El día en que empezamos a preocuparnos por nuestro futuro, es el día que dejamos atrás nuestra Infancia || Evel Dawson

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN FÍSICA

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Evel es una joven que se mantiene en silencio mientras sea prudente hacerlo, adaptable pero no influyente, es muy difícil llegar a persuadirle cuando algo se le ha metido en la cabeza, testaruda y ocasionalmente caprichosa (consigo misma). Para ella siempre ha sido un problema el “pensar” demasiado, pues a las decisiones suele darle más de dos vueltas al tomarlas. Perseverante poco más de lo normal, casi tan insistente que puede llegar a enfocarse solamente en esa idea y nada más llega a importarle.

La escucha es una de sus grandes virtudes y el hablar no lo es tanto, prefiere expresarse por medio de la danza. Distraída aunque audaz, muchos quienes le conocen aseguran que es el vivo reflejo de su padre; mujer con grandes convicciones que aún espera madurar en su totalidad, que no teme a dar los primeros pasos para abrir cuantas puertas o ventanas existan. Aunque teme equivocarse o cometer errores entiende que no hay otras formas de aprender.
Es como una rosa en la pradera, dónde el trigo puede nacer y cosecharse, pero la rosa no. La danza le ha llevado a desarrollar cierta sensibilidad emocional por lo que es bastante perceptiva, soñadora y selectiva. A su corta edad, ha tenido la oportunidad de ser cortejada por varios prospectos, pero ninguno ha logrado llegar hasta su corazón quedándose, ¿enamorarse? Jamás, no es amor lo que busca en la vida; no al menos esa clase de amor que te hace perder la cabeza, podría ser soñadora pero nunca  se dejaría llevar por sus sentimientos por más profundos que estos fuesen.

Las circunstancias le han hecho desarrollar el olfato para identificar enseguida a los impostores que quieren embaucar a su madre y a ella para obtener un poco de beneficio, es orgullosa por supuesto más no tanto como para no aceptar cuando ha incurrido a una falta. Es generosa, ha tenido que aprender de etiqueta aunque detesta las formalidades pues es una manera de envolver la hipocresía con buenos modales.

Bien dicen que nunca se termina por conocer a un individuo, tal puede ser el caso de Evel, pues es como la tierra que se mantiene en constante movimiento; adaptándose, cambiando, sobreviviendo. Tal vez en algún momento decida quedarse en un solo lugar, con una sola persona y una sonrisa que enmarque su verdadera felicidad.

HISTORIA

Esta no es la historia de una reina, tampoco la de una princesa, pero ésta es la vida de una joven que con sólo perseguir sus sueños, ha dejado atrás todo el pasado, toda una vida, una familia pero no su corazón.

Nací en Bostón, una de las ciudades más desarrolladas cultural y comercialmente  en Norte América, esas ciudades que prometen la realización de tus sueños cuando eres apenas un niño. “La tierra prometida” no existe, las carencias en las familias es un problema común; la falta de pan, de carne o de leche. Aunque por fortuna para nosotros no tuvimos esa mala suerte.
Mis padres llegaron a América con el sueño de hacer fortuna, huyendo de Irlanda buscaron formar un hogar en el famoso continente de los sueños, pero la suerte no le sonríe a cualquiera, la gran mayoría realizamos sacrificios para merecer cuanto tenemos, ellos no fueron la excepción. En sus principios sirvieron en casas de familias acaudaladas con apellidos de prestigio como servidumbre, saliendo y entrando a cuantas podían para asegurar un porvenir para su primogénita. Embarazada ya desde Irlanda, mi madre dio a luz en nuestra humilde choza, recuerdo cuando mi madre contó mi nacimiento: “Eras una bendición entre tanta calamidad” decía mientras la melancolía y la congoja le llenaban los ojos de lagrimas. No nací en una cuna de oro, rodeada de pajes e institutrices, toda esa tarea la adquiría mi madre durante el día o la noche, además de encargarse de la limpieza entre otras tareas de la casa. Por otro lado, mi padre continúo encargándose del ganado, con el que paulatinamente fue adquiriendo unas cuantas cabezas multiplicándolas con el paso de los años hasta lograr independizarse.

Pese a que nuestra situación económica crecía, era común el rechazo hacia los extranjeros “cazafortunas” como nos llamaban los lugareños. No había regalos hechos con buenas intenciones, extorsionaban a mi padre para tener ciertos privilegios en el mercado de las reces. Ésta situación fue deteriorando su salud, mientras yo crecía, su muerte se volvía más cercana. No fue sino hasta un verano justamente cuando yo cumplía  los 16 años en los que mi padre enfermó de gravedad; todo lo compraba el dinero, excepto su salud, murió esa misma noche.

Desafortunadamente, mi madre y yo no teníamos nuestro futuro asegurado, la poca fortuna o patrimonio que mi padre había forjado con el tiempo fue quedando en manos de empresarios que se aprovecharon de su partida dejándonos en la ruina.
Cuando parecía que todo iría mal, mi madre alzó la primer vela del barco que se hundía lentamente en altamar. Golpeadas por la pérdida de nuestro pilar más grande ella tomó las riendas de la familia junto conmigo. Ambas comenzamos a trabajar nuevamente para aquellas familias que en otrora habían servido, fue en esos lugares en donde aprendí a leer, escribir y por supuesto a definir una de mis grandes pasiones en mi vida: la danza clásica. Heredaba el sueño de mi abuela quien disfrutaba de éste arte en todo su esplendor, por mis venas corría el talento más deleitable además de la música y la pintura a lo que comencé a instruirme secretamente en ella.

Pero los anhelos y sueños no terminan ahí, mi madre me enseñó a que quien persevera alcanza, que los sueños se hacen realidad en cuanto despertamos y nos ponemos en marcha. Nada nos ataba en América, sólo el espacio de tierra en dónde yacía mi padre tres metros bajo ésta, posiblemente allá nos esperaría otro destino diferente al actual y finalmente decidimos abandonar nueva Inglaterra con rumbo a Francia, la bella ciudad de las luces. Pero Paris no era tan diferente de dónde nosotros emigrábamos, también existía hambre, existía temor. Mientras los reyes se regodeaban entre joyas y grandes banquetes, nosotros buscábamos la oportunidad de sobrevivir, gracias a una buena mujer pudimos alojarnos en una pensión sencilla, ahí encontramos el calor de un hogar.

Con nuestras posibilidades casi agotadas, decidí probar suerte como bailarina de danza, año tras año trabajé explotando mis habilidades para varias compañías de teatro en diferentes ciudades de Francia, por una módica cantidad de francos empecé a abrirme paso en el ambiente como una virtuosa bailarina. De esa forma fui contratada en el College de France como profesora de danza a los 22 años, una de las más jóvenes en la historia del colegio, no obstante mis ojos estaban puestos en algo grande y prestigioso, una compañía que realizaría mis sueños de forma permanente: El Teatro Bolshói

DATOS EXTRA

Su único compañero es un gato llamado Lucifer, su madre tiene tuberculosis, es hija única y una excelente bailarina. Su más grande sueño es bailar para el Bolshói. En toda su vida no ha visitado Irlanda, país de dónde proceden sus raíces.

Aprendió a escribir y leer a los 16 años, pero fue instruida en América por uno de los señores a los que sirvió, jamás vio su rostro, tampoco supo el nombre de éste, en esa mansión no se le permitía hablar, ni cuestionar a su amo, únicamente seguía instrucciones y cumplía ordenes por una buena retribución económica. Cuando cumplió los 16 su padre dejó en sus manos una carta la cual no ha logrado leer, mucho menos sacar del sobre dónde la guarda.

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