AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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- Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar?
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- Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar?
Recuerdo del primer mensaje :
El crujir de la hojas secas y el seco sonido de percusión en aquella tierra polvorienta, marcaban sus pasos al caminar una melodía rítmica de un camino un errante, pero con un objetivo final muy bien precisado. Sus botas de cuero negro calzaban sus pies, llevando entre ellas rastros de tierra y hasta lodo, y quizás alguna que otra plantita con espinas que se haya adherido a la tela de aquel calzado, nada importante o de que preocuparse. Esa noche la ropa no iba a ser detallada por la sociedad, no hubo nadie que estuviera de testigo para verlo entrar al bosque, no había nadie en ese instante para verlo caminar dentro de él, y mucho menos vería a alguien dentro… no aún.
La brisa fría que arropaba aquel bosque intentaba abrazarle con esas garras etéreas, de verdad que lo intentaba, pues desde que había entrado, no había dejado de soplar, como si alguien intentase advertirle de algo. Más, el abrigo que llevaba encima era lo suficientemente grueso para cubrirlo bien de cualquier resfrío posible, después de todo, era de una tela negra con botones en gris, que llegaba hasta las rodillas con un corte recto, las mangas hasta sus muñecas, donde comenzaban a verse una tela del mismo tono, pero diferente grosor, eran guantes, unos muy cómodos, cabe destacar. Lo único que la brisa alcanzaba a mecer con su potencia, era ese rubio cabello que nacía de su cabeza, los que caían al frente de sus ojos, y uno que otro que danzaba sobre esta por estar algo largo.
Su caminar le llevaría a una parte profunda del bosque, al noreste desde donde entro, estaba rodeado de unos seis árboles frondosos que extendían sus ramas unos nueve metros en las alturas, era un claro, pues había un tronco seco y caído, ya sin ramas y con varios pedazos cortados, solo quedaba madera podrida del mismo, podría decirse, - Malditos leñadores… - Se escucharía decir con suavidad en esa grave voz, a la naturaleza no debían tratarla así, si quitabas algo, debías devolverle algo, pero muy pocos practicaban eso en la actualidad, es por eso quizá que la misma madre naturaleza cobraría venganza contra los seres humanos en un futuro, o quién sabe, capaz con la sola existencia de no-muertos y brujos, como él, ya estaba empezando su perfecto plan vengativo contra la humanidad.
Se sentaría en el cadáver del árbol, y aquellos azules orbes subirían hasta las ramas para explorar un poco lo que tenía a la mano, varios animales ya reposaban allí apacibles, disfrutando de aquella hermosa noche nubosa, algunos frutos ácidos, bayas, arbustos de flores silvestres, y unas que otras ramas secas, que bonito lugar había escogido. Hasta la luna esa noche coordinaba para dar todo un ambiente de serenidad y espera, pues se había vuelto un punto blanco en el manto nocturno, los luceros y estrellas no estarían a su disposición esa noche, pues había muchas motas grises de algodón que se paseaban a esa hora, ya casi era media noche.
Cerraría los ojos por dos segundos, y al abrirlos, una media sonrisa se dibujaría en esos labios finos de su rostro, todo ser que estuviese cerca sería detectado por él, ¿Cómo? Digamos que él mismo se delatara y gritará su presencia, solamente por elegir estar vivo.
Ya él estaba listo, ahora, solo quedaba esperar que la muerte le fuese a visitar.
El crujir de la hojas secas y el seco sonido de percusión en aquella tierra polvorienta, marcaban sus pasos al caminar una melodía rítmica de un camino un errante, pero con un objetivo final muy bien precisado. Sus botas de cuero negro calzaban sus pies, llevando entre ellas rastros de tierra y hasta lodo, y quizás alguna que otra plantita con espinas que se haya adherido a la tela de aquel calzado, nada importante o de que preocuparse. Esa noche la ropa no iba a ser detallada por la sociedad, no hubo nadie que estuviera de testigo para verlo entrar al bosque, no había nadie en ese instante para verlo caminar dentro de él, y mucho menos vería a alguien dentro… no aún.
La brisa fría que arropaba aquel bosque intentaba abrazarle con esas garras etéreas, de verdad que lo intentaba, pues desde que había entrado, no había dejado de soplar, como si alguien intentase advertirle de algo. Más, el abrigo que llevaba encima era lo suficientemente grueso para cubrirlo bien de cualquier resfrío posible, después de todo, era de una tela negra con botones en gris, que llegaba hasta las rodillas con un corte recto, las mangas hasta sus muñecas, donde comenzaban a verse una tela del mismo tono, pero diferente grosor, eran guantes, unos muy cómodos, cabe destacar. Lo único que la brisa alcanzaba a mecer con su potencia, era ese rubio cabello que nacía de su cabeza, los que caían al frente de sus ojos, y uno que otro que danzaba sobre esta por estar algo largo.
Su caminar le llevaría a una parte profunda del bosque, al noreste desde donde entro, estaba rodeado de unos seis árboles frondosos que extendían sus ramas unos nueve metros en las alturas, era un claro, pues había un tronco seco y caído, ya sin ramas y con varios pedazos cortados, solo quedaba madera podrida del mismo, podría decirse, - Malditos leñadores… - Se escucharía decir con suavidad en esa grave voz, a la naturaleza no debían tratarla así, si quitabas algo, debías devolverle algo, pero muy pocos practicaban eso en la actualidad, es por eso quizá que la misma madre naturaleza cobraría venganza contra los seres humanos en un futuro, o quién sabe, capaz con la sola existencia de no-muertos y brujos, como él, ya estaba empezando su perfecto plan vengativo contra la humanidad.
Se sentaría en el cadáver del árbol, y aquellos azules orbes subirían hasta las ramas para explorar un poco lo que tenía a la mano, varios animales ya reposaban allí apacibles, disfrutando de aquella hermosa noche nubosa, algunos frutos ácidos, bayas, arbustos de flores silvestres, y unas que otras ramas secas, que bonito lugar había escogido. Hasta la luna esa noche coordinaba para dar todo un ambiente de serenidad y espera, pues se había vuelto un punto blanco en el manto nocturno, los luceros y estrellas no estarían a su disposición esa noche, pues había muchas motas grises de algodón que se paseaban a esa hora, ya casi era media noche.
Cerraría los ojos por dos segundos, y al abrirlos, una media sonrisa se dibujaría en esos labios finos de su rostro, todo ser que estuviese cerca sería detectado por él, ¿Cómo? Digamos que él mismo se delatara y gritará su presencia, solamente por elegir estar vivo.
Ya él estaba listo, ahora, solo quedaba esperar que la muerte le fuese a visitar.
Lissander C. Arcalucci- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 12/09/2013
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Re: - Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar?
La humanidad es una condición. Una virtud, un defecto, una parte interna que todos los humanos deberían tener, sí, se dice deberían, porque aun algunos humanos perteneciendo a la raza humana no la tenían. Bastante lamentable. La humanidad en sí misma era aquel sentir especial que hacía de un ser cualquiera que estuviese vivo, vibrante y deslumbrante en cuestión de emociones y alegría, esa podría ser una definición, más, no era esta la que todos veían, porque no todos destellaban aquel sentir, y seguían estando vivos. La humanidad podía ser el sentimiento de valentía, de vivir sin miedo alguno, la humanidad podía ser una sonrisa, un gesto, una mirada, una caricia, un beso. Esa humanidad misma era la que los vampiros sacrificaban a la hora de perder su alma, dejaban de estar vivos, para no estar muertos.
La poción de humanidad, es un liquido viscoso amarillo que había hecho junto al alucinógeno, era una poción sumamente especial que tenía efectos sumamente especiales, fue preparada con el firme propósito de ser un paralizador, pero, es bueno acotar que el resultado fue mucho mejor, era la primera vez que hacía una combinación de hierbas tan complicadas, delicadas y poderosas que en sus adentros pensó que hacer otra podría ser cuestión de suerte. La probó en un humano, uno de sus sirvientes, sin que este se diera cuenta, siempre pendiente de lo que sucedería, y en un ser terrenal como aquel, obtuvo una completa inutilidad de su parte, perdió movilidad, agilidad, fuerza, y sus sentidos se vieron diezmados, de tal forma que no podía si quiera beber agua sin babearse, los efectos duraron aproximadamente una hora, Lissander se sintió muy satisfecho con aquello, demasiado, diría este escritor.
