojos y más con la caricia que esta le había propinado, más se relajo al escuchar tal comentario sobre la cocina. Era cierto, Phenril podía comer lo que sea, con tal de que bebiera una dosis de sangre para no morir. Un costo que debía pagar por esa nueva vida como vampiro. Pero se las apañaría con los animales salvajes que encontrara por ahí. Emitió una risa por lo bajo e inconscientemente se apego más a ella, terminando por mirar a un lado gracias a su acción.

- ¿Te sientes mejor? -. Aun podía sentir sus tiroteos, pero ya mas leves y pausados, tal vez el podría ir a prepararle algo caliente, ¿Un té? ¿Un café? algo que la reconfortara, pero no se atrevía a decirlo por el hecho de que tendría que separarse de ella. Dimitió la idea antes de poder decirla, no quería perder el contacto que tenía y el calor que le proporcionaba. Más algo se coló entre sus pensamientos. ¿Qué tal si salían a algún otro lado? El no estaba nada aburrido pero, no sabía lo que ella pensaba. Ya anochecía y el podría salir tranquilo por la ciudad, invitandola a cualquier sitio. Le dejaría escoger cualquier cosa que pidiese.

- ¿Deseas ir a algún lado? ¿Comprar algo o caminar por la ciudad? -. Nunca había hecho esta clase de preguntas por lo que dudaba sobre lo que tenía que decir realmente. Espero su respuesta, no le importaba si se quedaban, como tampoco si salían.

La sonrisa que le proporciono le hizo saber que había hecho algo mal. Había roto la atmósfera cálida de conversación y ya no había marcha atrás. Al verla irse a otra habitación dio un leve suspiro y se levanto. Con una de sus manos quitó la cortina de un lado de la ventana, observando que el sol se había escondido por completo y que la oscuridad se había apoderado de las calles. Cogió su abrigo y se lo puso.

Dio unas cuantas vueltas por la habitación, observando la chimenea de vez en cuando. Recordó las palabras de Sky mencionando que podía llover y una idea que no tenía nada que ver con el tema se le cruzo. Intentaría llevarla a su casa, iba ser un poco peligroso pero por alguna razón quería hacerlo, solo pondría un poco más de iluminación, unas velas más bastarían y tal vez encender las luces, si es que estan aún funcionaban claro. Se puso a pensar en esa opción por un largo tiempo.

- ¿Le gustará la idea?

Se recostó en el sofá mirando hacia la dirección en la que Sky se había ido. El nerviosismo que le recorría nuevamente no le dejaba ni siquiera parpadear. Iban a salir juntos y... ¿Eso era un cita? Su mente empezó a jugar con él, haciendo que un leve rubor se asomara por sus mejillas.

Ni bien la vio salir, dio un leve salto en el sofá. Él la veía radiante. De que manera debía explicarse tal belleza que se encontraba en ella. Como siempre repetía, no solo era el exterior, sino también el interior. Sky era linda por donde la mirara y por esa misma razón debía cuidarla a toda costa.

Rió ante el comentario de la chica. Se había dado cuenta de su enrojecimiento.- Tampoco se lo diré, señorita -. Rió a modo de juego y le tomo el brazo con sumo cuidado. Iban a salir, a disfrutar la fría noche que se avecinaba. Aunque posiblemente el sería el que disfrutara mas el paseo, puesto que la temperatura no le incomodaba mucho. Mientras que Sky podía verse afectada. Bueno, afectada hasta que llegaran a la casa de Phenril. El tenia pensado llevarla a cualquier costo. Abrió la puerta y dejo que primero saliera ella, como un acto de caballerosidad. Luego salio el, cerrando la puerta tras de sí.- Entonces... ¿Le parece si caminamos un poco? -. Rodeo el brazo de Sky y comenzó a avanzar a paso lento. Iba a ser un buen momento para distraerse y hablar sobre cualquier trivialidad. Lo que fuese por escuchar su agradable voz.