AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Rojo Efímero {Privado}
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Rojo Efímero {Privado}
Lo mucho se vuelve poco con sólo desear otro poco más.
Finalmente llegaron a un lugar y el cochero les abrió la puerta, los ojos de la vampiresa se desviaron a todos lados, la calle era demasiado oscura y había basura en algunos lados, vagabundos y hombres de muy mal aspecto saliendo y entrando al lugar, mujeres en trajes muy provocativos los acompañaban, se besuqueaban con afán y el olor a humano le entró de un solo impacto en la nariz, llegando hasta su cerebro y enviando ondas eléctricas a sus encías, gruñó bajo y miró con molestia a la chica -¿Un burdel Abie?- negó con el ceño fruncido, la chica hizo una cara inocente –Si un burdel Amelia- ella se cruzó de brazos –Ni loca voy a entrar ahí- la humana la tomó de la mano y rogó –Oh vamos Amelia te vas a divertir- Leer seguía molesta –Abie estos lugares son solo para tener sexo, no quiero nada de eso y lo sabes- Abie dobló la boca de lado -¿Quién habló de sexo? Vamos solo nos vamos a divertir, te aseguró que hay chicos lindos dentro, un poco de platica y seducción por parte de nosotras solo para dejarlos encendidos- se rió como una niña traviesa, Leer tragó pesado y lo pensó, nunca había entrado a un burdel y el hambre estaba despertando, el demonio desgarraba las paredes de su abdomen para que probase a alguien más esa noche, cerró los ojos e inhaló profundo –De acuerdo, pero solo entrare por curiosidad- la chica asintió mordiéndose el labio y la jaló de la mano –Sé que me voy a arrepentir de esto- la humana se rió, entraron al lugar y el humo de cigarro daba una ambiento denso, las risas y olores a prole hacían del lugar algo muy burdo, las mujeres se paseaban frente a los ojos de la vampiresa y algunos hombres que tomaban de la mano a otros hombres, bebidas alcohólicas por doquier y música muy sensual con algunas chicas y chicos bailando en un intento de escenario, algunas mujeres las quedaban viendo extrañadas de pies a cabeza, estaba claro ambas estaban vestidas muy elegante y los burdeles por lo general eran visitados en su mayoría por hombres, la vampiresa alzó la barbilla y les restó importancia, sonriendo coquetamente a algunos hombres que la quedaban viendo embobados, de inmediato una mesera llego a su presencia preguntándole en que les podía ayudar, la humana pidió una mesa privada, la mesera las llevó al lugar, unas mesas en el fondo que estaban alejadas de los demás con sabanas delicadas y transparentes cubriendo la presencia de los ocupantes y asientos cómodos de cuero color rojo vivo, preguntó si les traía algo y Abie pidió un trago Leer se limitó a pedir un vaso con agua, la vampiresa no era amante de las bebidas fermentadas, algo irónico porque se había criado en un ambiente de alta sociedad y vivía con un ser que se dedicaba a elaborar vinos, se recostó en el asiento viendo a la humana con recelo –Esto será algo que anotare en mi libro de experiencias para olvidar- Abie se rió –Amelia solo es un burdel, ya te dije no venimos por sexo, al menos yo no, solo quiero divertirme un rato- Leer frunció el ceño divertida -¡Yo mucho menos! Nunca me encamaría con alguno de los que trabajan aquí- sonrió de lado, Abie la miró con malicia –Virginidad a flor de piel- Leer se rió y le dio un pequeño empujón en el brazo -¡Oye! ¿Qué tiene de malo la virginidad? Además ¿Por qué hablamos de esto?- hizo una mueca, la chica alzó la ceja –Amelia algún día pasara- la vampiresa negó –No quiero pensarlo así que cambiemos de tema- rodó los ojos fastidiada y luego apareció la mujer con las bebidas en una bandeja sirviéndolas con sensualidad frente a ellas, empezaron a beber y a platicar sobre lo que podían gastar esa noche, viendo cortesanas y cortesanos pasar, evaluando posibilidades entre los del genero opuesto, la vampiresa ya estaba cansada del teatro así que le propuso a su amiga que se marcharan, parecía que la humana ya había perdido las esperanzas también, Leer se acomodó el cabello cuando la chica la tomó del brazo con fuerza a lo que ella le miró ceñuda -¡Mira!- le dijo señalando con el dedo a su derecha -¡Ese chico de ahí es perfecto para ti Amelia!- Leer arrugó el rostro y negó –No sé de quién hablas yo no veo nada- Abie le miró con picardía y se levantó –Espera iré a hablar con él y tal vez te haga un baile privado para que dejes ese mal humor por un lado- la vampiresa trató de detener a su amiga pero esta se escapó, se maldijo en sus adentros por haber aceptado ir a ese lugar, miro a través de las sabanas que hablaba con un chico atractivo, claramente se notaba que trabajaba ahí, la vampiresa suspiró fastidiada, tensó la mandíbula y entre dientes murmuró -¡Maldita sea Abie! Te voy a matar después de salir de acá- y de inmediato se levantó antes de que la hiciera caer en ridículo, salió del burdel sin que la viera que huía y ya afuera recostó su cuerpo contra la pared, con los ojos cerrados al cielo y tomando respiraciones para calmar la sed, tragó fuertemente y se agarró la garganta viendo al suelo con los ojos muy abiertos y desesperada, todos esos cuerpos la hacían estremecerse, gruñó y agitó la cabeza yéndose del lugar apartando algunos cuerpos de su camino sin importarle que se viera como una mal educada.
Caminó unos cuantas calles demasiado molesta y famélica, dobló en un callejón, sentía los ojos arderle, los colmillos se asomaban entre sus labios y ardor en el estomago la estaba consumiendo, de repente escuchó unos pasos un olor a humano exquisito un palpitar lleno de fuerza y el respirar ardiente de la presa, una sonrisa maliciosa se empezó a cincelar en su rostro, erguió su cuerpo y salió de las penumbras siguiendo aquellos pasos como una leona, dispuesta a desgarrar a su presa como una bastarda, arrebatar una vida y devolverle por un breve momento la vitalidad a su delgado y pequeño cuerpo, deslizaba los dedos por los postes de las farolas viendo aquel ser de sangre caliente danzar, acariciando los colmillos con su lengua, su hambre había despertado como un dulce ladrón y no dudaría en profanar el cuerpo caliente del mortal que la estaba llamando tentadoramente solo para complacer a su amo sanguinario.
