Extraños || libre

por **Sabrina De la Vega** Jue Jun 19, 2014 10:10 pm

Je ne sais pas si la douleur et l'amour sont nés ensemble ou d'apprendre dans la façon des larmes.
-Sabrina De la Vega-

Noches de medianoche cuando las campanas de las iglesias repican por última vez dejando el terreno a los demonios surgir, estos se alzan como el polvo al pasar el viento, miles y miles en oleadas de ellos aparecen como sombras por las calles ansiando la vida de otros.

Una pequeña niña parece perdida, el sonido de un llanto es lo que se escucha, sus pies no tocan el suelo está sentada sobre la banqueta mirando la pileta frente a la catedral, su piel es muy pálida demasiado y su vestidito castaño brilla de apagado, el aroma del mar tiene lo tiene presente en su ser aunque pocos podrían percibirlo. El sonido de unas mujeres maduras conversando saliendo de la iglesia con rosarios en la mano para ahuyentar a los malos espíritus, al ver a la pequeña se acercan como almas caritativas, unas almas que pronto irán al cielo, o al infierno.

-Pequeña estas perdida-

-Debemos llevarla a un orfanato-

-No, mírala es muy linda, ven pequeña, te llevaremos a casa-

La mano amiga extiende para tocar el hombro de la pequeña pero antes de que la niña pueda decir algo tenía ya los brazos alrededor del cuello de la mujer inocente el cual su cuerpo cayó frío sin gota de vida y del mentón de la niña las gotas de sangre corriendo, sus ojos claros se posan en la otra mujer que con horror trata de correr, huye del monstruo con rostro de niña, entre el correr la mujer escucha solo la risa de su consciencia, una que buscaba matarla.

La mujer se escondió entre un callejo pero la pequeña sabía dónde estaba y entre las sombras los colmillos son los que se vislumbran junto al sonido de un grito y un cuerpo desplomándose, la pequeña sale limpiándose los labios con los dedos para relamer la sangre que queda, al ver a los cuerpos hace una mueca refunfuñando por tener ahora que cargarlos –Vaya a la próxima me los llevo al pantano o a mi casa- coloca sus manitas en la cadera de ella en forma de jarra pensando en cómo cargar los dos cuerpos hasta el rio.

por **Mercredi Du Lilyan** Jue Jun 26, 2014 5:16 pm

-¿¡PERO…PE-PERO QUE COÑO HAS HECHO!? - Mercredi había observado todo desde una esquina, como la niña había sido el cebo para atraer a dos inocentes mujeres con rosarios, se quedó perpleja al saber que tenía en mente lo que había visto hacer la niña, no supo cómo, pero tendría que saber que era magia o algo satánico. Bueno, ahora que reflexionaba un poco, ella podía cambiar de forma, de animal a humana.

Podría haber quizás brujos por alguna parte, pero lo que vio hacer a la niña, aun no tenía etiqueta o no sabía cómo calificar que especie era –dime…-se fue acercando a la niña que pasaba olímpicamente de limpiarle el mentón -…¿Qué eres? O ¿es que no puedes chuparle el vitae a la gente en privado? Me da igual lo que seas…-Inmediatamente miro al cadáver que yacía muerto en el suelo, se tapó el rostro horrorizada por lo que veía y volvió a mirar a la niña.

-…¡Tú! Eres un maldito monstruo!…¡huye! -Termino por coger a la niña de la mano y salir corriendo de aquel callejón en donde muchas miradas se podrían poner en ella o en ambas, entonces cuando dijo aquello de “huye” no era hacia la niña, sino a alguien imaginario para que todos creyeran que no había sido la niña. Con rapidez y por tener memoria geográfica del lugar, movía a la niña a su propio antojo para mantenerla a salvo, se paró en una esquina, lejos de muchas miradas, con un pañuelo le limpio su mentón de sangre seca.

-….Mira...seas lo que seas, tienes que hacerlo a escondidas o tu…vida ser más corta de lo que….-De repente, Mercredi paro de hablar al sentir que se le iluminaba la bombilla de su cabeza. Había leído hace una semana un libro sobre sobrenaturales, seres míticos y de leyendas del antiguo Egipto, que intentaban recurrir a poderes oscuros para la eterna juventud, entre ellas la de beber sangre para mantenerse vivos -..Eres un vampiro? –Si acaso aquella niña lo era, se sentiría deprimida por ella. Una muchacha tan joven, congelada en el tiempo, maldecida a ver a sus seres queridos morir a través de las décadas que estuvieran por venir.

por **Sabrina De la Vega** Lun Sep 29, 2014 12:19 am

Estando la pequeña vampira científica meditando de como encargarse de su desastre y en como cortar el cuerpo de ambas mujeres para luego arrojarlas al rio a que sean comida de peces, los gritos de una mujer hacen que la pequeña vampira ladee su cabecita aun lado pestañeando rápidamente como si no comprendiera aquella actitud de la cambiaformas, ¿acaso no estaba ella familiarizada con los vampiros de su especie? Y entonces una idea corrió por su cabeza de científica, mejor dicho su cabeza loca y rara.

Se acercó a la joven cuando esta le limpiaba los restos de su cena, le tomo las manos para mirarle y detener que limpie toda la evidencia se acercó tanto que sus finos y largos dedos comenzaron a enredarse en el cabello de la mujer haciendo bucles con ellos –Por qué? Por qué me preguntas de esa manera?- le besa en el cuello a la cambiaformas lamiendo aquella zona sensible de su anatomía pero así como lo hace de rápido se separa de la mujer –Sí, soy aquello que no será como tú, soy una niña que siempre se verá así y no conocerá lo que es ser como tu una mujer hecha y derecha-

Una risita y la pequeña comenzó a correr por aquel callejón, las sombras de la noche la cubrían, estaba en una calle desolada donde pocas personas pasaban de regreso a sus hogares –Dime porque te preocupas por mí, si sabes que soy un monstruo una bestia que ataca y bebe la vida de otros inocentes, no tienes miedo que haga lo mismo contigo- se acercó sigilosamente por la espalda de la mujer –bu- rodeo con sus brazos la espalda uniéndose en el vientre de ella, con la oreja pegada a la espalda –dime por qué tanto interés en mí? Acaso me amas? Tú me amas sin conocerme? Me harás sufrir y llorar y luego suplicarte por más?- ríe dejando un beso en aquella parte de la espalda sobre a tela del vestido.

-Mi nombre es Sabrina, aunque muchos solo me dicen linda pequeña, o hermosa, o peque, o solo nada- con una sonrisa perdida la joven muestra sus colmillos sin temor a nada ni a nadie como si no tuviera el miedo a que la atrapasen o algo, mejor dicho anhelaban ser atrapada para recibir y experimentar la ciencia del castigo.

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