Le puso ese nombre, porque hacía a una persona muy débil al mermar casi todo lo que poseía como ser humano, y sentía que en un sobrenatural tendría un efecto similar. O mejor, ¿Quien sabe…?
Se sentaría de piernas cruzadas en el suelo, y con su mano diestra colocaría dicha poción entre sus piernas, pero antes de destaparla, escuchó sus palabras, pobres palabras. Lissander sonreía ante el hecho de aquella buscaba incitarlo, alzaría sus ojos por un segundo, pensando en hacerla arder, seguramente su cuerpo se calcinaría rápido, no podría apagarse, ella estaba en sus manos y debía portarse como una nena buena, aun le faltaba otra cosa por aprender de los vampiros, y no pretendía marcharse aun. Entonces, volvería a ver el viscoso líquido embotellado y con cuidado, retiraría el pequeño taponcillo de corcho que tenía, los dedos zurdos se posarían delicadamente sobre la abertura de la botella, y con suaves movimientos comenzaría a alzar aquel líquido, manipulándolo. - Verdampfen. - Diría, porque la manipulación de aquella fulana poción, no iba a ser como la anterior, esta vez no cometería el mismo error, iba a ser mucho más efectivo, alzando aquel ataque en forma absolutamente gaseosa.
Contuvo la respiración, mientras los movimientos cíclicos de sus manos hacían levantar aquel gas denso y amarillento, que artísticamente brotaba de la botella y daba espirales a la par que se lo indicaba la mano del hechicero, sus orbes verían el objetivo, y de inmediato sus dedos índice y medio marcarían la meta, haciendo que aquel serpenteara a una velocidad impresionante, directo a la pobre y ciega Leonor Daxmins, buscando que este entrase por sus orificios nasales fijo hacia los pulmones, en una trayectoria que conocía, era doctor, la anatomía la manejaba muy bien. Pero algo estaba fuera de lo normal, el vapor no bajaba completamente hacia donde debían, algo no andaba bien y fue que recordó lo que había notado en el cuadrilátero, ella no respiraba, ahora, comprobaba que los vampiros podían cerrar sus pulmones, eso era genial, sumamente genial y fascinante, pero eso no la salvaría, pues, aprovechando lo sumida que estaba aquella joven en su ilusión del silencio, el brujo usaría sus dedos de la mano derecha para semejar que abría algo, separando el índice y medio lentamente, esto quería decir una sola cosa: desplegaba su energía sobre aquella, para abrir sus pulmones…
¿Cómo podía hacerlo? Fácil, usaba un hechizo de telequinesia, estaban a diez metros aproximadamente, y ella estaba quieta, él totalmente concentrado, no le costaba demasiado, además, era algo sencillo, como mover una roca, o partir una pequeña ramita, el gas podría pasar por la mínima abertura, porque ya allí, los bronquios de esa neófita se encargarían de lo demás. ¿Y ella sentiría algo? Absolutamente nada, no por ahora, por lo menos. Lissander manipularía el gas a plenitud, dejando que internase dentro de ella, para que el efecto fuese completo. Ya que el alucinógeno estaba a punto de caducar, según sus cálculos, y no podía permitirse que ella tuviese ventaja sobre él, le había puesto la correa al gato, no se la iba a quitar aun.
Lissander C. Arcalucci- Hechicero Clase Media
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Re: - Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar?
Give me a piece of your soul...
and I will reveal a mystery of mine
and I will reveal a mystery of mine
¿Hace cuanto tiempo no se sentía así? Y de alguna manera el echo de encontrarse sumida en aquel silencio, aquella obscuridad que no tenía mas que ser el resultado de llevarla a un miedo propiamente tal. Todo se veía revertido, esa sensación la ocupaba como un beneficio personal, una instancia que llegara a relajarla, y que toda esa esencia vertida sobre su cuerpo, su mente y sus sentidos, le fuera de ayuda llevándola, aunque sea por unos momentos, a una tranquilidad, lo suficientemente poderosa para hacer que se olvidara de todo por un momento, incluso de la tan descabellada pelea de la que era participe.
Como era de esperarse no logro darse cuenta de lo que estaba próximo a entrar en su sistema, el cual estaba siendo receptor una y otra vez, de las pociones y hechizos por parte del brujo.
Y al encontrarse en un estado de "paz", envuelta aún por las sombras, mucho menos podía ser consiente de las maniobras realizadas por su rival, las cuales no conocían de piedad, solo buscaban investigarla, a ella y las reacciones que podría sufrir su frío cuerpo frente a los misteriosos líquidos coloridos que manejaba el.
Solo fue un instante, en el que precisamente los efectos de la primera poción comenzaron a desaparecer. Lamentablemente aún no podría percatarse de eso, y menos ahora que otra comenzaba a hacer efecto ...¿Cuales? Todo podía ser fácilmente reducido a "Humanidad". De pronto su cuerpo logro percibirse mas pesado de lo normal, sin llegar a paralizarse, pero si se notaba mas lenta, aunque los efectos de eso, no serían notorios hasta no volver a ser capaz de ver a su alrededor.
¿Y ahora que? Leonor no estaba segura de que esperar, si el deseaba matarla, luego de todas las oportunidades que tuvo ¿Por que no lo hizo? Y viéndolo desde su punto de vista, ella también pudo haber acabo con la vida ajena mediante el primer golpe que le propinó, el cual pudo no ser en su pecho, si no en su cabeza, llevándolo a la obscuridad. ¿Pero por que no pasó? Simplemente por ella no era así, no era una asesina sin razones, y mayormente evitaba las peleas, y esta definitivamente fue una ocasión especial, al momento que el tierno cachorro humano que había encontrado, mostró la garras, y se abalanzó, por así decirlo, contra la inmortal, sin dejarle mas remedio que defenderse de los ataques, mientras el hacía lo mismo. Dar y recibir; eso era precisamente lo que estaban haciendo, extraña manera de divertirse ¿no?
La vampiresa aguardó; paciencia era algo que desbordaba de ella, y podría mantenerse así toda la noche, deseaba conocer mas de los poderes del brujo, su primer encuentro con una debía ser algo inolvidable, incluso si aquello le costara caro, o le costara la "no-vida" que mantenía. El choque de ambos era tan potente como cautivante, una clara alimentación a su curiosidad, la cual siempre estaba al pendiente de recibir cosas así. Y ahora que por fin, después de tanto, había llegado, no iba a perderse la oportunidad.
La impresión que daba era precisamente esa, una joven sencilla y sumisa, si alguien mas les viera ahí, el claramente sería el villano, que irónico. Pensar que al momento que el se quedara sin cartas, simplemente estaría perdido, su danza con la muerte era impredecible, su ventaja podía desvanecerse, tal y como lo hacían sus ilusiones. Mientras tanto Leonor se mantenía en su centro, sin dudas el la estaba llevando a un pasado que desconocía, su vida humana, otra ilusión claro, pero de haber ocurrido en otro momento, quizás y solo quizás, se lo habría agradecido. Mas no ahora, ya que justamente era eso lo que mantenía su amarre al lado de Lissander.
Leonor Daxmins- Vampiro Clase Media
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Re: - Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar?
¿Qué tal si soltamos un León cuando se va a alimentar?
¿Qué tal si en una jaula en vez de dar el alimento, nos damos como carnada?
¿Qué tal si jugamos un pulso con la muerte?
¿Y qué tal si… perdemos?
¿Qué tal si en una jaula en vez de dar el alimento, nos damos como carnada?
¿Qué tal si jugamos un pulso con la muerte?
¿Y qué tal si… perdemos?
