AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Bienvenida a mi mansión (flashback +18 Reika)
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Bienvenida a mi mansión (flashback +18 Reika)
Ya hace varios meses que me alimento tan solo de asesinos y ladrones. Gente de sangre sucia, enfermos o borrachos. Pocas son las veces que me decido a atacar a alguna joven, mi sentido de la justicia me detiene a la hora de cometer alguna atrocidad. Pero esta vez me apetece beber algo dulce y limpio, la sangre de alguna bella y joven dama.
En muchas de mis patrullas nocturnas, pasaba por delante del burdel, en su puerta siempre había varias cortesanas,siempre de belleza envidiable y un magnetismo imposible. Muchas eran las veces que el dueño, al verme, me invitaba a entrar ofreciéndome siempre copas del mejor vino, siempre es muy amable. En ocasiones me había ofrecido servicios dignos para los “seres de la noche” como el nos llamaba, pero todo siempre por un precio. Siempre el maldito dinero, pero para mi no es problema, muchas han sido los nobles que he hecho desaparecer en mitad de la noche, asesinos despiadados protegidos por su clase social. Y por qué no? Me quedaba toda su fortuna. Después de pensarlo muchas veces y jamas hacerlo, hoy estoy decidido.
Voy a lomos de Blade, mi caballo andaluz pura sangre con el pelaje color negro con destellos azules y su crin y cola son largas y lisas. Es un bello corcel, aunque su aspecto es imponente y fiero, lleva conmigo ya cinco años, y desde el primer día a sido un amigo fiel. Son mas o menos la una de la madrugada cuando llego al burdel, entro con Blade en las pequeñas caballerizas, y lo dejo allí atado.
-Vuelvo enseguida amigo.- Le digo al caballo acariciando su cara. El animal relincha y resopla por la nariz y se queda calmado. -Buen chico.- y entro en el burdel. El olor a chicas era intenso, mis sentidos se deleitaban por completo con lo que me rodeaba. Muchas chicas, de todas las razas, guapas, gorditas, exóticas... y todas por un precio son tuyas. Que es lo que hago yo aquí? Pero la sed me lo recuerda, y la sangre de una de estas chicas no estaría nada mal, pero veamos que me ofrece este hombre. Lo veo en una esquina, tomando una copa con un de sus chicas, este de inmediato me ve, con mi uniforme de policía y viene de inmediato.
-Monsieur Xanaddo, buenas lunas, que le trae por aquí? Puedo ofrecerle algo?- Me dice servicial. Lo miro, es un mercader mas, solo le interesan sus negocios. -Pues si my friend. Quería algo especial. Podríamos hablar en un lugar mas privado?- Le pegunte mas como afirmación que como pregunta. -Claro que si monsieur, acompáñeme.- El hombre se gira y sube unas escaleras y entra en la primera puerta de la derecha, su despacho. Un pequeño cuarto con un sofá con un brillo extraño y un escritorio cutre. El dueño me ofrece asiento, y mientras me siento, él cierra la puerta y se sienta en su silla. -Bien hablemos.- Dice poniéndose algo mas serio. -¿Que es lo que quiere, alguna virgen pura?- Me pregunta, guiñándome el ojo burlón. Su pregunta me dejo contrariado. -Humm, tenia pensado una chica no me importa que sea virgen o no. Quiero a la chica mas bella.- Le digo pensativo. -La mas bella? Reika. Bueno si, es posible. Doy por sentado que querrá beber de ella, no es así?- Me pregunta directo. Me pilla por sorpresa, pero no me sorprende. -Si, así es. Y podría venir a mi mansión?- Le pregunto yo también de forma directa, quería hacer el trato e irme. -Si, claro que es posible. Bien pues todo acordado. ¿La noche entera?- Dice anotando todo en un papel. -Si, tal vez mas tiempo.- Le respondo. -Bueno por cada día de mas son ochocientos francos...- Me dice no muy convencido. -Vale, de acuerdo. Entonces cuanto me costará?- Pregunto curioso. -Serian 450 francos la noche completa.- Me dice serio mirándome. -Me parece bien. Dígale a su gente que cuide de mi caballo Blade, el negro de las caballerizas. Y que la chica mañana lo coja y le de la orden “a casa!” y el caballo la traerá él solo a mi mansión.- Le digo levantándome tendiéndole la mano. El hombre me la estrecha. -Pues entonces mañana a que hora quiere que llegue Reika a su casa?- Me pregunta soltándome la mano. -Cuando anochezca.- Respondo directo y comienzo a salir.
