AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Tu y yo, nunca nos sentiremos solos [Privado]
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Tu y yo, nunca nos sentiremos solos [Privado]
El aroma del invierno estaba llegando, se podía percibir en todo lugar, hasta en la actitud de las personas, pronto llegaría navidad y sus frías nevadas, Mara no recordaba con entusiasmo las navidades pasadas, por eso no era como aquellos niños que podía ver, cuando aun la noche no era tan significativa, emocionados por esa fecha tan esperada. La habían despertado temprano, abrió sus ojos con un poco de malestar, pues sentía que aun estaría el gran sol acosándola, esperando como león hambriento que se despertara para comerla toda. Cuando miro que solamente era el rostro de Benlovio que estaba cerca, no pudo evitar sentir que no podría contener las lagrimas, así que gimoteo un poco antes de aferrarse a su cuello.
No preguntaría otra vez en voz baja por el gitano, ya Benlovio le había dado a entender que no volvería más a verlo, pero en sus corazones siempre estaría, siempre, como todas las personas que han pasado por su vida y se han marchado… ¿Benlovio también vivía lo mismo? Pero no había más de que preocuparse, estaban juntos y nunca más solos. Se visto de forma tan elegante que parecía nuevamente una linda princesa que estaba lista para un banquete, bueno era más o menos eso a donde iban, sonrió a su nana, quien era una mujer ya mayor, se podían ver sus canas relucientes en su cabello. Algo que Mara nunca tendría y aunque lo ignoraba aun, muy en el fondo ya sabía.
-Estoy lista- le dijo al hombre que estaba parado esperándola, alto, hermoso, pálido como ella, ese era su tutor, su padre, su amigo y mayor confidente, aunque en ocasiones parecían llenar más un espacio de hostilidad en aquella niña caprichosa, como lo quería, sentía que no podría vivir sin él… si él se iba, no, no podría pensarlo, el no se iría, no como todos los demás. Se noto triste y con la mirada baja, así que rápidamente la alzo para que el contrario no se preocupara, su cabello estaba perfectamente recogido en un moño, su vestido azul marino se movía con su cuerpo y aquel pequeño corsé la hacía ver como una pequeña mujercita, una mujer que nunca seria.
Tomo su mano y se dirigió rápidamente al carruaje que los esperaba, siempre para mantener las apariencias -¿A dónde vamos esta ocasión?- pregunto sin poder evitar sentir que la curiosidad y el misterio la consumían hasta el punto se sentir que era insoportable, pero paciencia, debía tener paciencia, apenas se estaban montando al carruaje y este los debía dejar en un lugar bien alejado para poder ir a cazar.
Que molesto le era tener que esperar…
No preguntaría otra vez en voz baja por el gitano, ya Benlovio le había dado a entender que no volvería más a verlo, pero en sus corazones siempre estaría, siempre, como todas las personas que han pasado por su vida y se han marchado… ¿Benlovio también vivía lo mismo? Pero no había más de que preocuparse, estaban juntos y nunca más solos. Se visto de forma tan elegante que parecía nuevamente una linda princesa que estaba lista para un banquete, bueno era más o menos eso a donde iban, sonrió a su nana, quien era una mujer ya mayor, se podían ver sus canas relucientes en su cabello. Algo que Mara nunca tendría y aunque lo ignoraba aun, muy en el fondo ya sabía.
-Estoy lista- le dijo al hombre que estaba parado esperándola, alto, hermoso, pálido como ella, ese era su tutor, su padre, su amigo y mayor confidente, aunque en ocasiones parecían llenar más un espacio de hostilidad en aquella niña caprichosa, como lo quería, sentía que no podría vivir sin él… si él se iba, no, no podría pensarlo, el no se iría, no como todos los demás. Se noto triste y con la mirada baja, así que rápidamente la alzo para que el contrario no se preocupara, su cabello estaba perfectamente recogido en un moño, su vestido azul marino se movía con su cuerpo y aquel pequeño corsé la hacía ver como una pequeña mujercita, una mujer que nunca seria.
Tomo su mano y se dirigió rápidamente al carruaje que los esperaba, siempre para mantener las apariencias -¿A dónde vamos esta ocasión?- pregunto sin poder evitar sentir que la curiosidad y el misterio la consumían hasta el punto se sentir que era insoportable, pero paciencia, debía tener paciencia, apenas se estaban montando al carruaje y este los debía dejar en un lugar bien alejado para poder ir a cazar.
Que molesto le era tener que esperar…
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/12/2011
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Re: Tu y yo, nunca nos sentiremos solos [Privado]
Iba en una noche oscura pero con una luz al fondo del camino. Eran los ojos azules de una niña pequeña a la que se igualaba cada vez mas a mi persona. Ella conocia mas de mi y yo poco a poco de ella. Su tez era pálida, hermosa, sus ojos hipnotizadores a los que despues pense en quedarme siempre mirando a esos ojos sin importar que pasara por mis alrededores. Tendria mas a su favor si no hubiera sido que sus creadores la habian convertido en un ser como yo. Pero al menos la tendria para toda la eternidad, tendría su compañia para siempre y nada nos detendria.
Esperandola estaba al lado del carruaje. Con un bonito traje negro y ella vino con un vestidito oscuro, elegante y su tocado no era de ignorar. Una sonrisa se puso en mi rostro apagado, pero que se ilumino al verla tan sonriente-Calma, mon petit....-Dije con cierta dulzura, le tome la mano y ayude a la pequeña para que subiera hacia dentro del carruaje-...Eres pequeña...-sonrei-...pero tu hermosura rebosa sin limites...-Finalmente me sente a su lado en el carruaje, se cerro la puerta y me acomode bien en el asiento.
Di unas directrices para que se pusiera en marcha y asi ocurrio. Prometia que iba a ser una noche bastante tranquila, me agradaba la tranquilidad y lo que la noche llevaba consigo. Era oscura a veces obviamente sin el calor de una mujer de carne y hueso, bastantes dias paso sin poder sentir el placer de lo que era carnal. Mucho tiempo hace que Dios me ha dejado ese placer de lado, que me ha apartado de tener el gusto de tocar la piel de una hermosa mujer.
¿o sera porque los hermosos risueñores no salen por la noche y se esconden de los cuervos que danzan en busca de su blanca luz? Podria considerarse que, nosotros, los vampiros somos una raza poco comun en la que estamos expandiendonos por el mundo, sin que nadie se de cuenta de nuestra existencia, hasta que se dejan ver a la luz que muestra la verdad, pura y nitidamente, sin tapujos y ... los rayos de san lorenzo acaban con su oscuridad con un mero rayo de sol.
Vampiros, eramos mitos, somos leyenda y podemos seguir siendolo hasta mucho mas en las cronologias de alguna era cercana. De cualquier modo, estamos metidos en un reloj en el que sus agujas no giran nunca más, viviendo una rutina que es la misma si no se cambia de sentido. Ahora, en esta noche y en esta época, presentia que algo ocurriria sin poder ser evitado, como un movimiento de cadera de las gitanas del circo, o como alguna borrasca que estuviera acercandose rapidamente.
Abrace a mi pequeña princesa con bastante proteccion, posesividad y despues le bese en aquel cabello rubio que tan bien estaba peinado en un gracioso moño bastante elaborado - Estaremos juntos....siempre...-susurro en su oido con lentitud, como la serpiente que nombro la tentacion a Eva, lentamente y de nuevo bese su cabeza. Un suspiro se escucho de mis pulmones en el interior del carruaje, no pasaba nada. Era solo que era la dama del silencio quien nos acompañaba, miré a Mara y sonreí-...Sera divertido un baile ¿verdad?
Esperandola estaba al lado del carruaje. Con un bonito traje negro y ella vino con un vestidito oscuro, elegante y su tocado no era de ignorar. Una sonrisa se puso en mi rostro apagado, pero que se ilumino al verla tan sonriente-Calma, mon petit....-Dije con cierta dulzura, le tome la mano y ayude a la pequeña para que subiera hacia dentro del carruaje-...Eres pequeña...-sonrei-...pero tu hermosura rebosa sin limites...-Finalmente me sente a su lado en el carruaje, se cerro la puerta y me acomode bien en el asiento.
Di unas directrices para que se pusiera en marcha y asi ocurrio. Prometia que iba a ser una noche bastante tranquila, me agradaba la tranquilidad y lo que la noche llevaba consigo. Era oscura a veces obviamente sin el calor de una mujer de carne y hueso, bastantes dias paso sin poder sentir el placer de lo que era carnal. Mucho tiempo hace que Dios me ha dejado ese placer de lado, que me ha apartado de tener el gusto de tocar la piel de una hermosa mujer.
¿o sera porque los hermosos risueñores no salen por la noche y se esconden de los cuervos que danzan en busca de su blanca luz? Podria considerarse que, nosotros, los vampiros somos una raza poco comun en la que estamos expandiendonos por el mundo, sin que nadie se de cuenta de nuestra existencia, hasta que se dejan ver a la luz que muestra la verdad, pura y nitidamente, sin tapujos y ... los rayos de san lorenzo acaban con su oscuridad con un mero rayo de sol.
