AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
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¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
Ah si, los callejones de París. Uno de los lugares favoritos para los hombres de mi clase si es que se puede decir que algo de clase aún me queda. En eso pensaba mientras con un trozo arrugado de papel dibujaba el rostro de mi domino anterior. Solo le hacía falta un poco de sangre en el rostro, digno de una diva suicida colgada por la inquisición para la que trabajaba.
Ups... Detalles de poca importancia, volvamos con el rol. Los callejones, si, si. Ya se. Un lugar donde la noche se ve dominado por tres tipos de especies. La primera son los vagabundos, ladrones y violadores. Tipos bastante amigables por cierto. Hasta que llega la noche y ellos aparecen. Vampiros y Licántropos en una batalla interminable en que la humanidad se ve sometida a formar parte del campo de batalla. Lo se, todos lo saben pero es necesario para explicarles donde comienza mi parte del juego.
Muchos dirán que soy solo un loco al que le gusta divagar e insultar a la gente. Están en lo correcto. Otros dirán que asisno por diversión y que soy adicto a las putas con algo de clase. También es cierto. ¡Sin embargo! Soy algo más que eso, muchos se preguntarán: ¿por qué digo que algo de humanidad me queda? Les respondo: no soy un humano tan simple y mucho más cool de lo que creen. Así es, la cadena alimenticia aquí en Francia va en el siguiente orden: Primero los humanos en el escalafón más bajo. Luego una disputa entre licántropos y vampiros aunque según la sociedad los vampiros están sobre los licántropos. Más importante, por sobre ellos estoy yo.
¡Ya les dije que no soy un simple humano! ¿Ven el dibujo que hice? Si no imagínenlo. Soy un adicto a la sangre de vampiro, un esclavo de sangre sin amo. Mi alimento proviene de los seres que están más arriba de la cadena alimenticia por lo que si. Soy el depredador más peligroso y vamos que es lo que veo por ahí abajo en las calles.
Un humano, pero ¿qué más? Unos colmillos a punto de clavarse en su cuello. Hora de hacer mi papel de héroe. Tomó mi mazo y mi estaca de madera, tan dura que algunas noches la uso de consolador. Nah, pero ya en serio. Saltó de aquel edificio sin pensarlo dos veces y caigo justo encima del vampiro. ¿Se preguntarán si me dolió? Les respondo que si y mucho, pero conseguí lo que quería. No hizo falta usar el mazo, la estaca se clavó justo en el corazón dándole una muerte segura, aunque por desgracia para el humano, este seguía con vida.
– ¡Los mil demonios! Eso dolió, tu espera ahí, no te pienses que vine a salvarte. Me has visto la cara– . Joder que había dolido aquella caída. Tarde unos cinco o quizás más segundos. Por suerte había elegido una calle vacía donde solo yo podía escuchar los gritos del humano.
–¡Joder, maldita puta! ¡Te callas!–. Con algo de esfuerzo por mi reciente caída de super héroe hice a un lado al vampiro, desenvaine la espada que me había robado durante el día y la clave justo en la rodilla del humano. Este siguió gimiendo y solo le di un fuerte golpe en la cabeza, no con la intención de noquearlo. Quería dejarle en claro quien estaba por sobre la cadena alimenticia en ese alocado mundo. Saque un cuchillo y para mi sorpresa al ver la cara de la vampira.
Casi me corro, pero si. Un bulto enorme se había formado entre mis pantalones y solo había una forma de calmarlo. Corte un brazo de la inmortal muerta y comencé a beber la sangre que caía. Todo esto frente a los ojos del humano quien sabía debía llorar en silencio o terminaría violándolo antes de matarlo.
Termine con la sangre y los miembros de la vampira y suspiré aliviado. –No espero que entiendas lo que acabas de ver mi querido amigo. Ahora tengo dos opciones. La primera es asesinarte lentamente. La segunda es violarte y luego asesinarte. Tu eliges... Ah no quieres hablar pues bien. Decidiré yo por ti–. Saco uno de mis calcetines y se lo meto en la boca.
–Si se que apestan como mi abuela una vez la sacaron de la morgue, pero será el último sabor que probarás en tu vida así que disfrutalo–.
Ahora, muchos dirán que soy un héroe algo sádico. Solo tengo que responder que no tengo ni la menor idea si es cierto eso. Solo se que me gusta dar y recibir aunque aquella niña llorona estaba pidiendo que le diese duro toda la noche y a falta de ideas tendré que dejar que alguien más decida que hacer con este saco de sangre sin gracia ni talento. Ojalá sea una linda dama sin colmillos. Aunque los gritos y sangre solían llamar la atención de aquellos seres. ¿Sería buena idea correr y esconderme? ¿Usarlo como carnada tal vez? Si eso sonaba como a una buena idea, pero mientras me decidía, veía como la pierna del humano sangrando. Sonriendo por su lenta y dolorosa muerte.
–Lo siento querido amigo, no puedo escucharte. Tienes un calcetín apestoso en la boca. ¿Dices qué te estas muriendo? ¡¿Y a quién carajo le importa?! –.
Ups... Detalles de poca importancia, volvamos con el rol. Los callejones, si, si. Ya se. Un lugar donde la noche se ve dominado por tres tipos de especies. La primera son los vagabundos, ladrones y violadores. Tipos bastante amigables por cierto. Hasta que llega la noche y ellos aparecen. Vampiros y Licántropos en una batalla interminable en que la humanidad se ve sometida a formar parte del campo de batalla. Lo se, todos lo saben pero es necesario para explicarles donde comienza mi parte del juego.
Muchos dirán que soy solo un loco al que le gusta divagar e insultar a la gente. Están en lo correcto. Otros dirán que asisno por diversión y que soy adicto a las putas con algo de clase. También es cierto. ¡Sin embargo! Soy algo más que eso, muchos se preguntarán: ¿por qué digo que algo de humanidad me queda? Les respondo: no soy un humano tan simple y mucho más cool de lo que creen. Así es, la cadena alimenticia aquí en Francia va en el siguiente orden: Primero los humanos en el escalafón más bajo. Luego una disputa entre licántropos y vampiros aunque según la sociedad los vampiros están sobre los licántropos. Más importante, por sobre ellos estoy yo.
¡Ya les dije que no soy un simple humano! ¿Ven el dibujo que hice? Si no imagínenlo. Soy un adicto a la sangre de vampiro, un esclavo de sangre sin amo. Mi alimento proviene de los seres que están más arriba de la cadena alimenticia por lo que si. Soy el depredador más peligroso y vamos que es lo que veo por ahí abajo en las calles.
Un humano, pero ¿qué más? Unos colmillos a punto de clavarse en su cuello. Hora de hacer mi papel de héroe. Tomó mi mazo y mi estaca de madera, tan dura que algunas noches la uso de consolador. Nah, pero ya en serio. Saltó de aquel edificio sin pensarlo dos veces y caigo justo encima del vampiro. ¿Se preguntarán si me dolió? Les respondo que si y mucho, pero conseguí lo que quería. No hizo falta usar el mazo, la estaca se clavó justo en el corazón dándole una muerte segura, aunque por desgracia para el humano, este seguía con vida.
– ¡Los mil demonios! Eso dolió, tu espera ahí, no te pienses que vine a salvarte. Me has visto la cara– . Joder que había dolido aquella caída. Tarde unos cinco o quizás más segundos. Por suerte había elegido una calle vacía donde solo yo podía escuchar los gritos del humano.
–¡Joder, maldita puta! ¡Te callas!–. Con algo de esfuerzo por mi reciente caída de super héroe hice a un lado al vampiro, desenvaine la espada que me había robado durante el día y la clave justo en la rodilla del humano. Este siguió gimiendo y solo le di un fuerte golpe en la cabeza, no con la intención de noquearlo. Quería dejarle en claro quien estaba por sobre la cadena alimenticia en ese alocado mundo. Saque un cuchillo y para mi sorpresa al ver la cara de la vampira.
Casi me corro, pero si. Un bulto enorme se había formado entre mis pantalones y solo había una forma de calmarlo. Corte un brazo de la inmortal muerta y comencé a beber la sangre que caía. Todo esto frente a los ojos del humano quien sabía debía llorar en silencio o terminaría violándolo antes de matarlo.
Termine con la sangre y los miembros de la vampira y suspiré aliviado. –No espero que entiendas lo que acabas de ver mi querido amigo. Ahora tengo dos opciones. La primera es asesinarte lentamente. La segunda es violarte y luego asesinarte. Tu eliges... Ah no quieres hablar pues bien. Decidiré yo por ti–. Saco uno de mis calcetines y se lo meto en la boca.
–Si se que apestan como mi abuela una vez la sacaron de la morgue, pero será el último sabor que probarás en tu vida así que disfrutalo–.
Ahora, muchos dirán que soy un héroe algo sádico. Solo tengo que responder que no tengo ni la menor idea si es cierto eso. Solo se que me gusta dar y recibir aunque aquella niña llorona estaba pidiendo que le diese duro toda la noche y a falta de ideas tendré que dejar que alguien más decida que hacer con este saco de sangre sin gracia ni talento. Ojalá sea una linda dama sin colmillos. Aunque los gritos y sangre solían llamar la atención de aquellos seres. ¿Sería buena idea correr y esconderme? ¿Usarlo como carnada tal vez? Si eso sonaba como a una buena idea, pero mientras me decidía, veía como la pierna del humano sangrando. Sonriendo por su lenta y dolorosa muerte.
–Lo siento querido amigo, no puedo escucharte. Tienes un calcetín apestoso en la boca. ¿Dices qué te estas muriendo? ¡¿Y a quién carajo le importa?! –.
Brice Briand- Esclavo de Sangre/Clase Baja
- Mensajes : 33
Fecha de inscripción : 15/04/2016
Re: ¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
Me encontraba en el techo de una vieja casa observando el bello paisaje, la luna siempre conseguía hipnotizarme acompañada con un bello manto de estrellas. Todo era tan tranquilo, tan hermoso y me sentía en paz. Mis demonios internos estaban en control y la brisa acariciaba mi rostro con una ternura encantadora. Con buen ánimo y decidida a ver qué sorpresa me aguardaba esa noche en la esta hermosa ciudad, me levanté y con sutil gracia salté hacia la calle sin hacer el menos ruido.
Hoy no me apetecía usar un estrafalario vestido, pero mi buen humor me llevó a vestirme como los caballeros de estilo dandi. Así pues, caminé con entusiasmo hacia mi mansión y al llegar agarré una bella levita de Brummel en tela lisa de color azul oscuro, una camisa blanca de finos encajes, un chaleco negro corto y con botones y, por supuesto, no podían faltar unos pantalones de sarga, que se ajustaban muy bien al contorno de mis piernas, en color caqui. Me miré al espejo y sonreí, de no ser por mis facciones tan delicadas y mi larga cabellera rubia, podría pasar por un bello joven. Me ajusté unas botas negras que me daban hasta la mitad de la pierna.