Las chicas me observan mientras bajo la escalera. Una rubia de senos exuberantes me se acerca. -Hola agente. Como me pone su uniforme. ¿Nos divertimos un rato?- Su voz es sensual, y la verdad me entraban ganas. Pero no iba a pagar dos veces y guiñándole un ojo, salgo del lugar. Voy a la caballeriza junto a Blade. -Amigo, hoy te quedas aquí, pero la próxima luna, vendrá una hermosa chica y te montara. Tráela a casa, vale amigo?- El caballo mueve sus orejas, prestándome atención. Le doy una caricia en el cuello y salgo de allí, continuando con mi patrulla a pie.
La noche pasa tranquila y al fin acabo mi turno y vuelvo a mi casa. Esta silenciosa y tranquila. Mirabel·la aun debe dormir. Y yo dispuesto a tener mañana una acompañante nueva, me acuesto en mi habitación dispuesto a deja pasar las horas envuelto en mis pesadillas.
En muchas de mis patrullas nocturnas, pasaba por delante del burdel, en su puerta siempre había varias cortesanas,siempre de belleza envidiable y un magnetismo imposible. Muchas eran las veces que el dueño, al verme, me invitaba a entrar ofreciéndome siempre copas del mejor vino, siempre es muy amable. En ocasiones me había ofrecido servicios dignos para los “seres de la noche” como el nos llamaba, pero todo siempre por un precio. Siempre el maldito dinero, pero para mi no es problema, muchas han sido los nobles que he hecho desaparecer en mitad de la noche, asesinos despiadados protegidos por su clase social. Y por qué no? Me quedaba toda su fortuna. Después de pensarlo muchas veces y jamas hacerlo, hoy estoy decidido.
Voy a lomos de Blade, mi caballo andaluz pura sangre con el pelaje color negro con destellos azules y su crin y cola son largas y lisas. Es un bello corcel, aunque su aspecto es imponente y fiero, lleva conmigo ya cinco años, y desde el primer día a sido un amigo fiel. Son mas o menos la una de la madrugada cuando llego al burdel, entro con Blade en las pequeñas caballerizas, y lo dejo allí atado.
-Vuelvo enseguida amigo.- Le digo al caballo acariciando su cara. El animal relincha y resopla por la nariz y se queda calmado. -Buen chico.- y entro en el burdel. El olor a chicas era intenso, mis sentidos se deleitaban por completo con lo que me rodeaba. Muchas chicas, de todas las razas, guapas, gorditas, exóticas... y todas por un precio son tuyas. Que es lo que hago yo aquí? Pero la sed me lo recuerda, y la sangre de una de estas chicas no estaría nada mal, pero veamos que me ofrece este hombre. Lo veo en una esquina, tomando una copa con un de sus chicas, este de inmediato me ve, con mi uniforme de policía y viene de inmediato.
