LA LETRA DE LOS POETAS ( GABRIELLE A. VALOIS)

por **Ramses Sinan** Jue Mar 14, 2013 10:34 am

Aqui podia escapar un instante, y averiguar mas sobre aquellos que arruinaron mi vida y mataron a mi Matilde. El recuerdo rompia la tregua de tranquilidad,que increiblemente me proporcionaba, Hassan con su humos acido como cicuta y Johel, distante y agresivo. Solo me quedaba ellos y cada uno ocultaba en su corazon el dolor producido.

Entre lomos y hojas amarillentas, la melancolia ataco mi mente: La soledad hacia de las suyas y me envolvia en sus alas oscuras. La vida se habia ido tras la muerte de mi esposa, pero algo mas salvaje que yo, no se conformaba con su recuerdo. Paris poseia mujeres de belleza exepcional que he querido ignorar... ¿ seria justo que para acallar este dolor, me desahogue en una mujer inocente? En este instante pienso que mejor hubiese sido sacerdote.

Involuntariamente me dirijo a la seccion de poesia. Ni ser lycan, ni esta guerra, se hizo para mi. No soy hombre de acciones, soy un hombre de leyes, pero mi alter ego era un salvaje, una bestia sedienta de carne y sangre. Podria influirme si yo quisiera...podria.

Acariciando la solapa de los libros en la soledad y el silencio, me sorprendio el taconeo que rompia la tranquilidad del lugar, el sonido de la tela rozada con los anaqueles, y una figura femenina, hermosa, envuelta en la seda estrecha de su talle. Por primera vez detalle a una mujer de esta forma. Por primera vez era infiel a Matilde y a su recuerdo.

La segui con la mirada. Mis sentidos alarmados, ante mi sorpresa, no querian dejarla escapar de mis ojos.

por **Gabrielle A. Valois** Jue Mar 14, 2013 3:58 pm

Siempre decían lo mismo, siempre era igual por mucho que se esforzaba, a pesar de decirle a papá que había conseguido que se aliara con una empresa parisina para que le surtiera la madera, su madre no dejaba de decirle que era una incompetente y que ella debía estar buscando marido, tal vez sí, tal vez debería hacerlo, pero por el momento no quería, no iba a hacerlo por darle gusto a ella, o quizá sí, ya había recibido una carta de Antoine en donde le decía que ya tenía un prometido que había dicho que se aliarían dos grandes fortunas, pues entonces ya Gaby no debía hacer nada ¿Por qué? Porque sencillamente su madre le había solucionado la vida, cuando volviera a Toulousse todo estaría completamente solucionado y se casaría en quince días.

Ese día había querido irse a donde fuera, quería olvidarse de todo y siempre le había gustado leer, su mamá no quería que entrara a la biblioteca que tenían en la casa porque le decía que le abriría más los ojos y si así era una rebelde sin causa no quería que las cosas empeoraran… no había nada más que hacer, pero ese día no interesaba nada, al menos su madre no podía cuidarla así que se dirigió a las calles céntricas de París buscando la tan famosa biblioteca.

Entró y quedó asombrada con la cantidad de libros que ahí se encontraban, era realmente maravilloso, todo, empezó a recorrer los estantes y pasaba los dedos por los lomos de cada libro esperando que alguno lograra captar su atención, sin embargo se había sentido un poco nerviosa mientras recorría cada pasillo, levantó la mirada con discreción mientras buscaba la fuente de aquellos nervios, era de esas ocasiones en las que ella se sentía observada, sus ojos se habían cruzado con unos de color marrón y ella simplemente sonrió dulcemente haciendo un leve gesto con la cabeza. Intentó desviar la mirada pero no podía, pero tampoco podría regresar la vista a aquél hombre ¿O sí? Por estar pensando un libro se resbaló de sus dedos y las hojas salieron volando, al parecer era demasiado viejo.

por **Ramses Sinan** Vie Mar 15, 2013 11:34 am

¿Recuerdas?.... Tú no recuerdas
Aquellas tardes tranquilas
En que en la vereda angosta
Que conduce a tu casita
Plegaban a tu contacto
Sus hojas las sensitivas
Como al poder misterioso
Del amor tu alma de niña...
En la oscuridad pasaban
Las luciérnagas cual chispas
Que bajo la yerba espesa
Nuestros dedos perseguían
¡Así también en las horas
De mis años de desdicha
Cruzaban por entre sombras
Mis esperanzas perdidas!...

Jose Asuncion Silva- poema "¿ Recuerdas?" fragmento

Los ojos claros como jades, de aquella mujer se levantaron temerosos ante mi insistencia. Me senti turbado, avergonzado e irrespetuoso, y me quede paralizado sin poder acertar a responder la venia pequeña y elegante de la dama. Era culpa de la incomoda soledad que albergaba la biblioteca que me dejaba, frente a ella sin otras voces que acallaran la situacion que se habia trenzado.

Vi como su mano delgada tomaba un libro, que resbalo de su mano y se desparramo por el suelo dejando que las hojas amarillentas volasen libres, como si hubiesen sido prisioneras en aquel anaquel y ahora tuvieran licencia para irse donde quisiese. Me apresure a recoger atento aquel reguero de lo que parecia ser un libro y ahora era un monton de incomodos documentos desordenados... La mire hincado delante de ella y quise animarla con una sonrisa.

- No se preocupe Madame, hay libros aqui tan antiguos, que pueden deshacerse al contacto...- sonrei franco para que ella no se alterase- no es mi intencion incomodarla... si lo hago solo hagamelo saber...

por **Gabrielle A. Valois** Dom Mar 17, 2013 9:08 pm

Reaccionó tarde, era como si un botón se hubiera apagado y encendido a los cinco segundos, había sido algo extraño, sin embargo ella no había podido moverse hasta que escuchó la voz del hombre y se puso en cuclillas junto a él mientras levantaba un par de hojas acomodándolas lo mejor que podía, sentía que el rojo de vergüenza no sólo se había quedado en sus mejillas si no también había subido hacia sus orejas, se sentía tan tonta en aquél momento que no podía ocultarlo, pero como siempre su madre era la culpable de que ella tuviera aquellas distracciones pues su mente se dedicaba a buscar como agradarle, pero nunca encontraba nada, al final sólo era casarse y llenarla de nietos.

-No me incomoda caballero, yo venía un poco distraída y el libro ha escapado de mis manos, quizá sabía que no podía ser una buena lectora y prefirió el suicidio- dijo sin sentido aquellas palabras, la verdad es que la que quería suicidarse era ella, pero a estas alturas ya no podría además de que era una maldita cobarde como para poder hacer aquello, no podía, no quería y tampoco debía, al menos su padre y su hermano la querían y siempre se lo demostraban, Antoine había dicho que mataría al que se casara con su hermana y aunque Gaby no quería que él se manchara las manos estaba segura de que se lo agradecería.

Tomó las hojas que llevaba entre las manos y enderezándose dejó las cosas sobre la mesa, pegaría aquél desperfecto y después leería el libro, era lo menos que podía hacer después de aquello -Muchas gracias por ser tan amable caballero- de nuevo una nueva reverencia ante aquél hombre salió de ella aunque en los ojos de él podía notarse como si estuviera triste -Mi nombre es Gabrielle Valois- dijo a modo de presentación de nuevo reverenciando su presencia.

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