El secreto del brujo -Parte II-

por Naeem J. Asrhan* Dom Dic 15, 2013 9:08 pm

La hermosa casa rural que nos esperaba no era ni ostentosa ni tenia ese aire de mansión encantada que a Zephyr tanto le gustaba. No, mi casa era una casa calida, hogareña, con un personal olor a leña y a comida recién hecha. Pues pese a lo extraño que pudiera ser para todo el mundo en esta sociedad, a mi me encantaba cocinar y aunque este mal que yo lo diga, se me daba francamente bien.

May parecio sorprendida al ver la casa desde lejos mientras ambos paseabamos por el jardin en direccion a la entrada.

¿Te agrada? pregunte con un apice de curiosidad. Compramos esta casa cuando pude volver a recobrar mi libertad junto a una buena amiga -bruja- que me ayudo a salir de alli. Los dos vivimos en esta residencia y logramos recobrar la "normalidad" despues de todo el tiempo que pasó.

May avanzaba concentrada y silenciosa, quizas pensando en todo lo que yo le explicaba, quien sabe. Yo prosegui, intentando que supiera un poco mejor quien era yo antes de ahondar en mi pasado y el pasado de mi hermano.

Conseguir un trabajo no fue dificil, solo tuve que buscar una buena coartada para contar que habia estado haciendo estos diez ultimos años...
Ella me miro por lo que me explique un poco mejor sin poder evitar bromear un tanto. No, me temo que no soy un ladron perturbado que entra en casas ajenas. Soy psiquiatra.
Asi que como ves...Algunos brujos como Zeph se encargan de destruir cuanta cosa buena existe en el mundo mientras que otros como yo, se ocupan de intentar sanar esas mentes enfermas que como la suya, propagan nada mas que maldad en este mundo.
Él es el demente y yo soy el loquero...

por **May Délvheen** Lun Dic 16, 2013 10:30 am

En un momento Naeem me había revelado mas cosas de mi propia casa que Zeph en diez años de convivencia, mientras que mi antiguo maestro gustaba del secretismo, la oscuridad y los velos que tapaban la mitad de su vida, Naeem era increíblemente abierto, claro y conciso, me hacía sentir segura.
Insistió en llevarme lejos de todo, no me resistí, no me quedaban fuerzas, ni ganas, solo esperaba que me llevase a un lugar mejor, el viaje no puedo decir que fuera agradable, el paso entre portales mágicos podía ser traumático para el cuerpo, más cuando te encontrabas débil y desorientado.
Valió la pena sufrir unos segundos de mareo por esa cálida visión, ante mi se presentaba una construcción rural, lejos del centro de la ciudad, rodeada de robles ahora desnudos y cubiertos de una fina capa de nieve que se deshacía a la luz de la mañana, parecía brillar con la luz rojiza del amanecer, de una gran chimenea salía un humo que flotaba hacía mi rostro llevando consigo el olor del pan recién horneado.
-Es hermosa...
Naeem me contó como había llegado a vivir allí, fue tierno... pero cuando nombro a una "amiga" algo en mi se en congio con temor, nunca había sentido aquello, no me gustaba aquella mujer y ni siquiera había oído su nombre, seria eso lo que llamaban celos, Zeph y yo siempre habíamos estado solos.
El brujo me contó un poco sobre el, su ofició ciertamente muy interesante, no parecía propio de una criatura mágica tener una profesión relacionada con las ciencias.
-Cuéntame mas sobre la... psiquiatría-me costó pronunciar la palabra sin morderme la lengua.-He oído cosas terribles sobre los manicomios... perforan a los pacientes en el cráneo y los dejan catatónicos...
Un segundo después me arrepentí de haber comentado algo tan inapropiado, en ocasiones podía parecer una sabionda, me salía sin poder evitarlo.
Aunque el sol ya había salido por completo la brisa era fresca y me hizo estremecer, acaricie distraída el marco de la puerta principal, era de madera de cerezo, oscura y llena de nudos. Naeem abrió la puerta invitándome a entrar, dentro el ambiente era mas que agradable, el mobiliario y la decoración eran acertados y sencillos, con un toque rural y alegre, unos grandes sillones con estampado floral me acogieron entre sus mullidos cojines.
-Es acogedora tu casa... tu amiga no se molestara por mi, no?-mi tono de voz tenia una nota de picardia.

