Regresar a casa no es siempre agradable -Privado-

por **Daphne Firenze** Sáb Abr 13, 2013 12:59 am

-Sí, claro lo que tú digas- una voz molesta floto en aquella habitación seguida de un portazo y pasos que se alejaban de aquel lugar. La duquesa, había sido llamada por su madre a España mientras estaba en París por un asunto "de vida o muerte" que al final no era más que una reprimenda porque de nuevo la habían visto llevandose muy normalmente con su esposo.
Odiaba eso, al final de todo Ángel era su esposo y el padre de su hijo; era el hombre al que más amaba y por quien haría cualquier cosa, hasta dejar su cargo como duquesa todo eso con el solo hecho de que él se lo pediera, pero eso era imposible, él jamás le pediría tal cosa y ella lo sabía.

Sus pasos retumbaban por todo aquel lugar, no sabía donde estaba su esposo pero ella se dirigió en automático a sus aposentos, no quería ver a nadie más que no fuera o su esposo o su hijo y nadie la molestaría en aquel lugar a menos que fuera uno de ellos. De haber sabido que todo por lo que le llamaban era nada más que un mero asunto de ese estilo se hubiera quedado donde estaba en lugar de regresar a España a pasar solo malos momentos, aunque tampoco era como que pudiera evitar regresar en algún momento, después de todo ese era su lugar de nacimiento y algo de ese estilo no era posible.
Si bien entro en sus aposentos, cerro la puerta tras de si y se fue a acostar en la cama, quería despejar sus pensamientos y eliminar de ella todo la molestia que su madre le había hecho pasar; después de todo no quería encontrarse con su esposo molesta como estaba, no quería que el se preocupara o la reprendiera por lo que había hecho.

por **Ángel Firenze** Dom Abr 14, 2013 1:38 am

Sin palabras, es como me estaba quedando, todas las cosas que me decía el señor padre de mi esposa. Tenia que aguantarme, tragándome todas las palabras que le quería decir a este viejo hipócrita, por dentro estaba lleno de ira, de odia hacia él y su esposa. Pero tenia que aguantar, no pretendo olvidar que son mis suegros, por desgracia-Malditos viejos, denle gracias a dios que no los mato por respeto a mi esposa y sobre todo porque me llevarían a la horca si lo hiciera-Pensé, mi rostro mostraba "Tranquilidad" asentía cada palabra que decía, trague saliva por un momento para responderla. -...Lo entiendo mi señoría, pero tampoco estaré aguantando que adentro del palacio de usted trate a MI señora esposa como una desconocida, el trato que NOSOTROS tenemos es: NO dar efectos de amor delante de las personas, NO tomar las manos como una pareja, NO besarnos delante de las personas y ella no utiliza el apellido de su esposo, osea, mi apellido. Pero DENTRO de la casa SI podemos, cada una de sus reglas la hemos respetado al pie de la letra, yo mando en mi matrimonio, como dice usted mismo, el varón lleva los pantalones, así que fuera de la casa seré lo que usted quiera de igual manera lo que diga su señora esposa, pero adentro de la casa, se me respetara como tal....¿Estamos? O pretende que las personas se enteren que su hija se embrazo fuera del matrimonio... piénselo, se que usted es inteligente....-Sí, si antes no tenia palabras, ahora sí, en cuestión de segundos las palabras se apoderaron de mi y comenzaron a fluir, como ahora. Deje con la palabra en la boca al padre de mi esposa, sonriendo con injundia me adentre a la casa, siendo recibido por la dama de compañía de mi esposa.

Me había dicho que Daphne se fue con su madre el estudio, no entiendo porque tuvimos que venir a España si en Francia estábamos muy feliz ella y yo, con nuestro hijo, Federico, de un año, hablando de él, baje la cabeza, mirando una cabellera negra, era él, de seguro se le escapo a su nana. Lo cargue y fue al jardín con él, él y Daphne son todo lo que tengo, por ellos he sido un cazador, aunque mi vida no ha sido fácil, nací en un familia sin dinero, pero mis padres supieron superarse para darme lo mejor, cuando entre a la casa de ella nunca pensé que me iba a enamorar de esa niña caprichosa, que por esa razón fue que me enamore. Salimos al exterior, era un día perfecto, los pájaros cantaban, cuando conocí a mi esposa nunca pensé que algún día iba hacer Duquesa de este país, aunque sabia que iba a hacerlo, por esa razón fue que me contrataron. ¿Pero tan pronto? Tampoco pensé que a la primera iba a quedar preñada, pero no me arrepiento este pedacito de amor que tengo en mis brazos es lo más valioso que tenemos ella y yo y por él, por Federico nos casamos, aunque tuvimos que aceptar muchas cosas pero al fin ella es mi esposa, es mi mujer y siempre lo sera-¿Verdad que si Federico...?-Mi hijo solo me toco la cara y se rió, a lo lejos mire a su nana llegar, agitada, reí y se lo di, para escuchar el portazo y mirar como Daphne salia a toda prisa a la planta alta, suspire de seguro se había peleado con su madre, como siempre.

-...Bueno, creo que la Duquesa me necesita, cuídelo por favor, sabe que es travieso, si se le llegara a perder este niño, su alteza y lo señores Acuña la podían llevar a la horca, y usted sabe que ellos son poderosos, de ese modo...-Acaricie la mejilla rosada de mi hijo y le revolví el cabello. Ella asintió, estaba blanca, claro, los padres de mi esposa adoraban a su nieto, lo único que podían aceptar es que llevara la sangre de un pobre plebeyo como yo. Le hice una reverencia a la nana de mi hijo y con calma camine, mirando hacia ambos lados, todos estaban tensos, la Duquesa enojada, la ex-Duquesa irritada, el padre igual, y yo, yo solamente era como un saco de frijol que iba de acá para haya con muchas ordenes que tengo, aparte en la noche tengo que salir de casa para hacer mi trabajo de cazador, es duro ser esposo de una Duquesa y más duro es mentirle a mi esposa, a la mujer que más amo, pero tengo hacerlo.

Ante de subir miré que su dama de compañía, María si no me equivoco, iba subiendo al copas mio, pero la detuve-...No es momento que baña usted...de seguro, como muchas veces su Alteza esta...enojada, déjeme a mi, no creo que me eche de sus aposentos si no...donde dormiré...-Eso ultimo susurre, suspire un poco, ella también, con una leve sonrisa subí las escaleras, pero ahora rápidamente, en dos en dos hasta llegar a la planta alta. Camine por el largo pasillo, cada paso que daba, cada puerta que había, no entiendo porque había tantas puertas si, eran pocos lo que usábamos la planta alta, por ejemplo yo, dormía en los aposentos de mi señora esposa. Por fin a la...deje de contar las puertas cuando lleve cinco, había llegado a la puerta de la habitación de mi esposa, me mordí ligeramente mi labio inferior y toque la puerta delicadamente, tres toques, es lo que daba siempre para que me reconociera. Suspire un poco y solo esperando.

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