AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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No hay lugar donde exista la paz [Privado]
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No hay lugar donde exista la paz [Privado]
La estación aquella no era el mejor sitio para pasar una tarde libre y precisamente por eso era extraño que alguien como él estuviera solamente sentado en una de las bancas de aquel lugar, escuchando el sonido de los ferrocarriles y a la gente hablando o solamente observándoles esperar a sus seres queridos. Pese a lo que se pudiera pensar, ese era un sitio que le tranquilizaba, los ruidos eran diferentes a los que escuchaba a diario en el sanatorio y aunque eran mucho más fuerzas, tenían mucho menos dolor acumulado en ellos. La mayoría de los sonidos eran risas o lagrimas de alegría, en su trabajo todo era demencia y perdición e incluso en su hogar las cosas no eran muy diferentes a lo que vivía diariamente durante las horas que pasaba encerrado en el manicomio. Pero ese era su día libre y ese día él mandaba respecto a que hacer y a donde ir.
Suspiro pesadamente, dejando que uno de los nuevos sonidos del ferrocarril inundara no solo sus sentidos sino que se comiera todos los ruidos del exterior por al menos unos segundo. Cuando las palabras volvieron a nacer, la gente comenzaba a despedirse antes de que el siguiente viaje saliera. En muy raras ocasiones se sentía tentado a caminar con dirección a donde vendían los boletos, adquirir uno e irse de aquel lugar; no le interesaba a donde, ni por cuanto tiempo, solo buscaba irse. Ese era uno de esos días, así que con calma se levanto mientras varias familias dejaban a sus seres queridos para que partieran a otro lugar, Clyde avanzo hasta donde se vendían los boletos y pidió uno. No observo el lugar al que decía llevar, únicamente pago lo necesario y después se dirigió al lugar donde todos estaban listos para abordar.
Sus ojos se encontraban centrados en aquel transporte que prometía liberarlo de todas las preocupaciones y sufrimientos. Las personas abordaron, el ultimo aviso de la salida fue dado y entonces el ferrocarril comenzó a avanzar.
Cuando ya no podía diferenciarse más la figura de aquella maquina andante, solo Clyde permanecía en su sitio, con el boleto en la mano. Miro el boleto y sin pensárselo mucho lo desecho, ya no servía para nada. Giro en su sitio, con la intención de volver regresar a su hogar y a la rutina cuando su mirada se poso sobre otra y una sonrisa apareció en sus labios a modo de saludo o de mera cordialidad, pero no existió al parecer respuesta, solo una mirada fija en él.
Suspiro pesadamente, dejando que uno de los nuevos sonidos del ferrocarril inundara no solo sus sentidos sino que se comiera todos los ruidos del exterior por al menos unos segundo. Cuando las palabras volvieron a nacer, la gente comenzaba a despedirse antes de que el siguiente viaje saliera. En muy raras ocasiones se sentía tentado a caminar con dirección a donde vendían los boletos, adquirir uno e irse de aquel lugar; no le interesaba a donde, ni por cuanto tiempo, solo buscaba irse. Ese era uno de esos días, así que con calma se levanto mientras varias familias dejaban a sus seres queridos para que partieran a otro lugar, Clyde avanzo hasta donde se vendían los boletos y pidió uno. No observo el lugar al que decía llevar, únicamente pago lo necesario y después se dirigió al lugar donde todos estaban listos para abordar.
Sus ojos se encontraban centrados en aquel transporte que prometía liberarlo de todas las preocupaciones y sufrimientos. Las personas abordaron, el ultimo aviso de la salida fue dado y entonces el ferrocarril comenzó a avanzar.
Cuando ya no podía diferenciarse más la figura de aquella maquina andante, solo Clyde permanecía en su sitio, con el boleto en la mano. Miro el boleto y sin pensárselo mucho lo desecho, ya no servía para nada. Giro en su sitio, con la intención de volver regresar a su hogar y a la rutina cuando su mirada se poso sobre otra y una sonrisa apareció en sus labios a modo de saludo o de mera cordialidad, pero no existió al parecer respuesta, solo una mirada fija en él.
Terry Ludlow- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/02/2014
Re: No hay lugar donde exista la paz [Privado]
Sin embargo en mis ojos una pregunta existe
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita!
-Pablo Neruda, fragmento de “Tengo miedo”-
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita!
-Pablo Neruda, fragmento de “Tengo miedo”-
Durante la tarde los mejores sonidos y cuadros pintorescos surgen de la nada todos y cada uno de ellos creaciones espontaneas de las personas que surcan por las calles y pasillos de las agitadas ciudades, la brisa estival de primavera invita a todos a fundirse de lleno con el sentimiento más profundo de todos, el amor, pero este es el que más lastimas cuando se aleja cuando tiene que partir sin razón alguna o con razón en cuyo caso es aún más doloroso.
Entre la estación de tren una jovencita de cabellos castaños largos y algo alborotados está sentada en el suelo con una libreta en mano, la gente pasa a su lado pero no la nota al contrario la observan como una loca más puesto que su manos e mueve captando los sonidos del lugar para crear música, sus labios tambien siguen un compás, uno que no está pero que poco a poco se va materializando en las hojas gastadas y tachadas de la joven, su mano comienza a dibujar acordes musicales hasta que siente como se le rompe el pequeño lápiz que lleva, una mueca se dibuja en su rostro que se dirige a observar su nuevo acontecimiento, pero así de rápido como vino la mueca se va por una sonrisa la cual hace que Mimi deje a un lado su cuaderno para comenzar caminar hacia las líneas de aquella máquina de vapor, mira las líneas férreas para comenzar a caminar sobre estas cantando levemente al sonido del ruido del cacharro
-Mimi deberías hacer eso cuando no esté un tren a punto de partir-
-Calla, déjame cantar
“Mi corazón está, al borde del precipicio
Porque mi alta está ausente de tu vicio
Mis manos cubren mis ojos y no te veo más
Porque mi alma con dios ya está”-
-Eres fastidiosa-
-Calla, déjame cantar
“Mi corazón está, al borde del precipicio
Porque mi alta está ausente de tu vicio
Mis manos cubren mis ojos y no te veo más
Porque mi alma con dios ya está”-
-Eres fastidiosa-
La risa y los tonos altos y bajos de la canción hacen que la joven bruja camine cual cuerda floja hasta que el grito de uno de los oficiales la despierta de su ensueño de locura, rápidamente toma su cuaderno caminando tan rápido que parece que corriera, estaba avergonzada porque se imaginaba a todos que se reían de ella, algo que no era pero que su mente dividida le hacía creer
-Ya ves Mimi ahora todos se burlan de tu canto y de ti, eres una tonta-
-Yo.Yo. Yo no.no soy tonta.yo.yo solo quería música solo eso-
-Si claro ahora todos se ríen de ti, niña tonta-
-Yo.Yo. Yo no.no soy tonta.yo.yo solo quería música solo eso-
-Si claro ahora todos se ríen de ti, niña tonta-
La joven quería llorar pero solo agachó la cabeza unos minutos hasta estar por la puerta de salida justo cerca de la boletería, alzó su rostro y vio a un joven solo pero no lo vío que se reía es más ni la noto por lo que había ocurrido al parecer él también compartia algo con aquella joven bruja, el estar aislados de todos y todo, pero la felicidad nunca dura, aun con su sonrisa que es más que algo nuevo, algo innato en ella, eso tomándolo como un saludo que se irrumpe cuando agacha el rostro y corre a uno de los baños a esconder
-Claro y crees que él te entenderá-
-No, déjame, no digas más porfavor-
-Voy a salir-
-NO, no vas salir, no lo permitiré-
-No, déjame, no digas más porfavor-
-Voy a salir-
-NO, no vas salir, no lo permitiré-
La risa de maldad en que en su mene escucha como si fuera real, su voz se escucha en sus gritos pero no de la otra persona con la que se supone que está hablando, es su misma voz pero en su cabeza los cuales se reflejan sobre sus labios que se mueven por no emiten sonido solo hacen los gestos de las palabras, en el espejo se ve ella y la otra persona pero en la realidad solo está ella hablándose y mirándose y dos voces, la de ella consciente y la de la otra mujer inconsciente que es ella misma solo que en su mente parece otra.
