Golden streaks on the Moon [Privado]

por **Rebecca de Bordeaux** Lun Jul 28, 2014 4:03 pm

El destino comenzaba a conjurar en merced del clan que pretendía unirse, fuera cual fuera su causa o consecuencia, ni siquiera habría que impartir datos de un encuentro, un llamado, pues el círculo de Bordeaux poco a poco iba formándose por imprevisto mérito. Las noches perdidas se consumían, y aquellos rostros iban encontrándose en la complicidad que fuese, siendo todavía algo no planeado. Una carta, tan sólo una vaga carta serviría para que seres de diferentes etnias y siglos se vieran reunidos para alistarse en el ajedrez del enemigo; todo por mantener su sangre vertida en la maldición que los unía. En su primera noche había sido Vincent con su sutil juego en la excéntrica mascarada, luego Lorian en el circo nauseabundo que era la taberna. Ahora todo parecía indicar que la siguiente sería aquella mujer, quien había oído mucho de los labios del bárbaro vampiro. Vibeke, una diosa de cabello platinado y carácter fuerte, o al menos de esa manera habían llegado las lenguas. La más antigua entre el aquelarre, y por consecuente, la más fuerte; aquel espectáculo de presentaciones parecía no tener fin, y ella en el fondo lo estaba disfrutando, porque, si todo bien se indicaba, acarrearía un propósito en común a largo plazo, y a gusto se sentiría de dejar de deambular sola por un tiempo.

Llegada la medianoche, Rebecca saldría del extraño hotel en donde había sido alojada las primeras dos noches para trasladarse finalmente a la mansión de la cual le volverían a hablar los dos vampiros. Desde lejos lograba ver cuán imperiosa era la dimensión, y lo refinada que era la estructura. Desviando la atención a los ventanales, podía verse la filtración de iluminación acunada en el interior, por lo que comenzó a preguntarse a sí misma quien fuera a estar esa noche en la residencia para recibirla; si se tratara de alguno del par que se había encontrado o quien esperaba encontrarse suponiendo lo que le habían indicado.
Una vez cruzada la entrada, caminó sigilosamente por la sala principal, analizando con la vista la apariencia del lugar, el esplendor de éste y su cuidado, dejando ahora un instante la mirada en blanco, pensando en cuántos serían el número de personas que habitarían el mismo, siguiendo con la incógnita de que aún no había logrado divisar a nadie.
—¿Hola? —preguntó dejando sus pertenencias a un costado, comenzando a dar un sutil recorrido a la residencia.

A medida que iba caminando, tenía visiones de lo que podría llegar a resultar el vivir ahora de aquella manera, puesto a que se había acostumbrado a vivir sola en los últimos años. Vagando en su propio limbo, como si aún la aptitud de neófita permaneciera fresca en su piel; apenas si conseguía compañía efímera de la cual no se sabría de la misma en el transcurrir de cada noche. Pero ahora todo le volvería a resultar familiar al recordar su único y antiguo aquelarre, el cual aún no lograba olvidarse del todo. Un suspiro escapó de sus labios al recordarlos, y buscó mezclar el pasado con el presente, teniendo la esperanza de que éste no fuera a ser del todo distinto, sino que le hiciera rememorar lo que significaba para ella lo cálido de un grupo. Al parecer su única suerte era saber que al menos conocía a un integrante del mismo. ¿Pero cómo sería con el resto? Rebecca incluso era invadida por la curiosidad de subir las escaleras, investigando cada rincón de la casa. No hizo más, sin embargo, que quedarse conforme con sus pocos pasos en ella, nombrando con voz no segura los tres nombres que ya conocía, esperando acertar con alguno.

por **Vibeke de Bordeaux** Dom Ago 17, 2014 6:25 pm

"Nada tan peligroso y hermoso como la primera impresión. Yo no soy de fiar"

Aparte de Vibeke y Lorian ningún miembro más de los de Bordeaux había atravesado la puerta de la mansión. Nadie más vivía allí, aparte de ellos y de los mortales que habían estado dispuestos en el lugar desde el principio para atender las necesidades más elementales de los vampiros en cuanto a residencia se refiere. Ellos se encargaban de mantener el lugar limpio, de asear sus habitaciones en cuanto se retiraban o lo ordenaban y también de preparar sus ropas y mantenerlas al día. Surtían las cavas privadas con excelentes vinos y la licorera en general permanecía bien surtida, las copas y vasos limpios y el hielo dispuesto para acompañar las bebidas. Atendían también los pedidos que llegaban durante el día desde cualquier lugar y mantenían la fachada de familia normal por si a alguien se le ocurría ir de día a preguntar cualquier cosa. Evidentemente sabían del secreto que ocultaban sus nuevos amos y prácticamente ni les dirigían la palabra por puro temor o respeto, menos aun cuando se trataba de Lorian que siempre parecía tan serio. Incluso alguna vez una de las mujeres le preguntó a Vibeke si el Señor siempre permanecía molesto. La Noruega al comentario rió abiertamente y respondió que sí, haciéndole mucha gracia a pesar que no se lo comentó en ningún momento a él. Al final, los criados preferían preguntarle cualquier cosa a ella que siempre parecía de buen humor y no a él, al que a su modo la inmortal se encargaba de hacer infeliz.

Esa noche Lorian salió en cuanto cayó la noche y Vibeke desconocía su paradero. No le preguntaba, no indagaba más allá de lo que él quisiera hablar y jamás se le cruzó por la mente decir nada, ni siquiera le importaba saber hacia dónde se dirigían sus pasos. El todo era que regresara y se mantuviera “vivo”, sólo eso. Por lo demás, él era libre, suyo pero al fin libre. Ella, por el contrario, decidió permanecer esa noche dentro de la mansión para poder deleitar su cuerpo con el agua tibia de la bañera repleta de sales o espuma que le relajaban desde la piel hasta la mente. La sensación del agua siempre le había gustado y podía pasar horas y horas a ojos cerrados rodeada de esa particular tranquilidad.

Tenía para entonces parte del cuerpo cubierto con una de las camisas de Lorian y sobre los hombros caían sus cabellos plateados en un desorden de rizos que parecían acomodados así a propósito. Se miró al espejo, se sonrió a sí misma y caminó descalza hacia el baño que ya casi parecía estar listo y humeante. Se inclinó, removió los dedos de la mano derecha sumergiéndolos en el agua y se irguió soltando uno de los botones superiores de la camisa. Sin embargo una voz desconocida captó su atención y apenas se limitó a cerrar la llave mientras dirigía sus pasos hacia la puerta.

