Por una hogaza de pan (LIBRE)

por **Katia Viorca** Mar Mayo 28, 2013 2:28 pm

Yo soy, el rey, toreando a los guardias
y hoy no, me quedo sin pan
Tal vez, cuando llegue el ramadán
Ja, ¡y queda un rato!

Saltando y saltando Katia iba buscando algo para comer en su forma de mono capuchino. En esa forma era más veloz y ágil cosas que iba a necesitar si quería intentar probar bocado y no acabar en la cárcel, pero bueno, nadie sospecha de un mono ¿o sí?

El rey, a prueba de espada
Que horror, que bestias son
Yo soy, pobre pero un señor
¡Rata!¡Fresco!¡Toma, esto!

"Auch" Pensó Katia al ver como los policías sacaban sus espadas, estaban un poco anticuados en esa parte de París "tanto que presumían de sus calles y ahora solo tienen meros cuchillos" La monito fue esquivando los intentos de los guardias por pillarla, se estaba divirtiendo mucho, saltando de cabeza en cabeza, agarrando los sombreros y tirándolos al suelo mientras empezaba a armar un autentico lío en aquel mercado de las afueras.

Solo unas migajas
¡Te la cargas si no bajas!
Pobre de Aladdin, ha llegado el fin
¡gracias por salvarme Abu!

"Oh vamos, de verdad estan intentando hacer esto" Se preguntaba mientras veía como estaban pasando a tratarla como si de un animal domestico fuera. Empezaba a enojarse ¿tanto lío que le estaban armando solo por un trozo de pan? Estaba un poco absorta pensando cuando casi deja la cola cerca de uno de los policías, si no hubiera sido por un pequeño niño que la tomó en brazos ahora tendría serio problema de estabilidad y con una sonrisa le agradeció el gesto al pequeño antes de subirse a toda velocidad al cartel de una de las tiendas

.

¡¿Tu?! Que granuja y pillo es este chico
siempre haciendo el golfo en el bazar
¡Yo le daba bien en el hocico!
Yo no soy así, tengo que vivir
solo un bocadillo, no es mucho pedir

El Rey del buen camuflaje,
no hay quien me meta en prisión,
quizá, venga bien un callejón
el rey, y no un corderito
el As, que escapa al final
creo que, esto va a acabar muy mal

"¡De verdad creen que soy un macho!" Las personas a su alrededor estaban empezando a reirse de los policías, era una escena muy cómica, cinco policías tras ella, mientras los mercaderes empezaban a hacer apuestas por quién se llevaba el pedazo de pan. "Si tuviera otra manera quizás no robaría tanto..."Se decía a si misma aunque en el fondo le gustaban estas persecuciones, así se ponía en forma y practicaba todo lo aprendido en el circo.

¡Alto!¡Pillo!¡Rata!¡Fresco!
Vamos a entendernos
Ven conmigo ojitos tiernos
Yo no soy así, tengo que vivir
¿no podéis dejarme ir?
¡NO!

Había vuelto a cometer un nuevo error y ahora se encontraba en un callejón sin salida, solo había una opcion y por ahora intentaba evadir a todos los policías que tenía encima pero algo pasó. Alguien la tomó en brazos intentando retenerla, no tenía pinta de guardia y en el fondo prefirió ni fijarse en ello, un par de arañazos y un mordisco fueron suficiente para que la soltara momentos antes de que se acercaran los policías.

El rey burlando emboscadas
¡Rata!
La ley me quiere atrapar
¡Fresco!
Da igual soy mucho mas listo
¡Toma!
Son mas, lo tengo previsto
¡Esto!
Ciao ciao, tengo una salida,
es la despedida, solo tengo que
¡SALTAAAAAR!

Y aquí estaba ahora Katia, saltando de nuevo entre los puestos de los mercaderes, haciendo que sus saltos tiraran al suelo la mercancía pero como todos los otros días aquí la que iba a ganar era ella, un último salto agarrando el pan con sus patas traseras, sus manitas tomaron una cuerda y desapareció escondiendose en el interior de una vasija. Lo había logrado, había evadido a los guardias un día más y su estómago iba a dejar de rugir.

