AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Lost in the forest (Priv. Alma)
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Lost in the forest (Priv. Alma)
El sol se esconde por el horizonte, tan solo dejando un reflejo naranja en la atmósfera. El cielo comienza a tomar un tono azul oscuro, y las primeras estrellas se dejan ver. Esta despejado, y la temperatura es agradable. Eh pasado el día en mi mansión, oculto en su subterráneo, en la parte donde tengo una pequeña estantería repleta de antiguos libros. Me gusta pasar las horas sentado en mi cómodo sillón de cuero granate, con ribetes dorados en sus reposabrazos. Leo un antiguo libro, cual nombre no se puede distinguir en su gastada tapa. Lo cierro dejándolo en la estantería. Me acerco a la puerta, me pongo a un lado, abriendo un poco un ventana ciega que hay en la puerta, solo sombras, la noche ha llegado, y por fin puedo salir de mi cautiverio obligado. La tan dulce luz del astro rey que de joven adoraba, ahora me mataría. Varias veces han sido las que eh sentido su efecto sobre mi piel, es muy doloroso.
Abro la puerta, y salgo, subiendo por las escaleras, observando la ventana que hay en lo alto, da al oeste, y siempre me indica cuando el día a acabado. Hoy es mi día libre, y como muchas veces decido, Me cambio de ropa, poniéndome algo mas cómodo, un tejano vaquero, una camisa de color azul tejana y un sombrero de cowboy oscuro. Salgo a la calle, girando ala derecha, dirijiendome ami caballeriza, allí se encuentra Blade. Un caballo de pelaje negro brillante, figura esbelta y musculada. Un corcel robusto. Me mira saludando con un relincho, le doy un poco de heno fresco, el cual come con gula, tomo sus riendas, lo saco al exterior de la caballeriza. Cojo la silla y se la coloco, la aseguro bien y de un salto ágil, me subo a lomos de Blade. -Hoy es noche de paseo pequeño.- Le digo acariciando su quijada con cariño. Blade comienza a caminar, saliendo de la mansión, tomo la calle principal, y comienza a cabalgar, no tengo que guiarlo, puesto que sabe donde quiero ir.
La brisa me da en la cara, suave y trayendo aromas desde todos los rincones de París. Muy pocos carruajes recorrían las calles, y el bosque comienza a distinguirse a lo lejos. Doy un talonazo a mi caballo, haciendo que acelere el paso. El camino de la ciudad, pasa a ser camino de tierra, a ambos lados hay granjas y tierras de cultivo. La gran mayoría son viñas y campos de trigo. Unos cuantos espantapájaros siniestros, despuntan entre medio de los campos, varios de ellos cubiertos de cuervos. Dotándolos de un aspecto lúgubre y triste.
Los arboles comienzan a aparecer, robles y encinas, y el inconfundible aroma a fresco y puro, con toques de tierra mojada y musgo. De siempre me ha gustado estar en el bosque, la tranquilidad y paz que en el fluía, me hace olvidar muchas veces los oscuros y horribles casos a los que debo enfrentarme cada día. La lucha es mi día a día, pero hoy no, hoy quiero tranquilidad. Blade sigue avanzando, adentrándose mas en el camino del bosque, lo hago frenar un poco tirando suavemente de las riendas. Me ha parecido escuchar un sonido, era lejano, afino mi oído, permaneciendo inmobiliario durante casi un minuto. Pero no escucho nada, tan solo el ajetreo normal del los animales del bosque, una martha corretea por encima de las hojas secas y se sube a un árbol, un pájaro carpintero picotea un tronco y el cantar de muchos pájaros.
Una vez me aseguro de que no había escuchado nada, hago a blade continuar a paso tranquilo, adentrándome cada vez mas y mas en el bosque.
Abro la puerta, y salgo, subiendo por las escaleras, observando la ventana que hay en lo alto, da al oeste, y siempre me indica cuando el día a acabado. Hoy es mi día libre, y como muchas veces decido, Me cambio de ropa, poniéndome algo mas cómodo, un tejano vaquero, una camisa de color azul tejana y un sombrero de cowboy oscuro. Salgo a la calle, girando ala derecha, dirijiendome ami caballeriza, allí se encuentra Blade. Un caballo de pelaje negro brillante, figura esbelta y musculada. Un corcel robusto. Me mira saludando con un relincho, le doy un poco de heno fresco, el cual come con gula, tomo sus riendas, lo saco al exterior de la caballeriza. Cojo la silla y se la coloco, la aseguro bien y de un salto ágil, me subo a lomos de Blade. -Hoy es noche de paseo pequeño.- Le digo acariciando su quijada con cariño. Blade comienza a caminar, saliendo de la mansión, tomo la calle principal, y comienza a cabalgar, no tengo que guiarlo, puesto que sabe donde quiero ir.
La brisa me da en la cara, suave y trayendo aromas desde todos los rincones de París. Muy pocos carruajes recorrían las calles, y el bosque comienza a distinguirse a lo lejos. Doy un talonazo a mi caballo, haciendo que acelere el paso. El camino de la ciudad, pasa a ser camino de tierra, a ambos lados hay granjas y tierras de cultivo. La gran mayoría son viñas y campos de trigo. Unos cuantos espantapájaros siniestros, despuntan entre medio de los campos, varios de ellos cubiertos de cuervos. Dotándolos de un aspecto lúgubre y triste.
Los arboles comienzan a aparecer, robles y encinas, y el inconfundible aroma a fresco y puro, con toques de tierra mojada y musgo. De siempre me ha gustado estar en el bosque, la tranquilidad y paz que en el fluía, me hace olvidar muchas veces los oscuros y horribles casos a los que debo enfrentarme cada día. La lucha es mi día a día, pero hoy no, hoy quiero tranquilidad. Blade sigue avanzando, adentrándose mas en el camino del bosque, lo hago frenar un poco tirando suavemente de las riendas. Me ha parecido escuchar un sonido, era lejano, afino mi oído, permaneciendo inmobiliario durante casi un minuto. Pero no escucho nada, tan solo el ajetreo normal del los animales del bosque, una martha corretea por encima de las hojas secas y se sube a un árbol, un pájaro carpintero picotea un tronco y el cantar de muchos pájaros.
Una vez me aseguro de que no había escuchado nada, hago a blade continuar a paso tranquilo, adentrándome cada vez mas y mas en el bosque.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/02/2013
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Re: Lost in the forest (Priv. Alma)
"La oscuridad se cuela entre mis frágiles dedos, el aire hambriento llena de hojas mi sentido. ..así como una balada sin son, como un piano sin tecla...me perdí en el más sombrío bosque, acompañada de herraduras y relinchos, de mi estrella valiente."
Alma Solderini.
Los impacientes relinchos, hicieron en mi nacer una de mis más puras sonrisas – Celeste cálmate, no quieras despertar todo París- sonreí llegando finalmente con la gracia de una modesta silla de madera, que los herraderos habían olvidado en un mugriento rincón del pequeño establo, a coger las riendas. Las cogí no sin antes esforzarme a llegar a la herramienta de montura. Al tenerlas entre mis manos, salté grácilmente de la silla y me dirigí a la nerviosa yegua, que moviendo la cabeza de lado a lado, permanecía intranquila entre las propias paredes de su modesta cuadra. Llegué hasta ella y le acaricié la cabeza tiernamente, mientras, con la otra mano abría el candado que sujetaba su puerta. Al clic de la cerradura, se echó para atrás, dejando que entrara y procediera con ella. Sonreí ante su fiel confianza, llevábamos unos diez años de “amistad” en la que ella me revelaba la esencia de sitios únicos, y me hacía ver el mundo, a su manera, corriendo contra el viento, y yo, me esmeraba en su cuidado diario y le encontraba los mejores pastos donde poder echar-se y comer a la sombra del sol.
Simplemente le puse como siempre las riendas, no demasiado tensas, para no dañarla, y me subí a ella, contenta de al fin sacarla a pasear de noche, a las dos nos maravillaban esos viajes entre noches.
A la noche se abría un mundo completamente diferente, misterios, peligros, tesoros que descubrir...París ardía de pasión, y por mucho que mi inocencia y bondad, hiciera de mi alma un grande faro de bondad, parte de oscuridad yacía dentro de mí.
Y yo Alma Solderini no temo a mi oscuridad, como tampoco a las fortuitas criaturas que en oscuridad se cubren.
Sintiendo a Celeste removerse bajo de mí, me recoloqué la capa negra que me cubría y cogiéndome a sus doradas y largas crines blancas, le di el orden esperada y ella, infinitivamente feliz de volver a sus orígenes, a la naturaleza, celeste no dudó y se lanzó a las afueras del establo.
Rápidamente pasamos la entrada de mi familiar hogar, y nos internamos en calles poco transitadas, galopando contra el viento. Pasamos varios hermosos carruajes, y alguien que otro andante señor con sombrero y damas de largos vestidos coloridos. Nos observaban distrayéndose momentáneamente de sus quehaceres, asombrados y mencionando con total seguridad, lo necia que era esa amazona, por galopar en esta sombría y negra noche.
Celeste, libre y veloz me llevó hacia lo más lejano de la ciudad, saltamos la reja del parque de los Magistrales y en silencio nos fundimos entre las sombras del sombrío pero mágico bosque que se mostraba ante nosotros con total desnudez. Al entrar al bosque, me volví a cubrir con mi negra capa, no fuera que oscuros seres me descubrieran, y cesando el galope de mi blanca yegua, llevándola al paso nos adentramos cada vez más.