Había una de Bordeaux en la mansión y sólo habían tres opciones: Alguna de las mujeres de Lorian, como las llamaba ella. Es decir, aquella que también fue su pareja o su vástago. La tercera opción abarcaba a una desconocida, finalmente Vibeke sólo estaba segura de Lorian al haberlo creado ella misma, pero los demás eran un completo misterio.

Sin más, acudió avanzando en calma por el pasillo sin ocurrírsele siquiera cambiar aquél desapropiado atuendo para recibir visitas, pero Vibeke jamás le dio demasiada importancia a cosas como aquella y ahora sólo era movida por la principal de sus emociones: La curiosidad. Esa misma fue potenciada cuando la mujer mencionó su nombre. No cabía duda, era una de las mujeres de Lorian. A él también lo había llamado. Y a un tal Vincent que todavía no había aparecido por el lugar.

-Sé bienvenida, Rebecca- pronunció con claridad su nombre una vez vio su rostro desde la parte superior de las escaleras. La reconoció de los recuerdos de Lorian, esos mismos que había extraído sin pedir permiso y sin remordimiento alguno. Bajó uno a uno los peldaños sin retirarle la mirada e incluso le sonrió. –Supongo que ha sido un largo viaje- dijo en voz baja mientras finalizaba el descenso -¿Quieres una copa? Lorian ha salido esta noche y el Vincent que mencionas aún no ha aparecido por aquí. Supongo que no tardará mucho en llegar.- se comportaba como una anfitriona, sin resentimientos de ningún tipo e incluso con cierta confianza que pese a todo no invadía sus espacios. –Deja tu equipaje aquí, en breve alguien lo ubicará en la que será tu habitación. Pero por favor, sígueme a la sala de estar para que puedas refrescar por un momento tu garganta- dicho esto, avanzó sin esperar respuesta pero dejando claro que no aceptaría un “No” como respuesta.

-Arthur, lleva las cosas de la señorita a una de las habitaciones grandes, por favor- indicó al primer empleado que se le cruzó por el camino. –Y que no nos interrumpan, a menos que llegue Lorian o alguien más- terminó la indicación y el muchacho asintió y se fue a toda prisa sin decir nada. En tanto, Vibeke abrió las puertas del lugar al que planeaba llevar a la mujer que de primer impacto le había resultado hermosa. Lorian tenía buen gusto, no cabía duda. –Adelante, por favor- mencionó invitándola a seguir primero con unos modales que poco combinaban con su atuendo al recibirla.

por **Rebecca de Bordeaux** Mar Ago 26, 2014 8:59 pm

Lejos de toda sospecha o desconfianza al asunto, se sentía entusiasmada por el mismo en detalle. Pues sí, era un tanto extraño y no convencional que todo este espectáculo se presentara de repente a sus narices, sin explayar realmente que estos lujos y excentricidades junto al grupo abarcaba una serie de consignas posteriores y desafiantes en cuanto al enemigo se refería. No era el porqué de las batallas sino el porqué ella no había dudado al moverse de su Inglaterra querida para terminar en esto. De momento sus pensamientos dejaron de concentrarse en la idea de los residentes de la mansión en cuestión y pasaron a rostros con incógnitas, rostros del clan opuesto. Cabe decir que esto no le afectaba el orgullo y decisión a la hora de querer ganar el enfrentamiento de hermandades, y no se trataría más que mera curiosidad y provisión de lo que les tocaría luego.

De pronto todo volvió a nublarse por una voz delicada y firme… Y entonces se dio cuenta que jamás podría provenir de Lorian o Vincent. Alzando la vista logró divisar finalmente a quien esperaba encontrarse, y no era nada más ni nada menos que ella. La manzana dorada de la discordia si se hablaba de Lorian, Vibeke era, en efecto, el estereotipo de mujer hermosa y decidida. No lo pensaría tan sólo por su vestimenta, que ya de por sí hablaba de su relación con el vampiro, sino que podía decirse que hasta tanto sus expresiones faciales como corporales hablaban por sí solas. Definitivamente verle a través de pensamientos que encarar su figura de frente, guardaba un gran trecho de diferencia. Los empleados iban y venían por la hacienda, pero al parecer que cada vez que sus pisadas descendían los escalones con esa perezosa tranquilidad, estos iban a su lado a cerciorarse si ella necesitaba algo; hasta como una emperatriz, y aquello hizo que en el rostro de Rebecca se dibujara una sonrisa, tal vez porque le había causado comicidad.

—Vibeke… Con que eres Vibeke. Es un gusto.
Sin dejar de darse el tiempo correcto a responder sus preguntas, asintió levemente, decidida a seguirle los pasos a quien aparentemente tan bien le había recibido. Le parecía sumamente extraño el que Vincent aún no haya llegado, pensando erróneamente que se trataría del mismo quien llegara primero a la mansión. Por último, no le era familiar escuchar que justo la noche que haya llegado Lorian no haya estado presente. De repente se le cruzó la idea de que sería por ella misma el que esté ausente; su comentario en la taberna se lo había estado indicando. Un excepcional encuentro, y estaba claro que no pensaba bien de este. Indudablemente la mujer se le hacía de mucha belleza, pero por ahora no engendraba intenciones que evocaran un segundo plano. ¿Sería traicionarlo? Más allá de todo, jamás buscaría decepcionarlo, aunque contradictorio sonase.
En lo que le seguía el paso, Rebecca continuaba inspeccionando con la mirada el resplandeciente lugar, uno muy solitario como concurrido al mismo tiempo. Sus empleados eran eficaces y silenciosos, de los que no notas su presencia si no se le es necesitada realmente. Ya una vez ingresando a la respectiva sala bajo los buenos modales ajenos, decidió ir en busca de aquellos sofás que tan cómodos se veían, tomando asiento y cruzándose de piernas. Dando un rápido vistazo por la habitación, suspiró profundamente, enfocando su mirada ahora en ella.

