AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Unión y Justicia [Libre]
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Unión y Justicia [Libre]
‘Verona’, deberías descansar–Susurraba aquel hombre al cual todavía no conocía, se preguntaba si era un espíritu o si se trataba de alguien real, a Garrett le costaba trabajo diferenciar ese tipo de cosas, su apodo de siempre, ‘Verona’, hacía tanto que no le hablaban de esa forma, era de madrugada, se encontraba escarbando una enorme fosa, ¿Cuánto tiempo llevaba ahí?, no se había dado cuenta hasta que el viejo le había desconcentrado, ¿no se suponía que estaba durmiendo?, de nuevo su memoria se quedo en blanco, es que no era demasiado sociable ni mucho menos. Se detuvo dejando las herramientas de lado y entonces observo a su alrededor había un cadáver de una mujer pelirroja a su lado y sus manos estaban llenas de lodo y sangre al igual que su ropa -¿A caso tu sabes lo que he hecho? –Preguntó al viejo pero este no le dio respuesta alguna, quizás esa sonrisa fugaz era algún indicio de complicidad, miro a la joven desnuda y prácticamente engarrotada. Sus senos eran hermosos y Garrett comenzó a ver detalles, tenía pecas en las mejillas, unas en la espalda y hombros lo cual se podía comparar a las noches estrelladas. Su nariz era fina, sus cabellos rizados y de color fuego le hacían recordar las tardes de verano. Entonces el viejo de movió y arrastrando el cuerpo hacía la fosa dejándolo caer, Axel pudo escuchar como los huesos se le partían al cadáver. La tierra comenzó a cubrir el cuerpo y después todo, él viejo coloco una cruz hecha de madera y con ello dio finalizada la tarea, el brujo se había quedado viendo tales hechos.
La mirada de Garrett se desvió a todo su alrededor, estaba en el cementerio, se había sorprendido, él no vivía cerca de ahí y tampoco trabajaba en ese lugar, ¿entonces qué diablos pintaba ahí?, ¿la había matado y entonces el viejo le ayudo?, camino viendo sus manos, se introdujo en la ciudad así, una ciudad vacía, sola, con ese aroma a noche y madrugada, podía observar la neblina envolviéndole y alguna que otra chimenea echando humo, estaban en una época fría y cruda, el invierno mataba gente, la gente mataba gente y las criaturas seguían matando gente. ¿Qué dirección debería tomar para ir a casa?, se limpio las manos con la camisa de algodón que portaba pero solo quito el lodo y la sangre seguía como una tinta poderosa en sus palmas, cualquiera que le viera podía pensar que había sido víctima de algún encuentro con una criatura asesina, pálido e ido pero no herido. Se podía decir que el miedo le había hecho ganar aquella batalla y estaba en shock aun no creyéndose aquello pero por otra parte no era del todo así, ni siquiera recordaba su nombre. A la mente se le vino la imagen del ‘Principito’ pero era demasiado tarde para tratar de ubicarse.
En ese momento cuando comenzaba a ver la luz de sus recuerdos la neblina traía a alguien, una figura apenas oscura se asomaba entre lo gris de la ciudad, ¿Justicia?, no sabía qué hacer o como actuar, se quedó ahí esperando que aquella cosa se acercara, se quedó ahí escuchando los pasos y no sabía cómo sonaban estos. Quería decir algo pero nada salía de sus labios porque su mente estaba aun como una hoja nueva. ‘Escapa Verona’, Escuchaba la voz del viejo y a la vez varias en su cabeza armando todo un coro que lanzaba palabras escandalosas para su pulcra cabeza. Una ráfaga de viento llego a su rostro dispersando un poco la niebla y a su vez calándole hasta los huesos. ¿Qué era esa figura?
La mirada de Garrett se desvió a todo su alrededor, estaba en el cementerio, se había sorprendido, él no vivía cerca de ahí y tampoco trabajaba en ese lugar, ¿entonces qué diablos pintaba ahí?, ¿la había matado y entonces el viejo le ayudo?, camino viendo sus manos, se introdujo en la ciudad así, una ciudad vacía, sola, con ese aroma a noche y madrugada, podía observar la neblina envolviéndole y alguna que otra chimenea echando humo, estaban en una época fría y cruda, el invierno mataba gente, la gente mataba gente y las criaturas seguían matando gente. ¿Qué dirección debería tomar para ir a casa?, se limpio las manos con la camisa de algodón que portaba pero solo quito el lodo y la sangre seguía como una tinta poderosa en sus palmas, cualquiera que le viera podía pensar que había sido víctima de algún encuentro con una criatura asesina, pálido e ido pero no herido. Se podía decir que el miedo le había hecho ganar aquella batalla y estaba en shock aun no creyéndose aquello pero por otra parte no era del todo así, ni siquiera recordaba su nombre. A la mente se le vino la imagen del ‘Principito’ pero era demasiado tarde para tratar de ubicarse.
En ese momento cuando comenzaba a ver la luz de sus recuerdos la neblina traía a alguien, una figura apenas oscura se asomaba entre lo gris de la ciudad, ¿Justicia?, no sabía qué hacer o como actuar, se quedó ahí esperando que aquella cosa se acercara, se quedó ahí escuchando los pasos y no sabía cómo sonaban estos. Quería decir algo pero nada salía de sus labios porque su mente estaba aun como una hoja nueva. ‘Escapa Verona’, Escuchaba la voz del viejo y a la vez varias en su cabeza armando todo un coro que lanzaba palabras escandalosas para su pulcra cabeza. Una ráfaga de viento llego a su rostro dispersando un poco la niebla y a su vez calándole hasta los huesos. ¿Qué era esa figura?
Invitado- Invitado
Re: Unión y Justicia [Libre]
El pasado siempre regresa. Ese había sido su lema desde que la muerte le había alcanzado hacía ya tres años. Pero aún no era capaz de aceptarlo. Se sumergía repetidamente en sueños profundos de los que no salía con facilidad. Como si por estar soñando que estaba viva, resucitaría de verdad. Quizá fuera eso lo que quería. Regresar con sus padres... ¿De verdad quería eso? ¿Regresar? ¿Con la familia que la abandonó, que no la aceptó por ser diferente...? Algo que fue su culpa. No la protegieron. Se encogió en sueños, frustrada.
El Sol se hallaba en todo lo alto, bañando a pequeños y mayores con su luz. Todos lucían felices, animados, con una eterna sonrisa dibujada en el rostro. El jardín relucía en todo su esplendor, las rosas se mostraban más rojas que nunca, y la hierba desprendía un aroma fresco y ligeramente amaderado. Todo era perfecto. La escena parecía sacada de un cuadro barroco, lleno de matices diferentes y detalles por doquier. Aquella mañana primaveral estaban todos juntos, y de fondo podían escucharse las risas de los infantes correteando alegremente, y las voces de los adultos charlando animadamente... Un día de celebración, un cumpleaños, una ocasión especial para la que todos habían venido desde diversos puntos del país, y ella había tenido que adelantar sus quehaceres matutinos, aunque no fue lo bastante rápida. Salió de la casa familiar en último lugar, con una sonrisa de oreja a oreja. Caminó con paso decidido, deshaciendo los pliegues formados en su vestido. El calor era sofocante... Un, dos, tres, cuatro pasos... Y su mente divagó, y su pie tembló, y ella tropezó con algo... o más bien con alguien. Con él. Su ángel. La atrapó por la cintura antes de que cayese al suelo y la estrechó entre sus brazos.