En la noche, muchos animales se mostraban entre sombras y luces de la noche y su luna. Llegué a ver un pequeño zorro, esconderse al oír los pasos de celeste, seguidamente tres hermosos y tímidos conejos y si mal mis ojos no ven, un pequeño ciervo, que bebía de un riachuelo. Dejé de lado las riendas de Celeste y solo cogiéndome de las crines, seguimos adentrándonos en ese bosque, rebosante de vida. Nos íbamos alejando mucho, no habíamos llegado antes a sobrepasar un tramo del lugar...pero confiando en Celeste, me dejé llevar a sus lomos.
Alma Solderini.
Los impacientes relinchos, hicieron en mi nacer una de mis más puras sonrisas – Celeste cálmate, no quieras despertar todo París- sonreí llegando finalmente con la gracia de una modesta silla de madera, que los herraderos habían olvidado en un mugriento rincón del pequeño establo, a coger las riendas. Las cogí no sin antes esforzarme a llegar a la herramienta de montura. Al tenerlas entre mis manos, salté grácilmente de la silla y me dirigí a la nerviosa yegua, que moviendo la cabeza de lado a lado, permanecía intranquila entre las propias paredes de su modesta cuadra. Llegué hasta ella y le acaricié la cabeza tiernamente, mientras, con la otra mano abría el candado que sujetaba su puerta. Al clic de la cerradura, se echó para atrás, dejando que entrara y procediera con ella. Sonreí ante su fiel confianza, llevábamos unos diez años de “amistad” en la que ella me revelaba la esencia de sitios únicos, y me hacía ver el mundo, a su manera, corriendo contra el viento, y yo, me esmeraba en su cuidado diario y le encontraba los mejores pastos donde poder echar-se y comer a la sombra del sol.
Simplemente le puse como siempre las riendas, no demasiado tensas, para no dañarla, y me subí a ella, contenta de al fin sacarla a pasear de noche, a las dos nos maravillaban esos viajes entre noches.
A la noche se abría un mundo completamente diferente, misterios, peligros, tesoros que descubrir...París ardía de pasión, y por mucho que mi inocencia y bondad, hiciera de mi alma un grande faro de bondad, parte de oscuridad yacía dentro de mí.
Y yo Alma Solderini no temo a mi oscuridad, como tampoco a las fortuitas criaturas que en oscuridad se cubren.
Sintiendo a Celeste removerse bajo de mí, me recoloqué la capa negra que me cubría y cogiéndome a sus doradas y largas crines blancas, le di el orden esperada y ella, infinitivamente feliz de volver a sus orígenes, a la naturaleza, celeste no dudó y se lanzó a las afueras del establo.
Rápidamente pasamos la entrada de mi familiar hogar, y nos internamos en calles poco transitadas, galopando contra el viento. Pasamos varios hermosos carruajes, y alguien que otro andante señor con sombrero y damas de largos vestidos coloridos. Nos observaban distrayéndose momentáneamente de sus quehaceres, asombrados y mencionando con total seguridad, lo necia que era esa amazona, por galopar en esta sombría y negra noche.
Celeste, libre y veloz me llevó hacia lo más lejano de la ciudad, saltamos la reja del parque de los Magistrales y en silencio nos fundimos entre las sombras del sombrío pero mágico bosque que se mostraba ante nosotros con total desnudez. Al entrar al bosque, me volví a cubrir con mi negra capa, no fuera que oscuros seres me descubrieran, y cesando el galope de mi blanca yegua, llevándola al paso nos adentramos cada vez más.
En la noche, muchos animales se mostraban entre sombras y luces de la noche y su luna. Llegué a ver un pequeño zorro, esconderse al oír los pasos de celeste, seguidamente tres hermosos y tímidos conejos y si mal mis ojos no ven, un pequeño ciervo, que bebía de un riachuelo. Dejé de lado las riendas de Celeste y solo cogiéndome de las crines, seguimos adentrándonos en ese bosque, rebosante de vida. Nos íbamos alejando mucho, no habíamos llegado antes a sobrepasar un tramo del lugar...pero confiando en Celeste, me dejé llevar a sus lomos.
"¿Quien dijo que en la oscuridad, no había resquicios de luz?
Solo hacía falta mirar esas pequeñas vidas que rodeaban la arboleda
.....para rodearte de la más brillante luz."
Solo hacía falta mirar esas pequeñas vidas que rodeaban la arboleda
.....para rodearte de la más brillante luz."
Alma Montcourt- Humano Clase Alta
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Re: Lost in the forest (Priv. Alma)
“Lagrimas esmeralda, en las ramas de los sauces, iluminaron nuestro encuentro, dos rostros desconocidos que se miran, tan solo sonríen.”
Zirano Xanaddo
Zirano Xanaddo
Sigo a lomos de Blade, caminando por el bosque a paso seguro, observando las sombras que se perfilan en el terreno, creando horribles espectros, con dedos que parecen alargarse hacia mi. La luz de la luna ilumina el bosque, dotándolo de vida propia. Una suave brisa empieza a soplar, las ramas de los arboles chocan entre si, dejando caer hojas y bellotas, gracias al sombrero no me dan en la cabeza, al contrario que ha Blade que le cae una en el centro del morro, sacude un poco la cabeza, se detiene, y comienza a comer bellotas, relajado y tranquilo. Le acaricio el cuello, sonriendo, las bellotas siempre le han encantado. Las recoge una a una, masticándolas, echando las orejas hacia atrás, y con su mirada feliz. Tras comer siete, levanta de nuevo la cabeza, caminado de nuevo mientras sigue rumiando.
La brisa trae consigo un aroma dulce y exótico. Es humano, pero esta lejos. Miro al cielo, la noche ya es bastante oscura, mas de las once de la noche. Pero no le doy mucha atención, y me centro en el camino que toma Blade, adentrándose en el bosque, por un pequeño camino por los propios animales del bosque. Tengo que apartar varias ramas con mi mano, para que no me den en la cara, Mi visión, es mas evolucionada que la de un simple humano, y veo con claridad todo lo de mi alrededor. Dos luceros brillan en el fondo, los ojos de un jabalí, que mira en mi dirección olfateando el aire. Hace un gruñido, y sale corriendo. Veo varios animales, un búho ulula, en una rama que dejo tras de mi, siguiéndome con su mirada. Blade avanza a paso mas seguro, el pequeño camino transcurre cruzando un riachuelo, el cual mi caballo toma directamente, caminando sobre él a contracorriente. El chapoteo de sus pezuñas con el agua, creando pequeñas gotas que brillan como diamantes, bajo la luz de la luna, creaban un ambiente relajante y sosegado, Blade acelera el paso yendo al trote, sobre el agua, el riachuelo, se convierte en arroyo poco apoco, aumentando levemente su caudal, el animal continua, el agua cubre sus pezuñas por completo.
El bosque comienza a abrirse paso a través del arroyo, creando un pequeño borde, por donde parece que el agua pasa, cuando el rio crece. Veo un ciervo macho, con una enorme cornamenta de ocho picos, Símbolo de que es un macho fuerte y dominante, deja de beber, me observa, paso delante de el al trote, el animal ni se mueve solo me mira, y cuando paso, giro la mirada, y continua bebiendo tranquilo. Dirijo de nuevo mi mirada hacia el frente, en el momento que Blade deja el arroyo, adentrándose de nuevo en el bosque, la apariencia de esté, es distinta, arboles de troncos torcidos, y entregirados, con piel fina, y de sus ramas colgaban en ramilletes de hojas diminutas. Sauces llorones, el bosque es mas abierto, con varios metros entre cada árbol, un bosque de aspecto milenario. Mi caballo avanza a buen paso entre el bosque, las ramas, cubren la visión como cortinas, las voy apartando con la mano, son suaves, y entonces lo escucho, un caballo acercándose por la derecha, freno un poco a Blade, haciendo que solo camine, avanzo lentamente, y la veo aparecer entre los sauces, una dama de cabellos rubios, rostro dulce, con una capa de color negro cubriéndola, nuestras miradas se cruzan, yo tan solo le dedico una sonrisa amable.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Re: Lost in the forest (Priv. Alma)
“A la luz de la luna, la sombra de un hombre
En la sombra, encantadora dama
¡Dime que hicimos! para que lloraran los sauces- preguntó ella
Existir…- susurro el misterioso hombre.”
Miré al cielo perdida, en la bonita noche, grabando en mi memoria cada detalle, rama, vida con que nos topábamos. Hasta el ruido de las pezuñas, que Celeste produce al caminar, se funde con el ambiente, entrelazándose entre si, como si todo formara parte de este bosque. Me dejo llevar por Celeste, a su paso, mientras recuerdo anteriores visitas a bosques y dorados campos…y nunca antes, había tal serenidad, tal silencio como en este mágico bosque.
Celeste no cesó en su camino, parando solo en breves momentos, en que distinguía la tierna hierba de entre las piedras. Le acaricié el cuello tiernamente, al tiempo en que sus bajas orejas, se proyectaban hacia un lado y se incorporó. Me cogí dubitativa de sus blanquecinas, casi doradas crines, nuevamente, y avanzando lentamente, siguió el camino. Yo la conocía bien, y no se me escapó el detalle del movimiento de sus finas orejas, había oído algo, y al no parecer asustada, eso solo quería decir, que nos acervamos hacia él. El extraño ruido que había dejado inquieta a mi yegua, y a mi pulsante corazón.
Celeste relinchó y no tan lejos, como mi cabeza deseaba, se escuchó la respuesta en forma de relincho, de detrás de las ramas bicentenarias que se abrían paso entre los recovecos. Seguí inquieta, todo y que Celeste, no seguía mi actitud, ya que, fuerte y orgullosa se dirigía al encuentro.