—Seré sincera, y pido “disculpas” si mi súbita llegada te es inoportuna. Supongamos que a pesar de que no nos conozcamos previamente, ambas sabemos quién es cada una. Aunque por mi parte como dije antes es un gusto, y he oído hablar realmente mucho de ti —dijo, dándose una pequeña pausa antes de continuar —Por cierto, agradezco mucho tu hospitalidad.
De momento era lo más sincero que había dicho en la noche, conviniendo la situación en la cual se encontraba. Pues, si se tratara de otro prototipo de persona/pareja probablemente ya habrían iniciado algún que otro comentario con más rencor, por lo decir una pelea fría, y estaba agradecía que no fuera así.
Desviando ahora su enfoque una vez más a su prenda, frunció el ceño, imaginándose el porqué de ella. Aunque fuera graciosa y tonto a la vez, no pudo no imaginarse la cómica escena de ellos dos teniendo su casual encuentro entre las sábanas, terminando ella de manera dichosa con una alternativa más cómoda de vestimenta, y que justo al momento de llegar ella, este haya decidido evitar presenciar su visita. A todo esto una sonrisa volvió a dibujarse en sus labios, buscando ocultar ahora una pequeña risa.
—Siento que interrumpí algo —agregó, dejando confuso si sus palabras sonaban molestas o divertidas, aunque en realidad fuera la segunda opción.

por **Vibeke de Bordeaux** Dom Sep 14, 2014 3:49 pm

"Déjame descubrir que tienes tras esa mirada"

Rebecca había sido parte importante en la vida de Lorian, eso sabía hasta donde había sondeado Vibeke en la mente de él. Tenía claro que siendo así, ellos habían compartido no solamente tiempo, sino también un lecho y todo lo que eso implica. La noruega detestaba pensar en Lorian obteniendo placer en otro cuerpo, en otros labios, pero ellos se habían conocido en el momento en que ella lo había dejado como si nada y había recorrido tantos países como cuerpos de todo género y raza. No podía quejarse y dadas las condiciones tampoco tenía ganas de hacerlo, sería absurdo considerando que ella misma lo había pasado por alto para aquél entonces.

Al ver a Rebecca confirmó que ninguna emoción negativa afloraba con respecto a ella, más bien era lo contrario, la curiosidad le carcomía hasta la última célula y en esa medida iba a buscar conocerla más, lo más a fondo que le fuera posible y que ella le permitiera. –Bien, nos hemos ahorrado presentaciones, eso me agrada- mencionó sonriendo, sabiendo en el fondo que entonces Rebecca también sabía sobre el pasado de Lorian con cierta claridad, al menos.

En cuanto ingresaron al salón, la nueva miembro de la mansión de Bordeaux se puso cómoda y eso también le gustó a la noruega, pues al parecer, ella no tenía problemas en hacer lo que gustara, desde lo más sencillo hasta seguramente lo más completo. Acto seguido Vibeke caminó hacia la barra cercana y abrió la puerta de vidrio transparente de la licorera. Iba a preguntar por la bebida, pero Rebecca fue más rápida en hablar. Vibeke se giró y sonrió de nuevo –Te esperábamos- respondió por más que nunca se había hablado del tema en casa –Seguramente has oído cosas atroces, pero eso lo irás aclarando tú a medida que estés aquí. ¿Vino, vodka… quieres algo en particular?- no había nada que agradecer, pero la inmortal de cabellos platinados respondía la mitad de las cosas entre sonrisas que no hacían más que romper el hielo si es que había alguno. Le hablaba de tú por lo mismo y hubiese respondido que era un encanto verla, pero se guardaba las imprudencias o los excesos de sinceridad para más adelante.

Tomó las copas entre los dedos de una mano y los licores en la otra para depositarlos en la mesa de centro que se encontraba en medio de las dos. Las puso sobre la mesa y levantó la mirada hacia Rebecca que emitía una pícara risita –No, apenas iba a darme un baño y el agua se puede calentar de nuevo. Supongo que has notado que aparte de nosotras dos, no hay otro inmortal en la mansión, desde hace al menos una hora.- Aclaró dado el atuendo que llevaba Vibeke que no era otra cosa más que una casualidad. En cuanto hubo anochecido, él partió sin que la desnudez de Vibeke tuviera algo que ver con la ropa ajena sobre su cuerpo -¿Lorian sabía que llegabas hoy?- preguntó con tal de saber si era por eso que se había ido tan en silencio, de hecho no había mencionado nada y parecía haberse esfumado de repente.

Bajó la mirada de nuevo a la mesa y sirvió lo que Rebecca gustó. Para ella, vino. Extendió la copa hacia quien fuera compañera de Lorian y se acomodó en el sillón frente a ella, extendiendo las piernas desnudas sobre el cuero negro que tapizaba el mullido y bien conservado mueble. –De haberme avisado te hubiera recibido de una manera más adecuada- bromeó soltando una pequeña risita que no iba dedicada a nadie más que a Rebecca.

Sin embargo a Vibeke se le pasó por la mente una idea que iba más allá de una simple camaradería con la recién llegada ¿Qué sucedería si la noruega intentaba seducirla? ¿Cedería Rebecca o por el contrario sería reticente a las insinuaciones de la platinada? Sería una delicia, independiente de lo que Lorian pudiese llegar a pensar y, en el fondo, Vibeke sabia que no tenía nada que perder, por lo que hacer el intento no sería en absoluto una pérdida de tiempo.

por **Rebecca de Bordeaux** Mar Sep 30, 2014 10:36 pm

A medida que iba adentrándose en el nuevo propósito -llámese de momento “conocer el nuevo aposento”- veía que toda la incomodidad planteada anteriormente se disolvía con el hecho llevado a la práctica. Todo le resultaba cómodo ahora, y fascinante, pues la duda creciente se concentraba principalmente en el comportamiento que mutuamente se tendrían con Vibeke, y ahora no tan sólo no parecían haber problemas con ella, sino que ella misma sería la encargada de hacerla sentir a gusto ni bien pusiera un pie dentro de la casa. Fácilmente podría exponer allí mismo alguna muestra de desconfianza o rechazo ante su encanto, porque para ser sincera, aquello era algo que poco y nada se veía entre el encuentro de dos jóvenes que habían pertenecido (o que alguna aún pertenecía) al mismo hombre, y que de repente se las ponía juntas bajo un mismo techo. Si había algo que destacar precisamente en la época, eran las falsas apariencias y rostros resentidos bajo una máscara de perfecta porcelana con rasgos sonrientes. Pero, ya al ver a ambas vampiresas, se podía denotar la clara excepción que terminaban siendo.

