Old clothes {Reservado}

El sol caminaba lentamente hacia el poniente y sus rayos amarillentos iluminaban algunas nubes que en el horizonte tomaban una coloración rosácea. Unos pasos lentos y despreocupados, serenos como era costumbre de aquella persona que avanzaba hacia el este iban dejando marcas de sus huellas sobre la tierra. Las pupilas verdes de la jóven de cabellos dorados se posaron sobre su cercano destino, las carpas de los gitanos que se alzaban a no mas de unas cuantas yardas, una sonrisa juguetona se dibujó en los labios rosáceos de la jóven.

Apenas unos pasos más la chica comenzó a apresurar el paso para ir directamente hacia su destino, la carpa donde la vieja costurera confeccionaba las prendas que aquella muchacha necesitaba, no se trataba de prendas costosas como vestidos de seda, las prendas favoritas de la rubia se reducían a un par de velos y caderillas llenas de monedas doradas, accesorios de su pasión mas fuerte, el baile, y no cualquier baile, se trataba de un arte, el bellydance, donde el combinar los movimientos bruscos de la cadera con una sensualidad innata era una cualidad que pocas mujeres llegaban a poseer.

"Querida Amber, pasa mi niña, tengo aquí mismo tu pedido"

.-Madame! se lo agradezco-. dijo Amber ampliando su sonrisa mientras se situaba al lado de la mujer que le enseñaba las dos caderillas y los velos. Pasó lentamente sus finos y larguiruchos dedos sobre la tela semi-transparente, luego decidió tomar una de las tintneantes caderillas haciendo relucir las pequeñas monedas por doquier. .-Le prometo venir y aprender a hacerlas cuando logre juntar mas monedas-. comentó la rubia. La anciana sonrió y rodó los ojos como respuesta, sabía muy bien que Amber decía eso para dar las gracias, y que, si bien la chica podría aprender muy bien el arte de hacer ropa árabe, no contaba con el suficiente tiempo para ser constante en ello. .-Son bellísimos, me presentaré en unos días por aquí, así que nos veremos pronto, muchas gracias, ahora debo irme-. dijo Amber apresurada recogiendo sus prendas nuevas para meterlas a un bolso de puel que llevaba. Habiendo hecho esto, depositó un beso en la arrugada mejilla de aquella anciana y salió de la carpa rápidamente, sin embargo, se detuvo unos pasos mas allá, tenía que volver a casa a ver a su padre y probablemente a hacer la cena, su tía había cocinado toda la semana y aunque a ella no le molestaba hacerlo, Amber odiaba dejarle todo el trabajo, pero por otro lado, le gustaba estar afuera, tal vez para apaciguar la tristeza que sentía cada vez que volvía a las silenciosas paredes de la finca.

Un suspiro se escapó de la boca de la muchacha, que, sin darse cuenta, iba caminando por entre las otras carpas y carruajes gitanos dejando atrás el camino de regreso a casa.

En el lugar ocurrían mil cosas, a Amber realmente le agradaba la manera en que los gitanos se unían, si bien eran un grupo que celosamente aceptaba a más dentro de ellos.... eran amables con quienes conocían, y , estaba agradecida porque, con ella, se habían portado de lo mejor, al menos a los pocos que había llegado a conocer. Unos pasos mas adelante la muchacha se detuvo observando cómo una señora tomaba una bandeja y la metía a un extraño ¿horno? dejando que el aroma de alguna deliciosa cena empezara a escapar. El estómago de la muchacha hizo un poco de ruido, no recordaba a qué hora había sido la última vez que había probado bocado, ignoraba cuanto tiempo llevaba fuera de casa, pero lo cierto era que si se demoraba mucho, la noche iba a alcanzarla.

.-¿Tengo que volver realmente?-. se dijo a si misma en voz baja dejando que sus palabras acariciaran su mente, poniendo en discusión a ambas partes, aquella que le decía que no, aquella en la que sus deseos predominaban por entre sus deberes, y aquella otra que venía a arruinarle el momento, la que decía que definitivamente tenía que dar vuelta enseguida y volver a la finca aún sabiendo que la estancia ahí era poco prometedora.
Un suspiro se apoderó de ella, sin embargo sigui´caminando inconscientemente y a lo lejos volvió a divisar otra escena, un chico rodeado de niños, cargaba con un bebe mientras atendía a cinco o seis más, resultaba de lo mas conmovedor ver aquello, a la muchacha se le escapó una sonrisa de sus labios, le gustaban los niños, pero nunca había tenido una convivencia cercana con ellos, a excepcion de la casa en la que había estado trabajando años atrás, a la chica siempre le había hecho ilusión tener uno propio, pero claro, para ello se necesitaba de estar con alguien y para ello se necesitaba un alguien y para ello se necesitaba no estar tan ocupada.... Conclusión: tal vez ella no llegara a saber qué se sentía ser .. madre y mucho menos aún ser amada por alguien.

