En busca de empleo [Privado]

por **Fabrice Laurent** Dom Jul 28, 2013 4:37 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Esa mañana Fabrice había salido sumamente animado de su hogar. No le había importado en lo más mínimo que su familia le gritara, que le llamaran inútil o le dijeran que lo mejor sería que no existiera. Ese día nada perturbaría su cometido… después de todo había descubierto que no era tan inútil como los demás lo creían, ¿Por qué? pues por el simple motivo de que después de haber estado vagando en busca de trabajo por varias semanas, finalmente ante él se encontraba una oportunidad de oro.

Con cuidado saco de su bolsillo la nota que aquella amable mujer que le ofreció trabajo le había entregado. En ese pequeño trozo algo arrugado ya por las veces que le había contemplado, estaba la forma de llegar a la casa de la mujer.
Con letra fina y hermosa indicaba Mansión Stratowski además de algunas notas que le servirían de referencia para llegar hasta el lugar. En otra circunstancia el joven les habría mostrado a todos la nota y hubiera dicho que estaba a punto de conseguir empleo, pero no era el momento adecuado para eso; conocía a su familia y si ellos sabían que para quien probablemente trabajaría era alguien sumamente rico no le habrían permitido ir, terminando alguno de ellos por asistir en su lugar.

Su familia era demasiado ambiciosa, pero él afortunadamente no lo era… solo buscaba hacerlos felices y lograr ser parte de ellos.
- Bien, esta es la oportunidad que estabas esperando. Es el momento de dejar de ser tan hablador y comportarte como los demás esperan… la señorita… debe ser alguien rica y no puedes darte el lujo de avergonzarla así que comportare como se debe - gran parte del camino hasta el lugar que buscaba hablo consigo mismo, parecía que esa costumbre suya jamás se le quitaría, pero que más podía hacer si él mismo era el único que se permitía escucharle.

Después de andar un rato entre casas que nunca en su vida pensó visitar, se topo con una que orgullosa anunciaba el nombre que traía en el papel y sonrío dandose ánimos para enfrentar lo que venía. Se esforzaría tanto como pudiera y entonces… tendría un trabajo como nadie de su familia lo había tenido antes y haría todo bien.

Observando al interior pudo notar como alguien se acercaba mirando de manera desconfiada y estirando el trozo de papel agacho la mirada.
- Busco a la señorita Lenneth… me pidió que viniera - tragó saliva y simplemente se quedo ahí, esperando que le dieran la oportunidad de entrar o le corrieran del lugar.

por **Fabrice Laurent** Vie Abr 18, 2014 7:59 pm

Agradeció que Lenneth supiera que hacer porque aunque aún no hacía nada con aquella joven, simplemente al poner su mano sobre el brazo de él ya se sentía a salvo. Así era Fabrice, cualquier detalle simple podía llenarle de tranquilidad aunque antes hubiese pasado lo que parecía ser la peor cosa del mundo y no era la excepción al estar en contacto de aquella mujer que tan amablemente le abría las puertas de su lujoso hogar a alguien que con su pinta de distraído y sus ropas sencillas cualquiera hubiese juzgado de un vil ladrón que solo buscaba aprovecharse de otros. Hasta ese momento había demostrado que aquellas no eran sus intenciones lo cual, relajaba más al joven – Que bueno que sabes que hacer, estaba comenzando a asustarme por lo que pudiera pasarle y que no pudiera hacer nada para salvarla y… – se acerco a Lenneth y a la doncella – ¿Qué era ese té exactamente? ¿Dónde es que has aprendido a defenderte de esa manera? Me gustaría ser tan asombroso como tu per soy algo torpe y seguramente terminaría herido por mi misma mano antes de conseguir algo.

No vio aquella mordedura que estaba en el cuello de la doncella de su ahora señora y se quedo al lado de la joven mientras que Lenneth iba por algo que no sabía exactamente que era.
Cuando le miro y noto algo diferente en la mirada de ella se sonrojo levemente y asintió a sus palabras.
– Prometo no olerlo – dio algunos pasos hacía atrás y contuvo la respiración en lo que parecía reaccionar aquella doncella. Apenas se cerro el botecito aquel que era bastante extraño, se acerco nuevamente a ella con una gran sonrisa en los labios – Estas bien, Dios que he pensado que ibas a morir y me he asustado, no sabía que hacer contigo pero mira, ahora estas a salvo – dio espacio para que Lenneth preguntara a la chica aquella pero aún así no pudo contenerse y abrazo a la chica, soltandola al instante – Lo lamento, que torpe soy. Debes estar cansada o mal y yo te abrazo sin fijarme en eso – bajo la mirada y las manos. Era un torpe de eso no cabía duda y de seguir así quizás terminaría fuera de aquella casa.