-Monsieur Xanaddo, buenas lunas, que le trae por aquí? Puedo ofrecerle algo?- Me dice servicial. Lo miro, es un mercader mas, solo le interesan sus negocios. -Pues si my friend. Quería algo especial. Podríamos hablar en un lugar mas privado?- Le pegunte mas como afirmación que como pregunta. -Claro que si monsieur, acompáñeme.- El hombre se gira y sube unas escaleras y entra en la primera puerta de la derecha, su despacho. Un pequeño cuarto con un sofá con un brillo extraño y un escritorio cutre. El dueño me ofrece asiento, y mientras me siento, él cierra la puerta y se sienta en su silla. -Bien hablemos.- Dice poniéndose algo mas serio. -¿Que es lo que quiere, alguna virgen pura?- Me pregunta, guiñándome el ojo burlón. Su pregunta me dejo contrariado. -Humm, tenia pensado una chica no me importa que sea virgen o no. Quiero a la chica mas bella.- Le digo pensativo. -La mas bella? Reika. Bueno si, es posible. Doy por sentado que querrá beber de ella, no es así?- Me pregunta directo. Me pilla por sorpresa, pero no me sorprende. -Si, así es. Y podría venir a mi mansión?- Le pregunto yo también de forma directa, quería hacer el trato e irme. -Si, claro que es posible. Bien pues todo acordado. ¿La noche entera?- Dice anotando todo en un papel. -Si, tal vez mas tiempo.- Le respondo. -Bueno por cada día de mas son ochocientos francos...- Me dice no muy convencido. -Vale, de acuerdo. Entonces cuanto me costará?- Pregunto curioso. -Serian 450 francos la noche completa.- Me dice serio mirándome. -Me parece bien. Dígale a su gente que cuide de mi caballo Blade, el negro de las caballerizas. Y que la chica mañana lo coja y le de la orden “a casa!” y el caballo la traerá él solo a mi mansión.- Le digo levantándome tendiéndole la mano. El hombre me la estrecha. -Pues entonces mañana a que hora quiere que llegue Reika a su casa?- Me pregunta soltándome la mano. -Cuando anochezca.- Respondo directo y comienzo a salir.
Las chicas me observan mientras bajo la escalera. Una rubia de senos exuberantes me se acerca. -Hola agente. Como me pone su uniforme. ¿Nos divertimos un rato?- Su voz es sensual, y la verdad me entraban ganas. Pero no iba a pagar dos veces y guiñándole un ojo, salgo del lugar. Voy a la caballeriza junto a Blade. -Amigo, hoy te quedas aquí, pero la próxima luna, vendrá una hermosa chica y te montara. Tráela a casa, vale amigo?- El caballo mueve sus orejas, prestándome atención. Le doy una caricia en el cuello y salgo de allí, continuando con mi patrulla a pie.
La noche pasa tranquila y al fin acabo mi turno y vuelvo a mi casa. Esta silenciosa y tranquila. Mirabel·la aun debe dormir. Y yo dispuesto a tener mañana una acompañante nueva, me acuesto en mi habitación dispuesto a deja pasar las horas envuelto en mis pesadillas.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/02/2013
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Re: Bienvenida a mi mansión (flashback +18 Reika)
Suspiré por enésima vez contemplando aquel cuerpo que de virginal e inocente sólo tenía la apariencia, respirando lentamente producto del estado de somnolencia. Dormía profundamente, y el verla tan vulnerable me daba ganas de volver a comerle la boca, sus pechos y el coño como lo había hecho hace unas cuatro horas atrás, habiendo comenzado todo con una simple provocación de un pastel de frutilla. – Pero tú eres más deliciosa que cualquier banquete, mi amor…-susurré acariciando sus cabellos negros con la delicadeza de una flor en el viento antes de levantarme de la cama, no sin antes dejarla bien arropada debido al clima frío que azotaba París en ese entonces.
Me bañé y me arreglé minuciosamente para una nueva noche de trabajo, pero esa noche no sería cualquiera. Un hombre me había pedido exclusivamente a mí para una noche de pasión en su residencia, y con la cantidad de francos que estaban en juego yo no podía decir simplemente que no. Mientras me arreglaba el cabello en el espejo me dediqué una sonrisa triunfante, sabiendo que la iba a pasar bien; a pesar de la incertidumbre de no saber qué tipo de hombre debía estar masturbándose pensando en mí. ¿Un joven apuesto? ¿Un semental maduro? ¿Un viejo roñoso? ¿Humano, vampiro, cambiaformas, licántropo? ¡Daba igual! Todo lo que tenía que hacer era chupar, abrir las piernas y gemir como desquiciada hasta dejarlo seco. Me relamí los labios y me guiñé un ojo, coqueta. ¿Quién no podría resistirse a la mayor de las hermanas Roux?