Vampiros, eramos mitos, somos leyenda y podemos seguir siendolo hasta mucho mas en las cronologias de alguna era cercana. De cualquier modo, estamos metidos en un reloj en el que sus agujas no giran nunca más, viviendo una rutina que es la misma si no se cambia de sentido. Ahora, en esta noche y en esta época, presentia que algo ocurriria sin poder ser evitado, como un movimiento de cadera de las gitanas del circo, o como alguna borrasca que estuviera acercandose rapidamente.
Abrace a mi pequeña princesa con bastante proteccion, posesividad y despues le bese en aquel cabello rubio que tan bien estaba peinado en un gracioso moño bastante elaborado - Estaremos juntos....siempre...-susurro en su oido con lentitud, como la serpiente que nombro la tentacion a Eva, lentamente y de nuevo bese su cabeza. Un suspiro se escucho de mis pulmones en el interior del carruaje, no pasaba nada. Era solo que era la dama del silencio quien nos acompañaba, miré a Mara y sonreí-...Sera divertido un baile ¿verdad?
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 11/11/2011
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Re: Tu y yo, nunca nos sentiremos solos [Privado]
¿Tenía cierta desventaja la infante por ser como era? tal vez sí, pero no por ser débil, pues poco a poco demostraba que su debilidad no era la fragilidad de sus huesos, pero aun así, el no crecer físicamente, siempre seria un obstáculo que le impediría formar parte de una sociedad, sería su tormento unos años más tarde, cuando tal vez sería muy tarde para ella, solamente quedaba la satisfacción de sentir a su tutor a su lado, sabiendo que este nunca la abandonaría. Que inocente era, pero necesitaba creer en algo para aferrarse a la vida y ese era Benlovio. No era necesario recordarle lo pequeña y débil que era, lo sabía a la perfección, aunque muchas veces deseaba ignorarlo por su conveniencia y salud mental. Solamente la sonría amplia, disimilaba los disgustos que pudiera tener aquel rostro sumido a una infancia eterna.
Sintió el beso en la cabeza, entrecerró sus ojos, deleitándose por aquel acto de afecto que la llenaba de alegría, le escucho atentamente, mientras se acomodaba entre sus brazos como si fuera una amante entre los de su amado, en sus labios había una sonrisa que se borraría difícilmente. Abrió sus ojitos, unas chispas llegaron a salir de ella, pareció devolverle la vida a todo el carruaje, cuando su risilla de ruiseñor salió de su garganta. Los colores tomaron vida, la madera intensidad, su rostro quedo vivo sin necesidad de sangre humana.
-Tengo tanto tiempo que no voy a un baile… ¿Cuándo tiempo? No lo recuerdo- dijo en un leve susurro mientras miraba ansiosa hacia la ventana en busca del lugar en donde iban a llegar. Pronto la carroza se detuvo, los caballos relincharon cansados, pero relajados pues los cuidadores los trataban bien, Mara espero que Benlovio se bajara para que como una princesa la ayudara a pisar el suelo polvoriento del lugar. Dejo salir un leve suspiro mientras sentía como la gravedad dejaba su vestido moverse un poco, solo un poco, lo necesario para darle en aire de elegancia.
Sintió el beso en la cabeza, entrecerró sus ojos, deleitándose por aquel acto de afecto que la llenaba de alegría, le escucho atentamente, mientras se acomodaba entre sus brazos como si fuera una amante entre los de su amado, en sus labios había una sonrisa que se borraría difícilmente. Abrió sus ojitos, unas chispas llegaron a salir de ella, pareció devolverle la vida a todo el carruaje, cuando su risilla de ruiseñor salió de su garganta. Los colores tomaron vida, la madera intensidad, su rostro quedo vivo sin necesidad de sangre humana.
-Tengo tanto tiempo que no voy a un baile… ¿Cuándo tiempo? No lo recuerdo- dijo en un leve susurro mientras miraba ansiosa hacia la ventana en busca del lugar en donde iban a llegar. Pronto la carroza se detuvo, los caballos relincharon cansados, pero relajados pues los cuidadores los trataban bien, Mara espero que Benlovio se bajara para que como una princesa la ayudara a pisar el suelo polvoriento del lugar. Dejo salir un leve suspiro mientras sentía como la gravedad dejaba su vestido moverse un poco, solo un poco, lo necesario para darle en aire de elegancia.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/12/2011
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Re: Tu y yo, nunca nos sentiremos solos [Privado]
"Quienes la hayan convertido siendo un infante han tenido que robarle un futuro" ... Me quede viendola antes de bajar del carruaje, parecia que estaba viendo a una hermosa mujer que me devolvia las ganas de amar pero tan solo era una niña a la que ahora era la hija que nunca tuve en mucho tiempo. Estaba pensando en buscar una madre para ella y quizas una mujer que me hiciera compañia, pero en realidad estabamos bien ella y yo, solos sin que nadie nos interrumpiera. Un baile ibamos ahora, la mansion adonde nos habían invitado no estaba lejos y antes de llegar ibamos a cazar, tome la mano de Mara y comenzamos a andar hacia los bosques que estaban frente nuestra, iriamos a cazar antes de la fiesta y asi nadie tendria sed de sangre entre tanto mortal.
Me quede arrodillado por un momento frente a Mara-....¿Sabes? Iremos a cazar antes del baile, antes de nada, de ir, de ver a nadie, cazaremos para que nuestra sed sanguinaria no brinque de repente cuando estemos entre tanto mortal....-me quede mirandola fijamente, me tente a besarla pero por favor, centremonos, era una niña con una mente que poco a poco iba tornandose en adulto, no estaria bien visto por la sociedad, ni en mi conciencia por mucho que la ame - Si hay un problema, tan solo corre a mi lado, yo te preotegeré....-susurre en su oido cuando me acerqué, enseguida vi algo entre la maleza, algo humano, un gitano tal vez, me levante del suelo, me limpie el pantalon y tome de la mano a Mara.
-Vamos mon petit....-Me quedo mirandola fijamente antes de empezar a andar, por dios ya era bella de por si, ¿como habria sido si hubiera sido humana y hubiera crecido? Tan solo podriamos habernos llevado algo mas que lo que tenemos ahora, pero como dije, ahora era imposible, tan solo nuestra presencia era suficiente. Juntos, podriamos dominar el mundo, juntos eramos el mundo entero y no necesitabamos a nadie que a nosotros mismos.
-Por alla hay algo con dos patas que se mueve agilmente....-Susurre en el oido ajeno en cuanto me agache un poco-...quitate el vestido, no tenemos ninguno de recambio...-bese su mejilla y despues la curvatura de su cuello con lentitud y me quede esperando a que acotara mis ordenes.
Me quede arrodillado por un momento frente a Mara-....¿Sabes? Iremos a cazar antes del baile, antes de nada, de ir, de ver a nadie, cazaremos para que nuestra sed sanguinaria no brinque de repente cuando estemos entre tanto mortal....-me quede mirandola fijamente, me tente a besarla pero por favor, centremonos, era una niña con una mente que poco a poco iba tornandose en adulto, no estaria bien visto por la sociedad, ni en mi conciencia por mucho que la ame - Si hay un problema, tan solo corre a mi lado, yo te preotegeré....-susurre en su oido cuando me acerqué, enseguida vi algo entre la maleza, algo humano, un gitano tal vez, me levante del suelo, me limpie el pantalon y tome de la mano a Mara.
-Vamos mon petit....-Me quedo mirandola fijamente antes de empezar a andar, por dios ya era bella de por si, ¿como habria sido si hubiera sido humana y hubiera crecido? Tan solo podriamos habernos llevado algo mas que lo que tenemos ahora, pero como dije, ahora era imposible, tan solo nuestra presencia era suficiente. Juntos, podriamos dominar el mundo, juntos eramos el mundo entero y no necesitabamos a nadie que a nosotros mismos.
-Por alla hay algo con dos patas que se mueve agilmente....-Susurre en el oido ajeno en cuanto me agache un poco-...quitate el vestido, no tenemos ninguno de recambio...-bese su mejilla y despues la curvatura de su cuello con lentitud y me quede esperando a que acotara mis ordenes.
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 11/11/2011
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Re: Tu y yo, nunca nos sentiremos solos [Privado]
El carruaje se detuvo, pudo escuchar el sonido de los corazones agitados de los pobres caballos, que jalaban aquel pesado armazón que les funcionaba de trasporte, uno de los más funcionales para la época. Mara se acomodo la falta del vestido, las sujeto con sus manitas para poder bajarse con cuidado y así no arrugar sus vestimentas. Estaba ciertamente emocionada, muy pocas veces había salido con su actual compañero a cazar, siempre se mantenía distante de aquellos actos, mientras ella, lo disfrutaba mucho, era como si desde su nacimiento, hubiera sido marcada con aquella habilidad de matar a sangre fría.
