AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Noche de Re encuetros - Privado
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Noche de Re encuetros - Privado
Había terminado con el último pedido, y debía entregarlo esa misma noche, un veneno extremadamente eficaz para licántropos, se lo había encargado un vampiro – nunca dejaran esas dos razas de luchar - caviló - no entiendo porque mejor no se unen y destrozan a los aberrantes inquisidores, en especial a los malditos condenados - dijo mientras se cambiaba de traje, y se disfrazaba de una elegante viuda, la transacción se haría en el Hotel Des Arenes , luego saldría de allí y el coche de Saskia la esperaría a una cuadra, volvería a tiempo para darse un baño y descansar en su suave y perfumado lecho. Se miró en el espejo, girando de un lado al otro para revisar su disfraz – estas hecha una bellísima viuda negra – pensó mientras observaba el vestido algo exagerado en su escotado, con decoración de plumas negras y pedrería, las medias de red del mismo color y su pelo recogido en un alto peinado. Sus ojos con un delicado delineado en negro y sus labios rojos, y un insinuante perfume, especialmente realizado por la perfumera. Para protegerse no faltarían algunas almas a las que podría usar como un pequeño ejército personal para defenderse.
Debían encontrarse en un lugar público, y que mejor lugar que el restaurant del Hotel donde una viuda pasaría algo inadvertida y sería así más segura la misión, - segura, estaría si le pudiera traspasar un maldito puñal de plata a algún desgraciado inquisidor por el solo hecho de serlo – refunfuño. Ocultó todo su disfraz bajo una gruesa capa de terciopelo negro que la cubría de la cabeza a los pies.
Salió del edificio, subió al coche y golpeó con sus nudillos el techo del vehículo, - vamos, Lucius, ya sabes dónde debes llevarme – le dijo al cambia formas felino que tenían por cochero y aliado. El carruaje chirrió en el momento que se puso en movimiento, las calles estaban algo desiertas, nadie en París saldría al bajar el sol, si no iba a un lugar seguro y con las precauciones necesarias, todos sabían el por qué, aunque nunca se dijera en voz alta, vampiros, lycáns y otras criaturas que podían ser realmente peligrosas. Galia rio con una risa cristalina y juguetona, para algunos Inquisidores ella también era uno de esos seres peligrosos – si pudiera y estuviera en mis manos, tengo dos malditos inquisidores, que quisiera hacerles tomar un poco de sus propias medicinas – dijo en voz baja mientras perdía la mirada en el paisaje nocturno y unos ojos verdes claros se presentaban en su mente, - maldito – gritó mientras apretaba con fuerza el bolso donde llevaba el veneno para su cliente.
Debían encontrarse en un lugar público, y que mejor lugar que el restaurant del Hotel donde una viuda pasaría algo inadvertida y sería así más segura la misión, - segura, estaría si le pudiera traspasar un maldito puñal de plata a algún desgraciado inquisidor por el solo hecho de serlo – refunfuño. Ocultó todo su disfraz bajo una gruesa capa de terciopelo negro que la cubría de la cabeza a los pies.
Salió del edificio, subió al coche y golpeó con sus nudillos el techo del vehículo, - vamos, Lucius, ya sabes dónde debes llevarme – le dijo al cambia formas felino que tenían por cochero y aliado. El carruaje chirrió en el momento que se puso en movimiento, las calles estaban algo desiertas, nadie en París saldría al bajar el sol, si no iba a un lugar seguro y con las precauciones necesarias, todos sabían el por qué, aunque nunca se dijera en voz alta, vampiros, lycáns y otras criaturas que podían ser realmente peligrosas. Galia rio con una risa cristalina y juguetona, para algunos Inquisidores ella también era uno de esos seres peligrosos – si pudiera y estuviera en mis manos, tengo dos malditos inquisidores, que quisiera hacerles tomar un poco de sus propias medicinas – dijo en voz baja mientras perdía la mirada en el paisaje nocturno y unos ojos verdes claros se presentaban en su mente, - maldito – gritó mientras apretaba con fuerza el bolso donde llevaba el veneno para su cliente.
Galia Meis- Hechicero Clase Media
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Re: Noche de Re encuetros - Privado
Eternamente agradecido te estoy....Por dejarme maldito...
Eternamente agraciado...Tampoco...
Querido gato si es que así eres realmente....No...Tengo maneras por las que demostrarte que cuando te conocí sentí regocijo, pero nada más que ya ando solo de nuevo, no quiero tener que amar mas a nadie para no ser correspondido...
Pensaba en que hace años atrás no pensaba en esta cosa tan absurda como el amor, pero no sé porque ahora me di cuenta de que estaba en un error y que al parecer los mortales necesitan del amor para sobrevivir. Por más que caminara por los bosques en las solitarias horas de la noche, por más que pensara y saciara mi ansiedad por la sangre humana no llegaba a un final. Seguía siempre igual y después de dos noches atrás me soltaron que una bruja había aparecido en el recinto o por los alrededores cercanos. ¿Cuál de todas antes de matarla? Suspire estando sobre la cama de una mujer a la que yacía muerta, tome su tabaco y comencé a fumármelo yo mismo, con una mano detrás de mi cabeza y la otra llevándola a mi boca con el cigarrillo, pensando en que haría en estos momentos.
El olor de un perfume realizado por alguna maestra de la perfumería, quizás esa mujer que me dejo colgado con la palabra en la boca, esa mujer con aires de elegancia y de superioridad que hacían que mi rostro mostrara un gesto de desagrado. Di varias caladas y como final del cigarro, lo apagué en la muerta piel de la mujer, suspire de nuevo mientras me reincorporaba y me acercaba a la ropa elegante que me había quitado momentos atrás. Finalmente vestido, me miré en el espejo para después hacerme un peinado desordenado, no tenía ganas y solamente tome el sombrero y lo hundí para poder pasar desapercibido.
Ya bajaba las escaleras poco a poco, no tenía ganas de ir deprisa, nada tenía sentido ahora que él prácticamente no estaba. Miré a todos en el Hall de aquel gran hotel, pero no me lo podía creer que me la volvería a encontrar de nuevo. Una mujer de cabellos dorados la vi perfectamente sobre esa gruesa capa de terciopelo negra como la noche. Y ah, sí, me han dicho que es dura de pelar, el olor a veneno era captable para mi olfato sensible. Solo me quede quieto, vi que venía con dos personas más, pero error mío, eran dos personas que se dirigían al mismo destino que ella. Yo tan solamente me quede quiero observando sus movimientos. No me quería perder de ninguno. Absolutamente de ninguno.
Eternamente agraciado...Tampoco...
Querido gato si es que así eres realmente....No...Tengo maneras por las que demostrarte que cuando te conocí sentí regocijo, pero nada más que ya ando solo de nuevo, no quiero tener que amar mas a nadie para no ser correspondido...
Pensaba en que hace años atrás no pensaba en esta cosa tan absurda como el amor, pero no sé porque ahora me di cuenta de que estaba en un error y que al parecer los mortales necesitan del amor para sobrevivir. Por más que caminara por los bosques en las solitarias horas de la noche, por más que pensara y saciara mi ansiedad por la sangre humana no llegaba a un final. Seguía siempre igual y después de dos noches atrás me soltaron que una bruja había aparecido en el recinto o por los alrededores cercanos. ¿Cuál de todas antes de matarla? Suspire estando sobre la cama de una mujer a la que yacía muerta, tome su tabaco y comencé a fumármelo yo mismo, con una mano detrás de mi cabeza y la otra llevándola a mi boca con el cigarrillo, pensando en que haría en estos momentos.
El olor de un perfume realizado por alguna maestra de la perfumería, quizás esa mujer que me dejo colgado con la palabra en la boca, esa mujer con aires de elegancia y de superioridad que hacían que mi rostro mostrara un gesto de desagrado. Di varias caladas y como final del cigarro, lo apagué en la muerta piel de la mujer, suspire de nuevo mientras me reincorporaba y me acercaba a la ropa elegante que me había quitado momentos atrás. Finalmente vestido, me miré en el espejo para después hacerme un peinado desordenado, no tenía ganas y solamente tome el sombrero y lo hundí para poder pasar desapercibido.
