AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Plumas Cálidas En Invierno [Prive +18]
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Plumas Cálidas En Invierno [Prive +18]
La libertad no es nada más que una oportunidad para ser mejor.
Albert Camu
Albert Camu
Planeaba por el cielo, en su forma de Búho, aquel blanco ser, que se paseaba amando la libertad que en sus plumas podía sentir, el viento en su pequeño cuerpo y este moviéndose con destreza, le hacía sentir cierto éxtasis, que no podría describir, en todo su cuerpo. Ya habían pasado las horas, ella se había dado de cuenta, pero decidió ignorar, como la temperatura bajaba peligrosamente, llegada la noche, gracias a su denso plumaje, no sentía la molestia del frio. Ya había pasado aquella hora que le habían dicho que tenía que llegar, el hambre que sentía en su estomago, le recordaba que no había pisado aquel lugar, en donde le brindaban techo y comida. Ya podría imaginarse los platos de todas las exquisiteces que lograban encontrar, en el mismo lugar que siempre se lo servían, sin ser tocado. No le importaba sentir el hambre en su cuerpo, estaba acostumbrada a esa sensación, pero no podía evitar sentir extrañar aquel lugar cálido en donde la habían acobijado.
La noche se veía fría y maligna, las personas buscaban calor en donde no lo había, el búho blanco se poso en una ventana y picoteo esta tres veces, rápidamente, como si la hubieran esperado desde hace tanto tiempo, que los pies del mozo estaban ya cansados de estar parado en aquella ventana, este abrió la puerta y el ave entro junto con una brisa tan fría que podría congelar la nariz de un curioso fácilmente. El ave navego con facilidad por ese amplio pasillo, hasta llegar a posarse en un mueble que estaba estratégicamente puesto en ese lugar. Comenzó a mutar, dejando que los plumajes desaparecieran y ella quedara en ese mueble sentada, hasta que dos mujeres, de rostro amargado y edad madura, la sujetaran, cada una por cada muñeca, como si fuera un animalillo que estuviera esperando para escapar.
El baño no le era grato, las mujeres tallaban bien cada parte de su cuerpo y lavaban su cabello, sacando cualquier ramita que estuviera en su cabello rubio. Secaron su cuerpo, mientras ella solamente quedaba en el lugar en donde le indicaran con la mirada de pocos amigos. Como le recordaba los tratos que recibía en su antigua casa, tal vez por eso no se sentía tan aturdida de tantas manos recorriendo su cuerpo, para que quedara bien limpia. No intentaron que se cubriera, ya habían caído en cuenta, que era inútil tratar de obligarla, era una joven tranquila apacible y fácil de manejar, pero había ciertas cosas que la podrían volver caprichosa y rígida. Aceptaba cómodamente ordenes, pero si estos no atentaban a su forma de vivir en esos momentos.
La terminaron de secar y peinar su cabello, la dejaron libre, ella con pasos rápidos, salió casi corriendo, para liberarse de esas dos mujeres, azoto la puerta, ya los empleados sabían que estaba la fémina como vino al mundo en ese lugar y para no tener la ira de su señor, se volvían ciegos ante ella y preferían dejar solitario los pasillos para que ella sintiera la libertad que un humano normal quisiera, aunque ella era especial, el pudor parecía no estar en su vocabulario y no le importaba quien estaba cerca, no se taparía. Cerró detrás de su cuerpo otra puerta, que bueno que tenia buena memoria, si no podría llegar a perderse. Las paredes azules la tranquilizaban, por suerte no se sentía atrapada en un lugar que no podría salir. La gran cama se imponía ante ella, Zuriñe tranquilamente paseo hasta llegar a la orilla de aquel lecho en donde dejo caer su cuerpo pesadamente.
Era tarde, tiro su cuerpo completamente, dejando que la suavidad de las sabanas acariciaran su cuerpo desnudo, esa si era una sensación que le gustara, pues se sentía holgado y con mucha libertad al momento de moverse. Entrecerró sus ojos antes de sentir como otro ser se movía entre la habitación -….- no dijo nada, solamente abrió los ojos, mientras veía como la sombra se acercaba hasta que su visibilidad encontró el rostro del contario –Sr Volkem…- susurro tranquilamente, con aquel acento ingles, que buscaba perder, pero nunca lo podría borrar con facilidad. ¿Acaso le iba a reclamar las horas que llegaba?. Le seria grato verlo molesto, pero su instinto de mantener todo tranquilo, le obligaba a disculparse por su falla -Las horas pasaron más rápido de lo normal- se excuso. Alzándose los hombros. Sin moverse de su lugar.
Zuriñe- Cambiante Clase Baja
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Re: Plumas Cálidas En Invierno [Prive +18]
El Italiano contemplaba atreves de la ventana las pocas personas que se encontraban todavía en las calles parisienas, sus ojos se movían como dos canicas de un lado para otro. De su boca salió un pequeño suspiro, necesitaba relajarse y estar en su despacho no podría hacer eso, así que de ese modo partió hacia la cocina, con paso firme pero a la vez despacio se dirigió a ese apartado de su casa, sin muchas ganas de ir, llegó, sin embargo ya había llegado a su destino, observó que sus sirvientas estaban haciendo sus quehaceres, con una sonrisa medio arrogante se adentró al lugar, del frutal tomo un par de uvas reteniéndolas en su mano diestra mientras comenzaba hablar.-Una de vosotros, quiero que me preparen el bañe, espero que esteís en diez minutos…-Sin decir más se retiró del lugar, yéndose a su propia habitación, subió las escaleras y en la segunda puerta de la planta alta estaba su aposento, ingreso, cerrando la puerta tras su espalda, miró completamente la habitación esperanzado de que ella estuviera ya aquí como él se la ha pedido varias veces.
Recargo su espalda en la puerta, cuando la miró vacía, levemente frunció el ceño odiaba que esa mujer no estuviera aquí a tiempo sabía que no puede retenerla por mucho tiempo es lo que le da más coraje que no ha podido dominarla como él quiere, despegándose de la pared se encamino hacia su cama, dejo caerse en la cama, cerrando sus ojos por completo, la cama la sentía grande, comenzaba acostumbrarse a tenerla a su lado, aunque no sea abrazándola como siempre ha querido pero por la condición de la mujer que tanto anhelaba en este momento, ella “calentaba” su persona, eso le gustaba porque en esos momentos la podría abrazarla con esa patética escusas, pero después debía alejarse para no levantar ninguna sospecha de sus sentimientos, sí, porque estaba sintiendo algo más por la dama que solía dormir en sus aposentos, no quería llegar a enamorase, no estaba en sus planes y el amor en él no era nada favorable, por eso desechaba y quería darse la idea que solo era deseo sexual, porque no la ha tenido en su cama y así estaba hasta que alguien toco su puerta-Pase…-Con su voz grave menciono.
Entreabrió sus ojos y observó como una de sus sirvientas pasaba con dos baldes de agua, volvió a cerrarlos estaba cansando, y este día no había hecho mucho simplemente observar como una Catarina pasaba a un lado de el –Hablado hipotéticamente- escucho como el agua era vaciado en la tina, después el otro balde de igual manera-Amo, ya estáis vuestra tina lista- El Duque solo asintió tras escuchar esas palabras, se acomoda de lado mientras pensaba en levantarse, aunque la pereza estaba invadiendo su cuerpo, no quería, no le apetecía irse y mojarse sin embargo a la vez deseaba tomar ese apetecible baño, volvió a recostarse recto comenzando a desabrochar la camisa blanca, suspiro nuevamente hasta incorporarse, mientras caminaba dejaba la ropa sobre el piso sin importar nada.
