AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
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Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
Recuerdo del primer mensaje :
No llevar ni dos días en París, y ya parecía que Emhyr le había cogido el truco a aquellas calles por las que caminaba.
Creer que su francés era malo, hizo que al principio se echará atrás a la hora de atreverse con al gente, y de empezar sus pequeños espectáculos ambulantes, donde el sonido de la guitarra española y la magia absurda inundaba las calles atrayendo a todo tipo de público de cualquier clase. Pero no, la lengua no le complico las cosas, incluso su leve acento se dejaba llevar entre el sonido de aquel idioma que incluso podía disimularlo. Lo que no disimulaba su extranjería, eran sus facciones orientales, incluso su ropa, a pesar de ser humildes y no llamar mucho la atención, no era lo que precisamente vestían en París, ni los más pobres.
Sería fácil sobrevivir en aquel entorno, donde con un simple truco de cartas ya llamaba la atención al más insensato, que por creer la buena suerte y en la diosa fortuna, se dejaba los bolsillos apostando con cada uno de los truco que beneficiarían al desterrado. Donde el leve sonido de su guitarra, y aquella melodías desconocidas para muchos, le daban para comer un día más, aunque parecía que en París el hambre no iba a hacer su problema como en muchos otros lugares, aquí parecía que a todo el mundo le sobraba.
Había llegado la hora, otro día más, en el que la nocturna había desterrado al día, y a pesar de estar en verano, la temperatura no era tan alta como en las tierra de Andalucía, último hogar fijo de Emhyr.
La noche, el llamado momento de la melancolía por algunos, pero allí y siguiendo el rumor, no era así, sino era el momento de la vulnerabilidad, del peligro, y de lo oculto. Aunque para algunos mortales era la hora en la que podían saciar sus vicios sin que otros lo estuviesen vigilando.
Para Emhyr era la hora de su búsqueda, ya que, el objetivo de viajar hasta París era encontrar su obsesión particular y aquella que le había dejado cicatrices en su piel, y dejado con vida sin explicación alguna. Vampiros, era lo que ha Emhyr tanto le llamaba la atención en su pequeño mundo sobrenatural, era algo curioso que debía descubrir aunque su vida estuviese en juego, y esa ambicionada inmortalidad.
Avanzada las horas hacia que en él, el cansancio se apoderase. Otra noche más sin éxito, y otra noche más para dormir al raso, y nuevo a colarse en el aquel cementerio. Él sabía perfectamente porque pasaba sus noche en el último lugar, en el que cualquiera pisaría el pie por supertición. Al menos si él no los buscaba, ellos daría con él. Era míticas las historias donde decía, que criaturas sobrenaturales siempre se refugiaban en lugares muertos, o solitarios. ¿Qué mejor lugar que un cementerio?
No llevar ni dos días en París, y ya parecía que Emhyr le había cogido el truco a aquellas calles por las que caminaba.
Creer que su francés era malo, hizo que al principio se echará atrás a la hora de atreverse con al gente, y de empezar sus pequeños espectáculos ambulantes, donde el sonido de la guitarra española y la magia absurda inundaba las calles atrayendo a todo tipo de público de cualquier clase. Pero no, la lengua no le complico las cosas, incluso su leve acento se dejaba llevar entre el sonido de aquel idioma que incluso podía disimularlo. Lo que no disimulaba su extranjería, eran sus facciones orientales, incluso su ropa, a pesar de ser humildes y no llamar mucho la atención, no era lo que precisamente vestían en París, ni los más pobres.
Sería fácil sobrevivir en aquel entorno, donde con un simple truco de cartas ya llamaba la atención al más insensato, que por creer la buena suerte y en la diosa fortuna, se dejaba los bolsillos apostando con cada uno de los truco que beneficiarían al desterrado. Donde el leve sonido de su guitarra, y aquella melodías desconocidas para muchos, le daban para comer un día más, aunque parecía que en París el hambre no iba a hacer su problema como en muchos otros lugares, aquí parecía que a todo el mundo le sobraba.
Había llegado la hora, otro día más, en el que la nocturna había desterrado al día, y a pesar de estar en verano, la temperatura no era tan alta como en las tierra de Andalucía, último hogar fijo de Emhyr.
La noche, el llamado momento de la melancolía por algunos, pero allí y siguiendo el rumor, no era así, sino era el momento de la vulnerabilidad, del peligro, y de lo oculto. Aunque para algunos mortales era la hora en la que podían saciar sus vicios sin que otros lo estuviesen vigilando.
Para Emhyr era la hora de su búsqueda, ya que, el objetivo de viajar hasta París era encontrar su obsesión particular y aquella que le había dejado cicatrices en su piel, y dejado con vida sin explicación alguna. Vampiros, era lo que ha Emhyr tanto le llamaba la atención en su pequeño mundo sobrenatural, era algo curioso que debía descubrir aunque su vida estuviese en juego, y esa ambicionada inmortalidad.
Avanzada las horas hacia que en él, el cansancio se apoderase. Otra noche más sin éxito, y otra noche más para dormir al raso, y nuevo a colarse en el aquel cementerio. Él sabía perfectamente porque pasaba sus noche en el último lugar, en el que cualquiera pisaría el pie por supertición. Al menos si él no los buscaba, ellos daría con él. Era míticas las historias donde decía, que criaturas sobrenaturales siempre se refugiaban en lugares muertos, o solitarios. ¿Qué mejor lugar que un cementerio?
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
Emhyr escucho comenzo a escuchar su discurso y aquello le confirmo toda sospecha, su piel no era fría ni carente de poros, ella había repelido la sangre hacia ya un instante, su aura era extraña al igual que su exceso de confianza, ya que no habia temido estar a solas con un desconocido. Tampoco había parado de mirarle la cicatriz de su muñeca, y ahora hablaba sabiendo de lo que él se refería. Él nunca había nombrado la palabra "vampiro" ni ella en aquel momento, pero ella perfectamente lo sabía de ellos.
Una sonrisa se dibujo en sus labios, solo le quedaba algo que lo verificaría todo, de "qué" era ella.
-No es él poder lo que busco de "ellos". Solo tiempo, que del que tal vez no vaya a disponer en mi vida... -Emhyr se levanto de su sitio, y dió un paso atrás. Retirando su abrigo lo dejo encima de la vieja sepultura y subió sus mangas, dejando al descubierto multiples mordidas mezcladas con algunos simbolos mas viejos tatuados en su piel. -Dicen que el felino con sus suaves patas acaricia a la presa jugueteando con ella, trayendola pero a la vez torturandola, ya que afiladas garras se esconde en sus patas. Y después de ello, y tras el sufrimiento de la tortura, algo de misericordía se apodera del animal acabando con el sufrimiento de la presa y dejandola sin vida.
De nuevo comenzo a colocar sus mangas en su sitio, y una mirada languida y confusa se apodero de su rostro.
-¿Por qué después de la tortura, se deja a una presa con vida? -Pausó tras la pregunta. -Es una pregunta sin respuesta, y me veo empujado a encontrar mi respuesta.
De nuevo tomo el abrigo, y tomo algo de uno de sus bolsillos, guardandolo en su puño cerrado sin dejarlo al descubierto.
-Señorita, creo que sabeís bien de lo que os hablo, y creo que lo sucedido hace unos minutos con mi sangre, haya sido porque os desagrade ya que dicen "que si se les muestra sangre, la verdadera naturaleza en sus ojos se ve reflejada". Podría intentar verificar aquello que pienso, atreverme a ello, pero os dejo eligir.
Una sonrisa se dibujo en sus labios, solo le quedaba algo que lo verificaría todo, de "qué" era ella.
-No es él poder lo que busco de "ellos". Solo tiempo, que del que tal vez no vaya a disponer en mi vida... -Emhyr se levanto de su sitio, y dió un paso atrás. Retirando su abrigo lo dejo encima de la vieja sepultura y subió sus mangas, dejando al descubierto multiples mordidas mezcladas con algunos simbolos mas viejos tatuados en su piel. -Dicen que el felino con sus suaves patas acaricia a la presa jugueteando con ella, trayendola pero a la vez torturandola, ya que afiladas garras se esconde en sus patas. Y después de ello, y tras el sufrimiento de la tortura, algo de misericordía se apodera del animal acabando con el sufrimiento de la presa y dejandola sin vida.
De nuevo comenzo a colocar sus mangas en su sitio, y una mirada languida y confusa se apodero de su rostro.
-¿Por qué después de la tortura, se deja a una presa con vida? -Pausó tras la pregunta. -Es una pregunta sin respuesta, y me veo empujado a encontrar mi respuesta.
De nuevo tomo el abrigo, y tomo algo de uno de sus bolsillos, guardandolo en su puño cerrado sin dejarlo al descubierto.
-Señorita, creo que sabeís bien de lo que os hablo, y creo que lo sucedido hace unos minutos con mi sangre, haya sido porque os desagrade ya que dicen "que si se les muestra sangre, la verdadera naturaleza en sus ojos se ve reflejada". Podría intentar verificar aquello que pienso, atreverme a ello, pero os dejo eligir.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
Todas mis sospechas se vieron confirmadas cuando él utilizó la palabra "ellos" para referirse a los vampiros. Así que así era. Buscaba a los asquerosos chupópteros para convertirse en uno de ellos. En mi enemigo natural. ¿Bsucaba tiempo? Quizás era cierto que la vida humana se veía demasiado corta. Aunque era una visión que sólo los seres que teníamos más vida que ellos podíamos tener. No él. ¿Estaría el hombre enfermo? Quizá tuviese algo que lo estaba matando y por eso deseaba poseer un tiempo del que no creía disponer.