Meneó la cabeza despejando su mente de todo pensamiento y siguió andando acompañada con el viento que rozaba todo su ser y le revolvía los cabellos dorados, explorando cada rincón de las carpas y reparando en detalles como los colores, utensilios, vestimenta, costumbres, aquello parecía ser una civilización muy aparte de la ciudad, como si los gitanos estuviesen aislados viviendo su propia y libre vida. ¡Qué hermoso debía ser!

"Vamos cariño, es tarde y debes ir a dormir, anda ve y dale las buenas noches a tu padre" escuchó mas allá y se giro para mirar a una muchacha tal vez poco mas grande que ella que llevaba de la mano consigo a una pequeña niña de cabellos negros, las palabras de aquella mujer resonaron en su mente "ve y dale las buenas noches a tu padre...", atravesándola como un flechazo. ¿Cuánto tiempo más se había demorado? Miro al cielo y confirmo sus sospechas, sí, mucho tiempo más del debido. .-Ahora tendrás que correr a casa chica lista-. se reprendió a si misma rodando los ojos.y caminando rápidamente de regreso a la salida, con el viento ahora en su contra, como si tratase de detenerla, de impedir que se alejara de aquel lugar que tanto agradaba.

De pronto y sin saber como, algo interrumpió su camino haciendola chocar estrepitosamente, afortunadamente no había caido al piso gracias a unas manos que la habían sujetado con firmeza. "Lo lamento" dijo aquel muchacho que la había salvado de una buena caida y entonces reparó en cuál había sido la causa de su choque, el muchacho la miraba con aire preocupado examinandola completamente, Amber no pudo evitar sonreir y lanzar una pequeña carcajada ante aquel acto, pero de inmediato se compuso sintiendose una tonta, ¿Por qué había reaccionado de aquella manera? ¿era acaso una risa histérica? Rodo los ojos y respiro tranquilamente.

.-No, no te....-. Amber se quedo mirando al chico y entonces descubrió que era el mismo que rato atrás había estado con todos los niños a su alrededor y con el bebé en brazos. .-tu eres el que cuidaba a los niños... ¿Huyeron?-. preguntó mirando a su alrededor, todo estaba solo.

Al recorrer con la mirada todo a su alrededor descubrió también que la mayoría de las casas comenzaban a apagar sus lámparas ¿Sería tan tarde? seguramente sí, un instante después, la chica volvió a posar sus ojos en el chico que tenía enfrente, y de inmediato bajó la mirada sintiéndose algo apenada por el comentario que le había hecho aquel muchacho.

.-Siento si no me he dado a entender milord, no he hecho el comentario con ese fin, no creo que nadie huya cuando se le consiente tanto con dulces y arrullos tan plácidos..... me gustan los niños, creo que eres bueno con ellos-. comentó para reparar lo antes dicho y le sonrió de lado. Las ropas que traía amber estaban bien cuidadas, al parecer el muchacho no se había percatado del momento en que ella había llegado al campamento de los gitanos, amplió un poco más su sonrisa y levantó la mirada. .-Te agradezco, pero he ido con la anciana desde muchas horas atrás, esta es mi ropa nueva, la usaré en una presentación mañana, danza árabe-. dijo desdoblando delicadamente los velos de matices violetas y azulados y alzando el caderín tintineante con las miles de monedas pegadas en toda su área.

Con un ligero movimiento de manos volvió a replegar las prendas poniendo encima el caderín. .-He estado aquí tanto tiempo que se me pasó la hora de volver a casa, probablemente ya no alcanzare a hacer la cena-. dijo sin percatarse de que estaba poniendo sus excusas ante aquel desconocido que probablemente no tuviera el mínimo interés en saber de su vida. La chica rodó los ojos y reparó en el ofrecimiento del jóven, no le gustaba estar pidiendo ayuda a nadie, sin embargo, el camino no era lo mas apropiado a aquellas horas, la compañía no le iba a sentar mal.

Se mordió el labio inferior desviando la mirada. .-Lo agradezco mucho, no quisiera causar molestias, yo me llamo Amber, Amber Le Vaillant, y.... sí, acepto el ofrecimiento-. afirmó mientras cambiaba el peso de una pierna a otra algo incomoda.

Con una media sonrisa, Amber emprendió entonces el camino junto a aquel jóven que apenas conocía, Lionel D´Maine, nunca había escuchado un apellido parecido así que supuso que debía ser forastero y que probablemente se hubiese incorporado apenas al grupo gitano, suposiciones.... todo tenían que ser suposiciones puesto que a ella no se le daba mucho la conversación, nunca tenía a nadie con quien conversar en casa, y en su trabajo de lo único que conversaba era de cuántas órdenes de que cosa pedía el cliente y en qué mesa había que ir a recoger platos, no era una plática muy interesante, pero eso era lo que ella hacía a diario, cuando no estaba tranajando en alguna casa donde se limitaba a cuidar o acompañar a alguna hija de algun personaje importante, a mirar como tejía en sus ratos libres o decir si tal o cual color de vestido le quedaba mejor.


