Sabanas con secretos y mentiras [Priv +18]

por **Isserielle** Sáb Mar 01, 2014 2:29 pm

Mucho antes del golpe de estado de su marido, Isserielle fue desterrada hacia los confines del averno en donde no sería vista por nadie jamás. Vendida y sin derecho de volver a ser madre, fue recorriendo burdeles hasta que quienes la compraban y vendían, decidieron que mejor era que se quedara quieta en uno en específico. Había dado a luz a una hermosa niña que segundos después había sido comida de lobos, enfrente de su rostro, para después ¿Qué tener? Nada. Pero eran pasado aquellos recuerdos. No tenía sentido alguno en volver a recordar aquello. Isserielle solamente tenía que hacer lo que le decían cada noche, dormir cada mañana y después vuelta a empezar con el oficio tan vulgar que desempeñaba cada noche.

No hacía más de dos noches que no le había olvidado. ¿Cuántas noches estuvieron ambos ocultos de la luna? ¿Cuántas risas disfrutaron entre ambos? Sinceramente demasiadas para ser contadas. Echaba en falta el tacto de aquella persona que no le había dejado sola nunca y que seguramente jamás supo que aquella niña que salió de su vientre era suya. Muchas dudas en su cabeza que solo eran preguntas revoloteando sin más, su cabeza le daba vueltas sobre la almohada de aquella cama desinhibida y desordenada, sin ni siquiera se esforzaba por ordenarla para la siguiente visita. Aquella mañana se levantó de la cama lo que era bastante dolorida por su entrepierna pues el anterior cliente había sido algo excesivo con el trato. Llegando al lavabo se dispuso a lavarse la cara, su piel ardía aun de la noche anterior, los moratones en su cuerpo eran visibles, uno enorme le cubría parte de su costado izquierdo -…Brutos…-murmura con sequedad en la voz, ronca, nada suave para que sea la de una bella mujer.

Solamente se puso por encima un bonito vestido sencillo, un moño malogrado sobre su cabeza y un cigarro de papel de arroz estaba siendo encendido y sujetado por los carnosos labios de la cortesana. Se los quito de en medio y a lo lejos escucho como un grupo de jóvenes se peleaban entre si seguidos por un par de críos que querían procesar el mismo comportamiento que los grandes. A su derecha solo había dos niñas que eran bellísimas pero que estaban pasando inadvertidas, pasando por encima y descubría que podrían ser algo más. Aquellas jóvenes tenían no más de 16 años o 25 años más o menos. Escuchaba porque estaba cerca de su ventana. Una se llamaba Jamie y la otra Caroline. Más las voces de esas chicas le era muy, muy pero que muy conocidas, pero desconocía de dónde.

¿Cómo sabia su nombre? Ellas mismas se llamaban así entre ambas, pero el caso, es que no le quitaba el sueño ni el aburrimiento que estaba sintiendo en ese momento. Su puerta resonó con dos “toc toc” Ella ignoro las dos veces que la llamaron y solamente seguía fumando. Pero de nuevo golpes en la puerta. Isserielle chasqueo la lengua, estaba asustándose, no era hora de que vinieran a follarla prácticamente nunca mejor dicho. Tomo un bastón que se había dejado uno de sus clientes, lo tomo por el mango pero este se deslizo descubriendo así una hoja afilada como aquellas de las espadas. Sorprendida volvió a colocar el estoque hasta que tenía de nuevo el bastón con ella y finalmente se escondió detrás de la cama.

¿Iss?

No era posible.

En verdad, no...no podía ser posible.

por **Garth Lanagan** Sáb Abr 05, 2014 11:52 pm

Había pasado tanto tiempo desde que se enterase de que Iss fue desterrada por el tío de Sylmeria; al igual que lo fue aquella mujer y su hermano As, quien fuera el que salvara la vida de Garth una noche de luna llena cuando fue atacado y maldecido por un licántropo que logro morderle.

Él y su hermano Alfred, habían prometido cuidar de aquellos que sentían eran realmente a quienes debían respeto y a quienes prometieron ayudar siempre. Esa promesa les llevo a abandonar su tierra natal y sumergirse en Francia, donde buscaron a aquellos hermanos por todos lados, hasta que finalmente les habían encontrado en París. Parte de Garth estaba satisfecho de saber que cumplieron con su labor y que hermano menor se encontraba contento al verse nuevamente al lado de Sylmeria. El detalle se encontraba en que eso le ponía celoso; no podía soportar la idea de que Alfred estuviese feliz y que él no fuera capaz aun de encontrar a Iss.

