Sociedades intangibles [privado]

por **Jerome De Bruyne** Jue Jun 19, 2014 11:00 pm

Sábado por la mañana, hacía un hermoso día soleado perfecto para salir de día campo o simplemente ir a la plaza y tomarse alguna bebida debajo de una carpa. Personalmente había elegido ir con Rex (mi pastor alemán) al bosque e intentar cazar algún ciervo o como mínimo algún conejo para hacer un estofado para la hora de la merienda. Esta parecería una actividad típica para cualquier persona de clase baja e incluso para personas de clase media en épocas de crisis, pero nunca para alguien de clase alta, pues la última necesidad que tenían era de tener que recurrir a cazar el alimento, cuando puede comprar varias tiendas y miles de cabezas de ganado a la vez si así lo desea. Mi abuelo siempre decía que yo era un alma de un cazador de clase obrera en cuerpo de un banquero de clase alta, y posiblemente no estaría él tan equivocado, pues me encantan varias actividades de dicha clase social como lo son la pesca, la caza, el arrear ganado e ir al mercado por comida orgánica.

Caminé de la mano de mi perro con un arco y varias flechas durante 15 minutos sin cesar, hasta que conseguimos llegar al corazón del bosque. Era la primera vez que había estado por estos rumbos, por lo cual los desconocía completamente pero igual no es que temiera mucho de perderme, total alguna salida debía de tener. Rex empezó a ladrar aceleradamente, parecía haber encontrado a un animal listo para ser atravesado por mi flecha. Seguí a mi perro y en efecto, era un consejo adulto de tamaño bastante considerable; sostuve el arco firmemente con el brazo derecho mientras que con el izquierdo saqué la flecha y la coloqué a modo, estando ya a punto de soltarla, a mis espaldas se escucho cómo claramente alguien o algo había pisado hojas secas del suelo. Voltee mi cuerpo sin bajar la guardia y ajusté la mira en la zona boscosa donde no se podía distinguir de quién se trataba -Tienes tres segundos para salir y dar la cara o de lo contrario te atravesaré- Alcé la voz en un tono serio y un tanto alto, con la flecha lista para ser lanzada, esperando tan sólo un momento más.

por **Arianrhod Dankworth** Vie Jun 20, 2014 3:39 pm

Sábado por la mañana y hacía un clima hermoso, era el momento perfecto para dirigirme al bosque y adentrarme en aquellos sectores que en días normales no se puede revisar en totalidad debido a la falta de luz. Esos sectores eran los ideales para encontrar algunas hierbas que me hacen falta en mi inventario para la tienda, y jamás esta de más llevar algunas cosas nuevas, siempre se pueden descubrir nuevas mezclas que crear. Por lo que no esperé más y rápidamente me preparé para poder salir tranquilamente; aunque a pesar de ser un gran día para salir en busca de provisiones debía darse prisa y no demorarse demasiado debido a que como se dijo anteriormente era día sábado, uno de los días en que más gente se tomaba el tiempo de visitar su tienda de medicina alternativa.

Estaba deseando poder encontrar lo que necesitaba con más urgencia. Habían ciertos hongos que solo aparecían en esa zona del bosque debido a la poca iluminación que llega a ese sector, por lo que de seguro encontraría algunos, pero esperaba hallar una buena cantidad para tener suficiente para unas semanas.

Tal como lo predije encontré rápidamente lo que buscaba y para mi grata sorpresa éste abundaba bajo varios árboles, por lo que pude tomar muestras hasta saciarse, al igual que ciertas hierbas, malezas y claro... algo de moho de corteza. Pero la sorpresa que casi me hace soltar un grito de alegría fue divisar unos metros más adelante una pequeña plantación de Astilbe Rivularis, jamás pensé que encontraría algo como eso en este sector, por lo que me apresuré a coger un poco, pisando un grupo de ramas secas que se quebraron fácilmente provocando un fuerte ruido. Fue entonces cuando una voz masculina me hizo olvidar mi gran hallazgo con una rápida amenaza. Me apresuré a crear una ilusión que volviera el paisaje algo difuso, esperando que fuera suficiente para despistar momentáneamente a quien reconocí como un cazador que se encontraba apuntando con arco y flecha al sector en el que me encontraba.

— Saldré, pero solo si bajas tu arma, a menos que quieras desperdiciar una flecha -comenté mientras suavemente provocaba que los árboles se mecieran de un lado a otro en aquella ilusión creada exclusivamente para el joven frente a mí.

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