Una oscura noche parisina[Nocits Elendil-priv]

por **Seiren Van Villen** Dom Abr 07, 2013 7:03 pm

La luna alumbraba grácilmente los tejados de los edificios parisinos y una gran tranquilidad se respiraba en el aire. La gran mayoría de los habitantes de dicha ciudad ya se encontraban resguardados dentro de sus casas o sumergidos en los más profundos sueños. Una sutil y fría brisa nocturna se paseaba traviesa entre los oscuros callejones de París. Algunos podían encontrarla refrescante, pero para otros, dicha brisa era el anuncio de la mismísima parca disfrazada de un par de amantes.

Sobre una pequeña escalinata se podía divisar la sombra de una joven mujer y su acompañante. El sonido de las oscuras zapatillas de charol bajando por los escalones era lo único que se podía escuchar en ese estrecho callejón. Para esa especial ocasión, la Van Villen había decidido usar un oscuro y largo abrigo, que además de lucir como un elegante vestido, este se amoldaba perfectamente a la figura de la joven. Y para completar su atuendo, ella portaba un pequeño sombrero negro con un delgado velo que lograba cubrir la mitad de su rostro de porcelana.

Al bajar, Seiren se aferró cómodamente del brazo de Noctis, quien la esperaba al final de dichos escalones. La pelinegra giró su rostro al vampiro para poder apreciarlo con sus ahora ocultos orbes.

-Quien diría que volveríamos a París…-un susurró se escapó de los labios carmesí de Seiren dirigiéndose al vampiro. Ella lo miraba aún esperando alguna respuesta de su acompañante mientras ambos paseaban con parsimonia aquella oscura noche parisina.

por **Noctis Elendil** Vie Abr 12, 2013 11:03 pm

La noche tenia un tinte mas oscuro de lo habitual, a esta hora el sosiego era exquisito. Tenia a mi lado a alguien que disfrutaba de esto al igual que yo y eso era otro factor para que el momento sea más placentero.

-En efecto Seiren, que lugar tan romántico para dos demonios. -Miré sus ojos sonriendo ligeramente de lado denotando mi sarcasmo. Había tomado su brazo con el mio y caminaba a paso lento silenciosamente por las calles.

Disfrutaba de la quietud, de lo solitario y vacío que se sentía el ambiente. Era aun mas excitante y apasionante el escenario que se iba a montar dentro de poco. Si es verdad que no me gustaba estar cerca de una criatura tan mínima como los humanos, también es verdad lo interesante que era presenciar lo fácil que es quitarles la vida, y mas encantador aun es verlos seducidos por la muerte y ser ellos mismos los que abren sus brazos para recibirla.

-Seiren...es el momento querida. -La miraba serenamente, sabiendo que a lo lejos se acercaba una joven chica, desafortunada e infeliz que venia lamentándose por acabar de perder a su reciente amor, parecía ya no tener la mas ínfima voluntad para vivir.

-Oh, mírala... ¿No es perfecta para completar la noche? -Susurraba cerca del oído de Seiren incitándola a seguirme el juego. La chica estaba a unos pocos segundos de encontrarse con nosotros.

por **Seiren Van Villen** Miér Abr 17, 2013 9:00 pm

En efecto Seiren, que lugar tan romántico para dos demonios- Escuchó decir al vampiro, quien ahora tomaba su brazo para caminar por la oscura calle. Nuevamente, los orbes azulados de Seiren se posaron en Noctis para poder apreciar esa expresión sarcástica que a ella le gustaba.

Después de unos minutos caminando con tranquilidad, el sepulcral silencio que llenaba el callejón, se vio interrumpido por unos lejanos sollozos femeninos. Cualquier mortal se hubiese puesto a la defensiva de inmediato, pero tanto la Van Villen como el joven Elendil sabían de que se trataba.

En ese instante, la pelinegra pudo escuchar el indicio que su acompañante le hacia. Por otro lado, una fémina figura se aproximaba desde el extremo contrario de dicha callejuela y Seiren sabia que era le momento para actuar. La joven vampiresa dio unos pasos para acercarse a la recién llegada.

-Buenas noches madame- dijo en un susurro sutil que se escapo de sus rosados labios. Seiren se sentía confiada, sabia que nadie dudaría de las intenciones de una indefensa y pequeña nina. La mujer alzó su lloroso rostro; pese al echo de que aun era bastante joven, su tez lucia demacrada y sus orbes enrojecidos.

-Bu...Buenas Noches-respondió entre balbuceos al tiempo que se secaba inútilmente sus mejillas. La recién llegada estaba tan sumergida en sus propios pesares, que nunca se detuvo a pensar que hacia una joven deambulando por las calles parisinas a altas horas de la noche.

-Mal de amores?- dijo la Van Villen en un tono suave y tierno para infundirle confianza a su victima, quien solo se limitaba a asentir como respuesta. La pelinegra llevó una de sus blanquecinas manos al hombro de la desdichada mujer, que por alguna extraña razón había encontrado consuelo con la vampiresa. - Debes sentirte tan mal...por qué no me cuentas de ello?-finalizó Seiren con la misma ternura mientras la mortal comenzaba a sumergirse bajo su poder de persuasión.