Había decidido esperar a que se calmara el ambiente exterior, todavía sonaba mucho alboroto mientras intentaban buscarla y agradeció el haber tomado una que la ocultaba pero tampoco la asfixiaba por su tamaño. Los gritos de los guardias empezaban a alejarse cuando notó que la vasija se movía. ¿La habían descubierto?

por **Adelaide of York** Mar Mayo 28, 2013 4:40 pm

Algo que se aprendía en un lugar tan distante de una ciudad como en el que ella había crecido era a apreciar los lugares locales. A diferencia de una ciudad tan grande como Londres, los pueblos de Yorkshire ofrecían todas las bellezas en un mismo lugar, para ricos y pobres habiendo pocas tiendas selectas. En la ciudad el gris y las fábricas tampoco daban el mayor espacio a tiendas de cintas refinadas y allí donde todos compraban se encontraban raras bellezas. En búsqueda de la “verdadera experiencia parisiense” ese día nos dirigimos con Camille y el cochero hacia uno de los mercados de las afueras de la ciudad en búsqueda de recuerdos locales para llevar a casa y quizás alguna maravilla no descubierta.

El vestido era de un hermoso color ocre que combinaba con los amarillos y naranjas del otoño, sobre este una piel al cuello y el cabello en un coqueto moño con cintas. Llegamos al mercado, bajamos del carruaje cuando un grupo de voces riendo nos pasó al lado, mi francés era muy bueno pero no logré tomar más que “mono” “robo” policías” no podía creerlo ¿un mono? ¿en las calles de París? Rechacé esa imagen de mi mente y con una sonrisa tomé de gancho a Camille quien iba a ser mi guía en el mercado.

A diestra y siniestra se encontraban pequeños destrozos, frutas y pan en el suelo, le pregunté en inglés a Camille -¿Es normal tanto desastre?- ella a su vez me respondió que no y que seguro había pasado algo, la gente hablaba de un robo, quizás había sido por perseguir al ladrón. Elegimos un par de muñecas en cintas y hermosos brocados para mis sobrinas, un bello broche en plumas y cintas para mí. Recorrimos el lugar de arriba abajo en una hora, justo cuando el coche se detuvo mis ojos se fijaron en un hermoso jarrón, muy similar al que alguna vez cuando niña fue mi cofre de tesoros: el jarrón de las galletas recién horneadas. Un poco de nostalgia apretó mi corazón y no pude evitar ir a por él, Camille me miró con curiosidad, era un jarrón normal, con una pequeña pintura de un campo de flores como un cuadrito adherido a su rústica superficie, pero a mí no me importó. Tampoco reparé en su precio o su peso (al que si le hubiera puesto atención habría notado desmedido para un jarrón de galletas) y volví al coche.

Camille y yo nos subimos, nos ubicamos en nuestros puestos y retomamos el largo camino a casa.

por **Makarov V. Romanovs** Miér Mayo 29, 2013 10:38 am

El joven ocelot habia salida del hogar de la bella dama que le habia permitido hospedarse en su hogar de momento, hasta que encontrara otro lugar mismo que ella afirmara que le agradaba su compania preferia mantenerse distante y cuanto antes dejara de ser un estorbo para ella mejor pensaba acomodo sus ropas de clase media casi alta para no abusar de su afintriona, luego de acomodarla preparo su equipamiento en la mano izquierda coloco su famosa hoja oculta, hizo varias pruebas con ella accionando el interrumptor que servia como anillo, en el dedo indice haciendo que la daga saliera de forma rapida y sencilla paral uego de dejar de tirar se retractara sonrio algo sastifecho con aquello, sus armas mas letales no se habian visto comprometidas, oculto uns cuchillas en su cintura en unas fundas especiales que pasaban por su torso de forma tranversal sin llamar la atencion y ocultas por sus ropajes y luego de terminar de ajustar su camisa decidio hacer una visita al mercado, total cuanto antes conociera la zona mas a voluntad se sentiria en este nuevo territorio que seria su nuevo hogar y lugar que estaria bajo su proteccion.

