Atardecer en la Playa (Malpica)

No era una mujer de dejarse llevar por su servidumbre, como buena amazona, prefería montar a caballo y recorrer las distancias sintiendo el viento en el rostro, el movimiento del caballo abajo de sus piernas y dejar que él decidiera por donde debían ir. Le encantaba galopar, hasta que exhaustos caballo y jinete se detenían en alguna sombra de árbol y mientras su yegua pastaba tranquila y bebía agua de su cantimplora ella se preparaba para pasar unas horas escribiendo sobre los avances en su Haras o los nuevos conocidos que llegaban a ocultar esa soledad que definitivamente no abandonaba su corazón.

Pero esa tarde había sido diferente, un sentimiento extraño la llevaba a querer recorrer la playa, ver las olas morir en la arena y esperar el anochecer junto al mar. Por eso pidió a Frederick, su cochero, que la llevara a la playa. Sin perder tiempo, se dispuso a preparar todo lo que pensó necesitaría para disfrutar de la tarde. El cochero cargó el pequeño arcón con los  elementos para una merienda y cena frugal. El también dispuso de  un refrigerio para esperarla. No veía con buenos ojos que una mujer fuera sola a una zona que no era muy concurrida después de las cuatro de la tarde y al momento de llegar de seguro estaría todo desierto.

Enarcó la ceja mientras daba su opinión a la cocinera de la mansión -¿Que es lo que piensa esta mujer extranjera al ir a un lugar así casi al caer la noche? - le dijo a su mujer mientras tomaba de sus manos el pequeño atado y una manta por si el clima se volvía algo cruel. La mujer le acarició el rostro, - no debes decir eso de la señorita Stewart, o ¿acaso no ha sido generosa con nosotros? ¿No nos sacó de la miseria para convertirte en su cochero y darnos un futuro para nuestros hijos? - le reprendió, - si ella te pide llevarla hasta Rusia lo tendrás que hacer y sin chistar y ruego a Dios que cuando nuestro Jean crezca ella le dé un trabajo en las caballerizas – susurró la mujer mirando por sobre el hombro de su marido, - ahí se acerca la señorita, apresúrate –  se acercó a saludarla, - Masmoiselle, le he colocado varias mantas, de seguro bajando el sol el frio será cruel – Shannon se sorprendió de lo preocupada que estaba su cocinera y supuso que no era por ella, sino por el hombre que de seguro tendría que soportar las inclemencias por los caprichos de una niña rica, sonrió tímidamente - si Janna, no te preocupes, no me demoraré –  apretó dulcemente la mano que la mujer había puesto en su brazo, algo que cualquier mujer de clase alta hubiera tomado como un agravio departe de una simple sirvienta de su hogar, pero que para ella solo era una demostración de cariño.

La joven estaba nerviosa, como si la visita a esa zona de la ciudad que no conocía todavía la llevaría a descubrir algo importante para ella,  -¿temer? - negó con la cabeza, esa no era la palabra pero algo en ella le hacía pensar que no volvería de allí con las mismas convicciones con las que iba. Por eso a medio camino, decidió que Frederick volvería a la estancia y ella tomaría alguno de los coches de alquiler que siempre se quedaban en las cercanías de la playa, - tampoco es que me vaya a quedar mucho, solo un poco mas del atardecer – pensó mientras observaba como de lejos el paisaje cambiaba y se comenzaban a distinguir las primeras dunas de arena, recordó algunas playas que visitara en su infancia, junto a su padre y el corazón le dio un vuelco, - calmate, solo es una playa como tantas otras – se reprendió.