De repente, comenzó a hablar entre frases que no tenían mucho sentido... al principio. ¿Era yo ese felino? No podía saber lo que era yo. No podía. Era cierto que si bien él sabía de la existencia de los vampiros, perfectamente podía saber de la de los licántropos, pero... de ahí a conocer mi verdadera naturaleza... O quizá le había dado demasiadas pistas. Escuché su monólogo mientras me inundaba el terror de la sospecha. Sin embargo, al observar que lo decía mientras se miraba las cicatrices, y después añadió que no entendía por qué algunos dejaban con vida a su presa, pensé que quizás el no se había entregado a las bestias vampíricas. Quizás lo habían torturado y después lo habían dejado con vida en su amarga existencia. Todo en aquel hombre era un interminable interrogante, y no podía sino continuar embobada en aquel misterio que cada vez más me incitaba a descubrir el quid de la cuestión.
Permanecí en silencio, sin saber bien qué decir, angustiada ante la posibilidad de que él supiera qué escondía bajo mi piel humana. Aquel corazón de lobo que siempre cuidaba en mi interior y que solo dejaba salir en las noches de luna llena, cuando mi feroz instinto animal rompía la envoltura de mi apariencia humana. Ni siquiera yo sabía bien qué era, y él parecía estar buscando algo similar a lo que yo tenía.
Lo peor de todo era que yo sabía que podía ayudarle, aunque no conocía bien los motivos que lo impulsaban a tomar tan drástica decisión. Suspiré, pero mi respiración se cortó cuando escuché la última frase que confirmó mis peores pensamientos. Si se les muestra sangre, la verdadera naturaleza en sus ojos se ve reflejada. Maldición.
Me giré para no ver sus ojos y cerré los míos sopesando mis posibilidades. No había escapatoria, decir que no sabía de qué me estaba hablando demostraría cobardía, pero encararlo y decirle que era un lobo deseoso de hacer su primera conversión era pasarse. ¿Qué hacer entonces? Mi naturaleza humana me instaba a salir corriendo y perder de vista a aquel hombre chiflado, pero mi instinto lobuno me pedía a gritos decirle que yo era lo que buscaba, que mi opción era mucho mejor a la de un vampiro, pues no tendría que morir, y podría darle tiempo, y no la indeseada eternidad. ¿Qué haría, entonces?
-Escúchame, Emhyr. ¿Qué quieres de mí? -dije aún sin volverme hacia él- Sé claro y conciso, por favor. Dime exactamente qué expectativas tienes para conmigo.
De repente, comenzó a hablar entre frases que no tenían mucho sentido... al principio. ¿Era yo ese felino? No podía saber lo que era yo. No podía. Era cierto que si bien él sabía de la existencia de los vampiros, perfectamente podía saber de la de los licántropos, pero... de ahí a conocer mi verdadera naturaleza... O quizá le había dado demasiadas pistas. Escuché su monólogo mientras me inundaba el terror de la sospecha. Sin embargo, al observar que lo decía mientras se miraba las cicatrices, y después añadió que no entendía por qué algunos dejaban con vida a su presa, pensé que quizás el no se había entregado a las bestias vampíricas. Quizás lo habían torturado y después lo habían dejado con vida en su amarga existencia. Todo en aquel hombre era un interminable interrogante, y no podía sino continuar embobada en aquel misterio que cada vez más me incitaba a descubrir el quid de la cuestión.
Permanecí en silencio, sin saber bien qué decir, angustiada ante la posibilidad de que él supiera qué escondía bajo mi piel humana. Aquel corazón de lobo que siempre cuidaba en mi interior y que solo dejaba salir en las noches de luna llena, cuando mi feroz instinto animal rompía la envoltura de mi apariencia humana. Ni siquiera yo sabía bien qué era, y él parecía estar buscando algo similar a lo que yo tenía.
Lo peor de todo era que yo sabía que podía ayudarle, aunque no conocía bien los motivos que lo impulsaban a tomar tan drástica decisión. Suspiré, pero mi respiración se cortó cuando escuché la última frase que confirmó mis peores pensamientos. Si se les muestra sangre, la verdadera naturaleza en sus ojos se ve reflejada. Maldición.
Me giré para no ver sus ojos y cerré los míos sopesando mis posibilidades. No había escapatoria, decir que no sabía de qué me estaba hablando demostraría cobardía, pero encararlo y decirle que era un lobo deseoso de hacer su primera conversión era pasarse. ¿Qué hacer entonces? Mi naturaleza humana me instaba a salir corriendo y perder de vista a aquel hombre chiflado, pero mi instinto lobuno me pedía a gritos decirle que yo era lo que buscaba, que mi opción era mucho mejor a la de un vampiro, pues no tendría que morir, y podría darle tiempo, y no la indeseada eternidad. ¿Qué haría, entonces?
-Escúchame, Emhyr. ¿Qué quieres de mí? -dije aún sin volverme hacia él- Sé claro y conciso, por favor. Dime exactamente qué expectativas tienes para conmigo.
Adrianne Trevillette- Mensajes : 372
Fecha de inscripción : 17/07/2010
Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
Cada vez estaba más seguro de aquello, de lo que era ella, pero ¿qué clase? Exactamente, tenía muchas posibilidades y no todas las criaturas de la noche podían conceder la inmortalidad-
Al principio su objetivo respecto a ella, no era el saber si ella podía darle algo que él ansiaba, no era sacar ningun beneficio de ella fuese humana o no, al principio solo era la búsqueda de la compañía. Había pasado demasiado tiempo sin tener una compañía mas o menos estable, ya que sus conversaciones siempre derivaban al mismo tema, y era a la sobrenaturalidad que en el mundo habitaba y que los pobres humanos desconocían.
Emhyr estaba al tanto de todo aquel mundo, sumándole que él se sentía parte de él a causa de su propia naturaleza de hechicero. Y había recorrido el mundo, para aumentar su conocimiento de todo aquello; pocas señales y podía reconocer loque habitaba en ello, solo había que seguir unos pocas pautas y acertar en ciertos criterios y allí lo tenía.
-Sois criatura nocturna. -Afirmo como si aquello fuera lo más normal del mundo.
"Buscar mas tiempo... Buscar respuestas" era su objetivo al fin y al cabo, cada noche le atormentaba la idea de haberse visto seducido por un vampiro o varios, aun no sabía a ciencia cierta si eran varias porque recordaba apenas rasgos de lo sucedido, solo aquella sensación de doloroso placer y aquella hipnosis que le hacia una y otra vez acudiar inconcientemente otra y otra noche al mismo lugar, y por el hecho de aquello necesitaba saber mas, necesitaba respuestas y por ello todo el tiempo del mundo y no solo para hallar respuesta, una pequeña venganza personal se removía en su interior. Una vinculada con su pasado, con su propio origen, con su sangre.
-No sé que criatura se oculta tras esa preciosa fachada, al principio no tenía esta intención, pero usted me dio las señales para que cambiase de opinión. No sé si podeís darme ese tiempo que necesito, si podeís, entraría en una de mis expectativas de futuro porque no se las consecuencias a ciencia cierta de pedir esto.
Al principio su objetivo respecto a ella, no era el saber si ella podía darle algo que él ansiaba, no era sacar ningun beneficio de ella fuese humana o no, al principio solo era la búsqueda de la compañía. Había pasado demasiado tiempo sin tener una compañía mas o menos estable, ya que sus conversaciones siempre derivaban al mismo tema, y era a la sobrenaturalidad que en el mundo habitaba y que los pobres humanos desconocían.
Emhyr estaba al tanto de todo aquel mundo, sumándole que él se sentía parte de él a causa de su propia naturaleza de hechicero. Y había recorrido el mundo, para aumentar su conocimiento de todo aquello; pocas señales y podía reconocer loque habitaba en ello, solo había que seguir unos pocas pautas y acertar en ciertos criterios y allí lo tenía.
-Sois criatura nocturna. -Afirmo como si aquello fuera lo más normal del mundo.
"Buscar mas tiempo... Buscar respuestas" era su objetivo al fin y al cabo, cada noche le atormentaba la idea de haberse visto seducido por un vampiro o varios, aun no sabía a ciencia cierta si eran varias porque recordaba apenas rasgos de lo sucedido, solo aquella sensación de doloroso placer y aquella hipnosis que le hacia una y otra vez acudiar inconcientemente otra y otra noche al mismo lugar, y por el hecho de aquello necesitaba saber mas, necesitaba respuestas y por ello todo el tiempo del mundo y no solo para hallar respuesta, una pequeña venganza personal se removía en su interior. Una vinculada con su pasado, con su propio origen, con su sangre.
-No sé que criatura se oculta tras esa preciosa fachada, al principio no tenía esta intención, pero usted me dio las señales para que cambiase de opinión. No sé si podeís darme ese tiempo que necesito, si podeís, entraría en una de mis expectativas de futuro porque no se las consecuencias a ciencia cierta de pedir esto.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 678
Fecha de inscripción : 31/07/2010
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Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
Escuché cada una de sus palabras en silencio, aún inconsciente de lo que iba a suceder a continuación. Cada vez que hablaba, temía el curso de nuestra conversación, y temía que su humanidad acabase pidiendo a gritos una naturaleza que no le correspondía.
Pronunció una frase completamente sereno, afirmando más que preguntando que era una criatura de la noche. Asentí en silencio. Era demasiado tarde para fingir que no ocultaba nada detrás de mi aspecto aparentemente humano. Cada vez que transcurría un mero segundo, sus facciones parecían cambiar de parecer. Si de algo estaba segura, era de que ni él mismo sabía qué quería.
-Desde luego que no conoces las consecuencias, Emhyr. Me temo que estás demasiado lejos de conocer lo que se siente al estar poseído por otra naturaleza que te controla quieras o no.
