Deuda [Narcisse Capet +18]

por **Averno** Sáb Jun 28, 2014 3:02 am

Recuerdo del primer mensaje :

No se necesita ser un perro para tener dueño.

¿Cuánto tiempo paso? Casi un mes más tarde el vampiro tomo la decisión, obviamente no iba a olvidar aquella invitación, ni aquel reclamo que tenía pendiente por hacer, sencillamente ciertos deberes interrumpían el poder darse un momento de hocico desinteresado, claro. Hace tan solo media hora la noche tomo lugar, todo completamente oscuro sin un solo rastro de luz solar, el momento había llegado, deseaba empezar temprano, lo más temprano posible para que si pudiera darse el caso el sol no interrumpiera la velada que tenía planeada tener. ¿Largas horas de goce? Esa idea siempre agrada pero, ¿la humana podría ser capaz de aguantar toda la madrugada despierta? Habría que probar sus habilidades después de todo, la recuerda tan capaz y segura, aunque gimiendo cuando azotaban su culo se veía también encantadoramente indefensa. El vampiro durante su encuentro pasado con la dama ya había obtenido la información de su domicilio, simplemente tuvo que entrar en su mente y hurgar dentro de ella sin mucho esfuerzo, por eso le dijo que no se preocupara que él la encontraría y así sería. Debe reconocer que es un lugar peculiar para vivir dentro del bosque aunque no es el más indicado para hablar dando del lugar donde se encuentra su propio domicilio, pero bueno en gustos nadie manda y que sean diferentes a lo común siempre lo vuelve menos aburrido, ¿cuánto pagara la iglesia a sus trabajadores y que tipo de vida les dará hoy en día? Antes para ser sinceros se la llevaban bastante fácil y vivían felices a pesar de ser títeres obviamente, estos títeres se encontraban finamente bordados y elaborados por lo cual se sentían cómodos a pesar de ser simples títeres, supone en realidad que la cosa sigue igual, no es que las ideas y los métodos de esta “institución tan respetada” hayan cambiado demasiado con los año, probablemente la inquisidora viva en una cómoda mansión con unos cuantos sirvientes, lo típico, ¿no? Ojala estos miserables no se asusten demasiado con su presencia pues tiene pensada una fabulosa entrada, o algo por el estilo. La carroza se detuvo casi media hora después de que partió de los aposentos del vampiro, ya había llegado, el insignificante humano que fungía de chofer le abrió la puerta, piso firme el suelo y luego coloco el bastón para bajar con su ya usual elegancia, una capa negra adornaba el fino traje del vampiro, sus guates blancos exageradamente pulcros irradiaban la poca luz que su ser podría entregar. La orden se la entregó al cochero desde antes, en cuanto piso suelo el vampiro este se llevó la carroza lejos y despareció lento en el horizonte. “Hasta que los caballos se rompan las piernas” había indicado. Unos cuantos pasos agiles pero mesurados le llevaron frente a la antigua puerta de manera, fina por cierto, el lugar se veía casi como lo esperaba, “cómodo” y a la vez sencillo, nada exuberantemente llamativo, un perfecto escondite a decir verdad. Golpeo tan solo dos veces la madera, dos golpes secos y poderosos que tuvieron que escucharse tal vez por todo el salón principal, casi al instante una mujer de edad adulta abrió el pequeño cuadro para observar, fijó los ojos en la humana y le indico - Hágame el enorme favor de comunicarle lo siguiente a madame Capet: el Averno ha tocado su puerta, tal como ella deseaba – Concluyo sin preocupación alguna de la que la mujer se aterrorizara, y aunque esperar es algo que hace bien justo esta noche no tenía demasiadas ganas de hacerlo.