Los ojos orgullosos de su padre la escrutaron con cariño y cierto recelo. Ella le devolvió una mirada llena de ternura. Su princesa se estaba haciendo mayor, y ante este hecho no podía más que fruncir el ceño como el padre responsable y eternamente preocupado que era, y esperar que todo le fuera bien. Estaba preciosa, con su rostro inocente empuñando una enorme sonrisa. Sus cabellos dorados caían sueltos en cascada, dándole la opción de atrapar uno de esos sedosos mechones entre sus dedos. Siempre conseguía calmarle, sacar lo bueno de él, sentía que la quería tanto que dolía. Sonrió feliz al tiempo que la levantaba del suelo, para comenzar a darle vueltas, sujetándola por la cintura. Ella también reía, se la veía realmente contenta, aunque tan solo hizo una pequeña advertencia... una que hizo sonreír a ambos al unísono: Se mareaba con facilidad. Volvió estrecharla de nuevo entre sus brazos para besarle la frente. En ese momento nada ni nadie importaba, tenía todo lo que necesitaba para ser feliz. Después la soltó para que corriera junto al resto de familiares. Cumplía quince años, pero para él siempre sería su niñita...
La realidad le sobrevino como una bofetada. Estaba sola, tumbada en una maltrecha cama repleta de polvo y ácaros. Negó repetidas veces con la cabeza, tratando de regresar al interior de aquel sueño que tan real le había parecido. No funcionó. Una lágrima solitaria, etérea como ella misma se le escapó de las cuencas. Vacías. Una expresión de infinita tristeza le cruzó el semblante. Y de pronto se dio cuenta de que la soledad era su única y real compañera. Miró a su alrededor, a la habitación medio destruida, abandonada años atrás por sus inquilinos. Se sentía como ella. Hueca, abandonada a su suerte en un mundo demasiado grande para ser habitado por ella sola. Un grito hondo y profundo se le escapó del interior de la garganta. Las paredes de la habitación retumbaron por el sonido. Se levantó de la cama de un salto, y el caos sobrevino a su alrededor, de forma casi instantánea. Nunca utilizaba sus poderes a propósito: solamente cuando una emoción demasiado fuerte se apoderaba de ella estos aparecían... incontrolables, como una bomba de destrucción masiva.
El caos se desató en todo su esplendor, y pronto no quedó nada que estuviera en su sitio en el interior del hermoso salón. Los objetos levitaban por doquier. Chocaban unos contra otros, y contra las paredes y ventanas circundantes. Pronto, el gélido viento nocturno comenzó a colarse por las ventanas destrozadas. Los objetos escapaban hasta el exterior, donde caían inertes sobre la calle desierta. Aquel jaleo no atraería las miradas de los vecinos, ni de los transeúntes. Todos sabían que aquella casa estaba "encantada", y que el fantasma que había en su interior no era demasiado hábil en el arte de pasar desapercibido. Sin embargo, nunca hacía daño a nadie, con lo cual lo dejaban estar. No fuera a ser que se enfadase. Kaethe salió de la casa disparada, como si de una ráfaga de viento se tratase. Chocaba contra las paredes y pasaba tras ellas sin ningún control... Pero entonces alguien apareció en su campo de visión y no le dio tiempo a "frenar". Pasó el cuerpo del mortal sin ninguna dificultad, algo asustada, pero tras eso, se hizo corpórea de golpe, cayendo contra el suelo fuertemente a escasos metros del chico.
- Buf... menos mal que estoy muerta... Esto hubiese dolido. -Se frotó la cabeza con insistencia, intentando ¿tal vez? sentir su propia mano contra la piel. No sintió nada, para variar. Se sacudió el vestido y se volvió para mirar al mortal con ojos curiosos. No dijo nada. La reacción usual era que salieran corriendo, así que se limitó a esperar.
El Sol se hallaba en todo lo alto, bañando a pequeños y mayores con su luz. Todos lucían felices, animados, con una eterna sonrisa dibujada en el rostro. El jardín relucía en todo su esplendor, las rosas se mostraban más rojas que nunca, y la hierba desprendía un aroma fresco y ligeramente amaderado. Todo era perfecto. La escena parecía sacada de un cuadro barroco, lleno de matices diferentes y detalles por doquier. Aquella mañana primaveral estaban todos juntos, y de fondo podían escucharse las risas de los infantes correteando alegremente, y las voces de los adultos charlando animadamente... Un día de celebración, un cumpleaños, una ocasión especial para la que todos habían venido desde diversos puntos del país, y ella había tenido que adelantar sus quehaceres matutinos, aunque no fue lo bastante rápida. Salió de la casa familiar en último lugar, con una sonrisa de oreja a oreja. Caminó con paso decidido, deshaciendo los pliegues formados en su vestido. El calor era sofocante... Un, dos, tres, cuatro pasos... Y su mente divagó, y su pie tembló, y ella tropezó con algo... o más bien con alguien. Con él. Su ángel. La atrapó por la cintura antes de que cayese al suelo y la estrechó entre sus brazos.
Los ojos orgullosos de su padre la escrutaron con cariño y cierto recelo. Ella le devolvió una mirada llena de ternura. Su princesa se estaba haciendo mayor, y ante este hecho no podía más que fruncir el ceño como el padre responsable y eternamente preocupado que era, y esperar que todo le fuera bien. Estaba preciosa, con su rostro inocente empuñando una enorme sonrisa. Sus cabellos dorados caían sueltos en cascada, dándole la opción de atrapar uno de esos sedosos mechones entre sus dedos. Siempre conseguía calmarle, sacar lo bueno de él, sentía que la quería tanto que dolía. Sonrió feliz al tiempo que la levantaba del suelo, para comenzar a darle vueltas, sujetándola por la cintura. Ella también reía, se la veía realmente contenta, aunque tan solo hizo una pequeña advertencia... una que hizo sonreír a ambos al unísono: Se mareaba con facilidad. Volvió estrecharla de nuevo entre sus brazos para besarle la frente. En ese momento nada ni nadie importaba, tenía todo lo que necesitaba para ser feliz. Después la soltó para que corriera junto al resto de familiares. Cumplía quince años, pero para él siempre sería su niñita...
La realidad le sobrevino como una bofetada. Estaba sola, tumbada en una maltrecha cama repleta de polvo y ácaros. Negó repetidas veces con la cabeza, tratando de regresar al interior de aquel sueño que tan real le había parecido. No funcionó. Una lágrima solitaria, etérea como ella misma se le escapó de las cuencas. Vacías. Una expresión de infinita tristeza le cruzó el semblante. Y de pronto se dio cuenta de que la soledad era su única y real compañera. Miró a su alrededor, a la habitación medio destruida, abandonada años atrás por sus inquilinos. Se sentía como ella. Hueca, abandonada a su suerte en un mundo demasiado grande para ser habitado por ella sola. Un grito hondo y profundo se le escapó del interior de la garganta. Las paredes de la habitación retumbaron por el sonido. Se levantó de la cama de un salto, y el caos sobrevino a su alrededor, de forma casi instantánea. Nunca utilizaba sus poderes a propósito: solamente cuando una emoción demasiado fuerte se apoderaba de ella estos aparecían... incontrolables, como una bomba de destrucción masiva.
El caos se desató en todo su esplendor, y pronto no quedó nada que estuviera en su sitio en el interior del hermoso salón. Los objetos levitaban por doquier. Chocaban unos contra otros, y contra las paredes y ventanas circundantes. Pronto, el gélido viento nocturno comenzó a colarse por las ventanas destrozadas. Los objetos escapaban hasta el exterior, donde caían inertes sobre la calle desierta. Aquel jaleo no atraería las miradas de los vecinos, ni de los transeúntes. Todos sabían que aquella casa estaba "encantada", y que el fantasma que había en su interior no era demasiado hábil en el arte de pasar desapercibido. Sin embargo, nunca hacía daño a nadie, con lo cual lo dejaban estar. No fuera a ser que se enfadase. Kaethe salió de la casa disparada, como si de una ráfaga de viento se tratase. Chocaba contra las paredes y pasaba tras ellas sin ningún control... Pero entonces alguien apareció en su campo de visión y no le dio tiempo a "frenar". Pasó el cuerpo del mortal sin ninguna dificultad, algo asustada, pero tras eso, se hizo corpórea de golpe, cayendo contra el suelo fuertemente a escasos metros del chico.