Completamente desnudo se metió a la tina, sintiendo el agua resbalar por su cuerpo, relajándose, es lo que realmente necesitaba, un relajante baño-Esto era lo que mi cuerpo necesitaba-Cerro los ojos echando su cabeza hacia atrás, sin pretender mover un dedo, quería que alguien la bañaran, o mejor dicho: Ella lo bañara. Sentir sus pequeñas manos sobre su torso yendo hacia abajo, eso le encantaría, apretó más la mandíbula su cuerpo estaba excitado pero necesitaba quitarse de la cabeza mientras se bañaba, sin decir más abrió sus ojos azules y comenzó la rutina de bañarse.-Maldita sea, me estaís haciendo un inútil sin vos…-Pensó, mientras pasaba la esponja por su cuerpo. Al momento de salir de la tina simplemente llevaba unos pantalones blancos que era su ropa de dormir, su torso estaba completamente descubierto, tomo la toalla blanca poniéndosela sobre la cabellera para poder secarla, al salir del cuarto miro que alguien se había recostado en su cama, la única persona que hace eso es ella, Zuriñe, comienza a caminar como si se trata de un imán, hasta tocar con su rodilla el borde de la cama-Sabeís que quiero que llegues temprano….-Dijo sin más sentándose en esa cama que ahora no le parecía imperfecta, cruzo sus piernas mirándola, siempre desnuda, deseándola más pero por una sola razón aguarda sus ganas por poseerla aunque no tardara en mucho en estar en aquellas piernas que tanto le gusta.
Recargo su espalda en la puerta, cuando la miró vacía, levemente frunció el ceño odiaba que esa mujer no estuviera aquí a tiempo sabía que no puede retenerla por mucho tiempo es lo que le da más coraje que no ha podido dominarla como él quiere, despegándose de la pared se encamino hacia su cama, dejo caerse en la cama, cerrando sus ojos por completo, la cama la sentía grande, comenzaba acostumbrarse a tenerla a su lado, aunque no sea abrazándola como siempre ha querido pero por la condición de la mujer que tanto anhelaba en este momento, ella “calentaba” su persona, eso le gustaba porque en esos momentos la podría abrazarla con esa patética escusas, pero después debía alejarse para no levantar ninguna sospecha de sus sentimientos, sí, porque estaba sintiendo algo más por la dama que solía dormir en sus aposentos, no quería llegar a enamorase, no estaba en sus planes y el amor en él no era nada favorable, por eso desechaba y quería darse la idea que solo era deseo sexual, porque no la ha tenido en su cama y así estaba hasta que alguien toco su puerta-Pase…-Con su voz grave menciono.
Entreabrió sus ojos y observó como una de sus sirvientas pasaba con dos baldes de agua, volvió a cerrarlos estaba cansando, y este día no había hecho mucho simplemente observar como una Catarina pasaba a un lado de el –Hablado hipotéticamente- escucho como el agua era vaciado en la tina, después el otro balde de igual manera-Amo, ya estáis vuestra tina lista- El Duque solo asintió tras escuchar esas palabras, se acomoda de lado mientras pensaba en levantarse, aunque la pereza estaba invadiendo su cuerpo, no quería, no le apetecía irse y mojarse sin embargo a la vez deseaba tomar ese apetecible baño, volvió a recostarse recto comenzando a desabrochar la camisa blanca, suspiro nuevamente hasta incorporarse, mientras caminaba dejaba la ropa sobre el piso sin importar nada.
Completamente desnudo se metió a la tina, sintiendo el agua resbalar por su cuerpo, relajándose, es lo que realmente necesitaba, un relajante baño-Esto era lo que mi cuerpo necesitaba-Cerro los ojos echando su cabeza hacia atrás, sin pretender mover un dedo, quería que alguien la bañaran, o mejor dicho: Ella lo bañara. Sentir sus pequeñas manos sobre su torso yendo hacia abajo, eso le encantaría, apretó más la mandíbula su cuerpo estaba excitado pero necesitaba quitarse de la cabeza mientras se bañaba, sin decir más abrió sus ojos azules y comenzó la rutina de bañarse.-Maldita sea, me estaís haciendo un inútil sin vos…-Pensó, mientras pasaba la esponja por su cuerpo. Al momento de salir de la tina simplemente llevaba unos pantalones blancos que era su ropa de dormir, su torso estaba completamente descubierto, tomo la toalla blanca poniéndosela sobre la cabellera para poder secarla, al salir del cuarto miro que alguien se había recostado en su cama, la única persona que hace eso es ella, Zuriñe, comienza a caminar como si se trata de un imán, hasta tocar con su rodilla el borde de la cama-Sabeís que quiero que llegues temprano….-Dijo sin más sentándose en esa cama que ahora no le parecía imperfecta, cruzo sus piernas mirándola, siempre desnuda, deseándola más pero por una sola razón aguarda sus ganas por poseerla aunque no tardara en mucho en estar en aquellas piernas que tanto le gusta.
Última edición por Ignatius Volkem el Miér Oct 09, 2013 10:51 am, editado 2 veces
Ignatius Volkem- Humano Clase Alta
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Re: Plumas Cálidas En Invierno [Prive +18]
Aprovecha tus abriles y ama al hombre que te quiera, mira que el invierno es largo y corto la primavera.
Salvador Rueda
Salvador Rueda
-Es un crudo invierno, aun así, el cielo sigue estando tan bello como siempre…- fue lo que dijo ella, como si en realidad no estuviera interesada en disculparse por su falta de puntualidad. El peso de su cuerpo se hizo notar en la cama, estaba cerca, con el perfume de un cuerpo recién bañado, ella también estaba igual, aun sus cabellos mantenían cierta humedad, pero que pronto terminarían secándose, dejando su rubia cabellera completamente seca. Creía que estaba junto a él, que había aceptado aquel absurdo trabajo por sentir protección y alimento en aquellas noches de verdadero sufrimiento. No podía quejarse, no hacia gran cosa en ese lugar, podría salir cuando ella quisiera y regresar a cierta hora, solamente importaba que estuviera a la hora antes de que su señor estuviera en cama. Siempre había sido así, hasta que el caprichoso del señor se había encimado que estuviera varias horas antes del anochecer, algo que no podría prometer y casi nunca cumplía.
Ella nunca había tenido alguien quien la acompañase, siempre había estado sola la mayoría del tiempo, tampoco le molestaba estarlo, al final de cuentas era un ave que trabajaba mejor en soledad. No era buena idea estar retándolo, pero por suerte, cuando estaba con él no parecía sentir ningún peligro. Se arreglo su cabello y se quedo sentada en la cama detrás de el, podía ver su espalda desnuda, su cuello y algunas gotas traviesas de su cabello caer, sujeto la toalla y comenzó ella misma a secar cada parte que veía aun mojada –camine un rato por un lago que vi mientras volaba- dijo ella tranquilamente. Tal vez era algo extraño, pero sentir como su piel se congelaba por culpa del frio y la falta de plumaje, le gustaba, pues se daba cuenta y se recordaba de lo débil que son los humanos y lo habilidades que son los animales - Caminaba silbando una melodía que llego a mi cabeza- no sabía porque le contaba, pero le nacía, como si quisiera hacerlo parte de su día a día. Siguió hablándole de cómo había llegado al lago y lo frio que estaba todo.
-Ahs…- susurro levemente, mirando hacia los lados, encontrando a un gato que parecía mirarlo desde la ventana, odiaba los gatos, no le gustaban para nada, eran como sus enemigos naturales, aunque estaba afuera su presencia no le gustaba, se levanto para hacer ruido y espantarlo. Cuando tuvo éxito, volvió a su lugar, la cama, alzándose los hombros mientras jugaba a peinar con sus dedos aquel cabello que antes había estado lleno de marañas y todo desaliñado. Se había quedado al frente de el, recogió la toalla llevándolo a una mesa, en donde alguna encargada lo recogería.
-¿Para qué me pide que venga tan temprano, si usted y yo sabemos que tiene tendencia a dormirse a altas horas de la noche?- le cuestiono, dándole la espalda. No podía evitar tener aquellos buenos modales que desde hace tanto tiempo le enseñaron, como le hubiera encantado recordar aquellos momentos que estuvo en la india, pero no podría hacerlo. Suspiro largamente, para ir hacia donde estaba el contrario. Se aproximo a la cama, gateando con lentitud, como si estuviera acariciando la sensación de su peso en la cama. -¿Acaso logro extrañarme?- pregunto. Teniéndole frente a frente, acorralándolo como si fuera un ratoncito de aquellos que tanto le gustaba comer. Se había puesto encima de el, sus manos lo arregostaron a la cama, hundiéndolo con ella, mientras sus grandes ojos, esperaban respuesta a su jugarreta.
