AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Lluvia [Privado]
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Lluvia [Privado]
El clima estaba tornándose más crudo cada vez, había encontrado que los habituales paseos por los jardines y parques de la ciudad se habían visto mermados de humanos debido a las condiciones climáticas que comenzaban a presentarse aplastantes para muchos desafortunados. Era más difícil de lo habitual encontrar el alimento cuando se le necesitaba, y ahí justo en medio de ese pequeño parque pensó que quizás, quizás había llegado el momento ideal para encontrar un humano de calidad que pudiera suplirla con alimento sin tener que salir de caza.
Sus mejillas comenzaban a verse un poco más pálidas de lo natural, apretó los labios cuando supo por fin que no había podido encontrar a nadie que le agradase para beber en ese momento, suspiró como un mero acto reflejo. Caminó entre las calles que empezaban a cubrirse con la nieve, dejaba un pequeño rastro de la tela de su vestido que llegaba a rozar con el piso, no estaba diseñado para semejante trato y ella ya había abusado mucho de él.
Una gota cayó sobre su frente resbalando por su mejilla, al mirar al cielo se encontró con los grises nubarrones que estaban justo a punto de soltar el regalo de la merecida lluvia. Había dejado que John se llevara el carro y le había dicho que regresaría sola. Su cochero se estaba acostumbrando a las rarezas de Margarite, sus excentricidades, sus paseos nocturnos solitarios, las extrañas manchas rojas en el salón de la casa, las repetidas copas de vino tinto estrelladas sobre el busto que estaba en el despacho. Mientras John recibiera el dinero necesario para mantener a su familia él transportaría a la dama a dónde le dijera y haría como dijera sin ver ni oír, mucho menos hablar.
Margarite sintió como el viento sopló moviendo sus cabellos y la hizo entrecerrar los ojos. El agua gota a gota empezó a sentirse sobre su ropa. Casi siempre cargaba con un paraguas, excepto por ese día... el día en el que verdaderamente la lluvia se dejó venir. Pensó que no quería arruinar el vestido así que corrió a atajarse bajo el techo de un comercio que parecía ser una relojería. Sí era una lluvia ligera esperaría sólo unos cuantos minutos y después podría marcharse a casa.
Abrazó su cuerpo envuelto en aquél vestido azul y negro, el pequeño bolso de tela colgaba de su brazo con el contenido habitual, sus ojos verdes veían las gotas de lluvia caer arreciando el flujo aunque por momentos éste se volvía suave, ver ese espectáculo realmente la estaba relajando. Se había felicitado a sí misma por encontrar los arcos de aquella relojería que la cubrían bien de la lluvia, ahora podía verse un poco de granizo acompañando a la misma.
Sus mejillas comenzaban a verse un poco más pálidas de lo natural, apretó los labios cuando supo por fin que no había podido encontrar a nadie que le agradase para beber en ese momento, suspiró como un mero acto reflejo. Caminó entre las calles que empezaban a cubrirse con la nieve, dejaba un pequeño rastro de la tela de su vestido que llegaba a rozar con el piso, no estaba diseñado para semejante trato y ella ya había abusado mucho de él.
Una gota cayó sobre su frente resbalando por su mejilla, al mirar al cielo se encontró con los grises nubarrones que estaban justo a punto de soltar el regalo de la merecida lluvia. Había dejado que John se llevara el carro y le había dicho que regresaría sola. Su cochero se estaba acostumbrando a las rarezas de Margarite, sus excentricidades, sus paseos nocturnos solitarios, las extrañas manchas rojas en el salón de la casa, las repetidas copas de vino tinto estrelladas sobre el busto que estaba en el despacho. Mientras John recibiera el dinero necesario para mantener a su familia él transportaría a la dama a dónde le dijera y haría como dijera sin ver ni oír, mucho menos hablar.
Margarite sintió como el viento sopló moviendo sus cabellos y la hizo entrecerrar los ojos. El agua gota a gota empezó a sentirse sobre su ropa. Casi siempre cargaba con un paraguas, excepto por ese día... el día en el que verdaderamente la lluvia se dejó venir. Pensó que no quería arruinar el vestido así que corrió a atajarse bajo el techo de un comercio que parecía ser una relojería. Sí era una lluvia ligera esperaría sólo unos cuantos minutos y después podría marcharse a casa.
Abrazó su cuerpo envuelto en aquél vestido azul y negro, el pequeño bolso de tela colgaba de su brazo con el contenido habitual, sus ojos verdes veían las gotas de lluvia caer arreciando el flujo aunque por momentos éste se volvía suave, ver ese espectáculo realmente la estaba relajando. Se había felicitado a sí misma por encontrar los arcos de aquella relojería que la cubrían bien de la lluvia, ahora podía verse un poco de granizo acompañando a la misma.
Margarite Renard- Vampiro Clase Alta
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Re: Lluvia [Privado]
El sol durante todo el día había estado bien oculto por algunas nubes aunque eso en casi todo el mundo parecía ser algo normal por estos años, o al menos eso le parecía a Garrett, extrañamente hoy carecía de su habitual sueño, algo le perturbaba la mente y en parte le molestaba, había entregado un reloj de bolsillo para que lo arreglaran, y supuestamente hoy era el día en que debía ir a recogerlo, estaba algo nervioso ya que el relojero le había informado de lo difícil que era su arreglo y que quizás no acabase igual que antes, ya que el reloj lo había entregado en pésimas condiciones, ya que se le había roto por una torpeza suya al haberse enfrentado a un cazador, un listillo que evidentemente había empezado en ese mundillo y buscaba presas supuestamente fáciles al ser de barrios bajos, una cosa realmente estúpida de su parte el juzgar rápido a un oponente, en parte eso le divertía a Garrett, ya que la estupidez humana parecía no tener final.
Pero dejando de lado el asunto del cazador imbécil, el reloj había sufridos daños bastante graves y ciertamente lo atesoraba un poco ya que se lo había regalado una persona a la que le cogió cierto cariño, no confianza ya que no se conocían de años, pero era un bonito recuerdo de ese encuentro, solo esperaba dejarlo como antes, o al menos salvarlo ya que en parte era lo único que le decía las horas cuando estaba en casa o en cualquier lado, y pasaba de conseguirse otro reloj, era pésimo eligiendo ese tipo de cosas, se rasco la barba molesto estando sentado sobre el sillón de la sala de estar de su casa, no había ni un reloj en la estancia, por ello en parte estaba nervioso, debía recuperar ese reloj… ya que por su culpa había obtenido una pequeña manía que es abrir y cerrar la tapa varias veces cuando se encontraba nervioso, disimulando así su estado, o simplemente toquetearlo, antes lo hacía con su colgante pero prefería una superficie mas lisa.
Cuando oyó las campanas de la iglesia supo que hora era, por lo que se levanto de un salto y fue andando a la puerta de salida, su casa era pequeña y muy humilde, pero le gustaba más que vivir rodeado de lujos, no estaba hecho para esa vida, salió a la calle viéndola más nublada, el suelo estaba cubierto de nieve, cerro tras suya y camino decidido por las calles, contemplando todo a su alrededor, viendo como casi no había alma fuera, poca gente se atrevía a estar a estas horas por las calles y mas por el frio que corría, solo pudo divisar a unas cuantas personas pero que viajaban en carros, casi parecía ser una calle fantasma, sonrió ladino divertido y fue directo a la relojería, luego quizás iría a buscar su alimento, no sabía si tendría suerte pero se conocía algunos suburbios donde siempre había algo a lo que hincarle el diente, así que no temía por ello.
Cuando llego a la relojería, entro sin más, oyendo la campanita de la puerta, el anciano salió de su pequeño talles que estaba en otro cuarto y saludo a Garrett, este le devolvió el saludo y fue hasta él para preguntarle sobre el reloj, el anciano le comento lo difícil y elaborado que fue su reparación pero que al final lo consiguió reponer, algo que alivio con sumo grato al vampiro, sonrió dichoso y no le importo pagar la cantidad que le pedía, pagaría incluso más, ya antes el anciano le había dicho que mejor sería comprarse uno nuevo pero pasaba realmente de hacerlo, tomo el reloj viendo como se movía la pequeña manita, sonrió mas para sí mismo y se lo guardo en la chaqueta, faltaban pocos minutos para que el anciano cerrase, el vivía en el piso de arriba, eso era más que evidente.
Por lo que Garrett se despidió dándole las gracias y abrió la puerta para así salir afuera, encontrándose con una mujer dándole la espalda, noto rápido cual era su raza, cerró la puerta tras de sí y se paró a su lado viendo el panorama, llovía con granizada incluida… vaya espectáculo, por curiosidad miro de reojo a la mujer que tenía a su lado viendo su juventud, juraría que no la había visto antes.
- ¿buscando a algo que hincarle el diente? – le dijo sonriendo divertido mientras se metía las manos en los bolsillos del abrigo, no tenia frio, pero a veces lo hacía, por mera costumbre quizás.
Pero dejando de lado el asunto del cazador imbécil, el reloj había sufridos daños bastante graves y ciertamente lo atesoraba un poco ya que se lo había regalado una persona a la que le cogió cierto cariño, no confianza ya que no se conocían de años, pero era un bonito recuerdo de ese encuentro, solo esperaba dejarlo como antes, o al menos salvarlo ya que en parte era lo único que le decía las horas cuando estaba en casa o en cualquier lado, y pasaba de conseguirse otro reloj, era pésimo eligiendo ese tipo de cosas, se rasco la barba molesto estando sentado sobre el sillón de la sala de estar de su casa, no había ni un reloj en la estancia, por ello en parte estaba nervioso, debía recuperar ese reloj… ya que por su culpa había obtenido una pequeña manía que es abrir y cerrar la tapa varias veces cuando se encontraba nervioso, disimulando así su estado, o simplemente toquetearlo, antes lo hacía con su colgante pero prefería una superficie mas lisa.
