Suicidio o solución (RESERVADO)

La monotonía era algo que simplemente no me agradaba, siempre había sido muy inquieto y trabajador, de humano me encantaba pasar el día en los jardines de mis "jefes", dándole moldes a sus arbustos, cuidando de sus exóticas flores y arreglando el jardín; pero también me encantaba saber el uso que se les podían dar a dichas plantas. El saber no ocupa lugar, me repetía una y otra vez Johan, el primer hombre que creyó conveniente mi instrucción y al cual estuve muy agradecido.... hasta que lo defraudé.

Alejé esos pensamientos de mi mente mientras en una de mis andanzas nocturnas, me dirigía a la gran biblioteca pública de la ciudad, pues necesitaba distraerme con algo nuevo, aun que admito y no es por realzar mi saber, pero he vivido lo suficiente como para saber bastante de cada ciencia y aun que cada día me devoraba un libro nuevo, no me parecía lo suficiente, el saber nunca era problema para mi y nunca lo será.

Caminé por cada pasillo de aquel templo, en busca de un libro interesante, algo que colme mis expectativas de aquella noche, miré, observé y me deleité con cada libro que llamaba mi atención, pero aún no encontraba el adecuado.
Mi rostro y mi andar se empezaban a tornar aburridos mientras seguía leyendo y desechando los libros, me encontraba en una de las estanterías más alejadas de todos, en la sección de herbología, allí nunca se acercaba alguien o mejor dicho casi nunca.

Aquel día fue la excepción, pues de las veces que yo había estado allí, y fueron muchas, nadie se había acercado hasta entonces, aun que también había de destacar que de noche pocas personas ya se acercaban a la biblioteca. Una mujer morena y de rasgos delicados se acercó a la estantería contigua a la mía, observé desde el espacio que ofrecían los libros sobres aquellas tablas de madera, viendo qué libro cogía y escuchando sus intenciones y sus dudas en sus pensamientos, la idea de que a sí misma se hacía llamar bruja, se me antojó interesante.

Bordeé la estantería sin hacer el más mínimo ruido y me puse detrás de ella, considerando mi altura podía observar detalladamente las hojas que iba pasando con detenimiento y las plantas que señalaba como interesantes, sonreí al saber de qué tipo de plantas se trataban y el efecto que causaban sus combinaciones. Con el más ligero movimiento posé uno de mis dedos señalando una imagen en aquél libro, la mujer se sobresaltó ligeramente pero yo hice caso omiso a ello, pues sabía que lo que pretendía ella era precisamente no ser descubierta.

-Amanita Muscaria, combinado con cualquier otro veneno altera los nervios, dejando a la persona que lo ingiere en un completo estado de trance y sopor, por horas y horas...- susurré a la mujer mientras paseaba el dedo por la página, mostrando las distintas imágenes que en ella se encontraba, de esta forma hice notoria mi presencia y conocimiento a cerca del tema herbológico, su mirada sorprendida y casi enfadad reprochó mi presencia y no pude evitar sonreír de lado mientras esperaba alguna altanería por su parte.

Off: perdón la excesiva extensión.... hoy soy un poema (?) XD

-¡Oh!, ¿Sois tan dulce con todas las personas que intentan ayudaros?- pregunté con tono sarcástico y enarcando una ceja, sabía perfectamente que ella conocía las propiedades de aquella planta, su mente la delataba fácilmente, pero su tono enfadado y defensivo no me espantaba, es más era algo que me atraía de las personas, pues podía conocer su flaqueza tan fácil como sus pensamientos, ya que estos buscaban ser escuchados por mi, de forma anhelante.

-No os preocupéis madame no os volveré a asustar de esa forma- Concluí de manera amarga intentando parecer herido por el comentario gruñón de la joven. Caminé dos pasos por delante de ella y la miré por el rabillo del ojo, en busca de alguna disculpa por su parte, pues mi rostro de indignación y mis palabras cortantes hacían de mi una perfecta víctima, y admito que realizar aquel papel era algo que pocas veces se me daba la oportunidad de representarlo, así que debía aprovechar cuando el momento se presentaba.

