AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Viaje al fin de la noche [Neru Le Course]
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Viaje al fin de la noche [Neru Le Course]
Han pasado exactamente quince días desde que puse mi primer pie en esta ciudad. Han sido los suficientes días como para haber conocido la ciudad, suficientes como para haber conocido a la gente de por aquí y suficiente como para tener ya en mente el que iba a ser mi primer asesinato en tierras Francesas. Es de noche, como suele ser siempre cuando voy acechar alguna de mis victimas, normalmente las selecciono, investigo sobre la persona que voy a matar, me intereso por sus aficiones, por sus trabajos y por sus gustos, de algún modo me las arreglo para entrar en su vida, para entablar una relacion con la persona que voy a matar, ellos ignoran por completos mis verdaderas intenciones pero eso es lo que más placer me da de todo el asunto, que no esperen lo que pienso hacerles. No me gusta matar gente que no conozco, no me gusta matar gente al azar, casi ningún crimen ha sido al azar pero hoy será diferente, hoy en general es una noche muy diferente a la otras.
Llevo postrado frente aquel antro de copas casi más de media hora. He estado ojeando el lugar estos días, observando quien entraba y quien no, ninguna de las personas lograba convencerme para que yo fuese quien les quitase su vida hasta que hoy mismo pude ver a una joven muchacha, bastante alta a decir verdad y joven, muy joven, quizás tenga una edad parecida a la mía. Podría matarla tal y como mataron a mi hermana, golpearla hasta dejarla inconsciente, abusar de ella y degollarla pero no lo haré. Esa fue la idea principal de esta noche es por eso que porto mis cuchillos favoritos dentro de la oscura gabardina que hay cubre mi cuerpo. Pero me niego a matarla de aquella manera, no, tengo algo de escrúpulos aun que parezca mentira y ella es bella, no morirá así, morirá estrangulada tal y como murió mi madre, definitivamente así será como arrebataré la vida de la muchacha. Ya solo falta que salga del lugar para poder acercarme y encontrar un lugar hasta el cual arrastrarla y arrebatarle su vida para siempre.
Estoy impaciente esperando. Oculto entre las sombras al otro lado de la calle, acechando a mi presa, esperando que por fin ponga un pie en la calle para darle caza. Yo soy cazador y no hay cosa que me guste más que cazar a esos asquerosos vampiros pero cazar seres humanos es lo que más placer me da en la vida, incluso más que los vampiros. Camino de un lado a otro, sintiendo la hoja de mis armas sobre mi pecho, las tengo ahí por si la cosa llega a ponerse realmente difícil y me veo en la obligación de utilizar los cuchillos, no es mi intención pero tampoco quiero cagarla. De todos modos es una chica joven, probablemente sea ingenua, estoy seguro que no será nada fácil acabar con ella, es una más de las tantas que ya he matado.
Y por fin decide marcharse. Mi vista se alza rápidamente y veo como la joven sale del lugar caminando calle abajo. Rápidamente saco los guantes oscuros de el bolsillo de mi pantalón e introduzco mis manos en ellos, siempre lo hago, no me gusta mancharme las manos y además me produce una sensación de seguridad vital. Echo a caminar tras ella, en silencio, parece incluso como si me deslizara por el asfalto, no hago ruido al caminar y aquello me da la oportunidad de poder acercarme por la espalda de la muchacha. Tengo la cuerda que voy a usar para estrangularla preparada en mi otro bolsillo, será rápido, yo disfrutaré haciéndolo y ella tendrá suerte de que no le he dado la muerte violenta que en un principió pensé darle, al fin y al cabo soy considerado, ella debería estar agradecida por ello.
Estoy a escasos pasos de ella. Me acerco aún más. Poso mi mano cubierta por el oscuro guante en su hombro derecho, la sorprendo y espero ver cual es su reacción. Esto será divertido, he visto un callejón más arriba, mi idea es llevarla hasta allí. Que disfrute de sus últimos momentos de vida en este cruel y oscuro mundo.