Dejó que su cochero la llevara hasta un lugar que había elegido, colocó una manta en el suelo y el pequeño arcón en la arena. Cuando todo estuvo listo Shannon le comunicó su decisión de quedarse sola, - pero señorita, no está bien, ¿como me voy a ir y dejarla sola, si ni siquiera ha traído su montura? - la voz del hombre sonaba a reproche y angustia, ¿quien creería que una dama como ella daría esa orden? Si llegaba a pasarle algo de seguro que lo culparían y terminaría perdiendo la cabeza en la guillotina. Pero la mujer era dura como un roble y por mas que le puso mil razones, ella lo mandó de vuelta al hogar. Cosa que él no hizo, se quedó escondido tras una arboleda, desde donde podría observarla y cuando la viera prepararse para regresar, él aparecería y diría que fue solo una coincidencia, sonrió al pensar en su ingenio y se dispuso a disfrutar del pequeño refrigerio que su esposa le había preparado.

En la playa Shannon se recostó quedando sostenida por sus brazos, divisó la costa, las olas y el aroma salobre del lugar, suspiró mientras disfrutaba de los rayos de sol que lentamente se volvían mas suaves, menos intensos y de color rojizo, - Que la luna guie vuestro destino y el sol en su atardecer os brinde la esperanza de que existe un futuro al concluir la noche – recitó en voz alta mientras dejaba que su mirada se perdiera en el horizonte.

Después de haber estado varios días en la zona del los mercados buscando a aquel vampiro al que me habían encargado matar, di con una taberna en la que conseguí algunos contactos que me contaron el rumor de que personas muertas habían estado apareciendo por la playa, lo extraño era que aquellas personas que encontraron la mayoría se encontraron desangradas de una manera muy extrañas, casi como si simplemente la sangre de esas personas se hubiera salido de su cuerpo sin ninguna explicación, eso provoco que empezaran a circular historias de vampiros entre los pobladores que vivían cerca de la playa, eso me hizo pensar que tal vez el responsable de todas esas muertes era posiblemente el vampiro que buscaba, aun de no ser así no importaba el tener que rebanar una cabeza extra, después de todo eso era parte del trabajo de vez en cuando.

Luego de terminar de hablar con los pobladores en la taberna, me quede un día en un pequeño motel que había por ahí cerca, poco antes de que el sol empezara a ocultarse  me salí del motel y me dirigí hacia la playa lo mas rápidamente posible ya que al caer el anochecer seguramente el vampiro que estuviera por ahí saldría a cazar otra vez, y tenia que atraparlo justo en el momento en que asechara a su victima ya que los vampiros siempre estaban mas distraídos cuando cazaban presas en particular, por lo que era mas sencillo acabar con ellos en esos momentos. No se que tipo de vampiro seguía, todo lo que me contaron era que era un vampiro al que tenia que eliminar lo mas pronto posible, por lo poco que yo averigüe por mi cuenta es que era un vampiro que se había estado causando mucho revuelo entre la sociedad vampirica y la humana debido a sus atrocidades de carnicería que estaba haciendo, solo digamos que no era un vampiro muy discreto, pero bueno a mi los detalles no me importaban mientras me pagaran, Mi duda era que si era un vampiro joven o era un vampiro antiguo, los antiguos siempre eran los mas difíciles de matar debido a su mayor conocimiento en el arte de sobrevivir, pero bueno por su reputación no parecía uno muy listo así que no debía ser uno muy difícil, o al menos eso es lo que yo esperaba.

Tarde un poco pero por fin logre llegar hasta la playa, era curioso hacia algún tiempo que no veía el mar, casi desde que regrese de mi casería aya en Suecia, pero bueno lo importante era encontrar lo mas rápido posible a este vampiro antes de que este se alimentara y escapara de nuevo, ya estaba atardeciendo y me quedaba poco tiempo antes de que el sol se ocultara por completo, la playa estaba enorme y por lo que veía no había mucha gente a esta hora y menos con los rumores que empezaron a circular sobre este lugar. Mientras caminaba en la playa fui tratando de rastrear el olor de aquel vampiro, después de haber caminado por un buen rato solo logre percibir un aroma peculiar, a mi parecer creo que era el aroma de una mujer, pero con una especie de combinación con algún perfume desconocido para mi, decidí acercarme poco a poco hasta ese punto; Al llegar ahí solo logre avistar a un una mujer muy bien vestida al parecer, supuse que era una dama de la clase alta por la manera en la que se movía y en la que estaba vestida, la mayoría de la gente pobre se ponía casi de rodillas frente a gente como esta, y a la mayoría de estos individuos les encantaba cuando eso pasaba, por esa razón la gente de la nobleza no me caía muy bien, eran arrogantes, caprichosos y creen que pueden comprarlo todo con sus monederos llenos de oro; También logre captar un olor masculino a lo lejos, enfoque un poco mi vista y logre a avistar a un hombre que estaba escondido entre una arboleda, puede que fuera algunos de esos hombres que se la pasaban husmeando a las mujeres hermosas como esta.

