AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Regresas a la vida derrochando furia | Privado (+18) | La caída del Príncipe | Flashback
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Regresas a la vida derrochando furia | Privado (+18) | La caída del Príncipe | Flashback
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Convénceme de que el olor del perfume es superior al de la sangre
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Regresas a la vida
derrochando furia
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Norte de París φ Hotel Des Arenes φ Noche de Luna Menguante φ Violante Vilhjálmur y Saskia Bornago
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Última edición por Violante Vilhjálmur el Miér Oct 30, 2013 12:50 pm, editado 2 veces
Violante- Vampiro Clase Baja
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Re: Regresas a la vida derrochando furia | Privado (+18) | La caída del Príncipe | Flashback
Violante sonrió y tal como lo había sugerido caminaron con el teatro de ser una pareja, aquella figura que se había encontrado con Saskia ya no representaba parte de su atención, lo que en la mente del príncipe se repetía era la amenaza de su creación... –¿cómo se atreve a amenazarme?– pensó sin demostrar su molestia, fue entonces que al llegar a la esquina de la larga calle Violante se zafó del brazo de su vástaga, la tomó del cuello y la llevó al faro. —Eres parte de mí Saskia y no podrás matarme por mucho que lo quieras hacer... esa es mi primer enseñanza... no prometas algo que no cumplirás, no a mí— digo con una voz melosa y la soltó luego de percibir el pensamiento de un par de hombres que se acercaban del otro lado de la acera. —Tu belleza atraerá más de lo que te imaginarás, no quiero que te revuelques con cualquier mortal, no sé si tienes la capacidad de leer mentes, pero si en vida no te acostabas con desdichados vagabundos y clase baja mantente con un perfil selectivo a la hora de conseguir amantes, que seas mía no significa que te ataré a mí, no eres mi posesión, no te veo así, tu personalidad no me permite que te trate como lo haría a una mortal... para mí representas algo mayor y no te atrevas a cuestionar eso— sentenció y tomándola de la cintura la acercó a él.
Los hombres pasaron a su lado, el príncipe sondeó los pensamientos vulgares pero no reaccionó a ellos y cuando se alejaron dijo en los labios de su hija —no permitas que tu carácter impulsivo vaya a superar tu razonamiento, pues, si lo permites matarás inocentes como lo hiciste en el hotel. Aquellos hombres te desnudaron con la mirada y en sus asquerosas mentes desarrollaron una fantasía vulgar que te involucraba y pese a que me irritó no reaccioné a ellos. No solamente porque como príncipe no me rebajaría a hacerlo, sino porque supero sus fuerzas abrumadamente y me basta con sostenerlos del cuello para quebrarlos— dejó el cuerpo de Saskia que se relajó y la tomó de la mano, mas no avanzaron, estaban parados como si esperasen algo.
—Estaba aburrido cuando llegué a tu perfumería, te descubrí hermosa y leyendo tu mente interesante, me encapriché contigo, quería que fueras mía y nada me lo negaría, fue así que comencé hacer uso de mis poderes mas todo resultó mal. Te llevé al Hotel porque no mancharía mi recinto sagrado con una moribunda, pensaba dejarte morir pero sucumbí a tu belleza y a la personalidad que me demostraste y aunque prometí nunca convertir a alguien me vinieron las palabras de mi creador que afirmaba que tarde o temprano cedería el poder oscuro a la seducción misma. Por eso te traje a la vida, porque merecías vivir la eternidad, porque supe que lo resistirías aunque no sea a mi lado. Sin embargo, a tu regreso perdí la razón y te ofendí como la dama que eres, no me interesa que me perdones pues sé que algún día lo harás ya que yo nunca te daré la espalda, ya sea en las sombras o mediante agentes te tendré vigilada, atento a que nada te pase— el príncipe suspiró, relajó su mano, la suya y la de Saskia se separaron por la inercia así como la carencia de fuerza que las unía.