Cuando oyó las campanas de la iglesia supo que hora era, por lo que se levanto de un salto y fue andando a la puerta de salida, su casa era pequeña y muy humilde, pero le gustaba más que vivir rodeado de lujos, no estaba hecho para esa vida, salió a la calle viéndola más nublada, el suelo estaba cubierto de nieve, cerro tras suya y camino decidido por las calles, contemplando todo a su alrededor, viendo como casi no había alma fuera, poca gente se atrevía a estar a estas horas por las calles y mas por el frio que corría, solo pudo divisar a unas cuantas personas pero que viajaban en carros, casi parecía ser una calle fantasma, sonrió ladino divertido y fue directo a la relojería, luego quizás iría a buscar su alimento, no sabía si tendría suerte pero se conocía algunos suburbios donde siempre había algo a lo que hincarle el diente, así que no temía por ello.
Cuando llego a la relojería, entro sin más, oyendo la campanita de la puerta, el anciano salió de su pequeño talles que estaba en otro cuarto y saludo a Garrett, este le devolvió el saludo y fue hasta él para preguntarle sobre el reloj, el anciano le comento lo difícil y elaborado que fue su reparación pero que al final lo consiguió reponer, algo que alivio con sumo grato al vampiro, sonrió dichoso y no le importo pagar la cantidad que le pedía, pagaría incluso más, ya antes el anciano le había dicho que mejor sería comprarse uno nuevo pero pasaba realmente de hacerlo, tomo el reloj viendo como se movía la pequeña manita, sonrió mas para sí mismo y se lo guardo en la chaqueta, faltaban pocos minutos para que el anciano cerrase, el vivía en el piso de arriba, eso era más que evidente.
Por lo que Garrett se despidió dándole las gracias y abrió la puerta para así salir afuera, encontrándose con una mujer dándole la espalda, noto rápido cual era su raza, cerró la puerta tras de sí y se paró a su lado viendo el panorama, llovía con granizada incluida… vaya espectáculo, por curiosidad miro de reojo a la mujer que tenía a su lado viendo su juventud, juraría que no la había visto antes.
- ¿buscando a algo que hincarle el diente? – le dijo sonriendo divertido mientras se metía las manos en los bolsillos del abrigo, no tenia frio, pero a veces lo hacía, por mera costumbre quizás.
Akos Mörkt- Hechicero Clase Media
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Re: Lluvia [Privado]
Había empezado a mover el pie dando ligeros golpes al pavimento, la lluvia no parecía tener para cuándo y estaba experimentando uno de esos baches en el tiempo espacio dónde se encontraba en un limbo transitorio, para ella era muy importante hacer algo con propósito y motivo pues eso era lo que la impulsaba a moverse desde siempre, el derroche de minutos era un mal necesario a veces, sin embargo había excedido su tiempo límite, estaba a punto de salir a caminar sin importar que terminara completamente empapada, no habría alguien que pudiera verla en las calles fácilmente si se movía precavidamente, al menos eso le había servido durante mucho tiempo.
Margarite no estaba al tanto de la situación actual, si bien había extraído los conocimientos necesarios de la persona que le diera el nombre, aun desconocía muchas cosas de la época e incluso no podía acomodarse fácilmente al idioma. Su francés por momentos llegaba a confundirse con el acento latín que nunca se pudo quitar en parte porque lo atesoraba y en parte por la inexperiencia, sin embargo había llegado a ser muy fluida en cuanto a cómo hablarlo, diario durante las noches repasaba libros encontrando nuevas palabras y obligaba a su servicio a hablarle rápido para acostumbrarse al idioma. Lo había encontrado medianamente fácil.
Iba a dar el primer paso cuando la puerta del comercio se abrió y eso la detuvo, al escuchar el ruido volteó sutilmente para observar a la persona que había abandonado el lugar. Volvió la mirada al frente y agradeció que fuera uno de su raza, los pocos y escasos encuentros que había tenido con otros seres siempre habían resultado en un recuerdo que ella preferiría borrar la mayoría de las veces, quizá no estaba totalmente en contra de que hubiera más seres circulando en las mismas sombras que ella pero si se encontraba condicionada de cierta manera a recibir un trato un tanto áspero por parte de los mismos. Las palabras de la persona le tomaron por sorpresa tanto que agachó la cabeza un poco abochornada y sonrió.
- ¿Tanto se nota? – preguntó apenas con la voz tenue.
Meditó sobre el tiempo que había pasado desde la última vez que decidió hincarle los colmillos a alguien y efectivamente había pasado tiempo ella ya estaba llegando a su límite, el problema de moverse algunos días con amigos que frecuentaban mortales “intocables” era que precisamente no podían hacer sus actividades propias. Había optado por la alternativa más sana que era alimentarse cuando nadie observara, sin testigos, sin rastros a su manera.
Se encogió de hombros mentalmente sobre esa situación y regresó con su atención al vampiro, le observaba lo mínimo para no invadirlo, físicamente se veía un poco por no decir bastante mayor que ella pero si algo era bien sabido era qué dentro de la comunidad vampírica las edades físicas casi nunca eran acordes a las edades reales así que ese minúsculo detalle no iba a afectar para nada aquel encuentro aunque no iba a negar que aquel desconocido tenía ciertas características físicas que habían llamado un tanto su atención. Hizo una pequeña reverencia y saludó cordialmente:
- Buenas noches, Monsieur, me llamo Margarite. ¿Negocios con el relojero? – era obvio de dónde había salido y quizá la respuesta sería más que obvia, pero ella en ese momento estaba más inclinada a pensar que se había llevado hasta la última gota de sangre del comerciante. No podría saberlo con certeza.
La lluvia seguía cayendo a cántaros con la excepción de que ahora el granizo iba en decremento, las calles tenían el leve reflejo de la escasa luz que contrastaba con las sombras que cubrían con cierta magnificencia profana todo el panorama. El frío se sentía en la misma suma y había pasado de estar hastiada del momento a un estado de amena sorpresa por la aparición del desconocido.
Margarite no estaba al tanto de la situación actual, si bien había extraído los conocimientos necesarios de la persona que le diera el nombre, aun desconocía muchas cosas de la época e incluso no podía acomodarse fácilmente al idioma. Su francés por momentos llegaba a confundirse con el acento latín que nunca se pudo quitar en parte porque lo atesoraba y en parte por la inexperiencia, sin embargo había llegado a ser muy fluida en cuanto a cómo hablarlo, diario durante las noches repasaba libros encontrando nuevas palabras y obligaba a su servicio a hablarle rápido para acostumbrarse al idioma. Lo había encontrado medianamente fácil.
Iba a dar el primer paso cuando la puerta del comercio se abrió y eso la detuvo, al escuchar el ruido volteó sutilmente para observar a la persona que había abandonado el lugar. Volvió la mirada al frente y agradeció que fuera uno de su raza, los pocos y escasos encuentros que había tenido con otros seres siempre habían resultado en un recuerdo que ella preferiría borrar la mayoría de las veces, quizá no estaba totalmente en contra de que hubiera más seres circulando en las mismas sombras que ella pero si se encontraba condicionada de cierta manera a recibir un trato un tanto áspero por parte de los mismos. Las palabras de la persona le tomaron por sorpresa tanto que agachó la cabeza un poco abochornada y sonrió.
- ¿Tanto se nota? – preguntó apenas con la voz tenue.
Meditó sobre el tiempo que había pasado desde la última vez que decidió hincarle los colmillos a alguien y efectivamente había pasado tiempo ella ya estaba llegando a su límite, el problema de moverse algunos días con amigos que frecuentaban mortales “intocables” era que precisamente no podían hacer sus actividades propias. Había optado por la alternativa más sana que era alimentarse cuando nadie observara, sin testigos, sin rastros a su manera.
Se encogió de hombros mentalmente sobre esa situación y regresó con su atención al vampiro, le observaba lo mínimo para no invadirlo, físicamente se veía un poco por no decir bastante mayor que ella pero si algo era bien sabido era qué dentro de la comunidad vampírica las edades físicas casi nunca eran acordes a las edades reales así que ese minúsculo detalle no iba a afectar para nada aquel encuentro aunque no iba a negar que aquel desconocido tenía ciertas características físicas que habían llamado un tanto su atención. Hizo una pequeña reverencia y saludó cordialmente:
- Buenas noches, Monsieur, me llamo Margarite. ¿Negocios con el relojero? – era obvio de dónde había salido y quizá la respuesta sería más que obvia, pero ella en ese momento estaba más inclinada a pensar que se había llevado hasta la última gota de sangre del comerciante. No podría saberlo con certeza.
La lluvia seguía cayendo a cántaros con la excepción de que ahora el granizo iba en decremento, las calles tenían el leve reflejo de la escasa luz que contrastaba con las sombras que cubrían con cierta magnificencia profana todo el panorama. El frío se sentía en la misma suma y había pasado de estar hastiada del momento a un estado de amena sorpresa por la aparición del desconocido.
Margarite Renard- Vampiro Clase Alta
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Re: Lluvia [Privado]
No se espero para nada que aquella joven se sonrojara por su comentario, era inesperado y curioso, ya que los vampiros y en especial las vampiresas no se avergonzaban por esa intención, se notaba que la joven no era muy normal, y eso llamaba su atención ya que le llamaba más la atención algo diferente a lo habitual que había en el mundo, el a diferencia de la joven si miraba enteramente su silueta, viendo su atuendo y sus pliegues, era evidente que tenía una clase social bien diferente a la suya propia, aunque pocas vampiresas les gustaba la suciedad, preferían la comodidad de la riqueza o ser cortesanas…
De repente la joven le hace una reverencia cortes, eso sí que lo saco de onda ya que eso solo se le hacía a los de la misma clase o superior en referencia a la clase social, pero aquella dama era toda una señorita con educación, eso era agradable la verdad, incluso se había presentado aunque había omitido el apellido, curioso ya que normalmente solían presentarse con todo incluido, como títulos, apellidos y a veces incluso decían quien era su maestro… si, incluían eso a veces, era ridículo la verdad, Garrett prefería olvidar al suyo, cuando la joven se volvió a poner recta, él le tomo la mano e hiso una leve reverencia dándole un beso en el dorso de la mano, de forma galante.