Por suerte la espera no fue mucha, la misma mujer le abrió la puerta y le dejo pasar, rápidamente el vampiro tomo lugar con total comodidad sobre uno de los finos sofás, dejo el bastón sobre una de las posaderas del mueble y cruzo las piernas con tranquilidad, se tomó el tiempo de observar la decoración del lugar, la chimenea con leños hirviendo proporcionaban bastante luz pero aun así unas cuantas velas le daban un toco adecuado a la estancia, detalle que sin lugar a dudas le agradaba. ¿Cuánto tiempo se demoraría en presentarse la humana? Sin duda alguna él sabe que ella le estuvo esperando pero no exactamente este día, simplemente ella sabía que él la visitaría y esa idea debía de estar latente en su mente hasta el día de hoy, claro a menos que le haya tomada por un mentiroso, pero un ser como Averno jamás incumple lo que dice, cada “tratado” es un sello que firma y este se vuelve irrevocable, sobre todo si se trata de su voluntad y deseo. Lo único diferente es que especialmente en este contrato no va a matar a su víctima sino algo un tanto diferente, o bastante depende de cómo se mire, y este contrato no se lo dio el trabajo, sino el ocio por lo que cualquiera podría pensar que no pasaría nada si no lo cumpliera pero para un ser como él todo lo que lleve su voz es sagrado, ciertamente no tendría por qué estar aquí sino quisiera, la primera vez bebió y humillo con su propia mano a esta humana, ya no tendría nada más que hacer, y a pesar de lo que le dijo a la humana nada ni nadie tendría la fuerza para obligarle a estar justo ahí sentado esperando por la presencia de esta, por el “gusto” propio es un ente abstracto que puede hacer y deshacer en cualquier momento, por este mismo aquí estaba. Un aroma agradable se asomó por sus fosas, no solo era agradable sino que también familiar, sus sentidos perfectos no le permiten olvidar los aromas de los humanos a los cuales ya ha contactado y menos de los que ya ha bebido, se aproximaba la mujer y la sonrisa en los labios del vampiro a la par se dibujaba, tan peculiar como siempre, el neutro silencio le acompañaba en la estancia y nada más que este, situación perfecta para que la imaginación vuelve y Averno cómplice de ella sin reparo se ponía a especular. Sobre la humana, sobre el futuro de la velada, sobre la postura que esta mostraría, sobre lo que esta le pediría, sobre lo que conversarían. Cualquiera podría pensar que anticiparse tanto podría matar el ambiente, pero para él significaba todo lo contrario.

por **Averno** Dom Oct 04, 2015 6:44 pm

Para su entender Narcisse resultó ser un hueso duro de roer, la humana no terminaba cediendo a pesar de todo lo que había experimentado ya, fiel a su estilo Averno se recordó entonces porque la misma le había causado interés y también finalmente le reconoció el derecho de saberse una hembra humana dura, si bien no le había sometido a ningún tipo de tortura física realmente invasiva, él estaba seguro de que la misma situación resultaba incluso más impactante que el típico cliché que dicen disfrutar algunos verdugos y agentes que mencionan su mal llamado “Sistema de interrogaciones mejorado”. Una vez más el miembro imbatible del inmortal le había otorgado un orgasmo a la bibliotecaria, seguro que si solo hubieran sido orgasmos en parte la pobre hubiera disfrutado más de su noche, ¿o quizás no? Después de todo aquel aspecto masoquista que Narcisse claramente mostraba seguro muy en el fondo también había disfrutado del aquella alícuota de dolor que Averno otorgaba de manera casi gratuita a la dueña de este recinto que ahora él dominaba y que desde hace mucho había profanado con éxito y descaro que por ningún motivo podían ser pasados por alto y por supuesto menos por esa humana – Poseo cierta curiosidad sobre lo que sucederá pasada esta noche y sanadas no solo sus heridas, sino también su orgullo. Por supuesto que estoy pensando en las posibilidades que usted puede aportar y realmente me resultan levemente entretenidas, aunque tristemente al final no serán lo suficiente – Se despegó de la humana tras aquellas palabras pronunciadas para tirar así de ella por los muslos, la inclinó hacia el filo de la cama y la colocó boca abajo para que perdiera así un poco más de su capacidad para visualizar lo que le rodeaba – Tiene suerte, no tomaré absolutamente nada de su cuerpo como trofeo – Averno no iba a matarle, aunque en todo momento sus acciones decantaran o pretendan decantar en ello como resultado casi inevitable, la humana se aferraba bien a su propia conciencia, a la vida, y a esos ideales que posee desde hace tiempo, pocos humanos tienen pasión real por algo, por un objetivo, aunque este fuera poco relevante o muy relevante, aquella actitud honesta respecto a una misión u objetivo. Averno siempre dejaba pendiente la tarea de juzgar la utilidad de un ser, siempre buscaba un motivo, una razón, la bestialidad que no le caracteriza al momento de acabar con la vida es lo que mantenía vivía a Narcisse.