Por el norte de la calle un coche se vislumbró salir de una neblina que amenazaba con llegar a ellos, usando uso de su telepatía Violante le sugirió al cochero orillarse para ofrecer sus servicios y éste no desobedeció. La seducción de Violante se liberó como el aroma de un perfume y embriagó el olfato del cochero que nublado por la sensación e idolatría invitó al príncipe a subir. La carroza no era precisamente lujosa pero suficiente para Violante al tener cortinas que ocultaran a sus pasajeros. El hombre robusto y trajeado bajó de su asiento y abrió la puerta del carruaje; entonces, el príncipe subió acomodándose en el asiento que se ubicaba frente al cochero, no le gustaba darle la espalda y menos si había una ventanilla para el dialogo entre chofer y pasajero. Una vez que estaba adentro extendió su mano hacía Saskia, —eres digna de entrar a mi santuario, pasa tu primera noche en mi Palacete y no sufras en soledad, no sufras en improvisar un lugar para resguardarte de los rayos del sol... ven que mucho podemos hacer— le dijo con un semblante serio, aún liberando su esencia seductora pero no a ella, sino al cochero que lo miraba con admiración.
Los hombres pasaron a su lado, el príncipe sondeó los pensamientos vulgares pero no reaccionó a ellos y cuando se alejaron dijo en los labios de su hija —no permitas que tu carácter impulsivo vaya a superar tu razonamiento, pues, si lo permites matarás inocentes como lo hiciste en el hotel. Aquellos hombres te desnudaron con la mirada y en sus asquerosas mentes desarrollaron una fantasía vulgar que te involucraba y pese a que me irritó no reaccioné a ellos. No solamente porque como príncipe no me rebajaría a hacerlo, sino porque supero sus fuerzas abrumadamente y me basta con sostenerlos del cuello para quebrarlos— dejó el cuerpo de Saskia que se relajó y la tomó de la mano, mas no avanzaron, estaban parados como si esperasen algo.
—Estaba aburrido cuando llegué a tu perfumería, te descubrí hermosa y leyendo tu mente interesante, me encapriché contigo, quería que fueras mía y nada me lo negaría, fue así que comencé hacer uso de mis poderes mas todo resultó mal. Te llevé al Hotel porque no mancharía mi recinto sagrado con una moribunda, pensaba dejarte morir pero sucumbí a tu belleza y a la personalidad que me demostraste y aunque prometí nunca convertir a alguien me vinieron las palabras de mi creador que afirmaba que tarde o temprano cedería el poder oscuro a la seducción misma. Por eso te traje a la vida, porque merecías vivir la eternidad, porque supe que lo resistirías aunque no sea a mi lado. Sin embargo, a tu regreso perdí la razón y te ofendí como la dama que eres, no me interesa que me perdones pues sé que algún día lo harás ya que yo nunca te daré la espalda, ya sea en las sombras o mediante agentes te tendré vigilada, atento a que nada te pase— el príncipe suspiró, relajó su mano, la suya y la de Saskia se separaron por la inercia así como la carencia de fuerza que las unía.
Por el norte de la calle un coche se vislumbró salir de una neblina que amenazaba con llegar a ellos, usando uso de su telepatía Violante le sugirió al cochero orillarse para ofrecer sus servicios y éste no desobedeció. La seducción de Violante se liberó como el aroma de un perfume y embriagó el olfato del cochero que nublado por la sensación e idolatría invitó al príncipe a subir. La carroza no era precisamente lujosa pero suficiente para Violante al tener cortinas que ocultaran a sus pasajeros. El hombre robusto y trajeado bajó de su asiento y abrió la puerta del carruaje; entonces, el príncipe subió acomodándose en el asiento que se ubicaba frente al cochero, no le gustaba darle la espalda y menos si había una ventanilla para el dialogo entre chofer y pasajero. Una vez que estaba adentro extendió su mano hacía Saskia, —eres digna de entrar a mi santuario, pasa tu primera noche en mi Palacete y no sufras en soledad, no sufras en improvisar un lugar para resguardarte de los rayos del sol... ven que mucho podemos hacer— le dijo con un semblante serio, aún liberando su esencia seductora pero no a ella, sino al cochero que lo miraba con admiración.
Violante- Vampiro Clase Baja
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Re: Regresas a la vida derrochando furia | Privado (+18) | La caída del Príncipe | Flashback
La reacción de Violante a su amenaza no era algo que a Saskia la sorprendiera, ya que su clarividencia le había proporcionado la información para estar prevenida. Es por eso que cuando sintió la presión en su cuello y la brusquedad como la arrastraba literalmente hacia la luz del alumbrado publico, ella sonrió, mirándolo a los ojos acariciándolo seductoramente con ellos. Puso sus manos sobre los hombros masculinos tratando de alivianar el pequeño dolor que sentía, pero aún así en ningún momento permitió que él viera una expresión de terror o de miedo en su mirada o gesto, ademas no la sentía, él podía hacer lo que quisiera con ella, que simplemente Saskia intuía que no podría matarla, - ¿porque? No lo sé, pero supongo que estamos unidos de alguna extraña manera – caviló mientras su espalda golpeaba el frío y duro poste del farol.