Por un lado, no quería dañar su vida, acabar con la humanidad de un ser bienhechor que lo único que busca es... ¿qué? ¿Quizás venganza? Lo desconocía. La sensación de instinto lobuno comenzó a apoderarse de mí, ofreciéndome una visión bien distinta de la situación de la que había tenido hacía tan solo unos segundos: si lo convertía podría verse como un acto de caridad. Si yo me negaba, probablemente buscase a un vampiro. Éstos eran una raza demasiado peligrosa, conscientes al cien por cien de sus actos fríos, crueles y manipuladores. Además, convertirse en uno de mis enemigos implicaba asumir una eternidad para la que seguramente él no estaba preparado. Sin embargo, si era yo quien lo mordía, un simple mordisco, tendría una vida más larga para cumplir con su cometido y después tendría que esperar a que la naturaleza le dijese adios. Pero, ¿a qué precio? Estaba segura de que, como yo y todos los míos, cada noche de luna llena saldría en busca de carne y asesinaría en grandes cantidades como era propio de un licántropo recién convertido. Incluso yo misma era muy joven, apenas contaba con un par de años de vida como licana, y sin embargo me era muy difícil controlarme cuando era un lobo; de hecho, ni siquiera quería controlarme.
Mientras todos estos pensamientos fluían por mi mente en un desordenado vaivén, Emhyr había permanecido callado.
-¿Sabes lo que soy? -pregunté al fin. Esperaba que asintiese, o que al menos diese muestra de que podía imaginárselo. Sin embargo, no le dejé tiempo a una respuesta- Si conoces mi naturaleza, sabes que puedo otorgarte una vida larga y duradera, pero sólo a cambio de que tú mismo entregues tu cordura y control a una naturaleza que te sobrepone. -me acerqué a él y le hablé casi en susurros- Conozco a seres como tú, Emhyr. En mi propia manada conozco a alguien que entregó su vida humana por venganza -en aquel momento no fui consciente de que había pronunciado la palabra manada, lo cual ya no dejaba lugar a dudas sobre mí-. Un humano con una trágica historia salpicada por asesinatos y muerte, que pidió ser convertido a uno de los míos. Lo consiguió, y ahora su vida está condenada a una larga cruzada de sangre y odio sin el más mínimo sentido.
La imagen de Liam, el licántropo cobrizo, llegó a mi mente mientras pronunciaba aquellas palabras. En efecto, así era. El odio con el que peleaba contra vampiros iba mucho más lejos de un odio innato, provocado por dos naturalezas enfrentadas por una existencia destinada a odiarse mutuamente.
-Pero es tu decisión -dije finalmente.- Debes pensarlo a fondo.
Pronunció una frase completamente sereno, afirmando más que preguntando que era una criatura de la noche. Asentí en silencio. Era demasiado tarde para fingir que no ocultaba nada detrás de mi aspecto aparentemente humano. Cada vez que transcurría un mero segundo, sus facciones parecían cambiar de parecer. Si de algo estaba segura, era de que ni él mismo sabía qué quería.
-Desde luego que no conoces las consecuencias, Emhyr. Me temo que estás demasiado lejos de conocer lo que se siente al estar poseído por otra naturaleza que te controla quieras o no.
Por un lado, no quería dañar su vida, acabar con la humanidad de un ser bienhechor que lo único que busca es... ¿qué? ¿Quizás venganza? Lo desconocía. La sensación de instinto lobuno comenzó a apoderarse de mí, ofreciéndome una visión bien distinta de la situación de la que había tenido hacía tan solo unos segundos: si lo convertía podría verse como un acto de caridad. Si yo me negaba, probablemente buscase a un vampiro. Éstos eran una raza demasiado peligrosa, conscientes al cien por cien de sus actos fríos, crueles y manipuladores. Además, convertirse en uno de mis enemigos implicaba asumir una eternidad para la que seguramente él no estaba preparado. Sin embargo, si era yo quien lo mordía, un simple mordisco, tendría una vida más larga para cumplir con su cometido y después tendría que esperar a que la naturaleza le dijese adios. Pero, ¿a qué precio? Estaba segura de que, como yo y todos los míos, cada noche de luna llena saldría en busca de carne y asesinaría en grandes cantidades como era propio de un licántropo recién convertido. Incluso yo misma era muy joven, apenas contaba con un par de años de vida como licana, y sin embargo me era muy difícil controlarme cuando era un lobo; de hecho, ni siquiera quería controlarme.
Mientras todos estos pensamientos fluían por mi mente en un desordenado vaivén, Emhyr había permanecido callado.
-¿Sabes lo que soy? -pregunté al fin. Esperaba que asintiese, o que al menos diese muestra de que podía imaginárselo. Sin embargo, no le dejé tiempo a una respuesta- Si conoces mi naturaleza, sabes que puedo otorgarte una vida larga y duradera, pero sólo a cambio de que tú mismo entregues tu cordura y control a una naturaleza que te sobrepone. -me acerqué a él y le hablé casi en susurros- Conozco a seres como tú, Emhyr. En mi propia manada conozco a alguien que entregó su vida humana por venganza -en aquel momento no fui consciente de que había pronunciado la palabra manada, lo cual ya no dejaba lugar a dudas sobre mí-. Un humano con una trágica historia salpicada por asesinatos y muerte, que pidió ser convertido a uno de los míos. Lo consiguió, y ahora su vida está condenada a una larga cruzada de sangre y odio sin el más mínimo sentido.
La imagen de Liam, el licántropo cobrizo, llegó a mi mente mientras pronunciaba aquellas palabras. En efecto, así era. El odio con el que peleaba contra vampiros iba mucho más lejos de un odio innato, provocado por dos naturalezas enfrentadas por una existencia destinada a odiarse mutuamente.
-Pero es tu decisión -dije finalmente.- Debes pensarlo a fondo.
Adrianne Trevillette- Mensajes : 372
Fecha de inscripción : 17/07/2010
Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
Emhyr la escucho con atención, tenía razón no sabía las consecuencias exactas de cambiar de condición pero si el riesgo, y el sacrificio, pero estaba seguro que podría asimilarlo. Y si ella no le daba lo que deseaba, seguiría buscando los medios...
"Tiempo al tiempo.."
Pensó, luego escucho su pregunta y él simplemente afirmo. "Licantropo".
Emhyr movio sus labios para hablar pero ella continuo hablando, sabía perfectamente que ella, o al menos era lo que parecía, intentaba convencerle de que se echará atrás en su búsqueda, pero él ya había tomado su decisión y no le importaba cuando mal trayesese aquello o sacrificio por padecer. Era un pensamiento egoísta pero a veces aquello le había salvado más de una vez.
Luego pensó, en lo repentino que parecía todo, creía que iba a tardar muchísimo y que le daría tiempo a prepararse y a hacer unas cuantas indagaciones. Ella tenía razón aquello de pensarselo, pero él estaba decidido.
El silencio se hizo repentino, Emhyr no se había dado cuenta lo aproximada que ahora estaba ella respecto a él y que parecían hablar entre susurros.
-Sé que debo de pensarlo, aunque mi decisión sigue firme a mi búsqueda. -Su voz seguía con aquella calma que llegaba a transmitirse y esa seriedad que daba a entender que había pensando demasiado aquello aunque algo en su interior temises, pero seguiría hacia delante. -Señorita Trevillette, la venganza no es una de mis prioridades, mi campaña hace tiempo que la dejo apartada. La duda me mueve, y la supervivencia. Yo no llegaré a la vejez ni tal vez a los meses que ahora nos siguen. mi vida se ha basado en la huída constante, y en las miles de preguntassin contestar. Y necesito tiempo para poder comprender todos aquellos porques.
Una pausa se hizo, y Emhyr se atrevió a posar sus manos sobre los hombros de ella suavemente. Sus ojos castaños se fijaron en los de ella, rogando en parte.
-Usted misma lo ha dicho, puede otorgarme ese tiempo que necesito a pesar de ética y el sufrimiento que conlleva. Yo no voy a obligarla, pero si puedo perdirselo. Le daría cualquier cosa a cambio que me pidiese, incluso si lo desea puede probarme si lo desea para decidir si me puede otorgar aquello que solo usted puede. Si no me ve acto u otro pensamiento le mueve a no concederme aquello que busco, puede olvidarse de mí tranquilamente si lo desea. Porque yo le estoy cediendo mi confianza, a pesar de que me arriesgo, y si necesita saber más de mí para decidirme soy un libro abierto para usted.
"Tiempo al tiempo.."
Pensó, luego escucho su pregunta y él simplemente afirmo. "Licantropo".
Emhyr movio sus labios para hablar pero ella continuo hablando, sabía perfectamente que ella, o al menos era lo que parecía, intentaba convencerle de que se echará atrás en su búsqueda, pero él ya había tomado su decisión y no le importaba cuando mal trayesese aquello o sacrificio por padecer. Era un pensamiento egoísta pero a veces aquello le había salvado más de una vez.
Luego pensó, en lo repentino que parecía todo, creía que iba a tardar muchísimo y que le daría tiempo a prepararse y a hacer unas cuantas indagaciones. Ella tenía razón aquello de pensarselo, pero él estaba decidido.
El silencio se hizo repentino, Emhyr no se había dado cuenta lo aproximada que ahora estaba ella respecto a él y que parecían hablar entre susurros.
-Sé que debo de pensarlo, aunque mi decisión sigue firme a mi búsqueda. -Su voz seguía con aquella calma que llegaba a transmitirse y esa seriedad que daba a entender que había pensando demasiado aquello aunque algo en su interior temises, pero seguiría hacia delante. -Señorita Trevillette, la venganza no es una de mis prioridades, mi campaña hace tiempo que la dejo apartada. La duda me mueve, y la supervivencia. Yo no llegaré a la vejez ni tal vez a los meses que ahora nos siguen. mi vida se ha basado en la huída constante, y en las miles de preguntassin contestar. Y necesito tiempo para poder comprender todos aquellos porques.
Una pausa se hizo, y Emhyr se atrevió a posar sus manos sobre los hombros de ella suavemente. Sus ojos castaños se fijaron en los de ella, rogando en parte.