- Un placer my lady, mi nombre es Garrett y en efecto, negocios más que placer – comente sonriendo divertido mientras la soltaba – su sangre era más espesa que el cemento, eso se veia desde lejos, siquiera he tenido que darle un bocado para saberlo – comente poniendo una mueca de desagrado por el comentario para luego sonreír – al parecer los dos tenemos ahora una meta en común, señorita Margarite ¿tiene una cita para cenar o me dejara invitarla? – sonaba fino la verdad y eso que no lo era para nada el ofrecimiento ya que se refería a que si iría a por alguien o si prefería ir con él a por unas cuantas presas… pero ella era una señorita y bueno, educación tenia aunque a veces descarada.
Tenía cierta curiosidad ya que no todas las señoritas se atrevían a acompañar a uno de clase más baja a por alimento y mas sabiendo a donde él las iba a llevar, no era un lugar con clase ni elegante, era la inmundicia pero era el mejor lugar para alimentarse sin ser descubierto ya que ahí jamás echan de menos a nadie al haber muertes constantes y desapariciones, era prácticamente un buffet libre.
De repente la joven le hace una reverencia cortes, eso sí que lo saco de onda ya que eso solo se le hacía a los de la misma clase o superior en referencia a la clase social, pero aquella dama era toda una señorita con educación, eso era agradable la verdad, incluso se había presentado aunque había omitido el apellido, curioso ya que normalmente solían presentarse con todo incluido, como títulos, apellidos y a veces incluso decían quien era su maestro… si, incluían eso a veces, era ridículo la verdad, Garrett prefería olvidar al suyo, cuando la joven se volvió a poner recta, él le tomo la mano e hiso una leve reverencia dándole un beso en el dorso de la mano, de forma galante.
- Un placer my lady, mi nombre es Garrett y en efecto, negocios más que placer – comente sonriendo divertido mientras la soltaba – su sangre era más espesa que el cemento, eso se veia desde lejos, siquiera he tenido que darle un bocado para saberlo – comente poniendo una mueca de desagrado por el comentario para luego sonreír – al parecer los dos tenemos ahora una meta en común, señorita Margarite ¿tiene una cita para cenar o me dejara invitarla? – sonaba fino la verdad y eso que no lo era para nada el ofrecimiento ya que se refería a que si iría a por alguien o si prefería ir con él a por unas cuantas presas… pero ella era una señorita y bueno, educación tenia aunque a veces descarada.
Tenía cierta curiosidad ya que no todas las señoritas se atrevían a acompañar a uno de clase más baja a por alimento y mas sabiendo a donde él las iba a llevar, no era un lugar con clase ni elegante, era la inmundicia pero era el mejor lugar para alimentarse sin ser descubierto ya que ahí jamás echan de menos a nadie al haber muertes constantes y desapariciones, era prácticamente un buffet libre.
Akos Mörkt- Hechicero Clase Media
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Re: Lluvia [Privado]
Permaneció impasible mientras observaba al hombre depositar un beso sobre el dorso de su mano, esas costumbres no eran sus costumbres pero podía fluir con ellas sin molestia alguna, e incluso empezar a disfrutar de las mismas. Sonrió cuando escuchó su nombre sabía que no tenía que adelantarse a sacar conclusiones, si ella hubiera tenido que asegurar lo que había acontecido ahí dentro no habría atinado por más que lo hubiera intentado. Volvió a hacerla sonreír cuando mencionó lo espeso de la sangre del relojero, por lo menos tenía algo de humor, y hasta ahí, la última pregunta formulada la hizo voltear en dirección hacia él abriendo un poco más los ojos cuando simplemente espetó una invitación de la nada. Pecaba de audaz y extrovertido. Ella meditó por un momento sus palabras pensándolo detenidamente.
¿Debería de irme a cazar con un vampiro desconocido que encontré por la calle o debería irme a su casa sintiendo los estragos del hambre? Por un lado la prudencia le decía que se fuera a su casa, no lo conocía de nada y su única carta de presentación era que era un nombre que tampoco le decía mucho. Mordió su labio inferior con cierto aire travieso entrecerrando sus ojos y mirándolo por un instante cómo no imaginando por qué estaba a punto de acceder a marcharse con él, ladeó su cabeza mirándolo con suma curiosidad quizá ya demasiada.
- Esta noche aun no tengo cita. - ¡Mentira! Sí que tenía algo que hacer. Pero pensaba disculparse luego con la persona que tenía que ver ya se le ocurriría algo sobre lo sucedido y para excusar su ausencia de su mesa. - ¿A dónde planea llevarme si lo dejo raptarme un rato?
Quizá a hora venía lo interesante, Margarite gustaba de alimentarse solo de ciertas personas bajo ciertas condiciones, pero lo cierto es que prácticamente ya había aceptado ir a un lugar del que no sabía nada, regresó sus ojos a la calle y vio como la lluvia parecía simplemente no marcharse.
Había lanzado la última pregunta para medir terreno, era por seguro que iba sólo quería saber a dónde para prepararse mentalmente, ya bastante sorprendida le tenía el hecho de que este sujeto hubiera logrado que ella aceptara y además de tan buena gana, por lo general era ella la que proponía un sitio o una actividad a un desconocido sin embargo, debía aceptar que era refrescante el hecho de encontrarse con algo diferente y no más de lo mismo.
La ojiverde le miraba curiosa después de todo Garrett estaba modificando la percepción que tenía de ese día que ella tenía en baja estima, quizá sus ideas serían absolutamente adecuadas y plausibles. Se consideraba una vampiresa mesurada y prudente, este simple acto le estaba causando un cierto ruido pues se sorprendió a sí misma en una situación en la que normalmente no habría aceptado nada de él, dejando de lado la forma de vestir y demás a veces no tenía cabeza para nada ni para nadie y ese pintaba para ser un día así hasta que simplemente él se brincó el hecho que ella ya había designado el día como tal.
En el fondo ella lo atribuyó al hambre y a que él se había presentado de una manera muy tranquila quizás hasta confiada. Cruzó sus manos jugando nerviosamente sobre el cordón del bolso que llevaba cómo siempre dentro del mismo los francos acostumbrados, una pequeña navaja, un talento, un dracma y un denario romano.
Observó hacía el cielo oscuro ahora tronaba e iluminaba el cielo con relámpagos que a ella le parecían uno de los fenómenos más hermosos de la naturaleza, el estruendo podía escucharse cercano creando una presión ligera en sus oídos y al siguiente instante dejar caer un aguacero que apenas y se endurecía un tanto en comparación con el anterior. De ninguna manera podían ser el mismo, menos tras lo que estaban empezando a tramar bajo aquellos arcos de la relojería del hombre de sangre espesa como el concreto.
¿Debería de irme a cazar con un vampiro desconocido que encontré por la calle o debería irme a su casa sintiendo los estragos del hambre? Por un lado la prudencia le decía que se fuera a su casa, no lo conocía de nada y su única carta de presentación era que era un nombre que tampoco le decía mucho. Mordió su labio inferior con cierto aire travieso entrecerrando sus ojos y mirándolo por un instante cómo no imaginando por qué estaba a punto de acceder a marcharse con él, ladeó su cabeza mirándolo con suma curiosidad quizá ya demasiada.
- Esta noche aun no tengo cita. - ¡Mentira! Sí que tenía algo que hacer. Pero pensaba disculparse luego con la persona que tenía que ver ya se le ocurriría algo sobre lo sucedido y para excusar su ausencia de su mesa. - ¿A dónde planea llevarme si lo dejo raptarme un rato?
Quizá a hora venía lo interesante, Margarite gustaba de alimentarse solo de ciertas personas bajo ciertas condiciones, pero lo cierto es que prácticamente ya había aceptado ir a un lugar del que no sabía nada, regresó sus ojos a la calle y vio como la lluvia parecía simplemente no marcharse.
Había lanzado la última pregunta para medir terreno, era por seguro que iba sólo quería saber a dónde para prepararse mentalmente, ya bastante sorprendida le tenía el hecho de que este sujeto hubiera logrado que ella aceptara y además de tan buena gana, por lo general era ella la que proponía un sitio o una actividad a un desconocido sin embargo, debía aceptar que era refrescante el hecho de encontrarse con algo diferente y no más de lo mismo.
La ojiverde le miraba curiosa después de todo Garrett estaba modificando la percepción que tenía de ese día que ella tenía en baja estima, quizá sus ideas serían absolutamente adecuadas y plausibles. Se consideraba una vampiresa mesurada y prudente, este simple acto le estaba causando un cierto ruido pues se sorprendió a sí misma en una situación en la que normalmente no habría aceptado nada de él, dejando de lado la forma de vestir y demás a veces no tenía cabeza para nada ni para nadie y ese pintaba para ser un día así hasta que simplemente él se brincó el hecho que ella ya había designado el día como tal.
En el fondo ella lo atribuyó al hambre y a que él se había presentado de una manera muy tranquila quizás hasta confiada. Cruzó sus manos jugando nerviosamente sobre el cordón del bolso que llevaba cómo siempre dentro del mismo los francos acostumbrados, una pequeña navaja, un talento, un dracma y un denario romano.