Francisco de Quevedo
Las horas pasan, todo parece cambiar, seguir un rumbo hacia el final del camino, algo fantasioso para la vida de la vampiresa, el tiempo ya no corría a su favor, iba a conservar una apariencia de mujer de 18 años con suerte eternamente, la noche era el tiempo propicio para poder dejar a la luna acariciarle el cuerpo con la luz, visitar lugares atestados de humanos, fascinarse con los corazones ardientes de estos, se dio la vuelta y miró por encima del hombro su espalda descubierta viendo la curvatura de la columna vertebral y su pálida piel, tomó su monedero y salió sin abrigo ya se había acostumbrado a la insensibilidad de su cuerpo al frío, eso jamás la haría enfermar, bajó hasta la primera planta de la mansión y miró a su amiga Abie, la única humana que tenía contacto con Leer de una forma personal, ella al verla la alabó por el atuendo a lo que Leer arrugó el rostro restándole importancia a sus palabras y dejando ir los halagos hacia el otro lado, una de las empleadas de la mansión detuvo a Leer –Señorita Amelia le ha llegado un paquete- ella frunció el ceño –¿Un paquete?- no esperaba ningún tipo de paquete esos días, tampoco recordaba haber mandado a pedir algo, la criada se lo entregó, miró el remitente y vio que era de un chico que había conocido hace poco durante una visita al teatro , por alguna extraña razón había aceptado salir a cenar con él y ahora parecía un acosador, hizo una mueca despectiva y se lo volvió a entregar a la criada –Tíralo a la basura no me interesa o si quieres tómalo tú, te lo obsequio- la criada la quedo viendo perpleja Leer hizo un movimiento con su barbilla al paquete –No me mires así a ti te irá bien lo que hay dentro- ella ya se imaginaba lo que era porque ya había recibido obsequios parecidos en esos días y todos tenían el mismo destino la basura o las manos de otras personas, la criada asintió, Abie la mira dudosa -¿Por qué no lo aceptaste Amelia?- Leer alzó la ceja –Porque es basura no me gusta tener basura en mi vida- Abie negó reprendiéndola con la mirada a lo que Leer se encogió de hombros –¡No me hagas esa cara! Si quieres te lo puedo obsequiar a ti- apretó los labios para contener la risa, Abie puso los ojos en blanco –No Amelia, era para ti testaruda pero como siempre tan orgullosa para aceptar obsequios- Leer sonrió de lado –No me gustan los obsequios, al menos no de extraños ni personas que no son de mi agrado, yo puedo obsequiarme lo que quiera por mi propia cuenta- frunció el ceño –Los obsequios me hacen pensar que soy un perro que se le regala un hueso- Abie alzó la ceja –No decías lo mismo de John y sus regalos tan románticos- escuchó su tono sarcástico, ella soltó una carcajada –Él era diferente sabes que amaba a ese hombre podría permitirle cualquier cursilería- Abie alzó la mano como si estuviera espantando una mosca –Si, si claro como sea Amelia, solo te digo que no siempre los regalos se hacen con un fin escondido- Leer miró hacia arriba –Créeme ese lo tiene- bufó una risa –Bueno ya vámonos que se nos hará tarde para la opera- la humana metió su mano bajo el brazo de Leer saliendo juntas a través de la puerta y subiéndose al carruaje de su amiga, hacía minutos atrás que se había alimentado de un pobre hombre en un callejón, lo había seguido desde que salió de un restaurante sin tener la mínima idea que su destino acabaría abruptamente dejándose seducir y encantar por la vampiresa que jamás lo vio como hombre tan solo presa, él y todos, se pasó las manos por el vestido siena pálido de algodón egipcio recubierto por encaje a medio muslo y miró por la ventana –¿Amelia?- Leer quedó viendo a la humana -¿Uhm?- ella la miró con travesura –Oye ¿por qué no nos desviamos de nuestro destino por esta noche y vamos a otro lugar?- Leer hizo una mueca sonriendo de lado -¿Otro lugar?- Abie asintió mordiendo su sonrisa –Si otro lugar, un lugar menos elegante y serio, solo divertirnos un rato- la vampiresa se acomodó los aretes de diamante que llevaba sin dejar de ver a su compañera –Cuando usas ese tono me haces temblar Abie- la chica soltó una carcajada –Vamos Amelia, sabes que ahí abundaran los estirados y aburridos esta noche dejemos reinar a la rebeldía y poca clase por un rato- Leer se mordió el labio nerviosa -¿Qué lugar tienes en mente?- Abie sonrió con malicia –Hace unos días fui con unas amigas a un lugar cerca de por aquí, nos divertimos por un buen rato con algunos chicos lindos y te lo confieso nunca pensé que esos lugares de mala muerte fueran tan excitantes- la vampiresa la miró con diversión –¿De qué estás hablando?- la chica se metió un mechón de cabello detrás de la oreja -¿Confías en mí?- Leer negó con la barbilla en alto –No cuando sé que ya has visitado el lugar y te has quedado encantada de él- la chica hizo un puchero -¡Oye! Te prometo que si no te gusta salimos corriendo de ahí y nos vamos a la aburrida opera de inmediato- Leer suspiro y la miró dudosa -¿Lo prometes?- la chica asintió atentamente –De acuerdo- dijo la vampiresa con un tono cansino, la humana le dio la indicación al cochero que diera la vuelta a la calle, la vampiresa miraba todo el tiempo a la humana queriendo poder leer los pensamientos pero aún no podía, la desconfianza reinaba en su cabeza, esas miradas y tonos no eran un buen preludio.Finalmente llegaron a un lugar y el cochero les abrió la puerta, los ojos de la vampiresa se desviaron a todos lados, la calle era demasiado oscura y había basura en algunos lados, vagabundos y hombres de muy mal aspecto saliendo y entrando al lugar, mujeres en trajes muy provocativos los acompañaban, se besuqueaban con afán y el olor a humano le entró de un solo impacto en la nariz, llegando hasta su cerebro y enviando ondas eléctricas a sus encías, gruñó bajo y miró con molestia a la chica -¿Un burdel Abie?