Esa mujer, si bien él no fue nada más que un amante, era su verdadero amor. Mucho tiempo se pensó perdidamente enamorado de Sylmeria hasta que sus ojos se posaron en Iss y ambos entraron en aquel juego sexual que les ato de manera irremediable. Juntos descubrieron un mundo solo para ellos, envuelto en placeres y promesas de amor que nadie más que ellos entendía o de esa manera fue hasta que se entero de que ella había sido desterrada. Jamás descubrió la razón de aquello, pero mientras había viajado con Alfred intento encontrarle, fracasando cada vez que creía encontrarle.

Ahora que se hallaban en París, estaba siguiendo una pista que le llevo a uno de los burdeles. Según supo, Iss había sido enviada de burdel en burdel, nunca estando establecida demasiado tiempo en uno por ordenes de su ex esposo. Si bien a otros hombres podía parecerles que ya no tenia sentido que le buscara después de haber sido de tantos hombres, Garth sabía que aquel corazón siempre le pertenecería, al igual que el suyo era de ella.

Salió temprano por la mañana sin dar grandes explicaciones a su hermano; deseaba llegar antes de que las cortesanas comenzaran con sus labores del día. Conforme se acercaba al burdel indicado, sentía un enorme nudo en la garganta, quería encontrarla y no tener que emprender la búsqueda nuevamente, deseaba hallar a su amada fuera como fuera. Gracias a sus encantos y a la manera de tratar a consiguió que una de las chicas del burdel le dejara entrar y le indicara la habitación de la cortesana que se llamaba Isserielle, no sin antes recibir un beso por parte del licántropo y algunas monedas en agradecimiento. Se detuvo frente a la puerta que la joven le indico, nervioso porque era la primera vez que encontraba realmente a una cortesana que respondiera al nombre de su amada y que aun se encontrara en el burdel. Llamo a la puerta una vez… pero no hubo respuesta. Lo hizo una segunda vez… tampoco escucho nada.

Suspiro de frustración. Su mano fue a la manija de aquella puerta y lentamente comenzó a girarla - ¿Iss? - llamó a aquella mujer, pero tampoco existió respuesta alguna. Termino de girar por completo la manija, la puerta cedió y se abrió de manera lenta - Iss… soy… soy Garth… - susurro suavemente comenzando a abrir la puerta y con nerviosismo escrutar la habitación hasta que sus ojos se detuvieron en la figura femenina que se encontraba oculta tras la cama y él licántropo sintió que en esos momentos podría morir. Sus pies parecían de piedra y solo pudo sonreír, contemplando desde la puerta a aquella mujer que tanto amaba.

por **Isserielle** Dom Abr 20, 2014 12:37 pm

Hace tiempo que Isserielle había deseado que su vida hubiera sido como aquellos cuentos de hadas en los que tenía la creencia de que la bella princesa encerrada en la torre de marfil, era rescatada por el bello y esbelto príncipe azul y llevada a una vida de paz y tranquilidad, llevada a un lugar en el que sería siempre feliz, pero por alguna razón, así no había sido para ella. Isserielle había sido maltratada, acosada e incluso amordazada para que no pudiera escapar de las torturas que sufría de las amistades de su ex – poso que iban precisamente a Paris solamente para disfrutar de ella misma.

Hubo veces que se escapaba del burdel solamente para poder escapar de aquellos abusos, pero no siempre podía estar huyendo. Después de que vio unos pies dentro de la habitación, fue gateando hasta salir de su escondite tras la cama, observando aquellos pantalones, subiendo poco a poco hasta que finalmente dio con los ojos de su verdadero amor, Garth -…..¿que…que haces aquí Garth? –Fue lo primero que se le ocurrió decir en cuanto le vio ahí plantado y ella estando a gatas como si fuera un recién nacido, pero después de eso, no sabía más que decir.

Se levantó rápidamente para no acumular más polvo en su escueta vestimenta pero capaz de taparle todo su cuerpo. Su pelo lacio y malgastado por el sudor y el no tener esa mañana utensilios para adornarlo, pensó que se miraba horrible -….Garth…-Pero ella no soporto lanzarse sobre los brazos ajenos en cuanto sintió que de verdad era él. La confusión era tal, que no sabía cómo reaccionar o que hacer. Por el momento ahora estaba rodeada alrededor de la cintura ajena, sujetándole, afincándose de él como si no hubiera mañana y finalmente observo la mirada de Garth contra la suya.