Laisha ya había despertado cuando yo me iba, así que tras darle las indicaciones necesarias le comí la boca un rato antes de desaparecer por la puerta camino al burdel. Hacía frío, pero el abrigo que me cubría prácticamente todo menos la cabeza y parte de las piernas hacía que me sintiera como una chimenea mientras caminaba. No tardé mucho en llegar, y tras saludar a la cantinera y a algunas compañeras que me dieron nalgadas dándome suerte fui con mi jefe, esperando que estuviera conforme con mi vestimenta. Obtuve su venia con una sonrisa pervertida, y de no estar relativamente justa con el tiempo le hubiera hecho correrse un par de veces. Fui a la caballeriza y ahí estaba mi transporte: excitante, por cierto. Me subí con ayuda del encargado y pronuncié las palabras que tenía que decir casi como parte del contrato. - ¡A casa!
El resto sucedió como magia. El animal sabía dónde doblar, cuándo acelerar y cuando no, así que simplemente me dediqué a observar el atardecer sosteniéndome de las riendas: un espectáculo maravilloso, por cierto. Pero la noche no se hace esperar y me acompaña casi la mitad del camino hasta el lugar que es mi objetivo. El caballo empezó a ir al paso hasta que nos recibió un aparente sirviente que me ayudó a bajar y que luego me guió hasta el recibidor, del cual me llamó la atención – no sé por qué pero siempre lo hace aunque sea una realidad tan obvia- su ostentosidad y su nivel de decoración. – Mi Lord le atenderá en breve. – Dijo el hombre de cabellos canosos e hizo una reverencia a la que yo respondí con un ligero asentimiento.
No pasó mucho tiempo para que unos pasos resonasen por los pasillos, dándome a entender que el anfitrión y mi cliente estaban prontos a aparecer. Con el corazón latiendo un poco rápido por la emoción, esperé ansiosa. Quería su dinero, su tiempo y su cuerpo.
Me bañé y me arreglé minuciosamente para una nueva noche de trabajo, pero esa noche no sería cualquiera. Un hombre me había pedido exclusivamente a mí para una noche de pasión en su residencia, y con la cantidad de francos que estaban en juego yo no podía decir simplemente que no. Mientras me arreglaba el cabello en el espejo me dediqué una sonrisa triunfante, sabiendo que la iba a pasar bien; a pesar de la incertidumbre de no saber qué tipo de hombre debía estar masturbándose pensando en mí. ¿Un joven apuesto? ¿Un semental maduro? ¿Un viejo roñoso? ¿Humano, vampiro, cambiaformas, licántropo? ¡Daba igual! Todo lo que tenía que hacer era chupar, abrir las piernas y gemir como desquiciada hasta dejarlo seco. Me relamí los labios y me guiñé un ojo, coqueta. ¿Quién no podría resistirse a la mayor de las hermanas Roux?
Laisha ya había despertado cuando yo me iba, así que tras darle las indicaciones necesarias le comí la boca un rato antes de desaparecer por la puerta camino al burdel. Hacía frío, pero el abrigo que me cubría prácticamente todo menos la cabeza y parte de las piernas hacía que me sintiera como una chimenea mientras caminaba. No tardé mucho en llegar, y tras saludar a la cantinera y a algunas compañeras que me dieron nalgadas dándome suerte fui con mi jefe, esperando que estuviera conforme con mi vestimenta. Obtuve su venia con una sonrisa pervertida, y de no estar relativamente justa con el tiempo le hubiera hecho correrse un par de veces. Fui a la caballeriza y ahí estaba mi transporte: excitante, por cierto. Me subí con ayuda del encargado y pronuncié las palabras que tenía que decir casi como parte del contrato. - ¡A casa!
El resto sucedió como magia. El animal sabía dónde doblar, cuándo acelerar y cuando no, así que simplemente me dediqué a observar el atardecer sosteniéndome de las riendas: un espectáculo maravilloso, por cierto. Pero la noche no se hace esperar y me acompaña casi la mitad del camino hasta el lugar que es mi objetivo. El caballo empezó a ir al paso hasta que nos recibió un aparente sirviente que me ayudó a bajar y que luego me guió hasta el recibidor, del cual me llamó la atención – no sé por qué pero siempre lo hace aunque sea una realidad tan obvia- su ostentosidad y su nivel de decoración. – Mi Lord le atenderá en breve. – Dijo el hombre de cabellos canosos e hizo una reverencia a la que yo respondí con un ligero asentimiento.