Ya bajaba las escaleras poco a poco, no tenía ganas de ir deprisa, nada tenía sentido ahora que él prácticamente no estaba. Miré a todos en el Hall de aquel gran hotel, pero no me lo podía creer que me la volvería a encontrar de nuevo. Una mujer de cabellos dorados la vi perfectamente sobre esa gruesa capa de terciopelo negra como la noche. Y ah, sí, me han dicho que es dura de pelar, el olor a veneno era captable para mi olfato sensible. Solo me quede quieto, vi que venía con dos personas más, pero error mío, eran dos personas que se dirigían al mismo destino que ella. Yo tan solamente me quede quiero observando sus movimientos. No me quería perder de ninguno. Absolutamente de ninguno.
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Noche de Re encuetros - Privado
Lucius, silbaba una tonada triste y Galia desde el interior del carruaje suspiró – lo único que me falta recordar con nostalgia a un maldito condenado – se dijo mientras se removía en el asiento y la capa caía a su espalda dejando al descubierto sus largos cabellos dorados. Hacía varios días que pensaba en sus captores, aquellos que en su tierra natal, en nombre de una nueva y santa religión, le habían dado caza como si de un animal del bosque se tratara, pero en ese momento el dueño de unoss ojos verdes, era el recuerdo que más llegaba a su mente, un vampiro condenado.
Miró a la oscuridad del piso de aquel carruaje y su espíritu surcó los mares de la distancia y el tiempo, se vio en medio del bosque, danzando en un círculo de sal, el viento helado acariciaba sus cabellos y su cuerpo mientras ella seguía bailando con su torso desnudo, sus voluptuosas y sensuales curvas llamando a los antiguos dioses a sellar pactos que solo el tiempo y el destino lograrían romper, - Dios antiguo de los bosque, ayuda a tu sierva a conseguir la venganza, deja que el de alma maldita con lengua de religioso y ropajes mundanos, sienta el poder de tus antiguos efluvios -, cada una de sus palabras fueron pronunciadas en su lengua materna, solo los espíritus celtas podrían discernir para quien era esa maldición solapada. Las últimas palabras sonaron como lejanos acordes de violines, gaitas y salterios mientras el alma de Galia volvía a encarnar luego de aquel viaje astral.
Reposó su espalda en el asiento y cerró los ojos, algo le decía que el espectro de su pasado llegaría para atormentarla nuevamente, pero ya no era la joven inexperta, que había caído en manos de aquellos inquisidores, ni dejaría que ningún otro, fuera dueño de sus temores. Tomó de entre sus ropas un pequeño amuleto y tras decir un conjuro, para protegerse de quien intentara leer sus pensamientos, volvió a perder su vista por la ventanilla. Su piel estaba mezclada con el perfume y el aroma de resinas del bosque de Asturias, su ancestral alma era poderosa, pero su corazón propenso a creer en la bondad de los seres, suspiró renegando de su alma que por momentos era demasiado compasiva, apoyó la cabeza en el vidrio frió de la portezuela, inspiró profundo varias veces tratando de poner su mente en blanco para tranquilizarse.
El carruaje se detuvo en la entrada del Hotel, un lacayo se apresuró a abrir la portezuela y extender la mano para que ella descendiera, Galia, con gesto elegante apoyó su delicada mano enguantada en la del empleado, aceptando así la ayuda. Con paso firme llegó al hall del Hotel Des Arenes, y en total silencio se dirigió al restaurant, una de las almas que la seguían se acercó y le comunicó que casi en el pie de la escalera un vampiro la observaba, la piel se le erizó, - Ve y acércate a él, descubre quien rayos es, no demores en informarme – le dijo mentalmente, mientras seguía caminando hacia la recepción donde el maître la esperaba – ten cuidado, puede ser sumamente peligroso – el espectro asintió con la cabeza mientras se desplazaba por entre las personas hasta casi tocarlo, etéreo, traslucido, inmaterial, para muchos menos para ella por su poder nigromante, el mensajero de Galia, se quedó hablando con un espectro que torpe y dubitativo acompañaba al vampiro, era una mujer la cual todavía no acertaba a entender su nueva situación , aquella entidad estaba unida a su asesino como un amante al ser que adora. Galia bajó la cabeza ocultando aún más el rostro – pobre estúpida – dijo en vos baja – vagaras a su lado hasta convertirte en un jirón de luz absorbido por la maldad del que te dio ese fin - musitó en su ancestral lengua.
Levantó su cabeza, enfrentando la mirada inquisidora del vampiro, lo miró a los ojos, su rostro se quedó helado, su mirada unida a aquellos ojos verdes claros, frunció el ceño, esos orbes le hicieron recordar malos momentos. Giró su cuerpo y apresuró su paso para escabullirse dentro del restaurant, se fue relajando con dificultad mientras se dirigía entre las mesas, guiada por el maître hasta donde su cliente la esperaba, tras sentarse y saludarlo con un leve gesto comenzó la transacción, aún podía sentir la mirada fría, clavada en su nuca.
Miró a la oscuridad del piso de aquel carruaje y su espíritu surcó los mares de la distancia y el tiempo, se vio en medio del bosque, danzando en un círculo de sal, el viento helado acariciaba sus cabellos y su cuerpo mientras ella seguía bailando con su torso desnudo, sus voluptuosas y sensuales curvas llamando a los antiguos dioses a sellar pactos que solo el tiempo y el destino lograrían romper, - Dios antiguo de los bosque, ayuda a tu sierva a conseguir la venganza, deja que el de alma maldita con lengua de religioso y ropajes mundanos, sienta el poder de tus antiguos efluvios -, cada una de sus palabras fueron pronunciadas en su lengua materna, solo los espíritus celtas podrían discernir para quien era esa maldición solapada. Las últimas palabras sonaron como lejanos acordes de violines, gaitas y salterios mientras el alma de Galia volvía a encarnar luego de aquel viaje astral.
Reposó su espalda en el asiento y cerró los ojos, algo le decía que el espectro de su pasado llegaría para atormentarla nuevamente, pero ya no era la joven inexperta, que había caído en manos de aquellos inquisidores, ni dejaría que ningún otro, fuera dueño de sus temores. Tomó de entre sus ropas un pequeño amuleto y tras decir un conjuro, para protegerse de quien intentara leer sus pensamientos, volvió a perder su vista por la ventanilla. Su piel estaba mezclada con el perfume y el aroma de resinas del bosque de Asturias, su ancestral alma era poderosa, pero su corazón propenso a creer en la bondad de los seres, suspiró renegando de su alma que por momentos era demasiado compasiva, apoyó la cabeza en el vidrio frió de la portezuela, inspiró profundo varias veces tratando de poner su mente en blanco para tranquilizarse.
El carruaje se detuvo en la entrada del Hotel, un lacayo se apresuró a abrir la portezuela y extender la mano para que ella descendiera, Galia, con gesto elegante apoyó su delicada mano enguantada en la del empleado, aceptando así la ayuda. Con paso firme llegó al hall del Hotel Des Arenes, y en total silencio se dirigió al restaurant, una de las almas que la seguían se acercó y le comunicó que casi en el pie de la escalera un vampiro la observaba, la piel se le erizó, - Ve y acércate a él, descubre quien rayos es, no demores en informarme – le dijo mentalmente, mientras seguía caminando hacia la recepción donde el maître la esperaba – ten cuidado, puede ser sumamente peligroso – el espectro asintió con la cabeza mientras se desplazaba por entre las personas hasta casi tocarlo, etéreo, traslucido, inmaterial, para muchos menos para ella por su poder nigromante, el mensajero de Galia, se quedó hablando con un espectro que torpe y dubitativo acompañaba al vampiro, era una mujer la cual todavía no acertaba a entender su nueva situación , aquella entidad estaba unida a su asesino como un amante al ser que adora. Galia bajó la cabeza ocultando aún más el rostro – pobre estúpida – dijo en vos baja – vagaras a su lado hasta convertirte en un jirón de luz absorbido por la maldad del que te dio ese fin - musitó en su ancestral lengua.
Levantó su cabeza, enfrentando la mirada inquisidora del vampiro, lo miró a los ojos, su rostro se quedó helado, su mirada unida a aquellos ojos verdes claros, frunció el ceño, esos orbes le hicieron recordar malos momentos. Giró su cuerpo y apresuró su paso para escabullirse dentro del restaurant, se fue relajando con dificultad mientras se dirigía entre las mesas, guiada por el maître hasta donde su cliente la esperaba, tras sentarse y saludarlo con un leve gesto comenzó la transacción, aún podía sentir la mirada fría, clavada en su nuca.