- negó con el ceño fruncido, la chica hizo una cara inocente –Si un burdel Amelia- ella se cruzó de brazos –Ni loca voy a entrar ahí- la humana la tomó de la mano y rogó –Oh vamos Amelia te vas a divertir- Leer seguía molesta –Abie estos lugares son solo para tener sexo, no quiero nada de eso y lo sabes- Abie dobló la boca de lado -¿Quién habló de sexo? Vamos solo nos vamos a divertir, te aseguró que hay chicos lindos dentro, un poco de platica y seducción por parte de nosotras solo para dejarlos encendidos- se rió como una niña traviesa, Leer tragó pesado y lo pensó, nunca había entrado a un burdel y el hambre estaba despertando, el demonio desgarraba las paredes de su abdomen para que probase a alguien más esa noche, cerró los ojos e inhaló profundo –De acuerdo, pero solo entrare por curiosidad- la chica asintió mordiéndose el labio y la jaló de la mano –Sé que me voy a arrepentir de esto- la humana se rió, entraron al lugar y el humo de cigarro daba una ambiento denso, las risas y olores a prole hacían del lugar algo muy burdo, las mujeres se paseaban frente a los ojos de la vampiresa y algunos hombres que tomaban de la mano a otros hombres, bebidas alcohólicas por doquier y música muy sensual con algunas chicas y chicos bailando en un intento de escenario, algunas mujeres las quedaban viendo extrañadas de pies a cabeza, estaba claro ambas estaban vestidas muy elegante y los burdeles por lo general eran visitados en su mayoría por hombres, la vampiresa alzó la barbilla y les restó importancia, sonriendo coquetamente a algunos hombres que la quedaban viendo embobados, de inmediato una mesera llego a su presencia preguntándole en que les podía ayudar, la humana pidió una mesa privada, la mesera las llevó al lugar, unas mesas en el fondo que estaban alejadas de los demás con sabanas delicadas y transparentes cubriendo la presencia de los ocupantes y asientos cómodos de cuero color rojo vivo, preguntó si les traía algo y Abie pidió un trago Leer se limitó a pedir un vaso con agua, la vampiresa no era amante de las bebidas fermentadas, algo irónico porque se había criado en un ambiente de alta sociedad y vivía con un ser que se dedicaba a elaborar vinos, se recostó en el asiento viendo a la humana con recelo –Esto será algo que anotare en mi libro de experiencias para olvidar- Abie se rió –Amelia solo es un burdel, ya te dije no venimos por sexo, al menos yo no, solo quiero divertirme un rato- Leer frunció el ceño divertida -¡Yo mucho menos! Nunca me encamaría con alguno de los que trabajan aquí- sonrió de lado, Abie la miró con malicia –Virginidad a flor de piel- Leer se rió y le dio un pequeño empujón en el brazo -¡Oye! ¿Qué tiene de malo la virginidad? Además ¿Por qué hablamos de esto?- hizo una mueca, la chica alzó la ceja –Amelia algún día pasara- la vampiresa negó –No quiero pensarlo así que cambiemos de tema- rodó los ojos fastidiada y luego apareció la mujer con las bebidas en una bandeja sirviéndolas con sensualidad frente a ellas, empezaron a beber y a platicar sobre lo que podían gastar esa noche, viendo cortesanas y cortesanos pasar, evaluando posibilidades entre los del genero opuesto, la vampiresa ya estaba cansada del teatro así que le propuso a su amiga que se marcharan, parecía que la humana ya había perdido las esperanzas también, Leer se acomodó el cabello cuando la chica la tomó del brazo con fuerza a lo que ella le miró ceñuda -¡Mira!- le dijo señalando con el dedo a su derecha -¡Ese chico de ahí es perfecto para ti Amelia!- Leer arrugó el rostro y negó –No sé de quién hablas yo no veo nada- Abie le miró con picardía y se levantó –Espera iré a hablar con él y tal vez te haga un baile privado para que dejes ese mal humor por un lado- la vampiresa trató de detener a su amiga pero esta se escapó, se maldijo en sus adentros por haber aceptado ir a ese lugar, miro a través de las sabanas que hablaba con un chico atractivo, claramente se notaba que trabajaba ahí, la vampiresa suspiró fastidiada, tensó la mandíbula y entre dientes murmuró -¡Maldita sea Abie! Te voy a matar después de salir de acá- y de inmediato se levantó antes de que la hiciera caer en ridículo, salió del burdel sin que la viera que huía y ya afuera recostó su cuerpo contra la pared, con los ojos cerrados al cielo y tomando respiraciones para calmar la sed, tragó fuertemente y se agarró la garganta viendo al suelo con los ojos muy abiertos y desesperada, todos esos cuerpos la hacían estremecerse, gruñó y agitó la cabeza yéndose del lugar apartando algunos cuerpos de su camino sin importarle que se viera como una mal educada.
Caminó unos cuantas calles demasiado molesta y famélica, dobló en un callejón, sentía los ojos arderle, los colmillos se asomaban entre sus labios y ardor en el estomago la estaba consumiendo, de repente escuchó unos pasos un olor a humano exquisito un palpitar lleno de fuerza y el respirar ardiente de la presa, una sonrisa maliciosa se empezó a cincelar en su rostro, erguió su cuerpo y salió de las penumbras siguiendo aquellos pasos como una leona, dispuesta a desgarrar a su presa como una bastarda, arrebatar una vida y devolverle por un breve momento la vitalidad a su delgado y pequeño cuerpo, deslizaba los dedos por los postes de las farolas viendo aquel ser de sangre caliente danzar, acariciando los colmillos con su lengua, su hambre había despertado como un dulce ladrón y no dudaría en profanar el cuerpo caliente del mortal que la estaba llamando tentadoramente solo para complacer a su amo sanguinario.
Leer Kruspe- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2013
Localización : Paris, Francia
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Re: Rojo Efímero {Privado}
Keyzey se encontraba sentado aquella noche como siempre en un lugar alejado, la diferencia con otras noches solo era que había dejado sus libros en su habitación. Suspiró pensando que ya poco espacio le estaba quedando para guardarlos, debería venderlos quizás. Cosa irónica, en vez de estar pensando en con quien acostarse aquella noche. Definitivamente a pesar de que le habían enseñado mucho la última semana, el joven seguía en otro mundo cuando estaba el solo. Parecía fuera de un lugar, un cliente nuevo, tímido de pensar en acostarse con una cortesana más que un cortesano y es que claro, lo que realmente era no pasaba en esos momentos por la cabeza del chico.
Sonrío levemente cuando sintió una jarra de cerveza golpear la mesa en la que estaba sentado. Pudo mirar la cara de su jefa al abrir los ojos. – Venga chico, lo estas haciendo mejor, al menos no estas con tu libro, pero necesitas más confianza. Bebe, la primera invito yo – Le dijo con una sonrisa leve y se marchó luego de guiñarle el ojo. El muchacho suspiró mirando la cerveza rubia sobre la mesa, aún no se acostumbraba al cambio de humor de su jefa, siempre que la sentía cerca olía a regaño, pero siguió sonriendo. Levantó la jarra y bebió un poco, el amargo sabor aún no podía pasarlo como correspondía en un joven de su edad, pero lo cierto es que ya no le afectaba tanto la cabeza y se sentía capaz de beber el trago completo sin perder la conciencia.
Al ver que aún no llegaba ninguna cliente que le interesase pensó en ir a Miselle, pero le pareció raro no verla ahí con él como ya era costumbre, así que prefirió no molestarla. Quizás había tenido mejor suerte que él y ya estaba atendiendo a otros clientes, no podía saberlo pero prefería no arriesgarse a pillarla en pleno acto.