Cepillé mi cabello y me hice una coleta alta. Me di una vuelta y reí ¡Oh! Sí, presentaba un aspecto impecable, pero no era digno de una dama, sino de un fino caballero. Me encantaba causar conmoción en la calle y sé que este atuendo daría de qué hablar. Esta vez no usé bastón, ni sombrero de copa.
Salía a la calle y camine con elegancia. Mi rostro en alto, me di cuenta de que algunas personas me miraban y comentaban muchas cosas sobre mí. Pronto llegué al centro de París, las críticas fueron más intensas, sonreía de forma socarrona al darme cuenta que era el fetiche de muchos hombres.
De pronto, algo captó mi atención y me sacó de mi burbuja. Escuché un grito sobrenatural acompañado de un estruendo. Me puse alerta y mi curiosidad me llevó a acercarme a un oscuro callejón. Entonces, escuché una voz humana invocando a los demonios ¿me estaban llamando? Subí por los techos de las construcciones cercanas y caminé sin hacer el menor ruido por las baldosas. Una sarta de improperios hacían eco en el callejón y unos gritos humanos sonaban con gran estruendo ¿qué sucedía? ¿Acaso algún vampiro cazaba de forma despiadada? No podía captar los pensamientos de un ser sobre natural, pero si los del humano que gritaba. Vi una escena bastante particular. Una vampira yacía inerte en el piso, otro humano la descuartizaba y bebía de ella, mientras otro joven asustado lloriqueaba.
Lo más natural habría sido alejarse de allí, posiblemente se trataba de un cazador, pero el hecho de que se bebiera la sangre de la vampira me causó gran curiosidad. El morbo de la escena se apoderaba de mí y con cautela me aproximé, quería comprobar con mis propios ojos lo que estaba ocurriendo.
Cuando estuve lo suficientemente cerca, pude observar como el mortal de cabellos largos hostigaba al otro que lloraba. No podía evitar esa sensación de emoción que me recorría al contemplar aquella escena sangrienta.
El olor a sangre invadía el lugar y, desde mi perspectiva, el sadismo se veía delicioso. Era una gran presentación para un festín de sangre…
Hoy no me apetecía usar un estrafalario vestido, pero mi buen humor me llevó a vestirme como los caballeros de estilo dandi. Así pues, caminé con entusiasmo hacia mi mansión y al llegar agarré una bella levita de Brummel en tela lisa de color azul oscuro, una camisa blanca de finos encajes, un chaleco negro corto y con botones y, por supuesto, no podían faltar unos pantalones de sarga, que se ajustaban muy bien al contorno de mis piernas, en color caqui. Me miré al espejo y sonreí, de no ser por mis facciones tan delicadas y mi larga cabellera rubia, podría pasar por un bello joven. Me ajusté unas botas negras que me daban hasta la mitad de la pierna.
Cepillé mi cabello y me hice una coleta alta. Me di una vuelta y reí ¡Oh! Sí, presentaba un aspecto impecable, pero no era digno de una dama, sino de un fino caballero. Me encantaba causar conmoción en la calle y sé que este atuendo daría de qué hablar. Esta vez no usé bastón, ni sombrero de copa.
Salía a la calle y camine con elegancia. Mi rostro en alto, me di cuenta de que algunas personas me miraban y comentaban muchas cosas sobre mí. Pronto llegué al centro de París, las críticas fueron más intensas, sonreía de forma socarrona al darme cuenta que era el fetiche de muchos hombres.
De pronto, algo captó mi atención y me sacó de mi burbuja. Escuché un grito sobrenatural acompañado de un estruendo. Me puse alerta y mi curiosidad me llevó a acercarme a un oscuro callejón. Entonces, escuché una voz humana invocando a los demonios ¿me estaban llamando? Subí por los techos de las construcciones cercanas y caminé sin hacer el menor ruido por las baldosas. Una sarta de improperios hacían eco en el callejón y unos gritos humanos sonaban con gran estruendo ¿qué sucedía? ¿Acaso algún vampiro cazaba de forma despiadada? No podía captar los pensamientos de un ser sobre natural, pero si los del humano que gritaba. Vi una escena bastante particular. Una vampira yacía inerte en el piso, otro humano la descuartizaba y bebía de ella, mientras otro joven asustado lloriqueaba.
Lo más natural habría sido alejarse de allí, posiblemente se trataba de un cazador, pero el hecho de que se bebiera la sangre de la vampira me causó gran curiosidad. El morbo de la escena se apoderaba de mí y con cautela me aproximé, quería comprobar con mis propios ojos lo que estaba ocurriendo.
Cuando estuve lo suficientemente cerca, pude observar como el mortal de cabellos largos hostigaba al otro que lloraba. No podía evitar esa sensación de emoción que me recorría al contemplar aquella escena sangrienta.
El olor a sangre invadía el lugar y, desde mi perspectiva, el sadismo se veía delicioso. Era una gran presentación para un festín de sangre…
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: ¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
– ¡Mierda Brice! ¡La próxima piensa mejor que vas a hacer con la victima que salvas en primer lugar! –. Era uno de esos momentos en que quieres seguir viendo más sangre y solo hay dos opciones. La primera es más sangre. La segunda era sexo y el alcohol siempre como acompañamiento. Tenía que actuar rápido si quería tener algo de tiempo para llegar a la cama por la mañana y masturbarme antes de que salga el sol. Si, eso hacen los vampiros lo se. ¿Por qué si además de ser masoquistas les gusta correr del sol? No hace falta que responda.
Bien, volviendo a la puta en celo de la que me estaba aprovechando...–¡Oye tu! Aún no te he dado permiso para quedarte inconsciente–. Le decía mientras golpeaba su mejilla, lamentablemente no podía usar mi fuerza sobre humana ya que quería que sufriese cada golpe. Se lo merecía porque a mi me había dado la gana.–Así que no quieres hablar... Oh cierto, ¡mi calcetín! Disculpa, es que me molestan las putas groseras que no responden cuando las estoy a punto de hacer pedazos–. Dije amablemente mientras sacaba el calcetín de su boca, buscaba la cabeza de la vampira y se la mostraba al humano muy de cerca– Ah no ser que te guste la necrofilia, lo cual te lo perdonaría, tu mayor error esta noche fue que este amigo se te hubiese parado al dejar que la chupa sangre te dejase con ganas al no ser tu polla de la que hablamos–. Dije mientras tiraba la cabeza y cortaba el miembro del hombre solo por diversión, para sorpresa mía aún le quedaban ganas de grita, para desgracia, ya se había quedado inconsciente–¡Bien Brice, ahora si metiste la pata! La próxima vez que decidas cortar miembros asegúrate que el sujeto al menos resista y los tenga grandes. Esto no te sirve de consolador y carajo, nuevamente hablo solo....–.
En un acto poco moral y ético, tome el pene del hombre y lo metí en la boca de la vampira muerta para luego tirar la cabeza que llego a chocar contra los pies de quien observaba la escena. Se veía que estaba tratando de esconderse, pero al beber sangre de vampiros cierta de sus habilidades también las absorbía. Una de esas eran mi visión nocturna y la otra mi oído, pues pude escuchar la cabeza rebotar contra los píes.
–¡Ah genial! Más insectos que descuartizar–. Dije mientras me acercaba a la observadora, notando primero que no era una simple mujer. Era una mujer a la que le pagaría si me quisiera cortar los miembros. Pero mirando más detalladamente. La piel pálida, esa mirada sombría. Algo muy sabroso que me llamaba corriendo por sus venas–¡Joder! Pero si te pasas de hermosa para venirme a pedir que te de el mismo trato, aunque si quieres terminarlo tu, es tuyo–. Dije admirando una belleza como no la había visto en años.
Aunque no voy a negar que su actitud me dejaba dudas. Una humana cualquiera para actuar así tenía que estar muy aturdida o muy ebria. Debía admitir que su rostro y figura me dejaban casí aturdido. De haber dado en el clavo hasta podría violarla sin necesidad de matarla.
–¡Muy bien! Y si lo has visto todomás te vale decirme quien eres y que quieres porque he pensado muchas cosas que hacer ya contigo–. Mentirá, lo cierto es que quería seguir sonando rudo pero no podía evitar sentir que el bulto entre mis pantalones jamás había salido a la superficie tan rápido.
Bien, volviendo a la puta en celo de la que me estaba aprovechando...–¡Oye tu! Aún no te he dado permiso para quedarte inconsciente–. Le decía mientras golpeaba su mejilla, lamentablemente no podía usar mi fuerza sobre humana ya que quería que sufriese cada golpe. Se lo merecía porque a mi me había dado la gana.–Así que no quieres hablar... Oh cierto, ¡mi calcetín! Disculpa, es que me molestan las putas groseras que no responden cuando las estoy a punto de hacer pedazos–. Dije amablemente mientras sacaba el calcetín de su boca, buscaba la cabeza de la vampira y se la mostraba al humano muy de cerca– Ah no ser que te guste la necrofilia, lo cual te lo perdonaría, tu mayor error esta noche fue que este amigo se te hubiese parado al dejar que la chupa sangre te dejase con ganas al no ser tu polla de la que hablamos–. Dije mientras tiraba la cabeza y cortaba el miembro del hombre solo por diversión, para sorpresa mía aún le quedaban ganas de grita, para desgracia, ya se había quedado inconsciente–¡Bien Brice, ahora si metiste la pata! La próxima vez que decidas cortar miembros asegúrate que el sujeto al menos resista y los tenga grandes. Esto no te sirve de consolador y carajo, nuevamente hablo solo....–.
En un acto poco moral y ético, tome el pene del hombre y lo metí en la boca de la vampira muerta para luego tirar la cabeza que llego a chocar contra los pies de quien observaba la escena. Se veía que estaba tratando de esconderse, pero al beber sangre de vampiros cierta de sus habilidades también las absorbía. Una de esas eran mi visión nocturna y la otra mi oído, pues pude escuchar la cabeza rebotar contra los píes.
–¡Ah genial! Más insectos que descuartizar–. Dije mientras me acercaba a la observadora, notando primero que no era una simple mujer. Era una mujer a la que le pagaría si me quisiera cortar los miembros. Pero mirando más detalladamente. La piel pálida, esa mirada sombría. Algo muy sabroso que me llamaba corriendo por sus venas–¡Joder! Pero si te pasas de hermosa para venirme a pedir que te de el mismo trato, aunque si quieres terminarlo tu, es tuyo–. Dije admirando una belleza como no la había visto en años.
Aunque no voy a negar que su actitud me dejaba dudas. Una humana cualquiera para actuar así tenía que estar muy aturdida o muy ebria. Debía admitir que su rostro y figura me dejaban casí aturdido. De haber dado en el clavo hasta podría violarla sin necesidad de matarla.
–¡Muy bien! Y si lo has visto todomás te vale decirme quien eres y que quieres porque he pensado muchas cosas que hacer ya contigo–. Mentirá, lo cierto es que quería seguir sonando rudo pero no podía evitar sentir que el bulto entre mis pantalones jamás había salido a la superficie tan rápido.