Mientras dictaba sus sinceras palabras, Rebecca no dejó de vista sus pasos, sus movimientos. Observaba la figura de la noruega de espaldas, repasándole con curiosidad. ¿Cómo sería de carácter realmente con Lorian? Claro que no estaba segura, pero de lo que sí jugaba a mantener firme era lo mucho que de seguro se divertirían pasando el rato juntos. Al verla por primera vez a los ojos logró ver el peso de los siglos que cargaba encima, y no dudó tampoco en reconocer cuan interesante podría llegar a ser conocer a una vampiresa de aquella región con tantos años dorados, y lo atrapante que resultaría el escuchar de sus experiencias.
De repente se había puesto seria, con facciones limitadas a la curiosidad. Siguió con los ojos la bebida recién puesta sobre la mesa. Había escuchado su pregunta acerca de la elección de bebida, la cual no respondió en primer intento al haberse quedado pensativa. Aunque al ver ambas botellas enfrente, fue al vino tinto al que miró con más interés.
—Tienes razón, y vaya que me sorprende. Siempre suelo llegar tarde y… digamos que sí, Lorian estaba enterado, puesto a que ayer me lo crucé en la taberna —expuso tranquila, mientras extendía la mano para alcanzar lo que le habían servido, justamente lo que sin querer había preferido —Vino, exquisito. Muchas gracias.
Entrecerró su mirada en el momento en que ella se sentó.

—¿Más… adecuadamente? —prosiguió, develando otra sonrisa implícita en sus palabras —La verdad es que no quería incomodarte llegando de repente estando tú vestida así, hubiese sido entendible que aquello no te agrade. Aunque ahora pueda apreciar lo contrario —Suspiró, desviándose ahora hacia el interior de la copa, observando el gustoso vino —No tienes que preocuparte, poco me inquieta la libertad ajena, y respectivos modales; por mí no tendrán que preocuparse, ni notarán siquiera interés o consternación en cuanto a ello.
Había mucha verdad en ello. Así como ella se tomaba la libertad de descubrir sus gustos, implicando lo que tuviese que implicarse, tampoco se sentiría molesta u ofendida por ver en plan despreocupado a otra persona. Más aún, disfrutaba pasar el tiempo con quienes desafiaban las formas y refinaciones, pues de esa manera se sentía confortable, sabiendo que ella al fin y al cabo terminaba siendo igual de desaliñada cuando quería.

Llevando finalmente la copa a sus labios, comenzó a degustar el vino con lentitud irritante, dando otro recorrido a la sala con la mirada, su perfecto estado aristócrata y… terminando sin desearlo realmente en las piernas de la anfitriona.
Era su culpa, por supuesto, ella así lo decía. Ahora tal vez debía plantearse dos veces aquel discurso de soltura reveladora. Porque, aunque era verdad, al final de la noche lo que poseía de espontaneidad lo poseía de bruta, y pobre que acusaba al otro vampiro de bárbaro. Era ella a veces peor.
Carraspeó, volviendo a buscar sus ojos.
—¿Y entonces? ¿Han recibido noticia del otro clan? Hasta ahora poco y nada sé de un inoportuno encuentro con una tal Denisse. De seguro han de tener su propia morada, y hasta dónde sé no hay atisbo siquiera de alguna ubicación, ¿me equivoco?

por **Vibeke de Bordeaux** Dom Oct 12, 2014 3:42 pm

"Sin alas pero con manos para tentar a tu abismo"

La Noruega se sentía observada y eso a ella, a diferencia de muchos, le fascinaba. Vibeke llamaba la atención de cualquier manera y desde sus años humanos había encontrado los métodos para hacerlo. Sin mencionar, claro, la bondad de la naturaleza sobre sus formas, las cuales ella veneraba como regalo de dioses. Sin embargo veía a Rebecca algo contrariada y era evidente que muchas ideas cruzaban por su cabeza. Si se pensaba bien no era una situación muy normal que digamos. Estaban en un lugar desconocido, con una mujer desconocida pero que había poseído al mismo hombre y además de eso, estaba lo de la teórica guerra con los d’Auxerre que se tendría que suceder en algún momento. Pero en medio de todo venían tomando las cosas de un modo muy tranquilo y casual y era para complementar aquello que aparecían las bebidas.

–Tampoco es tan tarde, Lorian y yo llevamos apenas un par de días aquí y no ha pasado nada diferente, por llamarle así, tú sabes a qué me refiero– le sonrió tan tranquilamente que eso hubiera casi relajado a cualquiera, sin importar que el tema principal y “diferente” era la manifestación de algún d’Auxerre en territorio ajeno. Sin embargo el hecho de que Lorian hubiera prácticamente huido, le generaba sentimientos encontrados a Vibeke. No obstante soltó una risita y negó con la cabeza –Diría que me sorprende pero la verdad es que no. De hecho me causa gracia que haya desaparecido sin decir nada– ¿Qué pretendía acaso? O ¿Qué creería exactamente qué pasaría en el encuentro de ellas? Quizás lo pudo haber olvidado, pero conociéndolo del modo que lo hacía, lo consideraba bastante improbable. Sin duda sería una de las tantas cosas que se guardaba Vibeke para luego cobrárselo a Lorian del modo en que a ella se le diera la gana. Pero no lo demostró, sonrió como si lo supiera y tratara a medias de excusarlo. –Salud– levantó ligeramente su copa y bebió.

¿Qué habría pasado en el encuentro entre él y Rebecca? Se preguntó como si la idea llegara a su mente de modo inevitable. Sin embargo se respondió así misma que no había sucedido nada, de lo contrario ella ni lo hubiera mencionado ¿O sí? Bebió de la copa sin dejar de mirarla y mantuvo su silencio durante al menos un minuto, como si pudiera escrutarla con la mirada en ese lapso de tiempo. Los dos inmortales, Rebecca y Lorian, adquirían un sentido de incógnita mucho más amplio del que tuvieron al inicio de la charla.

–En realidad estoy cómoda así– mencionó acomodando las piernas –Suelo caminar desnuda o con muy poca ropa por el lugar en el que resida. Quizás te acostumbres– valía la advertencia, no siempre solían tomar tan natural su modo de buscar comodidad. Jamás se acostumbraban, pero al menos se terminaban haciendo a la idea y eso ya era algo. Aunque a decir verdad, Rebecca no parecía de las que se alarmaban, quizás era esa una de las razones por las que había sido pareja de Lorian. ¿Sería también él tan pasional con ella? Vibeke y Lorian rara vez mantenían una conversación sin que terminara en sexo o por lo menos en un provocador toqueteo. No importaba si hablaban tranquilos o discutían, al final siempre terminaban en lo mismo. Les era casi tan inevitable como el simple hecho de sentir sed. Eso eran ellos.