No pasó mucho tiempo para que unos pasos resonasen por los pasillos, dándome a entender que el anfitrión y mi cliente estaban prontos a aparecer. Con el corazón latiendo un poco rápido por la emoción, esperé ansiosa. Quería su dinero, su tiempo y su cuerpo.
Reika Roux- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/10/2011
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Re: Bienvenida a mi mansión (flashback +18 Reika)
-Mi señor. Hora de levantarse.- Escucho la voz de una joven chica dentro de mis sueños. -Mi señor.-
Abro los ojos y a mi lado de pie, con su vestido de sirvienta de color negro y blanco.
-Buenas noches Bel·la. ¿Que hora es?- Le digo mientras me incorporo un poco para quedarme sentado con la espalda apoyada en el cabecero de mi cama. Mirabel·la camina hacía mi armario. -Buenas noches mi señor. Son las siete y media, comienza a anochecer.- Me dice sin mirarme, y abre el armario. -Hoy tiene noche libre verdad? ¿que ropa quiere que le saque?- Me pregunta girándose, su melena rubia y rizada se mece con su giro, mirándome con una sonrisa dulce.
-Hoy si es mi noche libre, pero me quedaré en casa. Hoy viene una futura “huésped”- Le digo guiñándole un ojo con una sonrisa traviesa. La chica baja la mirada y se encoge de hombros. -De acuerdo mi señor.- Se gira de nuevo mirando dentro del armario, rebuscando, saca varias prendas, las pone en su antebrazo bien puestas, viene hacía la cama, con mirada algo triste y deja la ropa en la cama. -Aquí le dejo la ropa.- Se incorpora y me mira con una sonrisa forzada. -¿Me requiere para algo mas mi señor?- Su voz suena dolida, y la miro con una sonrisa, sabiendo que son celos. -Si querida, puedes preparar una cena ligera?- Le digo sin dejar de sonreír y ella me devuelve la mirada con el cejo fruncido. -Como deseé mi señor.- Y va hacía la puerta, con caminar molesto.
Me levanto de la cama con rapidez y voy hacía ella, completamente desnudo, abrazándola por la espalda con mis dos manos cruzadas en su cintura, pego mis labios a su oreja. -No temas mi amada Bel·la. Ella solo será un juguete. Mi promesa sigue ahí.- Le susurro con dulzura y la hago girar para que me mire. -Te amo Mirabel·la- Le digo acariciando su frente y su pelo con mi mano, la miro a los ojos con deseo y la beso, un beso suave, dulce y muy apasionado. Ella me devuelve el beso con una sonrisa y se separa despacio. -Y yo le amo a vos mi señor. Cuando cumpla su promesa, yo me buscaré algún juguete.- Me dice intentando picarme. Yo solo le guiño un ojo y le doy un azote en el culo. -Vamos cariño, prepara la cena y dile a Sebastian que encienda la chimenea del salón y el comedor y lo prepare todo para la cena.- Doy las ultimas indicaciones y la chica me da un corto beso y se va.
Cierro la puerta y vuelvo a mi cama, y me comienzo a vestir. Comienzo poniéndome una camisa de manga larga azul marino y cuando estoy abrochando los botones de las mangas escucho tocar a la puerta. Cojo el pantalón, me lo pongo metiendo bien la camisa por dentro, dándome un poco de prisa para ver que belleza llegaba a mi mansión. Me coloco el chaleco, unos zapatos elegantes, me retoco un poco el pelo frente al espejo y salgo de mi habitación.