Observó hacía el cielo oscuro ahora tronaba e iluminaba el cielo con relámpagos que a ella le parecían uno de los fenómenos más hermosos de la naturaleza, el estruendo podía escucharse cercano creando una presión ligera en sus oídos y al siguiente instante dejar caer un aguacero que apenas y se endurecía un tanto en comparación con el anterior. De ninguna manera podían ser el mismo, menos tras lo que estaban empezando a tramar bajo aquellos arcos de la relojería del hombre de sangre espesa como el concreto.
Margarite Renard- Vampiro Clase Alta
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Re: Lluvia [Privado]
No pudo evitar el observar cada gesto que hacia la dama, hacia demasiados siglos que tenía esa costumbre, pero le había salvado más de una vez, otras solo no le había prestado atención, la joven no le daba malas sensaciones y eso era bueno, su instintos jamás le fallaban, pero igual que con su costumbre de observar, no le prestaba a veces el caso que se merecían, es que si lo hacía… todo sería tan aburrido y previsible, era siempre mejor arriesgarse y esta noche lo hacía, aunque con precaución.
No pudo evitar el esbozar una sonrisa ladina al oír las palabras femeninas, parecía tener su sentido de humor y eso era bueno, en noches tormentosas lo mejor era tener buen humor, demasiadas malas caras y palabras horrendas murieron bajo las lluvias, era refrescante el ver una sonrisa bajo estas mismas aguas, miro de reojo el cómo aumentaba la lluvia, casi ni se podían ver las calles, quizás habría una inundación si seguía así el clima de rebelde, pero parecía explotar de emoción esta noche por este curioso encuentro.
- ¿raptarla un rato? Se confunde señorita, yo pienso raptarla toda la noche – dijo sonriendo más amplio – pero con su permiso, eso es evidente, no voy a obligar a una mujer a hacer algo que no quiera – dijo tranquilo mientras posaba sus ojos oscuros sobre la joven, el color era diferente a los ojos usuales, tenía un color marrón que casi parecía negro pero con leves reflejos rojos – si me lo permite la llevare a un lugar que quizás jamás haya usted pisado, ya que son los bajos fondos, donde la gente es mas tratada como basura, quizás no es un lugar adecuado para una dama y mas para una cita pero como usted señalo, es un secuestro y un acompañamiento para una cena que jamás escasea allí, eso se lo garantizo – decía como si contara una historia, usando un tono divertido pero casi poético.
No aparto los ojos de la joven, ya que le gustaba ver las reacciones de los demás por sus palabras, sin más se despojo de su abrigo marrón oscuro y algo descuidado y agarrándolo por los hombros lo alzo hacia la joven, no era que se lo enseñara, era por otro propósito la verdad, el se había quedado con una camiseta gris, aunque quizás era antes negra y ahora desgastada de tanto lavado, y un chaleco del mismo color que el abrigo, era demasiado evidente su vejez, pero le gustaba esa ropa, era cómoda.
- Si deseáis ser secuestrada, le pido que se ponga esto – movió un poco el abrigo – vais demasiado llamativa y con esto podréis pasar un poco desapercibida, así quizás nadie la reconozca, si lo desea, puedo también prestaros mis pantalones – bromeo divertido, primero sin sonreír pero al terminar la frase y esperar unos segundos, sonrió amplio dando a entender que era una broma.
No pudo evitar el esbozar una sonrisa ladina al oír las palabras femeninas, parecía tener su sentido de humor y eso era bueno, en noches tormentosas lo mejor era tener buen humor, demasiadas malas caras y palabras horrendas murieron bajo las lluvias, era refrescante el ver una sonrisa bajo estas mismas aguas, miro de reojo el cómo aumentaba la lluvia, casi ni se podían ver las calles, quizás habría una inundación si seguía así el clima de rebelde, pero parecía explotar de emoción esta noche por este curioso encuentro.
- ¿raptarla un rato? Se confunde señorita, yo pienso raptarla toda la noche – dijo sonriendo más amplio – pero con su permiso, eso es evidente, no voy a obligar a una mujer a hacer algo que no quiera – dijo tranquilo mientras posaba sus ojos oscuros sobre la joven, el color era diferente a los ojos usuales, tenía un color marrón que casi parecía negro pero con leves reflejos rojos – si me lo permite la llevare a un lugar que quizás jamás haya usted pisado, ya que son los bajos fondos, donde la gente es mas tratada como basura, quizás no es un lugar adecuado para una dama y mas para una cita pero como usted señalo, es un secuestro y un acompañamiento para una cena que jamás escasea allí, eso se lo garantizo – decía como si contara una historia, usando un tono divertido pero casi poético.
No aparto los ojos de la joven, ya que le gustaba ver las reacciones de los demás por sus palabras, sin más se despojo de su abrigo marrón oscuro y algo descuidado y agarrándolo por los hombros lo alzo hacia la joven, no era que se lo enseñara, era por otro propósito la verdad, el se había quedado con una camiseta gris, aunque quizás era antes negra y ahora desgastada de tanto lavado, y un chaleco del mismo color que el abrigo, era demasiado evidente su vejez, pero le gustaba esa ropa, era cómoda.
- Si deseáis ser secuestrada, le pido que se ponga esto – movió un poco el abrigo – vais demasiado llamativa y con esto podréis pasar un poco desapercibida, así quizás nadie la reconozca, si lo desea, puedo también prestaros mis pantalones – bromeo divertido, primero sin sonreír pero al terminar la frase y esperar unos segundos, sonrió amplio dando a entender que era una broma.
Akos Mörkt- Hechicero Clase Media
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Re: Lluvia [Privado]
Estaba observando la lluvia, el cielo, los relámpagos que tanto le agradaban, cuando escuchó sus palabras ella reaccionó de inmediato mostrándose algo indignada.
- ¿Toda la noche? ¡Oh no! Usted no puede raptarme toda la noche… se supone que soy decente – informó encogiéndose de hombros, qué le iba a hacer, la posición requería al menos de cierta dosis de decencia y no era por presumir pero hasta el momento se había podido comportar a la altura. Al escuchar la descripción del lugar lo miró levantando una ceja, pestañeó un par de veces y entreabrió los labios. ¿Pero cómo se le ocurría llevarla a un lugar cómo ese? ¿En qué mente cabía semejante idea? Por un momento pensó en comentarle de ir en otra dirección sin embargo pensó que probablemente sería algo divertido y no tan… traumático como sonaba.
-Una cita-secuestro… – frunció amigablemente el ceño mientras lo observaba. - ¡Usted piensa en todo lo que una dama necesita! - Levantó la mirada observándolo cuando había comentado que no haría nada que ella no quisiera. Eso era bueno, al menos no iban a tener problemas en esa índole, quizás Garrett lo hizo para tranquilizarla como se hace con las ovejas que son acariciadas antes de sentir el filo de la navaja dentro de sus gargantas, aunque no se sintió de esa manera. Margarite iba porque ya era mucha la curiosidad que el sujeto había despertado en ella, pero ese pequeño… ¿anuncio? Le hizo querer observar su comportamiento y si era de las personas que mantenían su palabra pasara lo que pasara.
- ¡¿Llamativa?! ¡Yo de dónde puedo ser llamativa! Usted es el que va por ahí saliendo de relojerías portándose todo galante y secuestrando gente que al final resulta que se le ocurre que sí quiere ir por ahí en un secuestro con usted. ¡Usted es el llamativo según mi gusto! ¿Yo llamativa? Sí, claro… – dijo rápido, golpeando las sílabas una tras otra mientras lo miraba directamente a los ojos. Lo miró tras dudar un poco sobre si hacer como decía o no pero vamos que no era nada del otro mundo, incluso si le pedía que fuera a enterrar un cadáver con él esa noche ella posiblemente lo encontraría como algo relajante y divertido. Ese vampiro Garrett ya le estaba causando un poco de confusión interna porque ella parecía acceder a cualquier cosa que él propusiera, quizá era momento de marcar límites para que la situación no se saliera de control.
Se puso el abrigo marrón oscuro y notó que la tela a pesar de no combinar para nada con su ropa se sentía más suave de lo normal, pasó los dedos sobre la tela y entonces le sonrió de vuelta mirando a sus pantalones fijamente. Ya que iba a cambiar el look para a bajar el perfil aprovechó para sacar algunas horquillas del cabello para dejarlo caer sobre sus hombros. Miró su vestido, si bien la falda parecía estorbar un poco y no combinar con la ropa que ya llevaba decidió eliminar la capa superior que era prácticamente todo el lío en ese asunto. Pensando y midiendo bien sus movimientos arrancó la parte superior de la falda rompiendo la parte más decorada y adornada aprovechando que era un vestido que iba afortunadamente por capas, en sí al hacer eso aún quedaba cubierta por un vestido que disimularía bien si es que iban con otros rumbos que no conocía, pateó suavemente la tela en cuando cayó al piso.
– Bien… démelos, los quiero. – retó con una mínima sonrisa en los labios, a ella también le gustaba bromear de vez en cuando, excepto porque en su rostro no parecía haber diversión alguna y simplemente esperaba que se sacara los pantalones sin más. Sí, lo esperaba. Se cruzó de brazos le lanzó una mirada y ladeó la cabeza un poco esperando por su reacción.
- ¿Toda la noche? ¡Oh no! Usted no puede raptarme toda la noche… se supone que soy decente – informó encogiéndose de hombros, qué le iba a hacer, la posición requería al menos de cierta dosis de decencia y no era por presumir pero hasta el momento se había podido comportar a la altura. Al escuchar la descripción del lugar lo miró levantando una ceja, pestañeó un par de veces y entreabrió los labios. ¿Pero cómo se le ocurría llevarla a un lugar cómo ese? ¿En qué mente cabía semejante idea? Por un momento pensó en comentarle de ir en otra dirección sin embargo pensó que probablemente sería algo divertido y no tan… traumático como sonaba.
