AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una Noche De Admiracion | Privado |
2 participantes
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Una Noche De Admiracion | Privado |
La noche estaba estrellada, mientras que yo satisfecho de mi cena, fui a darme un paseo por mis recuerdos individuales... antes que una vil dama, renaciente de los oscuros bosques de París, haya estrangulado mi corazón hasta más no poder...
Estaba aún herido tal vez... pero el hecho de volver a entrar por las puertas de este Palacio me devolvieron aquellas perdidas visiones de mi vida junto a la música...
En mi mente tuve muchos pesares, muchos recuerdos incluso desde antes que me convirtiera en un ser maldito, que no puede ver lo hermoso del brillo de un rayo de sol, que se escabulle por las noches a asesinar, a embriagarse de algo que no es alcohol, que ha sufrido una y otra vez por amor, y que se ha levantado del ataúd de aquella muerte una y otra vez, para resurgir y seguir luchando...
Me he convertido tal vez en un mártir, de mis propios sentimientos, pero se me es tan fácil aguardar, como desecharlo todo en un dos, por tres.
Caminé visualizando cada detalle de los antiguos retratos en las paredes de los largos pasillos del Palacio. Esto me hizo recordar a mi Padre, que a los 6 años, cuando me enseñaba como un número de circo, como un "fenómeno de la música", ante los nobles... se daba el tiempo de explicarme todos esos retratos antiguos de los palacios, nunca comprendí sus significados, hasta cuando crecí y nunca pensé que tendría mi propia mansión... yo era un simple humano de Clase Media.
Me dirigí a aquel salón... aquel donde el caoba del piano se volvía cada vez mas gastado y añejo.. el sonido era el mismo, pero noté enseguida que iba desafinándose con más frecuencia al momento en en que me senté frente a él a tocarle. Lo afiné un tanto para poder contener la armonía.. entonces fue cuando sentí que mi infancia y mis recuerdos comenzaban a inundarme en mi interior como aguas que lograban intentarse calmar después de una gran tormenta, mis ojos y mis manos se conectaban completamente a medida que las notas salían por aquellas gastadas teclas. El salón con ese aroma a habitación de encierro, detonaba entre mis fosas nasales.
Recordé mi inocencia ante los nobles, mis sonrisas sinceras llenas de vida ante un público masivo, recordé mi pequeño traje celeste con el que me presenté por primera vez en este palacio. Todo se unía entre si, el piano y mi mirada, mis movimientos. Todo era dulce, tan dulce como el momento en que la sangre calórica de una sensual víctima toca mis labios y me embriagaba, mas la música para mi era una sensación realmente incomparable.
Estaba aún herido tal vez... pero el hecho de volver a entrar por las puertas de este Palacio me devolvieron aquellas perdidas visiones de mi vida junto a la música...
En mi mente tuve muchos pesares, muchos recuerdos incluso desde antes que me convirtiera en un ser maldito, que no puede ver lo hermoso del brillo de un rayo de sol, que se escabulle por las noches a asesinar, a embriagarse de algo que no es alcohol, que ha sufrido una y otra vez por amor, y que se ha levantado del ataúd de aquella muerte una y otra vez, para resurgir y seguir luchando...
Me he convertido tal vez en un mártir, de mis propios sentimientos, pero se me es tan fácil aguardar, como desecharlo todo en un dos, por tres.
Caminé visualizando cada detalle de los antiguos retratos en las paredes de los largos pasillos del Palacio. Esto me hizo recordar a mi Padre, que a los 6 años, cuando me enseñaba como un número de circo, como un "fenómeno de la música", ante los nobles... se daba el tiempo de explicarme todos esos retratos antiguos de los palacios, nunca comprendí sus significados, hasta cuando crecí y nunca pensé que tendría mi propia mansión... yo era un simple humano de Clase Media.
Me dirigí a aquel salón... aquel donde el caoba del piano se volvía cada vez mas gastado y añejo.. el sonido era el mismo, pero noté enseguida que iba desafinándose con más frecuencia al momento en en que me senté frente a él a tocarle. Lo afiné un tanto para poder contener la armonía.. entonces fue cuando sentí que mi infancia y mis recuerdos comenzaban a inundarme en mi interior como aguas que lograban intentarse calmar después de una gran tormenta, mis ojos y mis manos se conectaban completamente a medida que las notas salían por aquellas gastadas teclas. El salón con ese aroma a habitación de encierro, detonaba entre mis fosas nasales.
Recordé mi inocencia ante los nobles, mis sonrisas sinceras llenas de vida ante un público masivo, recordé mi pequeño traje celeste con el que me presenté por primera vez en este palacio. Todo se unía entre si, el piano y mi mirada, mis movimientos. Todo era dulce, tan dulce como el momento en que la sangre calórica de una sensual víctima toca mis labios y me embriagaba, mas la música para mi era una sensación realmente incomparable.
¿Podría esto poder a llegar a concretarse, la verdadera felicidad encontrada en un solo lugar? En mis pautas, mis melodías, mis recuerdos más felices y hermosos...
¿Podrían llegar realmente a sanarme?.... Era lo que intentaba responderme al interpretar esta bella pieza...
- Música:
"Lullaby For Alexa" ... Una pequeña canción de cuna, para añiñar mi alma de nuevo, para jugar con mis sentidos, para explorar aquellas sensaciones que por nada en este mundo me resignaría a perder.. mi eterna juventud.
Última edición por Mikelangelo el Mar Oct 01, 2013 11:52 am, editado 1 vez
Mikelangelo Van Dort- Vampiro/Realeza
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Re: Una Noche De Admiracion | Privado |
No sabía bien porque rondaba estos lares, pero también era debido a que mi padre se solía quedar por el palacio de Royal durante un largo tiempo mientras charlaba con sus viejos amigos. ¿Qué podría hacer yo? Realmente no sabía el porque hoy mi compañía debía de hacer aptó de presencia, saludar a esos condes y duques del lugar. No me gustaba estar en un ambiente despotricado mientras mi padre, a pesar de tener mi misma mentalidad, disfrutaba de aquella avaricia ante el mundo mientras comentaban sus riquezas y todo lo que le rodeaba. "Hipócritas", pensaba mientras solamente estaba sentado en esa larga mesa con esos hombres y jóvenes que no paraban de reír.
Al final logré escaparme, pero lo malo es que fue con una hija de una duquesa, la cual vestía demasido maquillada y con un vestido que hacía que sus delanteras se le notasen más que nunca. ¿Eso era bello? Realmente era bastante hermosa, pero parecía una escoba con maquillaje y un vestido bonito.
No quería estar con ella, pero al final ella se arrastró a mi, agarrándome con confianza, mientras yo decidí introducirme más en el castillo, en busca de la respuesta a una ecuación matemática que mi abuelo me planetó una vez de joven y aun no había resolvido. Quería estar en soledad, pero aquella mujer no dejaba de hablar a medida que el pasillo se iba haciendo más y más silencioso y oscuro.
- Y resultó que al final no era un noble... ¡sino un sucio hombre de clase media! ¡Oh, por la virgen, realmente me asqueo! Pensé que me iba a matar... -Hablaba y hablaba la mujer, mientras yo solamente hacía caso omiso.
Agradecí que un sonido embaucador de una especie de cuna tocada en un piano bien afinado, a la derecha por el fondo del pasillo, apareciese. Me embaucó ese sonido y, lentamente, soltando a esa mujer, me atusé mi larga cabellera en una coleta y caminé hacía ese lugar. Casi fui corriendo y di un puntapie contra la puerta, pero mis reflejos actuaron en ese momento para agarrar el pomo, levantándome y poniéndome recto. Cuando abrí la sala me encontré una figura de un hombre tocando el piano con gran pasión y sentimiento, palpando en el ambiente aquella pasión con aquel instrumento.
Me daba miedo interrumpirle, también algo de coraje, pues era tan perfecto en ese momento que hasta la inspiración vino a mi. Cerré los ojos a lo largo de esa canción, escuchando como esa mujer se iba indignada por mi caso omiso. No... ahora mi centro de atención era él.
- Es... maravilloso. -Mencioné en voz alta, un segundo después de que el hombre terminase.
Al final logré escaparme, pero lo malo es que fue con una hija de una duquesa, la cual vestía demasido maquillada y con un vestido que hacía que sus delanteras se le notasen más que nunca. ¿Eso era bello? Realmente era bastante hermosa, pero parecía una escoba con maquillaje y un vestido bonito.
No quería estar con ella, pero al final ella se arrastró a mi, agarrándome con confianza, mientras yo decidí introducirme más en el castillo, en busca de la respuesta a una ecuación matemática que mi abuelo me planetó una vez de joven y aun no había resolvido. Quería estar en soledad, pero aquella mujer no dejaba de hablar a medida que el pasillo se iba haciendo más y más silencioso y oscuro.
- Y resultó que al final no era un noble... ¡sino un sucio hombre de clase media! ¡Oh, por la virgen, realmente me asqueo! Pensé que me iba a matar... -Hablaba y hablaba la mujer, mientras yo solamente hacía caso omiso.
Agradecí que un sonido embaucador de una especie de cuna tocada en un piano bien afinado, a la derecha por el fondo del pasillo, apareciese. Me embaucó ese sonido y, lentamente, soltando a esa mujer, me atusé mi larga cabellera en una coleta y caminé hacía ese lugar. Casi fui corriendo y di un puntapie contra la puerta, pero mis reflejos actuaron en ese momento para agarrar el pomo, levantándome y poniéndome recto. Cuando abrí la sala me encontré una figura de un hombre tocando el piano con gran pasión y sentimiento, palpando en el ambiente aquella pasión con aquel instrumento.
Me daba miedo interrumpirle, también algo de coraje, pues era tan perfecto en ese momento que hasta la inspiración vino a mi. Cerré los ojos a lo largo de esa canción, escuchando como esa mujer se iba indignada por mi caso omiso. No... ahora mi centro de atención era él.
- Es... maravilloso. -Mencioné en voz alta, un segundo después de que el hombre terminase.
Lumarie L.R. D' Alembert- Hechicero/Realeza
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Re: Una Noche De Admiracion | Privado |
Había terminado de tocar la melodiosa canción de cuna, tierna como ella sola.. pura y transparente, mis recuerdos y mi niñez habían cobrado vida de nuevo en mi alma...
Se deslizaban suaves, al observar mis dedos parar en aquel último acorde nacido del piano del Palacio Royal, era como el fluir de la sangre en mi garganta, esa sensación tan exquisita, que provoca en mi, cierto tipo de placer.
Exhalé con satisfacción esbozando al final, una sonrisa sincera y de poco esfuerzo. En ese momento nacía aquel niño interior que solía estar escondido tras una de mis risas nerviosas, o tras el suspiro de mi búsqueda hacia un refugio. Sin duda la música lograba llenar mi alma de emociones que constantemente creo que las voy perdiendo...
Aveces me pregunto si soy la única alma que puede quedar satisfecha y rebalsada de tan puras sensaciones, producidas por un simple instrumento, un simple acorde, una simple melodía, o por el simple hecho de escuchar música. ¿Hay alguien sobre esta tierra a quien le pase algo parecido?.. -divagaba en mi propia mente-
Descansé reposando mi cabeza inclinada hacia una lado, afirmada en un brazo, mirando distraído por la ventana, mientras jugaba a tocar una tecla nada mas para hacer sonar y no sentir tanto silencio. Hasta que un momento determinado me percate de un aroma, era el de un humano quien se dejaba ver cerca de la entrada al salón observándome, obviamente embelesado por la música recién sonada de mi piano. Sonreí para mis adentros tal vez, porque.. fuera a donde fuera, incluso solo para estar en soledad con mi música, atraía público sin pedirlo....
..Y es cuando me doy cuenta que existen almas fieles a la música, tal y cual como la mía. Y que el público siempre es la muestra en carne viva de la fidelidad.
Un muchacho joven había llegado esta vez, usaba una larga coleta en su nuca, de colores rubios, vestía algo extravagante, pero no para llegar a ser grotescamente ridículo. Y es más.. su mirada era de pura sencillez y amabilidad. Pero, siempre he sabido que cada persona tiene un secreto,algunos oscuros, otros luminosos.. pero se tienen.
Le miré con atención alzando la mano para que se acerque, esperando una respuestas positiva.. ya que si hablamos de admiradores u adoradores de música, independiente de que si es la mía o no, siempre soy cordial. Me doy a conocer, no me gusta ser el Músico que vive ocupado por la vida, sin tener tiempo para compartir con quien desea escucharle.
Entonces le saludé..
-Bonne nuit Monsieur.. adelante.. este espacio es público puede pasar si lo desea- le dije con una sonrisa, y con voz acogedora.
Me levanté del piano acercándome hasta a él, con sutileza para no invadir, y solo dar una reverencia, y presentarme...