Que las apariencias no engañen, era egoísta, prefería su bienestar antes del que cualquiera, por eso tal vez se le hacía tan fácil arrebatarle la vida a alguien a cuestas de la suya. Se habían adentrado en los bosques, ella miraba entremetida como las copas de los arboles parecían nubes esponjosas que nunca se alcanzarían, pero rápidamente le llamaban la atención, para que prestara cuidado en donde pisaba. Se detuvieron, Mara se quedo mirando a Benlovio mientras este le hablaba, asintió con cierta molestia, pues todo aquello ya lo sabía. –Está bien…- fue lo único que dijo. Mientras en su cuerpo parecía no querer moverse ni un solo musculo.
Un corazón perdido parecía estar de mala suerte, ella solamente giro un poco su cabeza, al momento que sintió que Benlovio también parecía haberlo captado, sujeto su mano, como este lo deseaba y comenzaron a andar hacia donde aquel movimiento se había dado. Se detuvieron a unos cuantos metros, ellos eran como un par de leones, sigilosos, acechando con tanta naturalidad que parecían imposible que no hubieran nacido con ese instinto y que fuera dado. Sintió los besos y entrecerró sus ojos para poder disfrutar aquella ternura que recibía.
Se quito el corsé con ayuda de Benlovio y su falda, con cuidado paso por arriba de su cuerpo, para que no tocara el suelo mugriento del lugar, pronto solamente quedo con una ropa blanca que hacía de ropa interior. Por último fueron sus zapatos que se los entrego para luego depositar un beso en su mejilla –No tardo…- le susurro con una sonrisilla traviesa. Ya lo había hecho muchas veces. Analizaba muy bien sus notables contras y se apresuraba a utilizar sus encantos y poderes para hacer la brecha de oportunidad más estrecha.
Solamente toco su mano su mano en la oscuridad, entrelazo sus dedos entre los gruesos y varoniles del gitano, se veía un hombre fornido, pero para ella solamente era un pequeño animal que caminaba sin poder evitarlo, lo guio hasta que se arrodillo, por suerte, cuando eran atrapados, nunca se podían rebelar. Se arrodillo, como antes había hecho Benlovio, la sujeto de su pequeña cinturilla, mientras ella examinaba el cuello, en donde a simple vista se podía ver el palpitar de aquella vena. Se acerco, aspirando aquel olor de trabajo arduo en los campos, una capa de sudor cubría su piel, pero a ella no le importo mucho y aferro sus dientes a donde su instinto le indicaba, pronto los labios se desprendieron de él, cuando el ultimo palpito estaba a punto de aparecer. El cuerpo medio muerto cayó hacia atrás, se limpio con el dorso de la mano, un poco de sangre que había quedado en su comisura. Ya había terminado todo, ahora tenía un aspecto más humano y su sed había desaparecido, casi en su totalidad.
Que las apariencias no engañen, era egoísta, prefería su bienestar antes del que cualquiera, por eso tal vez se le hacía tan fácil arrebatarle la vida a alguien a cuestas de la suya. Se habían adentrado en los bosques, ella miraba entremetida como las copas de los arboles parecían nubes esponjosas que nunca se alcanzarían, pero rápidamente le llamaban la atención, para que prestara cuidado en donde pisaba. Se detuvieron, Mara se quedo mirando a Benlovio mientras este le hablaba, asintió con cierta molestia, pues todo aquello ya lo sabía. –Está bien…- fue lo único que dijo. Mientras en su cuerpo parecía no querer moverse ni un solo musculo.
Un corazón perdido parecía estar de mala suerte, ella solamente giro un poco su cabeza, al momento que sintió que Benlovio también parecía haberlo captado, sujeto su mano, como este lo deseaba y comenzaron a andar hacia donde aquel movimiento se había dado. Se detuvieron a unos cuantos metros, ellos eran como un par de leones, sigilosos, acechando con tanta naturalidad que parecían imposible que no hubieran nacido con ese instinto y que fuera dado. Sintió los besos y entrecerró sus ojos para poder disfrutar aquella ternura que recibía.
Se quito el corsé con ayuda de Benlovio y su falda, con cuidado paso por arriba de su cuerpo, para que no tocara el suelo mugriento del lugar, pronto solamente quedo con una ropa blanca que hacía de ropa interior. Por último fueron sus zapatos que se los entrego para luego depositar un beso en su mejilla –No tardo…- le susurro con una sonrisilla traviesa. Ya lo había hecho muchas veces. Analizaba muy bien sus notables contras y se apresuraba a utilizar sus encantos y poderes para hacer la brecha de oportunidad más estrecha.
Solamente toco su mano su mano en la oscuridad, entrelazo sus dedos entre los gruesos y varoniles del gitano, se veía un hombre fornido, pero para ella solamente era un pequeño animal que caminaba sin poder evitarlo, lo guio hasta que se arrodillo, por suerte, cuando eran atrapados, nunca se podían rebelar. Se arrodillo, como antes había hecho Benlovio, la sujeto de su pequeña cinturilla, mientras ella examinaba el cuello, en donde a simple vista se podía ver el palpitar de aquella vena. Se acerco, aspirando aquel olor de trabajo arduo en los campos, una capa de sudor cubría su piel, pero a ella no le importo mucho y aferro sus dientes a donde su instinto le indicaba, pronto los labios se desprendieron de él, cuando el ultimo palpito estaba a punto de aparecer. El cuerpo medio muerto cayó hacia atrás, se limpio con el dorso de la mano, un poco de sangre que había quedado en su comisura. Ya había terminado todo, ahora tenía un aspecto más humano y su sed había desaparecido, casi en su totalidad.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Re: Tu y yo, nunca nos sentiremos solos [Privado]
Esperando estaba con el vestido de su pequeña princesa. Esperaba eternamente, pero finalmente, viendo que se introducía bastante en el interior del bosque sus pasos fueron hasta ella, viendo como acababa su necesidad y viendo como el cadáver se quedaba ahí, mirando a la nada y sin alma.
-Mon cherie…-Se acercó a ella con su pañuelo y le fue limpiando mejor sus labios, sus manitas, su pelo-….Muy bien cherie…eres perfecta….-Sonrió para después acercarse a ella y besarle la frente conforme le acariciaba ese bello recogido que por mucho que lo tocara, no iba a despeinarse-…Ponte el vestido…-y de un movimiento rápido fue ayudándola a vestirse, le cerro el corsé con habilidad y meramente se quedó a su lado, la tomo en brazos para poder antes dar un paseo-…Iremos mejor a lago, a mirar las estrellas ¿te parece? –Dijo siendo la mejor opción para ambos. Había un baile en el que había oído hablar y en el que iba mucha gente nada de su agrado. No quería que ahora ella también fuera molestada por otra gente peor que él.
Seguia caminando con ella en brazos, hasta que penso en que deberia de tener en cuenta de que ella era una persona en tamaño portatil, mas manejable, entonces la bajo al suelo, la tomo de la mano y caminaba con ella, hacia donde le habia dicho que iban a observar las estrellas. Ciertamente era que nunca lo habia hecho en la vida, ni siquiera estando en su vida de mortal con Marie. Oh, si ella solamente estuviera viva, y hubiera conocido a Mara para entonces, hubieran sido una hermosa familia. Tenia ganas de que su pequeña princesa estuviera agusto con él, que nunca se fuera en busca de otros vampiros o cualquier otra cosa que la moviera a irse de su lado.
Al llegar habia una pequeña fiesta pagana en el lago.
Echo hacia atras a su pequeña para despues ver con mas claridad lo que hacian. Era una boda, ah, esa pareja podrian ser él y Marie. Se estaba obsesionando con ella porque aun parecia amarla pese a los años que habian pasado y que estaban aun a cargo en su espalda.
-Mon cherie…-Se acercó a ella con su pañuelo y le fue limpiando mejor sus labios, sus manitas, su pelo-….Muy bien cherie…eres perfecta….-Sonrió para después acercarse a ella y besarle la frente conforme le acariciaba ese bello recogido que por mucho que lo tocara, no iba a despeinarse-…Ponte el vestido…-y de un movimiento rápido fue ayudándola a vestirse, le cerro el corsé con habilidad y meramente se quedó a su lado, la tomo en brazos para poder antes dar un paseo-…Iremos mejor a lago, a mirar las estrellas ¿te parece? –Dijo siendo la mejor opción para ambos. Había un baile en el que había oído hablar y en el que iba mucha gente nada de su agrado. No quería que ahora ella también fuera molestada por otra gente peor que él.