-Una cita-secuestro… – frunció amigablemente el ceño mientras lo observaba. - ¡Usted piensa en todo lo que una dama necesita! - Levantó la mirada observándolo cuando había comentado que no haría nada que ella no quisiera. Eso era bueno, al menos no iban a tener problemas en esa índole, quizás Garrett lo hizo para tranquilizarla como se hace con las ovejas que son acariciadas antes de sentir el filo de la navaja dentro de sus gargantas, aunque no se sintió de esa manera. Margarite iba porque ya era mucha la curiosidad que el sujeto había despertado en ella, pero ese pequeño… ¿anuncio? Le hizo querer observar su comportamiento y si era de las personas que mantenían su palabra pasara lo que pasara.
- ¡¿Llamativa?! ¡Yo de dónde puedo ser llamativa! Usted es el que va por ahí saliendo de relojerías portándose todo galante y secuestrando gente que al final resulta que se le ocurre que sí quiere ir por ahí en un secuestro con usted. ¡Usted es el llamativo según mi gusto! ¿Yo llamativa? Sí, claro… – dijo rápido, golpeando las sílabas una tras otra mientras lo miraba directamente a los ojos. Lo miró tras dudar un poco sobre si hacer como decía o no pero vamos que no era nada del otro mundo, incluso si le pedía que fuera a enterrar un cadáver con él esa noche ella posiblemente lo encontraría como algo relajante y divertido. Ese vampiro Garrett ya le estaba causando un poco de confusión interna porque ella parecía acceder a cualquier cosa que él propusiera, quizá era momento de marcar límites para que la situación no se saliera de control.
Se puso el abrigo marrón oscuro y notó que la tela a pesar de no combinar para nada con su ropa se sentía más suave de lo normal, pasó los dedos sobre la tela y entonces le sonrió de vuelta mirando a sus pantalones fijamente. Ya que iba a cambiar el look para a bajar el perfil aprovechó para sacar algunas horquillas del cabello para dejarlo caer sobre sus hombros. Miró su vestido, si bien la falda parecía estorbar un poco y no combinar con la ropa que ya llevaba decidió eliminar la capa superior que era prácticamente todo el lío en ese asunto. Pensando y midiendo bien sus movimientos arrancó la parte superior de la falda rompiendo la parte más decorada y adornada aprovechando que era un vestido que iba afortunadamente por capas, en sí al hacer eso aún quedaba cubierta por un vestido que disimularía bien si es que iban con otros rumbos que no conocía, pateó suavemente la tela en cuando cayó al piso.
– Bien… démelos, los quiero. – retó con una mínima sonrisa en los labios, a ella también le gustaba bromear de vez en cuando, excepto porque en su rostro no parecía haber diversión alguna y simplemente esperaba que se sacara los pantalones sin más. Sí, lo esperaba. Se cruzó de brazos le lanzó una mirada y ladeó la cabeza un poco esperando por su reacción.
Margarite Renard- Vampiro Clase Alta
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Re: Lluvia [Privado]
Contemplo cada gesto de la joven dama, oyendo sus palabras y viendo sus reacciones que eran muy graciosas y un tanto tentadoras, quizás por ello la habían transformado, era ciertamente irresistible a la visión de un vampiro, eso si la joven hubiera sido humana y no ya una vampiresa al menos eso agradeció Garrett, ya que el pasa de convertir a alguien, no se veía capaz de darle tal destino a un humano… y privarles de los placeres mas mundanos como la comida y el disfrutar del sol.
Vio como la joven se ponía la chaqueta sin rodeos, era bueno ver que no le desagradaba y para mayor sorpresa, vio como la muchacha se rompía el vestido, eso lo sorprendió bastante ya que las damas decentes no destrozaban sus vestidos, eran los reflejos de ellas mismas ante la sociedad, debían siempre estar limpios e inmaculados, siendo ellas muñecas más que personas, quizás era lo que menos le gustaba a Garrett de esta época… el trato hacia el sexo bello, había conocido mujeres valientes y fuertes, con ideas propias y libres, pero en esta época eran como pájaros enjaulados esperando ser vendidas al mejor postor… tratadas como inferiores… como si fuesen ganado… esa mera idea le desagradaba, por ello quizás le fascinaban mas las vampiresas, ellas eran tan… libres, aunque las cortesanas y gitanas también, pero marcadas por la sociedad, aunque eso a Garrett le daba igual.
Al parecer la dama no tenía ni un poco de decencia al pedirle los pantalones, eso sí que era increíble… bueno, el mismo se los había ofrecido, aunque la voz de el había mostrado humor, el de ella parecía más un reto, algo estimulante la verdad, hacía años que no tenía un reto tonto como ese, pero había algo importante, Garrett carecía de una cosa importante en esta época, la “decencia”, le daba igual ser decente o no, el era simplemente como era, y un reto tan divertido como ese no le molesto, todo lo contrario, lo estimulo.
- Muy bien, a sus ordenes señorita – dijo sonriendo ladino mientras se comenzaba a desatar el pantalón, y abriéndolo un poco, pero se detuvo para mirar a la joven - ¿deseara tomar mis botas también? – pregunto abriendo del todo el lazo que ataba sus pantalones, tenía la camisa metida por dentro, así que no vería lo que seguramente esperaba ver.
Vio como la joven se ponía la chaqueta sin rodeos, era bueno ver que no le desagradaba y para mayor sorpresa, vio como la muchacha se rompía el vestido, eso lo sorprendió bastante ya que las damas decentes no destrozaban sus vestidos, eran los reflejos de ellas mismas ante la sociedad, debían siempre estar limpios e inmaculados, siendo ellas muñecas más que personas, quizás era lo que menos le gustaba a Garrett de esta época… el trato hacia el sexo bello, había conocido mujeres valientes y fuertes, con ideas propias y libres, pero en esta época eran como pájaros enjaulados esperando ser vendidas al mejor postor… tratadas como inferiores… como si fuesen ganado… esa mera idea le desagradaba, por ello quizás le fascinaban mas las vampiresas, ellas eran tan… libres, aunque las cortesanas y gitanas también, pero marcadas por la sociedad, aunque eso a Garrett le daba igual.
Al parecer la dama no tenía ni un poco de decencia al pedirle los pantalones, eso sí que era increíble… bueno, el mismo se los había ofrecido, aunque la voz de el había mostrado humor, el de ella parecía más un reto, algo estimulante la verdad, hacía años que no tenía un reto tonto como ese, pero había algo importante, Garrett carecía de una cosa importante en esta época, la “decencia”, le daba igual ser decente o no, el era simplemente como era, y un reto tan divertido como ese no le molesto, todo lo contrario, lo estimulo.
- Muy bien, a sus ordenes señorita – dijo sonriendo ladino mientras se comenzaba a desatar el pantalón, y abriéndolo un poco, pero se detuvo para mirar a la joven - ¿deseara tomar mis botas también? – pregunto abriendo del todo el lazo que ataba sus pantalones, tenía la camisa metida por dentro, así que no vería lo que seguramente esperaba ver.
Akos Mörkt- Hechicero Clase Media
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Re: Lluvia [Privado]
-¡Mon dieu, merde alors! - Fue lo único que pudo pensar cuando escuchó las palabras del vampiro diciendo que estaba a sus órdenes, eso la obligó a abrir los ojos un poco más de lo normal moviendo un ligero mechón de cabello despejando su rostro sin dejar de taparse la boca. Sabía que había hablado de más.
Entreabrió los labios y titubeó sobre qué decirle, lo había medido mal, calculó totalmente mal, pensaba que él simplemente le diría alguna cosa para no intentar algo parecido a lo que hizo, estaba un poco asombrada pues no solía fallar con esas mediciones. Si bien ella no estaba muy impregnada con las costumbres de la época ni provenía de un mundo pudoroso si se preguntó con lógica pura y dura sobre el proceder de sus actos, que pasaría si sus amigas y amigos la vieran ahí, en plena juerga nocturna recibiendo pantalones y botas de alguien a quien no conocía, por su mente desfilaban los rostros de sus conocidos y eso le causó bastante gracia lo más seguro es que los más cercanos pensaran que ella estaba asaltando al pobre hombre y se quisieran unir a la escena.
- ¡Alto Monsieur! Me encantaría que se quitara todo si eso lo hiciera feliz, en serio no tengo inconvenientes con su desnudez, pero… – dijo extendiendo su mano como tapando de su vista cualquier cosa que pudiera ver y no fuera apropiado ahí mismo contradiciendo su primer idea. – Usted y yo teníamos otro plan en mente… ¿acaso me va a llevar por ahí en interiores? – preguntó divertida en la misma medida que mortificada, se había arrepentido bastante de pedirle los pantalones. – ¿En que estoy pensando? – se quedó repensando toda la situación.
Para ella fue una simple travesura que terminaría con una frase como… “venga por ellos si los quiere”, “me pegan si me los quito”, “la llevo a otro lugar y lo hago” ¡Vamos, todo menos lo que él hizo! Si bien ella lo había hecho como una broma también era cierto que no había utilizado una voz de broma ahora tenía ahí los resultados. – ¡No tiene que quitarse nada, en serio… si gusta le devuelvo el abrigo para que vaya completo! – dijo tratando de no aparecer nerviosa frente a él, parecería increíble que pasaran los años y situaciones así lograran descolocarle. Esperó aquí por su reacción a lo que había dicho.
Llegó el momento en el que se lo preguntó sinceramente, ¿cuánto tenía sin ver a alguien sin ropa? Específicamente a un varón. La respuesta era un enorme periodo de tiempo. Después de divagar un poco en ese tema dentro de su mente llegó el momento en el que retomó por completo el control de sus movimientos y pensamientos. Ahora lucía quizá un poco más serena, evitaba observarlo directamente pues la situación exhibicionista a puertas del relojero quizá ya había sobrepasado la expectativa de la noche, por mucho.