-Alguna vez me dediqué a ello...- contesté pensativo, no me costó suponer que eran esas sus palabras de disculpa y arrepentimiento, pues el tono de su voz se hizo más amable. -Perdona mi imprudencia, no pretendía molestarla- me disculpé nuevamente de la forma más sincera que pude, pues el uso que le quería dar a aquellas plantas era por una razón de seguridad hacia los que la rodean, en síntesis, se había cansado de apeligrar la vida de los demás a causa de la magnitud de sus poderes, poderes que ella desconocía la magnitud que podían alcanzar.

-Threshan Veland, ¿con quien tengo el gusto?- me presenté estirando la mano después de voltearme para observar mejor su rostro, pues si la mujer no hubiera llamado mi atención ni si quiera me hubiese acercado y a decir verdad ambos estábamos en busca del mismo propósito, un buen libro para mantenernos alejados de los demás y una compañía comprensible.
Y lo que a mi personalmente lo que me llamaba más la atención era que nuestra sola compañía ponía en peligro a cualquier humano, yo por ser vampiro y ella por ser bruja...

Tomé suavemente el brazo de la mujer y miré a ambos lados, haciendo como si quisiera que nadie nos escuchara o viese si quiera y con el rostro serio y una voz suave, casi seductora dije:

-Yo sé donde encontrar esas setas y conozco más sobre botánica que vos, os lo puedo asegurar- dije, intentando convencerla de alguna forma que podía serle de ayuda.

Pues estaba completamente seguro que ella no sabría donde buscar y dada la desesperación que se tornaba en sus pensamientos eso podría incluso confundirla y sus planes tendrían el efecto contrario al que ella deseaba, o el efecto que ella temía más bien. Posé su brazo alrededor del mío haciendo que se asiera, tomé mi bastón y la dirigí hacia la salida de la biblioteca, ya fuera la miré a los ojos aún serio, observando la ligera sorpresa en su rostro.

- Conozco perfectamente la botánica, como ya os he dicho y se que si comete el mínimo error vuestra última morada residirá en Lafayette, tres metros bajo tierra.- volví a decir para que esta vez tuviera en cuenta las posibles consecuencias que podían acarrear una mala decisión o ya el simple hecho de dudar hacerlo.

Se zafó de mi brazo bruscamente y me respondió con un tono un tanto sofocado y molesto, yo solo sonreí de medio lado y volví a cogerla del brazo.

-Será mejor que camines...- volví a decir al notar que se resistía a acompañarme. La llevé hasta el callejón que se encontraba alado de la biblioteca, para asegurar que nadie nos oyera, la miré con el semblante serio y la acorralé entre mis brazos cogiéndola por los hombros y clavé la mirada en sus ojos verdes.

-No creas que solo tú posees la habilidad de matar- gruñí de una forma casi desafiante y acercándome cada vez más a su rostro. - Solo que... los demás matamos de forma diferente...- y sonreí amplia y maliciosamente mostrando así mis largos y afilados colmillos.

Pude ver en sus ojos una ligera sorpresa y temor, intentaba esconderlo, lo notaba, pero yo conocía esos pensamientos y no me resultaba difícil sonsacar su estado. Con la boca aún abierta me acerqué a su mejilla rozando mis colmillos con su piel; aparté con suavidad sus cabellos de su cuello, dejándolo desnudo ante mi y bajé lentamente con la boca abierta para que ella pudiera notar el camino que realizaba con la punta de mis colmillos.

-Nunca... había probado la sangre de una bruja...- susurré irónicamente una vez llegado a mi objetivo, la respiración de Elideth se hacía más agitada y temerosa conforme notaba mis colmillos apoyados en su cuello, yo sonreí de lado y clavé ligeramente mi dentadura en su piel, sin hacerle daño, pero con la intención de que siguiera temerosa.
Reí en voz sonora cuando sentí el palpitar ajetreado de su corazón y en vez de clavar mis colmillos en su cuello, solo posé los labios en él y volví a alzar el rostro para ver los ojos de la muchacha.

-Pero hoy no deseo probarla...- dije con una sonrisa irónica y enarcando levemente las cejas.