Brice Briand- Esclavo de Sangre/Clase Baja
- Mensajes : 33
Fecha de inscripción : 15/04/2016
Re: ¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
La brisa de la noche hacía que el olor a sangre se dirigiera justo a mis fosas nasales, aspire profundamente y el delicioso aroma me embriagó. Los pensamientos de uno de los mortales fue la guinda para aquella deliciosa escena “Más sangre”. Los humanos y su divino placer por la destrucción.
Este humano, al cual observaba, era de lo peor, de la clase más baja. No era de los típicos aristócratas a los cuales estaba acostumbrada. Éste hombre era un sádico, criminal y con un vocabulario que dejaba mucho que desear ¿Quisiera alimentarme de alguien así? Reflexionaba sobre esto, mientras seguía observando la cruel escena ¿Qué ganaba aquel sujeto con ese comportamiento?
¡Mio Dio! El sujeto simplemente era un sádico, sin miramientos había cortado las partes nobles del otro sujeto. Le encantaba hacer sufrir a su víctima, bueno… en realidad, aquello era lo que mantenía mi atención. Sería absurdo que yo me sorprendiera por eso, había aplastado muchas cabezas y bebido de muchos corazones como para sentir aunque sea lástima por el pobre desafortunado.
Mi lado salvaje reclamaba participar de lo sucedido. Salté desde los techos y aterricé de la forma más elegante e insonora en el piso. Me aproximé un poco, pero me mantuve en las sombras, mientras mi levita ondeaba por la brisa. Ahí parada ocurrió un acto bastante atrevido, de parte del mortal, había arrojado una la cabeza vampírica de la forma más ofensiva a mis pies ¿Acaso me quieres provocar?
¿Insecto? Aquel osaba en dirigirse con tanto irrespeto a mi persona. La sangré de hervía y decidí que era tiempo de enseñarle a respetar un poco. Con mi bota patee la cabeza inmortal hacia un lado, di unos pasos hacia adelante y dejé que la luz de la luna iluminara mi rostro.
Con el más encantador acento italiano, me dirigí al mortal – Signore, ha osado dar un espectáculo bastante deplorable. – Observé al sujeto sin conciencia y luego el cuerpo ultrajado de la vampira – Al no ser esta una presentación formal, no creo que mi nombre sea importante ahora – Entre sus pensamiento capté el nombre y apellido del sujeto - A menos que el morbo le lleve a desear saber quién será su verdugo esta noche, signor Briand -.
Este humano, al cual observaba, era de lo peor, de la clase más baja. No era de los típicos aristócratas a los cuales estaba acostumbrada. Éste hombre era un sádico, criminal y con un vocabulario que dejaba mucho que desear ¿Quisiera alimentarme de alguien así? Reflexionaba sobre esto, mientras seguía observando la cruel escena ¿Qué ganaba aquel sujeto con ese comportamiento?
¡Mio Dio! El sujeto simplemente era un sádico, sin miramientos había cortado las partes nobles del otro sujeto. Le encantaba hacer sufrir a su víctima, bueno… en realidad, aquello era lo que mantenía mi atención. Sería absurdo que yo me sorprendiera por eso, había aplastado muchas cabezas y bebido de muchos corazones como para sentir aunque sea lástima por el pobre desafortunado.
Mi lado salvaje reclamaba participar de lo sucedido. Salté desde los techos y aterricé de la forma más elegante e insonora en el piso. Me aproximé un poco, pero me mantuve en las sombras, mientras mi levita ondeaba por la brisa. Ahí parada ocurrió un acto bastante atrevido, de parte del mortal, había arrojado una la cabeza vampírica de la forma más ofensiva a mis pies ¿Acaso me quieres provocar?
¿Insecto? Aquel osaba en dirigirse con tanto irrespeto a mi persona. La sangré de hervía y decidí que era tiempo de enseñarle a respetar un poco. Con mi bota patee la cabeza inmortal hacia un lado, di unos pasos hacia adelante y dejé que la luz de la luna iluminara mi rostro.
Con el más encantador acento italiano, me dirigí al mortal – Signore, ha osado dar un espectáculo bastante deplorable. – Observé al sujeto sin conciencia y luego el cuerpo ultrajado de la vampira – Al no ser esta una presentación formal, no creo que mi nombre sea importante ahora – Entre sus pensamiento capté el nombre y apellido del sujeto - A menos que el morbo le lleve a desear saber quién será su verdugo esta noche, signor Briand -.
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: ¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
Comenzaba a recordar al ver el rostro de la inmortal al mismo tiempo que mi corazón comenzaba a palpitar con una furia casi irracional. Lo odiaba, recordar... Aquellos años sirviendo y obedeciendo. Siempre terminaba en un dolor de cabeza horrible. A penas si podía concentrarme en la belleza de la inmortal que ahora me hablaba. No tenía como saberlo, ¿quién era? ¿cuál era su verdadera naturaleza? No tenía pistas. Sabía que algunos seres eran escurridizos y los que se decían ser los más peligrosos asesinos no revelaban su identidad sino hasta que era demasiado tarde.
¿Por qué un mortal como yo sabía tanto? Mi domino se aseguró de explicar todo lo que pudo cuando aún estaba con vida. Claro, normalmente un esclavo de sangre no necesitaba saber, pero mi caso era distinto. Nuestro trabajo era distinto, necesitaba saber más de lo que un mortal podría definir prudente o incluso un vampiro.
Su rostro, era hermoso y pálido como los rayos de la luna que ahora la dejaban ver tal cual y como era. ¿Podía ser una bruja? Sabía mi apellido y no se trataba de una amante inmortal. Hasta ese entonces estaban todas descansando en pedazos. Por unos momentos mi rosto se mostró serio como nunca. Cuan cazador estudiaba su presa. Su forma de vestir le quedaba bastante bien, aunque debía de admitir era demasiado extravagante. Aún para la cazadora más refinada. Era uno de esos detalles de los que siempre y no solo por ser mujeriego debía darme cuenta.
Me aleje unos pasos y me volví hacía donde estaba el maldito inconsciente. Se había dado el lujo de no poder apreciar a tan bella mujer. Tome la espada que estaba clavada en la rodilla del hombre y la clave directo en el corazón. Aquel no era el yo que había mostrado antes. Era el yo serio y que hacía todo con un propósito. Si, aquella sangre que corría con furia no era la que me saciaba, pero sabía que tanta cantidad alteraría incluso al inmortal más experimentado. Tire la espada lejos, sabía que no me serviría para defenderme en caso de tener que hacerlo o al menos eso era lo que quería creer.
-Se acabo el espectáculo-. Dije por primera, serio vez en lo que llevaba de la noche. Mi mente pasaba miles de recuerdos sobre la vida con mi domino, al mismo tiempo pensaba que sería lo más lógico. Cualquiera pensaría que era salir y dejar las cosas tal y como habían quedado. ¿Realmente me serviría contra una inmortal a la que había hecho enfadar? La respuesta era no pero si simplemente se trataba de una mortal, podía controlar la situación por más sádica o ruda que esta se mostrase.
Mi mente era un libro abierto para ella, no podía y simplemente no quería buscar una forma de callar mis pensamientos. Sería una buena forma de confundirla. Sabía que algunos de estos seres poseían dicha habilidad de leer los pensamientos ajenos y si era una bruja como quería pensar lo más lógico para ella sería salir corriendo.
Mi mente viajaba, cada vez más hacía el pasado. Le quería hacer ver los horrores que había presenciado en la guerra, en esos tiempos que trabajaba para la inquisición. Dicen que una imagen vale más que mil palabras y en mi caso podía, estando tan cerca de ese ser era también mi defensa más impenetrable.
No dije nada, no hice nada más que solo acercarme a ella lo suficiente como para que sus manos pudiesen atacarme en cualquier momento. Debía entenderlo y por si misma. No estaba tratando con un humano común, es más probablemente con el más peligroso y si. Eso era lo más lógico que podía hacer en aquellos momentos. Pensar y recordar todo lo que había hecho y vivido para llegar hasta ahí. Era demasiado para describirlo pero lo suficiente como para asustar a cualquiera en pleno y sano uso de su razón. El horror de la guerra destrozaba la voluntad y sanidad hasta de los hombres más rudos y fuertes.
¿Por qué un mortal como yo sabía tanto? Mi domino se aseguró de explicar todo lo que pudo cuando aún estaba con vida. Claro, normalmente un esclavo de sangre no necesitaba saber, pero mi caso era distinto. Nuestro trabajo era distinto, necesitaba saber más de lo que un mortal podría definir prudente o incluso un vampiro.
Su rostro, era hermoso y pálido como los rayos de la luna que ahora la dejaban ver tal cual y como era. ¿Podía ser una bruja? Sabía mi apellido y no se trataba de una amante inmortal. Hasta ese entonces estaban todas descansando en pedazos. Por unos momentos mi rosto se mostró serio como nunca. Cuan cazador estudiaba su presa. Su forma de vestir le quedaba bastante bien, aunque debía de admitir era demasiado extravagante. Aún para la cazadora más refinada. Era uno de esos detalles de los que siempre y no solo por ser mujeriego debía darme cuenta.
Me aleje unos pasos y me volví hacía donde estaba el maldito inconsciente. Se había dado el lujo de no poder apreciar a tan bella mujer. Tome la espada que estaba clavada en la rodilla del hombre y la clave directo en el corazón. Aquel no era el yo que había mostrado antes. Era el yo serio y que hacía todo con un propósito. Si, aquella sangre que corría con furia no era la que me saciaba, pero sabía que tanta cantidad alteraría incluso al inmortal más experimentado. Tire la espada lejos, sabía que no me serviría para defenderme en caso de tener que hacerlo o al menos eso era lo que quería creer.
-Se acabo el espectáculo-. Dije por primera, serio vez en lo que llevaba de la noche. Mi mente pasaba miles de recuerdos sobre la vida con mi domino, al mismo tiempo pensaba que sería lo más lógico. Cualquiera pensaría que era salir y dejar las cosas tal y como habían quedado. ¿Realmente me serviría contra una inmortal a la que había hecho enfadar? La respuesta era no pero si simplemente se trataba de una mortal, podía controlar la situación por más sádica o ruda que esta se mostrase.
Mi mente era un libro abierto para ella, no podía y simplemente no quería buscar una forma de callar mis pensamientos. Sería una buena forma de confundirla. Sabía que algunos de estos seres poseían dicha habilidad de leer los pensamientos ajenos y si era una bruja como quería pensar lo más lógico para ella sería salir corriendo.
Mi mente viajaba, cada vez más hacía el pasado. Le quería hacer ver los horrores que había presenciado en la guerra, en esos tiempos que trabajaba para la inquisición. Dicen que una imagen vale más que mil palabras y en mi caso podía, estando tan cerca de ese ser era también mi defensa más impenetrable.
No dije nada, no hice nada más que solo acercarme a ella lo suficiente como para que sus manos pudiesen atacarme en cualquier momento. Debía entenderlo y por si misma. No estaba tratando con un humano común, es más probablemente con el más peligroso y si. Eso era lo más lógico que podía hacer en aquellos momentos. Pensar y recordar todo lo que había hecho y vivido para llegar hasta ahí. Era demasiado para describirlo pero lo suficiente como para asustar a cualquiera en pleno y sano uso de su razón. El horror de la guerra destrozaba la voluntad y sanidad hasta de los hombres más rudos y fuertes.