Zuriñe- Cambiante Clase Baja
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Re: Plumas Cálidas En Invierno [Prive +18]
Seguía en la misma posición de hace unos minutos, sus ojos no dejaban de verla cada detalle, cada trozo de piel quería memorizarse. La quería tener para él y solamente para él era egoísta por lo que pensaba pero no por eso dejara de sentir deseos por la mujer que esta recostada en su cama, deseo, esa palabra se repetía mil veces en su cabeza, como no tener aquella tentación si cada noche que pasa desde hace dos meses se pasa desnuda delante de sus narices, es hombre, es una gran tentación la que ha tenido desde hace tiempo, pero como es un “caballero” la respeta, aunque no tardara mucho en sentir que la necesita y urgentemente. -Respira Ignatius, Respira y sal rápido del cuarto, será mejor eso…-Dejo de mirarla, solamente olía el aroma del perfume de Zuriñe, lamio, sin pensarlo, sus labios apretando un poco sus manos. Adopto por mirar la pintura rustica que trajo hace dos días de una ciudad que en este momento no recuerda su nombre-No importa si el cielo estaba hermoso, estaba nevado o lloviendo…-Estiro sus piernas y se incorporo de la cama mirándola nuevamente-Te quiero aquí antes que yo llegue a al cuarto….-Frunció el ceño, apretando el borde de su pantalón.
Dio la vuelta para poder caminar por el cuarto, estaba tenso desde hace varios días muchas cosas le preocupaban, la casa, los negocioso de la familia, ser lo que es y ahora sumándole que le interesa su sirvienta, vaya dilema tenia Ignatius en este momento, sin decir nada volvió a sentarse en la cama pero ahora dándole por completo la espalda, escondió su rostro en sus grandes y toscas manos, mientras escuchaba las palabras de la cambiaforma. -Sabes, no puedes caminar cuando estas volando….-Arqueo una ceja, aquello no le gusto, mientras ella estaba disfrutando el atardecer o noche él estaba impacientado por verla nuevamente, con esta gran pasión que sentía por esa mujer, pero quería hacerla enojar por un momento. Pero finalmente sonrió, estaba feliz por ella, por una parte por la otra, solo la quería a su lado así como esta ahora.-Pero sabes…me da gusto que estés feliz, que esto te alegre, caminado mientras vuelas…-Ríe un poco por las palabras dichas por ella
Cuando le iba a decir otra cosa, volteo a verla, que se había levantando para espantar un gato que se encontraba al otro lado de la ventana, eso le dio mucha gracias al joven Duque-Vaya, no pensé que te molestara un pequeño felino…-Dijo, sin más, pero a la vez la mirada estaba puesta en el trasero firme de ella, apretó un poco la mandíbula y solo opto por mirar su espalda blanca. La miro enfrente de el-Porque me gusta verte en mi cuarto, es raramente que vengas a la hora que te pido-enfrente de el no podía contenerse mas, si seguía de ese modo jura lánzasela sobre ella como un animal en época de celo dios gracias al cielo que ella se voltio digna como si fuera una dama refinada-Pero algún día te domare…-Susurro, mientras sentía los movimientos de ella sobre la cama, lo único que supo fue que él estaba recostado en la cama con ella sobre él-Zuriñe….-Menciono su nombre fuerte y claro, sus manos se posaron en el trasero de ella-¿Qué haces….?-Pregunto alzando un poco su cabeza-Si, te añore tanto…-No podía mas, no podía esperar mas tiempo-Y sabes, si hago algo no es mi maldita y perra culpa-Alzo su cadera haciendo que su entrepierna roza la ajena de la mujer y atrapo los labios de la cambiaforma sin decir más.
Dio la vuelta para poder caminar por el cuarto, estaba tenso desde hace varios días muchas cosas le preocupaban, la casa, los negocioso de la familia, ser lo que es y ahora sumándole que le interesa su sirvienta, vaya dilema tenia Ignatius en este momento, sin decir nada volvió a sentarse en la cama pero ahora dándole por completo la espalda, escondió su rostro en sus grandes y toscas manos, mientras escuchaba las palabras de la cambiaforma. -Sabes, no puedes caminar cuando estas volando….-Arqueo una ceja, aquello no le gusto, mientras ella estaba disfrutando el atardecer o noche él estaba impacientado por verla nuevamente, con esta gran pasión que sentía por esa mujer, pero quería hacerla enojar por un momento. Pero finalmente sonrió, estaba feliz por ella, por una parte por la otra, solo la quería a su lado así como esta ahora.-Pero sabes…me da gusto que estés feliz, que esto te alegre, caminado mientras vuelas…-Ríe un poco por las palabras dichas por ella
Cuando le iba a decir otra cosa, volteo a verla, que se había levantando para espantar un gato que se encontraba al otro lado de la ventana, eso le dio mucha gracias al joven Duque-Vaya, no pensé que te molestara un pequeño felino…-Dijo, sin más, pero a la vez la mirada estaba puesta en el trasero firme de ella, apretó un poco la mandíbula y solo opto por mirar su espalda blanca. La miro enfrente de el-Porque me gusta verte en mi cuarto, es raramente que vengas a la hora que te pido-enfrente de el no podía contenerse mas, si seguía de ese modo jura lánzasela sobre ella como un animal en época de celo dios gracias al cielo que ella se voltio digna como si fuera una dama refinada-Pero algún día te domare…-Susurro, mientras sentía los movimientos de ella sobre la cama, lo único que supo fue que él estaba recostado en la cama con ella sobre él-Zuriñe….-Menciono su nombre fuerte y claro, sus manos se posaron en el trasero de ella-¿Qué haces….?-Pregunto alzando un poco su cabeza-Si, te añore tanto…-No podía mas, no podía esperar mas tiempo-Y sabes, si hago algo no es mi maldita y perra culpa-Alzo su cadera haciendo que su entrepierna roza la ajena de la mujer y atrapo los labios de la cambiaforma sin decir más.
Ignatius Volkem- Humano Clase Alta
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Re: Plumas Cálidas En Invierno [Prive +18]
“Tiéntame, acaríciame
lléname cada instante de ti,
haz que cada noche sea un sueño”
Miraba aquellos ojos azules, de un color más intenso que los de ella, sentía que se podría perder en ellos, por su hermosura y similitud al cielo, debía admitir que era uno de los rasgos que más le gustaba de él, que le atraiga sin pensarlo. Que imprudente era al mostrarse de ella forma, aunque era mayor que él, por varios años; aunque no los aparentaba gracias a la maravillas de ser un cambiante. Se comportaba como una niña inocente, que no conocía la malicia y la naturalidad de un hombre con necesidades. Era en parte, culpa de sus padres, quienes la había internado desde temprana edad a un internado de chicas, en donde lo que menos hacían era explorar lo que el sexo opuesto era y cuáles eran sus gustos y menos lo que dos seres hacen en la intimidad.lléname cada instante de ti,
haz que cada noche sea un sueño”
Siempre se había mantenido alejada de cualquier contacto humano, desde hace muchos años, era raro verla sintiéndose a gusto con alguien más. Conocía el sexo, no era estúpida, pero para ella, quien pasa más tiempo siendo un ave, que un humano, se había convertido en una necesidad solamente reproductiva, que macho y hembra utilizaban para mantener la especie y sus genes en la línea de vida. Sentir sus manos en sus glúteos, la confundió, lo miro con los ojos abiertos, aturdida, escuchándolo, por unos momento, pensó que estaba enojado, pues su actitud le parecía rara ―¿Por qué mi…?― quería preguntar pero fue interrumpida, por aquel rozamiento del sexo masculino, con su inexperta intimidad.
Cerró los ojos fuertemente, mientras sentía como sus mejillas tomaban un color extraño, además de calorcito en esas, pero no solamente allí se formaba el calor, en la parte del vientre, y por los músculos, en donde estaba siendo sujetada, por las manos masculinas, por todos esos lugares comenzaba a sentir pequeñas olas de calor. Era la primera vez que sentía los labios de alguien entre los suyos, los frunció, sellándolos, con cierto miedo, mientras sus manos fallaban y terminaba tumbada en el cuerpo del Duque.
