Perdida en los callejones (Priv. Alexalmo)

La noche caía sobre la ciudad de París, los comercios empezaban a cerrar sus puertas y las tabernas seguían abiertas para complacer a sus clientes, los cuales mas de uno estaban completamente ebrios por la bebida y era hay de noche y en uno de los callejones mas siniestros de todo París, donde se encontraba Sakura, la chica había salido a comprar algunas cosas al mercado, acompañada de una las sirvientas del palacio, luego decidió ir a caminar por su cuenta pero la joven cambia formas acabo perdiéndose por las calles y la multitud, acabando en esos siniestros callejones donde todo puede pasar, Sakura estaba muerta de miedo, no sabia que hacer ni a donde ir y sus poderes no servían de nada en estas situaciones, lo único que se le ocurrió fue seguir caminando para no estar allí, por si alguien no deseado aparecía, pero cuando empezó a moverse un ruido se escucho detrás suya, la chica se giro y vio una sombra acercándose a ella, quería huir pero el miedo la paralizaba, lo único que se le ocurrió fue tomar un trozo de madera que había del suelo y alzarlo por si se le atrevian a atacarla.

Mientras tanto, en un callejón situado tras una de las tabernas del lugar...

- ¡Y ya es la última jodida vez que os lo repito, par de gusanos comemierdas! ¡Escoria! - gritaba, enfurecido, mientras cojía a dos humanos matones por el cuello, uno con cada brazo, levantándolos en el aire y golpeándolos contra la pared del callejón por cada insulto que les gritaba - ¡Macarras! ¡Cerdos! ¡Gilipollas! ¡Cachoputas! ¡Y como volváis a molestarme con el rollo de ser atendido primero os juro por todos los dioses de todas la religiones de todas las civilizaciones de todas las épocas de la historia de los humanos QUE OS ARRANCO LAS PUTAS EXTREMIDADES!
Hay cosas que no pasan desapercibidas en este mundo. Y al parecer una de ellas es llegar más tarde a la barra pero ser atendido primero por el camarero. Unos minutos antes, había salido de la habitación en la que me hospedaba durante el día, me había despertado al sentir la noche y había bajado a tomarme una copa. Como vi que la barra estaba muy llena, llamé la atención del camarero y le ordené con la Persuasión que me atendiera primero. Eso no hizo mucha gracia a unos matoncillos de poca monta que por ahí andaban y así empezó la pelea.

Finalmente me cansé de golpearlos y ya no se me ocurrían más palabras ofensivas para insultarlos, y repetirme hubiera sido algo aburrido, de modo que simplemente los solté, me di media vuelta y me alejé de ellos.
- Y que sea la última vez.
Sin embargo, apenas di unos cuantos pasos, cuando me paré en seco.
- Un momento... ahora que lo pienso, ¿cuánto tiempo hace que no me alimento? - giré la cabeza y miré fijamente a los dos matones, que ahora me miraban con temor, no sólo por la paliza sino ahora también por mi mirada sedienta de sangre y mi sonrisa de psicópata que dejaba ver bastante bien unos colmillos muy largos y afilados que la gente normal no tiene en su dentadura.
- ¿¡Pe... pero quién...!? - balbuceó uno de ellos.
- Shhhhh... Quedaos los dos sentaditos y calladitos hasta que termine. Y nada de gritar - les ordené.
Miré alrededor, en busca de testigos. El callejón estaba desierto.
- Nadie por ahí. Nadie por allá. Muy bien - mi sonrisa se amplió un poco más, y empecé a relamerme de gusto pensando en el festín que me iba a dar.
Y así, asegurándome de que aún estaban bajo mi control, mordí al que estaba más cerca en el cuello y bebí algo de su sangre, siempre teniendo mucho cuidado de no desangrarlo. Para eso me gusta cazar a varios a la vez.
Una vez consideré que había tomado suficiente, le solté y fui a morder al otro, dispuesto a saciar la sed que me quedaba.
- Jejeje, me quedé sin cerveza, pero he recibido algo mejor a cambio, jajajajaja.