Se giró un poco observando el lugar y lo miró de reojo. Calculó el tiempo que le quedaba a la noche viendo que aún era temprano. Miraba en todas direcciones cómo dándole tiempo de recomponerse la ropa, ya se andaría con cuidado con lo que profería o pedía a ese vampiro a su parecer era de cuidado, aunque debía confesar que estaba bastante entretenida, difícilmente uno de su raza se aventuraba intrépidamente a amenazar a una mujer con despojarse los pantalones frente a ella en plena vía pública, que era lo que más gracia le había causado. ¿Era gracia o era otra cosa?... mejor no pensar en eso.
No se lo pensó mucho y empezó a andar bajo la lluvia, no volteaba ni le veía, esperaba que él no le lanzara los pantalones y las botas ahí mismo porque entonces sí que no sabría cómo reaccionar, posiblemente ofendiéndose a muerte y largándose del lugar aunque en el fondo no lo estuviera, quizás no…
Corrección sí se ofendería.
Margarite sintió como la lluvia le empapaba el cabello y la ropa, la sensación no era querida por todos pero al menos a ella le agradaba bastante, el hecho que se mezclara con la tierra era delicioso, la tierra mojada tenía esa propiedad que ninguna esencia hecha por humanos o inmortales podría ofrecer jamás, era el mismo espectáculo de la vida hecho aroma por la tierra como un regalo para los vivos y en este caso era una extensión hasta aquellos que estaban en diferentes situaciones, como fuera era visto por ella como un regalo.
Ya estaba completamente húmeda su ropa cuando volteó a ver al vampiro esperando que hubiera recapacitado sobre la idea de ir por la calle causando faltas a la moral, lo cual sería bastante divertido si no fuera porque no terminaba de tomar una posición con respecto a si podría manejar la situación o no. Sentía la corriente del agua pasar entre el calado de sus zapatos, sabía que ya estaban arruinados, oficialmente arruinados, su modisto la iba a poner sobre sus rodillas y le daría una azotaina muy dura por echar a perder un producto suyo hecho a mano consumiendo muchos minutos y horas de su valioso tiempo, ni hablar, las cosas se destruían y algunas valía la pena destruirlas también.
Entreabrió los labios y titubeó sobre qué decirle, lo había medido mal, calculó totalmente mal, pensaba que él simplemente le diría alguna cosa para no intentar algo parecido a lo que hizo, estaba un poco asombrada pues no solía fallar con esas mediciones. Si bien ella no estaba muy impregnada con las costumbres de la época ni provenía de un mundo pudoroso si se preguntó con lógica pura y dura sobre el proceder de sus actos, que pasaría si sus amigas y amigos la vieran ahí, en plena juerga nocturna recibiendo pantalones y botas de alguien a quien no conocía, por su mente desfilaban los rostros de sus conocidos y eso le causó bastante gracia lo más seguro es que los más cercanos pensaran que ella estaba asaltando al pobre hombre y se quisieran unir a la escena.
- ¡Alto Monsieur! Me encantaría que se quitara todo si eso lo hiciera feliz, en serio no tengo inconvenientes con su desnudez, pero… – dijo extendiendo su mano como tapando de su vista cualquier cosa que pudiera ver y no fuera apropiado ahí mismo contradiciendo su primer idea. – Usted y yo teníamos otro plan en mente… ¿acaso me va a llevar por ahí en interiores? – preguntó divertida en la misma medida que mortificada, se había arrepentido bastante de pedirle los pantalones. – ¿En que estoy pensando? – se quedó repensando toda la situación.
Para ella fue una simple travesura que terminaría con una frase como… “venga por ellos si los quiere”, “me pegan si me los quito”, “la llevo a otro lugar y lo hago” ¡Vamos, todo menos lo que él hizo! Si bien ella lo había hecho como una broma también era cierto que no había utilizado una voz de broma ahora tenía ahí los resultados. – ¡No tiene que quitarse nada, en serio… si gusta le devuelvo el abrigo para que vaya completo! – dijo tratando de no aparecer nerviosa frente a él, parecería increíble que pasaran los años y situaciones así lograran descolocarle. Esperó aquí por su reacción a lo que había dicho.
Llegó el momento en el que se lo preguntó sinceramente, ¿cuánto tenía sin ver a alguien sin ropa? Específicamente a un varón. La respuesta era un enorme periodo de tiempo. Después de divagar un poco en ese tema dentro de su mente llegó el momento en el que retomó por completo el control de sus movimientos y pensamientos. Ahora lucía quizá un poco más serena, evitaba observarlo directamente pues la situación exhibicionista a puertas del relojero quizá ya había sobrepasado la expectativa de la noche, por mucho.
Se giró un poco observando el lugar y lo miró de reojo. Calculó el tiempo que le quedaba a la noche viendo que aún era temprano. Miraba en todas direcciones cómo dándole tiempo de recomponerse la ropa, ya se andaría con cuidado con lo que profería o pedía a ese vampiro a su parecer era de cuidado, aunque debía confesar que estaba bastante entretenida, difícilmente uno de su raza se aventuraba intrépidamente a amenazar a una mujer con despojarse los pantalones frente a ella en plena vía pública, que era lo que más gracia le había causado. ¿Era gracia o era otra cosa?... mejor no pensar en eso.
No se lo pensó mucho y empezó a andar bajo la lluvia, no volteaba ni le veía, esperaba que él no le lanzara los pantalones y las botas ahí mismo porque entonces sí que no sabría cómo reaccionar, posiblemente ofendiéndose a muerte y largándose del lugar aunque en el fondo no lo estuviera, quizás no…
Corrección sí se ofendería.
Margarite sintió como la lluvia le empapaba el cabello y la ropa, la sensación no era querida por todos pero al menos a ella le agradaba bastante, el hecho que se mezclara con la tierra era delicioso, la tierra mojada tenía esa propiedad que ninguna esencia hecha por humanos o inmortales podría ofrecer jamás, era el mismo espectáculo de la vida hecho aroma por la tierra como un regalo para los vivos y en este caso era una extensión hasta aquellos que estaban en diferentes situaciones, como fuera era visto por ella como un regalo.
Ya estaba completamente húmeda su ropa cuando volteó a ver al vampiro esperando que hubiera recapacitado sobre la idea de ir por la calle causando faltas a la moral, lo cual sería bastante divertido si no fuera porque no terminaba de tomar una posición con respecto a si podría manejar la situación o no. Sentía la corriente del agua pasar entre el calado de sus zapatos, sabía que ya estaban arruinados, oficialmente arruinados, su modisto la iba a poner sobre sus rodillas y le daría una azotaina muy dura por echar a perder un producto suyo hecho a mano consumiendo muchos minutos y horas de su valioso tiempo, ni hablar, las cosas se destruían y algunas valía la pena destruirlas también.
Última edición por Margarite Renard el Lun Sep 16, 2013 7:27 pm, editado 2 veces
Margarite Renard- Vampiro Clase Alta
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Re: Lluvia [Privado]
Se rio mas por dentro que por fuera ante las palabras femeninas, ¡¡ahí estaba!! el famoso pudor femenina hecha realidad, era realmente encantadora esa faceta que tenia, sabía que lo había dicho de broma, siguiéndole la corriente pero el jamás se echaba para atrás en un desafío aun si este era una mera broma, el encantado las seguía, quizás siquiera tenía dignidad... bueno si que la tenia, pero no tan exagerada como los demás, ni un orgullo tan marcado, tenia lo justo para no limitarlo y que así pudiese disfrutar plenamente de su eternidad o al menos hasta que finalizara a saber como...
Cuando la joven vampiresa se… tapo el rostro avergonzada por las acciones de Garrett, este ni pudo evitar el sonreír divertido así que se arreglo el pantalón, noto claramente el movimiento ajeno por lo que al terminar alzo la vista viendo que la joven había desaparecido, miro a su lado viéndola ahí, empapada a más no poder, por un momento juro que el tiempo se había detenido por completo en todo el lugar, pero rápido volvió en sí, era realmente increíble la actitud femenina, tan cambiante que hace que uno jamás se aburra, por lo que se metió también bajo esa lluvia, dejándose mojar al completo, estaba más acostumbrado a la lluvia que mucha gente, era refrescante aun sin poder sentir las temperaturas, pero… era como si purificara el alma… quizás un vampiro no tenia alma o la tenia condenada pero la lluvia acareaba enteramente eso…
Cerró los ojos bajo la lluvia al alzar el rostro al cielo, daba igual cuantos siglos pasaran, la lluvia siempre era la misma sin importar los cambios que daba el mundo, era como si arrastrase con ella todos los recuerdos que pasan bajo ella… Garrett había vivido algunas cosas bajo la lluvia por ello esta le hacía recordarlas más vivamente que otros sucesos, aunque había algo que aun no probo bajo la lluvia y ojala pudiera… con la persona adecuada por supuesto, bajo su rostro viendo a la joven, sus ojos parecían relucir entre la oscuridad mojada.
Se acerco a ella acortando la distancia entre ambos cuerpos, era con evidencia más alto que ella, y quizás un poco mas corpulento, ella era la viva imagen de lo que debería ser una mujer, fina, elegante pero con una personalidad muy electrizante, era evidente que la joven no era de esta época, las mujeres de este siglo eran… aburridas y de diferente apariencia, ella tenía un frescor antiguo como el… alargo su mano y tomo la de la joven, besándole el dorso con educación.
- Si ya esta lista my lady, entonces déjeme guiarla a su cena – dijo con tono galante, sonriendo ladino, acaba de nacer una relación curiosa bajo la lluvia… y esta se ocuparía de recordárselo varios siglos más aun si ellos se alejaran en un futuro, pero por ahora, su curiosidad estaba con aquella joven vampiresa.
