Intruso [Nadezhda & James]

Recuerdo del primer mensaje :

Esto es una maldita locura. ¡Una maldita locura! ¿Mi hermana presentándome a su... novio? ¿Se cree que le voy a dar el visto bueno? ¡Me mintió por él! Maldita sea... maldita será su existencia como le haga daño a Nad, se las verá conmigo, y no pienso responder de mi mismo... ¡maldita sea!

Me dediqué a refunfuñar toda la mañana, ni siquiera estaba en su carreta así que tenía vía libre para echar pestes contra quien fuera. Dios santo, me iba a volver loco...
Habíamos quedado sobre las 5 para tomar el té en el prado donde teníamos nuestras carretas. La idea al principio me pareció lógica... ¿pero y si quería aprovecharse de mi hermana? ¡Ella no es ninguna cortesana!
Maldito bastardo ¿por qué tenía que acercarse a ella? Iba a hacerle daño, seguro que sí, la iba a usar como Adrianne conmigo... ¡¿y si era un maldito vampiro?!

-Sasha cálmate.- me dije frunciendo el ceño y adecentando lo máximo posible las carretas, por si a Nad se le ocurría enseñarselas. Suspiré.- Maldito...

El tiempo transcurría muy lento y se me agotaban los insultos en ruso ¿qué se suponía que tenía que hacer? ¿Darles la bendición? ¿Preguntarle si tenía propósitos de futuro con mi hermana? Papá jamás soportaría que alguien hiciera daño a su pequeña Nad, y yo aún menos... suspiré, maldito intruso.

Mis ojos se abrieron de par en par al ver la reacción de mi hermano, intenté detenerlo pero fue en vano, un golpe con el puño cerrado chocó contra el rostro de James provocando que éste diera unos pasos hacia atrás y se llevara la mano a la cara. yo imité su reacción, llevándome una mano a la boca e intenté parar aquello, pero Sasha me tomó del brazo para alejarme de él, intenté zafarme de las manos de mi hermano, pero era inútil, pues no me dejaba moverme.

- ¡No me importaría llevarme unos cuantos puñetazos tuyos por ella!- las palabras de James calaron en mi, provocandome un hueco en el pecho que solo podía llenarlo él... Se acercó lo suficiente, para poder tomar su camisa manchada de mis manos, la sujeté con fuerza, pero al final cedieron de mis dedos, logrando volver con su dueño, miré a mi hermano con reproche y con la boca abierta, no podía pronunciar palabra, ningún sonido salía de mi garganta y aquello me desquiciaba. Mi hermano peleándose con aquel joven que llenaba mi mundo con su sonrisa, y lo peor de todo es que yo no lo entendía, solo quería que nos lleváramos bien, solo quería tenerlos a los dos cerca, solo quería... todo quedaba en un quería que cada vez se tornaba más y más lejano.

-Lo siento Nadezhda, lo siento de verdad. Si quieres algo... ya sabes donde encontrarme... aunque quizás él tenga razón y sea mejor que no nos veamos más. No quiero meterte en problemas.- Esas palabras hicieron que mis ojos se llenaran por fin de lágrimas, lágrimas que intentaba tragármelas desde el momento en que sentí la tensión entre ellos dos. Negué con la cabeza varias veces, balbuceando palabras inteligibles incluso para mi, empujé tontamente a Sasha, con la fuerza que me fue permitida, pues mi hermano era un hombre grande, alto y fornido y me resultaba difícil siquiera intentar moverlo con un simple empujón. Cogí a James del brazo, obligándolo a voltearse y mirarme a los ojos, pues quería saber a través de sus propios ojos si en realidad deseaba alejarse de mi para no meterse en problemas y estaba claro que allí el único problema era mi hermano.


-No, él no tiene razón, tu no...- no podía evitarlo, los ojos llorosos evitaban el completo contacto visual con él y mi nerviosismo me dejaba ligeramente paralizada. -¡¿Como podéis ser tan inmaduros?!- grité por fin y tiré de la camisa que llevaba en la mano, en un amago de pedir respuestas. -¡Ahora soy yo la que no os quiere volver a ver!... ¡Maldita sea!- me dirigí a Sasha y con los puños cerrados golpeé su pecho hipando entre sollozos, pateé el suelo varias veces, mi actitud era la de una niña haciendo un berrinche tonto, pero lo cierto era que no podía más, si seguía allí viendo como se mataban, yo moriría de dolor.

Amaba por sobre todas las cosas a mi hermano, pues estaba muy ligada a él, pero no podía permitir que tratase así a James, por que por mucho que lo negara yo sentía algo por él... yo lo quería. Los miré por última vez, aún con las lágrimas en los ojos y con la respiración agitada y el pulso nervioso, me di media vuelta y me largué corriendo de allí, dirigiéndome al bosque; necesitaba alejarme, necesitaba olvidar todo aquello, quería perderme, perderme en la inmensidad de aquel oscuro lugar, pues la tarde ya se tornaba ensombrecida y el sol iluminaba ya débilmente.