Atravieso el pasillo donde esta mi cuadro, y comienzo a bajar las escaleras, y la veo, una chica de cabello negro, con mirada salvaje y provocativa, sonrió ante su belleza y sigo bajando despacio, observándola en silencio, con mi telepatía activa, para así saber cual es su primera impresión al verme. Acabo de bajar las escaleras, y voy hacía ella. Contra mas cerca estoy de ella, mas hermosa me parece, y su perfume me atrae. Toda una experta en la seducción. Paro frente a ella y con una sonrisa ladina, cojo sus dos pechos con ambas manos, por encima del vestido, palpándolos, giro alrededor de la cortesana, y me paro tras ella, y la agarro del culo, comprobando la mercancía. Y le susurro al oído. -Deliciosa.- Me pongo de nuevo frente a ella, cojo su mano.
-Soy Zirano Xanaddo. Un placer señorita Reika.- Digo haciendo una reverencia y besando la mano de la cortesana. -Por favor acompáñeme.- Le digo soltando con suavidad su mano y indicándole cortés hacía donde. Ella camina delante de mi y llegamos al comedor, donde una mesa muy larga y estrecha nos recibe, con los cubiertos puestos en las puntas de la mesa, y acompaño a la chica a su silla, haciendo que se siente de forma cómoda. Voy hacia la otra punta de la mesa donde esta mi sitio, y me siento también. Estamos separados por unos seis metros de mesa y te miro fijo a los ojos.
-Le apetece beber algo my lady?- Le digo con tono cortés y encantador. En ese momento Sebastian me llena la copa de vino y le ofrece a la chica. -Le apetece vino mademoiselle?- Pregunta el mayordomo. Es una sala de paredes de piedra gris, de aspecto frio y sombrío, las ventanas cerradas por completo, le dan aspecto aun mas tenebroso, pero la iluminación y la calidez de la chimenea hacen desaparecer las sombras y le dan un aire acogedor. Cinco minutos mas tarde Mirabel·la aparece con la cena. Para mi un solomillo de ternera muy poco echo y para Reika le sirve un plato de ensalada con pastas italianas. -Espero que le guste my lady.- Y empiezo a comer.
Abro los ojos y a mi lado de pie, con su vestido de sirvienta de color negro y blanco.
-Buenas noches Bel·la. ¿Que hora es?- Le digo mientras me incorporo un poco para quedarme sentado con la espalda apoyada en el cabecero de mi cama. Mirabel·la camina hacía mi armario. -Buenas noches mi señor. Son las siete y media, comienza a anochecer.- Me dice sin mirarme, y abre el armario. -Hoy tiene noche libre verdad? ¿que ropa quiere que le saque?- Me pregunta girándose, su melena rubia y rizada se mece con su giro, mirándome con una sonrisa dulce.
-Hoy si es mi noche libre, pero me quedaré en casa. Hoy viene una futura “huésped”- Le digo guiñándole un ojo con una sonrisa traviesa. La chica baja la mirada y se encoge de hombros. -De acuerdo mi señor.- Se gira de nuevo mirando dentro del armario, rebuscando, saca varias prendas, las pone en su antebrazo bien puestas, viene hacía la cama, con mirada algo triste y deja la ropa en la cama. -Aquí le dejo la ropa.- Se incorpora y me mira con una sonrisa forzada. -¿Me requiere para algo mas mi señor?- Su voz suena dolida, y la miro con una sonrisa, sabiendo que son celos. -Si querida, puedes preparar una cena ligera?- Le digo sin dejar de sonreír y ella me devuelve la mirada con el cejo fruncido. -Como deseé mi señor.- Y va hacía la puerta, con caminar molesto.
Me levanto de la cama con rapidez y voy hacía ella, completamente desnudo, abrazándola por la espalda con mis dos manos cruzadas en su cintura, pego mis labios a su oreja. -No temas mi amada Bel·la. Ella solo será un juguete. Mi promesa sigue ahí.- Le susurro con dulzura y la hago girar para que me mire. -Te amo Mirabel·la- Le digo acariciando su frente y su pelo con mi mano, la miro a los ojos con deseo y la beso, un beso suave, dulce y muy apasionado. Ella me devuelve el beso con una sonrisa y se separa despacio. -Y yo le amo a vos mi señor. Cuando cumpla su promesa, yo me buscaré algún juguete.- Me dice intentando picarme. Yo solo le guiño un ojo y le doy un azote en el culo. -Vamos cariño, prepara la cena y dile a Sebastian que encienda la chimenea del salón y el comedor y lo prepare todo para la cena.- Doy las ultimas indicaciones y la chica me da un corto beso y se va.
