Cemetery Gates | Libre

por **Callum Norrington** Sáb Abr 27, 2013 11:16 am

Uno de los sitios que más le gustaban a Callum, de aquel lugar tan asqueroso como le parecía París, era el cementerio. No, de hecho era el único que podría decir que realmente le gustaba. Todo lo demás lo consideraba soso y podía irse al demonio, a excepción de la playa, que era su segundo sitio favorito. Para él, el cementerio era como un lugar de entretenimiento, y lo cierto es que, aunque los demás lo vieran como un lugar tétrico y escabroso, para él era un sitio lleno de misticismo y tranquilidad, único. En ningún otro lugar lograba tener la paz que conseguía cada vez que se adentraba entre las lápidas de aquel sitio. Una de las incógnitas que lo asaltaban era el preguntrarse quiénes estaban allí enterrados, pero no refiriéndose a los muertos recientes, que habían perecido prontamente a causa de constantes pestes que arrasaban inesperadamente, sino a las tumbas que ya habían estado allí desde muchísimo antes, a las de antaño que ahora yacían prácticamente en el olvido. Caminó por entre las tumbas más viejas, esas eran sus favoritas, le gustaba observar por horas las esculturas fúnebres en forma de ángeles, y no era porque de verdad creyera en la existencia de tales seres, simplemente le parecían hermosas y llenas de arte, el tipo de cosas que a él le gustaban. Llevaba en sus manos un libro viejo que había encontrado en el interior de una casona abandonada y que tenía las hojas amarillentas. En la desgastada tapa figuraba el título de una novela de misterio, misma que había empezado a leer dos días antes y ya casi lograba terminar. Disfrutaba ampliamente de las narraciones que el autor hacía, había sido un verdadero golpe de suerte el encontrarlo.

Se sentó sobre una de las lápidas que parecía tener el mejor aspecto de que no se derrumbaría con su peso, ya que la mayoría estaba en bastante mal estado a causa de ser uno de los cementerios más viejos en Francia, y abrió el libro en la página en la que había hecho un doblez para identificar dónde había pausado su lectura la última vez que lo había abierto. Olvidó la poca luz que había en el sitio, ya que sólo a él se le ocurría estar en medio de un cementerio y ponerse a leer en plena madrugada pero, en realidad, no era algo sorprendente en Callum, así era él, se había dedicado a hacer cosas inesperadas y poco comunes toda su vida. Se concentró en las letras, en la impecable narración que el autor hacía; se imaginó cada cosa, cada sentimiento, cada persona allí descrita, y, por un momento, perdió la noción del tiempo y del espacio y tuvo la sensación de estar allí dentro, observando de cerca cada movimiento hecho por el protagonista alcohólico, de su esposa Wendy, de su hijo Jack, en convivencia con los demás personajes. El viento sopló con fuerza provocando que el cabello del muchacho se revolviera con fuerza y un rubio mechón cayó sobre su rostro; rápidamente alzó una de sus manos para echarlo nuevamente hacia atrás. Miró a su alrededor y agradeció que los muertos fueran tan callados, tan comprensivos, y tan generosos, al brindarle aquel momento tan pacífico y tan agradable como era el leer.

por **Morgan Strauss** Sáb Abr 27, 2013 2:07 pm

Sus cabellos iban perfectamente recogidos en un peinado extraño (algo como un chongo deshecho) que apenas había tenido tiempo de hacerse en cuanto oscureció. Aquella noche Alessa había recibido la orden de terminar con un hombre rico; los motivos por los cuales le habían pedido eso no le interesaban en lo más mínimo, el punto de que aceptara era nada más y nada menos que la excitación que le causaba la sangre correr y obviamente la remuneración monetaria que su trabajo le traía día a día.

Cualquiera que se hubiera topado con ella por la calle se habría dado cuenta de que no era alguien normal, solo que nadie se había dado cuenta ya que siempre encontraba la forma de ir por los lugares más inhóspitos de París; usaba la ropa de un hombre, eso porque le parecía mucho más cómodo matar de esa forma que andar con un vestido de un lado para otro, claro que todo dependía de la misión y del lugar.
De esa manera fue como llego hasta aquella mansión a la cual no le costo nada de trabajo entrar por una de las ventanas del primer piso para rápidamente dirigirse al segundo, a la habitación de su presa; aquel hombre de unos 40 años, rico, bien parecido que se encontraba descansando en su habitación no se dio cuenta de lo que le esperaba hasta que Alessa le abrió la garganta con una daga y espero a ver como se desangraba, una magnifica obra de arte en una hermosa habitación.