- Buf... menos mal que estoy muerta... Esto hubiese dolido. -Se frotó la cabeza con insistencia, intentando ¿tal vez? sentir su propia mano contra la piel. No sintió nada, para variar. Se sacudió el vestido y se volvió para mirar al mortal con ojos curiosos. No dijo nada. La reacción usual era que salieran corriendo, así que se limitó a esperar.
- Spoiler:
- Toc-toc... espero no molestar ^^
Kaethe- Fantasma
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 04/08/2013
Re: Unión y Justicia [Libre]
Había notado un comportamiento extraño en la persona que ahora le alojaba en su hogar y de alguna forma, estaba preocupado por ello. Sin quererlo, tras estar ahí más que un par de días, había podido percibir cuando él se levantaba. Primero no había pensado nada extraño, pero conforme veía que eso parecía tener una frecuencia extraña y que Axel regresaba en un estado que le impedía saber qué sucedía en los intervalos que desaparecía, empezó a pensar tal vez de más.
Así que esa noche, se había mantenido despierto con la finalidad de averiguar qué sucedía. Le había visto volver con las ropas ensangrentadas. Primero se había asustado, recordaba eso, pero había visto que no era su sangre, no supo si alarmarse o tranquilizarse, pero las situaciones le habían llevado a mantenerse más bien tranquilo, hasta ahora por lo menos. Poco a poco se había dado cuenta, cuando intentaba de forma sutil averiguar sobre esto que él no parecía o bien querer hablarlo o le producía algún efecto que le parecía ser incapaz de decirle algo. Tal vez solo era que no le tenía confianza, pero lo cierto es que ya no podía dar marcha atrás ahora que recorría el camino que sabía había recorrido él poco antes.
Para cuando por fin vio la figura del brujo, este no estaba solo. Había alguien más en aquel lugar. Aguardó como para ver si se conocían o era seguro acercarse. Pero lo hizo lo suficiente, buscando escuchar las palabras, porque en las noches era más fácil, sin el bullicio que había cuando el sol estaba en lo alto. Esperaba no notaran el momento en que se acercó, pero él mismo pensó que habría un punto, en que si seguía haciéndolo, aquellas miradas o al menos una de ellas, le captaría. Pero pudo más toda aquella intriga. ¿Qué estaba haciendo él exactamente? ¿Qué había pasado? Porque veía todas las piezas y no estaba seguro de poder unirlas con una convicción que no le hiciese dudar de la respuesta que él mismo pudiese formular. Incluso a la distancia, podía percibir, a través del aire, a través de los sentidos algo agudizados justo por la vigilia, los detalles de lo que se sucedía. El crujir de sus botas contra el suelo le hacía sentirse como si fuese un intruso, ese simple ruido le parecía enorme a pesar del propio cuidado en sus pisadas. Ahora que podía ver mejor, distinguía a la mujer y al brujo con aquella actitud que parecía de algún modo tan propia de él. De algún modo y de algún modo, no todo parecía que fuese lo que debería ser.
Así que esa noche, se había mantenido despierto con la finalidad de averiguar qué sucedía. Le había visto volver con las ropas ensangrentadas. Primero se había asustado, recordaba eso, pero había visto que no era su sangre, no supo si alarmarse o tranquilizarse, pero las situaciones le habían llevado a mantenerse más bien tranquilo, hasta ahora por lo menos. Poco a poco se había dado cuenta, cuando intentaba de forma sutil averiguar sobre esto que él no parecía o bien querer hablarlo o le producía algún efecto que le parecía ser incapaz de decirle algo. Tal vez solo era que no le tenía confianza, pero lo cierto es que ya no podía dar marcha atrás ahora que recorría el camino que sabía había recorrido él poco antes.
Para cuando por fin vio la figura del brujo, este no estaba solo. Había alguien más en aquel lugar. Aguardó como para ver si se conocían o era seguro acercarse. Pero lo hizo lo suficiente, buscando escuchar las palabras, porque en las noches era más fácil, sin el bullicio que había cuando el sol estaba en lo alto. Esperaba no notaran el momento en que se acercó, pero él mismo pensó que habría un punto, en que si seguía haciéndolo, aquellas miradas o al menos una de ellas, le captaría. Pero pudo más toda aquella intriga. ¿Qué estaba haciendo él exactamente? ¿Qué había pasado? Porque veía todas las piezas y no estaba seguro de poder unirlas con una convicción que no le hiciese dudar de la respuesta que él mismo pudiese formular. Incluso a la distancia, podía percibir, a través del aire, a través de los sentidos algo agudizados justo por la vigilia, los detalles de lo que se sucedía. El crujir de sus botas contra el suelo le hacía sentirse como si fuese un intruso, ese simple ruido le parecía enorme a pesar del propio cuidado en sus pisadas. Ahora que podía ver mejor, distinguía a la mujer y al brujo con aquella actitud que parecía de algún modo tan propia de él. De algún modo y de algún modo, no todo parecía que fuese lo que debería ser.
Allan Black- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 05/07/2013
Re: Unión y Justicia [Libre]
¿Era real?, fue la primer pregunta que él formulo, no es que nunca hubiera visto un fantasma, tan solo le parecía algo extraño de pronto. Porque no tenía la brillante habilidad de diferenciar entre algo real y una ilusión, tantos años fumando opio quizás le habían matado las neuronas, se acercó y parpadeó un par de veces como si quisiera borrar la silueta que se formaba, ¿era de día o de noche?, se preguntó y torció los labios. Aspiró el aroma que se dispersaba y es que no podía distinguir cual de las opciones eran las correctas, estiro su brazo y toco la cabeza de le ‘mujer’, pero era dura, como una piedra, bueno quizás estaba viva y era una especie de loca que andaba en las calles a esas horas, muerto de frío no pudo distinguir si la mujer tenía calor alguno en la piel. -¿Día o noche? –preguntó a la joven como para medir su grado de locura y no se refería a lo que prefería ella, no, quería saber si anochecía o amanecía, ¿por qué le era tan complicado?
Y en el aire había algo, algo que le hizo voltear, un aroma no muy familiar pero si molesto, ‘elegante y a limpio’, ¿era él?, Axel volteó como buscando guiándose del olor, pero ¿qué carajos hacía ahí?, suspiró en lo que la mujer contestaba hasta que sintió una ventisca mas intensa que le hizo comprobar que ese perfume pertenecía a ese individuo, se olvidaba que en la ropa aun portaba evidencia que posiblemente pertenecía a un crimen. -¿Tú no eres un fantasma, verdad? –Preguntó con un tono algo autoritario. No dijo nada mas hasta que regreso su vista a la mujer. Aquella a la cual ya apodaba como ‘loca’, era extraña y su actitud parecía alegre y sí, eso le molestaba, ese tipo de personas llegaban a chocar con el nigromante.
-¿Eres… humana? –Susurró sin prestar atención a lo demás, estaba un tanto extrañado como si todo fuera solo un sueño, algo que no estaba pasando pero sus pesadillas eran mucho peor que ese escenario. Camino alrededor de la chica, no, Garrett no era imbécil se hacía imbécil. Un brujo que no sabe distinguir una cosa de la otra era estúpido, volvió a estirar el brazo tocando uno de sus senos, pensó que esta vez podría atravesarle pero quito la mano casi de forma inmediata. Tampoco quería recibir un golpe por tal acto ‘descortés’ pero así era él, demasiado descarado y eso Allan ya lo conocía.
