En ese Lugar donde se Entrecruzan los Caminos [privado]

por **Dominika Ankudinov** Mar Oct 01, 2013 2:11 am

Hoy me había despertado como de costumbre muy temprano, apenas cuando los rayos del sol asomaron por la ventana de mi habitación. El lugar en el que vivía era muy pequeño, se trataba de un solo cuarto que hacía a la vez de sala-habitación y cocina, y otro diminuto que cumplía la función de baño, pero la modestia del lugar no me importaba. Me bastaba con ese espacio al que podía llamar mío e intentaba alegrarlo lo más posible, rodeándolo de jarrones de flores y guirnaldas de múltiples colores elaboradas por mis propios dedos. Me gustaba hacer todo lo que pudiera y regodearme de que mis manos hubieran elaborado las sábanas que utilizaba por las noches, los manteles que adornaban mi única mesa de madera y las agradables cortinas que colgaban de las ventanas. En mi opinión no importaba lo pequeño que fuese el espacio sino lo acogedor que resultase.

Saludé a las variadas plantas que poseía, las regué alegremente, y tomé una canasta antes de salir y dirigirme al puerto, adonde aprovecharía para matar dos pájaros de un tiro, ya que llevaba conmigo numerosos collares y pulseras que había confeccionado o que había intercambiado con varios comerciantes y que esperaba poder vender a la gente que frecuentaba el lugar. A la vez usaría ese tiempo en comprar algo de pescado fresco que hoy se me antojaba probar y con algo de suerte regresaría a tiempo para prepararlo y apaciguar de esa manera mi antojo de él.

Al llegar caminé por el lugar que ahora se presentaba algo frío, la brisa atraía consigo el olor del agua salada lo cual me animó a acercarme más al muelle. A lo lejos podía ver algunos botes que se habían echado temprano a la mar buscando contar con la suficiente fortuna para llenar las redes. Conocía a algunos de los pescadores que frecuentaban la zona y esperaba poder encontrarme con uno de ellos y así conseguir pescado más barato que el que conseguiría en el mercado ambulante. Sin embargo mis pensamientos se desviaron al igual que mirada lo hacía al divisar a un joven hombre de cabello oscuro que caminaba a escasa distancia y se acercaba desde la dirección contraria. Aproveché el hecho de que miró hacía mi para acercarme a él y presentarle así mi oferta. -Buenos días señor. Qué le parecería comprar un hermoso collar o un brazalete para alguna enamorada? O sino... - Tomé entre mis dedos una cadena de plata con un colgante circular que me pareció la más apropiada para él. -Qué le parece adquirir una para usted?-