― Señor Volkem… ― susurro, tratando de alejarse de los labios del otro, que habían atrapado su labio inferior. Puso sus manos en el pecho desnudo del contrario, en un intento de alejarse de él, pero este no parecía querer separarse de ella, lo único que logro fue voltearse y quedar ahora ella boca arriba, mientras Ignatus estaba encima, mirándola. Por primera vez, en mucho tiempo, tuvo vergüenza de su desnudez, de su estado actual, pues había descubierto, que él había sucumbido a sus necesidades fisiológicas y dejado atrás cualquier respeto por la integridad de la joven.
Su mano se deslizo para cubrir su sexo ― ¿Qué pretende hacer…? ―pregunto, sintiendo que su cuerpo estaba temblando de nerviosismo, pues sabia la respuesta, pero sentía que necesitaba oírla, para cerciorarse. Cerro sus ojos empujando al contrario con una gran fuerza hacia atrás ―No puedo, Yo nunca he hecho esto, nunca he estado con un hombre de esa forma― se excuso, abrió los ojos notando que había utilizado mas fuerza de lo recomendado y que el contrario se había caído de la cama ― Señor Volkem, Lo siento ― hizo un puchero mientras saltaba de la cama para ayudarlo a levantarlo. Bajo la mirada, recordando lo que apenas había pasado unos momentos, toco sus labios y sus mejillas se encendieron, se había sentido bien tenerlo cerca y poder disfrutar el calor del cuerpo masculino. Sin tenerlo en cuenta, se había formado una leve excitación en ella, que hacía que su respiración se volviera irregular y un calorcito, que molestaba entre las piernas. Giro su cuerpo, para darle la espalda, retirarse de aquel que podría llegar a ser su perdición ― Creo que mejor me voy ― se movió con nervios, buscando alguna ventana que la ayudara a huir, pero fue torpe y se tropezó con la orilla de la cama, eso no la detuvo, aunque aun se preguntaba, porque se había encendido tan rápido, las extrañas sensaciones que la invadían y la hacían sentirse aturdida. Si no se iba de allí rápido, estaba segura que no podría escapar mas tarde.
Zuriñe- Cambiante Clase Baja
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Re: Plumas Cálidas En Invierno [Prive +18]
Cuando sus labios tocaron los ajenos, fue como si lo transportara a otro lugar desconocido, así él se sentía en esos momento, lo que únicamente pensaba era en devorar aquellos labios carnosos, jugosos. Era la primera vez que la besaba, no había insistido por la sencilla razón que si la probara no la dejara en paz hasta hacerlo, y el joven Duque tenía toda la razón, claro que la tenía, se conocía muy bien; lo que su cabeza solamente estaba pensando en ese momento era poseerla, hacerla suya, su mujer y de nadie más, es muy posesivo, se encelaba por razones completamente estúpidas, por eso quería que Zuriñe estuviera antes que él en sus aposentos, porque quería llegar a su morada y saber que esa mujer estuviera en casa, no importaba el lugar, pero que estuviera ella ahí y no afuera, eso hacía que el hombre de ojos azules se enfureciera, era posesivo, como un animal en celo, que no quiere dejar a su presa, porque desde que ella ingreso a su hogar es suya y de nadie más.
El mismo había encendido su cuerpo, a veces, cuando pasaba esa excitación en él, tenía que bañarse con agua muy pero muy fría para poder pagar esa pasión que tenía, desde que llego esa mujer a su casa no había vuelto ser el mismo, antes iba en fiesta en fiesta, en cama en cama, entre las piernas de la mujer, miraba a una dama, cualquiera, e iba como un perro fiel hacia ellas para poder tener un gozo. En el instante que sus sexos se juntaron –Mejor dicho él hizo el contacto- sus bellos de la nuca se erizaron. -¿Por qué tú?-Había ellos la misma pregunta, que hace unos instantes ella pregunto, porque ella, buena pregunta pero él tenía una sabía e inteligente respuesta. -Porque eres la única mujer que me ha hecho estar en casa, en vez de estar entre las piernas de una ramera, que está en parís, porque te deseo como un caramelo jugoso y prohibido. Por esa razón eres tú y nadie más, no me interesa otra mujer que no sea tú Zuriñe-Respondió sin más, quedándose callado con una sonrisa.
La sintió tensarse un poco, sujetándola con más fuerza, no importaba si Zuriñe era fuerte, la carne humana es débil, la carne llama aunque no quiera y ella por lo tanto tiene su lado humano y es una mujer sobre todo, una mujer que tiene necesidades como tal. -Jovencita Zuriñe…-Susurro, cuando él se encontró sobre ella, a los movimientos repentinos, la tenía debajo de él, la tenía a sus pies, si no podía retenerla con gritos, regaños la detendría con otra cosa que en un minuto paso por su cabeza. La sonrisa que anteriormente tenia se agrando mucho más haciendo que aparecieran unos hoyuelos, sus ojos azules brillaron con más intensidad-Tan hermosa te ves de ese modo…-Susurró, muy cerca de aquellos labios que se había separado desde hace unos cuantos minutos atrás.
Pero ese momento “mágico” que él creía se desvaneció en el momento que ella cubrió su intimidad con sus manos, apoyo sus manos en la cama para no aplastarla del todo, aunque le gustaba como su cuerpo se acoplaba con el ajeno. -¿Qué pretendo hacer?-Hizo una pregunta en vez de responderle, puso su rostro en modo de “sabio” –Enserio, ¿No sabes?...-Pregunto, nuevamente en vez de darle una respuesta, sin dejar de sonreír como todo un tonto ante ella. Su ego de hombre había aumentado más, por la sinceridad de ella, entonces ella era virgen, eso le encanto, hasta lo excito, que su miembro se endureció nuevamente, trata de no rozar la piel ajena pero es imposible, no dijo nada ante aquellas palabras de la fémina, pero sin decir nada su alegría salía hasta por los poros de su cuerpo. Sin pensarlo se volvió acercar a ella con las intenciones de besarla pero la mujer aplico fuerza en él haciendo que se cayera al suelo, no dijo nada, simplemente se quedó sentando cual niño regañado, al momento que miro que su mujer –Porque para el Duque, ya era su mujer desde el momento que la beso- se incorporó de la cama y estaba dispuesta a salir, Ignatius sin pensarlo –Nuevamente- Corrió hacia ella, tomándola de la cintura y pegándole a su cuerpo, haciendo que su miembro, todavía erecto se aplastara con el trasero de la fémina la sujetaba para que no salía de esos aposentos. –Usted, no saldrá hasta que sea mi mujer…-Susurro, subiendo una de sus manos –Exactamente la mano derecha- Que se posó en el seno derecho, lo apretó solamente un poco y con su dedo índice froto en su pezón haciendo que se endureciera. –Eres mía…-Dijo, mordiendo el lóbulo de la oreja de Zuriñe. La volteo y la pego a su cuerpo, besándola nuevamente en aquella boca que sabía a gloria.
El mismo había encendido su cuerpo, a veces, cuando pasaba esa excitación en él, tenía que bañarse con agua muy pero muy fría para poder pagar esa pasión que tenía, desde que llego esa mujer a su casa no había vuelto ser el mismo, antes iba en fiesta en fiesta, en cama en cama, entre las piernas de la mujer, miraba a una dama, cualquiera, e iba como un perro fiel hacia ellas para poder tener un gozo. En el instante que sus sexos se juntaron –Mejor dicho él hizo el contacto- sus bellos de la nuca se erizaron. -¿Por qué tú?-Había ellos la misma pregunta, que hace unos instantes ella pregunto, porque ella, buena pregunta pero él tenía una sabía e inteligente respuesta. -Porque eres la única mujer que me ha hecho estar en casa, en vez de estar entre las piernas de una ramera, que está en parís, porque te deseo como un caramelo jugoso y prohibido. Por esa razón eres tú y nadie más, no me interesa otra mujer que no sea tú Zuriñe-Respondió sin más, quedándose callado con una sonrisa.