Los minutos pasaban conforme su jarra se iba vaciando lentamente. Entonces pudo ver como dos chicas entraban al lugar, una de ellas parecía no estar en total de acuerdo con la entrada, pero a Keyzey se le hacía sumamente hermosa, casi del tipo inalcanzable. Suspiro como acostumbra cuando cree que no se la puede, pero no despegó su mirada de ella hasta el punto de sonrojarse un poco. Su jefa pudo notar aquello y se acercó para darle con el codo en el brazo. – Tienes buen gusto, ¿eh? Anda no me defraudes y nada de peros – Dijo parando cualquier respuesta cuando el pero de Keyzey para variar se puso por delante. Tragó saliva y escondió su rostro tras la jarra. – ¡No, no, no! ¡Te terminas el trago y vas a por ella! – Keyzey tragó saliva y al ver a su jefa marcharse se tomo la cerveza al seco, para levantarse y hacer una mueca al no poder pasar el trago como creyó que podría.
Volvió la vista a la chica de tez pálida, pero esta ya se había marchado. ¨¡Mierda, me meteré en problemas!¨ Pensó para si mismo haciéndose la idea de su jefa contándole aquello a Lilith. Tragó saliva con solo pensar lo que esta le haría pero justo entonces vio como una joven se acercaba a él. Era la que acompañaba a su clienta fugitiva, por lo que suspiró aliviado, aunque sus expectativas no mejoraron mucho.
Noto como la distancia se redujo a cero sin previo aviso y un dedo juguetón de Abie se pasaba por el pecho de Keyzey, moviéndose coqueto de arriba a abajo. Keyzey sonrió levemente, aquel coqueteo le gustaba y hacía las cosas más fáciles. – Hola, lindo. Pude notar como mirabas a mi amiga. Esta muy guapa, ¿no? ¿Cómo te llamas? – Dijo en un tono que no disimulaba nada, pero dejaba mucho a la imaginación al mismo tiempo. Keyzey no pudo evitar sonrojarse de nuevo. – Pues, si lo esta... Soy, Kezyey – Respondió con sorpresa para él sin tartamudear aunque sea un poco. – Pues sígueme, segura le encantará conocerte – Dijo tomándole del brazo para partir en la dirección que Leer había corrido. – Soy Abie, por cierto – Dijo de nuevo con una risita y guiñó el ojo para volver la vista al frente y seguir a paso rápido.
Sonrío levemente cuando sintió una jarra de cerveza golpear la mesa en la que estaba sentado. Pudo mirar la cara de su jefa al abrir los ojos. – Venga chico, lo estas haciendo mejor, al menos no estas con tu libro, pero necesitas más confianza. Bebe, la primera invito yo – Le dijo con una sonrisa leve y se marchó luego de guiñarle el ojo. El muchacho suspiró mirando la cerveza rubia sobre la mesa, aún no se acostumbraba al cambio de humor de su jefa, siempre que la sentía cerca olía a regaño, pero siguió sonriendo. Levantó la jarra y bebió un poco, el amargo sabor aún no podía pasarlo como correspondía en un joven de su edad, pero lo cierto es que ya no le afectaba tanto la cabeza y se sentía capaz de beber el trago completo sin perder la conciencia.
Al ver que aún no llegaba ninguna cliente que le interesase pensó en ir a Miselle, pero le pareció raro no verla ahí con él como ya era costumbre, así que prefirió no molestarla. Quizás había tenido mejor suerte que él y ya estaba atendiendo a otros clientes, no podía saberlo pero prefería no arriesgarse a pillarla en pleno acto.
Los minutos pasaban conforme su jarra se iba vaciando lentamente. Entonces pudo ver como dos chicas entraban al lugar, una de ellas parecía no estar en total de acuerdo con la entrada, pero a Keyzey se le hacía sumamente hermosa, casi del tipo inalcanzable. Suspiro como acostumbra cuando cree que no se la puede, pero no despegó su mirada de ella hasta el punto de sonrojarse un poco. Su jefa pudo notar aquello y se acercó para darle con el codo en el brazo. – Tienes buen gusto, ¿eh? Anda no me defraudes y nada de peros – Dijo parando cualquier respuesta cuando el pero de Keyzey para variar se puso por delante. Tragó saliva y escondió su rostro tras la jarra. – ¡No, no, no! ¡Te terminas el trago y vas a por ella! – Keyzey tragó saliva y al ver a su jefa marcharse se tomo la cerveza al seco, para levantarse y hacer una mueca al no poder pasar el trago como creyó que podría.
Volvió la vista a la chica de tez pálida, pero esta ya se había marchado. ¨¡Mierda, me meteré en problemas!¨ Pensó para si mismo haciéndose la idea de su jefa contándole aquello a Lilith. Tragó saliva con solo pensar lo que esta le haría pero justo entonces vio como una joven se acercaba a él. Era la que acompañaba a su clienta fugitiva, por lo que suspiró aliviado, aunque sus expectativas no mejoraron mucho.
Noto como la distancia se redujo a cero sin previo aviso y un dedo juguetón de Abie se pasaba por el pecho de Keyzey, moviéndose coqueto de arriba a abajo. Keyzey sonrió levemente, aquel coqueteo le gustaba y hacía las cosas más fáciles. – Hola, lindo. Pude notar como mirabas a mi amiga. Esta muy guapa, ¿no? ¿Cómo te llamas? – Dijo en un tono que no disimulaba nada, pero dejaba mucho a la imaginación al mismo tiempo. Keyzey no pudo evitar sonrojarse de nuevo. – Pues, si lo esta... Soy, Kezyey – Respondió con sorpresa para él sin tartamudear aunque sea un poco. – Pues sígueme, segura le encantará conocerte – Dijo tomándole del brazo para partir en la dirección que Leer había corrido. – Soy Abie, por cierto – Dijo de nuevo con una risita y guiñó el ojo para volver la vista al frente y seguir a paso rápido.
Keyzey Skyride- Prostituto Clase Baja
- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 14/01/2014
Re: Rojo Efímero {Privado}
La razón obra con lentitud, y con tantas miras, sobre tantos principios, que a cada momento se adormece o extravía. La pasión obra en un instante.