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Mimi Drummond- Hechicero Clase Media
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Re: No hay lugar donde exista la paz [Privado]
La idea de partir y dejar todo detrás se desvanece tan rápido de su mente como el humo del ferrocarril que ya va demasiado lejos como para que se le de alcance. La libertad la ha desechado como al boleto que antes sostenía en su mano y la responsabilidad de su naturaleza es lo único que le queda para aferrarse. Una responsabilidad que le ha dejado cansado de todo y contaminado con la culpabilidad que hace que no observe a Beth realmente, sino que en lugar de ver a la mujer que tanto ama, observa en ella la cordura que ya no existe. Para los Dunne solo queda la vida robada en las manos de los inquisidores y nada más que eso.
Cuando sus ojos se topan con los de la mujer que esta cerca del puesto de los boletos y la sonrisa trata de llegar a sus labios, deja de pensar en Beth. Su atención e interés se sitúan entonces en la chica de los cabellos castaños que desvía la mirada de él y que corre lejos; por algún motivo cree haber visto en los ojos de la chica los mismos destellos que en los de su esposa y en los de los internos del manicomio. Es algo que no puede explicar con palabras pero que comprende al mirar; sabe que es la carencia de sanidad mental.
El psiquiatra comienza a andar al interior de la estación de trenes y planea abandonar aquel lugar para regresar a su casa, al lado de la mujer que debe estar y de la que ama pese a todo. Sin embargo, cuando esta por abandonar la estación algo le detiene, gira el rostro en dirección al lugar donde sabe que la chica ha desaparecido y tras soltar un suspiro regresa, andando esa vez en dirección al baño donde la vio entrar. Consciente de que no estaría bien visto que entrara en un baño se detiene en una pared cercana, aguardando porque la fémina abandone el lugar y entonces deban toparse de manera inevitable. Clyde buscaba asegurarse de que se encontraba bien o tal vez de que aquel destellos en sus ojos era meramente una idea en la mente del brujo, una ilusión debida a la continua convivencia con enfermos mentales.
– Vamos, sal pronto – susurra para si, con los ojos puestos en la entrada al baño. Espera que la joven salga pronto, porque tampoco piensa esperar eternamente por ella; sabe bien que su esposa se preocupa cuando las ausencias de él se vuelven largas y que en esos momentos puede caer en un episodio de los que Clyde quiere evitar a toda costa.
Cuando sus ojos se topan con los de la mujer que esta cerca del puesto de los boletos y la sonrisa trata de llegar a sus labios, deja de pensar en Beth. Su atención e interés se sitúan entonces en la chica de los cabellos castaños que desvía la mirada de él y que corre lejos; por algún motivo cree haber visto en los ojos de la chica los mismos destellos que en los de su esposa y en los de los internos del manicomio. Es algo que no puede explicar con palabras pero que comprende al mirar; sabe que es la carencia de sanidad mental.
El psiquiatra comienza a andar al interior de la estación de trenes y planea abandonar aquel lugar para regresar a su casa, al lado de la mujer que debe estar y de la que ama pese a todo. Sin embargo, cuando esta por abandonar la estación algo le detiene, gira el rostro en dirección al lugar donde sabe que la chica ha desaparecido y tras soltar un suspiro regresa, andando esa vez en dirección al baño donde la vio entrar. Consciente de que no estaría bien visto que entrara en un baño se detiene en una pared cercana, aguardando porque la fémina abandone el lugar y entonces deban toparse de manera inevitable. Clyde buscaba asegurarse de que se encontraba bien o tal vez de que aquel destellos en sus ojos era meramente una idea en la mente del brujo, una ilusión debida a la continua convivencia con enfermos mentales.
– Vamos, sal pronto – susurra para si, con los ojos puestos en la entrada al baño. Espera que la joven salga pronto, porque tampoco piensa esperar eternamente por ella; sabe bien que su esposa se preocupa cuando las ausencias de él se vuelven largas y que en esos momentos puede caer en un episodio de los que Clyde quiere evitar a toda costa.
Terry Ludlow- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/02/2014
Re: No hay lugar donde exista la paz [Privado]
El niño que no juega no es niño,
pero el hombre que no juega
perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta.-
-Pablo Neruda-
pero el hombre que no juega
perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta.-
-Pablo Neruda-
Los segundos iban pasando lento conforme la jovencita se miraba en aquel espejo pero en su mente podía aun escuchar aquella voz, sus manos cubren con toda la fuerza que le queda para no oírla, metida bajo aquel lavamanos, escondida de la nada pero ahí está oculta de a aquella voz que la atormenta, que cree que se escucha por todo el baño pero solo es en su cabeza.
Eres una tonta, crees que me iré así
-Si vete, no, hoy no estoy muy cansada-
Eres una tonta
-Si vete, no, hoy no estoy muy cansada-
Eres una tonta
En aquel baño de aquella estación, con el claro del día entrando por las pequeñas tragaluces se sentía asustada y así temerosa sale la pequeña castaña de su escondite mirando a todos lados, tomando un poco de agua lava su rostro cansado de aquellas peleas y más de que siempre tenga que huir de las personas que no pueda establecer alguna amistad con alguien porque enseguida lo destruiría aquella otra mujer, aquella que la persigue y que vive con ella, en ella.
-Mimi no olvides un ligero toque de alguien y tomaré el control, burra-
Un suspiro ahogado deja salir la joven bruja mirándose, mira a la otra mujer de cabellos oscuros más blanca que ella y con esos ojos ambarinos y esa sonrisa malvada de labios rojos, segura de si misma y sensual pero son segundos, al instante no ve a quien le ha amenazado por segunda ocasión, está jugando con ella, pero la escucha en su cabeza y aunque sus labios se mueven leves no mira que son ellos los que dejan las palabras en su propia cabeza. Respirando hondo decide que es mejor salir y continuar con lo que estaba haciendo a fin de cuentas aquel sujeto ya se habría ido…¿o no?
Camina pesadamente como si no quisiera hacer nada más que solo llegar a casa y encerrarse bajo mil llaves, abre la puerta lento y entonces al salir de su escondite más singular ve a aquella figura masculina como parte de sus auto reflejos de locura agacha la mirada como si no fuera con ella y menos con aquel que la obligó a encerrarse unos minutos, sus pasos torpemente caminan hacia donde estaba con sus ojos clavados en el suelo, pasa de largo lo más rápido que pueda, sus pies se mueven a pasos pequeños pero veloces.
-No te detengas Mimi sigue caminando- se da ánimos ella misma
–Ay más burra tú, no puedes ser verdad, Mimi- de forma despectiva la llama
-Déjame, dijiste que no harías nada-
-Jamás dije eso-
–Ay más burra tú, no puedes ser verdad, Mimi- de forma despectiva la llama
-Déjame, dijiste que no harías nada-
-Jamás dije eso-
Comienza a hablarle a aquella mujer que logra ver a lo lejos, y su risa la puede nuevamente escuchar estrepitosamente pero solo es en su cabeza porque no hay voz que retumbe las paredes de aquel lugar, no hay nada, son sus propios labios que se mueven leves, y su voz la que grita para evitar a la otra acercarse, se cubre los oídos nuevamente, esta vez con un proposito
-No te escucharé no te escucharé-
-No es necesario, aquel hombre te cree una loca más-
-No es necesario, aquel hombre te cree una loca más-
La risa de maldad en que en su mente se escucha como si fuera real, su voz se escucha en sus gritos pero no de la otra persona con la que se supone que está hablando, es su misma voz pero en su cabeza los cuales se reflejan sobre sus labios que se mueven por no emiten sonido solo hacen los gestos de las palabras.
Mira al hombre con sus ojos lagrimosos a punto de estallar en llanto, se acera a él prudencialmente si tocarlo, es más casi a dos metros de distancia.
-No estoy loca, no me mire así, es ella la que provoca todo no yo, porque siempre yo, porque no ella-
Sus palabras las deja ahí con las lágrimas saliendo de sus ojos, sus manos limpian aparatosamente aquellas pequeñas gotas de sal que emana esperando que todo se alivie y así es cuestión de segundos aquellas lágrimas cesan por una sonrisa y una reverencia.
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Mimi Drummond- Hechicero Clase Media
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Localización : encerrada en su sótano
Re: No hay lugar donde exista la paz [Privado]
Comenzaba a creer que lo mejor era abandonar de una buena vez por todas aquella estación de trenes. Tiene suficiente de todo aquello y en casa le espera el motivo de que continúe firme en aquel lugar, su Beth. Suspira de manera pesada y de un instante a otro la puerta del baño de mujeres se abre, dando paso a la joven castaña que antes le mirara tan fijamente. Los ojos de ambos se encuentran por un leve periodo de tiempo, la chica sin embargo agacha la mirada haciendo como si no le hubiera observado y Clyde considera eso peculiarmente inusual, después de todo, en sus labios lucía una sonrisa para mostrarse ante ella de una forma amable.