La sintió tensarse un poco, sujetándola con más fuerza, no importaba si Zuriñe era fuerte, la carne humana es débil, la carne llama aunque no quiera y ella por lo tanto tiene su lado humano y es una mujer sobre todo, una mujer que tiene necesidades como tal. -Jovencita Zuriñe…-Susurro, cuando él se encontró sobre ella, a los movimientos repentinos, la tenía debajo de él, la tenía a sus pies, si no podía retenerla con gritos, regaños la detendría con otra cosa que en un minuto paso por su cabeza. La sonrisa que anteriormente tenia se agrando mucho más haciendo que aparecieran unos hoyuelos, sus ojos azules brillaron con más intensidad-Tan hermosa te ves de ese modo…-Susurró, muy cerca de aquellos labios que se había separado desde hace unos cuantos minutos atrás.
Pero ese momento “mágico” que él creía se desvaneció en el momento que ella cubrió su intimidad con sus manos, apoyo sus manos en la cama para no aplastarla del todo, aunque le gustaba como su cuerpo se acoplaba con el ajeno. -¿Qué pretendo hacer?-Hizo una pregunta en vez de responderle, puso su rostro en modo de “sabio” –Enserio, ¿No sabes?...-Pregunto, nuevamente en vez de darle una respuesta, sin dejar de sonreír como todo un tonto ante ella. Su ego de hombre había aumentado más, por la sinceridad de ella, entonces ella era virgen, eso le encanto, hasta lo excito, que su miembro se endureció nuevamente, trata de no rozar la piel ajena pero es imposible, no dijo nada ante aquellas palabras de la fémina, pero sin decir nada su alegría salía hasta por los poros de su cuerpo. Sin pensarlo se volvió acercar a ella con las intenciones de besarla pero la mujer aplico fuerza en él haciendo que se cayera al suelo, no dijo nada, simplemente se quedó sentando cual niño regañado, al momento que miro que su mujer –Porque para el Duque, ya era su mujer desde el momento que la beso- se incorporó de la cama y estaba dispuesta a salir, Ignatius sin pensarlo –Nuevamente- Corrió hacia ella, tomándola de la cintura y pegándole a su cuerpo, haciendo que su miembro, todavía erecto se aplastara con el trasero de la fémina la sujetaba para que no salía de esos aposentos. –Usted, no saldrá hasta que sea mi mujer…-Susurro, subiendo una de sus manos –Exactamente la mano derecha- Que se posó en el seno derecho, lo apretó solamente un poco y con su dedo índice froto en su pezón haciendo que se endureciera. –Eres mía…-Dijo, mordiendo el lóbulo de la oreja de Zuriñe. La volteo y la pego a su cuerpo, besándola nuevamente en aquella boca que sabía a gloria.
Ignatius Volkem- Humano Clase Alta
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Re: Plumas Cálidas En Invierno [Prive +18]
“Hay dos tipos de luz, el brillo que ilumina, y el resplandor que oscurece.”
Arthur Rimbaud
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¿Qué era todo aquello? Podría decirse que estaba asustada, aterrada, pues su corazón no dejaba de latir como logo, temía que se fuera a salir de su pecho, eso era lo único que le aterraba en realidad, pues, el hecho de sentir al duque en una cercanía intima, no le molestaba, ya había estado acostumbrándose a su cercanía y cada día que pasaba, le gustaba cada vez más, el estar en una cama, junto con un ser humano. Ella asimilaba de forma primitiva, aunque no viniera de una cuna de tierra y pobreza, los años si habían pasado y su mentalidad cambiada, a causa de su parte animal, con la que había estado interactuando con el mundo, por más años, de los que ya podría recordar bien, así que todo eso ella lo veía de un punto de vista reproductivo, no humano, el cual sería solamente satisfacer un deseo, que carcomía el alma y debía ser liberado.
Fue sujetada por la cintura, quiso rehusarse, pero temía en poder lastimarlo. ¡No se perdonaría si ella dañara a alguien! Ya había visto como su fuerza descontrolada, hacia llegado a mover el cuerpo masculino, hasta llevarlo al piso, por suerte no hacia pasado a mayores, eso la aliviaba, pero aun así, tal acto provocado por ella, la ponía nerviosa. –Nhg…- quiso quejarse, pero solamente entrecerró sus ojos fuertemente, con las mejillas encendidas, su rostro fácilmente podría compararse con el color de un tomate. El sentir aquella señal en sus glúteos la hizo sentirse aun más nerviosa, pero sobre todo débil, tanto que Ignatius, pudo manejarla a su voluntad, su pequeño pecho pálido, fue acaparado por una de las manos del hombre, quien jugaba con su pezón, hasta dejarlo completamente erecto. Su voz para ella, era como si se tratara de una serpiente siseando, sabía ella el peligro de tal momento, pero su atractivo parecía hipnotizarla, embobarla de tal modo que sería fácilmente manipulada.
¿Qué conocía ella del amor y la pasión? Nada, ella no se imaginaba el hecho de tener en su pecho algo tan cálido, que hacía que su cuerpo se volviera un mar de nervios, por eso prefería salir a busca aire y alejarse de aquellas sensaciones que le provocaba el hombre. Todos los días, miraba en silencio, como este, de forma indiferente, parecía tratarle, pero ella siempre con una sonrisa inocente y con ese toque infantil, recibía cualquier trato que este quisiera darle. ¿Era amor lo que sentía por aquel hombre? Tantos años llevaba viva, otros más alejada del mundo humano, para caer como polluela, ante los encantos de cualquiera. Si, le había parecido atractivo, aquella noche que se lo presentaron, ella era apenas una bola de suciedad, que se estaba muriendo de hambre y frio, cuando llego a sus pies, para ella su amabilidad y generosidad fue infinita, cuando la acogió, aun sabiendo lo que era ella y el viniendo de un extracto tan alto.
¿Qué dirían sus superiores ante tal blasfemia? Un capricho, un deseo, eso era lo que quería pensar que era ella en esos momento, pero, le dolía tanto pensar que podría ser solamente eso para él, cuando ella lo había comenzado a querer tanto; para ella era querer, porque no le habían explicado que era el amor. El morder su lóbulo, hizo que en su parte inferior, naciera una sensación de calidez en sus partes íntimas, era en ese momento tan manejable, que el fácilmente, pudo girarla, para quedar frente a frente con ella y volver a besarla. Ella quiso resistirse, abriendo su boca para alegar algo, pero sintió la lengua chocar con la suya, haciéndola estremecer completamente, por aquella nueva sensación brindada por el contrario. Nuevamente estaban en la cama, por fin se había liberado un poco de aquellos labios, que parecían querer hacerla prisionera. — Usted no me permite pensar con claridad — confeso, con otra vez su cuerpo entre las cómodas sabanas, mientras su cuerpo virgen, comenzaba ser profanado por alguien menor que ella — ¿Acaso no sabe que su imprudencia puede provocar una nueva vida? — trago saliva, sin saber exactamente, si podría ser una pizca de alegría o molestia, el solamente pensar en que en su vientre se formara algo producto de aquel momento.
¿Podría detenerlo? ¿Decirle un contundente no? Estaba ella completamente derrotada, sentía que algunas plumas de sus alas habían sido cortadas, cuando su cuerpo se incendio por los toques del hombre, algo viscoso bajaba entre sus piernas, lubricando desde su interior su intimidad, para darle un paso placentero al sexo del contrario, algo natural, algo simple e intuitivo, pero que ella nunca antes había probado. Se llevo sus manos otra vez hacia ese lugar, buscando hacer lo mismo, ocultar su desnudez, era como si Eva hubiera probado la manzana de la conciencia y hubiera descubierto la vergüenza por su desnudez, pero con lo que se encontraron sus dedos la hizo estremecer — Estoy mojada…— dijo haciendo un leve mohín, apresurando su mano para quedar a la vista de los dos, que ella no era inmune a las reacciones físicas de una mujer normal, que perdiera completamente la razón, al explorar nuevas sensaciones. — Oh señor Volkem, si promete no dejarme sola, juro que seré obediente y hare lo que usted quiera… — se mordió uno su labio inferior. ¿Qué estaba diciendo? — Seré suya, pero nunca me abandone por favor — le dolería mucho, entregarse a un hombre, como en ese momento parecía que lo haría, que la fuera a abandonar como trapo sucio luego del tiempo que ya no la necesitara, tal vez podría soportarlo de cualquiera, menos de él, quien le había enseñado poco a poco a volver a ser humana y todos aquellos sentimientos, de volver a ser mujer.
