AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
2 participantes
Página 1 de 2.
Página 1 de 2. • 1, 2
¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
Me acuerdo que mi abuela me decía que hace unos años toda esa cantidad de salsas raras no existía y que la comida era mucho más simple. Siempre tenía algún comentario para quejarse de aquellos picantes aderezos y mi gusto por ese raro invento llamado mostaza. Supongo que los años cambian y con ello las costumbres, todos nos vamos viendo inmersos en modificaciones modernas pero los más viejos se resisten con fuerza, tal vez en un años yo misma lo haga, no lo sé.
Esa tarde estuve ocupada en los negocios familiares, pues, desde la muerte de mi padre yo fui quien se encargó de manejarlo todo pese a la absurda oposición de mi juventud, experiencia, género... todo eran vanalidades a las que yo hacía caso omiso. Mi padre me educo para algo, para hacerme cargo de lo que él trabajo siempre. Por supuesto hay cosas a las que no se le puede escapar del todo y una de esas es el hambre, sobretodo si se mezcla con el antojo, como el mío de algún aderezo extraño que hoy por hoy son lo que más ostentan quienes cocinan. Por supuesto tengo la posibilidad de elegir, entre tantos lugares, el que más me apetezca, y mi elección siempre será la misma, un restaurante de clase media-alta, porque son aquellos en donde la seguridad no es tan estricta ni la gente tan rígida, aunque ese no el principal motivo.
La comida bien hecha me agrada, pero muchas veces, en esos lugares, no permiten que personas que no tienen recursos ingresen a pedir las sobras de la comida, algún franco de sobra o incluso algún trabajo... y a mí si me gustan que entren y que vayan a mi mesa.
Entré a un lugar promedio y pedí amablemente mi comida mientras pensaba un par de cosas pendientes, inversiones, documentos por revisar... y lo proseguí una vez fue traído mi plato. Tras haber dado las gracias como se me educó, tomé con el tenedor la primera ración y la llevé a mi boca al tiempo que entraba un niño, descalzo, sucio y con gesto triste. No pude dejar de verlo y sin dudarlo le hice un gesto con mi mano para que se acercara. El pequeño, de unos 6 o 7 años, se acercó inseguro a mí y yo le sonreí.
- Hola pequeño. Dime algo, ya comiste?- Fue lo primero que pensé, estaba en un restaurante, eso era lo primordial. El pequeño de hermoso rostro me sonrío y justo cuando iba a responderme él miró tras de mí y cerró su boquita.
- Disculpe, Madame... - escuché aquella voz justo detrás de mí pero no logré reconocerla. Temí por un instante que me pidiera no invitar al niño a cenar o que me pidiera permitirle sacarlo, tal vez pudo ser un cliente de esos molestos o no lo sé, simplemente volteé a ver para ver de quién se trataba y que era lo que deseaba.
Esa tarde estuve ocupada en los negocios familiares, pues, desde la muerte de mi padre yo fui quien se encargó de manejarlo todo pese a la absurda oposición de mi juventud, experiencia, género... todo eran vanalidades a las que yo hacía caso omiso. Mi padre me educo para algo, para hacerme cargo de lo que él trabajo siempre. Por supuesto hay cosas a las que no se le puede escapar del todo y una de esas es el hambre, sobretodo si se mezcla con el antojo, como el mío de algún aderezo extraño que hoy por hoy son lo que más ostentan quienes cocinan. Por supuesto tengo la posibilidad de elegir, entre tantos lugares, el que más me apetezca, y mi elección siempre será la misma, un restaurante de clase media-alta, porque son aquellos en donde la seguridad no es tan estricta ni la gente tan rígida, aunque ese no el principal motivo.
La comida bien hecha me agrada, pero muchas veces, en esos lugares, no permiten que personas que no tienen recursos ingresen a pedir las sobras de la comida, algún franco de sobra o incluso algún trabajo... y a mí si me gustan que entren y que vayan a mi mesa.
Entré a un lugar promedio y pedí amablemente mi comida mientras pensaba un par de cosas pendientes, inversiones, documentos por revisar... y lo proseguí una vez fue traído mi plato. Tras haber dado las gracias como se me educó, tomé con el tenedor la primera ración y la llevé a mi boca al tiempo que entraba un niño, descalzo, sucio y con gesto triste. No pude dejar de verlo y sin dudarlo le hice un gesto con mi mano para que se acercara. El pequeño, de unos 6 o 7 años, se acercó inseguro a mí y yo le sonreí.
- Hola pequeño. Dime algo, ya comiste?- Fue lo primero que pensé, estaba en un restaurante, eso era lo primordial. El pequeño de hermoso rostro me sonrío y justo cuando iba a responderme él miró tras de mí y cerró su boquita.
- Disculpe, Madame... - escuché aquella voz justo detrás de mí pero no logré reconocerla. Temí por un instante que me pidiera no invitar al niño a cenar o que me pidiera permitirle sacarlo, tal vez pudo ser un cliente de esos molestos o no lo sé, simplemente volteé a ver para ver de quién se trataba y que era lo que deseaba.
Última edición por Pauline Sartre el Mar Mayo 14, 2013 12:36 am, editado 2 veces
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 18/04/2013
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
Hacía algunas lunas que el Indio había estado siguiéndole la pista a ese niño, bueno no a ese en particular sino a todos los niños que parecían estar vinculados en tan mezquina situación. Tarak no vivía en la calle de los milagros o en algún otro lugar de París, pero la visitaba con frecuencia pues a veces vendía pescado, venados y otros pequeños animales que cazaba en el bosque a los pequeños negociantes que apenas si ganaban un par de francos luego de un largo día de trabajo. No era que Tarak disfrutara matando animales para ganar dinero, el dinero no era algo que le preocupara en lo absoluto, había crecido en un mundo en donde el respeto a la madre tierra y a los ancestros tenía más valor que cualquier moneda o pedazo de papel marcados por la realeza.
De cualquier forma, había resultado involucrado en el asunto de los niños, gracias a sus visitas frecuentes a la calle de los milagros donde la gente más necesitada de toda esa vasta ciudad (y a veces de sus alrededores) se reunía para intentar sobrevivir. Y los niños por supuesto, no eran la excepción, de hecho eso era lo que hacían parecer, que sobre vivían en medio de la desgracia y el hambre, ablandando así los corazones de la gente pudiente que le regalaba monedas en los restaurantes y calles de la ciudad. Aquella noche, Tarak había estado siguiendo al niño, hasta que este lo llevó a un concurrido restaurante no muy lujoso, pero tampoco al alcance de la mayoría.
El indio entró al lugar con disimulo, sus ropas de apariencia raída y sucia, atraerían miradas indeseadas, así como su clara diferencia étnica y su largo cabello inusual para los hombres de la época. Observó como el niño buscaba entre los comensales y se dirigía luego a una mesa donde una distinguida dama de cabello negro como la noche, parecía ser lo suficientemente piadosa como para caer en la trampa.
Antes de que la mujer pudiera darle dinero, Tarak decidió actuar y se acercó rápidamente a ellos para decir -Disculpe, Madame... - Con un marcado acento extranjero - Si de todo corazón y misericordia, quiere ayudar a este infante, este no es el lugar ni la manera - Le explicó, el niño pareció sorprendido ante la interrupción, sus ojos se abrieron de par en par, como si hubiese reconocido al Indio.
De cualquier forma, había resultado involucrado en el asunto de los niños, gracias a sus visitas frecuentes a la calle de los milagros donde la gente más necesitada de toda esa vasta ciudad (y a veces de sus alrededores) se reunía para intentar sobrevivir. Y los niños por supuesto, no eran la excepción, de hecho eso era lo que hacían parecer, que sobre vivían en medio de la desgracia y el hambre, ablandando así los corazones de la gente pudiente que le regalaba monedas en los restaurantes y calles de la ciudad. Aquella noche, Tarak había estado siguiendo al niño, hasta que este lo llevó a un concurrido restaurante no muy lujoso, pero tampoco al alcance de la mayoría.
El indio entró al lugar con disimulo, sus ropas de apariencia raída y sucia, atraerían miradas indeseadas, así como su clara diferencia étnica y su largo cabello inusual para los hombres de la época. Observó como el niño buscaba entre los comensales y se dirigía luego a una mesa donde una distinguida dama de cabello negro como la noche, parecía ser lo suficientemente piadosa como para caer en la trampa.
Antes de que la mujer pudiera darle dinero, Tarak decidió actuar y se acercó rápidamente a ellos para decir -Disculpe, Madame... - Con un marcado acento extranjero - Si de todo corazón y misericordia, quiere ayudar a este infante, este no es el lugar ni la manera - Le explicó, el niño pareció sorprendido ante la interrupción, sus ojos se abrieron de par en par, como si hubiese reconocido al Indio.
Tarak Eskaminzim- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Edad : 38
Localización : Cerca al bosque
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
Esos segundos previos en que escuché la voz de un hombre tras de mí y el verlo directamente, fueron llenados por un par de murmullos en el lugar y las miradas curiosas y en cierto modo inquisitivas hacia el propietario de aquella voz de evidente acento extranjero. Le resté importancia a la gente a pesar que me ocasionaba curiosidad a mí también, y luego de darle una mirada más al niño, giré mi cuerpo sobre la silla y entonces le vi. Era un hombre alto y de aspecto diferente, más fuerte que el de la mayoría y con un rostro de una firmeza impresionante, casi que miraba con una determinación que podría poner nervioso a cualquiera. Al observarlo más, recordé haber sido instruída sobre las tribus, sobre los indígenas a los cuáles se parecía él, aquellos que según decían, casi que habían sido expulsados por una civilización irrespetuosa como la nuestra. De alguna manera le sentí respeto, al igual que solía hacerlo el filántropo de mi padre. Creo que incluso, me quedé viéndolo a los ojos con un ligero impacto del que fui consciente un par de segundos después, justo en el momento en que su voz, aún más firme que su apariencia, rompía el silencio que precede la duda de aquella interrupción.
Lo que no comprendí con claridad fueron sus palabras y no precisamente por el acento, pues hablaba claro; pero no podía entender como un plato de comida no era una forma de ayudar a otro, sobre todo tratándose de un niño. Es decir, yo sé que es algo temporal, que el pequeño volverá a tener hambre y que eso sucederá una y otra vez, pero supuse que al menos yo podía aprovechar el ahora supliendo su necesidad, esa tan vital que palpita todo el tiempo.
-Y ¿Porque no, Señor? Un plato de comida no le vendrá mal. Además, mírelo, es tan sólo un pequeño.- Dije con absoluta sinceridad y casi de inmediato volteé de nuevo el rostro para observar al niño. Su expresión me confundió, tenía los ojos muy abiertos, como si estuviera asustado, como si le temiera al hombre que recién llegaba. Puse mi mano sobre el hombro del niño y le sonreí como si intentara tranquilizarlo y volví de nuevo mi mirada al hombre aguardando su respuesta, pensando que tal vez era su hijo -aunque no se parecían- o tal vez lo tenía a cargo y le molestaba que pidiera o algo similar. Tengo motivos para pensar así, no es la primera vez que sucede. Recuerdo que en un par de ocasiones, dí algo de comida a unos pequeños y sus padres se enojaron por algún motivo que tampoco entiendo, no lo comprendo porque no sé de que vale el orgullo en ninguna ocasión, mucho menos en una donde se pasan tantas necesidades.