Galia Meis- Hechicero Clase Media
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Re: Noche de Re encuetros - Privado
No hacía ya tiempo que me estaba demorando en buscar comida de reservas para mi pequeña y dulce niña....pero la visión de la mujer metiéndose entre las mesas del restaurante me inquieto lo suficiente, pero entonces recordé cuando Mara se ponía inquieta al no comer enseguida parte de su comida o de la ración del día....o de la noche y nadie quería morir esta noche. Seguramente la sangre de esa bruja podría ser bastante valiosa a la que después de varios minutos me quede en el hall de aquel hotel. Bien vi que ya no había gente a la que mirar estudiosamente, ni a la que cruzar una mirada de odio. Supuestamente, quería mostrar lo malvado, pero hey, no era tan demente en mostrar mis emociones enseguida.
Simplemente me senté sobre aquellas escaleras donde después estuve un rato pensando con los codos apoyados sobre mis rodillas, miraba a la gente, otras me miraban y otras no, suspirando a cada rato por el aburrimiento que poco a poco me reconcomía por dentro hasta que finalmente me levante y comencé a usar uno de aquellos dones otorgados por la naturaleza de ser un inmortal de la noche y tener orgullo y vida eterna para poder seguir contando a otras personas, distintas batallas como por ejemplo a Mara, quien se había convertido en mi princesita que un día quise tener a manos de aquella persona que yo amaba....y que prácticamente se desquicio en cuanto volví a verla.
¿Qué había sido aquello? Supuse que tenía que seguir adelante y eso hice, estando a solas, para después en esta época tan cambiada que me desconcertaba a veces pero que seguía siendo tan romántica como siempre las he vivido durante todo estos años. Ahora me ocupaba de otra cosa que tendría que ser la de la búsqueda de sustento para mi princesita que ahora mismo estaría entreteniéndose con sus juguetes que la compraba, pero cada vez se iba dando cuenta de que por más que pasaran los días, ella seguía igual, y se daba cuenta de ello. A veces me daban pocas ganas de responderla por el mero hecho de que estaba escueto de mente para responderla y decirla lo que le había pasado, bueno, de eso se había dado cuenta pero no entendía que seguiría igual por siempre.
Ahora estaba en el hall aun quieto esperando a que algo ocurriera y tan solamente me gire y tome a un hombre de mi edad más o menos y me lo lleve hacia los lavabos. Media hora después salía con aquellas ropas tan elegantes robadas de aquel hombre que había tomado presa. Y sin más dilación fui entrando al restaurante, pedí mesa para uno asegurándome de quedarme cerca de aquella mujer a la que comencé a echar el ojo fijamente. Solamente pedí al camarero la especialidad de la casa para que me dejara tranquilo en mi trabajo de observar disimuladamente a aquella mujer. Parecia algo nerviosa. ¿No tendría que estarlo? O ¿Si?
Simplemente me senté sobre aquellas escaleras donde después estuve un rato pensando con los codos apoyados sobre mis rodillas, miraba a la gente, otras me miraban y otras no, suspirando a cada rato por el aburrimiento que poco a poco me reconcomía por dentro hasta que finalmente me levante y comencé a usar uno de aquellos dones otorgados por la naturaleza de ser un inmortal de la noche y tener orgullo y vida eterna para poder seguir contando a otras personas, distintas batallas como por ejemplo a Mara, quien se había convertido en mi princesita que un día quise tener a manos de aquella persona que yo amaba....y que prácticamente se desquicio en cuanto volví a verla.
¿Qué había sido aquello? Supuse que tenía que seguir adelante y eso hice, estando a solas, para después en esta época tan cambiada que me desconcertaba a veces pero que seguía siendo tan romántica como siempre las he vivido durante todo estos años. Ahora me ocupaba de otra cosa que tendría que ser la de la búsqueda de sustento para mi princesita que ahora mismo estaría entreteniéndose con sus juguetes que la compraba, pero cada vez se iba dando cuenta de que por más que pasaran los días, ella seguía igual, y se daba cuenta de ello. A veces me daban pocas ganas de responderla por el mero hecho de que estaba escueto de mente para responderla y decirla lo que le había pasado, bueno, de eso se había dado cuenta pero no entendía que seguiría igual por siempre.
Ahora estaba en el hall aun quieto esperando a que algo ocurriera y tan solamente me gire y tome a un hombre de mi edad más o menos y me lo lleve hacia los lavabos. Media hora después salía con aquellas ropas tan elegantes robadas de aquel hombre que había tomado presa. Y sin más dilación fui entrando al restaurante, pedí mesa para uno asegurándome de quedarme cerca de aquella mujer a la que comencé a echar el ojo fijamente. Solamente pedí al camarero la especialidad de la casa para que me dejara tranquilo en mi trabajo de observar disimuladamente a aquella mujer. Parecia algo nerviosa. ¿No tendría que estarlo? O ¿Si?
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 11/11/2011
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Re: Noche de Re encuetros - Privado
En cuanto se sentó en la mesa y pudo hablar con el caballero que la estaba esperando, se sintió más tranquila, no creía que un ser como el vampiro del hall, la persiguiera. Pasó más de media hora, en la reunión con aquel hombre, sonrió a un comentario de su cliente, un sobrenatural de ojos celestes y cabellos dorados como los de ella, era un ser de gran belleza y naturaleza peligrosa, parecido a otros que se habían cruzado por su camino aquella noche, - tal vez ninguno tan peligroso como el vampiro de la escalera – caviló mientras, continuaba intentando llevar el hilo de la conversación. – Por Dios, que aburrido – se dijo, quería estar en otro lado en ese momento, su cuerpo pedía un poco de atención y ése energúmeno que había terminado siendo su supuesta cita era todo un pelmazo. Tras un pequeño y breve saludo el hombre se retiró.
La verdad había tenido que usar un poco de su don de dominación implantándole en la mente la necesidad urgente de cazar ratones en algún callejón obscuro de los tugurios de Paris, - para que aprendas a no ser tan zopenco – se dijo en voz baja mientras lo veía alejarse. Suspiró aliviada, no tenía ganas de volver a la mansión de Saskia, se aventuraría en busca de un poco de diversión. Le apasionaba utilizar sus dones y en especial, aquel que había recurrido para librarse de un gato loco.
Llamó al garzón y tras pedirle una cena frugal, pero elegante, acompañada de un vino espumoso, se decidió a inspeccionar las mesas a su alrededor, pocas estaban ocupadas. La suya se hallaba iluminada por una luz tenue y que podía pasar desapercibida, a pesar que se localizaba en uno de los ventanales que daban a la calle.
La noche parecía hermosa, algo fresca pero bella para caminar. Cerró los ojos, inspiró como si pudiera de alguna manera apreciar el olor de la brisa húmeda a consecuencia de una llovizna que suavemente comenzaba a caer en Paris. Miró por el ventanal y vio a Lucius que la observaba algo preocupado, - Pobre - dijo en voz baja, al ver que se estaba empapando, por medio de señas y moviendo sus labios, pudo comunicarse con él, le pidió que se volviera a la mansión, ella pasaría la noche allí, el hombre la miró negando con la cabeza, no estaba de acuerdo en dejarla sola y desprotegida, su mirada mostraba un ceño fruncido y los ojos grises refulgían como un relámpago reprendiéndola severamente. No estaba bien que una mujer sola se quedara en un hotel, pero si había algo que Galia detestaba era que no le hicieran caso, lo miró a los ojos con una expresión de disgusto, su cochero le miró los labios algo apretados por su gesto de mortificación, igual que una pequeña que no recibe el regalo que esperaba. Ella sabía que aquello lo desarmaba, conocía bien su potencial de seducción.
El hombre, levantó los brazos al cielo, con actitud teatral, como si dijera – hay Dios porque a mí me toca encontrarme con esta tirana -, Galia no pudo más que reír con una risa suave y cristalina, le caía muy bien ese gatito y si no fuera por varias razones, se daría la oportunidad de conocerlo mejor, - pero no es el momento, ni queremos más problemas – se reprendió mientras lo veía subir al carruaje y alejarse.