La llorosa joven tomo la palabra, nos contó de como el amor entre ella y su pareja había terminado y de como las cosas ya no funcionaban. Sus lagrimas no dejaban de caer por su rostro mientras el relato se llevaba a cabo. Al finalizar, la vampiresa tomo la palabra nuevamente:

-Así que sacrificaste tantas cosas por el.... y el era todo para ti- decía esto mientras caminaba serenamente alrededor de su victima- y simplemente no puedes olvidarlo....suena como suena como si tu vida hubiera llegado a fin. Si, morir es tu única opción-finalizó Seiren con su tono dulce y melodioso.

Morir, esa idea nunca había cruzado por la mente de la desdichada joven a quien ahora le brillaban los ojos ante aquella proposición. Muy en sus adentros se dio cuenta de que en realidad eso es lo que quería. Estaba cansada de su depresión; estaba cansada de no poder superar su dolor y de pronto la muerte se volvió la mas dulce opción para terminar con todo. Su vida no tenia sentido ni fin, por lo que le resulto bastante sencillo a la Van Villen aprovecharse de la debilidad emocional de la chica.

Tras haber acechado a su presa, Seiren se acerco aun mas a ella de modo que sus zafiros se clavaran con los orbes de la chica directamente. Al ver los ojos celestes de la pelinegra, la fémina cayó en un trance hipnótico. La blanquecina mano de la inmortal se poso en el rostro de la depresiva mujer y sus rosados labios se encontraron con su cuello. Y fue ahí donde la pequeña hundió sus colmillos de un solo golpe.

por **Noctis Elendil** Vie Mayo 10, 2013 4:53 pm

Miraba de cerca aquella encantadora escena; una pequeña vampiro seduciendo con sus dulces y tiernos encantos a una desconsolada joven sufriendo por amor. Confiar en su inocente e infantil rostro era lo peor que se podía hacer, pero ciertamente era inevitable y yo no culpaba aquella victima por haberlo hecho, ahora la desdichada se encontraba en el lecho de su muerte y parecía aun no tener idea de lo ocurrido.

Seiren tenía aun sus pequeños labios bañados en sangre, aunque no me agradaba beber sangre humana, sus labios se veían encantadores y terriblemente tentadores, me acerqué para tomar su rostro entre mis manos y entonces acercándola a mí la besé y saboreé aquel liquido rojo mezclado con el sabor de sus labios.

Al terminar de besarla tomé el cuerpo agonizante de la víctima, quebrando su cuello súbitamente, terminando su sufrimiento al instante para ruego dejarla caer en el suelo . Acomodé elegantemente mi largo cabello y tome nuevamente a Seiren del brazo preparándome para partir.

- Ah sido una noche hermosa Seiren, mejoras por lo visto... -dije sutilmente estas palabras mientras el cielo se tornaba cada vez más claro, estaba amaneciendo-

- Creo que nuestra noche llega a nuestro fin por ahora, debemos volver -me cubrí con mi capa, ocultando una parte de mi rostro y caminé lentamente son Seiren dirigiéndonos a nuestro hogar.

por **Seiren Van Villen** Vie Mayo 17, 2013 10:20 pm

Seiren sentía como un cálido líquido recorría sus labios e inundaba su interior con el mismo calor. Esa sensación de hacer suya a una presa le fascinaba, después de todo, la vampiresa había aprendido a ver a los humanos como objetos de su diversión. Por eso uno de sus más grandes placeres era hacer que sus víctimas cayeran en su tierna fachada; como la chica que ahora se desvanecía en los brazos de la Van Villen, quien gustosa seguía succionando toda la vida de la desdichada mujer.

Seiren se separó unos segundos del cuello de la joven dejando a relucir sus pequeños labios ahora manchados de aquel elixir carmesí. Tras esto, sintió como su compañero la tomaba por el rostro con delicadeza para darle un beso en sus labios ensangrentados. La vampiresa cerró los ojos y se dejó llevar; le resultaba delicioso como el sabor a sangre se mezclaba entre aquel beso. Segundos después, se separó dejando que Noctis terminara con el trabajo. El apuesto vampiro tomo el cuerpo de la víctima y rompió su cuello en un solo movimiento haciendo sonar con claridad un “crack”. Al contemplar aquel acto, Seiren no pudo evitar soltar una leve y dulce risa mezclada con macabra malicia.

La pelinegra sacó con dos de sus dedos un hermoso y delicado pañuelo de encaje para limpiar la comisura de sus labios. Después, se posicionó a lado de Noctis quien ahora tomaba el brazo de Seiren para comenzar su andanza. Escuchó como su acompañante le dirigía unas palabras acerca de su desempeño, por lo que ella repuso:

-He aprendido del mejor- giró su rostro un segundo para contemplar el de el con sus grandes orbes celestes que ahora reflejaban un dejo de inocencia.

Escuchó como el Vampiro daba el toque de queda mientras que el cielo comenzaba a tornarse de un sutil color naranja y mientras el cubría su rostro, Seiren hizo lo mismo desplegando un sutil velo negro del oscuro sombrerillo que portaba. Así del brazo de Noctis se alejó por el callejón.

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