AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Máscaras [Priv. Cassandra Albrioni]
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Máscaras [Priv. Cassandra Albrioni]
Recuerdo del primer mensaje :
Me habían invitado a una fiesta de máscaras del palacio royal pues las personas más importantes de París se reunían aquí hoy. Debía admitir que las fiestas no era algo que frecuentara en demasía, pero por lo menos la máscara podría taparme la cara y la gente no me reconocería y evitaría así la necesidad de hablar con personas de alta cuna por pura obligación.
No entendí muy bien por qué me habían invitado y insistido para que asistiera a dicho festejo, pero presupuse que querían darle prestigio a la celebración y por eso intentaban invitar a tantos miembros de la realeza como pudiesen, y a mi me había tocado asistir.
Me paseaba por el palacio royal sin prestar mucha atención a las demás personas pues a pesar de que quizás me podría encontrar con algún conocido, las máscaras impedía y convertían en misión imposible la capacidad de reconocer a alguien.
Me resultaba curioso que muchas personas, por no decir la mayoría, se había juntado en grupos y hablaban de cosas aparentemente triviales. Me picaba la curiosidad por saber si eran conocidos que habían conseguido reconocerse o eran personas totalmente desconocidas para ellos, pero que la ocasión los había juntado y quizás una amistad afloraba entre ellos. Por otra parte, existía la posibilidad de que habían venido a la fiesta acompañados y las personas con las que estaban hablando eran realmente sus acompañantes. Pensándolo, podía haber venido con mi primo... aunque tampoco le veía muy dispuesto a asistir a tales festejos.
Acomodé la falda rosa claro con bordados dorados de mi vestido y me he colocado bien las mangas largas, rosas con bordados dorados a juego con mi falda, para que estas no me molestaran al caminar. El corsé iba también a juego. La máscara era dorada toda ella pues creía que ese color iba más a juego con mis ojos que no una de color rosa.
Opté por dar un par de vueltas por le salón sin un rumbo fijo, las personas habían empezado a bailar y supuse que siquiera sabían con quien estaban bailando, aunque quizás habían escogido la compañía de los nuevos compañeros que habían conocido de forma espontánea. Esperaba realmente que nadie me pidiera salir a bailar pues, no es que fuera completamente nefasta, pero no me gustaba y me ponía nerviosa bailar con desconocidos, por lo que mi torpeza incrementaba de forma considerable y mi pobre compañero podría salir con los pies heridos.
Después de dar unas cuantas vueltas más por el salón, observando curiosa como las personas bailaban en el centro, me choqué con una dama. Estaba tan sumida en mis pensamientos mientras observaba la pista de baile que ni me había dado cuenta por donde caminaba. El golpe no había sido fuerte por lo que la mujer no había caído, debía remarcar que era la primera vez que me chocaba contra alguien y este no se caía. Por otra parte, debía remediar mi tendencia a chocarme con todos.
-Lo lamento, madmoizelle – Le dije a la joven mujer con la que me había chocado – No era mi intención colisionar con vos.
Me habían invitado a una fiesta de máscaras del palacio royal pues las personas más importantes de París se reunían aquí hoy. Debía admitir que las fiestas no era algo que frecuentara en demasía, pero por lo menos la máscara podría taparme la cara y la gente no me reconocería y evitaría así la necesidad de hablar con personas de alta cuna por pura obligación.
No entendí muy bien por qué me habían invitado y insistido para que asistiera a dicho festejo, pero presupuse que querían darle prestigio a la celebración y por eso intentaban invitar a tantos miembros de la realeza como pudiesen, y a mi me había tocado asistir.
Me paseaba por el palacio royal sin prestar mucha atención a las demás personas pues a pesar de que quizás me podría encontrar con algún conocido, las máscaras impedía y convertían en misión imposible la capacidad de reconocer a alguien.
Me resultaba curioso que muchas personas, por no decir la mayoría, se había juntado en grupos y hablaban de cosas aparentemente triviales. Me picaba la curiosidad por saber si eran conocidos que habían conseguido reconocerse o eran personas totalmente desconocidas para ellos, pero que la ocasión los había juntado y quizás una amistad afloraba entre ellos. Por otra parte, existía la posibilidad de que habían venido a la fiesta acompañados y las personas con las que estaban hablando eran realmente sus acompañantes. Pensándolo, podía haber venido con mi primo... aunque tampoco le veía muy dispuesto a asistir a tales festejos.