Zuriñe- Cambiante Clase Baja
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Re: Plumas Cálidas En Invierno [Prive +18]
¿Cómo podía tratarla bien? Si solo la quería para una sola noche ¿Verdad? Cuando la beso la primera vez era como a ver tocado el cielo con las manos, a ver traspasado una barrera que nunca pensó que lo haría y ahora que su autocontrol por ella se desvaneció en el momento que la encontró, nuevamente, desnuda ante él fue como prender un fogón y que inmediatamente explotarla, muchas veces se golpeaba mentalmente para no saltar como un animal encima de ella, por esa sencilla razón iba al burdel con más frecuencia para apagar esta llamarada llamada: Deseo. Sí, siempre iba aquellos burdeles para saciar su necesidades sexuales, con cualquier mujer, claro que fuera hermosa, con buenas cuervas, olvidarse de la mujer que –Hablando hipotéticamente- lo esperaba en la cama, pero la diferencia es la fémina no le importaba si llega tarde, con copas de más u oliendo a un aroma de mujer desconocida, solo servía ella para calentar la cama y no pasara frio en la temporada de invierno.
Pero cuando estaba con otra, su cuerpo respondía al ajeno, pero su mente siempre estaba en otro lugar o mejor dicho con otra persona que no era la que tenía siempre debajo de él, su mente, y su corazón estaba impregnado del nombre de Zuriñe, esa mujer que lo hacía tan vulnerable cuando estaba a su lado un completo títere, aunque la mujer no se dé cuenta. Al momento de tener sexo, si porque él nunca era “hacer el amor” si no, sexo salvaje, y sexo con otra mujer cada día diferente, no le gustaba cuando se acostaba con la misma mujer, siempre pedía nueva pero eso sí, que no sea virgen, el Duque nunca quería que le entregara a una muchachita virgen y sin experiencia sobre todo no quería ser el primero de nadie. Bueno, solo de alguien y es la que ocupaba por completo su mente; siempre la abrazaba “inocentemente” –Siempre dice eso cuando lo hace- para tenerla cerca, sentir su cuerpo dándole ese calor que necesitaba en esas noches fría que baja mucho la temperatura a veces se apegaba mucho a la fémina aprovechando que hacia un frio que hasta calaba los huesos para tenerla mucho más cerca casi pensaba que se iba a fundir con ella, pero después abría los ojos y ella ya no estaba a su lado y un enojo nuevamente aparecía en su cuerpo como una epidemia.
Ignatius se maravilló cuando, sin pensarlo, ella abrió la boca, dejando pasar esa lengua caliente y húmeda a la cavidad ajena, aquel intruso se movía ágilmente como si conociera aquel terreno desde hace mucho tiempo, tal vez no lo conocía pero si sabía moverse adentro de una boca y no solamente en esa parte. La sujete con más firmeza para estar cerca, más cerca de su cuerpo quería sentir nuevamente el cuerpo desnudo como esos montículos se apegaba a su torso desnudo; las manos que estaba sujetadas en la cintura volvieron a bajar hasta el trasero de la cambiaforma donde las deposito ahí sin moverla solo sostenerla para pegarla más a él, si eso fuera posible. Sin pensarlo por mucho tiempo la llevo a la cama donde el duque la depósito con cuidado sin ser agresivo ni tampoco quería unirse a ella inmediatamente, deseaba que ella disfrutara eso; apoyo sus codos en la cama y a cada lado del rostro de Zuriñe, rozo nuevamente sus labios pero se detuvo al momento que escucho hablar a la mujer que está debajo de él. -¿Yo?-Una risa salió de su garganta besando la mejilla-A lo mejor eso quiero, que no piense, que solo te dejes llevar por lo que haremos…-Finalizo, mirándola solamente con una sonrisa seductora o eso pretendía el joven Volkem. –Sabe si me importara cuantos hijos hubiera tenido entonces nunca iría la burdel…-Mordió, fuertemente el labio inferior de la dama.
-Claro que estas mojada, estas excitada por mi cercanía, por cómo te toco, tu cuerpo no miente, como dije, déjate llevar, déjate llevar por mi…-Tomo aquella mano y la entrelazo, mojándose solo un poco aunque no le intereso, las palabras de la mujer lo impresionaron mucho-A mi usted no me ordena, si yo la dejo es mi problema si yo la sigo “manoseando” de igual manera es mi problema, usted es mía desde el momento que ingreso a este lugar…-Con esas palabras la volvió a besar, ahora con salvajismo adentro su lengua a la cavidad de la mujer y junto su miembro con la intimidad de ella, rozándose casi penetrándola pero no podía por la sencilla razón que él todavía tenía su pantalón de dormir.
Pero cuando estaba con otra, su cuerpo respondía al ajeno, pero su mente siempre estaba en otro lugar o mejor dicho con otra persona que no era la que tenía siempre debajo de él, su mente, y su corazón estaba impregnado del nombre de Zuriñe, esa mujer que lo hacía tan vulnerable cuando estaba a su lado un completo títere, aunque la mujer no se dé cuenta. Al momento de tener sexo, si porque él nunca era “hacer el amor” si no, sexo salvaje, y sexo con otra mujer cada día diferente, no le gustaba cuando se acostaba con la misma mujer, siempre pedía nueva pero eso sí, que no sea virgen, el Duque nunca quería que le entregara a una muchachita virgen y sin experiencia sobre todo no quería ser el primero de nadie. Bueno, solo de alguien y es la que ocupaba por completo su mente; siempre la abrazaba “inocentemente” –Siempre dice eso cuando lo hace- para tenerla cerca, sentir su cuerpo dándole ese calor que necesitaba en esas noches fría que baja mucho la temperatura a veces se apegaba mucho a la fémina aprovechando que hacia un frio que hasta calaba los huesos para tenerla mucho más cerca casi pensaba que se iba a fundir con ella, pero después abría los ojos y ella ya no estaba a su lado y un enojo nuevamente aparecía en su cuerpo como una epidemia.
Ignatius se maravilló cuando, sin pensarlo, ella abrió la boca, dejando pasar esa lengua caliente y húmeda a la cavidad ajena, aquel intruso se movía ágilmente como si conociera aquel terreno desde hace mucho tiempo, tal vez no lo conocía pero si sabía moverse adentro de una boca y no solamente en esa parte. La sujete con más firmeza para estar cerca, más cerca de su cuerpo quería sentir nuevamente el cuerpo desnudo como esos montículos se apegaba a su torso desnudo; las manos que estaba sujetadas en la cintura volvieron a bajar hasta el trasero de la cambiaforma donde las deposito ahí sin moverla solo sostenerla para pegarla más a él, si eso fuera posible. Sin pensarlo por mucho tiempo la llevo a la cama donde el duque la depósito con cuidado sin ser agresivo ni tampoco quería unirse a ella inmediatamente, deseaba que ella disfrutara eso; apoyo sus codos en la cama y a cada lado del rostro de Zuriñe, rozo nuevamente sus labios pero se detuvo al momento que escucho hablar a la mujer que está debajo de él. -¿Yo?-Una risa salió de su garganta besando la mejilla-A lo mejor eso quiero, que no piense, que solo te dejes llevar por lo que haremos…-Finalizo, mirándola solamente con una sonrisa seductora o eso pretendía el joven Volkem. –Sabe si me importara cuantos hijos hubiera tenido entonces nunca iría la burdel…-Mordió, fuertemente el labio inferior de la dama.