Escuchaba sus palabras, el razonamiento que él le daba de porqué no debía prometer algo que sería imposible cumplir. Sus manos se deslizaron por el cuello masculino, acariciándolo, hundiendo sus dedos en el cabello de Violante, no deseaba hacerle daño, solo intentaba desconcentrarlo, pero aunque su persuasión emanaba de su piel como el delicado y sensual perfume que se había puesto, no creía que funcionara con él, aunque lo intentaría. Entornó sus parpados abrió sus labios como si esperara un beso apasionado de su amante y tiró su cuello hacia atrás, dejando mas fácil la tarea al vampiro, si éste deseaba dañarle.
Pero para su sorpresa la soltó en el momento en que unos hombres se acercaban, Saskia podía oír sus pensamientos, no se sintió ofendida, pero sí asqueada, por eso mentalmente les ordenó que antes que el sol saliera se aventaran contra el tren, sonrió de forma malévola. Su ira no menguaba, era como estar enojada con el mundo entero y en parte, con el hombre que tenía frente de ella.
Sus manos dejaron el cuello de Violante y se apoyaron en su fuerte pecho, poniendo distancia y escuchando con atención lo que ahora intentaba explicarle. El vampiro se acercó a sus labios, ella lo miró a los ojos, expectante ante el posible beso, pero en cambio le habló de lo que los hombres pensaban y que aunque se irritara no les haría daño. Saskia bajó la mirada, ella no podía aun dominar su ira y ahora comprendía que tendría tres muertes en su haber en una sola noche. Suspiró frustrada, no pensaba decirle nada a su maestro y si podía antes de que el sol saliera intentaría encontrarlos y cambiar sus destinos. Se sintió mejor pensando de esa forma y volvió a prestar atención a lo que hablaba su creador.
Cuando se alejó un poco de ella, su cuerpo se relajó pero al instante volvió a sentir el contacto cuando la mano del vampiro tomó la suya. La condujo suavemente al borde de la acera, como para esperar algún coche, Saskia pudo comprobar que la calle estaba vacía, a esa altura de la noche, sería poco probable que llegara algún vehículo disponible. Las palabras de Violante, golpearon el pecho y la mente de Saskia con la fuerza de un puño de hierro, sintió odio, ira, pero a la vez, intensa gratitud por haberla salvado de la muerte, - aunque ésta sea solo la antesala de ella – pensó con tristeza – la eternidad, es demasiado extensa para vivírla solo – dijo en un susurro mientras suspiraba y bajaba la cabeza, por alguna razón estaba segura de que él simplemente la abandonaría su suerte,- ¿o acaso no acaba de decir que fui un capricho? - su entrecejo se tensó, no deseaba ser un antojo de nadie y menos de un ser tan poderoso. A su cabeza llegó otra frase, él nunca dejaría de velar por ella. Un nudo en la garganta le impidió tragar, las lagrimas se agolparon en sus ojos, se limpió con rapidez con la manga del vestido, como una niña que es reprendida, él no podría comprender la magnitud de esas palabra y lo que significaban para la vampiresa. Que alguien dijera que velaría por ella, cuando toda la vida se las había tenido que arreglar sola, a pesar de tener el dinero suficiente y los lujos que deseara, Saskia siempre había vivido sola, el poder económico o social no lo eran todo y ella bien lo sabía.
La mano de Violante soltó la suya y por un segundo estuvo tentada en aferrarse nuevamente a él, pero dudó, solo se quedó mirando la calle vacía y el perfil de su creador. Una tristeza se apoderó de ella, cuando un carruaje llegó hasta ellos y el cochero ofreció sus servicios, - bueno – se dijo – la hora de la despedida ha llegado – musitó, bajando su cabeza y girando un poco su cuerpo para comenzar a deambular por las calles de París, sin tener muy en claro ni a donde ir. Las lagrimas resbalaron libres por sus mejillas, miró por ultima vez a su príncipe, sonrió tímidamente al darse cuenta que por un instante lo había sentido como propio, cerró los ojos inspirando un aroma que la relajó, no supo que era pero le provocó una sensación de tranquilidad y bienestar.