No separa la vista de ella porque le parece curiosa y conforme más la observa es como comienza a notar la singularidad de su actuar. Parecía hablar con ella misma, sufrir por eso y no tener lugar al cual escapar. La cabeza del brujo se mueve de un lado a otro, buscando asegurarse de que se encuentra en la estación de trenes y no en el manicomio; quizás quien estaba perdiendo la cabeza era él y se imaginaba todo aquel lugar. Sin embargo, conforme más observa más se da cuenta de que es la realidad y de que a la joven le ocurre algo que no puede juzgar tan fácilmente. Sus instintos de medico le dicen que sufre de alguna condición psiquiátrica pero no puede dar un diagnostico sin antes ver a la aludida de una manera más cercana y hacer una evaluación, sería anti ético de su parte hacerlo de otro modo. Sonríe para si mismo por la clase de cosas que piensa; tiene momentos como ese en la que la curiosidad le gana cuando no debería y cuando lo apropiado y correcto sería mostrarse únicamente como una persona más, un hombre común y corriente. Por descuidos como el que tenía y en que muchos otros caían, diagnosticando a gente a la ligera es que las profesiones de la salud mental se veían tan calumniadas.
Se disponía finalmente a alejar la mirada de la chica, irse de una buena vez y olvidarla; pero no puede hacerlo. La mirada ajena se posa sobre la suya y los ojos se le notan acuosos, como si contuviera el llanto. La distancia entre ambos disminuye y Clyde permanece observando a la joven que comienza a hablar. Sonríe para inspirarle confianza nuevamente y que no crea que busca dañarla, porque no lo busca. Ser psiquiatra era un verdadero reto, muchos vivían los males de la mente de una forma ajena pero él, para el Dunne es diferente, es algo tan cercano que basta con moverse en la cama por la noche para toparse con la carencia de cordura envuelta en la figura de su esposa.
– Sé que no estas loca y si te miro de esta manera es porque no tengo otra con la cual observar el mundo y lo que me rodea – busca la mirada ajena aunque por aquel rostro ya corren lágrimas — Ella… ¿No te deja en paz? Seguro que quieres un poco de paz y que deje de molestarte ¿verdad? Pero estoy seguro de que quien sea ella, esta ahí para protegerte de algo – Generalmente era de esa manera, las demencias nacían solo con el propósito de salvar de un mal mayor a la mente humana – ¿Cómo te llamas tu? y ¿Cómo se llama ella? – estira la mano, aún manteniendo la distancia con ella – Mi nombre es Clyde, para servirles a ambas – Desconoce que es lo que sucede, pero hace lo que sabe es lo correcto.
No separa la vista de ella porque le parece curiosa y conforme más la observa es como comienza a notar la singularidad de su actuar. Parecía hablar con ella misma, sufrir por eso y no tener lugar al cual escapar. La cabeza del brujo se mueve de un lado a otro, buscando asegurarse de que se encuentra en la estación de trenes y no en el manicomio; quizás quien estaba perdiendo la cabeza era él y se imaginaba todo aquel lugar. Sin embargo, conforme más observa más se da cuenta de que es la realidad y de que a la joven le ocurre algo que no puede juzgar tan fácilmente. Sus instintos de medico le dicen que sufre de alguna condición psiquiátrica pero no puede dar un diagnostico sin antes ver a la aludida de una manera más cercana y hacer una evaluación, sería anti ético de su parte hacerlo de otro modo. Sonríe para si mismo por la clase de cosas que piensa; tiene momentos como ese en la que la curiosidad le gana cuando no debería y cuando lo apropiado y correcto sería mostrarse únicamente como una persona más, un hombre común y corriente. Por descuidos como el que tenía y en que muchos otros caían, diagnosticando a gente a la ligera es que las profesiones de la salud mental se veían tan calumniadas.
Se disponía finalmente a alejar la mirada de la chica, irse de una buena vez y olvidarla; pero no puede hacerlo. La mirada ajena se posa sobre la suya y los ojos se le notan acuosos, como si contuviera el llanto. La distancia entre ambos disminuye y Clyde permanece observando a la joven que comienza a hablar. Sonríe para inspirarle confianza nuevamente y que no crea que busca dañarla, porque no lo busca. Ser psiquiatra era un verdadero reto, muchos vivían los males de la mente de una forma ajena pero él, para el Dunne es diferente, es algo tan cercano que basta con moverse en la cama por la noche para toparse con la carencia de cordura envuelta en la figura de su esposa.
– Sé que no estas loca y si te miro de esta manera es porque no tengo otra con la cual observar el mundo y lo que me rodea – busca la mirada ajena aunque por aquel rostro ya corren lágrimas — Ella… ¿No te deja en paz? Seguro que quieres un poco de paz y que deje de molestarte ¿verdad? Pero estoy seguro de que quien sea ella, esta ahí para protegerte de algo – Generalmente era de esa manera, las demencias nacían solo con el propósito de salvar de un mal mayor a la mente humana – ¿Cómo te llamas tu? y ¿Cómo se llama ella? – estira la mano, aún manteniendo la distancia con ella – Mi nombre es Clyde, para servirles a ambas – Desconoce que es lo que sucede, pero hace lo que sabe es lo correcto.
Terry Ludlow- Cambiante Clase Alta
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Re: No hay lugar donde exista la paz [Privado]
Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados
-Albert Einstein-
-Albert Einstein-
Eso Mimi dale la mano niña tonta, deja que te toque
No…eso jamás porque lo matarías aquí
No…eso jamás porque lo matarías aquí
Una lágrima cae por aquella mejilla dejando la marca a su paso por aquella piel blanquecina, sus labios tartamudos intentando buscar alguna palabra para el joven brujo que se presentaba frente a ella con ese semblante y aura tan cándida con la mezcla de la curiosidad junto al placer de ayudarla, pero ¿acaso había ayuda para una locura dual?; niega limpiando aquella lágrima la jovencita se retira uno dos pasos atrás para hacer una reverencia al joven, teme tocarle, por no decir que entra en pánica que alguien la toque.
Las preguntas que ahondan en la mente del brujo y que ahora espera con ansia la respuesta mantienen la mente de la pequeñaja ocupada en analizar cual de las dos protege a la otra y por qué lo hacen pero solo ve que ella es la que protege a todos de aquella insana que desea con toda sus fuerzas salir.
Mmm, interesante, él no solo cree que eres loca sino que te encerrará su mente le juega la malas bromas de aquella desconocida que solo mueve los labios del cuerpo jovial
-No, él no me encerrará, no puede- se contesta mostrando el timbre nervioso
No si yo salgo, deja que te toque Mimi acércate y le mostraré que no puede encerrarte Insiste aquella voz que solo la bruja puede oír, por mostrarse.
-No, porque sería su fin- niega como un ratón asustado contra una pard apunto de aplastarla
-No, él no me encerrará, no puede- se contesta mostrando el timbre nervioso
No si yo salgo, deja que te toque Mimi acércate y le mostraré que no puede encerrarte Insiste aquella voz que solo la bruja puede oír, por mostrarse.
-No, porque sería su fin- niega como un ratón asustado contra una pard apunto de aplastarla
Su mirada de terror se encuentra con los ojos del joven y resguarda sus manos contra su pecho para no extenderla, trata de mostrar que con la reverencia basta como saludo, su voz ahora es un halo débil y casi murmurante teme despertar la furia de su gemela en el cuerpo propio…Llora por dentro y por fuera el ave que ahora se ve encerrada en una jaula que es igual a como se ve en el espejo, ansia la libertad pero no puede porque su condena es su gemela, aquella voz que no la deja y que es su propio poder.
Lentamente su boca se abre para dejar a las palabras salir en su melodiosa voz, pero solo queda un suspiro muerto, su diestra sube por su mejilla alejando los pocos mechones que cubrían sus ojos bicolores, la mirada baja para no sentir más vergüenza y esa sonrisa tímida o boba que tenía en sus labios
-No estoy loca pero todos me miran así como si lo estuviera como si fuera una enferma a la que no se le pueden acercar y cuando lo hacen se decepcionan porque no ven lo que realmente hay porque son ustedes los que siempre me decepcionan, que te hace especial a los demás? Que hace que no me veas como los otros creen verme? Por qué dices que observas con otros ojos cuando sé que si lo haces, te inspiro lástima verdad-
Sus pequeños murmullos con esos ojos descendiendo a las sombras, ojos cerrados con fuerza evitando que la luz y que la mirada ajena la enajene más de aquel lugar, se siente sofocada como si le faltar el aire, agita su vestido un poco jugando con sus dedos entre los pequeños pliegues de este, enredando un hilo que no está entre sus dedos sin atreverse a mirar.