Lissander se las jugaba todas en ese momento, otro as que sacaba a la vista, otra carta que desechaba, otro peligro al cual se enfrentaba. Ya eran suficientes observaciones para una noche, no bastaba con pelear a distancia, no, eso no iba a darle mayores datos de los que ya tenía, era hora de estar más cerca, de sentir ese cuerpo sin alma, de tocar esa pálida piel, ¿Y porque no dé rasgarla? Sería interesante, excitante, magnifico, incluso; quizás la piel de un vampiro tenía usos químicos que podrían servirle, es más, estaba seguro que uno de sus libros tenía una poción acerca de aquello. Pero bueno, eso era irrelevante, porque ahora, aquel joven doctor pensaba meterse a la jaula con una inmensa bestia, un gran cazador, y sinceramente, sentía un miedo tan crudo pero tan lleno adrenalina, que pretendía quizás hacer lo mejor, o lo peor, según se analizara aquel caso. Desharía su hechizo de silencio. Sí, un chasquido, y ya estaba. Aquella joven paulatinamente comenzaría a tener sus sentidos agudos, tal cuales los tuvo desde que apareció en aquel bosque.
- Bienvenida al mundo cruel, Leonor. - Le diría tan pícaramente que podría dudar la de apellido Daxmins de que aquello era una bienvenida. Sería tan pronto se borraran las sombras de esos ojos suyos y el silencio de sus oídos, que comenzaría a sentir el efecto inmediato de su poción de humanidad, su cuerpo estaría pesado, común, normal, su fuerza motora se vería mermada, pero no lo suficiente como para quitarle la súper fuerza, es más, aquella joven tendría la fuerza de un hombre muy grande, solo que… ninguno de los dos lo sabía, él, por ser su primera vez con esa poción y enfrentándose con una vampira, y ella, por ser la primera vez enfrentándose a un brujo, la poción era un experimento para los dos, desde puntos de vista distintos, claro. - ¿Dime… como te sientes vampirilla? - Pregunta curioso, con aquella sonrisa maliciosamente perfecta, conociendo la respuesta, pero preguntando por puro juego de ironías.
Se levantaría, y daría un paso hacia adelante arqueando sus piernas, flexionando sus rodillas, y hasta deshaciéndose de su abrigo, sus brazos se quedaban a los lados cubiertos por la camisa blanca que ya de por sí arropaba su torso, estaba preparado, listo, invitando a continuar con la pelea después de una pausa dramática, ya fue suficiente de juegos con la mente, el estudio debía continuar pasando a la siguiente parte de su plan. - ¿No se supone que ibas a beberme? - Su pregunta se desbocaba en una risa suave al final, casi escapándose, sin perder la compostura, porque en realidad solo estaba seduciéndola, no necesitaba tener un poder de dominación o uno de atracción, necesitaba solo una mente hábil y una buena forma de comunicarse, las palabras podían ser el constructor del puente perfecto entre dos personas, o podría ser el mismo detonante que lo hiciera escombros.
Todo se resumía en habilidad.
¿Pero quién tenía la habilidad?
¿El amo o el León?
¿La inteligencia era el arma, o lo podrían ser unas zarpas afiladas?
¿Y qué tal si… ganamos?
¿El amo o el León?
¿La inteligencia era el arma, o lo podrían ser unas zarpas afiladas?
¿Y qué tal si… ganamos?
Lissander C. Arcalucci- Hechicero Clase Media
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Re: - Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar?
End Game? ... time to start the real fight
... tell me, they are supposed to wins with this?
... tell me, they are supposed to wins with this?
Mas que un alivio, un suspiro escapó de sus labios, luego de ser consiente como el hechizo anterior y mas reciente desaparecía, acompañado también por el alucinógeno. Sin lugar a dudas ambos ataques caducados, habrían significado la muerte del joven doctor, pero el literalmente se había puesto el parche mucho antes sobre la herida, tranformandola así en alguien mucho mas similar a el, aunque no del todo, y a juzgar por la contextura de la chica, la fuerza que aún poseía era sorprendente, pero bastante básica, comparada con la que naturalmente manejaba. Su cuerpo llegaba a sentirse extraño, haciéndola sentir a ella misma, que aquel, no le pertenecía en lo mas mínimo. Avanzo unos cuantos pasos hacia el, los cuales fueron seguros, mientras nuevas y sarcásticas palabras nacían de los labios ajenos, todas con un doble significado.
Claramente su primera pregunta fue bastante clara ¿Como se sentía? Aunque hubiera querido no sabría explicarlo, mas como la palabra señalada anteriormente.
- ¿Como me siento, brujito? - formuló aquello como una clara burla para el, pero siempre manteniendo su dulce tono de voz.
- Pues, no sabría decirlo con claridad. Pero siento como si se me hubiera devuelto mi... vida. - mencionó con una incomprensible sonrisa en su rostro, una que denotaba tanto sorpresa como una macabra alegría. Sabía que solo era momentáneo, pero aún así se nutría de eso ¿Acaso pensaba volverse histérica por algo así? Desde luego que no.
Se detuvo al ver como el comenzaba a levantarse de donde estaba, y dándole una nueva cuota de entusiasmo, llevaba incluso a ponerse cómodo, mientras liberaba su cuerpo dejándose así mismo mas liviano ¿Estaba invitándola a combatir cuerpo a cuerpo?. La sonrisa que antes había sido entregada por ella a su rival, se volvía cada vez mas amplia. Su desventaja, o privatización de sus dones naturales no le asustaba, y si el deseaba iniciar una pelea de esa manera, no iba a ser ella quien saliera huyendo del lugar, llegó ahí se encontraron, y el destino les regalaba aquello, que oportuno.
Se permitió luego de un largo tiempo, volver a respirar, dejó que ese aire nuevamente fresco y puro se deslizara por sus pulmones, mientras la distancia hasta el brujo era cada vez menos. El aire mecía su cabello, y su andar fue suave y pausado, casi parecía que no rozara el suelo, a pesar de encontrarse mas que nunca sobre el.
- ¿Beberte? Ese era plan, antes de intercambiar palabras contigo, antes de saber lo que eras. Realmente fue un sorpresa todo esto. -le confesó sin detenerse, hasta que finalmente no se vieron separados por mas de dos metros, y le observó por menos de un segundo, antes de avanzar rápidamente hasta el, a la par que su mano se levantaría para propinar un golpe directo en su mejilla, con el cual sería suficiente para saber que aún conservaba bastante fuerza en ella, y acompañada con la dureza de su piel, le daría mas potencia al golpe, haría aquello y volvería a tomar distancia, no podía quedarse ahí.
Se arriesgaba, y debía saber que compasión por parte de el no iba a recibir, por que su condición femenina no era un impedimento para que se enfrentaran, finalmente ella indefensa no era, y tampoco iba a tener cuidado de lastimarlo, aunque ahora la idea de matarlo, iba de apoco desvaneciéndose en su mente.
Leonor Daxmins- Vampiro Clase Media
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Re: - Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar?
Aquel juego de ironías, sonrisas y sarcasmos se iba mucho más allá, aunque básicamente seguía siendo el mismo, una ironía al pelear presa contra depredador, una sonrisa en los labios por parte de los dos que aun juegan su vida al azar de la mano cruel de la muerte, y por obvio, el sarcasmo de unas frases que buscaban más ser un chiste que ser otra cosa. Siempre la incitación, el invitar a más, el saber que cartas sacaría, ¿Qué más podía hacer aquella mujer? ¿Qué otras cartas guardaba? Las ganas de saber le carcomían y ahora, estaba por averiguarlo. Pudo escucharla y verla acercarse, estaba buscando distraerlo, era obvio, un ilusionista como él jugaba con esos factores porque efectivamente el objetivo era desviar la mirada y la concentración, pero no para aquel brujo, no para aquel que ya sabía qué hacer.
Lo siguiente sucedió tal como lo había planeado, ella se acercaría a darle un golpe, él y su cuerpo se habían preparado por tanto solo resto cumplir la serie de pensamientos reflejo que estaban programados en su cerebro. Esquivar, fue la primera acción, por tanto, se echaría hacia un lado, el izquierdo suyo para ser más exacto, y con eso vería como el golpe fallaba, pero no era todo, porque aquella iba de retroceso, era como eso de “pisa y corre”, ella pretendía golpear y retroceder, una buena táctica, pero no para él. Viendo como disponía sus pies para echarse hacia atrás, el correría a su lado, y cuando ella se detendría, el lo haría, y allí, daría su golpe de gracia.