-Mikelangelo es mi nombre.. es un placer saber que ha sido llamado por el sonido de este bello piano...- dije mientras indicaba hacia la reliquia. -...Realmente esta es un reliquia histórica, lleva aquí por muchos años.. incluso podría llegar a decir que tiene mucho más años que usted y yo- dije sosteniendo su mirada con interés, y sonreí cordialmente
Caminé de nuevo hasta el instrumento, y comencé a tocar otra melodía, observando con diversión al caballero que tenía ante mi presencia, mientras tocaba aquellas teclas, alzaba mi mirada ante el, de tanto en tanto... para guiarle através de un "Sueño Despierto"
Se deslizaban suaves, al observar mis dedos parar en aquel último acorde nacido del piano del Palacio Royal, era como el fluir de la sangre en mi garganta, esa sensación tan exquisita, que provoca en mi, cierto tipo de placer.
Exhalé con satisfacción esbozando al final, una sonrisa sincera y de poco esfuerzo. En ese momento nacía aquel niño interior que solía estar escondido tras una de mis risas nerviosas, o tras el suspiro de mi búsqueda hacia un refugio. Sin duda la música lograba llenar mi alma de emociones que constantemente creo que las voy perdiendo...
Aveces me pregunto si soy la única alma que puede quedar satisfecha y rebalsada de tan puras sensaciones, producidas por un simple instrumento, un simple acorde, una simple melodía, o por el simple hecho de escuchar música. ¿Hay alguien sobre esta tierra a quien le pase algo parecido?.. -divagaba en mi propia mente-
Descansé reposando mi cabeza inclinada hacia una lado, afirmada en un brazo, mirando distraído por la ventana, mientras jugaba a tocar una tecla nada mas para hacer sonar y no sentir tanto silencio. Hasta que un momento determinado me percate de un aroma, era el de un humano quien se dejaba ver cerca de la entrada al salón observándome, obviamente embelesado por la música recién sonada de mi piano. Sonreí para mis adentros tal vez, porque.. fuera a donde fuera, incluso solo para estar en soledad con mi música, atraía público sin pedirlo....
..Y es cuando me doy cuenta que existen almas fieles a la música, tal y cual como la mía. Y que el público siempre es la muestra en carne viva de la fidelidad.
Un muchacho joven había llegado esta vez, usaba una larga coleta en su nuca, de colores rubios, vestía algo extravagante, pero no para llegar a ser grotescamente ridículo. Y es más.. su mirada era de pura sencillez y amabilidad. Pero, siempre he sabido que cada persona tiene un secreto,algunos oscuros, otros luminosos.. pero se tienen.
Le miré con atención alzando la mano para que se acerque, esperando una respuestas positiva.. ya que si hablamos de admiradores u adoradores de música, independiente de que si es la mía o no, siempre soy cordial. Me doy a conocer, no me gusta ser el Músico que vive ocupado por la vida, sin tener tiempo para compartir con quien desea escucharle.
Entonces le saludé..
-Bonne nuit Monsieur.. adelante.. este espacio es público puede pasar si lo desea- le dije con una sonrisa, y con voz acogedora.
Me levanté del piano acercándome hasta a él, con sutileza para no invadir, y solo dar una reverencia, y presentarme...
-Mikelangelo es mi nombre.. es un placer saber que ha sido llamado por el sonido de este bello piano...- dije mientras indicaba hacia la reliquia. -...Realmente esta es un reliquia histórica, lleva aquí por muchos años.. incluso podría llegar a decir que tiene mucho más años que usted y yo- dije sosteniendo su mirada con interés, y sonreí cordialmente
Caminé de nuevo hasta el instrumento, y comencé a tocar otra melodía, observando con diversión al caballero que tenía ante mi presencia, mientras tocaba aquellas teclas, alzaba mi mirada ante el, de tanto en tanto... para guiarle através de un "Sueño Despierto"
- Segunda Tonada:
Mikelangelo Van Dort- Vampiro/Realeza
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Re: Una Noche De Admiracion | Privado |
Parecía que esa canción nunca desaparecería de mi mente, pegada y adherida a mis fuertes pensamientos llenos de inspiración para aquellas grandes poesías que solía hacer relacionado con todo lo que sentía rabia. No, esa dulce canción era tan adorada que podía llevar a cabo hasta lo más dulce inspirado en el mundo de oscuridad que encarnaba la noche, pero preferí no hacer nada, no involucrar la verdad ni mancharla hacía la sociedad de ahora.
El pianista pareció distraído y, por un momento, creí que no me vio. No quise decir nada más y me intenté ir en silencio, volviendo a mi resignación con aquella mujer a la que me obligaban estar. Quería quedarme más, escuchar aquel hermoso piano resonar en su esplendor... y el destino me sonrió en ese momento, pues el talentoso músico se dio cuenta de mi presencia y, con las mismas, me invitó a pasar.
Giré sobre mis talones, dibujando una hermosa sonrisa, entrando por la puerta con pasos sonoros mientras observaba como aquel hombre bien vestido y arreglado me saludaba, saludándome de la misma manera, y se presentaba ante mi con una reverencia.
- Bon nuit, mon mon Seigneur. Merci. -Le contesté con elegancia en mi habla, con una amplia sonrisa por su ofrecimiento mientras miraba la gran sala a oscuras y llena de aquel silencio vacío que cortaba el piano con sus notas y esas cortinas jugando con el viento que pasaba por los grandes ventanales abiertos.
El hombre se presentó como Mikelangelo con una reverencia. Yo no fui menos y, guardándome ese nombre en mi mente con aquel rostro de facciones fuertes y varoniles.
Me incliné levemente y me presenté, como hizo él. ¿Por qué lo hice? Ya no pensaba mis impulsos, solo me dejaba llevar por la ilusión de infante que rondaba mi cuerpo. ¿Cuánto hacía que no tocaba un piano? ¿Cinco años o más?
- Mi nombre es Lumarie Le Rond D'Alembert, un gusto en conocer su nombre. -Me presenté con una reverencia. Miré el piano mientras el hombre me hablaba de él con algo de impresión y se me pasaron tantas escenas de mi cabeza que me imaginaba sobre aquela pieza superviviente al tiempo que ahora la admiraba.- Vaya. -Alagué aquella palabra mientras miraba al hombre con una leve sonrisa.- Sobrevivirá a más batallas del tiempo y podrá tocar a futuras generaciones con la elegancia de ahora. Lo aseguro.
Cuando el hombre se sentó, yo me senté a su lado, delante de aquella pieza. Las manos del hombre se empezaron a mover, resonando cada nota con elegancia. Si se pudiesen coger las notas serían un tesoro valioso.
Cerré los ojos al empezar aquella canción hermosa con su ritmo carismático de pianista. Una canción evaucadora llena de drama y alegría, hacía que sonriese mientras notaba la brisa de aquella ventana. Terminaba aquella canción, tenía esa impresión, y tras pasar aquellos casi cinco minutos sumido en aquella maravilla, abrí mis ojos con lentitud mientras sonreía y aplaudía levemente al hombre.
- Es realmente maravilloso. Tienes talento, mon Seigneur.
El pianista pareció distraído y, por un momento, creí que no me vio. No quise decir nada más y me intenté ir en silencio, volviendo a mi resignación con aquella mujer a la que me obligaban estar. Quería quedarme más, escuchar aquel hermoso piano resonar en su esplendor... y el destino me sonrió en ese momento, pues el talentoso músico se dio cuenta de mi presencia y, con las mismas, me invitó a pasar.
Giré sobre mis talones, dibujando una hermosa sonrisa, entrando por la puerta con pasos sonoros mientras observaba como aquel hombre bien vestido y arreglado me saludaba, saludándome de la misma manera, y se presentaba ante mi con una reverencia.
- Bon nuit, mon mon Seigneur. Merci. -Le contesté con elegancia en mi habla, con una amplia sonrisa por su ofrecimiento mientras miraba la gran sala a oscuras y llena de aquel silencio vacío que cortaba el piano con sus notas y esas cortinas jugando con el viento que pasaba por los grandes ventanales abiertos.
El hombre se presentó como Mikelangelo con una reverencia. Yo no fui menos y, guardándome ese nombre en mi mente con aquel rostro de facciones fuertes y varoniles.
Me incliné levemente y me presenté, como hizo él. ¿Por qué lo hice? Ya no pensaba mis impulsos, solo me dejaba llevar por la ilusión de infante que rondaba mi cuerpo. ¿Cuánto hacía que no tocaba un piano? ¿Cinco años o más?
- Mi nombre es Lumarie Le Rond D'Alembert, un gusto en conocer su nombre. -Me presenté con una reverencia. Miré el piano mientras el hombre me hablaba de él con algo de impresión y se me pasaron tantas escenas de mi cabeza que me imaginaba sobre aquela pieza superviviente al tiempo que ahora la admiraba.- Vaya. -Alagué aquella palabra mientras miraba al hombre con una leve sonrisa.- Sobrevivirá a más batallas del tiempo y podrá tocar a futuras generaciones con la elegancia de ahora. Lo aseguro.
Cuando el hombre se sentó, yo me senté a su lado, delante de aquella pieza. Las manos del hombre se empezaron a mover, resonando cada nota con elegancia. Si se pudiesen coger las notas serían un tesoro valioso.
Cerré los ojos al empezar aquella canción hermosa con su ritmo carismático de pianista. Una canción evaucadora llena de drama y alegría, hacía que sonriese mientras notaba la brisa de aquella ventana. Terminaba aquella canción, tenía esa impresión, y tras pasar aquellos casi cinco minutos sumido en aquella maravilla, abrí mis ojos con lentitud mientras sonreía y aplaudía levemente al hombre.
- Es realmente maravilloso. Tienes talento, mon Seigneur.
Lumarie L.R. D' Alembert- Hechicero/Realeza
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Re: Una Noche De Admiracion | Privado |
En alguna parte através de las conversaciones populares que entablaba con mis admiradores, había escuchado aquel apellido "...Le Rond D'Alembert..." Sin embargo el nombre jamás... Lumarie.. particular y sencillo. No podía decifrar ninguna implicancia sobre qué significiaría. La tonalidad de la voz del muchacho me agradó en demasía, quizás sea porque hace tanto tiempo no escuchaba una voz de un hombre tan cordial.
..Solía escuchar simples juegos, retos y amenazas por parte de los caballeros hacia mí. Sin duda, extrañamente no les parezco agradable, refiriéndome a los que son parte de la Alta Sociedad y Realeza.
Sentir al joven a mi lado, con ansias que poco podía esconder de alguna u otra forma me hacían sentir contento también, su alma de niño pedía a gritos más música, y más sensaciones. Un ser insaciable en este momento, por lo que dejé de tocar el piano, mientras me expresaba su opinión sobre mi talento. Y le miré directamente, con mis ojos resplandecientes...
-..Lo sé, soy Músico Renacentista querido Lumarie..- dije con cordialidad esbozando una leve sonrisa hacia su definido rostro ..-Dígame.. ¿Sabe tocar usted también?- pregunté sin borrar mi sonrisa del rostro.
..Simplemente aquel muchacho hacía que mi soledad frente a mi música y pensamientos no estuviera tan presente con fuerza sobre mi. Era como estar conversando con un amigo de la infancia. Tuve uno, pero tomamos caminos distintos. Algo que entristeció mi alma por mucho tiempo. Más extrañamente ahora... ¿Podía volver a revivir esas cosas con un simple muchacho que se acercó silenciosamente, y sin ninguna intención para conmigo?... ...mas las intenciones siempre permanecían como un as bajo la manga...
La verdad es que me ponía a divagar perdido en mi mente... E intentaba mantener los pies sobre la Tierra.
Al recordar lo que el joven había dicho sobre el piano cuando le expliqué y le di a entender mas o menos, cuánto tiempo podría tener. Volví mi mirada hacia él.
"...¡Oh! .. si supieras mi querido e inocente Lumarie...que el tiempo puede llegar a detenerse para este instrumento, y hacer que toda estructura cambie, y se deteriore... más no asi para mi..." Recordando entonces, en ese pequeño momento la cantidad de décadas que me pasaban por encima, cada noche al llamado de la sed, o cada noche al llamado de la calórica pasión que en cuerpos como el mío jamás podría llegar a encontrar... Tan frío, tan recio, tan duro.. tan insensible era yo en ese y muchos otros momentos, como una estatua de mármol, intentando moverse frente a aquel instrumento que podría llegar a desvanecerse en cualquier momento y desarmarse por completo... como todo lo bello que puede ser manchado.
Observé una vez más al muchacho de dulce aroma, su sangre podía llegar a hacer arder mi olfato de deseo, más no quería hacerle daño... me había deleitado hace unas horas atrás con el cuerpo de una noble, que caminaba con inocencia bajo el velo de la noche, por aquellas calles parisinas. Mi sed estaba saciada.. más entonces, ¿Qué era lo que realmente podía llegar a hacer con este muchacho?... tal vez solo regalarle una fallecida sonata de memorias infantes ya desechadas tras el simple roce de la tecla de un piano....
..Solía escuchar simples juegos, retos y amenazas por parte de los caballeros hacia mí. Sin duda, extrañamente no les parezco agradable, refiriéndome a los que son parte de la Alta Sociedad y Realeza.