No obstante, por más que le doy vueltas a este asunto y luego de recordar aquello, no logro encontrar la objeción, supongo que ha de tener mucho peso para decirlo de la manera en la que él lo hizo. Aunque, no tengo derecho a pre juzgarlo, no tengo ni idea de con quién estoy tratando.
Lo que no comprendí con claridad fueron sus palabras y no precisamente por el acento, pues hablaba claro; pero no podía entender como un plato de comida no era una forma de ayudar a otro, sobre todo tratándose de un niño. Es decir, yo sé que es algo temporal, que el pequeño volverá a tener hambre y que eso sucederá una y otra vez, pero supuse que al menos yo podía aprovechar el ahora supliendo su necesidad, esa tan vital que palpita todo el tiempo.
-Y ¿Porque no, Señor? Un plato de comida no le vendrá mal. Además, mírelo, es tan sólo un pequeño.- Dije con absoluta sinceridad y casi de inmediato volteé de nuevo el rostro para observar al niño. Su expresión me confundió, tenía los ojos muy abiertos, como si estuviera asustado, como si le temiera al hombre que recién llegaba. Puse mi mano sobre el hombro del niño y le sonreí como si intentara tranquilizarlo y volví de nuevo mi mirada al hombre aguardando su respuesta, pensando que tal vez era su hijo -aunque no se parecían- o tal vez lo tenía a cargo y le molestaba que pidiera o algo similar. Tengo motivos para pensar así, no es la primera vez que sucede. Recuerdo que en un par de ocasiones, dí algo de comida a unos pequeños y sus padres se enojaron por algún motivo que tampoco entiendo, no lo comprendo porque no sé de que vale el orgullo en ninguna ocasión, mucho menos en una donde se pasan tantas necesidades.
No obstante, por más que le doy vueltas a este asunto y luego de recordar aquello, no logro encontrar la objeción, supongo que ha de tener mucho peso para decirlo de la manera en la que él lo hizo. Aunque, no tengo derecho a pre juzgarlo, no tengo ni idea de con quién estoy tratando.
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 18/04/2013
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
La mujer se le había quedado mirando por unos instantes con sus enormes y penetrantes ojos negros, hacía un buen tiempo que no veía ojos tan bonitos, le recordaban de alguna forma a los ojos de las mujeres Nativas de Norteamérica. Era una fortuna que ese día hubiese decidido usar ropas Francesas, ya había tenido inconvenientes por usar ropajes indígenas al caminar por las calles, así que esa noche vestía con un simple pantalón negro y una camisa blanca con un sacó gris por encima, no era un atuendo elegante ni tampoco muy nuevo, pero al menos le ayudaba a camuflarse mejor entre los Franceses. Lo que si traía era un collar distintivo de su tribu, con elaboradas artesanías tejidas a mano de brillantes colores rojos y amarillos.
Las palabras de la mujer estaban llenas de duda, pero había gran determinación en ellas, el indio iba a responder, cuando el niño se adelantó y extendió su manita a la mujer y con su más adorable expresión le dijo - No quiero comer, quiero algo de dinero - Su voz revelaba una edad oscilante entre los 7 u 8 años, a pesar de que el niño estuviera delgado y se le notara que había pasado días sin comer, no quería recibir comida, sólo dinero.
Tarak sabía muy bien lo que eso significaba, pero no quería interferir en la decisión de la dama, además si ella le daba dinero, podría seguir al niño y llegar hasta la persona que maquiavélicamente los manejaba. Porque tenía que haber un adulto detrás de todo ¿No?, un niño tan pequeño no sabría que hacer con el dinero y preferiría comer.
- ¿No sería mejor aceptar la comida de la dama? Se nota que no has cenado hoy - Comentó intentando persuadirlo - ¿Para que quiere dinero un pimpollo tan joven como tu? - Ante la pregunta el niño bajó la cabeza con gesto nervioso y extendió las manos firmemente hacía la mujer, parecía desesperado por conseguir esas monedas sin importar que.
Las palabras de la mujer estaban llenas de duda, pero había gran determinación en ellas, el indio iba a responder, cuando el niño se adelantó y extendió su manita a la mujer y con su más adorable expresión le dijo - No quiero comer, quiero algo de dinero - Su voz revelaba una edad oscilante entre los 7 u 8 años, a pesar de que el niño estuviera delgado y se le notara que había pasado días sin comer, no quería recibir comida, sólo dinero.
Tarak sabía muy bien lo que eso significaba, pero no quería interferir en la decisión de la dama, además si ella le daba dinero, podría seguir al niño y llegar hasta la persona que maquiavélicamente los manejaba. Porque tenía que haber un adulto detrás de todo ¿No?, un niño tan pequeño no sabría que hacer con el dinero y preferiría comer.
- ¿No sería mejor aceptar la comida de la dama? Se nota que no has cenado hoy - Comentó intentando persuadirlo - ¿Para que quiere dinero un pimpollo tan joven como tu? - Ante la pregunta el niño bajó la cabeza con gesto nervioso y extendió las manos firmemente hacía la mujer, parecía desesperado por conseguir esas monedas sin importar que.
Tarak Eskaminzim- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Edad : 38
Localización : Cerca al bosque
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
La mente humana es tan compleja, que ni miles de casos similares podrán asegurar la consecución de uno del mismo estilo. Aún no comprendía nada pero esperaba una respuesta que me diera luz al asunto, pues, como era de esperarse, aquella situación no podría proseguir por mucho tiempo sin que alguno lo notase y se quejara en aquél restaurante.
Cuando levanté la mirada hacía aquél hombre que me advertía con seguridad sobre el pequeño, noté que no iba a responderme de inmediato porque el niño había tomado la iniciativa. Su manita reclamó mi atención y de inmediato me giré otra vez para ver que requería. Su respuesta, a diferencia de lo que yo pensaba, empezaba a darle la razón al hombre tras de mí. Su voz se escuchó de nuevo para rechazar lo que parecía que le faltaba con urgencia, para pedir algo que muy probablemente le ordenaban. Acotaría lo obvio, la invitación a la cena, lo demas después. Pero el hombre habló primero mientras mi mirada sorprendida y con un aire a la melancolía que el pequeño me inspiraba, logró que guardara silencio por un momento más.
-Él tiene razón. Primero come algo, eso te dará fuerzas y algo más de calor para el frío, lo demás, lo veremos. Es más...- Me giré de nuevo y observé al hombre -Usted también puede quedarse. Es sólo un momento, una cena...- Esto lo dije pensando que de cierto modo se conocían. Se miraban de una forma que me hacía creer que no era la primera vez que se veían y claro, yo procuraba no ser descortés con el hombre, ni frívola con el niño. Es más, si yo erraba de nuevo, al menos podría saber en que podía ser util manteniendo una conversación con él sentado a la mesa, el hecho de estar de pie en aquella situación llamaba la atención lo suficiente como ponerme intranquila con lo que podría suceder.
¿Qué relación guardarían? El niño parecía temerle y luego ignorarle, como si no fuera esta la primera vez que sucedía algo así. Y él, aquél hombre, me llevaba la contraria con sutileza para luego confirmarme con los hechos que finalmente tenía la razón. Muchas personas suelen creer que ayudar es molesto, pero a mí se me hace difícil, porque a pesar que se cree que la disposición es algo permanente, la verdad es que la desconfianza o las malas intensiones son las que más abundan. Triste, claro, pero nada que pueda llevarme a generalizar.
Cuando levanté la mirada hacía aquél hombre que me advertía con seguridad sobre el pequeño, noté que no iba a responderme de inmediato porque el niño había tomado la iniciativa. Su manita reclamó mi atención y de inmediato me giré otra vez para ver que requería. Su respuesta, a diferencia de lo que yo pensaba, empezaba a darle la razón al hombre tras de mí. Su voz se escuchó de nuevo para rechazar lo que parecía que le faltaba con urgencia, para pedir algo que muy probablemente le ordenaban. Acotaría lo obvio, la invitación a la cena, lo demas después. Pero el hombre habló primero mientras mi mirada sorprendida y con un aire a la melancolía que el pequeño me inspiraba, logró que guardara silencio por un momento más.
-Él tiene razón. Primero come algo, eso te dará fuerzas y algo más de calor para el frío, lo demás, lo veremos. Es más...- Me giré de nuevo y observé al hombre -Usted también puede quedarse. Es sólo un momento, una cena...- Esto lo dije pensando que de cierto modo se conocían. Se miraban de una forma que me hacía creer que no era la primera vez que se veían y claro, yo procuraba no ser descortés con el hombre, ni frívola con el niño. Es más, si yo erraba de nuevo, al menos podría saber en que podía ser util manteniendo una conversación con él sentado a la mesa, el hecho de estar de pie en aquella situación llamaba la atención lo suficiente como ponerme intranquila con lo que podría suceder.
¿Qué relación guardarían? El niño parecía temerle y luego ignorarle, como si no fuera esta la primera vez que sucedía algo así. Y él, aquél hombre, me llevaba la contraria con sutileza para luego confirmarme con los hechos que finalmente tenía la razón. Muchas personas suelen creer que ayudar es molesto, pero a mí se me hace difícil, porque a pesar que se cree que la disposición es algo permanente, la verdad es que la desconfianza o las malas intensiones son las que más abundan. Triste, claro, pero nada que pueda llevarme a generalizar.
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 18/04/2013
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
El indio se sorprendió ante la insistencia de la dama, su generosidad parecía no tener límites. Su semblante se ablandó un poco y casi sonrió ante la invitación a comer. El que no pareció muy contento con la invitación fue el niño, que al escuchar las palabras de la señora pareció consternado y debatiéndose interiormente sobre que hacer, se notaba que estaba mal nutrido y si uno prestaba mucha atención quizás podría escuchar su barriguita traqueando pidiendo algunas migas de pan, sin embargo y pese a todo esto el niño, volvió a negar con la cabeza.
- Dinero por favor - Insistió, guardó unos segundos y se mordió el labio con una expresión de dolor - El... me regañará si... recibo comida - Murmuró al fin. Lo que el indio había estado esperando, así que había un 'el' en el asunto. Por lo menos ya sabía que se trataba de un hombre. Tarak iba a agregar algo, cuando el niño pareció escuchar algo o recordar algo, porque dio un respingo y dando media vuelta salió corriendo del restaurante.