-Claro que estas mojada, estas excitada por mi cercanía, por cómo te toco, tu cuerpo no miente, como dije, déjate llevar, déjate llevar por mi…-Tomo aquella mano y la entrelazo, mojándose solo un poco aunque no le intereso, las palabras de la mujer lo impresionaron mucho-A mi usted no me ordena, si yo la dejo es mi problema si yo la sigo “manoseando” de igual manera es mi problema, usted es mía desde el momento que ingreso a este lugar…-Con esas palabras la volvió a besar, ahora con salvajismo adentro su lengua a la cavidad de la mujer y junto su miembro con la intimidad de ella, rozándose casi penetrándola pero no podía por la sencilla razón que él todavía tenía su pantalón de dormir.
Ignatius Volkem- Humano Clase Alta
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Re: Plumas Cálidas En Invierno [Prive +18]
El era incontrolable, no había nada de lo que pudiera decirle, que le hiciera entrar en razón, ella misma la estaba perdiendo completamente. El saber que también estaba teniendo problemas para mantenerse serena, la hacía sentir nerviosa, pero había llegado a un punto que el hombre comenzaba a controlar todo, sin importar los deseos y miedos de Zuriñe, le dejaba en claro que él era el que mandaba en ese lugar. Se estaba dejando llevar por el, se entregaba completamente, en cuerpo y en alma; desgraciadamente. Ya no había vuelta atrás, había perdido, desde el momento que había entrado en la habitación.
Si tenía suerte, podría no quedar embarazada en su primera relación sexual. Bajo la mirada algo avergonzada — Esta bien, señor Volkem— susurro, queriéndose disculpar, pero los besos apasionados del hombre se lo impidieron, ella abrió su boca, para que las dos lenguas se encontraran, mientras se sus manos se aferraban a sus hombros, suavemente, sin querer hacerle daño. Sentía como el endurecido sexo del hombre chocaba con su húmeda cavidad, está pareciendo que lo llamaba, invitándolo a quitarle la inocencia, que aun poseía, sin importar su verdadera edad, nunca pensó que podría llegar a ser posible, aquella ocasión, nunca había estado en su mente, siempre restándole tan poca importancia, pero ahora parecía tan necesario, que se ahogaba de solamente pensar que todo podría acabar en algún momento determinado, de que el Joven Volkem se aburriera de ella.
Suspiro largamente, abriendo aun mas las piernas, para su comodidad — Estoy lista… — trago saliva, mientras sus mejillas se volvían mas rojas que un tomate, entrecerró sus ojos, estirando un poco su cuello, para que él se diera el lujo de besar, morder, lamer, esa parte, si deseaba, pero todo estaba a su disposición, cuello, senos, sexo, todo su cuerpo y las zonas que el deseara explorar, porque había entendido, que la mejor manera que quitar el frio del maldito invierno era con su mismo cuerpo, siempre seria así, cualquier estaría buscando eso. Aunque quisiera darle solamente su cuerpo, también una parte de su corazón le estaba dando, sin intención misma de hacerlo, pero no lo había podido evitar, era el primer hombre que la poseía, necesitaba amarlo, al menos un poco.
Si tenía suerte, podría no quedar embarazada en su primera relación sexual. Bajo la mirada algo avergonzada — Esta bien, señor Volkem— susurro, queriéndose disculpar, pero los besos apasionados del hombre se lo impidieron, ella abrió su boca, para que las dos lenguas se encontraran, mientras se sus manos se aferraban a sus hombros, suavemente, sin querer hacerle daño. Sentía como el endurecido sexo del hombre chocaba con su húmeda cavidad, está pareciendo que lo llamaba, invitándolo a quitarle la inocencia, que aun poseía, sin importar su verdadera edad, nunca pensó que podría llegar a ser posible, aquella ocasión, nunca había estado en su mente, siempre restándole tan poca importancia, pero ahora parecía tan necesario, que se ahogaba de solamente pensar que todo podría acabar en algún momento determinado, de que el Joven Volkem se aburriera de ella.
Suspiro largamente, abriendo aun mas las piernas, para su comodidad — Estoy lista… — trago saliva, mientras sus mejillas se volvían mas rojas que un tomate, entrecerró sus ojos, estirando un poco su cuello, para que él se diera el lujo de besar, morder, lamer, esa parte, si deseaba, pero todo estaba a su disposición, cuello, senos, sexo, todo su cuerpo y las zonas que el deseara explorar, porque había entendido, que la mejor manera que quitar el frio del maldito invierno era con su mismo cuerpo, siempre seria así, cualquier estaría buscando eso. Aunque quisiera darle solamente su cuerpo, también una parte de su corazón le estaba dando, sin intención misma de hacerlo, pero no lo había podido evitar, era el primer hombre que la poseía, necesitaba amarlo, al menos un poco.
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Re: Plumas Cálidas En Invierno [Prive +18]
Sus ojos encuentran con los de Zuriñe, claro que la deseaba y mucho, fácilmente ella se puede dar cuenta, pero ¿Quería que fuera así de arrebatador? No quería comprarlas con las demás mujeres con la que él ha estado quiere que sea algo ¿Romántico? Desde cuando Ignatius es romántico. Estaba pensando mucho y actuando menos, apretó los dientes haciendo que rechinaran. Con toda la fuerza de voluntad que todavía tenía separo su cuerpo, levantándose por completo, dándole la espalda para que no viera cuan excitado estaba.-¿Te has sorprendido verdad?-Pregunto mirándola sobre el hombro.
Cerro los ojos por un momento necesitaba tranquilizarse y necesitaba mucho control para poder que su parte masculina vuelva a la normalidad. Tardo un poco fue difícil al tener a la mujer que desea en su cama, desnuda y dispuesta. Termino de voltearse por completo y al verla nuevamente ese deseo por ella regreso pero necesitaba hablar seriamente con esa mujer antes de arrástrala al deseo carnal.
-Zuriñe, necesitamos hablar..-Demando el hombre, sentándose en la orilla de la cama, puso su grande mano en el tobillo de la cambiaforma, la jalo haciendo que se sentara en la cama.
Cerro los ojos por un momento necesitaba tranquilizarse y necesitaba mucho control para poder que su parte masculina vuelva a la normalidad. Tardo un poco fue difícil al tener a la mujer que desea en su cama, desnuda y dispuesta. Termino de voltearse por completo y al verla nuevamente ese deseo por ella regreso pero necesitaba hablar seriamente con esa mujer antes de arrástrala al deseo carnal.
-Zuriñe, necesitamos hablar..-Demando el hombre, sentándose en la orilla de la cama, puso su grande mano en el tobillo de la cambiaforma, la jalo haciendo que se sentara en la cama.
Ignatius Volkem- Humano Clase Alta
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Re: Plumas Cálidas En Invierno [Prive +18]
¿Por qué se ha de temer a los cambios? Toda la vida es un cambio. ¿Por qué hemos de temerle?”
—George Herbert
—George Herbert
¿Sorprenderse? Claro que lo hacía, se sentía avergonzada, había caído tan bajo, aceptado lo que venía a continuación, para que él se detuviera a mitad de la acción ¿acaso solamente quería ver hasta dónde podía llegar ella? Pues había ganado, la había quebrado, en esos momentos podía hacer cualquier cosa por él, si se lo pedía.
— ¿Qué sucede? — pregunto temerosa de que hubiera hecho algo malo, sintió que la jalaban para estar a la orilla de la cama, trago un poco de saliva, pero se sentó allí, a su lado, mientras algo dentro de ella, deseaba que fuera algo rápido, pues ansiaba seguir con lo que estaban haciendo.
— Ahora crees que soy alguien fácil ¿Cierto? — bajo la mirada, jugueteaba con sus dedos con cierta ansiedad y tristeza mezclada con incertidumbre, era que mejor que le dijera en ese momento que era lo que pasaba. No soporto mucho quedarse quieta, se aferro a su brazo, para luego colgarse a su cuello, cuando se había dado cuenta estaba sentada en su regazo, con las piernas abiertas, haciendo que sus sexos se encontraran, reconociendo el calor y la humedad del otro, incitando descaradamente a seguir — ¿acaso te arrepentiste de lo que estábamos a punto de hacer? — pregunto con su aire de inocencia, manchada con cierta picardía.