Sentir al joven a mi lado, con ansias que poco podía esconder de alguna u otra forma me hacían sentir contento también, su alma de niño pedía a gritos más música, y más sensaciones. Un ser insaciable en este momento, por lo que dejé de tocar el piano, mientras me expresaba su opinión sobre mi talento. Y le miré directamente, con mis ojos resplandecientes...
-..Lo sé, soy Músico Renacentista querido Lumarie..- dije con cordialidad esbozando una leve sonrisa hacia su definido rostro ..-Dígame.. ¿Sabe tocar usted también?- pregunté sin borrar mi sonrisa del rostro.
..Simplemente aquel muchacho hacía que mi soledad frente a mi música y pensamientos no estuviera tan presente con fuerza sobre mi. Era como estar conversando con un amigo de la infancia. Tuve uno, pero tomamos caminos distintos. Algo que entristeció mi alma por mucho tiempo. Más extrañamente ahora... ¿Podía volver a revivir esas cosas con un simple muchacho que se acercó silenciosamente, y sin ninguna intención para conmigo?... ...mas las intenciones siempre permanecían como un as bajo la manga...
La verdad es que me ponía a divagar perdido en mi mente... E intentaba mantener los pies sobre la Tierra.
Al recordar lo que el joven había dicho sobre el piano cuando le expliqué y le di a entender mas o menos, cuánto tiempo podría tener. Volví mi mirada hacia él.
"...¡Oh! .. si supieras mi querido e inocente Lumarie...que el tiempo puede llegar a detenerse para este instrumento, y hacer que toda estructura cambie, y se deteriore... más no asi para mi..." Recordando entonces, en ese pequeño momento la cantidad de décadas que me pasaban por encima, cada noche al llamado de la sed, o cada noche al llamado de la calórica pasión que en cuerpos como el mío jamás podría llegar a encontrar... Tan frío, tan recio, tan duro.. tan insensible era yo en ese y muchos otros momentos, como una estatua de mármol, intentando moverse frente a aquel instrumento que podría llegar a desvanecerse en cualquier momento y desarmarse por completo... como todo lo bello que puede ser manchado.
Observé una vez más al muchacho de dulce aroma, su sangre podía llegar a hacer arder mi olfato de deseo, más no quería hacerle daño... me había deleitado hace unas horas atrás con el cuerpo de una noble, que caminaba con inocencia bajo el velo de la noche, por aquellas calles parisinas. Mi sed estaba saciada.. más entonces, ¿Qué era lo que realmente podía llegar a hacer con este muchacho?... tal vez solo regalarle una fallecida sonata de memorias infantes ya desechadas tras el simple roce de la tecla de un piano....
Mikelangelo Van Dort- Vampiro/Realeza
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Re: Una Noche De Admiracion | Privado |
Ya echaba de menos aquel sonido de aquel perfecto piano que recorría mi mente, que hacía que mis sentidos fluyesen a la luz de la música, que englobase a aquel precioso instrumento tocado por cuerdas y una hermosa sintonía que, desde muy pequeño, hacía sonar con mis dedos mientras me intentaba mi propia sintonía en piano con mis ardiles infantiles. ¿Qué pasó ahora? Realmente me quedé un momento embelesado en la mirada de aquel hombre, el cual vestía con ropas formales. Solo me dijo que era un músico renacentista y, a partir de ahí, mi mente pasó por muchas escenas en mi cabeza: desde la evolución de una música culta y clásica hasta una escena más sucia por mi cabeza con esos ojos en la noche y llena de pasión.
Sonreí levemente y, asintiendo con mi cabeza, contesté su pregunta. ¿Qué si sabía tocar el piano? De joven, era una de mis modalidades. Decían que tenía talento, pero yo prefería las matemáticas, pues lo veía más lógico con esa ciencia.
- Puedo deleitarte con algo que creo recordar de mi infancia, aunque no se espere mucho, mon Seigneur Mikelangelo. -Le dije con un tono un poco fanfarrón mientras me colocaba recto, frente a aquel hermoso piano de cola lleno de toda esa historia y arte de la música.
Me quité mis guantes blancos y se los entregué al hombre, sacando mis dedos largos y finos. Los crují levemente y cerré mis ojos, recordando todas esas lecciones de piano de mi abuelo materno y mi padre, así como las notas de aquella pieza musical. Abrí mis ojos y miré hacía el piano, acomodando mis dedos en las teclas y comencé a tocar, pensando en si le podría llegar a gustar o no.
Sonreí levemente y, asintiendo con mi cabeza, contesté su pregunta. ¿Qué si sabía tocar el piano? De joven, era una de mis modalidades. Decían que tenía talento, pero yo prefería las matemáticas, pues lo veía más lógico con esa ciencia.
- Puedo deleitarte con algo que creo recordar de mi infancia, aunque no se espere mucho, mon Seigneur Mikelangelo. -Le dije con un tono un poco fanfarrón mientras me colocaba recto, frente a aquel hermoso piano de cola lleno de toda esa historia y arte de la música.
Me quité mis guantes blancos y se los entregué al hombre, sacando mis dedos largos y finos. Los crují levemente y cerré mis ojos, recordando todas esas lecciones de piano de mi abuelo materno y mi padre, así como las notas de aquella pieza musical. Abrí mis ojos y miré hacía el piano, acomodando mis dedos en las teclas y comencé a tocar, pensando en si le podría llegar a gustar o no.
- Canción:
Lumarie L.R. D' Alembert- Hechicero/Realeza
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Re: Una Noche De Admiracion | Privado |
Me dediqué a escuchar el piano inocente del joven con mucha tranquilidad, su melodía era completamente llevadera hacia memorias...
Observé atentamente entonces su actitud, realmente parecía estar orgulloso de lo que estaba interpretando... podría utilizar mis poderes para saber realmente lo que el estaba pensando o sintiendo en su interior mientras aquellos dedos se movían por el piano. Pero no quise irrumpir en su trance... a medida que las notas iban subiendo cada vez mas altas para alcanzar un cielo soñado.. yo me iba emocionando, cautivando e intentando retener algunas emociones que muestran la parte más débil de mi.. lágrimas...
Su canción sonaba en mi cabeza como un tamborileo, era como si no quisiese soltarme de aquella armoniosa mano... Cerré mis ojos un tanto más, para escuchar su "Grande Finale"... sin duda completamente ansioso y extasiado a la vez de tan bella melodía, tan emocionante, que se aventuraba en mi alma como esperando ser atrapada...
Entonces observé al muchacho y le sonreí agradecido de tan hermosa canción con la que me deleitó y llenó de sensaciones...
-Ha sido hermoso...y tu también lo has estado..- dije suavemente mientras con un dedo, corrí un mechón rubio y rebelde que caía por el lado de su rostro.
-..¿Y que fue lo que has sentido tú?...¿Te has deleitado tambíen de tu propia mano? Yo si... me has conmovido completamente...- le dije con sinceridad - ...estuvo perfecto..- finalicé tomando al joven de ambas manos para mirárselas y luego besarlas.
-..Bellas manos que me han conmovido con plenitud... más... al ver a tus ojos, veo que éstas manos de talento, han elegido otro camino de estudio... pero está bien... solo me preocuparía que descuidaras estas manos talentosas...- las solté suavemente sin dejar de mirarlas- ...no dejes que aquel arte musical mueran de ellas.. -dije hablando cerca de su rostro como en susurro-
Enseguida oí un ruido lejano de una mujer que llamaba su nombre, seguramente la dama de la cual Lumarie había escapado, entonces tomé rápidamente al joven de la cintura acercándole a mi pecho y le abracé de repente. Ocultando su juvenil rostro soltándole la coleta que llevaba para dejar que desde el umbral de la entrada solo se viese el cabello lacio y rubio del joven. Sin duda, Lumarie podría interpretar perfectamente a una hermosa y delicada mujer dentro de una obra teatral. Sus rasgos y su físico eran perfectamente formados, su piel delicada, como las pieles fabricadas a mano del hombre, en las muñecas de porcelana.
Sentí el dulce aroma jovial del humano, y mientras lo sostuve entre mis brazos... sentí como si
quisiese embriagarme en ese aroma... y solté con voz grave y susurrante:
-Guarda cuidado.. te quedarás aquí mientras alejo a tu pesadilla...-suavizé el contacto de mi mano por sobre su espalda y su cintura.
En ese entonces la dama de ridícula apariencia, se afirmó en el marco de la gran puerta del salón, mirándome con algo de miedo y extrañeza..
-Disculpe ha visto usted a tal....- comenzó a describirme a Lumarie.
-No, señora.. no he visto tal perfil rondar por aqui...y como ve.. estoy algo ocupado con esta señorita- le dije mientras recorría por debajo del chaquetón al muchacho, con mi mano... con insinuación pervertida y sexual, mientras que sentía como me burlaba de la mujer engañada en mi pecho, como una pequeña travesura de la noche.
-A esta hora.. se ponen mas frescas.. -acaricié el cabello de Lumarie y dije mirando directamente a los ojos de la dama en cuestión, y comprendió que lo último era un sarcasmo para ella misma, porque me leí su mente tan rápido como cuando miré su escote pronunciado y grotesco con aversión. Descubriendo asi las intenciones puras de hostigar al joven Lumarie.
La dama salió algo desconcertada después de nuestra pequeña platica, y alejé a Lumarie con desgano de mi pecho obsevándole a sus ojos tan directamente y con atención:
-..Creo que ya no volverá a molestarle.. Señor...- dije cordial, mirándole después con ternura.
Reí un poco después de mirar el espacio vacío en la puerta donde la mujer se había ido.. y negué con un movimiento de cabeza..
-..Como llegó a encontrarse por aquí con esa vulgar mujer..- quedó la pregunta como en el aire mientras, me alzé a tocar notas sueltas en el piano..
Observé atentamente entonces su actitud, realmente parecía estar orgulloso de lo que estaba interpretando... podría utilizar mis poderes para saber realmente lo que el estaba pensando o sintiendo en su interior mientras aquellos dedos se movían por el piano. Pero no quise irrumpir en su trance... a medida que las notas iban subiendo cada vez mas altas para alcanzar un cielo soñado.. yo me iba emocionando, cautivando e intentando retener algunas emociones que muestran la parte más débil de mi.. lágrimas...
Su canción sonaba en mi cabeza como un tamborileo, era como si no quisiese soltarme de aquella armoniosa mano... Cerré mis ojos un tanto más, para escuchar su "Grande Finale"... sin duda completamente ansioso y extasiado a la vez de tan bella melodía, tan emocionante, que se aventuraba en mi alma como esperando ser atrapada...
Entonces observé al muchacho y le sonreí agradecido de tan hermosa canción con la que me deleitó y llenó de sensaciones...
-Ha sido hermoso...y tu también lo has estado..- dije suavemente mientras con un dedo, corrí un mechón rubio y rebelde que caía por el lado de su rostro.
-..¿Y que fue lo que has sentido tú?...¿Te has deleitado tambíen de tu propia mano? Yo si... me has conmovido completamente...- le dije con sinceridad - ...estuvo perfecto..- finalicé tomando al joven de ambas manos para mirárselas y luego besarlas.
-..Bellas manos que me han conmovido con plenitud... más... al ver a tus ojos, veo que éstas manos de talento, han elegido otro camino de estudio... pero está bien... solo me preocuparía que descuidaras estas manos talentosas...- las solté suavemente sin dejar de mirarlas- ...no dejes que aquel arte musical mueran de ellas.. -dije hablando cerca de su rostro como en susurro-
Enseguida oí un ruido lejano de una mujer que llamaba su nombre, seguramente la dama de la cual Lumarie había escapado, entonces tomé rápidamente al joven de la cintura acercándole a mi pecho y le abracé de repente. Ocultando su juvenil rostro soltándole la coleta que llevaba para dejar que desde el umbral de la entrada solo se viese el cabello lacio y rubio del joven. Sin duda, Lumarie podría interpretar perfectamente a una hermosa y delicada mujer dentro de una obra teatral. Sus rasgos y su físico eran perfectamente formados, su piel delicada, como las pieles fabricadas a mano del hombre, en las muñecas de porcelana.
Sentí el dulce aroma jovial del humano, y mientras lo sostuve entre mis brazos... sentí como si
quisiese embriagarme en ese aroma... y solté con voz grave y susurrante:
-Guarda cuidado.. te quedarás aquí mientras alejo a tu pesadilla...-suavizé el contacto de mi mano por sobre su espalda y su cintura.
En ese entonces la dama de ridícula apariencia, se afirmó en el marco de la gran puerta del salón, mirándome con algo de miedo y extrañeza..
-Disculpe ha visto usted a tal....- comenzó a describirme a Lumarie.
-No, señora.. no he visto tal perfil rondar por aqui...y como ve.. estoy algo ocupado con esta señorita- le dije mientras recorría por debajo del chaquetón al muchacho, con mi mano... con insinuación pervertida y sexual, mientras que sentía como me burlaba de la mujer engañada en mi pecho, como una pequeña travesura de la noche.