Solo deseé que no fuera uno de los seres oscuros, que vagaban sin rumbo en estas fértiles tierras.
Y en un momento a otro lo vi, y el corazón se me encogió. Un hombre de capa negra, a lomos de un negro y poderoso caballo, que agitaba la cola pausadamente. Le miré fijamente, algo temerosa, Celeste parecía estar segura y seguía dirigiéndose a su encuentro. Me fié de nuevo de ella, pero como toda alma mortal, contenía mis propias reservas. Nos acercamos y al cruzar nuestras miradas, me sonrió amablemente. No parecía un vampiro, y si lo era, no parecía malo a simple vista…pero como criaturas voraces, creaban ilusiones a sus presas, dejándose ver como alimañas desventuradas o perdidas tras la muerte de algún supuesto lejano pariente. Y tú, mortal inocente, te acervabas a darles la mano, y ellos de tu cuello se agarraban. Así eran los vampiros, todo era la sangre de sus víctimas, el elixir de la vida. Aprovechando la sombra que proyectaba la capa en mi rostro, le miré atentamente y evalué los riesgos que correría si me acercara. No obstante, Celeste eligió por mí, y sin darme cuenta me paré a pocos metros de su sonrisa, de él y su negro caballo.
Le devolví la sonrisa amablemente, relajando la postura a lomos de Celeste – Que extraña noche, para encontrar a alguien por estos lares- le miré y nuestros caballos se acercaron, cada vez más. Miré a los caballos, y sonreí – Nuestros caballos parecen estar predestinados a encontrarse en esta oscura noche- medio sonreí, observándolo con mis pardos ojos azules.
Alma Montcourt- Humano Clase Alta
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Re: Lost in the forest (Priv. Alma)
“lloran por un destino, que no puede ser unido...
Sus ramas decidieron el momento de nuestro encuentro...
Dos almas unidas en un bosque de sauces llorones.”
Sus ramas decidieron el momento de nuestro encuentro...
Dos almas unidas en un bosque de sauces llorones.”
Alma montada en su yegua Celeste, de color blanco, con larga crin blanca como la nieve, gira encaminándose a mi encuentro, Blade se para, alzando su cabeza de forma majestuosa, mueve su cola lentamente, orgulloso, mostrando los largos pelos negros, con brillos azulados por la luz de la luna. Blade alza las orejas, la bella dama a lomos de su hermosa yegua, sigue acercándose a mi, cuando llegan a nuestra altura, Blade araña el suelo con su pezuña derecha, moviendo la cabeza de arriba abajo, haciendo que su crin baile, con destellos azules. Se luce frente a la yegua. Mi mirada se cruza con la de Alma, la cual me corresponde con una dulce sonrisa. Y quedando a mi lado me dice, –Que extraña noche, para encontrar a alguien por estos lares- mientras me mira, nuestros caballos se acercan, Blade acaricia con su cabeza el cuello de Celeste. Alma mira a los caballos sonriendo. –Nuestros caballos parecen estar predestinados a encontrarse en esta oscura noche- Me dijo mirándome con media sonrisa, sus ojos azules me cautivaron.
-Así parece ser my lady, curioso lugar para predestinado encuentro.- Digo, cogiendo una de las ramas de un sauce llorón, observando sus pequeñas hojas distraído. Suelto la rama, para acariciar la crin de Blade, el cual responde con un relincho poderoso, resuena con eco por el bosque. -Calma muchacho.- Le digo con una sonrisa y algo de sorpresa en mi mirada. Blade parece algo nervioso, pero tan solo esta luciéndose.
Me quito el sombrero, poniéndolo en mi pecho. -Soy Zirano Xanaddo, policía de París, a su servicio mademoisselle- Le digo haciéndole una cortes reverencia, y colocarme de nuevo. -Alma, que hermoso nombre. Aunque nada comparada con la belleza de todo su ser.- Le digo galantemente, con una sonrisa simpática.
Antes de que ella acabe de hablar, Blade comienza a caminar, soltando un suave relincho. Miro a Alma, con cara de no entender nada. -Blade, para. ¿donde vas?- Tiro de sus riendas, pero esté tan solo gira un poco la cabeza, y sigue andando recto, siempre ha sido un caballo cabezota, me resigno, me giro mirando a los ojos azules de Alma. -Parece que mi amigo tenia algo pensado. Un placer señorita.- Me despido creyendo que ahí acababa nuestro encuentro. Blade avanza entre los sauces, tomando camino recto, la luna nos queda justo delante.
Blade acelera el paso, avanzando al trote, girando a la izquierda en un viejo sauce muerto. Esta partido por la mitad, medio carbonizado, al parecer un rayo lo fulmino. El camino se abre poco a poco, dejando paso a un claro, de fino césped. Mi caballo, se alza sobre las dos patas traseras, frenando en seco, sorprendiéndome y haciéndome caer al suelo de espaldas. -Auch- Me quejo, por el golpe, me incorporo y veo a Blade, encabritado, mirando el suelo y pisoteando algo. Me levanto extrañado y a la izquierda de las patas delanteras, las cuales usa como mazas, veo una especie de liana retorciéndose, una serpiente!
Cojo las riendas de mi fiel corcel, tirando de él hacia atrás con fuerza, retirándolo de la serpiente. Acaricio su cuello, abrazándolo. Observo la serpiente sigue retorciéndose, pero la cabeza esta aplastada completamente. Tomo a blade del morro por encima, haciéndole girar su hocico un poco hacia mi, mirándome, le susurro. -Pequeño, descansemos aquí un rato.-
Blade da un par de pasos hacia atrás, y finalmente, se tumba en el suelo dejándose caer de lado, yo me tumbo sobre el, besando su quijada. Le doy una última caricia y me dejo caer a su lado, tumbado boquiarriba, con los brazos abiertos y mirando las estrellas.
-Así parece ser my lady, curioso lugar para predestinado encuentro.- Digo, cogiendo una de las ramas de un sauce llorón, observando sus pequeñas hojas distraído. Suelto la rama, para acariciar la crin de Blade, el cual responde con un relincho poderoso, resuena con eco por el bosque. -Calma muchacho.- Le digo con una sonrisa y algo de sorpresa en mi mirada. Blade parece algo nervioso, pero tan solo esta luciéndose.
Me quito el sombrero, poniéndolo en mi pecho. -Soy Zirano Xanaddo, policía de París, a su servicio mademoisselle- Le digo haciéndole una cortes reverencia, y colocarme de nuevo. -Alma, que hermoso nombre. Aunque nada comparada con la belleza de todo su ser.- Le digo galantemente, con una sonrisa simpática.
Antes de que ella acabe de hablar, Blade comienza a caminar, soltando un suave relincho. Miro a Alma, con cara de no entender nada. -Blade, para. ¿donde vas?- Tiro de sus riendas, pero esté tan solo gira un poco la cabeza, y sigue andando recto, siempre ha sido un caballo cabezota, me resigno, me giro mirando a los ojos azules de Alma. -Parece que mi amigo tenia algo pensado. Un placer señorita.- Me despido creyendo que ahí acababa nuestro encuentro. Blade avanza entre los sauces, tomando camino recto, la luna nos queda justo delante.
Blade acelera el paso, avanzando al trote, girando a la izquierda en un viejo sauce muerto. Esta partido por la mitad, medio carbonizado, al parecer un rayo lo fulmino. El camino se abre poco a poco, dejando paso a un claro, de fino césped. Mi caballo, se alza sobre las dos patas traseras, frenando en seco, sorprendiéndome y haciéndome caer al suelo de espaldas. -Auch- Me quejo, por el golpe, me incorporo y veo a Blade, encabritado, mirando el suelo y pisoteando algo. Me levanto extrañado y a la izquierda de las patas delanteras, las cuales usa como mazas, veo una especie de liana retorciéndose, una serpiente!
Cojo las riendas de mi fiel corcel, tirando de él hacia atrás con fuerza, retirándolo de la serpiente. Acaricio su cuello, abrazándolo. Observo la serpiente sigue retorciéndose, pero la cabeza esta aplastada completamente. Tomo a blade del morro por encima, haciéndole girar su hocico un poco hacia mi, mirándome, le susurro. -Pequeño, descansemos aquí un rato.-
Blade da un par de pasos hacia atrás, y finalmente, se tumba en el suelo dejándose caer de lado, yo me tumbo sobre el, besando su quijada. Le doy una última caricia y me dejo caer a su lado, tumbado boquiarriba, con los brazos abiertos y mirando las estrellas.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Re: Lost in the forest (Priv. Alma)
-Así parece ser my lady, curioso lugar para predestinado encuentro.- Me dijo el chico, cogiendo una rama de un sauce llorón, distrayéndose observando ¿el interior de las hojas? Que chico más extraño pensé. Debajo de mi, celeste no dejaba de inquietar-se observando los gestos que el caballo negro hacia ella, luciéndose.- -Calma muchacho- Intento el chico tranquilizar a su caballo. Seguidamente volvió al fin su mirada a la mía y en una sonrisa, se quitó el sombrero- Soy Zirano Xannado, Policía de París, a su servicio mademoisselle- hizo una leve reverencia y me miró. Presentí que seria hora de presentarse – Todo un placer Monsieur Zirano, soy Alma Solderini- le sonreí perdiendo poco a poco la cautela, si era un policía de París, tenía que ser bueno ¿No?- Alma, que hermoso nombre. Aunque nada comparada con la belleza de todo su ser.- lo dijo en una sonrisa simpática, con un semblante y postura del caballero mas galante. Seria pícaro! Pensé al ver su traviesa sonrisa. – Me halaga usted monsieur, hasta ahora solo se habían referido a mi belleza exterior- le miré- ha sido el primero en buscar la belleza interior y referirse a ella, y sin apenas conocerme- Me miró y sonrió, e iba a preguntarle que hacía por aquí un policía de Paris, cuando su negro caballo soltando un suave relincho empezó a caminar, alejándose de nosotras cada vez mas. Celeste y yo los seguimos con la mirada, y observamos como el tal monsieur Zirano, confundido, intentaba hacerlo parar pero el bello caballo, simplemente, ignoraba a su jinete. Finalmente se resignó y echándonos una última mirada y tras una breve despedida, se perdió entre la arboleda.
