Fuck you very much // LIBRE

por **Anatoly** Vie Jul 18, 2014 10:07 am

Fuck you very much

Callejones | Primavera — Nublado

El Hombre invisible deambulaba por la calle sin ser apreciado por los transeúntes de Paris. A pesar de ser ya entrada la madrugada, la ciudad se encontraba llena de actividad. Quizás se debía al gran número de seres nocturnos que se ocultaban allí, quizás no. En cualquier caso, la misión de Anatoly era encontrarlos, seguirlos, conocerlos. Ése era el trato al que había llegado con un contrabandista, el procurarle información sobre los aquelarres del lugar a cambio de dejarle una suma cuantiosa de francos.

Después de gastar la mayor parte de las horas de oscuridad sin ninguna novedad, decidió probar suerte internándose en los callejones más oscuros. En el corazón de la ciudad. El sexacentenario suelo apenas era visible por la poca iluminación de aquellos farolillos que uno se encontraba en las esquinas, muy de vez en cuando, o por la luz que se proyectaba desde alguna de las ventanas. Intentaba guiarse más por su olfato, intentando dar con un rastro que gritara ¡vampiro!; sin embargo, hacía rato que se había dado por vencido. Ni siquiera olía ya la buena fragancia de la sangre fresca, sino meados en las paredes o los desagradables efluvios que emergían desde las alcantarillas. Por eso se detuvo en cuanto llegó a su nariz la inconfundible mezclona de esencias de un herbolario. Pegó unos cuantos tumbos hacia el escaparate, el cual no despertó tanto interés en él como lo hizo la mujer que, al otro lado del cristal, esperaba a ser atendida. Los ojos del vampiro se agrandaron por la sorpresa, para luego empequeñecer de pura inquina. Hacía décadas que no contemplaba su exhuberante belleza, incluso ahora le costaba romper el encanto al despegar sus ojos de ella.

Sin pensárselo dos veces, aprovechó que unos jóvenes salían de la tienda para colarse sin ser visto. La viejecilla que regentaba la tienda todavía estaba ocupada ordenando algunos cachivaches cuando él entró. No se le pasó inadvertido la fijación con la que la mujer observaba uno de los objetos del muestrario. Liberó el efecto de su don sobre sí mismo y, entonces, su voz grave se elevó desde el fondo de la tienda.

-Hola. – me coloqué detrás de ella, aspirando el olor de su sangre, inundando mis sentidos. -¿Por qué tan sola y a tan altas horas de la noche? -algunos de sus mechones llegaban a media espalda, atrevíendome a jugar con ellos. - ¿Acaso no tienes miedo?

Me gustaba "jugar" con mi comida, abordándoles en cualquier parte. Cualquier sitio, cualquier hora era la adecuada. Aquella madrugada no era la excepción.

By Fayette para ®Aeternus

por **Murat Khan** Vie Jul 18, 2014 12:48 pm

Era ya entrada la noche, conocía los riesgos a los que se enfrentaba pero no era la primera vez que se aventuraba por esos rumbos ni sería la última. Para alguien de su rango lo mejor era frecuentar lugares que siempre consideraban mejor el silencio pagado a buen precio que perder clientela valiosa por unos rumores que bien podían olvidarse en poco tiempo. Además la tienda a la que planeaba ir era bastante acogedora, siempre estaba abastecida con sus necesidades y la señora la trataba bien para tratarse de alguien ya mayor y mal humorada. Esa noche, como las otras, tomo la posición para cambiar su apariencia impidiendo que fuera reconocida con facilidad justo al salir de su casa sin acompañantes. Llevaba su capa de viaje, una color verde oscuro que se abrochaba con un simple adorno al frente. Pero era la mejor para la situación, tenía capucha y en el interior estaban bordados muchos bolsillos que eran ocupados por varios frasquitos, unos llenos y otros vacios. Antes de comenzar la marcha reviso que llevara todo en orden y una vez satisfecha inició con la caminata.

A veces era un poco paranoica pero ella gustaba de decir que se trataba de sólo precaución y eso se notaba en esos instantes. Sabía que debía llegar a los callejones, conocía el camino más corto y directo y aún así en cada visita cambiaba la ruta con la intención de pasar desapercibida entre los transeúntes o los habitantes de los callejones, así como de cualquiera que decidiera seguirla. Tardo al menos tres horas en llegar a su destino pero no le dio importancia al tiempo, era relativo para ella pues era más importante su pequeña misión que todo lo demás.

Entro a la tienda ya con su apariencia normal, sus rulos rojizos y su piel blanca, se quito la capucha dejando el cabello libre y saludo de lejos a la señora que atendía a otros clientes. Se entretuvo un rato tomando algunos ingredientes que ya le comenzaban a escasear y fue acomodándolos sobre la barra. Cuando creyó estar lista y esperaba a que despacharan a los otros clientes su vista se encontró con una flor demasiado interesante para ella, la deseo como nunca antes. Datura stramonium, flor venenosa de muchas cualidades y una belleza única.

Al inicio no se percato de la presencia del vampiro y se podría decir que no había escuchado ni el saludo pero las siguientes palabras las sintió demasiado cerca a ella como para simplemente ignorarlas. -¿Acaso no deberías ser tú el que tenga miedo?- preguntó sin moverse de su lugar ni apartar la mirada de la flor. Quería tenerla. -¿Y quién ha dicho que estuviera sola? No pareces ser muy observador, querido- agrego empezando a girar el rostro en forma pausada, dejando que sus mechones siguieran entre los dedos del otro, posando sus ojos color verde-agua en el otro.

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