Bajo las escaleras y salió por la misma ventana que había ingresado, ahora era el momento de despejar su mente, así que se dirigió al cementerio. Siempre terminaba allá, de una forma o de otra, era como si los muertos la llamaran porque sabían que ella pertenecía a ese lugar, debía estar con ellos por siempre.
Se adentro con calma en el lugar y se soltó los cabellos, el aire del cementerio era diferente al de cualquier otro lugar, ese era un lugar que no les pertenecía a los vivos ni a nadie que no fuera capaz de comprender el poder de la muerte y como esta siempre esta tras nosotros tocando el hombro de cuantos puede para recordar que ella esta presente y esperando la hora de encontrarse frente a frente con cada uno.
Al llegar más al fondo se detuvo en seco por segunda ocasión en un periodo de tiempo demasiado corto para ser real su lugar favorito se veía invadido por alguien extraño. Noches atrás un vampiro, ahora al parecer un simple humano ya que no se daba cuenta de su presencia en el lugar. Suspiró y se acerco lentamente a él, observando como entre sus manos sostenía un libro; curioso lugar para que alguien decidiera leer, pero al parecer existían más personas como ella que creía que el cementerio era un sitio perfecto para pasar el tiempo.
- Espero que ese sea un libro interesante, si no, los muertos se sentirán ofendidos por tu mala elección en literatura - camino hasta encontrar un lugar donde sentarse, quedando de frente a él - linda noche para pasar en compañía de los muertos ¿verdad? - sonrió mientras uno de sus dedos acariciaban las letras de un nombre en una lapida que llevaba mucho tiempo en aquel lugar.

OFF: No pude resistir responder >.< ... <3

por **Callum Norrington** Vie Mayo 17, 2013 2:04 am

Pero entonces, su pacífico momento se arruinó. La atrapante lectura se vio interrumpida cuando a sus oídos llegaron ruidos que no eran precisamente lejanos. Con disgusto, Callum despegó los ojos de las páginas de su libro y alzó la vista, observando con sus inquisidores ojos a la sombra negra que se acercaba, tan oscura y tétrica que, si él hubiera sido un cobarde, habría salido corriendo de allí en ese mismo instante, sin darse la oportunidad alguna de conocer su identidad. Pero a Callum pocas cosas llegaban a asustarle. El chiquillo se quedó inmóvil, escuchando su propia respiración acompasada, dándole tiempo al intruso de que se acercara lo suficiente para que la luz de la luna develara su rostro.

Se trataba de una mujer, lo cual logró sorprenderlo bastante, ya que no era nada común que una joven anduviera rondando un camposanto a altas horas de la noche. Incapaz de comprender, arrugó el ceño mientras la observaba pasar a su lado con toda la tranquilidad del mundo, y finalmente se sentó frente a él, como si ambos estuvieran en medio de una plaza. Pero en aquel lugar no había áreas verdes, ni pájaros o flores, todo lo que había era tumbas, el olor a nauseabundo a podrido, y una espesa neblina que se fundía con la noche, elementos que confabulaban a la perfección logrando hacer del ambiente uno realmente espeluznante.

La miró con recelo, con los ojos entrecerrados y un gesto que dejaba entrever el disgusto que ella le había provocado al haberse atrevido a interrumpirle. ¿Y quién diablos le había dicho que podía sentarse y hacerle compañía? ¡Tantas tumbas y ella tenía que elegir precisamente esa! Estaba empezando a sentirse irritado e incómodo, y eso no era nada bueno para ninguno de los dos.

—Tú lo has dicho, en compañía de los muertos, pero por lo que veo, tú sigues respirando… —le espetó con suficiencia—. No me interesan los vivos, ya puedes largarte.

Se acomodó sobre la lápida en la que estaba sentado y volvió a abrir el libro en la página que tenía el doblez, intentando reanudar la lectura, más le fue imposible. ¿Cómo demonios iba a concentrarse si esos ojos lo miraban? Esa chica era realmente inoportuna. Dejó escapar un largo y audible suspiro lleno de fastidio y entornó la mirada en la fémina, que parecía no inmutarse ante las palabras de Callum. ¿Acaso ella era de piedra? Aprovechó que el libro no era demasiado grueso, le hizo un doblez a la mitad y lo hundió en el bolsillo trasero de su pantalón. Luego se puso de pie, dispuesto a dar batalla.

—Y en todo caso, ¿qué diablos haces aquí? ¿Has venido a desenterrar a tu abuela? —se burló.