Insaciable a medida que avanzaba la noche, así se había vuelto el instinto de la vampiresa desde hace mucho, no solo era algo para satisfacer la sed, se trataba de poder, de capricho, de gula, cruzaba los pies uno frente al otro al caminar juguetonamente hacia su presa, un hombre trajeado que su tan solo olor le hacía agua la boca, no imaginaba lo que era probar aquel manjar que le perforaba el cuerpo, el color de su iris se escondía bajo el color de lo que más disfrutaba de su eternidad, de la espesa, caliente y brillante sangre, el vino de la inmortalidad, el hombre se detuvo pareciera que se había dado cuenta del acoso de Leer a lo que ella de inmediato tomó velocidad ocultándose en un callejón, el corazón de la victima latía rápidamente, tan fuerte y viril, Leer miraba la escena tan gloriosa que se estaba llevando a cabo frente a sus ojos, el asustar, excitar o juguetear con la comida era algo que le daba un gusto exclusivo a la sangre y en ese aspecto Leer era toda una niña caprichosa, oculta en la oscuridad aguardó que el tipo siguiera caminando, después de varias miradas a todos lados siguió, sonrió de lado y salió del escondite volviendo a seguir con algo más de sigilo a su víctima, mostraba los colmillos sin tapujo, quería verle el rostro al darse vuelta y que se diera cuenta que el demonio lo había estado siguiendo desde hace ya un rato para arrebatarlo del mundo, de su vida, dejar otro asesinato más cubierto por la oscuridad y con los muros de los edificios que ocultaban sus presencia como únicos testigos y finalmente se le vino un olor demasiado conocido a la nariz, era el perfume de su amiga humana, Abie -¡Maldición!- murmuró entre dientes mientras caminaba hacia una casa para recostarse contra una columna y esperar a tener enfrente a su amiga de sangre caliente, la ira aumentaba de manera rauda dentro de su cabeza y la sed le martillaba las sienes, miró como su cena se alejaba tranquilamente de su presencia, como el sol al atardecer al pasar sobre un caballo a gran velocidad, no iba a volver, se cruzó de brazos fastidiada y fue cuando miró llegar a la humana con el chico que estaba en el burdel, abrió un poco los ojos, confundida de lo que estaba sucediendo, tensó la mandíbula y los músculos de los brazos -¡Maldita sea!- murmuró para ella misma sin quitarle los ojos a los dos mortales, notó la sonrisa de satisfacción de su amiga al acercarse con el chico y negó seria viéndola a los ojos -¡Amelia finalmente te encuentro escurridiza!- frunció más el ceño –¿Qué rayos es esto Abie?- ella sonrió de lado –Mira es el chico del que te estaba hablando antes de que salieras huyendo- la chica negó chasqueando la lengua -¿Desde cuándo te has vuelto tan penosa Amelia?- preguntó con diversión, Leer seguía con las facciones como roca viendo con un nudo en la garganta a los dos humanos, miró al chico a los ojos, era atractivo pero era un cortesano y ella jamás había estado con alguien que se dedicaba a esos trabajos, no los repudiaba pero tampoco le atraían –Abie escucha…- miró al chico como si le estuviera hablando a él –No quiero ser grosera pero…- volvió a ver a su amiga –Te dije que no me interesaba- la chica rió –De ninguna manera Amelia, quiero que hables con Key ¡oh!- se llevó una mano a los labios con expresión divertida –Que mal educada soy, él es Key- miró al chico –Te puedo llamar así ¿no?- volvió a mirar a Leer con una sonrisa de autosatisfacción en los labios –Key ella es mi amiga Amelia- suspiró –Veras es algo obstinada y actúa a veces como una niña mimada pero es un amor de persona, sé que se llevaran bien- Leer cada vez estaba más furiosa y eso solo ayudaba a su sed de sangre, la exacerbaba y el olor y palpitar del otro humano la estaba tentando sin ninguna delicadeza, cerró los ojos –Oye…- miró al chico desde debajo de las cejas con algo de ansiedad –¿Key?- abrió su monedero –Ten, regrésate al burdel y disculpa a mi amiga, es algo impulsiva y no mide las consecuencias- le extendió una considerable cantidad de francos en su palma y esperó que los tomara viéndole a los ojos decidida, tragando saliva cada vez que podía para no sucumbir a su instinto, pero en eso la humana tomó de la mano a Leer obligándola a que guardara los francos y le miró a los ojos reprendiéndola –No hagas esto aquí Amelia- murmuró para ellas dos, Leer alzó la ceja –No voy a hablar con él Abie, no me vas a obligar- Abie quedaba viendo al chico sonriéndole tratando de ocultar un poco la actitud renuente de la vampiresa -¡Lo harás!- le volvió a murmurar sin quitar sus ojos de Leer, la vampiresa no le bajó la mirada retándola todo el tiempo, pero era caso perdido, la humana siempre conseguía lo que quería, bajó un poco la cabeza asintiendo sin entusiasmo, Abie sonrió con satisfacción y se volvió a girar viendo al chico –Bien, asunto resuelto Key, mi amiga hablara contigo- Leer la miraba por debajo de las cejas con irritación, queriéndola desangrar por su atrevimiento -¿No es así Amelia?- alzó la ceja viéndola a los ojos, la vampiresa asintió lacónicamente –De acuerdo los veré en el burdel, me regresaré antes para que ustedes dos se conozcan en el camino, charlen un poco y Key…- miró al chico con picardía –No te dejes intimidar por mi amiga, ella se hace la ruda pero estoy segura que se va a llevar bien contigo- la vampiresa estaba maldiciendo de millones de formas y matando con el peor sadismo que conocía en sus adentros a su amiga pero no iba a armar una escena ahí, sobre todo porque para ella el cortesano era un desconocido, la humana les guiñó el ojo a ambos y se fue con un paso travieso por el camino hacia el burdel, al ver que ya estaba fuera de su alcance bufó llevándose la mano a la frente y negando con los ojos cerrados -¡Estúpida Abie!- dijo sin importarle que la escuchara, frunció el ceño de inmediato y lo vio –Mira es mejor que te regreses a tu trabajo, no quiero ser grosera pero…- apretó los labios –No me interesa charlar- pasó por un lado de él si verlo y en ese momento el bum bum le taladró los oídos, trago pesado y jadeo un poco, ya no le interesaba la calidad de la sangre solo quería tomar a la primera presa caliente a su alcance, se detuvo en seco y bajó la cabeza agitándola un poco porque la sed se estaba empezando a mostrar en sus ojos, en su piel –Pero pensándolo bien…- sonrió y se metió un mechón de cabello detrás de la oreja –Dime ¿Por qué decidiste seguir a mi amiga?- le miró por encima del hombro sin dejar que notara sus ojos como sangre –Estoy segura que puedes obtener cualquier otra clienta o cliente ahí en ese lugar que llamas trabajo- bufó una risa –¿Por qué seguiste a Abie solo por venir a buscar a alguien que no quiere tus servicios?- sonrió de lado esperando escuchar su voz para que le endulzara más los oídos y arañara más desgarrando su racionalidad humana.