-Protejo a los demás de ella, ella es mala, muy mala, no protege nada solo daña y destruye, cree que me protege pero no es así…ella es caos y destrucción, fuego y hielo- se da ánimos ella misma
Al parecer tengo un admirador, lánzate a los brazos de él y deja que me conozca en su cabeza nuevamente esa voz retumba
-No, no vas a salir- firmemente lo pronuncia con una seguridad única
Alza la mirada solo para encontrarse con los ojos claros de aquel rubio que ladea la cabeza como si no comprendiera la locura de castaña y quien podría, ni ella comprende cómo puede haber una gemela dentro de ella y que nadie más la vea
[center]-Me…me llamó Mimi aunque todos suelen decirme “loca” ya no importa cuál sea mi nombre al final lo cambian ¿usted también lo hará? Me pondrá otro nombre y querrá que solo sea Beatrix, que sea como ella porque es más bonita que yo verdad y luego ella lo matará y seré la que cargue con la culpa, como siempre. Usted es igual que todos...-
Al parecer tengo un admirador, lánzate a los brazos de él y deja que me conozca en su cabeza nuevamente esa voz retumba
-No, no vas a salir- firmemente lo pronuncia con una seguridad única
Alza la mirada solo para encontrarse con los ojos claros de aquel rubio que ladea la cabeza como si no comprendiera la locura de castaña y quien podría, ni ella comprende cómo puede haber una gemela dentro de ella y que nadie más la vea
[center]-Me…me llamó Mimi aunque todos suelen decirme “loca” ya no importa cuál sea mi nombre al final lo cambian ¿usted también lo hará? Me pondrá otro nombre y querrá que solo sea Beatrix, que sea como ella porque es más bonita que yo verdad y luego ella lo matará y seré la que cargue con la culpa, como siempre. Usted es igual que todos...-
Un deje de melancolía comenzaron en sus palabras pero luego un deje de molestia las termina con esos ojos melancólicos pero llenos de ira en uno de ellos.
La distancia que le separa del joven la mantiene alerta, sabe que si se descuida podría estar tocándolo y adió a la cordura para dar paso a la maldad.
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Mimi Drummond- Hechicero Clase Media
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Re: No hay lugar donde exista la paz [Privado]
Su mano permanece esperando que la joven la estreche y se presente pero eso no sucede. La chica retrocede y casi mira con temor la mano del brujo, quien al percatarse de eso aleja la mano de ella.
– Ya veo. ¿Tienes miedo o no puedes tocarme? – las personalidades múltiples, posesiones y cualquier mal que incluyera una disociación de la persona tenía sus detonantes, mucho podían desconocer sus detonantes, pero no ella. La joven conoce al parecer perfectamente lo que genera en ella un cambio y de alguna manera trata de luchar contra eso, por eso el Dunne no insiste, se mantiene amigable porque es lo que parece necesitar la joven.
Es testigo de la lucha interna que se lleva a cabo en aquel cuerpo. De alguna manera le recuerda a las luchas que Beth hace consigo mismo y que en ciertas ocasiones se traslada al exterior, hacía él, hacía todo aquello que les amenace.
– No te preocupes, no voy a tocarte sino quieres y me mantendré a la distancia que te parezca cómoda – da un paso hacía atrás para que vea que habla en serio y de nueva cuenta se concentra en ella, en lo que hace y en como los ojos ajenos expresan el terror y la confusión que guarda en su mente. La escucha comenzar a hablar, a expresar después de un inicio dificultoso todo lo que quiere que Clyde conozca para empezar. Hasta esos momentos cae en la cuenta de la peculiaridad de los ojos femeninos, es algo extraño, pero no una improbabilidad que pase así que opta por centrarse en sus palabras y dar una respuesta que pueda ser la más acertada; aunque en esa situación, la sinceridad es la más acertada según lo que él brujo cree – No sé si soy especial pero sé que soy diferente a los demás porque primero soy psiquiatra – no sabe si reaccionara mal a esa confesión, pero no pesaba que que fuera la única – y segunda porque decepcionarme de ti sería como decepcionarme de mi esposa. Ella también sufre de algo quizás similar a lo tuyo – niega y ríe por lo bajo – No me inspiras lastima, eres diferente a los demás, eso es todo.
Ante sus palabras ladea el rostro, dejando que las ideas de nuevo floten en su mente. Proteger o no proteger, de alguna manera sabe que la finalidad es cuidar la fragilidad de la chica pero quizás las maneras en que la otra lo hace no son lo que espera.
– Tal vez necesite destruir para mantenerte a salvo y... – le escucha hablar con ella misma, de la misma manera en que ha escuchado a Beth hablar con cosas que no están realmente en donde ella cree. No le dice nada, continua generando sus hipótesis sobre lo que pasa en la mente femenina.
– Yo no te cambiare de nombre, te llamare Mimi que es como me dices llamarte – niega – No quiero que solo seas ella, prefiero hablar contigo si dices que ella es peligrosa y no dudara en matarme – mira de un lado a otro, dando gracias porque no tengan muchos espectadores que puedan alterar más a la chica y hacer que la Beatrix salga – ¿Así que ella mata y te deja que te sientas culpable? y ¿Por qué lo hace? – vuelve a reírse – Tranquila que no dejare que me mate ni haré nada que te moleste a ti o a ella. Solo quiero hablar con ambas, eso es todo – No la forza acercándose, no inste en las cosas y deja que ella vaya a su ritmo, la experiencia de Beth y sus pacientes le ayuda; aún así esta consciente de que en un momento u otro, todo puede dar un giro inesperado.
– Ya veo. ¿Tienes miedo o no puedes tocarme? – las personalidades múltiples, posesiones y cualquier mal que incluyera una disociación de la persona tenía sus detonantes, mucho podían desconocer sus detonantes, pero no ella. La joven conoce al parecer perfectamente lo que genera en ella un cambio y de alguna manera trata de luchar contra eso, por eso el Dunne no insiste, se mantiene amigable porque es lo que parece necesitar la joven.
Es testigo de la lucha interna que se lleva a cabo en aquel cuerpo. De alguna manera le recuerda a las luchas que Beth hace consigo mismo y que en ciertas ocasiones se traslada al exterior, hacía él, hacía todo aquello que les amenace.
– No te preocupes, no voy a tocarte sino quieres y me mantendré a la distancia que te parezca cómoda – da un paso hacía atrás para que vea que habla en serio y de nueva cuenta se concentra en ella, en lo que hace y en como los ojos ajenos expresan el terror y la confusión que guarda en su mente. La escucha comenzar a hablar, a expresar después de un inicio dificultoso todo lo que quiere que Clyde conozca para empezar. Hasta esos momentos cae en la cuenta de la peculiaridad de los ojos femeninos, es algo extraño, pero no una improbabilidad que pase así que opta por centrarse en sus palabras y dar una respuesta que pueda ser la más acertada; aunque en esa situación, la sinceridad es la más acertada según lo que él brujo cree – No sé si soy especial pero sé que soy diferente a los demás porque primero soy psiquiatra – no sabe si reaccionara mal a esa confesión, pero no pesaba que que fuera la única – y segunda porque decepcionarme de ti sería como decepcionarme de mi esposa. Ella también sufre de algo quizás similar a lo tuyo – niega y ríe por lo bajo – No me inspiras lastima, eres diferente a los demás, eso es todo.
Ante sus palabras ladea el rostro, dejando que las ideas de nuevo floten en su mente. Proteger o no proteger, de alguna manera sabe que la finalidad es cuidar la fragilidad de la chica pero quizás las maneras en que la otra lo hace no son lo que espera.
– Tal vez necesite destruir para mantenerte a salvo y... – le escucha hablar con ella misma, de la misma manera en que ha escuchado a Beth hablar con cosas que no están realmente en donde ella cree. No le dice nada, continua generando sus hipótesis sobre lo que pasa en la mente femenina.
– Yo no te cambiare de nombre, te llamare Mimi que es como me dices llamarte – niega – No quiero que solo seas ella, prefiero hablar contigo si dices que ella es peligrosa y no dudara en matarme – mira de un lado a otro, dando gracias porque no tengan muchos espectadores que puedan alterar más a la chica y hacer que la Beatrix salga – ¿Así que ella mata y te deja que te sientas culpable? y ¿Por qué lo hace? – vuelve a reírse – Tranquila que no dejare que me mate ni haré nada que te moleste a ti o a ella. Solo quiero hablar con ambas, eso es todo – No la forza acercándose, no inste en las cosas y deja que ella vaya a su ritmo, la experiencia de Beth y sus pacientes le ayuda; aún así esta consciente de que en un momento u otro, todo puede dar un giro inesperado.