-A esta hora.. se ponen mas frescas.. -acaricié el cabello de Lumarie y dije mirando directamente a los ojos de la dama en cuestión, y comprendió que lo último era un sarcasmo para ella misma, porque me leí su mente tan rápido como cuando miré su escote pronunciado y grotesco con aversión. Descubriendo asi las intenciones puras de hostigar al joven Lumarie.
La dama salió algo desconcertada después de nuestra pequeña platica, y alejé a Lumarie con desgano de mi pecho obsevándole a sus ojos tan directamente y con atención:
-..Creo que ya no volverá a molestarle.. Señor...- dije cordial, mirándole después con ternura.
Reí un poco después de mirar el espacio vacío en la puerta donde la mujer se había ido.. y negué con un movimiento de cabeza..
-..Como llegó a encontrarse por aquí con esa vulgar mujer..- quedó la pregunta como en el aire mientras, me alzé a tocar notas sueltas en el piano..
Mikelangelo Van Dort- Vampiro/Realeza
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Re: Una Noche De Admiracion | Privado |
Talento, paciencia... al princpio odiaba el piano y, desde muy pequeño, me obligaban a tocarlo para tener más conocimiento sobre la música y no tanto la ciencia y el arte Neoclásico y de esta época. Odiaba por completo la música, más solo podía tocar el piano y, a medida que mejoraba, mi padre le gustaba más. ¿Por qué siempre lloraba con esta canción que interpretaba? Cuando era un infante siempre me quedaba mirándole dudoso, sin poder decir nada, hasta que hoy, por fin, mientras volvía a tocar esa pieza en este hermoso piano de cola antiguo... lo entendí. Trasmitía tristeza, un aire melancólico que lo llenaba de sueños y, a la vez, prosperidad. Mientras iba recordando las notas con mi memoria fotográfica de mis recuerdos, tenía ganas de llorar en ese momento, dejar de tocar y volcarme a llorar en la patre tranquila. No quería dejar la canción a medias e interrumpir al hombre que antes me tocó esas dos maravillosas canciones, pero es que los recuerdos de mi difunto abuelo aparecieron. Su sonrisa, sus enseñanzas, los momentos en los que le cuidaba... y en el que murió cruelmente por esos vampiros que le dieron sinsentido a su vida.
No fu cosciente de como acabé, pues mi cuerpo me dijo que no podía más y mis recuerdos estallaban. No podía llorar, pero la canción era relativamente más larga.
Me detuve, con las ultimas notas, y el hombre quedó impresionado. No me esperaba su reacción y, al estar en un estado tan frágil, fui dócil mientras observaba su plena sonrisa en su rostro, cerrándo los ojos cuando este me apartó el mechón de mi rostro. Esa sonrisa, esos ojos, su aura tranquila y sosegada que mostraba paz... ¿le habría hechizado con mi poder de "Encandilamiento" o era más sincero?
El hombre me cogió de las manos, dejándome realmente sonrojado y con ilusión y esperanza de algo más con él. Oh, ¿ya me estaba dejando llevar otra vez? Pero se sentía tan bien que solamente sonreí ampliamente, mostrando cierta timidez, cuando este me besó las manos. Mi corazón dio un vuelco, sintiéndome halagado y querido en ese momento.
- Muchas gracias, de verdad, mi señor Mikelangelo. Nunca malgastaré este don si usted lo desea. -Decía, mirando sus manos como se alejaban de las mías y las movía, observando lo finas que eran y la palidez de la piel que se podía apreciar en aquella sala oscura.
Pero, de pronto, unos pasos se escucharon en el pasillo con una voz que maldecía algo. Me puse nervioso de pensar que podría ser alguien de los invitados de la sala, pero el que primero actuó fue el hombre, quitándome con rapidez la coleta de mi larga melena y, atusándome bien, me hundió en su pecho, mientras me acariciaba con ternura. "Guarda cuidado.. te quedarás aquí mientras alejo a tu pesadilla...", me dijo con una voz susurrada que, para mi, fue como una estaca en el corazón para los vampiros. Por un momento temblé, pero después le abracé con fuerza, cerrándo los ojos y notando su pecho fuerte contra mi. Oh, quería morir en ese momento si de verdad esto era una ilusión o un sueño mío de mi fantasía mientras tocaba el piano, pues la melodía de este aparecían. "No, no, no es un sueño... es la bonita verdad", me dije, escuchando la estridente voz de la mujer.
Calmo a esa mujer, simulando que yo era una fémina más. Realmente podía hacerme pasar por una mujer y engatusar a más hombres, lo que a veces hacía en mis momentos de rebeldía y de curiosidad por este sexo. Reía de manera idiota escuchando lo que le decía, demasiado provocativo y "seductor", pero la mano que recorría mi espalda y mis cabellos hicieron que casi me dieran ganas de ser esa mujer en esa sensación.
Cuando se marchó, me separé de este con mi cabeza gacha, pues realmente acabé sonrojado y con ganas de abalanzarme a él. Levanté mi rostro cuando este preguntó como había acabado con esa mujer, echándome los mechones de mi flequillo largo hacía un lado, mirándole con una sonrisa y la decadencia de luz de la sala.
- No lo sé ni yo, mon Seigneur. -Comenté en un tono susurrado, muy fino, pues mis nervios de esa sensación de antes seguía en mi cuerpo.- Pero no es que me guste estar con esa mujer. Prefiero quedarme con vos, mon Seigneur, antes de quedarme con una mujer de la realeza tan vulgar. Usted tiene más elegancia, unos bellos ojos y... -Me dejé llevar por lo que pensaba, mientras le cogía de las manos y me despotricaba con una amplia sonrisa. Me di cuenta y me separé de él, con un impulso, girándome hacía el otro lado para esconderme, pero no me di cuenta de que el banco del piano se acababa por ese extremo y caí de cabeza, acabando boca arriba con una risa y con un golpe en la frente.- ¡Oh, vaya, au! -Decía con una amplia risotada, en el suelo.- No se preocupe, estoy bie...
Pero no acabé, pues lo vi tan cerca de mi que, en ese momento, no sé que pasó y, dejándome llevar por mis impulso, besé sus labios mientras empezó a hablar, poniendo mis manos sobre su pecho. El shock me dejó llevar... y la pasión envolvía mi joven cuerpo.
No fu cosciente de como acabé, pues mi cuerpo me dijo que no podía más y mis recuerdos estallaban. No podía llorar, pero la canción era relativamente más larga.
Me detuve, con las ultimas notas, y el hombre quedó impresionado. No me esperaba su reacción y, al estar en un estado tan frágil, fui dócil mientras observaba su plena sonrisa en su rostro, cerrándo los ojos cuando este me apartó el mechón de mi rostro. Esa sonrisa, esos ojos, su aura tranquila y sosegada que mostraba paz... ¿le habría hechizado con mi poder de "Encandilamiento" o era más sincero?
El hombre me cogió de las manos, dejándome realmente sonrojado y con ilusión y esperanza de algo más con él. Oh, ¿ya me estaba dejando llevar otra vez? Pero se sentía tan bien que solamente sonreí ampliamente, mostrando cierta timidez, cuando este me besó las manos. Mi corazón dio un vuelco, sintiéndome halagado y querido en ese momento.
- Muchas gracias, de verdad, mi señor Mikelangelo. Nunca malgastaré este don si usted lo desea. -Decía, mirando sus manos como se alejaban de las mías y las movía, observando lo finas que eran y la palidez de la piel que se podía apreciar en aquella sala oscura.
Pero, de pronto, unos pasos se escucharon en el pasillo con una voz que maldecía algo. Me puse nervioso de pensar que podría ser alguien de los invitados de la sala, pero el que primero actuó fue el hombre, quitándome con rapidez la coleta de mi larga melena y, atusándome bien, me hundió en su pecho, mientras me acariciaba con ternura. "Guarda cuidado.. te quedarás aquí mientras alejo a tu pesadilla...", me dijo con una voz susurrada que, para mi, fue como una estaca en el corazón para los vampiros. Por un momento temblé, pero después le abracé con fuerza, cerrándo los ojos y notando su pecho fuerte contra mi. Oh, quería morir en ese momento si de verdad esto era una ilusión o un sueño mío de mi fantasía mientras tocaba el piano, pues la melodía de este aparecían. "No, no, no es un sueño... es la bonita verdad", me dije, escuchando la estridente voz de la mujer.
Calmo a esa mujer, simulando que yo era una fémina más. Realmente podía hacerme pasar por una mujer y engatusar a más hombres, lo que a veces hacía en mis momentos de rebeldía y de curiosidad por este sexo. Reía de manera idiota escuchando lo que le decía, demasiado provocativo y "seductor", pero la mano que recorría mi espalda y mis cabellos hicieron que casi me dieran ganas de ser esa mujer en esa sensación.
Cuando se marchó, me separé de este con mi cabeza gacha, pues realmente acabé sonrojado y con ganas de abalanzarme a él. Levanté mi rostro cuando este preguntó como había acabado con esa mujer, echándome los mechones de mi flequillo largo hacía un lado, mirándole con una sonrisa y la decadencia de luz de la sala.
- No lo sé ni yo, mon Seigneur. -Comenté en un tono susurrado, muy fino, pues mis nervios de esa sensación de antes seguía en mi cuerpo.- Pero no es que me guste estar con esa mujer. Prefiero quedarme con vos, mon Seigneur, antes de quedarme con una mujer de la realeza tan vulgar. Usted tiene más elegancia, unos bellos ojos y... -Me dejé llevar por lo que pensaba, mientras le cogía de las manos y me despotricaba con una amplia sonrisa. Me di cuenta y me separé de él, con un impulso, girándome hacía el otro lado para esconderme, pero no me di cuenta de que el banco del piano se acababa por ese extremo y caí de cabeza, acabando boca arriba con una risa y con un golpe en la frente.- ¡Oh, vaya, au! -Decía con una amplia risotada, en el suelo.- No se preocupe, estoy bie...
Pero no acabé, pues lo vi tan cerca de mi que, en ese momento, no sé que pasó y, dejándome llevar por mis impulso, besé sus labios mientras empezó a hablar, poniendo mis manos sobre su pecho. El shock me dejó llevar... y la pasión envolvía mi joven cuerpo.
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Re: Una Noche De Admiracion | Privado |
Son aveces esos pequeños detalles los que hacen la diferencia de un día a otro, de una cosa a otra. Lumarie era todo un detalle, un detalle que me hubiese gustado descifrar. Pero como dije anteriormente, no quería irrumpir en sus pensamientos para cumplir egoístamente mis propios deseos de conocerle más a fondo. La dulce criatura que me acompañaba esta noche, me sacaba más de una simple sonrisa. Y eso era algo inevitable ya…
Intenté permanecer quieto tras el nervioso beso que dio a mis labios, yo sabía que podría ser cuestión del momento y como muchos pequeños errores que cometemos en el día a día, este también pudo haber sido uno más. Pero realmente no estaba seguro, se arraigó a mi pecho como un dulce pequeño sin protección… sentí sus manos en mi pecho, y sin dudar les regalé una suave caricia, pensé que podría incomodarle la frialdad de ellas, pero a nuestro primer roce no dijo nada… me comenzaba a preguntar si realmente el podría llegar a aceptar mi verdadera condición, puesto que él era un simple humano.
Cerraba mis ojos con tranquilidad a medida que nuestro beso se hizo mucho más placentero y pacífico. Era un beso realmente inocente, me daba la sensación de que ambos estuviésemos recién experimentando esa sensación del “primer beso” …
Sin duda mi niñez me abarcaba por completo en ese momento, porque no estaba exigiendo nada, ni tiempo, ni forma, ni condición. Era completamente liberal. Entonces, llevé mis manos hasta su cadera para sostenerle y mantenerme en el suelo junto a él. Su inocencia era tan pura que al separarse completamente de mi, él había resbalado al suelo.
Yo había acariciado suavemente su nuca en silencio, intentando resguardarle con cariño, para que no se sintiera incómodo. Y entonces nuestro beso cesó lentamente y le solté hablando en susurros:
-¿Estás bien?...- agaché la cabeza con algo de pena y preocupación - …no quiero hacerte sentir incómodo… pero eres hermoso, y tienes un aroma… que me deleita, al igual que tu talento… -sonreí con picardía mientras tomaba con delicadeza su mano, y besaba su dorso. Luego lo ayudé a levantarse del suelo sin soltarle aquella diminuta cintura que lo componía.
Miré a sus ojos con profundidad, evitando mi brillosidad en ellos para no dar cuenta acerca de mi condición.
La habitación quedando en completo silencio, con solo el suspiro del viento de la ventana abierta y de pronto las voces de todo el Palacio parecían hallarse muy lejanas a nosotos, lejanas de nuestro momento….
Sentía el tiempo detenerse mientras sostenía la mano de aquel joven, que de desplante infante, descubriendo un mundo nuevo, lo allegaba un poco más a mi cuerpo afirmando mi parte trasera en la madera del piano. Sentí un juego de seducción imponente, que podría llegar a dar cuenta de lo mucho que deseaba que su dulce y pura sangre se derramara en mis labios.