La voz de su maestro la hizo reaccionar, como despertarse de un sueño, la mano extendida del vampiro ofreciéndole ayuda para no morir en el primer amanecer la sorprendió aunque no sabía muy bien porque, pues él era un hombre educado. Extendió la suya tomando la ajena, ayudándose así a subir al carruaje. Cuando estuvo sentada en el asiento opuesto al que ocupaba su maestro, lo contempló, sin pudores, ni remilgos de coquetería, como era ella, directa, sensual y seductora, - enséñame, por favor, a ser mejor de lo que alguna vez fui – le habló mirando los hermosos orbes del vampiro.
Escuchaba sus palabras, el razonamiento que él le daba de porqué no debía prometer algo que sería imposible cumplir. Sus manos se deslizaron por el cuello masculino, acariciándolo, hundiendo sus dedos en el cabello de Violante, no deseaba hacerle daño, solo intentaba desconcentrarlo, pero aunque su persuasión emanaba de su piel como el delicado y sensual perfume que se había puesto, no creía que funcionara con él, aunque lo intentaría. Entornó sus parpados abrió sus labios como si esperara un beso apasionado de su amante y tiró su cuello hacia atrás, dejando mas fácil la tarea al vampiro, si éste deseaba dañarle.
Pero para su sorpresa la soltó en el momento en que unos hombres se acercaban, Saskia podía oír sus pensamientos, no se sintió ofendida, pero sí asqueada, por eso mentalmente les ordenó que antes que el sol saliera se aventaran contra el tren, sonrió de forma malévola. Su ira no menguaba, era como estar enojada con el mundo entero y en parte, con el hombre que tenía frente de ella.
Sus manos dejaron el cuello de Violante y se apoyaron en su fuerte pecho, poniendo distancia y escuchando con atención lo que ahora intentaba explicarle. El vampiro se acercó a sus labios, ella lo miró a los ojos, expectante ante el posible beso, pero en cambio le habló de lo que los hombres pensaban y que aunque se irritara no les haría daño. Saskia bajó la mirada, ella no podía aun dominar su ira y ahora comprendía que tendría tres muertes en su haber en una sola noche. Suspiró frustrada, no pensaba decirle nada a su maestro y si podía antes de que el sol saliera intentaría encontrarlos y cambiar sus destinos. Se sintió mejor pensando de esa forma y volvió a prestar atención a lo que hablaba su creador.
Cuando se alejó un poco de ella, su cuerpo se relajó pero al instante volvió a sentir el contacto cuando la mano del vampiro tomó la suya. La condujo suavemente al borde de la acera, como para esperar algún coche, Saskia pudo comprobar que la calle estaba vacía, a esa altura de la noche, sería poco probable que llegara algún vehículo disponible. Las palabras de Violante, golpearon el pecho y la mente de Saskia con la fuerza de un puño de hierro, sintió odio, ira, pero a la vez, intensa gratitud por haberla salvado de la muerte, - aunque ésta sea solo la antesala de ella – pensó con tristeza – la eternidad, es demasiado extensa para vivírla solo – dijo en un susurro mientras suspiraba y bajaba la cabeza, por alguna razón estaba segura de que él simplemente la abandonaría su suerte,- ¿o acaso no acaba de decir que fui un capricho? - su entrecejo se tensó, no deseaba ser un antojo de nadie y menos de un ser tan poderoso. A su cabeza llegó otra frase, él nunca dejaría de velar por ella. Un nudo en la garganta le impidió tragar, las lagrimas se agolparon en sus ojos, se limpió con rapidez con la manga del vestido, como una niña que es reprendida, él no podría comprender la magnitud de esas palabra y lo que significaban para la vampiresa. Que alguien dijera que velaría por ella, cuando toda la vida se las había tenido que arreglar sola, a pesar de tener el dinero suficiente y los lujos que deseara, Saskia siempre había vivido sola, el poder económico o social no lo eran todo y ella bien lo sabía.
