La hermosa calidez de un alma joven (Priv)

El viaje había sido cansador, especialmente porque estaba tan entusiasmado que no había podido dormir, paso el mismo pensando en cómo sería el estado de aquella vieja casona y las remodelaciones que podría hacer en ella, no la había visto más que por algunos viejos planos, así que las ideas en su cabeza daban vueltas una y otra vez.
Tenía una reunión con los encargados de la obra a las pocas horas de llegar, no había decidido si podría ya quedarse en la casa o tendría que hospedarse en un hotel al menos hasta que la obra estuviera más avanzada, así que por esa noche se quedaría en la misma y al día siguiente consideraría la opción del hotel.

Cuando bajo del tren el día estaba  hermoso, soleado y despejado pero sin la tediosa sensación calurosa del verano, su cabello castaño claro se veía algo rubio a los rallos del sol y su acento al hablar delataba su procedencia.
Tomo un carruaje que lo llevo a la dirección mencionada, e incluso al conductor le llamo la atención dicho lugar por lo que Blay no se contuvo en preguntar.

-Ocurre algo?-

-No señor, es que dicen que la Mansión esta maldita y embrujada, hay muchas historias al respecto de un alma en pena que no la abandona y maldice a quienes le perturban-

-Esa casa ah estado en mi familia hace algunos años y nadie se hizo cargo de ella hasta hoy, pienso habitarla y reformarla con mi estancia en Londres-

-Pues espero tenga suerte, hace mucho no se habita-

A los pocos minutos los caballos se detuvieron en frente a la enorme y vieja casa, el joven alemán pago su transporte y el mismo se alejo por la calle.
La Mansión era espectacular, estaba muy deteriorada, le jardín estaba descuidado, las enredaderas entraban por las ventanas rotas, la pintura y la madera estaba descuidada y desgastada por el paso de los años, sin contar la suciedad que era bastante obvia y clara.
El joven camino lentamente inspeccionando el lugar hasta que su mano tomo el picaporte e introdujo la vieja llave que cerraba la puerta y abría unas cadenas que en esta tenia. La puerta se abrió con un horrible crujido y chillido con ayuda de algunos empujones. La luz solar ilumino la espectacular sala principal y noto como las partículas de polvo parecían transportarse por los rallos que se escurrían entre la oscuridad. El piso parecía estar bien pero había muchas imperfecciones, sin mencionar potenciales goteras en el techo, telas de araña, etc.
Blay dejo su maleta a un costado de la puerta y cerro un poco la misma, miro arriba y pudo ver la araña que allí colgaba, sucia, mohosa, pero pudo imaginar como hubiera sido de hermosa; la casa conservaba algunos de sus muebles originales los cuales comenzó a revelar por debajo de las telas que los cubrían, el polvo le hizo toser un poco y con su mano lo sacudió entrecerrando los ojos. Inmediatamente después vio las escaleras y se dirigió a ellas sin pensarlo más pisando con cuidado, podía pasar que estuvieran corroídas por el paso del tiempo y efectivamente hacían un sonido bastante tétrico, al llegar vio unos metros más adelante un salón con lo que parecía un viejo piano, una sonrisa se dibujo inmediatamente y camino con cuidado hasta él.
Posos su mano sobre las polvorientas teclas del mismo y los recuerdos de cuando su abuela tocaba aquel instrumento volvieron a él, la anciana era muy dulce con él, de hecho era la única que lo había sido y desde que había muerto nunca había vuelto a escuchar a alguien tocar, definitivamente iba a restaurar aquel instrumento, afinarlo y dejarlo reluciente.

Estaba tan sumido en sus recuerdos al tocar aquel instrumento que no escucho cuando el candelabro del techo comenzó a aflojarse solo hasta que fue demasiado tarde y sintió como callo a su lado, prácticamente rozándolo, pero afortunadamente no causo más que un golpe en su pantorrilla, se aparto rápidamente abrazando al piano de cola ya que era lo más sólido y próximo que tenía en ese momento y se quedo viendo aquel desastre. La próxima seria más cuidadoso, suspiro aun viendo aquel desastre para cuando escucho que llamaban a la puerta y se re compuso casi de inmediato, de seguro era el encargado de la obra que ya estaba allí.
-Enseguida bajo!- grito yendo lo mas rápido y cauteloso posible hasta la puerta. Cuando la abrió comprobó sus sospechas.