Se concentró en la chica. La observó con recelo, alzando un poco la barbilla, adoptando un gesto que bien podría ser interpretado como retador. Caminó hasta donde ella se encontraba y, con los ojos entrecerrados, empezó a andar alrededor de la joven, que aún permanecía sentada. La rodeó una y otra vez, sin dejar de estudiarla. Algo en ella había llamado mucho su atención, aunque todavía no lograba deducir qué podía ser.

Off: Eres bienvenida (: Lamento haberme demorado, no tuve Internet por varios días -_-

por **Morgan Strauss** Vie Mayo 24, 2013 11:14 pm

Cruzó las piernas con la femineidad que le caracterizaba y con la que muchos caían ante sus pies, solo para descubrir que todo era una farsa perfectamente estudiada por ella, para atrapar a quienes le era encomendado asesinar.
Si Alessa fuera poseedora de empatía real o tan siquiera le interesara lo que el joven frente a ella fuera a creer se habría marchado en el segundo en el que detecto la mirada de recelo dirigida hacía ella; pero como nada de eso era la verdad sobre ella, permaneció inmóvil, ahora solo tenía el propósito de molestar la estancia ajena, lo suficiente como para que se fuera o hiciera algo que ella pudiera valorar y deseara realmente pasar tiempo frente a él.

Apartó su dedo de las letras en la tumba y su mirada del joven; elevó su rostro al cielo, manteniendo el silencio del lugar que fue interrumpido no por ella, si no por la voz de quien estuvo antes en aquel lugar.
- ¿Respirar significa estar viva? - cerró los ojos unos instantes para abrirlos lentamente tras unos segundos; contemplando el cielo nocturno sobre ellos - Estas bastante equivocado chiquillo, no todo el que respira esta vivo… yo no lo estoy y ellos lo saben - bajo su mirada hasta los ojos ajenos y sonrío. Si él era como creía, se percataría fácilmente de que aquel era su lugar y que los muertos le esperaban muchas noches, porque eran los únicos capaces de comprender a la asesina - Pero si tu también estas aquí debe ser porque eres bastante parecido o incluso igual a nosotros; ¿No lo crees?.

Una vez que de nuevo su mirada se hubo posado en el joven, no se apartó. Por su mente solo pasaba la curiosidad de saber cuanto resistiría él a la presencia invasora que generaba su presencia en el lugar o de llegar a optar por hacer finalmente algo… ¿Qué haría?. Ladeó un poco el rostro, colocando las manos a los costados de aquella tumba para acomodarse mejor. Rió en el momento que le vio levantarse finalmente del lugar frente a su existencia pero la decepción fue grande cuando le cuestiono.
-Solo he venido a despejar mi mente o ¿No puedo hacer lo que me plazca?… ¿Eres el dueño de este cementerio? Si la respuesta es no… entonces deja de quejarte y si tanto te molesto lo mejor será que te largues.

Los pasos que prosiguieron a la respuesta que dio le animaron, mas cuando los pasos no lo guiaron lejos, si no, que opuesto a lo que pensó en un inicio le llevaron a caminar en torno a ella frunció el ceño.
- Deja de hacer eso - menciono firme y mirando de reojo como le estudiaba. Alessa no había ido hasta aquel lugar para ser fastidiada por un insolente como aquel; estaba dispuesta a rebanarle la gargantee justo como al viejo que ya debería de yacer frío en la cama de la gran casa de donde había salido rato antes, pero, cuando intento levantarse de donde estaba una fuerza desconocida le mantuvo en su lugar y de manera audible maldijo al viento.
Lo que fuera que le impidió levantarse deseaba que aquel muchacho viviera y dado que estaban en el cementerio, lo único que Alessa respetaba en realidad, desistió de sus ideas de matarlo, optando por la única que al parecer le quedaba.
- Ahora dime… - suspiró - ¿Qué es lo que haces aquí? - ojo por ojo, pero en este caso pregunta por pregunta.

por **Dexter Ravenheart** Dom Jun 16, 2013 12:21 am

No hacía mucho tiempo desde que Dexter había llegado a París, y menos aún desde que había conseguido un modesto empleo como velador del cementerio local. Aún estaba acostumbrándose al nuevo ambiente que la situación representaba para él. En el pasado no se hubiera imaginado trabajando en un lugar como ese; humedo, oscuro y muy probablemente el único lugar en el que la mayoría de sus residentes están muertos. Pero por algún lugar tenía que comenzar, y no se le había ocurrido un mejor lugar para poder ganar algo de dinero y al mismo tiempo practicar un poco de su arte oscura.