Ya que su señora pregunto a él también y mientras la joven se despabilaba de aquel sueño en el que había entrado por la fuerza, Fabrice sonrío.
– Estoy bien, demasiado bien de hecho y no debe disculparse quizás todo esto sea mi culpa porque debo tener una suerte muy muy mala, me han pasado cosas extrañas últimamente señorita y usted solo ha sido amable conmigo y eso se lo agradeceré eternamente – sin detenerse tomo una de las manos de Lenneth entre las suyas y le miro fijamente – es usted muy buena conmigo, de verdad que si y no tiene que ofrecerme un trabajo si es que no lo merezco. No quiero ocasionarle problemas pese a que me encantaría quedarme aquí porque todos son muy bueno y tu Lenny eres muy linda – apenas dijo aquello se mordió la lengua y bajo la mirada – perdón… le he llamado Lenny, señorita y sé que eso esta mal – realmente le era tan complicado quedarse callado o hacer algo bien que opto por soltar la mano de aquella mujer – será mejor que me vaya a casa antes de que haga alguna otra cosa que no debo – se movió un poco – gracias por todo… – suspiro y miro a Lenneth, lo mejor era irse de eso estaba seguro.

por **Lenneth P. Stratowski** Jue Abr 24, 2014 11:37 am

No llegaba a una sonrisa ni a una risotada pues con la finura con la que lo hizo, le pareció hermosa esa forma de ser. Había estado prestando atención a Fabrice, se ruborizo un poco al escuchar aquel apelativo hacia ella, aquello le mostraba que era una muestra de cariño demasiado prematuro para su opinión -…..No...No debes preocuparte en mostrarte cómo eres Fabrice….-sonrió para después dar unos pasos en su dirección, mostrándose segura y calmada conforme andaba-…. No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas….-una delicada mano que vestía hermosos anillos, seguramente joyas de la familia, comenzó a acariciar la mejilla ajena, mostrándose cercana a él, yendo aun con su acostumbrada sonrisa que nunca quitaba de su rostro, solamente para tranquilizar a Fabrice.

-…No te voy a forzar algo que no quieras hacer….pero…-se lamio los labios con lentitud-… Es hora de cometer errores, de ser uno mismo y de arriesgarse en la vida mostrándose seguro de uno mismo….-Mostrándose con una sonrisa, Lenneth animaba a Fabrice, alejo la mano para después llevar ambas a la corbata ajena, volver a ponerla correctamente en su posición y ahí se quedaron sus manos, hasta que rápidamente reacciono y acabo apartándolas de aquel torso encamisado por telas oscuras.

Condesa o no, ella no quería que Fabrice se sintiera incomodo frente a la presencia de su título inmobiliario, es más, quería que estuviera como en casa, pero ella no quería forzarle, perderle de vista pues sentía que había paz en ella cuando le hablaba y que podía hablar de cualquier cosa, pero, a vista de otros, sería bastante extraño la relación con Fabrice -…..Así que…no temas y se tú mismo…nadie tiene porque decirte nada….pero no suelo ser egoísta y me gustaría serlo….-suspiro-…contigo….-Sus manos se acariciaban entre sí, mostrándose un poco nerviosa, observo a la doncella que parecía entrar en sí, veía que la doncella tosía, pero su atención volvió a quien tenía delante de ella -…Me gustaría que trabajaras conmigo….es decir para mi…como mi mayordomo principal…ehm….-se quedó pensando durante varios minutos, observando un punto en la nada y entonces se le ocurrió -¡Ya se! Te quedarás una semana de prueba. Si vemos que sirves para el trabajo, te quedas…y te vienes a vivir aquí….pero….si en esa semana no vemos que te sientas seguro….-suspiro, de nuevo se le estaban ocurriendo ideas descabelladas sin…un momento, prácticamente estaba sola y no tenía a nadie que le hiciera compañía.

Era una blanda. La misma congoja ya salía amenazándola con humillarse a sí misma frente a Fabrice -…..Puedo darle un donativo y así gozar un poco de fortuna con su familia Sr Laurent….-Las palabras quería dirigirlas hacia los ojos de Fabrice, no solo a sus zapatos marrones de piel. Una de sus manos limpio una lagrimilla que pudo haber delineado un recorrido negro por sus mejillas debido a que parte del carboncillo del lapicero de los ojos se le humedecería, dejándola hecha un desastre.

Debería de estar loca por lo que estaba haciendo.

No era reina, y no gobernaba un país ni era princesa para poder desposarse con el príncipe encantador. Sabía que después de la decisión ajena, podría quedarse sola nuevamente, estaría sola para poder poner su corazón en una urna de cristal y quedarse fría, sin alma, ni si quiera saber que sus sentimientos volverían a molestarla nunca más, no volvería a saber tampoco que es el anhelo de sentir un abrazo, un beso, la cercanía ajena, porque después de tanto tiempo ¿Quién quería permanecer cerca de ella?

-Nunca olvide que usted es el único con derecho a tomar decisiones en su propia vida y que los demás somos solo adornos….-Hizo una breve reverencia la cual le sirvió para incorporarse nuevamente de pie, mirarle con firmeza y terminar por alejarse de Fabrice, sujetándose las manos sobre el vientre, sopesando la certeza de que sabía que se iría…y tendría que hacer honor a su promesa.

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