Celeste relincho suavemente, y yo sin entender de si por gracia o por pena al habérsele escapado quizás el mejor semental que fuera a ver en su larga vida, también reí ligeramente con ella. – Venga vamos, un poco mas y volvemos-
Volvimos a ponernos en marcha, con el único contratiempo, que una rama de un gran árbol, no nos dejaba seguir por el camino, y sin contemplar ni por un momento pasar entre los árboles y matorrales en esta noche oscura, dimos la vuelta atrás y seguimos el sendero, que esos dos seres extraños pero divertidos, siguieron alejándose de nosotras.
Iba admirando todo a mí alrededor, como era costumbre en mí, hasta que escuche un ruido extraño, y celeste intuyendo algo que no llegaba a mis sentidos, se echó a trotar de nuevo hacia el ruido desconocido. – Nos meteremos en problemas más de un día, si seguimos yendo hacia la boca del lobo- dije cogiendo sus blancas crines entre mis manos. A los pocos minutos, avistamos al fin unas lejanas sombras, a lo que deduje que sería Zirano y su caballo Blade. Nos acercamos lo suficiente para ver como Zirano caía al suelo y como el caballo encabritado saltaba, celeste relincho asustada, le acaricié el cuello y la calmé, al ver como Zirano enseguida se levantaba y se llevaba a su caballo de allí. Y de un momento a otro no estaban, los perdimos de vista. Extrañada, puse a Celeste al trote y al llegar, que sorpresa nos llevamos al descubrir tanto Blade como Zirano en el suelo, mirando las estrellas.
Celeste directamente se dirigió hacia el caballo y relinchó suavemente, mientras le toqueteaba con el morro, yo por mi lado, miró a Zirano, le sonrio – Os hemos visto caer...y hemos pensado en venir por si necesitabais algún tipo de ayuda- dije mirándolo,- ¿Mirabais las estrellas?- pregunté al deducir por que se encontraba boca arriba con la mirada perdida- hoy hace una noche muy bonita, todo y que oscura, pero aún se logran ver estrellas brillantes en el firmamento.-
Alma Montcourt- Humano Clase Alta
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Re: Lost in the forest (Priv. Alma)
El tacto de la fina hierba en las palmas de mis manos, mientras muevo la mano, me hace sentir un ligero cosquilleo, sonrió levemente observando el cielo de este pequeño claro, hermoso lugar para tomarse un descanso, tranquilo, pacifico... El cielo de un azul oscuro, lucia cubierto por millones de estrellas, observo las distintas constelaciones, la constelación de piscis, en forma de una gran V. las leyendas cuentan que son Venus y su hijo cupido, los cuales fueron atacados por el monstruo Tifon. Ambos fueron obligados a ocultarse en el mar, transformándose en peces, se ataron una cuerda a su cola, para permanecer siempre unidos, aunque estén separados. Escucho, como alguien se acerca, un caballo, una sombras cubre mi cara.
–Os hemos visto caer...y hemos pensado en venir por si necesitabais algún tipo de ayuda. ¿Mirabais las estrellas?- Me pregunta una voz dulce y amable. Dirijo mi mirada hacia la voz, y lo primero que veo es a Celeste, acariciando con su morro el costado de Blade, él se incorpora, con agilidad, pasando su cuello por el de la yegua, mostrándose cariñoso. Sigo mi mirada hacia arriba, observando la figura de Alma, observo que lleva la capa negra, pero su cabello ondulado rubio, casi dorado. -Hoy hace una noche muy bonita, todo y que oscura, pero aún se logran ver estrellas brillantes en el firmamento.- Me dice cuando cruzo mi mirada con la suya. Sonrío al ver su dulce rostro. -Son hermosas verdad? Aunque la contemplo a vos y me resultan simples puntos en un manto oscuro, puesto la belleza de su rostro eclipsa hasta la mas bella de ellas.- Le digo con un hilo de voz sutil, dulce y con eco agradable.
Blade, sigue, acariciando el cuello de Celeste, dando suaves mordisquitos en el pelaje de la yegua por la base del cuello. Se separa un poco de ella, con movimientos felices. Se acerca a mi y me da un suave golpe con su hocico en mi costado, pidiéndome que me levante. Al parecer quiere continuar.
Me incorporo, poniéndome de pie, sacudiéndome el pantalón con las manos, me acerco a la yegua, acariciando su crin. Miro de nuevo a los ojos de Alma, esa mirada suya, que me encandila. Le sonrío. -My lady Alma, el bosque es peligroso a estas horas. Como es que merodea sola?- Le pregunto con curiosidad y algo de preocupación. -Yo continuaré con mi paseo por el bosque, le importaría acompañar a este pobre policía, para que no viaje solo?- Le digo con una sonrisa simpática y guiñándole un ojo.
–Os hemos visto caer...y hemos pensado en venir por si necesitabais algún tipo de ayuda. ¿Mirabais las estrellas?- Me pregunta una voz dulce y amable. Dirijo mi mirada hacia la voz, y lo primero que veo es a Celeste, acariciando con su morro el costado de Blade, él se incorpora, con agilidad, pasando su cuello por el de la yegua, mostrándose cariñoso. Sigo mi mirada hacia arriba, observando la figura de Alma, observo que lleva la capa negra, pero su cabello ondulado rubio, casi dorado. -Hoy hace una noche muy bonita, todo y que oscura, pero aún se logran ver estrellas brillantes en el firmamento.- Me dice cuando cruzo mi mirada con la suya. Sonrío al ver su dulce rostro. -Son hermosas verdad? Aunque la contemplo a vos y me resultan simples puntos en un manto oscuro, puesto la belleza de su rostro eclipsa hasta la mas bella de ellas.- Le digo con un hilo de voz sutil, dulce y con eco agradable.
Blade, sigue, acariciando el cuello de Celeste, dando suaves mordisquitos en el pelaje de la yegua por la base del cuello. Se separa un poco de ella, con movimientos felices. Se acerca a mi y me da un suave golpe con su hocico en mi costado, pidiéndome que me levante. Al parecer quiere continuar.
Me incorporo, poniéndome de pie, sacudiéndome el pantalón con las manos, me acerco a la yegua, acariciando su crin. Miro de nuevo a los ojos de Alma, esa mirada suya, que me encandila. Le sonrío. -My lady Alma, el bosque es peligroso a estas horas. Como es que merodea sola?- Le pregunto con curiosidad y algo de preocupación. -Yo continuaré con mi paseo por el bosque, le importaría acompañar a este pobre policía, para que no viaje solo?- Le digo con una sonrisa simpática y guiñándole un ojo.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Re: Lost in the forest (Priv. Alma)
-Son hermosas verdad? Aunque la contemplo a vos y me resultan simples puntos en un manto oscuro, puesto la belleza de su rostro eclipsa hasta la mas bella de ellas- me dice con voz dulce. Le sonrió de nuevo, levemente sonrojada. Sin duda era un galán, y en sus dulces maneras, se reflejaba la experiencia y el éxito, que sin duda, tendría entre mujeres. Debajo de mi, Celeste jugaba con las negras crines de Blade, mientras el caballo le mordisqueaba el cuello, jugando con ella. Reí al ver como Blade, cansado de jugar con Celeste tumbado en e suelo, le pedía con un suave golpe a Zirano, para que se apartara y le dejara el camino libre. Al dejarlo libre, se levantó con todo su esplendor, mirando a Celeste.
Zirano se acercó hacia nosotras, tocando las crines doradas de Celeste. Le miré y coincidieron de nuevo nuestros ojos, me sonrió- My lady Alma, el bosque es peligroso a estas horas. ¿Como es que merodea sola?- Me preguntó con un tono de preocupación, eso demostraba con hechos que era un buen policía, o al menos que hasta el momento, es un hombre caballeroso como pocos.- Nos encontrábamos hastiadas de la ciudad y decidimos salir a la naturaleza, a ¿dar una vuelta? ¿Mirar las estrellas?- sonreí- creo que todo es bueno para desconectar de las preocupaciones del día a día, y que mas, ¿que volver a nuestros orígenes?- abrí los brazos, abarcando simbólicamente todo el bosque- todo es más hermoso en libertad que encerrada en las cuatro paredes que forman una casa, que por más que lo nieguen, un hogar sin libertades, más pronto que tarde se convierte en una conocida prisión- le miré, - así que supongamos, que las dos queríamos evadirnos de esa realidad- Acaricié a Celeste- y también la sacaba a pasear, que necesitaba correr un poco, y el frio de la noche , no hace daño a sus fuertes patas- Celeste siguió manteniendo la mirada fija en Blade, los miré y sonreí imaginándome un potrillo de la unión entre ellos, corriendo alegre por los campos. Zirano no me quitaba la mirada de encima, como tampoco su amable sonrisa.