Solo lo acerqué a mi cautelosamente, sin quedarme distanciado más de su exquisito aroma, tomé su rostro con suavidad sosteniendo su mirada y con voz galante pronuncié:
-A mi… me encanta corresponder…- finalicé dejando con suavidad un pequeño beso sobre sus finos y delineados labios, acercándole con cariño por la cadera hacia mi, y luego rocé con mi nariz suavemente la piel de su delgado y fino cuello.
Intenté permanecer quieto tras el nervioso beso que dio a mis labios, yo sabía que podría ser cuestión del momento y como muchos pequeños errores que cometemos en el día a día, este también pudo haber sido uno más. Pero realmente no estaba seguro, se arraigó a mi pecho como un dulce pequeño sin protección… sentí sus manos en mi pecho, y sin dudar les regalé una suave caricia, pensé que podría incomodarle la frialdad de ellas, pero a nuestro primer roce no dijo nada… me comenzaba a preguntar si realmente el podría llegar a aceptar mi verdadera condición, puesto que él era un simple humano.
Cerraba mis ojos con tranquilidad a medida que nuestro beso se hizo mucho más placentero y pacífico. Era un beso realmente inocente, me daba la sensación de que ambos estuviésemos recién experimentando esa sensación del “primer beso” …
Sin duda mi niñez me abarcaba por completo en ese momento, porque no estaba exigiendo nada, ni tiempo, ni forma, ni condición. Era completamente liberal. Entonces, llevé mis manos hasta su cadera para sostenerle y mantenerme en el suelo junto a él. Su inocencia era tan pura que al separarse completamente de mi, él había resbalado al suelo.
Yo había acariciado suavemente su nuca en silencio, intentando resguardarle con cariño, para que no se sintiera incómodo. Y entonces nuestro beso cesó lentamente y le solté hablando en susurros:
-¿Estás bien?...- agaché la cabeza con algo de pena y preocupación - …no quiero hacerte sentir incómodo… pero eres hermoso, y tienes un aroma… que me deleita, al igual que tu talento… -sonreí con picardía mientras tomaba con delicadeza su mano, y besaba su dorso. Luego lo ayudé a levantarse del suelo sin soltarle aquella diminuta cintura que lo componía.
Miré a sus ojos con profundidad, evitando mi brillosidad en ellos para no dar cuenta acerca de mi condición.
La habitación quedando en completo silencio, con solo el suspiro del viento de la ventana abierta y de pronto las voces de todo el Palacio parecían hallarse muy lejanas a nosotos, lejanas de nuestro momento….
Sentía el tiempo detenerse mientras sostenía la mano de aquel joven, que de desplante infante, descubriendo un mundo nuevo, lo allegaba un poco más a mi cuerpo afirmando mi parte trasera en la madera del piano. Sentí un juego de seducción imponente, que podría llegar a dar cuenta de lo mucho que deseaba que su dulce y pura sangre se derramara en mis labios.
Solo lo acerqué a mi cautelosamente, sin quedarme distanciado más de su exquisito aroma, tomé su rostro con suavidad sosteniendo su mirada y con voz galante pronuncié:
-A mi… me encanta corresponder…- finalicé dejando con suavidad un pequeño beso sobre sus finos y delineados labios, acercándole con cariño por la cadera hacia mi, y luego rocé con mi nariz suavemente la piel de su delgado y fino cuello.
Mikelangelo Van Dort- Vampiro/Realeza
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Re: Una Noche De Admiracion | Privado |
¿Dónde llevaría mi afán aventurero y lleno de curiosidad? Muchas veces me había visto en situaciones de peligro, realmente terroríficas, enfrentándome a esos vampiros cuando aun solo era un infante delicado que pensaba que la vida estaba llena de esperanzas en un futuro para todo... ¿Y ahora? Realmente, si de verdad existiese Dios o algún ser todo-poderoso en el cielo, me estaba dando la mayor fortuna de perderse en la pasión por un momento delicado, quizá un recuerdo que acabaría siendo anécdota en un futuro lejano. Un instante especial donde desconecté mi mente, donde dejé que mis impulsos llevasen mi cuerpo... donde fui libre, pasando de todo lo moral y ético. ¿Qué estaba en el castillo real? ¿¡Y qué más daría?! Quería reaccionar y, al menos, contenerme... pero ya era demasiado tarde.
Cuando abrí lentamente mis pestañas, observando con mis ojos -dorados en ese momento por haber bajado la guardia de mi hechizo- la escena de mi cuerpo delgado y muy maleable encima de su fuerte musculatura, me sorprendí. Aun tenía el gusto de sus labios en mi, sintiendo su respiración agitada y esos ojos tan puros clavando en mi como apuñaladas en sus víctimas. Eran tan poderosos esos ojos que hasta aparté la vista, haciéndome hacía un lado y notando como su mano estaba en mi cadera, acercándome a él en ese suelo frío donde detrás estaba ese precioso piano que nos había unido.
El hombre me preguntó si todo iba correcto en un tono decaído, mientras me decía que no quería que me echase a perder. ¿¡Qué si estaba bien!? Tenía una tensión demasiado apretada en todo mi cuerpo, recorriendo por impulsos de manera demasiado “traviesa” y “sensual”. Aun así, intenté disimular una sonrisa de lado mientras ponía una de mis manos en sus mejillas y asentía con mi cabeza, respondiéndo esa pregunta. ¿Estaría realmente preocupado por mi? Se notaba que era sincero... o, al menos, eso veía por mis ojos y no por mi poder mágico, ya que prescindí un poco de él en este momento.
- Me encuentro perfectamente, créame, monsieur Mikelangelo. Más de lo que cree. -Le dije con un tono suave, pero con su toque picaresco. Me besó la mano, sonriendo de lado mientras veía como este me halagaba de nuevo, y me levanté con su ayuda, notando como si fuerte mano me cogía con fuerza. Miré hacía nuestra unión y sonreí levemente. “Que bien se siente...”, pensé dentro de mi, “Me recuerda a...”, pero, de pronto, mi pensamiento se cortó al alzar mi cabeza y volver a ver sus ojos que me miraban persistentemente.- ¿Ocurre algo, monsieur? -Pregunté con el mismo tono suave y afeminado que solía tener.
Él no respondió y, acercándome a su cuerpo que se encontraba apoyado en el piano, por la parte de madera, me quedé un tanto perplejo. A pesar de todo, yo le seguí hacía este instrumento para que se apoyase, mientras miraba de soslayo de un lado a otro la habitación vacía, con aquellas cortinas que bailaban con la brisa que salía de los ventanales. Solamente se escuchaban nuestros pasos -los míos más debido a mi cuña en los zapatos-. Parecía que nos diese... “intimidad”.
El hermoso hombre de ojos que me conquistaron se apoyó en aquel hermoso recuerdo del pasado llamado piano y, con las mismas, me sonrió de lado. En ese momento sabía que esa sonrisa contenía un doble sentido e iba dirigida a mí y, por instinto propio, bajé la mirada sonrojado, con el corazón en la garganta. ¿Lo habría hecho mal y ahora quería mofarse de mi? Pero no, el pronunció de manera galante aquello que me dejó chocado, haciendo que levantase mi mirada y, de pronto, volverme a encontrar con ese sabor de esos labios tan preciados para mi esa noche. ¿Cuánto hacía que no me besaba con nadie? ¿Más de medio año?
Fue demasiado corto para mi gusto, pero cuando este se acercó a mi, haciendo que yo también estuviese cerca, me dejé llevar abrazándole por su cuello con mis manos en su espaldas y cogidas. Una caricia con su nariz me estremeció, hizo correr un escalofrío, y le miré de soslayo con una sonrisa y, de nuevo, me puse frente de él. Estábamos tan cerca que respiraba su aire.
- Y a mi me encanta corresponder lo correspondido. -Comenté con un susurro seductor antes de volver mis labios contra los suyos, intentando llegar a algo más con mis manos acariciando su espalda con aquella chaqueta que portaba.
Cuando abrí lentamente mis pestañas, observando con mis ojos -dorados en ese momento por haber bajado la guardia de mi hechizo- la escena de mi cuerpo delgado y muy maleable encima de su fuerte musculatura, me sorprendí. Aun tenía el gusto de sus labios en mi, sintiendo su respiración agitada y esos ojos tan puros clavando en mi como apuñaladas en sus víctimas. Eran tan poderosos esos ojos que hasta aparté la vista, haciéndome hacía un lado y notando como su mano estaba en mi cadera, acercándome a él en ese suelo frío donde detrás estaba ese precioso piano que nos había unido.
El hombre me preguntó si todo iba correcto en un tono decaído, mientras me decía que no quería que me echase a perder. ¿¡Qué si estaba bien!? Tenía una tensión demasiado apretada en todo mi cuerpo, recorriendo por impulsos de manera demasiado “traviesa” y “sensual”. Aun así, intenté disimular una sonrisa de lado mientras ponía una de mis manos en sus mejillas y asentía con mi cabeza, respondiéndo esa pregunta. ¿Estaría realmente preocupado por mi? Se notaba que era sincero... o, al menos, eso veía por mis ojos y no por mi poder mágico, ya que prescindí un poco de él en este momento.
- Me encuentro perfectamente, créame, monsieur Mikelangelo. Más de lo que cree. -Le dije con un tono suave, pero con su toque picaresco. Me besó la mano, sonriendo de lado mientras veía como este me halagaba de nuevo, y me levanté con su ayuda, notando como si fuerte mano me cogía con fuerza. Miré hacía nuestra unión y sonreí levemente. “Que bien se siente...”, pensé dentro de mi, “Me recuerda a...”, pero, de pronto, mi pensamiento se cortó al alzar mi cabeza y volver a ver sus ojos que me miraban persistentemente.- ¿Ocurre algo, monsieur? -Pregunté con el mismo tono suave y afeminado que solía tener.
Él no respondió y, acercándome a su cuerpo que se encontraba apoyado en el piano, por la parte de madera, me quedé un tanto perplejo. A pesar de todo, yo le seguí hacía este instrumento para que se apoyase, mientras miraba de soslayo de un lado a otro la habitación vacía, con aquellas cortinas que bailaban con la brisa que salía de los ventanales. Solamente se escuchaban nuestros pasos -los míos más debido a mi cuña en los zapatos-. Parecía que nos diese... “intimidad”.
El hermoso hombre de ojos que me conquistaron se apoyó en aquel hermoso recuerdo del pasado llamado piano y, con las mismas, me sonrió de lado. En ese momento sabía que esa sonrisa contenía un doble sentido e iba dirigida a mí y, por instinto propio, bajé la mirada sonrojado, con el corazón en la garganta. ¿Lo habría hecho mal y ahora quería mofarse de mi? Pero no, el pronunció de manera galante aquello que me dejó chocado, haciendo que levantase mi mirada y, de pronto, volverme a encontrar con ese sabor de esos labios tan preciados para mi esa noche. ¿Cuánto hacía que no me besaba con nadie? ¿Más de medio año?
Fue demasiado corto para mi gusto, pero cuando este se acercó a mi, haciendo que yo también estuviese cerca, me dejé llevar abrazándole por su cuello con mis manos en su espaldas y cogidas. Una caricia con su nariz me estremeció, hizo correr un escalofrío, y le miré de soslayo con una sonrisa y, de nuevo, me puse frente de él. Estábamos tan cerca que respiraba su aire.
- Y a mi me encanta corresponder lo correspondido. -Comenté con un susurro seductor antes de volver mis labios contra los suyos, intentando llegar a algo más con mis manos acariciando su espalda con aquella chaqueta que portaba.
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Re: Una Noche De Admiracion | Privado |
No podía determinar en aquellos momento lo que mi conciencia me decía... porque sabía que ésta me jugaría una mala pasada, negándome todo tipo de placer que pudiera sentir en ese momento...
Sentí las manos del Barón rodeando mi cuello con dulzura, mientras tan fina acariciaban a la vez mi espalda...Sabía también que todo esto podría ser un simple engaño de mis deseos de darle cariño a alguien que quizás no lo necesita de mi propiamente...
Lamentablemente aquel joven era un simple desconocido para mi y no podía usar ni poderes ni nada, para sentirlo de mi posesión...
Se iría seguramente esta noche, y no podría retenerle, menos si es contra su voluntad.. y no le volvería a ver jamás...
Muchas cosas pasaban por mi mente maliciosa en ese momento.. ¿Qué debía hacer realmente? ... ¿Acabar con esta magia y conexión y devorármelo de un solo bocado? ¿O despedirme cordialmente por su bella compañía que me ha dado esta noche?...Ya no sabía que hacer. Era la primera vez que me sucedía el no tener un plan b con algún ser que entre mis brazos y seducción envuelvo...
Miré atentamente sus ojos como demostrando un pálido y triste acontencimiento que sería el de separarnos por completo de esta cercanía que habíamos sembrado bajo el velo de la noche y la música. Por lo que desvié mi mirada agachándola al suelo, al haber terminado aquel beso que me había correspondido...