Con la palma extendida buscaría lanzar un manotón hacia su hombro derecho, su palma derecha era la encargada de lanzar el golpe, pero no solamente aquello iba con el golpe, iba cargado de su energía, su fuerza, su poder. - Rückwärts. - Emitiría de su boca, para que al justo momento de tocar su piel, mandarla con fuerza hacia atrás, unos cinco o seis metros como mucho, era un hechizo de telequinesia combinado con la potencia de su golpe. Firme y poderoso, pretendía dislocar su hombro, golpeando donde golpeo, eso es lo que pasaría, solo que no contó con que la piel de aquella mujer fuese tan resistente, alcanzar el punto de presión que había buscado para lograrlo fue imposible, la resistencia que cubría su cuerpo frenó aquella parte de su ataque, produciendo así una fuera rebote en su mano, propinándole un dolor en la palma, como si hubiese palmeado una roca.
Sacudiría la palma y el brazo después de eso, le dolió, pero nada del otro mundo, su energía al lanzar el hechizo sirvió como un colchón de aire que amortiguó parte de aquello, pero no lo suficiente. - Dura como roca, ¿eh? - Diría bromeando, mientras clavaba aquellos ojos azules en los de la chica, al menos había aprendido que golpearlo físicamente no serviría de nada, debía ser más creativo si quería hacerle algún daño o si quería conocer más sobre sus límites. Debía cuidarse, ella no podría salir herida con facilidad, pero él sí. - Para mí también fue una sorpresa, eres la primera vampira que conozco. Qué bueno que no quieras beberme, tampoco te iba a dejar hacerlo. - Le diría sonriente, incitando a más problemas, incitando a continuar.
Cerraría y abriría el puño un par de veces más para tratar de liberar presión, volviendo a su posición inicial, ¿Qué haría ahora aquella mujer? Ya no quería matarla rápidamente, aunque, no sabía cómo hacerlo, no conocía sus debilidades, pero… ¿Y si lo intentaba? Indagar, señor Arcalucci, investigar y experimentar es todo lo que quedaba, se podría decir a sí mismo en una dimensión alterna, muy lejana de su imaginación.
Lissander C. Arcalucci- Hechicero Clase Media
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Re: - Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar?
Curiosity is a starting point
... one that if we maintain, will be fun assured...
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El ambiente era capaz de cortarse con navaja, era denso, pero aún así mantenía esa chispa propia que ambos seres entregaban al inesperado encuentro. Cada cual sabía el efecto que tenía, y las fortalezas que debían proteger he ir sacando conforme era realizaban un nuevo y certero movimiento. Todo debía ser calculado, ya que los errores en el punto de cercanía que mantenían ahora, no estaban permitidos; un error, un punto menos al instante, un paso atrás, un retroceso agobiante.
La vampiresa observó con algo de descontento como su primer golpe, que de alguna manera sería uno bastante dañino, fallaba al pasar a centímetros del cálido rostro del brujo. Mientras el, paulatinamente realizaba otro en su contra, el cual tuvo como destino su hombro, recibiendo así un golpe mezclado con un hechizo simple, pero muy bien elegido. Su cuerpo se vio obligado a retroceder, pero apresurando al mismo a contenerse, y no ser arrastrada a mas de cuatro metros de su rival, levantando la mirada fulminante, y una sarcástica sonrisa en sus labios.
- Digamos que no soy tan suave como aparento. -comentó en respuesta, al ver como el agitaba su mano. Ciertamente el golpe le había dañado mas a el que a ella, un nuevo dato de excelencia para su contrincante.
Volvió a desplazarse hacía el, simulaba ser una niña terca, al volver una y otra vez, era como si persiguiera un juguete que se empeñaba en alejarse de sus manos.
- ¿La primera vampira que conoces? Vaya, es extraño que alguien como tu diga eso. En fin, espero no olvides este primer encuentro, Lissander. - agregó alzando ligeramente su ceja, un gesto cómplice, mezclado con un suave tono de voz al nombrarle, clavando sus ojos que habían adquirido un tono mas obscuro, en los contrastantes del brujo, sostenía su mirada sin temor, y avanzaba, lentamente ¿Cual era la prisa?
La nueva distancia no superaba el metro y medio, luego aprovecho algo que había estado presente desde mucho antes, algo que siempre estuvo fijo, tanto sobre ella como sobre el; miradas. La inmortal penetraría en los orbes azules, mientras sus labios se separarían al instante, regalandole una palabra precisa.
- ¡Arrodíllate! - le diría elevando su voz, de manera firme. Una orden clara, que para el sería como si le jalaran haciendo que la respetara sin poder resistirse.
Luego se acercaría propinando una patada justo sobre el cuello y la parte derecha de su mandíbula, buscando lanzarlo hacía atrás con potencia. Claramente de haber conservado su poder, esa patada le habría roto el cuello, pero ahora solo era algo que lo dejaría sin aire y un poco adolorido, tal vez, finalmente dependía de su resistencia al dolor físico, y el control sobre su cuerpo. Su mirada no se perdió en nada mas, y estuvo siempre sobre el cuerpo que yacía ahora a unos metros de distancia, aguardaba su contraataque, lista y dispuesta para lo que viniera.
Que extraño y pequeño el mundo, que se atrevía a juntar a tan retorcidas almas... ¿Con que fin las había reunido?. Será que buscaba una forma de que ambos conocieran mas de los que llamaban "Rivales naturales", o una distracción en la cual podría explorar libremente ámbitos de ellos mismo, y ajenos.
Las dudas estuvieron presentes desde que estuvieron de pie, frente a frente, mientras en sus cabezas ideaban como terminar con esa luz, definida como la vida misma.
Leonor Daxmins- Vampiro Clase Media
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Re: - Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar?
“La imaginación es el límite” Albert Einstein.
Una frase célebre de un científico de la época, que por cierto, ni siquiera había pensado en nacer para el momento en que se efectuaba aquella batalla, pero cuánta razón tendría en ello. La imaginación de los seres humanos es corta, mal puesta y mal usada, ¡Por amor de Dios! La imaginación son un par de alas que tienen todos los seres pensantes sobre la tierra y que nos da la grandísima habilidad de hacer cualquier cosa, entiéndase, cualquier cosa con ¡CUALQUIER MALDITA COSA! Y aunque ese hombre de ciencia no haya nacido aún, Lissander estaba consciente de que su imaginación, su mente planificadora, sus estrategias y sus observaciones no tenían límites, no había límites para un ilusionista, no había límites para ese mundo, pues, miremos la realidad en la que se encontraban. París, una tierra con riquezas abundantes, pero llena de vampiros, licántropos, hombres que se volvían animales, fantasmas, y hasta brujos. ¿Lo ven? Los humanos, somos el límite.
Es verdad, lo somos, pero, ¿Vamos a quedarnos con eso? No, siempre hay que sobrepasar los límites. Siempre...
La situación iba de mal en peor para la vampira, su primer golpe falló, como casi todo hasta ese instante, y ahora, de nuevo le había golpeado para hacerla retroceder, y ¡Gracias al cielo por esa idea! De lo contrario pudo haberse partido la mano intentando dislocarle el hombro. Lo bueno fue que la hizo retroceder y aprendió algo nuevo, la resistencia física de aquellos seres. Eso era bueno, ahora sabía cómo debía golpearla para hacerle daño. Bueno, técnicamente sabía cómo no golpearla, pero ya tenía ideas de cómo hacerlo, preparó algo especial para ataques físicos en caso de no poder encestarle en un encuentro común. En cualquier cosa, la batalla continuaba, y ella conforme daba una sarta de pasos lentos, se acercaba de nuevo a él, sentía que algo planeaba, capaz pretendía correr a último minuto, y si estaba demasiado cerca no podría esquivar con la misma facilidad, por ello se preparo y retrocedió unos centímetros conforme se acercaba, y justo cuando ella se detuvo, él se detuvo también. ¿Qué planeaba?