Y en el aire había algo, algo que le hizo voltear, un aroma no muy familiar pero si molesto, ‘elegante y a limpio’, ¿era él?, Axel volteó como buscando guiándose del olor, pero ¿qué carajos hacía ahí?, suspiró en lo que la mujer contestaba hasta que sintió una ventisca mas intensa que le hizo comprobar que ese perfume pertenecía a ese individuo, se olvidaba que en la ropa aun portaba evidencia que posiblemente pertenecía a un crimen. -¿Tú no eres un fantasma, verdad? –Preguntó con un tono algo autoritario. No dijo nada mas hasta que regreso su vista a la mujer. Aquella a la cual ya apodaba como ‘loca’, era extraña y su actitud parecía alegre y sí, eso le molestaba, ese tipo de personas llegaban a chocar con el nigromante.
-¿Eres… humana? –Susurró sin prestar atención a lo demás, estaba un tanto extrañado como si todo fuera solo un sueño, algo que no estaba pasando pero sus pesadillas eran mucho peor que ese escenario. Camino alrededor de la chica, no, Garrett no era imbécil se hacía imbécil. Un brujo que no sabe distinguir una cosa de la otra era estúpido, volvió a estirar el brazo tocando uno de sus senos, pensó que esta vez podría atravesarle pero quito la mano casi de forma inmediata. Tampoco quería recibir un golpe por tal acto ‘descortés’ pero así era él, demasiado descarado y eso Allan ya lo conocía.
Invitado- Invitado
Re: Unión y Justicia [Libre]
Observó al muchacho con el labio inferior ligeramente salido hacia afuera, en una mueca infantil que denotaba cierta confusión, tanto por sus palabras como por su extraña actitud. Curiosa criatura con la que se había topado, no sólo no parecía asustado, sino que parecía más perdido que ella misma en aquella sinuosa callejuela. ¿De dónde habría salido? La miraba como si no supiera si estaba allí o no, realmente, cosa bastante lógica si tenía en cuenta que acababa de aparecerse delante de sus narices. Frunció el ceño cuando se acercó a ella para tocarla. No es que no le gustase el contacto, sino que no estaba acostumbrada a él. En el fondo aún esperaba que saliese corriendo despavorido. Se sintió bajita de repente. Alzó la vista con cierta dificultad para ver el brazo pálido del muchacho, golpeando suavemente su cabeza para cerciorarse de que era real. ¿Le estaba tomando el pelo o realmente no se había dado cuenta de que había aparecido de la nada? Que gente más rara se encuentra una paseando por la calle... No, si al final iba a ser ella la única normal, siendo una de las criaturas más extrañas existentes.
- Hombre, yo creo que noche. Pero si no eres ciego no sé qué sentido tiene la pregunta. ¿Acaso no ves el cielo, oscuro, y las estrellas? -Estaba confusa. ¿Acaso era un loco que se había escapado del hospital mental? Por su aspecto desaliñado, no le extrañaría, desde luego. Su imagen parpadeó, adquiriendo la apariencia de una especie de holograma de forma repentina, como adelantándose a la respuesta de su segunda pregunta. ¿A quién se estaba refiriendo? ¿A ella o a alguien diferente que no llegaba a ver? Sin moverse del sitio, se concentró en lo que había a su alrededor. Pero evidentemente, en su estado incorpóreo no logró sentir nada, por lo que simplemente esperó a que ese alguien al que el muchacho parecía dirigirse apareciera... Si es que había alguien. La hipótesis de que era un chiflado que había huido del manicomio cada vez parecía ser la más lógica. Finalmente consiguió hacerse corpórea al tiempo en que el muchacho se daba la vuelta para mirarla.
- Lo fui... O lo soy. La verdad es que no tengo muy claro si... -Respondió al atrevimiento del loco con una mueca de enfado, y lanzó un manotazo directo a su rostro, que nunca llegó a impactar en él. Volvía a ser un simple holograma. - ¡Oye tú! ¡No hagas esas cosas! Maleducado... -Malditos humanos y malditos poderes. No podía controlarlos cuando se ponía nerviosa, y lógicamente, que le tocaran un seno, había conseguido sacarla ligeramente de sus casillas. - No sé si estar muerta hace que ya no me pueda considerar humana. Pero no estoy viva. ¿Y tú eres un loco o simplemente eres raro? Me miras de forma extraña... -Siguió su trayectoria con la mirada y finalmente le encaró. - ¿Es que nunca has visto un fantasma? ¿O lo que te sorprende es que sea una chica?
- Hombre, yo creo que noche. Pero si no eres ciego no sé qué sentido tiene la pregunta. ¿Acaso no ves el cielo, oscuro, y las estrellas? -Estaba confusa. ¿Acaso era un loco que se había escapado del hospital mental? Por su aspecto desaliñado, no le extrañaría, desde luego. Su imagen parpadeó, adquiriendo la apariencia de una especie de holograma de forma repentina, como adelantándose a la respuesta de su segunda pregunta. ¿A quién se estaba refiriendo? ¿A ella o a alguien diferente que no llegaba a ver? Sin moverse del sitio, se concentró en lo que había a su alrededor. Pero evidentemente, en su estado incorpóreo no logró sentir nada, por lo que simplemente esperó a que ese alguien al que el muchacho parecía dirigirse apareciera... Si es que había alguien. La hipótesis de que era un chiflado que había huido del manicomio cada vez parecía ser la más lógica. Finalmente consiguió hacerse corpórea al tiempo en que el muchacho se daba la vuelta para mirarla.
- Lo fui... O lo soy. La verdad es que no tengo muy claro si... -Respondió al atrevimiento del loco con una mueca de enfado, y lanzó un manotazo directo a su rostro, que nunca llegó a impactar en él. Volvía a ser un simple holograma. - ¡Oye tú! ¡No hagas esas cosas! Maleducado... -Malditos humanos y malditos poderes. No podía controlarlos cuando se ponía nerviosa, y lógicamente, que le tocaran un seno, había conseguido sacarla ligeramente de sus casillas. - No sé si estar muerta hace que ya no me pueda considerar humana. Pero no estoy viva. ¿Y tú eres un loco o simplemente eres raro? Me miras de forma extraña... -Siguió su trayectoria con la mirada y finalmente le encaró. - ¿Es que nunca has visto un fantasma? ¿O lo que te sorprende es que sea una chica?
Kaethe- Fantasma
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 04/08/2013
Re: Unión y Justicia [Libre]
Les observó, ocultándose entre las sombras de los árboles más cercanos a ellos, le costaba un poco discernir las palabras, pero cuando ella alzaba la voz era fácil, además podía ver lo que hacían, mejor que antes. Se quedó viendo. Aquella escena no le decía mucho, aunque le hizo pensar que aquel sujeto tocaba a la gente de esa forma sin más. Entonces tal vez era lo mismo cuando lo hacía con él. ¿Tal vez era alguna manía o mal hábito? De cualquier forma no había pasado demasiado. Y ella tenía algo curioso. No estaba acostumbrado, pero podía ver en ella algo diferente.
Suspiró molesto, es que no podía acostumbrarse a que ahora veía colores o cosas que antes no veía, como si alguien hubiese presionado un interruptor en su interior que hubiese activado esas cosas. De no haber sido por eso, estaría en casa, pero sabía como eran aquellas cosas y se sentía en peligro y no quería arrastrar a nadie más con él. Habían pasado varios accidentes en casa que eran difíciles de ignorar.