Brice Briand- Esclavo de Sangre/Clase Baja
- Mensajes : 33
Fecha de inscripción : 15/04/2016
Re: ¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
Mi velada iba acompañada de uno de los sonidos más encantadores que la inmortalidad me ha permitido apreciar, un corazón humano que palpitaba casi con furia, aunque a aquella bella sinfonía se le unía otro corazón un poco más apagado. Era una melodía perfecta a mis oídos, casi sentía que podía ponerme a bailar, era maravilloso y mi boca se hacía agua de solo imaginar la intensidad con lo que palpitaría una vez bebiera de su sangre y comenzara esa carrera contra mi propia corazón.
Detallé al hombre con detenimiento, tenía un aspecto un poco diferente y parecía un aviso de peligro constante. Supongo que eso era lo que me llamaba mi atención y me había mantenido cerca. El mortal ahora lucía un poco pensativo y de pronto su rostro se tornó serio. Para mantener la curiosidad, decidí no seguir leyendo su mente y me mantuve tranquila mientras la tensión del silencio crecía entre nosotros.
Ahora bien, debo decir que aquel sujeto no dejaba de sorprenderme. No actuaba como un humano normal, es decir, ningún mortal en sano juicio actuaba como salvador y verdugo. Los pocos asesinos que lo hacían, pues hace rato hubiesen olvidado al hombre inconsciente y habrían colocado sus fuerzas en matarme, pero este hombre clavó su espada en el corazón de su víctima y en ese instante la melodía cambió. Ahora, solo escuchaba el corazón de Monsieur Briand ¿acaso intuyes lo que soy? ¿Tratas de distraerme?
El olor a sangre humana, ahora era muy intenso cosa que podía ser muy peligrosa, pues podría atraer a muchos vampiros en especial a los neófitos. La voz del hombre me distrajo de mis cavilaciones. Me acerqué lo suficiente, lo agarré por el cuello y lo pegar contra la pared.
- Creo que te equivocas y recién comienza el espectáculo-
En aquel instante una vorágine de ruidosos pensamientos comenzaron a brotar de él con una rapidez asombrosa ¿Qué era todo aquello? Me quedé inmóvil mientras las imágenes desfilaban en mi cabeza, traté de ignorarlo, pero resultaba bastante complicado. Dolor, sufrimientos, gritos, sangre, guerra, vampiros ¿Humanos cazando vampiros? Me sentía un tanto desorientada.
Una vampira se alzó sobre todos los recuerdos, era muy hermosa, pero no comprendía la relación que tenía con el humano ¿eran amantes? Sin querer apreté más mi mano sobre el cuello del mortal ¿intercambio de sangre con un humano sin llegar a convertirlo? ¿Qué clase de pasado retorcido tenía este hombre? Me sentí desorientada, pero traté de mantener firme y no dejar ver la confusión que me causaba todo lo que veía.
Detallé al hombre con detenimiento, tenía un aspecto un poco diferente y parecía un aviso de peligro constante. Supongo que eso era lo que me llamaba mi atención y me había mantenido cerca. El mortal ahora lucía un poco pensativo y de pronto su rostro se tornó serio. Para mantener la curiosidad, decidí no seguir leyendo su mente y me mantuve tranquila mientras la tensión del silencio crecía entre nosotros.
Ahora bien, debo decir que aquel sujeto no dejaba de sorprenderme. No actuaba como un humano normal, es decir, ningún mortal en sano juicio actuaba como salvador y verdugo. Los pocos asesinos que lo hacían, pues hace rato hubiesen olvidado al hombre inconsciente y habrían colocado sus fuerzas en matarme, pero este hombre clavó su espada en el corazón de su víctima y en ese instante la melodía cambió. Ahora, solo escuchaba el corazón de Monsieur Briand ¿acaso intuyes lo que soy? ¿Tratas de distraerme?
El olor a sangre humana, ahora era muy intenso cosa que podía ser muy peligrosa, pues podría atraer a muchos vampiros en especial a los neófitos. La voz del hombre me distrajo de mis cavilaciones. Me acerqué lo suficiente, lo agarré por el cuello y lo pegar contra la pared.
- Creo que te equivocas y recién comienza el espectáculo-
En aquel instante una vorágine de ruidosos pensamientos comenzaron a brotar de él con una rapidez asombrosa ¿Qué era todo aquello? Me quedé inmóvil mientras las imágenes desfilaban en mi cabeza, traté de ignorarlo, pero resultaba bastante complicado. Dolor, sufrimientos, gritos, sangre, guerra, vampiros ¿Humanos cazando vampiros? Me sentía un tanto desorientada.
Una vampira se alzó sobre todos los recuerdos, era muy hermosa, pero no comprendía la relación que tenía con el humano ¿eran amantes? Sin querer apreté más mi mano sobre el cuello del mortal ¿intercambio de sangre con un humano sin llegar a convertirlo? ¿Qué clase de pasado retorcido tenía este hombre? Me sentí desorientada, pero traté de mantener firme y no dejar ver la confusión que me causaba todo lo que veía.
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: ¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
Bien, Brice. Aquello era justo lo que trataba de evitar y justo en ese momento la sorpresa se apoderó de mi cuando sentí mi espalda contra la pared. Trataba de no quedarme sin respiración, pero aquella fuerza era por mucho superior a la mía. No quedaba duda alguna. Una bruja no sería capaz de agarrarme con tanta facilidad. La falta de conclusión en sus actos me hizo saber que mi táctica había funcionado. Aunque los recuerdos me debilitaban mentalmente, note que que mis recuerdos eran fuertes para ella por más que intentase mantenerse firme.
Hay que hacer una recapitulación de los hechos: ambos estábamos en una situación desfavorable. Yo más que ella por su puesto. No tenía forma de escapar de ese agarre y la inmortal parecía quererme como cena. Sin embargo, mis recuerdos más bien parecían solo hacerme una victima más interesante para ella. En resumen, sí – mantener a mis enemigos cerca era la peor idea que se me pudo haber ocurrido. Lo importante entonces y la única opción que me quedaba era mantenerme con vida.
¿Cómo? Era uno de esos momentos en que todo se volcaba en tu contra y la impotencia comenzaba a hacer mella donde dolía. Me había dejado descubrir por una depredadora, bastante hermosa y peligrosa. No solo eso, había mucha sangre al rededor y no había nada que nos defendiese de posibles agresores. Los neófitos al sentir la sangre de vampiro y humano seguramente se tentarían mucho para darse un festín y más si los responsables aún estaban con vida. Si, ya lo se. Yo los maté pero ella me obligo a terminar con el humano.
Trataba de concentrarme. Mis recuerdos poco a poco se fueron calmando y volvían a ese oscuro cajón donde solía guardarlos. Por unos segundos la mire con odio. No podía hacer nada más y parecía que todo estaba perdido.
El silbido de una bala cortando el aíre entones hizo que mis ojos se abrieran como platos. Una bala pasó muy cerca de la cabeza de la inmortal y aún estaba a su merced. Mire raudo hacía ambos extremos del callejón. ¡Maldición! Como si la cosa ya no estuviese tan complicada, por un lado tres cazadores apuntando con pistolas y al otro tres neófitos. Estábamos justo en fuego cruzado.
- Supongo que no es el mejor momento para cenar-. Si, no tenía nada mejor que decir. Era ella, los neófitos o los cazadores y la verdad si tenía que elegir no había que ser tonto para saber con quien quedarse como tu verdugo en esa situación.- No suelo decir esto, pero prefiero ser tu cena que la de esos tres-. Si joder, como desearía poder moverme en esos instantes, pero era una bella depredadora la que me tenía entre los colmillos y la pared. Si salía con vida de esa estaba condenado a ser la cena de mi captora.
Había que concentrarse, esperar que me soltará y dejar los recuerdos de lado. Una de esas situaciones en las que ser súper no bastaba. Había que ser extraordinario y si mis queridos amigos: ¡Estaba extraordinariamente jodido!
Hay que hacer una recapitulación de los hechos: ambos estábamos en una situación desfavorable. Yo más que ella por su puesto. No tenía forma de escapar de ese agarre y la inmortal parecía quererme como cena. Sin embargo, mis recuerdos más bien parecían solo hacerme una victima más interesante para ella. En resumen, sí – mantener a mis enemigos cerca era la peor idea que se me pudo haber ocurrido. Lo importante entonces y la única opción que me quedaba era mantenerme con vida.
¿Cómo? Era uno de esos momentos en que todo se volcaba en tu contra y la impotencia comenzaba a hacer mella donde dolía. Me había dejado descubrir por una depredadora, bastante hermosa y peligrosa. No solo eso, había mucha sangre al rededor y no había nada que nos defendiese de posibles agresores. Los neófitos al sentir la sangre de vampiro y humano seguramente se tentarían mucho para darse un festín y más si los responsables aún estaban con vida. Si, ya lo se. Yo los maté pero ella me obligo a terminar con el humano.
Trataba de concentrarme. Mis recuerdos poco a poco se fueron calmando y volvían a ese oscuro cajón donde solía guardarlos. Por unos segundos la mire con odio. No podía hacer nada más y parecía que todo estaba perdido.
El silbido de una bala cortando el aíre entones hizo que mis ojos se abrieran como platos. Una bala pasó muy cerca de la cabeza de la inmortal y aún estaba a su merced. Mire raudo hacía ambos extremos del callejón. ¡Maldición! Como si la cosa ya no estuviese tan complicada, por un lado tres cazadores apuntando con pistolas y al otro tres neófitos. Estábamos justo en fuego cruzado.
- Supongo que no es el mejor momento para cenar-. Si, no tenía nada mejor que decir. Era ella, los neófitos o los cazadores y la verdad si tenía que elegir no había que ser tonto para saber con quien quedarse como tu verdugo en esa situación.- No suelo decir esto, pero prefiero ser tu cena que la de esos tres-. Si joder, como desearía poder moverme en esos instantes, pero era una bella depredadora la que me tenía entre los colmillos y la pared. Si salía con vida de esa estaba condenado a ser la cena de mi captora.
Había que concentrarse, esperar que me soltará y dejar los recuerdos de lado. Una de esas situaciones en las que ser súper no bastaba. Había que ser extraordinario y si mis queridos amigos: ¡Estaba extraordinariamente jodido!
Brice Briand- Esclavo de Sangre/Clase Baja
- Mensajes : 33
Fecha de inscripción : 15/04/2016
Re: ¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
Rápidamente opté por ignorar las visiones que me eran mostradas ¿así que te gusta torturar? Permite que un verdadero demonio te enseñe del infierno. Aquel ser me miraba con odio. Sí, sí ódiame, con eso empezaremos. Guárdame rencor. Sonreí y mantuve su mirada con un aire burlón.
Su carne blanca era un suave roce en mi mano y a través de ella podía sentir su pulso acelerado. La adrenalina corría por sus venas y su sangre ardía bajo mi tacto ¡Oh! Aquel hombre se convertía a cada segundo en un suculento bocado, ya deseaba saciarme con él, pero antes le haría sufrir un poco más.