-….Dime que no estoy viviendo una ilusión….Garth…dime que eres tu….-susurro con la congoja subida en su garganta, pensando en que en algún momento las lágrimas le saldrían de la emoción que sentía en esos momentos. ¿Y sus labios? ¿Serían los mismos que antaño fueron y supieron a gloria para ella? Isserielle se acercó a los labios ajenos para probarlos y uhmm…no pudo evitar gemir cuando sus labios rosados rozaron contra los ajenos, contra los de su único amor Garth Lanagan.

Aún seguía agarrada a esa cintura de la que no quería separarse y apoyaba la frente sobre la de Garth. Se relamía mientras estaba pendiente de sus reacciones, pero aún estaba distraída de la realidad -….¿Qué haces aquí? ¿No es peligroso que estés conmigo Garth? Digo…no quiero que te pase nada….-Le acariciaba el rostro mientras le preguntaba con cuidado, de no querer ofenderlo demasiado –Ven….-Lo metió aún mucho más dentro de aquella habitación en la que se hospedaba Isserielle cada noche, se fue hacia la puerta y después la cerro echando el cerrojo. Suspiro lentamente y fue de nuevo hacia Garth con la mirada hacia abajo.

Se limpió una lágrima a escondidas pero termino por mirarle a los ojos -….Te….Te eche de menos cariño….-Dijo murmurando en cuanto esta volvió a besarle con el deseo contenido que llevaba aguantando desde hace semanas y que por fin lo podía sacar con alguien a quien amaba, le acariciaba su espalda lentamente, masajeándole sus nalgas para después poner ambas manos sobre sus mejillas -….Garth….te…te debo de contar algunas cosas….

por **Garth Lanagan** Dom Mayo 04, 2014 6:01 pm

El viaje de los hermanos Lanagan culminaba finalmente en ese cuarto del burdel, ahí donde Isserielle se encontraba al fin frente a Garth quien aguardo tanto tiempo de decepciones y falsas pistas para llegar a ese momento en que sus ojos contemplaran una vez más la figura que ahora se encontraba frente a él. Verle ahí de gatas le hizo sonreír de manera divertida, aún podía recordar tantas ocasiones que le vio de esa manera solo para hacer que él optara por tomar su cuerpo en cualquier lugar de la mansión en la que antes se veían muchas veces. Estando parado e inmóvil en aquella puerta, notaba que no era solo él quien se sentía confundido y emocionado, incluso la ahora cortesana se había quedado como pasmada al verle y él suponía que era porque estaba pensando que también su reencuentro era un sueño - Yo… yo he venido a buscarte y… aquí estas, finalmente después de… - llevó la mano zurda hasta sus cabellos para pasarla entre ellos - tengo tanto buscándote y… aquí estas… - le miro de manera fija - Dime que no eres un sueño, Iss.

Dio un paso al frente antes de que los cuerpos de ambos se encontraran en un abrazo. Sus brazos rodearon la cintura de aquella mujer que era la única capaz de volverle loco en todos los sentidos y al estar unido a ella por aquel abrazo, fue capaz de notar como ambos cuerpos parecían aún estar hechos el uno para el otro, como si fuesen dos piezas de un rompecabezas que estuvieron aguardando mucho tiempo para encontrar aquella que encajara perfectamente. Era la misma Iss de siempre ante sus ojos, para Garth no lucía deplorable, tal vez un poco cansada por la vida que llevaba pero siempre hermosa - Es lo mismo que te he pedido, que me digas que eres realmente tú y que no estoy sumido en un sueño, que de ser así, no quiero volver a despertar - los labios de ambos se dirigieron a los ajenos y los de Garth devoraron en un beso que demostraba todo lo que se había guardado para ella, los sueños, los deseos y las promesas de una vida mejor solo para ella.