Cuando Vibeke encontró la mirada de Rebecca en sus piernas, emitió una sonrisa y la mantuvo hasta que las miradas se encontraron. –Tengo algo en mente con los d’Auxerre. Los traeré hacia nosotros y las opciones que tendrán son las que impartamos aquí. La venganza será dulce, pienso cobrarle a Denisse cada centímetro de piel que tocó en Lorian– sonrió, bebió de la copa con la mirada perdida mientras pensaba en lo sucedido. Vibeke parecía fría a veces y otras, demasiado amable, pero en ambas situaciones lucía desinteresada. No obstante no toleraba que tocaran a Lorian. Una cosa era el placer que él daba a su cuerpo con alguna otra persona y otra muy distinta era que buscaran lastimarlo. No era necesario explicar demasiado, pero era obvio que se encendía por completo cuando veía en otro la idea de eliminarle a su amante. –La ubicación es lo de menos si viven como clase alta. Una familia entera jamás pasa desapercibida y dudo que los aristócratas de esta ciudad ignoren su presencia y la nuestra, incluso aquí llegan invitaciones a un par de eventos a los que por supuesto no asistimos. Esa es la mayor prueba de que no podemos ocultarnos, no estoy todo el tiempo para mantener ilusiones y deduzco que ellos tampoco. Sin embargo me lo tomo con calma. Vamos a desmembrar su clan poco a poco– le guiñó a Rebecca, con esa tranquilidad suya que ocultaba hasta la peor de sus tormentas. Sin embargo sí que tenía un plan y, éste, sería revelado más temprano que tarde. –Ya tendremos tiempo. Más bien dime ¿De dónde vienes, Rebecca? – preguntó con tal de centrarse de nuevo en ella, como planeara desde un principio.

por **Rebecca de Bordeaux** Lun Nov 03, 2014 10:56 pm

Al final de cuentas, incluso tomando el poco tiempo que todavía llevaba allí, no era como se lo había planteado en un principio, una mala llegada, sino que por el contrario, la estaba pasando increíblemente bien y hasta le comenzaba a resultar interesante, pues al parecer lo que sonaba como un desafío era finalmente algo entusiasta, y ahora ella misma confirmaba que era ella la tercera en arribar. ¿Un mal tercio que la convertía en multitud, considerando a aquellos dos, o era quien seguía creando hipótesis sin sentido alguno? Sorprendentemente en ocasiones se la veía creándolas al desconocer todo el contexto.
Rebecca sonrió inevitable al escuchar aquel comentario, pues aquella imagen divertida volvía a tomar forma en su mente, más no agregó otras palabras al respecto, pero por otra parte imaginaba a su vez la cara de pocos amigos que de seguro Lorian tendría si llegaba a oír aquellas bromas de repente.
Bebió en silencio unos segundos, gustando con ansia su bebida. De seguro tenía que pertenecer a una gran colección de vinos añejos, y no dudaba en que esa selección no sobraba ni pasaba desapercibida en la lujosa residencia. Aunque de clase alta pertenecía, hacia bastante que no se daba esa clase de lujos, ya que estaba acostumbrado aún a un hogar más modesto con quienes entonces era su antiguo aquelarre.

—Aunque te resulte extraño, también suelo andar con prendas más ligeras si cómoda me siento en el lugar y con las personas en este, así que no será realmente un problema —le aseguró —Estoy segura que en ese aspecto congeniaremos bien entonces si al resto no le molesta o perturba mucho. —De eso no dudaba. Disfrutaba darse esa clase de soltura, y así como antes había tenido su oportunidad dentro de una sociedad más conservadora, era bueno saber que podría mantener ese aspecto cuando quisiera.
—“Que tocó de él” —repitió —Temo que ese detalle no me lo ha contado, y por supuesto que no lo hubiese hecho, pf… ¿Qué intentó con él? —preguntó, puesto aunque no era de su incumbencia, siempre afloraría en ella su indicio protector con él, ya que más allá de todo lo que haya podido pasar entre ellos, le seguía teniendo un gran afecto, y jamás pensaría dos veces en tomar cartas en el asunto para protegerlo. Así, finalmente, terminaba siendo con los pocos que lograban tomar parte de su afecto.
Chasqueó su lengua alzando su copa una vez más hasta sus labios —Y créeme que si se trata de cobrarles por algo hecho, recaerá el doble sobre ellos. Pero de todas formas aún debo informarme más, no he revisado lo suficiente con ellos. No importa.
Ella siempre había sido de las que podía potenciar sus dos facetas en su máximo exponente, más ambas derivaban del mismo origen: defender su causa, tanto sea por un deseo meramente egoísta, o por querer preservar su alrededor.

—Mis orígenes se encuentran en Inglaterra. He pasado gran parte de mi vida allí sin haberme movido mucho, y creo que en estos últimos tiempos aprovecharé para descubrir otros lugares. Mi anterior clan de Bordeaux fue… asesinado, por unos cazadores que venían acechando la zona, con casi todos sus miembros a excepción de mí y una “hermana” mía. Creo que desde ese entonces he estado esperando este tipo de invitaciones —dijo, desviando su mirada a su anillo en la mano derecha, el cual era uno de los tantos sellos familiares. Desde entonces nunca más se lo había quitado. Pasado unos segundos en silencio en el cual el oleaje de recuerdos la invadió, sus pensamientos fueron a dar una vez más con su interlocutora, acordándose instantáneamente de lo que había logrado conocer a la noruega en un pasado a través de una mente ajena, y aún mantenía la curiosidad de conocer más a el trasfondo de sus orígenes —¿Y tú? Admito que algo he leído sobre ti, y en todo caso sería interesante poder conocerte.
Lejos de toda belleza que la mujer en su frente pudiera portar, sabía que con ella podría pasar gran parte del tiempo hablando de cualquier tipo de tópico que abarcara la historia, y por supuesto lo disfrutaría.

por **Vibeke de Bordeaux** Dom Nov 16, 2014 11:42 pm

"La mejor forma de presentarme no es mi nombre, es mi cinismo"

A leguas se notaba que Rebecca no era una mujer fácil ni de convencer, ni de seducir. No era que Vibeke lo hubiera intentado hasta ahora, pero en medio su amabilidad para quebrar el hielo y las asperezas posibles debido a Lorian, lo había notado.