Terry Ludlow- Cambiante Clase Alta
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Re: No hay lugar donde exista la paz [Privado]
La única diferencia entre un loco y yo, es que yo no estoy loco.
-Dalí-
-Dalí-
Interesante, un médico de locos y enfermos
El me ayudará…el me ayudará…el me curará
El me ayudará…el me ayudará…el me curará
Nadie te puede curar y nunca lo harán estúpida niña
Las lágrimas no cesan al contrario surgen en un mar que la ahoga, su pecho se oprime a cada minuto con su respiración agitada comienza a hiperventilarse aquel ave extraña no encuentra el oxígeno que le lleve a la calma normal, sus ojos cristalinos bañados en la penitencia de las suplicas de perdón se alzan al joven que la mira y tras él está ella sus ojos no expresan más que solo un profundo horror, no se mueve su cuerpo tiembla completamente como si no fuera suficiente el frío invernal ahora es un frío de miedo que la paraliza, su boca forma una O enorme y comienza a balbucear pequeñas letras sin sentido, no coordina las palabras
[center]Vamos estúpida, muere ya se mueven sus propios labios que ella ve en la otra formar las palabras
-No puedo respirar…yo…ella…no lo toques Bea- contesta buscando el poder encontrar el alivio con las manos adelante evitando la cercanía por ayuda, escucha la risa cuando cae al suelo cubriéndose los oídos para no escucharla más; sentada en el suelo con las piernas contra su pecho y las manos en sus oídos comienza mecerse
-si no te veo no harás nada, no podrás matarlo ni matarme, eres mala, es mala, usted no sabe, no sabe- sus labios tiemblan descubriendo lentamente sus oídos sin poder oír a la que tanto la lastima que no es más que ella misma con sus poderes encerrados.
Las lágrimas no cesan al contrario surgen en un mar que la ahoga, su pecho se oprime a cada minuto con su respiración agitada comienza a hiperventilarse aquel ave extraña no encuentra el oxígeno que le lleve a la calma normal, sus ojos cristalinos bañados en la penitencia de las suplicas de perdón se alzan al joven que la mira y tras él está ella sus ojos no expresan más que solo un profundo horror, no se mueve su cuerpo tiembla completamente como si no fuera suficiente el frío invernal ahora es un frío de miedo que la paraliza, su boca forma una O enorme y comienza a balbucear pequeñas letras sin sentido, no coordina las palabras
[center]Vamos estúpida, muere ya se mueven sus propios labios que ella ve en la otra formar las palabras
-No puedo respirar…yo…ella…no lo toques Bea- contesta buscando el poder encontrar el alivio con las manos adelante evitando la cercanía por ayuda, escucha la risa cuando cae al suelo cubriéndose los oídos para no escucharla más; sentada en el suelo con las piernas contra su pecho y las manos en sus oídos comienza mecerse
-si no te veo no harás nada, no podrás matarlo ni matarme, eres mala, es mala, usted no sabe, no sabe- sus labios tiemblan descubriendo lentamente sus oídos sin poder oír a la que tanto la lastima que no es más que ella misma con sus poderes encerrados.
Mira al suelo con calma negando y apenas susurrando palabras ya conocidas, parece un animalito indefenso, un avecilla que no puede volar por el miedo a las alturas, un ave que está encerrada siempre y que no encuentra quien la entienda, sus palabras son las mismas de siempre “no saben, no saben, no saben”, poco a poco va levantando la mirada su rostro demacrado por tanto llorar, trata de sonreír pero es una sonrisa mal elaborada de demencia, su pulgar e índice se muerde en un intento por encontrar algo de lucidez del momento, no es solo sus uñas es la piel encajando las palabras entre sus labios temblorosos.
-Psiquiatra es bueno, su esposa también es como yo de diferente pero ella no ha de matar a las personas como lo hace ella no ha de hacer cosas atroces cada vez que toma el control, es linda su esposa muy bella ¿por qué? ¿Por qué somos diferentes?-
Sus palabras aunque no encajaban todas trató de gesticular las ideas que le venían, ¿Por qué a ella? ¿Por qué así? Si él era diferente quizás para ella tendría las respuestas y más cuando le mencionó que tenía en casa algo parecido, le dio un poco de esperanza a su alma perdida quizás pudo recuperar algo de su consciencia ausente.
-A salvo? Ella no me tiene a salvo, siempre me mete en problemas la gente quiere encerrarme, matarme gracias a lo que ella hace, no es protección eso es odio me odia porque no puede tenerme por completo yo…no soy ella no puedo serlo pero ella quiere que sí, quiere que muera- alza la mirada hasta los ojos del joven cuando de pronto un pequeño grito de negación se abandona.
Vio a su gemela tocándole las mejillas, en su mente el tiempo se paralizó escuchándose como si un reloj se parara en aquella hora marcada, en su cuerpo se dibujan las figuras del cambio en todo su cuerpo hasta el cambio del color de sus pupilas por aquel ambarino característico de aquella locura de poder. La consciencia la pierde por segundos quedándose tirada en el suelo lo único de movimiento en ella son sus dedos de sus manos que cual tic se mueven en espasmos violentos
[center]Tiene esposa, tiene hijos, es un esposo ejemplar por favor
Vio a su gemela tocándole las mejillas, en su mente el tiempo se paralizó escuchándose como si un reloj se parara en aquella hora marcada, en su cuerpo se dibujan las figuras del cambio en todo su cuerpo hasta el cambio del color de sus pupilas por aquel ambarino característico de aquella locura de poder. La consciencia la pierde por segundos quedándose tirada en el suelo lo único de movimiento en ella son sus dedos de sus manos que cual tic se mueven en espasmos violentos
[center]Tiene esposa, tiene hijos, es un esposo ejemplar por favor
Se lo buscó nadie le dijo al metido ese que te quisiera ayudar y menos que te quiera llamar Mimi o me quiera hacer de mí una cruel villana ni a ti te lo perdonare estúpida niña
La ira y seguridad surge en aquel cuerpo impávido que hace de todo para demorar la salida de aquella cruel lado que tiene, de aquella locura encerrada, busca tenerla en la jaula a la fiera pero ¿podría?. Rota muy rota está en su mente, viendo cosas que no existen que no están, partiéndose en dos por la locura de sus poderes no utilizados, su mente se divide en el bien y el mal como una caja musical con dos espejos y una bailarina rota danzando notas melancólicas con semblanzas de terror en el desgarre de las notas de la melodía.
Busco la distancia con el joven pero al parecer, no fue suficiente porque se rompió y apareció la otro rostro de la vasija.
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Re: No hay lugar donde exista la paz [Privado]
Una mente inestable era como jugar con fuego cuando no sabías que eso podía dañarte a la primera de cambios; lo bueno de toda aquella charla era que Clyde conocía parte de lo que pasaba con aquella mujer, sus estudios y su práctica le hacía saber un poco más como era que debía manejarse en presencia de la fémina y sus propios demonio internos, aunque ni siquiera eso era garantía de que saldría bien librado. Todo lo que mantenía a Clyde decidió a sobrevivir a todo y enfrentarse a todos era el hecho de que Beth le necesitaba; lo que era exactamente lo mismo que le impedía tomar los trenes y escapar.
– Tranquila, nada esta pasando. No te estoy tocando y nadie aquí va a hacerte daño, así que respira con calma – le hablaba como a cualquier otra paciente, con la calma en la voz y nada que mostrara que se alteraba o se molestaba, esos eran aspectos que no ayudaban para nada a los pacientes psiquiátricos – Si puedes respirar, solo es cuestión de que te tranquilices y ya te dije que no va a pasarnos a ninguno nada malo, así que relájate, deja que el aire fluya – el mismo trataba de guiarle las respiraciones con calma pero nada de eso funciona y el cuerpo de la bruja frente a él cae al suelo, sumida en sus terribles pensamientos y los acosos de un mal mental que él no puede ahuyentar.
El pesar por verse incapaz de ayudarle como deseaba llega al brujo. Le pesaba en el alma no poder ayudar a quienes le necesitaban de manera tan desesperada, igual que como Bethany le necesitaba y que en muchos casos él era como una sombra que impedía que ella avanzara.