Suspiró un poco apenada, siguió mirando por la ventana cuando el reflejo de unos ojos le llamó la atención. La mirada inquisidora de un hombre la estudiaba descaradamente, un temblor la recorrió ¿Que había pasado con el espíritu que había mandado a investigar? Simplemente ya no lo sentía, como si se hubiera desvanecido en el aire – pero ¿porque? , ¿Que había llevado a las almas no advertirme de la presencia de aquel vampiro? – se dijo. La piel se le erizó, se había equivocado, tendría que haberse ido a casa con Lucius, pero ya era demasiado tarde.
La verdad había tenido que usar un poco de su don de dominación implantándole en la mente la necesidad urgente de cazar ratones en algún callejón obscuro de los tugurios de Paris, - para que aprendas a no ser tan zopenco – se dijo en voz baja mientras lo veía alejarse. Suspiró aliviada, no tenía ganas de volver a la mansión de Saskia, se aventuraría en busca de un poco de diversión. Le apasionaba utilizar sus dones y en especial, aquel que había recurrido para librarse de un gato loco.
Llamó al garzón y tras pedirle una cena frugal, pero elegante, acompañada de un vino espumoso, se decidió a inspeccionar las mesas a su alrededor, pocas estaban ocupadas. La suya se hallaba iluminada por una luz tenue y que podía pasar desapercibida, a pesar que se localizaba en uno de los ventanales que daban a la calle.
La noche parecía hermosa, algo fresca pero bella para caminar. Cerró los ojos, inspiró como si pudiera de alguna manera apreciar el olor de la brisa húmeda a consecuencia de una llovizna que suavemente comenzaba a caer en Paris. Miró por el ventanal y vio a Lucius que la observaba algo preocupado, - Pobre - dijo en voz baja, al ver que se estaba empapando, por medio de señas y moviendo sus labios, pudo comunicarse con él, le pidió que se volviera a la mansión, ella pasaría la noche allí, el hombre la miró negando con la cabeza, no estaba de acuerdo en dejarla sola y desprotegida, su mirada mostraba un ceño fruncido y los ojos grises refulgían como un relámpago reprendiéndola severamente. No estaba bien que una mujer sola se quedara en un hotel, pero si había algo que Galia detestaba era que no le hicieran caso, lo miró a los ojos con una expresión de disgusto, su cochero le miró los labios algo apretados por su gesto de mortificación, igual que una pequeña que no recibe el regalo que esperaba. Ella sabía que aquello lo desarmaba, conocía bien su potencial de seducción.
El hombre, levantó los brazos al cielo, con actitud teatral, como si dijera – hay Dios porque a mí me toca encontrarme con esta tirana -, Galia no pudo más que reír con una risa suave y cristalina, le caía muy bien ese gatito y si no fuera por varias razones, se daría la oportunidad de conocerlo mejor, - pero no es el momento, ni queremos más problemas – se reprendió mientras lo veía subir al carruaje y alejarse.
Suspiró un poco apenada, siguió mirando por la ventana cuando el reflejo de unos ojos le llamó la atención. La mirada inquisidora de un hombre la estudiaba descaradamente, un temblor la recorrió ¿Que había pasado con el espíritu que había mandado a investigar? Simplemente ya no lo sentía, como si se hubiera desvanecido en el aire – pero ¿porque? , ¿Que había llevado a las almas no advertirme de la presencia de aquel vampiro? – se dijo. La piel se le erizó, se había equivocado, tendría que haberse ido a casa con Lucius, pero ya era demasiado tarde.
Galia Meis- Hechicero Clase Media
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Re: Noche de Re encuetros - Privado
A mi memoria volvían esos recuerdos del pasado cuando me la pasaba escuchando el piano y la veía tocar con cierta maestría en sus finos y delicados dedos de porcelana. Mariell, oh, Mariell...mi querida Mariell....Escucho la melodía que enseguida resonaba en el restaurante detenidamente con mis oídos agudizados, a la vez que escucho el bombeo del palpitar de aquella mujer en la que me había estado fijando con anterioridad. Enseguida me levante para acercarme a ella, estando bien cerca, la tome de la mano para besarle el dorso de su mano-...Baile conmigo...no recibiré un no por respuesta...-Tiré de ella hasta la pista de baile y comencé a moverme con ella. Había sido movimientos rápidos, si, pero así mejor para tener un modo de poder charlar tranquilamente, la sonreí sosteniendo su mano en alto, y la otra sobre su cintura, apegandola contra mi cuerpo y bailar como el magnífico bailarín de salón que lo era desde hace mucho mucho tiempo. Había gente que nos había visto y que parecían sorprendidas. Miré a quien tenia entre mis brazos y lentamente me quede mirándola lentamente, haciendo que entrara en un trance al que pudiera seguir el ritmo de la música.
Unas vueltas por aquí, otras por allá, y volvía a sujetarla de la cintura sin dejarla de mirar y ni siquiera dejarla escapar de mis brazos. Si, era una buena bailarina, me quedaba aun mirándola, podría ser...o no? Quizás solo me estaba haciendo ilusiones pues el anhelo a veces me atrapaba en sus redes llenas de tristeza o alegría, pero no había nada en ella de Mariell.
-Bailais..bien –susurre a su oído lentamente como si fuera el halito de la muerte en su cuello, entonces le di una vuelta para después tener que acercarla de nuevo a mi cuerpo, una mano puse sobre su rostro y concentrándome lo suficiente, intenté que cayera bajo el influjo de mi poder, intentar dejarla bien relajada, pero tan solo para que nadie sospechara, iba pasando mi mano por su cuello, al que después bese sin poder evitarlo a la vez que volvía a elevar un brazo al ritmo del compás. Mi influjo seductor estaba intentando hacer su trabajo para después seguir con mi mano hacia abajo por canalillo y parte de su vientre al que después libere de mis caricias dejando las manos como al principio, a la pose inicial para seguir bailando ambos.
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Noche de Re encuetros - Privado
Bajó la mirada, intentó ignorar esos ojos penetrantes, abrió su bolso para asegurarse que había traído una pequeña daga de plata que podía usar de protección para algún maleante, pero que poco creía que pudiera salvarla de aquel ser que la comía literalmente con su mirada. Concentrada estaba en aquellos pensamientos cuando, desde un extremo del salón surgieron los primeros acordes de un piano al que ella no había prestado atención.
Sus ojos volaron al lado de ese piano y a la magnífica interpretación que estaba obsequiando a los allí presentes. Suspiró, apoyando los brazos en la mesa, su mano derecha se cerró sobre una rosa que el cambia formas con el que había estado, le trajera de regalo, la observó por un mínimo segundo mientras sus ojos se aguaban, una angustia, una nostalgia se apoderó de su pensamiento, recordó cuando en su mansión en medio de los bosques de Asturias, pasaba las tarde y parte de sus noches tocando el piano, con los ventanales abiertos y la brisa del bosque acariciando su piel. Sonrió tristemente, todo aquello había desaparecido por culpa de unos hombres que creían ser mejor que los demás. Apretó con fuerza la rosa hasta quebrar el tallo, una espina hirió su mano, pero eso no le dolía como sí lo hacía el recuerdo de su hogar, de su familia, de su vida. Su cuerpo mostraba una actitud, aunque diga, de mucha tristeza, la misma que inundaba su alma las notas de aquel piano, desgarrándola lentamente.
No se percató que el sobrenatural se acercaba a ella, ni que parado a su lado extendiera la mano y tomara la suya, recién cuando los labios del vampiro tocaron su piel haciéndola estremecer , sus ojos encontraron los ajenos. La condujo hasta la mitad del salón y con suaves movimientos le exigió que bailara, en todo momento ella supo que intentaba controlarla, pero la música del piano la mantenía angustiada, débil y la fortaleza mental que caracterizaba a Galia en esos momentos casi no existía, él podía hacer lo que quisiera con ella y eso era realmente peligroso.
Los labios de aquel hombre casi apoyados en sus cuello y sus palabras la sacaron de su ensoñación, cerró los ojos cuando sintió el aliento masculino en su piel, intentó concentrarse, debía utilizar una ilusión para que los demás presentes no sospecharan, eran muy pocos pero aun así, el esfuerzo que debía hacer para que la magia se mantuviera eran enorme y necesitaba tenerlas todas con ella, pero las manos inquietas del vampiro no le permitían crear la ilusión.