Seguramente iba a atacarle de improvisto como la última vez, pero, caer en ese truco no era opción, estaba enfocado, atento, sus orbes azules en los de ella estaban perfectamente conectados, cualquier movimiento lo vería, y podría defenderse, o mejor era lanzar un hechizo, sí seguramente eso sería tan bueno como… - “¡Arrodíllate!” - Escucharon claramente sus oídos, su mente lo proceso tal cual, y una sonrisa se asomó en su rostro ante la idea, ¿¡Tenía la desfachatez de ordenarle!? Sí, le ordenó arrodillarse, y ya para cuando sonrió, lo había hecho tal cual aquella lo había pronunciado. Sus orbes se expandieron a lo grande, se sorprendió, aquella de apellido Daxmins le había dado una orden que no pudo resistir como si… controlara su mente.
Iba a moverse, si, iba a hacerlo, pues una patada llena de potencia y venganza viajo hasta él y encesto justo en su mandíbula frenando la acción en seco, justo en el área derecha de su rostro, en los linderos de su cara y el comienzo de su cuello, su cuerpo reproduciría el movimiento resultante haciéndolo alzarse unos centímetros del suelo y en ese transcurso de tiempo, esos breves segundos, tuvo una especie de epifanía, ¿De verdad podría ganarle a alguien como ella? ¿Quizás un vampiro excedía sus límites y nunca podría estar preparado para defender a Eris? ¿Lo lograría? No iba a tirar la toalla solo porque ella había manipulado su mente y ordenado una acción que no pudo controlar, encontraría la forma de deshacerse de su control mental, estaba seguro de que alguna debilidad había de tener semejante don, es por eso que balbucearía alguna palabra en su boca, justo cuando su cuerpo cayó a medio metro de donde estaba desde donde recibió semejante golpe, su caída fue seca, quizás por el ángulo o por su peso, pero solo se sentiría como si un peso muerto impactara contra la tierra.
Más no pasarían ni dos segundos de haber estado en el suelo cuando se levantó con toda la velocidad que le era disponible, emprendería una carrera a toda marcha formando un semicírculo, Leonor era el centro, él, solamente la punta del compás, que luego de formar imaginariamente aquella figura, se retractaría hacia el centro, es decir, correría hacia él, hacia la vampira, con un golpe cargado de poder, un puño amenazador y potente que podría mandarla diez metros hacia un árbol, ¿y quién sabe?, capaz desordenar esos órganos en su cuerpo que de nada le servían. Sin embargo, eso no iba a ser así, porque a justo centímetros de impactar en la joven, se desvanecería en el acto, y medio segundo después escucharía a la par de su oído. - Elektrizität. - Y la mano del brujo tocaría la parte baja de la espalda enviando una poderosa descarga eléctrica a todo su cuerpo que viajaría a una velocidad sorprendente por cada fibra de su ser, con la terrible posibilidad de quemarlo, o en el mejor de los casos, entumecerlo y acrecentar su parálisis. - Rückwärt. - Repetiría dos segundos después de haber dado el primer golpe, para que su ya preparada mano izquierda encestara el siguiente movimiento en la parte final de la columna vertebral, pretendía enviarla con toda seguridad a unos siete u ocho metros, esperaba que en total descontrol y ganar daño adicional.
El brujo se quedaría parado allí luego de eso, observando el resultado de su ataque, sonriendo plácidamente mientras se limpiaba el hilo de sangre que se asomaba en la comisura de sus labios, estaba totalmente conforme con lo que hizo, seguía aprendiendo, seguía disfrutando, seguía con aquella velada placentera y agradable. - Créeme querida Leonor, no voy a olvidar esto nunca en toda mi vida. Debo reconocerlo, eres muy buena. - Le diría sin importar si hablaba fuerte, sabía que ella escucharía, y sabía que hacía bien, porque reconocer el árbol que te da sombra es un acto humilde, aunque para esta situación la humildad este sobrevalorada y fuera de contexto, era bueno ser amable de vez en cuando, ¿no creen?.
Pero a todas estas, está seguro el escritor que plasma estas palabras, que se preguntarán: ¿Cómo llegó nuestro brujo hasta detrás de la vampiresa? La clave de aquello está en el balbuceo. Retomando la escena anterior, ella da la patada, Lissander se alza del suelo unos centímetros producto de su gran fuerza y mientras va en el aire tiene el reflejo de pensamientos locos y justo luego, un hechizo, el balbuceo que intentó pronunciar, fue un suertudo hechizo de ilusionismo llamado: Ilusión del espejo. Mismo que consiste en que el afectado verá, oirá, sentirá, y hasta olerá al oponente en todo momento, pero solo vería su movimiento reflejo, es decir, ella vería como Lissander se acercaba a ella, pero lo que estuvo viendo fue el reflejo del doctor, el verdadero corría exactamente igual la misma distancia en sentido contrario, justo hasta detrás de ella para así propinar lo que fue su movimiento. Los pasos los podría oír, porque los estaba dando, su aroma estaba, porque seguía corriendo, su visión fue la afectada porque vería en exactitud compleja a su oponente, pero este solo era su reflejo. ¿Brillante, no? Pues sí, fue brillante y él lo sabía, se regodeaba en ello con aquella sonrisa tan maliciosa suya, tan burlona, tan especial, que le decía a la chica que aun le quedaban ases que lanzar.
- ¿De verdad esto te divierte, no es así? - ¿Lo ven? Esa pregunta es una clara demostración de que siempre hay que sobrepasar los límites... Entiéndase siempre, como toda la vida.
Lissander C. Arcalucci- Hechicero Clase Media
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Re: - Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar?
"Every second a new discovery.
....Every step is a new surprise."
....Every step is a new surprise."
¿Realmente las cosas se estaban volviendo a su favor? Todo aquello podía ser simplemente una ilusión, tal como todo lo que había sido desde que comenzaron hace un par de horas atrás...¿Horas? Es fascinante como vuela el tiempo cuando te diviertes, y esa macabra y masoquista manera de divertirse, ciertamente era algo que compartían de manera conjunta. Lissander había tenido en sus manos la posibilidad de huir, y Leonor por su parte, solo tendría que correr, pero no, no había ocurrido ni lo uno, ni lo otro, ambos seguían ahí, regalándose un golpe tras otro, conociendo mas de ellos, mas de su interesante naturaleza.
Los ojos de la joven permanecieron en los acechantes pasos que el daba a su alrededor, y el dulce aroma de la sangre, aquel hilo que por gracia de su patada, corrió por los labios ajenos, logró que su sed le recordara cuanto deseaba aquel elixir, pero no, en ese preciso momento aquello era solo una distracción para ella.
No estaba segura de que se proponía, pero el perderlo de vista de seguro sería un error, por lo que su cuerpo estaba tensado, preparado y listo para arremeter contra el.
Aunque aún así no fue capaz de adelantarse al ataque que le fue enviado, el brujo desapareciendo de sus ojos, para encontrarse en menos de un segundo tras ella, pudo sentir el calor de la palma ajena en su espalda baja propinándole una descarga eléctrica de tal magnitud, que logró hacer que su cuerpo se adormeciera, justo cuando el segundo golpe hizo presencia, uno que ya conocía, y que de no ser por el primero, lo habría esquivado sin problemas.
El pequeño cuerpo de la vampiresa se disparó al frente, buscando impulsar el mismo, para no arrastrarse demasiado contra el suelo, y caer con la mayor habilidad, y equilibrio que le fue posible sobre sus pies, ayudándose con sus manos al verse aún con esa molesta sensación luego de la descarga.
Busco ponerse de pie, mientras levantaba temblorosamente su mano izquierda, y acomodaba sus cabellos, hacía un costado.
- Tu no lo haces nada mal... sigues aquí, y con vida... - le diría con una sonrisa, mientras pestañeaba con rapidez, frotando sus brazos, y agitando intercaladamente sus piernas, se encontraba un tanto entumecida, y sus músculos poco a poco retomaban su movilidad normal, cualquier daño interno comenzaría a sanar, por eso no se preocupaba, pues confiaba en esa capacidad.