Llevo postrado frente aquel antro de copas casi más de media hora. He estado ojeando el lugar estos días, observando quien entraba y quien no, ninguna de las personas lograba convencerme para que yo fuese quien les quitase su vida hasta que hoy mismo pude ver a una joven muchacha, bastante alta a decir verdad y joven, muy joven, quizás tenga una edad parecida a la mía. Podría matarla tal y como mataron a mi hermana, golpearla hasta dejarla inconsciente, abusar de ella y degollarla pero no lo haré. Esa fue la idea principal de esta noche es por eso que porto mis cuchillos favoritos dentro de la oscura gabardina que hay cubre mi cuerpo. Pero me niego a matarla de aquella manera, no, tengo algo de escrúpulos aun que parezca mentira y ella es bella, no morirá así, morirá estrangulada tal y como murió mi madre, definitivamente así será como arrebataré la vida de la muchacha. Ya solo falta que salga del lugar para poder acercarme y encontrar un lugar hasta el cual arrastrarla y arrebatarle su vida para siempre.
Estoy impaciente esperando. Oculto entre las sombras al otro lado de la calle, acechando a mi presa, esperando que por fin ponga un pie en la calle para darle caza. Yo soy cazador y no hay cosa que me guste más que cazar a esos asquerosos vampiros pero cazar seres humanos es lo que más placer me da en la vida, incluso más que los vampiros. Camino de un lado a otro, sintiendo la hoja de mis armas sobre mi pecho, las tengo ahí por si la cosa llega a ponerse realmente difícil y me veo en la obligación de utilizar los cuchillos, no es mi intención pero tampoco quiero cagarla. De todos modos es una chica joven, probablemente sea ingenua, estoy seguro que no será nada fácil acabar con ella, es una más de las tantas que ya he matado.
Y por fin decide marcharse. Mi vista se alza rápidamente y veo como la joven sale del lugar caminando calle abajo. Rápidamente saco los guantes oscuros de el bolsillo de mi pantalón e introduzco mis manos en ellos, siempre lo hago, no me gusta mancharme las manos y además me produce una sensación de seguridad vital. Echo a caminar tras ella, en silencio, parece incluso como si me deslizara por el asfalto, no hago ruido al caminar y aquello me da la oportunidad de poder acercarme por la espalda de la muchacha. Tengo la cuerda que voy a usar para estrangularla preparada en mi otro bolsillo, será rápido, yo disfrutaré haciéndolo y ella tendrá suerte de que no le he dado la muerte violenta que en un principió pensé darle, al fin y al cabo soy considerado, ella debería estar agradecida por ello.
Estoy a escasos pasos de ella. Me acerco aún más. Poso mi mano cubierta por el oscuro guante en su hombro derecho, la sorprendo y espero ver cual es su reacción. Esto será divertido, he visto un callejón más arriba, mi idea es llevarla hasta allí. Que disfrute de sus últimos momentos de vida en este cruel y oscuro mundo.
Wyatt Radway- Cazador Clase Media
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Re: Viaje al fin de la noche [Neru Le Course]
La persona que más paciencia me tenía definitivamente tenía que ser mi madre adoptiva, Marie, a pesar de sus constantes regaños por x motivos, siempre me dejaba hacer lo que quisiera. Me advertía, y mucho, pero nunca me detenía, ella es la clase de persona que deja a los demás aprender por sí mismos, sin intentar influenciarlos por completo. Fue ella, por supuesto, la primera en darse cuenta en los pequeños cambios de mis costumbres diarias, la más evidente era que salía mucho más tarde y a veces no regresaba hasta el día siguiente, le preocupaba (aunque no parecía tener problemas cuando iba con el vampiro asiático, claro que ella no sabía que era él), pero no iba a decirme que no saliera ya que eso no iba a detenerme. Y yo apreciaba que no lo hiciera, el que ella supiera que era una bruja, que aun así me haya aceptado como su hija, que me cuidara y que no me negara mi libertad; le debía mucho a esa mujer a la que llamaba madre.