Acomodé la falda rosa claro con bordados dorados de mi vestido y me he colocado bien las mangas largas, rosas con bordados dorados a juego con mi falda, para que estas no me molestaran al caminar. El corsé iba también a juego. La máscara era dorada toda ella pues creía que ese color iba más a juego con mis ojos que no una de color rosa.
Opté por dar un par de vueltas por le salón sin un rumbo fijo, las personas habían empezado a bailar y supuse que siquiera sabían con quien estaban bailando, aunque quizás habían escogido la compañía de los nuevos compañeros que habían conocido de forma espontánea. Esperaba realmente que nadie me pidiera salir a bailar pues, no es que fuera completamente nefasta, pero no me gustaba y me ponía nerviosa bailar con desconocidos, por lo que mi torpeza incrementaba de forma considerable y mi pobre compañero podría salir con los pies heridos.
Después de dar unas cuantas vueltas más por el salón, observando curiosa como las personas bailaban en el centro, me choqué con una dama. Estaba tan sumida en mis pensamientos mientras observaba la pista de baile que ni me había dado cuenta por donde caminaba. El golpe no había sido fuerte por lo que la mujer no había caído, debía remarcar que era la primera vez que me chocaba contra alguien y este no se caía. Por otra parte, debía remediar mi tendencia a chocarme con todos.
-Lo lamento, madmoizelle – Le dije a la joven mujer con la que me había chocado – No era mi intención colisionar con vos.
Melanya Boyarskaya- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 217
Fecha de inscripción : 05/01/2013
Re: Máscaras [Priv. Cassandra Albrioni]
La joven empezó a danzar cuando una melodía de Mozart empezó a inundar la sala del Palacio a la par que sus alrededores que es donde nos situabamos. No pude evitar soltar una risa acompañada de una sonrisa. No era de mis favoritas, pero podía afirmar que de todos modos era muy bonita.
-Sí, mi señora – Le contesté a su duda, era demasiado conciente de ello – Me lo han explicado.
La condesa empezó a bailar más energicamente pues acababa de afirmar que dicha sinfonía había llegado a su parte favorita. Me dieron ganas de acompañar dicho baile tan enérgico con la joven, pues su baile era altamente atrayente, pero no llegué a tiempo pues cuando había reunido el valor suficiente para empezar a danzar, la música había terminado como también el baile de la condesa.
-Al nacer me he llevado una vida – Le dije contestando su replica – Por lo que creo que es justo que la mia depende de otra.
Me di cuenta que había confesado cosas de mi vida privada a una completa desconocida. Era un caso perdido. Por muchos años, para ser concretos 21, que mi nodriza me dijera a diario que no debía confiar en los desconocidos con tanta facilidad porque eso me traería problemas, seguía haciendo lo mismo día tras día... no tenía remedio.
Por otra parte, confesar que al nacer había muerto mi madre, ¿era algo con lo que podría alguien hacerme mal? Hmmm... pensandolo, probablemente sí pues me podría inculpar la muerte de mi madre, aunque ya había asumido en mi niñez que yo era la única causa de la muerte de esta.
Mientras seguía pensando en mis cosas me di cuenta que ya habíamos llegado a las puertas del palacio Royal. ¡¡Qué rápido!! ¿Habíamos usado nuestro poder vampirico del incremento de velocidad? Lo dudaba... ¿o sí?
-Ahora podrá bailar a gusto – Le dije con una sonrisa recordando el grácil baile que había dedicado a la noche.
-Sí, mi señora – Le contesté a su duda, era demasiado conciente de ello – Me lo han explicado.
La condesa empezó a bailar más energicamente pues acababa de afirmar que dicha sinfonía había llegado a su parte favorita. Me dieron ganas de acompañar dicho baile tan enérgico con la joven, pues su baile era altamente atrayente, pero no llegué a tiempo pues cuando había reunido el valor suficiente para empezar a danzar, la música había terminado como también el baile de la condesa.
-Al nacer me he llevado una vida – Le dije contestando su replica – Por lo que creo que es justo que la mia depende de otra.
Me di cuenta que había confesado cosas de mi vida privada a una completa desconocida. Era un caso perdido. Por muchos años, para ser concretos 21, que mi nodriza me dijera a diario que no debía confiar en los desconocidos con tanta facilidad porque eso me traería problemas, seguía haciendo lo mismo día tras día... no tenía remedio.
Por otra parte, confesar que al nacer había muerto mi madre, ¿era algo con lo que podría alguien hacerme mal? Hmmm... pensandolo, probablemente sí pues me podría inculpar la muerte de mi madre, aunque ya había asumido en mi niñez que yo era la única causa de la muerte de esta.