- ¡No me importaría llevarme unos cuantos puñetazos tuyos por ella!.- exclamó aquel idiota, como si con aquello fuera a ganarse mi aprobación. ¡Era mi hermana y él un maldito intruso!-Lo siento Nadezhda, lo siento de verdad. Si quieres algo... ya sabes donde encontrarme... aunque quizás él tenga razón y sea mejor que no nos veamos más. No quiero meterte en problemas.- me enfurecieron tanto sus palabras que estuve a punto de ir a pegarle de nuevo, pero no podía permitir que Nade se creyera sus mentiras.
-¡Ve con tus mentiras a otros!.- exclamé, sin darme cuenta de que Nad se me había escapado de mí con un simple empujón y ahora corría a brazos de aquel idiota para voltearlo y obligarlo a mirarla a los ojos.
-No, él no tiene razón, tu no...- comenzó a decir, con lágrimas en los ojos que sentí como cuchillos directos en mi corazón. -¡¿Como podéis ser tan inmaduros?!- gritó tirando de la camisa de James, buscando respuestas. Yo ya me encontraba totalmente bloqueado, no podía entender como estaba diciendo aquello... -¡Ahora soy yo la que no os quiere volver a ver!... ¡Maldita sea!-
Tras decir eso, se dirigió a mí y golpeó con sus puños mi pecho, llorando e hipeando entre sollozos. Pateó el suelo como hacía cada vez que se enfadababa y sin decir ni una sola palabra más, se dirigió al oscuro bosque.

-¡Nadezhda!.- grité, en un amago de salir corriendo tras ella intentando ocultar las lágrimas que estaban a punto de salir de mis ojos. Me detuve cuando tenía intención de entrar en el bosque y apreté los puños cerrando los ojos para que las lágrimas bajasen por fin por mis mejillas. -Tú....- comencé. -¡Maldito seas!
Fue lo últime que grité antes de correr y tirarlo al suelo en un rápido placaje para comenzar a golpear su cara con mis puños en repetidas ocasiones. "¡Maldito!", repetía una y otra vez, hasta que decidí detenerme, agotado interiormente, y miré su cara magullada.
Me levanté y le tendí mi mano sin darle oportunidad de ver las lágrimas que aún caían de mis ojos.
-Si tanto quieres a Nad, demuestramelo.- mentí con dificultad, pero no podía dejar que Nad se fuera sola al bosque...

Me metí en la profundidad del bosque, apenas viendo por donde caminaba a causa de las lágrimas que inundaban mis ojos, pateaba todo lo que me encontraba en el camino, y mis sollozos se hacían más y más fuerte.

-¡Estúpida, eres una estúpida!- me repetía a mi misma una y otra vez, recordando la pelea entre mi hermano y James. ¿Como pude pensar alguna vez que presentarlos era lo mejor?, ¿por qué creí que todo sería bonito?, ¿como pude ser tan tonta?. No encontraba respuestas para esas preguntas en mi cabeza, todo era dolor y angustia, angustia por que haber dejado que ellos llegasen a los golpes, angustia por no decir la verdad de mis sentimientos a James y angustia por creer que mi hermano me apoyaría.

Me apoyé como pude por el tronco de un árbol y me llevé las manos al rostro, secando las lágrimas de mi mejilla tontamente. No podía seguir caminando, quería tumbarme allí mismo y llorar como una magdalena, pensando que así podría olvidar aquel momento, creyendo que podía borrarlo de mi cabeza y poder volver hasta mi carreta, tumbarme en mi colchón de paja y sumirme en un sueño eterno. Rodeé mi cintura con mis manos cuando una voz familiar llegó a mis oídos, haciendo que dejase de sollozar y prestase atención.

-¡Nadezhda!. Si estás por aquí... solo quiero pedirte perdón, aunque... no quieras verme. He sido un estúpido...- ¡Era la voz de James, me estaba buscando y se estaba disculpando!, sentí el impulso de salir de detrás de aquel árbol y así lo hice...

Lo miré con la boca entreabierta, pues tenía el rostro magullado y la sangre seca manchaba sus bellas facciones. Mi mandíbula se tenso al saber que volvieron a pegarse, que volvieron a la misma actitud infantil, la actitud que hizo que me alejara hacia el bosque. Negando con la cabeza me acerqué a él y tomé su rostro entre mis manos, haciendo que nuestras miradas se encontrasen por fin.

-E-eres más que un estúpido... eres mi estúpido- dije pegando mi frente a su barbilla y cerrando los ojos por unos instantes, verlo así me partía el corazón y pensar que mi propio hermano había causado aquello me ponía aún peor. -Sois los dos unos idiotas...- susurré mientras bajaba pesadamente mis manos y me quedaba mirando el suelo, pensando en como estaría ahora Sasha y por qué no era él el que me había ido a buscar.

-Estás loco....- dijo rechazando mi mano. -La culpa es tuya por no tratar si quiera de darme una oportunidad... pero haré lo que pueda por traer de vuelta a Nadezhda.