– Tu tampoco eres mala – le asegura cuando el rostro de la joven se eleva para mirarle y nota el dolor en ella. Estaba rota por dentro y su exterior demostraba todo el sufrimiento interno que la mente de la bruja estaba atravesando diariamente – Seguro que ella también me mataría de poder hacerlo – Y eso era seguro. En más de una ocasión habían peleado, llegado al punto de fractura donde sabía que Beth sería capaz de terminar con él y después consigo misma, todo en un intento de salir de aquella realidad donde no podían encontrarse debidamente – Mi esposa es hermosa, pero tu también lo eres – le dedico una sonrisa – No eres diferente, solo que ella me tiene a mi y la tienes a ella, eso es todo – Parte de él le decía que aquella otra mitad no debía ser del todo malvada, tenía un propósito y ese era no dejar que la mente de Mimi se fracturara por completo, impedía a su manera que no se perdiera por siempre.
– Quizás no puede verlo de la manera en que yo, pero te aseguro que ella sirve para algo aunque tu digas que no – negó – tenerla muerta no serviría de nada, ella es parte de ti – de eso estaba seguro, y aún así, tan convencido como se encontraba no notaba como lentamente las cosas cambiaban y un simple roce desato lo que la bruja tanto temía. Ante los ojos de Clyde aquella mujer parece haber colapsado pero no la toca porque desconoce que es lo que sucederá a continuación; lo que puede notar es el cambio que surge en el aura femenina, esa que se vuelve ligeramente más oscura y descontrolada – Mimi ¿Te sientes bien?, ¿Aún puedes oírme? – le interroga esperando a ver cual es la reacción en la mujer que comienza a regresar a la consciencia pero sin que el brujo sepa que ya no es la misma con quien ha estado hablando, porque el cambio se ha realizado y esta por conocer el lado más oscuro de aquella bruja.
– Tranquila, nada esta pasando. No te estoy tocando y nadie aquí va a hacerte daño, así que respira con calma – le hablaba como a cualquier otra paciente, con la calma en la voz y nada que mostrara que se alteraba o se molestaba, esos eran aspectos que no ayudaban para nada a los pacientes psiquiátricos – Si puedes respirar, solo es cuestión de que te tranquilices y ya te dije que no va a pasarnos a ninguno nada malo, así que relájate, deja que el aire fluya – el mismo trataba de guiarle las respiraciones con calma pero nada de eso funciona y el cuerpo de la bruja frente a él cae al suelo, sumida en sus terribles pensamientos y los acosos de un mal mental que él no puede ahuyentar.
El pesar por verse incapaz de ayudarle como deseaba llega al brujo. Le pesaba en el alma no poder ayudar a quienes le necesitaban de manera tan desesperada, igual que como Bethany le necesitaba y que en muchos casos él era como una sombra que impedía que ella avanzara.
– Tu tampoco eres mala – le asegura cuando el rostro de la joven se eleva para mirarle y nota el dolor en ella. Estaba rota por dentro y su exterior demostraba todo el sufrimiento interno que la mente de la bruja estaba atravesando diariamente – Seguro que ella también me mataría de poder hacerlo – Y eso era seguro. En más de una ocasión habían peleado, llegado al punto de fractura donde sabía que Beth sería capaz de terminar con él y después consigo misma, todo en un intento de salir de aquella realidad donde no podían encontrarse debidamente – Mi esposa es hermosa, pero tu también lo eres – le dedico una sonrisa – No eres diferente, solo que ella me tiene a mi y la tienes a ella, eso es todo – Parte de él le decía que aquella otra mitad no debía ser del todo malvada, tenía un propósito y ese era no dejar que la mente de Mimi se fracturara por completo, impedía a su manera que no se perdiera por siempre.
– Quizás no puede verlo de la manera en que yo, pero te aseguro que ella sirve para algo aunque tu digas que no – negó – tenerla muerta no serviría de nada, ella es parte de ti – de eso estaba seguro, y aún así, tan convencido como se encontraba no notaba como lentamente las cosas cambiaban y un simple roce desato lo que la bruja tanto temía. Ante los ojos de Clyde aquella mujer parece haber colapsado pero no la toca porque desconoce que es lo que sucederá a continuación; lo que puede notar es el cambio que surge en el aura femenina, esa que se vuelve ligeramente más oscura y descontrolada – Mimi ¿Te sientes bien?, ¿Aún puedes oírme? – le interroga esperando a ver cual es la reacción en la mujer que comienza a regresar a la consciencia pero sin que el brujo sepa que ya no es la misma con quien ha estado hablando, porque el cambio se ha realizado y esta por conocer el lado más oscuro de aquella bruja.
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Re: No hay lugar donde exista la paz [Privado]
El loco no puede reincorporarse a la realidad, está permanentemente viviendo su fantasía.
-Carlos Castilla del Pino-
-Carlos Castilla del Pino-
Eso fue todo lo que necesito para poder mostrarse, o mejor dicho fue todo lo que aquella otra parte de la mujer necesito para mostrarle a aquel sujeto que no era nada de lo que él antes había tratado, y, ahí estaba, de pie ahora frente a él acomodando su cabello con los dedos alborotando un poco la melena castaña mostrando una seguridad que antes no la poseía. Sus dedos limpian el vestido de partículas de polvo, en su rostro se dibuja una sonrisa de victoria al estar ahora ella en control de la situación, mira al joven brujo con desdén y rompe en carcajadas
-No soy esa tonta desabrida de Mimi, soy lo mejor de esta vida y de muchas otras y tú eres?, a sí ya te recuerdo tú eres el idiota que pensó en ayudar a esta estúpida bruja, no es así? O eres solo el samaritano que por mala suerte se cruzó en mi camino-relame sus labios como si se tratara de un banquete.
-Interesante, el que pienses que no soy mala es un halago, aunque eso sería si se lo dijeras a la tonta de Mimi, en cuanto a mí lo tomaré como un insulto- sus labios se tuercen en una fina línea de desagrado.
-Interesante, el que pienses que no soy mala es un halago, aunque eso sería si se lo dijeras a la tonta de Mimi, en cuanto a mí lo tomaré como un insulto- sus labios se tuercen en una fina línea de desagrado.
Se acerca al brujo mirándole más de cerca, lo examina por todos lados mientras camina alrededor de él, con el índice en su mentón analiza más introspectivamente al brujo, muerde un poco su uña sonriendo con cinismo. Queda frente a frente a él para que vea aquellos ojos completamente ambarinos.
-Crees que no te lastimaría? Que no iría donde tu esposa a hacerle visita y volverla más inestable todavía? Tú crees que lo puedes solucionar todo con tus ojitos y palabritas de médico rebuscados, por favor eres toda una mentira Doctor, no vengas a autoanalizarme porque no sabes en lo que te estás metiendo -
Con sus palabras aquel bello momento se tornaba en segundos en oscuro, las nubes tomaban color grises anunciando lluvias, uno que otro trueno amenazó en ese momento y un rayó cuando ella terminó sus palabras descendió justo en la terminar de trenes. Ella no se andaba con juegos quería dejar quien era y de lo que era capaz ahora que tenía el control del cuerpo.
-Te felicito mártir, ve a seguir intentando curar a tu esposa entonces, esto no tiene arreglo, los fantasmas siguen y siguen ahí y nunca se irán, sabes cómo puede acabar todo? Con la muerte, si quieres ayudarla tendrás que matarla quizás ella se quede ahora como un fantasma y puedas entender lo que es estar así- escucha el lamento de su otra en la mente negando.
-Mimi es una tonta si cree que puedes hacer algo y más por escucharte esas palabras sobre mi, ¿creiste que ella me mataría? Es tan cobarde como tú, tan insulsa e insípida que no puede hacer nada, incluso no puede defenderse ella misma igual que tú que no sabes cómo defenderte de tu esposa- bosteza como si fuera algo normal lo que ella dice, así es como Beatriz le resta importancia a las cosas
-Mimi es una tonta si cree que puedes hacer algo y más por escucharte esas palabras sobre mi, ¿creiste que ella me mataría? Es tan cobarde como tú, tan insulsa e insípida que no puede hacer nada, incluso no puede defenderse ella misma igual que tú que no sabes cómo defenderte de tu esposa- bosteza como si fuera algo normal lo que ella dice, así es como Beatriz le resta importancia a las cosas
Enarca una ceja con esa sonrisa divertida. Su aura el color de la maldad y en sus dedos listos para lanzar cuanto rayo le plazca solo para demostrar que ella no es como la otra, como Mimi. El temor de una es la fascinación de la otra pero ambas son la misma persona.
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Re: No hay lugar donde exista la paz [Privado]
El cambio en ella comienza a notarse y Clyde entrecierra los ojos mientras que la bruja frente a él le observa. Aquella pose de antes cambia a una más seria y segura y entonces, una carcajada sale de sus labios. La mujer frente a él ha cambiado y el psiquiatra se ha metido en terreno que ya no puede abandonar.
