¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)

por **Lukian d'Auxerre** Vie Abr 26, 2013 3:15 am

Recuerdo del primer mensaje :

Me acuerdo que mi abuela me decía que hace unos años toda esa cantidad de salsas raras no existía y que la comida era mucho más simple. Siempre tenía algún comentario para quejarse de aquellos picantes aderezos y mi gusto por ese raro invento llamado mostaza. Supongo que los años cambian y con ello las costumbres, todos nos vamos viendo inmersos en modificaciones modernas pero los más viejos se resisten con fuerza, tal vez en un años yo misma lo haga, no lo sé.

Esa tarde estuve ocupada en los negocios familiares, pues, desde la muerte de mi padre yo fui quien se encargó de manejarlo todo pese a la absurda oposición de mi juventud, experiencia, género... todo eran vanalidades a las que yo hacía caso omiso. Mi padre me educo para algo, para hacerme cargo de lo que él trabajo siempre. Por supuesto hay cosas a las que no se le puede escapar del todo y una de esas es el hambre, sobretodo si se mezcla con el antojo, como el mío de algún aderezo extraño que hoy por hoy son lo que más ostentan quienes cocinan. Por supuesto tengo la posibilidad de elegir, entre tantos lugares, el que más me apetezca, y mi elección siempre será la misma, un restaurante de clase media-alta, porque son aquellos en donde la seguridad no es tan estricta ni la gente tan rígida, aunque ese no el principal motivo.

La comida bien hecha me agrada, pero muchas veces, en esos lugares, no permiten que personas que no tienen recursos ingresen a pedir las sobras de la comida, algún franco de sobra o incluso algún trabajo... y a mí si me gustan que entren y que vayan a mi mesa.

Entré a un lugar promedio y pedí amablemente mi comida mientras pensaba un par de cosas pendientes, inversiones, documentos por revisar... y lo proseguí una vez fue traído mi plato. Tras haber dado las gracias como se me educó, tomé con el tenedor la primera ración y la llevé a mi boca al tiempo que entraba un niño, descalzo, sucio y con gesto triste. No pude dejar de verlo y sin dudarlo le hice un gesto con mi mano para que se acercara. El pequeño, de unos 6 o 7 años, se acercó inseguro a mí y yo le sonreí.

- Hola pequeño. Dime algo, ya comiste?- Fue lo primero que pensé, estaba en un restaurante, eso era lo primordial. El pequeño de hermoso rostro me sonrío y justo cuando iba a responderme él miró tras de mí y cerró su boquita.

- Disculpe, Madame... - escuché aquella voz justo detrás de mí pero no logré reconocerla. Temí por un instante que me pidiera no invitar al niño a cenar o que me pidiera permitirle sacarlo, tal vez pudo ser un cliente de esos molestos o no lo sé, simplemente volteé a ver para ver de quién se trataba y que era lo que deseaba.

por **Lukian d'Auxerre** Lun Jun 24, 2013 3:01 am

Lo mejor que tenía entrar a un lugar de no tan altos estándares, era que por lo mismo, la cantidad de cubiertos era evidentemente reducida. Yo sabía bien para que servían todos los cuchillos, tenedores, cucharas o lo que fuera, pero a pesar de ello me parecía completamente inútil ¿Qué acaso el fin no es el mismo? La idea era llevar el alimento a la boca sin ensuciarse las manos para hacerlo de modo más educado y además higiénico, pero, tampoco era muy agradable llevarlo hasta tal extremo. En aquél lugar todo era más cómodo y la gente juzgaba menos por lo mismo. Por ello, como no vi problema en los cubiertos a utilizar, tampoco advertí a Tarak cuál era el correcto aunque, se ve que por una cuestión de lógica, él había elegido lo adecuado. Además, era probable que si yo empezaba con “esto se usa así y aquello asá” terminara haciéndolo sentir incómodo por algo que, como ya dije, es más bien inútil considerando que el fin es el mismo.

Su rostro pareció sonrosarse levemente a pesar de su piel morena y sus gestos confirmaron tal hecho. A esto, sonreí gustosa por la muestra de nobleza del hombre e incluso me sentí algo más tranquila en su presencia. No es que antes no lo estuviera, pero no había que olvidar que era un desconocido y que debía ser prevenida de todas maneras. Sin embargo, él poco a poco iba dejando ver, en mi criterio, la clase de persona realmente que era y, ese tipo de persona me agradaba.

-Oh, por favor, Tarak. No hay nada que agradecer, más bien brindo porque me da gusto encontrar alguien con el tacto suficiente para notar algo como esto que, aunque nos parezca obvio, parece que para otros está totalmente oculto.-

Hecho el brindis, la comida inició y por primera vez no estuve de acuerdo con algo que él mencionaba. Aguardé sopesando bien las palabras que iba a decir e incluso él alcanzó a degustar su plato que según decía, había sido de su gusto.