En un momento cuando pareció que su compañero de baile le daba una tregua, ella entre giro y giro logró zafarse de sus brazos, había quedado a escasos centímetros del pianista, inmediatamente implantó una sugerencia sutil para que éste le cediera el asiento y sin preámbulos comenzó a interpretar una pieza, quería alejar a ese sobrenatural de ella y si los demás la contemplaban no podría acercarse mucho a ella, además no había nada en el mundo que amara con tanta pasión como dejar que sus manos se deslizaran por el teclado.
La música fue conquistando cada corazón, ayudada por el don de la manipulación, cerró sus ojos y su respiración se volvió suave y tierna como la de un pequeño gorrión, sus pestañas se perlaron con diminutas lágrimas, cada vez que tocaba un piano se transformaba, la antigua Gal surgía como un fantasma que es liberado de su prisión, aquella que había sido, la joven dulce, tierna, que creía en la bondad de los seres indistintamente si fueran humanos o sobrenaturales, esa que habían asesinado la noche en que los inquisidores irrumpieron en su hogar y le quitaron todo lo que poseía. Cuando los últimos acordes sonaron abrió sus ojos, mostrando el enorme dolor que cargaba en su interior, los clavó en el vampiro, esa mirada de melancolía, dulzura y timidez se fue trasformando en la de ésta nueva Galia, fría, calculadora, cubriendo con un manto de hielo el alma que aun pugnaba por salir, por un segundo ella se mostró ante el vampiro con toda su verdad.
Galia Meis- Hechicero Clase Media
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Re: Noche de Re encuetros - Privado
-Uhmm....ya veo, parece que la gatita ha empezado a sacar sus garras...-Suspire mirándola fijamente a lo que después me auto convencí de que iba a ser una mujer difícil de domar, me quede observándola fijamente, me fui acercando a ella lentamente para tomarla de las manos con algo de insistencia, le rodee la cintura lentamente para apegarla contra mi cuerpo, puse una mano sobre su rostro al que intente relajar el gesto. Todos parecían mirarnos como parte de una coreografía ensayada y nosotros siendo los títeres que eran movidos por los hilos invisibles de alguien. Intente usar mi poder sobre ella para poder someterla a mi influjo, recordé palabras en latín que me ayudaron a que fuera más efectivo el embrujo sobre la mujer que ahora sostenía en mis brazos y rodeándola por la cintura.
No sé qué decir ni qué hacer cuando esto pasa. Como un augurio esto me pasaba cada vez que estaba con una mujer, un mal augurio, un sentimiento en el que se me encogía el corazón, la tenia al borde de la mano, acerque mis labios para poder besar los ajenos, llegue y los roce lentamente para ir cogiéndola en mis brazos cual princesa de cuento de hadas.
Algo me decía que era mala idea, que no debía de hacer lo que estaba a punto de hacer pero simplemente era un torbellino y tan solamente la saque fuera de aquel restaurante en donde todas las miradas se fijaban en nosotros. Después de varios minutos la tumbe en un diván que había en uno de los pasillos del hotel. Estábamos a solas y yo solamente me quede mirándola fijamente, me aleje, me ajuste la corbata, desanudándola poco a poco hasta poder respirar lentamente y con fluidez. Mirandola estaba y de acuerdo con lo que pense de las mujeres, esta precisamente estaba fuera de lo que pensaba. Sería divertido, como pensé de domarla.
No sé qué decir ni qué hacer cuando esto pasa. Como un augurio esto me pasaba cada vez que estaba con una mujer, un mal augurio, un sentimiento en el que se me encogía el corazón, la tenia al borde de la mano, acerque mis labios para poder besar los ajenos, llegue y los roce lentamente para ir cogiéndola en mis brazos cual princesa de cuento de hadas.
Algo me decía que era mala idea, que no debía de hacer lo que estaba a punto de hacer pero simplemente era un torbellino y tan solamente la saque fuera de aquel restaurante en donde todas las miradas se fijaban en nosotros. Después de varios minutos la tumbe en un diván que había en uno de los pasillos del hotel. Estábamos a solas y yo solamente me quede mirándola fijamente, me aleje, me ajuste la corbata, desanudándola poco a poco hasta poder respirar lentamente y con fluidez. Mirandola estaba y de acuerdo con lo que pense de las mujeres, esta precisamente estaba fuera de lo que pensaba. Sería divertido, como pensé de domarla.
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Noche de Re encuetros - Privado
Galia, sentía que estaba en un trance del que no podía salir, el vampiro abrazado a ella, sus manos la recorrían con ternura y seducción, ella intentó no mirarlo a los ojos, pero una extraña sensación la llevaba a buscar esa mirada, el color de esas pupilas eran tan particular, - donde te he visto – pensó, haciendo un pequeño y casi imperceptible gesto de preocupación. En esos movimientos de un baile en el que parecía que solo ellos escuchaba una música que los envolvía y separaba del mundo, de todas las personas que los seguían con la mirada, se fueron acercando a la salida.
Ella fue cayendo lentamente, en esa sensación extraña, los labios del hombre rosaron los suyos, los había observado mientras se acercaban a los suyos, hasta que cerró los ojos al sentir el rose frio pero excitante. Se sonrosó, Galia nunca había sido besada, ni en sueños podía comparar aquella sensación que la invadía, sus parpados se abrieron buscando los orbes del hombre, que entre tristes, seductores y peligrosos, no dejaban de contemplarla, - que estará pensando – caviló. Casi sin que ella se diera cuenta la fue llevando hasta la entrada del Restaurante y el interior del hotel. Galia, en un instante de lucidez se pudo dar cuenta que debía intentar escapar de un ser así, si no quería terminar como el espectro que lo acompañara al verlo en lo alto de la escalera, - o peor aun, como Saskia – se dijo, temblando al pensar en su amiga que ahora era un ente como este. Volvió a estremecerse entre los fuertes brazos y cuando se dio cuenta estaba cómodamente recostada sobre un diván, su pecho en ese vestido seductor subía y bajaba dejando apreciar la tersura de unos senos blancos y apetecibles.
A pesar del esfuerzo que hacía mentalmente, no pudo, ni quiso en verdad, romper el contacto visual que tenía con aquel hombre. Sentado a su lado, ella lo observó con detenimiento, el color de esos ojos, el de los cabellos, la forma de su mandíbula, el cuello fuerte al igual que sus hombros , la amplitud de su pecho, volvió a sonrosarse como una adolescente, descubrió que el vampiro intentaba recuperar el aliento y la serenidad – acaso esta nervioso, pueden tener esos sentimientos – reflexionó por un segundo – no tonta, eso es imposible -. En Cambio su propio corazón palpitaba como un caballo desbocado, dando vuelcos. La boca se le había secado, y con su lengua humedeció sus labios dejándolos brillosos y como una fruta mojada, apetitosa para volver a ser probada.
Cuando lo vio desanudarse la corbata, Galia apretó los puños, debía huir, no permitirá que ese hombre se le acercase nuevamente, aunque le hubiera robado su primer beso, no lo dejaría que la dominara. Aunque pareciera una experta bruja y una muy buena espía, ella no dejaba de ser una joven que temía lo que un extraño pudiera hacer con ella. Rompió el contacto visual y buscó alguna anima o ente que la ayudara, pudo observar unas energías que aunque no eran muy fuertes podría usar para mover objetos, les ordenó mentalmente golpear al vampiro, un jarrón salió despedido de una mesilla de arrimo directo a la cabeza de aquel que la había tenido sometida por un instante, aunque el hombre logró esquivarlo con facilidad, - o los entes tenían muy mala puntería o éste vampiro era muy ágil – se dijo sonriendo con picardia. La distracción le ayudó para salir corriendo lo mas rápido posible, tomó por las escaleras y en vez de salir al vestíbulo se internó mas en el importante Hotel, tarde se dio cuenta de su error, pues pronto sintió que el vampiro la seguía.