Sonríe, no cambia su posición ni hace por alejarse un instante de aquella otra mujer que habita el cuerpo de la bruja. No le teme y nunca podría temerle, por el contrario, se siente muy interesado en tratarla y hablar con ella, así que le escucha con suma atención y ríe bajo ante sus palabras.
– Puedo ver claramente que ambas son muy diferentes una de la otra, y no soy ni un idiota ni un buen samaritano, soy Clyde y solo eso – responde sin hacer caso a los intentos de ofensa que hace aquella nueva bruja que aparecía frente a él – Tomalo como mejor te parezca a ti, para mi sigues siendo una entidad bastante útil para Mimi, eres lo contrario a ella y por tanto lo que necesita en ocasiones donde puede estar en peligro así que – se encogió de hombros – no creo de verdad que seas tan mala como te crees o como Mimi quiere verte, simplemente quizás seas… incomprendida – responde a las palabras de la mujer aquella y no deja de mirarle.
Termina por reírse cuando aquella mujer de ojos ambarinos le mira y osa amenazarle. Los ojos de Clyde se centran en los ajenos y pese a que no ha pierde la sonrisa, su voz se vuelve más profunda, más amenazante.
– No me importa lo que me pase a mi, sinceramente nunca me ha interesado y puedes pensar cuanto quieras de mi y de lo que hago, eso también me tiene sin cuidado… lo que no permitiría bajo ninguna circunstancia es que te atrevieras a acercarte a mi esposa. No confundas mis bondad con idiotez, ella es todo para mi y por ella, soy capaz de matarte – suspiro entonces, dejando que aquel momento pasara. Clyde no era un hombre de violencia, nunca lo había sido pero cuando era necesario que cuidara a Beth, lo hacía sin importar las consecuencias o los actos a los que debiera llegar, todo para mantenerla a salvo.
– ¿Eso crees? ¿Qué la muerte es la única manera de escapar? Que equivocada estas entonces y sabes, creo que tampoco tu crees que las cosas sean de esa manera, porque si fuera así, le hubieras dado la idea de un suicidio a Mimi desde hace mucho tiempo y en lugar de eso, aquí estas, tratando de defenderla del mundo que la rodea aunque te hagas la mala – le mira con pena – Puedo defenderme, el punto esta en que no quiero hacerlo y tampoco tendría tanta seguridad como a que muestras ahora, porque en el momento que menos lo esperes Mimi puede decidir que las cosas van a cambiar – le miro con burla – y qué harás cuando ya no tengas control sobre ella, sabes a donde iras… porque si no lo sabes te lo diré – le sonríe – cuando ella no te necesite más, vas a desaparecer y no vas a poder impedirlo – y ahí estaba, arriesgándose a meterse más donde no le llaman, pero tampoco podía permitir ver a Mimi encerrada en aquel cuerpo, siempre temiendo del mundo y en manos de aquella que respondía al nombre de Beatriz y que planeaba hacer su voluntad en ella.
Sonríe, no cambia su posición ni hace por alejarse un instante de aquella otra mujer que habita el cuerpo de la bruja. No le teme y nunca podría temerle, por el contrario, se siente muy interesado en tratarla y hablar con ella, así que le escucha con suma atención y ríe bajo ante sus palabras.
– Puedo ver claramente que ambas son muy diferentes una de la otra, y no soy ni un idiota ni un buen samaritano, soy Clyde y solo eso – responde sin hacer caso a los intentos de ofensa que hace aquella nueva bruja que aparecía frente a él – Tomalo como mejor te parezca a ti, para mi sigues siendo una entidad bastante útil para Mimi, eres lo contrario a ella y por tanto lo que necesita en ocasiones donde puede estar en peligro así que – se encogió de hombros – no creo de verdad que seas tan mala como te crees o como Mimi quiere verte, simplemente quizás seas… incomprendida – responde a las palabras de la mujer aquella y no deja de mirarle.
Termina por reírse cuando aquella mujer de ojos ambarinos le mira y osa amenazarle. Los ojos de Clyde se centran en los ajenos y pese a que no ha pierde la sonrisa, su voz se vuelve más profunda, más amenazante.
– No me importa lo que me pase a mi, sinceramente nunca me ha interesado y puedes pensar cuanto quieras de mi y de lo que hago, eso también me tiene sin cuidado… lo que no permitiría bajo ninguna circunstancia es que te atrevieras a acercarte a mi esposa. No confundas mis bondad con idiotez, ella es todo para mi y por ella, soy capaz de matarte – suspiro entonces, dejando que aquel momento pasara. Clyde no era un hombre de violencia, nunca lo había sido pero cuando era necesario que cuidara a Beth, lo hacía sin importar las consecuencias o los actos a los que debiera llegar, todo para mantenerla a salvo.
– ¿Eso crees? ¿Qué la muerte es la única manera de escapar? Que equivocada estas entonces y sabes, creo que tampoco tu crees que las cosas sean de esa manera, porque si fuera así, le hubieras dado la idea de un suicidio a Mimi desde hace mucho tiempo y en lugar de eso, aquí estas, tratando de defenderla del mundo que la rodea aunque te hagas la mala – le mira con pena – Puedo defenderme, el punto esta en que no quiero hacerlo y tampoco tendría tanta seguridad como a que muestras ahora, porque en el momento que menos lo esperes Mimi puede decidir que las cosas van a cambiar – le miro con burla – y qué harás cuando ya no tengas control sobre ella, sabes a donde iras… porque si no lo sabes te lo diré – le sonríe – cuando ella no te necesite más, vas a desaparecer y no vas a poder impedirlo – y ahí estaba, arriesgándose a meterse más donde no le llaman, pero tampoco podía permitir ver a Mimi encerrada en aquel cuerpo, siempre temiendo del mundo y en manos de aquella que respondía al nombre de Beatriz y que planeaba hacer su voluntad en ella.
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Re: No hay lugar donde exista la paz [Privado]
Ahí estaba lo que aquella mujer había querido conseguir, su pulgar fue directo a los labios de ella mordiéndolo levemente con una mirada fría, sus ojos medio abiertos fijos en los ojos del brujo, se reclino sobre la pared con una risa que abandonó su cuerpo ante las palabras del hombre cual amenaza por las mismas palabras que ella había dicho. El juego había empezado.
-Ya, y crees que me ensuciaría las manos por tu esposa? Ella al igual que la idiota de Mimí están condenadas al infierno eterno, ¿Qué puedes hacer tú? ¿Qué puedes ofrecerle?, la seguridad y el amor que hablas no exisitirá en un punto, tu crees que la puedes salvar, muy noble pero mentira ella no tiene salvación ya es solo un cuerpo vació nada más-cubre sus labios riendose
-Vaya pero si te ha dolido mis palabras, no sabes realmente en lo que te has metido o en lo que te metiste ahora, somos diferentes pero somos la misma, no lo ves acaso? Claro como podrías si a penas y puedes ayudar a tu esposa que más se puede esperar de un hombre que no ve realmente- agitó los cabellos con los ojos cerrados.
-Vaya pero si te ha dolido mis palabras, no sabes realmente en lo que te has metido o en lo que te metiste ahora, somos diferentes pero somos la misma, no lo ves acaso? Claro como podrías si a penas y puedes ayudar a tu esposa que más se puede esperar de un hombre que no ve realmente- agitó los cabellos con los ojos cerrados.
El clima comenzó a cambiar las nubes se tornaron oscuras, completamente el bramido del cielo anunciaba la lluvia cual diluvio.
-Sabes bien que la muerte si es el camino, cuantas veces no has visto sufrir a tu esposa, cuantas veces no la has visto llorar, pero te gusta verla sufrir ese dolor que siente te llena, que egoísta eres tú, me hablas de suicidio ¿crees que no lo ha intentado ya? Incluso la intente matar para tomar el control del cuerpo, pero ya ves se niega a dejarme libre, sabes por qué? No, no te lo imaginas-
Un rayo cae entre las líneas de aquella estación, junto otros que van cayendo al suelo
-Podré matarla y tomar todo el cuerpo pero antes de hacerlo ¿crees que todo es por espíritus? Si es así ¿puedes verlos? No, ¿Qué te dice eso doctorcito? Eres aburrido y un egoísta, pensaste solo en ti y no en los demás, buscas una solución para ti pero no te interesa lo que a los demás les ocurre, y no me digas que si te interesas y que por eso quieres ayudar a esta tonta, de ser así te hubieras dado cuenta.- caminó hasta el borde de la estación y giró con la espalda a las líneas férreas.
