Sólo, visita inesperada, porque [Privado] [+18]

por **Nathaniel Di Fritz** Lun Mar 18, 2013 3:02 pm

Me encontraba en mi casa, mi madre quería que fuera con ella a la zona comercial pero no me sentía con ánimos de ir, por esa sencilla razón no fui con ella, necesitaba mi espacio, necesita respirar y que nadie me quitara mi aire. En este momento me encontraba recostado en el sofá de mi casa, con mis ojos cerrados teniendo un momento para mi sólo, de paso había una mujer que no me dejaba de acosar, sí, me sentía completamente acosado por ella, algunos hombres estarían alagados por eso, pero yo, yo no, me siento raro que una mujer me siga hasta para ir al baño –Hablando literalmente, claro- Es algo raro que una mujer, una mujer ande siguiendo a todas partes a un hombre, no es por ser machista ni nada por el estilo pero a mi, mi punto de vista se me hace tan raro, pero ya van días que no me molesta, que no viene a mi casa y a decir verdad me siento aliviado, hasta hay veces que no me deja de molestar es como un mosquito que hasta que te pica y te chupa la sangre puede dejarte de joder, pero a mi, aunque ese mosquito se sienta agusto siempre me jode así pasa con ella, Arlyn, creo que es su nombre o ya no recuerdo.

Pero me encuentro en paz, me encuentro con muchas calma a decir verdad; al abrir mis ojos me encuentro con el techo de mi casa, limpio, aunque somos de clase Alta, mi mama compro una casa pequeña sólo para dos personas o tres, por eso no tenemos creados, y a mi, me gusta ayudarle a mi madre, por el momento ella no esta, yo sólo, con mi soledad y todo bien. Vuelvo a cerrar mis ojos, dejándome llevar por Morfeo.

por **Arlyn Zolotariova** Lun Mar 18, 2013 3:17 pm

Llevaba días y días cabreada, ¿por qué? Me habían tocado las narices por completo, haciendo que me sintiera como escoria. ¿Sí? ¿Solo era una mujer de clase baja que no tenía derecho a nada? Pues bien, ese desgraciado se iba a enterar, iba a saber quien era Arlyn y yo pensaba disfrutar de su caida a los míseros polvos de la muerte. Ese hombre no sabía bien con quien se había metido. Lástima, porque era realmente guapo, pero le prefería sin vida en aquellos instantes. No merecía ni cruzar una mísera palabra con él.

Me pegué días hasta que encontré el momento propicio. Un callejón al que se había metido solito, un encontronazo en el que mi cuerpo era más atrayente que el meterse conmigo... Y un cuchillo en un lugar donde él no saldría con vida. Tampoco había gente al rededor que pudiera descubrirme, así que seguro que pensaban que le habían matado por negocios, poco me importaba.

Y, por fin, después de días, necesitaba paz. ¿Y qué mejor lugar que con Nath? Adoroba ver su rostro compungido, su forma de intentar librarse de ella pero, sobretodo, la serenidad que me embargaba con él, el deseo de que fuera mío a cualquier precio. Y si, le pensaba obligar a ser mío. Ese era el día. Su madre no estaba en la casa y, a lo mínimo, tardaría un par de horas en llegar. Ya la tenía bien calculada, así que entré en el lugar en silencio, siguiendo el olor del pequeño humano hasta que le vi. Dormido en el sofá.

Solté una carcajada mientras me replanteaba como despertarle, viniéndome demasiadas ideas a la mante, optando, por mi sorpresa, por la más tranquila de todas; acercando mis manos a su pecho mientras mis labios besaban su cuello con suavidad de arriba abajo.