- Buenas tardes Señor Linnderman-le hombre dio una fugaz mirada al lugar- así que este es el lugar, es una casa con mucha historia…-

-Lo sé, por eso quiero que quede lo más parecido posible, lo más fiel a su glorioso recuerdo-

-Los materiales para la obra llegaran mañana en la mañana, ya es tarde para dejarlos ahora pero al menos ya di un vistazo rápido-

Blay entrego una lista al hombre y luego una paga inicial, para estrechar manos y cerrar la puerta. Suspiro. Vio su ropa y estaba algo polvorienta y sucia pero no le impedía seguir husmeando donde iba a dormir, para estar más seguro pensó que sería mejor cambiar a su forma animal, especialmente por el hecho que sería más liviano para aquellos pisos viejos.

-Por eso adoro estar solo…-
Se fue a un rincón y se quito su ropa lentamente dejándola cuidadosamente doblada; una vez estaba como dios lo trajo al mundo cambio su forma humana a la de una liebre blanca, estiro sus patas y fue rumbo al piso de arriba.
Corrió ágilmente por las zonas más seguras hasta dar con un habitación que parecía estar en mejor estado –esto parece mejor- dio un brinco a las ventanas y con esfuerzo las abrió, luego brincó hasta los almohadones viejos y salto sobre estos quitándole el polvo, sacudiéndolos cerca de la ventana ya que aun quedaba el sol del alba.

Luego de saltar por un buen rato sobre los almohadones, tosiendo un poco ya que estaban bastante llenas de polvo le dio algo de trabajo cerrar la ventana pero lo logro. A todo esto ya era de noche y al parecer no muchas personas se acercaban a la casa por la mala fama que esta tenia, pero estaría bien por ahora.
Su peludo cuerpo se acomodo en los cojines perezosamente y se dejo abordar por el sueño sin problemas, estaba más agotado por el viaje de lo que pensaba…


A la mañana siguiente, despertó bastante temprano, se desperezo y demoro algunos minutos en despegarse de sus cojines, mas el hambre el obligó a ponerse en marcha. Fue donde había dejado su ropa con sus valijas y en un instante su cuerpo peludo y adorable volvía a ser el del joven y castaño alemán. Nuevamente estaba desnudo como el día de su nombre, se desperezo y comenzó a tomar su ropa vistiéndose; ropa interior, pantalones camisa, saco…Necesitaba un baño, mas hoy seguramente iba a estar en la obra todo el día así que eso sería más tarde, a decir verdad tenía que encontrar un hotel.
Una vez listo tomo sus cosas y salió a la calle volviendo a dejar el lugar solo y cerrado –volveré pronto- dijo bajito tocando una de las columnas del pórtico y salió por la calle.


Pasaron unas cuantas horas ya era mediodía para cuando Blay apareció con el hombre de la noche anterior y un conjunto de muchos más, con ellos venia todo un cargamento de materiales varios de obra viendo juntos un conjunto de planos.
-Quiero que comiencen con una de las habitaciones y el baño que tiene junto, mientras el grupo más grande se dedica a la sala, especialmente las escaleras, ah y bajen los candelabros y arañas, están flojos y pueden caer-
El hombre asintió y comenzó a dar órdenes mientras el joven se hacía a un lado estudiando los planos, parecían tener algunas modificaciones que no estaban en los planos, era algo extraño, alguna clase de sótano y puertas ocultas, al parecer aquella casa era todo un reto, sonrió y fue por una vela, iba a bajar por donde estaba el sótano a investigar qué es lo que había arreglado allí debajo.
Por suerte uno de los obreros le ayudo a destapear la puerta, se notaba que no quería que entraran allí o que algo había allí debajo. Dentro era como una boca de lobo, completamente oscuro y cada paso que daba avisaba de su presencia cuando la madera se quejaba de su peso. Muy lenta y cuidadosamente bajo escalón por escalón iluminando hacia delante con su vela.

Repentinamente cerca de los últimos escalones la vela se apago como si de un soplido se tratara. Algo realmente extraño ya que no corría brisa alguna por las escaleras, igualmente no entro en pánico a pesar de parecerle extraño, tomo la pequeña caja de cerillos de su bolsillo entre sus manos, cuando una voz la cual tenía un eco lejano y misterioso resonó en sus oídos, esta vez sí se sobresalto, los cerillos cayeran de sus manos e inmediatamente se inclino a recogerlos.
Afortunadamente para él sus sentidos estaban alertas al máximo, escucho con claridad como la puerta se bloqueaba e incluso llegaba a ver un poco ente tanta oscuridad, así fue como vio como los estantes que estaban al final de las escaleras se le venían encima. Rodo por el piso evitándolos y se quedo a un lado apoyado en sus rodillas sintiendo que su corazón se aceleraba más de lo normal, la respiración se le agitaba y podía hasta saborear el aroma mohoso y viejo de aquel lugar.