-¿Cómo es que llegó a suceder esto? ..¿Sabe usted?.. - pregunté con sosiego, tomando esta vez distancia de sus exquisitos labios, pero había una especie de imán que no me dejaba soltarlo de sus finas caderas.
Acaricié su rostro con suavidad con mi fría palma, dedicándole una sonrisa esforzada... recorrí sus costados llegando a la altura de su cuello, por donde caía su rubio cabello haciendo que mis dedos se enredaran entre tan finas mechas. No pude evitar besarlo otra vez con intensidad, mientras el movimiento de mis labios iba in crescendo ...su aroma termino por embriagarme completamente no podía dejarle ir.. No quería...
...Mas no quería que esto me volviera a suceder de nuevo.. habia una tranca en mí que solo el tiempo podría llegar a sacar.. que era el haber perdido recientemente a mi prometida... "Leonor" tuve que recordarla y pronunciar su nombre en mi mente como un susurro inaudible como si no quisiera que Lumarie llegara a escucharlo..
Ese amor todavía era una memoria fresca y palpitante en mi interior... mas tenía que desechar aquello no me merecía...
Tenía en frente a un muchacho que había logrado captar mi atención en demasía, y era algo completamente natural para mi... mas... sentí que debí haber ido mas lento con él.. soy un ser desconfiado. Pero veía en su actitud solo gestos amables, de buen gusto, de comodidad...
¿Qué más podía andar mal? ...Su belleza me habia conquistado completamente. Mis ojos se sintieron renovados al sostener la dulce mirada del joven...
Otra vez... no pude evitar besarlo.
-¿Me dirás ahora de dónde has provenido ángel de mi placer?.. - pregunté con voz galante mientras lo acerqué un poco más a mi cuerpo, dejando mis labios a la altura de su frente, la cual besé con cariño a ojos cerrados lentamente...
-...Quiero saber el origen de esta bella mirada tímida que atraviesa tus hermosos ojos, y que se sueltan a cada movimiento de tus manos por mi cuerpo.. al igual que lo fue con este piano... - llevé una mano entrelazándola con la de él, para llevar a acariciar suave y con lentitud la madera del añejo instrumento, que nos había unido esta noche....
Sentí las manos del Barón rodeando mi cuello con dulzura, mientras tan fina acariciaban a la vez mi espalda...Sabía también que todo esto podría ser un simple engaño de mis deseos de darle cariño a alguien que quizás no lo necesita de mi propiamente...
Lamentablemente aquel joven era un simple desconocido para mi y no podía usar ni poderes ni nada, para sentirlo de mi posesión...
Se iría seguramente esta noche, y no podría retenerle, menos si es contra su voluntad.. y no le volvería a ver jamás...
Muchas cosas pasaban por mi mente maliciosa en ese momento.. ¿Qué debía hacer realmente? ... ¿Acabar con esta magia y conexión y devorármelo de un solo bocado? ¿O despedirme cordialmente por su bella compañía que me ha dado esta noche?...Ya no sabía que hacer. Era la primera vez que me sucedía el no tener un plan b con algún ser que entre mis brazos y seducción envuelvo...
Miré atentamente sus ojos como demostrando un pálido y triste acontencimiento que sería el de separarnos por completo de esta cercanía que habíamos sembrado bajo el velo de la noche y la música. Por lo que desvié mi mirada agachándola al suelo, al haber terminado aquel beso que me había correspondido...
-¿Cómo es que llegó a suceder esto? ..¿Sabe usted?.. - pregunté con sosiego, tomando esta vez distancia de sus exquisitos labios, pero había una especie de imán que no me dejaba soltarlo de sus finas caderas.
Acaricié su rostro con suavidad con mi fría palma, dedicándole una sonrisa esforzada... recorrí sus costados llegando a la altura de su cuello, por donde caía su rubio cabello haciendo que mis dedos se enredaran entre tan finas mechas. No pude evitar besarlo otra vez con intensidad, mientras el movimiento de mis labios iba in crescendo ...su aroma termino por embriagarme completamente no podía dejarle ir.. No quería...
...Mas no quería que esto me volviera a suceder de nuevo.. habia una tranca en mí que solo el tiempo podría llegar a sacar.. que era el haber perdido recientemente a mi prometida... "Leonor" tuve que recordarla y pronunciar su nombre en mi mente como un susurro inaudible como si no quisiera que Lumarie llegara a escucharlo..
Ese amor todavía era una memoria fresca y palpitante en mi interior... mas tenía que desechar aquello no me merecía...
Tenía en frente a un muchacho que había logrado captar mi atención en demasía, y era algo completamente natural para mi... mas... sentí que debí haber ido mas lento con él.. soy un ser desconfiado. Pero veía en su actitud solo gestos amables, de buen gusto, de comodidad...
¿Qué más podía andar mal? ...Su belleza me habia conquistado completamente. Mis ojos se sintieron renovados al sostener la dulce mirada del joven...
Otra vez... no pude evitar besarlo.
-¿Me dirás ahora de dónde has provenido ángel de mi placer?.. - pregunté con voz galante mientras lo acerqué un poco más a mi cuerpo, dejando mis labios a la altura de su frente, la cual besé con cariño a ojos cerrados lentamente...
-...Quiero saber el origen de esta bella mirada tímida que atraviesa tus hermosos ojos, y que se sueltan a cada movimiento de tus manos por mi cuerpo.. al igual que lo fue con este piano... - llevé una mano entrelazándola con la de él, para llevar a acariciar suave y con lentitud la madera del añejo instrumento, que nos había unido esta noche....
Mikelangelo Van Dort- Vampiro/Realeza
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Re: Una Noche De Admiracion | Privado |
No quería que todo ocurriese tan rápido, quería poder disfrutar de aquella noche, pero... ¿cómo había llegado a esta situación? Sus grandes manos rozaban mi piel con lentitud mientras esas palabras que dijo ya me tenían cautivado del todo. Era el homber perfecto: músico y buen hablador. ¿Y si solo lo hacía para conquistarme en una noche? ¿Y si solo iba por interés? Tenía miedo de no verlo más, de no poder saber más de su personas. No quería perder alguien tan preciado como el hombre en ese momento, por eso me estremecí por dentro cuando este me abrazó, pegándome a él, y le abracé con fuerza.
Estaba debilitado ante él, como si fuese una droga. Mi magia estaba como un estado apagado, sin fuerza ni tan siquiera para hacer algún conjuro. ¿Para qué los necesitaba? La magia ya la tenían sus ojos y aquellos besos con esos hermosos labios. No quería hacer ningún conjuro, pues el ya me tenía engatusado y tenía mi corazón tan acelerado y nervioso que casi no sabía ni como reaccionar, intentando no tambalearme y seguir llevando mi cuerpo con la poca razón que me quedaba, pero... hacía tiempo que nadie me trataba de esa manera tan fogosa.
Cuando se separó de mi, preguntando de donde vendría mi belleza, yo solamente miraba sus ojos, mordiendo mis labios. Quería otro de esos besos, quería otro de esos abrazos, pero yo solamente me quedaba en silencio, sonriendo como un idiota mientras mis manos pasaban por su pecho. Sus palabras me tenían engatusado, mientras reía de aquella manera tan inocente y me echaba mis cabellos hacía el lado derecho, con un leve movimiento de cabeza. En ese momento no pensé en nada más que él. Ni que estábamos en el Palacio Real, ni que era casi la madrugada, ni que estábamos en una habitación oscura... nada más que en él y el viento frío que recorría la habitación y azoraba las cortinas. Solamente él.
Agaché mi mirada al estar unos segundos mirando como este me halagaba. No me veía preparado ahora para contestarle algo lógico, algo que intentase concordar con esa pregunta indirecta y algo retórica, debido a su significado. ¿Qué podría decirle yo? Le podría sacar tantas partes buenas que hasta podría hacer una novela en prosa.
Pasé mi mano derecha, posicionada antes en su pecho, por su mejilla mientras sonreía al notar el tacto frío de esa pálida piel como la nieve. ¡Hasta su piel era hermosa y deseosa!
- Realmente vos sois lo más hermoso de todo lo que me pasó. Sois como un ángel caído en esta noche de invierno, ya que su piel es tan pálida y tan fría... que es cautivante. -Susurraba mientras bajaba mis dedas de lso yemas por su cuello y volvía a subir por su nuca y tactaba su melena de un rubio más apagado.- Pero lo más hermoso de vos son sus ojos que me robaron la razón, monseiur Mikelangelo. -Puse mi mano en mi pecho mientras la otra seguía en su pecho, mientras era abrazado por el hombre. Hice una pausa y, de pronto, sentí el impulso de abrazarle por la emoción, hundiendo mi cabeza en su pecho mientras lo acariciaba.- Creame que vos sois único.
Era una masiva correspondencia de besos, pues ahora fui yo quien le besé de tal manera que aquel hermoso instrumento musical nos hacía de lugar de apoyo para esa noche tan... especial.
Estaba debilitado ante él, como si fuese una droga. Mi magia estaba como un estado apagado, sin fuerza ni tan siquiera para hacer algún conjuro. ¿Para qué los necesitaba? La magia ya la tenían sus ojos y aquellos besos con esos hermosos labios. No quería hacer ningún conjuro, pues el ya me tenía engatusado y tenía mi corazón tan acelerado y nervioso que casi no sabía ni como reaccionar, intentando no tambalearme y seguir llevando mi cuerpo con la poca razón que me quedaba, pero... hacía tiempo que nadie me trataba de esa manera tan fogosa.
Cuando se separó de mi, preguntando de donde vendría mi belleza, yo solamente miraba sus ojos, mordiendo mis labios. Quería otro de esos besos, quería otro de esos abrazos, pero yo solamente me quedaba en silencio, sonriendo como un idiota mientras mis manos pasaban por su pecho. Sus palabras me tenían engatusado, mientras reía de aquella manera tan inocente y me echaba mis cabellos hacía el lado derecho, con un leve movimiento de cabeza. En ese momento no pensé en nada más que él. Ni que estábamos en el Palacio Real, ni que era casi la madrugada, ni que estábamos en una habitación oscura... nada más que en él y el viento frío que recorría la habitación y azoraba las cortinas. Solamente él.
Agaché mi mirada al estar unos segundos mirando como este me halagaba. No me veía preparado ahora para contestarle algo lógico, algo que intentase concordar con esa pregunta indirecta y algo retórica, debido a su significado. ¿Qué podría decirle yo? Le podría sacar tantas partes buenas que hasta podría hacer una novela en prosa.
Pasé mi mano derecha, posicionada antes en su pecho, por su mejilla mientras sonreía al notar el tacto frío de esa pálida piel como la nieve. ¡Hasta su piel era hermosa y deseosa!
- Realmente vos sois lo más hermoso de todo lo que me pasó. Sois como un ángel caído en esta noche de invierno, ya que su piel es tan pálida y tan fría... que es cautivante. -Susurraba mientras bajaba mis dedas de lso yemas por su cuello y volvía a subir por su nuca y tactaba su melena de un rubio más apagado.- Pero lo más hermoso de vos son sus ojos que me robaron la razón, monseiur Mikelangelo. -Puse mi mano en mi pecho mientras la otra seguía en su pecho, mientras era abrazado por el hombre. Hice una pausa y, de pronto, sentí el impulso de abrazarle por la emoción, hundiendo mi cabeza en su pecho mientras lo acariciaba.- Creame que vos sois único.
Era una masiva correspondencia de besos, pues ahora fui yo quien le besé de tal manera que aquel hermoso instrumento musical nos hacía de lugar de apoyo para esa noche tan... especial.
Lumarie L.R. D' Alembert- Hechicero/Realeza
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Re: Una Noche De Admiracion | Privado |
No podía engañarme.. era un ser completamente inocente, pero seguía perseguido en mi interior por la idea de que quizás esto no podía ser real.. aquella burbuja mágica que nos envolvía esa noche, hacía que me costara creer que un roce de su mano, el tacto de sus labios, y su refugio junto a mi... me produjeran tanta comodiad sobre mi herido corazón...
¿Acaso este sentimiento comenzaba a manifestarse y materializarse por completo en este pequeño tramo de tiempo perdido en el espacio, al lado de un piano, en un gran salón lujoso pero oscuro, del palacio de mis memorias?
...No podía determinarlo en su totalidad, estaba embriagado con la esencia de tal inocente ser que había rozado mis labios después de tanto tiempo sin sentir algo completamente puro y magistral...
Lo cargué horizontalmente, sentándome lentamente en el suelo afirmado de la pata del piano y acaricié su rostro con ternura y dedicación... Era casi como una muñeca de porcelana de la cual me daba miedo llegar a quebrar, que se me hiciera trizas sin compasión frente a mi... No quería eso, y yo no iba a provocarlo...
-Aveces pienso... querido Lumarie... que este tipo de encuentros no se deben dejar pasar en absoluto- ...dije mientras miré hacia el frente, hacia un punto fijo con algo de reflexión en mis ojos, sin dejar de rozar su suave y delicada piel.