- ¡Hey! - Exclamó Tarak, pero el chico había sido rápido y se había esfumado por la puerta. - Maldición... he perdido la oportunidad - Refunfuñó y se volvió hacía la dama - Si aún está en pie la invitación a comer, me gustaría hacerle compañía un rato - Comentó dejando escapar un suspiro abatido - Llevaba días siguiendo a estos niños ¿Sabe? me temo que hay un criminal detrás de ellos que los manipula y obliga a pedir dinero a damas como usted -
Se tomó el atrevimiento de sentarse al frente de ella en la mesa, de alguna manera sentía que no encajaba en ese lugar, los demás comensales lo miraban como si fuera una mosca en un vaso blanco de leche tibia. Ignoró las miradas y encaró a la mujer. - Tengo la impresión de que esta persona les obliga a 'trabajar' para él, claro no se puede llamar trabajo a esto pero, creo que esta persona les quita el dinero que consiguen y tal parece que no les permite a los niños recibir comida, quizás esa sea una forma de manipularlos para que no reciban ayuda -
- Dinero por favor - Insistió, guardó unos segundos y se mordió el labio con una expresión de dolor - El... me regañará si... recibo comida - Murmuró al fin. Lo que el indio había estado esperando, así que había un 'el' en el asunto. Por lo menos ya sabía que se trataba de un hombre. Tarak iba a agregar algo, cuando el niño pareció escuchar algo o recordar algo, porque dio un respingo y dando media vuelta salió corriendo del restaurante.
- ¡Hey! - Exclamó Tarak, pero el chico había sido rápido y se había esfumado por la puerta. - Maldición... he perdido la oportunidad - Refunfuñó y se volvió hacía la dama - Si aún está en pie la invitación a comer, me gustaría hacerle compañía un rato - Comentó dejando escapar un suspiro abatido - Llevaba días siguiendo a estos niños ¿Sabe? me temo que hay un criminal detrás de ellos que los manipula y obliga a pedir dinero a damas como usted -
Se tomó el atrevimiento de sentarse al frente de ella en la mesa, de alguna manera sentía que no encajaba en ese lugar, los demás comensales lo miraban como si fuera una mosca en un vaso blanco de leche tibia. Ignoró las miradas y encaró a la mujer. - Tengo la impresión de que esta persona les obliga a 'trabajar' para él, claro no se puede llamar trabajo a esto pero, creo que esta persona les quita el dinero que consiguen y tal parece que no les permite a los niños recibir comida, quizás esa sea una forma de manipularlos para que no reciban ayuda -
Tarak Eskaminzim- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Edad : 38
Localización : Cerca al bosque
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
Yo siempre pensé que el valor de un plato de comida era el mismo para todos. Creí equivocadamente que incluso el alimento superaba a la necesidad de dinero, pero erré. Seguramente si se le comento a quien explota al pequeño me dirá que la razón es porque siempre lo tuve todo, que jamás tuve necesidad de nada y que por eso no sé medir las necesidades; aunque jamás lo entendería.
El niño insistía por el dinero y la mención de algún otro me dejó estupefacta. Lo suficiente como para reaccionar tarde a la partida del pequeño al salir corriendo del lugar ¿Pero qué podía hacer yo? había hecho lo que me había permitido, sólo eso. No obstante, el hombre que había aparecido de repente lo llamo sin obtener resultado alguno. Se había ido, no había marcha atrás, aunque eso sí, su llamado me dejaba un poco más tranquila.
Por fortuna para mí, aquél hombre de cabellos largos decidió aceptar mi invitación. Yo deseaba saber mejor lo que decía, sobre esa oportunidad que mencionaba. -Oh sí, por supuesto, adelante.- Moví con rapidez los documentos que tenía sobre la mesa liberando el espacio, y los guardé en un maletín que apoyé luego en el piso. La mesa estaba libre para compartir la cena y conocer un poco más sobre la verdad del niño; era un desconocido, pero seguía siendo un pequeño que posiblemente necesitaba ayuda.
Él habló sin necesidad de interpelarlo, era como si sólo mi expresión le diera a entender que quería saber los móviles de la escena ocurrida minutos antes. Acoté como cualquier ciudadano, creo yo -Es increíble que pueda suceder algo así. Sinceramente, no me cabe en la cabeza.- Negué con un gesto ligero de cabeza. -Disculpeme un segundo- Había un joven que miraba hace rato como esperando el momento para ver que quería para cenar. Con un gesto amable le pedí 2 cartas. Una fue colocada frente a mi acompañante fortuito y la otra frente a mí. Una vez el joven se retiró, abrí la carta y proseguí. -Pero, ¿se dedica usted a algo en especial para seguirlos y haber notado tan desagradable hecho? Es decir, me refiero a que de poder ubicar mejor todo puedo hacer algo. Sólo, dígame...- Culminé con un el mismo tono de voz sereno que utilizaba siempre. -Realmente quiero ser útil en algo como eso. De hecho, gracias por la advertencia, Señor...- Le miré como esperando respuesta de su nombre, iniciando una presentación como debía ser.
El niño insistía por el dinero y la mención de algún otro me dejó estupefacta. Lo suficiente como para reaccionar tarde a la partida del pequeño al salir corriendo del lugar ¿Pero qué podía hacer yo? había hecho lo que me había permitido, sólo eso. No obstante, el hombre que había aparecido de repente lo llamo sin obtener resultado alguno. Se había ido, no había marcha atrás, aunque eso sí, su llamado me dejaba un poco más tranquila.
Por fortuna para mí, aquél hombre de cabellos largos decidió aceptar mi invitación. Yo deseaba saber mejor lo que decía, sobre esa oportunidad que mencionaba. -Oh sí, por supuesto, adelante.- Moví con rapidez los documentos que tenía sobre la mesa liberando el espacio, y los guardé en un maletín que apoyé luego en el piso. La mesa estaba libre para compartir la cena y conocer un poco más sobre la verdad del niño; era un desconocido, pero seguía siendo un pequeño que posiblemente necesitaba ayuda.
Él habló sin necesidad de interpelarlo, era como si sólo mi expresión le diera a entender que quería saber los móviles de la escena ocurrida minutos antes. Acoté como cualquier ciudadano, creo yo -Es increíble que pueda suceder algo así. Sinceramente, no me cabe en la cabeza.- Negué con un gesto ligero de cabeza. -Disculpeme un segundo- Había un joven que miraba hace rato como esperando el momento para ver que quería para cenar. Con un gesto amable le pedí 2 cartas. Una fue colocada frente a mi acompañante fortuito y la otra frente a mí. Una vez el joven se retiró, abrí la carta y proseguí. -Pero, ¿se dedica usted a algo en especial para seguirlos y haber notado tan desagradable hecho? Es decir, me refiero a que de poder ubicar mejor todo puedo hacer algo. Sólo, dígame...- Culminé con un el mismo tono de voz sereno que utilizaba siempre. -Realmente quiero ser útil en algo como eso. De hecho, gracias por la advertencia, Señor...- Le miré como esperando respuesta de su nombre, iniciando una presentación como debía ser.
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 18/04/2013
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
Tarak se acomodó en la mesa, era la primera vez que se sentaba en un restaurante como ese a comer, de hecho nunca entraba en restaurantes de ninguna clase, el siempre solía cocinar su propia comida, quizás era porque quería de alguna manera mantener el sazón característico de su pueblo y a través de la comida poder recordar siempre su procedencia (además del hecho de no tener dinero para pagar una cena en un sitio como ese). La mujer pareció consternada al ver al niño partir y al Indio le alegró que fuera una mujer considerada con los demás, que no se demostrara fría e impasible frente a hecho como ese.
- No soy policía ni caza recompensas - Le aclaró pues quería dejar claro que no estaba siguiendo la pista a los niños por dinero o en nombre del gobierno - Más bien fue por casualidad que me di cuenta de que esto estaba ocurriendo, cuando fui al mercado a vender unas verduras - Le explicó - Noté que varios niños se comportaban extraño ¿Sabe? No recibir comida cuando se está hambriento es una actitud muy sospechosa y más en una criatura de 8 años - Meneó la cabeza y el largo cabello lacio se movió con gracia sobre sus hombros - Entonces comencé a seguirles la pista, aún no estoy seguro de quien sea el autor intelectual, pero seguramente es una muy mala persona, una alma oscura ¿A quien se le ocurre utilizar a tan inocentes criaturas aprovechándose de sus necesidades? -
El mesero trajo las cartas y el pobre Tarak abrió mucho los ojos mientras leía los nombres de los platos en el menú. ¡No conocía absolutamente ninguno! podía leer Francés, pero seguía sin saber que era cada cosa, sus mejillas se sonrojaron y el color combinó inesperadamente bien con su piel canela.
- Perdóneme Madame... pero me temo que no conozco nada de lo que se ofrece aquí - Comentó avergonzado bajando la mirada y entonces recordó que no se había presentado - Oh... mi nombre es Tarak - Agregó alzando de nuevo el rostro - Creo que olvidé presentarme por la conmoción, por favor disculpe mi rudeza - Volvió su mirada a la carta, muy probablemente en ese lugar servían carnes de todo tipo, Tarak dudó por unos segundos y finalmente le preguntó a la dama - ¿Podría ordenar algo para mi que no lleve ningún tipo de carne animal? -
- No soy policía ni caza recompensas - Le aclaró pues quería dejar claro que no estaba siguiendo la pista a los niños por dinero o en nombre del gobierno - Más bien fue por casualidad que me di cuenta de que esto estaba ocurriendo, cuando fui al mercado a vender unas verduras - Le explicó - Noté que varios niños se comportaban extraño ¿Sabe? No recibir comida cuando se está hambriento es una actitud muy sospechosa y más en una criatura de 8 años - Meneó la cabeza y el largo cabello lacio se movió con gracia sobre sus hombros - Entonces comencé a seguirles la pista, aún no estoy seguro de quien sea el autor intelectual, pero seguramente es una muy mala persona, una alma oscura ¿A quien se le ocurre utilizar a tan inocentes criaturas aprovechándose de sus necesidades? -
El mesero trajo las cartas y el pobre Tarak abrió mucho los ojos mientras leía los nombres de los platos en el menú. ¡No conocía absolutamente ninguno! podía leer Francés, pero seguía sin saber que era cada cosa, sus mejillas se sonrojaron y el color combinó inesperadamente bien con su piel canela.
- Perdóneme Madame... pero me temo que no conozco nada de lo que se ofrece aquí - Comentó avergonzado bajando la mirada y entonces recordó que no se había presentado - Oh... mi nombre es Tarak - Agregó alzando de nuevo el rostro - Creo que olvidé presentarme por la conmoción, por favor disculpe mi rudeza - Volvió su mirada a la carta, muy probablemente en ese lugar servían carnes de todo tipo, Tarak dudó por unos segundos y finalmente le preguntó a la dama - ¿Podría ordenar algo para mi que no lleve ningún tipo de carne animal? -
Tarak Eskaminzim- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Edad : 38
Localización : Cerca al bosque
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
Yo permanecía en extremo tranquila a pesar de todo, es decir, si bien estaba a punto de cenar con un completo desconocido, tampoco era la primera vez que lo hacía. Me sorprende encontrar que soy igual a mi padre, él muchas veces me contó de sus encuentros con personas interesantes justo cuando se disponía a ayudar en la iglesia o a alguien en particular. Este era ahora mi caso.