-Usted misma lo ha dicho, puede otorgarme ese tiempo que necesito a pesar de ética y el sufrimiento que conlleva. Yo no voy a obligarla, pero si puedo perdirselo. Le daría cualquier cosa a cambio que me pidiese, incluso si lo desea puede probarme si lo desea para decidir si me puede otorgar aquello que solo usted puede. Si no me ve acto u otro pensamiento le mueve a no concederme aquello que busco, puede olvidarse de mí tranquilamente si lo desea. Porque yo le estoy cediendo mi confianza, a pesar de que me arriesgo, y si necesita saber más de mí para decidirme soy un libro abierto para usted.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
Sus palabras no me conmovían, pero sí conseguían hacerme dudar. Pese a que todo en mi cabeza daba vueltas, girando con una asombrosa rapidez, tenía algo muy claro: quería hacerlo. Eso no implicaba el hecho de que lo fuese a hacer, ni tampoco la seguridad de que concluyera con éxito la misión que él me pedía, pero desde luego, me interesaba, y lo ansiaba.
La conversión de un mortal a licántropo, además de sumar uno más a mi raza -punto a favor contra mis odiosos enemigos vampiros- suponía la primera vez en una cadena de reconversiones que implicaban mi inicio como protectora hacia una serie de humanos que me entregarían su naturaleza para cambiarla por una que fuese hermana mía.
Bien, puedo hacerlo. Lo deseo, quiero convertir a Emhyr en licántropo. Pero... ¿lo haré?
-Emhyr, dime una cosa... -sí, además de todo lo que yo misma pensase, de lo que fuese que pasaba por mi mente en aquellos momentos, de lo que tenía dentro de mí, y de las dudas sin resolver que me acechaban, tenía algo que no le había preguntado, y que aún podía sumar un punto a su favor. Aquella pregunta acudió a mi mente como un repentino golpe en la puerta de un hogar en el que reina el silencio.- Estás enfermo, ¿verdad? -las palabras sonaban con rotundidad en mis labios, presas de un sentimiento más bien ajeno a mí. Quería saber sus motivos, aunque no estaba segura de que él me hiciera partícipe de su secreto.- Es por eso que dices que necesitas tiempo. ¿Me equivoco?
Suspiré entrecortadamente. El nerviosismo me estaba acorralando, convirtiéndome en presa de una sensación que me impedía ser yo misma. En el fondo de mí sabía que cuando abandonase aquella conversación y su influjo humano se alejase de mí, no estaría tan segura como lo estaba ahora de que podía hacerlo. Aunque lo cierto era que representaba una prueba importante a mi licantropía. La primera prueba que traería tras de sí una cadena de acontecimientos que me obligarían a conocerme mejor a mí misma. Y por supuesto, también al lobo que aullaba en mi interior.
La conversión de un mortal a licántropo, además de sumar uno más a mi raza -punto a favor contra mis odiosos enemigos vampiros- suponía la primera vez en una cadena de reconversiones que implicaban mi inicio como protectora hacia una serie de humanos que me entregarían su naturaleza para cambiarla por una que fuese hermana mía.
Bien, puedo hacerlo. Lo deseo, quiero convertir a Emhyr en licántropo. Pero... ¿lo haré?
-Emhyr, dime una cosa... -sí, además de todo lo que yo misma pensase, de lo que fuese que pasaba por mi mente en aquellos momentos, de lo que tenía dentro de mí, y de las dudas sin resolver que me acechaban, tenía algo que no le había preguntado, y que aún podía sumar un punto a su favor. Aquella pregunta acudió a mi mente como un repentino golpe en la puerta de un hogar en el que reina el silencio.- Estás enfermo, ¿verdad? -las palabras sonaban con rotundidad en mis labios, presas de un sentimiento más bien ajeno a mí. Quería saber sus motivos, aunque no estaba segura de que él me hiciera partícipe de su secreto.- Es por eso que dices que necesitas tiempo. ¿Me equivoco?
Suspiré entrecortadamente. El nerviosismo me estaba acorralando, convirtiéndome en presa de una sensación que me impedía ser yo misma. En el fondo de mí sabía que cuando abandonase aquella conversación y su influjo humano se alejase de mí, no estaría tan segura como lo estaba ahora de que podía hacerlo. Aunque lo cierto era que representaba una prueba importante a mi licantropía. La primera prueba que traería tras de sí una cadena de acontecimientos que me obligarían a conocerme mejor a mí misma. Y por supuesto, también al lobo que aullaba en mi interior.
Adrianne Trevillette- Mensajes : 372
Fecha de inscripción : 17/07/2010
Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
Duda. Es lo que Emhyr pudo notar en el silencio reflexivo y aquello le hizo sonreír internamente, aunque exteriormente continuaba con aquella tez seria.
Sus manos no se movieron de donde estaban.
-Enfermedad puede llamarse al peligro que me persigue. Si no son "ellos", a los que parece que les soy un buen bocado a probar y dejar una y otra vez, con vida. No creo que solo haya sido uno el que me ha mordido, más que extrañamente, y en mi camino hacia París me aparecieron marcas nuevas, sin recordar la causa. -Una pausa se hizo y es cuando él retiro sus manos de sus hombros, y las metio enseguida en sus bolsillos. Desvió la mirada un instante y luego volvió a ella sus ojos. -Otro gran peligro me persigue, pero eso es una historia mucho más larga, básicamente me llevan buscando desde hace año para darme muerte y no solo me muevo por el mundo por gusto, soy, la verdad un exiliado de mi propio hogar.
No le gustaba desenterrar el pasado, evitaba de cualquier modo aquel tema del que no había hablado con nadie desde que se despidió de su país, de su hogar, y de su mundo. Un mundo que le había proporcionado todas las comodidades que podía tener casi un rey, una educación esquisita, la cual agradecía cada día, le había servido bastante el saber todo aquello que había aprendido en sus años entre la nobleza, y sobre todo aquella felicidad de tener una familia y formar parte de algo importante, de ser parte de una estirpe antigua que con él moriría simplemente.
-¿Motivos? Llámalo políticos, por poder u otros... Simplemente el hecho que continue con vida supone que pone el peligro el estatus de unos cuantos altos mandos de mi país. "Muerto el perro, se acabo la rabia", dicen.
Emhyr notó su nerviosismo, que sumado a la duda ya reflejada, le daba esperanzas. Su corazón latió acelerado, porque al fin y al cabo también se sintió nervioso, ante su decisión y no sabía cuanto le quedaba de mortalidad, en el caso que ella aceptaraba.
Sus manos no se movieron de donde estaban.
-Enfermedad puede llamarse al peligro que me persigue. Si no son "ellos", a los que parece que les soy un buen bocado a probar y dejar una y otra vez, con vida. No creo que solo haya sido uno el que me ha mordido, más que extrañamente, y en mi camino hacia París me aparecieron marcas nuevas, sin recordar la causa. -Una pausa se hizo y es cuando él retiro sus manos de sus hombros, y las metio enseguida en sus bolsillos. Desvió la mirada un instante y luego volvió a ella sus ojos. -Otro gran peligro me persigue, pero eso es una historia mucho más larga, básicamente me llevan buscando desde hace año para darme muerte y no solo me muevo por el mundo por gusto, soy, la verdad un exiliado de mi propio hogar.
No le gustaba desenterrar el pasado, evitaba de cualquier modo aquel tema del que no había hablado con nadie desde que se despidió de su país, de su hogar, y de su mundo. Un mundo que le había proporcionado todas las comodidades que podía tener casi un rey, una educación esquisita, la cual agradecía cada día, le había servido bastante el saber todo aquello que había aprendido en sus años entre la nobleza, y sobre todo aquella felicidad de tener una familia y formar parte de algo importante, de ser parte de una estirpe antigua que con él moriría simplemente.
-¿Motivos? Llámalo políticos, por poder u otros... Simplemente el hecho que continue con vida supone que pone el peligro el estatus de unos cuantos altos mandos de mi país. "Muerto el perro, se acabo la rabia", dicen.
Emhyr notó su nerviosismo, que sumado a la duda ya reflejada, le daba esperanzas. Su corazón latió acelerado, porque al fin y al cabo también se sintió nervioso, ante su decisión y no sabía cuanto le quedaba de mortalidad, en el caso que ella aceptaraba.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
Al parecer estaba equivocada. No se trataba exactamente de una enfermedad; no eran problemas de salud lo que llevaba a que aquel hombre me pidiese tiempo. Era algo quizá no tan poderoso y mortífero como la enfermedad lo que le corroía las entrañas, sino más bien algo que de alguna manera lo había hecho huir de su país y enfrentarse a una vida en solitario.
Lo observé pausadamente, y de repente, me di cuenta una vez más de sus rasgos orientales. Estaba claro que no era francés, pero tampoco parecía europeo. Un extraño y misterioso origen que parecía estar a punto de desvelarse. ¿Vendría de otro continente, pues? Y si así era, no me imaginaba cuál podía ser el motivo de su huida, algo tan extremadamente peligroso a lo que el temía -probablemente su vida estaba en juego- que había provocado un viaje tan largo en el que desconocía cualquier aspecto. Viajar así era entregar la vida, al fin y al cabo.
Pobre, debe de haber sufrido mucho, pensé inevitablemente. Las huidas son horribles, que me lo digan a mí.
Aunque ciertamente, era algo bien distinto.
-¿Por qué? -pregunté simplemente. No me refería tanto al motivo que le había hecho viajar hasta aquí -era algo que no esperaba que me revelara, al menos no todavía- sino más bien a qué había hecho que lo persiguieran de aquella atroz manera.
Su respuesta en un principio no me bastó, pero tampoco quería ser indecorosa ni indecente. Además, me había hablado a grosso modo de lo que lo había hecho venir hasta aquí. Política. ¿Había sido Emhyr alguien importante en otro lugar? ¿Realmente era posible que aquella persona que tenía ante mí, la misma que dormía en cementerios y buscaba la compañía de cualquier persona para aminorar su soledad, podía haber sido una personalidad en otro lugar?
Sacudí mi cabeza suavemente, esperando que algo más se aclarase en mi mente. Poco a poco, iba conociendo la historia de aquella persona, y aunque quizás aún no era suficiente para acabar con su vida humana, sí lo era para plantearme si realmente lo convertiría o no.