por Naeem J. Asrhan* Lun Dic 16, 2013 9:35 pm

Perspicaz. May era inteligente y perspicaz. Rasgos que me gustaban en alguien de pocos años como debía de ser ella. Pues demostraba una fluides mental que de continuar le haría prosperar con facilidad.

La psiquiatría a diferencia de la psicología, se encarga del análisis de paciente, sometiéndoles después de una serie de pruebas y a un extenso análisis que involucrara medicación y tratamientos físicos y psíquicos según el caso. Por lo que como medico, me ocupo de tratar los delirios de los pacientes tomando en base su salud física. Pues en muchas ocasiones es el cerebro el que funciona mal, sin dejar que la gente se mantenga cuerda y sana.
Aunque, me temo que algunas de esas historias que tu indicas son reales. Pues muchos de los internos no solo no responden a la medicación, ni a la terapia sino que actúan contra otros y contra si mismos. Ellos son un constante peligro y por ello se les somete a tales torturas…
Aunque yo mismo no estoy de acuerdo con ello, pues pese a sus enfermedades es injusto y cruel...

Me quede un instante sumido en mis pensamientos, al pensar que aquella misma mañana habia atendido una lobotomía en un hombre que deseaba comer carne humana, dañando incluso a un recién nacido, quien no habia sobrevivido a su ataque.
Los castigos eran injustos y crueles…pero la vida misma era injusta y cruel.

Me pasee por delante de ella, y me encamine hacia la cocina mientras ella me seguía con la mirada. Puse a calentar agua, saque un trozo de tarta de queso, fruta, jamones curados y quesos, disponiéndolos en la misma mesa de la cocina, ya acostumbrado a aquellos trajines de la vida cotidiana, pues no me gustaba en exceso la idea de contratar a siervos cuando podía atenderme yo mismo.

Acercate, comamos un poco.
Indique con un gesto de mi cabeza, observándola mientras caminaba hacia mi aun en camisón. Lo bueno era que la cocina era calida y allí no pasaría precisamente frio, sino que se encontraría comoda –pensé- sobretodo al ser quien dominaba el fuego como lo hacia ella.
Dispuse las tazas en la mesa y le prepare un buen tazon de cacao fundido mientras acercaba el plato con la tarta hacia ella, cogiendo un yo una uva del cuenco de fruta, degustándola antes de servirme un oscuro café, bien cargado, pues suponía que la velada se dispondría a ser larga, por lo que mientras vertía el agua hirviendo respondi a los “quisquillosos” comentarios de May con referencia a quien convivia conmigo.

No te preocupes por mi buena “amiga”, ella esta visitando a su amante en su casa y estarán haciendo cosas que realmente no quiero ni imaginar, ni saber. Por lo que nadie mas me robara tu atención, puedes estar tranquila por ello. Le guiñe el ojo de forma complice a mi visitante antes de girarme para dejar la tetera hirviendo donde antes se hayaba sobre el fuego, volviendo a sentarme junto a ella.

Aunque por lo visto, mi comentario le habia robado las palabras, pero no quise hacer sentir incomoda a mi invitada, asi que simplemente le di un momento hasta que el sonrojo bajara de sus mejillas.
Me centre en mi café sin comer nada aun, queriendo romper después de unos largos minutos de silencio la paz que nos rodeaba. Seguro de que así, las tensiones que pudieran existir se desvanecerían junto al humo de mi café y su chocolate…

¿Como llegaste a convivir junto a Zephyr? ¿posees familia ademas de a él?...

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