¿Cómo sería Rebecca semi desnuda por la mansión de Bordeaux? Quizás fuera un deleite para Vibeke, que tenía inclinaciones tanto por hombres como por mujeres, pero si Lorian llegaba a caer de nuevo en los brazos de Rebecca por eso, ya no le gustaría tanto. Sin embargo nada de eso la preocupaba, a pesar de los años parecía poder mantenerlo a él ligado a sus propias curvas y al cuerpo bien dotado que poseía y que entregaba deliberadamente al ajeno. —Están acostumbrados a que camine por ahí de cualquier manera. Así que no creo que tengan problema. Por mi parte, espero entonces que te sientas muy cómoda. Y disculpa mi sinceridad pero es algo inevitable para mí— una sonrisa ligeramente coqueta se le asomó en los labios y la disimuló bebiendo un poco más de su copa. Obviamente lo había dicho a propósito, para ver la reacción de Rebecca frente a una frase tan maliciosa como aquella. ¿Sería cómplice o por el contrario cambiaría el semblante y se pondría más seria? Cualquiera de las dos opciones le vendría bien, eso le daría una guía para conocer el paso a seguir.

Pero el tema de Lorian en común siempre sería importante para ellas, sobre todo con lo sucedido en el encuentro con la maldita d’Auxerre que había marcado sus uñas en el cuerpo de Lorian como si pretendiera matarlo de a pocos. Se veía que Rebecca no sabía nada, pero Vibeke había visto llegar a su amante con tales marcas que la había enfurecido por completo. —Con las marcas que le dejó en la piel. Se llevó la carne en sus uñas y planéo hacerle exactamente lo mismo. Intentaba matarlo pero por suerte no lo logró— suspiró de tal forma que se notaba que a pesar de su buen humor constante, aquello no le gustaba en lo más mínimo. Vibeke no dudaría en matar por Lorian y a largo plazo sería algo que sería capaz de comprobarle a él. —Ya te contará. No podrá huir de su realidad aunque se vaya apenas caiga la noche— comentó con gracia cortando la acidez que había surgido en el momento.

—Mmm el acento de los ingleses siempre me ha gustado, incluso me resulta excitante— mencionó ella como comentario suelto, aunque realmente era cierto y había respondido aquello de modo consciente ¿Tendrían ella y Lorian los mismos gustos con respecto a las mujeres? La sola idea le causó gracia, pero no por las cosas en común, sino por la cara que pondría él cuando ella le preguntara algo como eso. Seguramente lo intentaría, hacerlo enojar siempre estaba entre sus planes. —Los estaban siguiendo, parece. Aquí también hay bastante inquisición, pero confío en nuestras habilidades para mantenerlos al margen. Por eso he asistido a un par de reuniones cuando nos han invitado, como manteniendo un perfil normal como los miembros iniciales de este clan que invirtieron en París y cuyo recuerdo se conserva. Es algo a favor nuestro, aunque lo mismo sucede con los d’Auxerre, que lástima— intentó no ahondar demasiado en las muertes que mencionaba Rebecca, quizás eso no fuera tan agradable para ella. —¿Y qué sucedió con su hermana? — cuestionó de modo inevitable dado que, según las palabras de la inglesa, estaba viva.

Vibeke no conocía prácticamente nada sobre Rebecca, pero ella parecía saber un poco más sobre la noruega que la miraba como si quisiera devorarla con la mirada, en el buen sentido de la palabra. —Antes de hablarte de mí, quisiera saber qué fue lo que leíste. Supongo que lo hiciste con la mente de Lorian y, por si acaso, no lo recrimino. Creo que tú y yo sabemos que él no es muy expresivo y que se guarda la mayoría de la información no sé con qué objeto. Así que hay que ser recursivas— dijo soltando una corta risita y reincorporándose un poco —¿Más vino? —

por **Rebecca de Bordeaux** Sáb Dic 06, 2014 1:05 am

Entrecerró la mirada ante su comentario, esta vez con un semblante más serio. Aunque pudiera parecer que el mismo connotaba un deje de recelo, todo lo contrario resultaba ser. ¿Qué es lo que se traía la vampiresa? Sin querer tal vez esa era la clase de actitud que le hacía cautivarse más, sea en mal o buen aspecto, ya que el mismo podía variar dependiendo el tipo de persona, y podía ser algo sincero o tan sólo una maña para tener a alguien en la palma de su mano. Enigmática la sentía, y era algo que le atraía, por fortuna tenía la intuición de que Vibeke era tan sólo una mujer sin rodeos, y que todavía te dejaba con ganas de saber más. Era tener dos puntos a favor, y esperaba que ella también pudiera interpretarlo así.
Sus siguientes palabras no harían más que mantener el aspecto rígido de su rostro. El saber más por esa tal Denisse se iba haciendo cada vez más latente. Erróneamente había interpretado como un tocar con tendencias carnales -tampoco era algo que le sorprendiera- pero esta vez Rebecca terminaría centrándose más que antes en ella, pues no se lo permitiría. El capítulo entre ellos dos se habría cerrado, y sin cuidado estaba a la hora de que Lorian buscara cualquier tipo de placer. Incluso con hasta sorna podría burlarlo, con el mero gusto, ya mencionado antes, de hacerlo enfadar. Pero en caso de que su vida corriera peligro, su ‘desinterés’ cambiaría de perspectiva.

—Entiendo —dijo apenas, como si estuviera respondiendo con preciso respeto, notando como el tema le terminaba afectando, como ella también terminaba hundida en diversos pensamientos, y sin embargo, su broma así como su inesperado cumplido trazó una franca sonrisa en sus labios. Vibeke parecía ser quizás una especie de mediadora en momentos tensos, sacando a relucir su sensualidad o humor cínico, y en estos gestos Rebecca encontraba cierto atractivo, ya que no todos conseguían ese enfoque provechoso —¿Excitante? Vaya… Creo que le tendré que agradecer el cumplido, Vibeke. Eres un encanto. —¿Era esa la palabra correcta? No, probablemente no lo era, pero no sabía que otra cosa podía ocurrírsele en el momento.

—Por favor —dijo cordialmente a su invitación mientras inclinaba su copa, acomodándose para continuar —Mi hermana… Supongo que ahí andará —respondió con otra sonrisa, siendo esta más fingida, más seca, por supuesto —Desde entonces habría decidido hacer su propia vida y finalmente no la culpo. He permanecido en Inglaterra hasta que la susodicha carta llegó, y creo que es mi turno de hacer la mía, ¿no? Creo también que es como una maldición; los aquelarres siempre fueron mi debilidad, no me gusta el individualismo. Y agradezco saber que este será más fuerte como dices. Pero no hay tiempo de apenarse ahora —continuó, intentando sonar más firme para no volver a perderse en lo que había sido su pasado. Rebecca no sólo había perdido a la excéntrica familia que acunó de ella, sino también con ellos a quien creía que sería su pareja por toda la eternidad. Una vez más la ‘naturaleza’ quería demostrar al hombre que la eternidad en esta tierra era una falacia, y más si se le quería engañar a la muerte con lo sobrenatural.
Pero ella no deseaba sumirse más dentro de asunto, puesto que constantemente podía vivir de lo que fue un pasado prometedor. Debía avanzar, y lo haría con ellos, no serían sólo una distracción más. Y en cuanto a la interrogativa ajena, sería la encargada de enfocarla. Y no tenía nada que ocultar, menos en ese aspecto.