-Emhyr, si decido hacerlo... -comencé- Si decido convertirte a uno de los míos, ¿qué harás?
Aquella pregunta que podía parecer simple a primera vista, era en realidad muy importante para mí, y su respuesta sería el detonante de mis posibles futuras acciones.
Lo observé pausadamente, y de repente, me di cuenta una vez más de sus rasgos orientales. Estaba claro que no era francés, pero tampoco parecía europeo. Un extraño y misterioso origen que parecía estar a punto de desvelarse. ¿Vendría de otro continente, pues? Y si así era, no me imaginaba cuál podía ser el motivo de su huida, algo tan extremadamente peligroso a lo que el temía -probablemente su vida estaba en juego- que había provocado un viaje tan largo en el que desconocía cualquier aspecto. Viajar así era entregar la vida, al fin y al cabo.
Pobre, debe de haber sufrido mucho, pensé inevitablemente. Las huidas son horribles, que me lo digan a mí.
Aunque ciertamente, era algo bien distinto.
-¿Por qué? -pregunté simplemente. No me refería tanto al motivo que le había hecho viajar hasta aquí -era algo que no esperaba que me revelara, al menos no todavía- sino más bien a qué había hecho que lo persiguieran de aquella atroz manera.
Su respuesta en un principio no me bastó, pero tampoco quería ser indecorosa ni indecente. Además, me había hablado a grosso modo de lo que lo había hecho venir hasta aquí. Política. ¿Había sido Emhyr alguien importante en otro lugar? ¿Realmente era posible que aquella persona que tenía ante mí, la misma que dormía en cementerios y buscaba la compañía de cualquier persona para aminorar su soledad, podía haber sido una personalidad en otro lugar?
Sacudí mi cabeza suavemente, esperando que algo más se aclarase en mi mente. Poco a poco, iba conociendo la historia de aquella persona, y aunque quizás aún no era suficiente para acabar con su vida humana, sí lo era para plantearme si realmente lo convertiría o no.
-Emhyr, si decido hacerlo... -comencé- Si decido convertirte a uno de los míos, ¿qué harás?
Aquella pregunta que podía parecer simple a primera vista, era en realidad muy importante para mí, y su respuesta sería el detonante de mis posibles futuras acciones.
Adrianne Trevillette- Mensajes : 372
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Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
-¿Por qué? Simplemente el nacer en la familia en la que nací, y que el llevar la sangre de cierta estirpe; no solo le han válido con acabar con la estirpe y hacerse con lo que poseíamos, sino que deben de exterminarla del todo, y con exterminarlo significa acabar conmigo, él único que queda con vida de mi familia. Y a pesar de que yo ya no deseo aquello que mi familia poseía, aquellos que me persiguen temen que haga algo, que dudo que ya lo haga.
Emhyr seguía omitiendo detalles, de su origen noble. Desde que se exilió, no le había contado ni lo mínimo de aquella historia a nadie, y ahora se veía con la necesidad de hacerlo para que ella comprendiese el porque de todo a pesar de que seguía dejándose el nombrar su cuna noble, ya había dado bastantes pistas.
Ella comenzó a comentar la posibilidad de convertilo, para Emhyr fueron esperanzadoras aquellas palabras ante su objetivo.
Un momento de silencio dejo escapar, Emhyr desvió su mirada hacia la nada, luego volvió sus ojos castaños a los de ella.
-Si me dieras un sí, en primer lugar te pediría un tiempo para que me despidiese de mi mortalidad, para... para... que encontrase las respuestas de aquellos vampiros que me dejaron con vida, aunque podría encontrar esas respuesta con la piel del lobo. -Con piel de lobo, ya afirmo totalmente que conocía la naturaleza de ella y sus consecuencias. -Cuando me convirtieses, cesaría mi huía y me asentaría en algún lugar, tal vez aquí. Estaría tranquilo, aunque no me cabe la posibilidad de regresar a Turquía. -Sin querer se le escapo su país de origen. -Regresaría para asegurarme que ya no me perseguirán mas, para luego, y a pesar de las consecuencias que me traerá la nueva condición que me concedieras, me establecería, alo mejor aquí en París, ¿quién sabe? Esta ciudad tiene buena pinta, y comenzaría a vivir todo aquello que he perdido, no sin antes y como he nombrado en anterioridad asegurar mis respuestas de los inmortales que busco.
Sin querer se le escapo una sonrisa soñadora, anhelar tener una autentica vida sin preocuparse, una vida con el tiempo suficiente, con mucho tiempo. Para empezar de cero, para romper aquella soledad que le consumía, conocer sensaciones que nunca se había atrevido a buscar porque no tenía tiempo o la mente despejada para pensar en aquellas cosas.
-Sé que pasaré un proceso previo y doloroso, si me conviertes, pero espero que en ese aspecto me ayudes a comprender, a lo que me someto a aquello que usted ya esta viviendo, a aprender de su experiencia. Hasta que pueda por mi misma valerme. Sé que se puede conseguir un cierto control pasado los años, aunque el ciclo de la luna no puede controlarse. Lo he leído en libros, lo he oído de la boca de los ancianos. Pero si estoy errando en mis conocimientos, espero que sea usted quien los corrija.
Emhyr seguía omitiendo detalles, de su origen noble. Desde que se exilió, no le había contado ni lo mínimo de aquella historia a nadie, y ahora se veía con la necesidad de hacerlo para que ella comprendiese el porque de todo a pesar de que seguía dejándose el nombrar su cuna noble, ya había dado bastantes pistas.
Ella comenzó a comentar la posibilidad de convertilo, para Emhyr fueron esperanzadoras aquellas palabras ante su objetivo.
Un momento de silencio dejo escapar, Emhyr desvió su mirada hacia la nada, luego volvió sus ojos castaños a los de ella.
-Si me dieras un sí, en primer lugar te pediría un tiempo para que me despidiese de mi mortalidad, para... para... que encontrase las respuestas de aquellos vampiros que me dejaron con vida, aunque podría encontrar esas respuesta con la piel del lobo. -Con piel de lobo, ya afirmo totalmente que conocía la naturaleza de ella y sus consecuencias. -Cuando me convirtieses, cesaría mi huía y me asentaría en algún lugar, tal vez aquí. Estaría tranquilo, aunque no me cabe la posibilidad de regresar a Turquía. -Sin querer se le escapo su país de origen. -Regresaría para asegurarme que ya no me perseguirán mas, para luego, y a pesar de las consecuencias que me traerá la nueva condición que me concedieras, me establecería, alo mejor aquí en París, ¿quién sabe? Esta ciudad tiene buena pinta, y comenzaría a vivir todo aquello que he perdido, no sin antes y como he nombrado en anterioridad asegurar mis respuestas de los inmortales que busco.
Sin querer se le escapo una sonrisa soñadora, anhelar tener una autentica vida sin preocuparse, una vida con el tiempo suficiente, con mucho tiempo. Para empezar de cero, para romper aquella soledad que le consumía, conocer sensaciones que nunca se había atrevido a buscar porque no tenía tiempo o la mente despejada para pensar en aquellas cosas.
-Sé que pasaré un proceso previo y doloroso, si me conviertes, pero espero que en ese aspecto me ayudes a comprender, a lo que me someto a aquello que usted ya esta viviendo, a aprender de su experiencia. Hasta que pueda por mi misma valerme. Sé que se puede conseguir un cierto control pasado los años, aunque el ciclo de la luna no puede controlarse. Lo he leído en libros, lo he oído de la boca de los ancianos. Pero si estoy errando en mis conocimientos, espero que sea usted quien los corrija.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
Esuché atentamente todas y cada una de las palabras de Emhyr. Cuando él terminó de hablar, yo ya había tomado una decisión. Esperé unos segundos mientras lo miraba atentamente a los ojos, intentando descubrir las verdaderas intenciones de su mirada. En efecto, sus palabras eran ciertas, al menos si mi instinto no me fallaba.
-Bueno, desde luego que te ayudaré con todo eso, Emhyr. Créeme que no es fácil y tampoco deseo que sufras. Quizás las cosas hubieran sido mucho más fáciles para mí si hubiera tenido a alguien que me explicase qué sucedía -ladeé levemente la cabeza. En realidad yo no había tenido a nadie que me ayudase a compronder lo que me pasaba, pero yo había jugado con ventaja. Ya conocía la licantropía y sabía que eso era real y podía suceder. Deseché aquel pensamiento de mi mente, no quería volver a recordar a Frank ni tampoco el día que me fui de su lado al descubrir que era un lobo.- Pero aún así debes saber que será duro, aunque es eso precisamente lo que te hará forjar una personalidad de lobo.- aquella palabra ya era obvia, y ninguno de los dos habíamos tenido tapujos en decirlo-. También hay algo que debes saber... Efectivamente, llega un momento en el que podrás transformarte a tu antojo, sin necesidad de esperar a la luna llena, y podrás mantener incluso si quieres tu naturaleza al margen. Pero, Emhyr, eso sólo sucede a partir de los veinte o veinticinco años como lobo. Algunos lo han logrado antes, pero muy pocos poseen esa precocidad. Yo soy un licántorpo muy joven y aún no he podido lograrlo. Tienes que tener paciencia, aunque créeme que será más fácil siendo un lobo, puesto que tendrás otra concepción de tiempo bien distinta a la que tienes ahora.
Suspiré, mirando hacia otro lado. En efecto, lo haría. Tenía muchísimas ganas. Miré al cielo, acordándome de otra cosa. Volví la mirada hacia Emhyr y me acerqué un poco más a él, bajando el tono de mi voz.
-Hay otra cosa, Emhyr. No puedo controlarme del todo cuando es luna llena, así que tendrás que esperar a que llegue el plenilunio para ser convertido, y cuando lo haga tendrás que huir de mí en cuanto te muerda. -lo miré fijamente a los ojos, dándole a entender que hablaba muy en serio- Si no te vas, acabaré matándote. No puedo evitarlo, de verdad. En cuanto pruebe tu sangre, querré desmembrarte y destrozarte, así que tendrás que ser astuto.