-Yo continuaré con mi paseo por el bosque, le importaría acompañar a este pobre policía, para que no viaje solo?- Me guiño un ojo, y reí – Debo deciros, que es todo un seductor monsieur Zirano- le devolví el guiño divertida. – Vamos- tiré de Celeste apartándola del lado de Blade, mientras Blade se acercaba a Zirano- Necesitareis a alguien que os aguarde las espaldas- me encogí de hombros- Nos necesitáis... ¿a que si, Celeste?- pregunté divertida a mi yegua, Celeste relincho y removió la cabeza, asintiendo. Sonreí y los miré- Y celeste añade que tiene que vigilar a Blade...es una yegua extremadamente celosa- dije seria, alzando una ceja. Para confirmarlo, Celeste, volvió a relinchar fuertemente, golpeando el suelo con su pezuña, provocando una sonrisa generalizada,Reí.
– seguro que queréis ir acompañados de una dama y una celosa yegua?- sonreí haciendo girar a Celeste, hasta llegar al lado de Blade- Nosotras estaremos encantadas de acompañar a un rebelde caballo y su jinete seductor- los caballos se acercaron al igual que sus cabezas, acariciandose entre sí, miré a zirano -y ahora decirme monsieur, que hace usted patrullando en el bosque?-
Alma Montcourt- Humano Clase Alta
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Re: Lost in the forest (Priv. Alma)
Alma me devuelve el guiño, riendo de forma dulce e inocente. Me halaga con sus palabras, a las cuales respondo con una tímida sonrisa, y Blade se acerca a mi, le acaricio detrás de las orejas, rascandoselas un poco, esté agacha la cabeza, para que siga. Sonrío tras el ofrecimiento de Alma para cuidar de mis espaldas. La miro, y veo como mira a celeste, y le dice que las necesitamos. La yegua relincha feliz y entonces me mira, cruzándose de nuevo nuestras miradas, su carácter dulce y algo infantil, me cautiva diciendo que su yegua es celosa, la yegua relincha feliz, golpeando poderosa con una pezuña el suelo, ambos sonreímos ante la escena. Me subo a lomos de Blade, con un salto con agilidad sobrehumana, casi pareciendo que levito momentáneamente en el aire. Caigo en la silla suavemente, quedando sentado con pose firme.
La yegua se acerca a la derecha de Blade, ambos se acarician cara contra cara, de forma amorosa, Blade a encontrado a su chica parece ser... Pienso para mi, acaricio cariñosamente la crin de mi fiel compañero. Y Alma me dice. -Seguro que queréis ir acompañados de una dama y una celosa yegua? Nosotras estaremos encantadas de acompañar a un rebelde caballo y su jinete seductor- Me sonríe, mirándome directamente a mis ojos azules, la miro escuchándola con atención y cariño en mi mirada. Normalmente la gente no confía en mi, y una chica dulce como ella, hablándome con total confianza y cariño dulce. Me hace sonreirle con gentileza. -Y ahora decirme monsieur, que hace usted patrullando en el bosque?- Me pregunta la chica con curiosidad.
-No estoy patrullando my lady Alma.- Le digo con voz tranquila. -Hoy es mi día libre, y siempre lo aprovecho paseando en solitario con mi fiel amigo.- Media sonrisa se dibuja en mi cara, y dirijo mi mirada al frente. Con un suave toque, con mi tacón en el costado de Blade, haciendo que comience a caminar lentamente. Miro hacia Alma, asegurándome de que me sigue y devuelvo la mirada hacia delante. Blade camina libre, eligiendo él el camino. Cruza el pequeño claro donde estábamos, adentrándose de nuevo en el bosque de sauces llorones. -El bosque en la noche, puede ser peligroso. Pero bajo mis ojos, y con vos acompañándome. Me resulta un lugar mágico y encantador no le parece my lady?- Le pregunto con un tono de voz suave y relajante. Rayos de luz de luna se cuela, entre las ramas, dotando las pequeñas hojas de un aura azulada, haciéndolas brillar como pequeñas esmeraldas.
Blade continua avanzando a paso lento, cruzando por el bosque de sauces, los cuales parecen no acabarse. -Curioso destino. Dos almas solitarias, buscando la tranquilidad y soledad de este silencioso bosque. Y unidas por el encuentro de nuestros caballos...- Digo dejando el final de la frase en el aire. Blade continua avanzando y se comienza a escuchar un río.
La yegua se acerca a la derecha de Blade, ambos se acarician cara contra cara, de forma amorosa, Blade a encontrado a su chica parece ser... Pienso para mi, acaricio cariñosamente la crin de mi fiel compañero. Y Alma me dice. -Seguro que queréis ir acompañados de una dama y una celosa yegua? Nosotras estaremos encantadas de acompañar a un rebelde caballo y su jinete seductor- Me sonríe, mirándome directamente a mis ojos azules, la miro escuchándola con atención y cariño en mi mirada. Normalmente la gente no confía en mi, y una chica dulce como ella, hablándome con total confianza y cariño dulce. Me hace sonreirle con gentileza. -Y ahora decirme monsieur, que hace usted patrullando en el bosque?- Me pregunta la chica con curiosidad.
-No estoy patrullando my lady Alma.- Le digo con voz tranquila. -Hoy es mi día libre, y siempre lo aprovecho paseando en solitario con mi fiel amigo.- Media sonrisa se dibuja en mi cara, y dirijo mi mirada al frente. Con un suave toque, con mi tacón en el costado de Blade, haciendo que comience a caminar lentamente. Miro hacia Alma, asegurándome de que me sigue y devuelvo la mirada hacia delante. Blade camina libre, eligiendo él el camino. Cruza el pequeño claro donde estábamos, adentrándose de nuevo en el bosque de sauces llorones. -El bosque en la noche, puede ser peligroso. Pero bajo mis ojos, y con vos acompañándome. Me resulta un lugar mágico y encantador no le parece my lady?- Le pregunto con un tono de voz suave y relajante. Rayos de luz de luna se cuela, entre las ramas, dotando las pequeñas hojas de un aura azulada, haciéndolas brillar como pequeñas esmeraldas.
Blade continua avanzando a paso lento, cruzando por el bosque de sauces, los cuales parecen no acabarse. -Curioso destino. Dos almas solitarias, buscando la tranquilidad y soledad de este silencioso bosque. Y unidas por el encuentro de nuestros caballos...- Digo dejando el final de la frase en el aire. Blade continua avanzando y se comienza a escuchar un río.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Re: Lost in the forest (Priv. Alma)
“El ruido del río, ensordecía nuestros sentidos
No oíamos más allá…de nuestras respiraciones…”
Zirano, subido encima de Blade, me sonríe gentilmente.-No estoy patrullando my lady Alma.- me dice con una voz tranquila, ante el apodo my lady Alma, sonrío levemente sonrojada-Hoy es mi día libre, y siempre lo aprovecho paseando en solitario con mi fiel amigo.- Me mira con una media sonrisa encantadora para dirigir la mirada al frente, poniendo en un suave toque con el pie, a Blade caminar hacia adelante. Celeste se me queda mirando, y hace un golpe con la pezuña, sonrió y asiento- vamos tras ellos- me cojo de sus doradas crines, y lentamente seguimos a Blade y a Zirano por el bosque.
Cruzamos el pequeño claro en que nos encontrábamos, adentrándonos de nuevo en el bosque de los sauces llorones. Cautivada por esos extraños arboles, acaricio las ramas con las que me encuentro en el camino, mojándome con sus hojas las manos, del rocío del bosque. -El bosque en la noche, puede ser peligroso. Pero bajo mis ojos, y con vos acompañándome. Me resulta un lugar mágico y encantador no le parece my lady?- Le miró y sonrío asintiendo, mientras Celeste permanece con el cuello bajado hasta el suelo, comiendo unas frescas hierbas que ha encontrado en su camino. La acaricio tiernamente, sin desviar mi mirada de Monsieur Zirano- en este bosque se puede sentir y medir la magia- respondo risueña, con brillantes ojos. La libertad, el bosque, la naturaleza…era a mi parecer, lo más hermoso de vida que había.- este bosque podría ser perfectamente el lugar de mágicas e puras criaturas, unicornios, pegasos…- miré al infinito, y sonreí, acordándome de la cara que ponían mis padres, cuando mi lado mas risueño y bondadoso salía a la luz, le miré de nuevo- perdóname … soy una soñadora innata- reí avergonzada, pensando en lo que podría estar pensando- no me lo tengas en cuenta- añadí, desviando la vista a Celeste, que había terminado de comer. Le di una leve palmada en el cuello acariciándola y volvió a caminar, cruzando el bosque, que con la luz de la luna, la oscuridad se disipaba.
Celeste cogiendo velocidad, se acomoda al lado de Blade, con el que roza levemente y le da con la cola, jugando con el semental. Rio al ver el descaro de mi yegua, al tiempo que me pregunto cuándo acabara ese bosque, parecía no tener fin. .
-Curioso destino. Dos almas solitarias, buscando la tranquilidad y soledad de este silencioso bosque. Y unidas por el encuentro de nuestros caballos...- La dulce voz de Zirano, me distrae de mis pensamientos, y le miro sonriendo- sin duda por algo ha sucedido este encuentro, creo en el destino- fijo la mirada al frente- o usted no cree en el destino?- le pregunto sabiendo que no mucha gente, cree en el destino, no todo el mundo pensaba como yo, y eso en cambio de perjudicarme, hacia que la gente hablara de mi ingenuidad y bondad, exaltándolas.