—Bien. Digamos que no me fue necesario siquiera buscar por ti en sus pensamientos, ya que muchas fueron las veces en las que lo pesqué pensando en tu persona, aún estando conmigo. ¿Y qué clase de pensamientos? Desde burdas memorias hasta fantasías contigo si mal no recuerdo. —Soltó una risa a sus propias palabras —A veces yo también me dispersaba pensando en el hombre que entonces amaba —adicionó —Sabes, éramos inútiles intentando buscar una alternativa amorosa más ‘correcta’. De veras, y luego de todo este tiempo, su relación habla por sí sola, y es estupendo de hecho.

por **Vibeke de Bordeaux** Dom Dic 28, 2014 7:40 pm

"No distinguía entre el fuego que debía extinguir o avivar. Y tampoco le importaba"

Ella se mostraba firme, casi inquebrantable, al punto de querer buscarle el talón de Aquiles para hacerla caer sobre una cama. También mostraba una mirada tranquila, cómo el pelo que crece y muerde los hombros ajenos cuando se pone sobre alguien. Era de una sobriedad tan seductora como el mismo acento inglés que Vibeke elogiaba y al que sonreía cuando era usado para agradecer.

La noruega bajó las piernas del sillón y acomodó los pies descalzos en el suelo, haciendo apoyo para servir un vino que les refrescaba la garganta, la espera y hasta la molestia cuando se hablaba del bando enemigo. Por suerte, el licor no les haría efecto temprano como en los humanos y se bebería con calma al dar por terminado el asunto del ataque a Lorian como si se hubiesen puesto de acuerdo. —Aquí estamos juntos o muertos, Rebecca— afirmó levantando la mirada y extendiéndole de nuevo la copa —Quizás no es maldición, supongo que demasiados años viendo los mismos rostros es aún peor que ir cambiandolos ¿No lo crees? — afirmó ella que no era capaz de permanecer demasiado tiempo en un mismo lugar. Lo mismo le pasaba con las personas, e incluso Lorian se vio alguna vez abandonado por ella al pasar los años. Pero sea como fuere, él había sido quien más tiempo seguido compartiera con la platinada. Aunque él recriminara de modo indirecto tal abandono.

Pero lo que decía Rebecca, a pesar de parecerle cruel para ella misma, le agradaba. Lorian estaba ligado a Vibeke como ella misma pretendía y como quería que siguiese siendo. Era una egoísta y eso también seguiría igual, con la diferencia que ahora quería algo más para ella. —Entonces no te será extraño verme casi desnuda por la mansión. Finalmente no es nada que no hayas visto antes ¿Verdad? — cuestionó con la mirada pícara y una corta risita. Ese comentario podría incomodarla, pero era probable que esa incomodidad rayara en cierta vergüenza que disfrutaría Vibeke. Esa era la intensión. —El amor siempre es un problema. Con su búsqueda o reemplazo siempre somos condescendientes. — suspiró ligero y bebió un trago de la reciente copa de vino. —Pero estamos en las mismas circunstancias. Con la citación familiar Lorian trajo a su mente tu recuerdo y sólo por eso te conozco. Él no habla de nada, ni de nadie y como siempre sé que no dice nada, hurgo en sus memorias como si fueran mías y él no pudiera quejarse. — comentó tan relajada que su atrevimiento parecía tener una justificación irrefutable. Pero ¿A qué se refería con que fuera estupenda la relación de Vibeke y Lorian? Era extraño, porque la relación de ellos se constituía por sentimientos que callaban ambos mientras que la piel de los dos gritaba por cercanía y deseo.

—Quizás, aunque es posible que Lorian desaparezca un día. No lo sé— comentó tranquila, como si no le importara aquella hipótesis que ya venía pensando —Por lo pronto pretendo que te sientas cómoda con todo. Con él, conmigo, con el montón de vampiros neófitos que están aquí y con los más antiguos que poco aparecen. Pide lo que necesites, lo que quieras, lo que sientas. Me atrevería a invitarte al baño caliente que tenía hace unos minutos, pero te dejo en la libertad de seguirme arriba a elegir una habitación y luego ver si tomas o no el baño que te menciono— invitó ella sin cohibirse y se puso de pie. —Busco que te relajes, Rebecca— añadió sonriendo.

Vibeke pudo haber sido más sutil, claro, pero parecía que con Rebecca no valían los rodeos. Era una mujer que parecía no pasar nada por alto y tampoco tolerar divagaciones. Si no obtenía la verdad de modo directo, la obtenía nadando a través de la mente del otro con tal de tener un panorama claro. Y la noruega no tenía problema con eso, era más bien todo lo contrario a lo que estaba acostumbrada. Ser claros ahorraba tiempo y ganaba beneficios. Restaba molestias y sumaba complacencias. Justo lo que la platinada quería. Quizás era ambicioso desear seducir a Rebecca justamente tan pronto, pero quería probar hasta donde le permitiría llegar antes que Lorian pudiera “interferir”.

por **Rebecca de Bordeaux** Sáb Feb 07, 2015 7:24 pm

—Así es —se limitó a responder, murmurando con voz casi imperceptible, aún absorta en la culpa que alguna vez comenzó al haber escogido esa maldita noche para cazar una presa de la cual alimentarse. Siempre se recriminaría el hecho de dejarlos solos en el peor momento, aunque claro que todo lo sucedido había sido accidente. En ese entonces no se oía hablar de cazadores en Inglaterra. Falacias que habían creído de la manera más incrédula.
Además, aquella impotencia se mezclaba con la desaparición de su hermana, misma que probablemente no volvería a ver. No sabía cómo podría llegar a actuar si de encontrársela se tratase. Siempre había intentado ser comprensiva con aquellos que actuaban impulsados por el dolor. Y al parecer el mecanismo de defensa de su hermana había sido la represión. El olvidar que alguna vez perteneció a esa familia. ¿Es que debía guardarle rencor?