Y le llegaron los atisbos de la plática, un fantasma. La observó de pies a cabeza buscando algo diferente, pero no lo veía. Para él en ese instante se veía como cualquier otra persona, y acababa de ver a Axel tocándole así que no estaba realmente muy seguro de que no estuviese loca y dijese disparates. Se movió para ver mejor y notar si se le había pasado alguna cosa. Pensó que no le verían por ahora, pues parecían conversar y no prestar más atención que ello. Al moverse recordó la razón que lo había llevado ahí... el extraño comportamiento de quien le había permitido quedarse en su casa. No gratis, pero le había dejado quedarse por una cantidad mucho menor de la que le habrían cobrado en cualquier otro sitio. Había tomado dinero antes de salir de su casa dejandole a su padre una explicación que probablemente le parecería dudosa, pero también había hablado con él antes, de cualquier forma, había tomado suficientes monedas como para no morirse en lo que averiguaba qué hacer con sus habilidades recién encontradas.
Observó el suelo, desviando su atención y no se dio cuenta de que avanzó un par de pasos para distinguir mejor. Vio la tierra buscando algún inicio. Tal vez tierra removida o algo, había escuchado anécdotas sobre eso, asíq ue pensó que tal vez. Se había cuestionado el que Axel fuese sonámbulo pero de algún modo no le parecía la idea correcta. Además ahora parecía bastante despierto a su parecer. Giró el rostro hacia aquel par, notando que tal vez debía retroceder si su intención era no interrumpir, pero se mantuvo ahí, pensando que era menos sospechoso hacer eso que regresar sus pasos a donde había estado antes.
Suspiró molesto, es que no podía acostumbrarse a que ahora veía colores o cosas que antes no veía, como si alguien hubiese presionado un interruptor en su interior que hubiese activado esas cosas. De no haber sido por eso, estaría en casa, pero sabía como eran aquellas cosas y se sentía en peligro y no quería arrastrar a nadie más con él. Habían pasado varios accidentes en casa que eran difíciles de ignorar.
Y le llegaron los atisbos de la plática, un fantasma. La observó de pies a cabeza buscando algo diferente, pero no lo veía. Para él en ese instante se veía como cualquier otra persona, y acababa de ver a Axel tocándole así que no estaba realmente muy seguro de que no estuviese loca y dijese disparates. Se movió para ver mejor y notar si se le había pasado alguna cosa. Pensó que no le verían por ahora, pues parecían conversar y no prestar más atención que ello. Al moverse recordó la razón que lo había llevado ahí... el extraño comportamiento de quien le había permitido quedarse en su casa. No gratis, pero le había dejado quedarse por una cantidad mucho menor de la que le habrían cobrado en cualquier otro sitio. Había tomado dinero antes de salir de su casa dejandole a su padre una explicación que probablemente le parecería dudosa, pero también había hablado con él antes, de cualquier forma, había tomado suficientes monedas como para no morirse en lo que averiguaba qué hacer con sus habilidades recién encontradas.
Observó el suelo, desviando su atención y no se dio cuenta de que avanzó un par de pasos para distinguir mejor. Vio la tierra buscando algún inicio. Tal vez tierra removida o algo, había escuchado anécdotas sobre eso, asíq ue pensó que tal vez. Se había cuestionado el que Axel fuese sonámbulo pero de algún modo no le parecía la idea correcta. Además ahora parecía bastante despierto a su parecer. Giró el rostro hacia aquel par, notando que tal vez debía retroceder si su intención era no interrumpir, pero se mantuvo ahí, pensando que era menos sospechoso hacer eso que regresar sus pasos a donde había estado antes.
Allan Black- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/07/2013
Re: Unión y Justicia [Libre]
No, no era el opio, Garrett de por si era así, su extraña personalidad, algo en su cerebro, quizás simplemente era así y no se lo podía explicar, la chica o mejor dicho el ente, le decía varias cosas y parecía querer desaparecer. ¿Estaba en un sueño?, de nuevo las preguntas le atacaron, pero no, estaba viendo a su inquilino ahora justo ahora. De pronto miró a su alrededor, el cielo y las estrellas, esas que parecían lejanas, a veces se veía ahí y otras veces en la tierra, ¿cómo explicarlo?, quizás estaba loco. Lo misterioso era la mujer, el inquilino, su ropa, la noche, todo, absolutamente todo era misterioso pero lo asombroso era que pasaba noche tras noche, ¿era un loco asesino que después quedaba traumatizado por los crímenes que cometía que se le olvidaba lo que hacía?, quizás y eso mismo se repetía noche tras noche. Sin embargo estaba ahí ahora, con alguien quien estaba muerta y desapareciendo.
-Bueno, mujeres he visto y hasta lo que no –Murmuró acercándose más a ella para usar un tono de secreto. –Como a la madre del muchacho que esta allá por aquellos árboles.– Se llevo las manos al pecho e hizo como si tuviera senos alzándolos como para que ella se diera la una idea de lo que hablaba el brujo además quería comprobar si estaba alucinando y era el único que veía al ‘principito’ ahí parado. -¿Espíritus?, bueno la verdad es que no puedo diferenciar el mundo real del ¿anormal? –No sabía cómo denominar ciertas cosas pero esperaba que se le entendiera. Y lo de considerarla, bueno es que Axel tenía un sentido donde todo le daba igual y no se ponía a pensar realmente en ello. Suspiró y tras verle bien se alejó vio sus propias manos y se acercó de nuevo. –No te pongas nerviosa, tu aura se tornara azul según los gitanos, para mí que son un montón de parásitos alucinando con el buen opio que venden. Pero eso no era lo que deseaba preguntarte. –Susurró caminando en medio de ambas personas. Mirando alternadamente esperando a que el otro se animara a salir por fin de su escondite cuando este había dejado de funcionar.
-¿Te acabo de asesinar? –Una pregunta estúpida, porque claro quizás si fuera eso ella estaría demasiado traumatizada y sería la loca, pero las posibilidades eran cercanas debido a su aspecto. –Y si no es así –sonrió irónicamente. -¿Sabes cómo me hice esto?, o acaso es que, ¿solo me has encontrado así? –No tenía problemas con la memoria pero cada vez que dormía, cada vez que oscurecía algo cambiaba en su interior y nunca recordaba nada. Tampoco era un sonámbulo, seguro que aquel sujeto del cementerio lo hubiera detenido y sin embargo siempre le decía que hacía un buen trabajo, aunque pensándolo fríamente quizás esa persona tenía que ver pero sus pensamientos ya se estaban desviando demasiado de lo importante. –En vez de quedarte parado deberías ayudarme porque me estoy quedando sin fuerzas. –Susurró débilmente sintiendo que su cuerpo caía tan frágil como una hoja, sus parpados se cerraban viendo la imagen de la mujer ahí parada, con los cabellos dorados siendo alborotados por el aire nocturno.
[Ok, deben matarme._. perdón el retraso espero quieran seguir, nunca me llegó notificación del tema pero ahora le puse ‘vigilar’ a ver si ya me llegan.]
-Bueno, mujeres he visto y hasta lo que no –Murmuró acercándose más a ella para usar un tono de secreto. –Como a la madre del muchacho que esta allá por aquellos árboles.– Se llevo las manos al pecho e hizo como si tuviera senos alzándolos como para que ella se diera la una idea de lo que hablaba el brujo además quería comprobar si estaba alucinando y era el único que veía al ‘principito’ ahí parado. -¿Espíritus?, bueno la verdad es que no puedo diferenciar el mundo real del ¿anormal? –No sabía cómo denominar ciertas cosas pero esperaba que se le entendiera. Y lo de considerarla, bueno es que Axel tenía un sentido donde todo le daba igual y no se ponía a pensar realmente en ello. Suspiró y tras verle bien se alejó vio sus propias manos y se acercó de nuevo. –No te pongas nerviosa, tu aura se tornara azul según los gitanos, para mí que son un montón de parásitos alucinando con el buen opio que venden. Pero eso no era lo que deseaba preguntarte. –Susurró caminando en medio de ambas personas. Mirando alternadamente esperando a que el otro se animara a salir por fin de su escondite cuando este había dejado de funcionar.