Seguimos caminando, mientras escuchaba sus respuestas, sonriendo amablemente, cuando salimos del bosque de los sauces, y nos encontramos con un pequeño rio, brillante, a causa de los rayos de la luna.
-Qué bonito...-susurré mas para mí que para él, deleitándome en la belleza del paisaje.- este bosque, tiene rincones mágicos- le miré- viene mucho por aquí, en sus días libres, monsieur?- pregunté en una afable sonrisa, dejando que Celeste se acercara mas a Blade.
Alma Montcourt- Humano Clase Alta
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Re: Lost in the forest (Priv. Alma)
Seguimos escuchando el rio cada vez mas cerca, -sin duda por algo ha sucedido este encuentro, creo en el destino. O usted no cree en el destino?- Me pregunta Alma con una sonrisa dulce y muy hermosa. -Si que creo my lady. Y creo que es muy caprichoso...- Digo sonriente mirando hacia adelante, el murmullo del rio crece cada vez mas, veo el último tronco del sauce, y a partir de él el suelo cambia de tierra arcillosa y cubierta de miles de pequeñas hojas de color granate oscuro, a tierra de gravilla, el linde de un pequeño rio. Nuestros caballos avanzan juntos al mismo paso, y tras retirar la última cortina de ramas del bello sauce llorón, ante nosotros un pequeño rio, de apenas 4 metros de ancho y poca profundidad. La luna se refleja en sus cristalinas y heladas aguas. Con un temblor, creado por la corriente, dota al reflejo de un encanto especial. Blade se acerca al borde del rio, agachando su cabeza y se pone a beber agua tranquilo. Mientras observo el rio en su recorrido, veo como todo su linde en ambos lados, esta cubierto por vegetación muy frondosa y cerrada.
-Qué bonito...- Dice Alma, yo giro mi mirada hacia ella, observándola, con una sonrisa sincera y un brillo especial en su mirada. No pude mas que sonreír con tan dulce y hermosa visión. -Este bosque, tiene rincones mágicos- Me mira. -Viene mucho por aquí, en sus días libres, monsieur?- Me pregunta con su dulce sonrisa, mientras Celeste se acerca al lado de Blade imitándolo, y bebiendo agua a su lado, Blade echa las orejas hacia arriba mientras bebe, moviéndolas juguetón.
-Hace muchos años que no venia por esta zona.- Digo mirándola y echando un nuevo vistazo a mi alrededor. -En estos paseos, es mi corcel quien decide el camino. Y siempre me lleva a lugares hermosos o con algún tipo de encanto especial...- Le digo con sonrisa picara y dulce. -Y eh de reconocer que vos sois lo mas hermoso que eh visto jamas en este bosque.- Le dedico una mirada seductora, quedando nuestros ojos fijos el uno en el otro durante unos segundos, la miraba con dulzura y cariño, interrumpida por Blade, que levanta su cabeza, alzándola de forma majestuosa, dejando caer unas gotas cristalina como pequeños diamantes, para proseguir con su camino, avanza cruzando el rio chapoteando con sus patas en las frías aguas.
-Parece que Blade quiere continuar. Veamos donde quiere ir.- Digo con voz animada, acabando de cruzar el pequeño rio. En esta parte del rio, la vegetación es mas frondosa, con muchas zarzas y espinos, solo un pequeño camino se abre entre la maleza. Blade toma el pequeño sendero, perdiéndonos en la espesura. Me giro y no veo a Alma ni a su yegua, pero puedo escuchar sus pasos, y sus roces con la vegetación. -Por aquí my lady- Digo con tono juguetón. -No se quede atrás.- Blade avanza por un camino empedrado, sus pezuñas, resonaban acompasadas con cada paso. Los arboles mas juntos, pinos y abetos, de hojas verdes brillantes. Tiro de las riendas haciendo que Blade se detenga haciendo un sonoro relincho quejándose. Lo hago girarse, para ver si Alma viene tras de mi, viéndola aparecer unos metros mas atrás. -My lady, no se pierda.- Dije mostrando una sonrisa algo burlona. Hago girar a mi caballo, mientras ella se acerca a mi lado a lomos de su blanca y hermosa yegua Celine. Continuamos por el sendero empedrado, mi mirada se dirige al frente. -Jamas estuve en esta zona del bosque, no se donde debe llevar este camino. Es oscuro.- Susurro pensando en voz alta.
-Qué bonito...- Dice Alma, yo giro mi mirada hacia ella, observándola, con una sonrisa sincera y un brillo especial en su mirada. No pude mas que sonreír con tan dulce y hermosa visión. -Este bosque, tiene rincones mágicos- Me mira. -Viene mucho por aquí, en sus días libres, monsieur?- Me pregunta con su dulce sonrisa, mientras Celeste se acerca al lado de Blade imitándolo, y bebiendo agua a su lado, Blade echa las orejas hacia arriba mientras bebe, moviéndolas juguetón.
-Hace muchos años que no venia por esta zona.- Digo mirándola y echando un nuevo vistazo a mi alrededor. -En estos paseos, es mi corcel quien decide el camino. Y siempre me lleva a lugares hermosos o con algún tipo de encanto especial...- Le digo con sonrisa picara y dulce. -Y eh de reconocer que vos sois lo mas hermoso que eh visto jamas en este bosque.- Le dedico una mirada seductora, quedando nuestros ojos fijos el uno en el otro durante unos segundos, la miraba con dulzura y cariño, interrumpida por Blade, que levanta su cabeza, alzándola de forma majestuosa, dejando caer unas gotas cristalina como pequeños diamantes, para proseguir con su camino, avanza cruzando el rio chapoteando con sus patas en las frías aguas.
-Parece que Blade quiere continuar. Veamos donde quiere ir.- Digo con voz animada, acabando de cruzar el pequeño rio. En esta parte del rio, la vegetación es mas frondosa, con muchas zarzas y espinos, solo un pequeño camino se abre entre la maleza. Blade toma el pequeño sendero, perdiéndonos en la espesura. Me giro y no veo a Alma ni a su yegua, pero puedo escuchar sus pasos, y sus roces con la vegetación. -Por aquí my lady- Digo con tono juguetón. -No se quede atrás.- Blade avanza por un camino empedrado, sus pezuñas, resonaban acompasadas con cada paso. Los arboles mas juntos, pinos y abetos, de hojas verdes brillantes. Tiro de las riendas haciendo que Blade se detenga haciendo un sonoro relincho quejándose. Lo hago girarse, para ver si Alma viene tras de mi, viéndola aparecer unos metros mas atrás. -My lady, no se pierda.- Dije mostrando una sonrisa algo burlona. Hago girar a mi caballo, mientras ella se acerca a mi lado a lomos de su blanca y hermosa yegua Celine. Continuamos por el sendero empedrado, mi mirada se dirige al frente. -Jamas estuve en esta zona del bosque, no se donde debe llevar este camino. Es oscuro.- Susurro pensando en voz alta.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Re: Lost in the forest (Priv. Alma)
Los caballos, jugaban con el agua, bebiendo mientras sus colas, se rozaban, en un baile de enamoradas. Reí contemplando el pequeño rio, escuchando la voz dulce de Zirano Y le entendí por completo, cuando me contó que era su corcel el que lo guiaba y le llevaba por sitios inimaginables – Yo también me dejo llevar por ella- sonrío, acariciando el blanco cuello de Celeste, que seguía fijada en Blade. Tras contemplar contenta, el interés de celeste por el bonito Blade, miré a Zarino, el me sonrió dulcemente, con un toque de picardía. -Y eh de reconocer que vos sois lo más hermoso que eh visto jamás en este bosque.- me dijo, reí sonrojada, mirándole. Que hombre más maravilloso, era, con el que me había encontrado, por casualidad, en ese bonito bosque. Mirándonos, como si pudiera leer dentro de mis ojos, finalmente Blade, nos hizo apartar la mirada, levantando su negra cabeza, luciéndose otra vez para Celeste, la que también había terminado de beber, y sin aviso alguno, se puso en marcha. Le dí una palmada suave en el cuello a Celeste, y se puso en marcha, tras Blade, cruzando el pequeño rio, cruzando las frías aguas.
Riendo, Zarino, animado, nos invitó a descubrir juntos, donde le llevaba esta vez Blade, entre el maravilloso bosque. Y yo, encantada, y Celeste, que no quería mas que seguir al negro caballo, nos internamos tras ellos, dejando atrás el rio y sus tonos plateados de luna, para llegar a una parte, mas frondosa, donde los espinos y grandes matorrales, se entrelazaban, creando paredes, de verde vegetación. Entre la maleza distinguimos un pequeño camino, sin duda, un camino hecho por animales, al paso de los tiempos, de transitar ese recorrido.
Delante nuestro, Blade, toma el pequeño sendero y en un breve momento lo perdemos de vista. Celeste, sin inquietarse, sigue otro recorrido, siguiendo el rastro del caballo. Permanezco sentada, encima de ella, Celeste sabía lo que se hacía, siempre, nos cuidaba a ambas y hoy no sería una excepción. – Por aquí my lady- me llama juguetón Zarino, yo rio fuertemente – ya vamos...- digo, acelerando el paso de Celeste, entrando en un camino empedrado. Al rato oímos un relincho y como Zarino, regaña ligeramente a Blade, sonriendo, al fin nos volvemos a encontrar. Zarino, muy amable, había parado su corcel, para esperarnos y avanzar juntos. Me acerco a su lado, hasta que nuestros caballos, se topan entre ellos, y seguimos el camino, los cuatro juntos. – Es oscuro…pero creo que estaremos bien- sonreí.