Ella fue cayendo lentamente, en esa sensación extraña, los labios del hombre rosaron los suyos, los había observado mientras se acercaban a los suyos, hasta que cerró los ojos al sentir el rose frio pero excitante. Se sonrosó, Galia nunca había sido besada, ni en sueños podía comparar aquella sensación que la invadía, sus parpados se abrieron buscando los orbes del hombre, que entre tristes, seductores y peligrosos, no dejaban de contemplarla, - que estará pensando – caviló. Casi sin que ella se diera cuenta la fue llevando hasta la entrada del Restaurante y el interior del hotel. Galia, en un instante de lucidez se pudo dar cuenta que debía intentar escapar de un ser así, si no quería terminar como el espectro que lo acompañara al verlo en lo alto de la escalera, - o peor aun, como Saskia – se dijo, temblando al pensar en su amiga que ahora era un ente como este. Volvió a estremecerse entre los fuertes brazos y cuando se dio cuenta estaba cómodamente recostada sobre un diván, su pecho en ese vestido seductor subía y bajaba dejando apreciar la tersura de unos senos blancos y apetecibles.
A pesar del esfuerzo que hacía mentalmente, no pudo, ni quiso en verdad, romper el contacto visual que tenía con aquel hombre. Sentado a su lado, ella lo observó con detenimiento, el color de esos ojos, el de los cabellos, la forma de su mandíbula, el cuello fuerte al igual que sus hombros , la amplitud de su pecho, volvió a sonrosarse como una adolescente, descubrió que el vampiro intentaba recuperar el aliento y la serenidad – acaso esta nervioso, pueden tener esos sentimientos – reflexionó por un segundo – no tonta, eso es imposible -. En Cambio su propio corazón palpitaba como un caballo desbocado, dando vuelcos. La boca se le había secado, y con su lengua humedeció sus labios dejándolos brillosos y como una fruta mojada, apetitosa para volver a ser probada.
Cuando lo vio desanudarse la corbata, Galia apretó los puños, debía huir, no permitirá que ese hombre se le acercase nuevamente, aunque le hubiera robado su primer beso, no lo dejaría que la dominara. Aunque pareciera una experta bruja y una muy buena espía, ella no dejaba de ser una joven que temía lo que un extraño pudiera hacer con ella. Rompió el contacto visual y buscó alguna anima o ente que la ayudara, pudo observar unas energías que aunque no eran muy fuertes podría usar para mover objetos, les ordenó mentalmente golpear al vampiro, un jarrón salió despedido de una mesilla de arrimo directo a la cabeza de aquel que la había tenido sometida por un instante, aunque el hombre logró esquivarlo con facilidad, - o los entes tenían muy mala puntería o éste vampiro era muy ágil – se dijo sonriendo con picardia. La distracción le ayudó para salir corriendo lo mas rápido posible, tomó por las escaleras y en vez de salir al vestíbulo se internó mas en el importante Hotel, tarde se dio cuenta de su error, pues pronto sintió que el vampiro la seguía.
- disculpas:
- Perdon por la tardanza, espero desees seguir con el tema, saludos Galia.
Galia Meis- Hechicero Clase Media
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Re: Noche de Re encuetros - Privado
Tenia entendido que las mujeres cuando se les ayuda, con toda tu buena voluntad, se les acababa el cuento y se iban de nuevo a un lugar seguro o recibias una recompensa, pero esta precisamente hizo que esquivara un jarron que habia salido volando hacia su persona, el lo esquivó pero después vio que huyo de el, solamente se pregunto el porque lo hizo, no entendio la verdad la estupidez de lo que hizo la mujer, porque en cuestion de segundos, estaba detras de ella, en aquel estrecho pasillo justo detras de ella, oliendole el perfume que ella llevaba puesto, la agarro de los brazos y la cintura para poder arrastrarla hacia dentro de una de las habitaciones donde no habia nadie, estaban en una habitacion sin mucha importancia, no era una suite, entonces cuando cerro la puerta, Benvolio con sutileza, empujó a la humana contra la cama que habia en la habitacion.
-Creo que sois lo suficientemente mayor para comportaros....No tengo la menor idea de donde os he visto pero prefiero que quede las cosas asi...sin que sepamos del uno del otro..-En unos segundos la tenia atrapada entre el y la cama, su rodilla en el sexo de la mujer, su escote se lo habia abierto de par en par, mostro sus colmillos, amenazandola y colocando sus manos sobre su cabeza-...No me tientes humana sino...puedo darte la inmortalidad que tus balas podrian evitar...-solamente esquivo algo y se separo de la mujer mortal, se fue recolocando las ropas y salio de la habitacion, cerrando la puerta desde fuera-....A ver si aprendes...-estuvo quieto ahi, seguramente la mujer querria salir y el no le dejaria-
-Creo que sois lo suficientemente mayor para comportaros....No tengo la menor idea de donde os he visto pero prefiero que quede las cosas asi...sin que sepamos del uno del otro..-En unos segundos la tenia atrapada entre el y la cama, su rodilla en el sexo de la mujer, su escote se lo habia abierto de par en par, mostro sus colmillos, amenazandola y colocando sus manos sobre su cabeza-...No me tientes humana sino...puedo darte la inmortalidad que tus balas podrian evitar...-solamente esquivo algo y se separo de la mujer mortal, se fue recolocando las ropas y salio de la habitacion, cerrando la puerta desde fuera-....A ver si aprendes...-estuvo quieto ahi, seguramente la mujer querria salir y el no le dejaria-
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Noche de Re encuetros - Privado
Pudo sentir como la tomaba por uno de sus brazos haciéndola girar y trastabillar, cuando creía que iba a caer, el brazo libre del vampiro la rodeó por la cintura atrayendo su flexible cuerpo a él, pegándola al masculino, Galia, puso sus brazos como defensa entre su pecho y el ajeno e intentó separarse pero le era inútil, aquel ser poseía una fuerza y agilidad que la sojuzgaban. La introdujo en una de las habitaciones que se encontraba iluminada por las tenues luces de la calle y la luna que esa noche parecía que dominaba el firmamento con majestuosidad. Aquel hombre, la soltó suavemente pero no se apartó, intentaba que ella en todo momento le sostuviera la mirada, como si eso fuera un lazo del que no se podía zafar.
Con cada paso que el vampiro daba hacia ella, Galia se alejaba, así la dirigió hasta tenerla en donde él quería. El borde del lecho, golpeó las piernas de la joven, apretándola contra la superficie mullida, perdió el equilibrio y cayendo sobre el cobertor, entonces el vampiro se abalanzó a ella, la bruja gritó espantada, intentó golpear al hombre con sus puños cerrados, pero la velocidad del sobrenatural era tan estremecedora como la cercanía del mismo, sintió la pierna masculina enterrarse entre sus piernas, tuvo miedo de moverse, mas aun cuando con total desparpajo le desajustó el escote dejando al descubierto sus voluptuosos senos, tembló de solo pensar en que pudiera tocarlos, ningún hombre lo había hecho y en verdad no estaba en sus planes terminar como una diversión para ningún vampiro y menos para éste que parecía que no la reconocería nunca, - ¿acaso no me recuerdas? - susurró casi sin aliento.
Los colmillos del vampiro se acercaron a su cuello, ella giró la cabeza aunque estaba sostenida con fuerza y a la vez con delicadeza por las manos del hombre, cerró los ojos, su pecho subía y bajaba con rapidez y las lagrimas que deseaba contener se escurrieron por sus parpados, unas gotas cayeron a la palma del vampiro. No quería mirarlo, demasiado abrumada y humillada se sentía por como la estaba tratando y que ni siquiera hiciera el intento de recordarla.
Entonces su mente permitió que las palabras del vampiro llegaran a su entendimiento, cuando él le afirmó lo que podía pasar a pesar de las balas que ella poseía, - ¿balas que poseo? - se dijo algo confundida aun – la pistola – recordó mientras un brillo iluminaba su mente y una sonrisa cambiaba su expresión de tristeza.
El vampiro se incorporó y se arregló la camisa, ella lo contempló aun extendida en el lecho manteniendo el peso de su cuerpo con los codos, podría haber buscado el arma y disparado por lo menos una vez para defender su dignidad, pero no lo hizo, solo contempló como el sobrenatural se giraba y desaparecía cerrando la puerta tras de si.
Galia se quedó, en un estado de conmoción al verse sola en esa habitación, se reincorporó en el lecho y restableció lo mejor que pudo su apariencia, aun su piel se percibía ruborizada por todo lo vivido y el corazón saltaba dentro de su pecho con fuerza. Caminó hasta la puerta, estaba tentada a salir y correr escaleras abajo, tomar la calle y subirse al primer coche de alquiler que encontrara, con suerte estaría en la mansión de la Societatis Lilium en menos de media hora.