Me reí negando con la cabeza, culpa mía, sí, seguro. Culpa suya el entrar en la vida de mi hermana y engalanarla con sus mentiras. El amor no existe ni existirá nunca.
Ví como se levantaba tambaleándose, llevándose la camisa a los labios y la mejilla para limpiarse la sangre de sus heridas. Tiró mi camisa al suelo y se adentró rapidamente en el bosque, sin ni siquiera mirarme. Le seguí corriendo unos cuantos pasos por detrás, no quería tenerle cerca.

-¡Nadezhda! - exclamó de repente quedándose quieto. -Si estás por aquí... solo quiero pedirte perdón, aunque... no quieras verme. He sido un estúpido....- le oí que decía en voz baja.

Nadezhda estaba justo allí, allí delante, apoyada en un tronco con a cara cubierta por sus dos manos. Al escuchar la voz de James, automáticamente le miró, haciendo que su rostro se desencajase debido a las magulladuras de James. Rato después se le tensó la mandibula, sabiendo que había pasado para que estuviera así, y se levantó acercándose a él.

-E-eres más que un estúpido... eres mi estúpido-.- dijo, y pude ver como pegaba su frente a la barbilla de él, cerrando los ojos. -Sois los dos unos idiotas...-.- susurró bajando sus manos por el pecho de aquel intruso.

Aparté la mirada como si aquella escena quemase muy dentro de mí y me giré, mis intenciones de acercarme a mi hermana morían allí. Estaba él. Caminé en dirección contraria, saliendo así del bosque, sin saber cual sería mi destino, pero estaba claro que no sería cerca de ellos dos. Ni siquiera me iba a molestar en llorar, ni me molestaría en sufrir. Ya no más.

Me inundé de su aroma cuando sus brazos me rodearon, yo simplemente me presioné a él, notando su suave respiración y el latir de su corazón. Cuando se separó de mi, volví a clavar mi mirada en sus preciosos ojos azules, sus palabras no me tranquilizaban del todo, pues la acción ya estaba hecha y allí el peor parado era él; no solo por los golpes que le propició mi hermano, si no por que ahora todo sería más difícil de llevar entre él y yo y lo peor era que aún no le había declarado mis verdaderos sentimientos hacia él.

Me cogió de la mano y me tiró levemente, para que salgamos del bosque, dirigiéndonos hacia las carretas de nuevo. Con la otra mano rodeé su brazo, y apoyé ligeramente mi cabeza en él, por temor a que se alejara o me soltara de repente, no quería que se alejara, no quería volver a vivir sin él y aun que eso sonara una estupidez yo... Estaba enamorada de aquél muchacho y no me atrevía a aceptarlo. El amor duele... y existe para dañar, repetía Sasha cuando Adrianne lo dejó y era por esa misma razón que siempre me había alejado de los muchachos que me cortejaban, pero esta vez todo salió del revés, yo no busqué enamorarme, simplemente sucedió.

- No es tu culpa... James él no lo entiende, yo... yo no quiero que esto nos separe...- tragué saliva, mientras arrastraba las palabras para poder decirlas, sin embargo aquello me costaba más de lo que me imaginaba. -Yo te quiero a mi lado...- susurré por fin, bajando la mirada al suelo, para no ver la suya, tal vez él ya no quiera volver a saber de mi, por miedo o por que toda esta estupidez se nos había escapado de las manos, pero si me dejara allí mismo, si decidiera salir corriendo, a mi me partiría el corazón.

-Nadezhda... Creo que tu hermano sabe mejor que yo lo que es bueno para ti... No soy una buena influencia, no quiero que discutas con él y no quiero que el estar conmigo te condicione. No creo que sea una buena idea que sigas viéndome, Nadezhda- Sus palabras, tras detenerse en seco y mirarme a los ojos fríamente, me hirieron en lo más profundo de mi corazón, sentí como si este se congelara dentro de mi pecho y se fuera partiendo a trozos como un cristal que choca contra el suelo.

No pude seguir mirándolo, mi boca estaba ligeramente entreabierta pero no era capaz de pronunciar una sola palabra, giré el rostro bajando la mirada, buscando alguna respuesta pero ya nada tenía sentido, todo era una inmensa estupidez, yo, él y todo lo que nos rodeaba... ¿Como pude llegar a pensar que una persona tan trabajadora y humilde como él pudiera si quiera llegar a querer a una ladrona y por encima gitana?, nunca discriminé el hecho de haber nacido gitana y pobre, amaba mi vida tal cual, pero en aquella situación comprendí por fin las palabras de mi hermano... El amor duele y no está hecho para mi.

-Vete...- musité por fin y esas palabras me dolieron en el alma, como si con ella pudiera olvidarlo, pero no era así, no podía arrancarlo de un suspiro de mi corazón y menos pretender que ese sentimiento se borrara de mi en un abrir y cerrar de ojos. Me quité el collar que colgaba de mi cuello, el collar que él me había regalado y se lo puse en las manos, no quise ir a por el vestido, pues ya no tenía fuerzas para volver a mirar, simplemente me di media vuelta, caminando como un alma errante y me introduje en la oscuridad de mi carreta, mi único y verdadero hogar y sumiéndome en mi pura soledad.