Tomé una mano suya, y la acaricié con suavidad. A pesar de que hacía apenas unas horas que nos habíamos conocido, se había creado una especie de vínculo entre nosotros. Yo sería su conversora, su protectora, y él sería mi convertido y mi protegido. Eso no cambiaría nunca, si llegaba a efectuarse la conversión.
-Ahora disfruta del tiempo que te queda aquí, como mortal. Y si vas a buscar a vampiros, por favor, espera a estar convertido y a tener una manada. Si no, probablemente no podrás volver.
Le sonreí con ternura, consciente de que debía haber sufrido mucho.
-Bueno, desde luego que te ayudaré con todo eso, Emhyr. Créeme que no es fácil y tampoco deseo que sufras. Quizás las cosas hubieran sido mucho más fáciles para mí si hubiera tenido a alguien que me explicase qué sucedía -ladeé levemente la cabeza. En realidad yo no había tenido a nadie que me ayudase a compronder lo que me pasaba, pero yo había jugado con ventaja. Ya conocía la licantropía y sabía que eso era real y podía suceder. Deseché aquel pensamiento de mi mente, no quería volver a recordar a Frank ni tampoco el día que me fui de su lado al descubrir que era un lobo.- Pero aún así debes saber que será duro, aunque es eso precisamente lo que te hará forjar una personalidad de lobo.- aquella palabra ya era obvia, y ninguno de los dos habíamos tenido tapujos en decirlo-. También hay algo que debes saber... Efectivamente, llega un momento en el que podrás transformarte a tu antojo, sin necesidad de esperar a la luna llena, y podrás mantener incluso si quieres tu naturaleza al margen. Pero, Emhyr, eso sólo sucede a partir de los veinte o veinticinco años como lobo. Algunos lo han logrado antes, pero muy pocos poseen esa precocidad. Yo soy un licántorpo muy joven y aún no he podido lograrlo. Tienes que tener paciencia, aunque créeme que será más fácil siendo un lobo, puesto que tendrás otra concepción de tiempo bien distinta a la que tienes ahora.
Suspiré, mirando hacia otro lado. En efecto, lo haría. Tenía muchísimas ganas. Miré al cielo, acordándome de otra cosa. Volví la mirada hacia Emhyr y me acerqué un poco más a él, bajando el tono de mi voz.
-Hay otra cosa, Emhyr. No puedo controlarme del todo cuando es luna llena, así que tendrás que esperar a que llegue el plenilunio para ser convertido, y cuando lo haga tendrás que huir de mí en cuanto te muerda. -lo miré fijamente a los ojos, dándole a entender que hablaba muy en serio- Si no te vas, acabaré matándote. No puedo evitarlo, de verdad. En cuanto pruebe tu sangre, querré desmembrarte y destrozarte, así que tendrás que ser astuto.
Tomé una mano suya, y la acaricié con suavidad. A pesar de que hacía apenas unas horas que nos habíamos conocido, se había creado una especie de vínculo entre nosotros. Yo sería su conversora, su protectora, y él sería mi convertido y mi protegido. Eso no cambiaría nunca, si llegaba a efectuarse la conversión.
-Ahora disfruta del tiempo que te queda aquí, como mortal. Y si vas a buscar a vampiros, por favor, espera a estar convertido y a tener una manada. Si no, probablemente no podrás volver.
Le sonreí con ternura, consciente de que debía haber sufrido mucho.
Adrianne Trevillette- Mensajes : 372
Fecha de inscripción : 17/07/2010
Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
Aquella sonrisa soñadora se borro repentina, el rostro de Emhyr se volvió serio, entre un gesto meditativo y uno demasiado atento con sus palabras. Como si un alumno estuviese enriqueciéndose de aquellos conocimientos ignorados sobre la luna lleva que ella le ofrecía cual maestra.
Interiormente se sintió aliviado y afortunado, al ver que ella sería perfecta para concederle aquello deseado. Ella no le abandonaría, como podría haberle hecho el vampiro a quien hubiese escogido. Cuando él se planteo la posibilidad de convertirse, nunca había contado con la ayuda del Hacedor, siempre había pensado que, en aquel aspecto, iba a encontrarse de nuevo solo en aquella situación y que iba a ser duro para él enfrentarse a ello, pero ahora la calma se hacía en él ante sus palabras.
"Al fin y al cabo funcionan y piensas como manada, es lógico"
Ella miro al suelo distraída, el siguió atento a la lección que recibía, era muy importante.
-Lo tendré en cuenta, creo que me las ingeniaré para sobrevivir la noche de la conversión. -Emhyr pensó en hechizos de protección, o en crear algún rincón cercano de donde se produciénse para que ella no pudiese perturbarlo con su forma cánida. Necesitaría estudiar al situación cuando tuviese más información de ella.
Su mano suave tomo la de él, acariciante, él se sintió sorprendido por aquel tacto tan agradable. Incluso sintió como instintivamente su cuerpo se tensaba por tan mínimo gesto, era normal en él y más cuando se trataba de mujeres. Podía ser todo lo descarado con ellas, pero a veces no sabía como responder a un mínimo gesto como aquel.
Una sonrisa agradecida el concedió a su compañera, iba a ser duro, pero teniéndola a ella podía ser llevadero.
-No sabes cuanto te lo agradezco, ahora sé que mi vida estará ligada a tí, si lo conseguimos, te la debo y te la ofrezco.
Ella le sonrió con ternura, él le respondió sintiéndose un poco avergonzado por recibir aquel trato que hacía mucho que no recibía.
"Al menos ya no tendré que entregar mi alma al diablo..."
-Esperare a la conversión, entonces para hacer mi búsqueda, ¿de cuánto tiempo disponemos? ¿Y donde lo haremos?
Internamente blasfemó, aquellas preguntas se le había escapada como si nada, no quería parecer demasiado ansioso.
Interiormente se sintió aliviado y afortunado, al ver que ella sería perfecta para concederle aquello deseado. Ella no le abandonaría, como podría haberle hecho el vampiro a quien hubiese escogido. Cuando él se planteo la posibilidad de convertirse, nunca había contado con la ayuda del Hacedor, siempre había pensado que, en aquel aspecto, iba a encontrarse de nuevo solo en aquella situación y que iba a ser duro para él enfrentarse a ello, pero ahora la calma se hacía en él ante sus palabras.
"Al fin y al cabo funcionan y piensas como manada, es lógico"
Ella miro al suelo distraída, el siguió atento a la lección que recibía, era muy importante.
-Lo tendré en cuenta, creo que me las ingeniaré para sobrevivir la noche de la conversión. -Emhyr pensó en hechizos de protección, o en crear algún rincón cercano de donde se produciénse para que ella no pudiese perturbarlo con su forma cánida. Necesitaría estudiar al situación cuando tuviese más información de ella.
Su mano suave tomo la de él, acariciante, él se sintió sorprendido por aquel tacto tan agradable. Incluso sintió como instintivamente su cuerpo se tensaba por tan mínimo gesto, era normal en él y más cuando se trataba de mujeres. Podía ser todo lo descarado con ellas, pero a veces no sabía como responder a un mínimo gesto como aquel.
Una sonrisa agradecida el concedió a su compañera, iba a ser duro, pero teniéndola a ella podía ser llevadero.
-No sabes cuanto te lo agradezco, ahora sé que mi vida estará ligada a tí, si lo conseguimos, te la debo y te la ofrezco.
Ella le sonrió con ternura, él le respondió sintiéndose un poco avergonzado por recibir aquel trato que hacía mucho que no recibía.
"Al menos ya no tendré que entregar mi alma al diablo..."
-Esperare a la conversión, entonces para hacer mi búsqueda, ¿de cuánto tiempo disponemos? ¿Y donde lo haremos?
Internamente blasfemó, aquellas preguntas se le había escapada como si nada, no quería parecer demasiado ansioso.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
Sus palabras de agradecimiento me ayudaron a convencerme del todo de que realmente iba a hacerlo. No sabía si estaba bien o no lo que iba a hacer, pero lo cierto es que lo único que me importaba era proteger a aquel humano. Necesitaría tiempo, al igual que Emhyr, para prepararse hasta el día. Sin embargo, aún contábamos con unos cuantos días hasta la próxima luna llena, lo cual aprovecharía para tranquilizarme y pensar bien las cosas.
Las preguntas de Emhyr me pillaron desprevenida. Estaba intentando aclararme los detalles, cuando él preguntó con insistencia sobre el tema.
-Disponemos exactamente de tantos días como falten hasta la próxima luna llena. -suspiré, mirando hacia el suelo. ¿Dónde? Aún no lo sabía. Las posibilidades eran infinitas, pero no podía ser en ningún lugar que llamase la atención. Quizá en el bosque habría vampiros, así que no convenía hacerlo allí. Pero tampoco podía ser en un lugar frecuentado por humanos.- Hay un sanatorio mental -dije de repente- al sur de París, está abandonado. Hace tiempo que un grupo de vampiros se reunían allí, pero por ahora está vacío. Sería un buen lugar donde poder estar solos, sin que nadie interrumpa nada. -Sí, era perfecto- Y por otro lado... también es un lugar laberíntico, por el que te podrás escapar una vez te haya mordido. Puedes incluso encerrarme allí si quieres -dije algo avergonzada- será fácil para tí, y difícil de esquivar para mí. -en efecto, había estado allí más de una vez, persiguiendo a mortales. Los que siempre se me habían escapado, a excepción de una vez. Pero, ¿sería eso seguro? ¿era suficiente? Si no había otra alternativa...-¿Conoces el lugar?-pregunté finalmente.
Las preguntas de Emhyr me pillaron desprevenida. Estaba intentando aclararme los detalles, cuando él preguntó con insistencia sobre el tema.