Se levantó el hematófago por completo de la cama y se dirigió directamente hacía la cómoda donde la humana por lo visto, suele acicalarse, seguro que allí encontraba lo que necesitaba, sí, Averno no mentía, no tomaría de trofeo alguna parte de su cuerpo como suele ser, pero claro que tendría su trofeo, ¿cómo no tenerlo? Imposible. La palma masculina se paseó por en medio de las pertenencias de la humana, estuvo así tanteando a ciegas hasta que finalmente se topó con lo que le podía servir, una aguja, esas que utilizan simplemente para bordar, la obtuvo de un estuche que estaba apilado junto a otros. Divisó una vela encendida sobre otra mesa pequeña junto a un adorno, todo listo para poder concluir con su variación al típico acto que suele realizar. Pacientemente se acercó y tomó desde la base de metal que sostenía la vela para traerla consigo, colocó la aguja a un costado de la vela, sobre la cera seca, con sumo cuidado se aseguró de colocar todo sobre la mesa de noche de la humana y le dedicó una mirada llena de curiosidad – ¿Dónde debería ser? – No estaba consiente aún respecto a que si Narcisse sabía que lo él planeaba hacer sobre su cuerpo, definitivamente marcarlo. Tomó a la humana y la colocó sobre sí con ambas piernas abiertas, casi sentada sobre él – ¿Está pensando? – El vampiro tomó la aguja y la giró para comenzar a dibujar la inicial de aquel nombre inexistente que le representaba en el mundo de los humanos, comenzó en el rostro, la mejilla con exactitud, luego fue bajando hasta llegar a la zona del busto – Quizás no sea lo más estético a futuro – Mencionó con un tono incierto de preocupación que claramente más rozaba la burla que otra cosa. Finalmente separó pero sin soltar a la humana y posó la aguja justo sobre la pelvis de la humana – ¿Dónde lo quiere? Tiene tres posibilidades, créame y siéntase bastante beneficiada de tener siquiera la oportunidad de escoger, madame. Todas las demás humanas jamás gozaron de ese privilegio en lo absoluto, de ninguno de los dos de los cuales goza ahora, de mantener su vida y de buscar la manera más cómoda de recordar, no solo pasaré por su mente dando vueltas una y otra vez por esto, simplemente deseo que cada vez que se descubra lo tenga presente – ¿Podía sonar enfermizo? De eso mismo se trataba para Averno obtener un trofeo, de mantener vivo el recuerdo, de dejar la huella, dicen los humanos entre ellos, que solo mueren cuando son olvidados. La figura al vampiro le resultaba atractiva después de todo y a pesar de su eternidad ya tácita.

por **Narcisse Capet** Sáb Dic 12, 2015 7:01 pm

Poco a poco su cuerpo se fue llenando de energía. Había estado exhausta, de eso no había duda, sin embargo ella nunca se rendía, tampoco se dejaba vencer, por eso la falta de actividad en esos momentos le estaba dando el descanso para llenarse de energía. No iba a cerrar los ojos. Tampoco terminaría por quedarse dormida. ¡Claro que no! Aunque estuviera a punto de decaer, ella seguiría con la barbilla alzada frente a la criatura. Él iba a darse cuenta de la fuerza humana que algunos pocos poseían, ella entre esa diminuta cantidad. El coraje también le estaba ayudando, quizás un poco de vergüenza y humillación existía en esa parte del impulso.

Lo observó a detalle. No perdía el rastro del vampiro, tal vez sólo cuando pestañeaba, algo totalmente normal, algo que necesitaba un ser humano cualquiera. Sabía que lo próximo era doloroso, pero muy probablemente no más de lo que ya había pasado, además, el físico resultaba irrelevante a comparación de las humillaciones, de la vergüenza, y de las pisoteadas que según ella había estado recibiendo.

— Para ti mi fortuna se hizo un privilegio desde que nos llegamos a conocer, porque crees eres el ser supremo, algo singular — Suspiró, lo seguía mirando a los ojos, no perdía detalle de aquella mirada enfermiza sobre su cuerpo. — Marca mi pelvis, quiero ver que tan bueno eres trazando una obra de arte en un cuerpo, porque me imagino lo practicaste demasiadas veces con anterioridad ¿O me equivoco? Espero que no, sería muy decepcionante — Sonrió, porque no deseaba ya verse más doblegada. Narcisse estaba esperando el ardor que estaba por tocar su cuerpo. — Si eres tan autoritario ¿por qué el silencio, las sombras y el sigilo siempre te acompaña? — Cuestionó. aquello era cierto, si tanto se imponía ¿por qué esconderse o no imponerse ante los demás?

— ¿No es demasiado humano el hecho de querer marcar los cuerpos? Debe tener un motivo más profundo y poderoso ¿No es así? — Chasqueó la lengua — No puede ser tan común, tan mundano ¿qué hace esto especial, vampiro? — Volvió a cuestionar. Ella estaba siendo el lienzo que estaban por marcar, por lo que tenía el derecho de saber que estaba por pasar. Ella llevaría una marca hasta que su cuerpo se pudriera, también necesitaba respuestas.