-¿Te acabo de asesinar? –Una pregunta estúpida, porque claro quizás si fuera eso ella estaría demasiado traumatizada y sería la loca, pero las posibilidades eran cercanas debido a su aspecto. –Y si no es así –sonrió irónicamente. -¿Sabes cómo me hice esto?, o acaso es que, ¿solo me has encontrado así? –No tenía problemas con la memoria pero cada vez que dormía, cada vez que oscurecía algo cambiaba en su interior y nunca recordaba nada. Tampoco era un sonámbulo, seguro que aquel sujeto del cementerio lo hubiera detenido y sin embargo siempre le decía que hacía un buen trabajo, aunque pensándolo fríamente quizás esa persona tenía que ver pero sus pensamientos ya se estaban desviando demasiado de lo importante. –En vez de quedarte parado deberías ayudarme porque me estoy quedando sin fuerzas. –Susurró débilmente sintiendo que su cuerpo caía tan frágil como una hoja, sus parpados se cerraban viendo la imagen de la mujer ahí parada, con los cabellos dorados siendo alborotados por el aire nocturno.
[Ok, deben matarme._. perdón el retraso espero quieran seguir, nunca me llegó notificación del tema pero ahora le puse ‘vigilar’ a ver si ya me llegan.]
Invitado- Invitado
Re: Unión y Justicia [Libre]
A medida que la conversación avanzaba, y los minutos transcurrían entre ambos, se daba cuenta de que el muchacho tenía un verdadero problema. No sabía si mental o de qué tipo, pero tenía tanto de normal como ella de viva. Irónico. Enarcó una ceja, volviendo a sentir el suelo firme bajo sus pies. En aquel momento se sentía como una vela parpadeando, que no sabe si va a apagarse o a permanecer encendida. Se concentró más intencionadamente en quedarse corpórea. Aquel muchacho necesitaba ayuda urgente... Y no es que le importara lo que le pasara, pero siempre es bueno hacer favores. Y más si sabes que luego pueden devolvértelos. Estaba muerta pero no era idiota. Finalmente, y tras unos instantes, fue capaz de hacerse corpórea permanentemente. Ladeó el rostro y observó la mirada perdida del muchacho, al tiempo que conseguía adivinar la silueta de otro más allá. Era evidente que se conocían, aunque no sabía por qué se había quedado lejos de ambos. ¿Es que nunca habían visto un muerto? Que raro. Con las de cosas raras que pasaban en París últimamente.
- Ya... ya veo... No pareces estar muy en tus cabales. Pero yo también soy real. Así que diría... el mundo físico y el espiritual. O algo así. No sé... ahora que lo pienso parece alguna mierda de esas religiosas. - Al escuchar lo del aura no pudo menos que soltar una carcajada. Nunca había creído en esas cosas... Hasta que se levantó del ataúd y vio su cadáver descomponiéndose delante de sus narices. No sabía nada de colores de auras ni nada por el estilo, pero sí sabía que los muertos no morían sin más. Y ella era el mejor ejemplo de ello. - Si estoy nerviosa es por tu culpa. ¡Me tocaste un pecho, por el amor de Dios! Que te toquen a ti tu... cosita a ver si te pones nervioso o no... ¡Y dile a tu amigo que se acerque de una vez! Me pone nerviosa que esté ahí parado como si hubiese visto... Un fantasma. -Dibujó una sonrisa burlona. Con un poco de suerte, el otro muchacho no estaría loco y podría llevarse al desconocido a dormir. Y a bañarse. Porque la verdad es que empezaba a darle un poco de pena.
- No... tranquilo. Tú no me has matado. O al menos, no te veo los colmillos. Pero quizá sí que hayas matado a alguien. No sé. Pareces salido de un agujero en el suelo. ¿De verdad no recuerdas lo que te ha pasado? -Ahora sí que no entendía nada. Ella no había visto más que a un sujeto caminando solo por la calle, desorientado. ¿Realmente habría asesinado a alguien? Parecerlo lo parecía, desde luego, pero no entendía como alguien podría olvidarse de algo así. Se llevó una mano a los labios, dubitativa. - No tengo ni idea de dónde has salido, pero no he visto nada raro. Yo solo estaba... volando por ahí y te vi... Eh... oye, ¿estás bien? - Sin pensárselo, se situó detrás de él a fin de sujetarlo si le daba por caerse. - ¡Oye! ¡Creo que tu amigo se está durmiendo o algo! O igual tiene hambre, no sé. Pero necesito ayuda... - Pensó que, en caso de caerse, no podría sujetarlo y quedaría enterrada bajo su peso. Por suerte podía traspasar sólidos, o no hubiese sido nada divertido.
- Ya... ya veo... No pareces estar muy en tus cabales. Pero yo también soy real. Así que diría... el mundo físico y el espiritual. O algo así. No sé... ahora que lo pienso parece alguna mierda de esas religiosas. - Al escuchar lo del aura no pudo menos que soltar una carcajada. Nunca había creído en esas cosas... Hasta que se levantó del ataúd y vio su cadáver descomponiéndose delante de sus narices. No sabía nada de colores de auras ni nada por el estilo, pero sí sabía que los muertos no morían sin más. Y ella era el mejor ejemplo de ello. - Si estoy nerviosa es por tu culpa. ¡Me tocaste un pecho, por el amor de Dios! Que te toquen a ti tu... cosita a ver si te pones nervioso o no... ¡Y dile a tu amigo que se acerque de una vez! Me pone nerviosa que esté ahí parado como si hubiese visto... Un fantasma. -Dibujó una sonrisa burlona. Con un poco de suerte, el otro muchacho no estaría loco y podría llevarse al desconocido a dormir. Y a bañarse. Porque la verdad es que empezaba a darle un poco de pena.
- No... tranquilo. Tú no me has matado. O al menos, no te veo los colmillos. Pero quizá sí que hayas matado a alguien. No sé. Pareces salido de un agujero en el suelo. ¿De verdad no recuerdas lo que te ha pasado? -Ahora sí que no entendía nada. Ella no había visto más que a un sujeto caminando solo por la calle, desorientado. ¿Realmente habría asesinado a alguien? Parecerlo lo parecía, desde luego, pero no entendía como alguien podría olvidarse de algo así. Se llevó una mano a los labios, dubitativa. - No tengo ni idea de dónde has salido, pero no he visto nada raro. Yo solo estaba... volando por ahí y te vi... Eh... oye, ¿estás bien? - Sin pensárselo, se situó detrás de él a fin de sujetarlo si le daba por caerse. - ¡Oye! ¡Creo que tu amigo se está durmiendo o algo! O igual tiene hambre, no sé. Pero necesito ayuda... - Pensó que, en caso de caerse, no podría sujetarlo y quedaría enterrada bajo su peso. Por suerte podía traspasar sólidos, o no hubiese sido nada divertido.
Kaethe- Fantasma
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Fecha de inscripción : 04/08/2013
Re: Unión y Justicia [Libre]
Se había quedado quieto, pero finalmente y mientras ellos conversaban terminó por hacer sus pasos avanzar hacia ellos. No pudo evitarlo mientras se acercaba y le veía a ella con más 'claridad'. A pesar de que sabía ahora que lo que poseía era alguna especie de don para la hechicería, aun no controlaba nada.