Tuvo que entrar en la mente ajena para comprender como había realizado todo aquello. El era hábil, no podía discutirlo, y lograba poner su timbre en todos y cada uno de sus ataques.
"¿De verdad esto te divierte, no es así?" Sus palabras estaban llenas de sarcasmo, uno tan propio de ella, y que el manejaba con igual naturalidad
- Creo que no vivía un momento tan intento y divertido como este, en mucho tiempo. - respondería a su interrogante, con un tono mas alto, para que el lograra escucharle sin importar la distancia. Aunque rápidamente esos seis metros que el joven logró separarlos, se volvieron solo centímetros, en los que la vampiresa se inclinó buscando sostener con fuerza el tobillo derecho de su rival, y le lanzaría hacía unas rocas no muy apartadas de ellos ¿Que pasaría? Si no se protegía, con la fuerza que usaría Leonor sobre el, y su velocidad, ciertamente saldría muy lastimado, sin mencionar el agarre, que ella había decidido no sea demasiado excesivo en cuanto a presión, de lo contrario lograría quebrar el hueso como si de una rama se tratara, aunque aún así tendría secuelas sobre su pie.
Luego de eso se irguió al instante, retomando su posición, meneando ligeramente su cuerpo, aún podía sentir el calor en su columna, mientras sus obscuros ojos se clavaban en el brujo.
Ahora era eso, un daño recibido, un daño realizado, y ya no estaban siendo precisamente "compasivos", pero ninguno buscaba la muerte del otro, ¿Acaso ese juego que llevaban era tan divertido, como para no dejar que acabara aún? Al parecer, así era.
Leonor Daxmins- Vampiro Clase Media
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Re: - Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar?
El bien y el mal existían desde siempre, nacía de los seres humanos desde los principios de la humanidad, tanto uno como otro, era un camino a seguir, mucho más que un sentimiento o un pensamiento, el bien y el mal. Todo era cuestión de un estilo de vida, seguir el camino, dejarlo, retomarlo, todo estaba en la persona, en cada quién. Quizás aquellas razas y dones les fueron dados con un propósito, y cada uno de ellos, la vampira y el brujo, los usaban como querían, los aplicaban como querían y escogían el camino que mas gustaban, pero ¿Cuál era ese camino? Esa era la pregunta importante, y no se basaba en razones, pues, si al caso vamos, el brujo lo hacía por aprendizaje a una mejor defensa propia, la vampira lo hacía para alimentarse, ninguna de las dos estaba mal, aunque fuesen perspectivas totalmente contrarias. El camino, yacía en el corazón de cada quién.
Lissander observaba como la joven era lanzada lejos de él, observó como hizo un daño que no se extendió como pretendía que lo hiciera, eso le daba una nueva enseñanza de esa batalla, y de esa raza: Sanación acelerada. - Tsk… - Es lo que produjo su boca al momento de darse cuenta que no estaba haciendo absolutamente nada, al parecer la electricidad no era un buen ataque, eso no causaba daño, no le hizo absolutamente nada, y aparte, le estaba causando una diversión gratis, porque ella contestaría muy divertida a su comentario. No estaba saliendo todo tan bien después de todo, eso de llevar un paso sobre ella era estúpido considerando que él no podría sanarse a sí mismo de esa manera, y aunque solo había estado jugando con ella y demostrándole un poco de superioridad, a final de cuentas, ella era la que ganaba.
Esto se estaba poniendo mejor…
- Yo también la estoy pasando de lo mejor. - Quiso responder, de verdad que eso era lo que iba a decir, justo cuando aquellos seis metros desaparecieron y la mano de la joven tomaba el tobillo de aquel humano y lo lanzaba con fuerza hacia atrás, al parecer la súper fuerza no fue tan menguada después de todo, porque no se le hizo tan difícil hacer aquello, lo levantó cual niño a una hoja de papel. Sintió su cuerpo liviano mientras volaba aquellos metros en el aire, era una sensación grata, podría estar así durante un buen tiempo, disfrutar de aquella brisa que movía sus ropas y su cabello… Y de aquella vista, ya que su cuero fue lanzado de forma horizontal, sus orbes iban viendo el camino que recorría en el aire, esas rocas a las cuales se acercaba conforme cruzaba los quince metros en el aire eran sin duda maravillosas, pero lo correcto sería lo que haría a continuación. - Schild. - Diría con suavidad en su voz, encorvando un poco su cuerpo mientras ya llegaba a las rocas y una cúpula de color azul brillante se creaba alrededor de su cuerpo para poder entonces impactar con fuerza contra el blanco planeado, el golpe sonaría seco y se podría ver un poco después lo quebrada que quedaría aquella pared natural, además, la cortina de polvo que se alzó cubriría un poco la escena por unos segundos.
El brujo estaba bien, la barrera funcionó tal cual lo esperaba, solo estaba adolorido por los rebotes dentro de ella y por el apretón de su pie, odiaba ser humano y no tener una piel tan resistente o una sanación acelerada, era jodidamente injusto, ser vampiro traía consigo demasiados beneficios, y demasiados problemas también. Su cuerpo se alzaba del suelo y se colocaba erguido, su ropa tenía manchones de polvo, al igual que su piel, su cabello estaba desordenado, y su faz, su dulce y enigmática faz solamente reflejaba una muy grata sonrisa. - Créeme, que estoy disfrutando esto al máximo. - Ahora si respondería, sabiendo que aun a dieciséis metros de distancia ella podría escuchar perfectamente sin necesidad de alzar la voz. - ¿Qué crees que vaya a pasar? ¿Ustedes los vampiros no ven el futuro o algo por el estilo? - Pregunta curioso, y un tanto burlón, le gustaba jugar con ella, los dos lo sabían muy bien. - Es para que me digas quien va a ganar y así no darle tanta larga al asunto. - Su cuerpo erguido y preparado la esperaba, sus manos extendidas a su costado y sus ojos, tan azules como aquel manto al amanecer aguardaban su movimiento, el no haría nada, necesitaba encontrar algo de lo que estudio, y no podía buscarlo en su mente, era inútil, ella lo leería, por lo tanto dejaría que esa idea apareciese por “arte de magia” o mejor dicho, por impulso del momento. Era un riesgo, y lo sabía perfectamente, pero, supo desde que decidió sentarse en aquel tronco al inicio de la noche, que todo aquello era un peligro inútil y muy alto, que estaba dispuesto a correr por que las razones eran de mayor peso.
Lissander C. Arcalucci- Hechicero Clase Media
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Re: - Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar?
And you're still here ... What are you waiting for?
...stranger who slowly becomes complicit...
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En definitiva Leonor no iba a marcharse, y buscaría de alguna u otra manera conservar cada detalle, cada enseñanza, movimientos, sentimientos producidos, y entregados por parte ambos. Si el lo estaba disfrutando ella lo hacía el doble, por que a pesar de encontrarse en una lucha, para la vampiresa era casi un juego, una casería llena de diversión, mientras tanto ella como el brujo, quisieran o no, se estaban conociendo mas de lo esperado. Sus diferencias eran notorias, y así como el brujo nunca había tenido un encuentro tan intenso como este, para la joven era exactamente igual, y por esa simple razón no se olvidaría de el.
Era de esperarse el próximo movimientos que realizó, se cubrió y así logró protegerse del impacto contra las rocas; escudos... sin duda alguna aquello lo ayudaba mucho, y de no ser por el, habría terminado con varios huesos rotos, o algo peor.
- Que oportuno poder posees, Lissander. -comentó a la par que veía como su rival volvía a ponerse de pie. El desarreglo y un ligero toque de cansancio se hacía presente, nada demasiado notorio, pero existía. Afortunadamente, no sería un impedimento para continuar con su "cariñoso" encuentro. El amanecer aún era lejano, y las energías de apoco podían ser regeneradas. Al menos para la inmortal, así era.
Ponía atención a sus palabras, aquellas que demostraban el gozo propio de el, y eso era razón suficiente para dibujar una sonrisa traviesa y animada en los labios de Leonor, quien en todo momento buscaba la mirada ajena, gustaba de mantener esa conexión con el, sus ojos eran expresivos, y sabía que aveces podía llegar a transimitir mas con ellos, que con sus palabras.