Esta noche salí cerca de la 10 de la noche y pasee por las calles de París, aquellas calles en las que nací, crecí y volvía a ellas pues no estaba dispuesta a olvidarlas sea cual sea mi estatus social actual. Vestida de manera algo sencilla, no con los pomposos y a veces extravagantes vestidos que tenía que usar en fiestas, no, en esta ocasión llevaba un vestido largo de un color perla, ligero y sin mangas; además de los tacones que me hacían parecer mucho más alta de lo que era en realidad. Cuando me cansé de caminar decidí dirigirme a una especie de café y bar, un lugar que mi difunto padre solía frecuentar así que conocía a los trabajadores desde niña. El canoso dueño me saludó amistosamente y yo contesté con una sonrisa mientras me sentaba frente a la barra ignorando a las mesas, no quería estar sola en una de ellas, el anciano hombre me puso delante una taza de café, no era como los que sirven en fiestas pero a mí me gustaba, había algo nostálgico en aquel sabor. Mientras bebía me dedicaba a charlar con aquellos que me conocían desde que era una enana, recordando cosas como la vez que le derramé agua hirviendo a un cliente por error y riendo a carcajadas. Esta gente siempre era tan amable y alegre, a veces me preguntaba si continuarían siendo de aquella manera conmigo si descubrieran aquel secreto que podía llevarme a la hoguera. ¡Pero vaya manera que tenía de deprimirme! Basta con aquellos pensamientos, me ordené y terminé mi bebida. Agradecí y me despedí con un gesto de mano mientras salía al frío exterior.
No había llevado ningún abrigo y en ese momento lo lamenté puesto que tendría que caminar de regreso a la mansión Le Course. Y en mi camino no tardé en sentirme incómoda, no podía oírlo pero sí podía sentirlo, a alguien caminando detrás de mí, estaba asustada. Ya me habían perseguido antes pero algo en aquella persona detrás de mí era diferente, no sabía cómo reaccionar ¿bruja? ¿humana? Podía ser un ladrón o algo por el estilo, entonces gritar estaría bien, alguien podría salir a ayudarme, pero había dos problemas, uno era medianoche y dudaba mucho que alguien fuese a querer salir a esa hora a ayudar a una desconocida; dos, si no era un humano corriente… No podía descartar que fuese un ser de la noche o peor, un cazador o inquisidor. Aquello último me preocupaba mucho más porque entonces, ¿me había descubierto? ¿¡Cómo!?
No me decidía aun cuando sentí una mano en mi hombro e instintivamente me giré alejándome un par de pasos. Rápidamente examiné su aura: humano. ¿Era una ventaja? ¿sí? ¿no? Aunque al menos ya sabía que era a rasgos generales no podía decir que fuese un humano corriente o uno de esos que nos cazaban, y aquel sentimiento…
- ¿Te importaría decirme por qué me sigues?
No importaba cuantas vueltas le diera en mi cabeza a mis pensamientos, en apariencia estaba tranquila y mi voz no demostraba tampoco el miedo que sentía, solo lo miraba con calma y precaución. Sin la necesidad de cambiar mi expresión en ningún momento, me cercioré de cuantas almas habían, cuatro, cuatro almas que podía utilizar… Y ahí paré el hilo de aquel pensamiento. ¿Qué hacía dependiendo de la magia negra? Me habría golpeado a mí misma por ello, no me gustaba, no era lo que me habían enseñado. Aquella magia tan cruel, y que sin embargo se me daba tan bien, ojalá pudiese cortar mi relación con ella.
Esta noche salí cerca de la 10 de la noche y pasee por las calles de París, aquellas calles en las que nací, crecí y volvía a ellas pues no estaba dispuesta a olvidarlas sea cual sea mi estatus social actual. Vestida de manera algo sencilla, no con los pomposos y a veces extravagantes vestidos que tenía que usar en fiestas, no, en esta ocasión llevaba un vestido largo de un color perla, ligero y sin mangas; además de los tacones que me hacían parecer mucho más alta de lo que era en realidad. Cuando me cansé de caminar decidí dirigirme a una especie de café y bar, un lugar que mi difunto padre solía frecuentar así que conocía a los trabajadores desde niña. El canoso dueño me saludó amistosamente y yo contesté con una sonrisa mientras me sentaba frente a la barra ignorando a las mesas, no quería estar sola en una de ellas, el anciano hombre me puso delante una taza de café, no era como los que sirven en fiestas pero a mí me gustaba, había algo nostálgico en aquel sabor. Mientras bebía me dedicaba a charlar con aquellos que me conocían desde que era una enana, recordando cosas como la vez que le derramé agua hirviendo a un cliente por error y riendo a carcajadas. Esta gente siempre era tan amable y alegre, a veces me preguntaba si continuarían siendo de aquella manera conmigo si descubrieran aquel secreto que podía llevarme a la hoguera. ¡Pero vaya manera que tenía de deprimirme! Basta con aquellos pensamientos, me ordené y terminé mi bebida. Agradecí y me despedí con un gesto de mano mientras salía al frío exterior.