por **Nathaniel Di Fritz** Vie Abr 05, 2013 4:05 pm

No podía seguir durmiendo, me había despertado sin comprender porque no podía dormir del todo. Estaba solo en mi casa, nadie me molestaba, nadie estaba como una maldita lapa sobre mi, eso me agradaba y mucho. Demasiado diría yo. Pero no me quise levantar, que pereza la verdad, no iba hacer nada de todos modos.-Para que estar levantado cuando no tengo nada que hacer-Al abrir los ojos mire la ventana, flexione mis piernas y puse mi mano atrás de mi cabeza, pensando en aquella jovencita que siempre iba atrás de mi, como si to fuera alguien importante. Todo paso tan rápido, que no comprendí, cuando fue el momento en que ella se volvió parte de mi vida y no lo digo porque me gusta si no que en cada recuerdo esta ella siguiéndome, es raro pero a veces me gusta, pero estos días se ha vuelto un poco insoportable, si me ha hostigado tanto que me enojo con facilidad. Estire mis piernas, cerrando mis ojos en esa posición volviéndome a dormir, el tiempo, las horas se detuvieron en el momento que mire todo negro.

Algo en mi pecho estaba, era cálido, y mi cuello ni se diga, esto me gustaba, es un sueño, lleve mis manos aquel cuerpo que pensaba que era algo irreal, lo acerque al mio. Abriendo mis piernas haciendo que se ponga en-medio, las flexione, al abrir mis ojos mire una caballera roja, volviéndolos abrir, esto se sentía bien. Los volví abrir mirando el rostro de Arlyn-Arlyn...-Así es como volví a la realidad, ella sobre mi, besándome la separe de mi cuerpo pegándome a la pared y abrazando a mis piernas-Pero que haces ingrata....-Gruñí como un animal sonrojado y evitando que mi entrepierna reaccionara, no sabia que me hacia esta mujer que cada roce que me daba algo en mi despertaba.

Odiaba sentirme de este modo, sí, para que negar, estaba excitado, mucho, podía notarlo en mi miembro que aunque reaccione a tiempo no pude evitarlo y despertaba, estire mis piernas y pudo ver un bulto sobre mi pantalón, golpeándome mentalmente por lo ocurrido-Esto....-Quise decir pero no pude llevándome mi mano diestra aquel bulto que sobre salia de mi pantalón-Es tú....-Gruñí como perro-Culpa...-Lo aprisione para ver si bajaba, necesitaba que bajara sin ayuda de ella-Así, me haces el favor de largarte de mi casa -No quise hacer nada enfrente de ella, no, porque no sabia de lo que podía hacer con ella aquí en mi cuarto. Me baje de mi cama yendo al cuarto de baño y respirando hondo, pesando en otra cosa que no sea esa mujer que estaba en mi cuarto y es la culpable de mi estado.

por **Arlyn Zolotariova** Vie Abr 05, 2013 4:36 pm

Seguía besando su cuello con tranquilidad, cada vez sintiéndome más excitada ante el hecho de tenerlo ante mi de aquella manera. Mis manos bajaban levemente por su torso mientras dejaba leves mordiscos en la zona que estaban posados mis labios. No podía comprenderme del todo, debía admitírmelo a mi misma, pero Nathaniel era mío... ¡Tenía que ser mío! Y, si algo tenía clarísimo, era que pasaría por encima de cualquier persona contal de tenerlo única y exclusivamente para mí.

Me encantaba. Podía sentir como tu su cuerpo reaccionaba a lo que le hacía. Me agarraba la cintura y flexionaba sus piernas, haciendo que me volviera loca. Iba a tenerle. Aquel día no podría evitarlo de ninguna manera porque lo tenía totalmente decidido en mi mente mientras mis manos pasaban por su cuerpo.

En cuanto se despertó, el muy inocente se separó de mí, como si acaso pudiera librarse de lo que tenía pensado para aquel día. No. Él sería mío quisiera o no. Mis ojos bajaban por su cuerpo, posándose sin ningún escrúpulo en aquella entrepierna que estaba erecta, lo que me hizo sonreír ladina, observando con diversión su forma de comportarse. Yo sabía que le gustaba, que cada vez que le tocaba reaccionaba de alguna forma... Allá él sino quería darse cuenta, pero yo pensaba aprovecharme de aquello mientras él se llevaba allí la mano y se dirigía hacia el baño.