A ratos, Celeste, se pone al trote, y Blade, que no se queda atrás, la sigue. Sonriendo los dos, vamos avanzando por el sendero, pese a la oscuridad, los caballos siguen, hasta llegar, a un tramo, en el que baja una pendiente. Con mucho cuidado, Blade y Zarino, bajan primero, seguidos por mi y Celeste. No era una tortuosa pendiente, ya que los caballos, se amoldaban perfectamente, pero las piedras, dificultaban la bajada. – ¿No nos estamos alejando, demasiado?- pregunté cogida de las crines de Celeste bajando la pendiente. Fijé la mirada al horizonte, y diferencié claramente el final del bosque y donde se abría una grande campo, interminable de sombras. Mis ojos no podían ver mucho de ese campo, pero con la luz de la luna, esperaba que una vez llegásemos al campo, pudiese obtener una visión mas nítida del sitio.
Al fin, Zarino llegó al final de la bajada, a nosotras nos quedaba poco. Al terminar de bajar la pendiente, Celeste, descansada, sin la tensión en sus patas, se dirigió hacia Blade, adelantándolo, dirigiéndose la primera, hacia el campo abierto. -¿Ya será seguro?- pregunté a Zarino que iba por detrás nuestro.
Riendo, Zarino, animado, nos invitó a descubrir juntos, donde le llevaba esta vez Blade, entre el maravilloso bosque. Y yo, encantada, y Celeste, que no quería mas que seguir al negro caballo, nos internamos tras ellos, dejando atrás el rio y sus tonos plateados de luna, para llegar a una parte, mas frondosa, donde los espinos y grandes matorrales, se entrelazaban, creando paredes, de verde vegetación. Entre la maleza distinguimos un pequeño camino, sin duda, un camino hecho por animales, al paso de los tiempos, de transitar ese recorrido.
Delante nuestro, Blade, toma el pequeño sendero y en un breve momento lo perdemos de vista. Celeste, sin inquietarse, sigue otro recorrido, siguiendo el rastro del caballo. Permanezco sentada, encima de ella, Celeste sabía lo que se hacía, siempre, nos cuidaba a ambas y hoy no sería una excepción. – Por aquí my lady- me llama juguetón Zarino, yo rio fuertemente – ya vamos...- digo, acelerando el paso de Celeste, entrando en un camino empedrado. Al rato oímos un relincho y como Zarino, regaña ligeramente a Blade, sonriendo, al fin nos volvemos a encontrar. Zarino, muy amable, había parado su corcel, para esperarnos y avanzar juntos. Me acerco a su lado, hasta que nuestros caballos, se topan entre ellos, y seguimos el camino, los cuatro juntos. – Es oscuro…pero creo que estaremos bien- sonreí.
A ratos, Celeste, se pone al trote, y Blade, que no se queda atrás, la sigue. Sonriendo los dos, vamos avanzando por el sendero, pese a la oscuridad, los caballos siguen, hasta llegar, a un tramo, en el que baja una pendiente. Con mucho cuidado, Blade y Zarino, bajan primero, seguidos por mi y Celeste. No era una tortuosa pendiente, ya que los caballos, se amoldaban perfectamente, pero las piedras, dificultaban la bajada. – ¿No nos estamos alejando, demasiado?- pregunté cogida de las crines de Celeste bajando la pendiente. Fijé la mirada al horizonte, y diferencié claramente el final del bosque y donde se abría una grande campo, interminable de sombras. Mis ojos no podían ver mucho de ese campo, pero con la luz de la luna, esperaba que una vez llegásemos al campo, pudiese obtener una visión mas nítida del sitio.
Al fin, Zarino llegó al final de la bajada, a nosotras nos quedaba poco. Al terminar de bajar la pendiente, Celeste, descansada, sin la tensión en sus patas, se dirigió hacia Blade, adelantándolo, dirigiéndose la primera, hacia el campo abierto. -¿Ya será seguro?- pregunté a Zarino que iba por detrás nuestro.
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Re: Lost in the forest (Priv. Alma)
Celeste llega a nuestro lado, dando un suave golpe con su costado, en el fuerte torso de Blade, el cual relincha suave, pero con voz grave, agitando su cabeza haciendo bailar su crin. Yo observo a Alma, como me mira al llegar a mi lado, con una dulce y sincera sonrisa en su rostro, sonrío asintiendo. Blade empieza a avanzar al galope, celeste no se queda atrás, y comienza a seguirnos, llegando a avanzar a Blade, acelerando del galope al trote, haciendo resonar sus pezuñas contra las piedras del camino, levantando pequeñas nueves de polvo. Blade, acelera, poniéndose a la misma velocidad que Celeste, la cual lo observa con aires de cortejo. Yo sonrío por como nuestros caballos decidieron encontrarse, un mágico momento, hasta que llegamos a una pendiente, -Cuidado Alma, aquí las herraduras resbalan, hay que bajar con cuidado.- Le advierto con voz dulce y protectora. Comienzo a bajar yo primero por la pendiente, despacio pero a paso seguro, llegando al final, donde me detengo, haciendo ponerse a Blade de costado, esperando que bajara Alma que bajo sin ningún problema, -Tranquila my lady, aun es temprano, y creo que si que conozco este lugar...- Digo intentando sonar seguro.
A un kilómetro mas o menos de donde nos encontramos, un pequeño carro tirado por un caballo, avanza por un camino de tierra, con la cabeza gacha, cansado por viajar a estas horas. En el carro había sentada una mujer con su rubia y hermosa bebe en brazos, a su lado un hombre de aspecto fuerte, con las riendas en su mano derecha, y un pequeño látigo en la izquierda y tres chicos adolescentes. Sentados en la parte de atrás. Una familia regresando a casa, pobres diablos desconocedores de su fatal destino.
El caballo alza la cabeza de repente, moviendo las orejas hacia todos lados, se detiene y empieza a caminar hacia atrás poniéndose nervioso, -Eh que haces?!- Dice el hombre y el caballo al chocar con sus cuartos traseros contra el carro, comienza a encabritarse, moviéndose, revolviéndose, intentando zafarse de sus ataduras, -Boo!! bonito.- Dice el tipo, intentando calmar al animal, en una de las veces, se pone totalmente en pie, elevando el carro, haciendo que uno de los chicos de atrás cayera al suelo. El caballo relincha con fuerza, asustado, y una sombra aparece de la nada por detrás del carro, cogiendo al chico que había caído y llevándoselo al bosque. El caballo, baja de golpe, consiguiendo romper sus ataduras.
-AAAAhhhhh!! Ayudaaaa!!!! NOO ayu... - Se escucho gritar al chico desde el bosque, el siguiente sonido, tan solo fue como el sonido de partir una branca. El caballo empieza a correr desbocado, como si le persiguiera el mismísimo diablo, y no va mal encaminado, a apenas cien metros, aparece del bosque un hombre? Es peludo, fuerte, y su cara la de un lobo, y esté se abalanza sobre el caballo, haciéndolo caer de lado, rodando, con las pata hacia arriba moviéndolas como loco, pero tiene el animal-hombre sobre él, desgarrando con sus grandes garras, mordiendo y comiéndose al caballo aun vivo, relinchando de dolor, hasta que en un mordisco certero, rompió su cuello, con un fuerte crujido.
El hombrelobo alza la cabeza, con sus fauces ensangrentadas, de las que caen minúsculas gotas de sangre. Olfatea el ambiente, y mira hacia el carro, mirando fijamente al bebe. El hombre al ver la intenciones, se baja de un salto, con el látigo alzado, mirando al lobo. Este le devuelve la mirada erizando los pelos de su espalda, y comienza a caminar hacia ellos. El hombre se gira mirando a su mujer eh hijos. -Vamos corred!!- Grita con terror en sus ojos y antes de que pueda girarse, ya tiene al animal encima, que lo tumba con facilidad, con un gruñido aterrador, los dos adolescente y la mujer, comienzan a correr adentrándose en el bosque, el lobo mira al hombre, mostrandole los dientes, y encías, de un color rosado oscuro, abre lentamente la boca, con un suave gruñido. -Aahh ahhhh!!!!- Grita el hombre al notar la dentellada en la cabeza, y el lobo ejerciendo fuerte presión acaba por hacerle estallar el cráneo, con un sonido sordo, y saltando trozos rosados de carne por todos lados. Alza el morro al cielo, y emite un fuerte aullido, que podemos escuchar en nuestra posición.
Blade y Celeste comienzan a ponerse nerviosos, sin querer avanzar. A lo lejos tanto yo como Alma escuchamos el grito de un chico joven, un grito de agonía. -Que demonios?!- Dije activando todos mis sentidos, observando y escuchando los alrededores, puedo escuchar el sonido de un corazón desbocado, corriendo entre la maleza, y unos metros mas atrás, un latido mas intenso y pausado, con un hedor a perro sucio que llena el bosque. Lo reconozco enseguida es el olor de un licántropo. Nuestros caballos, cada vez están mas asustados y nerviosos. -No te alejes de mi Alma. Esto empieza a ponerse peligroso.- Digo cogiendo con una mano las riendas de Blade, y con la otra las de Celeste, acercándola hacia mí. Observo el camino que transcurre, saliendo del bosque y llegando a un inmenso prado, donde las altas briznas de hierba se mece, creando pequeñas olas que recorren el campo de sudeste a noroeste.