-Disponemos exactamente de tantos días como falten hasta la próxima luna llena. -suspiré, mirando hacia el suelo. ¿Dónde? Aún no lo sabía. Las posibilidades eran infinitas, pero no podía ser en ningún lugar que llamase la atención. Quizá en el bosque habría vampiros, así que no convenía hacerlo allí. Pero tampoco podía ser en un lugar frecuentado por humanos.- Hay un sanatorio mental -dije de repente- al sur de París, está abandonado. Hace tiempo que un grupo de vampiros se reunían allí, pero por ahora está vacío. Sería un buen lugar donde poder estar solos, sin que nadie interrumpa nada. -Sí, era perfecto- Y por otro lado... también es un lugar laberíntico, por el que te podrás escapar una vez te haya mordido. Puedes incluso encerrarme allí si quieres -dije algo avergonzada- será fácil para tí, y difícil de esquivar para mí. -en efecto, había estado allí más de una vez, persiguiendo a mortales. Los que siempre se me habían escapado, a excepción de una vez. Pero, ¿sería eso seguro? ¿era suficiente? Si no había otra alternativa...-¿Conoces el lugar?-pregunté finalmente.
Adrianne Trevillette- Mensajes : 372
Fecha de inscripción : 17/07/2010
Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
Con paciencia Emhyr espero a su respuesta, y con los dedos comenzó a calcular cuantos días le quedaba como mortal. Tenía tanto que resolver en aquellos días que le quedaba de mortal, recordó sus primeros contactos con gente de París y como algunos había desaparecido repentinos sin dejar huella, y dejándole en el desconcierto y la preocupación.
Mejor así, pensaba, mientras menos le ligara a su vida humana más fácil podría hacer el cambio, ya que suponía que debía desaparecer del mundo un tiempo. De todas maneras, poca gente estaba vinculada con él y aquellos que lo estaban eran del pasado o había quedado en países bien lejanos, ellos le daría por muerto o tal vez alguna vez, si conseguía lo que se proponía volvía a verlos de pasada, aunque su esperanzas no estaban muy puestas en ello.
Una sonrisa se escapo entre sus labios, fue efímera pero creada por la idea, de que si aquello salía bien, supondría que su vida daría un gran giro, podría permanecer en un lugar crear una vida, y curar aquella enfermedad que le perseguía, una enfermedad llamada soledad, ya que la soledad era demasiado dolorosa, y luchar contra ella había sido difícil. Teniendo en cuenta y suponiendo que entraría a formar en alguna manada o por el estilo, aquello se rompería.
Su atención de nuevo se centro en ella, y sus palabras, con atención analizo aquello que le proponía, era buen lugar.
-No he estado allí, pero iré para examinarlo y aprenderme sus diferentes rincones, para saber cuales son los más seguros y crear una barrera que me aleje del descontrol que te cause la luna llena. -La sonrisa de Emhyr cambió un poco al notarla avergonzada. -Creo que tendré mas posibilidades si huyó que si te encierro, pero si lo prefieres lo haré.
Suspiro hondo, una pregunta le quedaba aun por hacer.
-Y, ¿cómo es? Me refiero a al transformación, podría describírmela, sería útil saber, además saciarías mi curiosidad, me gusta saber a que me enfrento a que sea doloroso.
Cruzándose de brazos espero, escuchar lo peor.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
A pesar de que decía no haber estado nunca alli, me daba la sensación de que sí lo conocía, aunque no in situ. Decidí que lo mejor que podía hacer sería llevarlo allí, cuanto más lo pensaba más convencida estaba de ello. No cabía duda de que era la mejor opción para él y para su seguridad. Sería mi primera conversión, quería que todo saliese bien.
-No sé si será mejor que me encierres, pero de cualquier modo, hagas lo que hagas, no quiero saberlo. Mi subconsciente es demasiado complejo. Sea lo que sea la trampa que me prepares, no me lo digas jamás. Al menos hasta después de haberte convertido, ¿de acuerdo?
En el fondo de mí me sentía como una maestra que habla con su pupilo y lo aconseja. Esta sensación aumentó cuando él me preguntó sobre la conversión.
¿Qué podía decirle y qué no? Supuse que no pasaría nada por contarle lo que sucedía, pero en realidad faltaba demasiado tiempo para que eso sucediera.
-Cuando te muerda, Emhyr, seguirás siendo humano. Bueno, en realidad no lo serás. Quiero decir... seguirás en tu forma humana hasta la próxima luna llena, y sólo entonces sabremos si realmente se ha llevado a cabo la conversión. -Desvié la mirada hacia el suelo, incapaz de describirle con palabras lo que venía a continuación- Sentirás dolor cuando te muerda, Emhyr, pero tendrás que huir. Si yo pude huir de un grupo de lobos en pleno bosque, tú podrás hacerlo en aquel lugar. Además, tú cuentas con la ventaja de que ya sabes lo que va a pasar. Pero no te relajes, bajo ningún concepto. -levanté una mano y acaricié su rostro con suavidad- No quiero hacerte daño.
De nuevo, volví a desviar la mirada hacia el suelo.
-El primer día no podrás dormir, te dolerá mucho. Pero bajo ningún concepto acudas al hospital -en aquel momento me dí cuenta de que él no acudiría de todas maneras. No tenía dinero para pagar a un médico, y tampoco estaba segura de que lo dejasen pasar al ver que se trataba de un extranjero. Sin embargo, preferí advertirlo por si acaso- Aguanta, porque eso te hará más fuerte. Los primeros días también notarás que te vuelves más irritable, más irascible. Será fácil hacerte enfadar, e incluso serás más violento. -De nuevo me acerqué más a él, transmitiéndole mi cercanía- Pero no te preocupes, para entonces ya estaré contigo.
Temí que malinterpretase mis gestos; a penas hacía unas horas que nos habíamos conocido, y mi contacto con él ya era bastante cercano, pero no podía evitar sentir esa protección hacia él. Al fin y al cabo, era un lobo.
-Igualmente-dije, acordándome de esto- serás más protector con las personas que quieres, y notarás cambios de humor. Pero tan sólo durará hasta la siguiente luna llena, es decir, hasta tu primera transformación. Entonces... -suspiré. Sabía que aquel punto era lo que más le interesaba a Emhyr, pero no quería asustarlo con aquello. El dolor formaba parte del lobo, y eso era algo que sólo se aprendía cuando esto sucedía- Bueno, aún queda mucho para que eso suceda. Así que de momento lo único que has de hacer es prepararte para el día. En cuanto anochezca, nos encontraremos allí. Y al día siguiente nos veremos en un café, en el que tú decidas. -volví a suspirar, esperando a que él reaccionara- Pero siempre estaré ahí para que no lo pases demasiado mal.
...como me pasó a mí, quise decir. Mi conversión había sido bien distinta a las expectativas que yo tenía para Emhyr. SIn embargo, no tenía nada que ver con aquello. Él no tenía por qué pasar lo que yo, ni siquiera tenía por qué saberlo.
-¿Hay algo más que quieras preguntarme? -dije mirando al cielo. Casi estaba amaneciendo, y tendría que volver a la perfumería antes de que mi tío se diera cuenta de que no estaba.
-No sé si será mejor que me encierres, pero de cualquier modo, hagas lo que hagas, no quiero saberlo. Mi subconsciente es demasiado complejo. Sea lo que sea la trampa que me prepares, no me lo digas jamás. Al menos hasta después de haberte convertido, ¿de acuerdo?
En el fondo de mí me sentía como una maestra que habla con su pupilo y lo aconseja. Esta sensación aumentó cuando él me preguntó sobre la conversión.
¿Qué podía decirle y qué no? Supuse que no pasaría nada por contarle lo que sucedía, pero en realidad faltaba demasiado tiempo para que eso sucediera.
-Cuando te muerda, Emhyr, seguirás siendo humano. Bueno, en realidad no lo serás. Quiero decir... seguirás en tu forma humana hasta la próxima luna llena, y sólo entonces sabremos si realmente se ha llevado a cabo la conversión. -Desvié la mirada hacia el suelo, incapaz de describirle con palabras lo que venía a continuación- Sentirás dolor cuando te muerda, Emhyr, pero tendrás que huir. Si yo pude huir de un grupo de lobos en pleno bosque, tú podrás hacerlo en aquel lugar. Además, tú cuentas con la ventaja de que ya sabes lo que va a pasar. Pero no te relajes, bajo ningún concepto. -levanté una mano y acaricié su rostro con suavidad- No quiero hacerte daño.
De nuevo, volví a desviar la mirada hacia el suelo.
-El primer día no podrás dormir, te dolerá mucho. Pero bajo ningún concepto acudas al hospital -en aquel momento me dí cuenta de que él no acudiría de todas maneras. No tenía dinero para pagar a un médico, y tampoco estaba segura de que lo dejasen pasar al ver que se trataba de un extranjero. Sin embargo, preferí advertirlo por si acaso- Aguanta, porque eso te hará más fuerte. Los primeros días también notarás que te vuelves más irritable, más irascible. Será fácil hacerte enfadar, e incluso serás más violento. -De nuevo me acerqué más a él, transmitiéndole mi cercanía- Pero no te preocupes, para entonces ya estaré contigo.
Temí que malinterpretase mis gestos; a penas hacía unas horas que nos habíamos conocido, y mi contacto con él ya era bastante cercano, pero no podía evitar sentir esa protección hacia él. Al fin y al cabo, era un lobo.
-Igualmente-dije, acordándome de esto- serás más protector con las personas que quieres, y notarás cambios de humor. Pero tan sólo durará hasta la siguiente luna llena, es decir, hasta tu primera transformación. Entonces... -suspiré. Sabía que aquel punto era lo que más le interesaba a Emhyr, pero no quería asustarlo con aquello. El dolor formaba parte del lobo, y eso era algo que sólo se aprendía cuando esto sucedía- Bueno, aún queda mucho para que eso suceda. Así que de momento lo único que has de hacer es prepararte para el día. En cuanto anochezca, nos encontraremos allí. Y al día siguiente nos veremos en un café, en el que tú decidas. -volví a suspirar, esperando a que él reaccionara- Pero siempre estaré ahí para que no lo pases demasiado mal.