No había llevado ningún abrigo y en ese momento lo lamenté puesto que tendría que caminar de regreso a la mansión Le Course. Y en mi camino no tardé en sentirme incómoda, no podía oírlo pero sí podía sentirlo, a alguien caminando detrás de mí, estaba asustada. Ya me habían perseguido antes pero algo en aquella persona detrás de mí era diferente, no sabía cómo reaccionar ¿bruja? ¿humana? Podía ser un ladrón o algo por el estilo, entonces gritar estaría bien, alguien podría salir a ayudarme, pero había dos problemas, uno era medianoche y dudaba mucho que alguien fuese a querer salir a esa hora a ayudar a una desconocida; dos, si no era un humano corriente… No podía descartar que fuese un ser de la noche o peor, un cazador o inquisidor. Aquello último me preocupaba mucho más porque entonces, ¿me había descubierto? ¿¡Cómo!?
No me decidía aun cuando sentí una mano en mi hombro e instintivamente me giré alejándome un par de pasos. Rápidamente examiné su aura: humano. ¿Era una ventaja? ¿sí? ¿no? Aunque al menos ya sabía que era a rasgos generales no podía decir que fuese un humano corriente o uno de esos que nos cazaban, y aquel sentimiento…
- ¿Te importaría decirme por qué me sigues?
No importaba cuantas vueltas le diera en mi cabeza a mis pensamientos, en apariencia estaba tranquila y mi voz no demostraba tampoco el miedo que sentía, solo lo miraba con calma y precaución. Sin la necesidad de cambiar mi expresión en ningún momento, me cercioré de cuantas almas habían, cuatro, cuatro almas que podía utilizar… Y ahí paré el hilo de aquel pensamiento. ¿Qué hacía dependiendo de la magia negra? Me habría golpeado a mí misma por ello, no me gustaba, no era lo que me habían enseñado. Aquella magia tan cruel, y que sin embargo se me daba tan bien, ojalá pudiese cortar mi relación con ella.
Neru Le Course- Hechicero Clase Alta
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Re: Viaje al fin de la noche [Neru Le Course]
Es joven, demasiado joven. Normalmente mis victimas suelen de edades algo mayores a la de ella, por su apariencia debe tener mi edad o incluso menos, quizás era la primera chica tan joven que mataba a excepción de mi difunta novia. No tenía reparo, en realidad nunca había remordimientos por ninguna de mis victimas pero aquello no quitaba que se me hiciese extraña aquella situación y que estuviese más alerta que ninguna otra vez anterior. Cuando mi hermana fue asesinada no llegaba a la veintena de años, así que yo tal y como aquellos depredadores que osaron a arrebatarle la vida no tuvieron ningún miramiento yo tampoco los iba a tener con aquella joven, merecía morir, era mi victima y mis victimas siempre acaban muriendo.
La joven se volteó con rapidez una vez que sintió mi mano sobre su hombro. Se aleja unos cuantos pasos de mi y todo lo que puedo hacer es quedarme con mi mirada perdida en sus ojos. Por unos momentos no sé que decir, no se como reaccionar, ella sabe que la he estado persiguiendo pues me acaba de preguntar el porque hago eso. Me encojo de hombros sin saber muy bien que decir, mi plan es conducirla de algun modo al callejón que hay a unos cuantos pasos de donde nos encontramos, ahí podré hacer lo que tengo que hacer sin correr el riesgo de que nadie me vea, nunca me arriesgo a ser descubierto. Tardo en responder pero cuando lo hago, lo hago de forma contundente y clara a la espera de que ella acabe colaborando en mi mentira.
—Lo siento, no fue mi intención asustarla, tampoco le estaba persiguiendo, solo necesito algo de ayuda — Avanzo, acercándome más a la muchacha — Soy nuevo en la ciudad como podrá comprobar en mi acento y necesito algo de ayuda, estoy desesperado, no sé que hacer...— Me acerco aún más a ella, estando prácticamente cara a cara, solo un palmo de mano nos separa. Puedo sentir su aliento sobre la punta de mi nariz, puedo sentir su mirada sobre la mía e incluso parece que como si ahora más que nunca estuviese más cerca de asesinarla pero me contengo, todavía no es el momento, debo hacerlo en callejón.