Avanzamos por el sendero, el silencio en el bosque es completo, pero los latidos los puedo escuchar todavía, y de pronto la vemos, una mujer de larga cabellera rubia, saliendo del bosque corriendo, con cara de miedo. La chica nos ve en el camino, y empieza a correr con lagrimas en sus ojos y verdadero miedo reflejado en su rostro. -Ayudadme por favor!!!!- Grita con un hilo de voz entre lagrimas. -Que es lo que ocurre señori...- Antes de que pueda acabar de decir nada, del bosque surge un ser medio hombre medio lobo, aunque de tamaño algo pequeño, pero igualmente fuerte y ágil, Avanza corriendo a gran velocidad atraves de la frondosa hierba, dando un gran salto, alcanzando a la mujer, haciéndola caer de bruces al suelo, con un quejido ahogado. El licántropo clava sus garras en la espalda de la mujer, desgarrando el vestido de la chica por completo, y creando en la espalda, unas grandes heridas que recorren toda su espalda. -Ayudaaaa!!!! No me mates!!!!- Grita la mujer al notar las garras en su espalda, llorando cada vez con mas fuerza. Yo me baje de un salto de Blade, empezando a correr hacia ellos. El animal gruñe con fuerza y rabia, y comienza a dar garrazos a diestro y siniestro, descarnado los huesos de la mujer, rompiendo sus costillas y perforando sus pulmones, podemos escuchar un chillido ahogado en su propia sangre. Y finalmente el lobo, lanza una dentellada al cuello de la mujer, rompiéndolo, hasta casi seccionarlo.
Los ojos del licántropo son de un tono amarillo brillante, y me mira de forma amenazadora olfateando mi aroma, al detectarlo, me mira con extrañeza. Yo sigo corriendo hacia ellos, alzando las rodillas con pequeños saltos en cada paso, notando como la alta hierba se enreda en mis pies y me hace ir mas lento. El lobo se gira y comienza a correr adentrándose en el bosque y perdiéndose en su espesura. Y al fin llego junto con la mujer. La cual observo entre asqueado y entristecido. Veo lo que parece ser el cuerpo de una mujer, pero esta totalmente desfigurado por las laceraciones causadas por las garras del licántropo y toda la vegetación de alrededor, esta cubierta de sangre. Escucho la hierba moverse a mis espaldas, me giro alerta y descubro que es Alma, acercándose con Blade y Celeste.
-No te acerques Alma.- Digo acercándome a ella, deteniendo su avance. -Creo que se ha ido, pero no podemos bajar la guardia.- Digo mientras con mis manos hago girar a ambos caballos, dirección de nuevo al camino. Cuando veo que Alma mira hacia adelante, giro mi cabeza echando una última mirada a la pobre humana. _Maldición! ¿Por qué no reaccioné antes? _ Pienso por no conseguir salvarla. En el interior del bosque se comienza a escuchar el llanto de un bebe.
***
A un kilómetro mas o menos de donde nos encontramos, un pequeño carro tirado por un caballo, avanza por un camino de tierra, con la cabeza gacha, cansado por viajar a estas horas. En el carro había sentada una mujer con su rubia y hermosa bebe en brazos, a su lado un hombre de aspecto fuerte, con las riendas en su mano derecha, y un pequeño látigo en la izquierda y tres chicos adolescentes. Sentados en la parte de atrás. Una familia regresando a casa, pobres diablos desconocedores de su fatal destino.
El caballo alza la cabeza de repente, moviendo las orejas hacia todos lados, se detiene y empieza a caminar hacia atrás poniéndose nervioso, -Eh que haces?!- Dice el hombre y el caballo al chocar con sus cuartos traseros contra el carro, comienza a encabritarse, moviéndose, revolviéndose, intentando zafarse de sus ataduras, -Boo!! bonito.- Dice el tipo, intentando calmar al animal, en una de las veces, se pone totalmente en pie, elevando el carro, haciendo que uno de los chicos de atrás cayera al suelo. El caballo relincha con fuerza, asustado, y una sombra aparece de la nada por detrás del carro, cogiendo al chico que había caído y llevándoselo al bosque. El caballo, baja de golpe, consiguiendo romper sus ataduras.
-AAAAhhhhh!! Ayudaaaa!!!! NOO ayu... - Se escucho gritar al chico desde el bosque, el siguiente sonido, tan solo fue como el sonido de partir una branca. El caballo empieza a correr desbocado, como si le persiguiera el mismísimo diablo, y no va mal encaminado, a apenas cien metros, aparece del bosque un hombre? Es peludo, fuerte, y su cara la de un lobo, y esté se abalanza sobre el caballo, haciéndolo caer de lado, rodando, con las pata hacia arriba moviéndolas como loco, pero tiene el animal-hombre sobre él, desgarrando con sus grandes garras, mordiendo y comiéndose al caballo aun vivo, relinchando de dolor, hasta que en un mordisco certero, rompió su cuello, con un fuerte crujido.
El hombrelobo alza la cabeza, con sus fauces ensangrentadas, de las que caen minúsculas gotas de sangre. Olfatea el ambiente, y mira hacia el carro, mirando fijamente al bebe. El hombre al ver la intenciones, se baja de un salto, con el látigo alzado, mirando al lobo. Este le devuelve la mirada erizando los pelos de su espalda, y comienza a caminar hacia ellos. El hombre se gira mirando a su mujer eh hijos. -Vamos corred!!- Grita con terror en sus ojos y antes de que pueda girarse, ya tiene al animal encima, que lo tumba con facilidad, con un gruñido aterrador, los dos adolescente y la mujer, comienzan a correr adentrándose en el bosque, el lobo mira al hombre, mostrandole los dientes, y encías, de un color rosado oscuro, abre lentamente la boca, con un suave gruñido. -Aahh ahhhh!!!!- Grita el hombre al notar la dentellada en la cabeza, y el lobo ejerciendo fuerte presión acaba por hacerle estallar el cráneo, con un sonido sordo, y saltando trozos rosados de carne por todos lados. Alza el morro al cielo, y emite un fuerte aullido, que podemos escuchar en nuestra posición.
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Blade y Celeste comienzan a ponerse nerviosos, sin querer avanzar. A lo lejos tanto yo como Alma escuchamos el grito de un chico joven, un grito de agonía. -Que demonios?!- Dije activando todos mis sentidos, observando y escuchando los alrededores, puedo escuchar el sonido de un corazón desbocado, corriendo entre la maleza, y unos metros mas atrás, un latido mas intenso y pausado, con un hedor a perro sucio que llena el bosque. Lo reconozco enseguida es el olor de un licántropo. Nuestros caballos, cada vez están mas asustados y nerviosos. -No te alejes de mi Alma. Esto empieza a ponerse peligroso.- Digo cogiendo con una mano las riendas de Blade, y con la otra las de Celeste, acercándola hacia mí. Observo el camino que transcurre, saliendo del bosque y llegando a un inmenso prado, donde las altas briznas de hierba se mece, creando pequeñas olas que recorren el campo de sudeste a noroeste.
Avanzamos por el sendero, el silencio en el bosque es completo, pero los latidos los puedo escuchar todavía, y de pronto la vemos, una mujer de larga cabellera rubia, saliendo del bosque corriendo, con cara de miedo. La chica nos ve en el camino, y empieza a correr con lagrimas en sus ojos y verdadero miedo reflejado en su rostro. -Ayudadme por favor!!!!- Grita con un hilo de voz entre lagrimas. -Que es lo que ocurre señori...- Antes de que pueda acabar de decir nada, del bosque surge un ser medio hombre medio lobo, aunque de tamaño algo pequeño, pero igualmente fuerte y ágil, Avanza corriendo a gran velocidad atraves de la frondosa hierba, dando un gran salto, alcanzando a la mujer, haciéndola caer de bruces al suelo, con un quejido ahogado. El licántropo clava sus garras en la espalda de la mujer, desgarrando el vestido de la chica por completo, y creando en la espalda, unas grandes heridas que recorren toda su espalda. -Ayudaaaa!!!! No me mates!!!!- Grita la mujer al notar las garras en su espalda, llorando cada vez con mas fuerza. Yo me baje de un salto de Blade, empezando a correr hacia ellos. El animal gruñe con fuerza y rabia, y comienza a dar garrazos a diestro y siniestro, descarnado los huesos de la mujer, rompiendo sus costillas y perforando sus pulmones, podemos escuchar un chillido ahogado en su propia sangre. Y finalmente el lobo, lanza una dentellada al cuello de la mujer, rompiéndolo, hasta casi seccionarlo.
Los ojos del licántropo son de un tono amarillo brillante, y me mira de forma amenazadora olfateando mi aroma, al detectarlo, me mira con extrañeza. Yo sigo corriendo hacia ellos, alzando las rodillas con pequeños saltos en cada paso, notando como la alta hierba se enreda en mis pies y me hace ir mas lento. El lobo se gira y comienza a correr adentrándose en el bosque y perdiéndose en su espesura. Y al fin llego junto con la mujer. La cual observo entre asqueado y entristecido. Veo lo que parece ser el cuerpo de una mujer, pero esta totalmente desfigurado por las laceraciones causadas por las garras del licántropo y toda la vegetación de alrededor, esta cubierta de sangre. Escucho la hierba moverse a mis espaldas, me giro alerta y descubro que es Alma, acercándose con Blade y Celeste.
-No te acerques Alma.- Digo acercándome a ella, deteniendo su avance. -Creo que se ha ido, pero no podemos bajar la guardia.- Digo mientras con mis manos hago girar a ambos caballos, dirección de nuevo al camino. Cuando veo que Alma mira hacia adelante, giro mi cabeza echando una última mirada a la pobre humana. _Maldición! ¿Por qué no reaccioné antes? _ Pienso por no conseguir salvarla. En el interior del bosque se comienza a escuchar el llanto de un bebe.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/02/2013
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