La mano de Violante soltó la suya y por un segundo estuvo tentada en aferrarse nuevamente a él, pero dudó, solo se quedó mirando la calle vacía y el perfil de su creador. Una tristeza se apoderó de ella, cuando un carruaje llegó hasta ellos y el cochero ofreció sus servicios, - bueno – se dijo – la hora de la despedida ha llegado – musitó, bajando su cabeza y girando un poco su cuerpo para comenzar a deambular por las calles de París, sin tener muy en claro ni a donde ir. Las lagrimas resbalaron libres por sus mejillas, miró por ultima vez a su príncipe, sonrió tímidamente al darse cuenta que por un instante lo había sentido como propio, cerró los ojos inspirando un aroma que la relajó, no supo que era pero le provocó una sensación de tranquilidad y bienestar.
La voz de su maestro la hizo reaccionar, como despertarse de un sueño, la mano extendida del vampiro ofreciéndole ayuda para no morir en el primer amanecer la sorprendió aunque no sabía muy bien porque, pues él era un hombre educado. Extendió la suya tomando la ajena, ayudándose así a subir al carruaje. Cuando estuvo sentada en el asiento opuesto al que ocupaba su maestro, lo contempló, sin pudores, ni remilgos de coquetería, como era ella, directa, sensual y seductora, - enséñame, por favor, a ser mejor de lo que alguna vez fui – le habló mirando los hermosos orbes del vampiro.
Saskia Borgano- Vampiro Clase Alta
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Re: Regresas a la vida derrochando furia | Privado (+18) | La caída del Príncipe | Flashback
Violante correspondió la mirada de Saskia con seriedad, aquella sumisión, aquella petición le había desconcertado; sin embargo, un hombre no tenía que vivir siglos para comprender que las mujeres son incomprensibles. Violante se consideraba con una gran habilidad para desenvolverse con ellas, pero ahora era diferente. Saskia era su primera creación y en esos momentos en los que veía realmente la intensidad del alma de su hija a través de los cautivadores ojos femeninos, se dio cuenta de que no existía tal experiencia con los suyos... ¿Cuántas vampirezas llegó a seducir? Por vez primera se encontraba con una de los suyos, con un inmortal pero no cualquiera, su creación, sangre de su sangre, su hija pero ¿llegaría algún día en convertirse en su amante o en su pareja?
Decir que sólo dependía de Saskia era mentira, aunque inmortal seguía siendo mujer y Violante era consciente de aunque éstas mostraran ser fuertes e independientes, siempre, sucumbirían ante la soledad. Las reflexiones del príncipe argumentaba que los varones soportaban la soledad con más fortaleza, sin embargo, ¿las mujeres?, ¿acaso las viudas no contraen nuevamente matrimonio por esa causa, pese a ser muchas veces consientes de que el futuro esposo busca la fortuna? Entonces, y de nuevo, pensó en Benelope; los ojos de Violante dejaron de ver la sensibilidad de Saskia y recordó el último momento que vivió con su alguna vez amada, cuando les dejo y nunca regresó... ¿Qué paso con Benelope... habrá contraído matrimonio o habrá muerte de tristeza? De pronto esas preguntas lo sometieron a una pequeña tortura, no había pensado en ellos después de que Dragos le robara la vida.
Pero Violante regresó al momento, por Saskia, por su hija; —sí Saskia, la vida es demasiado extensa para vivirla solo— dijo en respuesta al susurró que no dedicó atención instantes antes y que en ese momento haría de anfitrión a todo cuanto dijera el príncipe. Los ojos de Violante brillaron para ella, no con una luz seductora pero sí con amor, con sinceridad; —No te puedo enseñar eso, no es como enseñar a caminar a un pequeño... sólo el tiempo y la vida puede hacerlo— la voz de Violante a penas sugirió un aire comprensivo, pues, era consciente de lo poco que eso le ayudaría. El príncipe le tomó las manos repentinamente, el coche era amplio, familiar y reconfortante y él haría uso de éste. —Lo que puedo hacer es estar contigo para así aprender juntos lo que el tiempo y la vida tengan que enseñarnos, porque así como deseas ser otra... yo también, tu te has convertido en la razón de mi existir— Violante le dedicó la sonrisa más sincera que pudo demostrar en siglos, luego, llevó uno de sus dedos a la barbilla de ella para que no huyera los ojos del príncipe, Violante estaba enamorándose del alma de su hija y no estaba seguro de que sí eso estaba bien.