Cierro la puerta y vuelvo a mi cama, y me comienzo a vestir. Comienzo poniéndome una camisa de manga larga azul marino y cuando estoy abrochando los botones de las mangas escucho tocar a la puerta. Cojo el pantalón, me lo pongo metiendo bien la camisa por dentro, dándome un poco de prisa para ver que belleza llegaba a mi mansión. Me coloco el chaleco, unos zapatos elegantes, me retoco un poco el pelo frente al espejo y salgo de mi habitación.
Atravieso el pasillo donde esta mi cuadro, y comienzo a bajar las escaleras, y la veo, una chica de cabello negro, con mirada salvaje y provocativa, sonrió ante su belleza y sigo bajando despacio, observándola en silencio, con mi telepatía activa, para así saber cual es su primera impresión al verme. Acabo de bajar las escaleras, y voy hacía ella. Contra mas cerca estoy de ella, mas hermosa me parece, y su perfume me atrae. Toda una experta en la seducción. Paro frente a ella y con una sonrisa ladina, cojo sus dos pechos con ambas manos, por encima del vestido, palpándolos, giro alrededor de la cortesana, y me paro tras ella, y la agarro del culo, comprobando la mercancía. Y le susurro al oído. -Deliciosa.- Me pongo de nuevo frente a ella, cojo su mano.
-Soy Zirano Xanaddo. Un placer señorita Reika.- Digo haciendo una reverencia y besando la mano de la cortesana. -Por favor acompáñeme.- Le digo soltando con suavidad su mano y indicándole cortés hacía donde. Ella camina delante de mi y llegamos al comedor, donde una mesa muy larga y estrecha nos recibe, con los cubiertos puestos en las puntas de la mesa, y acompaño a la chica a su silla, haciendo que se siente de forma cómoda. Voy hacia la otra punta de la mesa donde esta mi sitio, y me siento también. Estamos separados por unos seis metros de mesa y te miro fijo a los ojos.
-Le apetece beber algo my lady?- Le digo con tono cortés y encantador. En ese momento Sebastian me llena la copa de vino y le ofrece a la chica. -Le apetece vino mademoiselle?- Pregunta el mayordomo. Es una sala de paredes de piedra gris, de aspecto frio y sombrío, las ventanas cerradas por completo, le dan aspecto aun mas tenebroso, pero la iluminación y la calidez de la chimenea hacen desaparecer las sombras y le dan un aire acogedor. Cinco minutos mas tarde Mirabel·la aparece con la cena. Para mi un solomillo de ternera muy poco echo y para Reika le sirve un plato de ensalada con pastas italianas. -Espero que le guste my lady.- Y empiezo a comer.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/02/2013
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Re: Bienvenida a mi mansión (flashback +18 Reika)
Más temprano que tarde observé la aparición de quien me había pedido. Una prominente figura masculina –muy bien vestida por lo demás- con porte y actitud segura. Me relamí los labios en mi mente al verlo acercarse hasta llegar a mí, y me mordí el labio inferior cuando mis pechos fueron atrapados por sus manos y cuando mi acotado trasero sufre el mismo destino, muy provocador por cierto. Le respondí con una reverencia y una sonrisa coqueta a su presentación, y respondí con cortesía aunque lo que quería era mirar con más descaro su entrepierna.- El placer es todo mío, Monsieur Xanaddo – sonreí e hice caso a su invitación, caminando delante de él y aprovechando de contornear mis caderas para provocarle más aún.