Cerró los ojos, acomodó un poco su cuerpo para estar más cómoda, a fin de cuentas iba a recibir dolor. ¿Qué podía ser peor? El dolor consentido, porque ni siquiera estaba por poner resistencia.

por **Averno** Dom Ene 10, 2016 3:57 pm

Por primera vez en la noche no estuvo seguro respecto a las preguntas de la hembra, no tenía claro si estaba intentando sacarle de sus casillas o si realmente sus dudas eran reales, sus afirmaciones resultaban ligeramente ambiguas para él, como si hubiera una trampa detrás de esa lengua, aparentemente si se le sacaba el miembro del cuerpo volvía a tomar confianza para retar – Es mucho más sumisa cuando estoy dentro de su cuerpo, es como si a gritos que pidiera que continuara para así tenerle que hacerle guardar silencio – Carcajeó en lo que su palma se bajaba aún más – No es algo que hiciera con frecuencia, no es algo que hiciera en realidad alguna vez, y si me lo pregunta, no sé la razón exacta del porqué – Empezó a delinear en la carne con notable facilidad debido al calor del metal y la presión, apenas y salía una pequeña marca de sangre leve – O quizás sí la sé, pero no pretendo decírsela, no al cien por ciento – Se preguntaba si ella insistiría por una respuesta, lo gracioso es que no la tendría, al menos no ese momento, ni dentro de esta casa, tampoco podía desperdiciar mucho tiempo, el sol iba a salir pronto, ¿cuánto le quedaba? Un par de horas quizás, ningún transporte humano le serviría para llegar a tiempo, debía usar su propia fuerza y su agilidad para ir surcando el terreno, le esperaba aún mucho para terminar la noche, pero terminaría la de la humana ahora. La primera línea fue dibujada con éxito en la carne ajena, se deleitaba por supuesto con la reacción ajena, y aparentemente así se quedaba callada una vez más. Partió por el inicio de la línea para realizar otra en forma de pirámide, claramente no marcaría una figura de esa índole. Regresó a la mitad, con una exactitud casi perfecta, como si pudiera calcular tan solo con la mirada los centímetros de la incompleta letra. Trazó la línea media en la carne, no fue demasiado profundo pero sí lo suficiente para que aquel adorno quedará por el resto de su humana existencia ahí – Es la primera servidora del Vaticano que me folló y que no mato, o que no torturo y violo, los de su clase me han seguido por mucho tiempo, pero en esta ocasión yo fui el cazador y usted la abominación. ¿No cree qué es un evento digno de remarcar? Además no se preocupe, es usted solo un trofeo viviente de Averno – En algún momento aquella identidad falsa desaparecería, como todas las otras que le antecedieron.

Jugó con aquel artefacto pequeño de metal que reposaba entre su dedo índice y gordo, con el cual había estampado la inicia de su alias en aquel centro de la pelvis, muy cerca del monte de venus, cualquier hombre que pasara por estos lares entonces observaría aquello con curiosidad – Ya nos quedó claro que en mucho tiempo no había gozado a un hombre y también que no perdió su toque, sin embargo, me pregunto cómo actuará respecto a los futuros, si es que hay, no le culparé si empieza rechazarlos luego, teniendo en cuenta que difícilmente encontrará a uno que le diera el placer que le entregué yo estas largas horas de madrugada – No se trataba de ego, o al menos no de un ego puro, puesto que tenía razón en sus afirmaciones, difícilmente encontraría seres tan resistentes como él y a la vez tan habilidosos. Estaba seguro de que la mujer adulta lo reconocería puesto que no resultaba ser ninguna tonta, sin embargo, el hecho de que lo fuera a admitir abiertamente y no pensarlo en su mente ya resultaba ser una historia diferente – No intento la dominación global, no tengo interés en gobernar a los humanos, ustedes lo hacen bastante mal y eso es lo suficiente beneficioso para mí, no tengo que mostrarme ante el mundo para estar satisfecho, ¿realmente cree que un ser como yo se fijaría el reconocimiento de las masas? Los borregos están en su iglesia y sus gobernantes son los faltos de autoestima que hasta un Dios tuvieron que inventarse para poder conseguir lo que desean. En mi caso son mis propias manos las que laburan por obtener lo que deseo, y ser famoso no es de mi interés, ser dominante, poderoso es inherente de mi ser, y recalcarlo en mujeres como usted mi placer. No se angustie usted por mis métodos o mis formas, solo gócelos y súfralos, después de todo, dudo que se mude de esta casa, así que en algún momento le volveré a cruzar, si se siente sola, o similares, siempre puede esperarme por esa ventana – La señaló y de inmediato le dejo caer en la cama para levantarse y vestirse sin escatimar en detalles. Se adecentó lo máximo posible aunque no fuera necesario, después de todo nadie le vería – Su noche terminó, cúrese, intente dormir si puede, e intente también no pensar demasiado en mí – Esas fueron las últimas palabras que Narcisse pudo escuchar de él antes de desaparecer del escenario y dejarle tendida, entumecida pero también satisfecha.

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