Su pelvis se novia ansiosa, sus mejillas teñidas de un rojizo, aumentaba cada vez más, lo miraba fijamente, aferrándose a su cuello, sin intensiones de soltarlo fácilmente, fue ella misma que llevo las manos del hombre a sus glúteos, para que se deleitara aferrándose a ellos, mientras la inexperta Zuriñe, quería explorar aquella parte de su lado humano, nunca antes experimentada.
Zuriñe- Cambiante Clase Baja
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Re: Plumas Cálidas En Invierno [Prive +18]
De momento el empresario se quedó con la mente en blanco, el mismo se sorprendió por los actos que había hecho hace apenas unos minutos, no pensó cuando separo su cuerpo de la cambiaforma, tampoco su cerebro colaboro cuando realizo aquella dos frases, en realidad no pensó en los actos que hizo pero no hay vuelta atrás. Sus intenciones de hablar es para decirle que si continuaba haciendo dicho acto no iba a poder irse de su lado nunca. Con un suspiro la miró aquel rostro dulce, angelical, puro que próximamente –Tal vez en unos cuantos minutos- será su mujer, solo para él y de nadie más porque hasta mataría al hombre o persona con vida que se acercara a su mujer -sí, porque desde el momento que la beso era y será su mujer por siempre- lo mataría con sus propias manos, Ignatius no era un hombre que sus manos estaban manchadas de sangre pero algunas veces se ha peleado pero sin cometer un asesinato pero cuando se trata de Zuriñe es otro cantar.
Regreso de su mundo de “sádico” para enfocar –nuevamente- su mirada en el rostro de su querida mujer, con la sonrisa de conquistador que lo caracterizaba cuando quería tener a una mujer en su cama la miró, llevo su mano a su propio rostro –De él- y deslizo por su quijada sintiendo la poca barba que tenía, volvió a ponerla sobre la cama, aclaró su garganta. -Veras….-Comenzó a decir -Sé que no eres una muchacha que este con hombres, hasta te puedo apostar que eres virgen, claro, eso me halaga y mucho porque para hacerte sincero me gusta, se me hincha el pecho de orgullos que yo seré el primer hombre que este contigo, soy un hombre que nunca ha sido posesivo pero siempre hay “Una primera vez para todo” como dicen algunos, pero…-Callo por un momento al escuchar las palabras de ella, rápidamente y sin esperar cubrió con sus manos su boca, negando con la cabeza. -Yo nunca he pensado eso, no pongas palabras en mi boca que no he dicho y no diré y mucho menos he pensado-Aclaró, quito sus manos y la dejo sus propios muslos iba a continuar con sus “sabias” palabras pero en ese momento sintiendo como las pequeñas manos de Zuriñe se encerraban en su brazo y así siguió con su cuello y cuando menos lo esperó ya estaba sobre su regazo, no hizo nada para evitar aquel contacto tan íntimo que tenían, en un instante el arqueo su ceja derecha por el tono que implico al hacer la pregunta, negó rápidamente para responder la pregunta. -No me arrepiento de nada, no puedo hacerlo, porque eres tú querida-Respondió finalmente con la sonrisa grande.
Ignatius estaba completamente –Y eso dice poco- sorprendido por las acciones que hacia la pequeña mujer que estaba sentada en su regazo. Moviéndose provocativamente sobre él, apretó las manos que –ella misma- tenía en los glúteos de la mujer. -Zuriñe, ¿Quieres que continuemos con lo que estábamos hace unos pocos instantes? Si tu respuesta es afirmativa sígueme incitando como lo estás haciendo-Con esas palabras callo y dejo que le respondiera pero con acciones.
Regreso de su mundo de “sádico” para enfocar –nuevamente- su mirada en el rostro de su querida mujer, con la sonrisa de conquistador que lo caracterizaba cuando quería tener a una mujer en su cama la miró, llevo su mano a su propio rostro –De él- y deslizo por su quijada sintiendo la poca barba que tenía, volvió a ponerla sobre la cama, aclaró su garganta. -Veras….-Comenzó a decir -Sé que no eres una muchacha que este con hombres, hasta te puedo apostar que eres virgen, claro, eso me halaga y mucho porque para hacerte sincero me gusta, se me hincha el pecho de orgullos que yo seré el primer hombre que este contigo, soy un hombre que nunca ha sido posesivo pero siempre hay “Una primera vez para todo” como dicen algunos, pero…-Callo por un momento al escuchar las palabras de ella, rápidamente y sin esperar cubrió con sus manos su boca, negando con la cabeza. -Yo nunca he pensado eso, no pongas palabras en mi boca que no he dicho y no diré y mucho menos he pensado-Aclaró, quito sus manos y la dejo sus propios muslos iba a continuar con sus “sabias” palabras pero en ese momento sintiendo como las pequeñas manos de Zuriñe se encerraban en su brazo y así siguió con su cuello y cuando menos lo esperó ya estaba sobre su regazo, no hizo nada para evitar aquel contacto tan íntimo que tenían, en un instante el arqueo su ceja derecha por el tono que implico al hacer la pregunta, negó rápidamente para responder la pregunta. -No me arrepiento de nada, no puedo hacerlo, porque eres tú querida-Respondió finalmente con la sonrisa grande.
Ignatius estaba completamente –Y eso dice poco- sorprendido por las acciones que hacia la pequeña mujer que estaba sentada en su regazo. Moviéndose provocativamente sobre él, apretó las manos que –ella misma- tenía en los glúteos de la mujer. -Zuriñe, ¿Quieres que continuemos con lo que estábamos hace unos pocos instantes? Si tu respuesta es afirmativa sígueme incitando como lo estás haciendo-Con esas palabras callo y dejo que le respondiera pero con acciones.
- nota:
- Hola, perdón por la tardanza –Sé que dirás no importa, pero yo lo quise poner XD- Y gracias a este post me dan ganas de escribir una historia de esta época gracias al post!! Gracias!!
Ignatius Volkem- Humano Clase Alta
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Re: Plumas Cálidas En Invierno [Prive +18]
“El amor es mágico. Es el objetivo final de la historia del mundo, el Amén del universo.”
—Novalis
—Novalis
Era sus inseguridades, sus miedos, los que estaban saliendo a flote, pero con cada palabra que decía, la ayudaba a sentirse segura y profundamente amada, todo pareció desaparecer, ella quería que fuera así, que solamente quedaran en el universo ella y el, parecía que lo lograba cuando sus ojos azules se encontraba con los de el caballero, el cual también tenía un toque rojizo entre sus mejillas igual que ella, lo que le había sentir, que no era la única con ese mismo problema y era una forma notablemente de demostrar que los dos estaba pasando por lo mismo.
No, no iba a parar, ya se había decidido en continuar, aunque le provocaba un poco de timidez incitándolo a seguir, la vergüenza no se apoderaría de su cuerpo deseoso — S-si — tartamudeo un poco, mientras su cuerpo comenzó a moverse, haciendo que todo su peso fuera hacia adelante, provocando que cayeran nuevamente a la cama, ahora ella estando encima de él. Irguió su espalda, sentándose justamente en donde estaba aquel bulto endurecido del miembro del hombre, provocando que su intimidad mojara con su excitación aquella fina que se interponía entre ellos y la desnudez completa.
Sus manos se fueron a los senos de ella, ocultándolos entre sus palmas, como queriendo insinuarse e incitarlo aun mas, con cierta torpeza y timidez. Gimió suavemente, cuando sintió que las caderas del hombre reaccionaban ante su provocación, de forma instintiva buscaban moverse, en busca de la fuente de calor y placer. Mordió suavemente sus labios, para luego bajar hasta donde él estaba acostado, dejando que sus cabellos presas de la gravedad, rozaran con su rostro masculino, mientras ella, ponía todo su peso en su cuerpo y sus pechos chocaban con su tórax, acomodo sus cabellos hacia atrás, para poder besarlo libremente y demostrarle toda su disposición, ya no pensaba en escapar, en irse lejos, le gustaba estar allí, ya no le parecía molesto.
Zuriñe- Cambiante Clase Baja
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Fecha de inscripción : 21/04/2013
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