Y en verdad era la primera vez que veía un fantasma como ella o al menos la primera vez que tenía en cuenta que lo era. Arqueó una ceja, estaba mucho más cerca, suficiente para escuchar. ¿Le preguntaba Axel si él le había matado? Pues claro que no, o eso pensó, si hubiese sido así ella no hubiese estado tan tranquila frente a él ¿no?
Escuchó las palabras de Axel, pero no reccionó de inmediato, se movió tan rápido como sus sentidos se lo permitieron cuando notó que caería, atrapándolo apenas como para que no se golpeara fuertemente en el suelo, mientras el mismo era arrastrado por su peso. Miró a la chica alzando la vista tras eso.
-Siento haber espiado su encuentro... - Dudo un momento, él había seguido a quien le permitía quedarse en su casa porque algo en su comportamiento en las noches empezaba a alterarle. -Mi nombre es Allan Black- Hizo un ligero movimiento con su cabeza a modo de saludo, pues no podía levantarse mientras aún sostenía al otro. No debía olvidar sus modales, eso y debía su comportamiento aún ser al menos adecuado aunque no estuviese en su hogar.
Observó a su alrededor viendo la tierra removida -¿Sabes algo de eso? ¿Quién está ahí, tal vez? - Tal vez se estaba precipitando con las preguntas. ¿Hace cuánto habría muerto ella? Esa pregunta había aparecido en su mente, pero al dirigir sus ojos claros a ella, no fue capaz de preguntar, pensando que tendría muy poco tacto al hacerlo.
Pero era extraño, se veía tan ¿normal? Como si pudiese tocarle. Tal vez podía, Axel lo había hecho antes. Sacudió la cabeza dejando que su cabello se desordenara ligeramente. Acomodó a Axel en el suelo. No podía llevarlo a casa así, vería si despertaba -Él ha estado comportándose extraño durante las noches, sale... es la primera vez que le sigo así que he terminado aquí... Es la primera vez que le has visto... ¿no es así? -Solo quería confirmarlo, por muy tonto que le pareciese a sí mismo.
Tampoco le debía explicaciones, pero tal vez ella pudiese ayudarle o explicarle algo si llegaba a ser necesario. Le sonrió con amabilidad. Ante todo, debía permanecer tranquilo. Ver muertos no era algo tan extraño, y no debía alterarse, ella no parecia un fantasma a su vista, aunque podía sentirlo al estar cerca de ella, ahora empezaba a notar la diferencia. No sabía como traducir lo que sus sentidos le decían aún. Se había ido de casa con la firme intención de aprender a controlarse con esas cosas. Aunque aun no veía mucho avance, ya no le asustaba ser diferente a lo que reyó ser en un inicio. Estaba bien, estaría bien, solo debía tener cuidado.
Off: perdó, perdón D: no noté que me tocaba, lo siento, prestaré más atención @@
Y en verdad era la primera vez que veía un fantasma como ella o al menos la primera vez que tenía en cuenta que lo era. Arqueó una ceja, estaba mucho más cerca, suficiente para escuchar. ¿Le preguntaba Axel si él le había matado? Pues claro que no, o eso pensó, si hubiese sido así ella no hubiese estado tan tranquila frente a él ¿no?
Escuchó las palabras de Axel, pero no reccionó de inmediato, se movió tan rápido como sus sentidos se lo permitieron cuando notó que caería, atrapándolo apenas como para que no se golpeara fuertemente en el suelo, mientras el mismo era arrastrado por su peso. Miró a la chica alzando la vista tras eso.
-Siento haber espiado su encuentro... - Dudo un momento, él había seguido a quien le permitía quedarse en su casa porque algo en su comportamiento en las noches empezaba a alterarle. -Mi nombre es Allan Black- Hizo un ligero movimiento con su cabeza a modo de saludo, pues no podía levantarse mientras aún sostenía al otro. No debía olvidar sus modales, eso y debía su comportamiento aún ser al menos adecuado aunque no estuviese en su hogar.
Observó a su alrededor viendo la tierra removida -¿Sabes algo de eso? ¿Quién está ahí, tal vez? - Tal vez se estaba precipitando con las preguntas. ¿Hace cuánto habría muerto ella? Esa pregunta había aparecido en su mente, pero al dirigir sus ojos claros a ella, no fue capaz de preguntar, pensando que tendría muy poco tacto al hacerlo.
Pero era extraño, se veía tan ¿normal? Como si pudiese tocarle. Tal vez podía, Axel lo había hecho antes. Sacudió la cabeza dejando que su cabello se desordenara ligeramente. Acomodó a Axel en el suelo. No podía llevarlo a casa así, vería si despertaba -Él ha estado comportándose extraño durante las noches, sale... es la primera vez que le sigo así que he terminado aquí... Es la primera vez que le has visto... ¿no es así? -Solo quería confirmarlo, por muy tonto que le pareciese a sí mismo.
Tampoco le debía explicaciones, pero tal vez ella pudiese ayudarle o explicarle algo si llegaba a ser necesario. Le sonrió con amabilidad. Ante todo, debía permanecer tranquilo. Ver muertos no era algo tan extraño, y no debía alterarse, ella no parecia un fantasma a su vista, aunque podía sentirlo al estar cerca de ella, ahora empezaba a notar la diferencia. No sabía como traducir lo que sus sentidos le decían aún. Se había ido de casa con la firme intención de aprender a controlarse con esas cosas. Aunque aun no veía mucho avance, ya no le asustaba ser diferente a lo que reyó ser en un inicio. Estaba bien, estaría bien, solo debía tener cuidado.
Off: perdó, perdón D: no noté que me tocaba, lo siento, prestaré más atención @@
Allan Black- Hechicero Clase Alta
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Re: Unión y Justicia [Libre]
¿Colmillos?, aquello se le había quedado grabado en la cabeza una y otra vez mientras estaba ‘inconsciente’, así que una criatura de esas había asesinado a la linda chica que tenía enfrente pero ¿y la que el asesino, dónde estaba?, aquello no es que le atormentará pero a veces no recordaba muchas de las cosas que hacía y especialmente en las noches y de pronto sus ‘dormidos’ sentidos captaron con mas fuerza aquel olor tan familiar, si, ese perfume elegante envolviéndolo suavemente como durmiéndolo.
Pero Garrett estaba ahí sin poder moverse sin hacer nada simplemente tendido como uno de los muchos muertos. ¿No le había quedado claro al muchacho que en las noches no le siguiera? Bueno al parecer no. Pero en ese momento se sentía bien, esa sensación de calor o el perfume de alguien conocido y no el espantoso olor de la sangre sobre casi todo su cuerpo y de pronto abrió los parpados y se le quedó viendo, una vista preciosa, sus cabellos rubios, su tez blanca y aquella chica, parecía un ángel junto a su compañero.
Se quedó un momento ahí mientras recuperaba la fuerza y el aliento, se quedó escuchando las preguntas que el otro le hacía al espíritu. Frunció el ceño al escucharle y solo se llevó las manos a la cara tratando de relajarse pero aquello no terminaba. –Ella no sabe nada, la acabo de encontrar y a usted ‘majestad’ parece no haber entendido las reglas que le di. –Suspiró viéndole fijamente aun estando ahí.
Sonrió y se reincorporo solo sentándose ahí porque aún se sentía demasiado débil. -¿En serio sentiste mi mano sobre tu seno? –Le observó de pies a cabeza casi barriéndola. Si a él le tocarán ‘su cosa’ pues sentiría otra cosa. Pero ahora sentía curiosidad. -¿Fue un vampiro el causante de tu muerte?, ¿Puedes recordarla?... Cuéntanos. –Se recargo sobre las piernas de su compañero porque sentía que se iba a caer. –No me he presentado, me llamo Axel Garrett. –Aunque siempre le conocían por un mote y no lo iba a decir, no enfrente de aquel aprendiz de brujo.