Mientras seguía pensando en mis cosas me di cuenta que ya habíamos llegado a las puertas del palacio Royal. ¡¡Qué rápido!! ¿Habíamos usado nuestro poder vampirico del incremento de velocidad? Lo dudaba... ¿o sí?
-Ahora podrá bailar a gusto – Le dije con una sonrisa recordando el grácil baile que había dedicado a la noche.
Melanya Boyarskaya- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 217
Fecha de inscripción : 05/01/2013
Re: Máscaras [Priv. Cassandra Albrioni]
La escuché reír, como era común en nuestra especie su risa se asemejaba a un coro de campanas, y sonreí.
Tienes una risa muy bonita –admití sin mirarla- ¿No crees que por el contrario, no deberías convertirte en… -lo medite un rato y continúe- una carga para otra persona? No es mi intención ofenderte con esto, es solo una opinión. Porque como sabrás, lo que mas depende no es tu vida, sino tu inmortal juicio.
Se escuchaban las risas mortales, todas a comparación de la que acababa de escuchar eran insípidas. Sus conversaciones como siempre superfluas, chismes, casamientos, dinero, bla bla puras cosas aburridas. Nadie se atrevía a confesar sus culpas, como lo hacía mi joven acompañante, nadie contaba sus pesares todos eran máscaras de buena educación y alegría. Aunque la joven rubia, no hacia mas que rememorar su pasado y culparse.
Para mi la inmortalidad era otra oportunidad de vivir, pero no de vivir como lo había hecho estando viva, sino de disfrutar a plenitud. Hacer todo aquello que siempre añoré y nunca pude realizar por débil, por el hecho de ser mujer o por la simple pena, al saber que para la sociedad actuaba de forma incorrecta.
Mia ragazza, deja el pasado atrás ¿por qué seguirse culpando por lo que ya ha pasado? – tal vez yo era la persona menos ideal para decir eso ¿no era yo la que mataba y peleaba con vampiros y licántropos, para tratar de sacar el dolor que llevaba dentro? Pero jamás admitiría eso. – Qué caso tiene. Con culparte y torturarte no conseguirás nada. Como dices que te llevaste una vida al nacer, me imagino que hablas de tu madre y dime ¿si ella dio su vida por ti, no opinas que fue porque te amaba demasiado y deseaba que vivieras a plenitud y fueras feliz? –Me giré hacia la dama- Le invito un baile, no creo que su esposo o alguien vea mal eso –le hice una reverencia y le ofrecí mi mano mientras sonreía- ¿Qué dice?
Tienes una risa muy bonita –admití sin mirarla- ¿No crees que por el contrario, no deberías convertirte en… -lo medite un rato y continúe- una carga para otra persona? No es mi intención ofenderte con esto, es solo una opinión. Porque como sabrás, lo que mas depende no es tu vida, sino tu inmortal juicio.
Se escuchaban las risas mortales, todas a comparación de la que acababa de escuchar eran insípidas. Sus conversaciones como siempre superfluas, chismes, casamientos, dinero, bla bla puras cosas aburridas. Nadie se atrevía a confesar sus culpas, como lo hacía mi joven acompañante, nadie contaba sus pesares todos eran máscaras de buena educación y alegría. Aunque la joven rubia, no hacia mas que rememorar su pasado y culparse.
Para mi la inmortalidad era otra oportunidad de vivir, pero no de vivir como lo había hecho estando viva, sino de disfrutar a plenitud. Hacer todo aquello que siempre añoré y nunca pude realizar por débil, por el hecho de ser mujer o por la simple pena, al saber que para la sociedad actuaba de forma incorrecta.
Mia ragazza, deja el pasado atrás ¿por qué seguirse culpando por lo que ya ha pasado? – tal vez yo era la persona menos ideal para decir eso ¿no era yo la que mataba y peleaba con vampiros y licántropos, para tratar de sacar el dolor que llevaba dentro? Pero jamás admitiría eso. – Qué caso tiene. Con culparte y torturarte no conseguirás nada. Como dices que te llevaste una vida al nacer, me imagino que hablas de tu madre y dime ¿si ella dio su vida por ti, no opinas que fue porque te amaba demasiado y deseaba que vivieras a plenitud y fueras feliz? –Me giré hacia la dama- Le invito un baile, no creo que su esposo o alguien vea mal eso –le hice una reverencia y le ofrecí mi mano mientras sonreía- ¿Qué dice?