Patético iluso... Si pensaba que iba a irme lo llevaba claro. Le seguí con tranquilidad, vislumbrando lo que hacia hasta que, sin que él lo esperara, le di la vuelta para encararme y me acerqué, llevando suavemente una de mis manos hacia el vuelto de su pantalón, haciendo un roce para que creciera más mientras llevaba mis labios a besarle el cuello de manera insistente.

-Eres mío, Nath... Y vete preparando mentalmente, porque pienso cumplir esta vez con lo que siempre te digo.- Susurré sobre su cuello, subiendo a su oido para morderle el lóbulo con suavidad.- Haré que disfrutes, ya lo verás.

por **Nathaniel Di Fritz** Vie Abr 05, 2013 4:58 pm

Apreté fuerte mis dientes, sin poder evitar que una sonrisa traviesa me saliera de mis labios, esa mujer me esta volviendo loca, cada de ella me pone así, de este animo ni que se diga de mi entrepierna, que en vez de dormir nuevamente se levantaba, hasta el punto de dolerme-Dios, porque no se va...-Pensé apretando la madera. Quería que se fuera de mi casa, quiero que no regrese, porque me pone de este humor ella. Cuando iba a cerrar los ojos sentí que me dieron la vuelta y lo que pude ver fue a ella casi sobre mi, me hice a un lado pegándome a la pared, pero ella se vino conmigo-Arlyn...-Dije, fuerte y claro pero ella se apodero de mi miembro acariciándolo, aunque era roces, simplemente roces se puso más duro de lo que estaba, mis dientes se apretaron más, porque me tortura de ese modo, porque, pero porque yo, hay mas hombres que puede hacer esto pero yo, yo fui su victima, lo fui y lo seré hasta que lo haga.

No pude soltar unos jadeos por lo que hace ahora en mi cuello, mis manos se fueron automáticamente a su cadera, sin moverlas por ningún momento. -Yo...no soy..tuyo...nunca...lo...seré-Dije entre jadeos, mis manos parecían aferrarse a su cintura y bajaban más hasta su trasero, apretándolo, dios, era las... perdí la cuenta de cuantas veces había tocado aquel trasero, pero nunca llegábamos a tener intimidad. ella lo deseaba, deseaba que la penetrarla pero eso no pasara ¿Cierto? Estaba perdiendo la noción del tiempo con esto, con las caricias que ella me daba, mis manos subían aquel vestido poco a poco hasta meter la mano entre las piernas de la joven para acariciar su intimidad-Desgraciada...-Susurre, sin poder evitar gemir por lo "contento" que estaba mi cuerpo.

por **Arlyn Zolotariova** Vie Abr 05, 2013 5:10 pm

Me hacía muchísima gracia. Parcía quejarse, querer alejarse de mí mientras me decía todas aquellas cosas como que me alejara de él, pero yo conocía su cuerpo, le conocía a él. Sabía que un hombre era fácil de dominar, fácil de conseguir que hicieran lo que yo quisiera y sí, ese era mi plan. Excitarle tanto que fuera completamente incapaz de decirme que no, de apartarme como siempre hacía. No. Yo tenía más fuerza que él y no dejaría que ocurriera.

Sonreí lasciva sobre su cuello, sintiendo aquellas grandes manos bajando hasta mi trasero, el cual apretaron y consiguieron que mi mano se apretara más contra su bulto. Esa era el día, iba a ser mío porque lo necesitaba. Podía decir todo lo que él quisiera, pero lo deseaba tanto como yo y me cercioraba en dos cosas: La primera, su miembro aun más empalmado que segundos anteriores en mis manos, queriendo salir al exterior. La segunda, el sentir como iba subiendo mi vestido y, como al final, su mano se coló en mi entrepierna, haciéndome soltar un gemido mientras echaba la cabeza hacia atrás.