Blaise Pascal
Insaciable a medida que avanzaba la noche, así se había vuelto el instinto de la vampiresa desde hace mucho, no solo era algo para satisfacer la sed, se trataba de poder, de capricho, de gula, cruzaba los pies uno frente al otro al caminar juguetonamente hacia su presa, un hombre trajeado que su tan solo olor le hacía agua la boca, no imaginaba lo que era probar aquel manjar que le perforaba el cuerpo, el color de su iris se escondía bajo el color de lo que más disfrutaba de su eternidad, de la espesa, caliente y brillante sangre, el vino de la inmortalidad, el hombre se detuvo pareciera que se había dado cuenta del acoso de Leer a lo que ella de inmediato tomó velocidad ocultándose en un callejón, el corazón de la victima latía rápidamente, tan fuerte y viril, Leer miraba la escena tan gloriosa que se estaba llevando a cabo frente a sus ojos, el asustar, excitar o juguetear con la comida era algo que le daba un gusto exclusivo a la sangre y en ese aspecto Leer era toda una niña caprichosa, oculta en la oscuridad aguardó que el tipo siguiera caminando, después de varias miradas a todos lados siguió, sonrió de lado y salió del escondite volviendo a seguir con algo más de sigilo a su víctima, mostraba los colmillos sin tapujo, quería verle el rostro al darse vuelta y que se diera cuenta que el demonio lo había estado siguiendo desde hace ya un rato para arrebatarlo del mundo, de su vida, dejar otro asesinato más cubierto por la oscuridad y con los muros de los edificios que ocultaban sus presencia como únicos testigos y finalmente se le vino un olor demasiado conocido a la nariz, era el perfume de su amiga humana, Abie -¡Maldición!- murmuró entre dientes mientras caminaba hacia una casa para recostarse contra una columna y esperar a tener enfrente a su amiga de sangre caliente, la ira aumentaba de manera rauda dentro de su cabeza y la sed le martillaba las sienes, miró como su cena se alejaba tranquilamente de su presencia, como el sol al atardecer al pasar sobre un caballo a gran velocidad, no iba a volver, se cruzó de brazos fastidiada y fue cuando miró llegar a la humana con el chico que estaba en el burdel, abrió un poco los ojos, confundida de lo que estaba sucediendo, tensó la mandíbula y los músculos de los brazos -¡Maldita sea!- murmuró para ella misma sin quitarle los ojos a los dos mortales, notó la sonrisa de satisfacción de su amiga al acercarse con el chico y negó seria viéndola a los ojos -¡Amelia finalmente te encuentro escurridiza!- frunció más el ceño –¿Qué rayos es esto Abie?- ella sonrió de lado –Mira es el chico del que te estaba hablando antes de que salieras huyendo- la chica negó chasqueando la lengua -¿Desde cuándo te has vuelto tan penosa Amelia?- preguntó con diversión, Leer seguía con las facciones como roca viendo con un nudo en la garganta a los dos humanos, miró al chico a los ojos, era atractivo pero era un cortesano y ella jamás había estado con alguien que se dedicaba a esos trabajos, no los repudiaba pero tampoco le atraían –Abie escucha…- miró al chico como si le estuviera hablando a él –No quiero ser grosera pero…- volvió a ver a su amiga –Te dije que no me interesaba- la chica rió –De ninguna manera Amelia, quiero que hables con Key ¡oh!- se llevó una mano a los labios con expresión divertida –Que mal educada soy, él es Key- miró al chico –Te puedo llamar así ¿no?- volvió a mirar a Leer con una sonrisa de autosatisfacción en los labios –Key ella es mi amiga Amelia- suspiró –Veras es algo obstinada y actúa a veces como una niña mimada pero es un amor de persona, sé que se llevaran bien- Leer cada vez estaba más furiosa y eso solo ayudaba a su sed de sangre, la exacerbaba y el olor y palpitar del otro humano la estaba tentando sin ninguna delicadeza, cerró los ojos –Oye…- miró al chico desde debajo de las cejas con algo de ansiedad –¿Key?- abrió su monedero –Ten, regrésate al burdel y disculpa a mi amiga, es algo impulsiva y no mide las consecuencias- le extendió una considerable cantidad de francos en su palma y esperó que los tomara viéndole a los ojos decidida, tragando saliva cada vez que podía para no sucumbir a su instinto, pero en eso la humana tomó de la mano a Leer obligándola a que guardara los francos y le miró a los ojos reprendiéndola –No hagas esto aquí Amelia- murmuró para ellas dos, Leer alzó la ceja –No voy a hablar con él Abie, no me vas a obligar- Abie quedaba viendo al chico sonriéndole tratando de ocultar un poco la actitud renuente de la vampiresa -¡Lo harás!- le volvió a murmurar sin quitar sus ojos de Leer, la vampiresa no le bajó la mirada retándola todo el tiempo, pero era caso perdido, la humana siempre conseguía lo que quería, bajó un poco la cabeza asintiendo sin entusiasmo, Abie sonrió con satisfacción y se volvió a girar viendo al chico –Bien, asunto resuelto Key, mi amiga hablara contigo- Leer la miraba por debajo de las cejas con irritación, queriéndola desangrar por su atrevimiento -¿No es así Amelia?- alzó la ceja viéndola a los ojos, la vampiresa asintió lacónicamente –De acuerdo los veré en el burdel, me regresaré antes para que ustedes dos se conozcan en el camino, charlen un poco y Key…- miró al chico con picardía –No te dejes intimidar por mi amiga, ella se hace la ruda pero estoy segura que se va a llevar bien contigo- la vampiresa estaba maldiciendo de millones de formas y matando con el peor sadismo que conocía en sus adentros a su amiga pero no iba a armar una escena ahí, sobre todo porque para ella el cortesano era un desconocido, la humana les guiñó el ojo a ambos y se fue con un paso travieso por el camino hacia el burdel, al ver que ya estaba fuera de su alcance bufó llevándose la mano a la frente y negando con los ojos cerrados -¡Estúpida Abie!- dijo sin importarle que la escuchara, frunció el ceño de inmediato y lo vio –Mira es mejor que te regreses a tu trabajo, no quiero ser grosera pero…- apretó los labios –No me interesa charlar- pasó por un lado de él si verlo y en ese momento el bum bum le taladró los oídos, trago pesado y jadeo un poco, ya no le interesaba la calidad de la sangre solo quería tomar a la primera presa caliente a su alcance, se detuvo en seco y bajó la cabeza agitándola un poco porque la sed se estaba empezando a mostrar en sus ojos, en su piel –Pero pensándolo bien…- sonrió y se metió un mechón de cabello detrás de la oreja –Dime ¿Por qué decidiste seguir a mi amiga?- le miró por encima del hombro sin dejar que notara sus ojos como sangre –Estoy segura que puedes obtener cualquier otra clienta o cliente ahí en ese lugar que llamas trabajo- bufó una risa –¿Por qué seguiste a Abie solo por venir a buscar a alguien que no quiere tus servicios?- sonrió de lado esperando escuchar su voz para que le endulzara más los oídos y arañara más desgarrando su racionalidad humana.
Leer Kruspe- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2013
Localización : Paris, Francia
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Re: Rojo Efímero {Privado}
La chica siguió corriendo fuera del burdel cogiéndole del brazo en dirección a los callejones. El corazón del joven comenzó a latir más rápido. Tendría la oportunidad de hablar con la inmortal que le había gustado y optimista producto de la adrenalina por la carrera se podía imaginar así mismo en un trío si sabía ingerniarsela, aunque parte de él le decía que dejase de pedir lo imposible. ¿Por qué había dejado la mujer el burdel en primer lugar? Era cierto que una mujer como ella podía tener a cualquiera comiendo de la palma de su mano, pero si había ido ahí ¿no eras acaso para divertirse? Y bien qué podría haberlo conseguido con más de dos cortesanos de haberlo querido... Pensar en aquello solo hacía que quisiera más encontrarla. Cuan niño queriendo resolver un misterio que se le escapa de las manos.