Seguia caminando con ella en brazos, hasta que penso en que deberia de tener en cuenta de que ella era una persona en tamaño portatil, mas manejable, entonces la bajo al suelo, la tomo de la mano y caminaba con ella, hacia donde le habia dicho que iban a observar las estrellas. Ciertamente era que nunca lo habia hecho en la vida, ni siquiera estando en su vida de mortal con Marie. Oh, si ella solamente estuviera viva, y hubiera conocido a Mara para entonces, hubieran sido una hermosa familia. Tenia ganas de que su pequeña princesa estuviera agusto con él, que nunca se fuera en busca de otros vampiros o cualquier otra cosa que la moviera a irse de su lado.
Al llegar habia una pequeña fiesta pagana en el lago.
Echo hacia atras a su pequeña para despues ver con mas claridad lo que hacian. Era una boda, ah, esa pareja podrian ser él y Marie. Se estaba obsesionando con ella porque aun parecia amarla pese a los años que habian pasado y que estaban aun a cargo en su espalda.
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Tu y yo, nunca nos sentiremos solos [Privado]
Dulzura era lo que en esos momentos trasmitía, era una mezcla de inocencia y dependencia que llegaban a darle un aspecto de debilidad. Pero dentro de ella, estaba aquella bestia que se había convertido aquel día en que buscaba ser salvada de las garras de un viejo verde. El hombre sin vida, parecía estar viéndola detenidamente, fruncí el ceño, no le gustaba aquella sensación de estar siendo mirada con aquella intensidad fría y decadente. Giro su mirada, por suerte Benlovio la había distraído con su llamado, sonrió como pudo, mientras sintió como un pañuelo sedoso le limpiaba la comisura de sus labios, se quedo notando la sensación que producía, la textura del pañuelo en su piel más humana.
Benlovio hacia lo que podía, trato de arreglar su cabello, buscando tener un instinto materno con ella, pero la verdad es que los dos sabían, que aquello no estaba funcionando, era demasiado trabajo tener que criar a un ser que quedaría atrapado en ese cuerpo de niña para siempre. Sus intenciones eran buenas, pero tal vez sus cuidados no lo suficiente, como para mantenerla tranquila y feliz. –Está bien…- dijo tranquila, mientras buscaba sus cosas y obedecía a lo que el contrario había explicado. Con su ayuda se vistió rápido, acomodo su vestido en su cuerpo. Giro en su mismo eje al sentirse ya vestida y lista para la fiesta que le había prometido.
-¿Pero… iremos a la fiesta cierto?- pregunto con cierta insistencia, sintiendo que le había mentido, pues no veía ningún indicio para decir que había un festejo cerca, pero siguieron caminando, encontrando ya varias voces, aun lejos, pero gracias a sus sensibles sentidos, los pudo percibir, la emoción creció, sintió como su mejillas se volvían mas rosadas, al pensar que ya estaban llegando. Las estrellas parecían querer ver la fiesta, pues habían muchas, parecía divertido, mirar y tratar de contarlas, pero quedaría sumida en eso por años, tal vez, así que no pudo hacerlo, era mejor ponerse detrás de Benlovio, pues habían llegado al lugar, él como siempre inspeccionaba si podría Mara estar sin que nadie pudiera lastimarla.
-¿Qué sucede Papi Ben?- le pregunto, sujetándolo de la manga y lajandole un poco, parecía que se había perdido en sus pensamientos. ¿Por dónde estaría navegando? Se pregunto, el sabia varias cosas de ella, las cosas que había contado poco a poco, pero la verdad era que Mara no conocía mucho sobre la persona que la estaba cuidando. Noto la boda y le pareció hermosa, estar casado debía ser una bendición… ¿Cuándo tendría ella su prometido? Se pregunto, pero no quiso sacarlo a la luz -¿podemos ir a ver la boda?- susurro tímidamente, sin querer seguir, sin Benlovio.
Benlovio hacia lo que podía, trato de arreglar su cabello, buscando tener un instinto materno con ella, pero la verdad es que los dos sabían, que aquello no estaba funcionando, era demasiado trabajo tener que criar a un ser que quedaría atrapado en ese cuerpo de niña para siempre. Sus intenciones eran buenas, pero tal vez sus cuidados no lo suficiente, como para mantenerla tranquila y feliz. –Está bien…- dijo tranquila, mientras buscaba sus cosas y obedecía a lo que el contrario había explicado. Con su ayuda se vistió rápido, acomodo su vestido en su cuerpo. Giro en su mismo eje al sentirse ya vestida y lista para la fiesta que le había prometido.
-¿Pero… iremos a la fiesta cierto?- pregunto con cierta insistencia, sintiendo que le había mentido, pues no veía ningún indicio para decir que había un festejo cerca, pero siguieron caminando, encontrando ya varias voces, aun lejos, pero gracias a sus sensibles sentidos, los pudo percibir, la emoción creció, sintió como su mejillas se volvían mas rosadas, al pensar que ya estaban llegando. Las estrellas parecían querer ver la fiesta, pues habían muchas, parecía divertido, mirar y tratar de contarlas, pero quedaría sumida en eso por años, tal vez, así que no pudo hacerlo, era mejor ponerse detrás de Benlovio, pues habían llegado al lugar, él como siempre inspeccionaba si podría Mara estar sin que nadie pudiera lastimarla.
-¿Qué sucede Papi Ben?- le pregunto, sujetándolo de la manga y lajandole un poco, parecía que se había perdido en sus pensamientos. ¿Por dónde estaría navegando? Se pregunto, el sabia varias cosas de ella, las cosas que había contado poco a poco, pero la verdad era que Mara no conocía mucho sobre la persona que la estaba cuidando. Noto la boda y le pareció hermosa, estar casado debía ser una bendición… ¿Cuándo tendría ella su prometido? Se pregunto, pero no quiso sacarlo a la luz -¿podemos ir a ver la boda?- susurro tímidamente, sin querer seguir, sin Benlovio.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Re: Tu y yo, nunca nos sentiremos solos [Privado]
Se agacho dándole ánimos a su querida princesa-….Algún día te conseguiré una mama…alguien con la que puedas jugar mientras yo este afuera para poder traerte comida…sin necesidad de hacer esto…-le beso la frente, la abrazo con cuidado y sonrió-…Vamos a ver la boda….seguramente podremos darnos un festín, tú ya me entiendes…-dijo sonriendo a su pequeña, quiso que nada estropeara aquel momento, la tomo en brazos y rápidamente, se camuflo entre la gente, sonriendo, utilizando sus poderes de manipulación para así verse como uno de la celebración. Sus cabellos largos atados a una cinta negra, no se movían, tan solo pensó en seguir con el augurio de la noche y sus gritos de celebración por la pareja. Bajó a Mara de sus brazos con cuidado, le ofrecieron arroz a ambos para poder asi tirar el arroz cuando pasaran los novios.
Benvolio miro a Mara y sonrió-…Te quiero mi princesa…-sonrió lentamente cuando enseguida vio que se acercaban, habían dado el sí quiero y finalmente comenzó a lanzar arroz. Vio que tenía problemas mara para abrir el arroz, se agacho y como el padre que adoptaba ser siempre con sumo placer, le ayudo para deshacer la bolsita-…ya esta…-le beso la mejilla y le acaricio con cuidado su cabello, volvió a ponerse en pie, manteniéndose cerca de Mara. De un momento a otro, el rostro del novio le resulto bastante familiar. Lo había visto antes. Muy muy atrás en el tiempo.
-No puede ser….-para el habían muerto. Nunca olvidaba un rostro ni cuando era mortal. Ese rostro era el mismo que uno de los hermanos Bombarda, uno de aquellos que formo equipo con el para ir a por la leyenda del santo grial. Pero no, no podría ser cierto. Estaban muertos, el se ocupo de ello en la horca o en la hoguera, ya no se acordaba. Algo noto en su manga, miro a su pequeña y negó sonriendo-…todo bien?-la alzo sobre sus brazos, sujetándola con fuerza, se dio la vuelta yendo hacia abajo, agachándose y termino por ver de reojo como el novio, pasaba de largo, como se dirigían hacia la otra punta. Uno grito “comida” otro “vino” La pareja feliz se iba a hacer seguramente costumbres paganas pero gitanescas. El mismo intento salir de ese lugar, pero había mucha comida de por medio, muchos cuellos que morder.
Benvolio miro a Mara y sonrió-…Te quiero mi princesa…-sonrió lentamente cuando enseguida vio que se acercaban, habían dado el sí quiero y finalmente comenzó a lanzar arroz. Vio que tenía problemas mara para abrir el arroz, se agacho y como el padre que adoptaba ser siempre con sumo placer, le ayudo para deshacer la bolsita-…ya esta…-le beso la mejilla y le acaricio con cuidado su cabello, volvió a ponerse en pie, manteniéndose cerca de Mara. De un momento a otro, el rostro del novio le resulto bastante familiar. Lo había visto antes. Muy muy atrás en el tiempo.