En un movimiento rápido el príncipe cambio de lugar para sentarse a un costado de Saskia, una de sus manos removió el cabello de su vástaga al otro lado para dejar en descubierto el perfil que no pudo observar por mucho tiempo debido a que ella lo volteó a ver. Su mano en contra de su voluntad acarició el rostro femenino y sintió deseos de besar, un deseo que encaminó el rostro al de ella pero antes de hacer el contacto se detuvo, —no puedo ser el mismo, tu no formas parte de las demás... no puedo tratarse como a cualquiera— se alejó un momento y atrajo la cabeza de su hija a su pecho, la abrazo y acarició un par de veces el cabello. —Saskia, comencemos de nuevo... fingamos que yo no soy un príncipe y tu no eres una perfumista, fingamos que no soy tu creador y tu no eres la condenada, pero sobre todo, fingamos que somos humanos— el príncipe la reincorporó para inspirarse en los ojos femeninos, su dedo corazón derecho recorrió los exquisitos labios que habían atraído a Violante en el primer momento en que la vio. —Pero antes quiero decirte que me has hechizado y esta confesión no la estoy fingiendo— él le dedicó una media sonrisa y cogió las largas manos de Saskia depositando un tierno beso en cada una.
Decir que sólo dependía de Saskia era mentira, aunque inmortal seguía siendo mujer y Violante era consciente de aunque éstas mostraran ser fuertes e independientes, siempre, sucumbirían ante la soledad. Las reflexiones del príncipe argumentaba que los varones soportaban la soledad con más fortaleza, sin embargo, ¿las mujeres?, ¿acaso las viudas no contraen nuevamente matrimonio por esa causa, pese a ser muchas veces consientes de que el futuro esposo busca la fortuna? Entonces, y de nuevo, pensó en Benelope; los ojos de Violante dejaron de ver la sensibilidad de Saskia y recordó el último momento que vivió con su alguna vez amada, cuando les dejo y nunca regresó... ¿Qué paso con Benelope... habrá contraído matrimonio o habrá muerte de tristeza? De pronto esas preguntas lo sometieron a una pequeña tortura, no había pensado en ellos después de que Dragos le robara la vida.
Pero Violante regresó al momento, por Saskia, por su hija; —sí Saskia, la vida es demasiado extensa para vivirla solo— dijo en respuesta al susurró que no dedicó atención instantes antes y que en ese momento haría de anfitrión a todo cuanto dijera el príncipe. Los ojos de Violante brillaron para ella, no con una luz seductora pero sí con amor, con sinceridad; —No te puedo enseñar eso, no es como enseñar a caminar a un pequeño... sólo el tiempo y la vida puede hacerlo— la voz de Violante a penas sugirió un aire comprensivo, pues, era consciente de lo poco que eso le ayudaría. El príncipe le tomó las manos repentinamente, el coche era amplio, familiar y reconfortante y él haría uso de éste. —Lo que puedo hacer es estar contigo para así aprender juntos lo que el tiempo y la vida tengan que enseñarnos, porque así como deseas ser otra... yo también, tu te has convertido en la razón de mi existir— Violante le dedicó la sonrisa más sincera que pudo demostrar en siglos, luego, llevó uno de sus dedos a la barbilla de ella para que no huyera los ojos del príncipe, Violante estaba enamorándose del alma de su hija y no estaba seguro de que sí eso estaba bien.
En un movimiento rápido el príncipe cambio de lugar para sentarse a un costado de Saskia, una de sus manos removió el cabello de su vástaga al otro lado para dejar en descubierto el perfil que no pudo observar por mucho tiempo debido a que ella lo volteó a ver. Su mano en contra de su voluntad acarició el rostro femenino y sintió deseos de besar, un deseo que encaminó el rostro al de ella pero antes de hacer el contacto se detuvo, —no puedo ser el mismo, tu no formas parte de las demás... no puedo tratarse como a cualquiera— se alejó un momento y atrajo la cabeza de su hija a su pecho, la abrazo y acarició un par de veces el cabello. —Saskia, comencemos de nuevo... fingamos que yo no soy un príncipe y tu no eres una perfumista, fingamos que no soy tu creador y tu no eres la condenada, pero sobre todo, fingamos que somos humanos— el príncipe la reincorporó para inspirarse en los ojos femeninos, su dedo corazón derecho recorrió los exquisitos labios que habían atraído a Violante en el primer momento en que la vio. —Pero antes quiero decirte que me has hechizado y esta confesión no la estoy fingiendo— él le dedicó una media sonrisa y cogió las largas manos de Saskia depositando un tierno beso en cada una.
