No culpes a la playa {Privado}

Una vuelta a la derecha, otra a la izquierda, boca abajo, con la almohada en la nuca, medio cuerpo destapado, completamente cubierta, de una y mil formas Bella se movía de un lado a otro sobre la cama y no lograba conciliar el sueño, alcanzaba a escuchar como su hermana hacía ligeros balbuceos con respecto a sus alucinaciones nocturnas, pero ni aquello lograba que la pelirroja se arrullara por completo y dejarse caer en los brazos de Morfeo, no sabía exactamente qué hora era mientras miraba el techo intentando encontrar figuras. El viento apenas hacía que las cortinas hicieran ligeras ondas, logrando también que la piel de sus brazos se erizara, los ojos le ardían, mientras sus manos repasaban sus mejillas hasta frotar ligeramente sus ojos. Se sentó en medio de la cama mientras respiraba profundo e intentaba que sus ojos penetraran la ligera oscuridad que ya reinaba en aquella habitación, pero se cansó y se puso de pie, dejando ver su cuerpo cubierto por apenas una fina delgada tela que caía hasta sus rodillas, una bata ligera y vaporosa que apenas si hacía su tarea de dejar oculta su piel. Encima de este se puso un abrigo, todo lo contrario, era negro como el cielo y grueso, tanto que le cubrió completamente del viento, se calzó unos zapatos de piso y sujetó sus cabellos en un moño flojo en la nuca. Salió de puntas de aquél lugar, cerrando la puerta con cuidado detrás de sí.

Metió las manos en los bolsos del abrigo dejando que las llaves se ocultaran en estos, el aire que corría por las calles le helaba la piel de sus piernas que habían quedado ligeramente descubiertas mientras daba un paso tras otro, no tenía rumbo fijo y su mente estaba completamente en blanco, no entendía porque no tenía sueño, se sentía cansada, pero estaba tan agotada que el dolor muscular la hacía moverse de un lado a otro sin poder entregarse al descanso como realmente quería. Respiró profundo mientras iba viendo el cielo e intentaba contar las estrellas que dibujaban aquél divino firmamento, pero le era imposible, la luna estaba creciente mientras la acompañaba en su caminata nocturna, estaba un poco, o un mucho muy, inquieta. El olor a sal y arena comenzaba a invadir sus sentidos mientras que la ciudad comenzaba a quedar atrás de ella, se sentía un poco liberada al grado que se descalzó y dejó que la suavidad de la playa rozara sus pies.

Se acercó poco a poco a la orilla del mar hasta que sus dedos comenzaban a rozar sus dedos, aquello la relajó en sobremanera hasta que cerró los ojos, sintiendo como la brisa le rozaba la piel, se había desconectado del mundo por completo en aquél momento, sólo existía ella, ella y nadie más.