Volvió a llevarse la copa hasta sus labios, asintiendo levemente con la cabeza como gesto de agradecimiento. Para ella cambiar de rostros cada cierto tiempo no era malo, sin embargo conservaba siempre el deseo de mantener siquiera un rostro conocido, así sean por milenios.
Su acotación le animó a que le devolviera una expresión más atenta.
—En lo absoluto, y si mi entendimiento es cierto, ten por seguro que no se alejará por mucho tiempo. Aunque no seré yo quien me entrometa —¿Es que sus palabras podrían considerarse de intenciones distintas? No lo creía, y menos con una mujer como Vibeke. Podría darse todos los lujos que quisiera, pero esta vez había decidido intentar respetar toda perspectiva posible, no por temor al bárbaro, pues jamás sentiría algo igual o parecido con individuos de su mismo clan; por lo general Rebecca era más egoísta, y no le importaba demasiado quien estuviera a su lado, pero era tan simple como no querer tener disturbios de entrada, y todavía así, era una de las pocas personas a quien respetaba. A veces se preguntaba como sería la convivencia entre estos dos. ¿Cómo se la imaginaba? Celos correspondidos, con la pasión siempre a flor de piel. Ninguno podría quizás recriminarse nada, pero mantenía la afirmación de que sí lo hacían. Lorian le había dado esa impresión más de una vez con tan sólo entablar una conversación.

Sin embargo aquella continuaba rozando la tentación de Rebecca, tan sólo con el referir de un simple baño. Era prácticamente imposible el no imaginarse en esa situación con ella. Por supuesto, era una invitación lo suficientemente tentadora como para negarse. Pero no obstante, debía hacerlo, más allá de lo que deseara en ese momento.
—¿Un baño?... Suena tentador, y más tras el viaje, pero lo que menos deseo es quitarte ese gusto. Sabía que estabas en medio de uno, y sería bueno que lo continuaras. No deberías preocuparte por mí, Vibeke, en todo caso puedo tomar uno luego —mencionó más calma —Puedo asegurarte que en este tiempo has conseguido que me relaje —agregó, trazando una nueva sonrisa en su rostro—. Bastante.

Suspiró, dando un nuevo recorrido a la sala donde se encontraban. Con lentitud había comenzando a levantarse del cómodo sofá. Las ideas básicas ya las tenía en claro.
—Aunque… Me gustaría conocer la disposición de las habitaciones. Es lógico que una busque permanecer con quienes más congenia —le explicó al buscar su mirada —Convengamos que la mansión aún teniendo sus más grandes lujos. Se puede volver incómoda para personas como yo. Espero no me malinterpreten, pero me considero un poco selectiva, en el buen modo si así lo prefieres. No suelo relacionarme con todo ser que se me cruce. Por lo tanto, y si no resulta una molestia, claro está, escogería una recamara próxima a las suyas.

por **Vibeke de Bordeaux** Jue Feb 19, 2015 1:44 pm

"Claro que sí, en el vuelo se conoce a las aves.
Así que vamos, vuela."

¿Qué pasaría con los sentimientos de Lorian hacia Rebecca? Hasta donde sabía Vibeke a través de la experiencia, él era un hombre intenso en lo que a relaciones se refiere. No importaba el tipo de relación, bien podría tratarse de algo familiar, como en el caso de su hermano; o podría involucrar asuntos de enemistades, en los que él no descansaba hasta librarse de aquél elegido como blanco de su odio. No era de rendirse fácil, ni de dejar de sentir de un momento para otro. Parecía de esos que primero son capaces de mezclar varios sentimientos en uno y moldearlos hasta darle forma hasta a su mismo futuro. Entonces ¿Por qué se habían separado? Rebecca tenía una belleza indiscutible, un acento envidiable y además de todo poseía carácter. Incluso si se pensaba en cuestiones de fidelidad, muy seguramente ella fuera más capaz que Vibeke de respetar a Lorian hasta en esos detalles. No obstante, la noruega no quería cuestionar ese tipo de cosas justo ahora y tampoco lo haría, a menos que la cercanía entre ellos se convirtiera en algo inevitable en el futuro.

“…no seré yo quien me entrometa” mencionó Rebecca y Vibeke soltó de inmediato una incontenible carcajada —No digas eso. Lorian tiene bastantes años como para decidir lo que hace. Y creo que tengo casi el doble como para prestarle demasiada atención. Descuida, la vida fluye como las aguas, nunca sabemos si van a cambiar o no de curso y no hay nada que pueda controlarlo— guiñó a Rebecca, demostrando esa indiferencia que tanto le gustaba mostrarle al mismo Lorian y, si bien Vibeke era de venganzas dulces, ella no sería el núcleo de su enojo si es que ella y su vástago regresaban. El ego de la noruega le decía que independiente a todo, Lorian siempre volvería. Y ella estaría esperando, para rechazarlo incontables veces si es que él se atrevía a cambiarla. Pero no habría nada más y la sonrisa cínica no se le borraría del rostro.

—Eres bastante formal, Rebecca— mencionó Vibeke con gracia, justo mientras caminaba como iba, a pies descalzos sobre mullidas alfombras y relucientes baldosas y cubierta apenas por una camisa de Lorian que le cubría apenas lo necesario. —Fui la primera en llegar aquí y me tomé el tiempo de ver la distribución de cada espacio. Los neófitos están en la planta más baja y los más antiguos en la superior. Todo está perfectamente cubierto pero no los quería rondando y a la disposición de preguntar y molestar. — explicaba mientras avanzaban, sin importarle si la oían o no a pesar que en el avance se cruzaban con un par de ellos que las miraban sin disimulo alguno —En el pasillo al que vamos sólo hay dos habitaciones ocupadas, la de Lorian y la mía, así que estaremos cerca— explicó como si el aclarar que cada uno dormía en habitación separada fuese algo importante. Quizás no lo era, pero tampoco estaba demás aclararlo puesto que eso hacía que la libertad de Rebecca se extendiera un poco más. Vibeke quería darle alas, porque solamente así es que se conoce a las aves.

Pronto aparecieron las escaleras y el ascenso hacía que los pasos resonaran un poco más debido a la soledad de aquella zona. Lorian aún no llegaba y seguramente tardaría mucho más. Era astuto. —Esta es mi habitación— señaló una vez el pasillo se presentó ante ellas —La del frente es la de Lorian. Las habitaciones a los lados están vacías, así que siéntete en la libertad de elegir— agregó abriendo la puerta de su propia habitación y recostándose en el marco, de brazos cruzados —Aquí estaré cuando necesites, independientemente de lo que esté haciendo— agregó dejando que ella se sintiera en sus dominios. Si en algún momento iba a ceder, cedería. Ya la semilla de la duda había sido plantada y fuera hacia donde sea que se inclinara, la noruega estaría igualmente gustosa.

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