—Es mi hijo...— Miento, no tengo ningún hijo pero era lo primero que se me había ocurrido — Se me ha escapado y no puedo encontrarlo, ha salido corriendo calle arriba, debe estar por ahí, por favor ayúdame a encontrarlo. Es todo lo que tengo, sin él no soy nada en esta vida, lo necesito, ayúdeme por favor — Le ruego fingiendo como que si realmente me siento apenado por aquello.
Echo a caminar calle arriba con la esperanza de que me siga. Avanzo rápido como si de verdad me sintiese ansioso por encontrar aquel pequeño niño inexistente pues lo cierto es que sí me siento ansioso pero no por eso mismo precisamente, me siento ansioso por cumplir lo que he venido hacer esta noche aquí. Ella llega hasta el callejón donde me encuentro, yo señalo con el dedo, indicando que mi hijo se ha adentrado en lo más profundo del lugar, está oscuro como siempre, la oscuridad siempre me acompaña a todos lados, siempre ha estado presente en mi vida y parece que lo va a estar por siempre, me gusta, al igual que la sangre la oscuridad es algo que verdaderamente me excita.
—Por favor...— Vuelvo a pedir. Esperando esta vez si conseguir convencerla y que ella misma me acompañe hasta el interior del lugar. Solo necesito eso, que nos adentremos un poco más y entonces podré estrangularla en paz, sin preocupación alguna y me aseguraré que fuese lo más rápido posible, juro que así será.
La joven se volteó con rapidez una vez que sintió mi mano sobre su hombro. Se aleja unos cuantos pasos de mi y todo lo que puedo hacer es quedarme con mi mirada perdida en sus ojos. Por unos momentos no sé que decir, no se como reaccionar, ella sabe que la he estado persiguiendo pues me acaba de preguntar el porque hago eso. Me encojo de hombros sin saber muy bien que decir, mi plan es conducirla de algun modo al callejón que hay a unos cuantos pasos de donde nos encontramos, ahí podré hacer lo que tengo que hacer sin correr el riesgo de que nadie me vea, nunca me arriesgo a ser descubierto. Tardo en responder pero cuando lo hago, lo hago de forma contundente y clara a la espera de que ella acabe colaborando en mi mentira.
—Lo siento, no fue mi intención asustarla, tampoco le estaba persiguiendo, solo necesito algo de ayuda — Avanzo, acercándome más a la muchacha — Soy nuevo en la ciudad como podrá comprobar en mi acento y necesito algo de ayuda, estoy desesperado, no sé que hacer...— Me acerco aún más a ella, estando prácticamente cara a cara, solo un palmo de mano nos separa. Puedo sentir su aliento sobre la punta de mi nariz, puedo sentir su mirada sobre la mía e incluso parece que como si ahora más que nunca estuviese más cerca de asesinarla pero me contengo, todavía no es el momento, debo hacerlo en callejón.
—Es mi hijo...— Miento, no tengo ningún hijo pero era lo primero que se me había ocurrido — Se me ha escapado y no puedo encontrarlo, ha salido corriendo calle arriba, debe estar por ahí, por favor ayúdame a encontrarlo. Es todo lo que tengo, sin él no soy nada en esta vida, lo necesito, ayúdeme por favor — Le ruego fingiendo como que si realmente me siento apenado por aquello.
Echo a caminar calle arriba con la esperanza de que me siga. Avanzo rápido como si de verdad me sintiese ansioso por encontrar aquel pequeño niño inexistente pues lo cierto es que sí me siento ansioso pero no por eso mismo precisamente, me siento ansioso por cumplir lo que he venido hacer esta noche aquí. Ella llega hasta el callejón donde me encuentro, yo señalo con el dedo, indicando que mi hijo se ha adentrado en lo más profundo del lugar, está oscuro como siempre, la oscuridad siempre me acompaña a todos lados, siempre ha estado presente en mi vida y parece que lo va a estar por siempre, me gusta, al igual que la sangre la oscuridad es algo que verdaderamente me excita.
—Por favor...— Vuelvo a pedir. Esperando esta vez si conseguir convencerla y que ella misma me acompañe hasta el interior del lugar. Solo necesito eso, que nos adentremos un poco más y entonces podré estrangularla en paz, sin preocupación alguna y me aseguraré que fuese lo más rápido posible, juro que así será.