Me separé de ellos tras comprobar que ninguno de los dos estaba muerto, me relamí la sangre que me quedaba de la boca y me alejé todo lo que pude de la taberna. No convenía que me vieran tras haberme alimentado de ellos.
Y así, con toda la energía y vitalidad que te daba el saciar tu sed vampírica, fui corriendo por la ciudad, como si se hubiera llenado un tren con mucho combustible y quisiera consumirlo todo de golpe. Corrí hasta cansarme, y empecé a caminar con más calma, pero con un ritmo alegre y dinámico, sonriendo como un tonto mientras andaba.
- Ahhh, ¡qué bien me ha sentado eso! ¡Jijijiji!

Sin embargo, mientras andaba, empecé a notar una presencia extraña. Podría decirse que era una presencia humana, pero no, era bastante diferente. Y desde luego que tampoco era la de otro vampiro, me habría dado cuenta. Finalmente, crucé una esquina y vi que había una señorita. Una dama con un vestido tremendamente elegante era la responsable de aquella presencia extraña. Era una muchacha de buena familia, eso estaba claro. Sin embargo, estaba sola (¿Eh? ¿Y sus criados y guardaespaldas? ¿No serían los mismos que...? Nah, que estupidez, claro que no son los tipos de la taberna), mirándome con alerta y miedo, y sujetando un palo de madera. Jajaja, pero qué indefensa se la veía a la pobre.
- ¡Oh, no! ¡Cuidado! ¡Tiene un palo de madera! - dije, fingiendo estar muerto de miedo, burlándome de su ridícula arma. Luego empecé a acercarme hacia ella, con una sonrisa, en actitud amistosa, lentamente para que no pensara que iba a atacarla. Y esa extraña aura me seguía poniendo de los nervios - En serio, ¿crees que vas a ahuyentar a alguien con eso? ¿Y qué estás haciendo aquí en primer lugar? Si algún ladronzuelo de esos te ve con esa ropa, querrá robarte hasta el último franco de plata, muchacha. A menos que seas toda una experta en el noble arte de la Esgrima con Palos de Madera, jajajajajaja.
Di un último paso y planté frente a ella, a una distancia prudencial (no sé aún de lo que será capaz de hacer con semejante arma) y le sonreí.
- ¿Quien eres? ¿Cómo te llamas?

OFF: Por si no entendiste lo del aura, Sakura, es que mi vampiro nota que no eres del todo humana, pero que tampoco eres una vampira, y como él no ha visto nunca un cambiaformas y apenas sabe nada de ellos, pues le resultas del todo desconocida xD

Sakura vio como una sombra se acercaba hacia ella y se burlaba de su arma provisional, molesta fue bajando aquel tablon, hasta que lo dejo en el suelo y miro al hombre que le sonreía con tranquilidad, Sakura sintio su aura y pudo adivinar rápidamente que se trataba de un vampiro, y aunque ya hubiese conocido a un vampiro el cual era bueno, no podia fiarse de todos los vampiros. seria se alejo de el unos pasos.

-Me llamo Sakura-contesto a una de sus preguntas, sin dejar de mirarle-y que hace un vampiro ¿por aqui? Los cambia formas no tenemos buen saber, ya deberíais saberlo-le pregunto diciendo tambien la raza a la cual pertenecia, aunque los cambiaformas y los vampiros no se llevaban muy bien, aunque ella no queria que fuera asi.

- ¿Sakura? ¡Jajajajajajajaja! ¡Qué nombre tan raro! ¡Jajajajajaja! - dije entre risas, tras oír su respuesta. Sin embargo, no era yo el más indicado para hablar, ya que luego le respondí diciéndole un nombre como 30 veces más raro - Yo me llamo Alexalmo.
Ella se alejó unos pasos de mí y aclaró de forma inmediata que sabía que yo era un vampiro. Eso me borró la sonrisa de la cara unos momentos y me hizo sentir alarmado. ¿Y ella qué demonios sabía? Para mayor confusión mía, dijo algo de que los cambiaformas como ella no sabían bien. Qué linda, me intentaba convencer de que no me iba a gustar su sabor para que no la atacara. Era tan inocente... No pude evitar reírme.
- ¿Cambia... qué? ¿Cambiaformas? ¿Qué es eso? ¿Se come? - bromeé, y me dispuse a responder su pregunta - Bueno, ya sabía yo que no eras una persona normal. Me parece alarmante que hayas sabido tan rápido lo que soy. En fin, si quieres saberlo te diré que aquí no estoy haciendo nada. Nada de nada. Sólo pasaba por aquí, en serio. Y no te preocupes, que no voy a alimentarme de ti. Acabo de cenar no hace ni unos minutos. Y aunque no lo hubiera hecho tampoco te mordería, ya he notado que no eres una humana normal y beber tu sangre parece una mala idea. Y aunque fueras humana pura no me alimentaría de ti si no estuvieras acompañada, ya que para saciar mi sed tendría que beberme toda tu sangre y dejarte seca, y por lo tanto, muerta. Por eso cuando salgo a cazar, me alimento de varios a la vez, para saciarme sin matar. Ahora dime, Sakura... ¿Qué es exactamente un cambiaformas? - hice esta última pregunta con expresión de curiosidad e inocencia, como si fuera un niño deseando que le cuenten un cuento de aventuras - Aparte de alguien que puede cambiar su forma, claro, jajajajaja.