Pero Garrett estaba ahí sin poder moverse sin hacer nada simplemente tendido como uno de los muchos muertos. ¿No le había quedado claro al muchacho que en las noches no le siguiera? Bueno al parecer no. Pero en ese momento se sentía bien, esa sensación de calor o el perfume de alguien conocido y no el espantoso olor de la sangre sobre casi todo su cuerpo y de pronto abrió los parpados y se le quedó viendo, una vista preciosa, sus cabellos rubios, su tez blanca y aquella chica, parecía un ángel junto a su compañero.
Se quedó un momento ahí mientras recuperaba la fuerza y el aliento, se quedó escuchando las preguntas que el otro le hacía al espíritu. Frunció el ceño al escucharle y solo se llevó las manos a la cara tratando de relajarse pero aquello no terminaba. –Ella no sabe nada, la acabo de encontrar y a usted ‘majestad’ parece no haber entendido las reglas que le di. –Suspiró viéndole fijamente aun estando ahí.
Sonrió y se reincorporo solo sentándose ahí porque aún se sentía demasiado débil. -¿En serio sentiste mi mano sobre tu seno? –Le observó de pies a cabeza casi barriéndola. Si a él le tocarán ‘su cosa’ pues sentiría otra cosa. Pero ahora sentía curiosidad. -¿Fue un vampiro el causante de tu muerte?, ¿Puedes recordarla?... Cuéntanos. –Se recargo sobre las piernas de su compañero porque sentía que se iba a caer. –No me he presentado, me llamo Axel Garrett. –Aunque siempre le conocían por un mote y no lo iba a decir, no enfrente de aquel aprendiz de brujo.
Invitado- Invitado
Re: Unión y Justicia [Libre]
Observó la escena alejándose unos pasos de ambos, con el ceño fruncido. Todo en aquellos dos era tan... extraño. Casi misterioso, pero más frustrante que "genial". No entendía nada. Pero las miradas que ambos se dirigían el uno al otro le indicaban que se conocían bien. Muy bien. ¿Serían pareja? ¿Hermanos? Un poco sí se parecían, con el cabello un tanto largo y liso. Aunque desde luego, el rubio era bastante más limpio. O lo estaba en aquel momento. Y sin duda, tenía más modales. Sonrió al oír su nombre. El apellido "Black" le resultaba extrañamente familiar. Seguramente fuese una familia rica de la zona, como la suya lo fue alguna vez... Antes de que desaparecieran de París, huyendo del fantasma de su hija. Una punzada de rabia volvió a despertar en su interior, aunque fue lo bastante leve para que pudiera controlarlo.
- No tienes de qué disculparte. En realidad, si hablábamos es porque me tropecé, literalmente, con él, joven Black. -Dijo con simpleza, para luego recordar que debería haberse dirigido a él con más respeto. Pero no se disculpó. Los muertos ya no están obligados a tener modales, ¿no? - Yo soy Kaethe. -Se presentó, ejecutando una torpe reverencia, para luego dirigir una mirada preocupada al joven que acababa de "desmayarse". Igual tenía hambre. ¿Cuánto tiempo llevaría deambulando por las calles? Miró la tierra removida a su espalda y negó con la cabeza. - No sé quién está ahí, pero desde luego, está bien muerto. Ni idea de si fue él, pero todo indica que... bueno, en fin. Y sí, nunca antes lo había visto... no es como si fuera mi amante ni nada de eso. Si es lo que te preocupa. Los vivos no sois nada interesantes para los muertos. -Se encogió de hombros y soltó una carcajada, para luego agacharse hasta ponerse a la altura del muchacho.
- ¿Cómo no iba a sentir tus manazas? Estoy muerta, pero puedo aparentar ser igual de "real" que tú. Aunque esté totalmente hueca por dentro. -Sonrió con un punto de sarcasmo. Realmente eran curiosos los humanos. Bueno, ella misma lo había sido, aunque ahora aquello le parecía tan lejano que casi se asemejaba más a un sueño que a su propia realidad. A veces se olvidaba de que estaba muerta. Y aquella noche lo tenía más presente que nunca. En parte, porque estaba acompañada por gente cuyo pecho sí se movía al compás de su respiración. Era sumamente frustrante. - Así es. Un vampiro me sacó toda la sangre de mi cuerpo y luego me dejó tirada en medo del bosque. La verdad es que no hay mucho que pueda recordar. Se cuidó de ponerme medio tonta antes de matarme. Ni siquiera recuerdo bien su cara. Sólo su voz... Esa voz... Aún me da miedo. Luego de que me matara me desperté sin recordar que estaba muerta y volví a casa. Obviamente, mis padres se llevaron un susto de muerte. -Tan concentrada estaba en su historia, que ni siquiera se dio cuenta de que se había sentado junto a él. Nunca nadie le había preguntado cómo había muerto. Era extraño, pero le gustó hablar de ello. - Encantada de conocerte, Axel. Aunque aún me pareces algo loco, no creo que hayas matado a nadie. -Las apariencias engañan, sí, pero no creía que aquel flacucho pudiera con nadie. Quizá sólo se había caído en una zanja...
- No tienes de qué disculparte. En realidad, si hablábamos es porque me tropecé, literalmente, con él, joven Black. -Dijo con simpleza, para luego recordar que debería haberse dirigido a él con más respeto. Pero no se disculpó. Los muertos ya no están obligados a tener modales, ¿no? - Yo soy Kaethe. -Se presentó, ejecutando una torpe reverencia, para luego dirigir una mirada preocupada al joven que acababa de "desmayarse". Igual tenía hambre. ¿Cuánto tiempo llevaría deambulando por las calles? Miró la tierra removida a su espalda y negó con la cabeza. - No sé quién está ahí, pero desde luego, está bien muerto. Ni idea de si fue él, pero todo indica que... bueno, en fin. Y sí, nunca antes lo había visto... no es como si fuera mi amante ni nada de eso. Si es lo que te preocupa. Los vivos no sois nada interesantes para los muertos. -Se encogió de hombros y soltó una carcajada, para luego agacharse hasta ponerse a la altura del muchacho.
- ¿Cómo no iba a sentir tus manazas? Estoy muerta, pero puedo aparentar ser igual de "real" que tú. Aunque esté totalmente hueca por dentro. -Sonrió con un punto de sarcasmo. Realmente eran curiosos los humanos. Bueno, ella misma lo había sido, aunque ahora aquello le parecía tan lejano que casi se asemejaba más a un sueño que a su propia realidad. A veces se olvidaba de que estaba muerta. Y aquella noche lo tenía más presente que nunca. En parte, porque estaba acompañada por gente cuyo pecho sí se movía al compás de su respiración. Era sumamente frustrante. - Así es. Un vampiro me sacó toda la sangre de mi cuerpo y luego me dejó tirada en medo del bosque. La verdad es que no hay mucho que pueda recordar. Se cuidó de ponerme medio tonta antes de matarme. Ni siquiera recuerdo bien su cara. Sólo su voz... Esa voz... Aún me da miedo. Luego de que me matara me desperté sin recordar que estaba muerta y volví a casa. Obviamente, mis padres se llevaron un susto de muerte. -Tan concentrada estaba en su historia, que ni siquiera se dio cuenta de que se había sentado junto a él. Nunca nadie le había preguntado cómo había muerto. Era extraño, pero le gustó hablar de ello. - Encantada de conocerte, Axel. Aunque aún me pareces algo loco, no creo que hayas matado a nadie. -Las apariencias engañan, sí, pero no creía que aquel flacucho pudiera con nadie. Quizá sólo se había caído en una zanja...
Kaethe- Fantasma
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