- Sinceramente desconozco aquello, tal y como desconozco quien saldrá triunfante de esto. - le diría con sinceridad encogiéndose de hombros, ciertamente ella no podría saber la respuesta a su interrogante.
- Dime algo ¿Acaso ya se acabaron tus trucos? Si quieres huir, deberías decirlo ahora. - agregaría, alzando su ceja, mientras la sonrisa formada anteriormente se volvía mas amplia, el sarcasmo volvía a estar presente en su voz.
Con la rapidez de un suspiro, acortó los metros que los separaban, quedando a solo unos centímetros de su rostro, y aguardando aquello, volvería a mencionar con voz autoritaria.
- Quieto, brujo. - otra orden. No pretendía hacerle nada, solo era una protección para si misma, ya que al encontrarse tan cerca podría salir herida. Ella había vivido el encontrarse inmovilizada por el, solo era turno de que su enemigo lo viviera, de una manera mas formal.
- ¿Hasta donde pretendes llegar con todo esto, Cornelio Arcalucci? - susurraría en su oído jugando con su nombre, mientras uno de sus dedos rozaba la mejilla ajena, la calidez de esta le quemaba la piel de su indice. No iba a lastimarlo, solo era un juego, y la vampiresa esperaba que lo notara y lograra corresponder de igual forma.
Una cercanía tentadora, su aroma la atraía, y la sangre prácticamente cantaba para ella. Pero no era el momento, por lo que con gran fuerza de voluntad se alejó velozmente de el, retomando una posición segura he intimidante frente al brujo, y desde ahí le observaba de arriba a abajo, le sonreía con malicia y sus ojos prácticamente brillaban, siendo estos una clara invitación para continuar, esperaba mas sorpresas, sabía que quedaba mucho por entregar.
Leonor Daxmins- Vampiro Clase Media
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Re: - Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar?
Aun no sentía el exceso de cansancio, pero estaba consciente de que pronto vendría ello, por eso fue que decidió aguardar, él no podía permitirse el lujo de derrochar su poder, debía llevar una estrategia, y efectivamente, la llevaba, todo iba viento en popa, pero, no precisamente por eso debía confiarse, pues estaba jugando con una moneda donde saliera la cara que fuese a su favor, podría resultar negativamente contra él al mismo tiempo. La situación estaba complicada, era un acertijo difícil, uno del cual no sabía cómo salir, aun no. Pero lo iba a averiguar. - Demonios, pensé que podían predecir el futuro. Leer mentes, control mental, sanan rápido, todo eso, y ¿no pueden ver el futuro? Bleh. - Era una expresión seria en su faz, pero cargada de burla, no podía hacer nada más, no iba a lanzar un ataque físico o mental, debía aguardarse, debía ser paciente, aunque a cada paso que aquella diera, sintiera que las garras de la muerte un poco más cerca de su cuello.
- Tengo más trucos de los que puedes contar. - Le dijo asomando la picardía, el sarcasmo y la malicia en su sonrisa, y lo peor, no mentía. Aquel muchacho estaba siendo totalmente consciente de que tenía mucho más trucos, las ilusiones, su hechicería, el uso de barreras, tenía más trucos de los que ella podría atreverse a imaginar. La magia no era cuestión de cosas predeterminadas y especificas, era cuestión de imaginación, habilidad y control. Sin esas tres cosas bases, no se podrían crear trucos o hechizos, conjuros o maldiciones. - ¿Y tú? ¿Ya llegaste al límite? - Lo decía porque esperaba ver otra habilidad vampírica, estaba ansioso de aprender más, pues, ya aprendió a bloquear la telepatía, y estaba comprendiendo cómo funcionaba el control mental. Pronto saldría con una sorpresa, otro truco, otro as bajo su manga.
“Quieto, brujo”
Maldita sea, pensó, aunque ella seguro lo escucharía en su mente, cuando él ya de por sí estaba paralizado. Su cuerpo no podía moverse un ápice, de nuevo había hecho el control mental, justo después de aparecer delante de él de la nada, esa jodida velocidad no le daba tiempo de pensar mucho, de hacer mucho, pero esas eran las condiciones del juego que tenían. A pesar de estar ahí a su merced, de estar con la libertad de ser completamente una presa fácil, ella le estaba perdonando la vida para jugar con él, para hablarle y hacerle una pregunta casual, una pregunta que él mismo hizo hacía un momento, solo que otros sinónimos, y un poco de bromeo, le daban un tono distinto, en esencia, él le había preguntado lo mismo a ella. - Podría preguntarte lo mismo, vampira. - Le diría con seriedad en su voz, observando su movimiento, sintiendo ese roce frío con su tibia piel y luego, ese alejamiento repentino… Y allí fue que comprendió la verdad que se habían estado negando desde hacía una hora.
- Vine a aprender de ti, y ya me diste la suficiente información. Al parecer no tienes nada más que mostrarme. - Diría todo seco, sintiendo como la energía fluía por su ser. - Debo darle fin a esto. - Luego de eso, una grata sonrisa se formaría y sus labios pronunciarían: - Mitteilsame Sperre. - Y su mirada se iría directo a su estomago, concentrando allí un punto de energía azul brillante, como sus ojos, y luego, en el tiempo que dura un suspiro se expandiría en una especie de globo vacío, totalmente esférico, pero con una potencia bastante inimaginable, porque la misma pretendía mandarla unos cinco metros hacia atrás. ¿Qué era aquello? Una barrera, de esas que usan para defenderse, pero que él le daba otro uso, uno ofensivo, esta se expandiría lo suficiente como para encestar el golpe y luego se desharía. Esperaba con eso deshacer el control mental de la chica, porque luego de eso. - Unsichtbar.- Susurraría, es cuándo volvería a desaparecer, su cuerpo, su aroma, su respirar, sus sonidos, todo, volvería a ser totalmente invisible para ella, tal cual hacía un rato.
- (Adiós…) - Diría como último pensamiento, tratando engañarla haciendole creer que se había marchado, pues, no todas las ilusiones eran con hechizos, una mentira era suficiente ¿no?, después de esto desapareció también su mente, el brujo iba a comenzar su plan de escape, que consistía básicamente en dos cosas de concepto sencillo: matar o morir. ¿Pero, qué sucedería primero?
Lissander C. Arcalucci- Hechicero Clase Media
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Re: - Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar?
Death is one step ahead of us ...
... maybe you go for her? ...or I do it?
... maybe you go for her? ...or I do it?
¿Acaso existía aquello? ¿Un limite? Y de ser así, de seguro ya lo había sobrepasado hace mucho. No solo ella, quien en definitiva era como si se encontrara a cada paso, jugando con quien debía ser su presa, su alimento, debía apropiarse de su inestable y delicada vida. Pero ¿Quien era el indicado para decidir que eso debía ser así?. Si por alguna razón el destino los juntó en ese momento, o las simples casualidades, o sea lo que sea, en lo que creyeran. Todo debía tener un motivo claro, algo preparado para ellos, de no ser así, ya uno de ellos habría sido exterminado, pero no, seguían ahí, con una sonrisa imborrable en sus labios, intercambiando una mirada tras otra, una amenazante, una cómplice... un suspiro, y un respiro.
A la distancia la cabeza de la joven se alzaría al cielo nuevamente, se concentraba, intentando pensar en lo que vendría luego, aún así manteniendo su atención en las palabras que seguían siendo entregadas por el brujo.
- Sinceramente, desconozco mis limites. Se que puedo ser capaz de cosas que hasta ahora, incluso para mi, pueden ser un misterio. - respondió con un tono calmado en su voz. Sus palabras contenían la única verdad que podía entregarle, ciertamente ella no sabía en que momento su cuerpo colapsaría, o simplemente sintiera el peso del que había sido su encuentro mas duro hasta ese momento.
¿Y como podría saberlo? Si ella no notaba transformación alguna, y jamas lo haría. Su cuerpo no cambiaba, y mas aún, se recuperaba con una rapidez extraordinaria, incluso un poco mas rápido que el resto de los de su especie. Otro de los dones que había obtenido, conjunto a su inmortalidad.