Wyatt Radway- Cazador Clase Media
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Re: Viaje al fin de la noche [Neru Le Course]
¿Confundido? Pero solo por un momento. Si ya de por sí mi control sobre la empatía era muy poco podía decirse que ahora estaba completamente fuera de control, estaba atenta a cada cambio de emoción por muy ligero que fuese. Nunca había hecho algo como eso y casi me daban ganas de reprenderme a mí misma por meterme en las emociones de alguien sin permiso y por un miedo que al fin y al cabo podía ser que yo misma lo estaba inventando. Mantuve, o al menos puse toda mi concentración en hacerlo, una expresión seria, que no revelara lo que andaba en mi cabeza. Cuando el joven habló lo hizo de manera clara, no había nada que temer por el tono de su voz, nada en absoluto, y quise aferrarme a esa idea pero… ¿Por qué me sentía inquieta entonces? Probablemente me habría echado a correr, pero el joven, mientras me explicaba que no quería asustarme, se había acercado a mí. Si no me había vuelto a alejar era porque no iba a poder hacerlo pasar por un sobresalto así que le dejé avanzar hasta que pude sentir su aliento. ¿No estaba muy cerca? ¿A qué distancia hablaban las personas normalmente?
Me distraje (y por primera vez lo agradecí) cuando mencionó tener un hijo. Se veía preocupado y, claro, ¿quién no se iba a preocupar si no encontraba a su hijo? Luego de rogar por ayuda fue en la dirección por la que se supone el niño había escapado y esperó a por mí. Podía sentir la ansiedad, me golpee mentalmente y me dije que debía ser por el pequeño, ¡tenía que ser eso! Sin embargo, no podía evitar sentirme aliviada porque se hubiese alejado aunque no corrí como quise hacerlo hace unos momentos. Si realmente había perdido a su hijo no podía dejarlo solo aunque no dejaba de parecerme extraño ya que no sentía a nadie más cerca, claro que eso también podía significar que el niño se había alejado demasiado.
- Si ha sido hace mucho lo mejor es que busque también por el otro lado, el niño podría haber regresado…
No estaba segura del tono que había usado, pero no era del todo una mentira lo que decía. Sí, iba a buscar a aquel niño pero mi razón principal para dar aquella idea era el alejarme del joven.
- Además, alguien podría haberlo visto. Veré que puedo encontrar.
Sí, si preguntaba a otras personas, quizá alguien había visto al niño… Pero no había muchas personas cerca. En fin, luego de decir eso, como si estuviese realmente preocupada, me giré y comencé a caminar en la dirección por la que había venido, esperando que el joven fuera en la opuesta.
Me distraje (y por primera vez lo agradecí) cuando mencionó tener un hijo. Se veía preocupado y, claro, ¿quién no se iba a preocupar si no encontraba a su hijo? Luego de rogar por ayuda fue en la dirección por la que se supone el niño había escapado y esperó a por mí. Podía sentir la ansiedad, me golpee mentalmente y me dije que debía ser por el pequeño, ¡tenía que ser eso! Sin embargo, no podía evitar sentirme aliviada porque se hubiese alejado aunque no corrí como quise hacerlo hace unos momentos. Si realmente había perdido a su hijo no podía dejarlo solo aunque no dejaba de parecerme extraño ya que no sentía a nadie más cerca, claro que eso también podía significar que el niño se había alejado demasiado.
- Si ha sido hace mucho lo mejor es que busque también por el otro lado, el niño podría haber regresado…
No estaba segura del tono que había usado, pero no era del todo una mentira lo que decía. Sí, iba a buscar a aquel niño pero mi razón principal para dar aquella idea era el alejarme del joven.
- Además, alguien podría haberlo visto. Veré que puedo encontrar.
Sí, si preguntaba a otras personas, quizá alguien había visto al niño… Pero no había muchas personas cerca. En fin, luego de decir eso, como si estuviese realmente preocupada, me giré y comencé a caminar en la dirección por la que había venido, esperando que el joven fuera en la opuesta.
- off:
- Lo siento, lo siento, demoré mucho, lo siento Q.Q
Neru Le Course- Hechicero Clase Alta
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