Un silbido y el golpe seco de una bala al chocar contra la pared, arruinaron mi escena perfecta. Maldije para mis adentros, estúpidos mortales. De seguir esa absurda situación, sería yo la que reclutaría inmortales para acabar con los cazadores. Capté la presencia de tres jóvenes inmortales que estaban desafiando a los humanos, bueno por lo menos si conseguían matar a esos humanos, la velaría no terminaría tan mal.
No puede evitar reír ante el comentario del hombre sobre ser mi cena.
-Deseo concedido- susurré con cierta gracia.
Los neófitos parecían muy confiados en su fuerza, pero al observarme pude percibir su miedo, era normal ya que un vampiro mayor siempre te puede ocasionar mucho daño, sin demasiado esfuerzo.
-serás el señuelo- le susurré rápidamente al mortal y lo arrojé con fuerza sobre natural hacia los cazadores.
Salté con gracia hacia los jóvenes vampiros y por medio de mensaje telepático les hice saber que los ayudaría a librarse de la amenaza humana. Ellos podrían quedarse con sus respectivas presas, pero debían respetar la mía.
Su carne blanca era un suave roce en mi mano y a través de ella podía sentir su pulso acelerado. La adrenalina corría por sus venas y su sangre ardía bajo mi tacto ¡Oh! Aquel hombre se convertía a cada segundo en un suculento bocado, ya deseaba saciarme con él, pero antes le haría sufrir un poco más.
Un silbido y el golpe seco de una bala al chocar contra la pared, arruinaron mi escena perfecta. Maldije para mis adentros, estúpidos mortales. De seguir esa absurda situación, sería yo la que reclutaría inmortales para acabar con los cazadores. Capté la presencia de tres jóvenes inmortales que estaban desafiando a los humanos, bueno por lo menos si conseguían matar a esos humanos, la velaría no terminaría tan mal.
No puede evitar reír ante el comentario del hombre sobre ser mi cena.
-Deseo concedido- susurré con cierta gracia.
Los neófitos parecían muy confiados en su fuerza, pero al observarme pude percibir su miedo, era normal ya que un vampiro mayor siempre te puede ocasionar mucho daño, sin demasiado esfuerzo.
-serás el señuelo- le susurré rápidamente al mortal y lo arrojé con fuerza sobre natural hacia los cazadores.
Salté con gracia hacia los jóvenes vampiros y por medio de mensaje telepático les hice saber que los ayudaría a librarse de la amenaza humana. Ellos podrían quedarse con sus respectivas presas, pero debían respetar la mía.
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: ¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
-¡Espera! ¡Lo de ser tu cena no lo decía en serio!-, Grité para sorpresa de todos. Tarde pues ya había sido lanzado como carnada. Ah joder Brice, la próxima vez que tengas dudas no reveles tu recuerdos, maldita inquisición y sus métodos. Si la cosa estaba complicada pero por segundos se puso a mi favor. Los cazadores no tenían idea de que era un esclavo de sangre y aunque me apuntaban los tres con sus armas, no entendían porque carajos me había ofrecido como cena de esa. La verdad es que a mi tampoco me importaba que entendieran. Me refiero a que: ¿qué situación no mejora cuando el enemigo no sabe de ti ni que eres el mayor depredador de todos? Si claro, tenía mis desventajas al pelear contra vampiros y sin embargo, el hecho de beber su sangre me daba una gran ventaja. Lo se, comienzo a sonar repetitivo pero recuerden: Soy Brice, el mejor cazador y el más jodido en esa situación si no me concentraba.
- Muy bien, yo no tengo armas y ustedes si. ¿Quién será el amable que me preste una? Prometo dejarlo para el final-. Dije sin muchos resultados. Bueno en realidad si. Fueron varios, el fuego comenzó rápidamente. La atención de los cazadores seguían en los inmortales a pesar de que me disparaban. Parecían no querer apartar su mirada del mayor depredador. ¡Error grave!
Gracias a mi velocidad y suerte más que nada pude esquivar la primera ráfaga de balas. Toqué el hombro del primer cazador.-Hola amigo, ¿me prestas tu arma?-, Le pregunte cariñosamente mientras este se daba vuelta y ¡pum!. Un golpe en la nariz tomado por sorpresa y con fuerza sobre humana podía noquear a cualquiera.-¡Pero que amable, gracias! Lo recordaré cuando acabe con tus compañeros-. Dije para agacharme rápidamente, olisquear un poco el miembro por error. Joder... En fin, tome el jodido fusil que por suerte ya estaba cargado y me di vuelta acertando un tiro perfecto. Dos pájaros de una gracias a mis reflejos aumentados
- Supongo que olvide decir que soy de los locos que matan-. Dije para descargar el fusil en la cabeza del primer cazador.- ¡Idiota!, ¡las balas! Ah si, igual... Se sintió bien- Dije mientras tomaba los fusiles aún cargados de los cazadores. Conté las balas y me di vuelta habiendo cargado el arma vi como un neófito se acercaba hacía mi en un placaje directo al estomago. Con esfuerzo mientras chocaba contra la pared tome mi mazo y mi estaca que siempre guardaba después de usarlo y clave la estaca con fuerza antes de que el novato inmortal me agarre los brazos. El dolor lo hizo retroceder pues la estaca casí llega al corazón Me levante con mucho esfuerzo. Ambos estábamos dolidos, más yo que él, pero la experiencia en estas situaciones estaba de mi lado, se notaba que había sido transformado hace un par de días.
- ¡Yo soy Brice!-. Grité con fuerza al momento que giraba y dejaba que el mazo golpeará la estaca a una velocidad fuera de lo común en un humano. La gran ventaja ahí había sido saber saber hasta donde llegaban mis poderes, pues estaba exhausto. Los tres humanos no habían sido problema alguno, pero el haber enfrentado a tantos vampiros esa noche me tenía agotado a pesar de haber bebido sangre recientemente seguía siendo humano. Pues mis fuerzas no solo dependían de la sangre de vampiro. Necesitaba mantenerme entrenado y en forma para llevar la vida que tenía.
Saqué la estaca y se la clave al cuello del condenado y comencé a beber como sangijuela. No era la mejor que había probado, pero necesitaba para recobrar mis fuerzas. Mientras tanto observaba como la inmortal mantenía a los otros dos ocupados. Contaba con eso pues había hecho gran parte del trabajo, para variar. Deje de beber y me senté en el asfalto, podía respirar mejor una vez que mis fuerzas comenzaron a recuperarse aunque solo fuera algo temporal.
- Si, lo admito. Ha sido una de esas noches en las que solo quieres llegar a masturbarte tranquilo-.
- Muy bien, yo no tengo armas y ustedes si. ¿Quién será el amable que me preste una? Prometo dejarlo para el final-. Dije sin muchos resultados. Bueno en realidad si. Fueron varios, el fuego comenzó rápidamente. La atención de los cazadores seguían en los inmortales a pesar de que me disparaban. Parecían no querer apartar su mirada del mayor depredador. ¡Error grave!
Gracias a mi velocidad y suerte más que nada pude esquivar la primera ráfaga de balas. Toqué el hombro del primer cazador.-Hola amigo, ¿me prestas tu arma?-, Le pregunte cariñosamente mientras este se daba vuelta y ¡pum!. Un golpe en la nariz tomado por sorpresa y con fuerza sobre humana podía noquear a cualquiera.-¡Pero que amable, gracias! Lo recordaré cuando acabe con tus compañeros-. Dije para agacharme rápidamente, olisquear un poco el miembro por error. Joder... En fin, tome el jodido fusil que por suerte ya estaba cargado y me di vuelta acertando un tiro perfecto. Dos pájaros de una gracias a mis reflejos aumentados
- Supongo que olvide decir que soy de los locos que matan-. Dije para descargar el fusil en la cabeza del primer cazador.- ¡Idiota!, ¡las balas! Ah si, igual... Se sintió bien- Dije mientras tomaba los fusiles aún cargados de los cazadores. Conté las balas y me di vuelta habiendo cargado el arma vi como un neófito se acercaba hacía mi en un placaje directo al estomago. Con esfuerzo mientras chocaba contra la pared tome mi mazo y mi estaca que siempre guardaba después de usarlo y clave la estaca con fuerza antes de que el novato inmortal me agarre los brazos. El dolor lo hizo retroceder pues la estaca casí llega al corazón Me levante con mucho esfuerzo. Ambos estábamos dolidos, más yo que él, pero la experiencia en estas situaciones estaba de mi lado, se notaba que había sido transformado hace un par de días.
- ¡Yo soy Brice!-. Grité con fuerza al momento que giraba y dejaba que el mazo golpeará la estaca a una velocidad fuera de lo común en un humano. La gran ventaja ahí había sido saber saber hasta donde llegaban mis poderes, pues estaba exhausto. Los tres humanos no habían sido problema alguno, pero el haber enfrentado a tantos vampiros esa noche me tenía agotado a pesar de haber bebido sangre recientemente seguía siendo humano. Pues mis fuerzas no solo dependían de la sangre de vampiro. Necesitaba mantenerme entrenado y en forma para llevar la vida que tenía.
Saqué la estaca y se la clave al cuello del condenado y comencé a beber como sangijuela. No era la mejor que había probado, pero necesitaba para recobrar mis fuerzas. Mientras tanto observaba como la inmortal mantenía a los otros dos ocupados. Contaba con eso pues había hecho gran parte del trabajo, para variar. Deje de beber y me senté en el asfalto, podía respirar mejor una vez que mis fuerzas comenzaron a recuperarse aunque solo fuera algo temporal.
- Si, lo admito. Ha sido una de esas noches en las que solo quieres llegar a masturbarte tranquilo-.
Brice Briand- Esclavo de Sangre/Clase Baja
- Mensajes : 33
Fecha de inscripción : 15/04/2016
Re: ¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
Me quedé junto a los inmortales, mientras el hombre volaba hacia los cazadores, ya que algo me indicaba que sería una escena divertida de contemplar. Sus gritos dibujaron una sonrisa en mi rostro y me dispuse a analizar las habilidades que, según sus recuerdos, tenía.
La ráfaga de tiros comenzó y aquel ser no hacía más que divertirme, con su manera tan peculiar de hablar en batalla. Los otros vampiros observan con recelo la escena, pero se sentían tranquilos al saber que yo estaba de su parte y me encontraba relajada con la situación.
Todos quedamos asombrados con la velocidad de Monsieur Briand. En realidad, jamás había visto a un esclavo de sangre, como él se denominaba, actuar y, al parecer, mis compañeros tampoco. Puede percibir como el recelo de los neófitos se hacía más grande, cosa muy normal en aquella situación, pues éste ser podía ser una amenaza mucho más peligrosa que un simple cazador que, mal que bien, seguía siendo humano.
Me aseguré de cerrar mi mente a cal y canto, mientras estudiaba al mortal. Pues bien, hasta ahora sabía que era capaz de matar a un vampiro, más o menos, sin problemas; me acababa de demostrar que manejaba armas de fuego, cosa que yo no hacía; tenía agilidad y fuerza sobrehumana, pero jamás equiparable a la de un vampiro. Aquel ser podía convertirse en un excelente reto.