Esa noche había sido tranquila, los muertos yacían en sus camas de tierra y madera como se supone que deben hacerlo. El aire, aunque húmedo y pesado, le parecía tan dulce y agradable como el de cualquier otra noche. Dexter se había sentado junto a una gran cripta, admirando el paisaje que ofrecían las lápidas cuando la pálida luz de la luna se derramaba sobre ellas. Estaba a punto de encender un cigarro cuando escuchó a dos personas hablar y se acercó hacia ellas, saliendo desde su escondite con cuidado, procurando no ser visto.

Llegó a la distancia que planeaba justo a tiempo para escuchar a la dama formular la última pregunta, entonces se hizo notar, aclarando su garganta. -Esa es una excelente pregunta- dijo él, mirándola con una leve sonrisa -De hecho me gustaría que ambos la respondieran- prosiguió, sentándose en una lápida cercana y sacudiendo su pantalón -Si no les molesta, claro está- Algo en aquellos dos personajes le resultaba extraño, aunque no podía dar exactamente con lo que era. Y había decidido averiguarlo.

No estoy seguro de si aún está activo el tema, pero si es así espero hacer un buen papel

por **Callum Norrington** Lun Jun 17, 2013 11:09 pm

¿Chiquillo? ¿De verdad acababa de llamarlo de ese modo? ¿Se había atrevido? Eso había sido todo lo que él había escuchado. Había dejado de prestarle verdadera atención a todo lo restante, la voz de la muchacha se había distorsionado hasta convertirse en un sonido insignificante, similar al vuelo de una mosca, pero la palabra “chiquillo” siguió latente, como un eco dentro de su cabeza, provocando que le hirviera la sangre. Si algo le molestaba a Callum era precisamente que lo vieran como a un niño, y ella parecía haber estudiado y aprendido a la perfección todas esas acciones que a Norringthon le enfadaban. No estaba dispuesto a aguantarle sus insultos, porque sí, para él eso era lo que significaban. Ella había dejado de ser una joven desconocida con apariencia angelical con el defecto de aparecer en el momento menos oportuno y se había convertido en el bicho más asqueroso que él había presenciado en toda su vida. Debía eliminarla. Aplastarla. Era lo que se merecía.

Lentamente, y sin que ella se percatara o llegara a imaginarse que un insignificante jovencito de escasos diecisiete años estaba armado, colocó su mano derecha sobre el bolsillo derecho de su pantalón, palpando al instante el pequeño y frío bulto de la navaja de afeitar que escondía entre la tela. Asegurándose de no alterar lo suficiente sus gestos y hacer de ese modo evidente su marcado fastidio y odio hacia la mujer, se acercó a ella a paso lento y sigiloso, y por un segundo dio la impresión de que estaba dispuesto a hacer las pases o disculparse por su mala educación. La mano la mantuvo junto al bolsillo, sintiendo el duro metal, empuñando el arma blanca, pero cuando estuvo a punto de sacarla y alzarla, dispuesto a clavársela en el cuello a la mujer, un tercero apareció en escena, haciéndolo desistir del acto, arruinándolo todo.

Callum se quedó pasmado, con una expresión indescriptible en el rostro, como si hubiera sido descubierto robando. Alejó la mano del bolsillo y dio media vuelta para alejarse de ambos. No acababa de acobardarse, pero estaba consciente de que asesinar a una mujer frente a otra persona no era lo más apropiado, a menos de que planeara matarlos a los dos y de ese modo no dejar testigo alguno.

—Esta perra mal nacida ha llegado a perturbar mi paz —le acusó con el desconocido recién llegado, alargando su dedo índice, señalándola con real desprecio. Utilizó su ya vulgar y conocido soez vocabulario. Era una forma de expresarle lo desagradable que le resultaba, algo infantil, desde luego—. ¿Por qué no se largan al bosque a fornicar y me dejan en paz? Se ve que se muere de ganas y tiene toda la pinta de mujerzuela —la miró de arriba abajo—. Llévatela, hazme ese favor.

Off: Según yo sigue activo, así que descuida y bienvenido.

por **Morgan Strauss** Dom Jun 23, 2013 6:39 pm

Sus interrogantes no recibían respuesta alguna y eso le molesto. La compañía de lo muertos era mucho mejor que la de aquel chiquillo fastidioso que se sentía dueño de todo a que lugar, además de que esa mirada que anhelaba destrucción seguía visible en él. ¿Tanto molestaba su presencia en aquel lugar? El asunto es que no le importaba que tanto molestara su existencia ahí dado que no se iría por nada del mundo.