-No puede ser….-para el habían muerto. Nunca olvidaba un rostro ni cuando era mortal. Ese rostro era el mismo que uno de los hermanos Bombarda, uno de aquellos que formo equipo con el para ir a por la leyenda del santo grial. Pero no, no podría ser cierto. Estaban muertos, el se ocupo de ello en la horca o en la hoguera, ya no se acordaba. Algo noto en su manga, miro a su pequeña y negó sonriendo-…todo bien?-la alzo sobre sus brazos, sujetándola con fuerza, se dio la vuelta yendo hacia abajo, agachándose y termino por ver de reojo como el novio, pasaba de largo, como se dirigían hacia la otra punta. Uno grito “comida” otro “vino” La pareja feliz se iba a hacer seguramente costumbres paganas pero gitanescas. El mismo intento salir de ese lugar, pero había mucha comida de por medio, muchos cuellos que morder.
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Tu y yo, nunca nos sentiremos solos [Privado]
“Intento adornar mi imaginación tanto como puedo.”
Franz Schubert
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A ella le gustaba estar cazando, no sería divertido si le daba todo en bandeja de plata, así que frunció levemente el ceño, pero su atención se mostro interesada en la boda, parecía aun más atrayente, que formar un berrinche, por algo, que a lo mejor sucedería dentro de muchos años. Prometía ser una velada divertida, la pequeña vampira comenzaba a ser consciente de muchas cosas, que a la vez no entendía, como un sentimiento de atracción, que hacia apreciar cada momento cercano que tenia con su tutor, su padre, el único ser que podría decir que amaba ciegamente y sabia que nunca la abandonaría, estaba segura, que si él se iba, ella moriría, no había más suerte, no tendría la fortuna de encontrar a otro salvador, su separación seria su fin.
Estaba tan segura de que eso nunca pasaría. Sus manos se aferraron al cuello del hombre, por unos momentos oculto su rostro en su cuello, entrecerrando sus ojos y disfrutando el tacto frio de su piel — deberías alimentarte, estas muy pálido — inquirió ella suavemente al momento de alzar la mirada, para notar que ya la gente parecía sonreírle y tratarlos como otro invitado mas, aunque solamente fueran simples intrusos, pero con todas aquellas buenas ropas que siempre utilizaban, nadie dudaría de su estatus. Miro más allá, antes de que la bajaran, no se molesto, solamente sonrió, mientras en sus manos guardaba un poco de arroz que le habían dado para tirárselo a los novios — Yo tambien te quiero mucho, papaíto — dijo ella sonriendo. Su mirada se ilumino cuando los novios aparecieron tan felices. Sus manos torpes no podían abrir la bolsa, en donde se mantenía el arroz, pero Benlovio se aproximo a ella y le ayudo a liberarlo, miro encantada y le dedico un beso en su mejilla — Gracias papaíto —
Tiro el arroz, como los demás lo hacían, algunos aplaudían, otros le expresaba su buena fortuna de una manera cordial y alegre, se le había acabado pronto el arroz, giro su cuerpo para notar que aun el vampiro tenia arroz en su mano, no lo había utilizado, así que se aferro a su manga — Ben… Ben… — este parecía no atender y eso hizo que la impaciencia de Mara floreciera — Ahs… ¿en qué piensas? — pregunto al dejarse alzar, lo veía muy distraído y eso le preocupaba un poco.
Sentía tristeza, al notar que él estaba mirando detenidamente a la pareja, a lo mejor estaba pensando en que deseaba casarse y tener una mujer a su lado, se preguntaba si cuando creciera, podría ser ella la que estuviera en ese vestido blanco. ¿Quién sería su caballero que la esperaría y tal altar? No lo sabía aun, pues no conocía a muchas personas, además de Benlovio y alguna que otra travieso amiguito que se encontraba en sus andanzas — ¿Acaso quieres casarte? — Pregunto ladeando su cabecita — anda vamos… cásate conmigo — rio suavemente abrazándolo fuertemente — prometo ser una muy buena esposa — añadió a su pequeña bromita inocente
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Re: Tu y yo, nunca nos sentiremos solos [Privado]
Entonces con los animos por los suelos volvio su rostro hacia su pequeña princesa. Sentia que se demoraba en responderla-....Una boda? ¿Tu y yo? Pero...yo ya estoy casado contigo para toda la eternidad...ma petite princesse...y juraré cuidarte en lo malo y en lo bueno...-sonrio un poco, beso la frente de su pequeña en lo que podria durar un gran beso para alguien que el deseara de verdad...pero llegaria esa persona algun dia a sus brazos? No lo sabía ahora, solamente pensaba en que habia olido a una persona con sangre de los Bombarda. Bien habia aniquilado a dos de ellos en una sencilla hoguera pero igual tendrian mas familia. Aquello no lo habia previsto y jamas pensó en que podria haber mas de ellos. Suspirando a moco tendido, bajo y tomo de la mano a su pequeña, este la sujeto fuerte y fueron a unirse a la celebracion....hasta que la celebración fue acabada por ellos mismos.
-Diablos....
Habáin pasado varias horas en las que despues de un banquete ensayado, él y Mara habian acabado con casi todos los invitados de la boda. La novia, quien habia sido la que habia olido a la familia Bombarda, mientras Mara degustaba algun que otro bocado humano, él la aprovecho en cuerpo y alma, "violo" practicamente a aquella mujer que habia sido la novia y despues le habia quitado la virginidad, le habia quitado la virginidad de las paredes de su cuello que nunca habia sido burlado y nunca mordido. Él habia sido el primer y ultimo vampiro que aquella gitana habia visto en su vida.
-Agh....-Podria decirse, que estaba lleno de energia, se acerco a su hija y su vestido se habia vuelto carmesi por el descuido de no haberse cubierto-...Vaya....el vestido se echo a perder...una pena ¿no crees? ...-se sento a su lado mientras esperaba que ella acabara con un niño-.....Despacio....tienes que tragar lentamente, tienes que....-sonrie en el oido de su princesita-....tienes que dis...frutarlos...-Recogia un mechon rubio del cabello de su hija, sonreia, observaba como su pequeña iba aprendiendo o eso creia el.
-Diablos....
Habáin pasado varias horas en las que despues de un banquete ensayado, él y Mara habian acabado con casi todos los invitados de la boda. La novia, quien habia sido la que habia olido a la familia Bombarda, mientras Mara degustaba algun que otro bocado humano, él la aprovecho en cuerpo y alma, "violo" practicamente a aquella mujer que habia sido la novia y despues le habia quitado la virginidad, le habia quitado la virginidad de las paredes de su cuello que nunca habia sido burlado y nunca mordido. Él habia sido el primer y ultimo vampiro que aquella gitana habia visto en su vida.
-Agh....-Podria decirse, que estaba lleno de energia, se acerco a su hija y su vestido se habia vuelto carmesi por el descuido de no haberse cubierto-...Vaya....el vestido se echo a perder...una pena ¿no crees? ...-se sento a su lado mientras esperaba que ella acabara con un niño-.....Despacio....tienes que tragar lentamente, tienes que....-sonrie en el oido de su princesita-....tienes que dis...frutarlos...-Recogia un mechon rubio del cabello de su hija, sonreia, observaba como su pequeña iba aprendiendo o eso creia el.
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Tu y yo, nunca nos sentiremos solos [Privado]
“Cada uno es responsable de lo que le sucede y tiene el poder de decidir lo que quiere ser. Lo que eres hoy es el resultado de tus decisiones y elecciones en el pasado. Lo que seas mañana será consecuencia de tus actos de hoy.”
— Doménico Cieri Estrada
— Doménico Cieri Estrada
Un leve puchero salió de sus labios, bueno entonces, si estaba feliz con ella.. ¿Por qué ese rostro? Mara comenzaba a sentirse mal, como si algo estuviera fuera de lugar, temía muy dentro de su corazón que fuera ella, la que estuviera estorbando. Pero Benvolio encontraba la forma la forma de alegrarla, de disipar todos aquellos oscuros pensamientos, que estúpidamente se formaban en su mente.
Benvolio le había mostrado un mundo, que había querido probar desde hace mucho tiempo, recordaba a sus padres, los de la realeza rumana, que fueron emboscados por una jauría de inquisidores, pero que tal vez ella nunca recordaría, aquella mente, pequeña y retorcida, no recordaba casi cada de su pasado, ni de su edad.
Sangre, mucha sangre había en todos lados, Mara reía y jugaba con cada uno de los invitados que Benvolio le entregaba o que ella misma había capturado, con su poderes, los controlaba fácilmente, ella no tenía que hacer mucho esfuerzo para mandarlos a bailar, jugar entre ellos y entregarse amorosamente a ella, en un abrazo mortal. Todo había sido tan rápido, desde que su padre le había dado luz verde para hacer lo que quisiera, ella no entendía muy bien, pero si, el siempre había querido mantenerla a raya de todo y que no se mostrara tan sanguinaria, pero no importaba, nada lo hacía en ese momento de éxtasis.