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: Máscaras [Priv. Cassandra Albrioni]
Me sorprendió el halago que la joven me había propinado tan gratuitamente, ¿a que se debía? Pues pensaba que le caía bastante pésimo, más bien mal al no cumplir con sus espectativas. La miré curiosa. En cierto modo tenía razón pues lo más seguro es que era una carga realmente pesada para mi primo más siempre le había dicho que era libre de no ayudarme, que no debía sentir culpa alguna por mi transformación, pero este se empeñaba en que debía ayudarme por deseo propio, para recuperar lo que perdimos.
Por otra parte quería parecer una humana para no traer problemas a mi señor esposo. No era mala persona, me daba demasiadas libertades, y no se merecía tener una mala reputación siendo cazador. Sería la burla de todo París si se llega a descubrir que uno de los cazadores más reconocidos de París esté casado con una vampiresa. Sería demasiado vergonzoso y no se lo merecía.
-Supongo que vos tiene razón – Le dije – Más tengo una larga vida en adelante... ¿no? - Dije refiriendome a la inmortalidad – Quizás llegará el día en que me decante por su estilo de vida.
La joven condesa me preguntó por qué no dejaba de torturarme con el pasado pues no lograba nada con aquello más mi madre me había regalado la vida la cual tendría que aprovechar. Quise responder, pero creo que era algo que no necesitaba respuesta, o más bien la condesa no quería escuchar dicha respuesta pues quizás ella también estaba huyendo de su pasado, huyendo de algo doloroso y no quería recordarlo con mi respuesta.
De pronto, la ilustre joven me hizo una reverencia y extendió su mano mientras me exponía que me invitaba a un baile pues suponía que mi marido no vería como algo malo aquello. Reí por lo curiosa de la propuesta.
-¿No teme por sus pies? - Le pregunté mientras seguía riendo y depositaba mi mando en la mano que me había ofecido – No soy una gran bailarina.
Por otra parte quería parecer una humana para no traer problemas a mi señor esposo. No era mala persona, me daba demasiadas libertades, y no se merecía tener una mala reputación siendo cazador. Sería la burla de todo París si se llega a descubrir que uno de los cazadores más reconocidos de París esté casado con una vampiresa. Sería demasiado vergonzoso y no se lo merecía.
-Supongo que vos tiene razón – Le dije – Más tengo una larga vida en adelante... ¿no? - Dije refiriendome a la inmortalidad – Quizás llegará el día en que me decante por su estilo de vida.
La joven condesa me preguntó por qué no dejaba de torturarme con el pasado pues no lograba nada con aquello más mi madre me había regalado la vida la cual tendría que aprovechar. Quise responder, pero creo que era algo que no necesitaba respuesta, o más bien la condesa no quería escuchar dicha respuesta pues quizás ella también estaba huyendo de su pasado, huyendo de algo doloroso y no quería recordarlo con mi respuesta.
De pronto, la ilustre joven me hizo una reverencia y extendió su mano mientras me exponía que me invitaba a un baile pues suponía que mi marido no vería como algo malo aquello. Reí por lo curiosa de la propuesta.
-¿No teme por sus pies? - Le pregunté mientras seguía riendo y depositaba mi mando en la mano que me había ofecido – No soy una gran bailarina.
Melanya Boyarskaya- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 217
Fecha de inscripción : 05/01/2013
Re: Máscaras [Priv. Cassandra Albrioni]
Una mirada de curiosidad por parte de mi joven acompañante, me causo gracia en cierto modo aunque no lo demostré. A veces, me recordaba a un pobre pajarillo perdido. Asentí con total acuerdo ante sus palabras, pues tarde o temprano a todos nos toca aprender a defendernos y valernos por cuenta propia.
No, no temo por ellos. Es probable que mis reflejos vampíricos me ayuden a esquivar cualquier posible pisotón. –Tome la pequeña y fría mano de la joven, le sonreí y entramos al palacio- Bueno como usted misma ha dicho, tiene toda una vida por delante para hacerse mejor bailarina y no se preocupe por la gente que hay en este sitio, es probable que en algunos años estén todos muertos. – Entré con mi cabeza erguida y una actitud de elegancia y clase-.
La llevé al mismo centro del salón de baile. Esperé solo un poco pues sabía que la canción que sonaba ya termina y pronto comenzaría una nueva y exquisita pieza que bailar. Dicho y hecho, en unos pocos instantes comenzó. Era una de estas típicas danzas de coreografía compleja, estas me gustaban bastante pues me parecían muy bien organizadas, aunque no se si a mi acompañante le pudiera causar algún tipo de problema.