Violante- Vampiro Clase Baja
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Re: Regresas a la vida derrochando furia | Privado (+18) | La caída del Príncipe | Flashback
Bajó su cabeza mirando, las manos que reposaban en su regazo, en verdad no esperaba esa contestación. Si hubiera podido sus mejillas se habrían encendido, ruborizándose. No podía entender como los sentimientos y sensaciones, variaban tan rápidamente – ¿o acaso no hace mucho, fui su juguete? - los dedos del vampiro tomaron su barbilla haciendo que levantara su rostro y sus miradas se cruzaran. Una duda se podía leer en la mirada de la vampiresa, - ¿convertido en la razón de su existencia? - ella tembló, nunca en su humana vida había sido la razón de alguien, ni siquiera de sus padres, ¿acaso un inmortal, no la había abandonado, para luego, esa misma noche presentarse a decirle que era el único motivo por el que estaba allí, demostrando su amor?
Saskia ocultó su duda, mientras él tomaba sus manos, no podía distinguir si estaban frías o cálidas, solo el rose del contacto que ocasionó que su piel se erizara. No lograba entender porqué su cuerpo reaccionaba de esa manera ante su cercanía, pues hacía años que ningún hombre había podido romper la barrera que ella creara para defender su herido corazón - ¿podré alguna vez volver a confiar en un hombre? - sonrió con tristeza, - ¿en un vampiro? - deseaba en verdad creer en lo que su maestro le decía, en la sonrisa sincera, en aquellos orbes que parecían mirarla con la mayor dulzura – parecen tan bellos y afable, diferentes a los que apenas unos minutos antes me miraban con desprecio en el pequeño cementerio – recapacitó. Su mente recordaba cada segundo de aquella fatal y excepcional noche. En esas horas habían pasado tantas situaciones diferentes, ademas – ¿alguien puede enamorarse tan rápidamente? - agradeció que él no pudiera leer su pensamiento o por lo menos eso parecía.
Lo contempló en el momento que cambiaba de asiento, ya a su lado volvió a decir una frase que la impactó, sintió como le acomodaba el cabello, su mirada clavada en su perfil, volvió a estremecerse - no me quieres tratar como las demás, como una cualquiera – susurró, - pero... ¿acaso no parecía, justamente eso... allá en la habitación de ese hotel? - se sintió sumamente confundida, pues ella tampoco era, digamos, una joven a la que un caballero hubiera abusado, ya que había participado, en parte, de ese momento en el que parecía que la noche terminaría como tantas otras de lujuria y olvido. Fijó su mirada en los labios que lentamente se acercaban a besarla, su piel reaccionaba a la sutil caricia en su mejilla, si en ese momento el corazón hubiera latido, de seguro sus pulsaciones se habrían disparado, entornó los parpados, esperando un beso que no llegó. Saskia no quería para su nueva vida ese desenfreno, el intentar olvidar algo que hasta esa noche había sido imposible, pero Violante o su nueva condición lo habían logrado. - Para mí también, la vida a cambiado y aquella mujer que conociste en la perfumería ya no existe – le dijo en voz muy baja.
Tenía su cabeza apoyada en el pecho masculino, suspiró suavemente, era tan extraño y a la vez tan nuevo, el estar así, sin intenciones dobles o unidas solamente a una necesidad de cubrir un vació en su corazón, por primera vez en años, se sintió un poco feliz. Era una sensación tan nueva, el abrazo, las caricias en el cabello, deseaba que el tiempo se detuviera, aunque fuera un momento mas. Asintió con la cabeza, a la propuesta de comenzar de nuevo, ella en verdad quería que todo cambiara. Él la incorporó alejándola, para que sus miradas se cruzaran, en su mente las respuestas llegaban agolpándose, pero le costaba expresarlas - basta de locura, juegos innecesarios, también siento que algo a cambiado entre nosotros – caviló sosteniendo su mirada en los orbes del vampiro.
La confesión del vampiro la dejó por un segundo descolocada, ella sabía que a ciertos hombres provocaba aquella sensación como de hechizo, pero en ningún momento desde que lo había conocido pudo intuir que él sintiera algo parecido, en cambio ella sí lo había experimentado, allí en la perfumería, en el jardín de invierno, se había dado cuenta que en él esos juegos no servían, por eso, supo que no se trataba ni de un efecto de sus perfumes, ni de sus poderes como bruja, la cual ya no era. Su mente se perdía en aquellas cavilaciones, cuando sus manos fueron cubiertas por las del vampiro, Saskia, volvió al presente, al sentir los delicados y suave besos en sus manos, respondió a esa muestra de cariño acercándose al rostro de Violante y besando la comisura de sus labios, - por favor, no me decepciones, no me lastimes – susurró, enmudeció porque un sentimiento de angustia comenzaba a inundar su corazón.