Inspiró con fuerza llenando sus pulmones, se contempló en el espejo de pie que decoraba la sencilla habitación, - bien Galia, Benvolio no te ha reconocido – sonrió -es la primera vez que lo nombro desde … - dejó la respuesta en el aire y sonrió acariciando con la punta de los dedos sus labios rojos y seductores.
Con cada paso que el vampiro daba hacia ella, Galia se alejaba, así la dirigió hasta tenerla en donde él quería. El borde del lecho, golpeó las piernas de la joven, apretándola contra la superficie mullida, perdió el equilibrio y cayendo sobre el cobertor, entonces el vampiro se abalanzó a ella, la bruja gritó espantada, intentó golpear al hombre con sus puños cerrados, pero la velocidad del sobrenatural era tan estremecedora como la cercanía del mismo, sintió la pierna masculina enterrarse entre sus piernas, tuvo miedo de moverse, mas aun cuando con total desparpajo le desajustó el escote dejando al descubierto sus voluptuosos senos, tembló de solo pensar en que pudiera tocarlos, ningún hombre lo había hecho y en verdad no estaba en sus planes terminar como una diversión para ningún vampiro y menos para éste que parecía que no la reconocería nunca, - ¿acaso no me recuerdas? - susurró casi sin aliento.
Los colmillos del vampiro se acercaron a su cuello, ella giró la cabeza aunque estaba sostenida con fuerza y a la vez con delicadeza por las manos del hombre, cerró los ojos, su pecho subía y bajaba con rapidez y las lagrimas que deseaba contener se escurrieron por sus parpados, unas gotas cayeron a la palma del vampiro. No quería mirarlo, demasiado abrumada y humillada se sentía por como la estaba tratando y que ni siquiera hiciera el intento de recordarla.
Entonces su mente permitió que las palabras del vampiro llegaran a su entendimiento, cuando él le afirmó lo que podía pasar a pesar de las balas que ella poseía, - ¿balas que poseo? - se dijo algo confundida aun – la pistola – recordó mientras un brillo iluminaba su mente y una sonrisa cambiaba su expresión de tristeza.
El vampiro se incorporó y se arregló la camisa, ella lo contempló aun extendida en el lecho manteniendo el peso de su cuerpo con los codos, podría haber buscado el arma y disparado por lo menos una vez para defender su dignidad, pero no lo hizo, solo contempló como el sobrenatural se giraba y desaparecía cerrando la puerta tras de si.
Galia se quedó, en un estado de conmoción al verse sola en esa habitación, se reincorporó en el lecho y restableció lo mejor que pudo su apariencia, aun su piel se percibía ruborizada por todo lo vivido y el corazón saltaba dentro de su pecho con fuerza. Caminó hasta la puerta, estaba tentada a salir y correr escaleras abajo, tomar la calle y subirse al primer coche de alquiler que encontrara, con suerte estaría en la mansión de la Societatis Lilium en menos de media hora.
Inspiró con fuerza llenando sus pulmones, se contempló en el espejo de pie que decoraba la sencilla habitación, - bien Galia, Benvolio no te ha reconocido – sonrió -es la primera vez que lo nombro desde … - dejó la respuesta en el aire y sonrió acariciando con la punta de los dedos sus labios rojos y seductores.
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Re: Noche de Re encuetros - Privado
Estaba quieto y esperando a que se calmara la joven que tenía encerrada en la habitación, muchas veces había ido por las sombras, sin compañía alguna, sintiendo que meramente estaba convertido para dominarse a sí mismo y dejarse llevar por la soledad.
Entre tanto, allá dentro de la hermosa habitación, abarrotada de ricos muebles y de cuanto pueden exigir la comodidad y el regalo, la mujer creía soñar; por poco, y a sus solas, capaz se sentía de bailar de gusto. El temor, más instintivo que razonado, con que fue al altar de Nuestra Señor la discordia y la tentación, se había disipado ante los dulces y paternales razonamientos del anciano racionamiento, el cual sólo pedía a la tierna esposa llamada amor, un poco de cariño y de calor, los incesantes cuidados que necesita la extrema vejez….y de las cuentas que los años llevaban a su espalda sin cesar, sin dejar de llamarle la atención durante los letargos de su despertada existencia.
Su alma parecía estar siendo perdonada.
Nunca pensó que llegaría a estar así, tan vivo, gracias a la trampa que en el pasado le dejaron sus compañeros de las cruzadas o en busca de aquel relicario que al final resulto ser la pieza maldita del santo grial. No siguieron la intuición, no siguieron nada de lo que él les dijo y fueron por donde fueron los bombarda. Ahora no estaba con su adorada Marie…la cual echaba de menos, a la que nunca jamás volvió a ver en su vida por culpa de que no quería que supiera de su nueva naturaleza. Tuvo que dejar de verla. Tuvo que apartarse de lo que era su pasado y lo que hubiera sido su futuro: Hijos, esposa y una granja en donde vivir en paz.
Pero las vueltas del carrusel habían dado vueltas y vueltas conforme pasaron los años. Se había convertido en un inquisidor y en el mejor de su promoción. Seguramente, habrían llegado más jóvenes que instruir, pero solamente pensó en que debería dejar abiertas sugerencias para que lo tomaran por mentor u algo parecido. Tras un momento de pausa, de silencio que parecía hablar por si solo, pudo sentir el roce de los dedos de la mujer sobre sus labios a través de la puerta. De repente, como si no lo hubiera avistado, su cuerpo sintió la necesidad de volver a besarlos poco a poco, lentamente, como el fuego funde, quema a la leña para que luego se convierta en ceniza.
Abrio de repente la puerta, camino a paso ligero para estar frente a la mujer del diablo, le rodeo la cintura lentamente y volvió a besarla, apoyando la otra mano en su dorado cabello, acercándola, apretando el beso para que no se rompiera, sentía que la mujer por fuera era puro fuego, pero por dentro sentía como se derritió a su toque, la mano aun situada en la cintura fue directa al muslo para levantarla del suelo, levantar en peso a la mujer y lentamente, ponerla boca arriba en la cama, la volvió a besar de nuevo sintiendo su cuerpo frágil bajo el gélido de él mismo.
Entre tanto, allá dentro de la hermosa habitación, abarrotada de ricos muebles y de cuanto pueden exigir la comodidad y el regalo, la mujer creía soñar; por poco, y a sus solas, capaz se sentía de bailar de gusto. El temor, más instintivo que razonado, con que fue al altar de Nuestra Señor la discordia y la tentación, se había disipado ante los dulces y paternales razonamientos del anciano racionamiento, el cual sólo pedía a la tierna esposa llamada amor, un poco de cariño y de calor, los incesantes cuidados que necesita la extrema vejez….y de las cuentas que los años llevaban a su espalda sin cesar, sin dejar de llamarle la atención durante los letargos de su despertada existencia.
Su alma parecía estar siendo perdonada.
Nunca pensó que llegaría a estar así, tan vivo, gracias a la trampa que en el pasado le dejaron sus compañeros de las cruzadas o en busca de aquel relicario que al final resulto ser la pieza maldita del santo grial. No siguieron la intuición, no siguieron nada de lo que él les dijo y fueron por donde fueron los bombarda. Ahora no estaba con su adorada Marie…la cual echaba de menos, a la que nunca jamás volvió a ver en su vida por culpa de que no quería que supiera de su nueva naturaleza. Tuvo que dejar de verla. Tuvo que apartarse de lo que era su pasado y lo que hubiera sido su futuro: Hijos, esposa y una granja en donde vivir en paz.
Pero las vueltas del carrusel habían dado vueltas y vueltas conforme pasaron los años. Se había convertido en un inquisidor y en el mejor de su promoción. Seguramente, habrían llegado más jóvenes que instruir, pero solamente pensó en que debería dejar abiertas sugerencias para que lo tomaran por mentor u algo parecido. Tras un momento de pausa, de silencio que parecía hablar por si solo, pudo sentir el roce de los dedos de la mujer sobre sus labios a través de la puerta. De repente, como si no lo hubiera avistado, su cuerpo sintió la necesidad de volver a besarlos poco a poco, lentamente, como el fuego funde, quema a la leña para que luego se convierta en ceniza.