Sakura miro al chico y se cruzo de brazos divertida, también al escuchar su nombre.

-Es japonés, significa flor de cerezo,aunque en realidad soy española, y tu nombre tampoco es muy común Alexalmo-dijo con una sonrisa burlona en sus labios, aunque cuando escucho el discurso sobre que no bebería su sangre, y que no la mataría se calmo un poco, al parecer el vampiro era de los buenos.

-Los cambia forma somos seres que podemos cambiar de nuestra forma humana, a animales y una de nuestros habilidades es poder sentir la presencia de otros seres como tu, por eso es por lo que sabia que no eras humano y he conocido a otros vampiros, por eso sabia que tu también lo eras-le explico mirándole atentamente y mucho más calmada.

-Yo por ejemplo, soy una cambia forma de animales acuáticos, puedo convertirme en cualquier animal de agua-añadió sonriendo, aunque su sonrisa se borro al recordar una cosa-pero los vampiros y los cambia-forma, no se llevan bien, es como la guerra que tenéis con los licántropos, es por eso que no me fiaba de ti-añadio seria y mirando hacia otro lado.

- Jejeje... es que en realidad, Alexalmo no es un nombre... - respondí - Pero espera, ¿acabas de decir que eres española? ¿¡En serio!? ¡Yo también! - sonreí ampliamente y empecé a hablar en español - ¡Pero qué coincidencia que la única persona que me encuentro en un sitio tan solitario venga de mi misma tierra natal!
Sakura empezó a contarme lo que era un cambiaformas, y por qué se mostró asustada al principio.
- Vaya, vaya, hay que ver las maravillas que esconde la propia Naturaleza, ¿eh? ¿Puedes convertirte en cualquier animal de agua? ¡Guau! ¡Eso me gustaría verlo algún día! ¿Me lo podrías enseñar en alguna ocasión? ¡Seguro que es algo increíble! - le dije, con un tono bastante animado e incluso infantil, como un niño suplicando a su madre que lo lleve al parque de atracciones.
- Pero de todas formas no entiendo por qué dices que los tuyos y los míos son enemigos. O sea, debe de ser por algún suceso del pasado, no creo que esté en nuestra naturaleza pelearnos como si fuésemos perro y gato, ya que ahora te tengo delante y sé lo que eres y no siento ningún impulso o deseo de pelearme contigo. Debió de ser por alguna guerra anterior a nuestra época que todavía se recuerda y se mantiene.

Me acerqué algunos pasos a ella. Su expresión corporal ya no representaba alerta, sino calma y confianza. No me pensé que acercarme un poco tuviera alguna consecuencia violenta.
- Y por cierto... no es que me guste juzgar a la gente a primera vista, pero tu ropa y tu peinado son bastante llamativos, Sakura, y deduzco que no perteneces precisamente a la clase media. Dime, ¿por qué está una doncella de la alta sociedad vagando sola por aquí, tan lejos de los guardaespaldas y criados que normalmente os acompañan? ¿Es que os han atacado? - le pregunté, mientras tocaba ligeramente la empuñadura de mi sable mientras decía la última frase. Luego lo desenvainé y empecé a hablar con voz de valiente de forma exagerada, haciendo una parodia de los caballeros andantes de la Edad Media - Si es el caso, decidme, oh, mi señora, quién ha podido ser responsable de tal atrocidad y le daré a probar la ira de mi corazón y el frío acero de mi espada - me reí de mi propio chiste y volví a envainar - No, en serio, ¿dónde están los tuyos?