Sin mas preambulos salio de la bella casa diciendole a los criados que avisaran a la madam que el habia ido al comercio a conocer la zona y que regresaba mas llegada la tarde no se preocupara por el en breves retornaria eso si antes pregunto donde quedaba el comercio, habia oido que paris era inmensa y cuanto mas grande fuera mas facil perderse pero mas facil de actuar le señalaron la direccion norte por unas calles rectas saldria a la zona mas lejana del comercio de alli era bueno comenzar a conocer y luego profundizar hacia la zona industrial saludo y agradecio enormemente a los criados y se marcho. Finalmente en las calles observaba con deleite cada contruccion cada detalle los edificios eran mas esplendido de lo que le contaron los viajantes en sus encuentros. Pero no perdia detalle de donde podria ser un buen escondite o lugares para saltar sobre los tejados, sin darse cuenta siguio marchando llegando a una zona bastante distante y parecia anticuada, ya que pudo notar sonidos extraños al poner atencion en el lugar noto como todo se encontraba destruido y dañado frutas en el suelo tiendas ambulantes destruidas y un mono que se escondia en una jarra o algo asi, los guardias portando armas cortantes, el caballero guardo sus manos en los bolsillos y noto como los guardias volvian al dueño de la tienda a interrogarlo sobre el mono, camino hacia la jarra pero se mantuvo a una distancia prudente con su don de mimetismo para que su naturaleza no fuera detectada y se le confundiera con un humano mas, el luga era un desastre y eso se volvia cada vez mas interesante para el maestro asesino. Pero se vio sorprendido al ver como una joven dama muy bella tomaba, el mismo jarro donde el animal se encontraba y se la llevaba como si nada, serian complices o algo por el estilo le siguio con la mirada notando que se la llevaba a un carruaje suspiro y recordo que no llevaba algo importante el mono pero quizas la velocidad y el apuro no le dejo ver bien aquello si seria ahora mas interesane que antes observo rapido hacia los lados y encontro una posible escalada hacia los tejados de los edificios por la cual con suma habilidad subio entre una mesa, palos y un balcon como si lo hiciera todo los dias escalo hasta el tejado y comenzo a correr entre ellos saltando de uno hacia el otro para seguir hasta donde el carruaje los llevaria en caso que se complicara mucho, asumiria sus formas animales pero por ahora esto era mas divertido, mientras lo hacian acomodo su capucha sobre su rostro a modo que no le reconocieran y lo tacharan de loco tan rapido, aunque parecia un loco saltando por los tejados nadie se daba cuenta. Total quien mira hacia el tejado todo el tiempo y no esta pendiente de lo que hace los seres de este mundo estan concentrados en su presente y su frente nada mas.

por **Katia Viorca** Dom Jul 28, 2013 9:18 am

Katia tragó secamente al notar que se había metido en otro lío, había podido salir ilesa del mercado aunque por poco pierde su linda colita, pero ahora estaba encerrada en un jarrón y transportada sin saber a donde la llevaban. Esta vez si tenía miedo, estaba a merced de quien portaba el jarrón aunque al oir su voz se relajó, era una mujer.

Intuyó que se montaba en un coche o algo porque el movimiento se hizo constante y fue en uno de esos, cuando el carruaje dio un frenazo cuando el jarrón casi se cae al suelo. Katia ya estaba mareada y un poco asustada empujó la tapa del jarrón hacia arriba intentando así poder tomar algo de aire libre.

Al abrir la puerta miró a un lado y luego a otro, lo primero que sus ojos vieron fue a una mujer rubia vestida elegantemente, ¿sería una de esas ricachonas? Tenía toda la pinta que si y ahora dudaba entre seguir en el sitio o salir corriendo. ¿La cazaría?

por **Adelaide of York** Dom Sep 15, 2013 5:12 pm

Camille y yo conversábamos animadamente, un respiro de mi abuela era algo que nos mejoraba el humor a ambas permitiéndonos un comportamiento más relajado e informal; mi abuela a pesar de ser francesa tenía una frialdad tan inglesa que a veces dudaba de sus raíces. Hablábamos de los caballeros más apuestos de la corte, de los encuentros en el teatro, de vestidos y cintas cuando el carruaje frenó abruptamente. Me propicié con fuerza hacia el frente cuando solté un quejido, estaba en la posición incorrecta para recibir el impulso y el jarrón estuvo a punto de escapar de mis manos, levanté la mirada mientras Camille sacaba la cabeza por la ventana para quejarse con el cochero antes de que yo siquiera entienda lo que ha pasado.
Mis ojos viajaron de la ventana del carruaje al jarrón para ver si estaba bien mientras el cochero balbucea algo en un francés atropellado que me cuesta entender, en ese momento vi algo como dedos diminutos que tomaban la tapa y dentro algo aparentemente peludo, grité –UNA RATAAAAA- y lancé el jarrón por los aires el cual fue a dar al asiento frente a mí y al lado de Camille la cual propinó otro quejido y abrió la puerta del carruaje dispuesta a salir de él. En ese instante el cochero y algunos transeúntes se acercaron al carruaje a ver de dónde provenía el alboroto.

por Contenido patrocinado

Por una hogaza de pan (LIBRE)

Por una hogaza de pan (LIBRE)

Re: Por una hogaza de pan (LIBRE)

Re: Por una hogaza de pan (LIBRE)

Re: Por una hogaza de pan (LIBRE)

Re: Por una hogaza de pan (LIBRE)

Re: Por una hogaza de pan (LIBRE)