Tears Of An Angel - Assane

por **Tyler Fausten** Dom Nov 24, 2013 11:25 am

En mis manos estaba la posibilidad mas grande de toda mi vida, pero aun no sabía como aprovechar esa fuerza que me transmitían a través de la piel. Como casi siempre, tenía que llevar guantes. No podía volver a cometer la locura de no llevarlos, ya que a cada cosa que tocaba constantes imágenes volvían a mi cabeza. Como una rosa, como, cuando y por quien fué cortada.. los dias en los que hubo sol o simplemente la lluvia hizo que su tayo se resquebrajase.
Aquello eran simples tonterías, o al menos eso era lo que mi subsconsciente me quería decir. Podía hacer algo mas con aquel don, pero no quería arriesgarme como en tantas otras ocasiones.
Tomé mis herramientas, un trapo viejo y me dirigí hacia el cementerio. Algunas personas se les ponía el vello de punta con tan solo oir nombrarlo, pero para mi era un lugar hermoso, descanso de muchos de los mortales que vieron su muerte precipitadamente o que simplemente les había llegado la hora.

Paseé entre los musgos que crecían alrededor de las tumbas mas antíguas, algunas recientes pero debido a la humedad y a la juventud de hoy en día habían sido saqueados o simplemente hecho añicos.
Levanté la vista hacia un gran panten, a su entrada había dos ángeles en mármol tallado, guardianes del lugar, pero el tiempo les deterioró. Tomé la decisión de quitar mis guantes, y con gran cariño acaricié una de las alas que tantos recuerdos me traían. al toman aquella fría piedra entre mis manos supe al instante quien hizo aquella obra de arte sin acabar... Fausten... mi padre. Sonreí con ternura ante aquello, y la posibilidad de poder restaurar con mis propias manos el trabajo de mi difunto padre.

por **Assane** Dom Nov 24, 2013 12:38 pm

Tenía mucho que hacer, habían llegado a sus oídos unos rumores de lo más interesantes, y pensaba aprovechar esa información, pero antes de ponerse a tramar quería probar hasta donde podían llegar sus habilidades. Sus poderes y su magia eran oscuros algo peligroso que muchos brujos preferían prohibirse a si mismos, sobre todo los de su tierra. En París las cosas diferían bastante, mientras allí estaba todo permitido mientras pudieras controlarlo, en Africa, hacer lo que Assane estaba planeando y practicando se pagaba con la muerte. Su tribu siempre había mantenido un profundo respeto y relación con la naturaleza, creían en el equilibrio de la misma, y lo que ella pretendía era simplemente romperlo y pasar de todas las normas naturales. Sonrió ante aquella idea de rebeldía y terminó de quitar la tierra del rostro de aquel hombre verdoso. Tenía una pinta horrenda y su olor no era mejor. Nunca había tenido problemas para controlar cadáveres recién muertos, incluso de un par de semanas, pero quería ir más allá. había preparado un hechizo para reforzar su don. Si podía controlarlo por más tiempo y mejor que al resto con aquello, con los muertos recientes podría hacer verdaderas maravillas.

Sacó un pequeño tarro de barro envuelto en un trapo desgastado de lienzo. Su contenido era espeso, casi sólido y no olía mucho mejor que el muerto, era negro como la noche y su textura se asemejaba a la arena mojada. Ass tomó un poco con los dedos y comenzó a recitar un largo conjuro en su idioma natal, mientras se untaba aquello en la cara creando unas formas semejantes a runas. Al terminar sacó una daga afilada y la pasó por la palma de su mano. La sangre brotó rápidamente impregnando toda su superficie. Se esperó a la parte adecuada del conjuro y acabó posando la mano sobre el cadáver, pintando su rostro de rojo carmesí. Segundos después su compañero había retornado a esa suerte de vida. La muchacha sonrió conforme con el resultado y se alejó un par de pasos.
-Eres hermoso...- dejó escapar una risa suave y breve.-Levántate.- La criatura obedeció y quedó esperando más órdenes.-Toma esa piedra y lánzala.- Dicho y hecho.-Eres fuerte, y yo que pensaba que se te caería un brazo... parece que funciona-Ando alrededor del muerto y se fijó que a lo lejos tras unos árboles había alguien frente a un panteón. Sonrió siniestra.-Ve desde atrás de esos árboles... y ataca.- Era hora de probar su arma.

por **Tyler Fausten** Lun Nov 25, 2013 2:51 am

Cientas eran las leyendas que su padre desde niño le contaba, para que así conociese el mundo de las tinieblas de una forma dulce, haciendo así que su percepción a lo extrasensorial fuese in crescendo hasta que por primera vez se topase con un ser. No había tenido la suerte -o desgracia- de haberse encontrado nunca con un no-muerto, no desde que en sus ocho años se enamorase de una jóven vampiresa; aquello parecía irreal, pero hasta ahí llegaba el amor de un niño pequeño por aquellas cosas sobrenaturales, que sabía, que eran su día a día.
Tyler escuchó ruídos, en un cementerio lo mejor que podía haber era el escuchar silencio, pero el ruído implicaba asaltantes, vándalos o un nuevo inquilino que era enterrado a altas horas de la madrugada. Tyler miró tras su espalda, pero de nuevo el silencio reinaba como así debía ser.
- No he venido a perturbar vuestro descanso...
Susurró hacia la nada, con una sonrisa, cómo si los fantasmas existiesen y cierto que así era y que éstos merecían el mismo respeto que una persona viva.
De nuevo ruído, cada vez más cerca, per Tyler no lo escuchó al estar tan inmerso en sus herramientas, buscando la adecuada, para restaurar aquella hermosa obra de arte.
Pero de pronto vió una figura, tan solo eso, quizás tras los matorrales.
- ¿Hay alguien ahí? - Preguntó, alzándose desde el suelo. Tyler tenía un físico imponente, pese a que su corazón era tierno. - ¿Buscas algo? - De nuevo silencio por parte de aquella "persona", pero ante el evidente silencio prolongado, volvió a preguntar. ¿Puedo ayudarte?
El aire se sentía espeso, el hedor comenzaba a hacerse factible. Cualquiera hubiese dicho que ese olor en un cementerio era normal; pero no era en absoluto así.

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