...como me pasó a mí, quise decir. Mi conversión había sido bien distinta a las expectativas que yo tenía para Emhyr. SIn embargo, no tenía nada que ver con aquello. Él no tenía por qué pasar lo que yo, ni siquiera tenía por qué saberlo.
-¿Hay algo más que quieras preguntarme? -dije mirando al cielo. Casi estaba amaneciendo, y tendría que volver a la perfumería antes de que mi tío se diera cuenta de que no estaba.
Adrianne Trevillette- Mensajes : 372
Fecha de inscripción : 17/07/2010
Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
Emhyr agacho su rostro, y mirada hacia el suelo. Su expresión era de total atención a sus palabras, debía de absorver toda aquella información, debía de memorizarla era importante.
Una sonrisa irónica se dibujo en sus labios, cuando pronunció lo de "dolor" respecto a la mordida. Él se lo esperaba totalmente, pero pensó que podría sobrevivir a ello.
De repente y sin mover su rostro sus ojos se alzaron al sentir el contacto cálido de los dedos de ella. No sabía porque, pero agradecía aquellos gesto tranquilizadores para él.
-Me espero él dolor, creo que podré soportarlo y respecto a los días previos, tendré que medir mi voluntad. Al menos no será como las veces que he recibido estas mordidas, las veces que "ellos" me desangraron, dejándome al borde de la muerte. Aquí no hay trampa ni hechizo que alivie, lo sé lo tengo en cuenta, pero es peor el sentimiento que viene después del hechizo aliviador, ya que el dolor se inyecta en la sangre, y lo único que deseas es morir si viene de ese modo. Aquí sé que será el dolor sin sorpresa, será directo, y lo estaré esperando.
"¿Más protector de lo que soy?"
De nuevo estuvo atento a sus palabras, lo de "protector" le hizo pensar en su propia protegida particular de la cual se tendría que despedir por una temporada o para siempre. Eso si volvía a verla alguna vez, ya que ella parecía haber huído de él, en cuanto la salvo.
Mejor así, pensó.
-Lo haremos así, en estos días visitaré el lugar y lo examinaré. Mañana mismo iré si me es posible, también la vida es dificil para los que estan en la calle, y también nos preocupamos de sobrevivir al día a día, el tiempo es más rápido.-Pauso-No tengo más preguntas. Parece que amanece, supongo que os tendreís que marchar, sólo una última pregunta, vuestro nombre completo solo me disteís vuestro apellido, madame
Una sonrisa irónica se dibujo en sus labios, cuando pronunció lo de "dolor" respecto a la mordida. Él se lo esperaba totalmente, pero pensó que podría sobrevivir a ello.
De repente y sin mover su rostro sus ojos se alzaron al sentir el contacto cálido de los dedos de ella. No sabía porque, pero agradecía aquellos gesto tranquilizadores para él.
-Me espero él dolor, creo que podré soportarlo y respecto a los días previos, tendré que medir mi voluntad. Al menos no será como las veces que he recibido estas mordidas, las veces que "ellos" me desangraron, dejándome al borde de la muerte. Aquí no hay trampa ni hechizo que alivie, lo sé lo tengo en cuenta, pero es peor el sentimiento que viene después del hechizo aliviador, ya que el dolor se inyecta en la sangre, y lo único que deseas es morir si viene de ese modo. Aquí sé que será el dolor sin sorpresa, será directo, y lo estaré esperando.
"¿Más protector de lo que soy?"
De nuevo estuvo atento a sus palabras, lo de "protector" le hizo pensar en su propia protegida particular de la cual se tendría que despedir por una temporada o para siempre. Eso si volvía a verla alguna vez, ya que ella parecía haber huído de él, en cuanto la salvo.
Mejor así, pensó.
-Lo haremos así, en estos días visitaré el lugar y lo examinaré. Mañana mismo iré si me es posible, también la vida es dificil para los que estan en la calle, y también nos preocupamos de sobrevivir al día a día, el tiempo es más rápido.-Pauso-No tengo más preguntas. Parece que amanece, supongo que os tendreís que marchar, sólo una última pregunta, vuestro nombre completo solo me disteís vuestro apellido, madame
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 678
Fecha de inscripción : 31/07/2010
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Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
Las palabras de Emhyr me desconcertaron. ¿Estaba hablando de hechizos? Abrí los ojos sorprendida. Un brujo. Claro, Emhyr era un brujo.
-Emhyr... -susurré. No, lo mejor era no decir nada. Dejé aquella palabra en un mero susurro, en un intento de exteriorizar la única duda que tenía. En realidad no era una duda. Estaba segura de que Emhyr era un brujo. ¿Por qué molestarlo entonces con preguntas que no venían al caso?
Sin embargo, era consciente de que eso sería un punto a su favor a la hora de protegerse de mí como lobo. Pero por otro lado, conocer ese dato implicaba que estuviese preparada para ello. Y como le había dicho, no quería saber nada de lo que podía hacer en mi contra.
-Trevillette -contesté enseguida.- Mi nombre es Adrianne Trevillette. - Miré por última vez a Emhyr antes de que llegara aquel día- Si dudas házmelo saber, Emhyr. No pasa nada si te echas atrás, ¿de acuerdo? Una vez que pase esto, no habrá retroceso. Piénsalo bien, Emhyr. Hay muchas personas que darían cualquier cosa por abandonar su licantropía. Créeme -terminé.
Dicho esto, tomé la mano de Emhyr la apreté con fuerza para luego darme la vuelta.
-Cuídate, por favor. Y no hagas tonterías -dije sonriendo, mientras abandonaba el lugar a la espera de que llegase el día en que convertiría a la primera persona.
-Emhyr... -susurré. No, lo mejor era no decir nada. Dejé aquella palabra en un mero susurro, en un intento de exteriorizar la única duda que tenía. En realidad no era una duda. Estaba segura de que Emhyr era un brujo. ¿Por qué molestarlo entonces con preguntas que no venían al caso?
Sin embargo, era consciente de que eso sería un punto a su favor a la hora de protegerse de mí como lobo. Pero por otro lado, conocer ese dato implicaba que estuviese preparada para ello. Y como le había dicho, no quería saber nada de lo que podía hacer en mi contra.
-Trevillette -contesté enseguida.- Mi nombre es Adrianne Trevillette. - Miré por última vez a Emhyr antes de que llegara aquel día- Si dudas házmelo saber, Emhyr. No pasa nada si te echas atrás, ¿de acuerdo? Una vez que pase esto, no habrá retroceso. Piénsalo bien, Emhyr. Hay muchas personas que darían cualquier cosa por abandonar su licantropía. Créeme -terminé.
Dicho esto, tomé la mano de Emhyr la apreté con fuerza para luego darme la vuelta.
-Cuídate, por favor. Y no hagas tonterías -dije sonriendo, mientras abandonaba el lugar a la espera de que llegase el día en que convertiría a la primera persona.
Adrianne Trevillette- Mensajes : 372
Fecha de inscripción : 17/07/2010
Re: Persiguiendo la Inmortalidad [Adrianne Trevillette]
Cuando ella dijo su nombre, él puso toda su atención esperando a que ella dijese algo, pero no hablo.
De nuevo el silencio se hizo, y ella dijo si nombre completo.
-Adrianne... -Murmuro para sí, con una sonrisa. -Un nombre que nunca olvidaré.
Esta había sido una decisión que cualquiera se hubiese pensado más, su vida iba a cambiar con ello, pero Emhyr estaba seguro que deseaba aquello. No necesitaba un tiempo, porque ya llevaba meses con aquello decidido, incluso había tomado en cuenta las consecuencias, pensando en que sería un vampiro quien le concediese eso y si lo conseguía, sabía que para sobrevivir debía de acabar con vidas humanas.
Suspiró un instante, al pensar que al menos aquello no iba a tener que vivir bebiendo día tras día de la sangre, de una manera consciente, que aquel estado a pesar de que sabía de que en la luna llena, pediría sangre, él buscaría el modo de evitarlo. Él lucharía por encontrar el equilibrio, aunque tuviese que ser en muchos años.
-Ten por seguro, que mis dudas se marcharon hace tiempo. Estoy seguro, nos veremos en unos días, y visitaré por mi cuenta el lugar que me has hablado para examinarlo.
La mano de ella tomaba la de él con fuerza, él le respondió deslizando su dedo pulgar por su piel de manera acariciante.
-Me cuidaré, tiendo a sobrevivir a todo, espero que esto no vaya a ser una excepción.
De nuevo el silencio se hizo, y ella dijo si nombre completo.
-Adrianne... -Murmuro para sí, con una sonrisa. -Un nombre que nunca olvidaré.
Esta había sido una decisión que cualquiera se hubiese pensado más, su vida iba a cambiar con ello, pero Emhyr estaba seguro que deseaba aquello. No necesitaba un tiempo, porque ya llevaba meses con aquello decidido, incluso había tomado en cuenta las consecuencias, pensando en que sería un vampiro quien le concediese eso y si lo conseguía, sabía que para sobrevivir debía de acabar con vidas humanas.
Suspiró un instante, al pensar que al menos aquello no iba a tener que vivir bebiendo día tras día de la sangre, de una manera consciente, que aquel estado a pesar de que sabía de que en la luna llena, pediría sangre, él buscaría el modo de evitarlo. Él lucharía por encontrar el equilibrio, aunque tuviese que ser en muchos años.
-Ten por seguro, que mis dudas se marcharon hace tiempo. Estoy seguro, nos veremos en unos días, y visitaré por mi cuenta el lugar que me has hablado para examinarlo.
La mano de ella tomaba la de él con fuerza, él le respondió deslizando su dedo pulgar por su piel de manera acariciante.
-Me cuidaré, tiendo a sobrevivir a todo, espero que esto no vaya a ser una excepción.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/07/2010
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