Durante todo el tiempo que me la pase caminando en la playa no logre avistar a nadie mas por el lugar mas que esta mujer y al hombre fisgón, así que supuse que si algún vampiro venia a alimentarse a este lugar sin duda serian estas personas. Decidí quedarme un rato a ver si el vampiro aparecería en algún momento, en lo que esperaba me puse a observar a la dama, logre avistar que nada mas estaba ahí sentada viendo el atardecer y como el anochecer se iba poniendo, era una mujer muy hermosa y su rostro reflejaba una gran tranquilidad que no veía hace mucho tiempo, aunque yo siempre trataba de alejarme de ese tipo de atracciones lo mas que podía, esas cosas solo te volvían débil y vulnerable, aparte mi mirada de aquella mujer y disidí volver a concentrarme en lo que había venido; Después de esperar al menos una hora, comencé a captar un olor extraño, me levante de la arena y me puse a observar detenidamente todo a mi alrededor, fue en ese momento que logre avistar a un ser que se fue acercando poco a poco hacia la dama, el sujeto estaba muy pálido y vestía una túnicas muy oscuras, yo me dije a mi mismo, sin duda este vampiro no pudo a ver sido mas obvio con su aparición.

Saque mi pistola apuntándole directo a la cabeza, pero deje que el sujeto se acercara hasta la mujer para poder atacarlo por sorpresa justo en el momento que menos se lo esperara. El sujeto se acerco a la dama y empezó a hablar con ella pero no logre escuchar que le dijo, luego de un rato de platica el sujeto se puso detrás de la dama y se fue agachando hacia la dama mientras saco sus dientes vampirescos, sin duda si no intervenía pronto la dama moriría; justo antes de que se acercara demasiado hacia ella me levante y le dispare al vampiro, trate de atinarle a la cabeza pero la bala le llego al pecho, el vampiro se echo hacia atrás por la fuerza del impacto del disparo, pero este se levanto pronto y enfurecido se lanzo contra mi a toda velocidad, el vampiro era rápido pero tuve tiempo suficiente para sacar mis dos espadas y lanzarme directo contra el. El vampiro me golpeo con tanta fuerza en la cara que me lanzo hacia un lado y caí contra la arena que yacía sobre mi, me levante un poco enfurecido y antes de que pudiera darme un segundo golpe, le encaje una de mis espadas directo en el pecho y la otra espada se la encaje rápidamente en el rostro, el vampiro grito muy alto por el dolor y trato de quitarse de mis espadas, pero antes de que este pudiera alejarse de mi, le di una patada en la cara y salio disparado hacia el suelo junto con la espada que estaba en su pecho, me acerque rápido hacia el, y el vampiro se levanto lo bastante rápido para quitarse la espada del pecho y me grito: Crees que puedes detenerme, yo soy un ser muy superior a ti, no tienes ninguna oportunidad contra mi.

En eso tomo la espada en una de sus manos y se lanzo hacia mi, en lo que se acercaba trate de leer sus movimientos, rodé hacia el con una voltereta y de un espadazo logre decapitarlo; Solo eres otro vampiro idiota al que añado a mi lista de cacería.

