Cacería de brujas

El sol comenzaba a ocultarse entre las ramas de los árboles del bosque donde habitaba la bruja, los tonos rojizos y anaranjados comenzaban a cubrir con esplendor aquél sitio y ella veía desde la ventana de la casucha que había conseguido como refugio, le parecía demasiado interesante y hermoso ver aquél cielo pintado de colores cálidos mientras el astro rey se empezaba a dormir, quizá ella debería hacer lo mismo, sin embargo no quería traer las pesadillas entes de lo planeado, tampoco debía hacerlo, así que mejor era entrar y cenar algo ligero para hacer tiempo, la soledad no le molestaba, tampoco la atormentaba, era como si simplemente fuera su mejor compañía, no tenía a quien contarle nada, pero realmente tampoco quería contarle nada a nadie, ella se la pasaba mejor cuando podía estar consigo misma, quizá sonara patético pero no dejaba de ser una gran verdad, suspiró y cerró las cortinas dejando a un lado las nubes que comenzaban a formarse.

Iba a subir a su cuarto por una de sus capas cuando recordó que tenía que ir al pantano, aquella zona fangosa y alejada, del otro lado del bosque, exhaló profundamente mientras subía a su habitación y tras verse las ojeras en el espejo negó con la cabeza, abrió el ropero pequeño que existía en sus aposentos y tomó una capa color negro que alcanzaba a cubrir sus brazos y piernas casi por completo, dejó la capucha abajo y simplemente tomó una de sus canastas mientras bajaba de nueva cuenta para apagar el fuego de la tetera, el café tendría que esperar hasta que regresara del pantano y tuviera todo lo que necesitaba, así también ganaba un poco más de tiempo a las tinieblas, al menos las que existían en sus sueños nocturnos que le hacían despertar con desespero y sudoraciones frías, más un pulso y respiración ligeramente acelerada como si todo aquello hubiera sido demasiado real.

Salió de casa y parecía que en la puerta se había quedado su seguridad pues sin saber como las piernas habían comenzado a temblarle y no hacía frío, el astro mayor ya se había ocultado por completo dejando que una luna casi completa se pusiera como reina de la noche y algunas estrellas que alcanzaban a verse en el sitio eran las perfectas para dar un poco más de luz a aquella oscuridad reinante. Iba a paso lento mientras sus pies buscaban la forma de no caer sobre una superficie fangosa o agua que pudiera haberse acumulado, que ninguna piedra se pusiera en su camino, el apoyo perfecto eran los troncos de los árboles que lograba encontrarse en su camino mientras que sus ojos intentaban ver lo que le rodeaba y sus sentidos también percibían algo extraño en el ambiente, pero ningún aura que pudiera decirle que tenía compañía, quizá y sólo quizá, es que estaba dormida y por eso era que sentía aquello, pues era similar a cuando soñaba con su muerte.

Al dejar paso atrás al bosque se notó el cambio inmediatamente pues los sonidos nocturnos eran muy diferentes, también las malas vibras que habían crecido en el interior de la joven hacían que ella respirara profundo necesitaba llenarse de oxígeno pues no sabía en que momento tendría que emprender una huida, debería correr de eso estaba segura, pero ya no podría volver a casa, no estaba tan cerca como para hacerlo, simplemente ignoró todo lo más que pudo mientras una de sus manos arrugaba con fuerza la capa que le cubría, los nervios la estaban invadiendo y en su cabeza sólo pasaba una pregunta ¿Cuándo me voy a despertar? Era todo lo que podía pensar mientras observaba su entorno esperando percibir algo extraño, algo que quisiera ir sobre ella para entonces poder reaccionar, pero no, nada de eso ocurría y entonces la espera la estaba matando lentamente, quizá ese era el peor tormento que ella pudiera recibir, pues esperaba pero ¿Qué? No lo había descubierto aún y temía porque todavía tuviera que dejar pasar más tiempo pues en verdad no sabía cuanto le quedaba, estaba sumida en un tormento.

Un crujido de unas ramas, y ella se agachó suavemente dejando la canasta en el piso, no la necesitaba, y por el contrario le estorbaría en caso de tener que usar sus manos, aunque bien pudo ganar un poco de tiempo avetándola en contra de cualquiera que se hubiera querido acercar a ella sin embargo ya estaba de pie y no volvería a perder otros valiosos segundos por agacharse a cogerla, siempre podía patearla, respiró lo más lento que pudo -Heaven, amor... Ahí estás- una voz femenina tan conocida hacía que las piernas de la muchacha se doblaran mientras buscaba con los ojos de donde saldría pero nada, no había nada -Ya sal.. ¿Qué quieres?- dijo con toda la seguridad que pudo mientras reunía valor para poder enfrentar lo que viniese -¿A quién esperas?- volvió a preguntar aquella voz pero de nuevo unos pasos se acercaban y la figura que aparecía ante ella era una imagen masculina mientras que volvía a hablar -¿Con quien me confundiste?- y a cada palabra la dulzura de la voz se perdía dejando una masculinidad notoria, habían jugado con la mente de la bruja -Sabes quien te mandó... ¿Qué harás?- levantó una ceja a pesar del miedo -Matarte...- sonrió con tal cinismo mientras sacaba uno de sus arcos y ella sólo pudo dar vuelta para comenzar a correr, sintió como una flecha pasó justo a uno de sus costados yendo a clavarse al tronco de un árbol -Esto será divertido, al gato y al ratón...- ella se escondió detrás de un árbol, el giro y la poca razón que tenía hacía que no supiera donde estaba -No será fácil, te lo advierto- dijo con furia, pues aunque fuera enviado de su madre al no ser ella, Heaven podía matarlo sin remordimientos.