Abrio de repente la puerta, camino a paso ligero para estar frente a la mujer del diablo, le rodeo la cintura lentamente y volvió a besarla, apoyando la otra mano en su dorado cabello, acercándola, apretando el beso para que no se rompiera, sentía que la mujer por fuera era puro fuego, pero por dentro sentía como se derritió a su toque, la mano aun situada en la cintura fue directa al muslo para levantarla del suelo, levantar en peso a la mujer y lentamente, ponerla boca arriba en la cama, la volvió a besar de nuevo sintiendo su cuerpo frágil bajo el gélido de él mismo.
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Re: Noche de Re encuetros - Privado
Dicen que nunca debes sentirte del todo segura, y eso pasó con Galia, cuando creía estar sola y que él se había ido sin reconocerla, en ese segundo de paz, la tormenta llegó como un tornado que devasta la fortaleza y te deja expuesta a un destino incierto.
La puerta se abrió, Galia se giró enfrentando, su corazón por una milésima de segundo se detuvo, lo podía jurar, - ¿a caso me has reconocido? - pensó, con las pupilas dilatadas por el impacto que le causaba volver a estar frente de él. Golpeó con su cadera el borde del drossiere, el espejo tintineo, estando a punto de caer. Un pequeño florero de solitaria rosa explotó en el suelo al perder el equilibrio. pero ella no se preocupó por todo aquello, eran los pasos acercándose, y esa mirada entre asesina y misteriosa que la cubría por completo.
Su corazón de casi muerto, pareció revivir, desbocándose a penas esas fuertes manos rodearon el talle de su cintura. Todo a su alrededor desapareció, a su mente llegaron los acordes lejanos de una melodía, regresó a una noche muy especial para ella, cuando Benvolio la tomó suavemente de la cintura para danzar juntos por todo el salón. Recordó cada detalle, con la fuerza de lo vivido, un baile de mascaras en el palacio de verano de los reyes de España, - el primero que mis padres me llevaban – caviló mientras esos ojos se acercaban cada instante mas a su rostro, - bailamos casi toda la noche, sin quitarnos las mascaras sin decirnos ni una palabra – siguió recordando. Su rostro cambió, del asustado a uno donde el recuerdo lo dulcificaba todo.
Era su baile inaugural, su presentación en sociedad. Sus padres, auguraban para de ése momento que alguno de los parientes del rey, vería en Galia un excelente partido para desposar. Toda la semana le habían explicado cual era el sentido de esos bailes y de la importancia de que se comportara de cierta manera. Pero ella en vez de fijarse en los candidatos que sus padres pretendían, había posado sus ojos en un hombre de elegante estampa, pero que nadie sabía ni como había llegado a la fiesta. Un caballero de mirada dura y ojos color del hielo azulado.
La mano que subiendo por su espalda se enterró en sus cabellos, la atrajo nuevamente al presente, desvaneciendo la ilusión; los labios que buscaban con prepotencia e insistencia los suyos le quitaban el aliento. Debería haber golpeado con sus puños el pecho del vampiro, arañado con sus uñas aquel casi olvidado rostro, pero solo dejó que sus manos y dedos recorrieran el cuello masculino acariciándolo. Hundiendo, ella también, en sus cabellos de un orados casi blancos, sus delgados y gráciles dedos, tiró suavemente de ellos. Galia no sabía lo que debía o no hacer, solo dejó que sus instintos surgieran. El filo puntiagudo de los colmillos del vampiro arañaron sus labios hiriéndolos imperceptiblemente.
En un segundo la cargó como si ella pesara menos que una mariposa. Galia dejó que la levantara abrazándolo, sin perder el contacto con los labios. El vestido subió por sus piernas dejando ver las sensuales medias de seda negra y sus coquetas botas charoladas. Aquel hombre a colocó con delicadeza en el lecho y sentado a su lado la volvió a besar. Lo sintió acomodarse nuevamente, esta vez sobre ella, el peso de Benvolio la hizo temblar, sus piernas quedaron entrelazadas. Lo contempló con una mezcla de sentimientos, por un lado miedo, porque ahora sabía que no solo se trataba de un ser sobrenatural, sino que se trataba de él, y que no había sido responsable de lo que ella viviera, no tenía porque odiarlo. En esos meses en que se había creído traicionada por él, utilizada para destruir a sus padres, hundir a su hermano. Pensar en aquel caballero de mascara y ojos azules, le había dado las fuerzas para seguir, para vengarse, ser fuerte y luchar hasta la muerte si era necesario, mientras alguno de los dos viviera. Pero ahora sus defensas estaban destruidas y su vulnerable corazón temblaba como el gorrión en el frio invierno.
La puerta se abrió, Galia se giró enfrentando, su corazón por una milésima de segundo se detuvo, lo podía jurar, - ¿a caso me has reconocido? - pensó, con las pupilas dilatadas por el impacto que le causaba volver a estar frente de él. Golpeó con su cadera el borde del drossiere, el espejo tintineo, estando a punto de caer. Un pequeño florero de solitaria rosa explotó en el suelo al perder el equilibrio. pero ella no se preocupó por todo aquello, eran los pasos acercándose, y esa mirada entre asesina y misteriosa que la cubría por completo.
Su corazón de casi muerto, pareció revivir, desbocándose a penas esas fuertes manos rodearon el talle de su cintura. Todo a su alrededor desapareció, a su mente llegaron los acordes lejanos de una melodía, regresó a una noche muy especial para ella, cuando Benvolio la tomó suavemente de la cintura para danzar juntos por todo el salón. Recordó cada detalle, con la fuerza de lo vivido, un baile de mascaras en el palacio de verano de los reyes de España, - el primero que mis padres me llevaban – caviló mientras esos ojos se acercaban cada instante mas a su rostro, - bailamos casi toda la noche, sin quitarnos las mascaras sin decirnos ni una palabra – siguió recordando. Su rostro cambió, del asustado a uno donde el recuerdo lo dulcificaba todo.
Era su baile inaugural, su presentación en sociedad. Sus padres, auguraban para de ése momento que alguno de los parientes del rey, vería en Galia un excelente partido para desposar. Toda la semana le habían explicado cual era el sentido de esos bailes y de la importancia de que se comportara de cierta manera. Pero ella en vez de fijarse en los candidatos que sus padres pretendían, había posado sus ojos en un hombre de elegante estampa, pero que nadie sabía ni como había llegado a la fiesta. Un caballero de mirada dura y ojos color del hielo azulado.
La mano que subiendo por su espalda se enterró en sus cabellos, la atrajo nuevamente al presente, desvaneciendo la ilusión; los labios que buscaban con prepotencia e insistencia los suyos le quitaban el aliento. Debería haber golpeado con sus puños el pecho del vampiro, arañado con sus uñas aquel casi olvidado rostro, pero solo dejó que sus manos y dedos recorrieran el cuello masculino acariciándolo. Hundiendo, ella también, en sus cabellos de un orados casi blancos, sus delgados y gráciles dedos, tiró suavemente de ellos. Galia no sabía lo que debía o no hacer, solo dejó que sus instintos surgieran. El filo puntiagudo de los colmillos del vampiro arañaron sus labios hiriéndolos imperceptiblemente.
En un segundo la cargó como si ella pesara menos que una mariposa. Galia dejó que la levantara abrazándolo, sin perder el contacto con los labios. El vestido subió por sus piernas dejando ver las sensuales medias de seda negra y sus coquetas botas charoladas. Aquel hombre a colocó con delicadeza en el lecho y sentado a su lado la volvió a besar. Lo sintió acomodarse nuevamente, esta vez sobre ella, el peso de Benvolio la hizo temblar, sus piernas quedaron entrelazadas. Lo contempló con una mezcla de sentimientos, por un lado miedo, porque ahora sabía que no solo se trataba de un ser sobrenatural, sino que se trataba de él, y que no había sido responsable de lo que ella viviera, no tenía porque odiarlo. En esos meses en que se había creído traicionada por él, utilizada para destruir a sus padres, hundir a su hermano. Pensar en aquel caballero de mascara y ojos azules, le había dado las fuerzas para seguir, para vengarse, ser fuerte y luchar hasta la muerte si era necesario, mientras alguno de los dos viviera. Pero ahora sus defensas estaban destruidas y su vulnerable corazón temblaba como el gorrión en el frio invierno.
Galia Meis- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 20/02/2013
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