Tome mi espada toda ensangrentada del cadáver del vampiro, la limpie y guarde ambas espadas en su funda, luego me dirigí hacia la mujer y le dije: Tu no has visto nada...

Después me voltie y me propuse a encaminarme fuera de ahi.

Sus ojos aun se concentraban en la belleza del paisaje, en las olas que se movían lamiendo la arena y el sol que lentamente se hundía en las aguas, hasta que la penumbra se hizo casi imperceptible. La luna había comenzado a enseñorearse, no llegaba a ser una noche cerrada, porque el atardecer se negaba a diluirse del todo, pero ya iba siendo momento de levantar su cosas y volver a la mansión.

Shannon estaba a punto de hacerlo, cuando un extraño se le presentó, le había sorprendido que casi no se había percatado de las pisadas del hombre en la arena y cuando se colocó  en frente de ella, la palidez del individuo y el aura aún más pálida le dijeron que no se trataba de un humano común y corriente.

- Disculpe, estoy buscando a mi hija, su madre la trajo a jugar hace ya unas horas y no han vuelto todavía a casa – dijo el hombre con una voz algo angustiada, intentando parecer creíble. Shannon sabía que debía de ser cuidadosa, no era una mujer común, sino una bruja nigromante, que no caería en sus mentiras tan fácilmente. Pero en lo que se trataba de luchas cuerpo a cuerpo con seres sobrenaturales, en verdad le faltaban muchas lecciones o mas bien todas. Por eso asintió, mirándolo compungida por tremenda tragedia. Dejó el libro que tenia en su regazo en la manta en la que se encontraba sentada, - lo lamente mucho, pero en verdad cuando llegué quedaban pocas personas y la mayoría adultos – le respondió, mientras su cabeza intentaba encontrar una forma de salir airosa de esa situación, - ehm, en verdad, también me estoy por retirar – tragó saliva, sentía las manos húmedas, el sentimiento de indefección, la estaba poniendo mas nerviosa – pero que tontería, venir a una playa desierta en pleno anochecer, cuando podía presentarse cualquier maniático e intentar acabar conmigo – se reprochó mentalmente – justamente, estoy esperando a mi cochero... y... a unos amigos – intentó demostrarle que si no se retiraba o intentaba hacerle algo, las personas que la buscarían de seguro caerían sobre él.

El vampiro tras decir una que otra cosa y disculparse por su intromisión se retiró, o por lo menos ella así lo pensó. Cuando creyó que estaba de nuevo sola, suspiró aliviada, aunque una sensación de alerta la mantuvo nerviosa. Una voz en su cabeza le decía, - cuidado, está asechando – asintió como si en verdad tuviera a una compañera a su lado que le hablaba. Ella sabía muy bien que se trataba de un espíritu, seguramente algún ser que había muerto en esas playas – debes irte, intentará hacerte lo mismo que me hizo a mi -  la voz se sintió mas fuerte, mas apremiante y Shannon estuvo a punto de levantarse y salir corriendo. Pero en ese instante el sonido de un disparo la alertó haciéndola gritar espantada.

Todo pasó demasiado rápido, un hombre salió de las penumbras de la arboleda y caminó desvainando una espada en dirección a ella, la bruja siguió aterrada, su cuerpo semi tumbado, sin poderse mover, con una mano se cubrió el cuello intentando protegerse inútilmente. La mirada en aquel hombre mostraba una seguridad y disposición a la lucha que la hizo temer que se abalanzara sobre ella. Pero en ese instante, desde detrás de donde se encontraba, alguien gimió, para luego entre apostrofes de maldiciones  abalanzarse en dirección al que llevaba la espada, con toda la intención de atacarlo. Cuando pasó a su lado pudo ver el perfil del hombre, era aquél que antes había hablado con ella, los enormes colmillos que sobresalían y la mirada incandescente, con un brillo rojo como la sangre en sus pupilas, le dieron la razón al haberlo juzgado como un no muerto.