-Quien está ahí!, responde!-

Se puso de pie y pregunto incisivo al aire, sentía que no estaba solo y esos accidentes ya eran demasiado bien calculados para ser coincidencias. Hizo silencio, incluso trato de aminorar la velocidad de su respiración para poder escuchar con mayor atención, pero tan solo escuchaba a los hombres hablar y trabajar arriba, pero aparte de eso no se escuchaba nada más.
Con los cerillos en la mano prendió nuevamente la vela para tener una mejor visión y pudo ver algunos cuadros cubiertos por grandes telas, adornos y algunas coas más, pero no mucho, el lugar parecía más pequeño que en los planos, de seguro había alguna pared falsa.

-Se que aun estas ahí!-comenzó a alumbrar a sus lados rápidamente con la esperanza de ver algo, estaba mas que asustado ansioso, nunca había tenido contacto con algo sobrenatural mas que él mismo.

Aquella voz le sorprendió nuevamente, se sentía  con un eco algo tétrico, incluso hasta sentía el frio y abrazo un poco su cuerpo –Pues soy el propietario de esta casa, tengo los papeles que lo prueban!, no estoy destruyendo nada, estoy restaurando la casa!, este lugar tenia papeles de demolición-

Un segundo que hacia él discutiendo con una voz fantasmal, o algo que probablemente sea un espíritu y/o alma en pena, Dios sabe que, se sentía muy poco cuerdo por más real que fuera todo en ese momento…

-Aishh no tengo por qué darle explicaciones a nada ni a nadie!-protesto –menos a alguien que trata de atentar contra mi integridad física, que buscas de todo esto?, no voy a dejar este lugar- afirmo severo-perteneció a mi familia y ahora es mío-
Con esta última sentencia camino nuevamente a las escaleras subiéndolas con cuidado recordando al ver el paso que este estaba tapeado, maldijo en voz baja, tenía que salir de ese lugar, se sentía demasiado nervioso, volvió a bajar las escaleras y noto un güecho lo bastante conveniente en la pared, como para que un pequeño conejo pudiera pasar.
Dejo la vela  a un lado y rápidamente su cuerpo tomo la nueva forma dejando sus ropas tendidas en el suelo, la liebre alvina pronto pudo llegar hasta el agujero de la pared, afortunadamente daba al viejo vivero que había detrás de la casa.

Afortunadamente pudo escapar de aquella situación; la pequeña liebre se escabullo hasta la habitación donde estaban sus cosas, volvió a vestirse y aviso a los obreros que saldría en busca de un hotel, seguramente regresaría ya avanzada la noche o en la tarde para ver que todo estuviera en orden…


Cuando regreso para ver el avance de la obra, los trabajadores ya estaban por terminar la jornada laboral y estaban todos a punto de retirarse, la noche aun no caía pero el sol se estaba poniendo. El estaba duchado, cambiado y ya había cenado.

El capataz el anuncio que no había tenido ninguna irregularidad y que todo iba viento en popa, que habían avanzado bien con los arreglos de la habitación que él quería como propia y que mañana podría inspeccionar todo a su gusto.

Nuevamente quedo solo, o eso pensaba en aquella grande y espectacular mansión, dio unos pasos y estos resonaron solitarios, una parte de él quería saber si podría volver a hablar con aquel fantasma. Miro a su alrededor y suspiro incluso sintiéndose algo idiota, pero su mente se encendió con una idea.

Rápidamente fue por una vela y volvió a la puerta del sótano la cual le tomo algo de trabajo despejar luego del incidente de la mañana; se encargo de dejar la puerta abierta y trancada en dicha posición, una vez abajo quito las lonas de los cuadros y entre el sofocante polvo que le hizo toser comenzó a investigar dichas obras, así como tomar algunos de los adornos para inspeccionarlos. La mayoría eran retratos, unos más grandes otros más pequeños pero, uno en particular llamo su atención. Uno de los restaros mas grades que debajo tenia grabado en nombre de Sebastian Sweeney y parecía ser el más antiguo, además de el rostro más atractivo, acerco la vela a este para verle mejor.