Me senté derecha y entrelacé mis manos apoyándolas apenas sobre la mesa y prestando atención a mi interlocutor. Sonaba tan sincero y desinteresado que lograba que no apartara la vista ni me distrajera con nada ni con nadie. -Tiene razón, es extraño todo eso.- Fruncí el ceño por un segundo -Incluso debo confesar que cuando usted llegó tras el niño e intentó avisarme, yo dudé de sus palabras y me negué a siquiera contemplar la idea de lo que realmente él quería.- Mis labios se arquearon en un gesto que indicaba decepción y, no era para menos porque ¿A que clase de persona se le courre explotar un niño? Hay que tener el corazón frío para llegar a ese extremo. -Disculpe mi intromisión, pero ¿Es usted nuevo por aquí? No recuerdo haberle visto por el mercado, aunque, hace un par de meses que no voy- Solté una risita por ello. Era poco común que una mujer de la clase alta fuese al mercado, pero a mi me gustaba. Nunca llevé nada, no mentiré. Siempre los sirvientes de la familia hicieron todo eso, pero a mi me gustaba ver todo, conocer más allá de mis cuatro paredes decoradas y mis alfombras de suave textura. Necesitaba hacerlo, porque sólo quienes eligen vivir en un cubo de cristal deciden mantenerse engañados a sí mismos o, tal vez se deba a mi filantropía. -De todas formas, créame, voy a hacer lo que pueda para llegar al punto de eso y se lo haré saber. Finalmente usted es quién me ha puesto al tanto.-
El mesero no se hizo esperar, el menú fue puesto sobre la mesa y me dispuse a observalo. Mientras pasaba aquellas pequeñas páginas una a una con la yema de los dedos, levanté la mirada y descubrí el rostro de sorpresa de mi compañero de esta noche. Me causó gracia, no porque me burlara, sino porque incluso, siendo un hombre adulto, pareció ver todo con un dulce gesto inocente. Una vez el mesero se retiró, estuve encantada de poder recomendarle algo yo misma.
-Tarak, pues es un gusto conocerle. Mi nombre es Pauline y si me permite voy a recomendarle algo delicioso para la noche. Sin carne, lo prometo.- Le sonreí tras ello esperando que se sintiera un poco más a gusto. Lo hacía porque es claro que nada mejor que disfrutar una buena comida en comodidad, cualquiera pierde el apetito si la situación no es la mejor. Todavía quería hablarle más, me generaba mucha curiosidad aunque yo medía mis preguntas. Mi calma me permitía mostrarme serena en todo momento y esa sería la mejor alternativa para lograr ahondar un poco más en la charla. -Y... para acompañar ¿Gusta usted del vino? una copa siempre es buena para acompañar las comidas, pero por supuesto, usted es mi invitado, yo recomiendo y usted elige, sí?.-
Me senté derecha y entrelacé mis manos apoyándolas apenas sobre la mesa y prestando atención a mi interlocutor. Sonaba tan sincero y desinteresado que lograba que no apartara la vista ni me distrajera con nada ni con nadie. -Tiene razón, es extraño todo eso.- Fruncí el ceño por un segundo -Incluso debo confesar que cuando usted llegó tras el niño e intentó avisarme, yo dudé de sus palabras y me negué a siquiera contemplar la idea de lo que realmente él quería.- Mis labios se arquearon en un gesto que indicaba decepción y, no era para menos porque ¿A que clase de persona se le courre explotar un niño? Hay que tener el corazón frío para llegar a ese extremo. -Disculpe mi intromisión, pero ¿Es usted nuevo por aquí? No recuerdo haberle visto por el mercado, aunque, hace un par de meses que no voy- Solté una risita por ello. Era poco común que una mujer de la clase alta fuese al mercado, pero a mi me gustaba. Nunca llevé nada, no mentiré. Siempre los sirvientes de la familia hicieron todo eso, pero a mi me gustaba ver todo, conocer más allá de mis cuatro paredes decoradas y mis alfombras de suave textura. Necesitaba hacerlo, porque sólo quienes eligen vivir en un cubo de cristal deciden mantenerse engañados a sí mismos o, tal vez se deba a mi filantropía. -De todas formas, créame, voy a hacer lo que pueda para llegar al punto de eso y se lo haré saber. Finalmente usted es quién me ha puesto al tanto.-
El mesero no se hizo esperar, el menú fue puesto sobre la mesa y me dispuse a observalo. Mientras pasaba aquellas pequeñas páginas una a una con la yema de los dedos, levanté la mirada y descubrí el rostro de sorpresa de mi compañero de esta noche. Me causó gracia, no porque me burlara, sino porque incluso, siendo un hombre adulto, pareció ver todo con un dulce gesto inocente. Una vez el mesero se retiró, estuve encantada de poder recomendarle algo yo misma.
-Tarak, pues es un gusto conocerle. Mi nombre es Pauline y si me permite voy a recomendarle algo delicioso para la noche. Sin carne, lo prometo.- Le sonreí tras ello esperando que se sintiera un poco más a gusto. Lo hacía porque es claro que nada mejor que disfrutar una buena comida en comodidad, cualquiera pierde el apetito si la situación no es la mejor. Todavía quería hablarle más, me generaba mucha curiosidad aunque yo medía mis preguntas. Mi calma me permitía mostrarme serena en todo momento y esa sería la mejor alternativa para lograr ahondar un poco más en la charla. -Y... para acompañar ¿Gusta usted del vino? una copa siempre es buena para acompañar las comidas, pero por supuesto, usted es mi invitado, yo recomiendo y usted elige, sí?.-
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 18/04/2013
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
Le alegró saber que no era el único sensato en ese lugar. Últimamente Tarak andaba decepcionado de los Parisinos, entre más conocía la cultura, más aborrecía su superficialidad e hipocresía, especialmente en las damas y caballeros que creían ser más importantes sólo porque tenían un par de monedas más en sus bolsillos. No se daban cuenta que ante los ojos de la madre tierra, animales, plantas y personas eran todos iguales y la muerte les llegaría por igual sin hacer distinción de clases.
- Usted me devuelve la fe en los Parisinos - Comentó con sinceridad, dejando escapar una sonrisa de dientes color marfil. - Pareciera que a nadie le importa lo que hagan con esos niños - Continuó con un suspiro - Es como si el resto de la sociedad diera por hecho de que por ser pobres, merecieran ser maltratados - Entonces se le ocurrió una idea, pero se preguntó si la dama estaría dispuesta a arriesgarse de esa manera, podía ser peligroso para ella.
Lo pensó un momento más y finalmente se decidió luego de vacilar unos minutos, carraspeó y planteó la pregunta directamente.
- ¿Después de la cena le gustaría venir conmigo a la Calle de los milagros? - Su expresión era seria más no intimidante - Creo que tengo idea de donde se reunen en las noches, quizás tengamos cerca y obtengamos más información - Agregó, no quería ponerla en peligro, sin embargo la ayuda no le vendría mal y ella parecía una mujer de buen corazón.
- Pauline... - Saboreó el nombre pronunciándolo con su acento - No suelo beber mucho, pero me encantaría probar ese vino Frances que tanta fama tiene - Comentó alagado por la educación de la mujer, sin duda una refinada dama de la alta sociedad - Esta usted en lo cierto, no soy Francés, creo que es bastante obvio por mis facciones - Comentó divertido, el apetito le había devuelto el buen humor y lentamente se relajaba luego de haber estado preocupado por los niños - Soy del nuevo mundo, de Ámerica, la tierra de la libertad - Le gustaba como sonaba eso de la tierra de la libertad, aunque dudaba que a su tribu le quedara mucha con las constantes invasiones de los británicos - Soy de una comunidad llamada Apache, vivimos en Arizona -
- Usted me devuelve la fe en los Parisinos - Comentó con sinceridad, dejando escapar una sonrisa de dientes color marfil. - Pareciera que a nadie le importa lo que hagan con esos niños - Continuó con un suspiro - Es como si el resto de la sociedad diera por hecho de que por ser pobres, merecieran ser maltratados - Entonces se le ocurrió una idea, pero se preguntó si la dama estaría dispuesta a arriesgarse de esa manera, podía ser peligroso para ella.
Lo pensó un momento más y finalmente se decidió luego de vacilar unos minutos, carraspeó y planteó la pregunta directamente.
- ¿Después de la cena le gustaría venir conmigo a la Calle de los milagros? - Su expresión era seria más no intimidante - Creo que tengo idea de donde se reunen en las noches, quizás tengamos cerca y obtengamos más información - Agregó, no quería ponerla en peligro, sin embargo la ayuda no le vendría mal y ella parecía una mujer de buen corazón.
- Pauline... - Saboreó el nombre pronunciándolo con su acento - No suelo beber mucho, pero me encantaría probar ese vino Frances que tanta fama tiene - Comentó alagado por la educación de la mujer, sin duda una refinada dama de la alta sociedad - Esta usted en lo cierto, no soy Francés, creo que es bastante obvio por mis facciones - Comentó divertido, el apetito le había devuelto el buen humor y lentamente se relajaba luego de haber estado preocupado por los niños - Soy del nuevo mundo, de Ámerica, la tierra de la libertad - Le gustaba como sonaba eso de la tierra de la libertad, aunque dudaba que a su tribu le quedara mucha con las constantes invasiones de los británicos - Soy de una comunidad llamada Apache, vivimos en Arizona -
Tarak Eskaminzim- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Edad : 38
Localización : Cerca al bosque
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
Fe. Una palabra clave en mi vocabulario. Recuerdo preguntarle a mi padre alguna vez por su significado, siempre me decía que la tuviera pero no me había dicho de que se trataba exactamente. Al preguntarle, lo que me dijo fue algo como "No se vive sin la fe. La fe es el conocimiento del significado de la vida humana. La fe es la fuerza de la vida. Si el hombre vive es porque cree en algo."
-Oh, muchas gracias.- Sonreí a sus palabras amables. -Debo decir que tiene usted razón, Tarak, pero la humanidad viene a ser como el océano: no se ensucia porque algunas de sus gotas estén sucias. Aunque a veces al mirarlo es lo que más se nota, resalta sobre lo que realmente merece ser más contemplado.- Alcé mis hombros como si tuviera una especie de resignación al respecto, sabiendo que no era fácil tener este tipo de mirada o más aún, generalizarla. Por suerte para ambos, teníamos puesta la mirada en lo mismo con respecto a ciertas cosas, como el niño que daba indicio de no ser el único bajo tan penosa situación.