Cuando la joven vampiresa se… tapo el rostro avergonzada por las acciones de Garrett, este ni pudo evitar el sonreír divertido así que se arreglo el pantalón, noto claramente el movimiento ajeno por lo que al terminar alzo la vista viendo que la joven había desaparecido, miro a su lado viéndola ahí, empapada a más no poder, por un momento juro que el tiempo se había detenido por completo en todo el lugar, pero rápido volvió en sí, era realmente increíble la actitud femenina, tan cambiante que hace que uno jamás se aburra, por lo que se metió también bajo esa lluvia, dejándose mojar al completo, estaba más acostumbrado a la lluvia que mucha gente, era refrescante aun sin poder sentir las temperaturas, pero… era como si purificara el alma… quizás un vampiro no tenia alma o la tenia condenada pero la lluvia acareaba enteramente eso…
Cerró los ojos bajo la lluvia al alzar el rostro al cielo, daba igual cuantos siglos pasaran, la lluvia siempre era la misma sin importar los cambios que daba el mundo, era como si arrastrase con ella todos los recuerdos que pasan bajo ella… Garrett había vivido algunas cosas bajo la lluvia por ello esta le hacía recordarlas más vivamente que otros sucesos, aunque había algo que aun no probo bajo la lluvia y ojala pudiera… con la persona adecuada por supuesto, bajo su rostro viendo a la joven, sus ojos parecían relucir entre la oscuridad mojada.
Se acerco a ella acortando la distancia entre ambos cuerpos, era con evidencia más alto que ella, y quizás un poco mas corpulento, ella era la viva imagen de lo que debería ser una mujer, fina, elegante pero con una personalidad muy electrizante, era evidente que la joven no era de esta época, las mujeres de este siglo eran… aburridas y de diferente apariencia, ella tenía un frescor antiguo como el… alargo su mano y tomo la de la joven, besándole el dorso con educación.
- Si ya esta lista my lady, entonces déjeme guiarla a su cena – dijo con tono galante, sonriendo ladino, acaba de nacer una relación curiosa bajo la lluvia… y esta se ocuparía de recordárselo varios siglos más aun si ellos se alejaran en un futuro, pero por ahora, su curiosidad estaba con aquella joven vampiresa.
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Re: Lluvia [Privado]
Mientras esperaba bajo la lluvia que parecía no tener para cuando finalizar se quedó meditando sobre que calles serían las más convenientes para transitar, se había alejado unos cuantos kilómetros de casa, a pesar de que aún estaba en un radio de alcance seguro si daba un paso más estaría caminando hacia calles desconocidas por las que aún no había ido. Algo que le preocupaba era que se había desecho de John mandándolo de vuelta a casa y ella no era la mejor siguiendo rastros.
Se estiró suavemente reparando en lo que acababa de acontecer, todos los vampiros tenían diferentes hábitos a la hora de alimentarse, algunos tenían extravagantes formas de hacerlo y otros simplemente eran más simples. Había bebedores de sangre que no se conformaban con la sangre humana o de animales, iban directamente tras la sangre de los de su misma raza y ese precioso líquido era como un vino que mejoraba con el tiempo, transfería habilidades momentáneas o permanentes. Siempre había tenido la curiosidad de alimentarse de alguno que fuera de su propia raza y que no fuera Severus, a él lo había vaciado mental y físicamente llevándolo a su segundo fin.
Al recordar a Severus, su creador y pensó que la inmortalidad de los vampiros era solo un timo a su parecer, todo podía terminar en cualquier momento. Para muchos eran humanos mejorados y a ojos de otros quizá la minoría condenados a vivir entre las sombras, sin embargo a pesar de los poderes, la fuerza, la agilidad y todo lo que conllevaba beber sangre, no era más que una mera extensión del tiempo que le habían concedido a alguien. Era por eso que medía muy bien sus pasos, ella a diferencia de otros inmortales no se consideraba indestructible físicamente, había algo que constantemente se preguntaba y era en qué momento se podía delinear la existencia de vida o no vida en un cuerpo, obvio las características biológicas físicas dictaban algo claramente, pero las mentales eran las que le creaban esa angustia existencial.
Había estado perdida en sus meditaciones hasta que sintió a Garrett acercándose a ella, miró con agrado el hecho de que no le importara darse un baño público bajo esa lluvia. Le miró levantando los ojos suavemente, ella medía exactamente un metro setenta y él estaba arriba de esa cifra. Pequeñas y mínimas gotas de lluvia se alojaban en sus pestañas haciendo que tuviera que pestañear de vez en cuando para sacudirlas y recuperar una visión perfecta.
Margarite tenía una pequeña veta paranoica que le hacía cuestionarse todo, ahí mismo fue cuando por su mente cruzo la idea de que quizá este bebedor de sangre lo que pretendía era beber de ella. Sí eso era lo que él pretendía ella había estado comportándose como el cordero que no sabe que va directo a un sacrificio.
Cuándo le besó el dorso de la mano y escuchó sus palabras se devolvió a la realidad, quizás él no tenía esas intenciones con ella, o quizás tenía otras. Margarite le observó por un momento con seriedad absoluta, respiró aun sin la necesidad de hacerlo y se preguntaba por qué le estaba costando tanto algo que en ella era común, ser imprudente. Desde que había llegado a París no había hecho otra cosa que no fuera cometer una imprudencia tras otra, la más clara que a los tres segundos de conocer a Keneu ella ya estaba colgada de su brazo e iban por ahí con toda la intención de encontrar un lugar que buscaban en común.
Quizás en ese momento era oportuno asirse a Garrett como lo había hecho con Keneu pues era una situación un tanto parecida, sin embargo algo se lo estaba impidiendo y se cuestionó fríamente.
– ¿Es temor? ¿Desconfío de él? ¿Siento peligro? - a las primeras dos preguntas formuladas en su mente para su mente la respuesta era un claro no, la última había quedado al aire.
Le sonrió y contrario a lo que presuntamente siempre hacía retiró la mano suavemente y asintió. – Cuándo usted diga yo lo sigo. Solo debo advertirle una cosa… es difícil que pueda saciarme a plenitud. – lo observó tratando de descifrar qué pasaba con ella, muy en el fondo en algún lugar de su mente lo sabía por completo pero no se atrevía a llevarlo a un plano más consciente ese vampiro la tenía embelesada, distraída, sus defensas normales fluctuaban en lo más bajo debido a la distracción que le generaba, dicho de otra manera le atraía, eso la desconcertaba sobremanera, sin embargo, no se lo iba a dejar saber con facilidad… al menos ese era su inocente plan. Se recompuso como siempre en cuestión de segundos, su forma de moverse volvió a la aparente normalidad, todo indicaba que estaba lista para ir por un bocado.
Se estiró suavemente reparando en lo que acababa de acontecer, todos los vampiros tenían diferentes hábitos a la hora de alimentarse, algunos tenían extravagantes formas de hacerlo y otros simplemente eran más simples. Había bebedores de sangre que no se conformaban con la sangre humana o de animales, iban directamente tras la sangre de los de su misma raza y ese precioso líquido era como un vino que mejoraba con el tiempo, transfería habilidades momentáneas o permanentes. Siempre había tenido la curiosidad de alimentarse de alguno que fuera de su propia raza y que no fuera Severus, a él lo había vaciado mental y físicamente llevándolo a su segundo fin.
Al recordar a Severus, su creador y pensó que la inmortalidad de los vampiros era solo un timo a su parecer, todo podía terminar en cualquier momento. Para muchos eran humanos mejorados y a ojos de otros quizá la minoría condenados a vivir entre las sombras, sin embargo a pesar de los poderes, la fuerza, la agilidad y todo lo que conllevaba beber sangre, no era más que una mera extensión del tiempo que le habían concedido a alguien. Era por eso que medía muy bien sus pasos, ella a diferencia de otros inmortales no se consideraba indestructible físicamente, había algo que constantemente se preguntaba y era en qué momento se podía delinear la existencia de vida o no vida en un cuerpo, obvio las características biológicas físicas dictaban algo claramente, pero las mentales eran las que le creaban esa angustia existencial.
Había estado perdida en sus meditaciones hasta que sintió a Garrett acercándose a ella, miró con agrado el hecho de que no le importara darse un baño público bajo esa lluvia. Le miró levantando los ojos suavemente, ella medía exactamente un metro setenta y él estaba arriba de esa cifra. Pequeñas y mínimas gotas de lluvia se alojaban en sus pestañas haciendo que tuviera que pestañear de vez en cuando para sacudirlas y recuperar una visión perfecta.
Margarite tenía una pequeña veta paranoica que le hacía cuestionarse todo, ahí mismo fue cuando por su mente cruzo la idea de que quizá este bebedor de sangre lo que pretendía era beber de ella. Sí eso era lo que él pretendía ella había estado comportándose como el cordero que no sabe que va directo a un sacrificio.
Cuándo le besó el dorso de la mano y escuchó sus palabras se devolvió a la realidad, quizás él no tenía esas intenciones con ella, o quizás tenía otras. Margarite le observó por un momento con seriedad absoluta, respiró aun sin la necesidad de hacerlo y se preguntaba por qué le estaba costando tanto algo que en ella era común, ser imprudente. Desde que había llegado a París no había hecho otra cosa que no fuera cometer una imprudencia tras otra, la más clara que a los tres segundos de conocer a Keneu ella ya estaba colgada de su brazo e iban por ahí con toda la intención de encontrar un lugar que buscaban en común.
Quizás en ese momento era oportuno asirse a Garrett como lo había hecho con Keneu pues era una situación un tanto parecida, sin embargo algo se lo estaba impidiendo y se cuestionó fríamente.
– ¿Es temor? ¿Desconfío de él? ¿Siento peligro? - a las primeras dos preguntas formuladas en su mente para su mente la respuesta era un claro no, la última había quedado al aire.