La Giga, una bella sonata de Johann Sebastian Bach daba el ambiente para desarrollar el baile. Y como todas las épocas este empezaba con un cordial saludo entre las parejas, esta sería una nueva experiencia el bailar con una inmortal.
No, no temo por ellos. Es probable que mis reflejos vampíricos me ayuden a esquivar cualquier posible pisotón. –Tome la pequeña y fría mano de la joven, le sonreí y entramos al palacio- Bueno como usted misma ha dicho, tiene toda una vida por delante para hacerse mejor bailarina y no se preocupe por la gente que hay en este sitio, es probable que en algunos años estén todos muertos. – Entré con mi cabeza erguida y una actitud de elegancia y clase-.
La llevé al mismo centro del salón de baile. Esperé solo un poco pues sabía que la canción que sonaba ya termina y pronto comenzaría una nueva y exquisita pieza que bailar. Dicho y hecho, en unos pocos instantes comenzó. Era una de estas típicas danzas de coreografía compleja, estas me gustaban bastante pues me parecían muy bien organizadas, aunque no se si a mi acompañante le pudiera causar algún tipo de problema.
La Giga, una bella sonata de Johann Sebastian Bach daba el ambiente para desarrollar el baile. Y como todas las épocas este empezaba con un cordial saludo entre las parejas, esta sería una nueva experiencia el bailar con una inmortal.
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: Máscaras [Priv. Cassandra Albrioni]
La joven condesa me confesó que sus reflejos impedirían recibir un pisotón de mi parte. Le sonreí divertida. De seguro que este baile lo sería de divertido. La joven cogió mi mano mientras entrabamos al palacio.
Mientras entrabamos, la joven ha puesto énfasis en que tenía toda la vida por delante para incrementar mis cualidades como bailarina, más la mayoria de las personas aquí presentes en unos años estarán muertas. Me di cuenta de algo en lo que no me había fijado antes... si las personas de mi alrededor moría, y yo seguía en mi plena juventud... estaría en peligro de muerte más siendo de la realeza... ¿como debían sobrevivir los vampiros pertenecientes a la realeza?
-Disculpe la pregunta... - Dije a la joven entre susurros mientras me acercaba más a ella para que solo ella me escuchara - ¿Cuantos años lleva en la Tierra? Tengo temor que dentro de unos años acabe muerta debido a formar parte de la realeza las personas no me verían envejecer y me tratarían de bruja... probablemente me matarían... ¿como consigue disipar las sospechas?
Entramos justo al centro del salón de baile. Las personas de nuestro alrededor nos miraba curiosa pues no comprendían del todo que ibamos a hacer. Eché una hojeada a la gente de mi alrededor, comprender que muchos estarían muertos hizo que mi imaginación los convirtiera a todos en esqueletos. Era siniestro, pero al fin y al cabo era verdad.
Otra melodía empezó a sonar. Me di cuenta que con mis conocimientos de baile quizás sería demasiado rápida. Observé a mi acompañante como buscando apoyo por su parte, no esperaba poder bailar aquello.
Sin embargo, al parecer mi acompañante estaba casi convencida de que lograría aquel proposito pues me hizo el típico cordial saludo que solían hacerse las parejas antes de bailar. Comprendí con aquello que no tenía de que temer, que de alguna manera lograría no hacer el rídiculo ni dejar en una situación vergonzosa a la joven condesa. Hice yo también el sonido.
Intentaba seguir el compás de la canción, pero cada vez que lo hacía me daba cuenta de lo complicado que sería para mi bailarlo. Solo me quedaba una opción, dejarme guiar por la joven condesa y confiar plenamente en sus cualidades de bailarina.
-Confío en que vos sea una gran maestra del baile para mi – Le confesé.
Mientras entrabamos, la joven ha puesto énfasis en que tenía toda la vida por delante para incrementar mis cualidades como bailarina, más la mayoria de las personas aquí presentes en unos años estarán muertas. Me di cuenta de algo en lo que no me había fijado antes... si las personas de mi alrededor moría, y yo seguía en mi plena juventud... estaría en peligro de muerte más siendo de la realeza... ¿como debían sobrevivir los vampiros pertenecientes a la realeza?
-Disculpe la pregunta... - Dije a la joven entre susurros mientras me acercaba más a ella para que solo ella me escuchara - ¿Cuantos años lleva en la Tierra? Tengo temor que dentro de unos años acabe muerta debido a formar parte de la realeza las personas no me verían envejecer y me tratarían de bruja... probablemente me matarían... ¿como consigue disipar las sospechas?