Disfrutaba la pérdida de sangre de un pequeño, pues ella absorbía toda vitalidad de él, lo escuchaba muy lejano, pero podía apreciar sus palabras, termino con el pequeño, dejando salir un jadeo, mientras apreciaba como su padre acomodaba un mechón, lo miro detenidamente, oliendo la sangre de mujeres en su cuerpo, no solo sangre, un perfume extraño, que ella no comprendía. Se alejo algo frustrada — ¿Qué hacías con la novia? — pregunto, sin entender ella misma sus palabras. Embellecida, se acerco a él aferrándose a su cuello — yo quería jugar con ella… ¿Por qué te la llevaste a donde yo no pude ver? — hizo algunos pucheros, los cuales parecían amenazar en volverse un llanto incontrolable. Pronto termino sentándose en las piernas del vampiro, sin mucho cuidado. — ¿Qué hacías con ella? Cuéntame… — insistió, mirándole a los ojos, en donde un destello extraño de madurez se veía.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Re: Tu y yo, nunca nos sentiremos solos [Privado]
Con firmeza el vampiro miraba a la pequeña y ahora tenía que cuidar sus palabras por lo que iba a decir a continuación. No le iba a decir que hace 400y pico años le tendieron una trampa sangrienta, que fue allí cuando le convirtieron en vampiro y que sinceramente fue matando uno por uno a cada uno de sus antiguos camaradas que le traicionaron, a él y a Marie -…Aquella mujer era…-suspiro, se iba a dejar llevar por la ira del recuerdo, pero solamente suspiro-….Hace tiempo, cuando era humano por allá del siglo XII, tenía varios amigos, si podía considerarles así, pero nos dieron una misión importante que era ir en busca de la leyenda del Santo Grial, lo encontramos y dimos pacto de que era el maldito grial, no el santo aquel que habían encontrado los templarios…-suspiro recostándose sobre la corteza de un árbol-….Aquella mujer que ahora está muerta….Era una descendiente de dichas personas que me dejaron así…-sonríe-…pero tiene su parte buena, si hubiera muerto en aquella celda, ahora no estaría con una preciosa niña a la que me gusta cuidar a menudo, contarle historias preciosas y cantarte hasta que en los más bellos sueños estés.
Aquella era una verdad que no podría olvidar. Gracias a sus habilidades de vampiro, podría sentir cada movimiento u oler a cualquiera del que pudiera recordar el olor. Sabía que Jacques y Adrien no habían podido tener descendencia, hermanos de sangre pura, de un linaje de caballeros que se remontaba hasta Carlo Magno y los cuales eran amantes entre ambos solamente porque no tenían éxito entre las damas. Aquellos dos hermanos, tenían fama de llevar a las mujeres que conocían a la cama por la fuerza y terminar asesinándolas solamente porque no hacían lo que ellos querían, resultando así que se cogieron la fama, pero por la cuenta que les traía, nada podían hacer en su contra. Tenían poder suficiente para mentir sobre la verdad y salir beneficiados. Odiaban el hecho de que tenían que satisfacerse el uno al otro. Benvolio adoraba a veces a aquellas personas que le contaba cosas de los hermanos, porque ahora él podría recuperarlas y plasmarlas en un libro que fuera recordado por el resto de su vida.
-Pero mi pequeña, ahora no hay mucho que contar….Solamente existe penumbras que en tu juventud no debe de haber...y que ahora tienes que estudiar, ser una bella mujer para que pueda comprometerte con un joven pretendiente…-suspiro aun sabiendo que ella no iba a ser tal, que no iba a desarrollar las glándulas mamarias, que no iba a ser más alta que él, pero ya de eso se ocupaba en sus sueños. En los sueños de su pequeña se ocupaba de que fuera otra persona, que supiera que los sueños se realizaban a pesar de ser en la mente de uno ya que los sueños, son un rincón privado en el que la mente se deja llevar hasta las nubes más infinitas-Pero siempre….En mi corazón serás la primera mujer que haya seguido conmigo…-apoyo la frente contra el de la pequeña, acariciando esas sonrosadas mejillas-…Lamento lo de tu vestido, pero te comprare uno más bonito.
Aquella era una verdad que no podría olvidar. Gracias a sus habilidades de vampiro, podría sentir cada movimiento u oler a cualquiera del que pudiera recordar el olor. Sabía que Jacques y Adrien no habían podido tener descendencia, hermanos de sangre pura, de un linaje de caballeros que se remontaba hasta Carlo Magno y los cuales eran amantes entre ambos solamente porque no tenían éxito entre las damas. Aquellos dos hermanos, tenían fama de llevar a las mujeres que conocían a la cama por la fuerza y terminar asesinándolas solamente porque no hacían lo que ellos querían, resultando así que se cogieron la fama, pero por la cuenta que les traía, nada podían hacer en su contra. Tenían poder suficiente para mentir sobre la verdad y salir beneficiados. Odiaban el hecho de que tenían que satisfacerse el uno al otro. Benvolio adoraba a veces a aquellas personas que le contaba cosas de los hermanos, porque ahora él podría recuperarlas y plasmarlas en un libro que fuera recordado por el resto de su vida.
-Pero mi pequeña, ahora no hay mucho que contar….Solamente existe penumbras que en tu juventud no debe de haber...y que ahora tienes que estudiar, ser una bella mujer para que pueda comprometerte con un joven pretendiente…-suspiro aun sabiendo que ella no iba a ser tal, que no iba a desarrollar las glándulas mamarias, que no iba a ser más alta que él, pero ya de eso se ocupaba en sus sueños. En los sueños de su pequeña se ocupaba de que fuera otra persona, que supiera que los sueños se realizaban a pesar de ser en la mente de uno ya que los sueños, son un rincón privado en el que la mente se deja llevar hasta las nubes más infinitas-Pero siempre….En mi corazón serás la primera mujer que haya seguido conmigo…-apoyo la frente contra el de la pequeña, acariciando esas sonrosadas mejillas-…Lamento lo de tu vestido, pero te comprare uno más bonito.
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Tu y yo, nunca nos sentiremos solos [Privado]
En ocasiones comprendía que las vidas perturbadas por un pasado caótico, llegan a encontrarse para consolarse mutuamente, Benvolio nunca le había contado mucho sobre tu pasado, aunque ella en ocasiones, cuando estaban en el estudio de su mansión, leyendo o jugando un partido de ajedrez, le preguntaba de donde provenía y que había hecho en su vida, también tenía cierta curiosidad de saber porque se había convertido en eso que mataron a sus padres vampíricos, pero él, siempre con una gran amabilidad y amor, cambiaba el tema, desviándolo de su atención; algo sumamente fácil, ya que, Mara no tenía la capacidad suficiente para concentrarse en un tema en especifico.
—Parece un bello relato, con un final, un poco triste — inquirió ella mirando hacia el piso, le parecía el capítulo de una larga historia, que aun no llegaba a su fin. ¡Sí! Eso debía ser, ya que mara formaba parte de su relato ahora también, ella podría cambiar el rumbo del libro, darle más brillo y felicidad — Aun así, agradezco que me hayas contado, ahora puedo decir que te conozco un poco mas — una leve sonrisa apareció en su rostro, mientras alzaba su mirada, para luego, hacer un pequeño esfuerzo y estirarse para darle un dulce beso en la comisura de sus labios. Haría todo lo posible para hacerlo feliz no importaba cuanto le costara.
Se separo un poco de él, para luego caminar hacia una dirección, dándole la espalda, mientras parecía explorar todo el lugar, su vestido estaba lleno de sangre y suciedad, no le importaba, sabía que podría darle mas trajes elegantes — Ven vamos a jugar — dijo animada, mientras salía corriendo, esperando que su padre estuviera detrás de ella — apuesto que no me alcanzas — rio suavemente, mientras con agilidad esquivaba los grandes troncos que se podían interponer en ella y saltaba de vez en cuando, agarrando un buen impulso para recorrer una distancia, que le seria notablemente imposible a un ser humano normal. Pero su festín no había pasado inadvertido, pensando que era Benvolio se detuvo en un campo en medio de toda aquella arboleada, su respiración estaba un poco acelerada por la carrera, pero aun su sonrisa estaba en sus labios.
— ¿Padre? — pregunto con cierta duda al notar que en la oscuridad algo se movía, tres par de ojos aparecieron desde la oscuridad, lo que hizo saltar de terror a Mara, retrocedió lentamente, mientras los hombres parecían inspeccionar su aspecto, pensaron, al principio, que podría ser una de las víctimas de la masacre, pero pronto se dieron cuenta, de su sobrenaturalidad, todos se tensaron. — Ben… — quiso susurrar, pero sentía que no podía decir ni una palabra, trago saliva, preparándose para correr.