Tras unos segundos de correr junto a Abie por fin pudo verla. Aunque el encuentro no fue lo esperado. La mujer se encontraba claramente furiosa y sabía muy bien como intimidar a Keyzey. Entonnces ambas comenzaron a discutir, aparentemente solo Abie y el joven querían que Amelia se entretuviese, más esta se mostraba tan terca como Keyzey jamás podría llegar a serlo. Abie los presentó y casi sin darse cuenta Amelia ya le estaba entregando a Keyzey el pago por muchos servicios que ni si quiera en lo que llevaba de su carrera había entregado. Empero debía admitir que admiraba la terquedad de Abie también, le agradecía que lo intentará pero también se sentía mal por el hecho de querer obligar a Amelia.
Estaba algo confundido, no sabía muy bien quien era la que mandaba ahí y tampoco se atrevía a intervenir. Era como una mascota cuyo dueño quería abandonar sin siquiera haberla adoptada. Entones se habían quedado solos Amelia y Keyzey. Se sorprendió un poco cuando Amelia insultó a su amiga en voz alta, pero no el hecho de que fuese rechazado nuevamente por ella.
¨Muy bueno para ser cierto...¨ Pensó para si mismo mientras suspiraba resignado y se disponía a volver hacía el burdel. Perdió su tiempo después de todo, pero el cambio de parecer de Amelia le tomó por sorpresa. De pronto era ella quien si quería conversar con él. Mas un solo recuerdo y un escalofrío le hizo mantener la mirada baja para no perderse en su mirada. – Bueno... – Dijo nervioso y tímido como es él por naturaleza, tomándose un tiempo para contestarle. – No sabía si quería mis servicios o no, pero me pareció muy hermosa y quise entregarselos – Suspiró y resignado cuan guerrero después de una batalla perdida comienza a caminar en dirección al burdel. – Lamento haberla molestado, si cambia de opinión o necesita algo estaré en mi lugar de trabajo... – Esta vez su voz sonó claramente resignada. Y como no, solo era un puto barato al lado de ella, ¿qué posibilidades tenía de satisfacer a una dama como ella? Al menos según Keyzey no había ninguna.
Tras unos segundos de correr junto a Abie por fin pudo verla. Aunque el encuentro no fue lo esperado. La mujer se encontraba claramente furiosa y sabía muy bien como intimidar a Keyzey. Entonnces ambas comenzaron a discutir, aparentemente solo Abie y el joven querían que Amelia se entretuviese, más esta se mostraba tan terca como Keyzey jamás podría llegar a serlo. Abie los presentó y casi sin darse cuenta Amelia ya le estaba entregando a Keyzey el pago por muchos servicios que ni si quiera en lo que llevaba de su carrera había entregado. Empero debía admitir que admiraba la terquedad de Abie también, le agradecía que lo intentará pero también se sentía mal por el hecho de querer obligar a Amelia.
Estaba algo confundido, no sabía muy bien quien era la que mandaba ahí y tampoco se atrevía a intervenir. Era como una mascota cuyo dueño quería abandonar sin siquiera haberla adoptada. Entones se habían quedado solos Amelia y Keyzey. Se sorprendió un poco cuando Amelia insultó a su amiga en voz alta, pero no el hecho de que fuese rechazado nuevamente por ella.
¨Muy bueno para ser cierto...¨ Pensó para si mismo mientras suspiraba resignado y se disponía a volver hacía el burdel. Perdió su tiempo después de todo, pero el cambio de parecer de Amelia le tomó por sorpresa. De pronto era ella quien si quería conversar con él. Mas un solo recuerdo y un escalofrío le hizo mantener la mirada baja para no perderse en su mirada. – Bueno... – Dijo nervioso y tímido como es él por naturaleza, tomándose un tiempo para contestarle. – No sabía si quería mis servicios o no, pero me pareció muy hermosa y quise entregarselos – Suspiró y resignado cuan guerrero después de una batalla perdida comienza a caminar en dirección al burdel. – Lamento haberla molestado, si cambia de opinión o necesita algo estaré en mi lugar de trabajo... – Esta vez su voz sonó claramente resignada. Y como no, solo era un puto barato al lado de ella, ¿qué posibilidades tenía de satisfacer a una dama como ella? Al menos según Keyzey no había ninguna.
Keyzey Skyride- Prostituto Clase Baja
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Fecha de inscripción : 14/01/2014
Re: Rojo Efímero {Privado}
Es muy difícil pensar noblemente cuando no se piensa más que para vivir.