El cuerpo que sostenía en ese momento entre mis brazos, era como frágil... quien no se inmutaba en hacerse ver fuerte por fuera...
Si sus fuerzas salían... salían... como los impulsos de sus besos hacia mi. Si era débil.. lo era, como cuando se vió envuelto en una chispa de refugio, buscada en mi pecho.
-Lumarie... te confesaré ... que no deseo dejarte, ni abandonarte aqui esta noche.... podemos ir a otro lado si gustas... -dije con suavidad mientras rozaba un poco más su mejilla-
Le miré tan quieto, tan tímido, tan dulce... ¿Exceso de dulzura podría ser?...¿Sería eso posible en tan sencillo ser humano? ...Por supuesto, el superaba todas mis expectativas.. era tan descifrable como indescifrable... tan luminoso como tan sombrío.
Era un secreto, como un diario que podría explorar... pero el cual tenía sus páginas en blanco...
¿Podria llegar a escribir su propia historia?...¿Podría este vampiro llegar a plasmar en su alma?
Su mirada permanecía estampada en mi mente, el sabor de sus labios sobre los míos.. segundos... segundos de recuerdos de aquellos finos labios...
Lo mantuve entre mis brazos.. no quería soltarle definitivamente no.
Sentir cosas especiales por este ser comenzaban a inundar mi interior como si un manto protector estuviese haciéndole cariño a mi corazón... todo se sentía tan cálido, tanta calidez... era casi una tortura para mi... porque.. ¿Hace cúanto ya que no sentía un cuerpo caliente tan cercano a mi? ...desde hace mucho...
-Mi pequeño Lumarie.. déjame aguardart esta noche en tu sueño.. quiero cubrir de oscuridad tu hermoso lecho.. para solo quedarme a tu lado... la luz me hace mal y ... solo hallarás mi corazón aguardado en una fría y solitaria oscuridad...- le confesé mientras recorrí su fino rostro con un dedo suavemente, para llegar a sus labios y besarlo una vez más...
¿Acaso este sentimiento comenzaba a manifestarse y materializarse por completo en este pequeño tramo de tiempo perdido en el espacio, al lado de un piano, en un gran salón lujoso pero oscuro, del palacio de mis memorias?
...No podía determinarlo en su totalidad, estaba embriagado con la esencia de tal inocente ser que había rozado mis labios después de tanto tiempo sin sentir algo completamente puro y magistral...
Lo cargué horizontalmente, sentándome lentamente en el suelo afirmado de la pata del piano y acaricié su rostro con ternura y dedicación... Era casi como una muñeca de porcelana de la cual me daba miedo llegar a quebrar, que se me hiciera trizas sin compasión frente a mi... No quería eso, y yo no iba a provocarlo...
-Aveces pienso... querido Lumarie... que este tipo de encuentros no se deben dejar pasar en absoluto- ...dije mientras miré hacia el frente, hacia un punto fijo con algo de reflexión en mis ojos, sin dejar de rozar su suave y delicada piel.
El cuerpo que sostenía en ese momento entre mis brazos, era como frágil... quien no se inmutaba en hacerse ver fuerte por fuera...
Si sus fuerzas salían... salían... como los impulsos de sus besos hacia mi. Si era débil.. lo era, como cuando se vió envuelto en una chispa de refugio, buscada en mi pecho.
-Lumarie... te confesaré ... que no deseo dejarte, ni abandonarte aqui esta noche.... podemos ir a otro lado si gustas... -dije con suavidad mientras rozaba un poco más su mejilla-
Le miré tan quieto, tan tímido, tan dulce... ¿Exceso de dulzura podría ser?...¿Sería eso posible en tan sencillo ser humano? ...Por supuesto, el superaba todas mis expectativas.. era tan descifrable como indescifrable... tan luminoso como tan sombrío.
Era un secreto, como un diario que podría explorar... pero el cual tenía sus páginas en blanco...
¿Podria llegar a escribir su propia historia?...¿Podría este vampiro llegar a plasmar en su alma?
Su mirada permanecía estampada en mi mente, el sabor de sus labios sobre los míos.. segundos... segundos de recuerdos de aquellos finos labios...
Lo mantuve entre mis brazos.. no quería soltarle definitivamente no.
Sentir cosas especiales por este ser comenzaban a inundar mi interior como si un manto protector estuviese haciéndole cariño a mi corazón... todo se sentía tan cálido, tanta calidez... era casi una tortura para mi... porque.. ¿Hace cúanto ya que no sentía un cuerpo caliente tan cercano a mi? ...desde hace mucho...
-Mi pequeño Lumarie.. déjame aguardart esta noche en tu sueño.. quiero cubrir de oscuridad tu hermoso lecho.. para solo quedarme a tu lado... la luz me hace mal y ... solo hallarás mi corazón aguardado en una fría y solitaria oscuridad...- le confesé mientras recorrí su fino rostro con un dedo suavemente, para llegar a sus labios y besarlo una vez más...
Mikelangelo Van Dort- Vampiro/Realeza
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Re: Una Noche De Admiracion | Privado |
Oh, ¿esto era un sueño? ¿Realmente estaba pasando o solamente no era más que un método de llevarme con él? ¿Qué es lo que pretendía él? ¿Qué es lo que pretendía yo mismo? Ahora mismo no me conocía ni yo, no sabía el porque estaba tan indefenso, como me dejaba manejar ante él, pero... se sentía tan bien tener unos brazos que te abrazase, que te protegiesen, que te dijesen lo que te amaba y todo lo que te necesitaba. Nadie me había dicho aquello o, por lo menos, no me había sentido así de protegido, sino yo el protector de las personas.
Cuando le miraba era como si sus ojos me hipnotizasen con aquel color tan oscuro pero, a la vez, tan intenso y hermoso, con esa sonrisa tímida que dibujaba sus labios nerviosos que hablaban con una voz fuerte y llena de hermosas palabras que, si se matelizasen, sería capaz hasta de robarlas de otras personas. Todo él hacía que mi corazón se mantuviese en tensión, como un puño. Sabía que era cosciente de que me tenía que tranquilizar, pero... ¿Cómo lo podría hacer con esta perfecta figura que me protegía?
Estaba encima de él desde hace unos minutos, al lado de aquel precioso instrumento que era verlo y embriagarme de recuerdos de sus notas musicales, sonriendo como un idiota de pensar que nos había unido. ¿Cuánto hacía que no me sentía querido? Un año exactamente... un año en soledad, un triste año que intentaba hacer de mi vida todo con optimismo, a pesar de que ya me tenían demasiado ahogado y deprimido. ¿Y ahora? Era la persona más feliz del mundo.
Jugaba con mi pelo con mi mano derecha de manera inocente mientras que, con la izquierda, rodeaba los hombros del hombre, intentando estar más cerca de él, haciendo circulos con la yema de mi dedo en su brazo. En ese momento confesó que esos encuentros no se podían dejar pasar y, claramente, estaba en la razón, pero, de nuevo, esa voz tan dulce mientras me hablaba de manera noble hacía que me quedase como hipnotizado. ¡RAZÓN, POR FAVOR, AYÚDAME Y DEJAR DE MARCHARTE!
Asentí levemente mientras me quitaba los mechones rebeldes que seguían en mi cabello y jugaba con mi mano hasta apoyarla, finalmente, en su pecho fuerte y protector.
- Monseiur, yo creo que este es un precioso momento de una tragicomedia que llamamos: vida. Un momento inolvidable, monseiur. -Sentencié mi pensamiento en un tono dulce y susurrado, mientras me acercaba a él y apotaba mi cabeza en su hombro.
Se estaba tan bien a su lado que deseaba que fuese siempre de noche, que siempre estuviese así de galán conmigo, pero... ¿realmente llegará ese momento en el que nos separemos? ¿Y si...? Dudaba y eso me daba miedo.
Pero seguí a su lado...siempre.
Me volvió a confesar que no quería dejarme y una alegría invadió mi cuerpo, invadió realmente todo mi ser, haciendo que mi corazón latiese con fuerza y alegría que me cautivaba todo mi ser. La ilusión de un infante por algun deseo que más anhelaba... así era mi reacción.
Le agarré de sus hombros, con sobresalto, mientras asentía levemente y encogía mi hombro derecho con algo de timidez, mirando esta vez hacía la puerta y nuestros alrededores, dándome cuenta de la gravedad que tenía este lugar.
- Sí, monseiur, lléveme donde usted desee. Confío en vos, pue este lugar no es que sea el más indicado, lo confieso. -Sonreí levemente, ladeando la cabeza mientras me encogía de hombros. Volví a apoyarme en su hombro cuando este me decía tantas cosas que hacía querer abrazarle toda mi vida. Me separé de este y, lleno de nervios e ilusión por sus halagos, con una sonrisa, le dije.- Monseiur Mikelangelo, realmente usted parece un libro de prosa del propio romanticismo. -Reí levemente mientras pasaba mi mano derecha por sus cabellos y la izquierda agarraba su mano con algo de fuerza, sin querer soltarle.- Vos es la mota de luz de la noche, como la inspiración de la propia música. -Y el me besó de nuevo. Me levanté de encima de este, sentado tal infante en las piernas de su padre, sin soltarle la mano, ayudándole a levantarse después de nuestros besos apasionados, casi volcándonos hacía el suelo.- Venga, monseiur, creo que este lugar ya nos observa demasiado, ¿No cree? Porque siento algo... raro en este lugar. -Confesé, respirando hondo y a su lado, con una leve sonrisa, sin soltar su mano y apoyando mi cabeza en su hombro. - Vaya, monseiur, es usted alto, ¿eh? -Sonreí levemente, comparando nuestros centímetros poniéndoem en frente de este, siendo yo, como siempre, el más bajito... pero su mirada me volvió, de nuevo, como en trance y volví a juntarme a este, frente a frente, y, esta vez con más pasión y lujuría, me lancé a sus labios... a sus hermosos y maravillosos labios que hacían que volase.
Cuando le miraba era como si sus ojos me hipnotizasen con aquel color tan oscuro pero, a la vez, tan intenso y hermoso, con esa sonrisa tímida que dibujaba sus labios nerviosos que hablaban con una voz fuerte y llena de hermosas palabras que, si se matelizasen, sería capaz hasta de robarlas de otras personas. Todo él hacía que mi corazón se mantuviese en tensión, como un puño. Sabía que era cosciente de que me tenía que tranquilizar, pero... ¿Cómo lo podría hacer con esta perfecta figura que me protegía?
Estaba encima de él desde hace unos minutos, al lado de aquel precioso instrumento que era verlo y embriagarme de recuerdos de sus notas musicales, sonriendo como un idiota de pensar que nos había unido. ¿Cuánto hacía que no me sentía querido? Un año exactamente... un año en soledad, un triste año que intentaba hacer de mi vida todo con optimismo, a pesar de que ya me tenían demasiado ahogado y deprimido. ¿Y ahora? Era la persona más feliz del mundo.
Jugaba con mi pelo con mi mano derecha de manera inocente mientras que, con la izquierda, rodeaba los hombros del hombre, intentando estar más cerca de él, haciendo circulos con la yema de mi dedo en su brazo. En ese momento confesó que esos encuentros no se podían dejar pasar y, claramente, estaba en la razón, pero, de nuevo, esa voz tan dulce mientras me hablaba de manera noble hacía que me quedase como hipnotizado. ¡RAZÓN, POR FAVOR, AYÚDAME Y DEJAR DE MARCHARTE!
Asentí levemente mientras me quitaba los mechones rebeldes que seguían en mi cabello y jugaba con mi mano hasta apoyarla, finalmente, en su pecho fuerte y protector.
- Monseiur, yo creo que este es un precioso momento de una tragicomedia que llamamos: vida. Un momento inolvidable, monseiur. -Sentencié mi pensamiento en un tono dulce y susurrado, mientras me acercaba a él y apotaba mi cabeza en su hombro.
Se estaba tan bien a su lado que deseaba que fuese siempre de noche, que siempre estuviese así de galán conmigo, pero... ¿realmente llegará ese momento en el que nos separemos? ¿Y si...? Dudaba y eso me daba miedo.
Pero seguí a su lado...siempre.
Me volvió a confesar que no quería dejarme y una alegría invadió mi cuerpo, invadió realmente todo mi ser, haciendo que mi corazón latiese con fuerza y alegría que me cautivaba todo mi ser. La ilusión de un infante por algun deseo que más anhelaba... así era mi reacción.
Le agarré de sus hombros, con sobresalto, mientras asentía levemente y encogía mi hombro derecho con algo de timidez, mirando esta vez hacía la puerta y nuestros alrededores, dándome cuenta de la gravedad que tenía este lugar.