Entramos justo al centro del salón de baile. Las personas de nuestro alrededor nos miraba curiosa pues no comprendían del todo que ibamos a hacer. Eché una hojeada a la gente de mi alrededor, comprender que muchos estarían muertos hizo que mi imaginación los convirtiera a todos en esqueletos. Era siniestro, pero al fin y al cabo era verdad.
Otra melodía empezó a sonar. Me di cuenta que con mis conocimientos de baile quizás sería demasiado rápida. Observé a mi acompañante como buscando apoyo por su parte, no esperaba poder bailar aquello.
Sin embargo, al parecer mi acompañante estaba casi convencida de que lograría aquel proposito pues me hizo el típico cordial saludo que solían hacerse las parejas antes de bailar. Comprendí con aquello que no tenía de que temer, que de alguna manera lograría no hacer el rídiculo ni dejar en una situación vergonzosa a la joven condesa. Hice yo también el sonido.
Intentaba seguir el compás de la canción, pero cada vez que lo hacía me daba cuenta de lo complicado que sería para mi bailarlo. Solo me quedaba una opción, dejarme guiar por la joven condesa y confiar plenamente en sus cualidades de bailarina.
-Confío en que vos sea una gran maestra del baile para mi – Le confesé.
Melanya Boyarskaya- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 217
Fecha de inscripción : 05/01/2013
Re: Máscaras [Priv. Cassandra Albrioni]
El principio es bastante sencillo- le comenté a mi compañera de baile- como empieza siempre, un circulo y pequeños salticos –le sonreí-
Unas dos parejas se acercaron a nosotras, nos dieron la mano y como había dicho comenzamos a formar el pequeño círculo, al igual que otras personas. Al estar reunidos se inclinaba como era costumbre un poco las rodillas, para luego empezar con los pequeños brinquitos, tres brincos y te quedabas quieto, eso se repetía tres veces. Todo era parte de la coreografía que tanto te obligaban a aprender. Luego tomados de las manos, se comenzaba a camiar en fila, mientras gracilmente se danzaba, para más adelante irse agregando a los otros grupos y hacer un círculo más grande.
Aproveché este momento para susurrar tan bajo, que solo mi compañera me podría escuchar – 201 años querida mia. Cariño, yo no pertenezco a la realeza como tal, solo me codeo con ellos y soy condesa, porque así lo quiero. No ostento ningún titulo -.
Sonreí a la otra persona que se hallaba a mi lado, el círculo se hizo más grande. Nos giramos y volvimos a tomarnos las manos, aunque ahora nos dábamos la espalda. Todo era el un, dos, tres flexiona levemente la pierna, hasta que el circulo que separa quedando nuevamente pequeños círculos de dos parejas, cruzamos las manos entre nosotros, tomé las manos de la vampira y así el circulo se separo y solo quedaron parejas.
Melanya y yo, ahora bailábamos solas, entonces dije – Yo no tengo esos problemas, no poseo relación alguna con mortales, más que bailes o cenas ocasionales. Estuve un tiempo en Italia, luego viaje a otros lugares, no soy de las que se quedan mucho tiempo en los países como para ser descubierta.
Ahora caminábamos de la mano, sutilmente, le indicaba que levantara su brazos pues algunas parejas pasaban por debajo, a continuación le indique que se agachara, pues era nuestro turno.
Unas dos parejas se acercaron a nosotras, nos dieron la mano y como había dicho comenzamos a formar el pequeño círculo, al igual que otras personas. Al estar reunidos se inclinaba como era costumbre un poco las rodillas, para luego empezar con los pequeños brinquitos, tres brincos y te quedabas quieto, eso se repetía tres veces. Todo era parte de la coreografía que tanto te obligaban a aprender. Luego tomados de las manos, se comenzaba a camiar en fila, mientras gracilmente se danzaba, para más adelante irse agregando a los otros grupos y hacer un círculo más grande.
Aproveché este momento para susurrar tan bajo, que solo mi compañera me podría escuchar – 201 años querida mia. Cariño, yo no pertenezco a la realeza como tal, solo me codeo con ellos y soy condesa, porque así lo quiero. No ostento ningún titulo -.
Sonreí a la otra persona que se hallaba a mi lado, el círculo se hizo más grande. Nos giramos y volvimos a tomarnos las manos, aunque ahora nos dábamos la espalda. Todo era el un, dos, tres flexiona levemente la pierna, hasta que el circulo que separa quedando nuevamente pequeños círculos de dos parejas, cruzamos las manos entre nosotros, tomé las manos de la vampira y así el circulo se separo y solo quedaron parejas.