Cerrando los ojos la vampiresa trataba de calmarse, encontrar fuerzas de donde pudiera para resistirse al cortesano, era tanto el ardor en los colmillos que quería lanzarse sobre el cuerpo del humano y desangrarlo hasta saciarse por varias noches seguidas –Cálmate Leer, debes ser fuerte lo puedes soportar- susurraba en su mente la voz de la racionalidad mientras que el demonio seguía haciendo que sus sentidos agudizados captaran todo lo que emitía su posible presa, le escuchó con el ceño fruncido su voz grave y a la vez algo tímida la hizo sonreír de lado, le gustaba causar un poco de intimidación en la presa debido al efecto que esto causaba en el sabor de la sangre pero nada se comparaba con el exquisito, caliente y sublime sabor que se sentía al haber excitación de por medio, después de todo jugaba sucio, ella no sentía esa clase de atracción por nadie, ni hombres ni mujeres, todo se resumía a deseo de sangre, rojo efímero, elixir caliente y sublime, el vino de la inmortalidad, parpadeó un poco y su mirada se enfrió se dio la vuelta viendo al humano con sus ojos ocultos bajo la oscuridad solo un lado de su rostro iluminado por la luz de la farola que estaba cerca, saboreó sus labios y escuchó con fascinación la bomba que le daba ese color rosa a sus mejillas –Key- susurró y dio dos pasos cerca de él deteniéndose y ladeando la cabeza para apreciarlo de pies a cabeza a lo que sonrió con travesura siguió avanzando hasta estar a unos centímetros de su cuerpo, la altura llevaba ventaja pero en cuanto a fuerza y habilidad era claro quién saldría ganando y quien sería el perdedor, pero la vampiresa no estaba ahí para asesinar al chico, solo quería juguetear con él mirar hasta donde llegaba su instinto, cuanta tentación le provocaría cada una de las reacciones viscerales del ajeno –¿Te parezco hermosa?- se rió bajito –Ya veo- pasó su dedo por el pecho del humano jugueteando con la ropa –Pero no deberías seguir a una persona que no conocer Key, no sabes con que te puedes encontrar a la vuelta de la esquina o en todo caso enfrente tuyo- le miró a los ojos esperando no mostrarse su deseo en el iris –¿Tus servicios?- suspiró –Veras Key yo no busco servicios de los que ofrecen en un burdel lo que yo quisiera de ti es algo más intimo, algo más tuyo, algo más espeso- rodeó con sus pequeñas y pálidas manos el cuello del humano inclinándose hacia arriba para sentir el pulso en ambas carótidas –Hmm Key te siento agitado ¿Así eres siempre?- sonrió de manera traviesa ladeando el cuello del humano para darle un pequeño y frío beso en la yugular –Espero que no te sientas intimidado por mí, no me gustan los hombres que son sumisos, me gusta un poco la posesión y hombría después de todo los desafíos son fascinantes ¿no? No creo tampoco parecer una bruja- alzó la ceja viéndole a los ojos acariciando con la punta de la lengua y la boca cerrada sus pequeños colmillos –Creo que esto te da una idea de que no me molestas- lo soltó y tomó sus manos acariciando sus dedos con los de ella –Abie mi amiga es muy impulsiva y la mayoría de cosas con las que me aventuro a su lado son de muy mal gusto pero creo que esta vez ha acertado- claramente esas palabras eran las susurradas por el demonio a la cabeza de la neófita –Y no iremos a tu lugar de trabajo, me gustan los espacios abiertos al aire libre- lo tomó de la nuca acercándolo a su rostro y rozando sus labios con los del cortesano –A la vista de todos, no soy de las que se guardan las cosas o situaciones excitantes para mí misma- mordió su labios jalándolo y sacando un poco de rojo carmesí, tan espeso y dulce como salado –¡Ops! creo que te mordí- susurró en sus labios mientras la vampiresa mordía su propio labio, bajó sus manos por el pecho del cortesano y lo tomó del brazo –Ven vamos a caminar no es bueno que estemos parados aquí, me gusta moverme y la plática- pegó su cuerpo más al de él –Y contigo creo que será una plática muy amena ¿no lo crees?- se inclinó dándole un beso en la mejilla y empezando a caminar hacia un callejón para que la oscuridad los cubriera de cualquier acto que el demonio sanguinario que llevaba la vampiresa en sus adentro o quizás para alguna situación que implicara más allá de presa y cazador.
Jean Jacques Rousseau
Cerrando los ojos la vampiresa trataba de calmarse, encontrar fuerzas de donde pudiera para resistirse al cortesano, era tanto el ardor en los colmillos que quería lanzarse sobre el cuerpo del humano y desangrarlo hasta saciarse por varias noches seguidas –Cálmate Leer, debes ser fuerte lo puedes soportar- susurraba en su mente la voz de la racionalidad mientras que el demonio seguía haciendo que sus sentidos agudizados captaran todo lo que emitía su posible presa, le escuchó con el ceño fruncido su voz grave y a la vez algo tímida la hizo sonreír de lado, le gustaba causar un poco de intimidación en la presa debido al efecto que esto causaba en el sabor de la sangre pero nada se comparaba con el exquisito, caliente y sublime sabor que se sentía al haber excitación de por medio, después de todo jugaba sucio, ella no sentía esa clase de atracción por nadie, ni hombres ni mujeres, todo se resumía a deseo de sangre, rojo efímero, elixir caliente y sublime, el vino de la inmortalidad, parpadeó un poco y su mirada se enfrió se dio la vuelta viendo al humano con sus ojos ocultos bajo la oscuridad solo un lado de su rostro iluminado por la luz de la farola que estaba cerca, saboreó sus labios y escuchó con fascinación la bomba que le daba ese color rosa a sus mejillas –Key- susurró y dio dos pasos cerca de él deteniéndose y ladeando la cabeza para apreciarlo de pies a cabeza a lo que sonrió con travesura siguió avanzando hasta estar a unos centímetros de su cuerpo, la altura llevaba ventaja pero en cuanto a fuerza y habilidad era claro quién saldría ganando y quien sería el perdedor, pero la vampiresa no estaba ahí para asesinar al chico, solo quería juguetear con él mirar hasta donde llegaba su instinto, cuanta tentación le provocaría cada una de las reacciones viscerales del ajeno –¿Te parezco hermosa?- se rió bajito –Ya veo- pasó su dedo por el pecho del humano jugueteando con la ropa –Pero no deberías seguir a una persona que no conocer Key, no sabes con que te puedes encontrar a la vuelta de la esquina o en todo caso enfrente tuyo- le miró a los ojos esperando no mostrarse su deseo en el iris –¿Tus servicios?- suspiró –Veras Key yo no busco servicios de los que ofrecen en un burdel lo que yo quisiera de ti es algo más intimo, algo más tuyo, algo más espeso- rodeó con sus pequeñas y pálidas manos el cuello del humano inclinándose hacia arriba para sentir el pulso en ambas carótidas –Hmm Key te siento agitado ¿Así eres siempre?- sonrió de manera traviesa ladeando el cuello del humano para darle un pequeño y frío beso en la yugular –Espero que no te sientas intimidado por mí, no me gustan los hombres que son sumisos, me gusta un poco la posesión y hombría después de todo los desafíos son fascinantes ¿no? No creo tampoco parecer una bruja- alzó la ceja viéndole a los ojos acariciando con la punta de la lengua y la boca cerrada sus pequeños colmillos –Creo que esto te da una idea de que no me molestas- lo soltó y tomó sus manos acariciando sus dedos con los de ella –Abie mi amiga es muy impulsiva y la mayoría de cosas con las que me aventuro a su lado son de muy mal gusto pero creo que esta vez ha acertado- claramente esas palabras eran las susurradas por el demonio a la cabeza de la neófita –Y no iremos a tu lugar de trabajo, me gustan los espacios abiertos al aire libre- lo tomó de la nuca acercándolo a su rostro y rozando sus labios con los del cortesano –A la vista de todos, no soy de las que se guardan las cosas o situaciones excitantes para mí misma- mordió su labios jalándolo y sacando un poco de rojo carmesí, tan espeso y dulce como salado –¡Ops! creo que te mordí- susurró en sus labios mientras la vampiresa mordía su propio labio, bajó sus manos por el pecho del cortesano y lo tomó del brazo –Ven vamos a caminar no es bueno que estemos parados aquí, me gusta moverme y la plática- pegó su cuerpo más al de él –Y contigo creo que será una plática muy amena ¿no lo crees?- se inclinó dándole un beso en la mejilla y empezando a caminar hacia un callejón para que la oscuridad los cubriera de cualquier acto que el demonio sanguinario que llevaba la vampiresa en sus adentro o quizás para alguna situación que implicara más allá de presa y cazador.
Leer Kruspe- Vampiro Clase Alta
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