-Pongamos a prueba tus palabras brujo entonces, veamos si ella realmente puede decidir por si mismo, Clyde, ya que tú también dejas que los demás decidan incluso tu pobre esposa-
-Pongamos a prueba tus palabras brujo entonces, veamos si ella realmente puede decidir por si mismo, Clyde, ya que tú también dejas que los demás decidan incluso tu pobre esposa-
Agitó las manos dejando que nuevamente los rayos caigan sobre las líneas con mayor fuerza y es sonrisa que dibujo en sus labios mientras susurraba una palabra, que era la voz de Mimi.
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Re: No hay lugar donde exista la paz [Privado]
Cuando la bruja aquella que ocupaba el cuerpo de Mimi comenzó a hablar, Clyde supo que no era alguien a quien debiera tomar en serio. Aquella personalidad que existía dentro de Mimi, consideraba que Beth estaba perdida para siempre, pero eso era una mentira porque su esposa aún poseía destellos de lucidez, simplemente que su temor a ser lastimada le impedía regresar del todo así que sin importar el tiempo que fuera necesario esperar, Clyde se mantendría a su lado y la protegería de todo y la amaría de la misma manera en que lo hacía desde que eran niños.
– Claro que sé que son la misma, pero aún así no lo son – le sonrió a aquella mujer – Quieres creer que eres ella, pero eres solo una parte de ella y si puedo o no ayudar a mi esposa, ese no es el punto aquí. Tus palabras no me duelen, tus palabras me molestan eso es lo que hacen – dijo sin despegar su mirada de aquella bruja que era evidentemente mucho más hostil que Mimi y no por eso Clyde le temía, porque después de todo ella no era más que una bruja con problemas de personalidad.
– He visto llorar a mi esposa pero eso no significa que la haya visto buscar la muerte. Mi esposa cabecera de cordura pero es más fuerte incluso que yo – y aquello que decía era la verdad. Clyde y Beth estaban unidos más allá de todo, ambos seguían adelante en gran medida por el otro y eso era lo que impedía que alguno pensara en terminar con su vida, a pesar de todo, estaban ahí los dos, aferrados a lo que habían sido y a lo que aún eran. Se rió de aquella mujer y de sus palabras – ¿Intentaste matarla? Eso no va a funcionar nunca, porque aunque no quieras aceptarlo, ella es la que lleva gran parte de la carga mental en su cuerpo. Si ella muere, es probable que tu también lo hagas y por el contrario si tu mueres, lo más seguro será que ella sobreviva – por algo es que Mimi era la personalidad dominante, porque aún a costa de aquella otra bruja, ella dominaba.
Claro que no creía que aquello eran espíritus, al menos ahora no lo pensaba. Aquella era otra personalidad y finalmente era parecido a un espíritu; una parte de Mimi que cuando no fuera más necesaria desaparecería del todo así que Clyde se limito a observarle. Las muestras de poder de aquella bruja le hicieron reír, era la primera vez que se topaba con una personalidad tan decidida a ser la dominante.
– Me interesa Mimi, así que definitivamente me interesas tu – los rayos caían y el se mantenía en su sitio, como si anda estuviera pasando – Puedes decir lo que quieras de mi, eso no cambiara que siempre tendrás que vivir a la sombra de Mimi, tratando destruirla pero jamás consiguiéndolo – le sonrió – ¿Qué se siente saber que siempre serás la segunda? – era más curiosidad que nada, porque sus intereses de psiquiatra muchas veces ganaban, en especial con personalidades como aquella.
– Claro que sé que son la misma, pero aún así no lo son – le sonrió a aquella mujer – Quieres creer que eres ella, pero eres solo una parte de ella y si puedo o no ayudar a mi esposa, ese no es el punto aquí. Tus palabras no me duelen, tus palabras me molestan eso es lo que hacen – dijo sin despegar su mirada de aquella bruja que era evidentemente mucho más hostil que Mimi y no por eso Clyde le temía, porque después de todo ella no era más que una bruja con problemas de personalidad.
– He visto llorar a mi esposa pero eso no significa que la haya visto buscar la muerte. Mi esposa cabecera de cordura pero es más fuerte incluso que yo – y aquello que decía era la verdad. Clyde y Beth estaban unidos más allá de todo, ambos seguían adelante en gran medida por el otro y eso era lo que impedía que alguno pensara en terminar con su vida, a pesar de todo, estaban ahí los dos, aferrados a lo que habían sido y a lo que aún eran. Se rió de aquella mujer y de sus palabras – ¿Intentaste matarla? Eso no va a funcionar nunca, porque aunque no quieras aceptarlo, ella es la que lleva gran parte de la carga mental en su cuerpo. Si ella muere, es probable que tu también lo hagas y por el contrario si tu mueres, lo más seguro será que ella sobreviva – por algo es que Mimi era la personalidad dominante, porque aún a costa de aquella otra bruja, ella dominaba.
Claro que no creía que aquello eran espíritus, al menos ahora no lo pensaba. Aquella era otra personalidad y finalmente era parecido a un espíritu; una parte de Mimi que cuando no fuera más necesaria desaparecería del todo así que Clyde se limito a observarle. Las muestras de poder de aquella bruja le hicieron reír, era la primera vez que se topaba con una personalidad tan decidida a ser la dominante.
– Me interesa Mimi, así que definitivamente me interesas tu – los rayos caían y el se mantenía en su sitio, como si anda estuviera pasando – Puedes decir lo que quieras de mi, eso no cambiara que siempre tendrás que vivir a la sombra de Mimi, tratando destruirla pero jamás consiguiéndolo – le sonrió – ¿Qué se siente saber que siempre serás la segunda? – era más curiosidad que nada, porque sus intereses de psiquiatra muchas veces ganaban, en especial con personalidades como aquella.
Terry Ludlow- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 16/02/2014
Re: No hay lugar donde exista la paz [Privado]
Eso era lo que ella buscaba molestarlo completamente, no le importaba ser amable como Mimi, incluso llego hasta realizar un bostezo ante el monologo que lanzaba aquel brujo, ella sabía que él no podía entender el grado de la mente de la chica que tenía delante y sabía que nadie podría ayudarla y menos alejarla de quien poseía.
-Me provocas sueño, ya terminaste con todo tu monologo de psicología barata o todavía le sigue, porque déjame decirte que tu como doctor quedas corto ¿crees que todo es espírituos, dobles personalidades? Acaso no puedes ver más allá de esos ojitos tuyo? Que pena, pero que se puede esperar de gente como tú, nada. Porque solo eso provine de la gente como tu. -rie a carcajadas
-Me aburres completamente, pensé que resultarías una mejor diversión pero eres tan insulso como la misma Mimi, si te interesaras realmente por ella como dices, algo que dudo, porque tú solo te interesas en ti, Sabrías la verdad, pero bueno ya que este será el final te lo diré - cerró los ojos con una expresión de seriedad.
-Me aburres completamente, pensé que resultarías una mejor diversión pero eres tan insulso como la misma Mimi, si te interesaras realmente por ella como dices, algo que dudo, porque tú solo te interesas en ti, Sabrías la verdad, pero bueno ya que este será el final te lo diré - cerró los ojos con una expresión de seriedad.
El lugar se silenció por completo, la brisa que agitaba las hojas paró y parecía que el mismo tiempo se hubiese detenido por segundos, luego de so una ráfaga de aire llevo las palabras que susurraba.
–Yo soy Mimi, sin mi ella no existiría estaría muerta, soy su vida, pero su futuro es incierto, no creas que es personalidad, soy lo que ella odia y se concentra en su poder, tu esposa perdió la cordura atormentada por espíritus, mientras Mimi no sufre de doble personalidad sufre por sus padres, la culpa está ahí. Pero no lo entiendes verdad.-
El lugar se oscureció y luego como si nada hubiera pasado ella estaba caminando fuera de la estación.
[center]-No voy a perder mi tiempo contigo, si a penas y puedes comprender las cosas, personalidades, siempre se basan en eso, siempre dicen eso, toda la vida la trataron de ello, pero no saben que es la misma Mimi que lo hace. Ilusos- paso junto a él sin mirarlo siquiera
Se dejó llevar hasta la entrada de la estación alejándose, furiosa por haber salido de la nada y ahora tendría que regresar y para ello solo debía volver a su hogar como si nada y crear en la joven Mimi algo horroroso para que no desee salir en semanas.
copyright • lumsx
Mimi Drummond- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 73
Fecha de inscripción : 22/04/2014
Localización : encerrada en su sótano
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