Melanya y yo, ahora bailábamos solas, entonces dije – Yo no tengo esos problemas, no poseo relación alguna con mortales, más que bailes o cenas ocasionales. Estuve un tiempo en Italia, luego viaje a otros lugares, no soy de las que se quedan mucho tiempo en los países como para ser descubierta.
Ahora caminábamos de la mano, sutilmente, le indicaba que levantara su brazos pues algunas parejas pasaban por debajo, a continuación le indique que se agachara, pues era nuestro turno.
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: Máscaras [Priv. Cassandra Albrioni]
Al ver mi horror respecto a la incompetencia en el baile, la joven me confesó que no debía preocuparme pues era bastante sencillo. Solo debíamos ponernos todos en circulo, para luego dar unos saltos. Lo cierto es que me sonó divertido.
La gente se empezó a acercar a nosotras y todos juntos nos dimos la mano. Daba la sensación que había una unión entre nosotros. Como una espécie de familia... una familia para danzar. Mucha gente afirmaba que el baile era una forma de expresarse... Sé que es una idea descabellada y bastante infantil, ¿pero podría considerarse que al juntarnos todos y siendo cómplices en esta familia, se nos podría comparar con una especie familia?
Me fije en lo que hacian los demás. Todos empezaron a doblar las rodillas y saltaban dando brincos. Eso era a lo que se había referido la joven condesa. Hice lo que todos hacian y me quedé quieta pues al parecer todos hacian lo mismo. Si el baile seguía así, no era para nada difícil. Las personas empezaron a hacer lo mismo, al parecer estaba en lo cierto: el baile era extremadamente repetitivo y no tendría que preocuparme de hacerlo mal.
De pronto, algo dio un cambio. Nos tomamos todos de las manos de nuevo y empezamos a cambiar en fila para luego empezar a bailar. Me desconcerté notablemente, no sabía como debía moverme ahora. Simplemente, intenté imitar lo que las personas hacian aunque probablemente mis movimientos eran más patosos que la de los demás. Por suerte, poco tiempo después mi salvación llegó y nos volvimos a coger de las manos.
En ese momento, me sorprendí por escuchar la voz de la joven condesa, al parecer quería contestarme a la duda que tanto me preocupaba. Me confesó que ya vivía 201 años y que no pertenecía a la realeza. La observé confusa, pues la joven era condesa, ¿no? La explicación procedió con sus siguientes palabras: al parecer no ostentaba el título, pero que se hacia llamar como tal. La miré curiosa, desde luego que su caso era curioso, ¿se podía hacer eso? Supongo que sí o por lo menos aquel título le quedaba como anillo al dedo a la joven con lo elegante y bella que era.
La danza seguía. Nos giramos de tal forma que la joven y yo nos tocabamos las espaldas. Procedí con la misma táctica de antes, simplemente observaba a la gente de mi alrededor e imitaba sus movimientos, con cierto retraso, pero al menos lo hacia. Algunas personas me miraban extrañadas por lo que una sonrisa tímida surgia en mis labios, esperaba no hacer demasiado el rídiculo. Por otra parte, debía ser extraño ver a una joven que es de clase alta y que no sepa bailar... pero lo cierto es que mi padre jamás se esforzó a inculcarme ese tipo de arte.
Después de hacer unos movimientos específicos, la joven condesa y yo nos quedamos cogidas de las manos, separandonos del circulo de bailarines. Ahora tocaba bailar únicamente con la joven condesa. Mejor aquello pues en este caso solo haría el rídiculo delante de ella.
Cuando le comenté que hacia para no ser descubierta, ella me contestó que no poseía tal problema debido a que no mantenía relaciones íntimas con mortales, únicamente en actas de este tipo. Me confesó que vivió un tiempo en Italia, pero luego decidió viajar para no quedarse mucho tiempo en un solo lugar pues temía ser descubierta... quizás debía de hacer lo mismo: no relacionarme con humanos y viajar... aunque quizás mi señor esposo no aceptaría aquello o más que nada lo vería sospechoso. Suspiré.
-Debería de hacer lo mismo... - Dije pensativa.
De pronto, la joven me indicó que alzara las manos, le hice caso sin saber muy bien para qué, pero cuando vi que debajo de nuestras manos pasaban personas me pareció muy curioso aquello por lo que de seguro que mientras les observaba una inocente sonrisa afloro en mis labios, de pronto la joven me indicó que me agachara, al parecer nosotras también teníamos que hacer lo mismo. Acepté encantada y no pude evitar reír de la alegría que me causaba aquello. Era realmente una tontería, más bien una chiquillada, pero no sé por qué de pronto disfrutaba haciendo esas cosas.