Le sonrió y contrario a lo que presuntamente siempre hacía retiró la mano suavemente y asintió. – Cuándo usted diga yo lo sigo. Solo debo advertirle una cosa… es difícil que pueda saciarme a plenitud. – lo observó tratando de descifrar qué pasaba con ella, muy en el fondo en algún lugar de su mente lo sabía por completo pero no se atrevía a llevarlo a un plano más consciente ese vampiro la tenía embelesada, distraída, sus defensas normales fluctuaban en lo más bajo debido a la distracción que le generaba, dicho de otra manera le atraía, eso la desconcertaba sobremanera, sin embargo, no se lo iba a dejar saber con facilidad… al menos ese era su inocente plan. Se recompuso como siempre en cuestión de segundos, su forma de moverse volvió a la aparente normalidad, todo indicaba que estaba lista para ir por un bocado.
Margarite Renard- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/08/2013
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Re: Lluvia [Privado]
Garrett se quedo observando a la joven, ella parecía estar absorta en sus pensamientos, quizás se echaría atrás por temor a lo desconocido ya que el vampiro no dio en claro el lugar exacto al que la iba a llevar pero las sorpresas eran lo mejor de la vida, revivían a cualquiera, hacían correr la sangre rápido y te mantenían alerta, pero para su sorpresa la joven reacciono y acepto aquel viajecito para la cena aunque para un vampiro en realidad se podría considerar desayuno si era la primera víctima, aunque esta noche ambos pecarían seguramente de gula, le divirtió eso de “saciarse a plenitud” sonaba tan pecaminoso pero a la vez tan divertido que se lo tomo como un desafío.
- Si no se sacia a su gusto, entonces yo me convertiré en su esclavo – comento divertido, echándose la soga al cuello pero es que era realmente interesante, conocía a muchos vampiros de diferentes apetitos, algunos que no se saciarían ni devorando a todo un pueblo y a otros que con solo media victima estaban más que servidos, aunque habían casos en los que vampiros se saciaban pero solo del hambre pero no quedaban satisfechos porque el tipo de sangre no era el adecuado, muchos preferían uno en especifico al resto, como si tuviese un sabor diferente y fuese más especial, pareciendo a veces una total obsesión, pero le intrigaba saber de qué tipo era aquella joven, por lo que se echo a un lado y haciendo una leve reverencia le pidió que le siguiera, poniéndose así en camino hacia unas calles vacías y algo lúgubres.
Ya a esta hora no había alma “decente” por las calles, algunos se encontraban en sus casas, otros en los clubs, algunos en fiestas como teatros, bailes o reuniones de casas, pero los mas aventureros estaban ahora en los burdeles o en las salas de opio, fumando hasta quedar inconscientes, la verdad es que son presas fáciles pero el olor del opio era horrible, y a saber cómo era la sangre, era quizás la única que no tocaba Garrett, a algún que otro borracho sí, ya que el licor le daba a la sangre un sabor curioso, las calles se estrechaban cuanto más avanzaban, pudiendo ya solo pasar de uno en uno a la larga, el olor del frescor había desaparecido, oliendo un poco a alcantarilla, al fin había un umbral de piedra algo envejecida por el que pasaron, giraron una esquina y de pronto lo estrecho se expandió enormemente, dejando ver una calle ancha con varios callejones oscuros, casas empobrecidas y personas de diferentes edades y sexos en las calles, aunque no consientes la verdad, muchos dormían y otros estaban totalmente emborrachados, habían gentes en las casas pero durmiendo, aunque el entrar era de lo más fácil ya que solo debía uno abrir la puerta, no tenían cerrojos ni llaves, era la parte más pobre de Paris, un lugar que la gente no solía visitar, aunque a Garrett le interesaba, conocía varias calles que ya ni salían en los mapas que guiaban a lugares increíbles y a sitios así de olvidados.
A esas personas nadie les echaría en falta, algunos eran hombres pobres de nacimiento, otros soldados abandonados por el gobierno y sin nada, otros pocos eran ricos que perdieron todo, había una gran variedad de personas y vivencias, a veces Garrett se quedaba oyendo a algunos ya que su propia historia ya de por si le aburría un poco a veces, por eso prefería oír otras como si fuesen historias sacadas de libros y ahora compartía ese lugar secreto con una dama, quien lo iba a decir… ciertamente el destino tenia siempre sorpresas para quien las quiere, y este hombre las quería todas, así la vida era más divertida e interesante, ya que siendo uno inmortal podría llegar a aburrirse uno y a volverse loco, era un efecto secundario de la inmortalidad, había visto vampiros tan locos que se suicidaban quemándose a sí mismos… idiotas, pero mejor, así no la liaban y el mundo estaría a salvo de sus locuras, pero para no caer en eso, uno debía siempre hacer algo y mantener a su mente entretenida, un libro, un viaje, una vivencia, cualquier cosa pero no demasiado filosófica y profunda, eso en pequeñas dosis ya que en grandes mataba.
- Espero que no le escandalice tal lugar – le informo a la joven que estaba ahora a su lado – no tema, puede hacer el ruido que quiera, pocos se despertaran pero esos ni fuerza suficiente tendrán para oponerse a un vampiro, y los demás aun si nos ven, pensaran que es su propia imaginación – ciertamente era bueno atacar a borrachos ya que eso hacía que pudiese un vampiro pasar desapercibido, todo le echaban culpa al alcohol.
[Perdón la tardanza, he estado intentando responder pero la mudanza que tuve fue asesina, un viaje de 17 horas me dejo en cama un día entero y luego varios asuntos a resolver me distrajeron, pero ya vuelvo al ataque y a la normalidad xD prometo no desaparecer tantos dias sin avisar, pero fue de fuerza mayor...]
- Si no se sacia a su gusto, entonces yo me convertiré en su esclavo – comento divertido, echándose la soga al cuello pero es que era realmente interesante, conocía a muchos vampiros de diferentes apetitos, algunos que no se saciarían ni devorando a todo un pueblo y a otros que con solo media victima estaban más que servidos, aunque habían casos en los que vampiros se saciaban pero solo del hambre pero no quedaban satisfechos porque el tipo de sangre no era el adecuado, muchos preferían uno en especifico al resto, como si tuviese un sabor diferente y fuese más especial, pareciendo a veces una total obsesión, pero le intrigaba saber de qué tipo era aquella joven, por lo que se echo a un lado y haciendo una leve reverencia le pidió que le siguiera, poniéndose así en camino hacia unas calles vacías y algo lúgubres.
Ya a esta hora no había alma “decente” por las calles, algunos se encontraban en sus casas, otros en los clubs, algunos en fiestas como teatros, bailes o reuniones de casas, pero los mas aventureros estaban ahora en los burdeles o en las salas de opio, fumando hasta quedar inconscientes, la verdad es que son presas fáciles pero el olor del opio era horrible, y a saber cómo era la sangre, era quizás la única que no tocaba Garrett, a algún que otro borracho sí, ya que el licor le daba a la sangre un sabor curioso, las calles se estrechaban cuanto más avanzaban, pudiendo ya solo pasar de uno en uno a la larga, el olor del frescor había desaparecido, oliendo un poco a alcantarilla, al fin había un umbral de piedra algo envejecida por el que pasaron, giraron una esquina y de pronto lo estrecho se expandió enormemente, dejando ver una calle ancha con varios callejones oscuros, casas empobrecidas y personas de diferentes edades y sexos en las calles, aunque no consientes la verdad, muchos dormían y otros estaban totalmente emborrachados, habían gentes en las casas pero durmiendo, aunque el entrar era de lo más fácil ya que solo debía uno abrir la puerta, no tenían cerrojos ni llaves, era la parte más pobre de Paris, un lugar que la gente no solía visitar, aunque a Garrett le interesaba, conocía varias calles que ya ni salían en los mapas que guiaban a lugares increíbles y a sitios así de olvidados.
A esas personas nadie les echaría en falta, algunos eran hombres pobres de nacimiento, otros soldados abandonados por el gobierno y sin nada, otros pocos eran ricos que perdieron todo, había una gran variedad de personas y vivencias, a veces Garrett se quedaba oyendo a algunos ya que su propia historia ya de por si le aburría un poco a veces, por eso prefería oír otras como si fuesen historias sacadas de libros y ahora compartía ese lugar secreto con una dama, quien lo iba a decir… ciertamente el destino tenia siempre sorpresas para quien las quiere, y este hombre las quería todas, así la vida era más divertida e interesante, ya que siendo uno inmortal podría llegar a aburrirse uno y a volverse loco, era un efecto secundario de la inmortalidad, había visto vampiros tan locos que se suicidaban quemándose a sí mismos… idiotas, pero mejor, así no la liaban y el mundo estaría a salvo de sus locuras, pero para no caer en eso, uno debía siempre hacer algo y mantener a su mente entretenida, un libro, un viaje, una vivencia, cualquier cosa pero no demasiado filosófica y profunda, eso en pequeñas dosis ya que en grandes mataba.
- Espero que no le escandalice tal lugar – le informo a la joven que estaba ahora a su lado – no tema, puede hacer el ruido que quiera, pocos se despertaran pero esos ni fuerza suficiente tendrán para oponerse a un vampiro, y los demás aun si nos ven, pensaran que es su propia imaginación – ciertamente era bueno atacar a borrachos ya que eso hacía que pudiese un vampiro pasar desapercibido, todo le echaban culpa al alcohol.
[Perdón la tardanza, he estado intentando responder pero la mudanza que tuve fue asesina, un viaje de 17 horas me dejo en cama un día entero y luego varios asuntos a resolver me distrajeron, pero ya vuelvo al ataque y a la normalidad xD prometo no desaparecer tantos dias sin avisar, pero fue de fuerza mayor...]
Akos Mörkt- Hechicero Clase Media
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