Shannon se fue arrastrando lentamente en la arena, apoyándose en sus manos, glúteos y pies, intentando alejarse de la lucha, su rostro mostraba el espanto de lo que estaba observando, era la primera vez que terminaba siendo testigo de algo así. Ella siempre había abogado por que terminaran las luchas entre sobrenaturales y humanos, las cuales las veía injustas e innecesarias, pero tras vivir una, supo que  eso sería imposible, nunca acabarían. Eran sangrientas,  y sobre todo tremendamente peligrosas no solo para los oponentes sino para  los que quedaban en medio del conflicto.

Los movimientos de ambos eran asombrosos, el espadachín tenia no una, sino dos espadas y las manejaba con presteza,  entre golpes y patadas, sablazos y heridas, el combate terminó con la muerte del vampiro, cuando el hombre que parecía un inquisidor o un cazador, lo decapitó con un movimiento limpio y certero. Shannon quedó aturdida y totalmente en shock por lo que acababa de ver. Cuando el hombre, se acercó a ella con las dos espadas ensangrentadas, la bruja  se incorporó con presteza, y caminó hacia atrás sin darle la espalda pero con el miedo en los hueso, ¿quien podía asegurarle que no intentaría asesinarla por ser testigo de todo aquello? Shannon, puso sus brazos cubriendo su rostro y tembló cuando él estuvo cerca. Cerró los ojos y rogó a los dioses que la protegieran de aquel individuo. El hombre solo le gritó que ella no debía ni siquiera recordar lo que había visto. Abrió sus ojos y comenzó a bajar sus brazos, para poder verlo, pero aquel hombre no esperó respuesta, se giró y se alejó de ella. Sonrió tímidamente, infinitamente aliviada,  - gracias, señor – dijo suavemente dejando que la brisa llevara su agradecimiento a los oídos del extraño.

Mientras me alejaba poco a poco de de aquella mujer, pude oír ligeramente como ella me dio un susurro de gratitud que me llego al oído, al escuchar eso me sentí un poco extraño, cuando llegue a ese lugar en busca del vampiro que queria cazar nunca se me cruzo por la mente que terminaría salvando a alguien, de hecho mi intención al ver a la mujer no era ni siquiera el salvarla de aquel vampiro, mi unico objetivo en si era el completar el trabajo que me habian encargado, el salvar a aquella mujer no estaba en mis planes de hecho de admitir que se me habia cruzado por la mente que el dejar que el vampiro mordiera a la mujer mientras yo me acercara lo suficiente y asi haber acabado mas pronto con esa sanguijuela.

Pero en el tiempo que estuve observándola algo en mi interior me decía con fuerza que no debia dejar que eso pasara y que yo debia tener la conciencia y la compacion por aquella mujer, era la primera vez que me pasaba algo asi, a mi jamas me habia importado el que hubiera daños colaterales durante una caceria, despues de todo estos se convertían en campos de batalla y como en todo buen campo de batalla alguien siempre terminaba muerto de una u otra manera asi que yo siempre ponía una conciencia de hierro cuando me metía en cualquier cacería en la que yo me involucrara. sin embargo algo cambio en mi en esos momentos y ese sentimiento de compacion fue lo que provoco que yo me fuera a luchar con aquel vampiro para salvarla a ella, esa reacción fue un poco incomoda para mi ya que sentia que estaba yendo contra mi propia naturaleza, pero aun asi y a pesar de ello siento que en mi interior habia hecho lo correcto y a pesar de lo ocurrido no siento arrepentimiento alguno por lo que hice, aunque no queria que esa mujer me viera como a un salvador incondicional y tampoco queria que por ese acto que hice por ella esta fuera con sus conocidos y les contara a todos lo que hice y mas importante aun que les dijera como lucia, ya que el anonimato siempre ha sido una de mis armas mas poderosas y no queria que esta se perdiera asi como asi por lo que esa habia sido la razon por la que la amenace con que guardara silencio por lo que ella acababa de presenciar.