-Bailar es mu divertido – Le comenté a la condesa con una sonrisa cuando pasamos por debajo de las parejas – Sobretodo cuando sabes bailar un poco...
La gente se empezó a acercar a nosotras y todos juntos nos dimos la mano. Daba la sensación que había una unión entre nosotros. Como una espécie de familia... una familia para danzar. Mucha gente afirmaba que el baile era una forma de expresarse... Sé que es una idea descabellada y bastante infantil, ¿pero podría considerarse que al juntarnos todos y siendo cómplices en esta familia, se nos podría comparar con una especie familia?
Me fije en lo que hacian los demás. Todos empezaron a doblar las rodillas y saltaban dando brincos. Eso era a lo que se había referido la joven condesa. Hice lo que todos hacian y me quedé quieta pues al parecer todos hacian lo mismo. Si el baile seguía así, no era para nada difícil. Las personas empezaron a hacer lo mismo, al parecer estaba en lo cierto: el baile era extremadamente repetitivo y no tendría que preocuparme de hacerlo mal.
De pronto, algo dio un cambio. Nos tomamos todos de las manos de nuevo y empezamos a cambiar en fila para luego empezar a bailar. Me desconcerté notablemente, no sabía como debía moverme ahora. Simplemente, intenté imitar lo que las personas hacian aunque probablemente mis movimientos eran más patosos que la de los demás. Por suerte, poco tiempo después mi salvación llegó y nos volvimos a coger de las manos.
En ese momento, me sorprendí por escuchar la voz de la joven condesa, al parecer quería contestarme a la duda que tanto me preocupaba. Me confesó que ya vivía 201 años y que no pertenecía a la realeza. La observé confusa, pues la joven era condesa, ¿no? La explicación procedió con sus siguientes palabras: al parecer no ostentaba el título, pero que se hacia llamar como tal. La miré curiosa, desde luego que su caso era curioso, ¿se podía hacer eso? Supongo que sí o por lo menos aquel título le quedaba como anillo al dedo a la joven con lo elegante y bella que era.
La danza seguía. Nos giramos de tal forma que la joven y yo nos tocabamos las espaldas. Procedí con la misma táctica de antes, simplemente observaba a la gente de mi alrededor e imitaba sus movimientos, con cierto retraso, pero al menos lo hacia. Algunas personas me miraban extrañadas por lo que una sonrisa tímida surgia en mis labios, esperaba no hacer demasiado el rídiculo. Por otra parte, debía ser extraño ver a una joven que es de clase alta y que no sepa bailar... pero lo cierto es que mi padre jamás se esforzó a inculcarme ese tipo de arte.
Después de hacer unos movimientos específicos, la joven condesa y yo nos quedamos cogidas de las manos, separandonos del circulo de bailarines. Ahora tocaba bailar únicamente con la joven condesa. Mejor aquello pues en este caso solo haría el rídiculo delante de ella.
Cuando le comenté que hacia para no ser descubierta, ella me contestó que no poseía tal problema debido a que no mantenía relaciones íntimas con mortales, únicamente en actas de este tipo. Me confesó que vivió un tiempo en Italia, pero luego decidió viajar para no quedarse mucho tiempo en un solo lugar pues temía ser descubierta... quizás debía de hacer lo mismo: no relacionarme con humanos y viajar... aunque quizás mi señor esposo no aceptaría aquello o más que nada lo vería sospechoso. Suspiré.
-Debería de hacer lo mismo... - Dije pensativa.
De pronto, la joven me indicó que alzara las manos, le hice caso sin saber muy bien para qué, pero cuando vi que debajo de nuestras manos pasaban personas me pareció muy curioso aquello por lo que de seguro que mientras les observaba una inocente sonrisa afloro en mis labios, de pronto la joven me indicó que me agachara, al parecer nosotras también teníamos que hacer lo mismo. Acepté encantada y no pude evitar reír de la alegría que me causaba aquello. Era realmente una tontería, más bien una chiquillada, pero no sé por qué de pronto disfrutaba haciendo esas cosas.
-Bailar es mu divertido – Le comenté a la condesa con una sonrisa cuando pasamos por debajo de las parejas – Sobretodo cuando sabes bailar un poco...
Melanya Boyarskaya- Vampiro/Realeza
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