-¿Dejaros Mademoiselle?, ¿como podía dejar sola a tan exuberante criatura?, eso que me pide es imposible....- me puse de cuclillas frente a ella, tomando su rostro con una de mis mano y apoyando la otra sobre el bastón. Con el semblante serio y casi pensativo, intenté comprender el dolo que sentía aquella bruja, a causa de sus poderes, pero el sentimiento iba más allá de mis conocimientos sobre ello, pues no pude canalizar mi energía para poder entenderlo.

Pero lo más extraño de todo es que aquella mujer se me antojaba interesante y endiabladamente poderosa. "Si tan sol pudiera controlar sus poderes... si solo pudiera concentrarse en ellos, sería tremendamente poderosa y probablemente temida hasta por seres de la oscuridad...", esos pensamientos inundaban mi mente mientras una idea revoloteaba entre ellos, una idea descabellada e incoherente pero de mucha atracción para mi.

-Yo conozco vuestro dolor y puedo ayudaros a superarlo... puedo ayudaros a controlar vuestra mente y vuestro poder...- dije de forma amable pero con la mirada puesta en sus ojos, deseaba que creyera en mis palabras pues la idea de conocer el poder de una bruja y entender su naturaleza se me antojaba deliciosa y exótica, pues si llegaba a conocer donde se originaban en ellas aquella extraña reacción podía serme de gran utilidad y un secreto perfecto qué guardar.

Ayudé a Elideth a ponerse de pie lentamente y tomé una de sus manos entre la mía, intentando parecer arrepentido en mi mirada.
-Sería un gran placer poderos ayudar en ello...- dije dubitativamente mientras acariciaba sus delicadas manos en un gesto de apoyo "moral" hacia la chica.

Me alejé unos pasos de ella y cambié de dirección mi mirada, hacia la salida del callejón, con aire sereno. Suspiré una vez e hice el amago de marcharme de aquel lugar, pero me quedé de pie en la entrada observando de reojo a la mujer, con el semblante completamente serio.

-Vale, si es lo que desea eso haré, no os ayudaré y no volveré a ofrecerme.- dije con un tono de voz grave y carrasposo, para que las palabras las sintiera aún más y sintiera mi desagrado hacia ella; un desagrado completamente fingido, pero muy bien interpretado por mi parte. Pues si lo que prefería era que la dejara sola con su dolor y sufrimiento, eso es lo que yo le haría creer, total encontrarla nunca me será difícil.

-Pero... me temo señorita que vuestro final será aquel al que tanto teméis... y por vuestra propia mano e ignorancia...- continué diciendo, para que el temor creciera en ella y se diese cuenta de lo que estaba perdiendo al rechazar mi ayuda, pues una oportunidad como esta se presentaban pocas veces en la vida, y yo no era de aquellas personas que ofrecían segundas oportunidades... Y esta chiquilla no sería la excepción, pues esos matices que conlleva siendo bruja lo podía buscar en cualquier otra persona, pero claro, nunca sería lo mismo teniendo en cuenta la magnitud a la que podían alcanzar sus poderes...

-Está bien. ¿Qué es lo que quiere a cambio? Estoy segura de que alguien como vos no ofrecería algo como esto sin más- sus palabras llegaron canturreando a mis oídos y sonreí de costado, con una sonrisa casi maliciosa y los ojos entrecerrados, pues aquella pregunta tenía una única y obvia respuesta.

-¿Querer?, ¿qué más puedo querer que el hecho de comprender vuestro poder?, usted puede aprender de mi y yo de usted, ambos saldremos beneficiados de esta treta, pues dudo que otra persona pueda ayudarla como lo haré yo. Pero no tema mademoiselle, no está haciendo un trato con el diablo- de momento pensé, me acerqué a ella y mi voz se tornó melodiosa y casi encantadora, la sonrisa perduraba en mis labios. Un dedo mío bordeó el lóbulo de la oreja de ella, apenas rozándola para sentir como se estremecía.