-¿La calle de los Milagros? mmm me temo que nunca fui. ¿Cómo es? aunque a decir verdad, si son varios los que explotan a los pequeños no creo que entre los dos podamos hacer mucho. Es más, ni siquiera puedo correr con este enorme vestido, si es que llega a ser necesario.- No recordaba el lugar, creo que nunca lo visité y a pesar de querer ayudar debía ser inteligente a la hora de actuar. Mis impulsos por lo que fuere jamás deberían controlarme porque sabía que me ponía en riesgo sin mucho para hacer y por eso fui absolutamente sincera en mi explicación. Sin embargo, no quise mostrar gran desconfianza porque podía equivocarme y rayar en la grosería por ello. -Pero podemos ir cuando el sol salga de nuevo, nos será más fácil preguntar a quienes recurren con frecuencia el lugar.¿Qué le parece?- Eso me dejaba más tranquila, prefería actuar con cautela y poder hacer las cosas con calma. Más sin embargo pensaba enviar a alguien para vigilar. Yo había grabado en mi mente el rostro del pequeño y sería fácil encontrarlo, o eso esperaba yo.
-Que bueno entonces, porque yo tampoco bebo mucho, es una copa moderada para acompañar la comida y nada más.- Sonreí de nuevo con amabilidad mientras le daba otra revisada al menú, pronto vendrían a tomar el pedido. No duré mucho con la mirada en el menú y la retomé a su rostro. -¿Del nuevo mundo? vaya, debo decir que estoy gratamente sorprendida. Ya sabe, aquí uno apenas logra saber como fue aquél asunto del descubrimiento y hasta ahí llega todo.- Mantuve la sonrisa y no dije más, en realidad ese asunto de la colonización del nuevo mundo me parecía más una invasión que cualquier otra cosa, pero, aunque probablemente él pensaba lo mismo, no quise dar paso a la queja. -Para continuar con la conversación pediré un buen blanco por aquello de las verduras.- Tomé mi menú y lo giré de tal forma que él viera las opciones que quería darle. -Que contengan verduras tiene por ejemplo, La Ratatouille, que está hecho con diversos vegetales de huerto. Lo que hacen es sofreirlo todo en aceite de oliva, por separado cada uno y luego los cocinan juntos, es delicioso. O también podemos optar por alguna ensalada o sopa.- Emití una pequeña risita al notar que no habían muchas opciones -Creo que los Franceses le ponemos carne a todo, incluso los platos más sencillos suelen tener por lo menos jamón.- Me enderecé de nuevo en mi silla pensando en más opciones, aunque nada venía a mi mente. No obstante, las opciones seguían siendo buenas.
-Oh, muchas gracias.- Sonreí a sus palabras amables. -Debo decir que tiene usted razón, Tarak, pero la humanidad viene a ser como el océano: no se ensucia porque algunas de sus gotas estén sucias. Aunque a veces al mirarlo es lo que más se nota, resalta sobre lo que realmente merece ser más contemplado.- Alcé mis hombros como si tuviera una especie de resignación al respecto, sabiendo que no era fácil tener este tipo de mirada o más aún, generalizarla. Por suerte para ambos, teníamos puesta la mirada en lo mismo con respecto a ciertas cosas, como el niño que daba indicio de no ser el único bajo tan penosa situación.
-¿La calle de los Milagros? mmm me temo que nunca fui. ¿Cómo es? aunque a decir verdad, si son varios los que explotan a los pequeños no creo que entre los dos podamos hacer mucho. Es más, ni siquiera puedo correr con este enorme vestido, si es que llega a ser necesario.- No recordaba el lugar, creo que nunca lo visité y a pesar de querer ayudar debía ser inteligente a la hora de actuar. Mis impulsos por lo que fuere jamás deberían controlarme porque sabía que me ponía en riesgo sin mucho para hacer y por eso fui absolutamente sincera en mi explicación. Sin embargo, no quise mostrar gran desconfianza porque podía equivocarme y rayar en la grosería por ello. -Pero podemos ir cuando el sol salga de nuevo, nos será más fácil preguntar a quienes recurren con frecuencia el lugar.¿Qué le parece?- Eso me dejaba más tranquila, prefería actuar con cautela y poder hacer las cosas con calma. Más sin embargo pensaba enviar a alguien para vigilar. Yo había grabado en mi mente el rostro del pequeño y sería fácil encontrarlo, o eso esperaba yo.
-Que bueno entonces, porque yo tampoco bebo mucho, es una copa moderada para acompañar la comida y nada más.- Sonreí de nuevo con amabilidad mientras le daba otra revisada al menú, pronto vendrían a tomar el pedido. No duré mucho con la mirada en el menú y la retomé a su rostro. -¿Del nuevo mundo? vaya, debo decir que estoy gratamente sorprendida. Ya sabe, aquí uno apenas logra saber como fue aquél asunto del descubrimiento y hasta ahí llega todo.- Mantuve la sonrisa y no dije más, en realidad ese asunto de la colonización del nuevo mundo me parecía más una invasión que cualquier otra cosa, pero, aunque probablemente él pensaba lo mismo, no quise dar paso a la queja. -Para continuar con la conversación pediré un buen blanco por aquello de las verduras.- Tomé mi menú y lo giré de tal forma que él viera las opciones que quería darle. -Que contengan verduras tiene por ejemplo, La Ratatouille, que está hecho con diversos vegetales de huerto. Lo que hacen es sofreirlo todo en aceite de oliva, por separado cada uno y luego los cocinan juntos, es delicioso. O también podemos optar por alguna ensalada o sopa.- Emití una pequeña risita al notar que no habían muchas opciones -Creo que los Franceses le ponemos carne a todo, incluso los platos más sencillos suelen tener por lo menos jamón.- Me enderecé de nuevo en mi silla pensando en más opciones, aunque nada venía a mi mente. No obstante, las opciones seguían siendo buenas.
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 18/04/2013
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
La metáfora del océano le dejó boquiabierto (literalmente) era profunda y simple a la vez, lo que le hizo pensar que Pauline era una mujer intelectual que seguramente había leído muchos libros y había asistido en la escuela. No conocía mujeres así en ese lugar, para ser franco a parte de la señora a la que le vendía las verduras en la calle de los milagros no conocía ninguna otra mujer, de repente la presencia de la dama lo intimidó más que nunca, era una mujer con poder, no sólo por el dinero sino también por conocimiento.
Sintió una punzada de desilusión cuando Pauline se había negado a la aventura con él, Tarak era un hombre que le gustaba lanzarse al peligro siempre y cuando tuviera una buena razón y los niños valían la pena. Sin embargo debía recordar que no estaba hablando con cualquiera, Pauline debía ser alguien importante ¿Y si era la esposa de algún Burgués de algo rango? Se metería en problemas tan sólo por estar compartiendo una cena con ella.
- Fue insensato de mi parte pedirle que viniera conmigo en la noche - Se disculpó, un tanto avergonzado por su atrevimiento - Es verdad, sin duda sus ropas atraerían la atención - Comentó, desvió la mirada y se cuestionó por primera vez si todo aquello no sería por otra razón, se sentía diferente conforme la iba conociendo y era una sensación desconocida para él.
- El Ratatouille suena delicioso - Se apresuró a decir con tono ansioso, no lo había notado pero estaba muy hambriento, con todo el cuento de los niños no había comido desde el desayuno - Gracias - Se sintió más en confianza y continuó - En realidad yo consumo carne... pero... verá... mi pueblo cree en que todas las criaturas somos hijos de la madre tierra y ella es quien nos da el regalo de la vida, humanos o animales todo por igual - Le explicó con una sonrisa - Por lo tanto si tomamos una vida animal para alimentarnos, se debe hacer un ritual... para que su alma regrese a la madre tierra y la carne quede limpia - Continuó y dudó si habría sido buena idea traer el tema a la mesa pues no sabía si aquella mujer era Católica y se escandalizaría - Por eso no consumo carne que no haya cocinado yo -
Sintió una punzada de desilusión cuando Pauline se había negado a la aventura con él, Tarak era un hombre que le gustaba lanzarse al peligro siempre y cuando tuviera una buena razón y los niños valían la pena. Sin embargo debía recordar que no estaba hablando con cualquiera, Pauline debía ser alguien importante ¿Y si era la esposa de algún Burgués de algo rango? Se metería en problemas tan sólo por estar compartiendo una cena con ella.
- Fue insensato de mi parte pedirle que viniera conmigo en la noche - Se disculpó, un tanto avergonzado por su atrevimiento - Es verdad, sin duda sus ropas atraerían la atención - Comentó, desvió la mirada y se cuestionó por primera vez si todo aquello no sería por otra razón, se sentía diferente conforme la iba conociendo y era una sensación desconocida para él.
- El Ratatouille suena delicioso - Se apresuró a decir con tono ansioso, no lo había notado pero estaba muy hambriento, con todo el cuento de los niños no había comido desde el desayuno - Gracias - Se sintió más en confianza y continuó - En realidad yo consumo carne... pero... verá... mi pueblo cree en que todas las criaturas somos hijos de la madre tierra y ella es quien nos da el regalo de la vida, humanos o animales todo por igual - Le explicó con una sonrisa - Por lo tanto si tomamos una vida animal para alimentarnos, se debe hacer un ritual... para que su alma regrese a la madre tierra y la carne quede limpia - Continuó y dudó si habría sido buena idea traer el tema a la mesa pues no sabía si aquella mujer era Católica y se escandalizaría - Por eso no consumo carne que no haya cocinado yo -
Tarak Eskaminzim- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Edad : 38
Localización : Cerca al bosque
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
Las disculpas de Tarak hicieron que regresara mentalmente a las palabras dichas por mí hace unos momentos en busca de algo que hubiera sonado un tanto grosero o siquiera extraño. Pero lo cierto es que no había encontrado nada fuera de lugar en ellas, más bien era que era más o menos consciente de mis posibilidades por aquellas horas, aunque acompañada por Tarak mis desventajas eran enormes ¿Y si no podríamos hacer algo realmente útil a esa hora, para que alertar a los bandidos sobre lo que haríamos después?
-Pero no, Tarak, por favor no me malintreprete.- No pude evitar negar con la mano levemente como si eso le diera mayor credibilidad a mis palabras. -No lo digo porque mis ropas atraigan, sino porque soy consciente que no los debe manipular cualquiera (a los niños), así que si algo se sale de control no podré hacer mucho porque estaré lo suficientemente incómoda para ello, pero...- Una sonrisa de alguna idea pícara se asomó en mi rostro sin poder evitarla -... desde niña mi padre me enseñó a montar a caballo y tenía trajes cómodos hechos a medida para cabalgar como un experto jinete, así que me vendrá bien para que vayamos cuando el sol esté en su plenitud. Yo estaré cómoda y en cierto modo, mmm no sé si llamarle disfrazada aplique pero será algo así.- Por supuesto esperaba a que aceptara hacerlo de ese modo. Como ya había pensado antes, no me quería dejar llevar por la emoción, sino que quería moverme con mayor estrategia en un asunto tan delicado como lo era ese.