La incertidumbre crecía a mí alrededor y uno de los neófitos no pudo aguantar el suspenso, así que se lanzó solo contra el humano. No lo detuve, pues quería saber qué tanta fuerza le quedaba a este híbrido mortal.
El grito de dolor del inmortal me hizo fruncir el ceño. Los otros dos vampiros estaban indecisos entre socorrer a su amigo o quedarse conmigo, pensando que los protegería.
Ver a Brice beber del vampiro causó una conmoción inimaginable en la mente de los neófitos, ahora solo me llegaban mensajes que indicaban que debía matarlo. Pues sí, mis compañeros aterrados querían que actuara en venganza del desconocido y matara al humano. Cuando terminó, indiqué a los inmortales que se colocaran a mis flancos, estos obedecieron sin rechistar pues estaban convencidos de un ataque en conjuntos. Con la mayor de las gracias nos acercamos al mortal tirado en el piso.
Coloqué mi bota bajo el mentón de Monsieur Briand y lo obligué a mirarme. Mis escoltas gruñían en advertencia y con una gran y dulce sonrisa arranqué la cabeza de ambos vampiros. La sangré brotó a borbotones, arrojé las cabezas sin vida a los costados del humano, extraje los corazones inmortales y con el mayor de los gustos bebí de ellos. Adoraba la sangre directa del corazón, no era demasiada, pero simplemente tenía el mejor sabor. Una vez secos, los hice a un lado y le sonreí a Brice con mis labios teñidos de un bello color carmesí.
La ráfaga de tiros comenzó y aquel ser no hacía más que divertirme, con su manera tan peculiar de hablar en batalla. Los otros vampiros observan con recelo la escena, pero se sentían tranquilos al saber que yo estaba de su parte y me encontraba relajada con la situación.
Todos quedamos asombrados con la velocidad de Monsieur Briand. En realidad, jamás había visto a un esclavo de sangre, como él se denominaba, actuar y, al parecer, mis compañeros tampoco. Puede percibir como el recelo de los neófitos se hacía más grande, cosa muy normal en aquella situación, pues éste ser podía ser una amenaza mucho más peligrosa que un simple cazador que, mal que bien, seguía siendo humano.
Me aseguré de cerrar mi mente a cal y canto, mientras estudiaba al mortal. Pues bien, hasta ahora sabía que era capaz de matar a un vampiro, más o menos, sin problemas; me acababa de demostrar que manejaba armas de fuego, cosa que yo no hacía; tenía agilidad y fuerza sobrehumana, pero jamás equiparable a la de un vampiro. Aquel ser podía convertirse en un excelente reto.
La incertidumbre crecía a mí alrededor y uno de los neófitos no pudo aguantar el suspenso, así que se lanzó solo contra el humano. No lo detuve, pues quería saber qué tanta fuerza le quedaba a este híbrido mortal.
El grito de dolor del inmortal me hizo fruncir el ceño. Los otros dos vampiros estaban indecisos entre socorrer a su amigo o quedarse conmigo, pensando que los protegería.
Ver a Brice beber del vampiro causó una conmoción inimaginable en la mente de los neófitos, ahora solo me llegaban mensajes que indicaban que debía matarlo. Pues sí, mis compañeros aterrados querían que actuara en venganza del desconocido y matara al humano. Cuando terminó, indiqué a los inmortales que se colocaran a mis flancos, estos obedecieron sin rechistar pues estaban convencidos de un ataque en conjuntos. Con la mayor de las gracias nos acercamos al mortal tirado en el piso.
Coloqué mi bota bajo el mentón de Monsieur Briand y lo obligué a mirarme. Mis escoltas gruñían en advertencia y con una gran y dulce sonrisa arranqué la cabeza de ambos vampiros. La sangré brotó a borbotones, arrojé las cabezas sin vida a los costados del humano, extraje los corazones inmortales y con el mayor de los gustos bebí de ellos. Adoraba la sangre directa del corazón, no era demasiada, pero simplemente tenía el mejor sabor. Una vez secos, los hice a un lado y le sonreí a Brice con mis labios teñidos de un bello color carmesí.
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: ¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
Sangre y violencia. Si, así de bonitas eran casi todas mis noches incluso antes de ser liberado. Debía admitir que era la primera vez que veía una inmortal actuar de un modo tan poco sutil y tan violento. Me agradaba, aunque volvíamos a estar los dos solos. La locura se hacía presente, sabía lo que venía y no me hacía falta ver el callejón con tantos cuerpos mutilados y algunos por fin ya sin vida.
A pesar de la sangre de vampiro que corría a pasos de donde estaba sentado, no tenía ánimos de seguir peleando. No y me sentía más humano que nunca. Ya había dejado de ser el mismísimo hijo del demonio como me gustaba llamarme a veces. Era un simple humano agotado de una vida alocada y salvaje. Aquello realmente parecía la rendición de la bestia ante la dama que tenía frente a mi. Fina y digna en todo sentido.
Sonreí levemente antes de besar su bota y correr su píe a un lado, como nunca y espero por última vez dándome el lujo de hacerlo sutilmente con la punta de mi dedo..-No te será tan fácil matarme, aunque al menos me gustaría saber tu nombre-, No esperaba una respuesta agradable, tampoco que me usará como cena tan pronto. Ambos estábamos ya saciados y había mucha sangre al rededor como para darnos el gusto. Me atrevía a pensar que ambos eramos pecadores con ganas, pero en esos momentos y por alguna extraña razón ya me encontraba más tranquilo.
Si, había cumplido con su parte del trato y la pregunta ahora era si yo realmente estaba dispuesto a cumplir con mi parte. Lo cierto es que nunca ninguna de mis amas me uso como su bolsa de sangre personal y no estaba seguro de estar listo para eso. Prefería morir en aquel instante si es que la inmortal que se posaba solemne ante mi decidía que ese sería mi destino.
-Me pregunto, ¿qué harás ahora conmigo?-, Lo sabía y lo había confirmado. Era instinto natural en una raza superior tener el control sobre los humanos. Sí, solo era medio vampiro y si llegaba a beber de su sangre estaba jodido. Dejaría mi libertad para servirle y no estaba preparado para eso. No quería que sucediera eso y mucho menos servirle de alimento.
Me levanté dejando ver mi rostro ensangrentado gracias a las cabezas de los neófitos. Relamí mis labios para limpiarlos y me la quede mirando mientras por voluntad propia apoyaba mi espalda contra la pared. Pensarán que no era buena idea dejarle mi culo tan fácil la primera vez pero lo cierto es que estaba agotado. Necesitaba alimentarme como los humanos y descansar algo después de esa pelea pues tuve que utilizar más energía de lo normal gracias al neófito y el salto de súper héroe que había realizado hace poco.
Sabía que podía leer mis pensamientos mas me era inútil tratar de no hacerlo. Mi vida hasta entonces había ocurrido todo muy deprisa y no estaba listo para entregarla así de fácil. Aún quedaban muchas cosas por hacer y no quería admitir que el propósito de mi existencia era servir a esa raza que se creía superior. Pues mi vida era la principal prueba de que no lo eran y si, era uno de los pocos de mi estirpe que se mantenían libres puesto que era gracias a ellos que existíamos. Era lógico pensar también que si no quería dejarme domar mi única opción era la muerte. ¿Qué remedio quedaba? ¿Era un azar del destino o realmente la mujer que necesitaba en mi vida? De todos modos y en esos momentos solo dependía de ella la respuesta.
A pesar de la sangre de vampiro que corría a pasos de donde estaba sentado, no tenía ánimos de seguir peleando. No y me sentía más humano que nunca. Ya había dejado de ser el mismísimo hijo del demonio como me gustaba llamarme a veces. Era un simple humano agotado de una vida alocada y salvaje. Aquello realmente parecía la rendición de la bestia ante la dama que tenía frente a mi. Fina y digna en todo sentido.
Sonreí levemente antes de besar su bota y correr su píe a un lado, como nunca y espero por última vez dándome el lujo de hacerlo sutilmente con la punta de mi dedo..-No te será tan fácil matarme, aunque al menos me gustaría saber tu nombre-, No esperaba una respuesta agradable, tampoco que me usará como cena tan pronto. Ambos estábamos ya saciados y había mucha sangre al rededor como para darnos el gusto. Me atrevía a pensar que ambos eramos pecadores con ganas, pero en esos momentos y por alguna extraña razón ya me encontraba más tranquilo.
Si, había cumplido con su parte del trato y la pregunta ahora era si yo realmente estaba dispuesto a cumplir con mi parte. Lo cierto es que nunca ninguna de mis amas me uso como su bolsa de sangre personal y no estaba seguro de estar listo para eso. Prefería morir en aquel instante si es que la inmortal que se posaba solemne ante mi decidía que ese sería mi destino.
-Me pregunto, ¿qué harás ahora conmigo?-, Lo sabía y lo había confirmado. Era instinto natural en una raza superior tener el control sobre los humanos. Sí, solo era medio vampiro y si llegaba a beber de su sangre estaba jodido. Dejaría mi libertad para servirle y no estaba preparado para eso. No quería que sucediera eso y mucho menos servirle de alimento.
Me levanté dejando ver mi rostro ensangrentado gracias a las cabezas de los neófitos. Relamí mis labios para limpiarlos y me la quede mirando mientras por voluntad propia apoyaba mi espalda contra la pared. Pensarán que no era buena idea dejarle mi culo tan fácil la primera vez pero lo cierto es que estaba agotado. Necesitaba alimentarme como los humanos y descansar algo después de esa pelea pues tuve que utilizar más energía de lo normal gracias al neófito y el salto de súper héroe que había realizado hace poco.
Sabía que podía leer mis pensamientos mas me era inútil tratar de no hacerlo. Mi vida hasta entonces había ocurrido todo muy deprisa y no estaba listo para entregarla así de fácil. Aún quedaban muchas cosas por hacer y no quería admitir que el propósito de mi existencia era servir a esa raza que se creía superior. Pues mi vida era la principal prueba de que no lo eran y si, era uno de los pocos de mi estirpe que se mantenían libres puesto que era gracias a ellos que existíamos. Era lógico pensar también que si no quería dejarme domar mi única opción era la muerte. ¿Qué remedio quedaba? ¿Era un azar del destino o realmente la mujer que necesitaba en mi vida? De todos modos y en esos momentos solo dependía de ella la respuesta.
Brice Briand- Esclavo de Sangre/Clase Baja
- Mensajes : 33
Fecha de inscripción : 15/04/2016
Re: ¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
Esta noche me tenía divinamente extasiada, la cantidad de sangre humana y vampírica era algo alucinante. No había pasado demasiado desde que empezó esta aventura y ya la noche había dando unos vuelcos sorprendentes. Me encantaba la adrenalina, la batalla, la rudeza y la muerte. Me sentía vibrante.