- Tienes una arriesgada manera de aprender, de eso no hay duda. Solo alguien demente vendría a este lugar buscando la muerte, y mírate a ti, interactuando con ella.- Le diría mientras soltaba una risita, demostrando así que sus acciones realmente la sorprendieron en parte. El joven era seguro, muy seguro de sus capacidades, pero algo imprudente, y aún no sabía la suerte que había tenido al encontrarse con un ser tan pacífico como lo era Leonor, quien no se dejaba dominar por esa bestial parte de su indiscutible naturaleza.
Y fue en ese momento sin previo aviso, que el cuerpo de la vampiresa salió disparado hacía atrás, pero con una fuerza mucho mas suave, producto de una azulina energía. Estaba claro que solo deseaba darse espacio para lo que vendría luego. Lógicamente el control que tenía sobre el desapareció, por que fue desconcentrada. Se enfocó en lograr que su cuerpo tuviera un aterrizaje prudente, volviendo a su posición un par de metros lejos de su rival. Paulatinamente a su mente llegaba un pensamiento que por un segundo la desconcertó. ¿Era cierto eso, se estaba dando por vencido? ¿Pensaba escapar?. Muchas dudas llegaron hasta su cabeza, pero por alguna razón que ni ella misma podía explicar, sabía que eso aún no terminaba, y aunque todo le demostraba que ya se encontraba "sola" ahí, Leonor no se resignaba a eso, algo le decía que no era así.
Sin embargo, aún contra toda la evidencia que tenía frente a sus ojos, incluso ante sus sentidos, relajo su cuerpo, y volvió a entreabrir sus labios, regalando unas cuantas palabras en voz alta.
- Lissander... esto no es necesario - comenzaría a decir, mientras su mirada se mantenía al frente, ignorando lo que podría suceder.
- Dejemos de mentirnos. Se perfectamente que no vas a matarme, y de igual forma estoy consiente que yo tampoco lo haré, y de seguir adelante, esto se transformaría en una pelea interminable ¿por que? solo por que aunque parezca descabellado y lo neguemos, ambos estamos disfrutándolo.- esa era su manera de decirle que si deseaba escapar, lo hiciera, o si por el contrario llegarían a un acuerdo, se acercara de una buena vez.
Sea cual sea la decisión del brujo, Leonor estaba muy segura de una cosa, y pensaba en compartirlo con el.
- Nos volveremos a encontrar, quizás mucho antes de lo que imaginamos... podría ser casual, tal como ahora, o planeado ¿quien sabe?- susurró bajo, pero aún así llegaba a convertirse en algo audible para los oídos ajenos, que ella estaba segura seguían ahí muy cerca, escuchándola, aún si buscara alejarse del lugar, y desaparecer para siempre de ahí.
Leonor Daxmins- Vampiro Clase Media
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Re: - Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar?
¿Imprudencia? No, la imprudencia era una cosa que no existía en aquel joven, estuvo seguro de que caminar hacia el bosque buscando un encuentro cercano con un inmortal era catalogado suicidio, pero él no era un humano, era un brujo y aunque supuse que las capacidades físicas de estos seres eran superiores por mucho, no se fue con las manos en los bolsillos esperando hacer lo mejor, más bien, se fue con la precisa idea de superarse, sobreponerse, entrenar, ser más fuerte, y estaba seguro que esa noche lo logró. Después de aquel encuentro con la mujer, se habría fortalecido, se habría vuelto un mejor brujo, más consciente, más preparado y sin querer o sin saberlo, se había ganado un rival, una muy buena, y tan arriesgada como él. Por eso decir “imprudencia” era una tontería, ellos dos poseían algo llamado: exceso de valentía.
Sus palabras fueron escuchadas, él yacía muy cerca de ella, oculto tras su ilusión, detenido orando a su poder recitar un hechizo más, uno que haría que se incinerara el suelo, y que se alzará sobre el mismo un torbellino de ardientes llamas, buscarían abrazar su gélida y muerta piel, buscando consumir hasta la última fibra de su organismo, esa era la oportunidad, ¿no? Podía hacerlo, volverla una antorcha humana, y tan acelerado sería el proceso de la hoguera que ese don de sanación del cual presumía sería vencido, tal como venció los otros que poseía. Ya lo visualizaba, el calor de una fogata hecha por un cuerpo maldito y sin alma, por un cuerpo demoníaco, tanto como lo era el de él. - Fe… - Bajo su mirada, no lo haría, no iba a matarla, ella tampoco lo había hecho, así que era mejor perdonar la vida que a él le perdonaron. ¿No era eso lo que profesaba aquel fulano Dios al cual escuchaba los domingos en misa?
Una cortina de hojas arremolinadas se movería al frente de su cuerpo, volaría a la par de un viento inexistente, despejándose unos segundos luego y dejando en el suelo un pequeño frasco, uno de color café, tapado con un pequeño botón de corcho, este, era el antídoto al veneno que le había suministrado a la fuerza. Esa era su ofrenda de paz, su alto al fuego, su bandera blanca, por decirlo de alguna manera. Luego, él se marcharía, tomaría el abrigo, se lo pondría y comenzaría su caminata, por el mismo lado por donde había llegado, ya no había más que aprender, más que hacer o hablar. Ya solamente quedaba regresar a su casa, retirar la carta “suicida” que había escrito para Eris en caso de no volver, curar sus leves heridas, y recostarse. Las notas del aprendizaje experimental fueron anotadas en su mente, y lo consiguiente a eso: ¿Quién lo sabía?
La respuesta a su pregunta fue respondida: Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar? No, a menos que sea la sangre de un brujo, ahí sí, y el fuego sería terriblemente mortífero. Y todo esto salía de su mente a un papel, con una sonrisa de pluma, y un inmenso orgullo de tinta.
Sus palabras fueron escuchadas, él yacía muy cerca de ella, oculto tras su ilusión, detenido orando a su poder recitar un hechizo más, uno que haría que se incinerara el suelo, y que se alzará sobre el mismo un torbellino de ardientes llamas, buscarían abrazar su gélida y muerta piel, buscando consumir hasta la última fibra de su organismo, esa era la oportunidad, ¿no? Podía hacerlo, volverla una antorcha humana, y tan acelerado sería el proceso de la hoguera que ese don de sanación del cual presumía sería vencido, tal como venció los otros que poseía. Ya lo visualizaba, el calor de una fogata hecha por un cuerpo maldito y sin alma, por un cuerpo demoníaco, tanto como lo era el de él. - Fe… - Bajo su mirada, no lo haría, no iba a matarla, ella tampoco lo había hecho, así que era mejor perdonar la vida que a él le perdonaron. ¿No era eso lo que profesaba aquel fulano Dios al cual escuchaba los domingos en misa?
Una cortina de hojas arremolinadas se movería al frente de su cuerpo, volaría a la par de un viento inexistente, despejándose unos segundos luego y dejando en el suelo un pequeño frasco, uno de color café, tapado con un pequeño botón de corcho, este, era el antídoto al veneno que le había suministrado a la fuerza. Esa era su ofrenda de paz, su alto al fuego, su bandera blanca, por decirlo de alguna manera. Luego, él se marcharía, tomaría el abrigo, se lo pondría y comenzaría su caminata, por el mismo lado por donde había llegado, ya no había más que aprender, más que hacer o hablar. Ya solamente quedaba regresar a su casa, retirar la carta “suicida” que había escrito para Eris en caso de no volver, curar sus leves heridas, y recostarse. Las notas del aprendizaje experimental fueron anotadas en su mente, y lo consiguiente a eso: ¿Quién lo sabía?
La respuesta a su pregunta fue respondida: Si juegas con sangre, ¿Te puedes quemar? No, a menos que sea la sangre de un brujo, ahí sí, y el fuego sería terriblemente mortífero. Y todo esto salía de su mente a un papel, con una sonrisa de pluma, y un inmenso orgullo de tinta.
Lissander C. Arcalucci- Hechicero Clase Media
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