Saskia ocultó su duda, mientras él tomaba sus manos, no podía distinguir si estaban frías o cálidas, solo el rose del contacto que ocasionó que su piel se erizara. No lograba entender porqué su cuerpo reaccionaba de esa manera ante su cercanía, pues hacía años que ningún hombre había podido romper la barrera que ella creara para defender su herido corazón - ¿podré alguna vez volver a confiar en un hombre? - sonrió con tristeza, - ¿en un vampiro? - deseaba en verdad creer en lo que su maestro le decía, en la sonrisa sincera, en aquellos orbes que parecían mirarla con la mayor dulzura – parecen tan bellos y afable, diferentes a los que apenas unos minutos antes me miraban con desprecio en el pequeño cementerio – recapacitó. Su mente recordaba cada segundo de aquella fatal y excepcional noche. En esas horas habían pasado tantas situaciones diferentes, ademas – ¿alguien puede enamorarse tan rápidamente? - agradeció que él no pudiera leer su pensamiento o por lo menos eso parecía.
Lo contempló en el momento que cambiaba de asiento, ya a su lado volvió a decir una frase que la impactó, sintió como le acomodaba el cabello, su mirada clavada en su perfil, volvió a estremecerse - no me quieres tratar como las demás, como una cualquiera – susurró, - pero... ¿acaso no parecía, justamente eso... allá en la habitación de ese hotel? - se sintió sumamente confundida, pues ella tampoco era, digamos, una joven a la que un caballero hubiera abusado, ya que había participado, en parte, de ese momento en el que parecía que la noche terminaría como tantas otras de lujuria y olvido. Fijó su mirada en los labios que lentamente se acercaban a besarla, su piel reaccionaba a la sutil caricia en su mejilla, si en ese momento el corazón hubiera latido, de seguro sus pulsaciones se habrían disparado, entornó los parpados, esperando un beso que no llegó. Saskia no quería para su nueva vida ese desenfreno, el intentar olvidar algo que hasta esa noche había sido imposible, pero Violante o su nueva condición lo habían logrado. - Para mí también, la vida a cambiado y aquella mujer que conociste en la perfumería ya no existe – le dijo en voz muy baja.
Tenía su cabeza apoyada en el pecho masculino, suspiró suavemente, era tan extraño y a la vez tan nuevo, el estar así, sin intenciones dobles o unidas solamente a una necesidad de cubrir un vació en su corazón, por primera vez en años, se sintió un poco feliz. Era una sensación tan nueva, el abrazo, las caricias en el cabello, deseaba que el tiempo se detuviera, aunque fuera un momento mas. Asintió con la cabeza, a la propuesta de comenzar de nuevo, ella en verdad quería que todo cambiara. Él la incorporó alejándola, para que sus miradas se cruzaran, en su mente las respuestas llegaban agolpándose, pero le costaba expresarlas - basta de locura, juegos innecesarios, también siento que algo a cambiado entre nosotros – caviló sosteniendo su mirada en los orbes del vampiro.
La confesión del vampiro la dejó por un segundo descolocada, ella sabía que a ciertos hombres provocaba aquella sensación como de hechizo, pero en ningún momento desde que lo había conocido pudo intuir que él sintiera algo parecido, en cambio ella sí lo había experimentado, allí en la perfumería, en el jardín de invierno, se había dado cuenta que en él esos juegos no servían, por eso, supo que no se trataba ni de un efecto de sus perfumes, ni de sus poderes como bruja, la cual ya no era. Su mente se perdía en aquellas cavilaciones, cuando sus manos fueron cubiertas por las del vampiro, Saskia, volvió al presente, al sentir los delicados y suave besos en sus manos, respondió a esa muestra de cariño acercándose al rostro de Violante y besando la comisura de sus labios, - por favor, no me decepciones, no me lastimes – susurró, enmudeció porque un sentimiento de angustia comenzaba a inundar su corazón.
Saskia Borgano- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 209
Fecha de inscripción : 13/01/2013
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