-Realmente es algo muy bajo aprovecharse de esos pequeños, aunque, no creo que la violencia sea necesaria bajo ningún punto de vista y aunque intente, sé que no encontraré coraje en ello ni nada digno de rescatar.- Me encogí de hombros y negué con un leve movimiento de cabeza, dando a mis palabras la impresión que era un sencilla opinión sin llegar a sobreponerme a sus palabras. –Tal vez es que creo que hay otros medios mucho mejores para obtener lo que se quiere y además, nada que implique una muerte violenta me agrada.- Me quedé pensando luego de decir esto y ni siquiera probé bocado a pesar que tenía hambre. ¿Por qué recurrir a la violencia casi como único medio? El poder era el principal motivo pero, ni así lo justificaba. Las muertes más horrendas y en mayor cantidad eran ocasionadas por esto. Reaccioné de pronto y le miré siendo presa de mi mayor debilidad y fortaleza: La curiosidad. –¿Ha estado usted en alguna lucha o algo similar? Espero mi pregunta no sea impertinente y de ser así, me disculpo de antemano.-

por **Tarak Eskaminzim** Miér Jul 17, 2013 10:32 pm

((Juro que respondí hace dos días! el post desapareció! v_v ahora tendré que escribirlo de nuevo))

Para Tarak la conversación era cada vez más increíble. Era como un sueño en el que él un simple forastero se sentaba a discutir temas sociales con una dama Francesa de alta posición y arreglaban las leyes del país. Discutiendo si la violencia era adecuada o si existían otras soluciones, el Indio nunca había tenido una conversación de ese tipo con una mujer, de igual a igual especialmente porque en Paris el era mirado con desprecio por ser diferente.

- Si he estado en luchas - Aceptó sin sentirse en lo más mínimo ofendido - Verá, en mi pueblo los hombres luchan entre si para mostrar que son dignos de la tribu - Explicó y luego agregó rápidamente- No es una lucha a muerte, no somos bárbaros - Sonrió pensando que aquello era irónico, pues el hombre blanco les trataba como salvajes - Nosotros luchamos para proteger a la madre tierra, para mantener el equilibrio entre lo que ella nos da y lo que el hombre le quita - Se llevó la copa de vino a los labios y bebió un sorbo con lentitud, sin duda era un vino excelente.

Tomó el tenedor y el cuchillo con cierta dificultad y partió una verdura antes de llevársela a la boca, no solía comer con cubiertos, especialmente cuando cazaba para él mismo y no había nadie observándole como comía, la mujer sin duda tenía una técnica fina digna de alguien de su clase.

- Le confieso una cosa... - Comenzó a decir, sintiéndo el sonrojo subirle por las orejas una vez más - Es la primera vez que hablo de estos temas con una mujer y también... - Carraspeó - Es la primera mujer que conozco de su clase... quiero decir, de su posición social - Desvió la mirada hacía la interesante hormiga que caminaba por la pared - Siempre creí que todas eran iguales... ya sabe... caprichosas, altivas y orgullosas... pero usted... usted es muy diferente -

por **Lukian d'Auxerre** Lun Sep 02, 2013 3:12 pm

Empecé a degustar mi almuerzo en lo que Tarak hablaba e incluso estuve más pendiente de su historia que de mi propio alimento. Suele pasar que una buena charla hace de la comida apenas un acompañante de la misma, más no lo principal.

Como creí, había estado en luchas; pero mi concepción acerca de él era la de un hombre que valoraba y defendía lo suyo, que defendía a la madre tierra como una madre a su pequeño, que agradecía con hechos las bendiciones que le daba Dios a través de la tierra -Por supuesto lo expreso para mí en mis propias palabras, fruto de una crianza basada en la religión-

-¿Entonces vendría a ser una especie de entrenamiento en donde al terminar la lucha se echan de lados los rencores y se sigue en busca de lo esencial, que según entiendo es la madre tierra, sí?- Resumí de nuevo a mi modo y pregunté para comprenderlo un poco; si bien para mí era difícil pensar en las agresiones de cualquier modo, siempre quise conocer los móviles que tenía cada quién a la hora de librar una batalla, un enfrentamiento o un combate pequeño. Su visión de esto, sabía yo, era distinta de la mayoría de los Franceses puesto que en este país y en muchos hay un orden jerárquico que domina la cuestión. Nuestros hombres son entrenados para defenderse desde niños en las escuelas sin ningún otro propósito más allá de no dejarse pisotear, y posteriormente muchos son preparados para la guerra, para defender a una nación que se muestra indulgente y desagradecida la mayoría de veces y que hace oídos sordos a las necesidades más importantes. Los bárbaros somos nosotros, esos que con la clase ocultamos nuestra falta de lo que verdaderamente significa nobleza y que hace de esos hombres de guerra unos seres frios que regresan con el corazón ensombrecido en vez de lograr el efecto contrario.

Se sonrosó de nuevo y yo encontré en ello gracia; era extraño también que no hubiera hablado esto con otra mujer, supongo que para mí ya era normal el tema, yo siempre quise saber y casi que evaluaba a la sociedad con constancia. -¿De verdad?- articulé hasta que él prosiguió y esta vez la que sintió una leve vergüenza fui yo. -Tal vez sí tenga mis caprichos. Pero no hay nada de raro en mi clase, aunque yo misma sé que hay un par que utiliza el dinero para entorpecerse la cabeza- Sonreí amortiguando la sinceridad de mis palabras. Había sido sutíl, pero sabía que él iba a comprender con claridad a lo que yo me refería. -Yo tampoco había hablado con alguno de ustedes. Por lo general se les ve poco y parecen huirnos o incluso odiarnos. Si nos cruzamos una leve mirada fría es todo lo que percibo y luego los pierdo de vista. Supongo que tenemos mala fama.- Una pequeña risita finalizó la frase y bebí un poco de vino. Sin duda, sentía que estaba comprendiendo otras cosas y por ello comía lento pero hablaba y escuchaba a gusto.

por Contenido patrocinado

¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)

¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)

Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)

Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)

Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)

Re: ¿Sólo una cena? (Privado Tarak E)