— ¡SUJETADLA! — exclamo uno. No se percato de donde salieron esas caderas que la rodearon y sujetaron. ¡Qué horrible se sentía! Apretaban cada vez más las cadenas, haciendo que sus manos se quedaran muy cerca de su cuerpo, pronto, otras dos cadenas pasaron por sus pies, uniéndolas y haciéndole perder el equilibro — Ella no puede estar sola, debe haber otro, es mejor que nos la llevemos antes de que venga el mismísimo demonio — inquirió el que parecía ser el líder. Mara se preguntaba, con los ojos llorosos, porque no podía gritar, ni mover su cuerpo a voluntad, resultaba que aquel hombre, que le mirada detalladamente era un brujo, que le había inmovilizado, además de mudar, para que no gritara, entonces… ¿para que las cadenas? Fácil, pronto el no estaría con ellos, se adelantaría en un caballo, para cuadrar el pago de su nueva adquisición, tal vez aumentar el precio por el raro ser y edad, necesitaba mantenerla bien inmovilizada, sabía que a pesar de su apariencia podría llegar a ser un gran dolor de cabeza para los hombres.
La tiraron en una carreta, minutos después el brujo se retiro en un caballo hacia la ciudad, allí Mara pudo sentir la libertad para gritar, pero antes de poder hacerlo, la amordazaron con un extraño objeto, tenía una pelota en el medio y unas correas que ajustaban para que no se moviera. “Benvolio… Auxilio” gimoteo, esforzándose todo lo posible para liberarse, pero no podía hacerlo. ¿Hacia dónde iban? Pudo escuchar a algunos hombres que iban a la catedral, ellos siempre eran los mejores al momento de pagar por alguien así.
—Parece un bello relato, con un final, un poco triste — inquirió ella mirando hacia el piso, le parecía el capítulo de una larga historia, que aun no llegaba a su fin. ¡Sí! Eso debía ser, ya que mara formaba parte de su relato ahora también, ella podría cambiar el rumbo del libro, darle más brillo y felicidad — Aun así, agradezco que me hayas contado, ahora puedo decir que te conozco un poco mas — una leve sonrisa apareció en su rostro, mientras alzaba su mirada, para luego, hacer un pequeño esfuerzo y estirarse para darle un dulce beso en la comisura de sus labios. Haría todo lo posible para hacerlo feliz no importaba cuanto le costara.
Se separo un poco de él, para luego caminar hacia una dirección, dándole la espalda, mientras parecía explorar todo el lugar, su vestido estaba lleno de sangre y suciedad, no le importaba, sabía que podría darle mas trajes elegantes — Ven vamos a jugar — dijo animada, mientras salía corriendo, esperando que su padre estuviera detrás de ella — apuesto que no me alcanzas — rio suavemente, mientras con agilidad esquivaba los grandes troncos que se podían interponer en ella y saltaba de vez en cuando, agarrando un buen impulso para recorrer una distancia, que le seria notablemente imposible a un ser humano normal. Pero su festín no había pasado inadvertido, pensando que era Benvolio se detuvo en un campo en medio de toda aquella arboleada, su respiración estaba un poco acelerada por la carrera, pero aun su sonrisa estaba en sus labios.
— ¿Padre? — pregunto con cierta duda al notar que en la oscuridad algo se movía, tres par de ojos aparecieron desde la oscuridad, lo que hizo saltar de terror a Mara, retrocedió lentamente, mientras los hombres parecían inspeccionar su aspecto, pensaron, al principio, que podría ser una de las víctimas de la masacre, pero pronto se dieron cuenta, de su sobrenaturalidad, todos se tensaron. — Ben… — quiso susurrar, pero sentía que no podía decir ni una palabra, trago saliva, preparándose para correr.
— ¡SUJETADLA! — exclamo uno. No se percato de donde salieron esas caderas que la rodearon y sujetaron. ¡Qué horrible se sentía! Apretaban cada vez más las cadenas, haciendo que sus manos se quedaran muy cerca de su cuerpo, pronto, otras dos cadenas pasaron por sus pies, uniéndolas y haciéndole perder el equilibro — Ella no puede estar sola, debe haber otro, es mejor que nos la llevemos antes de que venga el mismísimo demonio — inquirió el que parecía ser el líder. Mara se preguntaba, con los ojos llorosos, porque no podía gritar, ni mover su cuerpo a voluntad, resultaba que aquel hombre, que le mirada detalladamente era un brujo, que le había inmovilizado, además de mudar, para que no gritara, entonces… ¿para que las cadenas? Fácil, pronto el no estaría con ellos, se adelantaría en un caballo, para cuadrar el pago de su nueva adquisición, tal vez aumentar el precio por el raro ser y edad, necesitaba mantenerla bien inmovilizada, sabía que a pesar de su apariencia podría llegar a ser un gran dolor de cabeza para los hombres.
La tiraron en una carreta, minutos después el brujo se retiro en un caballo hacia la ciudad, allí Mara pudo sentir la libertad para gritar, pero antes de poder hacerlo, la amordazaron con un extraño objeto, tenía una pelota en el medio y unas correas que ajustaban para que no se moviera. “Benvolio… Auxilio” gimoteo, esforzándose todo lo posible para liberarse, pero no podía hacerlo. ¿Hacia dónde iban? Pudo escuchar a algunos hombres que iban a la catedral, ellos siempre eran los mejores al momento de pagar por alguien así.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Re: Tu y yo, nunca nos sentiremos solos [Privado]
Locura de soledad, pozo del dolor…es ausencia…que ronda junto al emisario de la noche, imaginando, quizás soñando que es la única razón para que se convierta en canción y así tocar su corazón. De alguna alma suya, alguna que le perteneciera, quizás estaba sonando mas ella no vendría a él en mucho tiempo. Seria una realidad volver a sentir su calor, convertir este amor, en pura eternidad. La mirada del dolor es la soledad, es una cárcel esperar, sin dar oportunidad a la libertad de sentir que eres mas que parte de alguna persona. Imaginado, quizás soñado, su alma ansiaba por ella más que solo era esa noche su único amor.
Mara.
Donde estaba ahora mas ahora sentía ausencia. Sentía que ella ahora era su destino y que tenia que ir hacia donde ella fuese, tenía que sentirse desocupado de sus otros quehaceres porque él vendría a ella. Pero no regresaba de donde se había ido. No jugaría con ella. Algo sentía que no estaba bien y en menos de lo que pensaba, ya estaba en su búsqueda ¿Dónde estaba?
La noche adivinaba que era su deber encontrarla, soñaba alguna vez estar embriagada en su olor, quizás algún delirio de amor, alguna locura de soledad que se apoderaba de él para hacerle creer que no tendría necesidad de estar con alguien que le pudiera amar como él le amaba a ella. Buscaba a Mara ¿Dónde estaría su cuerpecito?
En todo los bosques que habito en su vida, le mataba no poder encontrarla, quizás lo hechizos le ayudaría, la fe en su hija, la fe en el poder de rencontrarse con aquella que era su hija. Seguiría buscándola, en esta vida o en la otra. Al igual, que no fue suya, que solo la salvo de lo que acontecería por el día, era su hija, lo sería hasta el fin de los días, hasta que el mas crudo de los inviernos aconteciera en París y solamente por la calidez del amor que le procesaba no habría invierno ni ninguna tempestad que los separara del uno del otro.
Siguió buscando por el bosque hasta saciarse en la desesperación, no mas se le ocurrió una idea que le permitiera ver la razón porque no la hallaba. Estaría siendo secuestrada por algún malhechor, podía olerlo en el aire. El olor a pólvora de los cañones, olor de haber estado viajando por tierras extrañas en donde habían sido visitadas una y otra vez. Ahora podría guiarse por ese aroma, llevándolo hasta una carreta en donde veía escondido detrás de una esquina a varios peones de la iglesia, si, reconocía esas ropas de cuero y esas capas de alta costura, eran emisarios como él, pero no pudo ver a su pequeño ángel.
-Mara…-Murmuro con sumo cuidado de que nadie de los secuestradores le escuchara, vio entonces como la ataban con cadenas, la inmovilizaban y le plantaban una mordaza en su boca. ¿Cómo podían servirse de ser tan sádicos? Se preguntaba porque estaba haciendo eso la iglesia ¿Acaso era algún modo de chantaje? Desde que se encontró al pequeño Fred de nuevo en las calles de París todo había sido diferente. Huía de la iglesia en vez de refugiarse en ella, pero ahora eso no tendría que importarle si podía salvar a su pequeña.
El caballero oscuro desapareció camuflándose entre las sombras. Bien se había saciado anteriormente en una previa boda, estaba lleno del vitae que le transmitía la sangre humana y tenia parte de la sangre de Mara tras quitarle en una ocasión un leve veneno que la hubiera matado de súbito. Ahora pensaba en un plan que tendría que improvisar una vez que hubiera sido este ejecutado. Desde su escondite, fue provocando una ilusión a los que estaban en aquel sitio con su pequeña -….. Infernum, de domo tua, .... in tenebris oboedire ...-Susurraba con voz aterciopelada, divulgando figuras extrañas cerca de los que estaban ocultando mas y mas a su pequeña.