-Tú también quieres, lo sé...-Me mordí el labio inferior mientras llevaba mis labios a los ajenos, besándole con insistencia mientras con mis manos desabrocha su pantalón, lo justo para dejarlos caer y poder colar mi mano para acaricar su miembro directamente, agarrándole con suavidad mientras subía y bajaba lentamente, haciendo que sintiera en su plenitud aquello que tenía la certeza que en breve estaría en mi interior.

por **Nathaniel Di Fritz** Vie Abr 05, 2013 5:28 pm

Es una maldita mujer que me vuelve loco, sabia ella que mi cuerpo reaccionaba ante ella, como fui tan tonto de negar algo que mi cuerpo quería, sí, deseaba a esta mujer todo mi ser, mi miembro cada vez se endurecía por los roces. Mi mano que tenia en su intimidad iba acariciando cada vez más, hasta adentrar mi dedo, y acariciar la humedad. Sonreí, no era el único que estaba excitada también y se podía notar con su humedad que tenia.-Maldita sea...-Dije, entrando con mi dedo en ella, abriendo aquel espacio, adentrandolo más-Dios, maldita mujer-Dije sin pudor por fin adentrándome en ella, pero solo con mi dedo. Abrí los ojos, al tenerlo cerrados no podía ver nada, claro. Mire como ella desabrochaba mi pantalón y bajo sin pudor, quedándose en mis tobillos al no tener calzado lo saque sin más, pero cuando iba a decir algo sentí como mi miembro era atrapado por la mano de ella, dios, eso hizo que creciera más si era posible, nunca había llegado a este punto, y me estaba gustando mucho.

-Sí, lo quiero, porque tu me has obligado, tal vez no, sabes perfectamente que a un hombre solo tan roce lo vuelven loco, tu me has llevado a la locura desde que nos conocimos, dios...-Dije sin más, moviendo mi dedo sobre ella, pero lo saque, me lleve el dedo a mi boca al separme del beso que me daba, pero mordí antes su labio inferior para después chupar un poco mi dedo-Deliciosos...-Susurre y alejándome de ella, tomando mi miembro y tapándolo de la pista de ella-Ya. es suficiente...asi que largo...-Me salí de cuarto del baño para salir de ese cuarto.

por **Arlyn Zolotariova** Vie Abr 05, 2013 5:47 pm

Podía sentirlo. Aquel dedo jugando en mi intimidad, en mi entrada y haciendo que perdiera el juicio por completo. Podría decir lo que quisiera, quejarse y hacerse el niño bueno con cualquier persona que quisiera, pero él me deseaba, su miembro expuesto a mí, erecto ante aquellos roces que le daba, me lo estaba mostrando abiertamente. Y, ya no solo eso, sino el hecho de sentir como al final optaba por meterlo dentro, moviéndolo sobre mi sexo mientras todo mi cuerpo reaccionaba, haciéndome jadear sin siquiera darme apenas cuenta de ello.

-Cállate.- Le miré molesta.- Si lo deseas también deberías dejarte llevar. Disgruta de una vez, Nathaniel, porque esta vez no voy a apiadarme.- Susurré mientras observaba como se llevaba el dedo a los labios, haciendo que mordiera los míos ante el deseo que estaba experimentando en esos mismos instantes.

El Nathaniel tímido me gustaba, pero el suelto se me hacía completamente excitante. Aunque ese hecho de distracción había conseguido que le diera la maldita ventaja para poder alejarse de mí. Tan solo sonreí, sabiendo que, aunque él fuera un hombre y yo una mujer, mi condición de licántropa me hacía mucho más fuerte que él. Tan solo un mísero humano...

Le seguí, cogiéndole de la muñeca y llevándole a su cuarto, tirándole sobre la cama. ¿De verdad se pensaba que la cosa acababa ahí? Obviamente, se equivocaba, y podía observarlo mientras me quitaba el vestido, mostrándole la plenitud de mi cuerpo desnudo y perfecto. Era todo. Absolutamente todo mi cuerpo para él.

-¿Te gusta? -Susurré, poniéndome encima mientras juntaba mi sexo con su miembro, moviendo la cintura para tener un leve roce que consiguiera volverlo loco y tenerlo a mis pies.- Se que si...

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