-Dejemos que será una unión donde ambos sacaremos beneficios... Por así decirlo, claro- bajé la mano y la miré pensativo, no tenía un pelo de tonta y sabía perfectamente que entendería lo que ocultaban mis palabras, pero a decir verdad era lo que deseaba, ella era capaz de perceptirlo todo lo que no decía en voz alta, con solo mirarme y eso era algo que denotaba una fuerte personalidad, personalidad que me acarrearía diversión teniendo en cuenta mi mal carácter y denotados cambios de humor.

Sus palabras llegaron a mi como una orden de cautela y sus seductores labios rozaron los míos con afán de tentación. Enarqué una ceja y sonreí de lado, captando las irónicas palabras de aquella bruja. Sentí como una leve descarga recorría todo mi cuerpo, abrí más los ojos y una risilla se me escapó por lo bajo, aquella mujer quería hacerme temer o al menos tener parte del control de la situación.

- Puede jugar con fuego lo que quiera, pero recuerde que nunca podrá controlarlo. Y le estoy avisando para que no se queme.- reí de nuevo ante su amago de amenaza y giré el rostro para ignorarla en cierto modo, si quisiera allí mismo le demostraba de lo que era capaz, sus poderes eran grandes pero no los controlaba del todo, por tanto eso me convertía en un depredador de cuidado, la situación siempre la controlaba yo, por más que ella intentara pensar lo contrario, aun que admito que la idea de que la mujer piense el tenerme a sus pies no me desagradaba del todo, pues yo podía hacerle creer que eso era así.

Desprendió sus finos brazos de mi cuello y salió del callejón con pasos firmes, alejándose de mi. Yo me llevé una mano a al nuca y cogí mi bastón, pero percatándome de que nadie observaba, me puse a su lado en un abrir y cerrar de ojos, y pasé mi brazo rodeando su cintura y atraiéndola hacia mi, caminando muy pegados.

-Sabes que no escaparás de mi y es mejor que empecemos lo antes posible con todo esto.- Concluí con la seguridad en mis palabras y el semblante sombrío, pues le que deseaba dar a entender era que tanto ella como yo luchábamos por el mismo puesto. Controlar la situación sin que se nos vaya de las manos.

- No se qué es lo que quereis empezar que corra tanta prisa. Es de noche y yo humana a pesar de tener un don. No pienso seguir vuestras costumbres nocturnas y, a propósito; no hace falta que simuleis que tenéis un gran interés en ayudarme cuando se que no es así. Solo os interesa lo que podais sacar de todo esto ¿O me equivoco?.

Aquellas palabras hicieron que soltara una sonora carcajada, pues ella tenía razón, yo buscaba ayudarla por el más puro placer de entender sus poderes y tal vez aprender de ella, pero el hecho de que todo esté ligado a la noche no le agrada a ella y a mi me dejaba confuso, pues era de entender que el día y yo no nos llevábamos muy bien.

-Sé que vuestro más aférrimo deseo en este momento es verme muerto...- reí levemente para dar a entender el sarcasmo en mis palabras. -Pero si quiere llegar a controlar a la perfección vuestros instintos asesinos, tendrá que adecuarse a los horarios nocturnos, pues el astro rey llamado Sol y yo no es que nos llevemos a la perfección...- concluí soltándola bruscamente y metiendo de nuevo mi mano en el bolsillo. Pues la amabilidad no estaba hecha para mi, y menos con aquella bruja, la cual empezaba a odiar mis actos y palabras conforme pasaban los minutos.

Una idea se le pasaba por la cabeza, "un trato con el diablo" , eso era yo para ella, el mismísimo diablo. Reí para mi mismo y seguí caminando, pues la comparación no era del todo mala, yo estaba condenado y ella acababa de intercambiar los lazos de lo bueno a lo malo, ¡sí!, yo era el malo...
Giré el rostro aún con una sutil sonrisa irónica y esperé algún gruñido por parte de la mujer y por tonto que pareciera, empezaban a gustarme sus gruñidos y el ladrido de sus palabras, llenas de resentimientos y un sentimiento parecido al odio. ¡Ah, cuanto amaba sentirme odiado!, y era verdad, el amor no estaba hecho a mi medida, por tanto nunca será para mi. En cambio el resentimiento, la ironía, el placer, el odio y la venganza se llevaban muy bien con este maldito vampiro, ser en el que estoy convertido.