La sangre de los corazones neófitos ahora corría por mi interior concediéndole a mi piel un tono más rosado y, por tanto, un aspecto más humano. En aquel instante me sentía el mismo diablo bailando en el infierno. El sufrimiento, el terror y la angustia eran cosas que despertaban mis más bajos instintos.
Este hombre en pocas ahora había conseguido que me sintiera libre e inmensamente poderosa, cosa que me encantaba. Besó mi bota y con gesto sutil corrió mi pie, esto me dejó sorprendida, pero infinitamente halagada. Podía percibir su aura, aquel humano y ya no constituía una amenaza para mí. Luego de escuchar sus palabras, me dirigí a él en tono suave.
-Te equivocas. Me sería muy fácil matarme en este momento. Estas débil y cansado ha sido una larga noche para ti.-
Lo mire con atención, observé sus rasgos rústicos y esa mirada penetrante. El viento sopló y mi coleta se agitó en el viento junto con mi capa ¡Oh! Querido, podría aplastarte como un insecto si eso me proponía, pero había algo en aquel ser que llamaba fuertemente mi atención. Estaba terriblemente curiosa por conocer más sobre este mortal, cosa que no es usual en mí.
-¿Dejarás tu destino en mis manos así de fácil? – le dediqué una sonrisa ladina- dime y piensa bien tu respuesta, pues ella te puede salvar la vida ¿qué quisieras que hiciera contigo?-
Nos miramos fijamente y en silencio por un corto periodo de tiempo. Acerqué uno de mis dedos al mentón de Brice y deslicé con sutileza una de mis uñas, abrí una pequeña herida y deslicé mi dedo por esta. Luego, me lleve el dedo a la boca y probé la sangre, al tiempo que contemplaba con interés como sanaba, no tan increíblemente rápido como yo, pero ahí estaba el mismo milagro obrándose.
Susurré son simpatía – Esclavo -.
Jamás había pasado por mi cabeza tener un esclavo humano, uno que viviera de mi sangre ¿era lo que quería? ¿Podría tener uno? ¿Con qué fin tendría a un mortal cerca de mí?
La sangre de los corazones neófitos ahora corría por mi interior concediéndole a mi piel un tono más rosado y, por tanto, un aspecto más humano. En aquel instante me sentía el mismo diablo bailando en el infierno. El sufrimiento, el terror y la angustia eran cosas que despertaban mis más bajos instintos.
Este hombre en pocas ahora había conseguido que me sintiera libre e inmensamente poderosa, cosa que me encantaba. Besó mi bota y con gesto sutil corrió mi pie, esto me dejó sorprendida, pero infinitamente halagada. Podía percibir su aura, aquel humano y ya no constituía una amenaza para mí. Luego de escuchar sus palabras, me dirigí a él en tono suave.
-Te equivocas. Me sería muy fácil matarme en este momento. Estas débil y cansado ha sido una larga noche para ti.-
Lo mire con atención, observé sus rasgos rústicos y esa mirada penetrante. El viento sopló y mi coleta se agitó en el viento junto con mi capa ¡Oh! Querido, podría aplastarte como un insecto si eso me proponía, pero había algo en aquel ser que llamaba fuertemente mi atención. Estaba terriblemente curiosa por conocer más sobre este mortal, cosa que no es usual en mí.
-¿Dejarás tu destino en mis manos así de fácil? – le dediqué una sonrisa ladina- dime y piensa bien tu respuesta, pues ella te puede salvar la vida ¿qué quisieras que hiciera contigo?-
Nos miramos fijamente y en silencio por un corto periodo de tiempo. Acerqué uno de mis dedos al mentón de Brice y deslicé con sutileza una de mis uñas, abrí una pequeña herida y deslicé mi dedo por esta. Luego, me lleve el dedo a la boca y probé la sangre, al tiempo que contemplaba con interés como sanaba, no tan increíblemente rápido como yo, pero ahí estaba el mismo milagro obrándose.
Susurré son simpatía – Esclavo -.
Jamás había pasado por mi cabeza tener un esclavo humano, uno que viviera de mi sangre ¿era lo que quería? ¿Podría tener uno? ¿Con qué fin tendría a un mortal cerca de mí?
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: ¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
Sus palabras hicieron un hueco en mi corazón que a diferencia del de ella, aún latía y con fuerza. Mi mente se vio trasladada a otro espacio tiempo, al pasado. Un recuerdo que viví tan real y nítido. Mas esta vez no era la misma inmortal que me decía esclavo, era un hombre. Uno cuyo corazón había dejado de latir recientemente.
En ese entonces la palabra esclavo no la sentía como un insulto, pero ahora me había golpeado duro. Había hecho mella en mi espíritu. Una herida muy grande...
“-No es tu esclavo, ¡ya basta ustedes dos!-.” Escuché la voz de mi ama. Mi puñetazo se detuvo justo antes de tocar la cara del inmortal mientras el puño de este me mandaba a volar lejos.
Siempre fuimos rivales. Fuimos transformados el mismo día. A el le tocó la inmortalidad y a mi la esclavitud y sin embargo, las misiones me correspondían a mi. Un neófito en el campo de batalla era algo peligroso, por si fuera poco demostraba su falta de control con una rivalidad casi absurda hacía mi. Era por esa misma razón que nunca lo acepte como mi nuevo domino, aquel que ahora debería controlarme por ordenes de mi antigua dama, pero un momento...
En ese entonces la palabra esclavo no la sentía como un insulto, pero ahora me había golpeado duro. Había hecho mella en mi espíritu. Una herida muy grande...
“-No es tu esclavo, ¡ya basta ustedes dos!-.” Escuché la voz de mi ama. Mi puñetazo se detuvo justo antes de tocar la cara del inmortal mientras el puño de este me mandaba a volar lejos.
Siempre fuimos rivales. Fuimos transformados el mismo día. A el le tocó la inmortalidad y a mi la esclavitud y sin embargo, las misiones me correspondían a mi. Un neófito en el campo de batalla era algo peligroso, por si fuera poco demostraba su falta de control con una rivalidad casi absurda hacía mi. Era por esa misma razón que nunca lo acepte como mi nuevo domino, aquel que ahora debería controlarme por ordenes de mi antigua dama, pero un momento...
-¡Maldición, Brice! ¡No esta muerto!-. Grité con fuerza quizás más para sorpresa mía que de la inmortal que trataba de mantenerme con vida. No había tiempo para sentirme agotado. Debía recuperarme y volver a poner las piezas en el tablero-No hay tiempo para tus absurdos juegos. Acabo de recordar algo que se me había pasado-. Era cierto, ahora recordaba... La locura del momento al perder a mi antigua domino no me dejo ver que había fallado mi ataque,la estaca no se clavó en el corazón del neófito, aquello era algo que yo quería ver. La estaca solo se había clavado en su hombro y al notar como había fallado escape presa del miedo y la locura. Mis sentidos, todo se había nublado en aquel momento y el se había dado cuenta. Lo que el quería era justo lo que me había forzado a ver. Muy listo, aparentar su muerte y aplicar el dicho soldado que arranca sirve para otra guerra. No había tiempo para tener otra domino, no aún. Mi libertad significaba mucho ahora.
¿Qué tanto habrá crecido? Su rencor hacía mi, su fuerza y su sed de sangre. Seguía siendo un neófito pero no en vano aparentó su muerte tomando provecho de mi locura. Mi antigua ama sabía que me volvería así de loco y fue por eso que nos advirtió a ambos lo que debíamos hacer. Si las cosas se salían de control pero nunca se imaginó que yo trataría de matarlo. ¿O sí? De cualquier forma, nadie me conocía más que aquel sujeto. Era de esperar que creyera que aún seguía siendo libre.
Mi mente entonces era un libro abierto para la inmortal frente a mi. Lo cierto es que el ser mercenario me había hecho mucho más inteligente que antes y ahora actuaba por voluntad propia. Debía hacer creer al mundo que así era. Mi mirada se volvió entonces seria. Era un plan sumamente arriesgado y realmente estaba sacrificando mi libertad, pero ahora todo cumplía con un propósito.
-Aún queda tiempo y muero de hambre. Si no te interesa decirme tu nombre, no me acompañes a comer algo. Si no eres tu buscaré otro plan y no intentes cambiarme el papel-.
Brice Briand- Esclavo de Sangre/Clase Baja
- Mensajes : 33
Fecha de inscripción : 15/04/2016
Re: ¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
Monsieur, Briand, era un caso excepcional entre los mortales con lo que me había tropezado a lo largo de mis años. No era el típico maniaco que piensa como bestia sin raciocinio, tampoco era aquel engreído aristócrata que creía tener el mundo a sus pies, no era de aquellos melancólicos que se lamentan eternamente por su destino.
Aquel ser que actuaba de forma sanguinaria, masoquista, sádica, entre otro adjetivos que no quiero utilizar; llevaba consigo trágicos recuerdos de su “transformación” ¿Podía utilizar esa palabra para describir su vida? No estaba segura, aquel humano seguía vivo, pero sentía adicción por la sangre vampírica. Ahora me pregunto ¿hasta qué punto se le puede considerar una adicción? No se deja dominar por ella, ni sucumbe al destino que le fue impuesto, era una criatura con un carácter digno de considerar.
Matarlo sería terminar con la diversión y curiosidad que me producía el asunto. Aún no comprendo las implicaciones del estilo de vida que llevan estos mortales, tampoco sé qué tanto poder les ha otorgado la sangre de vampiro, pero de lo que estoy segura es que necesito saber, debo poseer este conocimiento.
Brice gritó y me sacó de mis cavilaciones, no me tomó de sorpresa pues veía su historia a medida que él la recordaba. Había fallado en un ataque a un neófito, bueno ya sabía que una puntería certera no era uno de sus dones. Aquel pensamiento me hizo reír para mis adentros. Justo entonces el humano cometió un terrible error al desafiarme. No me molesté en responder enseguida, por lo que preferí actuar.
Con sutileza aparté el cabello de su cuello, como lo hubiera hecho un viento helado. Lo miré enarcando una ceja, para dejarle saber que su “amenaza”, si ese era el nombre que le correspondía, sería la causante de que mereciera un castigo de mi parte. Lo abracé en un movimiento que le inmovilizaba los brazos y clavé, sin consentimiento alguno, mis colmillos en su carne. El delicioso líquido brotó hacia mi boca con rapidez, ansiosa de llegar a mis labios. Se deslizó por mi garganta y el alma del mortal se reveló ante mí como, su conversión, su amor por la vampira y su desprecio por el neófito.
Después de mantenernos en este abrazo, por el tiempo suficiente para dejarlo tremendamente agotado, separé mis labios de su cuello y los dirigí hacia su oído, en el cual susurré
Me recordarás a partir de ahora, pues seré tu pesadilla – dejé fluir mi voz con un eco sensual, como el de un amante que le habla a su pareja – Soy La Gran Condesa Cassandra -.
A continuación, dejé que el cuerpo cansado se deslizara hacia el piso.