No pude evitar prestar suma atención a sus palabras, a veces me sentía como una especie de antropológa, muy amateur, claro, pero finalmente curiosa de otras culturas, de otros modos de vida diferentes al mío. -¿De verdad? no me atrevo ni a preguntarle que opinará de nosotros, de hecho creo que nunca noté toda la carne que consumimos sin ni siquiera detenernos a pensar en más.- Me quedé pensativa un segundo, con el dedo índice casi que paseándose por la parte baja de mi mentón y luego me detuve. -Admito que la mayoría parecemos incoscientes y...- el mesero no se hizo esperar y me detuve un instante a hacer el pedido. Como lo habíamos planeado, pedí el vino blanco, El Ratatouille para Tarak y para mí uno de mis platos predilectos, un Quiche Lorraine que consistía en una especie de tarta que incluía lo convencional y un par de verduras con Bacon ahumado. Sin embargo, antes que el mesero se retirara, lo pensé mejor y pedí el cambio del Quiche por uno meditarreo que sólo consistía en verduras. Luego de la aclaración de Tarak no quería que se sintiera como una especie de "Cómplice" de un asesinato mal hecho, por llamarlo así, además, siempre me gustaron las verduras.
Una vez el mesero se retiró no pude evitar comentar algo que me había quedado sonando -El alma de los animales... siempre me pregunté si tenían o no. Es decir, la opinión está dividida y no he encontrado un libro que hable de ello y, mi padre jamás supo contestarme cuando le preguntaba al respecto luego de la muerte de alguna de mis mascotas.- Mi comentario era por completo ingenuo, no tenía idea de aquello pero la duda siempre estuvo, sentí en cierta forma que Tarak podría darme una idea más amplia al respecto de ello y por eso me atreví a comentar tal situación en tanto traían la comida.
-Pero no, Tarak, por favor no me malintreprete.- No pude evitar negar con la mano levemente como si eso le diera mayor credibilidad a mis palabras. -No lo digo porque mis ropas atraigan, sino porque soy consciente que no los debe manipular cualquiera (a los niños), así que si algo se sale de control no podré hacer mucho porque estaré lo suficientemente incómoda para ello, pero...- Una sonrisa de alguna idea pícara se asomó en mi rostro sin poder evitarla -... desde niña mi padre me enseñó a montar a caballo y tenía trajes cómodos hechos a medida para cabalgar como un experto jinete, así que me vendrá bien para que vayamos cuando el sol esté en su plenitud. Yo estaré cómoda y en cierto modo, mmm no sé si llamarle disfrazada aplique pero será algo así.- Por supuesto esperaba a que aceptara hacerlo de ese modo. Como ya había pensado antes, no me quería dejar llevar por la emoción, sino que quería moverme con mayor estrategia en un asunto tan delicado como lo era ese.
No pude evitar prestar suma atención a sus palabras, a veces me sentía como una especie de antropológa, muy amateur, claro, pero finalmente curiosa de otras culturas, de otros modos de vida diferentes al mío. -¿De verdad? no me atrevo ni a preguntarle que opinará de nosotros, de hecho creo que nunca noté toda la carne que consumimos sin ni siquiera detenernos a pensar en más.- Me quedé pensativa un segundo, con el dedo índice casi que paseándose por la parte baja de mi mentón y luego me detuve. -Admito que la mayoría parecemos incoscientes y...- el mesero no se hizo esperar y me detuve un instante a hacer el pedido. Como lo habíamos planeado, pedí el vino blanco, El Ratatouille para Tarak y para mí uno de mis platos predilectos, un Quiche Lorraine que consistía en una especie de tarta que incluía lo convencional y un par de verduras con Bacon ahumado. Sin embargo, antes que el mesero se retirara, lo pensé mejor y pedí el cambio del Quiche por uno meditarreo que sólo consistía en verduras. Luego de la aclaración de Tarak no quería que se sintiera como una especie de "Cómplice" de un asesinato mal hecho, por llamarlo así, además, siempre me gustaron las verduras.
Una vez el mesero se retiró no pude evitar comentar algo que me había quedado sonando -El alma de los animales... siempre me pregunté si tenían o no. Es decir, la opinión está dividida y no he encontrado un libro que hable de ello y, mi padre jamás supo contestarme cuando le preguntaba al respecto luego de la muerte de alguna de mis mascotas.- Mi comentario era por completo ingenuo, no tenía idea de aquello pero la duda siempre estuvo, sentí en cierta forma que Tarak podría darme una idea más amplia al respecto de ello y por eso me atreví a comentar tal situación en tanto traían la comida.
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 18/04/2013
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
El indio no pudo evitar mostrar su sorpresa cuando Pauline dijo que podía montar a caballo, sonrió ampliamente complacido, había visto a muchas mujeres en Paris que no podían (ni querían) montar a caballo y preferían usar las carrozas pues eso era considerado más 'femenino', para Tarak montar a Caballo no era cuestión de género, sino de comunión y respeto con el animal.
- Me alegra que sepa montar a caballo - Comentó alegremente - En mi comunidad tradicionalmente todas la mujeres aprenden a domar y montar corceles salvajes, nosotros no creemos que los caballos sean algo exclusivo de los hombres o que sea más apropiado para una dama usar carruaje - Le explicó sintiéndose mucho más en confianza para hablar sobre sus tradiciones - Para nosotros es sinónimo de libertad y de respeto mutuo con tan poderoso animal -
El mesero llegó y notó cuando la dama cambió el pedido, se sintió un poco nervioso y a la vez halagado de que ella lo hubiese hecho por respeto a sus convicciones, pues no encontró otra explicación a su actitud. Meneó la cabeza en negativa pero aún con la sonrisa.
- De hecho si me escandaliza - Explicó tomando el cenicero de porcelana blanco que estaba sobre la mesa entre sus dedos - Pero me tengo que acostumbrar, este no es mi país, así que no puedo ir en contra de todo - Concluyó, sería muy estúpido de su parte ir en contra de la iglesia, seguramente la inquisición terminaría acusándolo de brujo y sus días estarían contados. Tarak no tenía intensión de ser quemado en la hoguera por pensar diferente al resto.
- En mi pueblo... creemos que la madre tierra es un organismo vivo - Continuó dejándo el cenicero en su lugar - Ella da la vida y luego la muerte y es un ciclo constante e infinito que mantiene el equilibrio del mundo, los animales al igual que las plantas son parte de esa perfecta armonía y sus almas son diferentes a las de nosotros - Explicó con una seguridad que podría intimidar a cualquier pastor - Sólo porque los animales se comporten de manera diferente y no podamos entenderles no significa que no tengan alma, es sólo que su alma es diferente a la nuestra, pero todos estamos conectados con Gaia de una forma o otra, porque somos sus hijos y por eso debemos respetarnos los unos a otros -
- Me alegra que sepa montar a caballo - Comentó alegremente - En mi comunidad tradicionalmente todas la mujeres aprenden a domar y montar corceles salvajes, nosotros no creemos que los caballos sean algo exclusivo de los hombres o que sea más apropiado para una dama usar carruaje - Le explicó sintiéndose mucho más en confianza para hablar sobre sus tradiciones - Para nosotros es sinónimo de libertad y de respeto mutuo con tan poderoso animal -
El mesero llegó y notó cuando la dama cambió el pedido, se sintió un poco nervioso y a la vez halagado de que ella lo hubiese hecho por respeto a sus convicciones, pues no encontró otra explicación a su actitud. Meneó la cabeza en negativa pero aún con la sonrisa.
- De hecho si me escandaliza - Explicó tomando el cenicero de porcelana blanco que estaba sobre la mesa entre sus dedos - Pero me tengo que acostumbrar, este no es mi país, así que no puedo ir en contra de todo - Concluyó, sería muy estúpido de su parte ir en contra de la iglesia, seguramente la inquisición terminaría acusándolo de brujo y sus días estarían contados. Tarak no tenía intensión de ser quemado en la hoguera por pensar diferente al resto.
- En mi pueblo... creemos que la madre tierra es un organismo vivo - Continuó dejándo el cenicero en su lugar - Ella da la vida y luego la muerte y es un ciclo constante e infinito que mantiene el equilibrio del mundo, los animales al igual que las plantas son parte de esa perfecta armonía y sus almas son diferentes a las de nosotros - Explicó con una seguridad que podría intimidar a cualquier pastor - Sólo porque los animales se comporten de manera diferente y no podamos entenderles no significa que no tengan alma, es sólo que su alma es diferente a la nuestra, pero todos estamos conectados con Gaia de una forma o otra, porque somos sus hijos y por eso debemos respetarnos los unos a otros -
Tarak Eskaminzim- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Edad : 38
Localización : Cerca al bosque
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
La sonrísa de Tarak a mis palabras me dejaban entrever que por lo menos no se aburría o no estaba desagradado por alguna cosa que yo dijera. Por supuesto era importante para mí, sus temas o su visión al respecto de mi bien conocida París, me permitía evaluarla desde otros puntos de vista que ampliarían mi opinión al respecto y eso sin duda revela cosas que muchas veces los demás pasamos por alto.
-¡Exacto! de hecho me parece más útil y rápido. No negaré que uso carruaje muchas veces, pero para la prisa es algo incómodo, sin mencionar que el pobre caballo se ve obligado a llevar mucho más peso de esa manera. Hay que ser prácticos.- Todo indicaba que mi educación había tenido unas variaciones al resto de mujeres de mi clase y, la verdad, bendito mi padre y mis institutrices extranjeros por ello.
Por fortuna, el lugar había recuperado la tranquilidad que había perdido mientras sucedía la escena con el pequeño que ya había partido. Ahora, cada uno estaba centrado en sus asuntos, y Tarak y yo eramos unos más a la espera de su comida y unos conversadores habituales tal como lo eran ellos. Sus miradas ya no se dirigían a nosotros con la misma curiosidad, sino que el interés parecía perdido. Algo agradable aquello, sin duda.
Sonreí cuando mencionó llevarle la contraria a la iglesia porque yo misma a veces lo hacía.-Llevarle la contraria a la iglesia es un problema tentador. De hecho yo misma me he visto en un par de debates en ciertos asuntos. Creo que sigo en pie porque mi padre en vida hizo varias contribuciones que ellos esperan que yo mantenga.- ¿Estaba diciendo demasiado? tal vez no. Por lo general, París es una ciudad en donde las clases sociales se determinan por la forma de vestir con una obviedad asombrosa. Incluso, aunque yo mantengo un perfil no muy ostentoso, mis asuntos económicos me exigen tener un estandar que de todas maneras me delata. -De todas formas, al menos no creo que ellos vayan en contra de no comer carne, porque es personal y al menos es bueno que no estén metidos incluso en eso. Excepto por los rituales, tal vez eso sí que lo vean raro, la inquisición suele inventar demás con cosas pequeñas.- Las víctimas de la no tan santa inquisición siempre llamaron mi atención, no entendía como era que acusaban a alguien de brujería y cosas raras, tal vez era porque yo no creía en ello.
Yo creía en el respeto a los animales, en la importancia de la madre tierra y de cuidar de lo que ella viene, aunque el concepto de alma aún se me complicaba, sin embargo una palabra me llamó la atención. -¿Gaia? yo lo que recuerdo de eso es el concepto de la mitología griega. Recuerdo que ella era la diosa de la tierra, pero no sé si es lo mismo aunque parezca.- Le miré con cierta duda, como si esperara que confirmara o negara lo que yo comentaba. Lo hacía porque sabía la extensión de toda la tradición griega e incluso romana al respecto, pero me sorprendía que tuviera un alcance mayor incluso en alguna tribu indígena.