Una vez más, Amber cayo en la cuenta de lo tediosa que era en realidad su vida cotidiana, y que, si no fuese por el baile, no tendría cosa mas interesante que hacer, por cierto, el baile no implicaba conversación de ningún tipo, simplemente aplausos al finalzar la función y listo. Un silencio sepulcral de varios minutos inundó el camino, siendo el único ruido el pasar del viento por entre las hojas de los árboles y las pisadas lentas del chico y de la chica. Amber había acabado por acostumbrarse al silencio durante toda su vida, sin embargo, era algo tedioso no tener que decir cuando se estaba acompañada, claro, tampoco es que ella tuviese compañía todos los días, tal vez fuese eso, en realidad no sabía sacar temas de conversación porque nunca conversaba ampliamente con nadie, a menos que la interrogasen, y eso tampoco era cotidiano. "Maldición" se dijo a si misma apartandose un mechón rubio de la cara mientras seguía caminando.

Involuntariamente de pronto, comenzó a juguetear con la punta de sus dedos las monedas del caderín que llevaba envuelto en el saco con el velo también. Las monedas chocaban entre sí haciendo un sigiloso pero armónico sonido, como si ellas tuviesen mejores cosasd de las cuales hablar unas con otras que ella misma..... como si le reprochase el no poder llenar un pequeño silencio con una vana plática. Los pasos de la muchacha siguieron acoplándose a los de Lionel, ella acostumbraba a caminar sumamente de prisa aunque no estuviese llegando tarde, pero se dijo que también intentar modificar algunas cosas le vendría un poco bien, siempre había algo nuevo que aprender de las personas.

Amber iba caminando casi sin darse cuenta de lo que hacía, el silencio se prolognó hasta que el caballero que le acompañaba preguntó si algún día podría verle bailar, bailar, bailar, bailar, esa palabra resonó varias veces en su mente y la hizo sonreír, era de las pocas cosas que lograban sacarle una sonrisa así sin más, y en su vida no había muchas cosas felices, pero las que tenía las trataba de disfrutar.

.-Porsupuesto, mañana por la tarde justamente tengo una presentación en el circo gitano, probablemente me podrás ver, no creo que haya demasiada gente, y si es así siempre trato de tomar un lugar visible para todos-. soltó sonrojandose luego un poco ante el comentario con temor de que hubiese sonado algo "atrevido" luego bajó la vista y carraspeo un poco.

Cuando el chico cambió el tema agradeció aquello. .-Oh no, ammm, mi tía seguramente ya se encargó de eso -. la conciencia le volvió a remorder, no le gustaba dejarle todo el trabajo a ella, al menos esperaba llegar al tiempo para llevarle ella misma la cena a s padre y comenzar a lidiar con lo de siempre, hacer que su padre probara al menos un bocado.

.-Bueno, ¿tú... qué haces? me dio un poco de curiosidad el verte cuidando niños-. preguntó la rubia para cambiar el tema de su vida a la vida de él, y también para intentar tener algo llamado ¿Conversación?

.-Ohm, no se, creo que la gente curiosa que va a visitar las carpas de los gitanos es quien se topa conmigo, pero... no, en realidad no me interesa mucho eso, sino hacer lo que yo quiero y listo-. comentó con una voz suave que parecía acariciar el viento como una pluma. .-Siempre he querido poder actuar en un teatro o algo así, no se, bueno eso es otra cosa-. sacudió la cabeza, su mente se había llenado con imágenes imposibles, ella sobre un escenario bailando o actuando, sería realmente maravilloso aquello, arte, esa palabra tan bella que siempre le había acompañado... sonrió a medias y siguió caminando pacientemente mientras escuchaba lo que el muchacho le decía.

.-Entiendo, me parece que es un buen trabajo, los niños son maravillosos, tienen un aura llena de felicidad, viven sin preocuparse qué pase, y bueno... esas cosas-. se cortó a si misma, no era muy afecta a conversar demasiado, pero aquel hombre le había sacado las palabras así sin más, era curioso, pero se sentía en confianza con él, aún así, no iba a excederse por sentir una u otra cosa.

Justamente cuando iba pensando en ello, sintió un cálido tacto en su cintura, lo cual hizo que un pequeño escalofrío le pasara por la espalda ¿Qué hacía? consternada, la rubia miró hacia donde él leindicaba y se quedó quieta, un grupo de hombres en mal estado caminaba por ahí, lo que faltaba, respiro hondo y trató de no hacer ruido, sujetó con ambos brazos el bulto de ropa para que el caderín no hiciera ruido, y esperó.

Apenas unos momentos después aquellos hombres habían pasado y ella optó por caminar de nuevo escapando al contacto que tenía con Lionel, el cual comenzaba a ponerle algo nerviosa, cosa que supo discimular con movimientos gráciles. .-No se cómo pueden andar así-. comentó retomando el camino sin mirar hacia atrás.