Aquel ser que actuaba de forma sanguinaria, masoquista, sádica, entre otro adjetivos que no quiero utilizar; llevaba consigo trágicos recuerdos de su “transformación” ¿Podía utilizar esa palabra para describir su vida? No estaba segura, aquel humano seguía vivo, pero sentía adicción por la sangre vampírica. Ahora me pregunto ¿hasta qué punto se le puede considerar una adicción? No se deja dominar por ella, ni sucumbe al destino que le fue impuesto, era una criatura con un carácter digno de considerar.
Matarlo sería terminar con la diversión y curiosidad que me producía el asunto. Aún no comprendo las implicaciones del estilo de vida que llevan estos mortales, tampoco sé qué tanto poder les ha otorgado la sangre de vampiro, pero de lo que estoy segura es que necesito saber, debo poseer este conocimiento.
Brice gritó y me sacó de mis cavilaciones, no me tomó de sorpresa pues veía su historia a medida que él la recordaba. Había fallado en un ataque a un neófito, bueno ya sabía que una puntería certera no era uno de sus dones. Aquel pensamiento me hizo reír para mis adentros. Justo entonces el humano cometió un terrible error al desafiarme. No me molesté en responder enseguida, por lo que preferí actuar.
Con sutileza aparté el cabello de su cuello, como lo hubiera hecho un viento helado. Lo miré enarcando una ceja, para dejarle saber que su “amenaza”, si ese era el nombre que le correspondía, sería la causante de que mereciera un castigo de mi parte. Lo abracé en un movimiento que le inmovilizaba los brazos y clavé, sin consentimiento alguno, mis colmillos en su carne. El delicioso líquido brotó hacia mi boca con rapidez, ansiosa de llegar a mis labios. Se deslizó por mi garganta y el alma del mortal se reveló ante mí como, su conversión, su amor por la vampira y su desprecio por el neófito.
Después de mantenernos en este abrazo, por el tiempo suficiente para dejarlo tremendamente agotado, separé mis labios de su cuello y los dirigí hacia su oído, en el cual susurré
Me recordarás a partir de ahora, pues seré tu pesadilla – dejé fluir mi voz con un eco sensual, como el de un amante que le habla a su pareja – Soy La Gran Condesa Cassandra -.
A continuación, dejé que el cuerpo cansado se deslizara hacia el piso.
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: ¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
Bien, las cosas habían cambiado. Esto estaba tomando un rumbo que definitivamente no me gustaba. Recibí el abrazo por parte de ella y cuando corrió mi cabello de mi cuello adiviné lo que venía. No podía rechistar, estaba debilitado y habíamos hecho un trato. Joder, la próxima tendré que pensarlo dos veces antes de apostar por mi vida. Sería su cena y claro, un leve gemido se escapó de mi boca. No, no fue algo voluntario. Era la primera vez que sentía mi sangre salir de mi cuello. Mis amas jamás me vieron como alimento sino más bien como una herramienta. Aquello era algo nuevo, un gran dolor y luego esa sensación de placer que adormecía todo mi cuerpo y lo dejaba a disposición de Cassandra.
Una dama hermosamente letal era la que ahora me usaba como cena. Si, esa herida en el cuello no era lo que dolía. Había dado justo en el blanco. Ese disparo que apunta a una parte de ti que nunca quieres que la descubran. Mi orgullo había sido pisoteado en tan solo una mordida y yo tan confiado de que mi plan funcionaría como yo quería.
Caí al suelo cuando soltó mi cuerpo y con la poca fuerza que me quedaba golpeé el piso. Estaba contra la espada y la pared. En cualquier momento el podría aparecer y por primera vez en mucho tiempo me sentía como un gato acorralado, lo cierto es que no tenía ninguna arma que podría ayudarme esta vez.
Mire como ella se alejaba por el callejón. Me rehusaba a creer que esa noche terminaría ahí. Esa inmortal era la primera que había bebido mi sangre y no estaba dispuesto a dejar que se marchase así nada más. Hay que agregar también que; había mucha sangre al rededor y muchos vampiros en Francia. En el estado que me encontraba era presa fácil. Y aquella mujer había logrado golpear mi orgullo como nunca lo habían hecho antes. ¿Qué era lo que debía hacer en una situación como esta?
-¡Espera!-. ¡Joder que soné patético! Si, aquello fue la suplica de un hombre acabado deseando que le dieran el golpe de gracia. Empero, no. No quería que mi vida acabase ahí. Tenía mucho que hacer aún.-Cassandra, llevame contigo. Haré lo qué me pidas, por favor-. Volví a golpear el piso al cual miraba, mis nudillos lograron derramar más sangre. Estaba hecho añicos después de la pelea y la perdida de sangre. No me quedaba de otra y había logrado entender que no me quería muerto. Era una de esas pocas personas que no me querían muerto a pesar de que aquello significaba pagar un precio quizás muy alto. Que inocente fui al pensar que podría cumplir mis metas sin tener que pagar más de lo que ya había sufrido para llegar ahí. A partir de ahora tendría que esforzarme el doble.
La única pregunta que quedaba al aíre era si realmente sería capaz de dejar su juguete nuevo tirado ahí a su suerte. Era una sádica por naturaleza, pero me preguntaba hasta que punto podía llegar su sadismo.
Una dama hermosamente letal era la que ahora me usaba como cena. Si, esa herida en el cuello no era lo que dolía. Había dado justo en el blanco. Ese disparo que apunta a una parte de ti que nunca quieres que la descubran. Mi orgullo había sido pisoteado en tan solo una mordida y yo tan confiado de que mi plan funcionaría como yo quería.
Caí al suelo cuando soltó mi cuerpo y con la poca fuerza que me quedaba golpeé el piso. Estaba contra la espada y la pared. En cualquier momento el podría aparecer y por primera vez en mucho tiempo me sentía como un gato acorralado, lo cierto es que no tenía ninguna arma que podría ayudarme esta vez.
Mire como ella se alejaba por el callejón. Me rehusaba a creer que esa noche terminaría ahí. Esa inmortal era la primera que había bebido mi sangre y no estaba dispuesto a dejar que se marchase así nada más. Hay que agregar también que; había mucha sangre al rededor y muchos vampiros en Francia. En el estado que me encontraba era presa fácil. Y aquella mujer había logrado golpear mi orgullo como nunca lo habían hecho antes. ¿Qué era lo que debía hacer en una situación como esta?
-¡Espera!-. ¡Joder que soné patético! Si, aquello fue la suplica de un hombre acabado deseando que le dieran el golpe de gracia. Empero, no. No quería que mi vida acabase ahí. Tenía mucho que hacer aún.-Cassandra, llevame contigo. Haré lo qué me pidas, por favor-. Volví a golpear el piso al cual miraba, mis nudillos lograron derramar más sangre. Estaba hecho añicos después de la pelea y la perdida de sangre. No me quedaba de otra y había logrado entender que no me quería muerto. Era una de esas pocas personas que no me querían muerto a pesar de que aquello significaba pagar un precio quizás muy alto. Que inocente fui al pensar que podría cumplir mis metas sin tener que pagar más de lo que ya había sufrido para llegar ahí. A partir de ahora tendría que esforzarme el doble.
La única pregunta que quedaba al aíre era si realmente sería capaz de dejar su juguete nuevo tirado ahí a su suerte. Era una sádica por naturaleza, pero me preguntaba hasta que punto podía llegar su sadismo.
Brice Briand- Esclavo de Sangre/Clase Baja
- Mensajes : 33
Fecha de inscripción : 15/04/2016
Re: ¡Locura sin límites y muchos colores! [Cassandra Albrioni] [+18 tal vez]
El ambiente estaba cambiando, la madrugada ya se hacía presente y pronto saldría el sol para ocultar a los demonios de la noche y liberar a los humanos. Tan inocentes, ocupándose del mundo diurno, mientras sus pesadillas reposábamos en un lecho frío. Podía sentir en mi piel el calor que se aproximaba, aunque aún quedaba algo de tiempo antes del amanecer.
Miré el cuerpo débil del hombre que se escurría hacia el piso. Tan frágil, tan valeroso, tan… provocativo… Resultaba exquisito contemplarlo, pero ya era tiempo de marcharme así que caminé en dirección opuesta por el callejón. Me sentía entre saciada y divertida, había sido una excelente noche.
Con paso lento y despreocupado me disponía a perderme en la noche cuando de pronto, escuché su llamado ¿Qué decía aquel mortal? ¿Por fin había perdido la cordura? ¿Qué lo llevara conmigo? ¿Yo cargar con un humano? Era el mejor chiste de la noche. Me atraía el hombre n cuestión pues poseía conocimientos que yo no tenía, además creo que podía sacar algún provecho de sus habilidades, pero llevarlo conmigo era demasiado. Medité un poco el asunto y me pregunté si debería darle muerte o jugar un poco con su mente. Como era de esperar, la segunda opción me sedujo.
El olor a sangre fresca volvió más fuerte, me giré para observar al tal Brice y comprobar que se había lastimado, esta vez por propia voluntad, su aroma nuevamente me tentaba. Vaya forma de retener a un bebedor de sangre.
Con una sonrisa burlona en los labios me dirigí hacia él – ¿Para qué me serviría un patético humano como tú a mí? – Me mantuve en mi lugar mientras aguardaba una respuesta.
Sabía que el mortal podía preocuparse porque llegaran otras criaturas a devorarlo, pero aquello no iba a suceder. Pronto, sería de día y sus colegas lo encontrarían por ahí. Mi instinto de buena samaritana aún no aparecía, en cambio, la idea de una tortura psicológica se hacía más presente y se presentaba con descaro en mi cabeza.
Miré el cuerpo débil del hombre que se escurría hacia el piso. Tan frágil, tan valeroso, tan… provocativo… Resultaba exquisito contemplarlo, pero ya era tiempo de marcharme así que caminé en dirección opuesta por el callejón. Me sentía entre saciada y divertida, había sido una excelente noche.
Con paso lento y despreocupado me disponía a perderme en la noche cuando de pronto, escuché su llamado ¿Qué decía aquel mortal? ¿Por fin había perdido la cordura? ¿Qué lo llevara conmigo? ¿Yo cargar con un humano? Era el mejor chiste de la noche. Me atraía el hombre n cuestión pues poseía conocimientos que yo no tenía, además creo que podía sacar algún provecho de sus habilidades, pero llevarlo conmigo era demasiado. Medité un poco el asunto y me pregunté si debería darle muerte o jugar un poco con su mente. Como era de esperar, la segunda opción me sedujo.
El olor a sangre fresca volvió más fuerte, me giré para observar al tal Brice y comprobar que se había lastimado, esta vez por propia voluntad, su aroma nuevamente me tentaba. Vaya forma de retener a un bebedor de sangre.
Con una sonrisa burlona en los labios me dirigí hacia él – ¿Para qué me serviría un patético humano como tú a mí? – Me mantuve en mi lugar mientras aguardaba una respuesta.
Sabía que el mortal podía preocuparse porque llegaran otras criaturas a devorarlo, pero aquello no iba a suceder. Pronto, sería de día y sus colegas lo encontrarían por ahí. Mi instinto de buena samaritana aún no aparecía, en cambio, la idea de una tortura psicológica se hacía más presente y se presentaba con descaro en mi cabeza.
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
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