Hubo un segundo que pensó que su don de la ilusión no les llevaría al paisaje del horror y el sufrimiento mientras que a su pequeña la llevo al paisaje donde una madre la acogía en brazos para así poder él aprovechar y desatarla con su propia fuerza, desatándole esas cadenas, esa mordaza y finalmente abrazándola entre sus brazos -..Mi princesa…-murmuro con seguridad, sintiendo que aun la tenia entre sus brazos -…Demasiadas pesadillas que se convierten en realidad te han acechado sin razón alguna….mas es tiempo ahora de descansar en un bello sueño…..-Con las mismas, uso su poder para adormilar a aquellos que se la querían llevar y después durmió a Mara, cubriéndola con su capa y yendo de tejado en tejado, lejos de las garras de aquellos malvados que por un momento, pensó que se la habían arrebatado para siempre.
Mara.
Donde estaba ahora mas ahora sentía ausencia. Sentía que ella ahora era su destino y que tenia que ir hacia donde ella fuese, tenía que sentirse desocupado de sus otros quehaceres porque él vendría a ella. Pero no regresaba de donde se había ido. No jugaría con ella. Algo sentía que no estaba bien y en menos de lo que pensaba, ya estaba en su búsqueda ¿Dónde estaba?
La noche adivinaba que era su deber encontrarla, soñaba alguna vez estar embriagada en su olor, quizás algún delirio de amor, alguna locura de soledad que se apoderaba de él para hacerle creer que no tendría necesidad de estar con alguien que le pudiera amar como él le amaba a ella. Buscaba a Mara ¿Dónde estaría su cuerpecito?
En todo los bosques que habito en su vida, le mataba no poder encontrarla, quizás lo hechizos le ayudaría, la fe en su hija, la fe en el poder de rencontrarse con aquella que era su hija. Seguiría buscándola, en esta vida o en la otra. Al igual, que no fue suya, que solo la salvo de lo que acontecería por el día, era su hija, lo sería hasta el fin de los días, hasta que el mas crudo de los inviernos aconteciera en París y solamente por la calidez del amor que le procesaba no habría invierno ni ninguna tempestad que los separara del uno del otro.
Siguió buscando por el bosque hasta saciarse en la desesperación, no mas se le ocurrió una idea que le permitiera ver la razón porque no la hallaba. Estaría siendo secuestrada por algún malhechor, podía olerlo en el aire. El olor a pólvora de los cañones, olor de haber estado viajando por tierras extrañas en donde habían sido visitadas una y otra vez. Ahora podría guiarse por ese aroma, llevándolo hasta una carreta en donde veía escondido detrás de una esquina a varios peones de la iglesia, si, reconocía esas ropas de cuero y esas capas de alta costura, eran emisarios como él, pero no pudo ver a su pequeño ángel.
-Mara…-Murmuro con sumo cuidado de que nadie de los secuestradores le escuchara, vio entonces como la ataban con cadenas, la inmovilizaban y le plantaban una mordaza en su boca. ¿Cómo podían servirse de ser tan sádicos? Se preguntaba porque estaba haciendo eso la iglesia ¿Acaso era algún modo de chantaje? Desde que se encontró al pequeño Fred de nuevo en las calles de París todo había sido diferente. Huía de la iglesia en vez de refugiarse en ella, pero ahora eso no tendría que importarle si podía salvar a su pequeña.
El caballero oscuro desapareció camuflándose entre las sombras. Bien se había saciado anteriormente en una previa boda, estaba lleno del vitae que le transmitía la sangre humana y tenia parte de la sangre de Mara tras quitarle en una ocasión un leve veneno que la hubiera matado de súbito. Ahora pensaba en un plan que tendría que improvisar una vez que hubiera sido este ejecutado. Desde su escondite, fue provocando una ilusión a los que estaban en aquel sitio con su pequeña -….. Infernum, de domo tua, .... in tenebris oboedire ...-Susurraba con voz aterciopelada, divulgando figuras extrañas cerca de los que estaban ocultando mas y mas a su pequeña.
Hubo un segundo que pensó que su don de la ilusión no les llevaría al paisaje del horror y el sufrimiento mientras que a su pequeña la llevo al paisaje donde una madre la acogía en brazos para así poder él aprovechar y desatarla con su propia fuerza, desatándole esas cadenas, esa mordaza y finalmente abrazándola entre sus brazos -..Mi princesa…-murmuro con seguridad, sintiendo que aun la tenia entre sus brazos -…Demasiadas pesadillas que se convierten en realidad te han acechado sin razón alguna….mas es tiempo ahora de descansar en un bello sueño…..-Con las mismas, uso su poder para adormilar a aquellos que se la querían llevar y después durmió a Mara, cubriéndola con su capa y yendo de tejado en tejado, lejos de las garras de aquellos malvados que por un momento, pensó que se la habían arrebatado para siempre.
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 11/11/2011
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Re: Tu y yo, nunca nos sentiremos solos [Privado]
Dolor, sentía mucho dolor en aquel cuerpo de niña que estaba atrapada, los hombres que tenía alrededor eran muy crueles con ella, la miraban con tanta repulsión que ella misma comenzaba a darse cuenta que parecía que no era normal tener tal apariencia, quería desaparecer, trataba de acurrucarse como podía, temblando como ratoncito capturado, deseaba poder tener el poder de volverse más pequeña hasta desaparecer del cosmos, pero no, aunque lo deseara con todas sus fuerzas seguía allí, camino hacia un lugar que probablemente nunca saldría.
Tenía mucho miedo, las lágrimas brotaban de sus ojos como cascadas rojizas, no las podía tener, sus colmillos afloraron, aferrándose a la mordaza que la mantenía en una agonía silenciosa, lo que lo hacía aun más tortuosa. Cerró sus ojos, tal vez ya dándose por vencida, Benvolio no llegaba a su llamado. ¿La había olvidado y huido del lugar sin ella? no él nunca haría eso. — ¿Padre? — susurro al sentir como un cálido abrazo la rodeaba, abrió los ojos para poder girar con cierta ilusión, no era él, era una mujer de cabellos largos y sonrisa tranquila, vestía una bata blanca y parecía que estuviera grandes alas que ayudaban a rodear a Mara y protegerla, entrecerró nuevamente sus ojos, llena de paz y tranquilidad, la mujer le trasmitía fácilmente eso.
Las cadenas terminaron siendo destrozadas y pudo nuevamente la pequeña vampira sentir la libertad, esta vez cuando abrió los ojos encontró a Benvolio que la envolvía entre sus brazos — Sabias que volverías por mi — dijo aferrándose a él con una amplia sonrisa. Se le quedo mirando, mientras trataba de limpiarse las lágrimas que habían caído en sus mejillas, pronto sintió una gran pesadez en su cuerpo, pero aun faltaban algunas horas para que el sol saliera y debieran volver a dormir hasta la salida de la luna, se aferro a su cuello bostezando ampliamente — No me dejes sola… — susurro, incrustando sus uñas en su piel mientras comenzaba a caer dormida, era el mismo miedo de volver a sentirse separada de él, que no media la fuerza del agarre — Dormiré contigo hoy… no me importa — fue lo último que dicho, dictando sus deseos como princesa de Rumania que alguna vez fue.
Tenía mucho miedo, las lágrimas brotaban de sus ojos como cascadas rojizas, no las podía tener, sus colmillos afloraron, aferrándose a la mordaza que la mantenía en una agonía silenciosa, lo que lo hacía aun más tortuosa. Cerró sus ojos, tal vez ya dándose por vencida, Benvolio no llegaba a su llamado. ¿La había olvidado y huido del lugar sin ella? no él nunca haría eso. — ¿Padre? — susurro al sentir como un cálido abrazo la rodeaba, abrió los ojos para poder girar con cierta ilusión, no era él, era una mujer de cabellos largos y sonrisa tranquila, vestía una bata blanca y parecía que estuviera grandes alas que ayudaban a rodear a Mara y protegerla, entrecerró nuevamente sus ojos, llena de paz y tranquilidad, la mujer le trasmitía fácilmente eso.
Las cadenas terminaron siendo destrozadas y pudo nuevamente la pequeña vampira sentir la libertad, esta vez cuando abrió los ojos encontró a Benvolio que la envolvía entre sus brazos — Sabias que volverías por mi — dijo aferrándose a él con una amplia sonrisa. Se le quedo mirando, mientras trataba de limpiarse las lágrimas que habían caído en sus mejillas, pronto sintió una gran pesadez en su cuerpo, pero aun faltaban algunas horas para que el sol saliera y debieran volver a dormir hasta la salida de la luna, se aferro a su cuello bostezando ampliamente — No me dejes sola… — susurro, incrustando sus uñas en su piel mientras comenzaba a caer dormida, era el mismo miedo de volver a sentirse separada de él, que no media la fuerza del agarre — Dormiré contigo hoy… no me importa — fue lo último que dicho, dictando sus deseos como princesa de Rumania que alguna vez fue.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/12/2011
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