Llegamos a una amplia sala que por el mobiliario se asumía que era el comedor, el cual estaba completamente equipado para mi visita. Sonreí complacida por el nivel de atención y me senté tal y como él había estipulado, guiñándole un ojo agradecida por el detalle. Gracias a esa cercanía y a la anterior pude notar con claridad su piel pálida, lo que acompañado a la hora que me había citado me permitió concluir que estaba ante un vampiro, un hijo de la noche. No me daba miedo, se veía “amable”; pero siempre estaba esa pizca de desconfianza que te hacía creer que te convertirías en su presa en el momento más inesperado, teniendo en cuenta además que tenían poderes increíbles. ¡Lo que daría yo por tener un poco de persuasión o control mental! Sería divertido.
- Un poco de vino estaría bien – respondí con igual cortesía ante su ofrecimiento, siendo atendida en el momento por un mayordomo que también estaba bueno. Cogí la copa y bebí un sorbo, sonriendo por la calidad que se reflejaba en el sabor mientras una nueva sirvienta aparecía con el alimento. Ensalada y pastas… ¿Acaso mi jefe le había detallado mis gustos? – Merci – le dije cuando el plato fue presentado frente a mí, pero la joven no me respondió; aunque de hecho sólo me miró mal y se marchó tras haberle servido a su señor. Mi perplejidad duró poco, ya que debía estar pendiente de mi cliente. Esperé que él comenzara a comer como dictaban las normas y así comenzó la comida.
Cuando los cubiertos fueron dejados en diagonal sobre los restos de comida por parte de ambos y me limpié con la servilleta, le miré con profundo agradecimiento. No solía comer banquetes así, y afortunadamente había quedado bien sin necesidad de reposar para empezar a cumplir el motivo de mi estadía en su residencia. – Felicite a su chef de mi parte, Monsieur Xanaddo. La comida estuvo espléndida – Dije con naturalidad, observando al inmortal a los ojos llegando a sentirme más atraída por él. ¿Era por lo contenida que estaba? No lo sabía con exactitud. – Tal y como usted…-murmuré más para mí, aunque en ese momento recordé que podía escucharme a pesar del volumen. Mi corazón se aceleró un poco más.
Llegamos a una amplia sala que por el mobiliario se asumía que era el comedor, el cual estaba completamente equipado para mi visita. Sonreí complacida por el nivel de atención y me senté tal y como él había estipulado, guiñándole un ojo agradecida por el detalle. Gracias a esa cercanía y a la anterior pude notar con claridad su piel pálida, lo que acompañado a la hora que me había citado me permitió concluir que estaba ante un vampiro, un hijo de la noche. No me daba miedo, se veía “amable”; pero siempre estaba esa pizca de desconfianza que te hacía creer que te convertirías en su presa en el momento más inesperado, teniendo en cuenta además que tenían poderes increíbles. ¡Lo que daría yo por tener un poco de persuasión o control mental! Sería divertido.
- Un poco de vino estaría bien – respondí con igual cortesía ante su ofrecimiento, siendo atendida en el momento por un mayordomo que también estaba bueno. Cogí la copa y bebí un sorbo, sonriendo por la calidad que se reflejaba en el sabor mientras una nueva sirvienta aparecía con el alimento. Ensalada y pastas… ¿Acaso mi jefe le había detallado mis gustos? – Merci – le dije cuando el plato fue presentado frente a mí, pero la joven no me respondió; aunque de hecho sólo me miró mal y se marchó tras haberle servido a su señor. Mi perplejidad duró poco, ya que debía estar pendiente de mi cliente. Esperé que él comenzara a comer como dictaban las normas y así comenzó la comida.
Cuando los cubiertos fueron dejados en diagonal sobre los restos de comida por parte de ambos y me limpié con la servilleta, le miré con profundo agradecimiento. No solía comer banquetes así, y afortunadamente había quedado bien sin necesidad de reposar para empezar a cumplir el motivo de mi estadía en su residencia. – Felicite a su chef de mi parte, Monsieur Xanaddo. La comida estuvo espléndida – Dije con naturalidad, observando al inmortal a los ojos llegando a sentirme más atraída por él. ¿Era por lo contenida que estaba? No lo sabía con exactitud. – Tal y como usted…-murmuré más para mí, aunque en ese momento recordé que podía escucharme a pesar del volumen. Mi corazón se aceleró un poco más.
Reika Roux- Vampiro Clase Alta
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