- Sí, monseiur, lléveme donde usted desee. Confío en vos, pue este lugar no es que sea el más indicado, lo confieso. -Sonreí levemente, ladeando la cabeza mientras me encogía de hombros. Volví a apoyarme en su hombro cuando este me decía tantas cosas que hacía querer abrazarle toda mi vida. Me separé de este y, lleno de nervios e ilusión por sus halagos, con una sonrisa, le dije.- Monseiur Mikelangelo, realmente usted parece un libro de prosa del propio romanticismo. -Reí levemente mientras pasaba mi mano derecha por sus cabellos y la izquierda agarraba su mano con algo de fuerza, sin querer soltarle.- Vos es la mota de luz de la noche, como la inspiración de la propia música. -Y el me besó de nuevo. Me levanté de encima de este, sentado tal infante en las piernas de su padre, sin soltarle la mano, ayudándole a levantarse después de nuestros besos apasionados, casi volcándonos hacía el suelo.- Venga, monseiur, creo que este lugar ya nos observa demasiado, ¿No cree? Porque siento algo... raro en este lugar. -Confesé, respirando hondo y a su lado, con una leve sonrisa, sin soltar su mano y apoyando mi cabeza en su hombro. - Vaya, monseiur, es usted alto, ¿eh? -Sonreí levemente, comparando nuestros centímetros poniéndoem en frente de este, siendo yo, como siempre, el más bajito... pero su mirada me volvió, de nuevo, como en trance y volví a juntarme a este, frente a frente, y, esta vez con más pasión y lujuría, me lancé a sus labios... a sus hermosos y maravillosos labios que hacían que volase.
Lumarie L.R. D' Alembert- Hechicero/Realeza
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Re: Una Noche De Admiracion | Privado |
Había un extraño lamento en mi alma, sobre el amor... sentía que no podía seguir buscándole más.. que era algo que no iba conmigo... mi alma solitaria, vagabunda en un lejano cielo azul, se reflejaba con soltura frente a mis ojos.
Veía a Lumarie tan cerca de mi que intentaba buscarle la mayor aversión posible, pero no podía...su presencia producía una cosa particular en mi... y era el de un cariño especial que creía haber perdido en dos veces anteriores.. que era el "Cariño Paternal" ... ¿Pero sería correcto verlo de esta forma? ...¿Como un hijo, un niño, un alma inocente arullada en la protección de mi pecho?... No podía determinarlo bien... pero era una opción.
Me adentré en su mente, ya había dado demasiado tiempo para pensar en todo lo que aquí estaba sucediendo... no me pude creer todas las cosas que leí de su mente... realmente era un muchacho tímido por dentro, y con más de algún sencillo deseo.. dudo que yo pudiese cumplirle alguno.
Me fijaba en como la noche y las horas corrían, como de repente el Palacio ya se iba silenciando, aunque en ese lugar.. pareciera que nunca dejara de haber movimientos. Aún sostenía a Lumarie en mis brazos... intenté mirar hacia la ventana... sus ojos me sensibilizaban demasiado.
Intentaba buscar un porvenir... pero no veía ningún camino, ningun destino, ningún portal en negro con forma de puerta sin manilla, al cual yo pudiese seguir...
La voz del muchacho resonaba en mis oídos como un hilo.. y no pude determinar que es lo que quería conseguir realmente conmigo.. mi mirada se tornó distraída mientras veía las cortinas flotantes, por la brisa que entraba hacia el salón...
...No podía mirarle de nuevo, después de su último beso... aunque en en su mente leía a gritos que deseaba quedarse conmigo toda la noche.. y muchas otras más...
¡Oh tan inocente mi pequeño Lumarie! ¿Que he de hacer ahora, me mostrarías tú, tan pequeño y delicado querubín algún camino de seguridad, en donde me pueda refugiar?En ese entonces me sentí completamente perdido ante mis pensamientos y no pude decidir con claridad...
...Si he de conquistar corazones, prefiero asesinarles....
...Entonces me incliné suavemente sobre el cuello de Lumarie, sin dejar de lado mi sensualidad.. y mis colmillos salieron a flote con rapidez, mientras que sostuve firmemente el cuerpo fino del Barón yacido entre el suelo y mis brazos, y bebí lentamente de su exquisito carmesí que solo me saciaba la sed.. y hacía a mis ojos resplandecer, brillando tras aquella sensación que quemaba mi muerta garganta, aquel vacío que no podía llenar.. insaciable, insaciable.. yo era un ser insaciable.. ¡Quería más y más.. incendiarme, carbonizarme, quemarme, arder.. y arder aún mucho más! ..quería suicidarme...
Veía a Lumarie tan cerca de mi que intentaba buscarle la mayor aversión posible, pero no podía...su presencia producía una cosa particular en mi... y era el de un cariño especial que creía haber perdido en dos veces anteriores.. que era el "Cariño Paternal" ... ¿Pero sería correcto verlo de esta forma? ...¿Como un hijo, un niño, un alma inocente arullada en la protección de mi pecho?... No podía determinarlo bien... pero era una opción.
Me adentré en su mente, ya había dado demasiado tiempo para pensar en todo lo que aquí estaba sucediendo... no me pude creer todas las cosas que leí de su mente... realmente era un muchacho tímido por dentro, y con más de algún sencillo deseo.. dudo que yo pudiese cumplirle alguno.
Me fijaba en como la noche y las horas corrían, como de repente el Palacio ya se iba silenciando, aunque en ese lugar.. pareciera que nunca dejara de haber movimientos. Aún sostenía a Lumarie en mis brazos... intenté mirar hacia la ventana... sus ojos me sensibilizaban demasiado.
Intentaba buscar un porvenir... pero no veía ningún camino, ningun destino, ningún portal en negro con forma de puerta sin manilla, al cual yo pudiese seguir...
La voz del muchacho resonaba en mis oídos como un hilo.. y no pude determinar que es lo que quería conseguir realmente conmigo.. mi mirada se tornó distraída mientras veía las cortinas flotantes, por la brisa que entraba hacia el salón...
...No podía mirarle de nuevo, después de su último beso... aunque en en su mente leía a gritos que deseaba quedarse conmigo toda la noche.. y muchas otras más...
¡Oh tan inocente mi pequeño Lumarie! ¿Que he de hacer ahora, me mostrarías tú, tan pequeño y delicado querubín algún camino de seguridad, en donde me pueda refugiar?En ese entonces me sentí completamente perdido ante mis pensamientos y no pude decidir con claridad...
...Si he de conquistar corazones, prefiero asesinarles....
...Entonces me incliné suavemente sobre el cuello de Lumarie, sin dejar de lado mi sensualidad.. y mis colmillos salieron a flote con rapidez, mientras que sostuve firmemente el cuerpo fino del Barón yacido entre el suelo y mis brazos, y bebí lentamente de su exquisito carmesí que solo me saciaba la sed.. y hacía a mis ojos resplandecer, brillando tras aquella sensación que quemaba mi muerta garganta, aquel vacío que no podía llenar.. insaciable, insaciable.. yo era un ser insaciable.. ¡Quería más y más.. incendiarme, carbonizarme, quemarme, arder.. y arder aún mucho más! ..quería suicidarme...
Mikelangelo Van Dort- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 27/09/2012
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Re: Una Noche De Admiracion | Privado |
Quizá el cuento de hadas estaba siendo demasiado perfecto como para poder querermelo. Pensé que, quizá, iba a ser un día "especial", que quizá él sería diferente, pero estaba equivocado. Era un inocente incrédulo que acabaría embobado por la melodía de un falso hombre que solamente se aprovechó de mi como si fuese efímero, como si fuese su única red de sangre. Al principio pensé que sus manos en mi cintura eran cariñosas, que solamente intentaba mostrarme amor, pero... el cuento cambió.
Sus fuertes brazos me rodearon y mi nariz rozó con sensualidad. Primero pensé que volveríamos con nuestros besos apasionados y posó sus labios en mi cuello pero un fuerte mordisco haciendo estremecer un leve de dolor salió de mi garganta. Era insoportable notar como aquel hombre no era más que un sucio vampiro... como ellos.
Noté como una suave brisa meneaba mis cabellos y el frío de aquel suelo de piedra congelaba mi mejilla que rozaba el suelo. No podía abrir los ojos, no tenía fuerza a penas y me dolía todo el cuerpo. El silencio irradiaba el lugar. Ni el piano sonaba.
Abrí mis ojos cuando noté como pude mover mi cuerpo, al dejar de estar entumecido. Escuché unos pasos y me levanté de aquel suelo del lugar. "¿Qué es lo que ha pasado?", me pregunté en ese momento, mirando de un lugar a otro aquella sala. ¿Qué hacía aquí? ¿Había sido todo un sueño?
Estiré mis manos y pestañee levemente, levantándome de aquel frío lugar y atusándome mi traje. Volví a mirar a esa fría habitación cargada de un mal ambiente cargado, como si antes hubiese pasado aquí algo. Notaba una presencia más, pero... no podía verlo.
Los pasos en el pasillo se notaban cercanos e hizo que saliese de la sala, intentando disimular que solamente estaba de paso, y la voz de mi padre apareció en la otra punta del pasillo. Sonreí ampliamente. Ya no tenía esa presencia de soledad y ya podría volver a mi hogar, de nuevo.
- ¡Lumarie, hijo! ¿Dónde te has metido estas horas? ¿Y la mujer? -Preguntó mi padre, acercándose a mi y rodeando su brazo por mis hombros, con una sonrisa.
- Pues... -Falfullé. No recordaba nada de como había llegado ahí y solamente recordaba un rostro y un nombre: Mikelangelo. Aun así, intenté ser natural y mentir a mi viejo padre para no causar sospechas, pero... de nuevo, volvía a estar solo y con las esperanzas por los suelos.- Se marchó hace un rato. Estabamos en aquella habitación del piano, tocándole unas melodías, y ella marchó. ¿Nosotros también lo hacemos?
- Si, ya es tarde y nuestro carruaje espera, querido hijo.
La actuación de una larga noche llevaba a su fin, pero pensé que lo había soñado en todo momento o que solamente era fuente de mi imaginación o un golpe que me podría haber dado. Pensé que aquel hombre no era real... pero me estaba mintiendo a mi mismo cuando noté aquellas mordedura en mi cuello que dejarían una gran marca para siempre y un gran dolor de venganza y de confusión tras haber sido marcado para una larga eternidad por aquel cobarde que me intentó robar mi corazón ya marchito.
Sus fuertes brazos me rodearon y mi nariz rozó con sensualidad. Primero pensé que volveríamos con nuestros besos apasionados y posó sus labios en mi cuello pero un fuerte mordisco haciendo estremecer un leve de dolor salió de mi garganta. Era insoportable notar como aquel hombre no era más que un sucio vampiro... como ellos.
¿Por qué todos siempre querían romperme mis ilusiones?
Noté como una suave brisa meneaba mis cabellos y el frío de aquel suelo de piedra congelaba mi mejilla que rozaba el suelo. No podía abrir los ojos, no tenía fuerza a penas y me dolía todo el cuerpo. El silencio irradiaba el lugar. Ni el piano sonaba.
Abrí mis ojos cuando noté como pude mover mi cuerpo, al dejar de estar entumecido. Escuché unos pasos y me levanté de aquel suelo del lugar. "¿Qué es lo que ha pasado?", me pregunté en ese momento, mirando de un lugar a otro aquella sala. ¿Qué hacía aquí? ¿Había sido todo un sueño?
Estiré mis manos y pestañee levemente, levantándome de aquel frío lugar y atusándome mi traje. Volví a mirar a esa fría habitación cargada de un mal ambiente cargado, como si antes hubiese pasado aquí algo. Notaba una presencia más, pero... no podía verlo.
Los pasos en el pasillo se notaban cercanos e hizo que saliese de la sala, intentando disimular que solamente estaba de paso, y la voz de mi padre apareció en la otra punta del pasillo. Sonreí ampliamente. Ya no tenía esa presencia de soledad y ya podría volver a mi hogar, de nuevo.
- ¡Lumarie, hijo! ¿Dónde te has metido estas horas? ¿Y la mujer? -Preguntó mi padre, acercándose a mi y rodeando su brazo por mis hombros, con una sonrisa.
- Pues... -Falfullé. No recordaba nada de como había llegado ahí y solamente recordaba un rostro y un nombre: Mikelangelo. Aun así, intenté ser natural y mentir a mi viejo padre para no causar sospechas, pero... de nuevo, volvía a estar solo y con las esperanzas por los suelos.- Se marchó hace un rato. Estabamos en aquella habitación del piano, tocándole unas melodías, y ella marchó. ¿Nosotros también lo hacemos?
- Si, ya es tarde y nuestro carruaje espera, querido hijo.
La actuación de una larga noche llevaba a su fin, pero pensé que lo había soñado en todo momento o que solamente era fuente de mi imaginación o un golpe que me podría haber dado. Pensé que aquel hombre no era real... pero me estaba mintiendo a mi mismo cuando noté aquellas mordedura en mi cuello que dejarían una gran marca para siempre y un gran dolor de venganza y de confusión tras haber sido marcado para una larga eternidad por aquel cobarde que me intentó robar mi corazón ya marchito.
- Spoiler:
Bueno, creo que podemos acabar aquí el rol, ¿no? Termina tu si quieres y hacemos el reencuentro de ellos, un mes después, cuando mi Lumarie aun no se encontró con su amada Shoko :3
Lumarie L.R. D' Alembert- Hechicero/Realeza
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