Sin duda una conversación interesante, mi mente se abría y conocía nuevas cosas. Nada mejor que eso.
-¡Exacto! de hecho me parece más útil y rápido. No negaré que uso carruaje muchas veces, pero para la prisa es algo incómodo, sin mencionar que el pobre caballo se ve obligado a llevar mucho más peso de esa manera. Hay que ser prácticos.- Todo indicaba que mi educación había tenido unas variaciones al resto de mujeres de mi clase y, la verdad, bendito mi padre y mis institutrices extranjeros por ello.
Por fortuna, el lugar había recuperado la tranquilidad que había perdido mientras sucedía la escena con el pequeño que ya había partido. Ahora, cada uno estaba centrado en sus asuntos, y Tarak y yo eramos unos más a la espera de su comida y unos conversadores habituales tal como lo eran ellos. Sus miradas ya no se dirigían a nosotros con la misma curiosidad, sino que el interés parecía perdido. Algo agradable aquello, sin duda.
Sonreí cuando mencionó llevarle la contraria a la iglesia porque yo misma a veces lo hacía.-Llevarle la contraria a la iglesia es un problema tentador. De hecho yo misma me he visto en un par de debates en ciertos asuntos. Creo que sigo en pie porque mi padre en vida hizo varias contribuciones que ellos esperan que yo mantenga.- ¿Estaba diciendo demasiado? tal vez no. Por lo general, París es una ciudad en donde las clases sociales se determinan por la forma de vestir con una obviedad asombrosa. Incluso, aunque yo mantengo un perfil no muy ostentoso, mis asuntos económicos me exigen tener un estandar que de todas maneras me delata. -De todas formas, al menos no creo que ellos vayan en contra de no comer carne, porque es personal y al menos es bueno que no estén metidos incluso en eso. Excepto por los rituales, tal vez eso sí que lo vean raro, la inquisición suele inventar demás con cosas pequeñas.- Las víctimas de la no tan santa inquisición siempre llamaron mi atención, no entendía como era que acusaban a alguien de brujería y cosas raras, tal vez era porque yo no creía en ello.
Yo creía en el respeto a los animales, en la importancia de la madre tierra y de cuidar de lo que ella viene, aunque el concepto de alma aún se me complicaba, sin embargo una palabra me llamó la atención. -¿Gaia? yo lo que recuerdo de eso es el concepto de la mitología griega. Recuerdo que ella era la diosa de la tierra, pero no sé si es lo mismo aunque parezca.- Le miré con cierta duda, como si esperara que confirmara o negara lo que yo comentaba. Lo hacía porque sabía la extensión de toda la tradición griega e incluso romana al respecto, pero me sorprendía que tuviera un alcance mayor incluso en alguna tribu indígena.
Sin duda una conversación interesante, mi mente se abría y conocía nuevas cosas. Nada mejor que eso.
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 18/04/2013
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
Le agradaba cada vez más la actitud de Pauline, le daba la impresión de ser una mujer con fuertes convicciones, para nada influenciable y mucho menos de carácter débil, parecía el tipo de persona que era capaz de llevar grandes empresas y negocios, hablaba con tal ligereza y convicción que era agradable escucharla. Pocas mujeres eran tan resueltas o al menos no que Tarak hubiese conocido en París.
Sobre la Santa Inquisición, el indio prefería no conocer mucho, entre más alejado estuviera mejor, si algún día se llegaban a enterar que practicaba lo que ellos consideraban 'magia oscura' sería condenado a la hogera. De hecho estaba tan seguro de ello que siempre evitaba pasar por la catedral o entrar en ella. No tenía nada en contra de Jesus o la religión que este profesaba, pero una cosa muy distinta era sus locos creyentes.
- Temo más a la iglesia y a la inquisición que al mismo Jesus y sus mandatos - Comentó ensimismado - No conozco mucho de la biblia, pero de lo poco que he leído creo que el mensaje del Mesías habla en su mayoría de amor al prójimo y de respeto a la creación - Comentó volviendo a mirarla a los ojos - No es muy diferente de lo que cree mi pueblo ¿No le parece? -
Escuchó los pasos del mesero acercarse con la recién preparada cena, el olor de los diversos condimentos e ingredientes desconocidos para él hizo que girara la cabeza y comenzara a salivar, esa noche comería como nunca antes en toda su vida, pues era su primera vez en un lugar tan exquisito.
- Tiene razón - Convino cuando ella habló de Gaia - Pero es la misma madre tierra, sólo que tiene muchos nombres dependiendo de cada cultura, se que en el imperio Inca de Sur América la llaman la 'pachamama' y todas con sus diferentes nombres son la misma, la naturaleza que nos rodea -
Sobre la Santa Inquisición, el indio prefería no conocer mucho, entre más alejado estuviera mejor, si algún día se llegaban a enterar que practicaba lo que ellos consideraban 'magia oscura' sería condenado a la hogera. De hecho estaba tan seguro de ello que siempre evitaba pasar por la catedral o entrar en ella. No tenía nada en contra de Jesus o la religión que este profesaba, pero una cosa muy distinta era sus locos creyentes.
- Temo más a la iglesia y a la inquisición que al mismo Jesus y sus mandatos - Comentó ensimismado - No conozco mucho de la biblia, pero de lo poco que he leído creo que el mensaje del Mesías habla en su mayoría de amor al prójimo y de respeto a la creación - Comentó volviendo a mirarla a los ojos - No es muy diferente de lo que cree mi pueblo ¿No le parece? -
Escuchó los pasos del mesero acercarse con la recién preparada cena, el olor de los diversos condimentos e ingredientes desconocidos para él hizo que girara la cabeza y comenzara a salivar, esa noche comería como nunca antes en toda su vida, pues era su primera vez en un lugar tan exquisito.
- Tiene razón - Convino cuando ella habló de Gaia - Pero es la misma madre tierra, sólo que tiene muchos nombres dependiendo de cada cultura, se que en el imperio Inca de Sur América la llaman la 'pachamama' y todas con sus diferentes nombres son la misma, la naturaleza que nos rodea -
Tarak Eskaminzim- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Edad : 38
Localización : Cerca al bosque
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
Era curioso la forma que tenían de acertar en varias cosas en las que también habían puntos para diferir, seguramente eran diferencias que no olvidaban el respeto mútuo, sin mencionar la indiferencia y el mal manejo del poder que había para la época y de la que ambos eran completamente conscientes.
-Las incongruencias son tremendas- dijo Pauline en tono bajo. -Yo he tenido acceso a la Biblia y una educación de la misma importante y la verdad que veo lo mismo que usted- afirmó al tiempo que asentía -Pero lamentablente el amor al prójimo se convirtió en un tema de intereses y acepciones.- un leve suspiro se escapó de sus labios. Ella no sólo había sido instruída en cosas relacionadas al intelecto, sino enseñada para servir a otros en la medida que sus beneficios sociales le permitían. Se le había negado ser indiferente y esto le había costado al principio puesto que la mayoría de las niñas de su edad eran educadas de un modo muy distinto. Mientras ellas asistían al ballet, a Pauline se le enseñaba a cabalgar; mientras ellas tomaban el té, Pauline era obligada a acompañar a su padre a los servicios de caridad. Pero con el tiempo fue entendiendo los motivos de todo, las razones tras de ello y fue entonces cuando se le permitió asistir a las otras actividades restantes, pero con una mentalidad distinta.
La comida llegó, servida con todo detalle y acompañada por supuesto por el vino que el mesero sirvió para ambos. Tras un agradecimiento que dio la mujer, el hombre encargado de atender la mesa se retiró y entonces ella le sonrió de nuevo a Tarak.
-Yo suelo agradecer por mis alimentos, por mis días de vida, por mi salud y cada cosa que hago en el día. Lo hago a Dios, como me enseñaron, pero me agrada que ambos a pesar de ser educados diferente y tener creencias distintas tengamos en cuenta lo importante- El orar por los alimentos sí le era permitido y de no serlo, aquella mujer hubiera muerto por ello sin problema. En realidad lo que hacía era agradecer brevemente antes de empezar a comer, eso hacía parte de sus hábitos y quería aprobación de Tarak para hacerlo y poder continuar así con la agradable cena. -¿Me permite agradecer por ambos? Prometo no tardar, no quiero que se nos enfríe la cena.- Dijo sin borrar la sonrisa de su rostro, pues, disfrutaba bastante de la conversación que había salido de manera fortuita.
-Las incongruencias son tremendas- dijo Pauline en tono bajo. -Yo he tenido acceso a la Biblia y una educación de la misma importante y la verdad que veo lo mismo que usted- afirmó al tiempo que asentía -Pero lamentablente el amor al prójimo se convirtió en un tema de intereses y acepciones.- un leve suspiro se escapó de sus labios. Ella no sólo había sido instruída en cosas relacionadas al intelecto, sino enseñada para servir a otros en la medida que sus beneficios sociales le permitían. Se le había negado ser indiferente y esto le había costado al principio puesto que la mayoría de las niñas de su edad eran educadas de un modo muy distinto. Mientras ellas asistían al ballet, a Pauline se le enseñaba a cabalgar; mientras ellas tomaban el té, Pauline era obligada a acompañar a su padre a los servicios de caridad. Pero con el tiempo fue entendiendo los motivos de todo, las razones tras de ello y fue entonces cuando se le permitió asistir a las otras actividades restantes, pero con una mentalidad distinta.
La comida llegó, servida con todo detalle y acompañada por supuesto por el vino que el mesero sirvió para ambos. Tras un agradecimiento que dio la mujer, el hombre encargado de atender la mesa se retiró y entonces ella le sonrió de nuevo a Tarak.
-Yo suelo agradecer por mis alimentos, por mis días de vida, por mi salud y cada cosa que hago en el día. Lo hago a Dios, como me enseñaron, pero me agrada que ambos a pesar de ser educados diferente y tener creencias distintas tengamos en cuenta lo importante- El orar por los alimentos sí le era permitido y de no serlo, aquella mujer hubiera muerto por ello sin problema. En realidad lo que hacía era agradecer brevemente antes de empezar a comer, eso hacía parte de sus hábitos y quería aprobación de Tarak para hacerlo y poder continuar así con la agradable cena. -¿Me permite agradecer por ambos? Prometo no tardar, no quiero que se nos enfríe la cena.- Dijo sin borrar la sonrisa de su rostro, pues, disfrutaba bastante de la conversación que había salido de manera fortuita.
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 18/04/2013
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
Había entrado en se restaurante buscando averiguar lo que sucedía con esos misteriosos niños ladrones y había terminado teniendo una amena conversación con una dama de la alta sociedad. Desde su llegada a París el indio había visto a las elegantes damas burguesas en la distancia, por que si algo le habían enseñado los gitanos era a no acercarse a la gente adinerada, había visto como estas personas humillaban constantemente a los más desgraciados, como miraban por encima de sus hombros a los gitanos como si estos no fueran humanos sino simples animales.