La pierna que mantenía cruzada comenzó a moverse ligeramente, aún aguardaba a recibir signo algún de que el individuo le comprendía y que no era algún tonto que se había perdido por allá, dando aires de valentía hasta que alguien llegara a rescatarlo o la luz del sol brindara mayor visibilidad - aunque dudaba de ambas teorías - dejo escapar un suspiro de fastidio cuando otra voz irrumpió en el silencio formado entre ellos.
Con desgano y molestia dirigió su mirar al nuevo individuo que hacía acto de presencia ahí. Esa no era su noche de paz y tranquilidad, pues su cerebro carecía de alguna otra explicación que mostrara el por qué ahora estaba acompañada por dos sujetos cuando lo que deseaba más que a nada era la soledad y tranquilidad.

Alessa se percató del movimiento de joven al llegar el nuevo acompañante y no pudo más que reír, pues la expresión que mostraba ahora era la de un chiquillo que ha sido descubierto haciendo algo que no debía. Por lo menos la llegada de otro hombre podría volver las cosas más interesantes.
- Pues como ya se lo he dicho al joven amigo - comenzó a explicar al recién llegado pero sin apartar su mirada burlona del otro chico - solo he venido a despejar mi mente, resulta que este sitio es muy tranquilo, y usted ¿qué hace? - sonrío y fue entonces cuando la voz molesta del chico le acusó junto a un amenazante dedo de perturbar la paz. ¿Ella?… ¿Perturbar la paz? volvió a reír pues el único que perturbaba la paz del lugar era el mismo y nadie más.
- Gracias - Alessa se llevó la mano al pecho justo donde estaba el corazón y con la misma sonrisa burlona prosiguió a responder a las ofensas - eso es lo más hermoso que alguien jamás me ha dicho - la sonrisa desapareció entonces y se levanto de la tumba en la que estaba - ya te dije que si tanto te molesta que este aquí deberías largarte, eres demasiado escandaloso… ¿no cree usted que es muy escandaloso? - pregunto al recién llegado.

OFF: Bueno pues seguimos activos y con un miembro más *-*

por **Dexter Ravenheart** Mar Jun 25, 2013 6:32 pm

Había pasado ya un tiempo desde que había hablado con alguien por última vez, el cementerio no era exactamente un lugar transitado, y raramente Dexter decidía acercarse a hablar con alguien si es que no tenía una excusa. Esta vez tampoco la tenía, aunque era cierto que era el vigilante de aquel lugar, nadie le había dicho que no le permitiera el paso al público, ni que cuestionara a los visitantes sobre sus motivos para estar ahí. Tampoco había notado que alguno de ellos tuviera la intención de causar problemas. A excepción de un ligero aire inusual alrededor de ellos todo era perfectamente normal. Quizás había sido un impulso extraño el que lo había llevado a hablar con aquellos personajes, quizás simplemente fue el sentimiento de soledad, no estaba seguro de ello.

Después de preguntar, Dexter escuchó a la dama sin borrar la sonrisa de su rostro, distrayéndose sólo para alejar algunos insectos que se empeñaban en posarse sobre sus piernas y sus brazos. Cuando ella le preguntó acerca del motivo de su estancia estuvo a punto de contestarle, pero fue interrumpido por el otro joven. Su lenguaje y su forma de expresarse lo impresionaron, pero al mismo tiempo le resultaban fascinantes, no esperaba una respuesta de ese estilo. Nuevamente estuvo a punto de contestar, pero esta vez no tenía una respuesta, su mente había quedado momentáneamente en blanco. Cuando por fin estuvo a punto de contestar fue interrumpido por la mujer nuevamente –Así que ¿haciendo amigos?... Excelente- dijo en voz baja, sonriendo nuevamente, pero esta vez en un tono más burlón.

Una vez que ellos hubieron terminado su breve discusión y fue cuestionado por la dama, Dexter se levantó de la lápida en la que estaba sentado y dirigió su mirada hacia ella –Más escandaloso que los muertos, eso es seguro, pero con suerte no lo suficiente como para perturbar su descanso. Eso sería terrible en verdad- respondió con seriedad, pero con cierto aire relajado que no permitía tomarle muy en serio –siento que he llegado en un mal momento- prosiguió -parece que ustedes tienen bastantes asuntos por arreglar- Cruzó los brazos y volteó a verlos a ambos.

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