El gemido que soltó entre sus labios únicamente avivo la llama del deseo que siempre tendría por ella y pudo sentir como su cuerpo deseaba hacerla una vez más suya, marcarle con sus besos y recordarle que sin importar cuantos hombres pasaran por su cama o cuantas veces fuera utilizada por otros, su cuerpo solo era capaz de encajar con tal perfección con el suyo y nada ni nadie podría quitarles eso jamás. La cercanía de Iss le afectaba tanto como desde la primera vez que estuvo cerca de ella y suspiro cuando ella le acaricio la mejilla - He estado buscándote demasiado tiempo y … no me pasara nada, he venido por ti y no habrá nada que me aleje de tu lado ahora que te he encontrado - acabó adentro de la habitación mientras que la cortesana a quien amaba iba a cerrar la puerta. Se quedo aguardando por ella, hasta que fundieron sus labios en un nuevo beso, uno que estaba más lleno de seso que el anterior y sonrío contra los labios ajenos - No más que yo, que he andado por todos sitios para encontrarte - le miro fijamente, percatandose de la tristeza oculta en aquellos ojos y llevo las manos a las de Iss que estaban sobre sus propias mejillas - Te escucho… - la firmeza en su voz era únicamente para darle seguridad a ella.

por **Isserielle** Lun Sep 29, 2014 7:37 pm

Respiraba lentamente intentando coger el aire que necesitaba. Las palabras quería escogerlas con cuidado aunque si lo decía directamente, podría ser chocante para su receptor y seguramente se quedaría sola en aquella habitación después de verle nuevamente. No quería que se fuera de su lado, no. Ahora no que por fin se había re-encontrado con él. Solamente los ruidos vocales provenían de la calle y el silencio reinaba en el interior de la habitación aun a la espera de las respuestas de Isserielle – Garth Lanagan, sabes que te amo, pero…antes del derrocamiento de los Habsburgo, es decir, de Asbjorn y Sylmeria, seguramente escuchaste que me mandó aquel que tengo por esposo a vivir en este tipo de tesituras…-Suspiro cuando le miro negando de lado a lado.

-…Pero no sabes lo mal que lo pasé. Bien supiste antes del motín de mi esposo contra nuestro anterior rey que estaba...embarazada…-sonrió con algo de tristeza-…pero te dije que era de mi…esposo…-aparto las manos de las de Garth, se movió por la habitación con pies inquietos y caminos en zigzag, sin rumbo apenas hasta que acabó mirando al suelo dando la espalda a Garth nuevamente-…simplemente...para que no tuvieras problemas y ayudaras a quienes debería ocupar la corona del Sacro Imperio Romano….-Sus manos taparon su rostro impidiendo que después, Garth no viera nada de sus lágrimas llenas del sentimiento de vergüenza que sentía por no habérselo contado antes. Estaba avergonzada, quizás no tendría esta vida que tiene ahora si hubiera escapado con Garth, pero por la rectitud de la fidelidad frente a los ojos de Dios dentro del matrimonio, tuvo que pasarlo mal y convertirse en lo que era ahora.

Aun con ambas manos sobre su rostro, se sentó en el borde de la cama, ya aparto sus manos para poder ver la reacción de Garth -…Simplemente…fui débil y no pude hacer mucho por…salvar a nuestra hija…-Se mordió el labio inferior mirando a Garth que no decía muchas palabras, entonces ella giro su rostro hacia el lado contrario de donde estaba Garth, echándose los pelos hacia atrás como si pudiera estar peinándose a pesar de la pésima calidad de sus cabellos dorados. Sus ojos cansados de llorar se acentuaban con sutileza por la falta de sueño y la rudeza del maquillaje siendo derretido por el ansiado sudor de su frente y de su piel, que siempre estaba impoluta, pálida y suave gracias a las sales de baño que le regalaban alguno que otro cliente.

-Lo-lo siento muchísimo Garth…-Isserielle dijo con pesar cuando alzo la vida hacia Garth, mirándole implorante por el perdón del licántropo -…Puede que no me perdones por no haber luchado, pero estaba sujetada por los brazos y parte de mi cuello…-Las manos las puso a un lado de sus piernas apoyándolas sobre el colchón de la cama -…y...por el apellido de los Lanagan, tenía que protegeros a ti y a tu hermano. Al menos a los que quedaron…-se alejó un poco de la cama, sembrando tristeza allá por donde pasaran sus pies -…además….-gimoteo la nariz con un pañuelo que encontró en la cómoda- Él quería un varón…y golpearme cad…-Suspiro parando de relatar lo que le hacia su marido cuando este volvía de cualquier pelea o batalla que requiriera el ejercito de él.

Isserielle estaba ilusionada con su puesto en la docencia, pero después conoció al hijo equivocado de los Habsburgo. Pensando en que todo podría haber sido de rosas, no lo fue. Aquel hombre solo pensaba en la reproducción de su linaje, incluso tomar posesión de la corona de su hermano o de aquel quien fuera Habsburgo.

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