Había visto como trataban a sus esclavos y la sóla idea de que tuvieran esclavos le recordó lo que había visto en América, a esas pobres personas amarradas a grilletes, hambrientas, trabajando hasta el cansancio por un simple capricho del hombre blanco.
La tierra siempre había sido libre para todos. Sus campos, frutos y animales, los Apaches siempre habían convivido en esa libertad otorgada por los dioses, en respeto mutuo con lo que los rodeada, pero tal parecía que para el hombre blanco no existían esos conceptos, no respetaban la tierra que les daba de comer y mucho menos a sus hermanos, que aunque tuvieran distinto color seguían siendo sus hermanos.
Pero Pauline era diferente.
Sus ojos negros llenos de vida escondían historias que Tarak se encontró deseoso de descubrir, ella era una mujer de cuya boca sonrosada no salía odio o desprecio, sino palabras cargadas de lógica, bondad y sobre todo inteligencia. Una mujer inteligente, como las de su tribu, lo suficiente para disernir por si misma y descubrir su entorno sin dejarse influenciar por la cultura o la iglesia.
- Será un honor que haga usted los agradecimientos – Comentó observando cada detalle de su rostro, descubriendo una atracción no sólo física (pues cualquier hombre lo estaría considerando la belleza de la mujer) sino más intelectual por descubrir más de ella.
Tarak Eskaminzim- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Edad : 38
Localización : Cerca al bosque
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
Siempre que nos sentábamos a la mesa con mi padre y mi nana, me sentía feliz de poder ser yo quien agradeciera por los alimentos. Puede que para la mayoría esto suene extraño, puede incluso que la extraña sea yo en muchos aspectos, pero, tal hecho para mí tenía una enorme importancia a tal punto de no poder prescindir de la misma.
Ahora, me sentía honrada de poder hacerlo de nuevo junto a alguien que no conocía y que además solía agradecer también, aunque diferente. Eso, sin duda, tenía una especie de plus adicional, era como un factor sorpresa incluido de una forma poco convencional. Incliné el rostro apenas unos grados y me dispuse a agradecer en voz baja.
-Gracias buen Dios por nuestros alimentos. Gracias por la compañía de Tarak. Te pido que por favor lo bendigas y guardes, así como también te pido por quienes están faltos de alimento mientras nosotros gozamos de tu favor. Amén.- Apenas terminé, levanté la vista y sonreí de nuevo. –Ahora sí, buen provecho.- Dicho esto, tomé mis cubiertos para empezar a degustar aquello, no sin antes haber puesto la servilleta dispuesta para extender sobre la parte superior del vestido y evitar así algún pequeño accidente a la hora de cenar.
-Espero haber elegido bien la cena. Oh, por cierto, que olvidadiza soy.- Dejé los cubiertos de nuevo sobre la mesa y tomé la copa en la que estaba servido previamente el vino y la elevé apenas un poco. –Me tomo el atrevimiento de hacer un pequeño brindis. Lo hago en su nombre, puesto que usted ha puesto mayor interés en nuestros pequeños que muchos de nosotros. ¿Me acompaña en el brindis, Tarak?- Su educación hasta ahora me permitía saber que no iba a negarse y esperé con confianza. Debo admitir, que realmente estaba sorprendida de la buena fe del hombre que, estaba dispuesto a ir al fondo del asunto de los niños, aunque cualquiera hubiera dicho que no era su problema.
Él, entendía la importancia del otro, sea quien sea, según vi, más allá de sus creencias, de su nacionalidad, de su raza, de lo que sea. ¡Cuán admirable era esto! Me pregunté cómo había sido educado con respecto a tal cuestión. Quise saber si los suyos contaban con tal fraternidad como base de su sociedad. Quería averiguar más y sentía en mí el deseo enorme de salir de Francia y adentrarme en situaciones como las que me hablaba Tarak, aunque, por supuesto, necesitaba saber más antes de tomar alguna decisión apresurada. Yo seguía el método de siempre, el de observar y analizar todo antes de cualquier cosa.¿Acaso no me habían educado para esto?
Ahora, me sentía honrada de poder hacerlo de nuevo junto a alguien que no conocía y que además solía agradecer también, aunque diferente. Eso, sin duda, tenía una especie de plus adicional, era como un factor sorpresa incluido de una forma poco convencional. Incliné el rostro apenas unos grados y me dispuse a agradecer en voz baja.
-Gracias buen Dios por nuestros alimentos. Gracias por la compañía de Tarak. Te pido que por favor lo bendigas y guardes, así como también te pido por quienes están faltos de alimento mientras nosotros gozamos de tu favor. Amén.- Apenas terminé, levanté la vista y sonreí de nuevo. –Ahora sí, buen provecho.- Dicho esto, tomé mis cubiertos para empezar a degustar aquello, no sin antes haber puesto la servilleta dispuesta para extender sobre la parte superior del vestido y evitar así algún pequeño accidente a la hora de cenar.
-Espero haber elegido bien la cena. Oh, por cierto, que olvidadiza soy.- Dejé los cubiertos de nuevo sobre la mesa y tomé la copa en la que estaba servido previamente el vino y la elevé apenas un poco. –Me tomo el atrevimiento de hacer un pequeño brindis. Lo hago en su nombre, puesto que usted ha puesto mayor interés en nuestros pequeños que muchos de nosotros. ¿Me acompaña en el brindis, Tarak?- Su educación hasta ahora me permitía saber que no iba a negarse y esperé con confianza. Debo admitir, que realmente estaba sorprendida de la buena fe del hombre que, estaba dispuesto a ir al fondo del asunto de los niños, aunque cualquiera hubiera dicho que no era su problema.
Él, entendía la importancia del otro, sea quien sea, según vi, más allá de sus creencias, de su nacionalidad, de su raza, de lo que sea. ¡Cuán admirable era esto! Me pregunté cómo había sido educado con respecto a tal cuestión. Quise saber si los suyos contaban con tal fraternidad como base de su sociedad. Quería averiguar más y sentía en mí el deseo enorme de salir de Francia y adentrarme en situaciones como las que me hablaba Tarak, aunque, por supuesto, necesitaba saber más antes de tomar alguna decisión apresurada. Yo seguía el método de siempre, el de observar y analizar todo antes de cualquier cosa.¿Acaso no me habían educado para esto?
Lukian d'Auxerre- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 18/04/2013
Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)
Tarak escuchó con atención cerrando los ojos suavemente mientras ella daba los agradecimientos, su formación Católica era por supuesto diferente a la suya, pero en principio era lo mismo; se le agradecía a Dios por la oportunidad de estar allí y disfrutar de esos alimentos, en su tribu habrían agradecido a la madre tierra quien proporciona el alimento a los humanos, pero viéndolo desde una perspectiva holística, era lo mismo, se basaba en ser humilde y reconocer que habían poderes y fuerzas superiores a la humanidad y que se debía agradecer y guardar respeto.
- Amen - Exclamó una vez ella terminó, notó como se organizó para comer, entonces recordó que estaba frente a una señorita refinada criada con los más altos estándares en educación. De inmediato se sintió cohibido y torpe al tomar los cubiertos. La gente pobre muchas veces comía con las manos y los modales en la mesa eran casi inexistentes, se quedó mirando los cubiertos preocupado de cometer algún error.
- Oh por supuesto - Agregó cuando ella alzó la copa, al escuchar sus palabras la sangre subió a su cabeza rápidamente logrando que sus mejillas tomaran un color carmesí haciendo juego con su morena piel, se sentía muy honrado por tales palabras como si se tratara de algún invitado especial, desvió la mirada sintiendo que el pecho se le iba a explotar, no sabía que hacer con tanta vergüenza - G..gracias... no es para tanto - Murmuró volviendo a mirarla con ojos tímidos, todo rastro de la seguridad que había mostrado al comienzo se había desvanecido, era un simple hombre mostrando su lado más sensible.
- No soporto la violencia y el maltrato infantil - Continuó una vez terminado el brindis y tomando el tenedor para pintar alguna verdura - Pienso que la violencia es necesaria, es decir, dos hombres pueden luchar por algo que desean en una batalla de iguales, con honor y coraje... pero ¿Aprovecharse de otro por que es más débil? ¿Engañar a un niño y forzarle a hacer cosas indebidas? - Exclamó con expresión indignada - Eso es violencia imperdonable, no hay honor o coraje en eso, sólo los deseos de alguien por ambición o avaricia de poseer los bienes del prójimo - Se llevó una verdura a la boca y la masticó frunciendo el ceño, entonces el sabor le hizo disolver la indignación que tenía al pensar en los niños - ¡Woah! delicioso! Tiene usted un excelente gusto sin duda Madame -
- Amen - Exclamó una vez ella terminó, notó como se organizó para comer, entonces recordó que estaba frente a una señorita refinada criada con los más altos estándares en educación. De inmediato se sintió cohibido y torpe al tomar los cubiertos. La gente pobre muchas veces comía con las manos y los modales en la mesa eran casi inexistentes, se quedó mirando los cubiertos preocupado de cometer algún error.
- Oh por supuesto - Agregó cuando ella alzó la copa, al escuchar sus palabras la sangre subió a su cabeza rápidamente logrando que sus mejillas tomaran un color carmesí haciendo juego con su morena piel, se sentía muy honrado por tales palabras como si se tratara de algún invitado especial, desvió la mirada sintiendo que el pecho se le iba a explotar, no sabía que hacer con tanta vergüenza - G..gracias... no es para tanto - Murmuró volviendo a mirarla con ojos tímidos, todo rastro de la seguridad que había mostrado al comienzo se había desvanecido, era un simple hombre mostrando su lado más sensible.
- No soporto la violencia y el maltrato infantil - Continuó una vez terminado el brindis y tomando el tenedor para pintar alguna verdura - Pienso que la violencia es necesaria, es decir, dos hombres pueden luchar por algo que desean en una batalla de iguales, con honor y coraje... pero ¿Aprovecharse de otro por que es más débil? ¿Engañar a un niño y forzarle a hacer cosas indebidas? - Exclamó con expresión indignada - Eso es violencia imperdonable, no hay honor o coraje en eso, sólo los deseos de alguien por ambición o avaricia de poseer los bienes del prójimo - Se llevó una verdura a la boca y la masticó frunciendo el ceño, entonces el sabor le hizo disolver la indignación que tenía al pensar en los niños - ¡Woah! delicioso! Tiene usted un excelente gusto sin duda Madame -
Tarak Eskaminzim- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Edad : 38
Localización : Cerca al bosque
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» La cena de las bestias | +18 Privado
» Cena para dos. [Privado]
» Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
» La cena de la bestia [Privado] 18+
» La Cena está arruinada | Privado
» Cena para dos. [Privado]
» Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
» La cena de la bestia [Privado] 18+
» La Cena está arruinada | Privado
Página 1 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour